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Narraciones
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Narraciones

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"Narraciones", destacado libro de la bibliografía de Branden Neeson, nos ofrece diferenciadas extraordinarias historias del paladar de los lectores. "Remansos" nos sumerge en una trama inquietante que se va desentrañando a medida que vamos conociendo de ella y llenándonos de curiosidad en lo que sucederá. "Lugares", nos conducirá por los parámetros de la incertidumbre en una aventurada y sorprendente historia. "Desquebrajado" y "Terso", ofrecen singulares entramados que nos tendrán a ellas del principio hasta al final, quedándonos prendados por sus aires inesperados. "Denso" y "En las simas", nos transportarán para disfrutar de dos thrillers de intriga en toda regla, atenderemos a sus textos estando fijados en cada paso de su lectura.
Branden Neeson; Autor conocido por sus historias manteniéndose en sus estilos trepidantes y de sobresalto, ofrece a sus lectores obras de suspense, misterio, y algunas inclinándose en terror y la ciencia ficción. Con varios libros publicados, se le considera un exponente al alza, en la creación de historias de estos géneros. Con buenas críticas se consolida entre sus lectores con el estandarte no sólo de ofrecer a los lectores comunes, si no de incitar a otros no tan habituales a atender a sus escritos. Otorgando a cada una su propia identidad y logrado estilo.

LanguageEspañol
Release dateJul 30, 2017
ISBN9781370706068
Narraciones
Author

Branden Neeson

Branden Neeson; tiene presentado ante el público numerosos thrillers caracterizados por interesantes entramados con un estilo de suspense en las secuencias que los forman. Cuidadoso en la definición de los ambientes de sus lugares, no van involucrando en los sucesos que en estos acaecen, permaneciendo atentos a las acciones que se van fraguando a medida que transcurren. No falta en estos relatos momentos de miedo y delirio, de sorpresa que lleva al sopesar en su ciencia ficción, y increíble momentos que se van sucediendo en sus variadas historias. Acostumbra a dar a sus lectores, desde relatos de género de puro y estiloso suspense, hasta de miedo y asombro, de alucinación, incluso de elaborados párrafos donde se vierten en ellos, partes de interesante reflexión de investigación en algunos de sus relatos.

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    Narraciones - Branden Neeson

    Chapter 1. Remansos

    Bajo por unas calles de unos parques donde voy viendo a la gente andar por allí paseando y me meto para una avenida siempre muy transitada, voy moviéndome lentamente con mi coche mientras ando por ella pensando en una cita que tengo de un conocido. Ha sido un día muy ajetreado en la oficina, me he pasado el día revisando unos albaranes mientras hacíamos inventario de lo que teníamos en los almacenes, y tras tanto trasiego, estoy algo cansado, pero, no obstante, quiero ir a ver a Ferguson, es un conocido de hace bastante tiempo y quiero ir a ver que me quiere decir porque hace dos días me llamó para quedar, no había hablado con él, ni me había dicho especialmente de si quería estar conmigo por algo.

    Aparezco por unas rondas donde se emplazan unos bares, dejo el coche en la orillas de una plaza de por la zona, y me bajo para andar por los bares de allí mirando a ver si veo a Ferguson que debe de esperarme por allá. Ando por la terraza de uno de ellos donde la gente permanece disfrutando del día tomándose algo sentados en las terrazas, y viendo que no se ve a Ferguson, paso para los otros siguientes. Estos están parecidos al anterior, mucha gente albergándolos y con varios grupos degustando en las terrazas. Me aseguro de mirar en el segundo, y cuando ando por entremedias de las sillas de la terraza, escucho que me llaman.

    —Aquí, estoy aquí - me dice Ferguson alzando el brazo desde uno de los bares al lado.

    —Ven - me dice siguiendo alzando el brazo.

    Salgo del gentío que se mueve del bar, y voy para donde Ferguson.

    —¿Qué tal? - le saludo al acercarme a él viendo que se encuentra cerca de la barra echado a un lado algo separado de varios grupos de personas que están.

