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LA POETICA DEL ESPACIO por GASTON BACHELARD a8 FONDO DE CULTURA ECONOMICA ‘xIc0 Primera ediein en franeés, 1957 Prmera edicin en espaol, 1955 Oerava edicion en francés, | 1974 Seguada edicién en espaol, dela cctava en francés, 1975, Séptima reimpresién, 2002 FILOS wes Se prohibe la reproduccién total o parcial de esta obra ~incluido el disefo tipografic y de portada-—, 2a cual fuere el met, electréaico 0 mecdnieo, sine consentimiento par escrito del editor. Comentarios y sugerencias:edtor@oe.com.ram Conozea nuestro catdlogo www fe.com. mk ‘Tiulo original: La pottique de Pspace (0 1957 Prosaes Univoraitaies de France, Paris D.R. © 1965, Fonpo pr Cuttuxa Bconcaaca D.R.€ 1986, Foxo ne Cutruna Eoondaaca, 8. A. eC. D. © 1697, Foxpo nr Curtuea Roononaca ‘arretera PidachorAjusco 227; 14200 México, D. B. ISBN 968-16-0923-9 Iumpreso en Mésieo INTRODUCCION UN FuLbeoro que ha formado todo su pensamiento adniriéndose a los temas fundamentales de la filo- sofia de las ciencias, que ha seguido tan claramen- ‘como ha podido el eje del racionalismo activo, el eje del racionalisimo reciente de la ciencia contém- ‘pordnes, debe olvidar su saber, romper con todos us hébitos de investigacién filoséfiea si quiere estudiar los problemas planteados por la imagina- eién poétiea, Aqui, el culto pasado no cuenta, el argo esfuerzo de los enlaces: y Jas construcciones de pensamientos, el esfuerzo de meses y afios re- sulta ineficaz. Hay que estar en el presente, en el presente de Ia imagen, en el minuto de la imagen: i hay una filosofia de la poesia, esta filosofia debe acer y renacer con el motivo de un verso dominan- ‘te, en la adhesiOn total a una imagen aislada, y precisamente en el éxtasis mismo de la novedad de In imagen. La imagen poética es un resaltar sibito del psiquismo, relieve mal estudiado en causalida- des peicolégicas subalternte, Nada general ni coor- Ginado tempoco puede servir de base a una filoso- ffa de la poesia. La nocién de principio, a nocién de “base”, seria aqui ruinosa. Bloquearia la actu: dad esencial, la novedad peiquica esencial del poe- ma, Mientras la reflexién filos6fica que se ejereita Sobre un pensamienta cientifico largamente elabo- ado exige que la nueva idea ee integre en um cuer- po de ideas experimentadas, aunque exe cuerpo s¢ Someta, a causa do la nuova idea, a una elabora- elén profunda, como sucede en el caso de todas las Fevoluciones de la ciencia contemporsnes, la filozo- fia de la poesia debe reconocer que el acto postico no tiene pasado, que no tiene al menos un pasado pré- ximo, remontdndose al cual se podria seguir su reparacién y su advenimiento. FP 258246 a ereoouecton Cuando mis tarde nos refiramos a la relacién entre une imagen poética nueva yun arquetine dormido en el fondo del inconscfente, tendromos que comprender que dicha relacién no és, hablando con propiedad, causal, La imagen poética no est sometida a un’ impulso. No es el eco de un pasado. Es mas bien lo contrario: en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que e vea hasta qué profundidad van a repercutir y extinguirse, En su novedad, en su actividad, Ia imagen postica tiene un ser propio, un dinamismo propio. Procede ‘de una ontolopua. directa. Y nos. otros queremos trabajar en esta ontolog{a. Es, pues, en la inversa de la causalidad, en Ia repercusién, en la resonancia, tan finamente estu- Gisda por ‘Minkowsky," donde ereemos encontrar Ing verdaderas medidas del ser de una imagen tica. Kn esa resonancia, la imagen poética tendré una sonoridad de ser. El poeta habla en el umbral del ser. Para determinar el ser de una imagen ten- dremog que experimentar, como en la fenomenolo- ia de