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FREUD: EL PSICOANÁLISIS

ÍNDICE:
1. Vida y obra.
2. Teoría del Universo.
3. Teoría del hombre:
o Determinismo.
o Estados mentales inconscientes.
o Teoría de los instintos o “impulsos”.
o Evolución del carácter humano.
4. Diagnóstico.
o Represión.
o Otros mecanismos de defensa.
5. Prescripción.
6. Visión de la mujer.
7. Crítica.
8. Bibliografía.

1- VIDA Y OBRA

1856 Nace en Moravia


1860 Se traslada a Viena donde reside el resto de su vida. Estudia Medicina,
Biología y Filosofía.

o Etapa de desarrollo de la teoría (1882 – 1900)


______________________________________________________________________

1882 Compromiso matrimonial con Marta Bernays y trabajo en el Hospital General de


Viena. Conoce a Breuer.
1884 Descubre las propiedades analgésicas de la cocaina.
1885 Comienza los tratamientos con electroterapia
1886 Se casa.
Visita París para estudiar con Charcot, neurólogo que utilizaba la hipnosis para
estudiar la histeria.
Intenta experimentar con la hipnosis y con la electroterapia, encontrándolas
insatisfactorias.

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De regreso a Viena recurre a las teorías de Breuer quien suponía que la histeria estaba causada
por una experiencia intensa olvidada. El tratamiento debía de ser, pues, una inducción al
recuerdo. Esta es la base del método psicoanalítico, aunque en esta primera etapa debemos de
hablar del método catártico.

METODO CATÁRTICO: EL CASO DE “ANA O”.

Berta Pappenheim, Ana O en la historia de psicoanálisis, tenía veintinueve años cuando su familia
descorazonada acudió al doctor Breuer en 1880.
[...] El padre de Berta, el adinerado comerciante de cereales Siegmund Pappenheim, de Viena, había
contraido tuberculosis algunos meses antes. Ni siquiera una afección grave como ésta se trataba
entonces en el Hospital. Su mujer le atendía durante el día, y su hija, por la noche.
Berta, que hasta entonces había llevado la vida despreocupada y monótona de una hija de buena
familia, vio como esta nueva situación trastocaba por completo su vida. Las noches en blanco junto al
lecho del padre moribundo terminaron por acarrearle graves trastornos físicos y psíquicos. A las pocas
semana comenzó a sufrir desmayos cada vez peores. Como llegara a sentir repugnancia frente a
cualquier forma de alimento y a tener anemia, su madre –contra la voluntad de Berta- se vio obligada a
no permitirle atender a su adorado padre y a consultar a toda una serie de especialistas que no llegaron
a detectar causa orgánica alguna. Como la situación de la “joven otrora sana y nada nerviosa” no
experimentara mejoría alguna durante todo aquel año, la familia Poppenheim acudió al doctor Breuer,
ya entonces muy respetado y famoso.
Cuando Breuer acudió por primera vez a la casa de la enferma, el 10 de diciembre de 1880, “Ana O”
sufría graves trastornos visuales y auditivos, fuertes dolores de cabeza, tos nerviosa, alucinaciones y
síntomas de parálisis de los músculos del cuello y brazo derecho. Posteriormente se sumaron otros
trastornos, como el del habla.En seguida dejó de reconocer el entorno, y casi siempre estaba
mentalmente ausente. En un primer momento Breuer se limitó a recomendar “reposo absoluto”,
observado hasta el 1 de abril del año siguiente.
La paciente mejoró, pero al fallecer su padre a los cinco días de haber ella puesto fin al reposo, es decir,
el 5 de abril de 1881, reaparecieron todos los síntomas. De la Historia de Ana O que Breuer escribirá a
instancias de Freud para “Estudios sobre la histeria”, se desprende que aquel había considerado
inicialmente a su paciente como enferma mental. “Rapidísimos cambios de estado anímico dijo al
describir los síntomas- , algunos momentos de serenidad; el resto, profundos sentimientos de angustia,
obstinada oposición a toda medida terapéutica, inquietantes alucinaciones de serpientes negras. Como
tales veía sus cabellos, lazos, etc. A todo esto, ella se aconsejaba a sí misma no ser tan tonta; que eran
sus cabellos, etc. En momentos de plena lucidez, lamentaba la profunda oscuridad de su cabeza, como
si no pudiera pensar, como si fuera a quedarse ciega y sorda, como si tuviera dos yoes, el suyo
verdadero y otro pérfido que la coaccionaba a lo malo”. Todos estos quebrantos físicos eran
consecuencia, según Breuer, de “una gravísima neurosis y sicosis de naturaleza histérica”.
Dado que Berta, en estado de plena conciencia, no estaba en condiciones de guiar a su médico a la
causa de los síntomas, Breuer lo intentó con la hipnosis. Él fue el primer maravillado: tan pronto como
ella se encontró en trance y se le preguntó por sus parálisis y demás trastornos, se hizo patente su
origen. “La visité por la mañana, la hipnoticé y, tras conseguir que ella concentrara sus pensamientos
en el síntoma tratado, le pregunté por las circunstancias en que había aparecido. La paciente describió
en secuencia rápida, con breves frases, estas ocasiones externas, que yo anoté. En la hipnosis de la
tarde, apoyándose en esta secuencia anotada a la mañana, contó con más detalle las circunstancias”.
De pronto pareció existir una explicación para cada uno de los síntomas: el primer trastorno visual se
presentó cuando las lágrimas que derramaba junto al lecho de su padre le impedían leer el libro que
tenía en sus manos. La tos nerviosa comenzó cuando –durante las horas de su vigilia nocturna- oía

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música de baile en la casa vecina y ella no podía reunirse con los bullangueros jóvenes. La dureza de
música de
oído o sordera se hizo patente cuando ella no quiso contemplar un ahogo del amado paciente. Y el
habla comenzó a fallar cuando se sintió tan mortificada por su padre que no quiso hablar más con él.
En la hipnosis fueron saliendo a superficie, uno tras otro, los motivos. En cuanto describió las
mortificantes vivencias que había experimentado durante la sacrificada asistencia al padre,
desaparecieron los síntomas. “La liberación de su psique fue completa una vez que, sacudida por la
angustia y el espanto, reprodujo y vertió en palabras todas esas imágenes horripilantes”.
Si, en estado de vigilia, le habría parecido “inaudito” declarar “culpable” a su padre, en trance en
cambio, era capaz de hablar con relativa franqueza sobre el tema. En la hipnosis confesó que habría
preferido ir a bailar en lugar de cuidar a su padre. Era patente que ella oprimía la verdad, reprimía sus
vivencias siempre que tenía conciencia de las palabras que hablaba. Pero tan pronto como aireó todo
en la hipnosis y su conflicto penetró en su conciencia desaparecieron los trastornos visuales y
auditivos, las parálisis , la tos, los temblores, los trastornos del lenguaje. Y recuperó el apetito.
Puesto que Berta olvidó durante semanas su lengua materna, conversaba con Breuer en inglés y
denominó al tratamiento”talking cure”. Ella había reconocido, pues, la terapia.

