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Filosofa Autora LIA) |P|UTIA =] FILIAINJE|UJR| |PIR/E\ViE|R/S|O}, SIPIR| | N/KILIE LIA} (|LIE|S|B) I jA|NJA} | T)/O|P/O}F\O}- BII|C|A| |Y MUIL/T|I/C/JARITIO\GIRIAIF| I ICIAl , 0} [COMo| HAIclE|R UINIA| |CIAIR'TO|- GIRA FIA SONEA NOE “|Z|O/}R|RIA|” EL La tarde del 25 de junio de 198% moria Michel Foucault en el pab de enfermedades del sistema nervioso del Hospital Salpetriare de Pa ‘Su muerte pravocada por el SIDA pero cuyas causas fueron com: bajo el nombre “tara infecci6n cerebral” nos introdujo en la era pos fen el que el hecho de haber desvelado colectivamente los procesos cconstruccién cultural a través de los que se producen nueslras ident dades de género y sexuales no impedia que siguigramos inmetsos los circuitos de la opresion, la exclusion o la normalizacion, E| mismo Foucault que haba examinado de forma Icida la funcion discilina de los saberes y de las instituciones médicas en la construccién de Ia heterosexualidad y la homosexualidad, de lo normal y lo patolégi desaparecia azolado por un virus que poco después pasaria a llama opularmente “el céncer gay". 406mo hacer entonces una carlogratia de las précticas y las repre taciones que emergen de los movimientos feministas, gays, lesbianos, queer, transexuales y transgénero en esia intempestiva y contrad @poca post-sexual? ZVendria una cartogratia a formar parte de los diagramas del poder sobre el sexo o bien podria ésta actuar como maquina de transtormacién politica? La imagen del zorro, nos recuerda Antonio Negri en su introduccién libro de Althusser sobre Maquiavelo, corresponde major a la idea del poder de transtormacion politica que la del ledn. Al uso realista de fa fuerza opone Maquiavelo la téctica det zorro: “ta simulacion de la re= volucién en ausencia de todas sus condiciones y la provocacién que consiste en expresar ininterrumpidamente una verdad revolucionaria ue en condiciones dadas es inacepiable... ser zorro significa ocu de la potencia del cuerpo, de los cuerpos, de la multitud, més que del poder y de la politica.” Asi, me dispongo en las paginas que siguen a intentar cuestionar Ia tarea cartogrética (més que a reclizarta con ls tacticas del zorro, 0 mas bien, de la zorra, puesto que de polticas de genero y sexuales se trata. 1 Aone Meg Maguey Austr, ercLaus Atha. Momdovsoy neato Bi Hoge 2004 te 1 1. Cartografias identitarias o del “leon” Parten de la nocién de identidad sexual {o de diferencia sexual, en el ‘caso del feminismo), ya sea ésta entendida como un hecho natural 0 bioldgico incontestable 0 como el producto de un proceso de construc~ én hisi6rica 0 lingtistica (explicado con instruments tebricos mar- xslos, psicoanalticos, elc:) que una vez constituide funciona come un ‘nacleo duro e invariable cuya trayectoria puede ser trazada y descrita como la fisica de un solide. Este tipo de cartagratia empieza por ser una texonomia de identidades sexuales y de género (masculinas o femeni- fas, heterosexuales u homosexuales) que se presenian como legibles fn la medida en la que son muluamente excluyentes, Aqui el cartégrafo ideal es un elnégrato desencarnado que haciendo abstraccién de su propia posicién identitaria, aparece como neutro ~ni masculine ni femeni- 1, ni heterosexual ni homosexual- y capaz de registrar los movimientos de las diferentes identidades sexuales y de los usos del espacio, de las practicas urbonas o artisticas que emanan de éstas. No es diffil reco- hover que hasta no hace mucho, la mayoria de las historiografias del tte moderne y contemporéneo no eran sino cartogratias identitarias, dominantes (o mayores, por decirlo con Deleuze y Guattaril que regis fraban las précticas masculinas y heterasexuales como si éstas por sf solas pudieran agotar {a geogratia de lo visible. Por tanto, dentro de esla metodologia, et cartagrafo de las identidades sexuales minaritarias hace las veces de un detective de lo invisible, a medio camino entre el policia secreto y el vidente capaz de sacar a la luz geografias hasta hora ocultas bajo el mapa dominante, Si el peligro de la cartogratia dominante es su tendencia hagiogrética, su aspiracion utbpica que le lleva a imaginarse como gran relato y a borrar, absorber o recodificar aquello que excede o resiste a la norma; el peligro de la cartograifa identitaria de las minorfas es funcionar, por decirlo con Foucault, como “un acta de vigilancia’, solapandose de al {gin modo con el mapa que arrojarfan los dispositives de control social para acabar convirliéndose en un archivo de victimas que més que cri- ficar la opresién y su diferencia terminan por estetizarta. En este tipo de cartogratia la transformacién de la ciudad o la product cién artistica levadas a cabo por la minorias sexuales son sintomas (en el sentido ctinico del término) de la identidad, signos y sefias de una Gilerencia constitutva 0 hislérica que puede ser después y sogin las épccas (pensemos. por ejemplo, en el desplazamiento enire el arie dege~ nerada olemén y el arte gay) denunciado, romantizada 0 mercantlizada.

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