Minkowsky, su resonancia. Decir que 1a imagen postica escapa a la causali- dad es, sin duda, una declaracién grave, Pero las ccausas’alegadas por el psieSlogo y el psicoanalista no pueden nunca explicar bien el caracter verda- deramente inesperado de la imagen nueva, ni la adhesin que suscita en un alma extrafia al’ proce- 40 de au creacién. El poeta no me confiere el pasado de su imagen y, sin embargo, su imagen arraiga en segulda, en ini. La comunicabiidad de une, ima- gen singular es un hecho de gran significado ‘Ontolégico, Volveremos & osta comunion por actos Dbreves, aislados, actives. Las imagenes arrastran jplssbuds de surgir—, pero no son los. fenémenos de un arrastre, Claro esté que en lag investigacio- nes psicolégicas se. puede prestar atencién a los métodos pafcoanaliticos para determinar la perso- nalidad de un posta, se puede encontrar asi una ‘medida de las presiones —sobre todo de la opre- Ch Ragine Minkownky, Vers ame ovenoiogts, 4p. 0 wmooucc1dx ° sién— que el poeta ha debido padecer en el curso de su vida, pero el acto poético, la imagen sibits a llamarada del ser en la imaginacién, escapan 4 tales encucstas, Para iluminar filoséficamente el problema de la imagen poética es preciso liegar a luna fenomenologia de la imaginacion, Entendamos por esto un estudio del fenomeno de la imagen poética cuando Ja imagen surge en la conciencia como un producto directo del corazén, del alma, del ser del hombre eaptado en su actualidad. 4 ‘Se nos proguntaré tal vex por qué, modificando nuestro punto de vista anterior, uscarmos, ahora lina determinaclén fenomenologica de las imégenes, En nuestros trabajos anteriores adbre la imagina- clon, en efecto, estimamos preferible.situarnos lo ‘mas’ objetivamente posible ante las imégenes de los Chatro elementos de la materia, de los cuatro prin cipios de las cosmogonfas intuitivas. Piles a nucs- fros habitos de filosofo de las ciencias, habiamos tratado de considerar las imagenes fuera de toda fentativa de interpretaciin personal, Poco poco, dicho. méiodo, que tiene su favor Ia prudenci entifiea, me’ ha parecido insufictente para fundar ‘una metafisica de la imaginacln, La aetitud “pro- dente", jno e3,acaso’ por si sola Te nogacién de cbedecer a Ia dinamica inmediata de la. imagen? Por otra parte hemos eomprobado cudn dificil re- sulta despegarse de esta “prudencia™. Decir que se abandonan los hébitos intelectuales es una declara- cién faell, jpero cémo cumpliria? Hay abi, para tun racionalista, un pequelio. drama eotidians, ‘una especie de desdoblamieato del pensamiento que, por parcial que sea. su objeto —dna simple imagen— ho deja de tener una gran resonanciapefquica Pero este pequeno drama de cultura, este drama al simple nivel de una imagen nueva, contiene la pazadoja de una fenomenologia de la imaginacion: 2Cémo una imagen, a veces muy singular, puede parecer como una’ concentracién de todo el psl- 10 emoovoctOx quismo? {Cémo, también, ese acontecimiento sin- gular y efimero que es Ia aparicién de za fmazen ica singular, puede clercer sciéa —ain prepara~ eign alguna-— sobre otras almas, en otros corazo- nes, ¥ e#0, pese a todas lug barreras. del sentido comin, a todos los prudentes pensamientos, com- placides en su inmovilidad? ‘Nos ha parecide entonees que esta transubjetivi- dad de ls Imagen no podia ser comprendida, en su fesencia, tnicamette por los habitos de laa refe- rencias’objetivas, Sélo la fenomenologia —es decir ta consideracién del surgir de la imagen en una conciencia individual puede ayudarnos a resti- tuir la subjetividad de las imagenes y a medir la amplitud, la fuerza, el sentido de la transubjeti- ‘vided de la imagen, ‘Todas esas subjetividades y fransubjetividades 19 