Georg Markus, “ Freud, el misterio del alma”

1888 Aplica por primera vez un tratamiento inspirado en los estudios de Breur.
1895 Publica con Breuer “Estudios sobre la histeria”. Escribe “Proyecto de una psicología
científica” que no será publicada hasta 1950, en la que trata de establecer una relación
psico-fisiológica.
Analizó su propia mente y llegó a los conceptos de:
1. Sexualidad infantil.
2. Interpretación de los sueños.

o Teoría madura (1990 – 1920)

1900 Aplica el psicoanálisis a la vida mental normal y no sólo a la patológica. Escribe “La
interpretación de los sueños”
1901 “Psicopatología de la vida cotidiana”
1905 “Tres ensayos sobre la teoría sexual”. Comienzan a difundirse sus teorías.
1909 Recorre América dando conferencias. “ Cinco conferencias sobre psicoanálisis”.
1913 “Tótem y Tabú”. Aplica ción de sus teorías a la Antropología.
1915
a Presenta en la Universidad de Viena “Lecciones de introducción al psicoanálisis”,
1917 desarrollo completo de sus teorías.

o Última etapa (1918 – 1939)

1918 Esta última etapa comienza al final de la II Guerra Mundial. Lo más característico de
ella va a ser:
Los desarrollos y cambios en su teoría.

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Intenta aplicar su teoría a la Sociología.
Habla del instinto de Tánatos.
Es este un período marcado por la enfermedad (cancer)
1918 Desarrolla la estructura tripartita de la mente en “El Yo y el Ello”.
1920 Introduce un nuevo concepto, además del instinto de vida, aparece el instinto de muerte.
Publica “Más allá del principio del placer”.
1923 Desarrolla la estructura tripartita de la mente: Yo, Ello y Super-yo (2ª tópica).
1927 Publica “El futuro de una ilusión” donde trata a la religión como una falsa creencia cuyo
origen puede ser explicado psicológicamente.
1930 “El malestar de la cultura” donde trata del conflicto sociedad- individuo.
1938 “Moisés y el monoteísmo”, es la historia del pueblo judío vista desde el psicoanálisis.
1939 Hitler invade Austria. A Freud se le permite ir a Londres donde pasa el último año de su
vida escribiendo “Un esquema del psicoanálisis”.

2- TEORÍA DEL UNIVERSO

Podemos decir que no es esto lo más característico del pensamiento freudiano y señalar algunos puntos
generales.

No establece suposiciones sobre el universo y su origen, ni teológicas como el cristianismo


(universo creado por un Dios omnipotente a partir de la nada), ni metafísicas como platón con el
Mundo de las Ideas o Marx con el materialismo histórico.

Para Freud todos los fenómenos naturales están determinados por las leyes de la Física y la
Química.

El hombre, como parte de esa naturaleza, también está sujeto a esas leyes y es un producto de
la evolución natural.

3- TEORÍA DE LA NATURALEZA HUMANA

1º- Determinismo.
Trataremos este capítulo
2º- Estados mentales inconscientes.
en torno a 4 conceptos
3º- Teoría de los instintos.
4º- Evolución del carácter humano.

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Determinismo
Aplica el principio del determinismo –todo acontecimiento está precedido por causas suficientes-
dentro del ámbito de lo mental. Consideró que cosas que tradicionalmente carecían de significado para
poder entender a las personas ( lapsos lingüísticos, actos fallidos, sueños) estaban determinados por
causas ocultas en la mente.
Ejemplos:
o Lapsos lingüísticos. Decimos cosas que algún día intentamos reprimir. Freud nos cuenta el
ejemplo de un capataz que iba a brindar por su jefe; este jefe no era muy apreciado. Era lo que
normalmente diríamos “una mierda”. El capataz se puso en píe, levanto solemnemente la copa
y dijo: “Propongo una mierda para el jefe”. En realidad no era su intención decir tal cosa, pero
dijo lo que realmente sentía y de alguna manera estaba reprimiendo.
o Actos fallidos. Olvidamos cosas que nos molesta recordar. A mí personalmente no me gustan
las lentejas y en cierta ocasión mientras ponía la mesa acudí a la cocina para sacar esta odiada
comida de la nevera, cuando llegue ante ella mi mente se quedo en blanco (¿ a qué he
venido?...), por lo que regresé a la sala donde seguí colocando las cosas sobre la mesa. Por
segunda vez me dirigí a la cocina y al encontrarme ante la nevera todo pareció olvidárseme, no
sabía a qué había ido. Nuevo regreso a la sala ante la mirada atónita de mi hijo que me
pregunta: ¿qué hay para comer?. En ese momento recuerdo las lentejas y también soy
consciente de la causa de mis olvidos: lo poco que me gustan.
o Sueños: Freud piensa que los sueños son en su mayor parte satisfacciones de deseos
reprimidos. Un niño castigado sin cenar sueña con un enorme pastel. Él nos cuenta el ejemplo
de un joven que una noche sueña que su prima le regala un par de globos. Si el sueño es una
realización de un deseo, nuestro joven desea esos globos, pero, ¿no es este un deseo infantil?,
¿se oculta algo tras los globos?. Lo que realmente deseaba nuestro joven eran los pechos
(globos) de su prima, idea que en estado de vigilia intentaba reprimir a causa de la moral de la
época que censuraba las relaciones y matrimonios entre primos.

El determinismo freudiano es una negación del libre albedrío, para él nuestra conciencia está
determinada por causas de las que no somos conscientes. En Marx nos encontraremos también con una
postura determinista, pero si para Marx el determinismo tiene unas causas sociales y materiales, para
Freud el determinismo es mental e individual.

ESTADOS MENTALES INCONSCIENTES.


Hecho no aceptado a nivel
consciente Consciente y
Preconsciente

Mecanismo de
Intenta salir al consciente como censura
Es interiorizado en el lapsos, actos fallidos, sueños o
inconsciente neurosis
Inconsciente

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DEFINICIONES:
Consciente: Contenidos mentales actualizados.
Preconsciente: Contenidos mentales no actualizados en este momento pero
1º Tópica que pueden serlo. Hace la función de la memoria.
Inconsciente: Contenidos mentales que no pueden ser actualizados por
métodos normales.
Mecanismo de censura: Impide que los contenidos inconscientes pasen al
consciente. Se hace más rígida con la edad.
o Represión: Mecanismo de defensa mediante el cual la persona intenta evitar conflictos
internos. Todo lo que no somos capaces de sumir a nivel consciente es interiorizado en el
inconsciente. Es un escape y como tal escape está condenado al fracaso, pues lo reprimido no
desaparece, aunque olvidado sigue ejerciendo pulsiones en el inconsciente y enviando a la
conciencia un sustituto: el síntoma neurótico.
o Neurosis: enfermedad que teniendo una importante y variada participación de síntomas
corporales, su índole y génesis es exclusivamente psíquica. Algunas veces sus síntomas son
tan graves que producen un alto grado de alejamiento de la realidad. Sus causas:
 Sentimiento de culpabilidad.
 Sentimiento de insatisfacción y frustración.
 Desarrollo anómalo por los dos puntos anteriores.

 Para Freud el inconsciente es dinámico, ejerce presiones e influencias sobre todo lo que hace la
gente.

 La teoría freudiana sobre el hombre no es dualista. Cuando habla de mente se refiere a estados
mentales psíquicos y cuando lo hace de cuerpo a estados físicos. Freud rechaza todo dualismo e
intentó siempre buscar una base fisiológica para su teoría psicológica. No lo logró, pero jamás
dudo de que las entidades mentales que postuló tuviesen una base fisiológica.

 Freud realizó una estructuración más amplia de la mente en su segunda etapa. Es la llamada
segunda tópica.

