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El conflicto permanente como bandera de

campaña
Viernes, 19 Junio 2009

*Por Mónica Litza

A medida que transcurre la campaña electoral se advierte con mayor claridad que las
persistentes críticas de la oposición apuntan más a obtener rédito del conflicto, que a
advertir sobre necesarias correcciones a la gestión de gobierno.
Se insistió primero desde la oposición para que los gobiernos nacional y provincial
admitieran la gravedad de la crisis financiera internacional y su impacto sobre la economía
local. Se buscó sembrar así, incertidumbre y preocupación.
A diferencia de eso, el gobierno nacional tomó medidas concretas para minimizar el
impacto de la crisis, fundamentalmente sobre los aspectos esenciales de la economía como
la protección del empleo y el estímulo a la producción.
El transcurso del tiempo se está encargando de demostrar que no será fácil erosionar el
sostenido crecimiento que tuvo de nuestro país en los últimos seis años. Esos sólidos pilares
con los que se reconstruyó la economía después de una de las crisis más profundas de la
historia de nuestro país, son los que permitieron que el tembladeral financiero internacional
que sacudió como nunca a las principales potencias del mundo, fuera resistido con éxito en
la Argentina.
Algunos países del primer mundo, como Estados Unidos, dispusieron una decisiva
participación del Estado en el salvataje de empresas privadas. Medidas que fueron
aplaudidas por la oposición, pero que son salvajemente criticadas cuando suceden en
nuestro país. Es un Estado activo el que logró recuperar nuestra línea aérea de bandera,
crear una empresa de agua que permite atender a los sectores más desprotegidos, recuperar
la administración de los fondos de los aportes jubilatorios y tantas otras medidas
imprescindibles.

Sin propuestas

Algo similar sucede con el tema de la inseguridad, sin duda una genuina preocupación de
muchos argentinos. Queda al descubierto que no alcanza con agitar el delito y el miedo con
fines electorales. Tampoco con consignas vacías o mapas virtuales. Las respuestas son las
que llegan desde el gobierno con el combate a la droga, la limitación de las libertades
anticipadas, la reforma judicial, el nuevo equipamiento policial, y fundamentalmente con
la inclusión social.
Propuestas y acciones concretas frente al silencio legislativo de quienes hoy se pretenden
presentar como los abanderados de la seguridad. Algunos, incluso, fracasaron cuando
tuvieron la oportunidad de combatir el delito desde los más altos cargos ejecutivos.

Enfrentamiento y violencia
La mezquindad de una oposición que se regocija en el conflicto queda más clara aún si se
aborda el tema del campo. Los últimos escraches sufridos por representantes del
oficialismo no dejan dudas sobre la intencionalidad política de quienes decían defender la
producción del país. Hoy es sólo una consigna vacía que se pretende sostener con violencia.
Saben que el diálogo y la búsqueda de consenso no le dan rédito. Necesitan mantener la
crispación contra el gobierno. Pero el pueblo advierte que las medidas adoptadas por el
gobierno apuntan claramente al bienestar general y no a la defensa parcial de algunos
grupos de interés. La expresión popular en las urnas reflejará sin dudas la derrota de los que
representan la falta de propuestas, los que enarbolan el conflicto, frente a quienes sostienen
el modelo que sacó al país de una de las peores crisis de la historia de nuestro país.

*Presidenta del Instituto de Estrategia y Desarrollo Jauretche Avellaneda

www.monicalitza.com.ar

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