pusden doterminarse,de una ver por todas. Ep ‘efecto, la imagen poética es esencialmente variabie. No es, como el coneepto, constitutiva, Sin duda, la tarea de desprender 1a accién mutadora de ls’ imagen poética en el deta- lie de las variaeiones de las imégenes es dura, aun- que monétons. Para on lector de poemss, la’ refe- Teueia a una doctrina que lleva el nombre tan a menudo mal entendido de fenomenologia, corre el riesgo. de pormanecer oscura, Sin embargo, fuera de toda doctrina, esa referencia es clara, Se pide al lector de poemas que no tome una imagen como tun objeto, menos aiin como un sustituto de objeto, sino que capte su, realidad especifics, Para eso Thay que asociar sistematicamente el acto de la coneiencia donadors con el producto méa fugaz de la conciencia: Ia imagen poética. Al nivel de la imagen poética, la dualidad del eujeto y del ob- Jeto es irisada, espejeante, continuamente activa en Sus inversiones, Ein ese dominio de la ereacion de la imagen poética por el poeta, la fenomenclogia es, si asf puede decirse, ‘una tenomenologia mi- eroseépica, Por esta raain, dicha fenomenologia tlene probabilidades de ser’ estrictamente elemen- tal. En esta unién, por la imagen, de una subjeti vidad pura pero efimera y de und realidad que no anmooucciON u va necesariamente hasta su constituctén completa, el fenomendlogo encuentra un campo de innumera- bles experiencias; aprovecha obeervaciones que Due- en ser precisas porque som simples, porque “no ftenen cheers aa inverse, de io aus suede con los pensamlentos Clentfficos, que son. sie Densamientos enlazadas, La imagen, en sy simpli- Eided, no necesita tun saber. ms propiedad de uns eonciencia ingenua. En eu expresion es fengunje Joven. EI poeta, en Ia novedad de sus Umagenes es Siempre origen del lenguaje. Para especificar bien Jo que puode ser una fenomendlogis de la imagen, pera aclarar que la hnagen es antes que el pense- Thiento, habeia que decir que la poesia es, mAs que tina fenomenologia del eapirity, tna Tenomenologia. del alma. Se deberfan entonces’ aeurmular decumen- {os Sobre la comciencia sofadora. “La filosofia en lengua francesa contempordnea, y « fortiori la psicologia, no se sirven apenas de ia Gualidad de las palabras alma y espiritu, Son por este hecho, una y otra, un poco sordas Tespecto a {oe temas ‘tan nimerosos en 1a. flosofin ‘slemans, fen que 1a distincion entre el espirity y el alma (dor Geist y die Scele) es tax clara. Pera puesto que’ una filosotia de fa poesia debe recibir" todos tos. poderes del vocabulario, no debe. simplificar nada ni endurecer nada. Para dicha filosofis, es pirityy ‘alma. no. son sindnimos, ‘Toméndolos ‘en Hnonimia, ae nos impide traducir textos preciosos, fe deforman los documentos entregados por la. ar quenlogia de las imagenes, La palabra alma es una Palabra inmortal. En clertos poemas es imborrable, Es une palabra del aliento.* La importancia vocal de una palabrs debe retener por st sola la aten- ign de un fenomenélogo de Ta poesia. La palabra alma puede ser dicha con tal conviesion que com- prometa todo un Poems. El tono poéticy que corres- 2 Chale Nadie, Dittonatee rolnnd den onomatonten tran itey Pain, 1826, pth "Lng Seerentn errs el oa ca Eo iode ioe pcb, Sin trae tasear ebencones dae 2 vtmopuccioN onde al alma debe, pues, quedar abierto x nues- {fap encuestas fenomenologiens, “En ol terreno de ia pintura misma, donde Ia reali- zacion parece traer decisiones que proceden del Gspirituy que encuentran obligaciones del. mundo fe ia percepeién, la Zenomenologia del alma puede fevelar el primer compromiso de una obra. Tout Hruyghe, en el bello prefacio que ha escrito para la expoticion de las obras de Georges Rovault en Albi, dice: “Si hublere que buscar por dénde hace ex: Plotar Rouault Ins ‘definielones,., tal vez tuvie- Tamos que evocar una, palabra ui) poco caida en deauso, a saber, alma.” 