Você está na página 1de 292
‘TODA LA MITOLOGIA GRIEGA Y ROMANA YSU RICO LEGADO CULTURAL La mitolagia griega y romana ra infuido de manera funda ‘mental en el desarollo dela cua occidental, Los doses <2 Olimpo, os héroes de la guerra de Troy, los conguista- dores dl valocina de oro, Epo, aca y tants otros per- ‘sonajes han constuido una fuent inagotable deinspiracién alolargo de los siglos. El Diccionario la mitlogia grog y romana rane aun tipo ls mitos reados por os atiguos las principales obras “erat, pit6ricas, ascultricas, ‘musicales, crematogréficas- asociadas a estos. (Ordenado rigurosamente de la A a la Z y complerentado ‘por un centenar da listraciones, este decionaroincluye un ‘amotio reperiario de parsoraes, lugares, onceptosy temas ‘esenciaes dala mitologle recorramane, Completan la obra ne sere de apéndioes (as fuentes Iteraras de la mitologia ctiega y romana, as retaciones entre mitologia, historia, artes, religin, etc) y un exhaustva incice que facile alos suaris la répida localizacion de ia informacion buscada. Mitologia griega y romana Mitologia eriega y romana DICCIONARIO _ ESPASH HITOLOGIA GRIEGA Y ROMANA DIRIGIOO POR RENE MARTIN Editors Carolina Reaye Tradvecién Alegria Gallardo Disetio Joagein Galego Title orginal Dictionnaire culture de ta mythologie gréce-romaine FEaions Nathan, Pars, 1992 Es propiedad © Bains Nathan Ps © Dela waduccidn: Alegria Gallardo Laurel ‘© De todas ls ediciones en castellano: Espusa Calpe, 5. A, Madd, 1995 ‘Ociava edicin: febrero, 2005, Impreso en Espana /Piated in Spain Impresin: Unigraf, SL. Editorial Espasa Calpe, S.A SUMARIO is xIV IntRODUCCION . 4 ‘COMO CONSULTAR EL DICCIONARIO LA MITOLOGIA GRECORROMANA ‘Las fuentes literarias de la mitologia grecorromana . _xvit Geograffa mitolégica ..... xxv ‘Cortespondencia de los nombres griegos y latinos de dioses y héroes. xxxt Diccionario dela A alaZ... . 1456 ANEXOS Estudio general de a mitologfa grecorromana ..... 457 La mitolog(a grecorromana y las artes plisticas 49 La miisica y la inspiracién mitol6gica nae La Antigiiedad tlevada al cine . reas {Indice general easshegnAes {ndice de términos y expresiones procedentes de la mi- tologia grecorromana 505 {fodice de escritores:y obras andnimes dp la Antighe- dad clasica..... sil SUMARIO Indice de esritores y obras andnimas posteriores ala Antigiedad {nice de pintores, escultoresy obras anénimas Indice de compositores y obras musicales anénimas. Indice de realizadores cinematograficos BrBLioGRAFtA. . vin 315 527 535 539 543 INTRODUCCION La mitologia grecorromana’ ha llegado a nosotros & través de un conjunto de textos que, en su mayoria, figu- ran entre las obras capitales de la literatura universal (ver el apartado «Las fuentes literarias de la mitologia greco- romana» en la pag. xvi), Esta mitologia es un tema om- nipresente, tanto en las letras como en las artes figurati- vas, a lo largo de todo el periodo histérico conocido con el nombre de Antigtiedad clésica, cuya impregnaciéa mi- (ol6gica podria compararse a la cristiana de la Edad Me~ dia. Su presencia sigue siendo poderosa durante la Ila- mada Antigiledad tardfa, en el corazén de un Imperio romano que en pleno siglo Iv seguia manteniendo los mitos paganos como base de los programas escolares " nel Esruono cexenat nL wrotodts GkscoRKoMAs (pe, 457 ses) ¢! eeor encontrar as indicacioaes necesarias sobre la natraeza ye] sigi- ‘ado de los mitoscscos, INTRODUCCION x No cabe duda de que durante la Edad Media esta ins- piraci6n mitolégica se verd en gran parte eclipsada por la cristiana. Sin embargo, incluso durante este perfodo, al- gunos de los grandes relatos miticos de la Antigtiedad (la guerra de Troya, el periplo de los Argonautas, el ciclo te~ bano, las aventuras de Eneas) sern objeto de versiones «noveladas» y de reelaboraciones diversas. A partir del Renacimiento, la mitologia grecorromana volverd a ser una importante fuente de inspiraci6n y pasaré a desempefiar una funcién primordial en la cultura occi- dental, En toda Europa las obras de arte y las obras litera- rias se alimentan de los grandes mitos forjados por los an- tiguos. A ellos acuden profusamente pintores, escultores y poetas que, por otra parte, no desdeftardn hacerles objeto de versiones parddicas, tan eruditas como irrespetuosas. Esta funcién desborda de hecho el Ambito de las artes y de las letras y, en este sentido, puede verse cémo la mitologia entra al servicio de la ideologfa monarquica con Luis XIV, cen Versalles especialmente, mientras los jesuitas llevan a cabo un extraordinario trabajo de conciliacién del paga- nismo y el cristianismo*, Los amores de Dido y Eneas, que habja relatado Virgilio, constituyen un ejemplo singular- mente ilustrativo de esta floracién mitolégica: si nos limi- tamos al Ambito de la escena, podemos contar no menos de ochenta adaptaciones entre 1510 —fecha en que aparece la primera de ellas— y 1912 —fecha de la més reciente—, {que recuperan e! mito en forma de tragedias, tragedias Iiri- cas, épetas 0 incluso operetas; encontramos veinte en Ale~ 2 Ver Jean-Pierre Nérudau, L’Obympe dt RolSolel. Parts, Les Beles Let tes, col, «Novveatx Conuents, 1986, xr INTRODUCCION mania, quince en Francia, trece en Inglaterra y Espaiia, ‘once en Italia, ocho en los Paises Bajos y varias mas escri- tas en latin, en danés, en sueco y en ruso (a las cuales se afiaden al menos una decena de parodias’ Es cierto que la mitologia conoce un relativo eclipse en el siglo x1x, ya que el romanticismo busca parte de su ins- piracién en la mitologia nérdica més que en la de los paf- ‘ses mediterrdneos. En el siglo xx, sin embargo, pensadores Y fil6sofos se entregardn a la tarea de buscar un significado huevo a los mitos de 1a Antigtiedad: la lectura que Freud realiza del mito de Edipo es un ejemplo caracteristico, Es- critores como J. Anouilh (Antigona), M. Aub (Narciso), S. Espriu (Antigona), A. Gala (Por qué corres, Ulises?), J. Giraudoux (La guerra de Troya no tendré lugar), J. Ma- ragall (Nausica), B. Pérez Gald6s (Electra), J. P, Sartre (Las moscas), 0G. Torrente Ballester (EI retorno de Ulises), los han utilizado como fuente de inspiracién teatral, y el cine se apodera de ellos para cony ertitlos en temas cinemato- grdficos, generalmente destinados al gran pablico, pero también en obras maestras del séptimo arte, como la Me- dea de Pasolini o la Ifigenia de Cacoyannis, Allo se afiade el hecho de que la mitologéa perma- nece sorprendentemente presente en el corazén mismo de la modernidad, de la més prestigiosa a la més cotidiana, desde el cohete Ariadna o la base de datos bibliogritica del mismo nombre de la Biblioteca Nacional de Madrid, hasta el detergente Ajax, pasando por los misiles Hades, el programa Apolo, el navio Calipso del comandante 5 Ver René Matin ed), Ende et Didon:naissance, fonctionnement et sur ve dun myihe, Pats, Pbliaciones del CNRS, 1990 INTRODUCCION xt Cousteau o los pafiuelos Hermes. Eso sin contar los dias de nuestra semana «planetaria», muchos de los cuales alu- den a nombres de dioses —nombres con los que fueron bautizados los planetas del sistema solar—, y un gran né- mero de términos y expresiones de uso corriente como GEOGRAFIA MITOLOGICA. XXX EL VIAJE DE ENEAS nuipa © a eee 5 RETA 1. Tryst, después del ata Merona incendie dod. 8 Sil Taek 10. Carag os amores Dido y nes. Ia ets. 1, Defpane: juegos nears en noner rete, Angules. Ila Estas: ns apis Tela pir: eencuonte con Andrmaca. 2 rs cunts: desengo ao infenos, aco los royanos se etablecen conta XXXI [NOMBRES DE DIOSES ¥ HEROES ‘CORRESPONDENCIA DE LOS NOMBRES GRIEGOS Y LATINOS DE DIOSES Y HEROES: [Por onan atrasénco. "POR ORDEN ALFABETICO Ree ae |__GRIEGO- atin _ | utin ok GRIEGO a eae ee Re Peet ee ee Ne i ae Bee ira, Aes |B ae te Bee OPEN ohano| Mat Coly Ce accio en tigasl Sonia onc Earn stiean eee Pee eee eee Peep so ea | pay Be enc te | le i SEP ic | a oe Rema fame i pee pee oe |e eerie oa cence | Vor eens SS amet de to Arent fe etal a ass ee recuse ee 2 = zs Baa evince os Soeeaon cn en o pe eonmeie soe = na ae — pee resloe es ce i ae FS oA RAI on eae gti, cc | fac TN. nob mili noe pings expend deg _nas divinidodes exclusivomenteitlicas [en particu cereal Lo efi x Panetta et oleciee Hien anes oe et (shy orepontosa a we cargos igrevs eames ACTEON Este joven cazador tebano debe su celebridad a su trégica yy cruel muerte. Acteén, que ha- ‘fa sido iniciado en el arte de la caza por el centauro” Quirén’, se jactaba de su habilidad afir- ‘mando que superaba a la propia Artemisa”. Un dia que recorria, Jos bosques acompafiado de su. jauria, sorprendié a la casta diosa baiiindose desnuda en las. aguas de un ro, La diosa, enti recida, le rocié con agua y Ac- ‘edn qued6 transformado en- tonces en un ciervo. Sus perros se lanzaron en su persecucién sin reconocerle y, después de darle caza, le despedazaron ¥ devoraron. La jauria vagé mui- cho tiempo por los bosques en busca de su amo hasta llegar a la caverna de Quirén, que, con- :movido por los gemidos de los ypertos, model6 una imagen que reproduefa fielmente ta figura del joven cazador imprudente. 4 Lit. EI poeta latino Ovidio (43a. C-17d, C.)relatz en el libgo I de sus Metamorfsis la cera de Diana’, la diosa de Inala», y la huida desespe ‘ada del joven trasformado en ciervo persegudo por sa propia jaurfa sedienta de sangre, A Drincipios del siglo xvi, Mira de Amescua escribi6 su Fabula de Acteén y Diana, y un siglo mds tarde, en el xvi, José An- tonio Porcel y Salablanca hace luna recreacién burlesca del ‘mito en su poema Acted y Diana. El mismo tratamiento Dbrleseo dieron al mito Alonso del Castillo Solérzano y Mel- chor de Zapata (siglo xvi), 4 Teon. Entre las obras anti- ‘guas, sefalaremos Artemisa ‘matando a Acteén, crétera ariega de h. 460 3. C, Lameis- morfosis de Acteén inspirs a ‘muchos pintores posteriores: Parmigianino, 1523, Fontane- listo; escuela de Fontaine- Dons bleau, siglo xv1, Louvre; Ti iano, 1556, Edimburgo, 1559, Londres. ADONIS Se trata de una divinidad de origen sirio, como demuestran fanto su nombre (en fenicio Adén significa «sefior», re- lacionado con el término he- breo del Antiguo Testamento Adonai, «mi seior») como sus éneulos con Afrodita’ (la feni~ cia Astarté) y su culto, particu- Tarmente importante en la ciu- dad de Biblos pero extendido también por (odo el Mediterr ‘neo oriental, sobre todo en Ate- nas y Alejandra. En el mito griego, Adonis aparece como el fruto de una unin incestuosa entre Tias, rey de Siria, y Mirra, hija del monarca. Afrodita, conside- riindose ofendida por la joven, Te habria inspirado un loco deseo por su padre que Mi- rra consiguid satisfacer recu- rriendo a una treta. Cuando ‘Tias comprendi6 que haba ya- cido con su hija, quiso matarla 'y Mirra tuvo que huir. Después ‘de vagar desconsolada durante mucho tiempo, los dioses* se apiadaron de ella y 1a meta- morfosearon en el drbol de la mirra, cuyas ramas destilan unas gotas aromaticas; las I agrimas de la muchacha. Algin tiempo después de operarse la metamorfosis®, la corteza del frbol se abri6, dando a luz un hermoso nifio, Adonis, que crecié hasta convertirse en un joven de deslumbrante belleza. De él se enamoré apasionada- mente Afrodita, que le segufa dondequiera que iba y le con- virt6 en su amante. Un dia que ‘Adonis cazaba fue atacado por ‘un jabalf y murié a consecuen- cia de las heridas. La diosa, abrumada por el dolor, hizo acer de su sangre la roja ané= ‘Adonis desperts también la pasidn de Perséfone* y las dos diosas se disputaron el amor del joven. Esta rivalidad se si- segtin algunas. versio- nes, en la infancia del héroe —Afrodita habria confiado el hhebé a Perséfone para que lo educara— aunque, sezin otras, tuvo lugar después de su tré- gica muerte. Zeus’ tuvo que rmediar en el conflicto y decidis que Adonis permaneciese la tercera parte del afio con Persé= fone y otros cuatro meses junto a Afrodita, dejando la tetcera parte restante ala eleccidn del joven. Adonis prefirié la com- paiiia de Afrodita Tulano, Venus y Adonis, Este paso anual del sombrio reino de los muertos al mundo risuerio y florido de la diosa del amor fue fcilmente interpre- tado como una imagen de ta vida de Ia naturaleza, un sim- bolo del ciclo de la vegetacién. Constituye uno de los grandes mitos de muerte y resurreccién de la Antigiiedad, Mackid, Museo del Prado Durante las fiestas de Ado- nis, celebradas en Atenas en pleno verano, las mujeres dis ponfan unos pequefios reci pientes con semillas que, rega- das con agua tibia y expuestas al sol, crecfan en pocos dias pero se marchitaban préctica- mente con la misma rapidez: cera los Ilamados «jardines de Adonis». Aunque es evidente aponis que este rito presenta una clara relacién con el mundo vegetal, no debe leerse en 61 una ima- gen del ciclo vital de la natura- Teza, y menos aiin de los traba- {jos agricolas, sino que, por el contrario, venta a simbolizar la fragilidad de la seduccién, la esterilida. # Lengua. La palabra adonis tna pasado a la lengua conver- tida en nombre comin para de signar a un joven de belleza y apostura notables. La expre- sn jardines de Adonis ha set- Vido, desde la Antigiedad, pra referirse metafGricamente cualquier proyecto inmaduro ‘cuya fragilidad y falta de con- sistencia parecen condenarlo de antemano al fracaso, El nombre de este personaje ‘nico ha servido también para bautizar un género de plantas herbceas; de una de sus espe- cies, la Adonis versalis, se ex- trae laadoniina, un principio activo utilizado como t6nico cardiaco. En poesia griega clisica, reci- bia el nombre de verso ad6- nico 0 verso adonio el que cerraba Ia estrofa séfica, La métrica espaftola adopts el ‘mismo nomire para designar a un pentasflabo dactlico, utile 4 zado desde el siglo x1v como verso auxiliar en los hemisti ‘quios de arte mayor y en la se- guidilla, que empez6 a utili arse como verso indepen- diente a partir de Cristobal de Castillejoy aleanz6 su mayor auge en el neoclasicismo, 4 Lit, La imerpretaci6n sim- bélica del mito, que Ovidio habia relatado en el libro X de sus Metamorfosis, permanece presente en el Sueiio de Poli {filo de Francesco, Colonna (1499), relato ineidtico al que [Nerval dedicaré un notable co- mentario en su Viale @ Oriente (1851). Bn el Renacimiento, 1a figura de Adonis fue protago- nista de numerosos poemas: Hurtado de Mendoza, Fabu- a de Adonis, Hipdmenes y Atalanta (1553); Juan de la Cueva, Llanto de Venus a la ‘muerte de Adonis (publicado cen 1582). El tema continda ‘con gran fortuna lteraria en el siglo xvi tanto en poesfa —Toan de Tassis, conde de Villamediana, Fabula de Ve- nus y Adonis (1611-1615); Soto de Rojas, «Adonis», en Paraiso cerrado para muchos yjardines abiertos para pocos (1652); Tirso de Molina, «Fé- pula de Mirra, Adonis y Ve- rus» (1685), en la obra tea- tral Detettar aprovechando— ‘como en teatro: Calderon dela Barca, Venus y Adonis (1659- 1660), primera obra ereada en Espafia con la intencién de {que Fuese cantada en su total dad. La piezateatral de Lope de Vega Adonis y Venus (1604), ofrece una. versién pastor del mito, como tam- bil el Adonis cle La Fontaine (1669), donde el poeta francés subrayael paso del tiempo que amenaza al hermoso adoles- cemte. La obra capital de Giambattista Marino, Adonis, novela poéticadivida en veinte cantos (1623), se entra particularmente en las pruebas iniciticas que debe superar el héroe*, primero en el jardin donde reside Venus’, en a isla de Chipre,y mis tarde a ravés de un viaje planetario. En la ‘bra de Marino, sin embargo, Adonis muere sin posibitidad de retomo y no aleanza la con dicién de divinidad, El tema del «jardin de Adonis» ocupa jgualmente un espacio desta ccado en la poesia inglesa, en particular en la obra de Spen- Ser tiulada la Rena de las ha- das (1590), que alcanza la di- ‘mensi6n de alegoria filos6fi- a, Lo mismo suede en el ‘Adonis y Venus de Shakespeare aponis (1593), donde la aventura apa rentemente humana de Adonis puede interpretarse como ol simbolo de 1 Belleza pura amenazada por el tiempo. Este mito también fue objeto dere creaciones burleseas durante el barroco: Castillo Sol6rzano, «), y se la conocia también como Citerea AFRODITA Arodita o Venus en la escultura romana de Venus italic, Sevilla, “Museo Arquedlogico (da de Citera»), Ciprs («la chi- priota») o también Anadiome (ala que vino del mar»). Afrodita es la protagonista de numerosos relatos de caric- ter amoroso. Zeus la entregé en AFRODITA matrimonio al habil aunque nada apuesto Hefesto*, pero Afrodita se prendé pronto del feroz Ares y se citaba con él en secreto, Su esposo. informado por Helio® del adulterio, quiso Vvengarse y consigui atrapar en tuna red a los dos amantes enla- zados, presenténdolos ast ante todos los dioses del Olimpo", a quienes previamente habfa con- vvocado para avergonzar pibli- camente a los adiilteros. En el Olimpo, cuenta Homero, reson6, centonees la risa inextinguible de los dioses, De los amores ilegt- timos de Ares y Afrodita nacie- ron Eros", Anteros, Deimo (el ‘Temon), Fobo (cl Terror) y Har- monia’. —> aes, Afrodita concedié sus favo- res 4 otros dioses: a Hermes” —e cuya unién nacié Herma- frodito"—, a Poseidén’, tam- bién a Dioniso”, con quien en- ‘gendré a Priapo*. Sin embargo, parece haber sido Adonis’, un ‘semidigs' helenizado de origen oriental, ¢1 que consiguié des- pertar la més ardiente pasién cn el coraz6n de la diosa, Su ‘muerte dramética —destrozado por un jabalf en el curso de una cacerfa—, venganza sin duda de alguna divinidad celosa, su- mio a la diosa en el més terrible dolor, Mientras cortfa hacia su 8 ‘amante moribundo, una espina le atravess el pie y las gotas de su sangre titeron de pérpura las rosas, blancas hasta aquel fu- nesto dfa. Afrodita no desdefi como amantes a los simples ‘morales, como Anquises, prin- cipe frigio de quien tuvo a Eneas*. => ADONIS. La region de Fria es preci samente el marco de todas las leyendas relacionadas con ta guerra de Troya’. Sobre el monte Ida tuvo lugar el eélebre Juicio de Paris, donde Hera’, ‘Atenea y Afrodita rivalizaban por la posesién de la manzana de oro destinada «a la més be- lla». Designado para arbitrar el conflicto, el joven pastor, hijo del rey troyano Priamo”, eligi6 a la diosa del amor, que Te hubfa prometido entregarle a la més hermosa de las mortales, la be= Ila Helena esposa de Menelao ais se dirigié a Esparta y rapt Helena con ayuda de Aftodita, Fhecho que sita ala diosa en el origen de la guerra de Troya. A pesar de la ayuda que siempre dispens6 a los troyanos, particu- larmente a Paris y Eneas —in- ‘luso serfa herida en una oca- sién, al acudir en socorro de sa hijo Eneas en wn combate que le enfrentaba al aqueo Diome- ddes—, no pudo evitar la caida y 9 destruccién de Troya, Eneas consiguié escapar, levando consigo los Penates* de la ciu- dad, y fundaria una «nueva Troya». Este episodio esté rla- cionado con tos origenes troya- nos de Roma’. —> PARIS. Paris no fue el tinico mortal que se vio favorecido por Afro- dita, Gracias a ella Jasin’ ob- tuyo el amor —y la preciosa ayuda—de Medea’, Hipéme- nes consigui6 a Atalanta, Pig- ‘malién* pudo ver como la esta tua que habia creado cobraba vida y Eneas logré desperta la pasiGn de Dido’, reina de Car- ago. Pero en la. mitologia ‘abundan mas los easos que pre sentan a Afrodita como una di- vinidad cruc! que castiga sin piedad @ todos aquellos que despiertan su rencor 0 descui dan su culto. Afrodita se venga entonces inspirando pasiones monstruosas 0 fatales. Pasifae: yy Fedrat son posiblemente los ejemplos mas famosos, junto a Hip6lito’, castigado por su aversi6n a las mujeres, Eos* (la Aurora), que habia cedido a los requerimientos de Ares, fue castigada por la diosa con una inreprimible pasién hacia el gi gantesco Oridn. Segtin cierios relatos, seria también la res- ponsable de la muerte de Or- AFRODITA, feo’. Persiguié con su odio a Psique*, amada de Bros, cuya belleza consideraba una afrenta personal. Castig6 el desdén de Tas mujeres de Lemnos ha- ciendo que desprendieran un ‘olor insoportable que provoes el rechazo de sus maridos, a quienes terminaron extermi- nando para formar una socie~ dad constituida solo por muje= Tes, > EOS, FEDRA, HIPOLITO, PASIFAE, PSIQUE, Este cardcter vengativo de la Afrodita griega no aparece tan acusado en Roma, que ha- cia el siglo ma, C. la asimilé a Venus", una antigua diosa la tina de la vegetacicn. En Roma aparece més bien como una di- vinidad bienhechora y prictica- ‘mente podrfa considerase como diosa nacional: Sila atribuys sus vietorias a Venus Felix (fe liz, propicia): Pompeyo invocs a Venus Victrix (victoriosa) y (César rindi6 culto a Venus Ge- nitric (madre), presentindose a sf mismo y a su linaje (gens ue ia) —supuestamente inaugu- rado por Julo, hijo de Eneas y niieto por tanto de Venus— ‘como descendientes de la diosa. 4 Lengua, Con el nombre de Afrodita se relaciona el adje- ‘AFRODITA tivo/sustantivo aftodisiaco, ‘aque provoca el deseo sexual» Este se designa a veces con el nombre de afradisia, cuyo an- ‘6nimo, anafrodisia, equivale a altigidez, ¢ Lit, Mezclada con innume- ables mitos, Afrodite es una figura omnipresente en la lite- ratura griega, Nos limitaremos a sefialar que Platén, en Fedra (siglo a. C), expone la teo- ria segin la cual existen dos ‘Afroditas na celeste, que sus- cite el amor elevado: otra po- polar, que provoca el amor sensual En Roms, el poeta epictreo La- crecio (siglo | a, C.) invoca a ‘Venus al principio de su poema ‘como povencia Suprema, fuente de toda vida y simibolo del Pla- cer (voluptas), que consitye el ‘maximo ideal de los epictireos. ‘Algo mds tarde, Virgilio, en la Eneida, da carta de nobleza ala leyenda sobre los origenes tro- yyanos de Roma y presenta a ‘Venus como ta duleisima y ma- temal protectora de Eneus. Por el contrario, Apuleyo (siglo 1 4. C.) la caricaturiza en el ‘Cuento de Amor y Psique, doo- de Jaretata como una madras- tra celosa y malvad Durante el Renacimiento, la cconcepci6n platénica del amor 10 se mezela en ocasiones con tuna visin cristiana (Ronsard, Amores, 1552; Spenser, Cua: tro himnos, 1596). En el barroco, Ia diosa puede ‘parecer com un mero preiexto para variaciones sobre el tema ‘del amor, como en el Adonis de Giambattista Marino (1623), donde es «rsina de las rosas>. ese a ello, su poder destructor, herencia de la literatura antigua, reaparece en autores como Ra- «ine, donde la vemos «aferrada ‘con ufas y dientes a su presay (Fedra, 167) La literatura romantica, parti- ccularmente la alemana, asocia poder malsfico y sensualidad (como Wagner). En la novela fantéstica de Merimée La Ve- ‘nus de Ite (1837), una miste- riosa estatua de la diosa he= ‘chiza a un joven desposado y ‘causa su muerte. La imagen de Venus parece debilitarse con Jos afios: mientras Rimbaud, en su Verus Anadiomene, «espan- tosamente bella» (Poesias, 1870), reivindica una estética do Ia fealdad, Pierre Louys lofrece en su Afrodita (1896) ‘una lectura simbolista de la ‘Ankigdedad, donde el amor y la muerte se funden en una espe- Cie de erotismo «fin de siglo > ADONIS. 4 Feon. De ta Antigiedad se- fialaremos, entre numerosas ‘obras maesiras, EI navimiento de Afrodita, bajorrelieve del trono Ludovisi, h. 460 a, Louvre; Cabeza de Afrodita, procedente de Ampurias, si- ‘glowa.C, Barcelona; Cabeza de Venus (posible copia de la de Cnido de Praxiteles), siglo ww a. C, Tarragona; Venus itd fica, mérmol romano, Museo Arqueolégico de Sevilla; Afro- daa en ta concha, terracota de Tanagra siglo m a. C., Louvre: Ia Venus de Milo, finales det siglo 1 a, C., Louvre; el fresco pompeyano que representa Las amores de Marte y Venus, h. 50a, C, Népoles, Mas tarde se repetran especialmente los temas siguientes: su nacimiento (Venus al nacer con amorclto, siglo a. C., Mérida, Badajoz; Botticelli, Venus Anadiomene, 1485, Florencia; Alexandre Cabanel, Nacimiento de Venus, hh, 1863, Paris), sus amores aduiteros (el Veronés, Venus y Marte, siglo xvi, Turin), et cconeursa de belleza (EI juicia de Paris: Cranach el Viejo, 1529, Nueva York; Rubens, si- slo xvi, Madrid) © simple. como el ideal de belleza 30: Lucas Cranach, Ve- ‘nus, 1509, San Petersburgo, AFRODITA Ermituge; escuela de Fontane- bleau, Venus en su tocador, siglo xvi, Louvre; Canova, Ve- ‘nus Borghese, mirmol que re- presenta a Puulina Bonapare, 1805, Roma; Velazquez, Ve- ‘nus del espejo, b. 1650, Lon- ‘res, National Gallery. Tizieno Ja pint6 en Ofrenda a Venus, h, 1518, Madrid, Museo del Prado, yen Venus recredndose en la misica, siglo v1, Ma- Arid, Museo del Prado. Salva dor Dalf trata esta figura mito- Togiea de una manera muy personal en su Cabeza otorri- nolégica de Venus, 1966, co- lecein privada, yen Venus de ‘Milo de los cajunes, 1963, co- leecién Max. Clarac-Seron, > ADONIS, RS, ‘¢ Mus Encontramos los mis mmos temas: Lully, Ef na cimiento de Venus, ballet, bh, 1660; Campra, Los amores dde Marte y Venus, épera, 1712: Carl Orff, Triunfo de Afrodita, pera, 1953, Enel Tannhituser de Wagner, 1845, Venus apa rece asimilada a la divinidad _germénica Holda, de andlogos atributos: es la malética dis- pensadora de un placer que se ‘opone al verdadero amor, Georges Brassens cant6 pari- ccularmente su figura en ean- cones como Les Amours dan: AGAMENON tan, Le Bulletin de Samé —donde alude a las enferme- dades venéreas—o Les Trom- pentes de la renommée, ADONIS, # Cin, Fernando Cerchio y Victor Turjanski, Afrodixa, diosa del amor, 1958; la Afro: dita de Fuest (1982) es una adaptacion de 1a obra homé- rnima de Pierre Louys. AGAMENON: Hijo de Atreo y de Aérope, nieta del rey eretense Minos’, Agamenén es el ilustre rey de Argos y de Micenas. La maldi- cin que pesa sobre su familia, asf como su papel como jefe de las tropas griezas durante 1a guerra de Troya, sellaran un destino donde la estrecha im- bricacién de tragedia y gloria adguieren tintes ejemplares. > ATRIDAS. Expulsa a st tio Tiestes del trono de Micenas con la ayuda de Tindéreo, rey de Esparta, con cuya hija Clitemnestra* se habfa casado después de haber matado a su primer marido, Téntalo, hijo del rey Tiestes, as{ como al hijo de ambos. De esta unién maldita, inaugurada con un doble asesinato y a la que Clitemnestra se somete a disgusto, nacerén dos hijas, If 2 genia’ y Electra’, y més tarde un hijo, Orestes Después del rapto de He- Jena*, hermana de Clitemnestra y-esposa de Menelao™, hermano ‘menor de! monarca, Agamenén. es elegido jefe supremo de la expedicién griega contra Troya. Convertido en «rey de reyes» y aureolado de una majestad triunfante, deberd afrontar una terrible decisién personal: of- denar el saerificio de su hija Ifi- zgenia, designada por el adivino Caleante* como victima propi- ciatoria para aplacar la ia de la diosa Artemisa’, Esta, iritada contra Agamenén, habia en- viado una prolongada calma chicha que manten‘a a ta flota aquea inmovilizada en la rada de Aulide, Viendo que era el Ainico medio para que la expe- dicin pudiese continuar su ca- mino hacia Troya, Agamenén termina por aeceder al sacrifi- cio, hecho que no ha acrecentar el rencor de Clitem- nestra contra su marido. Al cabo de nueve aos de escaramuzas ante Ios muros de Ja sitiada Troya, 1a hostilidad Jatente entre Aquilest y Aga- ‘menén se pone violentamente de manifiesto en una disputa que enfrentard a ambos héroes* por la posesién de la cautiva 1B Briseida, Agamenén, que en el ‘curso de una expedicién contra tuna ciudad veeina se habia apo- derado de Criseida, hija de un sacerdote de Apolo”, fue obli- gado a devolver a su cautiva para poner fin ala peste que el dios, iritado por la actuacién del monarca, haba enviado so- bre las filas griegas. Despe- chado, Agamendn reclamé como desagravio a Briseida, la cautiva favorita de Aquiles. Este tiltimo, furioso, se negé a combatir en lo sucesivo. Des- pués de protagonizar varias proezas en el campo de batalla, ‘Agamen6n, herido, se vio obli- gado a reconeiliarse con Aqui- les y le devolvié a Briseida > CALCANTE. A su regreso de Troya, Agamenén es asesinado por Egisto, hijo incestuoso de Ties- tes, que durante Ia ausencia del monarca se habia convertido en amante de Clitemnestra y dduefio de Micenas. De las di- versas versiones del asesinato, Ia que mayor fortuna ha tenido es aquella que nos presenta al rey saliendo de su baflo y ca- yendo bajo la espada del ase- ‘Sino, incapaz de defenderse al tener trabados los brazos por ia camisa que su esposa Clitem- nestra le habfa ofrecido después AGAMENON de coser sus mangas. Clitem- nesira no solo fue cémplice de este asesinato, sino que tam bién habria participado en él, ademds de matar por celos a ‘Casandra’, hija de Priamo’, ue Agamendn obtuvo como botin de guerra y habfa convertido en su concubina. 4 Lit, Alo largo de todo el re lato de la Hliada, eorgulloso ‘Agamenén conserva el presti- ‘gio de la funcién monérquica de Ia que es simbolo viviente, ‘pero muy raras veces aparece representado en el combate: el ppeso de su autoridad, man- hada por una violencia des- ‘mesurada, queda particula ‘mente patente con motivo de su enfrentamiento con Aguile. La Orestiada, eélebre tilogia, de Esquilo (458 a, C.), dese- rrolla la implacable maldicidn ‘que pesa sobve la familia real, donde cada miemibroes alter. nativamente cazador y pres: cl éguila negra de Agamendn, ELECTRA, IGEN, ORESTES. # Jeon. Agamensn ha inspi rado sobre todo a los pintores del perfodo napolesnico, como Guésin (Clitemnestra y Egisto disponiéndose a atacar a Agee ‘mend, 1817, Louvre) 0 In- ares, cuyo lienzo Los embaja dores de Agamendn (Paris) ‘obtuvo el primer gran premio de Roma en 1801, > aguiuss. 4 Mas, Milhaud, Agamencn (1927), 6pera oratorio incluida dentro de su Orestiada, = ones 4 Gin. > ELECTRA, oENI, ALCESTIS Hija del rey Pelias y esposa del rey Admeto de Tesala,pro- tegido de Apolo, ofrecié su vida para evitar la muerte de su esposo. Simboliza por tanto el amor conyugal. Heracles", ‘cuando descendié a los Infier” nos*, Ia liber6 del reino de las sombras* y Ia acompaié de wuelta a fa tierra, tan bella y jo- ven como en el momento de su muerte. 4 Lit Euripides (siglo va. C.) eseribi6 una Alcestis donde el personaje de la esposa que aacepta morir en lugar de su ‘marido resulta particular- ‘mente conmovedor; sin em: bargo, la escena de Heracles borracho aporta una nota e6- mica a la tagedia Evocada en la Leyenda de las ‘mujeres ejemplares de Chait ‘er (1386), Aleestis es la rina de Quinaulten Aleestis 0 ‘ALOADAS El triunfo de Alcides,libreto para la dpera de Lally (1674) {que inspirar numerosas obras el mismo tiulo durante todo el neoclasicismo ¢ incluso hasta el siglo xx, desde la Alcesiis de Hugo von Hof. rmannsthal (1893) hasta mis: terio de Alcestis de Marguerite ‘Yourcenar (1963) ‘¢ eon. De la Antiguedad se- falaremos La despeiida de Ad- ‘meio y Alcests (scoracién de ‘asia, siglo va. C., Pari) y ‘numerosis decoraciones fune- arias. Rodin esculpié una Muerte de Alcestis, 1999, Par Mis, Lully, Alcestis 0 Et triunfo de Aleides, tragedia I ria, 1674; Gluck, Alcests, pera, 1767 ALCIDES: ‘Otro nombre por el que era ‘conocido + HERACLES. ALCMENA Esposa de > ANerreidx, ALEJANDRO ‘Otro nombre de > Paris, ALOADAS: Hijos de Poseidén’, estos igantes* tuvieron la osadia de alzarse contra los doses’. Lle- garon @ apresar a Ares’, al que AMALTEA retuvieron prisionero durante trece meses encadenado dentro dde una vasija de bronce, y pre- tendieron asaltar el cielo po- niiendo el monte Pelién sobre el ‘monte Osa (que miden 1.650 y 1.550 metros, respectivamente) con el fin de aleanzar la cima del Olimpo’, antes de ser ful- minados por el rayo de Zeus’ AMALTEA. Esta ninfa” fue la nodriza de Zeus". Rea’, al ver que su es- poso Crono” iba devorando a todos sus hijos conforme na- cfan, decidié esconder a su ol timo hijo, Zeus*, en el monte Ida, situado en la isla de Creta Allf lo recogié 1a ninfa Amal- tea; las abejas destlaban para el nif la miel mas dulce y las ca- bras lo alimentaban con su le- che. Un dia, segdin cuenta Ovi- dio, la cabra que alimentaba a Zeus se rompié un cuerno; ‘Amaltea lo llen6 de flores y de frutos y se lo ofrecié a Zeus quien, en agradecimiento, con- virtié a la ninfa y ala cabra en estrellas (Ia constetaci6n de Ca- pricomio). Cuando Zeus luché contra los titanes” se hizo una armadura con la piel de esta ca- bra: la égida” Segiin otras versiones del mito, el nombre de Amaltea co- 16 rresponderia no a la ninfa, sino ala propia cabra. + Lengua, El euemo de Amal: tea ocuero de la abundancia, ‘designado también con el tér- mino de comucopia, se ha convertdo en el sfmbolo de la feeundidad. Laexpresion tener) el cuerno de la abundancia se aplica a quien goza de una situacién econémica privilegiada que ademésmejora_progresiva- ¢ Lit. Esta leyenda aparece en Calimaco (Himnos, 146, siglo ma. C.) y en Ovidio (Fastos, V, 115). # Ton. En el cud de Coy- pel Jdpiter con los coribantes, siglo xvn, Versalles, Amaltea aparece junto a Rea, En La educacién de Jipiter, tema del ‘que Jordaens realiz6 al menos cinco versiones (1635-1640, Louvre, Lodz, Bruselas, Cas- se), Sa representa ordefiando la cabra, El mismo motivo aparece en el lienzo de Poussin Jipiter nit eriado por la ca- ‘bra Amaltea, siglo xv, Museo Imperial de Berlin, AMAZONAS Pueblo de mujeres cazadoras yy guerreras. La tradiciGn mitica Poussin Jipiter nif erlado por la eabra Amelten, Berlin, Museo imperial insiste en la poderosa fascina- ign que estas feroces «brba- ras», ajenas a las costumbres sriegas, ejercfan sobre los hom- bres; fascinacién en la que se ‘mezclaban inguietantemente la atraccién sexual y una descon- fianza instintiva. Descendientes de Ares", dios de la guerra, originarias de Jos confines del Ponto Euxino (el mar Negro) —bien del Céu- aso 0 bien de la Célquide, pa- tria de Medea’—, su teino pa- rece situarse en Escitia (al sur de Rusia) 0 en Temiscira, al norte de Asia Menor, o tal vez en Tracia, Rechazaban la auto- ridad de los hombres —euya presencia solo toleraban como esclavos— y se gobernaban a si mismas, con una reina a su frente. Aunque se unfan oca- sionalmente con hombres de tribus vecinas para reprodu- cise, mataban o sometfan ala esclavitud a sus hijos varones. En cuanto a sus hijas, una tra- dicin atribuye alas amazonas la costumbre de cortarles el seno derecho para facilitar a préctica del tiro con areo, lo |AMAZONAS {que explicara la etimologfa de Ta palabra que da nombre a este pueblo —bastante discutida—, ‘que significa «privadas de un echo» (mazos). Eran devotas de Artemisa’, con la que com- partfan tanto la afici6n por ka caaza como su voluntad de vivir Iejos de los hombres, Diversas leyendas las presentan como ri- vales de algunos de los més destacadios héroes’ griezos: Be- lerofontes’, Heracles’, uno de ‘euyos trabajos consistié preci samente en apoderarse de! cin turdn de su reina, Hipslita; Te- seo’, que logré conquistar, a la fuerza 0 por amor, el corazén de Antiope", de la que tuvo un hijo, Hipdlito”; Aquiles*, cuyo coraz6n inflam6 de amor ta tima mirada de Pentesile reina de las amazonas, que ha bia acudido en socorro de Pr mo" y ala que el héroe dio muerte ante los muros de Troya” ¢ Lengua. Una amazona es una mujer que monta a caballo ‘colocando amibas piernas det mismo lado de Ia sila. La pa lara se utiliza también a ve~ ees, humoristicamente, para ar ala. prostituta que ejerce su oficio en Jos automé. viles de los elientes. Por otra desi 18 parte, el gran rio de América del Sur llamado Amazonas debe su nombre al hecho de que los conquistadores espa- Toles que lo descubrieron to- ‘maron por amazonas alos be~ Ticosos indios que habitaban cn sus mingenes —tal vez de- Dido a sus largas eabelleras—. de ah la apelaci6n rio de fas Amazonas, que al simp cearse se convirti6 en el Ama ‘Lit: La literatura antigua hace frecuentes alusiones a las jonas, pero sin dedicarles, ninguna obra espectfica, [La guerra cootra las amazonas aparece evocada en la Teseida de Boccaccio (1339-1340), ast ‘como en los Cuensos de Can: terbury de Chaucer (1387). El amor de Aquiles por la reina de las amazonas es tratado en la Penesilea de Kleist (1808). En ‘general, puede decirse que aur {que la figura de la amazona no siempre proporcions materia para un tema literaro, aparece «en cambio como tein de fondo ‘en numeross obras que evocan ‘mujeres que, sin ser necesaria mente «guerreras», sf resultan sviriles» y fuertes y asumen funciones normalmente reser: vvadas a los hombres bien prescinden de estos. ‘Amazona mueria, Napoles, Museo Arqueologico Nacional Los libros de eaballerias espa oles del siglo xv1, y en espe. cial las Sergas de Esplandin (1510) de Garei Rodriguez de Montalbo, primera continua: ci6n del eélebre Amadis de Gawia, recuperan la figura de las amazonas. El carfcter m- lico de