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RETOS Y
PROBLEMAS
DE LAS UNIVERSIDADES
EN EL SALVADOR:
Opiniones circunstanciales (1997 – 2002)
INDICE
PROLOGO DEL Dr. David Escobar Galindo.............................................................. 7
A MODO DE INTRODUCCION................................................................................... 7
A MODO DE INTRODUCCION
Ante la pregunta del encabezado, ¿qué eras..., qué eres universidad? que
ciertamente nos genera una leve afasia, tenemos la responsabilidad de pretender
dar una respuesta; obviamente las definiciones posibles en nuestro contexto
tendrán mas de cuarenta respuestas posibles, tantas como Universidades hay.
Pero intentando adivinar una respuesta fiel al concepto y a su concreción histórica,
nos introducimos en un análisis con estas dos vertientes: el Concepto y la
Historia.
El término Universidad, proviene del latín Universitas, atis, cuya
comprensión es: la multitud de todas las cosas; el mundo de; el universo de. Dicho
concepto proviene a la vez de una combinación de ciertas raíces latinas: a) Unus,
a, um, (2415)que se traduce como: uno, alguno, igual, semejante; b) Verso, sare,
que se traduce como: volver a, tratar sobre; c) Versus, a, um que se traduce como:
vuelto, mudado, cambiado; d) verto, tere, que se traduce como: tomar, volver,
convertir. Reflexionando sobre el aspecto etimológico, y tomando en cuenta la
primera acepción, Universidad es un “lugar sustancial” en donde se encuentra lo
relacionado con lo multidisciplinario, en donde lo semejante y lo cambiante se
trata, se toma, se vuelve sobre ello. Ahora bien, si materializamos estas
realidades semánticas, el concepto Universidad exigitivamente supone la
concreción significante y significadora; esto quiere decir que la Universidad es un
lugar donde se desenvuelve lo multidisciplinario, en otras palabras, el todo, lo
comúnmente conocido por universal, y no las partes hablando en términos
Gestálticos.
Para designar lo que hoy conocemos como Universidad, debemos aceptar
que el término pasó por un proceso histórico; se comenzó a emplear en la Edad
Media, para designar cualquier comunidad o corporación considerada en su
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como respuesta sobre el informe elaborado por los pares académicos que emitirá
el comité de acreditación.
Este giro copernicano en la Educación Superior de El Salvador, vendrá a
sumarse al proceso de la Reforma Educativa, y a otras innovaciones que ha
generado el MINED; de este modo, a pesar de las deficiencias existentes se está
caminando para mejorar la calidad educativa en El Salvador.
No obstante, algunas de las Universidades existentes, ya se sometieron a
un proceso de Acreditación, tal es el caso de AUPRICA (Asociación de
Universidades Privadas de Centroamérica) y AUPRIDES (Asociación de
Universidades Privadas de El Salvador); dichas asociaciones recomiendan a sus
miembros someterse a un proceso de acreditación para formar parte de tal
entidad, lo cual supone un precedente válido experiencial de continuidad; estas
asociaciones se adelantaron históricamente, dando un primer paso significativo,
abrieron brecha en el campo de la acreditación.
¿Pero qué significa Cultura de Evaluación?, no se trata de una visión
superficial, que se conforma con cumplir lo mínimo e indispensable que exige el
marco legal, hay un “más” que exige una reflexión.
La Cultura de Evaluación, es Evaluación de la Cultura, es un proceso
permanente, requiere criticidad, veracidad y honestidad, se trata de un modus
vivendi universitario, de una interacción bilateral, generar cultura de evaluación, es
evaluar la cultura, es un autoanálisis que nos dice como debemos ser, para ser.
Evaluar, del latín “Valeo, ere” es dar valor, confirmar un valor; lejos de la visión
mercantilista: Valor de uso: utilidad de un objeto y valor de cambio: relación
cuantitativa, hablamos de un valor axiológico-ético; evaluar supone una revisión
inquisitiva, para descubrir lo que es total y últimamente, más allá de las
apariencias; evaluar supone una filosofía, una reflexión que supera la etapa
ideológica; se trata de una fatiga intelectual que indaga en lo que hay para decir lo
que es.
El axioma tomista de causas y efectos calza perfectamente en el tema de
cultura de evaluación, es decir, la calidad profesional, investigativa y docente a
todo nivel es el resultado o el producto de la formación universitaria; la universidad
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garantiza el otro cincuenta por ciento; el resto podrán ser recomendaciones del
Ministerio para que siga su camino Institucional y para que mejore.
Los pares, son así, articuladores que tomando la misión y la honestidad,
vincularán a la Institución y a la Cartera de Estado, para mejorar y hacer de El
Salvador un país próspero con un desarrollo sostenible fundado en la calidad
profesional de sus ciudadanos.
del nuevo contexto de educación superior, sin olvidar los posibles síndromes de
competencia o sesgos a la hora de evaluar.
Así pues, en el marco de este nuevo contexto de particularidades, retos y
desafíos nuestras universidades tienen un punto de llegada: ser verdaderos
recintos en donde se pueda crear, divulgar y aplicar conocimientos, dicho de otro
modo ser universidades en el sentido estricto del término.
sobrevalorado las ideologías y los intereses sobre la realidad misma, sin embargo
el status quo les permite ciertas aberraciones en virtud de su investidura -cuando
ejercer cargos públicos-; sobre los académicos, hay que decir que no son
considerados dignos de consulta y que su papel es irrelevante para el desarrollo
social; en otras latitudes ser académico es un honor y su palabra tiene una cuota
de poder; bien sea por su aporte teórico o por su fuerza ética, pero en nuestro
medio ni siquiera se posee status quo.
Hoy académicos y políticos deben recuperar su locus socialis, y esto se
podrá lograr en la medida que ambos aborden la realidad, y puedan desde ella
decir una palabra válida para la historia.
que están en contra, sino un rol ético, crítico y noético, transparente y fiel a la
verdad; con una convicción firme análoga de la teoría a la práctica, tal como
sucedió con aquellas misteriosa y sabia Universidad Libre de El Salvador".
protagónico debe ser facilitado tanto por el gobierno y sus órganos, como por las
universidades.
Sin caer en aspiraciones platónicas o hegelianas, podemos comenzar a
trabajar en la generación de ideas y en la producción de una opinión ética con su
respectiva criticidad constructiva; es irracional que ante las negatividades del país
las universidades, ni siquiera opinen, y mucho menos investiguen lo que está
pasando; la actitud ataraxica y escéptica es un grave delito de omisión científica,
¿cómo vamos a formar profesionales si no tenemos la voluntad de tomarle el
pulso al país?, ¿cómo vamos a enseñar a solucionar problemas que no
conocemos?, esta actitud nos lleva al clásico mimetismo y a la tradicional
enseñanza por “autoridad” repitiendo discursos de libros desfasados; hay que
crear conocimiento desde, para y por la realidad, y no quedarse en la elucubración
hipotética y teórica, y para generar este conocimiento hay que dialogar,
cuestionar, inquirir e interpelar a las circunstancias del momento. Posiblemente el
ejercicio de opinión sea un buen instrumento primario para desoxidar y renovar
ideas. A partir de este martes, intentaremos “Desde la Academia”, llevarles a
nuestros lectores un nuevo punto de vista, o una vista desde un punto nuevo, con
la finalidad de presentar un panorama más amplio de la realidad nacional.
definidas en los 158 años de vida; este maniqueísmo se define como una lucha
duélica entre dos antagónicos enemigos.