CONSCIENTE

SU`PER-YO

YO

CENSURA ELLO
INCONSCIENTE

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o Ello: nace con nosotros. Reserva de energía libidinal y agresiva guiada por el principio del
placer que busca satisfacción inmediata de los instintos, aunque estos sean contradictorios y
estén en desacuerdo con la realidad. Es totalmente inconsciente. Freud dice que es “un caldero
de excitación latente”·
o Yo: aparece poco después del nacimiento, cuando el bebe se da cuenta de que no siempre
puede satisfacer sus necesidades o estas pueden ser satisfechas de forma diferente. El Yo
desempeña la función de relación del organismo con el medio y la realidad social. Intenta
canalizar los impulsos del Ello armonizándolos con la realidad. Controla las funciones de
memoria y pensamiento. Se guía por el principio de realidad y es capaz de postergar las
necesidades del ello de acuerdo con las posibilidades de la realidad.
o Super-Yo : comienza a formarse a partir de los 4-5 años . Es la interiorización de las normas
sociales y culturales, algo así como la “conciencia moral” por su función de controlar o
condenar actos, pensamientos o impulsos. Se guía por el principio de perfección. Normalmente
su desaprobación va acompañada de sentimiento de culpabilidad. No diferencia entre acto y
deseo, creando situaciones muy crueles.
o Los tres tiranos: Freud nos dice que el Yo debe guardar el equilibrio entre el Super-Yo con sus
exigencias normativas, el Ello y su satisfacción inmediata de los deseos y la Realidad a la que
se debe adaptar. Algunas veces ese equilibrio se rompe y surge la enfermedad:

SUPER-YO REALIDAD ELLO

CONFLICTO

PSICOSIS NEUROSIS
YO
Conflicto entre el Yo Conflicto entre el Yo y
y la Realidad el Ello por mandato de
el Super-Yo

Psicosis. Aunque el significado Neurosis. Es un trastorno no


tradicional del término psicótico psicótico crónico o recurrente
subraya la pérdida de la caracterizado principalmente
capacidad de evaluar la realidad y por ansiedad. El trastorno se
el deterioro del funcionamiento experimenta o se expresa
mental –manifestado por delirios, directamente o está alterado por
alucinaciones, confusión y mecanismos de defensa;
deterioro de la memoria- durante aparece como un síntoma, como
los últimos 50 años se han una obsesión, compulsión ,
desarrollado otros significados.. fobia o disfunción sexual. Ya no
Como consecuencia el término ha es utilizado en el DSM IV, en su
perdido precisión en la práctica lugar se habla de los trastornos
clínica y en la investigación. por ansiedad.

A ver si con esto engaño al ordenador


 Podemos decir que esta estructuración de la mente (Yo, Ello, Super-Yo) guarda un paralelismo
con la teoría platónica sobre el alma. Platón distinguía tres elementos en el alma (razón, ánimo
y apetito), ambos nos presentan una teoría tripartita de la mente o del alma.
 El Ello y el apetito platónico parecen corresponderse claramente.
 El Yo como contraste de la realidad es semejante a la razón.
 El Super-Yo cumple con la función moral que Platón le asigna, también, a la razón.
 El único elemento que no parece tener correspondencia es el ánimo.

PLATÓN
Razón Yo FREUD
Ánimo Super-Yo

Apetito
Ello

Teoría de los instintos o “impulsos”.

 Más que teoría , podemos decir teorías ya que es la parte más variable de la producción
freudiana.
Los instintos son las fuerzas motivantes del aparato mental, toda la “energía” de nuestra mente
proviene de ellos (Freud utiliza un lenguaje mecánico-eléctrico fruto de su formación
científica).
 Hay un número indeterminado de instintos que pueden ser derivados de unos cuantos instintos
básicos que se combinan y se reemplazan. Uno de estos instintos básicos es el sexual y es una
mala interpretación de Freud aquella que reduce toda conducta humana a una motivación
sexual. Es cierto que Freud dio al sexo una importancia más amplia en la vida humana de la
que se le había dado tradicionalmente, y que defendió que los instintos sexuales aparecen ya en
los niños, pero ese reduccionismo es totalmente falso.
 En su obra inicial habla del instinto de autoconservación (hambre, sexo...) y de la importancia
de la energía que este produce, la líbido.
 En su obra posterior hizo la clasificación siguiente con la finalidad de explicar conductas de
agresión y autodestrucción que no podían ser explicadas desde el instinto de autoconservación:

INSTINTOS DE VIDA INSTINTOS SEXUALES


EROS INSTINTOS DE AUTOCONSERVACIÓN

INSTINTOS

SADISMO
INSTINTOS DE MUERTE AGRESIÓN
TÁNATOS AUTODRESTRUCCIÓN

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 Con el Instinto de Tánatos Freud intenta explicar las tendencias agresivas que no tienen cabida
en el principio del placer. Freud reconoce que su planteamiento es especulativo.
Para justificarlo parte de una observación de hechos a los que denomina “obsesión por la
repetición”. Esta obsesión podemos verla en los niños (juegos e historias fantásticas y no
placenteras que repiten sin cesar), en los sueños (que en este caso no son satisfacción de
deseos) y en la vida adulta (rituales obsesivos repetitivos).
La obsesión por la repetición es típica de la vida instintiva que es esencialmente conservadora.
Hasta aquí no encontramos dificultad, pero si la tendremos a la hora de aceptar la
interpretación que hace Freud de esta tendencia a la repetición, para él equivale a una tendencia
a restaurar otros estadios, una vuelta al estado primitivo: de lo orgánico a lo inorgánico, de esto
a lo inanimado y finalmente a la muerte.
Wilhelm Reich, discípulo de Feud, discrepó totalmente de él y pensaba que la teoría del
instinto de muerte reflejaba el momento vital de Freud y su propia actitud ante la muerte.
Reich explica el sufrimiento desde la sociedad y no desde instancias internas del individuo.

Evolución del carácter humano.

Freud partió de los descubrimientos de Breuer: las experiencias “traumáticas” aunque olvidadas en
apariencia, siguen influyendo perniciosamente sobre la salud mental. El psicoanálisis generaliza lo
anterior y afirma la importancia de la infancia en la configuración del carácter adulto. Los cuatro o
cinco primeros años son la base de la personalidad individual.

Freud señaló fases de desarrollo sexual en la infancia. La sexualidad no es sólo genital, sino que en
cada una de estas fases se relaciona con una parte del cuerpo de la que se obtenga placer.

1. Fase oral. ( 0 – 1 años). Zona erógena: boca.


La primera zona de placer es la boca, la succión, el chupeteo, los besos, el contacto con la piel de la
madre al mamar, las caricias, toques, etc, son acciones placenteras e importantes para el desarrollo del
bebe. Se apropia de los objetos mordiéndolos, la boca es su único puente de comunicación.
Estas primeras relaciones afectivas del niño con sus cuidadores producirán una impronta particular a la
hora de establecer vínculos posteriormente. La conducta sexual se configurará, según muchos autores,
a partir de estas primeras experiencias. La evolución psicológica dependerá en buena medida de las
sensaciones placenteras y de seguridad que el niño/a vivencie en estos primeros momentos.