    —¿Qué tal? - me saluda dándome con la mano en la espalda

    —¿Qué tomas? ¿Lo mismo que yo? - me pregunta.

    —Sí, algo así - le contesto viendo que ya se mueve a llamar al camarero y pedir lo mismo.

    —Quería hablar contigo - me dice volviéndose.

    —Sí, me imagino - le contesto.

    —No, nada, es para estar un poco contigo, y además comentarte una cosa - me dice mirándome.

    —¿Una cosa? ¿De qué? - le pregunto.

    —Sobre este fin de semana, este fin de semana, me han pedido que vaya a una casa a recoger varios enseres y mobiliarios que hay en ella, estuve hablando con el dueño, había contratado a unos para que se lo recogiesen todo y se lo llevasen, pero me ha comentado de varias cosas que va a haber por allí y me ha dicho que me da permiso para coger lo que quiera y llevármelo, que así los otros que pasaran a recoger, se llevarán menos y se lo dejaran más barato, la casa está a unos veinte kilómetros, por las afueras de la ciudad - me comenta.

    —¿Y qué quieres que te acompañe? - le pregunto.

    —Sí, eso es - me contesta.

    —¿Este fin de semana? - le pregunto.

    —Saldríamos el sábado por la mañana - me contesta mirándome.

    —Está bien - le contesto tras haber estado pensando que no había quedado en nada y estaríamos tranquilamente.

    —Sí, vale, nos sacaremos un buen dinero, cuando venda las cosas, te llamo, y te lo llevo - me dice dándome en la espalda.

    —Bien - le digo.

    —Bien, entonces, nos vemos aquí mismo, el sábado ¿De acuerdo? - me pregunta.

    —Si, eso es, el sábado, nos vemos aquí, espero que además te pagues una buena cena - le hablo.

    —Sí, claro, dálo por hecho - dice riéndose.

    —Bueno, perdóname pero tengo que ir a hacer unas cosas, espero que no te importe, pero me tengo que marchar - me dice poniéndose cerca mío y agarrando levemente mi brazo.

    —Sí, claro, véte, no te preocupes, el sábado quedamos aquí - le digo.

    —Eso es, el sábado aquí - me dice.

    —Adíós - se despide saliendo del bar.

    —Adíós - me despido.

    Estoy acabando el refresco que me he sacado mirando el televisor y a la gente de por allí, y me voy.

    Durante la semana, estoy acabando el inventario, nos dedicamos a apuntar todo lo que tenemos, y a mirar y a anotar el estado de algunas cosas que están algo mal almacenadas y se han deteriorado, al menos lo suficiente para su uso. Tras la semana de considerable trabajo, llega el viernes, y puedo descansar bien por toda su noche. No hago mucho más que llegar a casa, asearme, prepararme una buena cena, y tras pasar un rato viendo algunas cosas por la televisión descansando, me marcho a dormir.

    Al día siguiente, es sábado, he quedado con Ferguson, he descansado bien y levanto a una buena hora, tengo tiempo, viendo esto, me voy para los bares donde he quedado con él y sabiendo que llego un buen tiempo antes, voy a desayunar allí. Salgo con mi coche notando disminución en el tráfico debido al día, me presento por las cercanías de donde están situados los bares, lo aparco y me voy para unos de ellos que parece con buena vista para cuando se presente Ferguson, no hay mucha gente por allí, solo se ve a algunos que merodean por ellos, me acerco a la barra, me siento y me pido un café.

    Estoy tomándolo y viendo un poco el televisor, tras pasar unos minutos, Ferguson se acerca a la puerta.

    —¿Qué tal ? - me saludo.

    —¿Qué tal ? - le saludo.

    —¿Qué tomas café? - me pregunta acercándoseme.

    —Sí, un café - le contesto.

    —Tomaré otro - me dice.

    —Señor ¿Me podría servir otro café, por favor? - le dice al empleado.

    —Sí, claro - le contesta.

    —Bueno, lo tomamos y nos vamos ¿No? - me pregunta.

    —Sí, claro - le contesto.