La primera etapa maniquea se define entre 1841 y 1870, los polos
antagónicos eran la clericalización de los claustros y la secularización liberal;
Vasconcelos da la primera estocada secularizando en 1850, responde Dueñas
clericalizando en 1852; la reforma de 1853 clericaliza y Barrios en 1859 arremete
con la secularización nuevamente, a la que responde Dueñas en un segundo
momento.
La segunda etapa se define a partir de 1871 hasta 1827, el tema que
emerge es la autonomía universitaria, y el duelo es entre Escuelas de
Profesionales versus Facultades; obviamente todavía quedaban reminiscencias de
la etapa anterior (hasta Zaldivar). La autonomía universitaria emergía tímida hacia
1871, y fue en el gobierno de Menéndez en 1885 cuando se da el primer intento
de fragmentación; en 1887 se suprime la autonomía y en 1890 los Ezeta suprimen
el rectorado, el cual se recupera cuatro años más tarde en el gobierno de
Gutiérrez; la autonomía se recupera hasta 1898. El acicate que comenzaba a
agudizar la situación eran los estudiantes críticos, a tal punto que en 1897 crearon
“La Universidad Libre de El Salvador”. Con el gobierno de Escalón en 1901 se
suprime nuevamente el rectorado e introduce las Escuelas de Profesionales, y es
hasta 1908 con el gobierno de Figueroa que regresa la figura del Rector a la UES;
nuevamente en 1913 con Meléndez se pierde la autonomía, la que se recupera
hasta 1927 con el gobierno de Pío Romero Bosque en donde nuevamente se
restablece el rectorado y las Facultades.
La tercera etapa comienza hacia 1948 con el rectorado del Dr. Llerena, la
pugna es entre la cientificidad y el pragmatismo decadente; este problema lo
hereda el Dr. Fabio Castillo en su primer período de 1963, años difíciles en donde
ocurren fenómenos peculiares, como por ejemplo: el intento de la independencia
de la Facultad de Ingeniería en donde estuvieron involucrados el Ing. Enrique
Altamirano y el Ing. Edgardo Suarez, entre otros; también la fundación de la
primera universidad privada, que en un primer momento representó los intereses
de una alternativa conservadora, y que cambió hasta 1975 cuando se lleva a cabo
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Rodríguez está marcada por un trabajo académico que trasciende las fronteras, y
que adquiere una dimensión universal de alto reconocimiento. En cuarto lugar, los
espacios de comparación con los otros candidatos no permiten establecer un
problema de equilibrio.
Minerva, la simbólica diosa de la sabiduría, con su gesto paciente y su
mirada inquisidora, ha sido testigo silenciosa de la ilustración y del oscurantismo
de la Universidad. La Doctora María Isabel Rodríguez con su Movimiento de
Unidad pretende transformar a la UES en una institución dedicada al quehacer
científico, excluyendo la mediocridad. Todo símbolo posee una realidad, toda
realidad posee símbolos, esperamos que el símbolo de Minerva se cristalice en la
realidad, en un significante historizado por la Doctora Rodríguez; dándole así a
una mujer la oportunidad merecida y ganada con el mérito del trabajo académico y
científico, lo cual siempre será la mejor carta de presentación para una autoridad
universitaria y para dignificar el espacio y el sujeto académico, que en la
actualidad está en el peor momento de su historia.
hegemonía liberal pudo más que el poder eclesial desplazando a los claustros, y
fue así como la nueva Asamblea Constituyente en 1871 emite la Cuarta
Constitución Política de la República, derogando la de 1864; en el artículo 125 de
la nueva Constitución se proclama que la enseñanza en los niveles medio y
superior es “Libre” estableciendo la base de la autonomía universitaria (realmente
la Autonomía se consolida por el Art. 202 de la Constitución Política de 1950 en su
triple aspecto docente, administrativo y económico, bajo el gobierno del Presidente
Oscar Osorio), la cual es manifestada el 23 de Octubre de 1871 mediante Decreto
del Poder Ejecutivo en donde también se delega la elección de las autoridades por
los “académicos reunidos en junta”, y se establece que las cátedras deben ser
provistas por “oposición”, entre otros datos; sin embargo, esta autonomía fue letra
muerta en la practica.
La autonomía universitaria se comenzó a entrelazar con el problema de la
libertad de pensamiento, tanto así que las primeras manifestaciones estudiantiles
fueron recibidas con intolerancia por el gobierno, y éste incidió en las políticas
universitarias suprimiendo en 1887 la autonomía bajo la Rectoría del Dr. Nicolás
Tigerino; las tensiones se fueron agudizando al término que en 1987 los
estudiantes fundan la Universidad Libre de El Salvador; una serie de hechos se
venían acumulando: el caso de la “navaja del Dr. Renson”, y los gobiernos del
Gral. Ezeta y del Gral. Rafael Antonio Gutiérrez, fueron las gotas que colmaron el
vaso; mientras tanto el gobierno quitaba y ponía rectores a su libre albedrío. El
caso de la Universidad Libre de El Salvador fue complicado para el gobierno y El
28 de septiembre de 1898 como respuesta reivindicativa el Estado decretó la
autonomía de la Universidad Nacional volviendo a la normalidad institucional como
una respuesta de perdón y olvido, siendo secretario de Estado en el Ramo Don
Francisco Gavidia.
Los sucesivos gobiernos de inicios del siglo XX continuaron en la
indefinición de la autonomía universitaria, ni Escalón, ni Figueroa, ni Quiñones
solucionaron el problema, y fue hasta 1927 en el gobierno de Pío Romero Bosque
que se recuperó parcialmente el tema de la autonomía; no obstante las
intervenciones militares de 1960, 1972 y 1980 demostraban que la autonomía
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mientras los Considerandos I, III y IV, y el Artículo 4, con majestuosidad definen tal
autonomía, el Artículo 7, ambigua e irracionalmente reglamenta la forma y
cantidad de pago de matricula y escolaridad, lo cual debería estar en un miserable
reglamento interno de la administración; pero además, este Artículo define
procedimientos operativos para obtener una cuota diferenciada, y para rematar
dice “cuando el aspirante lo prefiera podrá abstenerse de presentar la declaración
jurada” exigida, y cierra con broche de oro definiendo el techo de la cuota en base
a diez días salarios mínimos para la zona urbana. Pero esto no es todo, al
analizar las composiciones en el gobierno de ciertas entidades universitarias, en
unas aparecen profesionales agremiados y en otras no; y así podríamos seguir
encontrando “gallos” a esta Ley.
