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Estudios de fraseología y fraseografía del español actual
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Estudios de fraseología y fraseografía del español actual

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Estudios de fraseología y fraseografía del español actual, por Gerd Wotjak (ed.). Compilación de artículos que se centran en descripciones de unidades idiomáticas, acentuando problemas relacionados con su clasificación y representación fraseológica, sin descuidar colocaciones fijadas no-idiomáticas.
LanguageEspañol
Release dateJun 1, 2014
ISBN9783865278371
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    Estudios de fraseología y fraseografía del español actual - Iberoamericana Editorial Vervuert

    Leonor Ruiz Gurillo

    UNA CLASIFICACIÓN NO DISCRETA DE LAS UNIDADES FRASEOLÓGICAS DEL ESPAÑOL

    1. Introducción

    La fraseología constituye un campo difícil de estudiar y de aprehender para la mayor parte de los investigadores que se han referido a ella. Tal vez se deba a la complejidad de las unidades que la forman, puesto que no son ni lexemas ni sintagmas libres, sino sintagmas fijos con comportamiento de lexemas. A ello hay que añadir que no todas sus unidades responden a los mismos criterios; por ello, puede partirse de una concepción amplia de la fraseología que incluya refranes, rezos, adagios, dichos, frases proverbiales, locuciones, o de una concepción estrecha, que suponga que la fraseología estaría formada principalmente por unidades que no superen la estructura del sintagma, como las locuciones y algunas frases proverbiales¹.

    Si a estos inconvenientes se añade que habitualmente los rasgos a los que se acude para definir tales unidades se conciben como muestra de la irregularidad de estos complejos frente a los complejos libres, bien formados y sin anomalías, se tendrá un panorama bastante acertado de las dificultades que entraña analizar la categoría fraseológica. A nuestro juicio, estos indicios constituyen verdaderos exponentes de su constitución interna, por lo que puede defenderse que su supuesta irregularidad esconde, tal vez, verdaderos rasgos fraseológicos.

    En consecuencia, si en lugar de adoptar una concepción discreta se considera que la fraseología puede definirse porque sus unidades presentan varios rasgos, aunque no todas ellas responden a todos y cada uno de los mismos, y a su vez, se tratan las características mencionadas por los diferentes autores, a menudo desde la óptica de la irregularidad, como las verdaderas cualidades de la fraseología, podrá construirse un modelo que dé cuenta de su idiosincrasia.

    En este contexto, la división en centro y periferia permite una estructuración gradual. Sin embargo, no basta con considerar que las unidades fraseológicas (UF) son combinaciones caracterizadas por distintas propiedades, a veces no exclusivas, sino que habrá que determinar cuáles son esas propiedades y cómo influyen en las distintas combinaciones. Para conseguir este fin, resulta adecuado apoyarse en la versión estándar de la lingüística cognitiva², por medio de la cual se puede establecer, en primer lugar, un prototipo de unidad fraseológica (UF) y, en segundo lugar, el acercamiento o alejamiento al núcleo de otros complejos.

    2. Las propiedades y los rasgos del fenómeno fraseológico

    El objetivo de este apartado es invertir el punto de vista sustentado a menudo y considerar que las generalmente llamadas irregularidades de las UF suponen sus auténticas particularidades. Como matriz se emplean dos propiedades esenciales que definen el fenómeno fraseológico, las de fijación e idiomaticidad. Dichas propiedades, que se conciben como graduales, generan todo un conjunto de rasgos que contribuye a identificar una unidad como fraseológica. Por ejemplo, la aparición de rasgos sintácticos, como el de la no conmutabilidad de los componentes léxicos de la UF o la invariabilidad de sus componentes, pueden ayudar a determinar su grado de fijación. La falta de motivación o el carácter metafórico de ciertas expresiones contribuyen a su idiomaticidad. Así, ciertos rasgos colaboran en la fijación de las combinaciones, mientras que otros facilitan la idiomaticidad.

    En este sentido, la UF prototípica será aquella que presente determinadas propiedades en relación con otras unidades de la clase. En cualquier caso, se habrá de considerar la idiosincrasia de la UF: una locución verbal podrá o no admitir que su verbo aparezca en pasiva y, en consecuencia, reflejará un menor o mayor grado de fijación, pero la misma prueba será irrelevante para una locución adverbial. Salvada dicha condición, los miembros de esta categoría no discreta podrán manifestar ciertos rasgos, pero no otros.

    Seguidamente, se esquematizarán y clasificarán las propiedades y los rasgos con los que se ha intentado caracterizar a las UF en los diferentes estudios y trabajos. Se ha de tener en cuenta que se ha actuado desde diferentes posturas y con objetivos muy diversos, aunque la coincidencia en el recuento ha permitido la generalización. Por otra parte, es innegable que los rasgos a los que se aludirá suelen funcionar de forma conjunta en la práctica, lo que significa que se ha procedido a una separación a veces artificial. Además, la esquematización que se presenta conlleva a menudo una reducción de los matices, una simplificación. Considerando lo anterior, se procede a una diferenciación de los rasgos según varios niveles: fonético-fonológico, morfológico, sintáctico, léxico-semántico y pragmático³.

