LOS ROSACRUCES QUE CAMBIARON LA HISTORIA
En el año 1614, en Alemania, un texto comienza a circular entre la población sin que se sepa a ciencia cierta su procedencia. Su nombre: Fama Fraternitatis. Su objetivo: desvelar al mundo la existencia de una fraternidad denominada la Orden de los Rosacruces. Este hecho conmocionó a la población alemana, pero… ¿quiénes eran los rosacruces? ¿Qué secretos escondía esta fraternidad? Pese a la gran multitud de incógnitas, las respuestas no llegaron inmediatamente. No fue hasta dos años después cuando la difusión de otros dos textos aportó ciertas respuestas entre tanta confusión. Estos manuscritos, denominados Confessio Fraternitatis y Bodas Químicas, de Christian Rosenkreutz, arrojaron algo de luz entre tanta oscuridad, pero, sobre todo, desvelaron algo esencial: el nombre de su enigmático fundador.
Christian Rosenkreutz (1378-1484) era un noble alemán cuya vida está plagada de mitos. En Bodas Químicas se narra a la perfección su viaje iniciático por la India, Persia y Arabia, donde alcanzó ciertos conocimientos esotéricos y accedió a obras como la Kábala y el Zohar. Sin embargo, cuando regresó a Europa, se tuvo que enfrentar a un hecho con el que no contaba: el rechazo generalizado hacia los conocimientos que había adquirido. Por eso fundó –si hemos de creer el mito– La Casa del Espíritu Santo, organización secreta para transmitir sus saberes solo a un grupo de iniciados.
FAMA FRATERNITATIS
EN ESTE TEXTO, DIFUNDIDO EN 1614, POR PRIMERA VEZ SE MENCIONA A LA ORDEN ROSACRUZ CON LA INTENCIÓN DE SUMAR ADEPTOS.
Se dice que el noble alemán predijo su propia muerte a la edad de 106 años, asegurando también que, tras la misma, su tumba no sería descubierta hasta 120 años después, para ser posteriormente
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