2. Fase anal. ( 1 – 3 años). Zona erógena: esfínteres.


Se concreta en la retención y expulsión de las heces y en el correspondiente valor simbólico de tales
operaciones: conservar, destruir. Las heces expulsadas son consideradas por el niño como algo valioso,
y la defecación produce placer.
En este estadio comienza la formación del Super-Yo con los preceptos culturales del ambiente
referidos al orden y control de los esfínteres, y a la obtención de la limpieza. La fijación más o menos
intensa del mismo da píe a la formación del llamado carácter anal o retentivo del adulto, cuyos rasgos
sobresalientes son la propensión a la avaricia, el orden escrupuloso, la puntualidad irreprochable, la
estrechez de miras y la meticulosidad.

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3. Fase fálica o edípica. ( desde los 4 años a la etapa de latencia). Zona erógena: genitales.
En ella se establece la diferenciación psicosexual masculina y femenina, y la identificación sexual con
el padre o la madre (momento edípico). Se percibe en esta fase una intensa curiosidad por descubrir las
diferencias entre ambos sexos, llevándose a cabo exploraciones sexuales, bien a través de juegos
masturbatorios o de imitación de los roles adultos (jugar a papá y mamá, a los médicos, etc.) , como
forma de reconocimiento mutuo. Estos pasos son siempre necesarios, por tanto no pueden considerarse
perniciosos o preocupantes. Una actitud de alarma o rechazo por parte de los adultos hacia estos
juegos puede acarrear conflictos y sentimientos de culpa y vergüenza en el niño hacia el sexo.
Durante el complejo de Edipo se articula el triángulo familiar: padre, madre, hijo/a. El niño manifiesta
una gran afición erótica hacia su madre: quiere estar siempre con ella, íntimamente, y tratar de atraer y
monopolizar su amor con expresiones de cariño manifiestas e insistentes. Simultáneamente siente
celos de su padre, rival naturalmente dominante. De este modo se repite simbólicamente y con menos
dramatismo la leyenda de Edipo, Layo, su padre, y Yocasta, su madre.
La situación edípica ha de tener un desenlace y este se realiza en torno a la virilidad:
1. En el niño la superación del Edipo viene dada por el complejo de castración que surge tras el
anterior y que le servirá de revulsivo. Tras él la identificación con el padre se produce y con
ella la asimilación de roles masculinos. También puede ocurrir un estancamiento de la líbido en
esta fase, permaneciendo una inadecuada vinculación erótica hacia la madre, que se instalará
en el inconsciente, y que podrá aparecer en la edad adulta como un factor de homosexualidad.
Con la superación del complejo de Edipo el niño asegura una correcta formación del Super-Yo.

2. En la niña el proceso es distinto, en ella surge el complejo de castración (al darse cuenta de que
no tiene pene) previamente al complejo de Edipo, por lo que aquel no puede servir de revulsivo
para superar este y tener así una formación adecuada del Super-Yo.

4. Fase de latencia. ( desde el final del Edipo a la adolescencia).


En esta fase se produce una inhibición de la líbido, la sexualidad se hace menos aparente. El niño/a
muestra durante ella sentimientos más serenos y sociales, ternura, respeto y sumisión a los superiores
en la familia y en la escuela, compañerismo, idealizaciones, etc.

5. Fase genital o adulta. (desde la dolescencia). Zona erógena: todo el cuerpo.


Es la última fase del desarrollo psicosexual. En ella se resuelve definitivamente la organización y
madurez sexual, y se reafirma la identidad sexual de hombre y mujer.
En esta etapa se producen profundos cambios psicológicos, biológicos, fisiológicos y sociales.
Aparecen la poluciones voluntarias o involuntarias, erecciones y eyaculaciones, posibilidad de
reproducción, sensibilización y descubrimiento de la vagina como zona de placer, atracción y deseos
amorosos hacia otros, etc.
Se producen en el joven estados de confusión y ansiedad que le llevan a comportamientos específicos
de estas edades. La inestabilidad de carácter, fluctuaciones de los estados de ánimo, desvalorización de
sí mismo, sensación de soledad, rebeldía frente a la autoridad, etc., son características propias del
púber y el adolescente en la búsqueda de su identidad personal y en la instalación de una sexualidad y
genitalidad adulta.

4 - DIAGNÓSTICO

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Como Platón, Freud dice que la salud o bienestar mental va a depender de la relación armónica
entre las tres partes de la mente y de la relación persona – mundo exterior. El Yo tiene la función
de mediador entre el Super-Yo, el Ello y la Realidad. Si hay un conflicto aparece la neurosis,
resultado de la frustración de los instintos básicos por obstáculos externos o conflictos internos.

REPRESIÓN. Es una inadaptación mental que origina las neurosis. Se crea un conflicto mental
donde el instinto es incompatible con las normas sociales, y queda como “olvidado”, se intenta
ocultar.
Es un mecanismo de defensa mediante el cual la persona intenta evitar conflictos internos. Es un
escape y, como tal, está condenado al fracaso, pues lo reprimido no desaparece, sigue existiendo en
el inconsciente y allí conserva su energía, enviando a la conciencia un sustituto: el síntoma
neurótico.
La persona se siente impelida a actuar sin saber porque, pues al reprimir algo ha perdido el control
sobre su mente.
Freud localiza las represiones decisivas en la primera infancia y dice que son básicamente sexuales
(perversiones sexuales).

Ejemplo de represión:

El propio Freud facilitaría la comprensión del funcionamiento del macanismo de represión, en una
de las conferencias que pronunció, en 1909, en la Clark University de Estados Unidos:
“Una muchacha que poco tiempo antes había perdido a su padre, al que amaba profundamente y al
que había asistido con todo cariño durante su enfermedad –situación análoga a la de Ana O, la
paciente de Breuer- sintió germinar en ella, al casarse su hermana mayor, una especial simpatía
hacia su cuñado, sentimiento que pudo fácilmente ocultar y disfrazar tras el natural cariño familiar.
La hermana enfermó y murió poco después, estando ausentes su madre y nuestra enferma.
Llamadas con toda urgencia, acudieron aún sin tener noticia exacta de la desgracia, cuya magnitud
se les ocultó al principio. Cuando la muchacha se aproximó al lecho en que yacía muerta su
hermana, surgió en ella, durante un instante, una idea que podría quizás expresarse así: “Ahora él
ya está libre y puede casarse conmigo”. Debemos aceptar sin duda alguna que esta idea que reveló
a la conciencia de la muchacha su intenso amor hacia su cuñado, amor que hasta entonces no había
sido en ella claramente consciente, fue entregada de inmediato a la represión a través de la repulsa
indignada de sus otros sentimientos. La muchacha enfermó. Presentaba graves síntomas histéricos
y, al someterla a tratamiento, pudo verse que había olvidado absolutamente la escena que tuvo
lugar ante el lecho mortuorio de su hermana y la perversa idea egoísta que en su imaginación
surgió en aquellos instantes. Luego, en el curso del tratamiento, volvió a recordarla, reprodujo el
momento patógeno, dando muestras de una intensa emoción, y quedó curada por completo”.
Freud y el psicoanálisis – Salvat, Grandes temas

Freud también nos dice que el origen de la neurosis puede ser social. Las normas son uno de
los factores cruciales en el conflicto mental, y las normas son un producto del entorno social. La
educación consiste en la inculcación de estas normas. La civilización requiere el control de los
instintos, y las normas no tienen porque “ser lo mejor” para la felicidad de los individuos.
En “El malestar de la cultura” contempla la posibilidad de que la relación sociedad-individuo esté
desequilibrada, de que toda la civilización sea neurótica.

