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AVE DE LOURDES

Del cielo ha bajado la Madre de Dios, cantemos el Ave a su Concepcin.

Ave, Ave, Ave Mara. Ave, Ave, Ave Mara.

En Lourdes de Francia su trono fij y a Chile, sus ojos propicios volvi.

A orillas del ro Bernardita est transida de fro: lea va a buscar. Son siempre los nios imn de su amor, y all a Bernardita su gloria mostr. All vio en la roca radiante de luz, la Dama vestida de blanco y azul. De luz rodeada y eterno esplendor, la Reina del Cielo as apareci. Un traje vesta de blanco color, que al talle ajustaba azul ceidor. Por detrs, su cuerpo todo alrededor, gracioso envolva un largo mantn. Sus pies virginales desnudos dej, y en ellos dos rosas doradas de sol. Un largo rosario que el Cielo labr, sostiene en sus manos ms puras que el sol. Su rara hermosura, profunda emocin caus en Bernardita que absorta qued.

La Virgen entonces afable sonri e infunde a la nia aliento y valor. Oh, hermosa Seora, la nia exclam, qu objeto aqu os trae? decdmelo Vos. Vendrs quince das, te pido en favor, y Yo te prometo la eternal mansin. En esta quincena la Amable visin descubre a la nia misterios de amor. Yo quiero, le dice, por siempre, desde hoy, hacer de esta Gruta lugar de oracin.

Yo quiero que un templo se eleve en mi honor, y vengan mis hijos aqu en procesin. Quiero penitencia y ardiente oracin por los pecadores que ofenden a Dios. Y en prenda, hija ma, de mi proteccin, ve y bebe en la fuente porque ella es un don. La nia, al arroyo los ojos volvi, pues no hay fuente alguna en su alrededor.

Insiste la Virgen: no, al arroyo no; sino aqu mismo: y el sitio indic.

La nia obediente, la tierra escarb y en la tierra seca, la fuente brot. Sus aguas benditas medicina son, que al cuerpo y al alma dan la curacin. All los enfermos encuentran vigor, all, luz y vida halla el pecador. No ocultis tu Nombre, Celeste Visin, la nia suplica: decidme, quin sois? Por una y dos veces la Virgen sonri, y al fin, la tercera as contest. Yo soy la hermosura que a Dios cautiv, Yo soy toda Pura en mi Concepcin. Y de esta manera, del Cielo baj la Virgen Mara, la Madre de Dios. Entonces la Iglesia tom posesin de aquellas montaas y un templo elev.

Y all, el mundo entero corre en procesin, y cantan el Ave a su Concepcin.

De puntos lejanos del campo y del mar, los fieles chilenos vienen a rezar.

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