    —Bien, tengo ganas de ver que tal está aquello - me dice.

    —Se supone, que bien ¿No? - le pregunto.

    —Sí, el dueño de la casa parece una persona seria - me habla.

    —Sí - le digo.

    —Sí, creo que será como él decía - me comenta cogiéndose el café y tomándoselo.

    —Bien, sí hombre, vamos allí, y echamos un vistazo ¿No? - le pregunto.

    —Sí, eso es, vamos allí, y echamos un vistazo - me contesta encogiendo los hombros.

    —Bueno, vamos - me dice.

    —Vamos - le hablo.

    Salimos y nos montamos en la furgoneta de Ferguson poniéndonos de camino en las carreteras para ir a dar para la casa de aquel hombre. Andamos con la furgoneta moviéndonos por la ciudad dando a la zona de donde debe de estar la casa. Al de algo más de media hora nos acercamos a las afueras de la ciudad donde debe de situarse la casa, es un terreno exterior a la ciudad donde de vez en cuando se ven unos pequeños bloques de muy pocos pisos que se arrejuntan por varias áreas separadas por solares y varias campas con unos pocos árboles. Los pisos están algo descuidados, no están tan mal, pero se observan desperfectos llamativos en sus fachadas, algunas de las lonjas de sus bajos están bastante estropeadas y algo sucias, aunque en su mayoría, están bien.

    Andamos con la furgoneta acercándonos a varios grupos de casas buscando el número de su bloque, pasamos por donde un par y nos damos cuenta que será el siguiente. Vamos, una vez bajados y caminando, vemos que es, el número coincide con el que le había dado aquel hombre, nos acercamos para el portal y entramos para adentro. El bloque está parecido al resto, nos se halla deteriorado pero se observan algunas fallas, algún buzón roto, faltas de pintura, algunos trozos de paredes agujereados,...

    Nos acercamos a su segunda planta, que es donde está el piso, subimos por las escaleras, y nos acercamos hasta la puerta, Ferguson, saca una llave y abre. Lo hace sin problemas, me fijo en que le ha debido de dar dos o tres llaves que están en el mismo juego, abre la puerta y vemos la casa. Todo está bastante revuelto, algunas sillas están con unos plásticos encima de la mesa en el salón, los sofás están en su lugar, pero uno se halla dado la vuelta y cubierto por un plástico, hay un par de cajas donde vemos que hay un poco de todo, ceniceros, adornos, algunos libros, … En una de las habitaciones se ve una montoneras de mantas, con varias pilas de sábanas que están encima de los roperos, además de unos muebles mal colocados casi en el medio de las habitaciones. En la cocina, hay unas cajas llenas de sartenes, cazuelas y aparatos de cocina, en la encimera, se observan unas vajillas encima tapadas con unos papeles grandes, y en unas esquina, se ven unas cajas con trapos. Ferguson, se da una vuelta por la casa, y se pone a mirar algunas cosas que le llaman la atención, se va para el salón, me manda ayudarle con una de las cajas, y acercándosela al sofá, se sienta en él, y está mirando lo que hay dentro. Está así durante un buen rato, me voy para las habitaciones, estoy mirando las cajas de allí, saco una, y me la traigo a una esquina de la cama donde me siento, me fijo en las cosas que hay dentro, voy sacando cosas de una en una, y voy dejándolas a un lado hasta vaciar la caja, cuando lo hago puedo ver varias estatuillas y adornos, pero nada parece muy llamativo. Cuando acabo, me paso para el salón, le comento a Ferguson diciendo que no me parece ver nada, a lo que él me dice que le pasa lo mismo, y veo como Ferguson se sitúa con una silla mirando en uno de los varios armarios, le dejo para que mire cómodo, y me voy para otra habitación.

