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JUAN DE MIRAMONTES Y ZUAZOLA ARMAS ANTARTICAS PROLOGO EN Ex ANo de 1921, en [a ciudad de Quito, D. Jacinto Jijén y Caamafio, distinguido bibliéfilo ecuatoriano, publicé, en dos pequefios volimenes de teducido tiraje —doscientos ejemplares—, Arwzas Antérticas, poema dedi- cado a exaltar Ia accién guerrera de los espafioles en la América del Sur, obra de D. Juan de Miramontes y Zudzola, hasta entonces inédito. Jijén y Caamajfio se limité a ofrecernos el texto, copia de un mahusctito que guatda fa Biblioteca Nacional de Madrid, sin pronunciarse acerca de su significado, y nada dice del autor. Sin embatgo, algin interés habfan despettado para entonces el texto y su creador. La primera noticia sobre ef manuscrite la brinda D. Félix Cipriano Coronel Zegarra en su estudio “Tres poemas del coloniaje”, aparecido en la Revista Peruana en el curso de 1879. Coronel Zegarra utilizé una copia “‘esmerada- mente hecha del original que existe en la Biblioteca Nacional de Madrid”, debida a D. Manuel Pardo Sdnchez Salvador.? Una escueta referencia acer- ca del poema aparece en el tomo tercero del Ensayo de una Biblioteca Es- pafiola de Libros Raros y Curiosos Formado con los Apuntamientos de Don Bartolomé José Gallardo, publicado en el afto de 1888.” All{ se informa que el manuscrito se guardaba entonces en la Biblioteca Nacional y habia pertenecido a la del Infante D. Luis. Se identifica como del siglo XVII y se estima original porque lleva fa firma de Miramontes en la dedicatoria al Marqués de Montes Claros, Virrey del Peri. En su Antologia de Poetas Hispanoamericanos, tomo III, 1893, D. Marcelino Menéndez y Pelayo re- produce la ficha de Gallardo y afirma: ‘Por lo que conocemos de él no parece de los peores de su clase”. Son las uinicas referencias decimondénicas Ix dignas de mencionarse. Més importantes resultan, en el aspecto bio-biblio- grafico, Jas tentativas de aproximacidn realizadas en el presente siglo. En el afio de 1915 D. Manuel Serrano y Sanz tuvo Ja intencién de publi- carlo. Asi lo manifiesta en la “Breve noticia de las Armas Antérticas, poe- ma histérico de Juan de Miramontes y Zudzola”, que vio Ja luz en el cua- derno VIT del tomo II del “Boletin de la Real Academia Espafiola’, de abril de ese afio. Serrano y Sanz omite toda clase de referencias biogréficas y se limita a dar una idea del poema pata cuyo estudio utilizé un manus- crito, al parecer copia del anterior, que guarda la Biblioteca Provincial de Toledo. “El tinico manuscrito que se conserva de las Armas Antdrticas, afitma, es una copia bastante defectuosa, hecha a mediados del siglo XVII. Pertenecié al Infante D. Luis, hijo de Felipe V, cuyos libros fueron a enriquecer la Biblioteca arzobispal de Toledo, de la que se incautd el Es- tado para formar la provincial de dicha ciudad”. Y agrega: “Como tengo el propdsito de publicar fntegro este poema, daré solamente una ligera idea del asuntc, estudiando algunos pasajes de los dos primeros cantos, que bastan para formar un concepto bastante fiel de las condiciones literarias de Miramontes, y hasta qué punto su obra se iguala o aventaja a otras cré- nicas rimadas escritas acerca de América en los siglos XVI y XVII". A continuacidn, las referencias al texto, més o menos ampliadas en cuanto a los dos primeros cantos, muy sumarias en relacién con el resto. Sus pala- bras indican que desconocia la existencia del manuscrito de Madrid. En su juvenil ensayo Los Poetas de la Colonia, publicado en Lima en enero de 1921, Luis Alberto Sdnchez nos da noticias més abundantes y un huevo intento de valoracién global. Sanchez consulté entonces fa copia que guarda la Biblioteca Nacional, de Lima. En sus multiples trabajos en torno a la literatura peruana vuelve una y otra vez sobre Miramontes, sin que modifique de modo sustancial su primera visién, aunque la enriquece con observaciones criticas. Tres meses después de aparecido el libro de Sanchez circulaba en Quito la Gnica edicién del poema realizada hasta la fecha, En 1924 D. José Toribio Medina, el benemérito investigador chileno pu- blicé, con breve prélogo y notas crfiticas ¢ histéricas, los Cantos XVHI y XIX de Armas Antérticas, que tratan, respectivamente, del viaje a Espafia realizado por Sarmiento de Gamboa en 1580 y de las andanzas del pirata To- mds Cavendish. * Medina utilizé el texto de Jijén y Caamaiio. Nos da al- gunas noticias acerca del manuscrito, corrige errores de la vertsién utilizada, que