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Freudianos posteriores diagnostican que el principal conflicto reside en la sociedad más bien que
en el individuo.

Además de la represión nuestra mente utiliza otros mecanismos de defensa, son recursos
encaminados a resolver situaciones de ansiedad y frustración. Los mecanismos de defensa actúan
deformando la percepción de la realidad, la motivación y el pensamiento. Estos mecanismos son
totalmente inconscientes.

Mecanismos de defensa.

• Desplazamiento: Es el paso de la emoción que se siente, a un objeto diferente del origen. Por
ej., la agresividad que se siente hacia una persona se desplaza y se expresa gritándole a otra.

• Sublimación: Consiste en desviar la energía desde un objeto primario instintivo hacia algo a lo
que le damos un valor superior. Por ej., un monje, desplaza la energía de su sexualidad a una
vida célibe porque le concede un valor más alto a sus creencias religiosas.

• Regresión: Ante una experiencia dolorosa se vuelve a asumir comportamientos de una etapa
anterior en la que se sentía más placer. Por ej., al nacer otro hijo, su hermano, comienza a
comportarse como un bebé.

• Proyección: No se aceptan como propios los sentimientos, deseos, y actitudes que se viven
con ansiedad y se atribuyen a otros. Por ej., una persona envidia a otra y en vez de reconocerlo
le dice a ésta: Tú me envidias.

• Formación reactiva: Consiste en expresar un impulso que nos causa ansiedad de forma
opuesta a cómo lo sentimos. Por ej., a una persona le causa menos ansiedad expresar
amabilidad a otra que reconocer hostilidad hacia ella.

• Racionalización: Se justifica una actuación dando una explicación coherente y aceptable y los
motivos reales que nos crean conflicto permanecen inconscientes. Por ej., un estudiante que
teme hacer la prueba de acceso a la universidad justifica que no se presenta argumentando que
no tiene recursos económicos para estudiar lo que quiere.

• Identificación: Una persona se comporta inconscientemente como otra, en algún aspecto para
participar de sus triunfos y sentirse competente. Por ej., un trabajador que, sin darse cuenta,
imita los gestos y expresiones de un compañero al que admira.

• Introyección: Es el grado extremo de la identificación. La persona se apropia de rasgos o


características de personas a las que ama, odia, admira o teme y proyecta hacia sí mismo lo que
siente hacia el otro. Por ej., una persona recibe malos tratos de otra y se maltrata a sí misma.

• Negación de la realidad: No se reconoce algo que nos duele o tememos. Por ej., negar la
evidencia del diagnóstico de una enfermedad incurable..

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• Fijación: La persona se queda anclada en una etapa del desarrollo e intenta obtener la
satisfacción que ésta le producía. Por ej.,alguien se comporta como si estuviese en la
adolescencia estando en una etapa de madurez.

• Compensación: Consiste en pretender remediar una frustración destacando algún aspecto. Por
ej., una persona quiere compensar su frustración de no tener amigos demostrando que tiene
mucha fuerza muscular.

• Conversión: Es transformar una emoción en una manifestación física. Por ej., alguien reprime
su miedo y lo transforma en una dolencia de estómago.

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5 - PRESCRIPCIÓN

Es necesario reestablecer el equilibrio entre:

1. El individuo y su mundo. Aquí entrarían planes de reforma social que Freud nunca especificó.

2. La partes de la mente por medio del psicoanálisis.

MÉTODO PSICOANALÍTICO
Método desarrollado a partir de las experiencias de Breuer. El objetivo es el autoconocimiento. Se basa
en dos pilares fundamentales:

 La “cura por el habla” :

1. Se anima al paciente a decir todo aquello que le viene a la mente y este va hilando ideas por
medio de la asociación libre, en ella el paciente se deja llevar por las ocurrencias espontáneas y
va narrando todo lo que se le ocurre, sin omitir ni juzgar nada.
2. Cuando cesan las asociaciones se produce la resistencia, signo de aproximación a lo
reprimido.
3. Si lo reprimido aflora, se produce la curación.

 La “interpretación de los sueños”. En los sueños encontramos un rico material sobre los
contenidos reprimidos en el inconsciente.
Los sueños, según Freud, son realizaciones, en su mayoría, de deseos reprimidos, al igual que
las ensoñaciones diurnas . Dentro del sueño existe un contenido manifiesto (el mensaje tal y
como se presenta) y otro latente que encierra un contenido mucho más profundo.
Debido a que el inconsciente contiene muchos deseos reprimidos, resulta muy probable que el
análisis de un sueño nos sitúe ante “pensamientos que no conocía existieran en mi y que no
sólo me parecen extraños, sino que me son desagradables y quisiera negarme a mi mismos,
rechazando el análisis cuya inexorable concatenación me fuerza, bien a pesar mío, a
admitirlos” (S. Freud: El significado de los sueños) . Al despertar, la censura recobra su
intensidad y destruye lo que había dejado escapar o lo deforma de tal manera que cuando
intentamos relatarlo se nos olvida y confunde.
En los sueños, pues, podemos encontrar pistas de lo reprimido y su origen. Para descubrir el
significado Freud pedía a sus pacientes que fijándose en la idea fundamental, comunicaran todo
lo que se les ocurría sobre ella (este sistema esta basado en la asociación libre de ideas).
La interpretación de los sueños es una técnica compleja y larga.

Durante el tratamiento Freud se dio cuenta de que la estrecha relación entre el paciente y el analista
origina la transferencia y la contratransferencia. La relación de especial confianza que se
producía a lo largo del tratamiento hace que los pacientes muestren hacia el médico un grado de
emoción que casi podría calificarse de “enamoramiento”. El tratamiento de la transferencia es de
importancia decisiva para el éxito del análisis, porque puede ser a su vez analizada para rastrear
sus fuentes en el inconsciente del paciente.

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Freud dedicó su vida al tratamiento de pacientes individuales. Pero nunca pensó que este
tratamiento fuera la respuesta a todo problema humano. Si creyó que podría tener unas
aplicaciones algo más amplias y así en “El malestar de la cultura” aparece la hipótesis de que las
culturas también podían ser neuróticas.

