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ESTÉTICA DEL IDEARIO CÍNICO.

ESTÉTICA DEL IDEARIO CÍNICO.


De Diógenes a Sloterdijk.

Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca1.


adolfovrocca@hotmail.com

Sloterdijk

1
Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, Estética y Teoría del
Conocimiento.

Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca.


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Recuperación estética del ideario cínico.

El pensamiento de la Escuela Cínica clásica, hoy revitalizado en


forma refractaria por el filósofo alemán Peter Sloterdijk, ubicado en la
tradición de Nietzsche y Heidegger, emparentado a la vez con artistas
contemporáneos de la sensibilidad de Wim Wenders y Peter Handke.
Sloterdijk, autor de la Crítica de la razón cínica2, obra cumbre del
cinismo contemporáneo, donde, cabe aclarar, el término “cínico” es
empleado en un sentido contemporáneo, reconocible desde nuestra
habla, un sentido que se encuentra en las antípodas del uso poético,
extraño a nuestros oídos, que hacen del mismo los Cínicos griegos.
Pese a todo, en un movimiento dialéctico los extremos convergen y se
podrá hablar de una común voluntad iconoclasta que entiende que para
hablar de suciedad hay que ensuciarse y de esta manera reconocerse
como enfermo de su época, intoxicado por la atmósfera que
ineludiblemente le rodea.

El nihilismo anarquista y todos sus desacatos contraculturales han


contribuido a revitalizar la escena iconoclasta, la ruptura con el pacto
cívico y el orden social, contra una comunidad inauténtica y perturbada.

La recuperación del ideario cínico tiene lugar con el


descrédito de las utopías, en la trastienda de la postmodernidad, en el

2
SLOTERDIJK, Peter, Crítica de la razón cínica, Siruela, Madrid, 2004

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desencanto estético-político ante las sociedades neoliberales, donde se


prefiere escapar de la alienación, optando por el camino autárquico
(autarkeia) antes que andar embrutecido como el rebaño domesticado,
gobernado por las rutinas y convenciones de la gran ciudad, los
imperativos del consumo, el imperio de las marcas y la tiranía del
mercado.

La Escuela Cínica y sus performances.

Los cínicos, curiosa vertiente anarquista, toman como


modelo a animales como el perro, de los que adoptan el ejemplo de
la autosuficiencia, de ahí su comportamiento ético –bastarse a sí
mismo– y su rigurosa disciplina física y mental. Los animales tienen
pocas necesidades y se adaptan rápidamente a la situación en que
se encuentran.

El hombre, en cambio según Sloterdijk, en una concepción


menos romántica, a su vez goza y sufre su ser animal. Los animales
viven en un entorno y dependen de un hábitat. El hombre -en
cambio- "ve la luz del mundo" lo que comporta una "implicación
ontológica" de carácter heideggeriano, la que deriva
hiperbólicamente en un excurso por el concepto de "neotenia"3, es
decir, del hecho de que el hombre alarga su morfología juvenil y
fetal, como efecto secundario de ser un animal que proviene del

3
La neotenia es el mantenimiento de algunos aspectos de la fase larvaria durante
la fase adulta de un animal. Esto suele darse con relativa frecuencia en los
Anfibios.
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nido y de la caverna, que actúan como un segundo claustro


materno4.

Volviendo al ideario cínico clásico, se dirá que este


considera que para alcanzar la felicidad es necesario la libertad, la
autosuficiencia y el desapego.

Los cínicos no están dispuestos a conceder que la


felicidad dependa de cuestiones ajenas a sí mismos, la libertad está
en el centro de la forma de pensar cínica, tanto la libertad de acción
como la de expresión.

Otra de las características del sabio cínico es el


desprecio por el placer, el lujo y la ostentación. A través de este
desacato al imperio de la sociedad del “bienestar” se conquista una
independencia existencial y política, donde el individuo cínico no
reconoce más normas que las de la propia naturaleza.

El cinismo se constituye como una cáustica mirada a la


neurosis y la alienación del emplazamiento humano en la urbe
congestionada, frente a lo cual sólo cabe, el retorno a la naturaleza,
el retorno a nuestras pulsiones originarias en las que el hombre
deviene animal; donde el fetiche de la mercancía, incluso cuando
este asume la forma de obra de arte, entendido como objeto
mercantil, de transa bursátil, es un dios que no merece ser adorado.

4
Conferencia de Sloterdijk en caixafòrum, 2003-05-07.

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El rechazo del lujo por parte de los cínicos se


fundamenta en que se compra a base de sumisión en todas las
facetas de la vida, en cambio, la renuncia es recompensada con un
bien mayor, la sabiduría práctica y la virtud.

