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Filosofia de la Ciencia
Filosofia de la Ciencia
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Filosofia de la Ciencia

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About this ebook

Centramos nuestra atención en los esfuerzos para distinguir entre Conocimiento Puro y Empírico, los Juicios Analíticos y los Juicios Sintéticos, así como los juicios sintéticos "a priori". Abordamos el problema general de la razón pura, el conocimiento en Berkeley, la epistemología, el lenguaje en Foucault y la cuestión del realismo. Racionalidad y Método Científico, interpretación de las teorías, la inconmensurabilidad de Thomas Kuhn y el relativismo y pluralismo epistemológico de León Olivé. En fin, todos los esfuerzos epistemológicos, fenomenológicos, gnoseológicos, existencialistas, materialistas, cartesianos y científicos. Hasta los tiempos actuales y su especulación científica.

LanguageEspañol
Release dateOct 14, 2013
ISBN9781301466832
Filosofia de la Ciencia
Author

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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    Filosofia de la Ciencia - Adolfo Sagastume

    El título de esta obra puede escribirse de muchas maneras: Eterna búsqueda del Saber; la filosofía, la ciencia y Conceptos Epistemológicos, etc. Sin embargo nosotros hemos decidido que llevara un nombre más universal y conciliador, por el hecho, que es la fortaleza de la misma, de tratar una amplia variedad de propuestas surgidas de las mentes más brillantes de nuestra ciencia madre, la filosofía.

    Básicamente nos hemos enfocado a la síntesis conceptual de nuestros autores para procurar una interpretación sana del tema y poder así avanzar en nuestro planteamiento que finalmente concluye en que el conocimiento tiene todas las posibilidades de desarrollo si se le coloca en condiciones asimilables y reflexivas.

    Hemos sobrepasado el territorialismo y el epocalismo que sistematizan sus conceptos en círculos estrechos de interpretación, con el único afán de alcanzar la universalidad de los mismos para el bien del ejercicio racional de todas las épocas. Así veremos desfilar desde los presocráticos, los idealistas, racionalistas, empiristas, cientificistas hasta los modernistas y postmodernistas que son quienes, por estar más cerca de nosotros, le han dado mayor sentido al devenir de las ideas.

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    Animismo, Magia y Omnipotencia de las Ideas

    I.- Animismo:

    Según E. B. Tylor, pueden hacerse tres diferencias del animismo:

    En sentido estricto: Como teoría de las representaciones del alma.

    En sentido amplio: Como teoría de los seres espirituales en general.

    Como teoría de la vivificación de la naturaleza inanimada y que tiene enlaces con el animalismo y el manismo.

    El animismo puede definirse como la interpretación de la forma singular en que los pueblos primitivos concebían el mundo y la naturaleza; poblaron el mundo de infinito número de seres espirituales, benéficos o maléficos y les atribuyeron el origen de las causas naturales.

    Los primitivos creían en una dualidad humana, es decir, en el cuerpo y el alma. Suponían que las almas de los hombres podían abandonar sus cuerpos y pasar, transmigrar, a otros hombres en entera libertad espiritual, sin ataduras del cuerpo, por su misma naturaleza espiritual. Y lo mismo era atribuible a los animales y a las plantas.

    Los estudiosos de la psicología primitiva, suponen que el animismo partió de las observaciones que los primitivos hicieron sobre la muerte. Esta les hacia pensar que la vida continuaba en otro mundo en forma espiritual; para ellos, lo normal era la persistencia de la vida después de la muerte; la muerte definitiva no era aceptada.

    El hombre primitivo, en su estado natural de ser, pensaba que los espíritus de los hombres (ya fallecidos) eran la causa de los fenómenos naturales. Por ello siempre buscaba la forma de tener cierto contacto y beneplácito con ellos.

    Por otra parte, estudiar el animismo es otra cosa. Una cosa es el animismo como fenómeno mítico y otra como sistema intelectual de estudio y análisis. En este último caso, el científico concibe el mundo como una totalidad fenoménica, pasando por tres etapas o concepciones del universo: la concepción animista (mitológica), la religiosa y la científica.

    En este sentido, se dice que el animismo refleja la psicología de los pueblos primitivos con una lógica completa por la variedad de elementos que lo integran: por su elemento supersticioso, por elementos lingüísticos, por el embrollo de sus creencias y por las posibilidades de interpretación filosófica que representan. Así, el animismo, sin ser una religión, las origina todas, tanto por el elemento psíquico involucrado como por el mítico. Sin embargo, el estudio de estos elementos no ha sido aún suficiente.