estos seres procedentes de un lugar nada conereto pero «en todo caso leano, venta muy bien para habitar la atmésfera repleta de magia, reinos extra fos personajes extraordina rs de estas novelas. Al frente de las amazonas de Montalbo se encuentra la reina Calatia, descendiente dela Hipalita mi ‘oldgica, una mujer grande de cuerpo, hermosa, joven, va liente, fuerte y diestra en el ante de la guerra. Habitan la todavia por aquel entonces imaginaria— isla de Califor- nia, situada en un lugar impr ciso de las Indias cercano al Paraiso terrenal, Anos mi tarde lo conguistadores espa ‘oles pondrian el nombre de California a a zona del estado de EE.UU. porque su visi6a les records la descr da por Monalbo del Feino de las amazonas Esta figura aparece frecuente ‘mente asociada a a de la «ma jer fatal», la devoradora de hombres implacable y sin co raz6n, Bl personaje de Lady Arabelle, que seduce a Fla de Vandenesse en Bi iio del va le, de Balzac (1836), consti tuye un gjemplo perfecto: ex. es también una temible seduetora inacce- sible a los semimientos. Sena- laremos, por ditimo, que las amazonas grecolatinas se han AMBROSIA asociado frecuentemente a las wwalkirias de la mitologfa es- ccandinava, con quienes com- pasten el caricter guerrero ys independencia respecto de los hombres. ‘¢ Ieon, Las amazonas apare- ‘cen frecuentemente represen- tadas en vasijas antiguas: Aqui- les dando muerte ata reina de {as amazonas, 540 a. C., Lon- res; Amazonas a caballo, &n- fora etrusea,h. el siglo Va. C., Paris. La Amazona Mattei, es- cultura del siglo v a. C. (Roma), representa a la gue- rrera herida, mientras que en cl Museo Arqueoligico Nacional ‘de Napoles se conserva una es- ‘cultura helenfstica que repre- senta una Amazona muerta del siglo ma. C Rubens pint6 una Batalla de las amazonas (1615, Munich) que destaca por su extraordinario sentido {el movimiento, # Cin, Las aventuras de estas ‘guerreras intrépidas, cuyo po- der de seduccién representa ‘una amenaza para la vida de Jos héroes, han fascinado tam- bién a los cineastas: Walter Lang, 1 marido de ta ama- oma, 1933; Vittorio Sala, La reina de las amazonas, 1960; ‘Terence Young, Las amazonas, 1973; AI Bradley, Las ama- 2 ‘z0mas hacen el amor y la gue- ra, 1973, y Supermdn contra {as amazonas, 1973; Clifford Brown, Macisto contra la reina de las amazonas, 1973, AMBROSIA Del griego ambrosia, «ali- ‘mento de inmortalidad» (16r- mino derivado de la palabra brotos, «mortal, precedida del prefij privativo a-), era el mis- terioso alimento de los dioses* al cual debfan su inmortalidad y que acompafaban con una bebida denominada nécta # Lengua. Sc ha dado este nombre aun género de plantas, de Ia familia de las compues- tas, algunas de cuyas especies se toman en infusin. En sen {ido figurado, el término am bbrosfa se wiliza para designar algtin manjar exquisito y deli- ado. AMOR El tema del amores sin duda 1 més importante de la mitolo- fa grecorromana. Excepiuando Artemisa’-Diana’ y Atenea’- Minerva’, las diosas virgenes, todos los diosest y todas las diosas experimentan aventuras, amorosas que van del simple deseo camal ala pasién més in- a tensa, Estos amores unen tanto a las divinidades entre s{(Ares* ¥ Afrodita’, por ejemplo) como ‘aun dios y una mortal (Zeus* y Leda’, Dinae* 0 Alemena) 0 también a una diosa y un mor- tal (como Afrodita y Anquises, Tetist y Peleo*), y por supuesto a Jos simples seres humanos (Fedra” ¢ Hip6lito*, Medea* y Jasén, Dido* y Eneas’). De es- tas uniones, la mayoria de las veces ilegitimas y a veces aduil- teras, nacen hijos que, cuando son fruto de una divinidad y un mortal, son denominados hé- oes? o semidioses’ =F CvPIDO, BROS, PSIQUE. ANDROMACA Hija de Beti6n, rey de Te- bast —ciudad misia de la Troa- de proxima a Troya—, y esposa de Héctor’, hijo de Pria- ‘mo*, simbotiza el amor conyu- gal y filial frente a a crueldad de ia guerra. Su padre y sus siete hermanos murieron a ma- nos de Aquiles* durante una ex- pediciGn de castigo que Ios ‘riegos dirigieron contra la ciu- dad de Tebas cuando corrfa el ‘octavo afio de la guerra contra los troyanos. Con Héctor tuvo un hijo, Astianacte, Al caer Troya sufti6 el ‘mismo destino cruel que espe- |ANDROMACA raba a todas las cautivas troya- nas, que fueron repartidas entre los vencedores, Andrémaca tocé como botin a Neoptélemo —también amado Pirro, CASANDRA, HELENA, ANDROMACA ¢ Lit, La Wiada ba inmortali- zado la imagen de Ia «viuda de Héctor» sollozande desgarra- doramente sobre el cuerpo de su marido muerte (canto XXIV). Homero nos presenta 8 la esposa enamorada viendo parti Ilena de temor a su es. pposo, el mils valeroso de los ‘uerreros troyanos, en una es- cena de emocién y ternura fa miliar que contrasta fuerte- ‘meate con la brutalidad de los combates (canto VI). Frente a Helena’, coqueta y adltera, Andrémaca es la encarnaciéon de Ia fidelidad conyugal, al igual que Penélope” en la Oui sea (> vLises). Euripides es- cenifica su angustia y su coraje ejemplar: Andrémaca, arras- trada por el eruel Neoptslemo lejos de su hijo Astianacte, que iba a ser despeiado desde las smuallas de Troya en Las tro- yanas (415 a. C.); en Andro- maca (424 a. C.) tendré que defender curamente al. bas- tardo que tuvo de su nuevo ‘amo contra los celos de Her- ‘Séneca recoge las quejas de las ‘cautivas reducidas a ln esclavi tud en su obra Las rroyanas, tragedia compuesta entre 49 y 62.d.C.;en esta pieza, Andrs- ‘aca se enfrenta con un teri ble dilema; salvar a su hijo 0 respetarel recuerdo de su es poso mucrto, mismo dilema, serd el nudo de Ia tragedia de Racine del mismo titulo, Vir- gilio, por su parte, en su epo- peya la Eneida (29-19 a. C.) ‘muestra el emotivo reencuen- tro de dos supervivientes del desasiretroyano: Eneas’ al de- sembarcar en el Epiro, encon- trard a Andromaca llorando so- bre el cenotafio de su amado Héctor (canto IID, Mis adelante veremos reapa- recer la figura de Andrémaca en diversas obras dedicadas a Ia guerra de Troya, como por ejemplo el Roma de Trove, de [Benoit de Sainte-Maure (siglo xu); La Troade, de Robert Garnier (1579), 0 también en La guerra de Trova no tendrd Iugar, de Giraudoux (1935). Racine la convierte en prota: ‘gonista absoluta de su tragedia, Andrbmaca (1667), donde en- ‘cama la fdelidad wgica a un esposo amado y el desearra- ‘miento de la madre. El poema, dde Baudelaire «El cisne» (Las flores del mal, 1857), dedicado ‘8 todo aquel que ha perdido lo que nunca pode reeuperar», empieza con estas palabras: «;Andrémaca, enti pienso!>, ¥ ‘compara la melancolia del pa- 2 seante parisino en una ciudad ccambiante con el dolor que ‘comparten todos los exiliados. ‘ Iean. David, El dolor y ios Tamentos de Andrémaca sobre ef cuerpo de Héctor, 1783, fragmento del cuadro de in- ‘greso en la Academia, Paris, Bellas Artes, ANDROMEDA Exposa de —> PERsto. ANFITRION Nieto de Perseo”, y como tal bisnieto de Zeus*, fue rey de Tirinto, en el Peloponeso, Su esposa, Alemena, era tan bella que Zeus se enamors perdida- mente de ella, pero ante su in- quebrantable fidelidad el sefior del Olimpo* se vio obligado a adoptar la apariencia de Anfi- tridn para poseerla. Engafiando de este modo a su marido mientras crefa estar entre sus brazos, Alemena concibié de ‘Zeus un hijo destinado a gran- des hazafias: Heracles’. 4 Lengua. El término anfie tric ha pasado al lenguaje co- rriente para designar ala per- sona que recibe invitados a su ‘mesa 0 en su casa, La palabra sosias, que se aplica a la per- sona que tiene un extraordina- ANFITRION Fio parecido con otra, esti asi- mismo relacionada con este mito (IT). # Lit, Este relato mitolégico se presiaba evidentemente a una lectura vodevilesca y a todo tipo de versiones e6mi- ‘cas. La més antigua conocida es el Anfitrién de Plauto (h 200 a. C.), de la que puede de cirse que derivan todas las de- mas, En ella aparece un perso- naje, el esclavo Sosias, cuya ‘apariencia tomaré Mercurio’, al igual que Jipiter* adoptaré la de Anfitrién, La tadicién, por un curioso mecanisma «ni velador», quiso que ambos, amo y esclavo, pasaran al len- ‘2uaje corriente convertidos en ‘nombres comunes. Desde Ia pieza de Plauto, ef tema del dios que adopta la apariencia de un mortal con el objetivo de seducira una mu: jer ha inspirado numerosas va- Fiantes no solo por la renabili- ‘dad cémica de los juegos de ‘equivocos # que se prestaba, sino también por la presencia subyacente de un tema igual ‘ment rentable: las duds sobre la identidad, Retrou volvi6 so- bre el modelo de Plauto con Los sosias (1636), lo mismo hizo Molitre con Anjlirion (1668). La pieza de Moligre ANEITRITE termina con un suntuoso festin que Jdpiter, siempre oculto bajo ia epariencia de Anfitrién, oftece al rey y a sus amigos; el criado Sosias, que ha renun- ciado definitivamente a saber cul de los dos Anfitriones es el verdadero, concluye excla- ‘mando: «(El verdadero Anfi- {rida Jes el Anfitrién que nos dda de conars De aqui deriva el ‘empleo de la palabra para de- signar al huésped espléndido que agasaja magnificamente a sus invitados (> LENGUA). El tema volverd a ser tratado por Kleist (Anglin, 1806) inspi rindose en Molitre, y més tarde por Giraudoux (Avy 38, 1938), Este mito puede relacionarse de forma mas general con el tema 4el doble, que puede adoptar di versas formas, De este modo, ‘en cuanto al motivo de la se BESTIARIO, HUMAMDAD, PRO- MeTED, ANTEO Este monstruoso gigante’, hijo del dios Poseidén* y de Gea’, la madre Tierra, vivia en el desierto de Libia, donde se habia convertido en el terror de Jos viajeros que por allfacerta ban a pasar debido a que tent la aficién de adornar con sus exineos el templo que habia erigido en honor de su padre Heracles’, en el curso de su busqueda de las Hespérides’, tuvo que enfrentarse a él, pero el monstruo” parecia invencible ya que cada vez. que su cuerpo ‘ocaba el suelo, su madre Gea 26 le daba nuevas fuerzas. Hera- cles consiguié estrangularlo le- vantindolo en vilo para evitar que rozara la tierra. Luego tomé a Tinge, la esposa del gi- ante, y tuvo con ella un hijo, Sofax, fundador de la ciudad de Tinis (Tanger). # Fon, Se le representa siem- pre luchando contra Heracles, Destacaremas la vasija de Eu- fronios, siglo va. C., Louvre Pollaiolo (siglo x) tat6 en di versas ocasiones el tema de Anteo tanto en escultura como en pintura (Florencia: e pi. tor Baldung Grien supo dotar de viva expresividad alos 10s- ties de ambos. adversarios (post. 1529, Cassel), ANTIGONA Hija de Edipo* y Yocasta y hhermana de Ismene, de Etco- cles y de Polinices’. Antigona compa a su padre cuando este, al descubrir el crimen y el incesto que habia cometido, parti6 hacia el exilio después de arrancarse los ojos. Se refu- siaron en Colona, un puebleci- Mo del Atica, donde la muerte trajo finalmente la paz a Edipo. ‘Antigona regres6 entonces a Tebas*. Después de que Eteo- cles y Polinices se matarsin mu- 2 tuamente en su lucha fratricida por el poder, su tfo Creonte, * Convertido en rey, dispuso que se tributasen honras funebres al primero, pero prohibi6, bajo pena de muerte, que Polinices, recibiera sepultura por haber combatido contra su propia pa- tria, deeretando que su cadkiver quedase expuesto a las alima- fas y alas aves de rapifa. Las tradiciones griegas establecian el deber sagrado de seputtar a Jos muertos, sefialando que en caso contrario el alma del di- funto vagaria eternamente sin reposo y nunca podrfa acceder al reino de las sombras®. Is- mene se someti6 al edicto de Creonte: no asf Antigona, que transpredié conscientemente la prohibicién del tirano por amor a su hermano y en nombre de «das leyes no escritas ¢ inmuta- bles de los dioses'» (Séfocles, Antigona). Condenada a ser emparedada viva, Antigona pone fin a su vida ahoresndose. Su prometido Hemén, hijo de Creonte, se da muerte sobre el cuerpo sin vida de Antigona, y la esposa de Creonte, a su vez, se suicida de dolor. = INFIERNOS, TEBAS. # Lit, Esta versign de los he- cchos es la que termin6 impo- ANTIGONA, nigndose con las eélebres ta ‘gedias de S6focles, Antigona (440 a. Cy Edipo en Colona (representada postumamente en 401 a, C2). En realidad, las tae dliciones més antiguas son he- terogéneas: Antigona aparece ce algunas como hija de Euri szania y Edipo, no siendo por tanto fruto de un ineesto; en ‘ocasiones se la presenta como esposa de Hemién y madre de tun hijo: en otras versiones se afirma que Hemén fue devo ado por la Exfinge” Euripides renueva.el tema en Las fenicias (h, 408 a. Co, y la presents abandonando Tebas tras Ia ‘muerte de sus hermanos y en compan de su padre: El caso de Antigona es particlarmente idustrativo de lo vanos que pue- ‘den resutar Ios intentos de r= ‘construir la ebiografia» cohe- rente de los héroes"y heroinas de los mitos. Es tarea del poeta ‘rear, partiendo de datos dis- petsos, personajes tgicos que den la medida del hombre y se ‘mpongan sla posteridad. An- tigona ha quedado desde S6to- cles como la herofna eapaz de asumir los valores ticos mis elevados y pagar por ello con su vida, como el simbolo de Ia resistencia contra cualquier forma de tirana, ANTIGONA Sin embargo, cuando el mito literario sobre Antigona em- pieza a cobrar cuerpo en as le tras europeas y antes de encar- ner la oposici6n a fa tiranta, ‘Antfgona habia simbolizado fundamentalmente la adhesién ‘los valores familiares, Ast aparece en las tradueciones ro- smances de la tragedia de Séfo- cles, tanto en Ia italiana de Luigi Alamanni (1533) como cn la francesa de Baif (1573), {y también en Ia creacién origi nal de Robert Garnier (1580), donde puede detectarse ya una cristianizacién del mito, Lo ‘mismo se observa en la inter pretacién que offece Rotrou en su Antigona (1637) y sobre todo en el relato épico de Ba- Manche (1814), que la con Vierte en una heroina moderna, ‘une santa comparable por su bnegacién y esprit de sacri ficio a Juana de Arco. Enel siglo x1x Antigona inspi- rari lareflexién de los romén- ticos alemanes, especialmente parti de Ia traducei6n que de Ia pieza de Sofocles realiza Holderlin que, en sus Obser- vaciones sobre Aniigona (1804), ve en ella una figura blasfema y violenta. Segtin el fildsofo Fiegel, el mito de An. tigona pone de manifiesto la 28 ccontradicein misma que con- denaba a muerte a la sociedad ariega, vietima de Ia tensién entre 10s valores morales de la ciudad, encarados en una fi- ‘gura masculina, Creonte, y los valores morales «naturales» que profesa.Antigona como mujer (Estetica, 1835). La interpretacin abiertamente politica del mito se gesta du- rante el siglo xix. El conflicio cnire las eyes escritasy las le= yes no escritas se convierte en ‘al que enfrenta al individuo contra el poder absoluto, Esta interpretacidn aparecia ya es- bozada en la Antfgona de Al- fieri (1783). donde se denun- ciaba enérgicamente la razsn de Estado y el poder mondr- ‘quico, Por extensién, Antigona se conviere en el simbolo de la rebeldia y de la libertad anticonformista, como en la pieza de Jean Cocteau repre: sentada en 1922 con una puesta en cena vanguardista La Antfgona de Anouilh, re- presentada en 1944 durante la ‘ocupacién alemana, parece ha- berse convertido para muchos lectores en el mejor simbolo del espiriu de la resistencia sin embargo, el autor queria ‘conseguir una cierta rehablita- cidn de la figura del mariscal Péain, en la medida en que pretendia explicar la eleccién de Creonte. Antigona, por su idealismo y su aspiraciGn a la pureza, ecuerda a otras herof- nas de Anouilh, La resistencia la autoridad es también la in- terpretacién que ofrece Bertolt Brecht en su Amufgona (1948), yy la que aparece en la novela {de Hochhuth La Antigona de Berlin (1964), donde una joven berlinesa desaffa el poder de Hitler enterrando en secreto el ceadver de su hermano, asesi- nado por sus declaraciones hotles a los nazis. En a obra teatral Antigona (1939), Salva dor Esprit se sirve del mito para trtar mas 0 menos diree- tamente el tema de la guerra civil espafiola 4 Jeon. Antigona ante Creon: te, énfora griega, posterior al siglo v a. C., Berlin. El escul tor Joseph-Charles Marin rea- liz6 una notable terracota al estilo antiguo que representa a Antigona y Edipo, h. 1800, Paris. # Mis. Antégona, Opera: Ho- negger, 1927; Carl Orff, 1948. Anrigona, ballet inspirado en la tragedia de S6foctes, mi- sica de Mikis Theodorakis, coreografia de John Cranko, 1959, antiorE ‘Apolonio y Taurisco de Redas, £1 toro Farnesio, Museo Nacional ‘de Napoles, ANTIOPE Hija de Nicteo, regente del reino de Tebas’. Zeus’, pren- dado de su gran belleza, la per- siguié y consigui6 unirse a ella bajo la apariencia de un stir dejandola encinta. Temiendo la ira de su padre, Antiope buses refugio en Sicién, donde dio a luzdos gemelos. Abrumado de pesar y de vergilenza, Nicteo se suicid, no sin antes haber en- comendado a su hermano Lico que le vengara. Este dltimo i ‘adi entonces la ciudad de Si cidn, mat6 a su rey y trajo a Antfope prisionera a Tebas. Los gemelos recién nacidos ANTROPOGONIA fueron abandonados en el monte Citerén, donde unos pa tores los encontraron y se en ceargaron de su erianza, Anifo- pe, maltratada por Lico y su es- posa Dirce, que la habia convertido en su esclava, con- sigui6 huir y reunirse con sus hijos. Estos la vengardn ma- tando a Lico y Dirce, a la que ataron a los cuernos de un toro {que la destroz6 contra unas ro- ‘cas. Dioniso*,irritado por este crimen, se veng6 de Antfope haciéndota enloguecer. Antiope anduvo errando por toda Grecia hasta que finalmente la enco 119 el corintio Foco, héroe” epé- nimo de la Fécide, que la curs de su locura y la convirtié en su esposa La leyenda habla de otra Antfope que a veces se con- funde con esta. La «segunda» Antiope serfa hermana de Hi- polita, reina de las amazonas*, que dio a Teseo* un hijo, Hips lito 4 Lengua. Los responsables de un servicio francés de leinformética se las areglaron para formar ef nombre Antiope EDAD DE ORO, HUMANE DAD, PANDORA, PROMETEO. APOLO Dios del fuego solar y de la belleza, de las artes plisticas, de la misiea y de la poesta, es también el dios oracular y el dios de la purificacién. Su po- der es temible s hijo de Zeus" y de Leto y tiene una hermana gemela, ‘Artemisar, como el Sol tiene por hermana a la Luna, Des 31 pués de muchas tribulaciones provocadas por la eelosa Her su madre dio a luz a los geme- los en la isla de Delos, que a partir de entonces se convirtié cn una tierra sugrada donde na- die tendria derecho a nacer nia morir, En esta isla transcurri6 la infancia de Apolo, que al crecer partié hacia el pais de los hiperbireos’, donde perma~ necié por espacio de un aio, Se dirigié luego a Delfos, donde leg en mitad del verano, y allf malé a Pitén’, un monsiruo que tenfa atemorizado al pais. Para conmemorar su victoria sobre la serpiente, Apolo funds los Juegos «Piticos». Luego se apoders del ordculo de Temis" que hasta entonces haba deten- tado el monstruo, y consagré el Iripode sagrado donde se senta- ria la Pitia, una joven sacerdo- tisa que transmitfa en términos ambiguos los ordculos que le inspiraba el dios ‘Apolo fue desterrado del Olimpo* en dos ocasiones. La primera vez por haber conspi- ado contra Zeus junto a Posei- don’, Hera’ y Atenea’, y la se- sgunda por haber asaeteado con sus flechas a los efclopes’,alia- dos de Zeus. Su primer castigo, alservicio del rey Laomedonte, Consistié en construir las mura~ Praxitles, Apolo Saurdctono, Paris, Museo del Louvre as de Tro: pero como el negé a pagarle lo convenido, Apolo se vengé er viando sobre la ciudad una peste que diezmé a la pobla- cin. La segunda vez fue deste- rrado a Tesalia para cuidar los rebafios del rey Admeto, el es- poso de Alcestis’. Una vez su- peradas estas pruebas, Apolo POLO recupers su libertad y su puesto en.el Olimpo. El més hermoso de los dio- sest tuvo numerosas aventuras amorosas no demasiado afor- tunadas. Varias ninfas* desper- taron su pasidn, pero no siem- pre lo recibieron con los bra- zos abiertos: Cirene, que concibid de él a Aristeo; CI tia, a la que transformé en he~ liotropo para castigarla por ha- berle traicionado; Dafne", que, para escapar del acoso deli sistente dios, suplies y obtuvo ser transformada en laurel. Tayo amores con las musas”, como Talia, con quien engen- dé a los coribantes, 0 Urania, de cuya unidn se dice que na- ci6 Orfeo*, Entre sus amantes figuran también algunas mor- tales: Ia infiel Cordnide, con quien tuyo a Asclepio*: Crei- sa, madre de Kn; Castalia, una sencilla joven de Delfos que huy6 de él y fue transformada ‘en fuente; Psémate, que conci- bid a Lino; Casandra’, que su- frid un horrible castigo por ha- berse negado a ceder ante el dios. Apolo am también al jo- ven Jacinto* y lo convirtié en flor cuando ‘un accidente le privé de la vida; la metamor- fosist en ciprés de Cipariso, otro joven que despert6 su pa- 2 sién, eausé en el dios una gran afliccién. > sacinto. Las funciones de Apolo son iltiples: dios de la armonta, se Ie atribuye Ia invencién de la inisiea y de la poesfa, que he= chizan el corazén de hombres y dioses; se sirve para ello de Ia lira, que obtuvo de Hermes", ¥ también de la flauta, objeto de tuna violenta disputa con Mar- sias*, a quien desoll6 vivo por haber osado medirse con él Apolo inspira a los creadores versos regulares y equilibrados Frecuentemente dirige las dan- zas de las musas en el monte Parnaso’; es entonces «Apolo Musageta». Las cérites* le ‘acompatian. Es también el dios ‘que purifica: conoce el arte de sanar los euerpos, alejando de ellos toda impureza. Es «el bri- llante», «el luminoso» (phoibos, en griego), dios del calor solar que hace germinar y madurar Jos frutos, dios del verano, que cada ano trae a los hombres cuando regresa del lejano pats de los hipertyireos. El poder de este dios es temible, tan temible como el det Sol, del que es una imagen mitica: mata con sus flechas a los hijos de Niobe* y envia la peste contra las huestes de Agamenén*, que no respeté ala hija de su sacerdote Crises. 33 Dios guerrero, se pone del lado de los troyanos durante el con- flicto contra los aqueos. Lobos, cabritillos, cisnes, cuervos y delfines son sus animales* pre feridos, y su planta sagrada es 1 laurel —tributo a 1a esquiva Dafne— cuyas hojas mastica la Pitia durante sus trances. Los tomanos adoptaron muy pronto a este dios presti- gioso, cuyo nombre conserva- ron, reteniendo sobre todo su poder sanador y sus atributos solares (frecuentemente apa- rece designado con el nombre de Febo). El emperador Au- gusto (63 a. C.-14d,C.) le con- virtié en su dios tutelar € hizo correr el rumor de que Apolo era su padre. # Lengua. Bn cl lenguaje co sriente, un apolo es un joven de belleza perfeca. El adjetivo ‘apolineo, en su acepeién org nal, hereda este mismo signifi ‘edo, funcionando como siné- nimo de «apuesto, atractivo», ‘veces en sentide irdnico; en tuna segunda acepcién, forjada por el fildsofo alemsin Nietzs- che, se aplica a lo que se ca- factetiza por su proporcién, cquilibrio y armonfa, oponién- dose en este sentido a dioni- siaco (> BIONISO). apoio El nombre det dios ha servido para bautizar al eélebre pro- gama espacial estadounidense cuyo principal objetivo fue ddesembarco del hombre en la Lana (programa Apolo). Antes se habfa dado su nombre una, hermosa mariposa, la Parnas- sius apollo, también llamada ‘mariposa parnasiana. => DANE. 4 Lit, Apolo est: muy pre sente en la Hiada, donde fre- cuentemente desempena la funcién de protector de Pais Todos los poetas griezos y la- tinos le rinden homenaje como inspirador divino de sus obras. Tanto en La Replica como en Las leyes, Plan (428-348 a. C.) insist en Ia importancia del culto a Apolo, necesario para satisfacer a las masas po- pulares que reclaman una ma- aia ritual, Durante 1a Edad Media y el Renacimiento, Apolo se con funde frecuentemente, desde tuna perspectiva poética, eon el propio Dios, como puede verse en el dramaturgo portugués Gil Vicente (El templo de Apolo, 1526) 0 en Ronsardy Jos poe- tas de la Pade, para quienes el artista inspirado es un «sa. cerdote de Apolo». Con el tiempo, Apolo se ind convir= APOLO. tiendo fundamentalmente en el simbolo det Sol regio y divino. Juan de la Cueva dedies el pri- ‘mer libro de su obra Coro Fe- eo de romances historiales (1585) a Apoto. Sobre los amo- res del dios y Leueotoe, larval e Clitia, el portugués Juan de Matos Fragoso escribié la f&- bula burlesca Apolo y Leucotoe (1652), Otrade las conquistas el dios sirve de argumento ala comedia de Calderén de la Barca Apolo y Climene (se- ‘gunda mitad del siglo xvi). En el romamticismo, Apolo volverd a representar el im: ppulso de la inspiracién. En el Hiperién de Hldertin (1797- 1799), e dios se confunde con las figuras de Jépiter, de Dio- niso” y de Cristo, apareciendo ‘con el nombre de Hiperin, pa dre de Helio’, con el cual apa- rece fusionado; segtin HOlder- Lun, el poeta esta investido de una mision divina y expresa a través de su rebelién el re- ‘cuerdo de su origen solar. A mismo en Keats (Hiperidn, 1819), Apolo encarna el ac eso al saber y la bisqueda de luna nueva poesfa. También ‘desde una teflexién estética aparece la figura de Apolo en Nietzsche, particularmente en El nacimienta de la tragedia 34 (1872), donde representa el ‘mundo del suenio, del orden y dl equilibrio, oponigndose en «este sentido a Dioniso, simbolo dl arrebato y del desborda- miento de las fuerzas ereado- as; de esta definicidn procede cl término apolinismo. + Teon. Enure as numerosas es: culturas de la Antigiedad que celebran al mas bello de los dioses citaremos el Apolo de Veies, terracota etrusca, siglo VI a. C,, Roma; el Apolo Saurde ‘ono, Praxiteles, siglo 1v a. C., copia romana, Louvre. Dios so: lar, Apolo es una figura omni- presente en Verses, la ciudad el Rey Sol citaremos ol grupo Apolo servido por las musas, esculpido por Girardon para el boxquecillo de Apolo, 1666- 1673, Madrid también cuenta con una fuente dedicada al dios Apolo, esculpida en el siglo xvi por Manuel Alvarez. Los artistas eseogieron a menudo cescenas llenas de movimiento (Bemini, Apolo y Dafue, b. 1620, Roma: Rodin, Apolo ‘aplastando ala serpiente Pits. ryeso, 1895, Buenos Aires) ode ‘emocién (Rafael, Apolo y Mar- sias, 1509, Roma) # Mais. El laurel de Apolo, zarauela, b. 1657; Mozart, 35 Apoto y Jacinto, comedia en tun acto, 1763; Stravinski, Apolo Musageta, ballet, 1928. Muchas dpenss que figuran en- ‘te Tas primeras de la historia de la misica tienen como tema central el episodio de Dane: la ‘més antigua es la de Peri (Dae, 1597); la mds célebre, lade Richard Strauss (Dati, 1938) + Cin. La pelicula Apolo XU (1995), ditigida por Ron Ho- ward, narra la desafortunada aventurn de Ia tripulacion de la nave espacial estadounidense ‘que da titulo ala einta, que se encontré accidentalmente per- dia en el espacio. AQUERONTE Este hijo de Helio" y de Gear fue transformado por Zeus’ en un rfo subterraneo como castigo por haber propor- cionado agua alos titanes*, que se habian rebelado contra los dioses, traicionando asi a los Olimpicos’. E Aqueronte cons- titufa la frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos (los Infiernos’). Las sombras»* de los muertos se acercaban a su orilla eran re- ccogidos af pore! barquero Ca- ronte*, que los pasaba al otro lado previo pago de un dbolo ‘AQUERONTE. ‘que siempre se ponfa en la boca de los difuntos. Era un viaje sin retoro (excepto en la doctrina imistica de la reenearnacién, de la que Virgilio se hace eco en el canto VI de la Eneida, Dos rios, uno en Grecia y ‘otro en Epiro, Hevaban este nombre. 4 Lengua. La mariposa noe- ‘urna conocida con el nombre vulgar de mariposa de la muerte 0 esfinge de la cala- vera, porque presenia sobre su tOrax unas manchas que re- ccuerdan esta figura, responde al nombre cute de Acherontia, otra alusin a la muerte simbo- lizada por la calavera # Lit, Virgilio describe «el abismo cenagoso hirvient. agitado por pesados borboto- nes» (Eneida, VI). Racine, en Fedra (1677), expresa cl ca- ctr irreversible de la muerte ‘con el siguiente verso: «Y el rapaz. Aqueronte nunca suet su presa.» En su poema «El desdichado» (Las quimeras, 1854), Gerard de Nerval exalta con estas palabras los poderes ‘igicos de poeta, que le per~ miten traseender Ia muerte: «Dos veces vietorioso atravesé cl Aqueronte.» > INFIERNOS, ORFEO, aquis AQUILES Es uno de mas seftalados hé- oes" griegos. Su nombre sim- boliza el valor en el combate y el {mpetu fogoso de los senti ‘mientos. Su infancia fue excep- cional: su padre, el mortal Pe- leo, descendia de Zeust, y su ‘madre, la diosa Tetis*, pertene- fa al linaje de Océano”, dios del océano. Su madre quiso ha- cerle inmortal, para lo cual le sumergi6 de niflo en las mégi- cas aguas del rio Estige*, que tenfan la propiedad de volver invalnerable al que se bafiara en ellas, Para ello tavo que su- jetarle por un talén, que al no recibir el contacto con las aguas del rio seria el nico punto vulnerable de su cuerpo, Segtin otra versi6n, Tetis fo ha- bria sometido a la accién del fuego con la esperanza de puri- ficar de este modo el compo- nente mortal que Aquiles habia hheredado de su padre Peleo. Pero este consiguié arrancarle a tiempo de las llamas, aunque eltalén derecho del nifio qued6 dafiado por el fuego. Mis ade lante, el centauro” Quirén* re- pararia cl daiio causado por el experimento de Tetis reempla- zando el hueso quemado por el de un gigante* célebre por su velocidad, cualidad que se 36 transmitirfa a Aquiles, a quien desde entonces se conocerfa ‘como «el de los pies ligeros» (pedas ochus). La tradicion fundi6 ambas versiones, sin embargo contradictorias, de tal vez dotado de una velocidad excepcional y con el talén como tinico punto vulnerable, ‘Su educacién no fue menos. excepcional. Quirén, el mas sa- bio de los centauros, le ensefis Jas virtudes morales y guerreras al tiempo que le alimentaba con entrafias de leén y jabalf. Ya adulto, Aquiles se revela como tun temible guerrero, convir- tiéndose en uno de los princi- pales campeones aqueos de la guerra de Troya’. Desoyendo los presagios y temores de su madre Tetis, que fe habfa anun- ciado que morirfa en esta cam- pafia, el héroe se embarca hacia Troya al frente de sus fieles ‘mirmidones’. Una tradicién se- cundaria refiere que Tetis, siibiendo el destino que aguar- daba a su hijo, habia conse~ guido ocultarlo durante nueve anos en la isla de Esciros, en la corte del rey Licomedes, dis- frazado de mujer y bajo el nombre de Pirra (ala Name- ante», por sus cabellos rojizos). De los amores de Aquiles y 37 Deidamia, una de las hijas del rey Licomedes, nacié Pirro, también llamado Neoptélemo. Ulises’, que sabia que Troya no podria ser tomada sin Aquiles, ide una argucia para sacar al héroe de su retiro: disfrazado de mereader, se present6 en la corte de Licomedes ofreciendo ‘asus hijas ropas y otras chu- cherfas femeninas bajo las cua- Jes habfa escondido armas. Aquiles no pudo disimular su alegria al verlas, descubrién- dose asf ante Ulises, al cual no le fue dificil convencerlo para que se uniese a la campatia, Te- tis no tuvo més remedio que ceder ala voluntad de su hijo y Je arm6 magnificamente para ia expedicién bélica, proporcio- néndole dos caballos inmorta- les dotados de la facultad del habla, un antiguo obsequio de Poseidén’. Aquiles se reunié con la armada aquea en Aulide. Alli se enfrent6 por vez. pri- ‘mera ala voluntad del rey Aga- ‘menén*, que habfa decidido in- molar a su hija Ifigenia’, pero ni Ia c6lera nil arrojo del hé- roe consiguieron evitar el saei- ficio de la muchacha Mas tarde, ya ante los mu- 10s de Troya, Aquiles fue acu- mulando proeza tras proeza. Sin embargo, al décimo afio de Rubens, Tetis boriondo a Aquiles en [a laguna Estigia, Sarasota Flo- ida), Ringing Museum of Art Ja campafa se produjo un nuevo enfrentamiento entre el héroe y Agamendn: el rey se apoderé de Briseida, la cautiva de cdlera, se retir6 a su tienda y se negé a combatir en lo suce- sivo, trayendo la derrota sobre las filas griegas. Solo la muerte de su mas querido amigo, Pa- troclo’, que habia caido a ma- nos de Héctor’, consiguid que Aquiles regresara, lameante de furia y dolor, al combate. Aqui les carg6 contra Troya, persi- guid tres veces a Héctor en toro a las murallas de la ciu- dad, consiguié darle alcance y AQUILES, Jo mat6 con su espada. Despucs de haber rendido honras ftine- bres a Patroclo, Aquiles, enlo- quecido por la pérdida de su amigo, até el cuerpo de Héctor a su carro y lo arrastré por el polvo. Las siplicas de Priamo* rey de Troya y padre de Héctor, ‘consiguieron finalmente hacer mella en la magnanimidad de Aaquiles, quien accedi6 a devol- ver el cuerpo del caido a su padre a cambio de un elevado rescate, Fue en este momento cuando Paris’, guiado por Apolo*, logts herir mortal- mente al héroe en el talon. ‘Algumnos relatos secundarios hos muestran a Aquiles durante tuna de las escaramuzas que se desarrollaron en la llanura de ‘Troya, dando muerte a Pentesi- lea’, la reina de las amazonas*, que habfa acudido en defensa de los troyanos, 0 combatiendo en duelo con Memnén, el hijo de Eos’, y algunos nos hablan también de los amores del hé- roe con Polixena, una de las hi- {jas de Priam. > CALCANTE. # Lengua. Talon de Aquiles ‘inico punto débil de algo o de alguien que, por lo demés, es invulnerable. La expresion re- Uirarse (alguien) bajo su tienda 38 se emplea en ocasiones para designar la acttud de alguien que, como Aquiles, se niega a tomar parte en una accién 60- lectiva movide por el despecho © porla edlera. # Lit, La tradicion homérica’ (Siglo ve aC) conviente a Aquiles en el héroe principal de la Hada, enyo tera central explcito es, precisamente, «la célera de Aquiles». Poderoso guerrero, se distingue por su velocidad («Aquiles, et de los Pies ligeros»), su belleza y,s0- todo, por su caréeter inde- pendiente y fogoso. Es cierto que ama la gloria, pero ms to- dlavia ta amistad y el amor. El canto XIde la Odisea nos deja ‘entrover, entre las sombras del Hades’, el alma de Aquiles {que ha acudido la invocaciéin de Ulises: la sombra: del éroe lament su vida terrestre y ex: presa ansiosamente su preocu- ‘pacién por la suerte de su hijo Neopislemo. Los estoicas condenaron seve ramente a este hstoe dominao por las pasiones, pero el rey de Macedonia, el gran Alejandro (siglo wv a. C.), hard de él su ‘modelo. El trégico griego Eu: ripides (siglo v a. C.) Ie con- vierte en uno de los protago- nistas de figenia en Aulide, El » poeta latino Estacio (siglo) Ie \dedica una obra épica, la Agui- leida, de la que solo Megs a es- cri dos eantos que relatan la Infancia del héroe. La figura de Aquiles atravicsa los siglos como el madelo del héroe guerrero, desde el In fierno de Dante (Divina come- dia, 1307-1321) 0 la Aquleida bizanina —poema anénimo del siglo xv—, hasta la Agui- leida (1799) de Goethe, cen- trada en el valor del héroe ante ‘su muerte inminente, o EI es- ‘eudo de Aguites (1955), un l= bro de poemas de Wystan Au- den consageado a la guerra, Bosein (siglo xv), en su so- eto CXXVIII («EI hijo de Pe- leo, que eelebrado...»), com para al héroe griego con su amigo Garcilaso: si Aquiles consiguis la gloria, Garcilaso también podra llegar a ella dems del tema de la e6lera de Aquiles, simboto del carée- ter sobrehumano del héroe y de su incapacidad para adap- tarse al mundo de los homisres (André Suarés, Aquiles venga- dor, 1920), el episodio més tratado por la posteridad ha sido el del retro del héroe en Exciros —con el travestismo del héroe y sus amores con Deidamia—, sobre todo en el AQUILES A4mbito lirico, En este sentido, destaca particularmente Me- tastasio, cuya Aquiler en Esci- ras dio origen a una famosa pera de Caldara (1736). El mismo episodio inspirs tam- bign a Marguerite Yourcenar su recopilacién de relatos ttt: lada Fuegos (1932). BI amor dde Aquiles por la reina de las ‘amazonas encontrs un trata: miento dramtico en Ia Pente- silea (1808) de Kleist. Ram6n de la Cruz se centré en la fi- _gura de la esclava favorita del héroe en su zarauela heroica Briseida (h. 1768), a la que Antonio Rodriguez de Hita se cencarg6 de poner musica En el verso «Aguiles inmvila zancadas» que aparece en La Jover parca (1917), Paul Va- léry alude al famoso argu- mento con el cual Zenén de Elea pretendia demostrar la imposibilidad del movimiento, cexplicando que ni el mismo Aquiles seria capaz de aleanzar ‘a.una tortuga siempre que esta tuviera sobre 61 una venta, por pequetia que fuera. Por sltimo, recordemes que la deseripcién homérica del aes- ccudo de Aquiles» se ha con- vertido para los tedricos mo- dernos en el modelo mismo de deseripeidn literaria de una AQUILON ‘obra de arte. Diego Hurtado de Mendoza (primera mitad del siglo xv1) dedie6 su soneto XXXIV @ este tema («EI es: ido de Aquiles, que ba- Tiado...»). Se trata de una tra- ‘duccién directa de uno de fos Emblemas de Aleiat, # Icon. La Antigttedad con- virti6 las hazatas de Aquiles en tema de gran nimero de es ceulturas (siglos v y v, Louvre) ¥ de pinturas sobre cerdmica (Embajada de Aya, Ulises y Didmedes ante Aquiles para instarle a luchar contra los rroyanos, Louvre). EL episodio de los amores del hérae con Briseida fue profusamente ilustrado (Rapto de Briseida, pinwra sobre copa griega, Londres: Despedida de Aquiles y Briseida, fresco, siglo 1a. C. Pompeya). En los siglos que siguieron, los pinores ilustra ron profusamente su juventud (Rubens, Quirdn educando a Aguiles, boceto para tapiz 1630, Rotterdam, y Tetis ba fiando a Aquiles en la laguna Estigia, siglo xvn, Sarasota, Ringling Museum of Art: Jean-Baptiste Regnautt, Edie cacién de Aquiles, obra de pre sentacién en la Academia, 1783, Louvre; Delacroix, La ceducaciin de Aquites, boceto, 40 1848, Montpellier) y su paso por el gineceo de Esciros (Ru: bens, Aguiles entre las hijas de Licomedes, h. 1616, Madrid asf como el episodio de Bri- seida (Giandomenico Tiép lo, Briseida ante Agamenén, fresco, villa Valmarana, ¢glo xvii). EI héroe aparece también en el tapiz de Tuan de Riles Historia de Aquiles, siglo xv, Santiago de Compostela. © Mas. Lully. Aquiles y Pol xena, Opera, 1687; Calda ra, Aquiles en Esciros, Ope! 1776; Antonio Rodriguez do Hita, Briseida, zarzueta, h. 1768, sobre texto de Ramén dela Cruz, Cin, Marino Girolami, La eélera de Aquiles, 1962. AQUILON Dios que los romanos iden- tificaron con el griego > B6- REAS. ARACNE Segtin Ovidio, esta joven, que fue transformada en ara (en griego, arachné), era hija de un tintorero lidio. Hubfa adqui- rido tanta reputacién en el arte de tejer que hasta las ninfas* de Ja regi6n acudfan para admirar sus obras, Arucne, orgullosa, se 4 ARACNE, Veléoquez, Las hllanderas o Fébula de Aracne, Madr, Museo del Prado atrevi6 a desaliar a la diosa Ate- nea’, patrona de las bordadoras y las teiedoras, La diosa repre- Sent6 entonces sobre su tela a los doce dioses* del Olimpo*, la disputa que la enfrent6 con Po- seidin* sobre el nombre que de- bia darse a la ciudad de Atenas y.en las cuatro esquinas, la de- rrota de los mortales que habian osado medirse con los dioses. ‘Aracne represent6 las metamor- fois de los dioses y sus escan- dalosas intrigas amorosas: Eu- ropa’ y Zeus’ transformado en toro, Ledar y Zeus convertido cn cisne... Atenea nada pudo objetar a un trabajo tan per- fecto, pero en un rapto de celos desgarré furiosa la tela de Ia jo- ven, Aracne se ahores de de- sesperacién, Atenea, tal vez apiadada, le salvé la vida con- viriiéndola en arafa 1 Lit. EI mito aparece en las Metamorfosis de Ovidio (siglo 18, C) libro VI, versos 5-145, # Teon. Velizquez, Las hilan deras 0 Fébula de Aracne, 1637, Madrid, Museo. del Prado, ARCADIA ARCADIA Esta regiOn central del Pelo- poneso, poblada de pastores de rudas costumbres que adoraban al dios Pan’ y cubierta de espe- sos bosques, era, en la imagi- nacién de los antiguos, el pats itico de una felicidad pastoril que hace pensar en el mito del buen salvaje», tan caro al si- glo xvitl. Desde esta perspec- tiva, la Arcadia era una especie de paraiso terrestre cuyos habi tantes, los arcadios, Hevaban una vida consagrada por entero a la miisica y al canto (reflejo idealizado de la vida de los pas- tores, tenida por «ociosa» en ‘comparacién con la de los agri- cultores). # Lit, El arcadismo fue una especie de ideologia (0 de ideal) muy de moda en la Roma surgida de las guerras civiles del siglo ra. C. Consis- tia.en oponer a valores «mate- Fiales», como el poder y la riqueza, otros valores «espiri tuales» cuya autenticidad se ‘encareefa —el amor ala natu raleza, el culto a fa belleza, el gusto por la masica—, todo ello desde una perspectiva que podria calificarse de «ecolo- gismo avant la lenres. Tales son los ideales que expresa 2 Virgilio en sus Bueéticas (42- 37 a.C), poniendo en escena a stores msicos y poctas p= ximos a los miticos arcadios, ‘aunque integrando también te- ‘mas «realistas» relacionados con la politica contempordnea. En 1502 el poeta y humanista napolitano Tacopo Sannazaro dio el titulo de La Arcadia a tuna novela cuyo personaje principal es un amante desgr- iado que intenta olvidar su tristeza al lado de los pastores areadios Insprada en los auto- res antiguos (especialmente en Tederito, Ovidio y Viesilio), esta obra un poco afectada, que pintaba con tintes idflicas la vvida de los pastores, tuvo un sxito inmenso en toda Europa, en ella se inspiraron La Avca- dia de Philip Sidney (1590) y La Arcadia de Lope de Vega (1598), De Sannazaro deriva el _g6nero pastorl en sus diversas ‘manifestaciones, ampliamente cultivado en Espatia a lo largo de los siglos xvi y xvut. En poesfa, este género adopta la forma de ézloga en la que un pastor —generalmente trasunto del autor— canta su amor por tuna pastora 0 ninfa’. Son fu rmosas, entre otras, las tres églogas eserites por Garcilaso de Ia Vega entre 1526 y 1836. Poussin, Los pastores de la Arcadia, Paris, Museo del Louwre En prosa, la Diana de Jorge de ‘Montemayor (1559) da inicio un género, el de la novela pastoril, de gran fama en los siglos de oro, Todas tienen ¢a- racteristicas similares: varios pastores, mas poetas y fl6so- fos que simples rsticos, ha- bilan ininterrumpidamente de sus amores no correspondidos. Su mayor aspiracién es recu- perar Ia llamada edad de oro To que lleva consigo. necesa riamente, un menosprecio de la vida de la corte y una alabanza ela de la aldea, La naturaleza 1 los sentimientos, no obstante, estén totalmente idealizados hhasta convertirse en arqueti- ‘pos. Suelen presentaralteman- cia de verso —procedente de Ja lirica tradicional eitaliani- zanle— y prosa. A la obra de Montemayor le siguié la Diana enamorada (1364) de Gaspar Gil Polo. Se considera que la vkima novela pastries la Cintia de Aranjuez (1629) dde Gabriel del Corral, Entre la ‘obra de Montemayor y esta tile tima se publicaron mis de cua renta novelas pastor el Gxito que tuvo el género en Espa, Pero noes un caso ais- s. Tales ARES lado, sino que el género pas- toril_ se desarroll6 también cen otros paises europeos, Por ejemplo, el mas célebre ejemplo francés es La As- trea (1607-1628) de Honoré eure, # Teon. Los pastores de la Ar- cadia de Poussin (1639, Louvre) evocan la fragilidad de la dicha con Ia inseripeién Etin Arcadia ego («Yo tam- bign vivien la Arcadia»). ARES Dios de la guerra, es origi- natio de Tracia, una comarca semisalvaje situada al norte de Grecia famosa por sus caballos y por sus fieros guerreros. Hijo de Zeus’ y Hera’, forma parte de los Olimpicos", pero resulta dioso para la mayoria de ellos, incluso para su propio padre Zeus. En la Mada, poema gue- rrero por excelencia, combate del lado de los troyanos y se zambulle 207050 en la furiosa refriega escoltado por divinida des sombrias como Eride* (a Discordia), Deimo (el Temor) y Fobo (el Terror). «Azote de Tos mortales», «sangriento ho- micida», «loco», tales son los epitetos mas frecuentes que le designan en la epopeya homé- 4 Sin embargo, no siempre sale vietorioso en los combates; de hecho resulta varias veces herido, sobre todo en sus en- frentamientos con Atenea’, di- vinidad también guerrera con quien forma una pareja perfec- tamente antitética, Atenea, diosa virgen que encarna la fuerza inteligente, respetada por los dioses’, prevalece siem- pre sobre la desmesura y la viril brutalidad de Ares, dején- dole incluso en el més espan- {oso de los ridiculos, como por ejemplo cuando este, alcanzado por una gruesa piedra lanzada por la diosa, se retira gimo- feando lastimosamente del campo de batalla de la mano de Afrodita’ ‘Atenea no es la nica que le pone en situaciones humillan- tes. Dos veces es herido por Heracles" y trece largos meses permanece prisionero de los ‘Aldadas*, encadenado en una vasija de bronce de la que fi- nalmente —pero en wn estado lamentable— consigue resca- tarlo Hermes’. Bl episodio mas conocido, sin duda, es Ta risible situacién en que lo puso He- festo’ cuando lo sorprendi, en flagrante delito de adulterio, con su esposa Afrodita: el dios de la guerra y la diosa del amor ‘Ares o Marte en el lenzo de Bottceli, Londres, National Gallery quedaron apresados en la red magica preparada por el habil Hefesto, que present6 asf a la pareja culpable a la mirada de todos los Olimpicos. > AFRODITA, Ademés de los hijos que tuyo con esta diosa, Ares en- gendré una prole numerosa y violenta: las feroces amazonas', el cruel Diomedes, que alimen- taba a sus yezuas con came hu- mana; Flegias, incendiario del templo de Apolo’, y otros di- versos personajes igualmente funestos. Para vengar a su hija Aleipe, violada por un hijo de Poseidén*, Ares maté al ofen- sory tuvo que comparecer ante Jos dioses para ser juzgado so- bre la misma colina donde ha- bia sido cometido el crimen. Fue absuelto. El lugar recibi6 el nombre de Areépago (colina de Ares) y se convirtié en la sede dal primer tribunal criminal de Atenas encargado de juzgar los delitos de sangre, Los romanos asimilaron Ares a ‘su dios Marte". # Lengua, Actualmente ele rmino de aredpago se uiliza en sentido iénico para designar a un grupo de personas a quienes se atribuye competencia 0 au- loridad para resolver ciertos sums, Lit, Ates aparece en nume~ rosas obras, pero rara vez ‘como personaje de primera fila, Podemos citar el Adonis ‘de Marino (1623), Os Lusiadas de Luis de Cambes (1572), La sdtira de los dioses, poema burlesco de Francesco Brac- ciolini (1618), centrado en el episodio de los amores de Ares ARETUSA, y Afrodita, yLa Venus de Mu rano de Istvan Gydgydsi (1664), poem narrativo en el que el poeta htingaro canta los, mores de los grandes senores. En épaca contemporinea po- demos encontrar presidiendo Ia recopilacién poética de ‘Wystan Auden titulada les cudo de Aquiles (1955), cen- trada en el tema de la guerra, Sobre los amores del dios con, Afrodita-Venus*, Juan de la Cueva escribié un poema en ‘ctavas, Los amores de Marte »» Venus (h. 1604), cuya escena ‘dela visita de Apolo a la fra- ‘gua de Vulcano™- Hefesto pa- rece ser un antecedente ltera- Fio del cuadro de Velizque7. Enel siglo xvi el nombre ro- mano del dios de la guerra se utilizaba en sentido genérico para designar al oficio de las armas, al que se oponta el de Tas letras; doble faceta esta de los poetas de a época. Nume- rosos. poemas presentan al «fiero Marte» o al «furor de Marte» como un obstéculo que cl poeta enamorado encuentra para dedicarse a cantar su * Teon. Ares, llamado Marte Borghese, es una réplica r0- ‘mana de una obra del siglo v a. C. (Louvre); en obras poste- 46 riores, Ares aparece prictiea ‘mente siempre representado junto a Venus (Botticelli, h, 1485, Londres), sorprendi- do por Vulcano (Boucher, si- ‘go xvi, Londres). Sefialare- mos ademas el Marte y Rea Silvia de Poussin, siglo xv, Louvre; por el vinculo que es- tublece entre el dios antiguo y In historia de Francia, el Marte ofreciendo armas a Lis XII de Rubens (siglo xvul, Dul wich); Veldequee, EI dios Marte, 1640, Madrid, Museo del Prado; por sus efectos de luz y de sombra, el Marte de Rembrandt, 1655, Glasgow; por ukimo, el Marte desar ‘mado por Venus y as gracias, escuela de David, 1824, de un violento cromatismo. ARETUSA Esta ninfa del Peloponeso, cuyo nombre griego era Aret- hhousa, despert6 un violento de- seo en Alfeo, dios del rfo que lleva este nombre. Aretusa in- tent6 escapar de él sumergién- dose en el mar, pero Alfeo la persiguid sobre las olas hasta Sicilia, donde Artemia’, pro- tectora de Ia divinidad, Ia me morfoses en fuente. Todavia en Ja actualidad, la fuente Arewusa atrae a los turistas que visitan 4 Siracusa; es un estanque donde crecen papiros baitados por el agua de una fuente caudalosa, Estamos muy posiblemente ante tino de esos «mitos funda- mentales> que forjaron los an- tiguos para explicar un hecho constatable, ya que el rio Alfeo desaparece éfectivamente bajo tierra antes de reaflorar para lunirse con el mar (> ESTUDIO GENERAL DELA MITOLOGIA GRE~ CORROMANA, LA. ESENCIA DEL tro). ¢# Lit, José Antonio Porcel y Salablanca, Fabula de Alfeo y Aretusa (sigho XV). eon, El perfil de Arctusa, rodeacio de peces, aparece re- presentado en el anverso de tuna decadracma acuflada en Siracusa a principios del siglo ¥a.C. (Biblioteca Nacional, Paris). Jean TI Restou, Alfeo y Arewsa, siglo xvi, Tours. ARGO Son varios los personajes mitolégicos que Mevan este nombre. Uno de ellos, nacido de la primera mujer mortal que se uni6 a Zeus’, fue rey del Pe~ loponeso. Dio su nombre a aquellas tierra, el cual se man- tuvo para una ciudad, Argos, de gran importancia durante 1a ARGO 6poca micénica, cuya diosa t- telar era la diosa Hera Un segundo Argo ¢s el constructor del navio de los Argonautas’. > ARGONAUTAS, JASON, El més conocido, sobre {odo a partir de su nombre lat- nizado Argos (de Argus), es un ser dotado de una fuerza prodi- giosa y provisto de cien ojos re partidos por todo su cuerpo (se- guin otra tradicién, en realidad «solo» tendrfa dos pares de ‘ojos, uno de ellos detras de la cabeza). Entre sus victimas fi- ‘gura Equidna, un monstruo* fe- ‘menino madre @ su vez de monstruos. Argos era un euar- din perfecto ya que incluso ‘cuando dormfa mantenfa cons- tantemente abiertos al menos la mitad de sus ojos; por eso la celosa Hera confié a su custo- dia 2 la joven lor, ya transfor- mada en ternera. Zeus, apia- dandose de su amante, envi6 a Hermes* en su ayuda, el cual consiguié dormir a Argos y le dio muerte, Hera, como agra- decimiento péstumo, sembr6 Jos ojos de su fiel servidor so- bre el plumaje de su ave em- blemética, el pavo real. > 1. Ulises* dio el nombre de Argo ‘su perro, Un emotivo epi dio de la Odisea narra cémo el ARGONAUTAS héroe*, tras veinte altos de au- sencia, regresa disfrazado a faca: el tinico en reconocerle ssu fiel Argo, ahora viejo, que muere después de saludar por dltima vez a su amo, Lengua. Se designs con el \érmino argos a la persona muy Vigilante («Nunca se apartaba de ela la gitana vieja, hecha un ‘argos», Cervantes). En ciertos ‘medios, la palabra designa una publicacin que proporciona in formaciones expecializadas, particularmente la cotizacién de vehiculos de ocasi, ‘Icon, El motivo mis repre- sentado es el instame de la muerte de Argos: Mercurio y Argos, Rubens, h, 1636-1638, Dresde y Madrid; Velazquez, 1659, Madrid, Museo. det Prado; Aglero, Paisaje con Mercurio y Argos, siglo Xvt, Madrid, Museo del Prado; La muerte de Argos de Rubens (Colonia) muestra a Juno" reco- siendo los ojos de Argos para, ‘adornar con ellos su pavo reel ARGONAUTAS Heroes" que acompafiaron a Jas6n* en la expedicién organi- zada para conquistar el vello- cino de oro", Dehen el nombre su navfo, el Argo" —que en 48 griego significa «veloz»—, que es también el de su constructor; son por tanto «los marinos del Argos Después de haber consul- tado el oréculo de Delfos, Ja- s6n, 2 quien su to Pelias habia mpuesto la biisqueda del fabu- Joso vellocino, reine con ayuda dde Hera” un grupo de valerosos Ihéroes, en un principio origina- rios de Tesalia, para formar la tripulacién. Pero muy pronto la leyenda afiade al grupo a Hera- cles" y a otros héroes proceden- tes de las mas variadas regio- nes. En efecto, las listas de ex- pedicionarios que proponen las diversas tradiciones existentes sobre el mito, en perfodos dife- rentes, reflejan el deseo de las ciudades griegas de celebrar a sus propios héroes locales por haber participado en esta glo- riosa empresa. Los nombres ins ilustres, sin embargo, figu- ran en todos los «catilogos», ‘que cuentan con un niimero re- lativamente fijo de participan- tes: de cincuenta a cincuenta y cinco hombres, cincuenta de ellos a los remos. > JASN. ‘Ademés de Jas6n, capitén de la expedicién, encontramos entre otros a Argo, hijo de Frixo y constructor del navi Argo, cuya proa fue tallada en 9 ARGONAUTAS Parentino, Expedicion de los Argonautas, Padua, Museo Civico Ja madera de un roble proce- dente del bosque sagrado de Dodona, ofrecido por Atenca’, que le habia conferido ademés el don de la profecfa; a Tifis, su piloto, que aprendid el arte de la nayegacién, entonces ain desconocido, de boca de la pro- pia Atenea; a Orfeo, el masico tracio cuyo cometido era mat- car la cadencia de los remeros; 2 varios adivinos, entre ellos Anfiarao; a Calais y Zetes, los dos hijos alados de Boreas’, dios del viento del Norte; los Dioscuros*, Castor y P6lUx; a ‘Acasto el propio hijo de Pelias, que se uni a la expedicién en el tiltimo momento; a Peleo y su hermano Telaméin; a Linceo, dotado de una vista extraordi- nariamente aguda, como el lince cuyo nombre porta, y por altimo a Heracles, el gran héroe tebano, que interviene particu- larmente en un episodio. de la travesfa: el rapto de Hilas. = VELLOCINO DE ORO. ARGONAUTAS Los Argonautas embarcan en el puerto tesalio de Pégasas después de haber hecho un sa icio a Apolo’, y su primera escala serd la isla de Lemnos, habitada tinicamente por muje- res, Estas, a quienes Afrodita’ habfa castigado impregnindo- las de un insoportable hedor, habfan sido abandonadas por sus maridos y para vengarse habfan exterminado a todos los varones de la isla. Las lemnia- nas, libres ya de la maldicién de Afrodita, acogieron con agrado a los Argonautas; estos se unieron a ellas y repoblaron de este modo la isia, Después de detenerse en Samotracia para iniciarse en los misterios Grficos, penetraron en el Helesponto y desembarcaron en Ia isla de Cicico, cuyo rey les recibié con la mayor hospi- talidad. Al dia siguiente reem- prendieron su ruta, pero unos vvientos contrarios les arrojaron ‘nuevamente sobre la costa de la isla en plena noche. En la oscu- ridad, que impedfa que los habitantes de la isla y los Argo nautas se reconocieran, se enta- ‘bi un feroz combate en el cual murieron numerosos islefios, entre ellos el propio rey Cicico, atravesado por una lanza. arro- jada por Jas6n, que posterior- 50 mente ofrecer en su honor lunos suntuosos funerales. En el momento en que el Argo alcanzaba Bitinia se rom- pid el remo de Heracles, vién- dose forzados a hacer escala para reponerlo, Mientras Hera- les se dirigfa a un bosque pré- xximo con el objeto de encontrar un arbol apropiado para fabri car otro remo, el joven Hilas, a quien Heracles amaba, recibié el encargo de sacar agua de un oro. Las ninfas’ que alli habi- taban, maravilladas por la be- leza del joven, le atrajeron ha- cia sus dominios acusticos, donde perecié ahogado. Abru- mado de dolor por la desapari cin de Hilas, Heracles se lanzés una inGtil busqueda de su compariero y no Hlegé a tiempo para embarcar en el Argo. El Viaje prosiguid sin é1, pues ya el Destino" (0 las moiras’) ha- ‘fan predicho que Heracles no participarfa en la conquista del vellocino de oro. En el pais de los bébrices, cel rey Amico desafié a un com- bate singular a los Argonautas, pero el luchador Pélux le maté rompiéndole el crineo. Mis tarde el Argo tuvo que hacer es- cala en Tracia, en la orilla eu- ropea del Helesponto; alli los héroes fueron acogidos por el 31 rey Fineo, hijo de Poseidén’ Dotado del don de la profecta, Fineo habia sido castigado por los dioses* por haber osado pe= netrar en ciertos secretos: Zeus? le cog6, haciendo ademis que Jas harpfas’ se arrojasen sobre sus alimentos y, después de de- vorar parte de las viandas, en- suiciasen el resto con sus exere= mentos cada vez que pretendia comer. Los hijos de Boreas, Calais y Zetes, hicieron huir a estos monstruos* mitad mujeres ritad aves, liberdndole por fin de su acoso. Fineo, en agrade- cimiento, revel6 a los Argo- nautas e6mo franquear el si- guiente obstéculo de su ruta: las siniestras rocas Cianeas. Las rocas Cianeas —literal- mente las «rocas azules» tam= bign Hlamadas las Simplégades, las rocas que chocan entre s»— eran dos escollos méviles ue se cerraban uno contra el iro cada vez que un navio pre tendfa franquearlos, aplastén- dolo y destruyéndolo. Después de haber soltado una paloma, que logré pasar entre las rocas perdiendo tinicamente una pluma de la cola, los Argonau- tas, con ayuda de Atenea, con- siguieron atravesar a toda velo- cidad et paso de las Cianeas ‘con escasos dafios: solo la popa ARGONAUTAS, del Argo sufti6 un leve desper- fecto, como le habia sucedido a la paloma. Desde entonces, por Yoluntad del Destino, las rocas Cianeas permanecieron inmé- viles. Ya en el Ponto Euxino, es decir, en el mar Negro, el Argo prosiguié su viaje sin proble~ ‘mas hacia la Célquide aunque sin su piloto Tifis, que habia muerto de enfermedad en el pais de los mariandinos, siendo sustituido al timén por Anceo, Avistadas las costas de la C6l- quide, término de su viaje, el navio remont6 finalmente el rio Fase y ech6 anclas ante la capi tal, Bea. Jasin se presents entonces ante el rey de la Célquide, Ee- tes, y le expuso el objeto de su misiGn, Con la secreta espe ranza de desembarazarse de él, el rey Eetes le impuso una prueba de fuerza y habilidad: uncir al mismo yugo una pareja de toros con pezufias de bronce que despedian fuego por los ollares, arar con ayuida de estos, tun extenso campo y sembrar en Jos sureos asf abiertos los dien- tes de un dragén, matando por Gltimo al ejéreito de hombres, armados que naceria. de tal siembra. Ayudado por los po- deres de la maga Medea’, hija de Betes, a quien Afrodita ha- ARGONAUTAS bia inspirado un ciego amor por sé, el héroe salié victorioso de tan temible prueba, pero el rey se negs pese a todo a entre garle el vellocino de oro. Siempre ayudado por Me- dea, 2 quien habia prometido el ‘matrimonio, Jasén consiguis apoderarse del preciado objeto aprovechando que la hechicera habia dormido con sus sortile- tis al draz6n encargado de su custodia, y ambos huyeron ha~ cia el Argo, que inmediata- ‘mente lev6 anclas y se hizo a la mar. Betes se lanzé en persecu- cidn de los fugitivos y Medea, para retrasar el alcance, no dud6 en matar a su hermano pequeiio, que habia embareado con ella, ¥ lanzar su cuerpo MEDEA. Desviados de su ruta por tuna tempestad que les arrojé a la costa de Libia, donde tuvie- ron que cargar con el Argo a hombros para atravesar el de- sierto, los Argonautas consi- guieron finalmente Hegar a Creta. La isla, gobernada por el rey Minos’, estaba custodiada por un gigante” de bronce Ila- mado Talos, un monstruo aut6- mata construido por Hefestor que recorria tres veces al da la costa para impedir la entrada de 3 intrusos. Los Argonautas estin punto de ser destruidos por el gigante, pero una vez, més se salvaron gracias a Medea, cu- yas artes consiguieron descu- brirel punto vulnerable de Ta- Jos —un clavo situado en el tobillo del autémata, que rete- nia la sangre de su. tnica vyena—y destruitlo. ‘Tras hacer escala en Egina, Jos Argonautas costean Eubea yentran en Yolco cuatro meses Aespués de su parida. Jason en- {regs el vellocino de oro a Pe- lias y luego condujo el Argo a Corinto para consagrarlo a Po- seidén # Lengua. El nombre de ar- ‘gonauita se ha aplicado a una especie de pulpo propia de ma- res céldos, «um tipo de velero «de competiciénutilizado en las escuclas de vela y también a la {ripulacién de uno de tos sub- ‘marinos atémicos destinados en el ovéano Antico. El nombre del navio Argo de- signa a un grupo de tres cons- telaciones del hemisferio aus- ‘ral ¢ Lit. El conjunto de esta le- yenda, extremadamente com- pleja y cuyo niécleo primitivo es anterior a los poemas homé- ricos*,rivaliza en celebridad ARGONAUTAS con el otro gran periplo mari- timo legendario: la Odisea. Es ‘conocida sobre todo a través del extenso poema épico Las ‘argonéuricas, de Apotonio de Rodas (siglo ma. C) ‘Como en el caso de los poe- ‘mas homéricos, surgieron nu- rmerosas adaptaciones de las aventuras del Argo: los amores de Jasin y Medea, en particu- Jar, inspiraron una gran varie- dad de poemas y piezas dr iméticas. En Roma, Valerio Flaco (siglo 1d. C.) escribis ‘una epopeya imitada de Ia de Apolonio y con el mismo ti- tulo, pero no desprovista de originalidad en la deseripcién {el sentimiento amoroso. => IASON, MEDEA, 4 Teon. Reunién de los Argo- nawias en presencia de He- racles y Atenea, crétera preg, siglo va. C., Louvre; Gusta- ve Moreau, Los Argonautas, 1887, Paris, En el Museo Ci- vico de Padua se conserva un lienzo titulado Expedicién de los Argonautas, atribuido [Bernardo Parentino, '¢ Cin, Después de Los gigan- tes de Tesalia, de Riccardo Freda (1960), el filme de Don Chalfey Jasén y fos Argonau- tas (1963) traduce en image ‘nes, con logrados efectos espe ARGOS ciales, las principales etapas dl periplo de los Argonauts, desde la partida de la expedi ‘cin hasta Ia conquista del ve- Hlocine de oro gracias a las ar- tes de Medea, Hija de Minos‘, rey de Creta, y de Pasffae’, es her- mana de Fedra’; su nombre sig- nifica «la de gran pureza». Su leyenda esté probablemente re~ lacionada, en sus orfgenes, con el culto de una diosa cretense, proxima a Afrodita’, cuya pre- sencia en Cnosos y Delos y en Argos ha podide ser documen- tada, Més tarde, el mito en tomo a Ariadna se organiza en tomo a tres. representacio- nes simb6licas de la mujer ena- morada: iniciadora heroica, amante abandonada, esposa di- ‘Ariadna concibié una pa- sin inmediata hacia Teseo", principe ateniense que habia egado a Creta para combatir al Minotauro*, hermanastro de Ja princesa, Le ayud6 a salir det Laberinto’ proporcionéindole un ovillo de hilo que le haba dado 4 Dédalo*, que Teseo fue desen- rollando a medida que se inter- aba en el Laberinto y que luego le permitirfa encontrat la salida, Ariadna, como Medea’ con Fas6n’, traicioné a su padre por su amante y huy6 con él para escapar de ia odlera de Mi hos. Teseo, sin embargo, la ‘abandoné dormida en la isla de Naxos, segtin unas versiones por el earicter infiel del héroe* y segtin otras por orden de los dioses". Al despertar, mientras el navio de su amante se ale- jaba, aparecié Dioniso* en su ‘carro tirado por panteras y se- ‘uido de su cortejo. Fascinado por la belleza de la joven, Dio- niso la convencié para que se ‘easara con él y la condujo al Olimpor, donde le ofrecié una diadema de oro, obra de He- festo’; esta diadema se conver- tirfa mds adelante en una cons- telacidn. De esta unién diving (hierogamia) nacerian varios hijos. —> DEDALO, LABERINTO, MINOTAURO, TESEO. 4 Lengua. La expresién ef hilo de Ariadna se usa para de- signar al camino seguido para resolver un problema com- plejo. De este modo se explica cl nombre del programa espa- cial europeo que ha dado nom- Carraci, Triunfo de Baco y Ariana, fresco dela Galeria Fares, Roma bre al cohete Aviadna. Sus ereadores, en 1972, dudaban ceotre varios nombres mitol6gi- ‘cos: Penélope, Fénix, Prome- te0..: Finalmente prefirieron Ariadna porque este proyecto ‘permit por fin salir det labe- into de errores y negociacio- nes en el que se encontraba atrapada la Europa espacial AARIADNA es tambign el nombre {que la Biblioteea Nacional de Madrid ha dado a su catélogo automatizado, que se empezs a implantar en 1988 y que con- tend toda Ia informacién bi- bliogratica sobre fos fondos de la Biblioteca, asf como de los catdlogos eolectivos que gos- tione. Actualmente, esta base de datos es accesible desde Ia red ire 4 Lit, En una de su Heroidas (20), recopilacén de carta fic ticias dirigidas por heroinas rmitoldgicas a sus amantes, el poeta latino Ovidio (43. €. 17 4. C.) pone en boca de Ariana las quejaselegfacas de 1a mujer enamorada, traicio- nada y abandonada en ta playa dde Naxos. El tema habia sido tratado por Catulo (h. 85-h. 33 a. C.) algunas décadas antes, Ariadna ha quedado como e! modelo de la enamorada trai- ARIADNA cionada, cuyos patéticos Ia- ‘menos conmueven incluso a los dioses: asf aparece en Chaucer (la Leyenda de las mujeres elemplares, siglo x1), que describe 1a vida de las amantes eélebres; més tarde en lapieza de Rinuccini Aviadna —que seria ilustrada por Mon- teverdi (1608) en tna de las primeras dperas de la histo ria—o en la de Thomas Cor- neille (Aviadna, 1672). Su destino desdichado aparece ‘evocado en el eélebre distico de Racine (Fedra, 1677): «jAriadna, hermana mia, de {qué amor herida /-moris en la ofilla donde fuisteis aban- donadal» El personaje de Ariadna aparece tratado a ve- ees de forma més original, como en la tragicomedia El laberinto de Creta, de Lope de Vega (1612-1615), donde Ariadna parece dispuesta a cnsolarse de su abandono con tun antiguo prometido que se encuentra en Ia isla de Lesbos. ‘Al final de la obra se recone lia con Tesco y Fedra. Pero es sobre todo el amor que inspira 4 Dioniso el que hace de ella una figura ejemplar. Bajo este aspecto ocupa un lugar central en los Ditirambos de Dioniso, de Niewsche (1888-1895), 56 donde su unién con el dios se cconvierte en metéfora de la vida en su vertiente necesaria- mente dolorosa, Ante los la menos de Ariadna, Dioniso responde: « Acaso no hay que empezar a odiarse cuando se debe amar? Yo soy ne labe- ‘into » Del mismo modo, en la Ariadna en Naxos de Hugo ‘von Hofmannsthal, cuya adap- tacién musical fue realizada por Richard Strauss, Ariadna renace a través del amor del dios. Las intepretaciones modernas Je han concedido un lugar di- ferente: sien el Tesco de Gide (1946) su amor es a la vez li- bertador y destinado a ser saerificado, Marguerite Your ccenar en ¢Quién no tiene su ‘minotauro? (1963) concede un puesto destacado a la figura de Ariadna, que renuncia por idcalismo al amor de Teseo, al ‘que se rinde en cambio su her ‘mana Fed. > LABERINTO, MINOTALRO, TE S60. ¢ Icon. Los escultores han preferido frecuentemente re presentar a Ariadna dormida, tanto on la Antigiedad (réplica de una obra del siglo tv a. C. Roma) como en épocas poste- riores (Rodin, Ariadna, mér- 7 mol, h. 1889, Paris). Los pin- toes ta han mostrado mas bien en compatia de Baco: Tiziano, Buco y Ariadna, siglo xv, Londres: Tintoretto, Baco y Ariadna coronada por Venus, siglo xv1, Venecia; Annibale Carracci, Triunfo de Baco y Ariadna, fresco de la Galeria Famesio para ilustrar el ema, de los amores de los dioses, 1597; Le Nain, Baco y Aviad. nab. 1640, Orleans. # Mids. La figura de Ariadna abandonada por Teseo inspiré ‘4 muchos compositores. Entre ellos citaremos a Monteverdi, el primero en inspirarse en el personaje para su pera Ariadna (Solo se conserva el célebre «lamento»), 160 Haydn, Ariadna en Naxos, cantata, 1789; Massenet, Ariadna, 6pera, 1905; Richard Strauss, Ariadna en Naxos, acto litico, 1912; Darius Mil- hhaud, Fi abandono de Aviad= ‘na, Opera minuta, 1927; Carl Orff, Et tamento de Ariadna, 1940. Les Luthiers recuperan la figura mitolégica de Ariadna en su ariz operistica eémica EI beso de Ariana, escrita por el compositor fiticio Johann Se- bastian Mastropiero. En ella, y en tres estlos diferentes para lograr un mayor aeercamiento ARTEMISA, 410s gustos del pablo, Mas- tropiero presenta a Tesea re- {quiiendo un beso de su amada Aviad ARMONIA, > HARMONiA. ARPIAS > HaRPAs. ARTEMISA o ARTEMIS Diosa® griega de la castidad yy de la caza, a menudo también de Ja luz lunar. Hija de Zeus* y de Leto’, es hermana de ‘Apolo*, a quien ayuda a nacer cn la isla de Ortigia, desde en- tonces llamada Delos «la bri- Mante». Zeus le ofrece un arco ¥y unas flechas que su hija le ha- bia pedido; Pan’ le regala una Jauria de feroces perros. Bella y 4gil, «la dama de las fieras> gusta de recorrer los bosques y selvas de la Ar cadia’, las cumbres y cimas de los montes Taigeto y Eri- manto, persiguiendo’ a las presas que asactea con sus fle- cchas. Pura solazarse, acostum= bra a bafiarse con las ninfas” en los rfos, fuentes y lagos, ro- deada de ciervas, conejos y Ieoncillos cuya libertad pro- tege. Su reino es la naturaleza virgen y salvaje. ‘Artamiza © Diana en el lienzo de la Escuela de Fontainebleau Diana ca: zadora con aljaba Paris, Museo del Lowe Diosa orgullosa y arisca, de- sea permanecer virgen y protege Ia castidad de los j6venes y de las doncellas, a quienes intenta apartar de la influencia de Afro- dita‘, que constituye su figura antitética. Artemisa es la protec tora tradicional de las amazo- nas’, Hipdlito” serd uno de sus ms fieles seguidores. Para cas tigar a su compaiiera Calisto", que habia cedido a los requeri- mientos amorosos de Zeus, la transforma en osa y la abate con 38 sus flechas. Mata a Oridn, el gi- gantesco cazador que solfa acompafiarla, y transforma en ciervo al desdichado Acteén’, un joven cazador que la habia sorprendido desnuda mientras se bafiaba. —> ACTEON, CALISTO. Sus flechas, imagen de los rayos lunares, le sirven también para vengar la honra de su ma- dre Leto, que habia sido insul- tada por Nfobe*. = Nios. Durante la guerra de Trova’ exige a Agamensn* el sacrificio de Ifigenia’ y se mantiene fa- vorable a los. troyanos. En Roma sera asimilada a Diana’, antigua diosa itélica. —> DIANA. > HECATE, METAMORFOSIS. 4 Lengua. El nombre de la diosa se ha dado a una planta de Ia familia de las compues- tas, la artemisa, que posee pro- piiedades medicinales. # Lit. Forzosamente hostil Afrodita, Artemisa aparece ‘mencionada frecuentemente en las tragedias de Euripides (480-406 a, C.), como por ejemplo en Hipdtive. Bajo su nombre latino de Diana ‘std presente en la obra de mu- ‘chos poetas de la Edad Media y del Renacimiento, la mayoria de las veces como diosa ene miga del amor. La encontra 9 ‘mos por ejemplo en varias obras de Boccaccio: La cuza de Diana (h. 1330), poems sim- bolico y realista que alude ala vida de la corte napolitana; la Teseida (1339-1340), transpo- sicién postiea y novelesca de diversas figuras mitolégicas: 1 Ninfate fiesolano (1346), poe ma pastoril donde el amor se ‘mezela con Ia leyenda de ta fundacién de Florencia, Tam- bién aparece en el Juego de Diana (1501), pieza teatral de Konrad Celis, poeta alemia de expresion latina; en Delia (1554), de Maurice Seve, que hace referencia a uno de los hombres de Diana, 0 en Los anores de Diana (1573), de Desportes. La diosa recibe un tratamiento desmitficador y diculizador en el soneto LX1 (cA la cazadora gorda y flaca») ‘de Diego Hurtado de Mendoza (primera mitad del siglo xv). En él, el poeta acusa a la diosa de ser Io contrario de to que presume. Gérard de Nerval la evoca coma diosa de la cast dad y de la fidetidad en «Arte isa» (Las quimeras, 1854), aunque al final del soneto ex- ‘lama: «la santa del abismo es ‘mids santa para mi» Keats reaueva el tema recupe- ‘rando un episodio poco cono: ARTEMISA, «ido, el dnico amor de la diosa Por Endimion (amado por Se lene, Ja Luna, ata que a me sudo se confunde con Diana), cen el poema del mismo bre (1818) que sirve como pretexto para presentar una transfiguracién romantica de tun paisaje bafado por Ia Luna Diana puede convertiese tam- bign en et simbolo dela belleza perfects, como en el poema del presimbolista ruso Athanasio Fe itulalo Diane (1856), en el que el poeta contempla con ad- rmiracién una estata dela diosa tan bella que parece pader co: brar vida, «blanca forma Iictea Aeslizindose entre los boles». Pero ef mirmol permanece in movil, pues Ia estataa repre- Senta en sf misma la perfeccién anistica en la que el creador moderno solo puede inspirarse ‘con nostalgia, El aspecto inquietamte y Iu nar de Diana, facete de ori gen esencialmente medieval, donde la diosa aparece fre cuentemente representada en compania de hechiceras con {quienes participa en cacerfas nocturnas, cuenta también eon una ilustracion moderna en la novela de Paul Morand Hé: cate y sus perros (1954), ela ASCANIO {que ta crueldad y perversidad de la mujer amada por el na- rrador se ponen de manifiesto con la noche. En su novela Diana o la cazadore solitaria (1994), el mexicano Carlos Fuentes hace una recreacién moderna del mito a partir de la protagonista, que es actriz de Hollywood. ¢ Teon. Artemisi-Diana ha Inspirado a muchos escultores antiguos, como la Diana de Gabies, b. 348 a. C., Louvre: Diana, siglo w . C., Sevilla Su imagen esculpida aparece adornando tod el castillo de Anet, propiedad de Diana de Poitiers. favorita de Enrique 1 de Francia, Los pintores la han representado baiidndose (Boucher, 1742, Louvre; Ru- bens, Diana y sus ninfas sor- prendidas por sdtiros, si glo xvul, Madrid, Museo del Prado), cazando (escuela de Fontainebleau, siglo xv1, Louvre), con Endimién (An. nibale Carraeci, h. 1600, Roma), con Calisto (Tiziano, hh, 1556, Edimburgo; Rubens, h, 1640, Madrid, Museo del Prado), ASCANIO Hijo de Eneas*. > ENEAS, sU10. 