Es muy triste y decadente que quienes tienen la responsabilidad profesional
de elaborar una Ley, no tengan ni el más mínimo sentido común, y que además
tengan la necesidad de andar “fusilando” leyes de otros países un poco menos
subdesarrollados; también es deprimente que dicha Ley no sea aceptada por la
propia UES, y que esta institución simplemente diga no estamos de acuerdo, y no
de un paso más. También los estudiantes han dado muestras de la mediocridad
preocupándose solamente por el tema de las cuotas, fueron a la Asamblea
Legislativa a protestar, y los anestesiaron bajando el techo para las cuotas.
Como están de moda las “Reformas de Segunda Generación”, algunos
diputados se escudaron en este modismo político; lo cierto es que la UES no
podrá evolucionar seguirá estancada, y difícilmente ninguno de los candidatos a
rector podrá propiciar una transformación mientras la Universidad no posea una
verdadera autonomía que garantice la plena libertad de planificar su vida
financiera y administrativa, regida hasta el momento por el oscurantismo.
(inédito, 1999)
en 1997 se cumplían los dos años de gracia para cumplir con la Ley promulgada
en 1995, particularmente con el Artículo 34 que establecía los requisitos mínimos
de funcionamiento; desde esta perspectiva, ciertas universidades de dudosa
integridad asociaron la visita de los Pares con el cierre de universidades, ya
coincidió la exigencia legal y la visita. Sin embargo, el cierre de universidades que
se dio en aquel contexto estaba asociado a irregularidades que escapaban de la
visita de Pares, fue más bien una coincidencia, pero sin lugar a dudas si la visita
hubiese sido para cerrar universidades quedaran una diez universidades o menos.
Hoy los Pares ante un nuevo proceso de evaluación contamos con mayor
experiencia y con más antecedentes, e inclusive con mejores Pares, porque el
grupo inicial fue depurado después de una evaluación.
Así mismo, la nueva evaluación en su segunda experiencia ya se va
encaminando hacia la Acreditación, proceso voluntario, que como lo dice su
nombre, a través de una Comisión especial dará créditos de calidad a
determinadas instituciones que se sometan a un proceso aún no definido, pero
que sin lugar a dudas podrá considerar datos o informes de las Evaluaciones de
los Pares.
Aunque todavía no se ha definido el proceso de Acreditación, podemos
sostener que por fin la población tendrá un parámetro para juzgar en que
institución hay o no hay calidad, y así no malgastar su dinero en universidades que
lejos de estar formando profesionales están desformando y engañando a muchos
ingenuos padres y estudiantes.
En efecto, al leer las veintinueve Resoluciones de la Evaluación 1997,
observamos, por ejemplo, que en la mayoría de universidades salvadoreñas NO
SE INVESTIGA, por falta de presupuesto, de programas, de investigadores y de
otras excusas más; y si no se investiga, no se crean conocimientos, y por lo tanto
se hace docencia con datos prestados o desactualizados. Paradójicamente, en un
entorno global que está marcando la pauta de una “Civilización del Conocimiento”,
vemos a las universidades agotadas en esquemas del pasado, enseñando a la
ciudadanía lo que ya sabe, pero de un modo más elegante o “intelectual”.
Ciertamente la investigación se ve como un “gasto” y no como una “inversión”, y si
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¿CALIDAD UNIVERSITARIA?
mismo, hay que anotar la gran ausencia de ciertas áreas académicas que se han
desplazado por contar con poca demanda estudiantil, y lejos de responder con
una política de subvención, se ha respondido con lineamientos más mercantiles:
Historia, Antropología, Sociología, Filosofía, Arqueología, Política y Letras, son
algunas de nuestras carreras ausentes.
En el fondo se percibe que nuestro estudiante aspira al título y no al saber,
y la universidad se torna en "ascensor social" (Martín-Baró), y en cómplice de este
mal que obstaculiza el camino ético de las universidades.
A finales de 1999 e inicio del 2000 se inició, por segunda vez, el proceso de
Evaluación in situ, por Pares Académicos, que exige la Ley y el Sistema de
Supervisión y Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior, en todas las
universidades del país.
Dando una opinión muy genérica de los comentarios que se escuchan en
“los pasillos” y adelantándonos un poco al documento de las Resoluciones finales,
los resultados indican que se ha avanzado poco y nada; muchas universidades, al
parecer, están intentando llegar a los “mínimos” exigidos por la ley, es decir –y en
lenguaje académico- pasar con seis raspando, y no dar mucho más de sí, salvo
raras excepciones.
La Investigación, la creación de conocimiento y la producción intelectual,
continúan relegadas en el paredón del olvido; los docentes horas clase aún
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discurso de falsa equidad, sino las que sean buenas y necesarias aunque pocas;
mientras tanto, estamos al borde de lo mismo...
de los grandes esfuerzos que se han impulsado en los últimos años, por lo menos
en El Salvador, persiste un manejo con ciertas consideraciones sumamente
perjudicial.
CTS…¿cuándo?
la oferta salarial da un paso la demanda del gasto cotidiano da cinco; sin embargo,
a pesar de este escenario funesto todavía existe mucha gente solidaria que tiene
vocación de servicio y se entrega a esta noble profesión minusvalorada por la
sociedad y el gobierno, a pesar que la misma sociedad y el gobierno tenga que
poner sus hijos en manos de estos artesanos de conciencia y de conocimientos.
¿Qué significa ser docente hoy?, ¿cuáles son los retos del magisterio ante
las amenazas y oportunidades globales?, intentaremos contestar estas preguntas
en este espacio como preámbulo ante la proximidad del día del magisterio.
Algunas tendencias actuales basadas en el constructivismo pretenden
reducir el rol del docente a una simple visión de “Facilitador”, ante esto hay que
decir que el docente debe ser facilitador y más; las exigencias de una agenda
constructiva no deben hacer del docente un espectador o ayudante del
aprendizaje, por el contrario el docente debe ser un verdadero “Mediador” entre el
cúmulo de conocimientos y saberes y las experiencias de los alumnos; esto
supone una tarea articuladora, creativa e innovadora en donde ensamble los
andamios del cúmulo histórico de la humanidad y de las vivencias personales y
colectivas del aula; así, debe facilitar la “desconstrucción” de experiencias
negativas y la “construcción” de experiencias positivas, porque no todo es ético ni
en el devenir histórico ni en la persona misma.
Entonces los docentes deben ser: Mediadores Analíticos, que inquieran
racionalmente la realidad y sobre ella diseñen la arquitectura de conocimientos;
Mediadores Hermenéuticos, que interpreten correctamente y descubran los
símbolos apropiados para el aprendizaje; y Mediadores Prácticos, basados en un
quehacer docente ético y eficiente.
Las corrientes contemporáneas invitan a reflexionar en un nuevo modelo de
docencias y cada vez más se habla del “Pedagogo Investigador”, es decir un
quehacer docente centrado en acciones técnicas específicas, cuyas capacidades
deben ser eminentemente profesionales en lo que respecta a contenidos,
metodologías, tecnologías, evaluación, etc. y que además diseña su agenda
pedagógica en un permanente diálogo con el quehacer investigativo endógeno y
exógeno al aula.
