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Cartos DINEN BIBLIAS BRAHMANICA Y JUDEOCRISTIANA PROLOGO DE AUTOR Se pretende que la llamada Era Cristiana comenzé en el afio del nacimiento de Jesucristo: Afio 1. Sin embargo, esta supuesta cronologia hist6rica est4 basada en un cémputo falso, en un fraude aureolado con un halo divino. Como sera acreditado, ni siquiera se conoce la fecha aproximada del nacimiento del Redentor, e inclusive un nticleo importante de historiadores dudan de que tal personaje haya existido, siendo tan solo un invento de los rabinos de Israel, un instrumento de sus intereses, para alcanzar, por su intermedio, el Poder. Segtin aquellos, no fue el Cristo quien creé el cristianismo, sino el cristianismo el que creé al Cristo. El afio 1 fue impuesto después que transcurtieron varios siglos, cuando ya existfa un mar- gen de error considerable, y el calendario comenzé a regit cuando una parte de la humanidad ~en especial la de Europa Occidental-, ya estaba acostumbrada a la increible idea inculcada en sus sermones por la Iglesia de Roma, de que “h a b { a” existido un hombre que murié crucificado, y que result6 ser el Cristo, el hijo de Jehova, el dios de Israel, enviado por éste desde el Reino de los Cielos para redimir a la humanidad del pecado original perpetrado por Adan y Eva en el Parafso Terrenal. Practicamente, el afio I fue impuesto gracias a una consolidacién de creencias que, aunque incluso resulta absurdo alegarlas, jamés han tenido verificacién hist6rica ni cienti- fica. ;Quién podria verificar la autenticidad histérica de los absurdos anteriormente citados? Y sin embargo, el Calendario contemporé- nero ésta fundamentado en tales lucubraciones abstracto metafisicas, sin que tengan ninguna base racional. Transcurtidos varios siglos a partir del inicio del supuesto “afio 1”, nadie se atrevié a dudar de la nueva ideologia sacerdotal judeocristiana gobernante, pues ésta ha- bia pasado a formar parte de la Historia Universal, como si tales lucubraciones hubieran ocurrido historicamente. Se confié ciega- mente en la palabra de Roma, y hoy estamos ante consecuencias no -5- faciles de resolver, que solo explicaré entre lineas por medio de una dialéctica contradictoria, debido a su gravedad. Y a los absurdos anteriores se agregaron nuevos absurdos: Como ignoraban ellos mis- mos la fecha, ni siquiera aproximada, del “nacimiento” del Redentor y del supuesto afio J, los cristianos resolvieron tal “impasse” hacien- do coincidir la fecha del nacimiento del Cristo con el 25 de diciembre, momento del solsticio de invierno, en el que también se celebraba el nacimiento de Mitra, el Dios Solar de Persia. Era tan asombrosa la semejanza entre los rituales del mitrianismo de los p a g an 0 s no- judios y los rritos judeocristianos entronizados en Roma, que Monse- fior Luis Duchesne reconocié la existencia del plagio escribiendo lo siguiente: “El 25 de Diciembre, natale Solis invicti, era dia de fiesta para los adoradores de Mitra; luego lo fue para los cristianos”. (Histoire de ancienne de 'Eglise, Paris, 1905). El reemplazo del culto de Mitra por el culto de Jesucristo aceleré la victoria del cristianismo. Pero aqui éstos tltimos incurrieron en una flagrante y paradojal contradicci6n: Si pretendfan conocer la fecha exacta del nacimiento del Redentor cristiano -el ao 1-, :por qué establecicron como fecha del nacimiento de Jesucristo el mismo dia del nacimiento de Mitra? Como Monsefior Duchesne tocé un problema gravisimo — el de la imposicién de un calendario falso-, sin decirlo en voz alta, sino disimuladamente, el Vaticano prohibié leer el libro bajo pena de excomunién, llevandolo al Index librorum prohibitorum, Esta guerra declarada contra el libre pensamiento tenia, sin. embargo, bastante antigiiedad. Cuando la Iglesia de Roma se convirtié en dogmatismo absoluto, algunos sabios ¢ historiadores europeos comenzaron a investigar los origenes del cristianismo, pero se encontraron con una iglesia judeocristiana que prohibié de manera brutal cualquier inten- to de investigacién y dee sclarecimiento, la que alcanz6 su maxima represién en la Inquisicién del “Santo Oficio” y en las Cruzadas. Fue sencillamente una masacre. Arras6 a sangre y fuego con toda oposicién. De manera que el calendario de la Hamada “Era Cristiana” ha completado, por asf decirlo -pues se ignora cualquier cantidad exac- ta-, 2000 afios de engafio sacerdotal, y hoy estamos obligados a continuar usdndolo, hasta que desaparezca, pues con todo lo anterior no esté descartada esta posibilidad... En resumen, para poder VERIFICAR la autenticidad histérica del Calendario contempordneo, tendrfamos que tener en las manos, forzosamente, las siguientes pruebas: 1", Que Jehova, el Dios de Israel, envié a su hijo Jesucristo para [co

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