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El Prado
Paseo
El Prado
El Prado, 1950 (Arch. J.C.)
GOBIERNO AUTÓNOMO MUNICIPAL
DE LA PAZ
Breve historia
En 1817 el teniente coronel de infantería Juan Sánchez Lima, gobernador de Nuestra Señora de La Paz,
quiso formar una gran vía en los límites de la ciudad (la cual apenas llegaba hasta la actual plaza
Venezuela). Este camino debía atravesar diagonalmente el valle de Sopocachi, que se encontraba
rodeado de chacarismos (campos de cultivo) pertenecientes a españoles, criollos e indígenas, y llegar
hasta la pequeña capilla de la Concepción del Montículo. De esta manera, encomendó la obra al
ingeniero Francisco San Cristóbal, quien delineó, trazó e hizo terraplenar un estrecho camino llamado
“Campo de Carreras”, logrando alcanzar tan solo una extensión de 542 metros de largo por 36 metros
de ancho (lugar donde se encuentra la actual avenida 16 de Julio).
Para embellecer el sector, Sánchez mandó traer una variedad de árboles desde las haciendas que se
encontraban en los valles de Río Abajo, siendo éstos plantados a lo largo de la vía ancha. Por la
implantación arbórea, el sector quedó dividido en cinco vías, siendo la central la más espaciosa,
destinada para recorridos a pie, y las de sus extremos, para el paso de carrozas y jinetes. También se
desmontó la primera fuente de berenguela que se había construido en la ciudad, la cual se encontraba
en la plaza Mayor (actual plaza Murillo), a fin de ser emplazada en el recorrido central.
Muy pronto el sector adoptó una imagen de sosiego y grato reposo, lleno de sauces coposos de enormes
ramas, manzanos que producían frutos al alcance de la mano, guindos con sabrosos frutos rojos,
eucaliptos que purifican el aire, arrayanes y rosas silvestres, verdes y floridas por el riego constante
de una acequia (canal) bien distribuida en su entorno. Por varios años mantuvo un aspecto de
tranquilidad, incitando a parejas y familias enteras a dar largos y agradables paseos. A este paseo
romántico y recreacional, poblado de árboles, los paceños le dieron el nombre de Alameda.
En 1828 el intendente Manuel Vicente Martínez Monje Ortega hizo instalar al fondo de la Alameda los
portales del claustro de San Agustín y algunas banquetas de piedra labrada, para el descanso de los
transeúntes, que eran conocidas con el nombre de “poyos”. En la parte superior del portal principal
se leía la siguiente inscripción: “Por la Policía – 1828”, y en su parte inferior estaban decorados con
paisajes pintados. El paseo fue finalmente cerrado en 1891, cuando al inicio se construyeron tres
portales de piedra con puertas de fierro, que al ser cerradas con llave a la caída de la tarde, impedían
el ingreso, y los que quedaban dentro tenían que hacer prodigios para salir y lo hacían generalmente
por la calle San Pedro (actual calle Colombia), trepando por el interior de una casa. La primera que allí
se construyó fue la casa de Rafael Ballivián, adquirida poco después por Manuel Vicente; a uno y otro
los consideraron locos por vivir tan lejos, ya que en ese sector solamente habían chacarismos.
La primera fuente de la ciudad (Arch. J.C.) Portal al final de la Alameda (Arch. J.C.) Portal al inicio de la Alameda (Arch. J.C.)
Colegio Don Bosco (Arch. R.P.) "El Laguito" (Arch. R.P.) Aristocracia paceña (Arch. J.C.)
En 1897 la fuente del centro del paseo, de gran significación histórica, siendo de origen colonial, fue
desmantelada y con sus restos se construyó, dos años después, el primer cuerpo de la escalera principal
del Palacio de Gobierno. En su lugar se erigió un estanque de forma oval nombrado “el Laguito”, al que
se rodeó de una verja de fierro y se trajo una variedad de aves de los alrededores del lago Titicaca.
También se estableció a lo largo de la Alameda un jardín zoológico, que contaba con un avestruz, una
pareja de pavos reales, monos y loros, que paseaban libremente, y un jaguar enjaulado, que se exhibía
al final del recorrido. A este lugar concurrían los caballeros luciendo extravagantes bigotes, vistiendo
elegantes sombreros de felpa, larga leva y bastón. Las damas lucían delicados vestidos al corte de la
moda, levantando graciosamente el contorno de éstos para evitar el polvo. Sobre sus anchos sombreros
adornaban coloridas plumas y, muchas veces, llevaban bajo el brazo una pequeña y delicada sombrilla.
En las vías laterales daban vueltas interminables jinetes y coches cargados de elegantes personajes.
La Alameda marcaba la diversión de la aristocracia paceña y su expansión dominical después de la
salida de misa y finalizado el almuerzo hasta las siete de la noche, hora en que los mecheros a gas se
encendían y las grandes puertas de fierro de la entrada al paseo comenzaban a cerrarse.