    2.1. Nivel fonético-fonológico

    Separación en la escritura de sus elementos⁴ (5), (21), (29), (59bis) (60), (87). Las UF suelen estar compuestas de varias unidades simples, algunas con independencia fuera de ese complejo, otras dependientes de él: tirar piedras contra su propio tejado, a pie juntillas.

    Reducción fonética (5), (10): fi. peut-être p’t-être, o posibles vacilaciones gráficas, que manifiestan los continuos cambios a los que se hallan sujetas (44), (63): en seguida enseguida.

    Rasgos fonéticos peculiares (72), (73), (106), como por ejemplo:

    – Aliteración: de rompe y rasga.

    – Rima consonante: a troche y moche.

    – Figura paronomástica: el oro y el moro.

    – Rima asonante: a tontas y a locas.

    – Disposición rítmica: ida y vuelta.

    – Gradación silábica: común y corriente.

    – Repetición de fonemas y/o de palabras: por arte de birlibirloque, paso a paso la vida se abre paso.

    – Fórmulas apofónicas: ni fu ni fa,

    etc.

    2.2. Nivel morfológico

    Presencia de palabras diacríticas (Zuluaga 1980: 18-19)o de anomalías estructurales (ill-formed, Weinreich 1966=1969: 68) con casos de concordancia irregular, orden sintáctico anómalo, etc. (5), (15), (21), (24), (29), (35), (37), (38), (42), (44), (53), (84), (88), (90), (95), (103), (104), (105), (106): a troche y moche, por fas o por nefas, salirse por la tangente; a la topa tolondro, a ojos vistas, de armas tomar.

    Relaciones con la derivación y composición (Bally 1909=1951): a partir de la estructura fr. de bon air surge un sustantivo débonnaireté. Este proceso certifica la consolidación de la locución como unidad. Por otra parte, el fenómeno de la composición aparece estrechamente relacionado con los procesos fraseológicos (10), (21), (22), (35), (36), (67), (64), (78), (88), (89), (95), (103), (106).

    2.3. Nivel sintáctico

    Fijación, entendida exclusivamente como complejidad y estabilidad de forma. Tiene carácter gradual, ya que determinadas expresiones presentan una mayor estabilidad que otras (5), (6), (18), (19), (21), (23bis), (31), (32), (35), (53), (54), (67), (68), (69), (70), (74), (87), (88), (106). Ello conlleva improductividad o escasa productividad de los esquemas sintácticos (5), (6), (15), (21), (35), (79), (106).

    Fijación, entendida adicionalmente como defectividad combinatoria y sintáctica, que se manifiesta principalmente en los siguientes rasgos⁶:

    1) Componentes léxicos invariables (1), (2), (13), (14), (27), (35), (39), (49), (54), (56), (66), (67), (71), (88), (96), (103), (104), (106). Pueden mostrarse, dependiendo de las peculiaridades de la UF en cuestión, como:

    – Invariabilidad de número: por si las moscas — *por si la mosca. (Fijación de plural.)

    – Invariabilidad de género: caballo de Troya — *yegua de Troya. (Fijación de masculino.)

    – Invariabilidad de determinante: Guillermo tomó el pelo a Lidia — *Guillermo tomó un pelo a Lidia. (Fijación de determinante definido.)

    – Invariabilidad de persona: el qué dirán — *el qué dirás. (Fijación de tercera persona del plural.)

    – Invariabilidad de tiempo verbal: el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija — *el que a buen árbol se arrimó buena sombra le cobijó. (Fijación de presente.)

    2) Componentes léxicos no conmutables. Imposibilidad de conmutar, de forma libre, uno de los formantes de la UF por otra unidad léxica equivalente (5), (21), (49), (54), (56), (57), (71), (75), (82), (84), (96), (103), (104), (106): pagar el pato — *pagar la carne.

    3) Componentes no permutables. Invariabilidad del orden, por lo que resulta imposible la topicalización, entre otros fenómenos (5), (14), (21), (29), (37), (49), (56), (66), (71), (84), (88), (105), (106): buscarle tres pies al gato — *al gato, le buscas tres pies; a mí, plin — * plin, a mí.

    4) Relacionada con la propiedad anterior, se debe mencionar la imposibilidad de extracción de los componentes de la UF (1), (2), (14), (35), (37), (39), (54), (56), (58), (71), (81), (105), (106). La extracción puede mostrarse, por ejemplo, como:

    – Pronominalización: ser santo de su devoción —*serlo de su devoción.

    – Relativización: dar en el clavo — *el clavo en el que has dado me pertenece.