TEXTOS

El método psicoanalítico.
Freud comenzó a considerar que las esperanzas terapéuticas fundadas en el tratamiento catártico,
con ayuda de la hipnosis, no acababan de culminar con éxito: los síntomas desaparecían, pero no
del modo definitivo que era de esperar. Por otra parte, el pequeño número de personas susceptibles
de ser sumidas en profunda hipnosis significaba una limitación para la aplicación del método
catártico. Ambas razones, aparte de otras menos importantes, hicieron que Freud abandonase la
hipnosis, abandono que implicaba la necesidad de sustituir el procedimiento hipnótico por otro.
Para Freud ganaba terreno la convicción de que el olvido por los neuróticos de la causa de sus
trastornos era sólo aparente: de hecho, esas causas no están en la conciencia en un momento
determinado, pero ello no quiere decir que estén definitivamente olvidadas. Lo vivido en estado de
hipnosis profunda se olvida sólo en apariencia; puede ser siempre vuelto a la memoria consciente
de sujeto a través de la afirmación clara y repetida del médico, a modo de tratamiento terapéutico.
Por consiguiente Freud decidió prescindir de la hipnosis para tratar a sus enfermos: bastaba que
cerrasen los ojos, y él les sugería concentración, aplicaba una ligera presión sobre la frente, con la
mano, y los alentaba a recordar y comunicar pensamientos, ideas, impulsos, etc., relacionados con
sus síntomas neuróticos. La reflexión científica de Freud combinada con la cooperación crítica de
ciertos enfermos ( en 1892 la paciente Isabel de R. Le reprochó, en el curso del tratamiento, que
con sus intervenciones y preguntas interrumpía la elaboración de sus pensamientos) concluirían
con la convicción de que tampoco es necesario apremio agobiante por parte del médico. Así, Freud
abandono progresivamente todo tipo de intervención apremiante, transformando (entre 1892 y
1898) el antiguo método catártico en el definitivo método psicoanalítico, también llamado de
asociación libre.
A los enfermos que le visitaban, Freud no los sometía ya a influencias personales, se limitaba a
recomendarles que adoptasen una postura cómoda sobre un diván y él se situaba fuera del alcance
de la visión. Tampoco les exigía que cerrasen los ojos y evitaba todo contacto así como cualquier
tipo de acción que pudiera recordar la hipnosis. Se trataba de establecer un diálogo entre dos
personas dueñas de sí, de igual a igual.
Tal situación la estructuraba Freud a partir de la “regla psicoanalítica fundamental”, o sea, instando
a sus pacientes a que le comunicaran todo aquello que acudía a su memoria aunque lo juzgasen
trivial, impertinente, incoherente o vergonzoso.
De este modo obtenía un abundante material de sugerencias acerca de los “olvidos” del enfermo.
Más concretamente, ese material no aportaba directamente los elementos olvidados, pero sí tan
claras y abundantes alusiones a ellos que el médico podía adivinarlos y reconstruirlos con el
auxilio de ciertos complementos y determinadas interpretaciones.
Freud y el psicoanálisis – Salvat, Grandes temas

Resistencia y represión.
La aplicación del método no estaba exenta de dificultades, cuya superación enriquecería
rápidamente la teoría psicoanalítica. El paciente, invitado y comprometido a expresar todos
cuantos pensamientos, impresiones, ocurrencias, brotaran de su mente, encontraba a lo largo del
tratamiento serias dificultades para cumplir este compromiso: “Descubríamos –dice Freud- que la
labor de patentizar los elementos patógenos olvidados tenía que pugnar contra una resistencia

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constante y muy intensa.. Las objeciones críticas con las que el paciente pretendía excluir de la
comunicación las ocurrencias en él emergentes (...) eran manifestaciones de tal resistencia”.
El estudio de los diversos fenómenos relacionados con esta resistencia condujo a Freud a
establecer uno de los fundamentos de la teoría psicoanalítica de las neurosis, la llamada teoría de la
represión. Las mismas fuerzas que se oponían a que los contenidos ocultos y patógenos afloraran a
la conciencia daban idea de aquellas otras fuerzas, que en su día, impulsaron a estos contenidos a
permanecer ocultos. La ocultación u “olvido activo” de ciertos contenidos (ideas, impresiones,
afectos...) era impuesta `por determinadas fuerzas psíquicas. A este mecanismo de “olvido activo”
de ciertos contenidos, cuyo resultado es su exclusión de la conciencia y de la memoria, Freud, lo
denominó represión.
Generalizando, puede afirmarse que el método psicoanalítico trata de hacer accesible a la
conciencia lo inconsciente. Para ello el psicoanalista ha de vencer la resistencia que el paciente
presenta para evitar que surja el material psíquico previamente reprimido. Parece como si el
paciente tuviera la necesidad de defenderse de algo, y como si la represión y la posterior
resistencia fuesen la expresión de esa defensa. Pero, ¿por qué?, Freud nos da la respuesta: “Todo lo
olvidado habría sido, por cualquier motivo, penoso para el sujeto; las aspiraciones de su
personalidad lo consideran como temible, doloroso o vergonzoso. Cabría, pues, pensar que serían
precisamente tales características las causas del olvido, de su exclusión de la conciencia”
Freud y el psicoanálisis – Salvat, Grandes temas

Transferencia y contratransferencia.
La inicial resistencia de Breuer a recordar y discutir el caso de Ana O. Era para Freud una actitud
extraña; máxime teniendo en cuenta que el tratamiento era único, original, y que abría caminos
hacia nuevos descubrimientos en el campo en que la medicina no tenía prácticamente incidencia.
Era incomprensible que Breuer se negase a difundirlo. Sin embargo, Freud comenzó pronto a
desnivelar las bases de esa actitud negativa.
E. Jones, biógrafo de Breuer, lo resume del siguiente modo: “ Conocí a través del propio Freud un
relato mucho más extenso del que expuso en sus obras acerca de las peculiares circunstancias que
rodearon el nacimiento del incipiente tratamiento. Al parecer, Breuer desarrolló lo que hoy
llamaríamos una poderosa contratransferencia frente a su interesante paciente. Se dejó absorber de
tal modo por ésta que su esposa terminó por irritarse de no oírle hablar de otro tema, y al poco
tiempo se sentía además celosa. Si bien no manifestó esto último abiertamente, se mostró
desdichada y de mal humor. Breuer, con el pensamiento distante de lo que ocurría a su lado, tardó
bastante en comprender los trastornos de su esposa. El descubrimiento provocó en él una violenta
reacción, mezcla de amor y de culpa, que le llevó a tomar la decisión de poner fin al tratamiento.
Se lo hizo saber así a Anna O., que por entonces se sentía mucho mejor, y se despidió de ella. Sin
embargo, aquella misma tarde tuvo que visitarla urgentemente ya que Anna O. Se sumió de pronto
en un estado de gran excitación, al parecer más enferma que nunca. La paciente, que en opinión de
Breuer se había mostrado como un ser asexual durante todo el tratamiento, no había hecho la
menor alusión a tan escabroso trema, sentía ahora los dolores de un falso parto histérico
(pseudocysis), culminación lógica de un embarazo imaginario iniciado y desarrollado
inadvertidamente en respuesta a la atención médica de Breuer. Aunque profundamente afectado
por el nuevo e inesperado giro del caso, Breuer consiguió calmarla hipnotizándola. Luego,
empapado en frío sudor, abandonó la casa”.
Por su parte, Freud comunicó a Breuer cómo, en cierta ocasión, una paciente se abalanzó sobre él y
le rodeó el cuello con sus brazos. Al mismo tiempo le indicó que este tipo de incidentes eran
típicos del comportamiento de ciertas pacientes histéricas. La comunicación pereció tranquilizar a
Breuer y tuvo el efecto de vencer la resistencia de éste a volver sobre el caso de Anna O.. No

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obstante, Breuer impuso una condición: el tema de la sexualidad no debería de ningún modo
ocupar un primer plano.
(...) Freud había aprendido que la mejoría del paciente durante el tratamiento dependía en gran
medida de la relación personal entre éste y el médico, y que desaparecía cuando se disolvía este
vínculo. Aplicado al estudio del vínculo y a las diversas formas en que a lo largo del tratamiento se
expresa, llegó a comprender progresivamente que aquella relación de tanta eficacia terapéutica,
tenía una base erótica, ya fuera oculta o manifiesta. De esta comprensión nace un doble concepto
básico en la teoría y práctica psicoanalíticas: los conceptos de transferencia y contratransferencia.
Freud y el psicoanálisis – Salvat, Grandes temas.