Otra cuestión fundamental para el cinismo era la práctica


del ejercicio físico, porque la disciplina (askesis) le fortifica frente a
las adversidades imprevistas y aumenta su resistencia a vivir en la
intemperie. Acostumbrarse a cuidar se sí mismos, sin criados,
seguir dietas sencillas y un vestir simple, fueron los primeros
minimalistas.

Diógenes

Utilizaron recursos expresivos diversos donde no faltan


la parodia, o la sátira, siempre cuestionadora del establishment.
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Realizaron las primeras performances. Invalidando la moneda o los


valores de cambio en curso. Según la tradición, Diógenes5, creador
de la Escuela Cínica, se vio obligado a abandonar Sinope, porque
con su padre se dedicaron a invalidar monedas, estropeándolas con
un punzón. Desterrado de su ciudad natal, tomó el hecho con su
ironía habitual: “Ellos me condenan a irme y yo los condeno a
quedarse”6.

Relacionado con este asunto se formó la leyenda de que


Diógenes fue a consultar al oráculo de Delfos, y recibió como
respuesta a su pregunta el enigmático consejo de invalidar la
moneda, que se acabó convirtiendo en la consigna cínica, y en
metáfora de buena parte de su comportamiento. Lo cual podría ser
considerado un antecedente lejano de la importante consigna
nietzscheana sobre la transmutación de los valores.

El cinismo es, pues, un movimiento que trata de


escandalizar, de develar que lo que se cree normas inamovibles y
universales no lo son, sino que estas son meras convenciones
sociales, convenios, modas e intereses económicos, muchas veces
producto de la más rancia tradición o producto de un consenso
mayoritario que oprime a las minorías.

Los cínicos se proclamaban cosmopolitas y rechazaban


cualquier tipo de pertenencia, liberados de cualquier obediencia a

5
Diógenes, nació en Sínope, en la actual Turquía, en el año 413 a.C. Es el sabio cínico
más cautivante, al punto que su figura se ha convertido en una leyenda. Vivía en un
tonel. Su aspecto era descuidado y su estilo burlón. Era en extremo transgresor. Platón
llegó a decir de él que era "un Sócrates que se había vuelto loco".
6
DIÓGENES LAERCIO, Vidas de los filósofos más ilustres, México, 1984
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las instituciones, convenciones o leyes, se consideraban


ciudadanos del mundo. En cualquier sitio se encontraban en su
casa.
La imperturbabilidad (apatheia) es el ideal del sabio
cínico, que vive alejado de todo lo que le produce perturbación o
angustia y es capaz de adaptarse con indiferencia a las
circunstancias.

Sloterdijk “Crítica de la razón cínica”.

Desde su monumental Crítica de la razón cínica de 1983,


saludada por Jürgen Habermas como el acontecimiento más importante
en la historia de las ideas desde 1945, el alemán Peter Sloterdijk se ha
impuesto como uno de los pensadores europeos más fecundos e
innovadores. De una gran cultura filosófica, llama la atención por la
belleza y la fuerza de su lenguaje, su estilo y su tono. Lejos de las
rígidas convenciones de la filosofía académica, Sloterdijk enfrenta los
problemas de su tiempo con otras armas y otros fines: una prosa clara,
consciente de su afinidad con la música, deudora de la “gran” retórica
clásica y de su casi increíble erudición filosófica y literaria. Por ese
entonces, Sloterdijk tenía treinta y cinco años. Las armas de un
fenomenólogo agudo, atento y perspicaz, que deseaba escribir una
“ontología de nosotros mismos”. Su independencia le lleva, sin reparos,
no sólo a mostrar su vasta discrepancia con “el sueño ilustrado”, sino
que además a hacer suyas las propuestas de filósofos incómodos y no

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siempre bienvenidos en Alemania: Nietzsche y Heidegger. Sobre


Nietzsche ha escrito El pensador en escena7.

Sloterdijk en su Crítica… pretende hacer una reivindicación


del otro cinismo, del original y clásico, frente al de hoy, con el que no
guarda más relación que la antinomia, un cinismo entendido de modo
usual y corriente, que comporta una falsa conciencia ilustrada. El de
Sloterdijk es un libro de horizontes más amplios, y que tematiza el
iconoclasta ideario de la transgresión.

Es así como Crítica de la razón cínica puede leerse también


como una puesta al día de la Dialéctica de la Ilustración de Adorno y
Horkheimer. No se trata ya del nihilismo en ascenso, ni la metamorfosis
de la razón en nuevo mito ni, mucho menos, del dominio de la razón
instrumental lo que Sloterdijk describe y denuncia, sino el cinismo difuso
de nuestras sociedades exhaustas. Ese “nuevo cinismo” que se
despliega como una negatividad madura que apenas proporciona un
poco de ironía y compasión, pero que finalmente desemboca en la
desesperanza. Un cinismo que Sloterdijk define como “falsa conciencia
ilustrada”: la de quienes se dan cuenta de que todo se ha
desenmascarado y pese a ello no hacen nada, la de quienes se dan
cuenta de que la escuela de la sospecha tampoco ha servido de mucho.

