EL VUELO DE LAS BRUJAS
Durante la Edad Media se creía que las brujas poseían el don de la clarividencia, matar a distancia, transformarse en animales, tornarse invisibles y, sobre todo, volar. Así lo expresa el divulgador científico Kevin Hartnett: “De todos los trucos de una bruja, volar es el más difícil de lograr. Sin embargo, durante siglos, las brujas lo hicieron divinamente utilizando una mezcla especial conocida como ‘ungüento volador’. Se lo aplicaban en la piel y luego aseguraban haber volado a través del cielo nocturno a lugares distantes”.
¿De verdad volaban? Parece que sí, al menos así se recoge en el folklore europeo, sumamente rico en historias de brujas montadas en escobas que visitaban aquelarres (ver recuadro). Tal estereotipo de la bruja popular, junto con un humeante caldero repleto de brebajes venenosos, viene a confirmar el gran conocimiento de botánica, medicina y micología que las brujas poseían. Tal saber les permitía elaborar unel güentos y pócimas para acceder a estados alterados de consciencia y así poder “volar” y profetizar.
EXPERIMENTOS MODERNOS
En dichos preparados figuraban plantas con un elevado contenido lo describe detalladamente en ) y recogido en libros de magia a los que muy pocos tenían acceso, quedó en parte sepultado en la Edad Media por la persecución a la que fueron sometidas las brujas. Sus vuelos se achacaban, sobre todo, a posesiones diabólicas, pero todo apunta a que no eran los demonios los responsables de sus vuelos. , explica el escritor , en (, 2017), al referirse a las brujas medievales de las islas británicas.
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