En la Alameda comenzaba la entrada del Carnaval, las comparsas se reunían en este lugar para arrojarse
cartuchos de harina en medio de una gran asistencia popular. Una inmensa cabalgata partía del paseo
y recorría las calles de las Recogidas, que después se llamó del Recreo (desaparecida por la apertura
de la avenida Mariscal Santa Cruz), y Cochabambinas (actual calle Cochabamba) por la que se llegaba
a San Francisco, continuando por Apumalla (antigua calle Lanza, hoy desaparecida por la construcción
del moderno mercado que lleva su nombre), subía por la calle Ancha (actual calle Evaristo Valle), de
donde regresaba para conectarse con la calle Comercio, finalizando en la plaza Mayor (actual plaza
Murillo). El lunes y martes se desarrollaba el juego con harina, casarones y agua.
En 1909 el aspecto del paseo fue completamente
cambiado, a partir de entonces fue conocido con el
nombre de Prado, y la vía en la cual se encuentra
pasó a llamarse avenida 16 de Julio. Con motivo de
las celebraciones del Primer Centenario de la
Revolución del 16 de Julio de 1809, todos los árboles
fueron derribados, los animales, las esculturas, las
acequias, los portales y el lago del centro
desaparecieron, dando al paseo una apariencia de
desolación y vacio. El 16 de julio del mismo año, el
servicio de Tranvías de La Paz (TLP) fue inaugurado
con ocho vagones similares a los usados por los
Ferrocarriles Bolivianos. En el lado oeste del Prado,
se situaron rieles para el desplazamiento de los
vagones, los cuales se conectaban con otros similares
en la intersección de la avenida Villazón y la calle
Loayza (los tranvías transitaban en ambas direcciones
solamente sobre un riel). Si bien el paseo mantenía
un aspecto desolado, en su entorno se comenzaron
a construir edificios nuevos y, años más tarde,
surgieron hermosos chalets (viviendas unifamiliares).
Actualmente la avenida 16 de Julio y el Prado (que forma parte indisoluble de esta vía), al igual que
la plaza Murillo, se han convertido en lugar de citas bulliciosas para la protesta o el júbilo, para demostrar
pesar o alegría. Por esta vía y su paseo han transcurrido un incontable número de marchas y protestas,
en contra de gobiernos corruptos o en busca de beneficios sociales. Un paseo donde los políticos
concurren en días de fiestas y previos a las elecciones para hacerse notar o hacer campaña. Es también
el romántico paseo de los enamorados y de varios personajes que, día tras día, concurren a este lugar
para dirigirse a otros puntos de la ciudad. Un paseo donde el Gobierno Municipal ha generado un
espacio de recreación y encuentro que promueve la diversidad cultural y el diálogo intercultural,
llamado Ferias Dominicales de las Culturas. Un lugar que al iniciarse el año 2000 reunía a más de 600
personas; concurriendo en la actualidad, cada domingo entre los meses de marzo y octubre, alrededor
de 10.000 personas.
Busto en homenaje a José Ballivián (Arch. J.C.) Fuente de Neptuno (Arch. J.C.) Monolito Bennett (Arch. J.C.)
conmemorativo a los Colorados de Bolivia, el
cual tenía la efigie de un soldado de pobre
apariencia, que al poco tiempo se retiró, para
emplazarse en su lugar, en 1939, el Monolito
Bennett, el cual también fue retirado en la
década de 1940. Actualmente el paseo y su
entorno alberga las esculturas monumentales
erigidas en homenaje a Simón Bolívar (1783-
1830), Libertador de América y primer
Presidente de Bolivia, Antonio José de Sucre
(1785-1830), Libertador de América y segundo
Presidente de Bolivia, Cristóforo Colombo o Busto en homenaje al
Cristóbal Colón (1440-1506), descubridor de mariscal Sucre (Arch. J.C.)
América; las esculturas ornamentales, fuentes
de la Madre Patria y de la Juventud, y los Gallos,
siendo su regente custodio el Gobierno
Municipal.
Gallos
Conjunto escultórico replicado, conformado por dos
figuras ornamentales de bulto redondo, de tipo
cuerpo entero, en posiciones erguidas. Tienen una
altura y un peso aproximado de 70 cm con 120 kgs.
Obras del escultor H. Enríquez, realizadas a base de
bronce fundido en 1978.
Conclusión
La avenida 16 de Julio y el paseo del Prado, al cual alberga, evocan el recuerdo del
primer paseo en construirse en la ciudad, forman parte de una gran e importante arteria
central, lucen parte trascendental del patrimonio escultórico público paceño y forman
parte relevante de los sitios históricos y patrimoniales de La Paz. Sobre este paseo y
sus alrededores transitan y transitaron miles de personas, para distribuirse a diferentes
puntos de la ciudad o concurriendo a marchas de protestas y/o a encuentros en ocasiones
de júbilo. Un espacio público en donde, por su ubicación y tradición, el Gobierno
Municipal ha generado las Ferias Dominicales de las Culturas, un lugar recreacional que
reúne alrededor de 10.000 personas. Para finalizar, hacemos cita de las palabras del
célebre escritor Antonio Paredes Candia (Q.E.P.D.), que queremos transmitirlas: “No
hay paceño que no conozca y no haya recorrido el Prado”.