0 ASCLEPIO En la mitologia griega, As- clepio es el dios sanador. Es hijo de Apolo* y, segiin la ver- sidn més extendida, de Coré- nide, hija del rey tesalio Fle- sias. Esta se dejé seducir por un mortal ilamado. Isquis cuando estaba encinta ya del dios, quien la maté para casti- gar su infidelidad. En el mo- ‘mento en que su cuerpo iba a cconsumirse en la pira funeraria, Apolo arrancs al nifio del cadé- ver de su madre. El dios confid su hijo al centauro> Quirén*, quien lo educd y le ensenié el arte de la medicina, ‘Asclepio puso su ciencia al servicio de los hombres, reali- zando muchas curaciones y lle- ‘gando incluso a resucitar a los muertos (entre ellos, seatin se cuenta, a Hipélito’, el hijo de Tesco"). Para ello utiliz6 la san- sre de Medusa, que Atenea’ le habfa entregado; sangre que procedia de las venas del fanco derecho de la gorgona’ y que tenia el poder de dar la vida, mientras que la procedente de su flanco izquierdo era un ve- neno virulento. Este poder sobre la muer- te que manifestaba Asclepio constituia una gravisima ame naza para el reino de Hades: 61 por lo que Zeus*, para evitar que el orden del mundo se al- terase, decidié fulminar a As- clepio con un rayo. Apolo yengé a su hijo matando a los ciclopes, hijos de Zeus encar- sgados de fabricarle los rayos, y Por ello fue condenado por el sefior del Olimpo* a servir du- rante un afio al rey Admeto (el esposo de Alcestis’). Asclepio, sin embargo, no fue precipi- tado al Tértaro” después de su muerte como otros muchos hé- toes" que habfan osado desafiar elorden olfmpico: se le conce- la inmortalidad y el rango de dios, conviertiéndose en una constelacién, el Serpentario (Ofiuco). Asclepio fue objeto de un culto fervoroso durante toda la Antigiedad. Los enfermos ac fan a sus santuarios buscando alivio para sus males, sobre todo en Epidauro, su principal centro de devocién. Se intro- ‘dujo en Roma, en 239 a. C., simbolizado en una serpiente, y adopt6 el nombre de Esculapio. Esta representacién del dios, muy frecuente, asf como su emblema —un bastén en tomo al cual se enrosca una serpiente—, que se ha conver- {ido en el caduceo* de la clase ‘médica, indican claramente que ASCLEPIO se trata de una divinidad de tipo ‘eténico" y esencialmente rela- cionada con las potencias te- lricas, a pesar de que tanto Por su nacimiento como por su muerte mantenga también vvinculos con Ia luz.y el fuego. ‘Sus poderes se transiniten a tra- vvés de la tierra: los enfermos que acudan a consuitarle debian pasar una noche en su templo acostados sobre la tierra y recibfan en suefios las prescrip- ciones terapéuticas correspon- dientes. Una medicina més cien- Uifica se irfa desprendiendo pro gresivamente de estas précticas rituales. El eélebre Hipderaes, patron de la medicina, era te- hido por descendiente del dios. Lacctimologia més probable del nombre de Asclepio, relacio- nada con la palabra griega uti- lizada para designar al topo, constituye otro testimonio del Primitivo caricter eténico de esta divinidad griega. La tradici6n atribuye a As- clepio dos hijos, Podalirio y Macaén —que prestaron sus servicios como médicos en el bando griego durante la guerra de Troya’— y varias hijas, en- tre ellas Higia (la Salud), ame- nudo representada a su lado, y Panacea (temedio para todos Jos males) ASTERION ‘¢ Lengua. El rérmino escul pio se emplea en acasiones ‘como sin6nimo humoristica de médico 0 galeno («Si aftadi ‘mos que gastaba guantes de ‘gamuza, habri el lector reco nnocido al perfecto tipo de es- eulapio de la época», R. Palma). También se ha dado este nombre a una vatiedad de culebra que es capaz de trepar 10s drboles enroscdindose a su tronco. Observemos por iltime que Ia palabra higiene procede del ‘nombre de una de las hijas del dios, Higta, y que el de Pana- cea se ha convertido en nom- bre comiin, panacea, con el significado de «remedio uni versal». + Ieon. En las representacio- nes antiguas, Asclepio aparece primero —al igual que sucede con el Cristo paleocristiano— como un joven imberbe; poste= riormente, a partir del siglo tv a. C, se le representa como un aadulto barbado de rostro bon- dadoso, como el Asclepio sen- tado de Epidauro (Museo de Atenas); Iaestatua de Aselepio procedente de Ampurias, siglo va. C., Barcelona; el Eseula- pio romano conservado en el Museo Arqueol6gico Nacional de Madrid o el Asclepio de pie 2 del Museo Profano de Roma, ‘ulapio, evidentemente, ocu- pa un puesto de honor entre los médicos y figura en fres ccos de las salas de espera de ‘muchos hospitales;citaremos cl de Esculapia recibiendo el homenaje de los médicos, Gustave Doré, h. 1850, fresco del hospital de ta Caridad, Museo de la Asistencia Pi- bilica, Paris ASTERION ‘Nombre auténtico del —> mt- NOTAURO. ‘ASTREA Hija de Zeus" y de Temis*, la diosa de la Justicia, y sim- bolo de la virtud que regia alos hombres durante la edad de oro’, dejé la tierra al terminar este periodo mitico y se trans- forms entonces en la constela cidn de Virgo. # Lit, Aunque Honoré &'Urté haya dado este nombre 2 ta pastora que protagoniza su no- vela pastoril La Astrea (1607 1627), no existe ninguna rela- cin entre el mito de Astrea y esta obra, donde la mitologta solo aparece representada en las ninfas* que salvan a los dos amantes, 63 ATENAS (fundacién de) La fundacién de Atenas, como la de todas las grandes ciudades de la Antiguedad, participa a la vez del mito, de la leyenda y de la historia, En el conjunto de relatos que la re- fieren pueden distinguirse anti- guas creencias religiosas en particular arcaicos cultos et6- nicos* vinculados a divinidades iemnales (es decir, «subterré- neas»), como los demonios- serpientes— y hechos histé: cos transfigurados, como seria el caso de las hazafias de Te- se0", el héroe? fundador por ex- celencia, Segiin a tradicién mitica mds extendida, el primer rey de J futura Atenas seria Cécrope, tun héroe nacido del propio suelo del Atica a quien fre- cuentemente se representa con la parte superior del cuerpo hu- mana y la parte inferior de ser piente, indicando asf que era hijo de la Tierra. Tomé por es- posa a Aglauro, hija del rey Acteo, que le dio un hijo y tres hijas, y al morir su suegro he- redo el reino de este, al que dio el nombre de Cecropia. Bajo su ido tiene lugar el primer episodio de la ciudad: la dis- puta que enfrenté a Atenea* y Poseidén’ por la soberanta so- ATENAS bre el Atica, mito que posibl mente sea la transposicién Vina de una rivalidad entre dos grupos tribales. Cécrope, elegido como ar- bitro de la querella, estableci¢ Ja prelacién de Atenea, que ha- dado a la ciudad su primer olivo, mientras que Poseidén solo hizo brotar una fuente de agua salobre. Seguin refierenal- gunos historiadores, os ate- nienses todavia mostraban en la colina sagrada de la Acrépolis Tos vestigios venerados de los presentes divinos: un olivo que habfa resistdo a la invasion de los persas (480 a. C.) y un pe- quefio lago de agua salada Atenea se convirtié asi, defini- tivamente, en la patrona del Atica, aunque su tio Poseidén no qued6 totalmente eclipsado ya que su culto se mantuvo asociado al de la diosa tanto en la Acrépolis como en el cabo Sunién, ‘Cécrope conserva el prest- ‘gio mitico de un rey pacilico, con funciones eminentemente civilizadoras. Fue el primero en reconocer la supremacia de Zeus’ sobre los otros dioses” y se le atribuye también el haber puesto fin en su reino a Jos sa- crificios humanos. La leyenda cuenta que enseiié a los hom- ATENAS bres a enterrar a sus muertos y que cre6 el primer tribunal de Justicia de Atenas, el Aredpago (la «colina de Ares'»), con mo- tivo de un juicio al que tuvo que someterse el dios, acusado de asesinato. Se le atribuye a veces la invencién de la escri tura, Atenea confié a las tres hi jas de Cécrope, las Agléurides, ‘el cuidado del pequefio Bricto- nio*, criatura nacida del frus~ trado deseo de Hefesto” hacia la diosa; estas, movidas por la curiosidad, abrieron la cesta donde Atenea le habia metido y descubrieron que el cuerpo del nfo terminaba en una cola de serpiente, como los seres naci dos de la Tierra, Presas del pé- nico, se arrojaron al vacfo desde las rocas de la Acrépolis. Entre los descendientes de (Cécrope figuran algunos héroes famosos: Céfalo’, a quien amé Ja diosa Eos" (Ia Aurora); Fae- t6n’, el infortunado conductor del carro del Sol, que algunas versiones hacen hijo de los an- teriores; Dédalo’, el constructor del Laberinto’. ilustrar glo- hhazafias de otro héroe ilustre: el rey Erecteo", confundido en las primeras fases del mito con Erictonio, Se le atribuye en par- “ ticular la instauracién del festi- val de las Panateneas y la in- vencién del carto por inspira~ cién de Atenea. Su muerte es también posiblemente una con- in, ya que se le identi mn Poseidin, el dios que le habja castigado, y fue hon- rado en la Acrdpolis con el nombre de Poseidén-Erecteo enel templo que se erigié sobre su palacio, el Erecteién. —> ERECTEO, ERICTONIO. Un descendiente de Erec~ teo, Teseo’, harfa dar a su reino un paso decisivo al liberar a su patria de la servidumbre econ6- mica respecto a Creta—este es posiblemente el sentido hist6- rico de su lucha victoriosa con- tra el Minotauro— y al llevar a cabo el sinecismo ateniense, es decir, la federacisn politica de diversos pueblos que hasta entonces habfan sido vecinos. De este modo funda una tnica citudad agrupada en torno a la colina sagrada de Ia Acrépolis, ‘Atenas, que se convierte en la capital del Atica y cuyo nom- bre, siempre en plural, atestigua la pluralidad de sus orfgenes. La fecha de esta fundacién, que Jos mitégrafos.a veces sitian en el siglo vit a. C., sigue siendo una ineégnita, pero los histo- riadores no dudan en situar tal 65 acontecimiento durante el pe- rfodo mieénico. # Lit. La funcion politica de ‘Teseo aparece evocada en Tu- cidides, Isderates y Cicerdn, Vida de Teseo, en tas Vidas paralelas de Plutarco (siglos = ud.C), > ATENEA, TESED, # Toon. Atenea y Poseidén, Gnfora griega, siglo vi a. C., Paris; Jordaens, La dispura de Neptuno y Minerva, siglo xvi, Plorencia ATENEA Hija de Zeus*, sefior de los doses’, y de su primera esposa, Metis*, diosa de la sabiduria, forma parte de los doce grandes Olimpicos’. Diosa de la guerra, pero también de las artes y los ficios y del conocimienio en general, sera identificada en Roma con Minerva" e introdu- cida en la llamada «triada capi- tolina», al lado de Jpiter: y Juno” Su nacimiento esté rodeado de prodigios. Zeus habia to- mado por esposa a su «prima» Metis, hija de los titanes* Océa~ no* y Tetis’. En griego, el nom- bre de Metis significa «la inte- ligencia primordiaby, en la que se alfan la prudencia y Ia perfi- Escuitura griega de Atonea Parthe: ros, Aienas, Museo Nacional dia: Ella proporcioné a Zeus la droga de la que este se sirvi6 para que su padre Crono" vo- mitara a todos sus hijos ante- riores, que el dios se habia ido tragando a medida que naci or miedo a que alguno pudiese derrocarlo. Pero Uranot y Gea? hicieron saber a Zeus que a su vex podrfa ser destronado por el hijo que su esposa Metis ATENEA diese a luz en caso de que esta concibiese por segunda vez. Siempre prudente, Zeus se trag6 a Metis tan pronto supo que estaba encinta, y Hegado el ‘momento del parto pidié a He- festo’ que le abriera el eréneo de un hachazo: de su cabeza nacié Atenea lanzando un grito de guerra y ya adulta, perfecta- ‘mente armada y dispuesta para el combate. Esta diosa desempefia un papel importante en la Gigan- fomaquia (guerra contra los gi gantes*), combatiendo junto a Heracles’. Atenea derrota y de- suella al gigante Palante*, con ccuya piel se hizo una coraza, ¥ persigue hasta Sicilia a Encé. lado, otro gigante, a quien se- plta bajo la isla mediterranea, > GIGANTES, PALANTE. Atenea, la hija predilecta de Zeus, es ante todo la diosa guerrera por excelencia. En este sentido se opone a Ares, dios de la furia irracional, que lanza al hombre contra el hombre en un furor asesino. Frente al poder ciego del hijo de Zeus y Hera’, Atenea sim- boliza la justicia en y para el combate, la razén que domina el impulso. Como tal, guia y sostiene a los més famosos hé- roes*: a Jos aqueos durante La 66 guerra de Troya*, sobre todo a ‘Aquiles* y Ulises’, a quien protegeré durante todo. su viaje’; a Heracles, al que pro- porciona armas y consejos ccontinuos para qué salga bien parado durante sus trabajos, y que, en agradecimiento, ofe- cerd a a diosa las manzanas de oro de las Hespérides*; a Ja- sn’, a quien ayuda durante la construccién del navio Argo’: a Perseo", al que ofrece un es- eudo de bronce pulido para que pueda derrotar a Medusa y ue, en justa correspondencia, entregaré a la diosa la cabeza de la gorgona’ para que esta adorne el suyo. Es también 1a diosa de la inteligencia, heredada de su madre, del arte y de la ciencia creativa, oponiéndose en este sentido al cojo Hefesto", dios de la técnica, de la habilidad simplemente aplicada a la ma- teria. De este doble origen se cconservard en un mismo tér- mino (techné) la nocién ambi- valente de artista y artesano, Protectora de hilanderas y bor- dadoras, Atenea no dudaré en castigar por su. soberbia a Aracne*, alumna suya. En su ciudad, Atenas’, estaba consi derada como la diosa de la ra 6n, desplazando a las musas 0 en el terreno de la literatura y la Filosofia. —> ARACNE. Diosa «virgen» por excelen- como dan fe tanto su epiteto Parthenos («doncella») como el templo mas eélebre consagrado ‘aclla en Atenas, el Partenén, donde se la adoraba bajo tal ad- vocaciin, Atenea se opone tam- bign a Afrodita’, que ejerce su poder sobre los hombres con ‘unas armas que la diosa de la in- teligencia desprecia. Ello no le impide participar, junto a Hera y Afrodita, en el concurso de belleza arbitrado por Paris", que ser el germen de la guerra de Troya. Atenca guarda celosa- ‘mente su castidad; Hefesto in- fenté en una ocasin forzar a la diosa, y aunque su deseo qued6 frustrado, produjo un extraiio vyistago, Erictonio", mitacl hom- bre, mitad serpiente, nacido del suelo fecundado por el esperma del dios, al que Atenea educaré como a un hijo. FRICTONIO, PARIS. ‘Atenea era venerada en va- rias ciudades griegas como diosa tutelar. La encontramos, por ejemplo, en Troya bajo la forma de un antiquisimo folo, el Paladio", aunque era sobre todo Atenas, epénimo de la diosa, quien se enorgullecfa de su prote EI. preciado ATENEA olivo, regalo de Atenea a la ciudad gracias al cual logré frustrar las aspiraciones de su rival Poseidén’, convirtié. ‘Atenas en la sefiora indiscatible del Atic > ATENAS (FUNDA- PALADIO, PALAS. Se la representaba como una diosa majestuosa, de be- Meza serena y severa: la mirada centelleante de sus lezendarios ‘jos garzos recuerda a la de la lechuza, su animal favorito, a quien suele verse frecuente- ‘mente sobre su hombro 0 en su mano. Era también reveren- ciada como protectora de las artes y las letras (diversas aso- ciaciones modernas han con- vertido a la lechuza en em- blema del helenismo) Como diosa guerrera apa- rece siempre armada: lanza, ‘asco, escudo redondo sobre el ‘que fij6 la cabeza de Medusa que le ofreciera Perseo, que tiene el poder de petrficar a cualquiera que ose. mirarla lleva tambien la égida’, coraza que Zeus se hizo con la piel de la cabra Amaltea* y que com- partia con su hija como em- blema del poder. «Victoriosa», como indica su epiteto Niké (la Ciudad de Niza es deudora de esta etimologfa), aparece tam- bién con alas o bien con sanda- ATENEA lias aladas, que los atenienses le retiraron en su templo de la Victoria Aptera («sin alas») para estar seguros de conser- varla junto a elles. # Lengua. Eo Atenas, el Ate- zneo era un templo consagrado ala diosa donde los poctas y foradores lefan sus obras. A fi- nales del siglo xviu y prin piios del xix se fundaron en Francia unas instituciones cul- turales, donde se reunfan cien- tificas y hombres de letras, que adoptaron el nombre de ateneo fen recuerdo del nombre del templo de Ia diosa de la sabi- ura, A imitacin suya se fun daron con el mismo nombre instituciones similares en Es pata e Hispanoamérica, El de Madrid, fundado en 1835 y en- lavado actualmente en Ta He del Prado, fue un centro cesencial en la vida cultural del Madrid de la Restauracién, De 41 se decia que era la antesala dol Congreso, porque muchos de los asuntos politicos y so- ciales se debatian all primero, En Bélgica y Suiza, un ateneo ces unestablecimiento de ense fhanza secundaria, 4 Lit En la Oaisea, Ateneacs la protectora de Ulises, el hé 68 roe cuya inteligencia const tye su mayor virtud. En obras posteriores, el papel de garante de la sabiduria y de la equidad atribuido a la diosa aparece ilustrado en sus intervenciones para salvar a Orestes del eiclo infernal de su maldicién, pri- ‘mero en Las ewménides de Es quilo (458 a. C.) y més tarde cen la dfigenia en Téuride de Euripides (414 a, C). En 1699, Fénelon confiere ala diosa un papel principal en su Telémaco, donde toma ka apa rioncia de Mentor para gular al hijo de Ulises en la bisqueda de su padre. Por otra parte, Ate- ‘nea Minerva aparece frecuente- ‘mente en las literaturas moder ‘nas como el sfmbolo del trabajo intelectual y dela sabiduria que de él resulta por tna fenta acu mulacién de conacimientos, En cuanto a la formula de Hegel, «la lechuza de Minerva solo Yuela al Mlegar et crepisculo» (Principios de ta filosofia del derecho, 1821), significa que la filosofia solamente puede ex plicar la historia del mundo a posteriori y que no puede mo: dlificar el curso de esta, # Zeon, Atenea, diosa de la guerra y protectora de Atenss, fue profusamente representads cn la Antigitedad griega. Cit emos la copia romana de la Atenea de Mir6n, 460 8. C.. Atenas; a llamada Atenea del Varvakeion,réplica de la Ate nea Partenos de Fidias, est tua risoelefantna (oro y mar~ fil) que adomaba el interior del Partendn, 450 aC, Atenas. La diosa aparece también en snumerosas vasijas prego par- ticularmenteenel episodio de su disputa con Posi (vaso de siglo va. C. Pars vaso del siglo v a.C, San Petersburg, 1 también en diversosbajome- liees (Arenea pensativa, h 460 a.C., Atenas). Mis adelante se Ja representa oponiéndoxe a Marte" (Tintoreto, siglo xv, Venevix; David, 1824, Brase- las) enel juicio de Paris, bien sola (Botceli tapiz, siglo xy, coleccn privada; Rodin, mir mol, 1896, Pars). a ¢ Gin. En a pelicula de Des- ‘mond Davis Furia de risanes (1981 aparecen la diosa Ate- nea y su lechuza —a la que Hefesto ha transformado en un robot tipo La guerra ce las a Jaxias—acudiendo en ayuda del héroe Perseo. ans ‘También Hamado Céribas, es.un antiguo dios asistico de la ans. vvegetacién adorado en Frigia y en Lidia y asociado al culto de la diosa Cibeles*. Atis era un joven pastor que habia sido abandonado de nifio entre los Jjuncos de un rio, donde Cibeles lo habfa encontrado. Era tan hermoso que Ia diosa experi- ‘ment6 hacia él un casto amor y quiso convertirlo en guardin de su templo, pero para ello el joven debfa mantenerse virgen. ‘tis, sin embargo, se enamoré de una ninfar provocando los celos de Cibeles, que se opuso a su unién, Bl dios se castr6 en tun acceso de locura y murié en la flor de la edad. La diosa, presa de temordimientos, trans- formé al joven en un pino co- ronadlo de violetas, sfmbolo de Ia vida vegetal que muere para renacer eternamente. Segtin otras versiones, Cibeles le re- suecit6 y le diviniz6 para aso- Ciarlo a su culto. El culto de Atis y de Cibe- les fue importado a Roma du- rante el imperio y dio lugar a festejos violentos donde Ios sacerdotes se flagelaban y en algunos casos practicaban la autoemasculacién. Durante el perfodo tardo- rromano este culto aparece como una de las «religiones de salvaciéns (soteriol6gicas) que ATLANTE prometen a sus ficles Ia resu- mecci6n y la inmortalidad bi naventurada, desarrollando en este sentido unos temas proxi- mos a los del cristianismo, 4 Lit, En su poema 63, el poe- ta latino Catulo (h. 85-h. a.) presenta a Atis como un Joven griego que cede para su desgracia a la llamada de ta na turaleza salvaje, represemtada or Cibeles. Ovidio reeupera el mito en el libro IV de los Fas- tos (principios del siglo 1 4. C.). Més tarde, en el siglo 1y, el emperador fil6sofo Ju liano «e1 ApOstata», el timo ‘emperador pagano, propondré una lectura filoséfica del mito de inspiracién neoplatsnica, Los textos amtiguos que evo- can la figura de Atis presentan de hecho enormes divergen- cias: Atis aparece unas veces como un hombre, otras como tun semidi6s’ y otras como un dios; su muerte es definitiva en unas versiones, mientras que em otras va seguida de una se mirresurreccién vegetal o in- cluso de una verdadera resu: rrecci6n. El conjunto resulta exiremadamente confuso y es muy posible que el mito haya suftido también contaminacio nes etistianas. A prineipios del ” siglo xvm, Metchor de Zapata scribe en romance una Fé bula de Acis y Cibeles, en toro jocoso, que serviré de modelo ‘otra que, en el mismo siglo, se publicé anénimamente bajo el titulo Historia, fibula 0 ‘ewento de Cibetes, Atis y San: garita, en la que abundan los chistes procaces y groseros y donde el tema de la castracién de Atis se expone crudamente ¢ Teon. y Miis. + cInELES 0 ibe ATLANTE Otro nombre de > artas. ATLANTIDA, Isla legendaria desaparecica a consecuencia de un eata- clismo en el espacio de una no- che y un dia, Cuenta Platon que en tiempos remotos los Briegos tuvieron que rechazar por las armas a un pueblo, los atlantes, procedentes de una ‘gran isla del Atléntico situada frente a las «columnas de Hi cules» (actual estrecho de Gi braltar). Alli vivia una huér- fana, Clitia, de la que se ena- moré Poseidén* y con la que tuyo cinco veces gemelos uno de los cuales seria At- lay'— que se convirtieron en los diez reyes de la isla. n Su territorio, que tas con- ‘quistas sucesivas de sus reyes acrecentaban dia a dfa, abun- ddaba en metales preciosos, en- tre ellos el oricalco, que bri- Haba como el fuego: la flora y la fauna eran de una exuberan- cia extrema; su poblacién muy numerosa. La Atlantida, que pronto se convirti en una gran potencia marftima y comercial, posefa también una extensa red de canales. En un principio, los reyes atlantes se reunfan y le- vvaban a cabo ceremonias para consolidar los vinculos con su padre Poseidén. Su sentimiento religioso, sin embargo, fue dis- rminuyendo con el tiempo y se fanzaron a una guerra imperia- lista a la que solo pudo resis- tirse Ia antigua Atenas. Esto su- eda, segtin el relato de Platén, 9000 aifos antes de Solén, esto 5, 9600 a. C. Zeus* castig6 a la Atléntida sepultéindola bajo las aguas del mar, que habfa for- {ado su poder pero también su desmesuira, ¢ Lit, El mito aparece relerido cesencialmente por Patcin (428- 348. C.) en el Timeo (21 y Sigs.) y en Critias (108 y sigs). Poco recordada en ta Edad ‘Media la leyenda de la Atkin- tida vuelve a cobrar actuslidad ATLANTIDA, tras el descubrimiento de Amé: rica (Francisco de Rioja, «A las ruinas de Ia Atléntida», poe- mia, siglo XViD, que algunos identifican con el continente esaparecido bajo las aguas. ‘Asi aparece més tarde en Li Aildntidla (1876), del poota ce taldn Jacinto Verdaguer, donde CristGbal Colin parte en busca del continente desaparecido, Mientras Montaigne niega toda verosimilitud histrica ala le- yyenda (Ensayos, 1580), Fran ‘is Bacon (La mueva Aelntida, 1627) describe bajo este nom. bre un Estado ideal gobernado por sabios. Con el romanticismo, ia Atlén- tida aparece mas que nunca ‘como el simbolo de la edad de foro", del paratso perdido (ETA. Hoffmann, El vaso de oro, 1814). Frecuentemente cevocada en las novelas de Ju- lio Verne (Veinte mil leguas de viaje submarina, 1810), se convierte en el siglo xx, arafz de La Atldntida de Pierre Be- nott (1920) y la pelfeula de Pabst inspirada en esta novela —a las que siguieron tantas novelas y cintas de ciencia fic ‘iGo en una auténtica utopia popular, sfmbolo de una socie- {dad obsesionada por el miedo 4 $u propia destrucein ATLAS. 4 Mis, La Atléntida, 6pera inacabada de Manuel de Falla, ‘asada en el poema de Jacinto ‘Verdaguer del mismo t{ulo, Iniciada en 1927, fue acabada pporsu discipulo Emesto Halff- tery representada en 1962, Es lun extenso fresco que abarca desde el hundimiento de ta Atldntida hasta el descubsi- ‘miento de América por Crists- bal Colén, 4 Gin. El continente desapare- cido ba sido una fuente de ins- piracién para los cineastas, desde La Atlantida de Jacques Feyder (1921) y la de Pabst (1932) —ambas inspiradas en Ja famosa novela de Pierre Be- noit— hasta Lar conquista dela Aitntida de Vittorio Cottafavi (1961) ATLAS Este gigante’, hijo del titént Japeto y de la ocednide Cit- mene —o, segtin otra tradicién, de Poseidon’ y de Clitia— per- tenece a la primera generacién de doses’. Fue condenado a so- portar sobre sus hombros la bé- veda celeste por toda la eterni- dad como castigo por haber participado en la lucha de los gigantes contra Zeus’, Era her- mano de Prometeo" y Epime- te0; su morada se encontraba Dibujo de Atlos y ia Esfinge cen el extremo de Occidente, Hijas suyas fueron las Pléya- des’ y las Hespérides’. Hera- cles*, en el curso de su biis- queda de las manzanas de oro, recurrié a su ayuda y le susti- {uy6 sosteniendo el cielo mien- tras Atlas ibaa buscar los pre- ciados frutos para entregarse- los, Perseo* lo transformé en montaita ante el mal recibi rmiento de que habfa sido objeto por parte del gigante cuando el héroe* regresaba victorioso de su enfrentamiento con Medusa. También se le conoce con el nombre de Atlante. 4 Lengua. Este gigante mitico dio su nombre al Atlas, el ato ‘macizo montafioso situado en el norte de Africa. EI nombre comin atlas, que desigaa uaa coleccisn de mapas geogrti 0s, se introdujo con este sig- 2 nificado ent engua porque la primera obra de ete tipo, pu blicada en 1595 por el gos- _grafo Mercator, aparecia aor nada con un fronspcio donde estaba a figura del gigane mitolico. En anatoma, el ates ka pr mera vétera de as cervical, llamada asf porque sostenedi- reetamente In cabeza —como Alas sostena el cielo— al es- tar ariculada con el eréneo. 4 Teon, Heracles y Atlas, me- topa del templo de Zeus en Otimpia, 46003. C Aas, e- cultura, periodo ardortomano, Napoles: Aras y la Exfinge, grabado de un espejo truco. ATREO Rey de Micenas. > arri- bas, ATRIDAS. Célebre dinastia heroica de la mitologéa griega, la familia de los Atridas debe su nombre ‘uno de sus miembros, Atreo, Esl arquetipo de familia «con esqueletos en el armario», gol- peada por una fatal maldicién (que se convertira en fuente ini gotable de inspiracién para el Universo literario de la tragedia, La maldicién la inaugura el iniciador de la dinastia, el pre- ATRIDAS suntuoso Téntalo’, con una cena monstruosa ofrecida a los Tnmortales donde ya figuran los «ingredientes» que caracteriza- rin Ta extrafa historia de sus descendientes, que se aman, se imatan, se despedazan y se de- voran en familia, En efecto, Tiintalo, rey de Asia Menor, fue invitado a Ta mesa de los doses", donde consumi6 néc- tary ‘ambrosfar, alimentos divinos que conferfan Ia inmor- talidad y que Téntalo decidis robar para ofrecérselos a los Menolaos, Orestes v Electra (de la familia de bs Atridas), Roma, Museo de las Termas ATRIDAS hombres. Su «ingratitud» iba tunida a una rara soberbia: in- Vit6 a su vez.a los dioses a que compartieran su mesa y, para oner a prueba su omniscencia, les sirvi6 una cena impia cuyo «plato fuerte» consistia en su propio hijo Pélope* guisado. Este orgullo insolente, impreg- nado de una terrible desmesura, elestigma fatal de la hibris’, le costarfa a Téntalo su famoso suplicio en el Tértaro’, eonde- nado a padecer por toda la eter- nidad un hambre y una sed que nunca podria saciar. Pélope, resucitado y re construido por los horrorizados dioses, pas6 a ser copero de los Olimpicos” antes de convertise en rey en la Blide. La astucia y la traicién, tanto como su pro- pio valor y la proteccién de los dioses, le permitirén eliminar al tirano Enémao y casarse con la hija de este, Hipodamfa’, apo- derandose asf del trono. Entre los numerosos hijos de Pélope se encuentran Piteo, sabio rey de Treeén y suegro de Bgeo", que se encargé de la educacién de Teseo*, lo que le convierte por tanto en el ante- pasado y modelo perfecto de la monarquia ateniense; Crisipo, que al suscitar la pasién de Layor serd la causa de las des- "4 ‘gracias de la otra gran familia maldita de la mitologia griega, Ja dinastia tebana de los Labdé- ccidas (> LAYO, TEBAS), ¥ sobre todo los gemelos Atreo y Ties- tes, que seriin los protagonistas de la tragedia que se desate en Micenas por la sucesién al trono de este reino, objeto de luchas sangrientas que renace- ran incesantemente entre sus descendientes. Micenas, en efecto, cuyo trono habia quedado vacio al morir Buristeo*, decidié, acon- sejada por el orfculo, entregar el poder a un hijo de Pélope. Hacfa algsin tiempo que los ge- melos se habian refugiado en esta ciudad fabulosa, «rica en oro»: {eudl de ellos seria su rey? Atreo, el mayor, era el po- seedor legitimo de un vellocino de oro", considerado emblema ‘mondrquico, y se habia casado ‘con Aérope, nieta de Minos’, el fundador de la monarqufa cre- tense, Sin embargo, el hermano menor, Tiestes, no solo habia robado el vellocino a su her- ‘mano, sino que adem se ha- bia convertido en amante de su ‘mujer, Aérope. El pueblo eligié primero a'Tiestes, pero el pro- pio Zeus* decidi6 obrar un pro- digio para favorecer la candi- datura de Atreo, haciendo que 1 Zeus ‘Tinalo elope + Hipodamia Area + (hermano gsmeio de Testes) Citermnestr + Agamentn (jade Lada y Tne) Higenia Flecirs Orestes el Sol y los astros dieran mar- cha atrés en su carrera y se ocultaran por el este. Tiestes abdicd y partié al exilio, y Alzeo ocup6 el trono, Su Iegiti- midad, sin embargo, qued6 muy pronto en entredicho y no tard6 en dar pruebas de una desmesura comparable a la de su antepasado Tiintalo, Con la fentadora promesa de compar- tirel poder, Atreo hizo venir a Micenas a su hermano y le ofrecié un banquete de conei- liaciéa en el que fueron desfi lando, guisados y bien condi- mentados, todos los hijos de Tiestes, que Atreo habia asesi- nado sacrflegamente cuando in- tentaban buscar refugio junto al ATRIDAS: LOS ATRIDAS - iy Zeus + barop Minos + Pasta (ey de Crea) Cato Aérope Menelno + ‘Helena (jade Zeusy Leia) Hermione altar del propio Zeus. Tiestes no descubrié el «secreto> dela cocina de su hermano haste que le mostraron las cabezas corta- das de sus hijos. Horrorizado, hhuy6 de Micenas después de cubtir a Atreo de maldiciones. Con el ciego deseo de tener un hijo que le vengara, y six guiendo el pérfido consejo del ordculo, Tiestes, distrazado, viol6 a su propia hija Pelopia AGAMENON, CLITEMNESTRA © CLITEMESTRA, ELECTRA, ORESTES # Lit, Los tes grandes trigicos sriegos rinden tributo uno tras ‘tro a fa lustre Familia de Jos ‘Atridas, cuyas desgraciasreite~ radas sin tregua proporcionan el aargumento ejemplar para mu- has tragedias. Asf,en su trlo- sin In Orestiada (458 8. C.), Esquilo evoca la sangrienta ca «dena de acontecimintos mali tos que conduce desde el asesi- inal de Agamenén (Agamensn) al de Clitemmestra (Las coéfo- ras, e5 decir, «las portadoras de las libaciones»), para terminar ‘con el perddn que la nueva ge neracidn de dioses otorga a Orestes (Las euménides, es de eit, «las benévolas», un cute ATRIDAS ‘mismo con el que se designaba alas teribleserinias) ‘Sofocles compone una Electra (h. 413 a. C) que se convertiré en una de las tragedias ms ad- ‘miradas en da la Antighedad seriega y latina Por iltimo, debemos a Euripi- des la escenitficacién de los destinos tigicos de la proge- nie maldita de Agamendn y CClitemnestra:ffigenia en Téw- ride (Al4-a. C.), Electra (413 a. C), Orestes (408 a. C.), Ife genta en Aulide (ropresentada en 406 a. C., ya fallecido su autor). Las obras modernas relacions- das en mayor 0 menor medida ‘con la familia de los Atidas son rhumerosisimas, Aquf mencio- rnaremos las que estén dedicalas ims espectficamente alos ori- ‘genes de In maldiciintamilae, El tema hizo su entrada en la li teratura moderna a partir del Renaeimiento, Fue particular- mente tratada en el siglo X¥u1 por autores como. Crébillon (Atreo y Testes, 10D, Voltaire (Peldpidas, 1772) y Ugo Fos- ‘colo (Tieses, 1779), aeentuando Ios dos iitimos el amor que uunia a Tiestes y Aérope. Du- rant ls sighs X0x y 3% son es- ‘casas las obras dedicadas ala familia en su eonjunt, aucias > AGAMENON, ELECTRA, IGE= Icon. — ice. # Cin. > eLectRa, tri AuGias Este rey. de Elide, en el Pe- Ioponeso, habia ido descui- dando la limpieza de sus esta- bios, donde el estiércol se iba acumulando afio tras afio, He- racles*, a quien Buristeo habia ordenado que los limpiara, des- vi6 para ello el curso de dos rios vecinos, el Peneo y el Al- feo. Augias se negé a pagar a Heracles el trabajo, muriendo a manos de este. ‘¢ Lengua. La expresion lim iar las establos de Augias significa poner fin a un estado de corrupeién emprendiendo para ello dificiles reformas. AURORA, Otro nombre de la diosa’ —> Eos, AYANTE, Otro nombre de los dos hé- roest conocidos como —> A¥AX. AYAX, La mitologia grecorromana menciona a dos héroes* con 8 este nombre: uno. llamado “Ayax Oileo» 0 «pequetio Ayante», hijo de Oileo, y otro, hijo de’ Telamén, conocido como el «gran Ayante>. Apex Dueinnisinariata Ja L6cride, figura entre los pre- tendientes de Helena’ y ocupa tun destacado lugar en los com- bates que se desarrollan ante os muros de Troya’, donde aparece frecuentemente lu- chando al lado de su. homé- nimo. De pequefia estatura, rie pido y muy hdbil con la jaba- lina, es también arrogante, vvanidoso e impfo: comete una grave falta contra Atenea’ que le valdréel rencor inflexible de la diosa. En efecto, una vez to- ‘mada Troya, viola la profetisa Casandra’ en el templo de Ate- nea y a los pies de la estatua de Ja diosa, donde la joven habia intentado refugiarse. Atenea, furiosa por el sacrilegio come- tido, envia una tempestad que destruye el navio de Ayax cuando regresaba a su patria, Salvado por Poseidén’, codavia se alreve a jactarse de su suerte, ‘muriendo ahogado —o alcan- zado por un rayo— por orden de la hija de Zeus’. La impie- dad de Ayax. pesaré largo tiempo sobre sus compatriotas: n después de su muerte, los habi- tantes de la Léeride estuvieron obligados a entregar cada aio a dos de sus hijas para el servicio del templo de Atenea en Troya, Ayax, rey de Salamina, es hijo de Telamén, a su vez hijo de Eaco y hermano de Pe- leo’. El «gran Ayante> es el hé- roe mas valeroso de la armada sgviega después de Aquiles’. Su apostura fisica iguala a su bra- vura: piadoso y duefio de si mismo, es la antitesis de su ho- ‘m6nimo, el «pequefio Ayante> hijo de Oileo. Ayax, sobre quien habfa recafdo por sorteo la responsabilidad de enfren- tarse a Héctor’, consigue derri- bar al campeén troyano de una pedrada, pero el combate se ferrumpe antes de que pue- da darle muerte. El «gran Ayante», auténtico baluarte de los griegos, protege frecuente~ mente la retaguardia de su ejér- cito en los momentos mas diff- ciles y serd él quien rescate el cadaver de su ilustre primo Aquiles, muerto. por Paris’. Desde Ja muerte de Aquiles, Ayax tratard a Neoptslemo, el hijo de Aquiles, como suyo propio y combatiré a su lado. El reparto de las armas de Aquiles, que tras una serie de Avax deliberaciones serin entregadas a Ulises’, provocaré el despe- hil deud yariiien anttendo vengarse de la ingratitud de sus compatriotas y preso de una crisis de locura inducida por la diosa Atenea, arremeterd con- tra un rebatio de ovejas, al que practicamente extermina, cre~ yendo que se trataba del ejér- Cito griego. Vuelto en si, abru- mado por la vergllenza y los re- ‘mordimientos, Ayax se suicida arTojdndose sobre la espada que habia tomado a Héctor. La pos- teridad literaria guardard de él la imagen del héroe valeroso derrotado por la locura. 