    – Pregunta: ponerle el cascabel al gato — *¡Qué le puso al gato? El cascabel.

    5) Componentes léxicos no separables. Imposibilidad de inserción de un complemento extraño a la UF o supresión (elipsis) de un componente. Tampoco resulta factible la modificación de un componente por medio de un complemento extraño a la estructura fija (modificación adjetival, adverbial, etc.). (1), (2), (5), (13), (14), (28), (29), (35), (37), (39), (49), (54), (56), (66), (67), (71), (84), (88), (103), (104), (106): no dejar piedra sobre piedra — *no dejar encima del tejado piedra sobre piedra, *no dejar piedra; estirar la pata — *estirar la pata coja; tomar el pelo — *tomar el pelo liso.

    6) Fijación transformativa. Imposibilidad de admisión de diversas transformaciones. Las más importantes son:

    – Pasiva (1), (13), (14), (27), (35), (39), (49), (54), (56), (58), (66), (88), (95), (106): Pedro estiró la pata — *la pata fue estirada por Pedro.

    – Nominalización (27), (35), (37), (49), (95), (106): carta blanca — *la blancura de la carta.

    – Imposibilidad de referencia a otras estructuras profundas (95), (106): sin ton ni son — *actuó sin ton y actuó sin son.

    2.4. Nivel léxico-semántico

    Significan y se reproducen en bloque (Coseriu 1964=1986). Con ello se indica que la UF se concibe como una unidad léxica. De este modo, la conmutación sólo es posible en conjunto. Resulta bastante aceptable la conmutación de las combinaciones fraseológicas por unidades simples, aunque esto no significa que sea posible en todos los casos, ni que la unidad por la que se conmuta represente todos los valores (expresivos, apelativos, etc.) del complejo fraseológico. (5), (7), (10), (11), (13), (18), (19), (21), (24), (25), (29), (30), (32), (35), (38), (41), (53), (56), (61), (64), (66), (71), (86), (88), (91), (94), (101), (103), (104), (106): poner entre la espada y la pared acorralar.

    No composicionalidad semántica o idiomaticidad. El sentido total de la combinación de palabras no se obtiene a partir del sentido de los significados de sus componentes tomados de forma aislada, o teniendo en cuenta la suma de esos significados. (3), (5), (6), (18), (19), (21), (23bis), (27), (29), (30), (31), (32), (35), (38), (48), (49), (52), (53), (58), (64), (66), (68), (69), (70), (71), (79), (84), (87), (88), (91), (92), (93), (97), (98), (99), (100), (101), (103), (104), (106): el significado de la UF tomar el pelo, ‘engañar, burlarse de alguien’, no se deduce de la suma de sus componentes; tomar+el+pelo. Por otro lado, una buena parte de las expresiones idiomáticas presenta un homófono literal que manifiesta el sentido recto de sus componentes: dar calabazas, lavarse las manos, recoger el guante.

    Motivación. Es posible determinar el origen histórico de ciertas UF. La motivación parece depender de la comprensión de la imagen que emana del significado recto de su homófono literal. Por ello, las combinaciones sin homófono literal no suelen ser motivadas, o, mejor dicho, se ha perdido la posibilidad de recuperar la imagen que la originó. De ello se deduce que cuanto mayor sea su idiomaticidad, menor resultará su motivación. Éste es un proceso efectuado a posteriori que poco o nada tiene que ver con la funcionalidad actual de las UF. Por otra parte, la falta de motivación no implica que una expresión no motivada no pueda recuperar parte de su motivación perdida en un determinado texto, con efectos connotativos y lúdicos. (18), (19), (21), (40), (45), (51), (79), (85), (88), (91), (92), (95), (98), (106), (107), (108): salirse del carril, pisar (le/a uno) los talones, cerrar los ojos.

    Tropología. La aparición de figuras retóricas está directamente relacionada con la idiomaticidad. Posiblemente, una UF idiomática manifestará alguno de estos recursos:

    – Metáfora. Muchas UF tienen su origen en una metáfora que, a menudo, ha ocasionado el alejamiento de la expresión figurada y de la literal (15), (19), (21), (49), (64), (75), (91), (95), (99), (106): llover a cántaros, dar el pasaporte, tirar la toalla.

    – Hipérbole. Es otro de los procedimientos más usados en la creación de UF (19), (83), (91), (106): echar la casa por la ventana, ahogarse en un vaso de agua.

    – Metonimia y sinécdoque. No resultan tan frecuentes como la metáfora y la hipérbole, aunque pueden haber intervenido en la formación de algunos fraseologismos (49), (50), (64), (85), (87): dar gato por liebre.

