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Dice Vedia:
“Por un rasgo propio de su carácter, el Coronel
Courtín era sin embargo el primero en
condenar como injusta la medida de su
Gobierno que él clasificaba con el tecnicismo
de sus voces, de “una barbaridad” ¿Cómo
explicar entonces que fuese su más celoso
ejecutor?
El Coronel Courtin entendía, sin duda llenar
sencillamente sus funciones de soldado, y en
su calidad de tal, no se creía obligado a juzgar
o analizar el mérito y la justicia de las órdenes
que se le impartían.
Eso podría permitírselo como hombre: como
militar, no era sino una máquina.
El Gobierno podría hacer pues, cuantas
“barbaridades” de ese género pasasen por su
mente, mediante la cooperación de
instrumentos tan eficaces como el jefe
expedicionario de la barca Puig.
¡Allá se la entenderían con su conciencia que, lo que
es los militares, nunca han tenido!
Así podría traducirse la inteligencia de los
deberes militares por parte del Coronel
Courtín: Monstruosa subversión de la moral y
la justicia, contra la cual debemos
apresurarnos a elevar nuestra enérgica
protesta. Con arreglo a ningún criterio legal y
humano, si no es el de la propia degeneración.
Pueden los militares ser relegados a tan bajo
nivel. No estérilmente dios ha colocado en
todo hombre una chispa del fuego divino al
darle la conciencia del bien y del mal, de lo
bueno y lo verdadero, de los justo y lo
atentatorio. Ese es el sello que distingue y
caracteriza su personalidad y ninguna ley
puede tener por objeto destruir ese sello,
deprimir esa personalidad, convirtiéndola en
máquina al servicio de las pasiones o de los
caprichos de un gobernante, no por el hecho
de ser un militar, el individuo ha abdicado la
conciencia que dios ha hecho inseparable de
él y que ninguna ley puede arrancarle. La
obediencia ciega y pasiva a la voluntad de un
superior esta muy lejos de constituir un deber
y menos una virtud en el militar. Si así fuese,
la milicia habría perdido el carácter que la
ennoblece, para degenerar en un oficio algo
peor que el de verdugo, que deja caer sobre el
reo la cuchilla exterminadora.
Y Ansina yo soy
Sólo Artigas sabe
Hacia donde voy.
Hasta el benteveo
Sabe que nacimos
En Montevideo
De donde nos fuimos.
A Artigas le obedecen
Los tigres y los bueyes
Porque reconocen
Que él dictó las leyes.
¿Cuándo volveremos
a la Patria amada?
¿O nos quedaremos
En la tierra colorada?
Contiene el cardenal
Desde el ñandubay:
¡Viva el Oriental
Que ama al Paraguay!
“Los libros, pues Señor son los que deben suplir por
todo esto. Los talentos de nuestros americanos son
tan privilegiados, que no necesitan sino de buenos
libros para salir eminentes en todos los ramos. Pero
no pudiendo todos procurárselos por sí mismos por
falta de medios y aún de elección, en un país en que
son tan escasos y de mucho precio, se hace
necesario el establecimiento de una Biblioteca
Pública, a donde puedan concurrir nuestros jóvenes
y todos los que desean saber”.
¡Salve Biblioteca!
Taller del ingenio,
Escuela del genio
Vida del sabe,
Colmada te mires
De preciosos dones
Y jamás pregones
Del tiempo el poder.
¡Salve Biblioteca!
Taller del ingenio,
Escuela del genio
Vida del sabe,
Colmada te mires
De preciosos dones
Y jamás pregones
Del tiempo el poder.
LA PATRIA GRANDE
EL PENSAMIENTO ARTIGUISTA
LA CISPLATINA
“Más claro que el agua, el que quiera
entender que entienda”
ARTIGAS
“Pocos pero buenos”
Vamos a extrañar esta grata tarea de hurgar
todos los días, entre libros, y artículos, de
Artigas y la orientalidad para volver a la
realidad cotidiana del mundo que nos tocó
vivir.
Empecinadamente tratamos de darle
continuidad la lucha revolucionaria de José
Artigas y unir aquella patria vieja de los
orientales, con esta nueva que viene de
aquella artiguista.
El 19 de junio los orientales volveremos a
unirnos para marchar desde el monumento a
los detenidos desaparecidos hasta el Obelisco.
Los Cabildantes y militares lo harán en las
Puertas de la Fortaleza de Montevideo,
nosotros en Tres Cruces el mismo lugar donde
el Protector de los Pueblos Libres celebrara su
Congreso de Abril.
Ellos portarán la bandera azul y blanca nacida
de los acuerdos una vez que las oligarquías
porteña y montevideana junto a los imperios
portugués e inglés se habían asegurado bien
de la derrota de Artigas.
Nosotros enarbolaremos la tricolor bandera
blanca, azul y roja de Artigas que es la de la
orientalidad, la que enarbolara por primera
vez en Salto desde su Cuartel General en los
potreros de Arenruguá, en 1815 después de la
batalla de Guayabos.
Artigas señaló a los jefes de las demás
Provincias Federadas que levantaran una igual
a la de su Campamento si es que estaban
unidos.