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Otros teóricos invitan a construir un perfil docente siguiendo los criterios del
informe Delors de la UNESCO para la educación del siglo XXI: a) el aprender a
conocer; b) el aprender a hacer; c) el aprender a convivir; y d) el aprender a ser;
esto supone que los docentes debe facilitar y mediar los aprendizajes desde estas
cuatro perspectivas, superando las visiones reductivas cognitivas e integrando
aspectos vitales y existenciales como lo son las habilidades, la convivencia social
y la ética.
Al margen de estas visiones la tarea docente cada día se hace más
compleja, no solo por que cada día existe más información y más acceso a los
nuevos conocimientos, sino también porque sus responsabilidades cotidianas
cada vez son más complejas; en la actualidad, además de las exigencias
curriculares contemporáneas son integradoras y holísticas, y cuando se habla de
ciencias naturales se exige que se domine la química, la física y la biología, y
cuando se habla de ciencias sociales es necesario conocer sociología, filosofía,
historia y geografía; a esto hay que añadir los Ejes Transversales, por lo que
además se supone el conocimiento mínimo sobre perspectiva de género, ecología,
derechos humanos, etc. Por otro lado, los nuevos recursos informáticos a los que
acceden los estudiantes generan una mayor competencia, y cada vez más los
niños, adolescentes y jóvenes son exigentes y demandan una docencia de altura.
También es hora de comenzar a reflexionar sobre los “Equipos
Magisteriales”; las tendencias actuales están impulsando los trabajos sinérgicos y
proactivos, en donde los equipos, redes y clusters están desplazando al
individualismo; si se exige un coherente trabajo sociabilizante en el aula, es
imposible pensar en una figura emblemática y única al frente de los equipos de
trabajo.
Como se puede apreciar en este breve análisis la preparación del docente
es muy compleja y la demanda de profesionalidad es muy alta; lo más
preocupante es que en manos de los docentes está el futuro de los niños, y no
sólo el futuro cognitivo sino también parte de su futuro perfil personal, dado que
pasa en estos más de quince años de educación frente docentes que sirven de
modelos para la tenacidad, intelectualidad, servicio, ética, etc.; son los docentes
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los que capacitan a los estudiantes para asumir los retos globales y los problemas
locales; y la pregunta central es: ¿están nuestros docentes preparados? o bien
¿tenemos conciencia de esta gran responsabilidad que tienen los docentes?.
Generalmente los padres y madres de familia confían en la institucionalidad
de los centros educativos, pero tras esta fachada están los docentes frente a los
niños, y muchos docentes por necesidad laboral trabajan en el colegio de
excelencia y también en el público, en la universidad de mayor prestigio y en la de
garaje, y con los salarios existentes: ¿qué tan profesionales son los docentes?,
¿de cuánto tiempo disponen en los centros educativos para preparar clases y para
superarse?, ¿cuánto invierten de su sueldo en buenos libros?, ¿cómo son las
bibliotecas institucionales y las particulares?.
Hay quienes sostienen que la docencia es un refugio de la mediocridad,
aquellos alumnos rechazados en las carreras élites y/o exigentes se enrolan en la
docencia por ser una carrera de medianas exigencias y con pocas matemáticas;
inclusive a nivel universitario ¿qué profesional que tenga éxito en el mundo
privado va a dejar éste, para ir a ganar 50 colones por una hora clase en donde le
recetan un grupo de cien alumnos?; lo más paradójico en Centroamérica y
particularmente en El Salvador, es que la educación parvularia o inicial es igual o
más cara que la universitaria, y por ende los salarios son análogos al nivel.
La pregunta fundamental que nos hacemos quienes trabajamos en
educación es: ¿quiénes quieren ser maestros/as y porqué?, sin lugar a dudas,
considerando algunos años de experiencia docente, menos de un 5% de quienes
ingresan al campo de la docencia tienen vocación, y un gran porcentaje accede a
esta profesión por necesidad y por las múltiples oportunidades que hay en el
“Mercado Educativo”. Al observar los porcentajes de docentes hora clase –
docentes taxi- que hay en el espectro educativo, a pesar de las exigencias legales
en Educación Superior, nos encontramos que representan más de un 60% de la
oferta real; inclusive en una reciente investigación sobre el perfil docente se pudo
constatar que más de un 40% de docentes de educación media tienen otros
trabajos, incluyendo trabajos que no son de docencia.
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laboral, parece necesario que alguien venga a decirle a uno que problemas tiene y
que encima cobre por eso.
En última instancia el tema de desarrollo profesional y de una cultura de
autoformación tiene que ver con una visión de futuro y con una autocompresión de
la profesionalidad docente; mientras se haga docencia para sobrevivir o mientras
se haga una docencia desfigurada o saturada, no habrá espacios, tan siquiera
para pensar, en la importancia del desarrollo profesional; más allá de las
inquietudes vocacionales también el sistema tendrá que abrir los espacios iniciales
para jalonar o para estimular esta preocupación profesional.
mismo ser cura, rey de basto, ladrón, diputado, médico, licenciado, Phd o
ingeniero; y peor aún, en nuestro país existe una considerable cantidad de
personas “saludando con título ajeno de Doctor”.
Es paradójico que en Latinoamérica un estudiante pasa más años en la
universidad –al menos cinco-, y estudia más asignaturas especializadas desde el
inicio de su carrera, y su calidad, en comparación con un bachelor norteamericano
de cuatro años que ha estudiado al menos quince asignaturas menos, deja mucho
que desear.
Los Colegios Comunitarios tienen una característica fundamental: preparan
una oferta académica análogamente comunitaria, es decir responden a las
necesidades locales y a la vocación industrial y empresarial de la región; ¿cómo
es posible que en una región con vocación marítima como la de Oriente se estén
preparando psicólogos, abogados, maestros y médicos, entre otros, y no existan
carreras relativas a las ciencias de mar?; no tenemos que graduar por graduar
gente, no vamos a hacer a El Salvador competitivo en el escenario global por
tener cantidades de profesionales desempleados; en nuestro país abundan
maestros con serias deficiencias pedagógicas, abogados que escriben con
dificultad, hablan pésimamente y ni pueden litigar, médicos altamente peligrosos
para la salud, ingenieros que constantemente construyen casas que se hunden; y
si tanto hablamos de “tecnologías”, ¿porqué no hay técnicos?.
todas las visiones de la ASSA y de otros expertos que han tratado últimamente el
tema.
Entre otros resultados, las características de la “nueva escuela y del nuevo
sistema” exigen: redefinición de la escuela para el mundo digital; igualdad de
oportunidades para una educación excepcional con el financiamiento adecuado;
educadores estimulados con altas expectativas; crear un proyecto base de
curriculum para la vida; tecnología interactiva que permita una escuela abierta a
toda hora; escuelas que realizan, consideran y aplican investigación; estudiantes
que aprenden a pensar, razonar y tomar decisiones; evaluación basada en el
desempeño y en las aspiraciones; dirección escolar con liderazgo; entre otros
aportes.