1 Lengua, Sin duda fue la ef- cacia de Ayax en el combate lo ‘que motivé que unos fabrican- tes franceses de detergentes domésticos bautizaran con el hombre francés del héroe a uno de sus productos, el Ajay, destinado a luchar... contra la suciedad. ¢ Lit Como Antigone’ Edipor o Electra’, Ayax es un ser excepeional tocado por li ddesmesura (hibris?), tal como lo representa Sofocles, con cierto horror no exento de ad- miraciGn, en su obra Aya (445 aC.) probablemente la trage- dia mas antigua que se eon. Avax serva de este autor, En el si- ‘elo xvi, Juan de Ia Cueva es- cribié un romance que tiene como protagonista a este hé- roe: Tragedia de Ayax Tela~ ‘mon (1588). El tema del re- parto de las armas de Aquiles es tratado por Hernando de Acufia en Contienda de Ayax Telamonio y Ulises por as ar mas de Aquites (Segunda mid del siglo xv). En 1810, el italiano Ugo Fos colo titula Ayar una obra de fema mitoldgico en la que al {gunos comentaristas ereyeron identificar a Napoledn Bona- 80 parte en el personaje de Aga men6n; a su brazo derecho, Fouché, en el de Ulises; mien: tras, el personaje de Ayax seria tuna transposicion del general Moreau Yaenel siglo xx, An- dré Gide escribid otra Avax donde el héroe aparece earac- terizado como un. personaje ‘euyo evidente valor no deja de ‘ocultar cierta zaliedad, sobre todo cuando se le compara con Ja sutileza que despliega Uli- + Teon. Ayax tlevando a Aqui- Jes, grabado de la Biblioteca "Nacional de Madrid. BACANTES Mujeres que en Tebas’,arre- batadas por el delirio dionisfaco, formaban cortejos donde canta- ‘ban y danzaban con los cabellos sueltos y el pecho desnudo, ape- nas cubiertas con pieles de 70- 119, Lanzaban el grito sagrado, «(Evohé!», sacudian la cabera en todas ditecciones y, poseflas por una fuerza sobrehumana, persegufan alos animales salva- jes que luego devoraban crudos. Fueron muy pronto confundidas con las ménades, las ninfas* que criaron a Dioniso’,y la leyenda les atribufa la facultad de hacer manar de los drboles leche, vino ymiel =F BACO, PENTEO, ¢ Lengua, El érmino bacante sievi6 originariamente para de- signar a las sacerdotisas de Dioniso, Mas tarde se aplico a a mujer libertina y lbriea (Es la primavera hermosa, Bacante an bajorrliove, Madd, ‘Museo del Prado laseiva, blanca, inquita... Pro vocativa rie como bacante loca», Rubén Datta), + Lit, Las bacantes de Tebas proporcionan a Euripides el ar BACANTES ‘gumento de la pieza que lleva su nombre (406 a. C.):en ella se presenta a estas mujeres pre sas del furor de Dioniso que, ‘convertidas en instrumentos de Ja venganza de este dios, des- pedazan a su rey Penteo*,cas- tigando asf el escepticismo de Jos tebanos. La mayorta de las veces aparecen asociadas a Dioniso, Los romanos evocan sobre todo su delirio: Catulo en Atis, 23, y Ovidio en las Metamorfosis (siglo 1a. C.), © Ticito en los Anales, XI, 31 (siglo u d. C). Virgilio, en el canto IV de la Eneida, com- para Ia locura amorosa de Dido® a la de las bacantes y, por la misma época (siglo a. C), Horacio describe en su Oda I, 19, los milagros que realizaba el conejo. En general, su posteridad lite- raria esté Tigada a la de Di niso, Citaremos el poema en prosa de Maurice de Guérin tulado La bacante (1862), El capitulo 68 de la novela de Julio Cortézar Rayizela (1963), eserito en un Tenguaje inven- tado por el autor al que deno- ‘mina «gliglico», incorpora el arito que las bacantes utili ban para aclamar a su dios ‘como culminacién de una des- cripeidn evidente de amor ft 2 sico en la que el texto va ad- guiriendo un ritmo cada ver ‘mis acelerado: «(..) la jadeho- ante embocaplubia del orgu- mio, los esproemios de! mer- pasmo en una sobrehumitica ‘agopausa. ;Evohé! ;Evohé! El sentido total del texto solo se completa con la compli dad del lector, cuya imagina- cién va dando et significado exact a cada una de las pall bras inventadas, > DIONISO, ORFEO. + Teon. Son un motive muy frecuente en los vasos y co- pas griegas (siglo Iv, Paris, Louvre), donde figuran solas 0 ‘en compafia de Baco”. Frago- nard pints una (siglo xvu, Avili6n). Rodin, Bacantes ‘abrazadas, siglo xix, Par Bacante, bajorrelieve griego, Madrid, Museo del Prado, Se Jas representa tradicionalmente semidesnudas (0 leyemente cu biertas con pieles de animales © velos transparentes), con los cabellos desordenados y ba Jando acompaitadas de cfmba- Jos. Tiziano, Bacanal,h. 1518, Madrid, Museo del Prado; An- dré Lhote, Viaje de placer, st slo xx, Paris. Picasso, en su etapa cubista, pinté una Baca nal inspirandose en Poussin ca94a), 8 # Cin, Jean Cocteau, en su cima Orfeo (1949), ofrece una visi6a original de elas con el Club de las bacantess, reser vado exelusivamente a muje- res, una especie de grupo fe- minista avant Ja lettre cuyos ‘miembros aracan y matan vio- lentamente al poeta, acusado de despreciar a las mujeres, conforme al esquema mitico. En 1960, elrealizador Giorgio Ferroni se inspiré en In trage- dia de Euripides —de Ia que conserva, incluso en la ficha \éenica, el canto del coro en ‘off— para su pelicula Las ba- antes, que gira en toro a la rivalidad entre Penteo y Dio- iso (—> LIT) BACO Baco era otro nombre de Dioniso*, dios del vino. Este nombre, a veces escrito Yaco, aparece por primera vez.en Sé- focles (Edipo rey, verso 211) y es probablemente de origen ra- cio. Los romanos lo tomaron de los griegos bajo Ia forma Bacchus ¢ identificaron a Dio- niso con una antigua deidad itdlica, el Liber Pater (literal- mente, «el padre libre»), cuyo nombre se relacioné con el apodo griego de Dioniso, Lyaeos, que significa «el libe- savas rador». Las fiestas religiosas en su honor recibfan el nombre de bacanales; en estos festejos, efectivamente, las costumbres «se liberaban» hasta tal punto que en 186 a. C. estallé un es- céndalo seguido de un sonado proceso en el que se vieron im- Plicados siete mil hombres y mujeres, varios de los cuales —enttre ellos cuatro sacerdo- tes— fueron condenados a muerte. En lo sucesivo, las ba- canales estuvieron sujetas are- glamentaciones muy estrictas > DIONISO, 4 Lengua. L palabra bacanal se ha convertido en téemino si- ngnimo de orgia, designando también, por extensién, al al- boroto ruidoso de los juerguis- tas, Una cancidn bdguica es una ‘eanci6n de taberna en la que se ceantan Jos placeres de la be- bids > nacantes. 4 Lit, © Icon. ~ vi0Niso, BAUCIS ‘Mujer frigia, esposa de Fi- Jemén, transformada en dtbol. Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo erecfan sobre tina montaiia de Frigia dos dr- boles muy préximos, un roble Baucis y un tilo. Segtin Ovidio, que nos refiere su historia, Jipiter, protector de los huéspedes, quiso averiguar un dia si los frigios practicaban Ia hospita- lidad. Por ello bajé a la tierra en compafifa de Mercurio" y, disfrazados como pobres via Jeros, empezaron a recorrer la ‘comarca. Ninguna puerta, si embargo, se abrié a los su- puestos vagabundos. Cuando ya desesperaban de encontrar la virtud buscada entre aque- llas ariscas gentes, dieron con ella, por casualidad, donde menos hubieran pensado: en tuna modestfsima choza donde vivia una pareja de ancianos, Filemén y Baucis. Los dioses’, irritados por el. comporta- rmiento de los trigios, hicieron ue las aguas sepultasen la co- marca, salvando sin embargo la casa de Filemon y Baucis y transforméndola en un templo. Los esposos expresaron ante los dioses su deseo de morir juntos y estos accedieron. Un dia se cubrieron de follaje y solo tuvieron tiempo de de- cirse adiés antes de convertirse en drboles. + Lit. El episodio aparece re- latado con sugerente belleza en Ovidio (Metamorfosts, cn VIII, 616-715). La historia de Filemgin y Baucis se evoca a ‘menudo en la literatura como ejemplo del amor que sobre: vive a In vejez y perdura hasta la muerte. El tema de- sempena un papel importante en Goethe, en particular en cl segundo Fausto (1830), donde presenta el modelo de tuna pareja piadosa y modesta ccuya muerte en comin cierra como un broche toda una vida de amorosa convivencia, Frecuentemente aparece tra tado también de forma humo: ristica, en Proust por ejem: plo, sobre todo en La fugitiva (1925), donde la pareja for mada por M. de Norpois y Mime, de Villepatisis, con- movedora y ridfeula, fun ciona como ‘cide contcs- punto al amor desdichaclo del narrador. El tema esta presente también, ‘aunque con un humor much ‘mas negro, en la pieza de Su: uel Beckett Final de partido (1957), donde los ancianos ps: des do Hamm, relegados al ol ‘vido en unos cubos de basura, se profesan una ternura gro- tesca que manifiestan siempre ‘que tienen ocasién, poniendo ‘en evidencia el carcter irriso- rio del amor. 8 ¢ Ieon. EI Bramantino, File én y Baucis, sighos x¥-x Colonia: Rubens, Patsaje tem- pestuoso con Jipiter, Filemin 1y Baucis, . 1640, Viena. ‘¢ Mis, Gounod. Filemdén y Baucis, 6pera, 1860. BELEROFONTES Hijo de Poseid6n’, descen- dia por via materna de la fami- lia real de Corinto. Su padre humano», el rey Glauco, era hijo de Sisifor, Belerofontes consiguié domar a Pegaso’, el caballo alado, gracias a una brida de oro que le habia pro- porcionado Atenea. A lomos de Pegaso, el héroe* levard a cabo diversas hazaias. Belerofontes habia causado involuntariamente la muerte de un hombre y tuvo que exiliarse de su tierra, pues todo homic dio es una tacha sobre el culpa- ble que exige expiacidn. Se re- fugi en la corte del rey de Ti- rinto, Preto, que lo acogié en st casa después de purificarle de su crimen, Pero la reina Este- nebea se prend6 de él y, despe~ ‘chada por haber sido recha- ada, le acus6 de haber inten- tado seducirla. Preto, a quien Jas leyes de la hospitalidad im: pedfan dar muerte a su hués- ped, decidié enviar a Belero- [BELEROFONTES, fontes a su suegro Yobates, rey de Licia, en Asia Menor, con tuna carta sellada en la que se le pedia matar al mensajero, Y6- bates le recibié amistosamente, pero no leyé Ia carta hasta el rnoveno dia de la llegada de Be- Jerofontes. Como las eyes de la hospitalidad le impedfan a su ver ejecutar por sf mismo Io ‘que la misiva pedfa, encargé a Belerofontes que librase a su pais de Ia Quimera’, un mons- truo* hibrido que escupia fuego yy devoraba los rebaiios de sus tierras, con la esperanza de que muriese en la empresa Pero Belerofontes, montado s0- bre Pegaso, consigui6 matar al monstruo. Y bates le envio en: tonces a luchar contra los bel ccos0s s6limos y més tarde con- tra las amazonas’. El héroe salié victorioso de ambas cam- ppafias y de una emboscada que le tendieron los guerreros del rey Yébates, Este, maravillado de las hazafias del héroe, re- nnuncié a matarlo y reconocis su origen divino. Le dio a su hija en matrimonio, haciéndole heredero de su reino, Belerofontes vivio feliz lar- gos ais y tuvo dos hijos y una hija, Laodamfa que, fruto de sus amores con Zeus", concebi- ra a Sarpedén, e héroe troyanio BELONA al que la Miada muestra com- batiendo gloriosamente por su ciudad antes de caer bajo la es- pada de Patroclo. Pero Belero- Fontes, henchido de orgullo por sus éxitos, mont un dfa sobre Pegaso con la loca pretensién de alcanzar el Olimpo". Zeus, para castigar su soberbia, envid un tébano que picé al caballo alado, el cual, corcoveando asustado, desmonts a su jinete. Belerofontes se precipité al va- fo y cayé a la Tierra, donde err6 solitario y miserable el resto de sus dias, Esta leyenda ofrece analo- fas evidentes con los mitos de Heracles® y Perseo*, En el pri ‘mer caso, por la mancha origi nada por un crimen y las prue- bas sucesivas que se imponen al héroe para la expiacién de este. En el segundo, por la si- militud de situaciones: el mons- ‘truo, simbolo del cans’ de los primeros tiempos —Quimera, gorgona’ 0 dragén—, es ven- cido por un héroe procedente del cielo, funcién. simbélica que cumplen tanto tas sandalias aladas de Perseo como el Pe- aso de Belerofontes. Pero, al contrario que estos dos héroes, que conseguirin elevarse hasta el cielo Heracles adquiriendo Ja inmortalidad y Perseo al ser 86 convertido en una constela- cién—, Belerofontes representa el fracaso de esta aspirucion as- censional, A esta interpretacién espiritualista se afiade otra mo- ralizante, familiar para los grie- £205, que ve en este mito el cas- tigo del hombre que se deja llevar por el orgullo y 1a des- ‘mesura, —> HIBRIS. 4 Lengua. Belevofontes fue el ‘nombre con que se bautiz6 al navio inglés donde Napolesn Bonaparte fitmé su rendicién e115 de julio de 1815. ¢ Teon. Belerofontes y Pe- -gaso, relieve antiguo, Roma, Palazzo Spada; Rubens, Bele rofontes matando a la Qui- ‘mera, siglo xvi, Bayonas Coe teau, Belerofonses montando a Pegaso, siglo xx, Menton, e- ccho del Ayuntamiento. Mais. Lully. Belerofontes, pera, 1679, BELONA Diosa romana de la guerra (bellum, en. latin, significa -«guerra>), es, segsin la mitolo sia itdlica, hermana 0 esposa de Marte’. Su aspecto amedren- taba: se la representaba cubierta ‘com un casco y una coraza y af- mada con una antorcha, una lanza y una maza o un latigo. a # Lit, Véanse las observacio- nes de Aulo Gelio (Noches dii- as, XII, 23 y ss.) del siglo u ve ¢# eon. Rodin, Belona, busto, retrato de su mujer, 1880, Pa- ris. El euadro del aduanero Rousseau titulado La guerra (1894, Museo de Orsay, Pars) representa a una furia", mon- lada a caballo y con una antor cha en la mano, recortiendo ‘enloquecida un campo de bata- lla sembrado de cadaveres. BESTIARIO El animal, eal o Fantéstico, cupa un importante espacio en Ja mitologia junto a dioses y héroes*. A todos nos resultan familiares las figuras del perro Cerbero", el caballo Pegaso’ o de la loba Capitolina romana, y las artes figurativas han pro- poreionado innumerables re- ptesentaciones de ellos. No hay que olvidar el papel que du- ante toda la Antigdedad de- sempenis el animal como vic- lima de sacrificios, aunque se trata en este caso de un aspecto puramente religioso. Su lugar en la civilizacion grecorromana difiere sensible mente del que ocupa en otras culturas antiguas, donde los dioses aparecen frecuentemente BESTIARIO Las serpientes en la escultura rion: ‘Hercules nio estrangulando a una serplente, Roma, Museo Capitolina representados bajo una forma ‘animal (en Egipto, por ejemplo, encontramos a Horus, el dios hhaleén; a Anubis, el dios cha- cal, ete.). En el helenismo, donde el hombre es la medi de todas las cosas, los dioses se coneebiriin muy pronto bajo ‘una apariencia puramente hu- ‘mana, El animal ya no se asi- mila al dios, sino que queda re- ducido a un simple atributo de este, simbolo de su earicter es- pecifico (como la cierva de Ar- temisa’) 0 auxiliar en el ejerci- cio de su poder (como el iguila de Zeus* devorando el higado BESTIARIO| de Prometeo). Solo ciertas di- vinidades menores pertenecen todavia parcialmente al mundo animal, ya sean terrestres como Pan*, 1s sitros®o los silenos", © marinas como los tritones @ PoseIDON 0 PosiDAN), las nereidas’o las sirenas" Es cierto que las divinida- 4des mayores adoptan, en oca- siones, una forma animals en la ‘epopeya homérica’, por ejem- plo, vemos a Atenea’ transfor- marse en ave (buitre, golon- drina...),y son sobradamente conocidos los miltiples «dis fraces» que utiliza el capri- choso Zeus en sus aventuras amorosas, El sefior del Olimpot se convierte en toro para raptar a Europa’, en cisne para unirse a Leda’, en Sguila para raptar a Ganimedes*, en serpiente para hacer suya a Proserpina’, en cu- clillo posadlo sobre el regazo de Hera’... Pero se trata siempre dde metamorfosis® pasajeras que no afectan a la naturaleza ple- namente antropomérfica de la divinidad. ‘Muchos aspectos aparente- mente extrafios 0 anecdéticos de la mitologia clasica se expli- can cuando se os relaciona con cconcepciones religiosas mas ar- caicas ligadas al simbolismo de los animales’, que a su vez ha 88 evolucionado con el transcurso de las eras (seria el caso, por ejemplo, de 1a serpiente 0 del caballo). Particularmente ilu- minadora en este sentido es la oposicién entre divinidades cctGnicas® (ligadas a la Tierra), herencia de los cultos a la ma- dre Tierra practicados por los pueblos agricultores del Medi- terrineo prehelénico, y las di- vinidades uranias (celestes) de los pastores indoeuropeos Ile- gados mas tarde. La serpiente es el animal que simboliza por excelencia el poder de las fuerzas teliricas. Portador de lox poderes benefi- cos de la Tierra, es un animal sagrado, garante de la fecundi- id, compatiero de Deméter; dotado de virtudes sanadoras, cs el atributo de Apolo’ y el de Asclepio*. Fiel guardizin de los tesoras de lox dioses, tiene a su cargo la vigilancia de las man- zanas de oro de las Hespérides® el vellocino de oro" de la Cél- quide. Vinculada al mundo subterraneo, representa a me- rnudo el espiritu de los difun- tos, como por ejemplo en la Eneida, donde aparece como encarnaci6n del alma de An: quises, padre del héroe. En Roma figura sobre el altar fa- milliar, encarnando al «genio» ¥9 del duefio de la casa. Pero su simbolismo es ambiguo, pu- diendo estar también ligado ala muerte y a las fuerzas mall cas, siendo este el aspecto que privilegi posteriormente el in- Consciente colectivo occidental Serpiente 0 dragén, es el ins- tamento funesto de los dioses una serpiente mata con su ve- neno a Euridice; Laocoonte*, sacerdote saerflego, muere as- fixiado junto a sus dos hijos por dos serpientes monstruosas en- viadas por Apolo; solo gracias su fuerza divina el joven He- racles* consigue salir victorioso de las que le envia la vengati va Hera. Muchos monstruos* poseen atributos serpentinos, desde la cabellera de Medusa hasta la cola de la Quimera’. El mito de Apolo dando muerte en Delfos a la serpiente Pitén” e ‘nstalando en su lugar su propio oréculo es posiblemente el re~ lato mitico que manifiesta con mayor claridad la victoria de una divinidad urania sobre una divinidad cténica més antigua, > MONSTRUIOS. Los pjaros, evidentemente, poseen afinidades claras con Jos dioses de las alturas, y el Aguila, el pajaro rey, se asocia naturalmente a Zeus. Bra, se- gin se decfa, el tinico animal BESTIARIO| ‘que podia mirar la faz del Sol Reyes y grandes guerreros apa- recen como protegidos del Aguila (ver las vidas legenda- rias de Alejandro Magno, de Rémiulo, de Escipién «el Ati- ano», de Mario...), y como simbolo de la omnipotencia re- apareceré tanto a la cabeza del ejército romano como en los blasones de los imperios mo- demos, Otros dioses olfmpicos* tienen un pajaro como atributo ‘© emblema: Afrodita’ la pa- oma, Hera el pavo real, Atenea Ia lechuza, simbolo de la vigi- laneia y la sabiduria. En la época clasica, el ca- ballo era percibido como un animal de cardcter celeste: Ios corceles radiantes que arrastra- ban el carro del Sol; Pegaso, el caballo alado que permiti6 a Belerofontes* tiunfar sobre la terrible Quimera y sobre las amazonas’. Pero otros muchos ‘mitos muestran huellas de con- cepciones més antiguas en las que el animal aparece ligado 2 las potencias cténicas: Hades” tiene un tiro de caballos negros y, cuando se produce la disput entre Atenea y Poseidn” por la soberania dei Atica, el dios de los mares golpea la tierra con su tridente y hace brotar del suelo un fogoso semental, sim- BESTIARIO bolo guerrero. Poseidén adop- tard precisamente la figura de tun caballo para unirse a Demé- ter —a su ver transformada en yegua— y engendrar al caballo Arion. Hécate-, divinidad infer- nal, se aparece ante los hechi- ceros bajo el aspecto de una yegua El toro, simbolo de fuerza y de fecundidad, recibfa en la Creta micénica un culto que se sittia en los orfgenes de la le- yenda del Minotauro’, La vic- {oria sobre el toro sera una de Jas pruebas obligadas del héroe, como su triunfo sobre la ser- piente-dragén y, en menor grado, sobre el edn. La impor tancia simbélica del toro, sin ‘embargo, ird deeteciendo con {el tiempo. —> HERACLES, IASON, TEAS, TESEO. itros muchos animales fi- guran en los mitos: el perro (Cerbero), el jabalf (de Eri- manto 0 de Calidén), el car- nero, el chivo, el buey 0 la ter- nnera, Muchos de ellos son seres fantasticos, hfbridos diversos como los centauros*, 1a Qt mera, los grifos consagrados a Apolo, con cabeza y alas de ‘guila y cuerpo de leén. Mas fabulosa si cabe es el ave Fé- nix’, Unico ejemplar de su es- pecie, que después de una larga 0 vvida se inmola a s{ misma so- bre una pira ardiente y renace de sus cenizas, motivo que re- cuperaré el arte paleocristiano como simbolo de resurreccién o de la regeneracién conferida a través del bautismo, — Ac- ‘TEON, AQUILES, ASCLEPIO, DIO- [NISO, HERACLES, 10, MELEAGRO, VELLOCINO DE ORO. Como ha podido verse, la funcién de los distintos anima- Jes que aparecen en los mitos es ‘unas veces negativa y otras po- sitiva. Negativa, porque encar- nan la brutalidad y las fuerzas del caos” dominadas por los dioses y los héroes, o bien por que funcionan como instra- mentos de la venganza divina Positiva, porque son déciles servidores, simples vehiculos de los dioses, como los cisnes de Afrodita, o intérpretes de lt voluntad divina durante las pricticas adivinatorias. En oca- siones aparecen como gua del héroe, sefialindole el emplaza- miento prescrito para fundar tuna ciuclad proporciondndole os medios para cumplir st sin (las palomas de Venus’ conducen a Eneas* hasta la rama de oro). Su funcién nutri- cia es sobradamente conocida: lacabra de Amaltea* amamant6 al pequefio Zeus, una osa ali- or rment6 a Paris” y una loba cuidé de los gemelos Rémulo y Remo (menos conocida es la cierva que amamanté a Télefo, hijo de Apolo). En cuanto al mundo marino, sefalaremos la funcién tutelar del defn, favo- tito de Apolo, que salvé la vida {el misico Arién, episodio que se convertiré posteriormente en ‘modelo de otras muchas y con- movedoras historias BIENAVENTURADOS ‘Seatin Hesfodo, algunos hé- toes" 0 semidioses" (> EDAD D1 (0X0), al morir-no iban a los In- fiernos’, sino a unas islas mit cas denominadas islas de los Bienaventurados o islas Afor- tunadas, situadas en el extremo occidental del mundo cono- eid. 4 Lengua, En Ja Antigtiedad y durante la Edad Media se dio cel nombre de islas Afortunadas © Bienaventuradas a las isles Canarias. EI primero de ellos sigue utilizandose frecuente~ ‘mente en la actualidad. BOREAS Personificacién del viento del Norte, uno de los cuatro vientos. principales junto a Euro, Noto y Céfiro*. Es hijo BOREAS de un titin y de ta Aurora, Rapt6 ala hija de Brecteo", Ori- tfa, de la que tuvo varios hijos: Quione (nieve), Aura (brisa), Zetes y Calais, llamados tam- bién Ios Boréadas (> ARGo- NauTAS). Su morada se loca- lizaba en Tracia, para los ariegos la regiGn fria por exce- lenciz. Era el mas poderoso de los vientos y su violencia ha sido evocada por todos los poetas desde Homero. Se le re- presentaba bajo los rasgos de tun anciano barbado con alas en laespalda, los eabellos cubier- tos de nieve y una tinica flo- tante. Se corresponde con el Aquilén latino. ¢ Lengua. El nombre del dios se ha convertido en nombre comiin, el béreas, para desig- rar al viento del Norte, aunque su uso es casi exclusivamente liverario, El adjetivo boreal se aplica alo relativo al extremo Norte: aurora boreal, tieras boreates. También se ha dado el nombre de béreas a un in secto que vive en los neveros {el norte de Europa y en los Alpes. 4 Teon, Béreas y Oritia,lien- zos de Rubens (siglo xvu, Viena) y de Boucher (1769, Kimbell) BRISEIDA BRISEIDA, ‘Cautiva favorita de —> aguie us, BUSIRIS Rey de Bgipto extremada- mente cruel que {ue muerto por Heracles’. Busiris reinaba como tirano en Egipto, de donde habia expulsado a Pro- eo", Intent6 raptar a las Hes- pérides*, célebres por su be- lleza, Para apaciguar a los dio- ses’ y devolver la prosperidad 92 su pats, que attavesaba por un periodo de malas cosechas, Busiris sacrficaba a Zeus' los extranjeros que pontan el pie en sus tierras. Un dfa, Hera cles se encontré formando parte de las victimas que iban ‘user sacrificadas, pero consi- uid romper sus ligaduras y mat6 al tirano, + eon, Hércules castigando «a Busiris, copa griega siglo Vi 2.C., Louvre. cADMO, Fundador de la ciudad de ‘Tebas". > HARMONIA, TEBAS, CADUCEO Cayado de oro que Apolo” regal6 a Hermes” a cambio de la siringa, y que se convirtié Para este en el simbolo de sus funciones de heraldo de los dioses'. > ASCLEPIO, HERMES, ins, CALCANTE Adivino oficial del ejército sriego durante la guerra de Troya"; originario de Micenas, ta nieto del dios Apolo, de quien recibié el don de predecir €f futuro, Sus profeci tanto la preparacién como el desarrollo de la campaia, AL parecer, el mismo Agamendn? habia acudido en persona a so- citar su ayuda para la expedi- ¢ién que capitaneaba como rey de reyes», Hermes portando el caduceo en su ‘mano detecha en Mercurio foronce florentin), Madrid, Museo Lazaro Galdiano cauPso ‘Cuando Aquiles’ apenas te- nfa nueve aiios, Calcante anun- ci6 que Troya no podrfa ser to- ‘mada sin su presencia ni la de Filoctetes’. En Aulide, gracias alos presagios de un sacrificio, cLadivino predijo que la ciudad ccacrfa en el transcurso del dé- ‘cimo afo de la guerra. Fue pre- cisamente Calcante quien exi- gi6 a Agamendn el sacrificio de su hija figenia” para apaciguar Taira de la diosa Artemisa’, que retenia inmovilizada a la flota griega en el puerto de Aulide. ‘Cuando ya corra el décimo ato de combates ante Tos muros de Troya, Calcante desvel6 que lacélera de Apolo solo se apa- ciguarfa cuando Agamenén de- volviera a la cautiva Criseida su padre, sacerdote del dios protector de los troyanos. Su prediccién sera el origen de la violenta disputa que enfrentaré 4 Aguiles y Agamensn por la posesién de Briseida, cautiva Gel primero, Algunas version por ttimo, atribuyen a Cal- ante el ardid que permitiré a los aqueos tomar Troya: el ca- ballo de madera en cuyo inte- rior se camuflaré un contin- gente de guerreros griegos. Después de la caida de la ciu- dad, Calcante predijo que el re- torno de los vencedores seria 94 azaroso y se neg6 a embarcarse con ellos. El adivino consiguié egar por sus propios medios a Colofén, ciudad de Asia Me- nor, donde encontré a Mops nieto de Tiresias™ y también adivino, Un oréculo, sin em- argo, habia predicho a Cal- infe que morirfa el dia en que su camino se cruzara con el de otro adivino més habil que é) Los dos hombres compitieron entre sf, venciendo Mopso. Caleante, hundido por la de- rrota, muri6 poco después de tristeza, o puede que incluso se suicidara, Sus compatieros lo enterraron cerca de Coloféin. ¢ Lit Cates desempeta in ope conan sl poets hométcor sin a Piet ox inns ian tad obras eseénicas eh genera cayo argument parte de cc soyane @ is, En La bella Helena Sperabufa de. Oenbach (F864 abi avin es ob jeto doen chise.planends Esta ninfa’, a menudo cor: siderada hija de Helio" y de Perséis y hermana por tanto de Circe’, vivia en la isla de Ogi- 95, ia, en el Mediterréneo occi- dental. Su morada era una mensa gruta adornada de sun- tuosos jardines y poblada de ninfas hilanderas que la ameni- zaban con sus cantos. Ulises? desembarcé en su isla después de un naufragio y Calipso le acogié amorosa y le retuvo a su Jado durante diez aos. Zeus, accediendo a las stiplicas de Atenea’, que vefa languidecer a su protegido en la isla de la ninfa, perdida ya su esperanza de regresar a ftaca, envi6 final- mente a Hermes* para que or- denase a la ninfa que le dejara partir. Calipso tuvo que resig- harse a perder a su amante y ayud6 a organizar la partida del héroe*. Lengua. EI recuerdo de la Odisea debi inspirar al co- ‘mandante Cousteau el nombre con que bautizé a su famoso bareo oveanogréfico, el Ca- ipso. EI nombre de esta ninta de signa también a.una cancién y danza propia de las Antillas Menores. Lit El canto V de Ia Odisea ‘muestra aula ninfa de cabellos ensortijados» cantando e hi- Jando con su «rueca de oro» en ‘medio de eun bosque de cipre= cAUIPSO ses pablado de pijaros im. gen idflica que se opone a la desesperacion de Ulises ( uses, Leon. Ulises y Calipso, te sacota de Tanagra, época he- lenistica, colecci6n privada. # Mas, José de San Juan, Te Jémaco y Calipso, zarzuela burlesea, 1723, sobre texto de José de Canizares. CALISTO Ninfar de Arcadia’ que sus- cité Ta pasién de Zeus" y fue transformada en osa. Calisto era una ninfa de gran belleza (kallisté, en gtiego, significa «muy bella») compafiera de Artemisa’. Habia_prometido conservar su virginidad y, como su seftora, pasaba su tiempo errando por los bosques persiguiendo animales salvajes Zeus la vio y queds prendado de ella, y para seducirla adopts los rasgos de la propia Arte- sisa: Un dia que lnidiosa y su séquito de ninfas fueron a ba- fiarse a un manantial, queds al descubierto el secreto de Ca- listo: cuando la ninfa se desvis- 1i6, su cuerpo revels que estaba yaeencinta de Arcade, fruto de ‘Sw unién con Zeus. Artemisa la repudié y Hera’, celosa, la transformé en una osa. Seziin otra versién del mito, fue la 96 propia Artemisa quien realizo Ja metamorfosis* de su antigua compafiera. Calisto" murié du: rante una partida de caza y fue colocada en el cielo, convertida en la constelacién de la Osa Mayor. ¢ Lit, Este motivo de la poesta alejandrina fue desarrollado mds extensamento por Ovidio (Meramorfosis, M1, 410). En tuna de las ftbulas de el Laurel dle Apolo, de Lope de Vega (1629), titulada «E! bao de Diana», presenta el autor el episodio del descubrimiento del embarazo de la ninfa y los amores de esta con Zeus. + eon. Calisto aparece repre: sentada bien en el momento en que es seducida por Jupiter que ha adoptado los rasgos de Diamar (Rubens, Jipiter-y Co- list, b 1610, Cassel), 6 bien €en el momento en que Ia diosa descubre el desliz de su eom- pafiera (Diana y Calisto: Ti- iano, 1556, Edimburgo: Ru- bens, siglo xv, Madrid, Mu sco del Prado). 4 Miis, Francesco Cavalli Ce list, 6pera, 1651 (CAMENAS En su origen, las camenas (camenae) eran las diosas®itili- 2 cas de las fuentes, Los poetas la- tinos, posiblemente por parale- lismo (sin valor lingistico) con el término carmen («canto»), las asimilaron pronto a las musas* sgriegas. En poesfa latina, ca- ‘mena es por tanto sinénimo de ‘musa, aunque aparecen ambos nombres. ‘CAMPOS ELISEOS o EUSIOS| Antitesis del Tértaro*, son Japarte de los Infiernos” donde las sombras* de los hombres virtwosos llevan una existencia dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y floridos. Son el marco donde se desarrollan los «didlogos de los muertos», tun género literario que g0z6 de ‘gran desarrollo desde la Anti aiiedad (Luciano, siglo 11d. C.) hasta el siglo xvi. —> 1NeIER- os. # Lengua. Con su nombre se bautiz6 a la mas bella avenida de Paris, que une la plaza dela Concorde con la de la Etoile, cerca de la cual se encuentran varias salas de especticutos due levan el mismo nombre. caos Inmensidad vacfa que, se- iin los antiguos, habia prece- aos dido a la formacién del Uni- verso. En el seno de este abismo primordial coexistfan en cierto modo, estrechamente unidas, dos entidades indefini- bles, la Tiniebla (Erebo") y la Noche (Nicte’), que al sepa- rarse la una de Ia otra, y ambas del Caos, dieron lugar al enaci- miento» de Urano* (el Cielo) y de Geat (la Tierra). En la Biblia encontramos una concepcién andloga del estado previo a la formacién del Universo (ver Genesis 1,2: «La tierra estaba desierta y vaca, y las tinieblas reposaban sobre la superficie del abismo»), Sin embargo, mientras en la concepcién ju- deocristiana la formacién del Universo es fruto de una inter- vyencién divina denominada la Creacisn, para los griegos el Universo no fue «creado» por un Dios trascendente, sino que se formé «por s{ solo», por una especie de generacién espontd- nea, No existen, por tanto, Crea- dor ni criaturas: Jos mismos dioses*, empezando por Urano yy Gea, de quienes surgieron to- ‘dos los demas, forman parte in- tegrante del Universo. Es una concepeisn radicalmente dife- rente de la divinidad, que ex- cluye toda idea de trascenden- cia} los dioses son inmortales y canIBDIS: poseen unos poderes de los que carecen los hombres, pero, ‘como estos, forman parte «del mundo» y estén «en el mun- do», mientras que el Dios blico es exterior al mundo, que es su criatura, e independiente de él. ‘¢ Lengua. Se ha dado el nom- bre de eaos a toda realidad o situaci6n que se caracteriza por la confusién y el desorden (ea0s molecular, en sentido ft gurado caos politico): del tér- ‘mino se deriva también el ad~ jetivo eadtic. CARIBDIS Esie monstruo femenino vivia sobre una roca del estre- cho de Mesina, que separa Ita- lia de Sicilia, Tres veces al dia, Caribdis absorbfa enormes can- tidades de agua y cuantos obje- tos —navfos 0 animales— flo- tasen sobre ella, vomitindolo todo poco después. Hija de Gea” (la Tieira) y de Poseidsi Caribdis fue primero una joven diosa’ a quien Zeus" castig6 por su voracidad: habfa devorado algunos de los bueyes de Ge- riones que Heracles* haba cap- turado. Zeus la fulminé con un ayo y la arroj6 al mat. Si- _guiendo los consejos de Circe’, o8 Ulises* consiguié eseapar por dos veces del monstrio, la pri- mera con mayor facilidad que Ia segunda, pues esta ve, Ca- ribdis absorbis su navio. Ulises ogré asirse a una higuera que crecfa sobre la roca y, cuando cl monstruo escupié nueve- mente el agua que habfa tra- gado, el héroe* aproveché la fuerza de la corriente generada para alejarse agarrado a un iéstil que flotaba. ‘ALotro lado del estrecho de Mesina hacfa esiragos otro ‘monstruo, Escla, que devoraba a los navegantes que habfan conseguido escapar de Carib- dis, Escila tenfa la parte supe- rior de suv cuerpo de mujer, pero de sus ingles surgtan seis feroces perros con las fauces entreabiertas. Tan monstruosa combinacién era producto de los celos de Circe, furiosa por- que Glauco, un monstruo ma- tino, la habia despreciado en beneficio de la joven ¢ Lengua. Salir de Escila para dar en Caribdis significa librarse de wn peligro para ira ‘cacr en otro mis temible toda 4 Lit, La Odisea, XML, describe a los dos monstruos y cuenta las dificultades que tuvo Ulises 99 para franquear tan peligroso paso. Para los trgicos griegos, {estos monstruios constituyen comparaciones obligadas que se asocian a mujeres erueles, ‘como Clitemnestra”en el Aga- ‘menén de Esquilo (verso 1233) ‘o Medea en la Medea de Buri- pides (verso 1343), donde Ja- ‘sn* identifica a su mujer con la atirrena Escila», Ovidio ro- flere la metamorfosis" de Es- cila (Metamarfosis, XIV), CARITES Estas tres jovenes diosas’, que Roma denominé las gr cias, representan el encanto y la belleza y esparcen la ale- grfa por el mundo, Bufrésine, Aglaye y Talfa son hijas de Zeus’ y Hera’ y frecuentemente se las representa formando un circulo: dos de ellas miran en una direccién y la tercera en otra, Forman parte del corte} de Apolo’ y se dice que tejieron Jas ropas de Harmonia’. Sus atributos son las rosas, el mirto yl dado del juego. 4 Lengua. Su nombre, tanto en latin como en griego, evoca ‘la ver tanto el encanto fisico como Ia benevolencia, 10 mismo que la palabra eypanola gracia. El término carisma, Las tes flies on el enzo de Bot cell La primavera (detall), Forex ‘a, Galeria Antigua y Moderna derivado de la palabra griegn, se tiliaa para designe & la po- derasa seduccicn que un indi Viduo ejerce sobre su entorno. De carisma deriva a su vez el adjtivo carismaticn. (N. B. La palabra caridad, de- siyada del yocable latino ca ‘rs, aquerido, caro», no tiene ninguna relacién con el tée- smino griego,) 4¢ Lit, Hesfodo abre la Teogo: ‘nf. con ta intervencion de las ‘CARONTE cérites, que avalan en cierto ‘modo la voz del poeta. Se las ccelebra igualmente en los him- ‘nos liricos del poeta italiano Ugo Foscolo, Las gracias, re- copilacién de inspiracién neo- clisica dedicada al escultor Canova (1798). # Zeon. En la Antigledad apa- recen frecuentemente repre- sentadas durante su aseo (ce- rimicas griegas, Petit-Palais, Paris). El grupo de las tres gra- cias ha inspirado a numerosos pintores (Botticelli, La prima vera, 1478, Florencia; Rubens, Las tres gracias, posterior & 1630, Madrid, Museo del Prado; Dalf, Playa encantada con tres gracias fluidas, 1938, coleccién A. Reynolds Morse) y escultores (Fuende de las tres ‘gracias, siglo xvmt, jardines del palacio de La Granja (Se- goviay: Carpeaux, siglo xix. Paris; Zadkine, siglo xx, Mu- seo de Arto Moderno, Paris), CARONTE Caronte es el barquero de los Infiernos". Para entrar en el reino de los muertos, las almas deben atravesar el Aqueronte” ‘montadas en su barca. Este an- iano de barba blanca se mues- tra inflexible con aquellas que no pueden entregarle el dbo- 100 lo requerido. En la tradicién ‘etiega, Caronte no es un perso- niaje perverso ni maligno, pero en cambio los estruscos daban el mismo nombre (bajo. la forma de Charun) aun dios sanguinario y cruel que, por ciertos rasgos (nariz. ganchuda, ‘orejas puntiagudas, rostro ges- ticulante), prefigura la repre- sentaci6n cristiana de los de- monios. Este Caronte etrusco aparece en los campos de bata- Ma destrozando a los comba- tientes armado con una enorme ‘maza; en los Infiernos, maltra- taba a los muertos. # Lengua. En os espectécules de gladiadores, se designaba on el témino caronte aun es clavo enmascarado que rems- taba a los combatientes heri- dos. # Lit, En el canto VI de la Eneida, Virgilio oftece un retrato ambiguo de Caronte combinando la representacicn siege y otrusca del personaje Alfonso de Valdés, Didloga de Mercurio y Carén (1528. 