    2.5. Nivel pragmático

    Se aprenden de memoria. El hablante las aprende y las guarda en su cerebro como un todo, lo que facilita su identificación como unidades. Además, el usuario es capaz de emplear o reconocer expresiones que son compartidas por la colectividad más allá de su competencia individual (Lyons 1977=1981; Gross 1984). Esto viene corroborado por la posibilidad de elisión de una parte de la unidad (o lo que se conoce como aposiopesis), sobre todo en refranes y construcciones bimembres, a diferencia de lo que ocurre con otras combinaciones en las que la elisión o supresión no es posible (21), (34), (43), (65), (72), (78), (106): a buen entendedor..., cría cuervos...

    Frecuencia de uso. Las UF representan un alto porcentaje de las expresiones que existen en una lengua. Es precisamente la frecuencia de uso la que actúa como elemento fijador. Si existe una combinación homófona literal, se suele hablar de un empleo más abundante de la expresión fraseológica que de la literal. Asimismo, la aparición en contextos diferentes facilita la desambiguación (12), (15), (19), (21), (23bis), (27), (29), (43), (44), (52), (53), (54), (55), (57), (64), (71), (77), (88), (91), (104).

    Iconicidad. Las UF potencian las funciones del lenguaje, fundamentalmente la expresiva y la apelativa. Así por ejemplo, el empleo de determinada locución en lugar de su equivalente simple imprime una mayor fuerza ilocutiva o perlocutiva al texto (5), (19), (47), (50), (53), (68), (69), (84), (85), (86), (87), (91), (98), (97), (101), (102), (106). No hay duda de la gran fuerza, principalmente expresiva, que manifiestan locuciones adverbiales como a la buena de Dios o a trancas y barrancas.

    Valores sociolingüísticos. Las UF están institucionalizadas sociolingüísticamente (Fernando 1978). De este modo, algunas de ellas se adscriben a determinadas variantes diastráticas o diafásicas (8), (19), (20), (21), (35), (48), (84), (91), (92), (106). Así por ejemplo, pertenecen al registro coloquial unidades elativas como la mar de, como loco o de maravilla.

    3. El prototipo de unidad fraseológica

    Una vez definidas las propiedades fraseológicas y acotados los rasgos que las determinan, resulta posible dibujar el propotipo de UF, partiendo de una concepción estrecha de la fraseología. El mayor o menor acercamiento al núcleo vendrá determinado por la presencia de los rasgos mencionados que, en conjunto, condicionan las propiedades de fijación e idiomaticidad. Asimismo, se ha de tener presente que también los rasgos son graduales. En este sentido, a menudo no se puede afirmar rotundamente que una locución verbal, por ejemplo, no admite la prueba de la pasiva, sino que presenta grados de extrañeza o de agramaticalidad diversos.

    Así pues, la locución prototípica presentará dos propiedades, las de fijación e idiomaticidad. La fijación se manifestará en su nivel más alto. La locución reflejará una estructura estable y con pocas posibilidades de variación. Mostrará defectividad combinatoria o sintáctica, es decir, no se podrán practicar en ella cambios que repercutan en su estructura, como la conmutación, la permutación, la extracción de sus componentes, etc., especialmente si se trata de una locución verbal, que es la clase funcional más versátil. En cuanto a la idiomaticidad, será prácticamente total, es decir, la locución prototípica mantendrá un significado no composicional. La semiidiomaticidad, del mismo modo que la motivación y la existencia de homófonos literales, se reserva para casos con un índice de prototipicidad menor. De igual manera, la locución prototípica será aquélla que, además de manifestar las propiedades mencionadas, cuente entre sus componentes con alguna palabra diacrítica o cierta anomalía estructural que actúe como índice de su fijación y de su idiomaticidad. Por otro lado, la presencia de uno de estos elementos en una locución constituye, en general, una prueba de su antigüedad.

    En consecuencia, el grupo nuclear de la fraseología estará formado por las llamadas locuciones con palabras diacríticas o anomalías estructurales que manifiestan fijación e idiomaticidad total⁸: a la bartola, de bruces, a mansalva, a pie juntillas, a la topa tolondro, a ojas vistas, a trancas y barrancas, a troche y moche,...

    Los restantes complejos que se han dado en incluir en la fraseología concebida de forma estricta, como son las llamadas locuciones meramente fijas, semiidiomáticas, idiomáticas, unidades sintagmáticas⁹ o combinaciones frecuentes, representan índices de prototipicidad menores. Por lo común, se caracterizan por su fijación, aunque ésta no sea total y puedan presentar, por ejemplo, variación numérica o genérica entre sus componentes, o huecos funcionales. La idiomaticidad no será tampoco absoluta. Podría hablarse de varios índices de idiomaticidad, así como de grados diferentes de motivación, de presencia de diversos recursos tropológicos, etc.

    De este modo, teniendo en cuenta el núcleo formado por las locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas o con anomalías estructurales podría establecerse una escala gradual que iría de las locuciones con un grado alto de idiomaticidad a aquellas otras caracterizadas exclusivamente por su fijación, pasando por las combinaciones semifijas. En la zona fronteriza entre las UF y las combinaciones libres se encontrarían, por un lado, las unidades sintagmáticas, que muestran cierto índice de fijación, a pesar de no presentar idiomaticidad y de estar sujetas a procedimientos de formación regulares, y, por otro, las combinaciones de palabras simplemente frecuentes con una escasa estabilidad que no repercute, por lo común, en su estructura sintáctica.