    Me aupo con una silla de la cocina al ropero de otra habitación, bajo una de las cajas que tengo encima para ponerla en la cama, estoy mirando lo de dentro. Voy sacando varias cosas, se ve parecido a lo de antes, algunas insiginias, plumas estilográficas, medallas, algunos libros, nada parece de un alto valor, entonces, cuando estoy mirando unos relojes, se escuchan unos fuertes golpazos en la puerta de la entrada a la casa, cesaron, y tras esperar unos segundos, se vuelven a escuchar varios fuertes golpes, me voy para el salón y Ferguson está yendo para la puerta, camina unos pasos, agarrando la manilla y mirándome, la abre.

    —Buenos días, señores - nos saluda un hombre.

    —Buenos días - le saluda Ferguson.

    —Quería presentarme soy Ralph, soy el vecino, vivo en aquella puerta, pensaba que el dueño de la casa estaría ¿ O es vuestra la casa ahora ? - pregunta el hombre ofreciéndole la mano a Ferguson.

    —No, señor, el dueño, no está en casa, hemos venido con el permiso de él para mirar algunos enseres de casa de él para ver si nos interesan - le dice Ferguson.

    —¡Ah, vale! Se va a deshacer de sus cosas - dice el hombre.

    —Sí, eso es - le dice Ferguson.

    —Vale, … - dice el hombre dando unos pasos para atrás.

    —Y, … ¿Qué tal? ¿Van viendo algo de su interés? - pregunta el señor.

    —Vaya, hemos empezado a ver hace muy poco, quizás algún mueble, pero, ya le digo que todavía no nos ha dado tiempo a mirar mucho - contesta Ferguson.

    —Vale, vale, así que de momento solo algunas cosas ¿No? - pregunta el hombre.

    —Sí, eso es, de momento, solo hemos mirado un poco - contesta Ferguson.

    —De acuerdo, no les quiero molestar más, les dejo a lo suyo, adiós - se despide dándose la vuelta.

    —Nada, no se preocupe, adiós señor - dice Ferguson cerrando la puerta.

    Nos metemos de nuevo para adentro y tras ir caminando al salón viendo algunas cosas por encima, la puerta vuelve a sonar, esta vez, más suave. Ferguson, se acerca, y caminando hasta ella, la abre. Al hacerlo, vemos otra vez a aquel hombre llamado Ralph.

    —Perdonen, señores, solo quería decirles una cosa, quería hacerles saber que yo también tengo en un piso de por aquí cerca unos armarios del tipo a lo que hay en esta casa y estaría interesado en venderlos si me hacen una buena oferta ¿Quería saber si querrían ir a verlos cuando pudiesen? - pregunta el hombre.

    —Sí, bien, podíamos ir a verlos - responde Ferguson.

    —Bien, estupendo, voy a estar todo el día en casa - dice el hombre.

    —Bien, de momento, lo dejamos para a primera hora de la tarde, si querríamos ir antes, le tocaría a su puerta - dice Ferguson.

    —Eso es, usted, toque que es muy probable que esté - habla el hombre.

    —Pues, hasta entonces, adiós señores - se despide el hombre.

    —Adiós, señor - se despide Ferguson.

    Nos metemos para adentro y estamos hablando del tema, quedamos en que sí que se podía ir a la tarde en un momento y echar un vistazo en el piso al que nos quiere llevar aquel hombre.

    Estamos otra vez en los lugares en que nos hallábamos antes, y nos fijamos en las cosas en las que estábamos, dejo a Ferguson mirando en el armario del salón, y me voy para la habitación a seguir mirando las cajas de encima de los roperos. Andamos así, por lo menos una hora, luego, estamos hablando y Ferguson me dice que un par de armarios de la sala y una alfombra que tiene guardada puede darnos una buena ganancia, le digo, que me he fijado en una de las camas de una habitación, dos armarios y un par de lámparas que parecen bien guardadas, viene conmigo, y me confirma que estoy en lo cierto, es lo único que nos darían alguna llamativa ganancia, quedamos en que miraría un poco más el salón mientras veo una habitación que me queda, y así lo hacemos. Nos mantenemos cada uno mirando en nuestros respectivos lugares, tras un tiempo, nos volvemos a reunir. Me está contando que había mirado ya todo el salón, y se va a llevar también unos aparatos que están en unas cajas, deben de ser

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