1529), -> weno. # Zeon. En el arte antiguo, el tipo griego es el mas frecuen- temente representado; sin em- bbargo, como es evidente, en las cerdimicas etruscas encontrare- 101 mos la otra versin (siglos yu 9), uma de ls cuales muestra a Caronte matando a Ayax con Giuseppe Crespi, Eneas, Ca vonte y la sibila, sigho xvi, Viena. > ésnoeiesniaia, Troya’, y de su esposa Hécuba’, es la hermana gemela de Hé- Teno, dotado como ella de po- deres adivinatorios. Perseguida por Apolo", que se habia ena- ‘morado de ella, Casandra habia prometido entregarse a él a cambio de que el dios la iniciara n las artes adivinatorias. Sin embargo, una vez instruida en esta ciencia, Casandra se nez6 a sersuya y el dios se vengo reti- randoie no el don de la profecia, sing el de la persuasién: todas sus predicciones serdn ciertas, pero nadie la creer Mientras que Casandra en- tra en trance y emite sus onicu- los desde tas simas de un deli- fio que hace que todos la tomen por loca, su hermano Héleno interpreta el porvenir a partir de signos extemos, como el vuelo de Ios pajaros. Seré Héleno quien prediga que Troyar cacré en manos de Neoptélemo gra- ‘CASANDRA ccias a las armas de Filoctetes’, ademas de anunciar a Eneas* la fundacién de Roma’. Las profecfas de Casandra Jalonan el trégico destino de ‘Troya sin por ello alterarto: conoce a Paris’, que haba sido abandonado de nifio y luego consiguié entrar secretamente en la ciudad, y predice las ne~ fastas consecuencias de su viaje a Esparta, donde encontrar a Helena’; anuncia la destruccion de Troya cuando su hermano re- zgresa de Esparta con la esposa de Menelao’; serd junto a Lao- coonte el sacerdote de Apolo, {a Ginica que prevenga a los tro- Yyanos contra el misterioso caba- To de madera que los griegos habian abandonado en la la- rura. Todo es en vano: los ofdos de sus compatriotas permanece- rin sordos a sus advertencias => ENBAS, HELENA, LAQCOONTE, PARIS, ULISES: AA producirse el saqueo de Troya, Casandra es violada por Ayax’ Oileo en el templo de ‘Atenea’, donde habia intentado refuugiarse, Es entregada como parte del botin de guerra a Agamendn’, que la convierte en su concubina, A su regteso a Micenas, el jefe de Ia expedi- cién griega muere victima del complot urdido por su esposa cAsToR Clitemnestra. Esta, ayudada por su amante Egisto, mata también a Casandra, a quien cconsideraba una peligrosa rival. > AYAX, CLITEMNESTRA 0 CLI- ‘TEMESTRA. ¢ Lengua. En Francia, durante la IV Repablica, tos period tas aplicaron el apodo de Ca- sandra a Pierre Mend®s, pol tico euyas prediceiones eran tenidas por exageradamente pesimistas ‘Lit, Gil Vivente, Aw de la sibila Casandra (ropresentado cn 1513), El tema de ln obra es religioso: Casandra recibe un ‘mensaje premonitorio del n cimiento de Cristo que re- chaza, Al conocer el aconteci miento queda, no obstante, transformada. ‘Leon. Casandra, perseguida por Aya, se refgia juno al al- tarde Atenea, copa grieg, 430 a. C,, Louvre; Rubens, Avax y Casandra, 1616, Viena: Pra dier, Casandra, escultura en drm, 1843, Avinn. # Cin, TROVA. cASTOR Hermano gemelo de Pélux. Ambos héroes” son conocidos como los — DIoscuRes. > HELENA, TROYA 102 CECROPE Primer rey de Atenas. > ATENAS (FUNDACION DE). CEFALO, Este semidiés", hijo de Hermes: y de Herse, fue amado por la Aurora (Eos*), pero permaneciG fiel a su es- posa Procris, Esta, enfermiza- mente celosa, quiso espiarlo mientras eazaba, su aficién fa- vorita, persuadida de que acu- df a una cita amorosa. Al ‘comprobar que sus sospechas eran infundadas, Procris salié de los matorrales donde se ha- bia escondido para arrojarse en sus Brazos, Al ofr el ruido, C& falo lanz6 su jabalina pen- sundo que se trataba de algin animal, atravesando con ella a Procris antes de haber podido reconocerla, # Lit. El poeta latino Ovidio, a finales del siglo ta. C.,re- coge dos veces este trégico episodio —sustituyendo por otra parte a la Aurora (aurora) por Ia Brisa (aura}— en las Metamorfosis y en el Arte de ‘amar, donde lo utiliza para demostrar que los celos deben ser desterrados de las relacio- nes amorosas. Jorge de Mon temayor narra, en la égloga 103 segunda de su Cancionero (1554), la fabula de Céfalo y Procris, ala que llama «desas- trada historia CEFIRO Hijo de Eos’, este joven dios personitica el viento del Oeste, unas veces agradable, otras Hluvioso, que anuncia ta Ilegada de la primavera. Fue é1 quien llev6 a Psique" hasta el palacio de Eros’. Los romanos Je llamaron Favonio. © Lengua. EI céfiro es el viento de Poniente y, por ex- tensién, una brisa suave y agradable, Es también el nombre que se ha dado a una tela de algodén ligera y casi wansparemte. # Zeon. Antoine Coypel, Flora y Céfio, siglo xvui, Louvre. parece como un adolescente con alas disfanas y sonrisa casi femenina sosteniendo unas flo- zs en las manos. CENTAUROS Los centauros eran hijos de Tnxi6n’, rey de Tesalia que habia tenido la audacia de desear a Hera’, y de una nube creada por Zeus” a imagen de la diosa, Son unos seres mitad hombre y mitad caballo que viven en la cENTAUROS Centauro luchando, dibujo de J.B. Wicar sone el grabado de J. Mathie naturaleza agreste; se alimentan de carne cruda y cazan a sus presas armados de palos y pie- dras. Sus costumbres suelen ser brutales, sobre todo en relacién ‘con las mujeres y cuando estin bajo los efectos del vino. Tnvitados alas bodas de Pi rftoo, rey de 10s lapitas’, se em- borracharon e intentaron violar ala novia y a las mujeres que habfan asistido a Ja ceremonia, Los lapitas consiguieron yen- ceries en un terrible combate y los expulsaron de Tesalia. La batalla de los centauros y los lapitas es un motivo frecuente- CENTAUROS. mente representado en los tem- plos (— 1coN.) y simboliza el triunfo de la civilizacién sobre la barbarie. + TESEo. El centauro Neso intent violar a Deyanira, esposa de Heracles*, quien persigui6 al ofensor y consiguié atravesarle con una flecha. Antes de expi- rar, Neso convencié a la cré- dula joven de que recogiese su sangre y se sirviese de ella como un filtro de amor. Deya- convencida de que ast conservarfa para siempre el amor de su esposo, le ofrecié una tinica que habia teftido con Ia sangre del centauro. Cuando Heracles se la puso, esta se pegé a su cuerpo pro- duciéndole tan atroces quema- duras que Hevaron al héroe* al suicidio, La tradici6n ha con- servado el nombre de otros dos centauros: Folos, que offecié a Heracles una generosa hospita- Jidad, y Quirén’, famoso por su ciencia y su sabiduria, a quien se contié la educacién de Aquiles'. Ambos ilustran el polo positivo de estos seres mi- ticos caracterizados por su am- bigiiedad, que asocian una parte de animalidad, por to tanto de naturaleza, y otra de humanidad, es decir, de cul- turd. > BESTIARIO. 104 N.B.: Las centauresas (fe- ‘menino de centauro) no tienen tradicién literaria. Son una in- vencién del pintor Zeuis (si- slo V a. C.), aquien siguieron cierto némero de artistas, espe- cialmente en Pompeya. 4 Lengua. La expresion una tiinica de Neso se utiliza para aludir a un dolor moral devo- rador del que vanamente se pretende huir. En ocasiones se aplica la pala- bra centauro a un jinete —0 Jneluso a un motorista— par- ticularmente habit y diestro, {que Forma cuerpo con su mon- ‘ura —o eon su méquina, La cemaura es una planta con virtudes medicinales cuyo des- cubrimiento se atribuye a Qui- rn, De este término deriva aso vez la palabra centaurina, que designa una sustancia que exist en ciertas plantas amargas © Lie. La fortuna literaria de Tos centauros es esencialimente moderna. En el siglo xix a ‘obra mas destacada es posible- mente El centauro de Maurice ‘de Guérin (1840), En esta obra asistimos a la emengencia dela conciencia en un cuerpo entre- _gado por entero al impetu ex berante de la vida salvaje, Le- conte de Lisle en sus Paemas os antiguos (1852), dedica un poema al centauro Quirén, poema de Heredia «Hercules y los centauros» (Los trofeos, 1893) subraya el conflicto en- tre humanidad y animalidad. La figura miftica de los eentau- os encontré también cierto ‘2c0 entre los poetas modemnos de Latinoamérica, como Ru- bén Dario (Coloquio de los ‘centauros, 1887-1908), José Tablada (El centauro, 1894) © Luis Urbina (£1 bao del centauro, 1905). El eentauro puede aproximarse entonces 2 los primeros conquistadores espaiioles o al personaje del gaucho, que forma cuerpo con su caballo. De forma andloza, el cowboy, héroe de los wes- terns americanos, aparece a vveves como un trasunto mo- ddemno de la figura mitiea, ¢ eon. Muchas representa- cones de Tos centauros inssten ‘en su carter brutal: Centauro raptande a una lapita, front6n del templo de Zeus en Olim- pia, 460 a. C., Olimpia; Cen- tauro y iapita, metopas del Partendn, siglo v a. Ci, Lon- dres; Miguel Angel, Combate de cemiauros, bajorrelien 1492, Florencia; Combate de ceentauros y lapitas, friso del templo de Bassué, en Arcadia ‘CERBERO (Peloponeso); Rubens, Com: bate de tos tapitas y los cen- tauros, siglo xvi, Maid, Mu: seo del Pratlo; Centauro lu- chando, dibujo de J.B. Wicar sobre grabado de J. Mathie, si ‘slo xvi; Max Klinger, Com: bate de los centauros, finales del sigho xix, Galeria Goubert, Rubens, El rapto de Deidaia, h, 1636-1638, Madrid, Museo dol Prado. Bourdelle, sin em- bargo, esculpié un conmove- dor Centauro moribundo (fi rales del siglo x1X, Paris). El escultor César, por su pare, exalt la potencia del Ceniauro (bronce, 1988, Paris). A Neso se le representa sobre todo en su intento de raptar a Deyanir: Heracles, Neso y Deyanira copa griega, siglo Va C.. Bos- ton; Guido Reni, Devanira yet centauro Neso, siglo xvi, Louvre. > Quin6x. # Cin. La pelicula El centauro (1946), de Antonio Guzmn Merino, es una transposicion del tema elisico al eampo an- daluz con el toro como prota- gonista > HERACLES. CERBERO 0 CERBERO. Perro monsiruoso que guar- daba 1a entrada de Ios Infier- nos’. Su misién era impedie la ceRES salida a los muertos y la en- trada a los vivos. Su sola pre~ sencia resultaba aterradora: te- nfa tres cabezas, cola de ser- piente y el lomo erizado de cabezas de viboras, Sin em- bargo, fue reducido a la im- potencia por varios héroes* que descendieron vivos a los Infiernos. Es el caso de He- racles*, cuya decimosegunda prueba consistfa precisamente en traer el perro a Euristeo. Hades* habfa aceptado con la condicién de que el héroe re- ddujese al animal sin servirse de sus armas. Heracles lo aferré con sus brazos, impidiéndole respirar, y lo lev6 medio asfi- xiado a su primo. Al verlo, Eu- risteo se escondié espantado dentro de una tinaja y le ros que volviera a llevarlo lo antes posible a su lugar. Orfeo", por su parte, consiguid amansar al animal con la miisica de su lira. En cuanto a Eneas*, segtin cuenta Virgilio (Eneida, can- to IV), consiguié franquear la entrada de los Infiernos gracias a un pastel soporffero que la si- bila arroj6 al monstruo. = BESTIARIO. ‘ Lengua. La palabra cerbero, Yy su compuesta cancerbero, se hhan convertido en nombre co- 106 iin para designara un porto © 8 un vigilante inflexible y 4 Lit. Una de las mis eélebres descripciones de Cerbero la ‘encontramos en el canto VI del Infierno de Dunte (Divina co ‘media, 1307-1321), donde el poeta nos ofrece una aterradira imagen del monstruoso guar din con sus tres faces ba beantes. Solo Virgilio, que guia al poeta, consigue calmar a Cerbero arrojdndole un pu ado de tierra, # Teon. En la Antigiledad aps: rece en muchas piezas de cer ‘mica griegailustradas con lo trabajos de Heéreules (Cerbero conducidlo por Heracles ante Euristeo, hidvia de Cerveter finales del siglo vi a. C. Louvre). El mismo tema ape rece tratado en el lienzo de ‘Zurarin Hercules y el Can- cerbero, 1634, Madrid, Museo del Prado, + Cin, BI monstruo infernal aparece en diversas aventuras de Hercules CERES Diosa’ itflica de Ia agrical- tura, y més especificamente de las cosechas, que los romanos identificaron con la Deméter griega. 107 cIBELES: Fuente de la Cibeles, Madrid ¢ Lengua. De su nombre pro- cede el término cereal y su de- rivado cereatista # Icon. La diosa de la tierra cultivada aparece frecuente- mente representada junto a otras divinidades de la natura- leva: Rubens, Ceres y Pau, Ce- res y Pomona, siglo xvil, Ma- drid. Ceres, escultura romana, Roma, Museo del Vaticano. CIBELES 0 CIBELE Divinidad importada de ‘Asia Menor llamada la «Gran Madre» 0 «Madre de los dio- ses». Cibeles aparece como el origen de todas las cosas, ani- males", hombres y dioses’. Es tuna divinidad de ia naturaleza habita en lugares apartados, bosques y montes, rodeada de animales salvajes y escoltada por leones. Ejerce su imperio sobre el mundo vegetal, y se le encomiendan las labores del campo y la viticultura, Un mito de procedencia también asidtica, del que exis- ten diversas versiones, la pre- senta enamorada del pastor ‘Ati’, que muere a consecuen- cia de una autoemascutacién —que ha dado pie a varias in- cicLores terpretaciones— y es resuci- tado por la diosa, que lo meta- ‘morfosea en pino. En esta le- yenda puede verse un viejo mito de la vegetacién, que samuere» en otofio para renacer de nuevo en primavera en un ciclo siempre renovado. Como diosa de la fecundi- dad, ha sido asimilada en oca- jones a Deméter* y también a Rea’, la madre de Zeus’, espe- cialmente por Ovidio (Fastos, libro IV), El culto de Cibeles, de tipo orgidstico, se introdujo en Roma y dio lugar a manifes- taciones sangrientas en las que los fieles legaban incluso a castrarse, a imitacién de Atis. # Lit, Ronsard, en el soneto «Planto en tu favor este bol de Cibeles...» (Sonetos para Helena, 1572), inspirado en ‘Teserito, recupera el tema del pastor Atis transformado en piino para convertirlo en un simboto de Ia renovacién del amor y un homenaje endtico a a dama amada, > ans. 4 Teon. Muchas monedas de ‘Asin Menor portan la efigie de Cibeles. Citaremos ademés, entre las obras grivgas de la Epoca romana, Cibeles entre ddos Leones y un Busto de Ati esculturas en mérmol, Roma: 108 tuna Kimpara de terracota con bbustos de Cibeles y Als y dos coribantes, Trieste; la escultura romana que representa a Cibe les en su trono, Népoles, y la famosa Fuente de la Cibeles de Madrid, que es, sin duda, tuno de los simbolos de fa ciu- dad. Fue esculpida en el si alo xvi por Francisco Gutig- rez y Roberto Michel # Mis. Aiis,tragedia lirica, iidsiea de Lully, 1676; Pue- cini, 1780. CICLOPES o CICLOPES Estos eres. monstruosos eran unos gigantes* que posefan un nico oo situado en medio de la frente. Suclen agruparse en tres hermandades: [os cfelo- pes uranios, los cfclopes herre- 108 y los ciclopes pastores. Los cfelopes uranios, hijos de la Tierra, Gea’, y del Cielo, Urano*, fueron arrojados al ‘Tértaro” por su padre, asustado de su poder. Su madre y sus hermanos los titanes", encabe- zados por Crono”, les ayudaron a liberarse y con su ayuda des tronaron a Urano, al que Crono habia eastrado. Pero Crono, te- ‘meroso también de su fuerza, Jes arrojé nuevamente a los Im fiernos*. Zeus* les libers deft nitivamente y estos, en agrade- 109 cimiento, le ofrecieron el rayo, el relmpago y el trueno, entre- gando ademés a Hades* un asco y a Poscidén* un tridente. Apolo* les maté para vengar la muerte de su hijo Asclepio*, ya que Zeus habia utilizado el rayo de los cfclopes para fulmi- naraeste, Los efclopes herreros ayu- dan a Hefesto* en las fraguas del dios, situadas en las entra- fias de los volcanes, forjando as armas de los dioses* y los héroes*. A. veces se confunden Con los efelopes constructores, {que construyen las murallas de las ciudades. Los efelopes pastores, dedi- cados al cuidado de sus rebatios de ovejas, son sin embargo pe- ligrosos. Salvajes antropétagos, viven en cavernas ¢ ignoran la piedad. El mas famoso fue Po- lifemo*. —> BESTIARIO, # Lengua. E1 adjetivo ciel peo designa a todo aquello que or su magnitud o tamafto pa- rece un trabajo propio de clopes; se aplica en particular Jos muros de los palacios y ‘monumentos de la época mics nica, construceiones denomi- nadas de . # Lit La Odisea (1X) describe la vida de los efelopes pasto- 0. Retion, Eleiclope, Otero, Koller Mller Museum res, e908 «brutos sin fe ni ley» ‘vidos de carne y sangre hu- manas. Hestodo (Teogon(a, 140), Virgilio (Gedrgicas, IV) yy Horacio (Odas, I, 4) evocan alas efclopes forjando los ra- yos de Zeus. Lox poetas modernos se han inspirado sobre todo en la aventura de Polifemo, Citare- ‘mos la famosa Fibula de Pot- fem y Galatea (1612) de Luis ‘de Géingora, considerada como la sintesis temética y formal del barraco, que fue muy imi- tada en su época; el Polifemo dde Tomaso Stigliani, poema pastoril de principios del si- alo xv, el Brindisi de los c& ‘que reletan la leyenda de Poli- femo y Galatea’, de Antonio Malatest (siglo x1. Por tiltimo, en época moderna, seflalemos un drama de Albert Samain, Polifemo (principios del siglo xx, obra péstuma), La semejanza de Polifemo con los ‘ogres que aparecen en los ‘cuentos ha sido frecuente- mente subrayada. El recuerdo de esta figura miftiea est pre- sente como telén de fondo en ‘muchas leyendas que presen- tan a.un ser monstruoso apri- sionado en una tramp ¢ Icon. Fl ciclope aparece re- presentado frecuentemente en ‘cermicas antiguas. Odilon Re don, El eictope, 1898, Otter, > POLIFEMO, 4 Cin. Los ciclopes hacen una aparicion humoristica en Los titanes, de Duccio Tessari (1961) lor (1 Sob y de Perse, a su vez hija de Océano”, desempefia un importante papel en la leyenda de los Argonautas’ y en las aventuras de Ulises’. Bra her- mana de Eetes y de Pasifae® y tenfa su morada en Ia isla de Ho Bea, que posiblemente habria ‘que identificar con una pent sula italiana. Sirviéndose de sus filtros, transformaba en anima- les* a todos aquellos que holla- ban sus dominios. Tal fue la suerte que corrieron los compa- fieros de Ulises, que fueron convertidos en cerdos cuando desembarcaron en su isla para explorarla, Solo Ulises, gracias alas advertencias de Eurfloco, se libr6 del hechizo. Usilizando el moly, una planta migica que hhabfa recibido de manos de Hermes’, consiguid resistirse a los maleficios de Circe y la ‘conminé para que devolviese a stis compafieros su forma origi- nal. La hechicera, sin embargo, sedujo al héroe’ y lo retuvo ast lado durante un aio, Circe, nalmente, partir y le proporcioné los mi dios necesarios para evitar las trampas de las sirenas’, de Es- la y Caribdis', enviindole por tltimo a que consultara al adi- Vino Tiresias*, —> ULisEs. accedié a dejarlo ¢ Lengua, Una circe designs una mujer de poderoso atrac- tivo, cuya sedueci6n ningin hombre es eapaz de resist. # Lit, La Odisen (X) describe Ia sla y las drogas de la apse fida diosa de cabellos ensori: ut jindos». Hesfodo evoca sus en- ‘santos (Teogona, 956). Ovidio (Metamorfosis, XIV) pinta a «la-eruel diosa rodeada por sus ninfas*, que recogfan flores y plantas», y las metamorfosis™ ‘que es capa de provocar. Vir- illo (Eneida, VII, 799) des- Cribe «el monte de Circe» y Horacio (das 1,7) compara «Penélope y Ia radiante Circe atormentadas por el amor del ‘mismo hombre». Bl episodio que se refiere a Ulises y Circe ha sido inter pretado frecuentemente como ilustracién del conflicta entre Ia inteligencia y a sensualidad, por no decir la bestialidad: asi aparece en la Circe (1624) de Lope de Vega 0 en £1 mayor ‘encanto, Amor de Caldera de Ia Barca (1649). En cuanto al Ulises de Joyce, se hha telacionado en ocasiones el ‘moly, que permite al hérve re sistise alos encantamientos de Circe, con el nombre de ta mujer de Leopold Bloom, Molly; Cree, porsu part, apa- rece como la gerente de una casa de citas En I obra de Ezra Pound (Cantos, 1919-1957), Cree ocupa un lugar significa tivo y simboliza el vinculo en- tte el placer y la muerte. uses. crrera ¢ Mis, Civce,tagedia de apa ‘ato, texto de Thomas Comei- He y musica de Marc-Antoine (Charpentier (1675); 6peras del mismo titulo de Desmarets (1694) y de Bgk (1948). ¢ Cin, > uses. CITERA Isla gricga situada entre el Peloponeso y Creta donde, se- gn la leyenda, Afrodita’ puso el pie, llevada por los cétiros", despues de nacer de la espuma del mar. En la literatura y el arte, la isla de Citera aparece como un paraje encantador consagrado al amor y los pla- ‘¢ Lengua. Bn lenguaje pos tivo, la expresi6n partir para Citera significa entregarse a Jas delicias del amor, © Lit, Nerval, en su Viaje a Oriente (1851), presents la triste realidad de la isla de Ci- {era que habia retorado al es- tado salvaje. Baudelaire, reto- ‘mando este tema en su poema «Un viaje aCitera» (Las flores del mal, 1857), convierte la isla en una «pobre: tierra» donde se alza —suprema rii cculizacién de la leyenda— un sGrdido pattbulo. > arRODITA. ‘CLITEMNESTRA, # Icon, El lienzo de Watteau El embarque para ta isla de Ciera (dos versiones, h. 1717, Louvre y Berlin) hizo comer ros de tinta: algunos vieron en lla alegre partida de grupos «de enamorado hacia la isla del Amor, mientras otros lo inter pretaron como su melancélt co regreso. De hecho, se trata- rfa més bien de una alegoria temporal CLITEMNESTRA 0 (CLITEMESTRA Hija de Leda’ y Tindéreo, rey de Esparta, y hermana de Helena’ y de los Dioscuros’, Céstor y Polux. La leyenda de- cfa que Clitemnestra era la her- mana gemela de Helena, pero mientras que esta serfa en reali- dad hija de Zeus’, que se habi uunido a Leda bajo la apariencia de un cisne, Clitemnestra serfa hija del mortal Tindéreo, Se cas6 primero con Tén- talo*, hijo del rey de Micenas Tiestes, pero Agamensn’, so- brino de este, mai6 a su esposo y a su hijo recién nacido. Cli- mnestra se mostré reacia a aceptar como marido al ase- sino, a quien sus hermanos hi bfan perseguido hasta Esparta, donde Agamenén se habia re fugiado junto al rey Tindéreo. 12 De su unién maldita con Aga- ‘menén, que se habfa convertido en el nuevo rey de Micenas, na- cerdin tres hijos:Ifigenia’, Elec- tra" y Orestes’. -> ATRIDAS. Cuando la flota griega, de camino a Troya’, qued6 inmo- vilizada en Aulide por la au- sencia de vientos, Agamenén, ‘jefe de la expedicién, que debfa traer de vuelta a Helena, espost de su hermano Menelao*,atrajo a su esposa y a su hija mayor a tuna trampa. Con el pretexto de casar a Ifigenia con Aquiles’, preparé en secreto el sacrificio de su hija, condicién que la diosa Artemisa* habfa impuesto para aplacar su ira y concedet los vientos necesarios para la partida de la expedicién. Con- sumado el sacrificio, Clitem nestra fue enviada de vuelta a Micenas, donde empez6 a ali- mentar proyectos de venganza ‘contra su esposo. ‘Durante la guerra de Troya, Clitemnestra se mantuyo en principio fiel a su esposo au- sente, pero terminé dejandose seducir por Egisto, hijo inces- twoso de Tiestes y primo de Agamenén, a quien hizo su amante, convirtiéndole en el nuevo amo de Micenas. Egisto ‘maquinaré el asesinato del «rey de reyes» cuando este regrese n3 victorioso de la campatia de Troya. Seguin las diversas ver- siones de la leyenda, Clitem- nestra pasa de ser simple tes tigo del asesinato perpretado or su amante a convertirse en Smplice, Hegando incluso a herir a su marido cuando este, al salir del bafio, se hallaba in- defenso. Por celos mataré tam- bign a Casandra’, hija del rey troyano Prfamo*, que Agame- 1aén haba tomado como parte del botin de guerra. Siete afios mds tarde, Clitemnestra muere a manos de su propio hijo, Orestes, que impulsado por su hermana Electra vengaba asf la muerte de su padre. $ Lit, > acamtnon, XTRIDAS, 4 Teon, > AGAMENON. # Cin, > ATRIDAS, ELECTRA, IRGENIA, cociro Segtin Virgilio, es el princi- pal rio de los Infiernos’, aunque para otros autores seria un sim- ple afluente del Aqueronte”. En stiego su nombre significa «la- mento». CORE Hija de Deméter-y Zeus” Su nombre signifiea’ «donce~ ‘nono lla». Convertida en reina de los Infiemos’, pas6 a ser designada ‘con el nombre de Perséfone” > PERSEFONE. ‘CORIBAS Otro nombre del dios Sams. ‘COSMOGONIA = THOGONIA. ‘CREONTE, Rey de Corinto, > MEDEA (CREONTE, Rey de Tebas:. —> anré GONA, TEBAS, ‘CRONO Divinidad griega que reiné un tiempo sobre la. tierra, Crono, uno de los titanes*, era el hijo menor de Urano* y Gear, perteneciendo por tanto a la ge- neracién divina que precedié a la de los Olimpicos’. Crono fue el dnico que acudié en ayuda de su madre Gea, la Tierra, a quien su esposo se obstinaba en cubrir permanentemente en un incesamte acto de fecundaciGn, Crono se apoderé de la hoz que Ie habfa dado su madre y cons Js testiculos de su padre. Esta ‘utilacién marc6 la separacién del Cielo y de la Tierra ¢ inau- r6Nico guré el prin Crono. Crono volvi6 a encerrar en el Tértaro” a sus hermanos, los ciclopest y los hecatonquiros (gigantes* de cien brazos). que habia liberado a peticién de su madre, Se unié a su hermana, Jattitinide* Rea’, de la que tavo muchos hijos: Hestia’, Demé- ter, Hera’, Hades" y Poscidn’ Pero como Gea le habfa predi- cho que serfa destronado a su vez por uno de sus hijos, se apresuré a devorar a estos a medida que nacian. Solo es- cap6 el filtimo, Zeus", a quien Rea habfa escondido en Creta después de engaiiar a Crono en- tregindole una piedra envuelta en pafiales. Cuando Zeus crecié se rebel6 contra su padre y lo destron6. Crono, derrotado, fue obligado a devolver la vida a Jos hijos que habfa devorado y a continuacién fue arrojado al Tétaro En la tradicién religiosa 6r- fica, Crono aparece reconci- Jiado con Zeus, reconciliacién ‘que marca el advenimiento de tuna era de paz y abundancia, la edad de bro El culto de Crono tuvo es- ‘casa expansién. Crono ha sido fa veces confundido con Cro- rnos, «el Tiempo» en griego, sin 14 que exista relaci6n etimolégica Los romanos lo asimilaron 2 Saturno* Solfa ser representado bajo los rasgos de un anciano, > SATURNO, ZEUS. # Lit, Wesiodo, Teogonit, 161 # Icon, Una vasija griega del sigho vt (Louvre) muestra 3 Crono bajo el aspecto de un hombre barbado cubiero por tun largo abrigo que recibe de Rea la piedra con la que ha sustituido al niflo Zeus. Crono, esultura romana, Madrid, Mo- se0 Arqueol6gico Nacional. CTONICO Este adjetivo, formado so- bre el sustantivo griego klhén (cla tierra»), se aplica a las di- vinidades que tenfan por mo- rada habitual las profundidades de la tierra (incluso aunque tu- viesen relacién con el mundo superior), especialmente Ha- Hecate” y Persétone”. Es tas divinidades estaban ligadss simulténeamente a las nociones de vida y muerte en la medida cen que los vegetales, fuente y simbolo de Ia vida, hunden sts rafces y extraen su alimento de las profundidades de la tierra. us El animal et6nico por excelen- cia era la serpiente, y como tal figuraba en cl caduceo* de As- clepio’, dios de la medicina, INFIERNOS. + Lengua. El adjetivo aude ono, derivado de la misma raiz griega, se aplica a lo que tha nacido o se ha originado en el mismo Tugar donde se en- ‘cuentra(equivaldria al adjetivo indfgena, segtin la etimologia Jaina). cUPIDO Nombre latino —que signi- fica «el deseo»— que los ro- ‘manos dieron al Eros" griego. = EROS, PSIQUE 4 Lengua. El término eupido se aplica al hombre enamora- diz y galanteador. También se designa con este nombre a las representaciones pictoricas © cescultéricas del amor, 0 amor Grabao de Bartolozi sobre el enzo de Parmigianino Amor labrando su ‘arco, Galeria de Dresde cillos, que lo presentan como tun nino desnudo y alado que suele llevar Ios ojos vendados y va.armado con arco, flechas ¥ careaj. «Tite leon, > exes, rsiQut DAFNE Perseguida por Apolo’, esta ninfa* solo pudo escapar del dios convirtiéndose en laurel, planta a la que alude su nom- bre. Esta metamorfosist, segxin unas versiones, fue obra de su padre, el dios-rfo Peneo, y, se- sin otras, de Zeus’. Desde en- tonces el laurel fue la planta ‘consagrada a Apolo, dios de la sia y las artes. 4¢ Lengua. El mito de Dafne, ‘que explica la atribuei6n sim- Dolica del laurel al dios Apolo, haa dejado las més inesperadas huellas en nuestra lengua. El Jaurel, como planta consagrada al dios de fa juyentud y de Tas ‘artes, se utiizaba para coronar ‘en la Antigtiedad alos vence. dores de los concursos de ‘canto y poesta y tambign alos ailetas, y en Roma se convirtis ‘ademés en un simbolo de vie~ toria que luefan emperadores y enerales. La costumbre se ex: tendi6 a la Edad Media, donde los pootas, artistas y doctores recibfan coronas de laurel, de ahf el verbo lauwrear («pre- mine») y el adjetivo-sustantivo laureado, que ea ta actualidad ddesigna a una persona galardo- nada con diversos premios. La palabra bachillerato, por otra parte, procede de la forma la- tina baccae lauri/atus), que significa «coronado eon bayas de laurel», Hoy, la corona de Jaurel es el emblema det Pre- ‘mio Nobel La expresién familiar dormirse en los laureles, que significa descuidarse o dejar de esfor- arse después de haber triun- fado, iene también su origen en esta asociacién del triunfo con el laurel de Apolo, asocia ‘cin que, por otra parte, si nos remitimos al significado del mito, no deja de resultar para fica: el laurel serfa el re- DAFNIS cuerdo, metamorfoseado pero viviente, de uno de los mas so- nados fracasos de Apolo: su frustrado amor por la esquiva Dati. ‘Lit. El tema de los amores de Apolo y Dafie fue amplia- mente tratado en la poesia de los siglos de oro: Gareilaso de la Vega, soneto XIII («A Dafne ya los brazos le ere- fans), 1526-1536; Diego Hur tado de Mendoza, octava inde- pendiente («Hermosa Dafne, {que convertida..»), primera tmitad del siglo xvt; Juan de Arguijo, Apolo a Dafne, so- nto (1605); Quevedo, Fabula de Dafue y Apolo, A Apolo persiguiendo a Dafne, A Dajne uyendo de Apolo, sonetos esmitficadores (1605): Juan de Tassis, conde de Villame- diana, Fabula de Faeidn, Apolo y Dafne (1611-1615), El toma también fue levado a cescena por Lope de Vega en Elamor enamorado, comedia publicada péstumamente en 1635, ¢ Icon. Son muy numerosas las representaciones de este episodio, tratado, entre otros, or Tigpolo (siglo xvi, Lou: vre) en pintura, y por Bernini (Apolo y Dafne, 1622-1625, Galeria Borghese, Roma) y ug Guillaume Coustou (Dafne, h. 1721, Louvre) en escul: tra # Mis. El laurel de Apolo, zarauela, 1657. DAFNIS Este pastor, hijo del dios Hermest y de una ninfar, estaba cconsiderado como el creador de la poesia pastorl 0 ARCADIA, 4 Lit, La leyenda de Dafnis ha Hegado hasta nosowos so: bre todo a través del poeta ariego Tederito (siglo i a C.). En sus Bucdlicas, V (si: glo ra. C.), Virgilio describe ‘en cantos amebeos (cantados alternativamente por los pas- {ores que intervienen en el pocma) la muerte de Dafnis, seguida de su apoteosis glo- riosa, En el personaje de Daf- nis algunos eruditos ereyeron ver a Julio César, o1ros al poeta Catulo, pero estas inter pretaciones son poco convin- centes. La célebre novela pas- totil de Longo (siglo mt d.C.) Grabado de R. Strange sobre a! lianzo de Triano Dénae, ‘Madd, Museo del Prado titwlada Dafnis y Cloe no tiene ningtin elemento mito- logico y se desarrolla en un nivel estrictamente humano, pese a lo cual los amores del pastor Dafnis y de la bella ba hista Cloe no dejan de recor- dar los de Dafnis y Noma DANAE, Madre de Perseo". Acrisio, rey de Argos, era el padre de Danae; un dia supo por el oricu- lo de Delfos que morirfa a ma- nos del hijo de Danae y desde ese momento recluyé a su hija en una torre de bronce. Dinae, sin embargo, fue seducida por Zeus", que se uni6 a ella meta morfoseado en Muvia de oro. De su unién nacié Perseo. = PERSEO, 4 Lit, Este mito esté muy di- fundido en ta tteratura griega, desde Hesfodo a Pindaro, y también en la latina. Lo en- cconttamos en Ovidio (Mere ‘morfosis, IV) y en Horacio (das, 1, 16). En la comedia DANAIDES de Terencio El eunuco (siglo tua, C)j la contemplacion de tuna pintara que representa el episodio de la Muvia de oro hace concebir al protagonista Ia idea de violar ala joven ob- jeto de sus deseos; san Agus- tin recuperard esta escena en el libro I de sus Confesiones 97) como un ejemplo ilus- ttativo de la influencia perni xa de Ta Titeratura y Ta mi tologfa paganas. # Icon, La lluvia de oro ha fascinado a los artistas de todas Jas 6pocas: Danae recibiendo 1a llwvia de Zeus, vaso griego, siglo 1v a. C,, Londres; Ti- Ziano, 1553, Madrid, Museo del Prado, pintado para Feli- pe Il (sobre este lienzo realizé un grabado Robert Strange en el siglo xvin); Timtoretto, si- ‘glo xv1, Lyon; Becerra, 1563, Madrid, palacio de El Pardo; ‘Rembrandt, 1636, San Peters- burgo: Egon Schiele, 1909, co- leccion particular. La Danae de Girodet (1799, ccoleccién privada) es una sé tira de Mle, Lange. ¢ Cin, La pelicula de Fran- ccesco de Robertis, coproduc- cidn_italo-franco-espafiola, solo presenta elementos mito lgicos en su titulo, Deinae. El tema de la cinta es la actua- 120 ci6n de los hombres-rane its lianos en Ja segunda guerra ‘mundial DANAIDES: Es el patronimico aplicado @ las cincuenta hijas de Dé- nao, rey de Libia. Después de las disputas que enfrentaron a este con su hermano Egipto —y tal vez también por miedo a sus cincuenta hijos— huye- ron del reino en compania del padre y se instalaron en la At- gélida. Un dia se presentaron en Argos los cincuenta sobri- nos de Dénao para anunciar & su tfo su voluntad de reconci- fiacién y la intencién de ca- sarse con sus cincuenta pri- ‘mas. Dénao consintié en ello, pero ofrecié como regalo de boda a cada una de sus hijas una daga, ordendndoles que mataran a sus maridos. La no- che de bodas todas degollaron A Sus esposos excepto Hiper- ‘mestra, que perdoné la vida de Linceo porque la habia respe- tado. Las Danaides, purificadas de su crimen por Hermes: y Atenea*, contrajeron segundas nupeias con jévenes de la co- area, La raza de los Dénaos, descendientes de las parejas asf constituidas, sustituy6 a la de rai los Pelasgos. Linceo vengé la ‘muerte de sus hermanos ma- tando a las Danaides y a su pa- re. En los Infiemos* fueron condenadas a Tlenar vanamente tun tonel sin fondo durante toda Iaetemidad. 4 Lengua. B11onel de tas Da nies es wn ease metatrica ‘que designa una fuente de gas- tos sin fn, una pasién ble © una tarea impos ‘cumplir y que exige continu ‘mente empezarla de nuevo Danaidos: nombre postico aplicado durante la guezra de ‘Toya’ a los naturales de Ar- £208 € incluso a todos los grie- 208 (Homero) * Lit. La lista de los nombres de las Danaides figura en Vir silo (Enea, X, 497), Horacio (Odas, 2) y en a Biblioteca de Apolodoro (siglo wd. C1, sys) Un eco interesante del mito aparece en Las Danaides de Arturo Graf (1897). Icon. Su suplicio ha sido frecuentemente representado en la Antigdedad: bajorelieve del Vaticano, cerémicas anti- uas de figuras rojes sobre fondo ocee del Museo de Mu- nich, esculturas de méemol del Vaticano. DARDANO DANAO. Padre de las > DaNatvEs. DARDANO Hijo de Zeus" y de Electra, hija a su vez de Allas*, se cas6 ‘con una hija del rey frigio Teu- cro (en latin Teucer), antepa- sado de la familia real de ‘Troya’. Se atribuia a Dardano la construccién de esta ciudad, de ab que los poetas utilizaran el nombre «Dardania» para de- signar tanto ala Tréade como a la ciudad de Troya, al igual que el término «dardanio» se em- pleard como sindnimo de tro- ‘yano (uso especialmente fre- ‘uente en Virgilio). ‘Una versién del mito, muy extendida en Italia, sida el na- cimiento de Dérdano en Etruria, regiGn de la que habria emi- arado posteriormente para ins- talarse en Frigia. Esta tradicién convierte por tanto la regién central de Italia en la cuna del pueblo troyano. De este modo, el héroe* Eneas’, al instalarse en las orillas det ‘Tiber eon los su- pervivientes de la guerra de ‘Troya, habrfa hecho el camino inverso al de su antepasado Dardano: el exitio aparente de Jos troyanos expulsados de su patria habrfa sido en realidad un retomo a los origenes. béDALO # Lengua. El estrecho de los Dardanetos, que comuniica el mar Egeo y el mar de Mar~ ‘mara, toma su nombre de Dé ddano y de la comarca costera de la Dardania + Lit. y Mais. Rameau, en 1739, titulé Dardanus a una tragedia lirica dedicada al constructor de Troya: esté con siderada como una de sus prin- cipales obras. DEDALO Ingeniero griego que perte- nce al tipo de héroes* cuya su- tileza, inventiva y habilidad manual abren vias a la humani- dad y sirven de referencia a las, creaciones humanas. En la mi- tologia griega es el inventor por ‘antonomasia, Fue el primero en representar la figura de los dio- ses’ al inventar la escultura, y las obras que surgian de sus manos parecian dotadas de vida. Cre6 también varias he- rramientas indispensables para cl trabajo de arquitectos y car- pinteros: Ia plomada, Ia ba rena, la cola. Uno de sus aprendices, sin embargo, ame- nazaba con superar el genio de sui maestro all concebir a su vez. el compas y la sierra metélica, inspirada en la mandibula de tuna serpiente, Lievado por 122 unos violentos celos, Dédalo to arroje al vacio desde lo alto de a Acrdpolis, Condenado al exilio por su en Creta, en la corte del rey Minos’. Para complacer a la reina Pasttae’, inflamada de deseo hacia el rodigioso toro que Poseidén* habia ofrecido al monarea, ima- giné un ingenioso artefacto consistente en una vaca de ma dera recubierta de cuero, gra- cias al cual la reina, escondida en su interior, pudo por fin unirse al animal. De esta unién nacié el Minotauro’, monstruo" de cuerpo humana y cabeza de toro. A peticién de Minos, Dédalo construyé entonces el Laberinto’, intrincado recin- to donde quedé confinado el monstruo. Mis tarde, propor- cioné a la enamorada Ariadnat el oyillo de hilo que permitisfa a Teseo*, que habfa acudido a Creta para enfrentarse con el Minotauro, salir victorioso de a prucba. Furioso, Minos en- ccerr6 al ingenioso arquitecto y a su hijo {caro* en el Laberinto, pero ambos consiguieron esca parse volando gracias a unas alas de cera y plumas construi das por Dédalo. _ Al morir el imprudente fearo, ahogado ante sus oj0s, 123 Dédalo Hleg6 hasta Sicilia y se puso al servicio del rey Coca- los. Alli edifie6 diversas cons- tnuceiones para su nuevo sefior, entre ellas una ciudadela para uardar el tesoro del monatea. “> ICARO, LABERINTO, TESEO. Estos diversos relatos le- gendarios son la formalizacisn imaginada de una concepci6n fundamental del pensamiento griego: Ia ambivalencia de la fechné, ese temible poder de creacién que convierte al arte- sano-artista en un personaje ambiguo, dispensador de vida y ‘de muerte, capaz de hacer visi ble lo invisible 0 de disimular lo visible bajo el manto de In ilusion. 