    Para los psicoanalistas, el hombre primitivo no creó su sistema cósmico por curiosidad intelectual o por ansias de saber, del cual carecía, sino por necesidad práctica de conveniencia y sobre vivencia. Por ello, vemos que en el animismo hay elementos técnicos dirigidos no sólo a dominar la naturaleza (incluyendo los espíritus, animales y cosas), sino también a los hombres. Es así como surge el elemento mágico que funciona como la hechicería que intenta influir sobre los espíritus, pero también sobre la naturaleza y sus fenómenos.

    II.- Magia

    Por su parte, la magia, trata de someter los fenómenos de la naturaleza a la voluntad del hombre; protegerle de sus enemigos y de todo género de peligros y darle el poder de perjudicar a los que le son hostiles. Pero, el principio básico de la magia, según E. B. Tyler, bien puede agruparse en los siguientes bloques.

    -Magia Imitativa u Homeopática: Consiste en la analogía entre el acto realizado y el fenómeno cuya producción se desea. Si queremos que llueva, por ejemplo, debemos hacer algo que imite la lluvia o la recuerde. Esta magia nos muestra una fase de civilización más avanzada. Para lograr o alcanzar su fin, es costumbre desde la antigüedad hacer procesiones alrededor de los templos, junto a rogativas sacramentales a los santos que allí se veneran.

    Magia Analógica: Consiste en la sustitución de la parte por el todo. Es decir, que para perjudicar a un enemigo basta con procurarse partes corporales de la persona, uñas, cabellos, etc., para someterlos a manejos hostiles o vejatorios. Se cree que la posesión de estos objetos equivale al dominio de la persona de quien provienen, la cual experimenta todos los efectos del mal que se inflige a los mismos. Lo mismo sucede con el nombre de un individuo cualquiera, que constituye la parte esencial de la personalidad, por lo que el conocimiento del nombre de una persona o de un espíritu da cierto poder sobre ellos.

    Magia Contagiosa: Consiste en establecer una relación en el espacio, es decir, la contigüidad y su representación o su recuerdo. Este es considerado un método absurdo. Entre los actos más conocidos de magia contagiosa podemos mencionar el canibalismo que sostenía en la creencia de que comiendo la carne, el cuerpo, de un enemigo valiente se ingería, en su misma carne, esa cualidad u osadía. Lo mismo sucedía con una mujer embarazada que, para que su hijo no fuera contaminado con el miedo o la cobardía, evitaba comer ciertas carnes de animales que eran notoriamente relacionados con esa debilidad.

    III.- Omnipotencia de las Ideas:

    Para algunos estudiosos, sostener la imitación o asociación en la base de la magia no explica su realidad, sino solo el camino por ellos seguido. Sin embargo, bien podemos suponer que los motivos que impulsan el ejercicio de la magia son los deseos humanos; siempre que consideremos que el hombre primitivo tiene una desmesurada confianza en el poder de los deseos. Y, según parece, en el fondo, todo lo que intenta obtener por medios mágicos, debe suceder porque así lo quiere y porque es su deseo que así suceda.

    En el mismo sentido, el hombre primitivo encuentra que a su deseo esta enlazado el impulso motor y la voluntad al servicio del deseo, que siendo fuerte, le permite cambiar las condiciones del mundo y la usa para lograr la satisfacción por una especie de alucinación motora; en los niños sucede lo mismo en su etapa onírico sexual o confusión de la realidad con el simbolismo ensoñativo.

    Lo que realmente se da es una representación satisfactoria del deseo que se puede comparar con el juego de los niños, en donde se reemplaza la técnica puramente sensorial de la satisfacción que caracteriza a la magia.

    Este juego y representación, del niño y del hombre primitivo, es una secuela muy natural del exagerado valor que le atribuía al deseo, a la voluntad que de él depende y a los caminos acostumbrados. Con el tiempo, este impulso psíquico, desemboca en el acto mismo. Esos medios le revelaban al primitivo, en su mismo inicio y por primera vez, el exagerado valor que enlaza a sus actos psíquicos.