    Como se ha venido defendiendo, el fenómeno fraseológico presenta un carácter gradual. Por ello, se ha de tomar con cautela cualquier segmentación que se proponga de la escala. No obstante, ello no impide que puedan mencionarse ciertos grupos graduales, como los que a continuación se proponen del centro a la periferia:

    – Locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales.

    – Locuciones idiomáticas.

    – Locuciones semiidiomáticas.

    – Locuciones meramente fijas.

    – Locuciones semifijas (se incluyen, por ejemplo, los esquemas fraseológicos¹⁰ y las combinaciones con miembros móviles o con casillas vacías).

    – Unidades sintagmáticas.

    – Combinaciones frecuentes.

    4. El protototipo del sintagma prepositivo fraseológico

    A modo de ejemplo, se determinará si los rasgos y las propiedades esbozadas permiten establecer un núcleo y una periferia para ciertas locuciones, en concreto para las que responden a la estructura formal de un sintagma prepositivo: en concreto, de golpe, a trancas y barrancas, a la buena de Dios,...

    Si se atiende a los rasgos fraseológicos de estas unidades, las dificultades que se encuentran son diversas: las hay fijas e idiomáticas; otras muestran algún grado de fijación (manifestado por medio de rasgos como la no conmutabilidad o invariabilidad de sus componentes) y nula idiomaticidad; ciertas combinaciones presentan palabras diacríticas o anomalías estructurales que han intervenido en su formación y aparecen como fijas e idiomáticas; en fin, algunas estructuras parecen más libres que fraseológicas, ya que no se hallan sujetas a restricciones sintácticas. Así las cosas, una solución viable podría consistir en dibujar ciertos grados de fraseologización¹¹, escalones de un camino continuo de combinaciones ubicadas entre el sintagma y el lexema, y mencionar ciertas unidades que podrían ser de uno u otro modo representativas de ese conjunto abierto. La peculiar estructura de estas locuciones, la del sintagma prepositivo, deja a priori sin efecto algunos de los rasgos antes detallados, como el de componentes no extraíbles, la invariabilidad de persona y de tiempo o los rasgos que aluden a la fijación transformativa como la posibilidad de aparición en pasiva o de nominalización. En cuanto al resto de rasgos sintácticos se ha de destacar que:

    – El rasgo de componentes no permutables sólo es pertinente cuando el fraseologismo presenta la estructura Prep C Conj Prep C¹², pero no para todas sus unidades: al fin y al cabo admite permutación según el diccionario, al cabo y al fin, pero no a bombo y platillo, *a platillo y bombo. No repercute en locuciones con constantes iguales, como sin más ni más.

    – El rasgo de componentes léxicos no conmutables tiene una gran influencia en la fijación de las unidades que la admiten: de pequeño permite la conmutación de su constante por mayor, de mayor, o al comienzo la sustitución de su núcleo por principio, al principio. En cambio, por lo menos, sobre todo o a la virulé no admiten la sustitución de su constante por un sinónimo.

    – En cuanto al rasgo de componentes léxicos no separables, algunas unidades permiten por ejemplo la modificación de uno de sus formantes: de cuidado se intensifica con un adyacente en su variante de mucho cuidado; en forma admite en buena forma y de mal gusto puede encontrarse en el contexto como de muy mal gusto.

    – Por lo que al rasgo de componentes léxicos invariables se refiere, se ha observado que los sintagmas prepositivos pueden presentar invariabilidad de género, de número o de determinante:

    – La invariabilidad de género no afecta más que a aquellos formantes que presentan como palabras independientes dicha posibilidad, de tal modo que no es pertinente para en fin o a lo mejor, pero sí lo es para a las tantas o en definitiva, siendo imposible en ambos casos la variación.

    – La invariabilidad de número queda sin efecto igualmente para aquellos complejos cuyos componentes no contemplen esta variación, como de lejos, desde luego o para empezar. En cambio, afecta de un modo especial a la constante de ciertas locuciones: por supuesto, a la carrera, de todas maneras o a medias no admiten cambios numéricos; a la primera de cambio puede aparecer en plural, a las primeras de cambio, del mismo modo que para postres puede hacerlo en singular, para postre.

    – La invariabilidad de determinante se mantiene en algunos complejos, pero no en otros; es lo que ocurre con a la vez o de improviso frente a en ese sentido o a mi juicio, que admiten ciertas variaciones: en este sentido, a su juicio, etc.