Los sueños son realizaciones de deseos.


Algunos sueños son, tal y como se producen, una realización directa de deseos, y así ocurre con
muchos sueños de niños: un niño, al que se ha puesto a régimen y a quien han prohibido
determinados manjares, sueña por la noche que come un pastel hasta hartarse; otro, al que se le ha
prometido un viaje, en su sueño lo adelanta, realizándolo. También algunos sueños de adulto son
de este tipo: el sujeto tiene sed y en su sueño bebe un fresco vaso de agua. Sin embargo, la mayoría
de los sueños del adulto son oscuros y embrollados: Freud afirmaba que este tipo de sueños son
también auténticas realizaciones de deseos, aunque “disfrazadas”.
(...) Es interesante, en este punto, exponer un modelo de análisis de un sueño del propio Freud.
Corría el año 1897 y Freud había sido propuesto para el cargo de profesor honorario de la
Universidad de Viena. Este codiciado nombramiento dependía del Ministerio y sus posibilidades
de conseguirlo eran realmente mínimas. Una tarde, recibió la visita de un colega amigo (R) . quien,
desde hacía años esperaba ese mismo nombramiento; le comentó que en el Ministerio le habían
dado, por fin, la razón de que su candidatura no progresase: su condición de judío (como Freud).
Aquella noche Freud tuvo el siguiente sueño:

“Mi amigo R. Es mi tío. Siento gran cariño por él. Veo ante mí su rostro, como alargado,
resaltando con especial precisión la rubia barba que lo encuadra.”

“Al recordarlo por la mañana me eché a reír –explica Freud-, pero no pude apartarlo de mi
pensamiento en todo el día, y acabé por dirigirme los siguientes reproches: si cualquiera de tus
enfermos tratase de rehuir la interpretación de uno de sus sueños, tachándolo de disparatado,
pensarías que detrás de ese sueño se oculta alguna historia desagradable, cuyo conocimiento
intentaba evitarse. Por tanto, debes proceder contigo mismo como lo harías con tal enfermo. Tu
opinión de que este sueño es un desatino, no significa sino una resistencia interior contra la
interpretación, y no debes dejarte vencer por ella”.
Esos pensamientos le impulsaron a emprender su propio análisis. Para ello Freud dividió, como de
costumbre, el sueño en secuencias, del modo siguiente: “R. Es mi tío, ¿qué puede esto significar?”.
Entre sus varios tíos, le vino a la mente el tío José, del cual recordó que había sido procesado por
un asunto de dinero, y condenado judicialmente. Esto representó un duro golpe para el padre de
Freud (hermano del delincuente) que, a partir de entonces, solía comentar que “el tío José no ha
sido nunca un hombre perverso, sino únicamente un imbécil”. Así, pues, “al pensar en mi sueño
que mi amigo R. es mi tío José, no pretendo creer otra cosa que R. es un imbécil”. De inmediato,
Freud reaccionó: le resultó muy desagradable y, precisamente por ello, inverosímil; sin embargo,
las asociaciones lo confirmaban: el rostro con barba de su sueño era una clara superposición de los
rostros del tío José y de R.

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Freud continuó sus asociaciones: “En principio, hay una diferencia: mi tío José era delincuente y
R. es un hombre de conducta intachable. Sin embargo, también él ha sufrido los rigores de la ley
por haber atropellado a un muchacho yendo en bicicleta. ¿Se referirá acaso mi sueño a ese delito?
Sería llevar la comparación a términos ridículos. De todos modos, recuerdo ahora una
conversación mantenida hace unos días con N., otro de mis colegas, la cual versó sobre el tema
que me preocupa: N., a quien encontré en la calle, se halla también propuesto para el cargo de
profesor y me felicitó por haber sido objeto de igual honor; felicitación que yo rechacé diciendo:
“No sé por qué me da usted la enhorabuena, conociendo mejor que nadie, por experiencia propia,
el valor de tales propuestas”. A estas palabras mías, bromeando, N. repuso: “¿Quién sabe? Quizás
haya algo especial en contra mía. ¿Ignora usted, acaso, que fui una vez objeto de una denuncia?
Naturalmente, se trataba de una vulgar tentativa de chantaje y me costó muchísimo librar a la
denunciante del castigo merecido. Pero, ¿quién me dice que en el Ministerio no tomen este suceso
como pretexto para negarme el título de profesor? En cambio, a usted no tienen objeciones que
ponerle”.
“Con el recuerdo de esta conversación, se me revela el delincuente que precisaba para completar la
comprensión del paralelo establecido en mi sueño y, al mismo tiempo, el sentido y la tendencia del
mismo. Mi tío José, imbécil y delincuente, representa en mi sueño a mis dos colegas, que no han
alcanzado aún el nombramiento de profesor, y por el mismo hecho de representarlos tacha a uno
(R.) de imbécil y de delincuente al otro (N.).
Viéndolos de este modo, Freud expresaba en su sueño el deseo de que así fuese. Haciendo imbécil
a un colega y delincuente al otro, Freud negaba en el sueño el motivo real (ser judíos) que impide
el nombramiento de ambos, motivo que le es doloroso porque también impediría su propio
nombramiento (por su condición de judío). Si sus colegas no fueran elegidos por ser uno imbécil y
delincuente el otro, tendría abierta la posibilidad de ver cumplido su deseo; que el Ministerio le
aceptara como profesor honorario.
Freud y el psicoanálisis – Salvat, Grandes temas.

6 – VISIÓN DE LA MUJER

LA FEMINIDAD
Nuevas lecciones de psicoanálisis, 1933

Si no encontramos algo que sea específico de la niña, algo que no aparezca en el niño o
aparezca en él indistintamente, no habremos aclarado el desenlace de la vinculación de la niña a la
madre.
Por mi parte, creo que hemos hallado tal factor específico, y precisamente en el lugar en que
esperábamos hallarlo, si bien en forma sorprendente. En el lugar esperado, digo, porque tal lugar es el
complejo de castración. La diferencia anatómica tenía que manifestarse en consecuencias psíquicas.
En cambio, nos sorprendió descubrir, por medio del análisis, que la niña hace responsable a la madre
de su carencia de pene y no le perdona su desventaja.