“Somos la primera generación con capacidad de destruir el mundo, y la
última generación que puede salvarlo, y lo que ocurra dependerá en gran medida
de cómo eduquemos a la gente y de cuán dispuestos estemos a impulsar un
cambio positivo” señala el experto Gary Marx; en este contexto, el experto indica
que la “virtud cívica” será un factor ético determinante en el devenir educativo de
la globalización: “solicité a 55 líderes en educación, gobierno, negocios y otros
campos que identificaran qué necesitan los estudiantes para estar preparados
para el siglo XXI, y señalaron la importancia de las ciencias básicas. Pero lo más
notable fue como todos demandaron que necesitamos estudiantes con virtud
cívica, responsables de sus acciones, que acepten y respeten la diversidad y que
se involucren y preparen para el gobierno”.
Pero no sólo la educación debe cambiar, no basta tener la tecnología y las
características antes mencionadas, a juicio de Pedro Milos, Subdirector del Centro
de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) de Chile, el entorno social,
económico y político debe transformarse ya que a los jóvenes se les enseña
solidaridad, trabajo en equipo, uso de tecnologías, pero al enfrentarse al mundo
real se encuentran con una realidad que está en la antípoda de las escuela.
Nuestro escenario es una muestra patética de lo que se anotó
anteriormente; la crisis ética de los principales actores y líderes del país y sus
efectos perversos bosquejan un panorama de contrastes poco esperanzador para
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paso tras la búsqueda de la calidad; sin embargo, quedó una deuda pendiente que
se comienza a saldar: “Las políticas de Educación Superior”.
Actualmente el Consejo de Educación Superior (CES) trabaja en el diseño
de, al menos, diecisiete lineamientos estratégicos que hasta la fecha estaban al
garete y a disposición de la tibia hermenéutica de algunas universidades; estos
ejes programáticos son: Desarrollo Académico, Educación Tecnológica,
Investigación Científica Institucional, Proyección y Servicio Social institucional,
Postgrados y Especializaciones, Extensión y Valores, Movilidad académica,
Movilidad del Conocimiento, Cooperación internacional, Fortalecimiento de la
Educación Superior, Relación de la Educación Superior con la Sociedad y el
Estado, Formación de Recursos Humanos, Participación del MINED y del Consejo
de Educación Superior, UES y otras Instituciones Estatales de Educación
Superior, Patrimonio de las instituciones de Educación Superior, Sector Productivo
y Educación a Distancia.
Como se puede apreciar la agenda es amplia y sugestiva, cubriendo casi
totalmente el espectro de la interacción universitaria ad intra et ad extra; sin
embargo, no hay que olvidar los quince “Principios básicos que deben guiar el
diseño de las políticas en la educación superior” que sugirió Carlos Tünnerman
Bernhein en el documento de la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior
de la UNESCO, celebrada en París en 1998, que se podrían resumir de este
modo: 1) la educación superior es un bien social; 2) equidad de acceso al nivel y
garantías de eficacia; 3) poder intelectual al servicio de la sociedad; 4) dimensión
ética; 5) crear posibilidades de futuro; 6) cumplir la misión cultural; 7) vocación
global; 8) pertinencia y coherencia con la realidad; 9) relación con el mundo del
trabajo; 10) formar ciudadanos críticos, participativos y solidarios; 11) énfasis en el
aprendizaje de los estudiantes; 12) coherencia e integración con una educación
permanente; 13) libertad y autonomía ante todo poder o fuerza social; 14)
responsabilidad ante los niveles precedentes; y 15) políticas de Estado proactivas
y dinámicas.
Al contratar estos principios con la agenda del CES la brecha es mínima y
los puntos coincidentes del andamiaje son casi analógicos, no obstante quedan
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mínimas fisuras para entablar alguna reflexión, como por ejemplo: Está bien que
se exija a las universidades pero ¿qué va a aportar el Estado para incentivar el
cambio?; ¿cómo se va a manejar políticamente la libertad y la autonomía
universitaria? si hasta ahora se ha tenido un rol indirectamente intervensionista;
¿quién va a dar el primer paso entre el Estado, el sector productivo-empresarial y
las universidades para propiciar el imprescindible e indelegable diálogo?;
posiblemente los contenidos de las políticas tengan estas respuestas.
De lo que sí estamos seguros, es de que el futuro del país depende de las
universidades; la crisis actual es el reflejo o el efecto de dos décadas perdidas en
la educación superior, en donde la investigación ha brillado por su ausencia
prevaleciendo el credencialismo que se desborda en la mediocridad profesional de
muchos pseudolíderes, políticos, asesores, jueces, fiscales y empresarios, cuya
característica taxonómica es la falta de ética, el lucro, el mercantilismo y la
insensibilidad social; como anotó hace algunos años Martín-Baró la universidad
fue un falaz “ascensor social” y hoy estamos pagando las consecuencias.
Dadas las circunstancias y antecedentes, bienvenidas sean las nuevas
políticas y esperamos que transformen radicalmente esta visión aciaga, en nuevas
universidades emprendedoras, críticas y científicas al servicio de la sociedad.
(SFR,2000; DEM)
“Se está ampliando la brecha a escala mundial entre los que tienen y los
que no tienen, y entre los que saben y los que no saben” (Informe sobre el
Desarrollo Humano 1999, PNUD); esta frase la hemos escuchado mil veces de
diversos modos, y al parecer tenemos la desgracia de seguir escuchándola cada
vez más y con mayor intensidad.
Para no aburrir a los lectores y contarles una vez más que esta brecha tiene
que ver con la distribución de la riqueza, y por ende con los niveles ultra-
asimétricos de riqueza y pobreza, voy a presentar una nueva faz de este dualismo
que se agudiza año con año, concretamente desde el desarrollo informático.
El desarrollo informático en la actualidad se ha ido “domesticando”, en los
hogares se puede acceder a internet, y esto implica la posibilidad de una opción
educativa agregada cuyos horizontes son insospechables; los motores de
búsqueda, los sitios Web, los periódicos del mundo, las bibliotecas digitales, entre
muchos otros recursos, hacen que el estudiante tengan por lo menos dos
facilidades: a) cantidad de información; y b) velocidad de acceso a la información.
De utilizarse correctamente la tecnología informática, y aplicándola a los
procesos educativos, los estudiantes adquieren ventajas cualitativas sobre
aquellos que no tienen esta ventana al mundo; se ha demostrado que el desarrollo
de visiones y capacidades de conocimiento sustentadas en las herramientas
informáticas, en edades y/o niveles primarios de la educación hacen que los
niños/as desplieguen más habilidades y destrezas.
Veamos ahora como están las cifras de acceso a tecnología informática
versus la distribución demográfica mundial, según el último informe del PNUD,
antes citado; en Estados Unidos vive el 4.7% de la población mundial, y tienen
acceso a internet el 26.3%; en América Latina vive el 6.8% de la población
mundial y tiene acceso a internet el 0.8%; no vamos a comparar África o Asia,
porque la cuestión se torna más dramática. Como podemos apreciar la población
Latinoamericana 2.1 % mayor que la de Estados Unidos, y posee 25.5% más de
acceso a internet.
106
pecho los principios de una “habitud radical” muy propia de Nietzche; de hecho, en
muchas concepciones Constitucionales de Latinoamérica se habla de Militares,
Clero y Civiles, tres clases sociales sustancialmente distintas.
