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Eduardo Cáceres Contreras

Que nos
Encuentr lleva a la
o con conversió
Cristo n
Estamos cerca de vivir uno de
los momentos más intensos e
importantes de nuestro
calendario cristiano:
la Semana Santa.
La Iglesia, todos los cristianos,
celebramos los misterios de la
salvación realizados por Cristo
en los últimos días de su vida.
Todos los cristianos
celebramos con fe la muerte y
resurrección de Jesús, hechos
más importantes de nuestra fe.
Voy a intentar explicar
brevemente el sentido que
esta semana tiene, para
que nos ayude a todos a
descubrir la presencia de
Jesús en nuestra vida, en
nuestra historia y en
nuestro mundo. Descubrir
esta presencia de Jesús
nos ayuda a vivir la
conversión, a vivir más en
serio nuestra vida cristiana.
Domingo de Ramos
La Semana Santa
comienza con el Domingo
de Ramos. En este día
celebramos la entrada
triunfal de Jesús en
Jerusalén.
Montado en un burro,
Jesús hace su entrada
como la del Siervo que
camina hacia la muerte.
Por esto se usa el color
rojo en las vestiduras.
Es importante que recordemos
que este Domingo es parte de
la Cuaresma (la Cuaresma
continúa hasta el Jueves
Santo) y que en él se sintetiza
el Misterio Pascual.
En el Evangelio recordamos la
Pasión y Muerte de Jesús.
La entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén significa la
Resurrección.
La procesión y la aclamación
significan la victoria de Jesús.
Por eso, al igual que hicieron los
niños de la época de Jesús
cantando el Hosanna, hoy nosotros
salimos al encuentro de Jesús
aclamando al Hijo de Dios, al Rey
más importante.

Los ramos son para aclamar al


Señor.

El Domingo de Ramos es un buen


comienzo para vivir intensamente la
Semana Santa y, especialmente, la
vigilia de la Resurrección de Cristo.
Jueves Santo
Es un día muy especial:
terminamos la Cuaresma,
comenzamos los tres días más
importantes del año cristiano, es lo que
llamamos el Triduo Pascual.

Por la mañana del Jueves (o el día


anterior), todos los sacerdotes se
reúnen en la Iglesia Catedral para
celebrar la Misa Crismal. En esa
ocasión, con la presencia del Obispo
del lugar, y rodeados de fieles,
renuevan sus promesas sacerdotales,
dando un claro sentido de unión
eclesial en torno al Obispo. No
olvidemos que este día se recuerda la
institución del sacerdocio.
En esa misma
celebración se
bendicen los santos
óleos con los que
serán ungidos los
niños que recibirán su
bautismo, los
enfermos y quienes
celebren el
sacramento de la
Confirmación durante
el año.

Por la tarde, se celebra la Eucaristía que recuerda la Ultima Cena. En ella


Jesucristo ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del
pan y el vino. Al mismo tiempo, Jesús se muestra servidor de los hombres a
través del lavado de los pies. Un signo profundo y sencillo como una actitud
de servicio y entrega a los demás. También hay otros gestos importantes
como la presentación de las ofrendas, la ayuda fraterna, el gesto de paz, la
solidaridad con los más pobres, etc.
Finalmente, el Jueves Santo por la noche se hace oración
ante la reserva de la Eucaristía. Aquí, ante el Señor
presente en el Pan consagrado, el silencio y la meditación
tienen gran importancia tanto en lo personal como en lo
comunitario.
Viernes Santo
Es el día de la Pasión de Jesús.
Es la Pasión del hombre
abandonado, humillado y flagelado.
Juntos, en comunidad, recordamos
la Pasión de Jesús y adoramos su
cruz.
La cruz es la victoria del amor y la
esperanza de la Resurrección.
Meditamos y oramos, siguiendo las
estaciones del Vía Crucis (que
significa camino de la cruz)
De este modo nos unimos al dolor y
la Pasión de Jesús. También al
dolor y al sufrimiento de toda la
humanidad que hoy experimenta la
cruz.
Este día no hay
celebración eucarística. Se
distribuye a los fieles la
comunión reservada del
día anterior.
En resumen, el Viernes
Santo celebramos la
Pasión y muerte de Jesús
escuchando la Palabra de
Dios, por la Adoración de
la Cruz y la Comunión
Eucarística. Usamos el
color rojo del mártir que da
su vida por amor a cada
uno de nosotros, para
salvarnos a todos.
Sábado Santo
Se trata de un día de silencio, no hay celebración
eucarística. Continuamos la oración y la meditación
del día anterior. El dolor de Cristo es también dolor
de la Iglesia. El sagrario está vacío. La Iglesia está
en oración junto al sepulcro de Jesús esperando su
Resurrección.
Domingo de Pascua
Llegamos a la
celebración más
grande e importante
que tenemos los
cristianos: la Pascua.
Es una noche de vela
(de ahí la palabra
vigilia) en honor al
Señor.
Durante ella, la
Iglesia espera la
Resurrección de
Jesús.
Esta noche terminamos la
larga espera de Cuaresma.
Juntos celebramos el paso de
las tinieblas a la luz, de la
muerte a la vida. La Iglesia
entera proclama que
Jesucristo ha resucitado. Esta
noche el Señor nos ilumina
con su Gloria. Encendemos el
Cirio Pascual. Recordamos la
Historia de la Salvación a
través de las lecturas bíblicas.
Renovamos nuestras
promesas bautismales.
A partir del Domingo de Resurrección, la
Iglesia nos invita a celebrar con alegría los
cincuenta días de Pascua hasta
Pentecostés.

Es importante que nosotros nos preparemos


bien para vivir estos días, con una fe
profunda y un deseo sincero de conversión.
Por eso, el próximo martes vamos a celebrar
el sacramento de la reconciliación para
limpiar el pecado y unirnos más fuertemente
a Jesús.

Lo más importante es que Jesús ha


resucitado, ha vencido a la muerte y nos
acompaña siempre para que nosotros,
unidos a El, venzamos al pecado, venzamos
el mal.

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