4 Lengua, La palabra dédalo, convertida en nombre comin al igual que su sindnimo abe ringo, designa un lugar donde tuno puede perderse, 0 bien ina complicacion inextricable, tanto en sentido Titeral («un dé dalo de callejuelas») como en sentido figurado («un dédato de dudas»), 4 Lit Pan (16n, 121), Virgi- Tio (Eneida, VI; Geérgieas, 1) ¥y Ovidio (Metamorfosis, VII) recuerdan la figura del indus- {tioso griego. En uno de sus didlogos, el Memnén (h. 382 péDALO ‘4. C),Plat6inalude alas escut- turas de Dédalo, cuya aparien- cia de vida es tal que «sino se Jas atara, escaparian y se da an la Tuga EL watamiento literario del ‘mito retuvo esencialmente al Dédalo ereador. Aunque en su faceta de audaz inventor del ‘yuelo aparece frecuentemente confundido con su hij fearo, a partir del siglo x1x Dédalo se ‘convierte en el simbolo del ar- tista moderne que lucha por la sacign por medio de su sete Asi aparece en la obra de Vic- tor Hugo, en particular en La leyenda de los sigloy (1859- 1863), donde vuelve aparecer ‘como el escultor eemplar cu yas estatuas se animan, simbo- lizando Ia potencia ereadora. Pero es sobre todo con Joyce con quien Dédalo entra a for- ‘mar parte dela imaginerfa mo- derma, En el Rerrato del artista ‘adolescente (1916), el protago- nista leva el nombre de S pphen Dedalus y representa al artista enfren ‘mundo, El laberinta del que debe huir es un lberinto verbal, y solo la eseritura le permitiré liberarse y alzarel yuelo, ban- ddonando simblicamentelate- Fra itlandesa, El Dédalo en Creta (1943), del poeta griego DEMETER Angelos Siketianos, obra en la ue se mezelan la inspracion antigua y el cristianismo a tra 68 de tna versin lirica de Grecia —era deo sgrado en todas sus formas, pone de re eve otra Facet de I ign mi tol6pica: aqui Dédalo aparece como un organizador politico que ayuda a Teseo a derrocar la tran de Minos => ICARO, LARERINTO, NANOS, ¢ eon, Mencionaremos una notable representacign de Dé dala alado portanda ta sierra ta palea, bla de oro erusca del sig ¥ a. C., Baltimore. Dos motivos de este mito han tenido una especial fortuna iconogtética; el de Dédalo atando las alas de [aro (re lieve helenstco de a villa A tani, Roma; Donatello, relieve del palacio Ricard, siglo xv, Florencia; Cova, mirmol, slo xix, Venecia) y el de Ia caida de fear Iresco pompe yano, siglo 1a, C., Népoes: Bruegel el Vie, Paisaje con {a caida de fearo, siglo xv Brusels; Rodin, esculra, si glo xx, Paris), DEMETER Antiquisima diosa’ griega de la naturaleza y de la fecun- 124 didad. Hija de Crono" y Rea’, pertenece a la segunda genera- cién divina, Su nombre la d signa como Madre de la Tierra en dialecto d6- rico el equivalente de gé, «la tierra», de donde se derivan compuestos como geologia, geografta, etc.). A diferencia de Gea’, que representa a la Tierra en sentido cosmogénico, Deméter es la diosa de la tierra cultivada, la que alimenta a los hombres. Al hacerles el don de los cereales, en particular del trigo, Deméter les permitis pa- sar del estado salvaje ala cul tura y la civilizacin. Su le- yenda ocupa un lugar esencial en la religion griega, -» TE0- conta. Deméter tuvo de su her- mano Zeus? una hija ala que adoraba, Core’. Hades’, dios de Jos Infiernos*, se enamord de ella. Un dia en que la joven re- cogia flores en una pradera de Sicilia, cerea del Etna, la tierra se abri6 asus pies y de sus pro fundidades surgi6 un carro ti- rado por cuatro caballos negros {que rapts a la joven, arrastrin- dola al reino de las sombras’ Alertada por los gritos de sovo- rro de su hija, Deméter recorrié el mundo con una antorcha en cada mano, en una biisqueda 135 angustiada que duré nueve dias ynueve noches. Elempefio fue en vano. Helio’, que todo lo ve, le revel al fin la verdad. De- éter se neg6 entonces a regre- sar al Olimpo* y cumplir sus funciones divinas. Disfrazada bajo la apariencia de una an- ciana, reemprendié su doloroso errar, que la condujo esta vez hasta Bleusis, donde recibié la hospitalidad del rey Céleo y de su esposa. Contratada como no- dciza del pequefio Demofonte, hijo menor de los monarcai decid, movida por la gratitud, convertitlo en inmortal, para lo cual le sometia todas las no- ches a la acci6n de un fuego purificador. Sorprendida por la reina, ladiosa dej6 caer al nifio durante la operacién y aban doné furiosa el palacio, no sin antes haberse dado a conocer y reclamar la construccién de un templo. La desaparicién de Deméter habia sumido a la tierra en la desolacién: el suelo estaba yermo y los hombres y anima- les corrian peligro de extin- suirse. Ante la catdstrofe que se avecinaba, Zeus orden6 a su hermano que devolviera a la jo- ¥en, que en los Infiemnos habia recibido el nombre de Persé- fone". Fingiendo acatar I Deméter 0 Cores on la escltua ro- mana de Ceres, Roma, Museo de Vaticano denes de Zeus, el astuto Hades hizo que Perséfone, que hasta lentonces se habfa abstenido de todo alimento, comiera un tino de Perséfone, pues ningin ser viviente que hubiera co- mio en el reino de los muertos podia volver a salir de ellos: desde ese momento la hija de Deméter pertenecfa a los In- fiernos. Como Deméter se ne- gaba, pese a todo, a aceptar la pérdida definitiva de su hija, Zeus encontrd una formula DEMETER conciliadora: Perséfone perma- neceria junto a Hades, su es- oso, Ia tercera parte del ato (en algunas versiones seria me- dio afi), pero volveria a subir alas moradas olfmpicast, junto asu madre, el tiempo restante. De este modo, en primavera sube la savia de las plantas y Deméter, feliz, cubre la tierra con un manto de vegetacién durante el verano hasta que las semillas caen al suelo y se hun- den en la tierra, que vuelve a conocer entonces la desolacisn del invierno. El valor explicative del mito es evidente: alternancia de as estaciones, misterio de la germinacién, ciclo de la + afirmando al mismo tiempo el estrecho vinculo existente entre el ali- ‘mento, fuente de toda vida, y la muerte, La altemancia que se observa en la naturaleza es la imagen misma del destino del hombre, que al abrirse ala idea dde muerte y de resurreccién ac- cede a la de vida eterna. Esta es la revelaci6n que recibta el iniciado en los solemnes mis- terios de Eleusis, que consti- tufan el elemento esencial del culto de Deméter. La diosa era también hon- rada en Atenas con motivo de 126 las Tesmoforias, ceremonias que celebraban las mujeres ca- sadas, campos fértles donde la semilla del esposo haria nacer hijos legitimos, futuros ciuda- anos. Su culto se extendfa por todo el mundo helénico, sobre todo en las regiones producto- ras de trigo, como Sicilia y Campania, donde se asimil6 a a diosa itilica Ceres. En efecto, segtin la leyenda Demé ter haba entregado a Tripté- emo, uno de los hijos de Cé. leo, un carr tirado por serpien- tes aladas y espigas de trigo con la misién de extender st cultivo por todo el mundo, Deméter aparece frecuente- mente representada coronada de espigas 0 con un canastillo, simbolo de fecundidad: a veces sentada con unas antorchas y tuna serpiente, animal cténico* del mundo subterréneo. El nat ciso y la adormidera son tam bin atributos suyos * Lit, Ovidio oftece un ex tenso relato del mito de Dems ter al referirse a Ceres en elle bro IV de los Fastos. Eno siglo 1 d. C., el apto de Pro: serpina’ (nombre latina de Pe séfone) se convierte en el tems central de uno de tos cltimos poemas épicos de la literaturs a7 latina, que debemos al poeta Claudiano, > PURSEFONE: Zeon. En ta Antighedad, De ‘méter aparece la mayoria de las veces junto a su hija: De- éver y Core, frontdn oriental del Partenon, siglo va. C., Louvre; Triptolema, Deméter y Core, relieve, h. 440 a. C., ‘Atenas. Citaremos también la Deméter de Cnido, escultura en marmol del siglo 1v a. C. (Londres), que representa ala diosa sola, sentada y cubierta or un velo, y la escultura ro- mama de Ceres, Roma, > CARES, PROsERPINA, DESTINO Los griegos llamaban Anag- fe (pronunciado Ananké) a una especie de divinidad, © més bien una fuerza suprema, que cansideraban superior no solo al mundo, sino a los mismos doses". El Destino as{ definido re- tibia el nombre de Moira (en plural moiras*). Una nocién andloga era designada en latin on el término Fann’. > Fa~ TUM, MOIRA / MOIRAS. DEUCALION, Es, junto con su mujer Pi- sra, el ntepasado de todos los DEUCALION atiegos. Zeus’, irritado por el comportamiento de los «hom- bres viciosos de la edad de bronce», decidié destruir Ia ‘raza humana sepulténdola bajo las aguas. Solo Deucalién y Pi- tra fueron considerados 10 su- ficientemente virtuosos para escapar del diluvio’ teo*, padre de Deuc: aconsejé que construyeran un area; en ella flotaron a la de- riva durante nueve dias y nueye noches antes de aleanzair Ia cima de un monte de Tesalia que ain sobresalfa de las aguas. Hermes" les prometio cumplir el deseo que le pidie- sen y Deucalin solicits tener compaiieros. Para repoblar Ia ‘Tierra, Zeus aconsej6 a los es- posos que arrojaran «los hue~ sos de su madre» detras de ellos. Deucalién comprendié el ccriptico mensaje y lanz6 detris de él piedras. De estos «huesos de la Tierra» —Madre univer- sal—nacieron los hombres, y de las piedras que arrojé Pirra Jas mujeres. Los hijos que Deucalién tuvo con Pirra fue~ ron los antepasados lejanos de los griegos. Este mito debe re- lacionarse con el mito hebreo de Nog y con varios mitos and- logos. > DILUVIO, HELEN. DIANA 4 Lit. Pindaro (Otimpicas, IX, 41 y ss.) y Ovidio (Meramor- fosis, 1, 125-415). ‘¢ Ieon. Rubens, Deucalién y Pirra, siglo xvi, Madrid, Mu- seo del Prado. DIANA Antigua divinidad icética de la naturaleza salvaje y de Jos bosques, fue muy pron- to asimilada a la Artemisa* ariega, cuya mitologfa asumi6. ‘Mas que en la diosa’ cazadora, Jos romanos vefan en ella a la hermana gemela de Apolo’ para ellos era sobre todo la diosa de la castidad y de la luz lunar, simbolizada por el cuarto creciente que adomna st. cabellera ¢ Lengua. El nombre de la diosa, a veces utilizado como ‘nombre comin, designa a una joven cuyo pudor parece re- chazar todo intento de acerea- _miento mascutino; el complejo de Diana, expresisn utilizada en psicoandlisis, designa en este sentido el rechazo en la mujer de su sexualidad. Recibe el nombre de drbol de Diana wna cristalizacién arbo- rescente que se obtiene aia- diendo mercurio a una disolu- cidn de sal de plata, metal 128 asociado ala luz lunar que en- ccarna la diosa, En el hip6dromo franeés de Chantilly se corre el premio de Diana, que se disputan pois as jovenes. Lit, ¢ Teon. > artemis 0 DIDO Reina de Cartazo que amé a Eneas”y se suicids cuando el héroe* partié de su lado. Su nombre tirio es Elisa. Dido era, en el siglo 1x a C., una princesa de Tiro que tuvo que huir de Fenicia cuando su codicioso hermano PigmaliGn asesin6 a su espos0 arbas (Siqueo en Virgilio) Acompafiada de nobles tirios Ieg6 hasta las costas africanas y Pidi6 a los nativos que lt concediesen «cuanta tierra pu- diese abarcar una piel de buey». Estos aceptaron. La reina corté entonces la piel en tiras finfsimas y consiguié de- limitarasf una extensién consi derable de terreno suficiente para fundar Kart Adasht (Cat- ago), que literalmente quiere decir «Nueva Ciudad». Més tarde, conminada a tomar como marido al rey nativo Yarbas, prefirié suicidarse an- tes que violar el juramento de 9 fidelidad que habia hecho a su difunto marido, En esta versién del mito, que es la de le exes. piuvio 4 Cin, En una pelts tulad Dido no ha muerto (1987), la cineasta napolitana Lina Man- siacapre offece una lecturafe- ‘minista de la leyenda de Eneas y Dido. > exes, para el artculo en su conjunto. DILUVIO Aunque la tradicién ocei- dental conace sobre todo la versiGn biblica del diluvio a tra- vés del mito del arca de Noé, ‘muchas son las mitologias que relatan un episodio anilogo. Encontramos este tema espe- ccialmente en la sumeria (donde Noé se Hama Ziusudra), bat Wnica (auf llamado Ut-napis- tim), india (donde el nombre del héroe salvado de las aguas es Manu), irania (donde se ama Yima) y, por dtimo, en la griega (papel desempenado por Deucalién). Encontramos también ef mismo mito fuera del Ambito indoeuropeo, en particular entre las cufturas amerindias, pero desde una perspectiva ciclica que diferen- Cia claramente los mitos dilu- vianos del Nuevo Mundo de los del Viejo Mundo. ‘Tal ver sea posible explicar cl conjunto de estos relatos ‘como el recuerdo, conservado pIoNiso, en 1a memoria colectiva, de un lejano perfodo que se remonta a finales de la era glacial del Cuaternario, la llamada glacia- cin wiirmiana, donde el des hielo de enormes glaciares debido al calentamiento de la Tierra debi6 provocar un sensi- ble ascenso del nivel de los ma- res, quedando sumergidas las ticrras mis bajas. = DEUCALION. DIONISO, Dios de la exuberancia de la naturaleza, y muy especial- mente de la via, que provoca a embriaguez, 1a inspiracién desenfrenada y el delirio mis- tico, Se encama en toro, cabra © serpiente, y sus simbolos ve- getales son la hiedra y la vifia enroscadas en torno a un bécu- lo para formar el tis0. Su 4 bito es el de la afectividad. Se Je conoce también con el nom- bre de Baco’, nombre que adop- taron los romanos. No nacié dios, sino que adquirié la divi nidad posteriormente Este_semidids’, hijo de Zeus* y Sémele, la hija de Har- monia’ y del rey tebano Cadmo, tuvo un nacimiento milagroso. Sémele, instigada por la celo- sa Hera’, exigi6 a su divino amante que se mostrara ante 12 ella en todo el esplendor de su poder. Zeus accedié y se le apa- recié entonces rodeado del trueno y el rayo. La joven mu- 16 fulminada, pero Zeus consi- uid salvar al nifio que Séme! Tevaba en su vient ¥ lo intro- ddujo en su propio muslo, donde terminaria la gestacion. Asi na- cid Dioniso, el resucitado, «el nacido dos veces» Zeus, para proteger a su hijo de la malevolencia de Hera, le ocults bajo ropajes fe- meninos en la corte del rey Atamante, pero Hera lo descu- brid y volvié loco al rey. Zeus encargé entonces a Hermes* que escondiese al nifio en la misteriosa regiGn de Nisa donde, convertido en cabritillo, fue educado por unas ninfas Jas ménades’. y por el sabio Si Teno”, que le enseai el arte de tocar la flauta y le hizo descu- brir el vino, con el cual se em- briagarfa alegremente con sus companieros. Hera, sin embargo, logré descubrir su paradero y le in- fundi6 la locura. Dioniso se convirtié entonces en Bacchos, el «privado de razén», y em- pez6 a recorrer el mundo con- virtigndose para los hombres ea un libertador. Acompafiado de su alegre cortejo de sitiros 133 DIONISO Baco en ol enzo de Velézques Los borrachos, Madrid, Museo del Prado on Sileno, Priapo* y las mén des recorrié Grecia cantando y bailando al son de los tambori les. En Tracia castigé con la lo- cura al rey Licurgo, que se ha- bia resistido a aceptar su eulto: Licurgo, en un acceso de lo- ‘ura, Se cort6 una pierna y mu- lb a sus hijos. El semidids em- bareé ms tarde para continuar su viaje, pero como el capitan petendia venderle como es- «lavo, Dioniso hizo enloquecer ‘toda Ja tripulacién, que salté por la borda y fue metamorfo- seada en deifines al tocar el agua. Su viaje le condujo hasta Asia, donde Cibeles’ le inici6 cen sus misterios y le curé de la locura de Hera. Montado sobre un carro tirado por panteras, adornado de pampanos y de hiedra, Dioniso legs a la In- dia. Allé por donde pasaba las gentes aclamaban sus prodi- gios. Sin embargo, de regreso al Atica, su peregrinaje le con- dujo hasta una ciudad que se negé a reconocerle: Tebas*. El héroe* provoed Ia locura de las tebanas y la muerte atroz de su rey, Penteo*, Antes de aleanzar el Olimpo", donde finalmente pions se le otorgarfa el rango de dios, Dioniso descendi6 a los Infiernos* para buscar a su ma- dre Sémele, que fue inmortali- zada y convertida en la diosa Tione. El culto de Dioniso adopta a menudo los rasgos de una religién mistérica, Roma con- funde muy pronto a Dioniso —o Baco— con el antiguo dios latino Liber Pater. Dioniso simboliza particularmente la ambivalencia del vino, a la vez remedio y droga de temibles efectos > BACANTES, BACO, + Lengua. Se califica de dio- nisiaco a lo que es fruto de la inspiracion desordenada, exce- siva y todavia no controlada por la razén, Muchos términos teatrales se relacionan con ef mito de Dio- niso, a quien los griegos ha ‘bfan reconocido com el dios dol teatro: la palabra comedia proviene de comos, el canto alegre y licencioso de su cor- tejo: rragedia procede de la voz tragos, el chive que se sa crificaba a este dios; el drama satfrico se organizaba, en su “origen, en toro al canto de los satiros, vineulados al cortejo de Dioniso 134 1 adjetivo ditirdmbieo, for- ‘mado sobre el sustantivo dit rambo (verso de ritmo muy marcado eantado en honor del dios) designa al énfasis de una ‘labanza exaltada. Los antiguos lamaban dlionisia ‘una piedra a la que avibutan las virtudes de dar sabor de vino al agua y actuar como te- ‘medio para la embriaguez. 4 Lit. Las penalidades y Ia apoteosis de Dioniso fueron tuna poderosa fuente de inspira: ci6n para los autores griegos y Iatinos. La Miada, VI, evoea su Jucha contra Licurgo; Pindaro Je canta en sus Odas y refiere, enna de sus Olimpicas (ID), a muerte de «Sémele, la de las largas renzas». El teatro griego concede un lugar privilegiado al dios, a quien celebraban en cl inmenso teatro de Atenas: Euripides. en Las bacantes (406 a. C.), presenta una ima- ‘gen aterradora del dios, mien- tras que Aristfanes, en Las rt nas (405 a. C.),mos muestta un dios festivo que debe ira bus- cear a Tos Infiernos. al mejor poeta trigico, Los romanos retuvieron esen cialmente la imagen risueta del dios del vino y deta fer dad de los jardines: Virgilio, cen las Bucdlicas (42-37 a. C), 135 las Gedrgicas (39-29 a. C.) y la Bneida (19 a. C.) canta al dios que dispensa alogria» Por las mismas fechas, Tibulo inyoca su presencia para las fiestas agrestes: Horacio, espe- cialmente, compone en sus ‘Odas cantes béquicos en honor del dios La literatura europea evoca primero la figura del dios del vino, como en Baco en Toscana, ditirambo en honor del vino de Francesco Redi (1685), 0 en tas Bacanates de Giovanni Pindemonte (1785), ‘obra presromintica, Pero habit que esperar hasta el siglo x1x ppara que aparezcan los prime 10s signos de renovacién de esta figura mitica. Ast, Baude- lire evoca en su poema en pprosatitulado «El trso» (atri- bbuto esencial del dios) la doble naturaleza de la inspiracién postica, mezcla de rigor y de libertad (Pequefios poemas en ost, 1868), Serd con la reflexion de Nietzs- che cuando la figura de Die niso, que atraviesa toda su obra, adquiera una. amplitud sin precedentes. Nietsche se pro- lama repetidamente «e itimo disespulo del ilésolo Dioniso» (Mas alld det bien y del mal, 1885; Bt crepuisculo de los dio- pioNiso ses, 1888). En realidad, Niets- che recurre al nombre del dios ppara designar uno de los con- ‘ceptos fundamentales de su ‘pensamiento: el aspeeto dioni- siaco. Lo dionisiaco aparece primero en oposicién a lo apo- lineo en El nacimiento de la tragedia (1872), donde la pa- ‘ej antttica representa las dos fuerzas creadoras cuya fusicn cesté en el origen del arte: el fensuefio y el arrebato. Muy onto, sin embargo, lo apolt= neo tiende a difuminarse en bbeneficio de lo dionisinco, as- ecto através del cual Nietzs~ cche expresa, contra ta moral rnegadora del ctistianismo, el sf rotundo a la vida, la suprema afirmacicn de la voluntad de vivir, Esa oposicin entre «una justificaciGn de la vida, ineluso fen sus aspectos mais aterrado- res, més equvocos y mis men- ‘daces»,y ol ideal decadente del ristianismo, hostil ala vida, se traduce en la formula «Dioniso contra el Crucificado» (Ecce homo, 1888). Al resucitar Ta antigua forma del ditirambo, Nietzsche confiere a su penss- ‘mento una expresign poetics y pone en labios de propio dios tun canto de santiticueign de la vida (Ditirambos de Dioniso, 1888-1895). DioscuRos La figura de Dioniso en a ite ratura moderna parece haber sido profundamente influida por la lectura nietzscheana, Ast puede observarse en Ia obra de Hugo von Hofmannsthal Ariadna en Naxos (1910), que escenifica el encuentro de Ariadna” y Dioniso, y cuya ‘adaptacién musical fue reali zada por Richard Strauss, En 4B] miisico de Sain-Merry» (Caligramas, 1918), Apolli- naire superpone la leyenda det vwencantador de ratas» a a fi- gura mitica de Dioniso, que Simboliaa la fuerza vital aso- ciada a la creacicn artstca. La ‘oposicidn entre las dos fuerzas creadoras, Ia apolinea y la dio- nisiaea, es igualmenie el eje central de la obra de Thomas Mann Muerte en Venecia (1913), # Icon. Dioniso aparece presentado en miltiples cera micas griegas, especialmente las destinadas a beber (Baco en un banquete, siglo va. C.. Louvre), y también en esculus ras de bulto redando (Dieniso, Siglo iv a. C,, Tarragona), en los relieves esculpidos en los templos (frontén este del Par- tendn, siglo va. C.), 0 bien en pavimentos y_ mosaicos 136 (Triunfo de Baco, pavimento provedente de la antigua Ta- rraco, siglo ta. C., Tarragona; Triunfo de Baco, mosaico r0- ‘mano procedente de Zaragoza, Madrid, Museo Arqueolgica Nacional), Més tarde se tends 1 potenciar su faceta de rey de los bebedores: Caravaggio, Baco, h. 1595, Florencia, Ga- ferfa de tos Utfizi; Veléequez, Los borrachos (Triunfo de Baco), 1628, Madrid, Museo el Prado. Su figura aparece en piezas destinadas al servicio de mesa (Baco sobre un tonel, centro de mesa en porcelana de Saxe, 1775, Zurich: recipiente para vino en forma de Buco, siglo xvi, Burdeos) y en los rotulos de tabernas y despa «hos de bebidas (rétulo de Co- ‘nejo Blanco, siglo xvi, Pat). Dalf aporta una versién muy personal del dios en su Hienzo Dioniso escupiendo ta vista panordmica de Cadagués so bre la punta de la lengua de una mujer de tres anagueles, 1958, coleccién A. Reynolds Morse. 1 Cin, > wacanres, DIoscuROs Los Dioscuros (en griego Dios Kouroi, «hijos de Zeus») son los gemelos Castor y Po- 137 lux, fruto de los amores de Zeus" y Leda’; son hermanos de Helena’ y Clitemnestrar. Su origen y nacimiento dieron lu- gar a diferentes versiones. Se- tin la més difundida, descono- ida en los poemas homéricos* pero muy extendida a través de Jos autores trigicos durante la época clisica (siglo va. C.), Leda se habria unido la misma hoche a su esposo Tindéreo, rey de Esparta, y a Zeus, que habfa adoptado la forma de un cisne para seducitla, Leda puso tn huevo del que nacieron dos parejas de gemelos: Castor y Pélux, por un lado, Clitemnes tra y Helena por otro. Pero mientras Castor y Clitemnestra serian hijos mortales de la pa- reje real, P6lux y Helena serian el fruto divino de la unién de Leda con Zeus. Los gemelos, a quienes a veces se designa con cl patronimico de Tinddrides {chijos de Tindéteo»), son co- nocidos sobre todo por el ape- lativo prestigioso de Dioscuros, pues ambos se benefician en al- unas ocasiones de la paterni- dad divina Héroes’ déricos por exce- lencia, ambos dirigen una ex- pedicion contra el Atica para rescatar a su hermana Helena, que habja sido raptada por Te- DIOscUROS (Céstor y Polux (Grupo de san Ide ‘fonso), Madrid, Museo del Prado seo’, A las érdenes de Jas6n Participan también en la expe- icin de los Argonautas’, en el curso de la cual se distinguen como guerreros en la batalla {que enfrenté a la tripalacién del ‘Ango” contra las tropas del rey de los bebrices Su divinizacién prematura explica su ausencia en la guerra de Troya*, cuya causa fue sin embargo su hermana Helena, En efecto, una lucha homicida contra dos primos suyos —a quienes segiin unas versiones disputaban sus prometidas (lla- Dioses ‘madas las Leucfpides, hijas de su tfo Leucipo, hermano de Tindéreo) y que segtin otras es- tuvo originada por un robo de pprovocs la muerte de Céstor. Pélux, herido, fue reco ido por su padre Zeus y trans- portado al Olimpo*, pero re- chaz6 la inmortalidad mientras su hermano permaneciese en los Infiemnos’. El sefior del Olimpo les ofrecié entonces compartir un dia de cada dos el reino de los dioses". En autores mis recientes, Zeus colocé a ambos gemelos en la constela- cin de Géminis. Estos j6venes héroes, gue- sreros Vigorosos, pasan por ser los protectores particulares de los marinos debido a su condi- cidn de Argonautas. Los Dios- curos eran reverenciados, tan- to en Esparta como en Roma —donde se les dedieé un tem- plo en el Foro—, como simbo- Jos de la virtud guerrera y de la solidaridad fraterna. > ARGONAUTAS. Icon. Unas veces aparecen representados juntos: Castor y Pélus, Snfora griega, siglo Vt a. C.; estatuas colosales que adornan el monte Cavallo en Roma, réplica de obras griegas el siglo v a. Cs Castor y Pé- 138 ue, escultura griega de Ia es- cuela de Praxfteles conocida con el nombre de Grupo de san Ildefonso, Madrid, Museo {el Prado; Coysevox, eseultura del parque de Versalles, 1712, Oitras veces se les representa ene episodio del rapto de las hijas de Leueipo: Rapto de las Leuctpides por Castor y Pou, vyaso griego,h. 400. C,, Lon- dres; Rubens, Castor y Polux raptando a las hijas de Lew- cipo, h, 1620, Munich. ‘# Miis, Rameau, en su épera Céstor y Pélux (1737), evocs el momento en que Pélux acepta descender los In fiernos para que su hermano pueda regresara la tierra y en cntrarse con la mujer que am bos aman (ido inventado por el compositor la obra termina con Zeus concediendo el don de la inmortalidad a los dos hermanos y a la joven, que se convierten en estrellas, Georges Brassens, en Les Co- pains d’abord, oftece wna ima gen més bien peyorativa de los ddos hermanos miticos. DIOSES y DIOSAS Los dioses y diosas de la mitologfa son seres de una ma- turaleza distinta a la humana; pero aun siendo sobrehumanos 139 no se les puede calificar de so- brenaturales ya que pertenecen su ver a la naturaleza, en cuyo seno ocupan evidente- mente un lugar privilegiado. Poseen un carcter antropo- mérfico muy definido, pero que es resultado de una evolucién operaca en el transcurso de los siglos. En efecto, muchos de ellos presentan rasgos «naturis- tas», es decir, personifican fe- némenos naturales que fueron sacralizados por el pensamiento suo. En este sentido Zeus por ejemplo, desempefia evi- dentes furtciones «meteorol6gi- ‘as: como sucesor de Urano", es el Cielo luminoso, como in- ica claramente su nombre (-tenatia); es también el dios dela tormenta, de la tempestad y de la lluvia fecundante, en la misma medida en que su her- mano Poseid6n* personifica el elemento. liquido (especial- mente el marino), su hermana Deméter* la tierra fértil 0 sus hijos Apolo” y Artemis” la luz solar y la luz lunar, respectiva- mente. Estos caracteres, que obli- gna ver en los dioses mitolé- icos la personificacién de sfuerzas de la naturaleza» ado- radas por los antepasados pro- tohist6ricos de los griegos, han DIosEs subsistido siempre, como un te- lon de fondo, en la idea que los antiguos se hacfan de los dio- ses. Con el tiempo, sin em- bbargo, se fueron difuminando poco a poco en beneficio de otros caracteres, psicoldgicos y ‘morales, que constituyen tam- bin la personiticacién de cua- lidades propiamente humanas: Ja autoridad soberana en Zeus, cl sentido de a belleza en el caso de Apolo o el espiritu de castidad en Artemisa, Pero, lo ‘que es mas importante, cada di- vinidad terminé adquiriendo una verdadera_ personalidad, tanto fisica como moral. Dioses ¥ diosas se convirtieron de este ‘modo en entidades fuertemente individualizadas, experimen- tando todos los sentimientos y adoptando todos los comporta- mientos propios de los seres humanos. La célera y la piedad, el amor y los celos, la benevo- Tencia y el deseo de venganza, son un patrimonio que compar- ten los dioses y los simples ‘mortales, a quienes Prometeo* cred, de hecho, a imagen y se- mejanza de los dioses (— nu- MANIDAD). En este sentido vi- ven aventuras, luchan entre sfo establecen alianzas, experi- ‘mentan penas y alegrias y, aun- ‘que no pueden morir, no por Dioses ello son invulnerables. En una palabra, son lat. deus «dios», sobre el que se for maré dea, adiosa»; = dey - Ww a> lat. diva, ori- ginariamente «diosa», so- bre el que se formara et ‘masculino divus, «divinos: = dy- Ww 08> er dios, «di — dy -ew-s> gr. Zeus y lat Dius 0 tus, que aparece en el nombre fuppiter (Sipi ter), derivado de Jus parery andlogo del sénscrto Diau ita, ce padre luminasos Mai = dy-ew-n> gr, Zén (acu- sativo de Zeus) y lat. diem (acusativo de dius), sobre cl que se construiré el no- rminativo dies, «el dias. Pero la forma dius subsiste en el adjetive diurnus, del que proviene el derivado «iumo. De modo que, a pesar de las apariencias, palabras tan dife- remtes como Zeus, dios, una diva (de Ia épera), el sustan- tivo dfa o el adjetivo diurno proceden de la misma rat y son, etimoldgicamente, her- Dioses ‘manas o primas. En cambio, la palabra griega théos, «dios», ro esté vinculada a esta rafe y su etimologia sigue siendo in- ier. 4 Lit, El historiador romano ‘Técito (h. 55:h. 120) y su coe- tnco el historiador judo Flavio Josefo, relatan que durante la ‘guerra de Judea, enel siglo 1de nuestra era, una vou sobrehu- ‘mana anuncié en el templo de Jerusalén: «Los dioses se van», ‘anunciando con estas palabras el final del paganis ECO Esta ninfar de los bosques y Jas fuentes tuyo un trégico des- tino. Eco, muy charlatana, acos- ‘umbraba a distraer la atencién de Hera’ mientras Zeus” se en- ‘regaba a sus aventuras galantes. Hera, sin embargo, descubrié un ta la intriga y, lena de fur, ta condené a que solo pudiera re- Petr as iltimas palabras que es- cuchara, Mas tarde, la ninfa se cenamoné de Narciso” sin ser co- ‘respondida por este: Eco fue rmarchitandose dfa a dfa y adel- 426 hasta tal punto que solo qued6 de ella su vor dolienie Segiin otra versidn, el dios Pan, despechado por el rechazo de co, ofdené que fuera despeda- zada por unos pastores; de sus miembros. dispersos.por los montes todavia se elevan las uefa lastimeras de fa ninfa 4 Lengua. Un eco designa el sonido reflejado por un obsicu= Jo material y, en sentido més general, cualquier repeticion de lun término. La evolalia, orp ticidn de ls palabras ulizadas or un interlocutor, es sintoma de un estado patoligico, Lit, Acistofanes en Las fies tas de Ceres (siglo v a.C.)y Ovidio en las Metamorjosis, IM, recogen el mito de Eco. La historia de Eco y Narciso fue ampliamente tratada en la poesfa de los siglos de oro: Fé bula de Narciso, de Hernando de Acuiha (1570-1580) y Gre: gorio Silvestre (siglo xv1) ‘Narciso, soneto de Juan de Ar- Buijo (1605); BI Narciso, de Bermidez y Alfaro (1618) Eco y Narciso, de Faria Sousa (1620); Fébular de Eco de Tamayo de Salazar (1631): A Narciso y Eco, de Miguel de Barrios (1655). La fabuila también ha sido le vada a escena: Calderén de la Barea, Eco y Narciso, comedia EDAD DE OnO. palaciega (1661); sor Juana Inés de la Cruz, El divino Narciso, versi6n «a lo divino» de la comedia de Caldersn (h.1680). Ya en el siglo xx. Max Aub hizo una versién teatral vanguardista del mito en Narciso (1927). EDAD DE ORO Period mitico de los orige- nes de la humanidad* en el que Jos hombres vivian en la felici- dad més completa en una espe- cie de paraiso terrestre. El mito de las razass, tl como To refiere Hesfodo, permite cono- cer en estado puro un pensa- miento mitico vivo que refle- xiona sobre la decadencia de la sociedad de su tiempo, Cuenta Hesfodo que fueron cinco Tas razas que se sucedieron desde el nacimiento de la humanidad, Los hombres de la edad de oro fueron los primeros; creados por los dioses* Olimpicos*,vi- van en los tiempos en que rei- naba Crono’. Como los dioses, vivian con «el corazén libre de preocupaciones, al margen de Jas penas y al abrigo de las mi serias>; siempre jovenes, des- conocfan la enfermedad y la vejez. Pasaban el tiempo en un puro regocijo, ajenos a todos los males, y cuando Hlegaba la rrr hora de la muerte «parecfan su- cumbir a un dulce suefio». Po- sefan todo sin necesidad de tra- bajar o de lucha: «El suelo fe- ‘cundo producfa por sf solo una abundante y generosa cosecha y ellos vivian de sus campos, en la alegria y la paz, en medio de bienes sin cuento, Vino a continuacign ta edad de plata, que corresponderfa al reinado de Zeus’, caracterizada por una relativa degradacién en relacién con la anterior. Con la edad de bronce la degradacién se acentia y aparecen fendéme- nos como el bandidaje y la gue- ra. Tras la edad de bronce viene la raza de los héroes e- presentada especialmente por los héroes de Tebas’ y los pro- tagonistas de la guerra de ‘Troyar (—> BIENAVENTURADOS). La edad de hierro, por tiltimo, ccorresponde a la época de He- siodo, iltima fase de decaden- cia; la descripci6n que ofrece et autor no presenta mas que en fermedades, vejer, muerte e it~ certidumbre ante un futuro des- conocido, angustia por el por venir y trabajos sin fin. La edad) de oro enmarcaba el reino de Dice, la Justicia, pero la histo ria posterior de ta humanidadl aparece como una larga suce- siGn de tropiezos y catdas en la M45 hhibris* (1a desmesura) y en la violencia En Los trabajos y las dias, de Hesfodo, el «anito de las ra- zas» coexiste con un relato an- {ropogénico muy diferente. En Roma, los. moralistas desarrollaran con entusiasmo este tema; la edad de oro ad- quiere entonces la aureola de tun «paraiso perdido» en el que teinaba la Justicia. Celebrar ‘sta era mitica las eostumbres antiguas eran actividades que participaban de la satira social. Esta edad de oro cortesponde al reinado de Saturna”, que se ha- bia refugiado en el Lacio des- pugs de haber sido destronado por su hijo Japiter’. Con Sa- turmo, ta civilizacién dio sus primeros pasos: ensefié a los hombres, que vivian de la reco- Jeocién, el uso de la hoz y el ante de cultivar las. tierras, Compartia entonces su reino con el dios Jano’, que le habia acogido en el Lacio. = HUMANIDAD. # Lengua. La edad de oro.es el periodo mas afortunado de tuna civilizacién presente o fu {ura su 6poca de esplendor (se dice, por ejemplo, «la edad de ‘ro de la literatura espaol»). # Lit, Este mito aparece por EDAD DEORO primera vez en Hesfodo (Los trabajos y os dias, 106) y se convirtié muy pronto en un t6pico de la literatura, expe: cialmente en la poesfa clegace latina del sigio ia. C., con au- tores como Catulo, Propercio, Tibulo y Ovidio. Virgilio, sin ‘embargo, en el canto I de sus Geérgicas (39-29 a. C.), ine Vierte con gran originalidad e! sentido del mito al presentar el final de la edad de oro como ‘un acontecimiento posiivo que ppermiti6 que los hombres pu: dieran escapar de una entume- cedora felicidad. preestable- cida, dindotes la oportunidad de crearse, en Ia alegria y por ‘medio del trabajo, una edad de foro mas auténtica, Anterior- ‘mente, en su cuarta Bucdlica (42.37 a. C.), Viggilio ya habla ‘anunciado el retomo inminente dela eda de oro al término de Jas guerras civiles, Gérard de Nerval, en su poema «Délfica»incluido en Las qui imeras (1854), parece hacerse ‘eco del posta latino: «Regresa- Fn aquellos dioses por quienes Horas de continuo. El tiempo traerd nuevamente el orden de Jos dias antiguos.» En téminos ims generales, el mito de la edad de oro ha marcado lacul- ura europea en la medida en EDIPO que ha alimentado el mito ‘complementario de la utops cen la cual la organizacién de la ciudad ideal se presenta en ‘ocasiones como