    Según lo anterior, cuatro rasgos determinan la fijación de la mayor parte de los sintagmas prepositivos fraseológicos; son los de componentes no conmutables, componentes no separables, invariabilidad de determinante e invariabilidad de número. No obstante, otros rasgos intervendrán en los sintagmas que admitan dichas pruebas. La presencia de unos rasgos frente a su ausencia revelará un grado mayor o menor de fijación. La influencia de todos ellos dará lugar a una unidad con un grado alto de fijación. Si son sólo algunos los que se hallan presentes, la unidad será parcialmente fija. Esta hipótesis se entiende desde la concepción de que las unidades más fijadas son aquéllas que no permiten variaciones, ya se trate de variaciones libres, ya de variaciones previamente establecidas.

    En cuanto a los aspectos léxico-semánticos, la conmutación de uno de estos sintagmas por un adverbio en -mente o por otro adverbio podrá revelar una proximidad menor de la unidad al núcleo prototípico. La posible conmutación depende directamente del contexto de uso, lo que influye más aún, si cabe, en su valor lingüístico, ya que posibles alteraciones de discurso podrían repercutir en la configuración de lengua de tales unidades. De este modo, a la vez es conmutable por simultáneamente; de momento, sin embargo, no siempre es conmutable por momentáneamente. Si la locución no puede ser conmutada, ya en el discurso, ya en la lengua, se entenderá como un signo de la transformación que ha sufrido el conglomerado para convertirse en UF o, dicho de otro modo, ante un índice de su fraseologización: en cualquier caso o de todas maneras se han convertido en el discurso en conectores pragmáticos, por lo que la supuesta conmutación por un adverbio en -mente o por otro adverbio que manifieste su equivalencia con complementos circunstanciales ha quedado sin efecto¹³.

    También los rasgos de idiomaticidad y de motivación, ayudados por la posible metáfora, hipérbole, etc., que haya intervenido en su formación, facilitan su consideración como UF. Dos unidades formalmente idénticas, en plata y en pie, son diametralmente diferentes en cuanto a su configuración significativa. En la primera de ellas la metáfora ha actuado para dar lugar a una expresión idiomática. Aunque la segunda es parcialmente idiomática, conserva parte de su motivación, mientras la primera ha anulado las referencias a su origen. Así pues, se entiende que una unidad será más idiomática cuanto menos motivado esté su significado.

    Una vez examinados de forma sucinta los rasgos que contribuyen a la fijación y la idiomaticidad de una combinación de palabras, se pueden dibujar algunos de los estratos que constituyen la categoría fraseológica. La presencia de unos y la ausencia de otros posibilitará la segmentación del continuum. Un grado alto de fijación y a su vez de idiomaticidad permitirán la adscripción de una unidad al núcleo. Un grado menor de fijación, es decir, la respuesta negativa de las pruebas fraseológicas detalladas, indicará que la unidad se acerca al sintagma libre. En consecuencia, se establecerá un prototipo de acuerdo con dichas propiedades y, a partir de aquí, se examinarán las unidades que se sitúan, ya sea en una zona nuclear, ya en una zona periférica.

    Como ya se expuso en el apartado anterior, las unidades que manifiestan anomalías estructurales y/o palabras diacríticas y presentan además un grado alto de fijación e idiomaticidad se encuentran en el núcleo. Tales anomalías actúan en este nivel como índices de la fijación y de la idiomaticidad. De la fijación, porque las restricciones son mayores en la unidad, como demuestra a la virulé, que no permite ni la variación de determinante (*a su virulé) ni de género (*al virulé) ni de número (*a las virulés), y tampoco, la conmutación de sus componentes (*a la manzana)¹⁴ o su separación (*a la buena virulé). De la idiomaticidad, porque las anomalías impiden que el complejo tenga un homófono literal libre que recuerde cómo fue creado. Así pues, una locución como a la virulé no dispone de un homófono literal y ello contribuye a borrar la conexión con la construcción que le dio origen¹⁵. En torno a este centro, se puede trazar una escala de grados atendiendo a la fijación y la idiomaticidad. A priori, resulta más adecuado desgajar las combinaciones más periféricas, es decir, aquéllas que presenten una escasa fraseologización.

    Tras el análisis, se puede afirmar que algunos de los sintagmas incorporados en nuestro corpus de base¹⁶ no constituyen UF en ningún sentido, sino combinaciones frecuentes que revelan libertad sintáctica: por la mañana, por la tarde, por la noche, pueden aparecer en plural cuando se habla de un hecho repetido o continuado, o mantenerse en singular; constituyen, por lo general, modos adverbiales de expresión de un contenido que podría tener un referente simple. Por otra parte, no son idiomáticas. Estas u otras combinaciones podrían llegar a solidificarse como locuciones, pero en el momento actual no pueden ser contempladas como tales, por lo que se habrán de situar en una zona marginal.

    En cuanto a la periferia, ciertas combinaciones de palabras responden a procesos sistemáticos de creación, lo que las aleja de las restricciones propias de las UF. Por ejemplo, se permite la conmutación de sus componentes, dando lugar, bajo ciertas circunstancias, a cadenas sintácticas. También se admiten en ocasiones otros determinantes o variaciones de número.

