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Me dispona a dormirme cuando una vieja costumbre veraniega me ech atrs.

Ya pasaba la medianoche cuando me dispuse a espiar a la Luna subiendo las persianas y abriendo la ventana. Mi tejado era el mejor sitio para disfrutarla as que trep. Y ahora estoy aqu disfrutando del lunar ms bonito del cielo. De su luz, que da vida y colores a las nubes. Del infinito cielo negro, o quizs azul marino, e incluso luminoso, al que la Luna acompaa.

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