'Y Reng Huyghe muestra iue para comprender, para sentir y amar la obra de Rouault "hay que ianzarse al centro, al coraztn, la encrucijada donde todo toma su origen ya fentido: y encontramos de, nUevo la. palabra olvi- Goda 9 reprobada, el alma” Yel alma —ia pin- tara de Rouault lo demuestra— posee una Tuz,in- terior, ta que una “visidn interior” conoce y tra duce ea el mundo de los colores resplandecientes, en el mundo de la luz del Sol, Ast, se exige una Yerdadera inversién de las perspectivas psicolosi- cat al que quiere comprender, amando, 1a pintura de Rovault' ‘Tene que participar en tna iuz ine erior que no ea el reflejo de una Tuz del mundo exterior; sin, duda las expresiones de. vision inte- ‘lor, de luz interior se revvindican con demasiads faclidad, Pero el que habla agutes un pintor, un produetor de iuces. Sabe de qué foco parte ta’ilu- Ininacién, Vive el sentido fotimo de la. pasion de Jo rojo. En el principio de tal pintura hay un alma due lucha, Semejantepintura’ es, pues, un fen6- meno del alma. La obra debe redimir a un alma Etaslonada, ‘Las paginas de René Huyehe nos confirman en 1 idea’ de que e hablar dena fenomenologia, del alma no carece de sentido, En muchas circustan- Eas, debe reconocerse que la poesia es tin compre~ miso del alma. La conciencia asociada ‘al alma es mis reposada, menos intencionada que 1a concien~ Gia esoclada a los fenGmenoa del espietu, los etmopueci6N 8 poemas se manifiestan fuerzas que mo pasan por Jog cireuitos de un saber. Las dialéetican de la ine- piraeion y del talento se iluminan si se consideran us dos polos: el alma y el eaptritu, A nuestro juieio, alma y espirita son indispensables para ‘udiar tos fenémenos de la imagen poétiea en. sus diversos matices, para seguir sobre todo la. evolo- elon de las imégenes poéiiens deade el ensuetio hasta Ia ejecuelén. tn particular, estodiaremos en otra obra el ensueGo postico como fonomenologia del alma. El ensuefio es por af solo una instancia psiquiea quo se confunde demasiado frecuentemen- fe con el suetio, Pero cuando so trata de un e1- suezo poético, de un ensueflo que goza no adlo de sf mismo, sing que prepara para otras almas goces, podticos,'se sabe muy bien que no estamos en la endienie de lag sommolencias. El espiritu. puede conocer un relajamiento, pero en el ensuelio poe tico el alma ‘ela, sin tension, descansada y activa. Para hacer un poema completo, bien estracturado, serd preciso que el espiritu lo prefigure en proyec- to, Pero para tna sitmple imagen postica, no hay proyecto, no hace falta més que un movimiento dal fima, En una imagen poética el ‘ima dice su pre- Y asi un posta plantea el problema fenomeno- l6gico del aima con toda claridad, Pierre-Jean Jou ve escribe: # “La poesia os un alma’ inaugurando tina forma.” Bl alma inaugura, Es aqut potencia primera, Es dignidad humana, Incluso si la forma fuera conocida,.percibida, taliada en los “tugares comunes”, ea, antes de la ius poética interior, un simple objeto pura el estudio. Pero el alma. viene @ inaugurar la forma, 2 habitarla, a complacerse en ella, La frase de PiorroJoan Jouve puede to- arse como una clara méxima de una fenomencle- ia del alma. 1 wereiean Jouve, Bm Miroir, Maretre de Prance, ps 1 cy ssernopuectON rs esto que pretende ir tan lejos, descender a tanta Tostinalaed aoa, encvert feomenolnic abr Ba poesfa debe rebasar, por obligaciéa de métodos, Ins'resonaneias geutimentales con las que recibimos mas o menos ricamente —segdn que esta riqueza esté en nosotros o en el poema— la obra de arte. ‘qut debe