Los momentos claustrales “con medida” en determinadas profesiones
pueden ser necesarios, cuando la intención apunta y apuesta a la “mística” grupal,
y a generar identidad por una razón ética de servicio, de pro-existencia; casi nadie
duda, que el fin de las Escuelas Normales fue también, el fin de la mística docente
y de la desvalorización docente, ya que la vida “normalista” significaba un
aprendizaje existencial en donde se convivía con la experiencia de maestros
veteranos, lo que suponía un aprendizaje más allá de las aulas, compartiendo en
los pasillos, en los juegos, en el deporte y en los tiempos libres.
Será necesario entonces, que tanto los Seminarios Diocesanos, y más aun
las Escuelas Militares de Cadetes, den un vistazo hacia dentro y revisen su modus
operandi, con la finalidad de analizar su claustro y los efectos de éste en sus
alumnos; también será necesario que el Ministerio de Educación se pregunte una
vez más por la factibilidad de reabrir la Escuela Normal, en función de repensar la
critica formación docente actual que deja mucho que desear.
...y te diré cual es tu futuro; ¿es posible o viable este aforismo?, no solo
posible sino necesario y hasta indispensable, ya que las tendencias
contemporáneas de la globalidad apuntan y apuestan al capital humano como el
mayor recurso para el progreso de los pueblos; obviamente nos referimos al sector
profesional, quienes investigan, producen, aportan, es decir, el capital humano que
tiene capacidad transformadora y no maquilera.
Ahora bien, el aforismo está dirigido al país, y para ser más concreto al
gobierno, razón por la cual emerge otra pregunta obvia: ¿qué futuro se avecina
para el país, tomando en cuenta las circunstancias actuales de la Universidad de
El Salvador?. Esta pregunta lleva implícitas múltiples vertientes, que van desde lo
presupuestario, pasando por su capacidad científica, infraestructura, personal,
hasta llegar a la calidad de sus egresados. Claro está, existe un factor
interviniente: las universidades privadas, pero dado el mercantilismo, sobre el cual
se sustentan muchas de estas instituciones, y tomando en cuenta el peculiar
carácter privado soslayamos esta variable para insertarnos en la realidad concreta
de la Universidad que tiene el país y el gobierno: la Universidad de El Salvador.
Desde hace décadas, el tema presupuestario de la UES viene pautando
con su problemático destino; años atrás la mediática determinación ideológica era
el factor crucial: a más crítica menos presupuesto; pero esta formula contestataria
se ha ido revirtiendo, afectando a la producción de conocimientos y a nuestra
123
de todo “un poco”, pero en última instancia no sabemos nada; y esto, tomando en
cuenta que en todos los niveles educativos y en todas las carreras universitarias
cursamos uno o dos años más que en Estados Unidos, por ejemplo.
Asimismo, si un estudiante que ha cursado 3 años de una carrera, y
descubre que no era tal su vocación y decide cambiarse a otra, aunque sea de
ciencias afines, ha perdido tiempo y dinero, ya que las susodichas “equivalencias”
en el marco de un currículo rígido, determinista, cartesiano y aristotélico, no
posibilitan mayor aprovechamiento. Desde esta perspectiva, el dogmatismo
curricular es absoluto: o cumple con los años previstos del programa o no le sirve
de nada. Obviamente, existe un entorno credencialista que facilita este tipo de
estaticidades; sin embargo, el sistema educativo debería posibilitar espacios de
flexibilidad, ya que en nuestro medio la mayoría de alumnos son “trabajadores que
estudian”, ni siquiera “estudiantes que trabajan”. Una alternativa similar a los
Comunity Colleges (colegios comunitarios) podrá ser una interesante opción,
especialmente para aquellos empíricos que no han tenido oportunidades de
estudio y son excluidos del mercado por no tener un título.
Pero además de la rigidez existen fracturas o desarticulaciones entre los
niveles; es muy común escuchar la queja universitaria de que los bachilleres
llegan mal preparados; pero los profesores de Educación Media se quejan de que
los estudiantes vienen con mala formación desde Básica; y a los de Básica no les
queda más remedio que echar mano de la desintegración familiar o de la
Parvularia. El hecho es que, al parecer, no existe una planificación estructural del
Curriculum a la luz de un proyecto de nación, y en caso de existir, casi nadie utiliza
los instrumentos curriculares, bien sea por ignorancia o por libertad de cátedra;
efectivamente, el Curriculum no pasa de ser un adorno educativo, más hoy ante la
vertiginosidad de los cambios en el conocimiento, en la ciencia y en la información,
razón por la cual debemos preguntarnos por la eficacia y eficiencia de este gran
elefante blanco educativo, sin llegar, obviamente al anarquismo de Francisco
Ferrer o Iván Illich.
137
del arbitraje internacional, los cuales exigen elementos sencillos, es decir, que
cada artículo cuente con un formato universalmente aceptable, con un Abstract
bilingüe (inglés-español), bibliografía actualizada, rigor en los aportes, sistema de
notas y citas congruente, crear un comité científico para evaluar la calidad de los
aportes, entre otros aspectos.
La revistas científicas de arbitraje internacional y la literatura gris de una
institución universitaria, constituyen uno de los mayores significantes de la calidad
académica; y es que la producción intelectual es el reflejo de lo que sucede en el
aula; si el docente investiga y produce sus clases no serán simple saber por
“autoridad”, sino que introduce en la práctica pedagógica nuevos conocimientos;
por el contrario, si no hay producción es sinónimo de mediocridad y de falta de
actualización profesional.
En este contexto, más allá de las magnificas páginas periodísticas
publicitarias y de los spot radiales y televisivos; inclusive más allá de las
pseudoacreditaciones, la ciudadanía y los estudiantes tienen que juzgar la calidad
institucional por el nivel de participación en los padrones de arbitraje internacional,
y si es mucho pedir, por lo menos en los indicios de algún esbozo de revista
académica seria, que actualmente no pasan de 2 o 3 títulos a nivel nacional ante
la vergonzosa cantidad de 27 universidades.
Hacer literatura gris, aunque sea incipiente, no demanda tantos recursos
financieros, sino más bien creatividad y voluntad de verdad real para cristalizar
ideas innovadoras o experiencias; si logramos producir, en su momento vendrá la
etapa de publicar, pero no esperemos tener las condiciones editoriales ideales
para iniciar la producción, ya que muchos líderes universitarios de nuestro país
aun no están preparados para comprender la importancia de este tema, y están
muy ocupados en asuntos financieros…
Durante la década de los noventa nadie dudó que la educación era punto
de partida para lograr un verdadero desarrollo sostenible; hoy, tampoco dudamos,
no obstante insertamos un “pero” frente a los resultados obtenidos, ya que aún no
141
LA “INFORMACIÓN” EN LA EDUCACIÓN
poco a poco, los ciudadanos caen en la cuenta que es mejor invertir en una PC
que en otros aparatos triviales.