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Como veis, adscribimos también a la mujer un complejo de castración. Fundadamente, desde
luego; pero tal complejo no puede entrañar el mismo contenido que en el niño. En este último el
complejo de castración se forma después que la visión de unos genitales femeninos le han revelado
que el miembro que tanto estima él no es, como suponía, inseparable de todo cuerpo humano.
Recuerda entonces las amenazas que le valieron sus jugueteos con el miembro, comienza a darles
crédito, y queda, desde aquel instante, bajo el influjo del miedo a castración, que pasa a ser el motor
más importante de su desarrollo ulterior. También el complejo de castración de la niña es iniciado por
la visión del genital del otro sexo. . La niña advierte enseguida la diferencia y –preciso es confesarlo-
también su significación. Se siente en grave situación de inferioridad y manifiesta, con gran
frecuencia, que también ella quisiera tener “una cosita así”, y sucumbe a la “envidia de pene”, que
dejará huellas perdurables en su evolución y en la formación de su carácter, y que ni siquiera en los
casos más favorables será dominada sin grave esfuerzo psíquico.. el que la niña reconozca su carencia
de pene no quiere decir que lo acepte de buen grado. Por el contrario, mantiene durante mucho tiempo
el deseo de tener una cosita así”, cree en la posibilidad de poder conseguirlo hasta una edad en que ya
resulta inverosímil tal creencia, y aún en tiempos en los que el conocimiento de la realidad ha hecho
abandonar ya semejante deseo por irrealizable, el análisis puede demostrar que el mismo perdura en lo
inconsciente y ha conservado una considerable carga de energía. El deseo de conseguir, al fin, el
ansiado pene puede aún provocar su aportación a los motivos que impulsan a la mujer al análisis y
aquello que razonablemente puede esperar del análisis: por ejemplo, la capacidad para ejercer una
profesión intelectual demuestra muchas veces ser una variante sublimada de dicho deseo reprimido.
El descubrimiento de la castración constituye un punto crucial en la evolución de la niña.
Parten de él tres caminos de la evolución: uno conduce a la inhibición sexual y a la neurosis; otro, a la
transformación del carácter en el sentido de un complejo de masculinidad, y el otro, al fin, a la
feminidad normal.
(...) Con el abandono de la masturbación clitoridiana, la sujeto renuncia a un montante de
actividad. La pasividad se hace dominante, y el viraje havia el padre queda cumplido con ayuda, sobre
todo, de impulsos instintivos pasivos. Habréis de reconocer que tal avance de la evolución, que acaba
con la actividad fálica, allana el camino a la feminidad. Si las pérdidas que en ello origina la represión
no son demasiado considerables, tal feminidad puede resultar normal. El deseo con el que la niña se
orienta hacia el padre es quizá, originalmente, el conseguir de él el pene que la madre le ha negado.
Pero la situación femenina se constituye después, cuando el deseo de tener un pene es relevado por el
de tener un niño, sustituyendo así el niño al pene, conforme a la antigua equivalencia simbólica.
Con la transferencia del deseo niño-pene al padre, entra la niña en la situación del complejo de
Edipo. La hostilidad contra la madre, preexistente ya, se intensifica ahora, pues la madre pasa a ser la
rival que recibe del padre todo lo que la niña anhela de él. El complejo de Edipo de la niña nos ha
ocultado mucho tiempo su vinculación anterior a la madre, tan importante, sin embargo, y que tan
perdurables fijaciones deja tras de sí. Para la niña la situación de Edipo es el desenlace de una larga y
difícil evolución, una especie de solución provisional, una postura de descanso, que la sujeto tarda en
abandonar, tanto más cuanto que el principio del período de latencia no está ya lejos. Y ahora
advertimos en cuanto a la relación del complejo de Edipo con el complejo de castración, una
diferencia importantísima entre ambos sexos. El complejo de Edipo del niño, en el cual desea a su
madre y desea apartar al padre, viendo en él un rival, se desarrolla naturalmente a partir de la fase de
su sexualidad fálica. Pero la amenaza de la castración le fuerza a abandonar tal actitud. Bajo la
impresión de peligro de perder el pene, el complejo de Edipo es abandonado, reprimido y, en el caso
más normal, fundamentalmente destruido, siendo instaurado, como heredero del mismo, un riguroso
super-yo. En la niña sucede casi lo contrario. El complejo de castración prepara el complejo de Edipo
en lugar de destruirlo; la influencia de la envidia de pene aparta a la niña de la vinculación a la madre
y la hace entrar en situación del complejo de Edipo. La niña permanece en él indefinidamente, y sólo
más tarde e incompletamente lo supera. En estas circunstancias la formación del super-yo tiene
forzosamente que padecer: no puede alcanzar la robustez y la independencia que le confieren su valor

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cultural. Las feministas nos oyen con disgusto cuando les señalamos los resultados de este factor para
el carácter femenino medio.
La Feminidad. Nuevas lecciones de psicoanálisis.

7 - CRÍTICA

Se puede hacer una crítica personal a la visión fundamentalmente machista que tiene Freud sobre la
mujer, crítica que incluso parte de sus mismos seguidores; pero parece mucho más relevante realizar
una crítica más general al mismo psicoanálisis.
El psicoanálisis, desde su nacimiento, ha sido materia de disputa: para algunos por acientífico, para
otros porque más se parece un adoctrinamiento, a una fe religiosa, y ,finalmente, para todos sus
detractores porque la creencia en la teoría es requisito previo para ser miembro de su grupo,
convirtiéndose así en una ideología.

Hemos de distinguir en este apartado dos puntos cruciales:


1. La verdad de la teoría de Freud.
2. La efectividad de su método.

La verdad de la teoría
Si tomamos la falsabilidad empírica como cómo condición necesaria del status científico, y dado que
Freud afirma que sus teorías son científicas, la primera cuestión que nos surge es si estas son falsables.
Vemos que algunas de las proposiciones centrales del psicoanálisis no son falsables, por ejemplo:
1. El determinismo psíquico.
2. Los estados mentales inconscientes, ¿dónde están?. Aunque Freud suponía una base fisiológica
para ellos nunca llego a tal evidencia. Además, ¿ofrecen estos estados mentales inconscientes
explicación suficiente al comportamiento humano?...
3. La teoría de los instintos es la parte menos abierta a la contrastación, como sugieren las
vacilaciones de Freud sobre el tema.
4. La teoría evolutiva del carácter individual y de las fases de desarrollo sexual infantil, son más
fácilmente contrastadas por la observación. De todas formas aunque confirmemos la existencia
de un carácter anal, ¿ sabemos cual es la causa de este como afirma Freud?.

Tanto por parte de la filosofía como de la misma psicología se ve que muchas partes de la teoría de
Freud no pueden ser falsadas ni apenas contrastadas. Se sugiere por parte de los psicoanalistas que el
suyo es un método para la comprensión de la gente y que sus proposiciones no pueden ser contrastadas
con los mismos criterios del status científico que los de la física o la química. Estas últimas explican
causas y lo hacen desde ciertos presupuestos científicos, pero el psicoanálisis es un método de
significado que intenta dar explicación de las acciones humanas en términos de motivos.

Efectividad del método.


En principio este sería un nuevo contraste para la teoría, si esta es realmente verdadera podremos
esperar que el tratamiento sea efectivo. Pero tampoco aquí parece estar clara la cuestión. Se ha dado
una proporción de dos tercios como tasa aproximada de curación de pacientes que recibieron una
terapia psicoanalítica completa. Pero con respecto a “grupos de control” de casos similares tratados

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con otros métodos o no tratados en absoluto, podemos concluir que la efectividad del psicoanálisis es
nula, ya que la proporción de recuperación en tales grupos es también del orden de dos tercios.

Así , pues, no podemos dar un veredicto claro sobre las teorías de Freud en su conjunto.

8 - BIBLIOGRAFÍA

Leslie Stevenson. Siete teorías de la naturaleza humana. Colección Teorema.


Cátedra.

Freud y el psicoanálisis. Biblioteca Salvat de Grandes Temas.

Georg Markus. Freud, el misterio del alma. Planeta DeAgostini.

Varios autores. Cabellos largos e ideas cortas. Colección El mochuelo pensativo.


Akal.

Pilar Ricarte González. Psicología, 1º - 2º Bachillerato. Editorial Donostiarra

Harold I. Kaplan y Benjamín J. Sadock. Sinopsis de psiquiatria. Editorial Medica


Panamericana - 1998

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Marga Fernández
IES Pablo Neruda
Curso 2001-02

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