sensibiizarse ia duplieacién fenomenc- Tbgica de ies resonancias y de la repercusion. Las Fesouaiicias se dispersan Sobre los diferentes pla- ow de nuestra Vide en el mono, i repercusion os lama‘ a una profundizacion de nuestra propia exis- dencia Zin yb resananes dies 2 pocma, #9 Ie SGpcrtadte, % Tetinmon, co guestro. Le Feperes ‘lon opera un camblo del ser, Parese que el ser del poeta "sea Tuestro ser. La” multiplicidad de las Fesonancigs sale entoncés de la unidad de ser de la Tepereusién, Més simplemente dieho, tocamos aqui dima impresién bien conocida de todo lector apa- Slonado de poemas: el pooma nos capta enteros. Esta captacion del ser por la poceta tiene un signo fenomenolégico que no engafia, La exuberancia y la profundidad de un poema son siempre fendme- hos de la duplicacién resonancia-repercusién. Pare- ee que por au exuberancia el poeta reanima en osotres' nes profundidades. Para dar cuenta de Ia aceign psicoldgicn de un poema habré, pues, que seguir dos ejes de anélisis fenomenol6gices, hacia tas exuberancias del espiritu y hacia la profundi- dad del alma Claro que —iserd preciso decitlo?— ls reper- cusign, peie a su nombre derivado, tiene un earée- ter fenomenolégico simple en los dominos de Ja Imaginaclon poctiea donde queremos estudlaria, Se trata, en efecto, de determinar, por la repercusion de una sola. imagen poética, un verdadero desper- tar de la creacion postica hasta on el alma del lee- tor. Por su novetad, una. imagen poética pone en movimiento toda la actividad linglistica, La rrmonvoct6n 6 imagen poética nos sitia en el origen del ser ha- aoe 6, od ‘or esa repercusién, yendo en aeguida més allé de toda psicologia 0’ psicoandlisis, sentimos un Poder poético que se eleva candorosimente en n0%- ‘otros miamos. Después de la repercusion podremos experimentar ecoe, resonancias seutimentales, re- cuerdos de nuestro pasado. Pero la imagen ba toca- do las profundidades antes de eonmover las super- ficies. Y esto es verdad en una simple experiencia del lector, Esta imagen que 1a lectura del poema nos ofrece, se hace verdaderamente nuestra. cba ‘ralcos en nosotros mismos, La hemos recibido, pero tenemos Ia impresién de’ que hubiéramos eeerle, que Ribiimemes dabidy esime Sb aBe. Siete lun fer nuovo en nuotira lengua, noe er yresa convirtiéndonos en lo que expresa, 0 dicho Be olzo modo, es ain ver un devenir de. expe. sion y un devenir de nuestro ser. Aqui, la expresion Esta ltima observacién define el nivel de Ia ontologia en la que trabajamos, En tesls general, pensamos que todo lo que es especificamente hu- {aren un region que exer antes quel nguase, en una regién que existiria antes que el lenzuaje. Yncliso af esta ta at ot didad ontolézica, ‘menos, como hipétesis de trabajo bien adecuada al tipo de investigaciones que perseguimos sobre la Imagen postica. ‘Ast, la imagen poética, acontecimniento del logos, nos e6 personalmente innovadora. Ye mo la toma ‘mos como un “objeto”. Sentimos que la actitud “ob- jetiva” del eritico ahoga la “repercusién”, rechaza, or Brlacipo, esta profundidad’ de donde ‘debe par. ire] fendmeno postico primitive, En cuanto al Dsic6logo, esté ensordecido por las resonancias, y lero doveribir ss. eeatinletag Yen cuanto, psicoanalista, pierde la repercusién, ocupado en de- Seamer ashe deus interreiaciones" or una fatalidad del método, el psicoanalista intelec- ‘ualiza la imagen, Comprende la imagen més pro- 16 nernoouceréx fundamente que el psicélogo, Pero, precisamente, la “comprende”. Para el psicoanalista la imagen poética tiene siempre un contesto, Interpretando la age. [reduce on ory Jeune age el lvoe Por lo tanto, nunca se puede decir, on més “traduttore, iraditore’ ‘Recibiendo uns’ imagen