    En primer lugar, la mayor parte de los esquemas fraseológicos constituyen estructuras regulares que admiten, por ejemplo, la conmutación de sus componentes (de uno en uno, de dos en dos), aunque siempre dentro de un mismo esquema sintáctico. Esto significa que la fijación viene marcada no tanto por la admisión de pruebas sintácticas como por la solidificación de un esquema que puede ser reproducido con otros formantes. Así, el esquema C a C se reproduce siempre de igual manera y lleva incorporado un conjunto de restricciones como la repetición de la constante y su aparición en singular y sin artículo: cara a cara, día a día, sorbito a sorbito. A veces se permiten ciertas alteraciones en la constante dentro de la fijación: existen las combinaciones poco a poco, poquito a poquito o poquito a poco, pero es imposible *poco a poquito.

    También la gradación es evidente dentro de un mismo esquema. El análisis formal practicado ha permitido vislumbrar ciertas diferencias entre diversos rellenos de la misma estructura. Así por ejemplo, algunas de las secuencias que completan el esquema de C a C manifiestan, cuando la constante no se repite, un mayor grado de idiomaticidad: de la noche a la mañana, de uvas a peras, de cabo a rabo, de pe a pa. Tomemos esta última: se trata de una unidad totalmente idiomática; sus formantes han sido creados aprovechando procedimientos lúdicos y se han convertido en palabras diacríticas. Su fraseologización es mucho mayor que la de las otras unidades de su grupo: palabras diacríticas, idiomaticidad, ausencia de motivación, ... En el extremo opuesto se situarían las locuciones cuya constante se repite, como de sol a sol, que presenta un grado bajo de idiomaticidad, o de parte a parte, con un grado de idiomaticidad menor.

    En segundo lugar, al hablar de periferia conviene dedicar un espacio a las creaciones locucionales analógicas. Se trata de unidades que se han originado tomando como modelo un fraseologismo ya existente. De él, la nueva unidad adquiere su forma, sus restricciones sintácticas y también sus rasgos semánticos o pragmáticos. De este modo, una locución a priori irregular se convierte en molde regular a partir del cual pueden surgir otras unidades¹⁷.

    Una de las creaciones más regulares viene sustentada por locuciones como a gritos, a hombros, a trozos, a ratos, a sacos, a plazos, a ráfagas, a trompicones, a naranjazos, a tortazos. Todas ellas vienen encabezadas por a, y su constante aparece necesariamente en plural¹⁸. Son construcciones no idiomáticas e indican una significación cuantitativa. Se emplean como adverbios modales.

    Con la estructura a todo C, se crean unidades como a toda prisa, a toda velocidad, a toda pastilla, a toda paleta, a todo meter, a toda caña, a toda hostia, a toda leche¹⁹. En ellas la constante aparece necesariamente en singular. Dichas estructuras, que indican por lo general velocidad, suelen aportar un valor intensificador.

    Asimismo, pueden considerarse creaciones locucionales analógicas secuencias como hasta el gorro, hasta el pirri, hasta más arriba, hasta el culo, hasta la polla, etc. Organizadas en torno a la preposición hasta, funcionan como intensificadoras. Muchas veces son unidades de creación individual que surgen aprovechando el modelo ya existente y que se emplean con el fin de enfatizar el enunciado o la enunciación.

    Por último, ciertas unidades exhiben regularidades que tienen que ver con la posibilidad de intercambiar uno de sus componentes que se concibe, en consecuencia, como cuasi libre. Son las llamadas locuciones con casillas vacías. En nuestro corpus estos intercambios se restringen a la sustitución de un modificador por otro y se deben a razones contextuales. No obstante, no son totalmente libres, ya que se aceptan ciertas variaciones, pero no otras: a mi juicio o por mi parte permiten la variabilidad de determinante, aunque sólo posesivo (a su juicio, a nuestro juicio, *a este juicio; por tu parte, por vuestra parte *por esa parte); en este sentido acepta únicamente una variación sobre el demostrativo (en ese sentido); en mi caso admite tanto un posesivo como un demostrativo (en tu caso, en nuestro caso, en su caso, en este caso, en ese caso). Si la casilla se rellena con un determinante Ø o con un artículo, la construcción exige un adyacente (a juicio de, por parte de, en el sentido de, en el caso de).

    Todas estas unidades tienen un carácter periférico en la fraseología. Presentan regularidades junto a ciertas restricciones. Suponen una transición desde las combinaciones frecuentes hasta las locuciones nucleares. Ahora bien, resultaría imposible segmentar este continuum en compartimentos estancos, por lo que la propuesta anterior debe comprenderse exclusivamente como un intento de integrar ciertas unidades con respecto al prototipo fraseológico²⁰.