En una hora de navegación –cuyo costo es igual a una cerveza, caja de
cigarros u otro gasto recurrente- podemos acceder a un mundo insondable de
información que enriquece nuestros conocimientos, bien sea para preparar una
clase o para complementar una tarea. El problema crucial de nuestra realidad
educativa puede tener dos vertientes o: por un lado, el “desconocimiento” de cómo
utilizar la información en el proceso de enseñanza-aprendizaje, yendo mucho más
de los tradicionales libros de texto, e incorporando otras fuentes de información
más “seculares” o menos tradicionales; y por otro lado, la falta de “conocimiento”
sobre el uso de nuevas tecnologías de la información y comunicaciones,
concretamente uso de internet y correo electrónico. Erradicando estos nuevos
analfabetismos funcionales, el espectro educativo puede transformarse, y así
continuar la marcha de la reforma…
PEDAGOGÍA DE LA INCERTIDUMBRE
El año 2001 inició con las incertidumbres de los terremotos y culminó con
las incertidumbres del terrorismo; no en vano, algunos intelectuales como Manuel
Castells, Edgar Morín y Sergio Vilar habían definido la globalidad como un
escenario pautado por la complejidad, la incertidumbre y los excesos
informacionales; así será, a partir de ahora, nuestra aldea global: un espacio con
límites difusos y un tiempo vertiginosamente acorralado por los partes informativos
de lo que sucede, sin saber hasta dónde puede llegar el hecho o el suceso…
La incertidumbre supone la pérdida de seguridades y certezas, esto implica
que nuestro equipaje tiene que ser ligero y nuestra capacidad epistemológica tiene
que ser aguda y crítica. Vivir en la incertidumbre supondrá un proceso de
adaptación cultural enmarcado por la duélica tensión de lo local versus lo global;
en este contexto, debemos sumergirnos en las encrespadas aguas globales sin
descuidar el oxígeno de la identidad, ingresando así a las dos vertientes que nos
propone Castells en su obra “La Ciudad Informacional”: Espacio de flujos
(articulación de poder y de riqueza) y espacio de identidades (articulación de la
experiencia cotidiana y lo local).
Pero ¿a causa de qué tenemos que vivir con las incertidumbres?. Desde
que se inventó el microprocesador en 1971, seguido por las técnicas de
recombinación genética y la revolución tecnológica de las comunicaciones,
ingresamos a una cautelosa reestructuración del capitalismo que logró barrer con
151
las utopías socialistas, generando así una densa atmósfera homogeneizante que
aun se cristaliza en Afganistán; esta circunstancia bosqueja al capitalismo como
sistema social, al informacionalismo como modo de desarrollo y a las tecnologías
de la información como poderoso instrumento de trabajo.
Esta compleja matriz que envuelve a las ciudades, no sólo genera
milimétricas redes de comunicación, pero cuidado, se comunica e interconecta
información, debilitando el capital social, ya que cada vez más nos relacionamos
por medios tecnológicos, y pasamos más horas frente a aparatos generando un
doble efecto: individualismo exacerbado, y mecanicismo afectivo. Veamos
ejemplos sencillos: cada vez más los niños (as) juegan con aparatos interactivos
en donde no necesitan otros referentes humanos; los efectos tecnológicos desde
lo lúdico hasta lo laboral son cruciales, en todo espacio hay microchip,
microprocesadores, tarjetas electrónicas; una considerable parte de la sociedad se
informa y comunica a través de computadoras; cada vez más los medios de
transporte son regidos por cerebros artificiales…
Entonces, cuando creemos que el futuro está garantizado y cuando
confiamos ciegamente en la tecnología, aparece el rostro de la naturaleza
(terremotos) o un atisbo de la rudimentaria máquina humana (terrorismo), y nos
vuelven a dar una lección implacable de los principios reales que rigen nuestro
mundo: naturaleza y persona; y es aquí en donde emerge la incertidumbre:
cuando nos desconectamos de estas dos realidades…
Pero más allá de esta incertidumbre estructural, están las cegueras del
conocimiento: el error y la ilusión, que generan una tipología de incertidumbres
más particulares y cotidianas. Si creemos unívocamente que las tecnologías y los
sistemas informáticos nos van a dar certeza estamos equivocados, ya que
siempre, insoslayablemente, detrás de cualquier átomo tecnológico está la mano
humana disociando, afectando, plasmando su identidad siempre perfectible.
El Impringting cartesiano que nos ha domesticado a los occidentales -junto
a algún mito- hoy se desenmascara frente a lo inesperado, nos vemos en el
espejo y descubrimos nuestro vil reflejo detrás del horror, de la miseria y de la
barbarie. Bienvenido a la globalización…
152
Pero más allá de estas hipótesis, una tendencia importante es la fuerza que
están alcanzando los programas de “Acreditación”; en efecto, los TLC´s abren las
fronteras y permiten un flujo vertiginoso de movilidad institucional, del cual no
escapan las universidades, y por razones estratégicas, competitivas o de control la
acreditación universitaria es un mecanismo que podrá utilizarse, exigirse o
establecerse para garantizar calidad de los productos o programas ofertados.
En El Salvador ya se perciben estas tendencias de la libertad académica
global; recientemente hemos visto anuncios formales de la Universidad Católica
de Chile o del Ave María College, y no será extraño que pronto entre en acción el
Tec de Monterrey, sin contar la oferta académica on line y algunos programas que
operan en convenio con universidades salvadoreñas.
Por otra parte, es importante destacar que en un TLC los potenciales socios
–más desarrollados- nos perciben bajo una doble óptica: a) la mano de obra es
barata, y b) hay un alto índice de consumo por el ingreso de remesas; esto,
asociado a la saturación de la oferta académica universitaria y a la sobrepoblación
profesional clásica (Derecho, Administración de Empresas, Medicina, Psicología,
Educación, etc.) podrá generar fracaso y frustración de nuestros profesionales,
razón por la cual habrá que diseñar múltiples cursos de postgrado y maestrías
para especializar a los profesionales en áreas más técnicas, vinculadas a las
comunicaciones, tecnologías, comercio electrónico, manejo informacional,
instrumentos, metrología, inglés, mecánica-robótica, telemática, software,
programación, etc..
Sino transformamos urgentemente la universidad en pocos años tendremos
la maquila más sofisticada del planeta…ranas y planas operadas por abogados,
médicos, licenciados e ingenieros; no sólo hay que re-pensar la oferta académica,
sino que además urge buscar socios estratégicos en la empresa privada y sobre
todo con universidades de países desarrollados; sin olvidar que lo más importante,
al margen de las decisiones estratégicas, es enseñar a aprender…para aprender
toda la vida.
159
EL PROFESOR UNIVERSITARIO…
(3 de julio,2002; LPG)
este fenómeno que genera tanta frustración en el destino de una persona; es más,
muchos docentes poseen la creencia que es natural o normal que se den estos
fenómenos, incluso algunos lo tienen como norma, y con frecuencia al inicio del
curso o ciclo escolar anuncian su sentencia lapidaria: “no todos podrán pasar esta
asignatura…”, efectivamente hay una predestinación hacia el fracaso, y no faltan
los maestros o maestras que se jactan de su implacable rigor asumiendo los
primeros lugares en el ranking: este año aplacé al 50% de los estudiantes…soy
muy yuca…
El fracaso escolar, es sin lugar a dudas el mayor reflejo del fracaso docente;
obviamente, hay estudiantes que dedican poco tiempo a estudiar, o que en sus
hogares no hay seguimiento al quehacer académico; no obstante, esto no es
excusa para “lavarse las manos”, siempre hay una cuota de responsabilidad.