Potties nueva, experi- rmentames ‘su valor de satereubjetividad. Sabemos {ue ln repetiremos para comunicarnes nuestro entu- ‘Slaomo, Considerada en ia traamisign de un alma foley eve que une imagen podticn el, ks investigesiones do cavsallded. Las doctrinas tim{- damente caunales como la psicologia, o fuertemente causales como el psleoandlisis, no pueden determi far la ontalogia de To poético: nada prepara una Imagen politics, gobre todo no la cultura en el moda ierario, al la pereepeion en el modo psicolégico, ign a notelad ental do inngea otten ae” sign: Ia novedad esencial de la imagen poética pl tea el problema de la ereativided del ser que habla. Por este creatividad: Ts conciencla imaginante re- sulla ser, Tuy simplemente, pero. muy puramente, yp gre, AT desprendr cite, valor de erinen 3¢ Wversas imAgenes’postieas debe abordarse, en. un estudio de la im: it, fa fenomenclogta de la maginacion w Limitando de este manera nuestra encuesta a 18 ‘imagen poétlea en sv origen, a partir de In imagi- maclén pura, dejamos ‘do lado el problema. de Te Composition det poema, como agrupacién de image ‘tee maitiples. Gn esta composiién del poema feter- vienen elementos paicokégieamente complejo, que asoctan ia caltyra més 0 menos lejana.y el ideal iiterario de un tlempo, "otros componentes que lina fenomenologia completa deberia tener en cUet= a. Pero un programa. tan vasto podria empafiar Ja’ pureza de lar observaciones. fenomenoloricas, resteltamente clementales, que quefemos presentar. El'verdadero fenomendiogo tiene Ia obligactén Ge a= ee oe teopucci6x a ser sistematicamente modesto. Por lo tanto, nos parece que fa simple referencia a poderes fenome fologicos de lectura, que convierten al lector en Un poeta al nivel de la imagen leida, supone ya un mati de orgullo. Serfa. para nosotros inmadesio asuinir personalmente una facultad de lecture que volveria a encontrar y resucitaria el poder de crea~ cidn organizada y completa que integra el conjunto de an poema. Y menos an podemos esperar agar a una fenomenologia sintétiea que domine, como creen lograr ciertos psicoanalistas, el conjunto de luna obra, Es, pues, al nivel de las imégenes aisla- S85 Monde palemos “repereutic™ fenomentéziea ‘Pero precisamente esta punto de orgullo, este orgullo menor, este orgullo de simple lectura Que se autre ‘con la solediad de Ia lectura, leva en si un Signo fenomenologico innegable, si se conserva su Simplicidad. El fenomendlogo no tiene aqué nada que ver con el critico literario que, como ee ha obser- Vado eon frecuencia, juzga una obra que no podria Crear, e incluso segén testimonio de las censuras feiles, una obra que no querria hacer. El eritico iiterario es un lector necesariamente severo. Volvien- do-del revés como un guante un complejo que el uso excesiva ha desvslorizado hasta el punto de pe hetrar en el voeabulario de los estadistas, podria de- cirse que e] critieo literario, que el profesor de retd- rica, que saben siempre ¥ jUzgan siempre, tienen un simplejo de superioriiad, Tin cuanto a, nosotros, afictontdge'a Ia Tetra Folin no lecmos 1 relesinos ‘que To que nos gusta, con un pequefio orgullo Ge lestor mezclado.con mucho entustasmo, Mientras el orgullo. suele desarrollarse por lo general en tun eentimiento avasallador que ‘pesa sobre todo el peiquismo, la punta de orgullo que nace de la adhe- sidn_a Una dicha de imegen, es siempre discreta, Secreta. Hsts en nosotros, simples lectores, para nosotros, Gnicamente pare nosotros. Bs un orgullo de camara, Nadie sabe quo revivimos, leyendo, nues- tras (ontaciones de ser poetas. Todo'leetor un poco apasionado por la lectura, allents y reprime, leyen-

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