Você está na página 1de 1

Sus visitas a la biblioteca tenían un objetivo claro: mujeres.

Su gusto por ellas


evoluciono a la par con los géneros literarios. Le tomo 10 años! Pasar de los resúmenes
a las fuentes (le llevaría otros 30 devolverse). Jack había aprendido más de una sutileza
en esos años. Todo dependía de la víctima; si eran de la sección A, preguntar por la
existencia o ubicación de los libros era la mejor forma de entablar una conversación.
Igualmente efectivos eran las preguntas sobre palabras raras. Interrumpir estaba bien
visto. En la sección F nunca se debía expresar lo que se quería decir; la voz siempre
debía estar un paso atrás del pensamiento. Esto lo sabia Jack por pura observación, una
que otra pisada en falso y ante todo por el incondicional consejo de sus consagrados
aliados: los autores románticos. Lo que Jack si consideraba hipótesis alocada era su
convicción de que esto de llevar la voz a cabestro era una maligna estrategia para
dominar al otro, al inocente prójimo que no puede más que conocer por las palabras. En
ocasiones Jack veía temor tras ese ánimo de dominación. Y que tal si sus viejos aliados
de la sección F también caminaban un paso delante de sus obras? Como saberlo? Era
otra lección que aprendería Jack; nunca confiar en la expresión aislada. Empezaría a
convencerse de que la intuición racional se adquiría leyendo verticalmente y que la
intuición irracional era cosa de horizontalidades. De hecho, fue la vida lo que lo redujo
a ser un galán de bibliotecas. Algunos saben comunicarse con los animales; los
entienden. Bueno, Jack entendía las bibliotecas, más exactamente lo que en ellas habita.
Desde las reproducciones de consagrados artistas hasta los libros técnicos de máquinas
obsoletas, pasando por novelas clásicas y tratados de filosofía e higiene personal.
Algunos se entienden mejor con los animales, bueno, Jack se asemejaba a estas
personas, excepto quizás por un importante detalle: a diferencia de aquellos que
prefieren estar con animales por que se entienden mejor que con sus congéneres, Jack
veía las bibliotecas solo como un puente para obtener su preciado objetivo: el regazo
femenino. Por supuesto, este puente lo llevaba a tan solo un reducido arrecife entre el
inmenso continente de féminas, pero Jack era consciente de que sus ambiciones debían
ser compatibles con sus virtudes. Debería rehuir a las ambiciones que correspondiesen a
sus puntos débiles de la misma forma que se evita pisar la mierda.

Você também pode gostar