Los buenos docentes, son aquellos que minimizan los efectos nocivos en el
proceso de enseñanza aprendizaje, los que detectan a tiempo los problemas y
comienzan a preocuparse, evitando que arribe el fracaso; cuando un estudiante
presenta los primeros síntomas de poca dedicación, es ahí, en donde el docente
debe actuar, indagando que causa hay detrás de este efecto, e intentando
solucionarla. En este contexto, el docente debe explorar las circunstancias de los
estudiantes, analizar si hay amistades perniciosas, problemas familiares,
problemas económicos, etc; recordemos la complejidad de la persona misma, y
sobre todo seamos sensibles ante los dramas ocultos; es injusto reducir la
evaluación a medición, hay que “valuar” (assessment), y sobre todo debemos
conocer a nuestros estudiantes tratándolos con humanidad, y no como maquinas
que deben expulsar un puntaje para promoverlos.
Muchas veces me cuesta entender cuando un estudiante aplaza una
asignatura con 5.94, no encuentro los límites razonables de seis centésimas de
conocimiento menos; me da la impresión que estamos ante un “absurdo con
precisión, confiabilidad y validez”; tampoco me parecen válidas las curvas que se
aplican bajo criterios estadísticos para contrarrestar el fracaso del docente –
porque ningún estudiante llegó a diez- arrastrando la mediocridad hacia un
espejismo mejorado.
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Con esto no quiero decir que tenemos que ser flácidos y laxos bajo una
política de laissez faire, laissez passer, siendo permisivos con la holgazanería y
fomentando la mediocridad; por el contrario, la calidad requiere exigencia, pero
una exigencia racional y obvia, bajo una escala de parámetros más amplia, como
el baremo norteamericano –en letras- que no admite las ridiculeces de centésimas
y milésimas de conocimientos.
Pero antes de discutir métodos y formas de evaluación, lo que sí debemos
de tener claro es la responsabilidad de los y las docentes ante el fracaso escolar;
cuando un estudiante deserta o repite grado una cuota significativa de este
problema dependió del docente; no basta con reclamar que estudien, hay que
interesarse a tiempo por el estudiante; peor aun, cuando el estudiante es
expulsado por repetir grado la culpabilidad del fracaso la asume la institución
misma.
Para alumnos problemáticos, de mala conducta y poco dedicados hacen
falta buenos docentes, si usted no puede solucionar un problema de este tipo y se
lo regresa a los padres y madres de familia ¿qué hace en un aula?…
LA REFORMA PENDIENTE…
la calidad educativa?; las posibles respuestas ante esta gran pregunta son
múltiples; no obstante, intentaremos plantear una posible agenda, a partir de
determinadas vertientes no tradicionales, intentando soslayar las soluciones
obvias, como pueden ser: capacitación docente, adecuación curricular,
equipamiento, etc.; desde esta perspectiva, buscamos nuevas soluciones
plausibles “desde” las propias instituciones, y “para” una concepción de calidad
educativa pautada por las exigencias globales.
Una estrategia con incidencias didácticas de vital importancia en un centro
educativo es el acceso y manejo de la información; las tácticas apropiadas para
cristalizar esta idea pueden ser: a) organizar bibliotecas en las aulas; b) utilizar el
internet con fines educativos (browsers y correo electrónico); c) incorporar los
medios de comunicación a las tareas de aprendizaje; d) planificar investigaciones
que generen información; y e) producir información a partir del propio centro
educativo (boletines, páginas Web, revistas, etc.).
Desde el punto de vista pedagógico, una estrategia indispensable es que
los estudiantes y docentes produzcan conocimientos e información; las tácticas
necesarias suponen el reto de: a) utilizar portafolios para analizar y/o evaluar el
devenir de aprendizajes; b) escribir artículos breves sobre temas a estudiar; c)
sistematizar todo evento que se desarrolle en el centro educativo; d) recapitular
todas las experiencias que se llevan a cabo en el aula, a modo de bitácora; y e)
evaluar el desempeño docente y de los estudiantes en función de la calidad de
producción de ideas, conceptos y teorías.
Una tercer estrategia que aborda lo organizativo puede ser la creación de
sociedades de ex-alumnos que apoyen a los centros educativos; las tácticas que
pueden posibilitar un funcionamiento eficiente de esta entidad pueden ser: a) crear
un programa de desarrollo académico de actualización –post grado-, a través de
congresos, cursos y acciones afines; b) establecer una agenda de actividades
sociales que proyecten la institución hacia la sociedad; c) generar recursos para
fortalecer el funcionamiento de la institución; y d) fomentar la identidad institucional
a través de otras actividades recreativas.
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TECNOLOGÍAS Y PEDAGOGIA
indicadores cada vez serán más exigentes; en este contexto, ¿para qué esperar la
llegada de un sistema o de un instrumento de evaluación que nos tipifique en la
mediocridad?, entonces, podemos tomar el atajo de la “autoevaluación” y así estar
preparados para responder a los retos y exigencias actuales. Si bien esta columna
no es el espacio apropiado para formular una herramienta de autoevaluación,
presentamos diez supuestos que podrían contrastarse con nuestra prácticas y
capacidades docentes; se trata de un metafórico decálogo que nos da pautas, al
menos, para reflexionar en nuestra cotidianeidad pedagógica.
En primer lugar, revisemos “La visión del Aprendizaje”: La concepción de
aprendizaje podría guiarse por las pautas del informe Delors de la UNESCO:
aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir; pero además, debe hacer un
aprendizaje permanente, ya que la vertiginosa evolución de los conocimientos no
permiten la estaticidad, nos podemos “degraduar”, ¿sigue Ud. Actualizándose?.
En segundo lugar reflexionemos sobre “el Uso de la NTIC”: El uso de las
Nuevas Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (NTIC) es
imprescindible; internet es un medio para acceder a la información y comunicar
nuevas ideas; ¿ya tiene Usted e-mail?, ¿interactúa con sus estudiantes por e-
mail?.
En tercer lugar, un tema crucial es la “Evaluación Integral”: Evaluación
(evaluation) es la suma de Valuar (assessment) y medir (measurasment); no basta
con medir las categorías cognitivas, hay que explorar y descubrir otras
capacidades del estudiante; ¿ya no utiliza solamente parciales objetivos, verdad?
Un cuarto tópico importante es la “Producción de conocimientos”:
Antiguamente se enseñaba por “autoridad” recurriendo a las ideas de otros
pensadores; hoy, tenemos la necesidad de que los docentes produzcan sus
propias ideas contextualizadas; ¿Ya ha producido algún material?
En quinto lugar ubicamos la concepción del docente como “El Pedagogo
Investigador”: El docente ya no enseña, y tampoco es un simple facilitador
instrumental; por el contrario debe ser un verdadero mediador entre las
experiencias de la realidad y las que poseen los estudiantes; ¿práctica Ud. el
constructivismo del que tanto habla o ha oído hablar e investiga en el aula?.
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