    Se examinarán seguidamente las clases situadas en torno al núcleo. A nuestro entender, las locuciones con variantes constituyen la conexión entre la zona periférica y la nuclear, con independencia, a priori, del grado de fijación e idiomaticidad que muestren. Aunque las variaciones se encuentran previamente fijadas, puesto que la propiedad de la fijación actúa como reguladora de tales alteraciones, la existencia de variantes sobre una misma invariante crea una cadena paradigmática de la que el usuario selecciona la secuencia más adecuada en cada caso. La prueba de la evidente conexión entre las clases periféricas y el presente grupo está en que algunas de las creaciones locucionales analógicas podrían considerarse variantes, como por ejemplo a toda prisa y a toda velocidad o hasta el gorro y hasta el pirri. Asimismo, otras construcciones aceptan, por ejemplo, la variación morfológica de su constante: a la marcha/a la marcheta; o su modificación: de buen grado/de muy buen grado; de cuidado/de mucho cuidado.²¹

    Las combinaciones meramente fijas formarían un segundo estrato. Se ha de recordar que muchos investigadores excluyen del dominio de la fraseología las expresiones exclusivamente fijas que no presentan idiomaticidad. Sin embargo, en la propuesta descrita se inscriben en la fraseología, aunque en la frontera con su zona nuclear. Tomemos algunas de las locuciones adverbiales: en concreto, en general, en público, en parte o en privado constituyen locuciones fijas fácilmente conmutables por adverbios en -mente equivalentes (concretamente, generalmente, públicamente, parcialmente, privadamente), que muestran restricciones como la invariabilidad de determinante (en el público es un sintagma libre; *en este público una transformación imposible para la construcción fija) o de número (*en públicos). La posibilidad de ser conmutadas indica que no han adquirido el grado de fraseologización de las locuciones no conmutables; sus restricciones, que se trata de unidades no libres.

    En otras locuciones interviene, junto a la fijación, la propiedad de la idiomaticidad. Los grados de fijación e idiomaticidad pueden ser diversos, por lo que estas dos propiedades se combinan entre sí, dando lugar a expresiones totalmente fijas e idiomáticas, parcialmente fijas e idiomáticas, totalmente fijas y parcialmente idiomáticas, ... Constituye un esfuerzo inútil, al menos para el corpus empleado, establecer niveles en el continuum atendiendo a la asociación de las propiedades de fijación e idiomaticidad. Se indica únicamente que algunas unidades pueden mostrar diversos grados de tales propiedades, de manera que podría constituirse una progresión desde las locuciones meramente fijas a las totalmente fijas e idiomáticas²².

    Los sintagmas prepositivos que presentan conjuntamente los rasgos antes mencionados (componentes no conmutables, no separables, invariabilidad de determinante y de número y, eventualmente, invariabilidad de género y componentes no permutables) y que además son idiomáticos en un grado alto, se encuentran muy próximos al prototipo. Sus restricciones impiden las variaciones propias de la sintaxis libre y la idiomaticidad contribuye de forma directa a la pérdida de motivación e indirectamente a su asentamiento como expresión fija. Así, unidades como a lo mejor, por lo menos, a menudo²³ etc., se encuentran muy próximas al núcleo.

    De estas locuciones al prototipo sólo media un rasgo: que la construcción fija e idiomática presente además alguna anomalía estructural o léxica, como manifiestan a la virulé, en un plis plas, a rajatabla, etc.

    5. Conclusión

    En suma, es posible trazar una zona nuclear y una zona periférica para los sintagmas prepositivos fraseológicos, si bien entre unos estratos y otros los límites resultan en extremo difusos. Las clases periféricas revelan en general gran creatividad y viveza; las nucleares, debido a su mayor fijación, permiten escasas variaciones. El continuum podría quedar como sigue, del centro a la periferia:

    – Locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales: a la virulé.

    – Locuciones totalmente fijas e idiomáticas: a menudo.

    – Locuciones parcialmente fijas e idiomáticas, en diversos grados: a mano.

    – Locuciones meramente fijas: en concreto.

    – Locuciones con variantes: hasta el gorro.

    – Locuciones con casillas vacías: en ese sentido.

    – Creaciones locucionales analógicas: a toda prisa.

    – Esquemas fraseológicos: cara a cara.

    – Combinaciones frecuentes: por la mañana.

    Se trata, en fin, de una progresión que va desde la irregularidad a la regularidad, de la improductividad a la productividad, de la fraseología a la sintaxis, pero, ante todo, constituye una diferenciación artificial que responde a un continuum de difícil segmentación.

    Por otra parte, la clasificación presentada, corroborada por los datos, intenta explicar algunos de los problemas planteados por ciertos investigadores (como la existencia de fraseologismos ocasionales o de locuciones con variantes), a la vez que permite observar como fraseológicas un gran conjunto de unidades que, desde una concepción discreta, habrían quedado excluidas.

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