7
SLOTERDIJK Peter, El pensador en escena; el materialismo de Nietzsche, Ed. Pre-
Textos, Valencia, 2000.
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La conciencia conservadora dominante es cínica, porque


consciente del desenmascaramiento de los grandes relatos ve un
peligro de crisis social en la desaparición de las ilusiones religiosas e
intenta mantener en pie al menos la fachada del edificio. Por ello es a
ésta conciencia, que sabe que no tiene ilusiones y sin embargo las
propugna, a la que cabe llamar cínica.

En Crítica de la razón cínica, Sloterdijk presenta pues un


discurso ético comprometido, libre de las falacias y espejismos del
humanismo “edificante” y fundado en una antropología filosófica con
nuevas perspectivas críticas.

Sloterdijk

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Gustosamente provocador, Sloterdijk practica el arte de


dinamitar nuestras certezas. En su última obra traducida al francés –La
hora del crimen y el tiempo de la obra de arte–, cuenta así la historia de
las hipótesis científicas como la historia –novelada- de una serie de
"vejaciones" hacia las autoilusiones del género humano, e incluso
aprovecha el pretexto de una larga digresión sobre el pensamiento de la
técnica en Heidegger para notar que nuestra visión sobre Platón no
tiene en cuenta la "ironía" que ésta contiene; y en un último corto ensayo
sobre Cioran califica la actitud filosófica de este último como
"revanchismo desinteresado" y explica la calidad de sus textos por su
voluntad de "no condescender con la madurez". Se comprende que
Peter Sloterdijk es un inconformista, lo que –por demás- asegura a su
pensamiento una seducción y un estilo particular en el campo intelectual
contemporáneo.

Sloterdijk, que ha presentado en España el primer volumen


de su trilogía "Esferas" –en editorial Siruela- no se pregunta ¿quiénes
somos?, sino ¿dónde estamos? Una filosofía espacial en la que el autor,
un nietzscheano de izquierdas, combina, renovándolas, numerosísimas
fuentes, desde Platón hasta Hegel, desde Heidegger hasta Foucault, el
psicoanálisis no-freudiano, el eurotaoísmo, la antropología, la biología
moderna o el iluminismo tecnológico.

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Este es un material en el que el lector no encontrará sólo al


pensador que hizo estallar en mil pedazos la herencia de la ilustración y
la creencia en el progreso, proclamó el fin del totalitarismo metafísico y
la caducidad de la fatiga nihilista para encarar el mundo contemporáneo
y abrió una brecha entre los apocalípticos y los entusiastas de las
nuevas tecnologías, incluida la genética, sino que también a quien
ensaya una teoría de la intimidad, del espacio interior, para explicar su
concepción general del mundo y de la historia.

Filósofo complejo como pocos, crítico, polémico, pero


sobretodo "hiperbólico". Sloterdijk, sin duda requiere un tratamiento en
profundidad, el que se espera para una próxima entrega.

Allí, además, se habrá de poner en relación el sentido


contemporáneo de lo cínico, propio del tratamiento de Sloterdijk, que es
el del sentido habitual del término, y el de la Escuela cínica clásica,
donde el concepto, ya en un sentido filosóficamente acotado, alude
más bien a una actitud vital y poética, caracterizada precisamente por la
autenticidad de sus posiciones y pensamientos, corrosivos y anti-
sistémicos al modo anárquico de las diatribas de Diógenes.

Adolfo Vásquez Rocca.


Doctor en Filosofía.
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Bibliografía

GARCÍA GUAL, Carlos, La secta del perro, Alianza Editorial, Madrid,


1987.

Arroyo /Baigorri /Trapiello /Cifuentes: "¿Qué es el cinismo?". Barcelona,


1989

ACOSTA MÉNDEZ, Eduardo, Filósofos cínicos y cirenaicos.


Antología comentada", Barcelona, 1.997.

ARROYO, BAIGORRI, TRAPIELLO, CIFUENTES: ¿Qué es el cinismo?


PPU, Barcelona, 1989.

DIÓGENES LAERCIO, Vidas de los filósofos más ilustres, México,


1984, Traducción de José Ortiz y Sanz. Diogenis Laertii vitae
philosophorum, 2 vol., Bibl. Ox., Oxford, 1964.

DE SAMOSATA, Luciano: Diálogos fantásticos; Menipo.


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GIANNANTONI, G., Socratis et Socraticorum Reliquiae", IV tomos.

SLOTERDIJK, Peter: Crítica de la razón cínica, Ed. Siruela, Madrid,


2003.

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