atribuye al copista, y explica muchos arcafsmos. Afirma ademds que Gallardo lo catalogé en el Apéndice al tomo II de su Ensayo, pagina 127, aungue citandolo en términos vagos con el titulo de “Poema celebrando los conquistadores del Peri y América Meridional”, y que después los continuadores de esa obta scialaton de una manera més precisa (mémero 3074) dando su titulo, el ntimero de pdéginas de que consta y la primera y Ultima de sus estrofas’”. Por ultimo, en 1938, como apéndice de Literatura Inca, tomo primero de la Biblioteca de Cultura Peruana editada por Ventura Garcia Calderén, Jorge Basadre reproduja més de cien estrofas procedentes de los cantos XI, XIE, XIV y XVI, todas referidas a Ja historia sentimental de Chaleu- chima y Curicoyllor. Utiliza también el texto publicado. Escrito en octavas reales, el poema Armas Antérticas consta, en la edicién de Jijén y Caamafio, de veinte cantes con un total de 1,698 estrofas, ofre- cidas en dos tomos de diez cantos cada uno, organizaci6n determinada al parecer por el hecho de que a partir del canto XI una larga digresién nos aparta del tema central para contarnos la historia de “Jos amores de Chalcuchima y Curicoyllor y las diferencias de Chiquiyupangui, Inga, y Chuquiaquilla, su hermano”. 4 Ese relato, con autonomifa suficiente para su desglose, eliminada la profecia de Rumifiave, en rigor innecesaria, le ocupa siete cantos, para tornar en Jos tres dltimos a las luchas de espajioles y piratas luego de registrar el viaje que, por mandato del Virrey Toledo, realizé a Espafia en 1580 Pedro Sarmiento de Gamboa, y su regreso a Indias para terminar como prisioneros de los ingleses. Los vetsos iniciales brindan [a ténica: Las armas y proezas militares de espafioles catdlicos valientes, que por ignotos y soberbios maces fueron a dominar remoras gentes poniende al Verbo Eterno en los altares, que otro tiempo, con vaces insolentes de oracules gentilicos, espanto eran dei indie, agora mudas, canto. En seguida se narran las peripecias y hazafias de Pizarro, hasta la fun- dacidén de Lima: Los Reyes ja Uamdé, porque fundada fue el celebrado dia de los Reyes Relata el canto II las guerras civiles que segaron las vidas de Almagro y Pizarro y dieron también ocasién a la fugaz aventura de Almagro el mozo, hijo de una india, “el primer panamefio célebre”. Quedéle un hijo al venerable viejo, st en tierna edad, de pecho generoso, & quien miraban como a claro espejo Jos soldados del padre valeroso. Pidiéronle y aun diéronle consejo a Pizarro pusiese ya en reposo el reino, y que volviese al joven tierno Ja hacienda de su padre y el gobicrao XI Pizarro la respuesta entcetenia, ti concediendo, ni megando nada, Hesrada rompidé el freno al sufrimiento, colérico, ofendido y descontento. Y con los compafieros y amigos de Almagro planed y levé a efecto la muerte de Pizarro, proclamando gobernador del Peri al joven panamefio. No tardaron en Ilegar las noticias al Emperador, quien enviéd a Vaca de Castro con orden de arreglar desavenencias. El llegd y resulta de su venida que el mal aconsejado de don Diego triste fin dio al gobierno y a la vida EI canto TTI, uno de los mds ricos en incidencias nos lleva a presencia de la Reina Isabel. Drake le expone sus propésitos ofensivos en América, relata minuciosamente el viaje de Magallanes a través del Estrecho austral y esboza su plan de ataque a Panamé, Dame wn valicnte compafiero experco y dale armada y fuctza competente con que vaya a tomar de Urava4 el pucrto, donde hallara Ja cimarrona gente; que ella le pasaré por el desierto hasta que tenga el mar dei Sur presente y alli Jabre un bajel que, por el agua, asalte a Panama y a Nicaragua. En tanto yo, siguiendo mi carrera, el corvo y frio estrecho atravesando, iré toda la costa pirulera sus puertos y sus naves saqueando hasta ver de Balleno la ribera donde me estén los tuyos aguardando; que allf todas las fuerzas juntaremos, remitiéndose al tiempo Io que haremos. La puesta en cjecucién del plan es asunto del canto IV. Juan de Oxen- har, “el valiente compafiera experto”’, se dirige al Istmo. Apostado en Jas bocas del rio Chagres apresa un desprevenido bajel procedente de Ve- taguas: Venia en el bajel una doncella dotada del extrema de hermosura: tiérna, mubia, rosada, blanca y bella, noble, discrera, afable, honesta y pura. Enerd el pirata y, viendo aquel hermoso fostte que, con su gracia, el mas salvaje animo vence, al punto un amoraso xr

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