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Poema El Despertar de Julio Herrera y Reissig

Alisia y Cloris abren de par en par la puerta y torpes, con el dorso de la mano haragana, restrganse los hmedos ojos de lumbre incierta, por donde huyen los ltimos sueos de la maana. .. La inocencia del da se lava en la fontana, el arado en el surco vagaroso despierta, y en torno de la casa rectoral, la sotana del cura se pasea gravemente en la huerta Todo suspira y re. La placidez remota de la montaa suea celestiales rutinas. El esquiln repite siempre su misma nota de grillo de las cndidas glogas matutinas. Y hacia la aurora sesgan agudas golondrinas como flechas perdidas de la noche en la derrota.

La iglesia
En un beato silencio el recinto vegeta. Las vrgenes de cera duermen en su decoro de terciopelo lvido y de esmalte incoloro; y San Gabriel se hasta de soplar la trompeta... Sedienta, abre su boca de mrmol la pileta. Una vieja estornuda desde el altar al coro... Y una legin de tomos sube un camino de oro areo, que una escala de Jacob interpreta. Inicia sus labores el alma reverente. Para saber si anda de Buenas San Vicente con tmidos arrobos repica la alcaca... Ac y all maniobra despus con su plumero, mientras, por una puerta que da a la cacrista, irrumpe la gloriosa turba del gallinero.

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