    Esto parece indicarnos que, fuera del acto mágico, impone la realización de lo deseado, por su misma analogía que guardan. Al principio, en su estado primitivo, el animismo no es detectado como fenómeno del pensamiento; eso sucede solamente cuando comienza a intervenir el elemento de la duda, que se genera por la represión del mismo deseo. Desembocando, incluso, en la falta de fe. Actitud esta que no es favorable para la invocación de los espíritus ni para ninguna de las formas de la magia.

    Finalmente, es de considerarse que, los estudios valorativos de la psiquis, y su voluntad de desear, provocan una sobre estimación de los procesos psíquicos y terminan por impedir la naturalidad de la magia y la omnipotencia primitiva de las ideas que reflejaban el mundo mágico del mencionado hombre primitivo.

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    Ciencia y Verdad

    Introducción

    En este trabajo se expone nuestro interés epistemológico por acercarnos al conocimiento no solo de las teorías que proponen, sostienen y propugnan verdades empíricas, hermenéuticas, así como científicas, sino también al concepto de verdad.

    El interés que se ha desplegado en los diferentes frentes, es decir, comunidades epistemológicas, por un conocimiento demostrado, sustentado en razones suficientes y basados en métodos aceptados por consenso no sólo en las mismas comunidades sino algunas en forma general, es el que nos mueve en esta búsqueda tan trillada, pero a la vez tan remota, de la verdad.

    Hemos analizado algunas propuestas, aunque no todas las que hubiéramos querido, por parecernos oportunas para este trabajo, sin embargo, las consideramos importantes para nuestro objetivo, el cual consiste en pensar que todas las teorías justificadas, y no importando el tiempo que se sustenten como tales, son partes de una verdad única y universal que subyace en todo el conocimiento generado y generable como esperando el momento de ser intuida.

    ¿Es la verdad una suma de pequeñas verdades?

    El afán de la filosofía, desde sus inicios, ha sido el de estudiar, analizar y sistematizar las leyes de la naturaleza, con el fin de ejercer sobre ella la fuerza del dominio que caracteriza al hombre por su mismo carácter distintivo y racional.

    En esta búsqueda, en donde la certeza debe ser indudable, el filósofo ha transitado por diferentes etapas evolutivas de su pensamiento, concibiendo ideas sorprendentes, razonamientos inesperados y sacando conclusiones que, además de atrevidas, no pueden sustraerse al calificativo de contradictorias.

    Sin embargo, en todos los niveles de razonamiento, y en todas las etapas históricas de la racionalidad, se ha sostenido que existe una verdad sustentable y sostenible en todas las circunstancias. Se supone una verdad esférica en su consistencia, que no tiene ningún punto débil. De esta forma se ha desarrollado un pugilismo teórico en todos los frentes epistemológicos: idealismo frente a racionalismo, naturalismo materialista frente al espiritualismo deísta, etc., además, del terreno de lo meramente empírico se ha saltado a lo abstracto y especulativo.

    En ese sentido, la ciencia, por su capacidad objetiva y, por qué no decirlo, utilitaria, se ha colocado en una posición de dominio frente a las posturas especulativas. La ciencia, por su metodicidad, exactitud y su razonamiento sustentable, se ha colocado en la privilegiada posición de soberana en la búsqueda de la verdad.

    Sin embargo, no todas las posiciones teóricas de la ciencia comulgan con los mismos derroteros, no hay forma de que así sea, por lo que bien vale la pena preguntarme: ¿cuál es el método científico más confiable para elaborar o descubrir la verdad? O por el contrario, ¿hay algún método con carácter de absoluto, que se mantenga infranqueable frente a los embates de todas las corrientes especulativas de la ciencia de todas las épocas?

    De principio, creo que no existe una verdad metódica, matriz, única, eterna, frente a todos los demás afanes de conocimiento, sino, por el contrario, todas las verdades son pedazos de la gran verdad universal que no tiene otra forma de expresarse más que ramificándose como cien mil arroyos.

    En este breve trabajo me propongo demostrar lo susodicho, basado en algunos datos tomados de las teorías de los filósofos estudiados en la materia de epistemología.

    Al analizar el afán epistemológico de la ciencia no nos vemos impulsados por la creencia de que ésta posea una racionalidad paradigmática por antonomasia, sino por su amplia riqueza de posiciones e intuiciones científicas. En ese sentido pensaba Kuhn, al sostener que la

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