La medicina de los bosques
En la película Interstellar de Christopher Nolan (2014), durante el largo viaje entre las estrellas, buscando nuevos mundos para salvar a la humanidad, vemos que estar encerrado en una astronave puede alterar la psique de una persona.
Hay una escena donde el capitán Cooper está caminando en silencio, muy serenamente, mientras escucha algo. Pasa al lado de su compañero Romilly, que está sentado y deprimido en un rincón de la nave y le explica que no puede aguantar más aquel encierro.
Cooper intenta tranquilizarlo con unas pocas palabras, y luego le pasa sus auriculares. Es en este momento cuando oímos qué está escuchando «la banda sonora de la tierra», compuesta por cigarras, lluvia, viento, truenos…
Romilly se pone los auriculares con expresión desconfiada, pero cuando oye qué «música» se está reproduciendo, su rostro se relaja y reencuentra su esperanza y confianza en la misión.
Nuestra relación con la naturaleza siempre ha sido así de elemental y, aunque reconocemos que nuestra supervivencia depende de ella, vivimos en ciudades encerrados entre cuatro muros sin reconectar con nuestro verdadero hogar.
“TODO EL MUNDO NECESITA LA BELLEZA TANTO COMO EL PAN, LUGARES PARA JUGAR Y MEDITAR DONDE LA NATURALEZA CURA Y DA FUERZA AL CUERPO Y AL ALMA.” JOHN MUIR
Palidez urbana
Que es vital regresar a la naturaleza para cargar las pilas, desconectando de la estresante vida urbana, no es ninguna novedad.
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