un retomno a Jos origenes felices de ta hu- smanidad, En la obra de Dostoievski, en particular en Los demonios (1871) y en El adolesceme (1875), encontramos una inte resante interpretacién de este mito: la visién idflica de Ia edad de oro se transforma en una pesadillaaterradora y en tun presentimiento del fin de la hhumanidad, dado que los hom- bres esti condenados a ceder ante la desmesura y la viole: cia, # Teon. La edad de oro de In- ares, h, 1850, castillo de Dan pierre, es una apoteosis del ate INAS (FUNDACION DE), TESEO. ‘# Lengua. El mar que baiia las costas del Atica leva el hombre de Egeo en recuerdo de las draméticas circunstan- cias de su muerte: persuadido de que su hijo Teseo habia ‘muerto durante su expedicién 11 Creta contra el Minotauro", EGERIA se arroj6 desesperado al mar al ver la vela negra de duelo que, por error, llevaba el bareo que trafa a su hijo de regreso, EGERIA Ninfa’ transformada en fuente, Egeria era una ninfa del Lacio, diosa’ de las fuentes li ada al culto de Diana” de los bosques. La leyenda la supone consejera de uno de los prime ros reyes de Roma, Numa eel Piadoso», a quien habria inspi rado la legislacién religiosa, ensefindole plegarias y conju- 10s eficaces durante sus en cuentros nocturnos. Al morir este, Egeria, desconsolada por Ia perdida, se retir6 a Aricie, en el Lacio, y tantas fueron las lé- grimas que verti por la muerte de Numa que fue transformada en fuente. En Roma se le ren- dfa culto cerea de la Porta Ca pena Lengua. En sentido figu- ado, se aplica el nombre de Egeria a toda mujer 0 entidad personificada de género feme- nino que se considera fuente de inspiraci6n («Mi hermans ces mi tinica Egerian, Musset) # Lit, Egeria aparece esen clalmente en Ovidio (Fastos, ML, 273 y sigs; Metamorfosis, 150 XV, 482 y sigs.) y en Tito Li. vio (Historia de Roma, 1, 21 3, siglor a. C) EGIDA > AMALTEA, ATENEA, # Lengua. La expresion estar bajo la égida (de alguien) sig~ nifica «estar bajo a proteccién de» 0 ebajo Ja autoridad pro- tectora de», por alusin ala co- raza que Zeus? se hizo con la piel de Amaltea’, la cabra que Jo-amamants, y que convirtis cen atributo y simbolo de su po der protector, compartigndola con Aenea’. EGISTO Rey de Micenas. > atki- Das. ELECTRA Hija de Clitemnestra’ y Agamenén’, rey de Argos y Micenas, y hermana de Ifige- nia’ y Orestes". Su destino ilus- tra Ia terrible herencia de los Attidas’, prisioneros del circulo maldito de la venganza asesina, = aTRIDAS. La guerra de Troya’ la privé de un padre al que apenas conocia, pero al que idolatraba a pesar de que habia sacrificado au hermana Higenia, Cuando 131 este regresa por fin victorioso al hogar, Electra le ve morir a manos de Egisto, el amante de su madre, con la complicidad ~y tal ver la participacin— de esta. La joven escapa por poco de la muerte gracias a la interveneién de Clitemnestra y consigue salvar al pequenio Orestes de las manos de los asesinos para confiarlo en se- creto a su preceptor, que lo lleva lejos del palacio de Mice- nas, Esclava y prisionera en la corte del usurpador Egisto, Flectra meditaré minuciosa- mente la venganza que, en lo sucesivo, determinaré toda su conducta. Al cabo de siete afios Ores- ‘es regresa a Micenas. Electra, que ha permanecido casta y ha conservado intacto todo su odio, reconoce a su hermano que, como ella, habfa acudido a Ja tumba de su padre. Juntos ejecutan la venganza, matando primero a Egisto y luego a Cli- temnestra. Més tarde, Orestes se casa con Hermione, hija de Helena’, y Electra es entregada i matrimonio a Pflades, el in- separable amigo de su her- mano, a quien acompafiard hasta Fécide. > AGAMENON, CLITEMNESTRA © CLITEMESTRA, IIGENIA, ORESTES, Irene Papas y Phoebus Rhazi in terpretan a Elecita y Egisto en la pelicula Electra # Lengua. El apasionado apego a la figura del padre y el asesinato de la madre vinculan cejemplarmente Ie leyenda de Electra a Ia de Edipo'. En 1913, el psicoanalista Jung acuiié la expresin complejo ide Electra para designar al equivalente femenino del com- plejo de Euipo, 4 Lit, Vengara su pade: tal es eleje sobre el que se articula e} trégico destino de Electra. El personaje de la joven virgen arisca c intransigente, insepa- rable de su hermano Orestes, es, sin dda, la mas genfalin- vencign de la tragedi: el odio ELECTRA cde un hijo hacia su madre apa- rece tefiido en el inconsciente por turbias emociones; el dela hija, en lugar de mitigarse, se acrecienta con celos implaca. bles. Si Esquilo (Las coéforas, 458 a. C.) exeluye a la joven de la eseena del erimen, mos trndola como Ia piadosa y dulce aliada del justiciero Orestes, Sofocles (Electra, b. 413. C.) presenta en cambio ‘una herofna decidida que em- ‘puja a su hermano a la acci6n, Tegando incluso a incitarle matar con sus salvajes gritos de alegria, Euripides, por su parte (Electra, 413 a.C. gina que Egisto, para evitar su destino, Ia obliga a casarse con tun campesino; pero a conti- ‘nuacién el poeta enfrenta en un violento eareo a la hija y a la madre: Electra ejecutaré la venganza a cara descubiert, ‘guiando ademés Ia mano de Orestes, enmascarado, que duda en el momento de asestar el golpe mortal a su madre Cli- temnestra, La verdadera matri- cida es Electra, mucho més que (Orestes que, en realidad, se ha Timitado a empunar el arma, Muchas son las obras que vol- verdn sobre este modelo anti- uo de la joven violenta y apa sionada. Dante la hace figurar 152 centre las almas atormentadas de Los «Limbos» (el Infierno, cn la Divina comedia, 1307- 1321). A partir del siglo xvi se ‘muhiplicaron las reinterpreta- ciones de Ia tragedia de Soto- cles, Del siglo xvut mencions- remos la Electra de Crébillon (1708), 1a que aparece en el Orestes de Voltaire (1750) y en el de Vittorio Alfieri (1776). En Electra (1901). obra teatral de Benito Pérez Galdés que origin6 un gran al bboroto en su estreno por razo- nes politicas, el autor critica ‘como en otras obras suyas, la intolerancia y el fanatismo re ligioso. La Electra de Hugo von Hofmannsthal (1903) ccuya adaptacién musical fue realizada por Strauss, est ins- pirada en una lectura nietas- ccheana de Grecia. En el siglo Xx, la venganza implacable de Electra ha inspirado frecuente mente a los eseritores. Eugene ‘O'Neill, en A Blectra le siento bien el luo (1931), traslads conflicto antiguo al marco de Ia guerra de Secesién de los Estados Unidos. Jean Girau- doux resalt6 en su Electra (1937) e} fanatismo de Ia jo ven, que provoca el declive de la ciudad y Ja muerte de miles de hombres. En la pieza de 153 Jean-Paul Sartre Las moses (1943), Blectra hace crecer en Orestes el ansia de libertad ab- soluta ‘# Teon. Blectra y Orestes, es- cultura del siglo , Népotes => oRESTES. ‘¢ Mais. Al final de la 6pera de Richard Strauss Electra (1909), fa herofna, embriagada, por la abrumadora satisfaceién de su venganza, se entrega a tuna danza dionisfaca al wr ‘mino de la cual se desploma smuerta # Cin, Elecira de Michaelis Cacoyannis (1961) es una adaplaci6n de la Electra de Sofoctes; Dudley Nichols, por su parte, realiz6 en 1949 una adaptacién cinematografica de la obra de O'Neill A Blec- tra te sienta bien ef tuto. © un). ELISA ‘Nombre tirio de la reina > pw. ELPENOR Este compafiero de Ulises? fue transformado en puetco por Circe" y recuperé su forma hu- mana gracias @ los ruegos de st ‘amigo. Mas tarde, cuando los igtiegos se aprestaban a partir ENDIWION de los dominios de Ia hechi- cera, Elpenor murié al caerse de una terraza donde se habia quedado dormido en estado de embriaguez. Cuando Ulises descendié a los Infiernos* en- ccontré la sombra de su amigo y le prometié rendirle honras ‘inebres. Cumpliré su promesa al llegar al Lacio, 4 Lit. En la Odisea, Ulises trata con amistad a quien, sin embargo, es «el mis joven de todos nosotros, el menos vale- oso en el combate, el menos ‘pnudente en el consejo» (X); es Ja primera sombra que compa- rece ante 61 (XI) euando el hé- roe" invoea a los dituntos. Elpenor es el héroe epdnimo de una obra de Jean Giraudoux (1919) donde el autor, através del personaje del grumete ariego. rinde un homenaje hu- moristico a todos los persona- jes que, como «soldados ra ‘os, viven, sufren y mueren a Ja sombra de Tos heroes. ENDIMION Este pastor, dotado de una extraordinaria belleza, inspir6 un casto y tiemno amor a Se- lene*, que cada noche venia a contemplarle mientras dormia, Zeus* accedi6 a mantenerlo ENEAS cternamente en tan dulce suefio, imagen que vendria a simboli- zar la felicidad etema. 4 Lit. El tema del amor de Se- Tene por Endimién est pre- sente en el poema «heroic» Endimién, de Vicente Garcta de Ia Huerta (1786), John Ke: ats publics en 1818 un poema fen cuatro cantos tiulado End ‘min dedicado a Chatterton 4 Teon. Muchos son los cua dros inspirados en el Sueto de Endimién, entre los que des- taean los de Tintoretto (siglo Xvi, Londres), Guercino (siglo xvil, Florencia), Rubens (si- alos xvi-xvu, Londres) y Giro det (1792, Louvee). ENEAS Principe troyano, héroe* de Eneida de Virgilio, que es- capé del saqueo de Trova" y legé a Italia, por voluntad de Jupiter, para fundar una nueva Troya, arquetipo de la futura Roma, Eneas cra hijo de Anquises y de Afroditar (Venus*). Fue ‘uno de fos principales jefes tro- yanos durante la guerra, el mas Valiente después de Héctor Cuando cayé Troya, Eneas lo- 16 salvar a los dioses” familia- res, los Penates’, y consiguié 1st Bermini, Eneas y Anquises, Roma, Museo de la vila Borghese hhuir de ta ciudad en llamas eat gando a su padre sobre su es- palda. Liev6 también consigoa su hijo Ascanio, pero perdié a su mujer, Credsa, y pronto tuyo que embarcarse con un grupo de supervivientes en busca de tuna nueva tierra donde estable La Eneida, durante los seis primeros cantos, relata el pere- grinaje de Eneas a través del Mediterréneo y las dificultades Iss aque la enemistad de Juno* pone en el camino del héroe. Su viaje le conduce, entre otras re giones, de Troya a Tracia, més tarde a Creta pasando por De- los, luego a Tesalia (Accio) pa- sando por las islas Estréfades, donde tenian su morada las har- fas’. y a Epiro, donde vuelve a ver a Andrémaca’. En Italia meridional encuentra diversas colonias griegas que ya se ha- bfan establecido en la regisn. Desde allf se dirige hacia Sici- lia, pero Juno desata una tem- pestad que le aparta de Italia y le arroja hacia la costa africana, donde es recogido por Dido", reina de Cartago (libro 1) Eneas refiere a la reina la toma de Troyay las dificultades de su viaje, que debe conducirle hacia la tierra de asilo que le han prometido tos ordculos (li- bros II-IIl). Dido se enamo- ra apasionadamente del héroe troyano y se convierte en su amante, Pero los dioses no quieren que Eneas se establezca en Cartago, ciudad que se con- vertird en Ia futura rival de Roma, Obedeciendo la orden terminante de Jépiter, Eneas se hace nuevamente @ la mar. Dido, desesperada, se inmola sobre una pira (libro IV). Eneas desembarca entonces en Sicilin, ENEAS donde celebra fuegos funera- rios en honor de su padre An- quises, muerto durante la escala anterior (libro V). Mas tarde desembarca en Cumas, en Ita- lia, donde visita a la sibila’, en cuya compafia descenderé a los Infiernos’. All encontraré a la sombrat de su pactre, y de sus labios recibe ta revelacién del futuro glorioso que aguarda a Roma hasta el reinado de Au- gusto (libro VI). > MAPA DEL VIAIE DE ENEAS. Si los seis primeros cantos de la Eneida recuerdan a la Odisea de Homero tanto por su composicién como por la se- Teccién de episodios, los s iltimos, por su carter épico, evocan més bien la Iiada. En efecto, Eneas es hospitalaria- ‘mente acogido por Latino’, rey del Lacio, pero debe enfren- tarse con las armas a Turno, caudillo de los ritulos, cuya hostilidad ha despertado Juno. ‘Tumo pretendia la mano de La- vinia, hija de Latino, pero este se la habfa ofrecido en matri- monio a Eneas, pues habia visto en el troyano al hombre a quien el Destino habja llamado para elevar el nombre de los la- tinos hasta las estrellas. Eneas se aseguré entonces la alianza de Evandro y de su hijo Pa- ante’, que habitaban en el tu- gar donde se levantaria la fu- tura Roma, el Palatino (libros ‘VIL-VIMD El momento mas pe- ligroso para las tropas troyanas se produjo cuando Tumo, en un ataque sorpresa, logré incendiar Jas naves troyanas en ausen de Eneas (libro IX), pero a lle- gada del caudillo troyano y de los contingentes aliados consi uid invertir la situacién. En el Olimpo" se enfrentan Juno y ‘Venus, pero Jdpiter se niega a favorecer a uno u otro bando. Eneas sale vencedor del com- bate, pero Palante muere (libro X), El héroe obtiene una victo- ria sobre la caballeria volsca de la reina Camila (libro XI) y pone fin a la guerra matando a Turno en combate singular. Reinard sobre un pueblo en el que se funden arménicamente las virtudes de los latinos y las de los troyanos (libro XID. 4¢ Lit, El mito de Eneas se re- monta a Estesicoro (siglos vil- via. C) y legé a Roma sin (que diera lugar a obras litera sas antes de la Eneida de Vir- gilio. El poeta inicis este ‘poema épico, dividido en doce ‘eamtos, en 29 a. C., pero quedé ‘nconcluso a su muerte, en 19 .C, Virgilio estimaba que to- 136 davianevesitaria otros tres aos para terminar su relato, y antes de morir pidi6 que que- maran su obra, Augusto se ‘opuso ello e hizo publicar Ia Eneida, La posteridad literaria de la fi- sgura de Bneas es ligada a as diversas versiones que suscit6 a Eneida, que seria adaptads en distintas épocas a diversas tradiciones nacionales. Encon- ‘ramos primeto las adaptacio= nes medievales, como el Ro- ‘man d'Enéas (anénimo, h. 1156), que desarrolla los as- poctos psicoldgicns y se contra especialmente en los amores de Dido y Eneas y en el episo- dio de Lavinia. En el siglo x1, cl poeta holandés Heinrich van Veldeke realiz6 a su vez una ‘adaptaciGn del Eneas francés. En Os Lusiadas (1572), el poeta portugués Luis de ‘Cames actualiza la Eneida al mezelar figuras. mitolégicas ppaganas y temas cristianos, A través de las aventuras de Vasco de Gama, comparadasa las de Ulises y Eneas, Portugal aparece como uns nueva Roma pio, + Feon. Ei sacrficio de Eneas, bajorrelieve del Ara Pacis, si- slo ra, C., Florencia; Eneas herido,pintura pompeyana, slo , Napotes: Eneas levando ‘su padre Anguises, pinturs pompeyanna carieaturesca (N& Poles) donde los. personajes ENEAS tienen cabeza de perro, Més tarde encontramos el Eieas y Anguises (Bernini, mérmol post. 1615, Roma; Van Loo, 1729, Louvre); Enea la si bila (Turner, 1798, Londres); Eneas y Venus (Pietro da Cor- tona, siglo xv1t, Louvre) y,so- bre todo, representaciones del isodio de sus. amores con Dido (Eneas relatando a Dido Jas desgracias de Troya, Gus rin, 1817, Louvre; Dido lo- rato porta partida de Enea, Lorrain, siglo xvul; Muerte de Dido: Rubens, 1635, Louvre Natoire, siglo xy, Nantes; Agilero, Dido y Eneas y Salida de Eneas de Cartago, siglo xvi, Madrid, Museo del Prado). ¢ Mas. Para el episodio de Dido y Eneas: Purcell, Dido y Eneas, 1689; Betlior, Las tran ‘yanos, 6pera, 1863. Sobre As- canio: Saint-Saens, Ascanio, ‘pera, 1890, # Cin. Eneas es el protago- nista de La guerra de Troya de Giorgio Ferroni (1961), donde ‘su bravura se opane a lt cobar- dia de Paris En Las conguis- adores heroicos, de Giorgio Rivalta (1962), sus aventuras le conducirn desde la devas. tada Troya hasta la future Roma, Franco Rossi, que ya £010 habja filmado la Odisea, ofte- 6 en 1974 una adaplacién te- levisiva de la Bnei. EOLO Diversos dioses* o héroes* evan este nombre, aunque el més eélebre es el hijo de Hipo- tes y seftor de los vientos. Ha- bitaba en la isla de Eolia, flo- {ante y rocosa, y permitfa que sus tiimultuosos stibditos co- rrieran sueltos por el mundo, 0 bien los encerraba en cavernas en odres de piel, segdin su ca- pricho. Koto entregé a Ulises’ uno de estos odres para ayu- darle aregresar a ftaca Guando su bareo qued6 inmovilizado por una calma chicha, pero Eolo en una letra capitular de un cédice medieval conservado en la blioteca de la catedral de Verona 158 los compafieros del héroe, creyendo que contenfa oro, lo abrieron imprudentemente cuando este dotmia, Se desen- caden6 entonces una pavorosa tempestad y Eolo, temiendo granjearse 1a enemistad de los dioses, se neg6 en lo sucesivo a ayudar a Ulises. 4 Lengua. El adjetivoeético fe aplica a todo lo que pro- viene de la aecin del viento, como el arpa eda, que suena al recibir el soplo de los vien- tos, ot energia edie, prod cida por la aci6n del viento, Clement Ader bautiz6 Eolo« su primer aparato volador, Primero que consegufa despe- sr del suelo gracias ala ener 2 proporcionada por un mo- tor con el cual efectué en 1890 1891 varios velos que no superaron los eien metros, Las itas Eeas era el nombre aque los aniguosdaban als is- las Lipari, stuadas af nondeste de Sicilia, desde donde pod ‘ere los teritoros del dis. 4 Lit El canto X de a Octisea refine las aventuras de Ulises Y de Eolo, «caro alos dioses Jnmortaes». Ovidio (Meta: rmorfosis, X1) even la bonds de Foto hacia sv hija Alene, desesperada por haber perdido 159 en el mar a su amado esposo Ceive con. La figura del dios del viento aparece decorando una letra capitular de un cédice ceonseryado en la biblioteca de Ia catedral de Verona, El epi- sodio de la Eneida (canto Den cl que Juno® pide a Holo que desencadene una tempestad para impedir que Eneas” de- ‘sembarque en Cartago, ha ins- Pirado varias obras, entre ellas ‘una escultura de Jean de Bo- logne, siglo xvi, Florencia, y tuna de las Cuairo estaciones de Delacroix, El invierno, que representa a Juna implorando «Bolo, sigho xix, S20 Paulo. EOS Diosa’ de Ia Aurora, hija del titin’ Hiperion y de 1a tité- hide Tia y hermana por tanto de Helio (el Sol) y de Selene’ (la Luna). Pertenece a la gene- raci6n divina primitiva que pre~ cedié a la legada de los Olim- picos’, De su unién con Astreo, hijo del titsn Crio, concibid a Jos Astros ya los Vientos (Cé- firo", Boreas’ y Noto). Pero es conocida sobre todo por sus amorfos, tan numerosos como desgraciados, ya que Atrodita’, celosa de encontrar en ella una tival en el corazdn de Ares" la Eos perseguird con su implacable rencor. Se enamoré del giganter Orin, hijo de Poseiddn, y lo Hes hasta la isla de Delos, pero alli lo mat6 la arisca diosa Arte misa*, a quien el gigante habia intentado. violar; Orién fue transformado en constelacién, Mis tarde Eos rapié al apuesto Céfalo* y to transports hasta Siria, donde tuvieron un hijo, Faet6n‘. Por tltimo, rap al iro- yano Titono, hermano mayor de Priamo*, famoso por su extraor- dinaria belleza; lo instal6 en Etiopia y tuvo de él dos hijos, Emation y Memnén (este timo reinaria més tarde sobre a co- ‘marca y moriria ante los muros de Troya® durante un combate con Aquiles’). Tanto se prends del troyano que suplics a Zeus* ‘que concediese la inmortalidad su amante, Pero sin la juven- tud eterna, que Eos habia olvi- dado pedir para él, Titono fue envejeciendo y consumiéndose dia a dia hasta terminar conver- tido en una reseca cigarra que la sentimental diosa de la aurora ‘guardaba en su palacio. # Lit. Homero concede un lv gar importante a Eos, la diosa ‘matinal, «la del peplo de aza- fin», que regula la ritmica su- EPIGONOS: ceesion de los dfas y de las ha zanas bélicas cada ver que are, con sus «rosados dedos», las puertas del cielo al carro del Sol. Ovidio. por su parte, {evoea Jos amores desgraciados de Eos en sus Metamorfosis (VI, 690 y ss; XII, 581 y ss). Lope de Vega, La bella Aurora (1635), obra pastor ‘¢ Ieon. Eos transportando a ‘Memnén, copa griega de Du- ris, h. 480 a. C., Louvre. Anni- Dale Carracei, Céfalo raptado por Aurora, siglo xvi, Roma; Boucher, Aurora y Céfalo, si- slo xvi, Paris y Nancy. EPIGONOS ‘Nombre dado a los hijos de los siete jefes griegos que se aliaron contra Tebas'. Consi- ‘guieron apoderarse de la ciudad diez aftos después de que sus pa- . No deben confundirse los Epf- gonos de la mitologia con sus hhomdnimos hist6ricos, los hijos de los generales de Alejandro “Magno que se tepartieron su im- perio a la muerte de este, => TEBAS. + Lengua. Elérmino epigono se-emplea en elbito poltico 160 © artistico para designar al su ccesor 0 imitador de alguien a veces adquiere sentido peyora tivo, ‘¢ Lit. Una epopeya griega Los epigonos, de autor deseo- rnocido, rlata la toma de Tebas ¥y constituye la continuacicn de Ia Tebaida, epopeya grieea no conseryada pero que conoce- mos a través de la imitacién {que de ella hizo el poeta latino Estacio en el sig EPIMETEO. Hermano de Prometeo” y creador del reino animal. > ANIMALES, PROMETEO. ER El mito de Er «el Armenio» ‘no pertenece a la mitologia pro- piamente dicha. Se trata de un mito filos6fico imaginado por Platén en su didlogo La Repi- blica (siglo tv a. C.). Los dio- ses le habian concedido con- ‘templar el juicio a que eran so- metidas las almas en ef més alld, antes de ser admitidas para la reencarnacién. EREBO 0 EREBO El término griego Erébos, que puede traducirse «tiniebla» u«oscuridad», designaba a una 161 entidad indefinible, preexis- tente al Universo y estrecha- ‘mente asociada, en el seno del aos" primordial, a una especie de chermana gemela» llamada Nicte* (ala Noche»). Tras su separacién, que marcé la apari- cién del Universo, Erebo pasé 4 personificar las «Tinieblas» de los Infiernos* y Nicte la -«Nocheo terrstre, Por este mo- tivo, el nombre de Erebo apa- rece frecuentemente empleado como sinénimo de los Infier- os. -> cAos. + Lengua. Seba dado el nom- bre de érebo a una maripo- sa nocturna de gran tamano oriunda de América tropical, ERECTEO Uno de tos primeros reyes miticos de Atenas’, a menudo confundido en los orfgenes del nito con su abuelo Erictoni ‘aunque con el tiempo, y a me- dia que se va precisando a tra- dicidn mitica y lteraria, Erecteo se distingue de su antepasado para entrar en la cronologia de los primeros reyes que se atri- buird Atenas en la época clasica. ijo de Pandién, le sucede en el trono al morir este, mientras que su hermano Butes recibe as fun- ciones sacerdotales de la ciudad. ERICTONO. Erecteo es también her- mano de Filomela’ y de Procne, ambas metamorfoseadas en p- jaros. Durante su reinado esta- 6 una guerra entre Atenas y Eleusis, que contaba entre sus aliados con el rey tracio Eu- molpo, hijo del dios Poseid6n. Erecteo consulté al oréculo de Delfos sobre el resultado del combate y supo asf que para obtener la vietoria tendrfa que sacrificar a una de sus hijas Todas las hijas del rey estuvie- ron dispuestas a dar su vida para salvar a su patria. Gracias este sacrificio los atenienses consiguieron la victoria, pero Erecteo, que habia dado muerte ‘a Eumolpo durante la batalla, fue fulminado por Zeus’ a peti- Cin de Poseidén, furioso por la muerte de su hijo. > ATENAS (FUNDACION DE). + Teon, Muchas pinturas de vasijas representan diversas episodios de la vida de Erec- to, Se conservan dos cabezas procedentes del Partendn (si glova.C),unaen Atenas y la ‘tra en el Vaticano, ERICTONIO Este rey de Atenas” de apa- riencia monstruosa era hijo de Atenea” y Hefesto:. En una oca- ERIE. sion en que la diosa” haba acu- dido al taller de Hefesto para encargarle unas armas, el dios, al verla, no pudo reprimir su violento deseo y se precipité sobre ella con la intencién de violarla, Atenea consiguié re- chazar el torpe ataque, pero ‘unas gotas del esperma de He- festo cayeron sobre el muslo de la casta diosa que, crispada, se limpié répidamente con un trozo de tela y lo tid al suelo. De la tierra asf fecundada na- cera un extraiio vistago, Ericto- nio, cuya apariencia (mitad hombre, mitad.serpiente) y ccuyo nombre («nacido de la tie ra») revelan sus origenes ct6 nicos*, Teniendo buen cuidado de que los dioses no se entera- ran de nada, Atenea lo met tun cesto cubierto que confi en secreto a las tres hijas de Cé- ‘rope, pero la curiosidad las im- pulsé a abritlo, Presas de panico al descubrir a la monstruosa criatura, se arrojaron desde 1o alto de la Aerpolis. Erictonio, educado por Atenea en el re- into sagrado de su templo, re- cibié el poder de manos del rey Cécrope, y su hijo Pandién le suceders én el trono de Atenas. ‘A menudo se le ha confun- dido con su nieto Erecteo’. > ATENAS (FUNDACION DE). 102 ERIDE Diosar generalmente consi- derada como hija de Nicte*, la Noche, y compaiiera —o her- mana— de Ares‘, dios de la ‘guerra. Es la personificacién de la Discordia, que es precisa- mente el significado de su nombre en griego. Al igual que ‘a ottos genios temibles, como las erinias’ o las hanpias, se la representaba alaca, Desempeiia un papel deci sivo en el relato de las bodas de Tetis' y Peleo. Fride se presents ‘en la ceremonia, ala que no bia- bia sido invitada, y arrojé en medio de la asamblea una man- zana de oro que llevaba Ia ins- cripcién «para la més bella». Esta manzana, la llamada man- zzana de la discordia, seré el ori- gen de Ia guerra de Troya’. En efecto, daclo que tres diosas se disputaban el premio, Hers’, Atenea* y Afrodita’, Zeus’ of- dend que Hermes” las condujera al monte Ida ante el pastor Pa jo del rey troyano Pria« ‘mo, que actuarfa como ébitr del conflicto, Las tres diosas in- tentaron sobomarlo con valio- sos presentes pero Paris, desde- fiando el imperio terrestre que le habia ofrecidio Hera y la vie~ toria en el combate prometi por Atenea, escogié a Afiodita, 163 ‘que le haba asegurado el amor de la mujer més bella de la Tie- tra; Helena* (sobre el signi ficado «trifuncional» del mito, — ESTUDIO GENERAL DE LA MI- ‘TOLOGIA GRECORROMANA, ORi- (GEN ¥ CARACTERISTICAS DE LA Mi- TOLOGIA GRIEGA). ~> NFRODITA, PARIS. 4+ Lengua. La expresién (er) la manzana de ta discoria, «que desiga el origeno el mo tivo de una disput, es una he rencia dela historia de a man zana de oro, convert en ob jeto de litigio entre las tres diosaspreocupadas pore pres- tigio de su belera # Lit. Bo la Teogonia, He- Sod conviere «Erde, fuerza primordial nacida de a noche, en la madre de muchos hijos ‘ue, como la Pena. el vido o 1 Hambre, representan abs teaceiones de males ocalani- dades, Eride, sin embargo, pede encarnar también el e- Piri de emutacién que, en 1s rabajs y loss, inspira a cada hombre el amor por su aticio. Homero, por su part, describe las artimatas de Erid en ol eampo de batalla, donde combate siempre al lado de Ares, Por dim, la tradicibnteicay poxtice vr ERINIAS en ella solamente a la respon- sable lejana de la guerra de Troya, ERINIAS Espiritus femeninos de 1a Justicia y de la Venganza, per- sonifican un antiquisimo con- cepto de castigo. Los romanos las identificardn mas tarde con sus furias’. Nacidas de las gotas de es [perma y sangre que cayeron so- bre Gear cuando Crono mutlé 4 Urano, son por tanto primiti- vas divinidades ct6nicas* del pantedn* helénico, y en este sentido pueden compararse a las moiras* (las parcas* roma- nas), que no tienen otras leyes que las propias y no reconocen Ia autoridad de los Olimpicos los dioses* de Ia generacién mas joven. Aunque en un principio se las mencionaba de forma ge- nérica, terminaron adquiriendo tuna identidad més precisa, Son tres, Alecto, Tisffone y Me~ era, representadas como ge- nios femeninos alados con los cabellos entreverados de ser- pientes y blandiendo antorchas 9 létigos. Su morada era el Erebor, las Tinieblas inferna- les. A menudo comparadas ‘con «perras», vuelven locas @ sus victimas, a las que persi- sguen sin descanso. Protectoras simbélicas del orden fundamental del cosmos —el universo organizado frente al caos— y del orden religioso y efvico caracteristico del pen- samiento helénico, opuesto a las fuerzas desestabilizadoras de la anarquta, persiguen a todo aquel que haya cometido una falta susceptible de turbarlo, desde las cometidas contra la familia hasta el pecado de hi- bris’. Castigan especialmente a Jos asesinos, ya que su crimen ¢s tanto unia mancha de tipo re- ligioso como una amenaza para la estabilidad del grupo social Expulsado de su ciudad, el cul- pable errard de ciudad en ciu- dad, victima de la persecucién de las temibles erinias, hasta que encuentre una autoridad ca- ritativa que consienta en purfi- carlo de su crimen. Las erinias se convierten entonces en las euménides, «las bondadosas>, eufemismo con el que se pre~ tendia halagarlas para desviar su célera y conseguir que fue- ran propicias. # Lit. Desde los poemas ho- iméricos* a funcion esencial de Jas erinias es la de vengar el crimen y castigar especial- 164 mente los cometidos contra la Familia, encabezados por el pa- ricidio. La tradicién trgica les ftorga este papel fundamental através de la historia ejemplar de dos familias miticas perse- guidas por una maldicién im- placable: los Labdéeidas, en tomo a la figura de Eaipo-, y los Atridast, en torno a la de Orestes", ambos parricidas ‘imesponsables que obtendrin la redencidn de su erimen des- pugs de la purificacién. La mat icin divina original cede asf su lugar a un nuevo orden cf- vico, —> AGAMENON, ATRIDAS, DIP, ORFSTES. Por itimo, la Eneida de Virgi- modifica un tanto esta fun. cin reguladora y redentora las erinias se convierten en simples divinidades infernales {que atormentan a las almas de Jos muertos condenadas en el, ‘Tértaro*, > INFIERNOS. Bn la Electra de Giraudoux (1937), las «pequetas euméni- des», que no dejarin de crecer ‘a medida que avanza la pier, simbolizan el avance inexora ble del destino, Las moscas, en Ja pieza de Sartre del mismo ti tulo (1943), son una represen taci6n simbolica de las erinias # Teon. Jean Fussli, Las ert nas junto al euerpo de Erifile 165, siglos xvurxtx, coleccidn pri vada; Gustaye Moreau, Ores- tes y las erinias, 1891, Turin, EROS Dios del Amor. Este nom- bre, que significa «el deseo sensual», remite en Grecia a re- presentaciones muy diversas segtin las épocas. En Hesfodo nace del caos’, como Gear (la Tierra). Es él quien preside las uniones de los titanes”, conce~ bidos por esta; mas tarde las de los Olfmpicos: y, por iitimo, las de los hombres. Es el prin- cipio universal que asegura la generacién y reproduccién de las especies. En la teologia érfica, que g026 de una extensa influencia en la antigua Grecia, Eros sur- gi6 con sus alas de oro det huevo primordial, simbolo de feliz plenitud que al dividirse formarfa el Cielo y la Tierra A menudo tlamado también Protogonos (primer nacido). Phanes (el que hace brillar), es un ser doble, bisexual, capaz de unificar con su poder los as- pectos diferenciados, incluso Contrarios, de un mundo conce~ bido como una fragmentacion y degradacivn del Ser inicial. Plat6n, en El banguete (h. 385 a. C.), presenta a seis per- Eros (a la izquerda) en el lienzo de Lucas Cranach Venus y el Amor (qrabaco en madera) sonajes que intentan definir la naturaleza de Eros. Sécrates, que figura entre Ios invitados, le describe como un «demo- nio» o genio mediador entre los dioses’ y los hombres, nacido cen el jardin de los dioses de la unin de Poro (et Recurso) y de Penia (la Pobreza): es, como la segunda, una fuerza etema- mente insatisfecha que con as- tucia, como el primero, siempre consigue aquello que persigue. La tradicién le atribuye otras muchas genealogias. La nds difundida le hace hijo de EROS. Afrodita’ y Ares* y hermano de Anteros (el Amor correspon. dido). Elarte y la literatura sicas le pintan como un her- moso adolescente protector de los amores homosexuales, pero ins tarde se impondra la ima- gen de un nifio travieso armado eon arco y flechas que dispara tanto contra los dioses como contra los hombres, 0 bien por- tando unas antorchas con las que inflama los corazones de tuna pasi6n irresistible 4 Lengua. El adjetivo erético ‘designs lo relativo al amor, y ‘especialmente al amor fisico: y ‘también Jo que suscita el deseo yeel placer sexuales. De 61 se Geriva Ia palabra erotismo, La erotomania es la obsesion sexual Las acepeiones figuradas de sustantive flechazo (wenamo- amiento repentinor) y del verbo flechar («inspirar un amor repentino alguien») proceden precisamente de Ta sepresentacion habitual de este dios, cuyas flechas hacfan na- cer el amor en los corazones. 4 Lit, Entre los poetas roma- nos, Eros, bajo el nombre de Cupidor, se convierte en una figura omnipresente, Virgilio muestra como Venus" recurri6 166 461 para provocar el amor de Dido* hacia Eneas*, El relato ins célebre en el que participa ces el de Amor y Psique” en las Metamorjosis de Apuleyo (si- loud. Co. En a literatura europea, as ferencias al dios, tanto en su aspecto adulto como bajo Ia apariencia de un nifio mofle- tudo, son innumerables, sobre todo en Ia. poesia. amoros, como por ejemplo en el Carr clonero de Petrarca (1330) 0 en Ia poesta de Garcilaso dela Veg, en especial en su Oda a la flor de Gnido (1526-1536), en la que Venus y Cupido dia logan ponderando el gran po- der del amor. Entre las obras fen que aparece como personaje ‘con entidad propia figuran, es pecialmente, las que se centran fen sus amores con Psique, como Las bodas de Psique y Cupido, de Galeotto del Ca- rretto (1520), pieza simbslica cen la que intervienen miltiples personajes; Hermosa Psiquis, poema de Juan de Mal Lara {h. 1550); Prique a Cupid soneto de Juan de Arguijo (1605); €1 Adonis de Giamnbat- tista Marino (1623); Psique y Cupido, auto sacramental de José de Valdivieso (1622) Ni ‘Amor se libra de amor, come 167 dia de Caldersn de la Barca (1640) en Ja que introduce ele- ‘ments propios del teatro dela época, como el disfraz y Ia ‘confusién de identidad de los personajes; 0 Los amores de Psique y Cupido de La Fon- taine (1669), novela mitolbgica €n prosa y verso. A veces se desdobla, como en La asc: blea de los amores de Mari vvaux (1731), donde Cupido y Amor se enfrentan ante 10s rsIQUE. La eoria psicoanalitica distin- gue dos tipos fundamentales de mpulsos: Eros es el nombre ge- rético que Freud da al conjuato de los impulsos relacionados ‘con la sextaidad, a los que se ‘opone el imputso de la muerte, designado con otro nombre mi- tol6gico, Ténato” (Mais ald det principio de placer, 1920; E1Yo vel Elio, 1923), ‘ Teon. Eros aparece represen- taco unas veces como un nif centregado a travesuras y juegos infuntiles (Eras cabalgando un delfin, vaso griego, siglo 1y a.C., Louvre; Eros castigado en presencia de Afrodita, fresco pompeyano, siglo 1a, C, Npo- les; Boucher, Cupido eautivo, EROS siglo xv, Londres), otras ve- ‘ees como el mediador de los mores humanos y_divinos (Eros, Ariana y Dioniso, vaso riego, siglo iv a. C., Atenas; Alegoria det Amor, escuela de Fontainebleau, siglo xvi, Louvre}. Aparece asimismo, bajo el aspecto de un chiquillo alado, en muchos cuadros que representan alos grandes aman- tes de la mitologfaclésica (Bot ticelli, Venus y Mare, siglo xv, Londres; Boucher, Hércules ¥ Onfale, siglo xvi, Museo Pushkin, Mose); figura tam- bien solo, con sus atributos (Cupido tensande su arco, més- ‘mol, copia de Praxiteles, siglo va. C., Roma; Parmigianino, Amor labrando su arco, sigho Vi, Dresde, sobre el gue Bar- ‘olor ealiz6 un grabado), dor ‘mido (Eros nino, esculturaro- ‘mana en mérmol, Madrid, Mu- se0 Arqueolégico Nacional), recibiendo educaciéa de sus pa «res (Van Loo, La educacidn del Amor por Mercurio y Ve- ‘us, siglo xvi, Madrid, Real Academia de Bellas Aries de ‘San Fernando; Lucas Cranach, Venus y et Amor, sigho xv), > psiQut 4 Gin, En la pelicula Cupido contrabandisia (1961), Este- bban Macruga trata el tema del ESCA ‘amor (personificado en el ti- tulo con el nombre del dios) y cl policiaco. ESCILA Monstruo marino. > ca~ RIBDIS. ESCULAPIO Nombre romano del dios —> ASCLEPIO,, ESFINGE Este monstruo® fabuloso era originario de Egipto, donde se le representaba con cuerpo de Je6n y cabeza humana. El mo- tivo se extendi por Asia (Asi- ria), donde se le aifadieron alas, y lleg6 a Grecia mediado ya el ‘Segundo milenio antes de nues- tra era. El enriquecimiento pro- sgresivo de los adornos en sus representaciones iconogrificas (collares, pendientes, ete.) con- dujo a su feminizacién y, mas adelante, al integrarse en un Ciclo de relatos ligados a la ciu- dad de Tebas*, adquirié final- mente su condicién mitica, si- guiendo un proceso semejante @ otros monstruos, como el Jeon de Nemea, que los mitos convierten en su «hermano», nacido igualmente de la vibora Equidna y del perro Ortros. > HERACLES. 168 La Esfinge (en griego es una palabra femenina) es por tanto ‘un monstruo hibrido, con rostro y busto de mujer y cuerpo de le6n con alas de ‘iguila. Fue en- vviada por Hera’, diosa” del ma trimonio, para castigar al rey de Tebas‘, Layo", que habfa rap- tado y violado al joven Crisipo Yy que se negaba en cambio a dar tun hijo a su esposa legitima. El monstruo se habia instalado en tuna montafia préxima a la ciu- dad y devoraba a los viajeros que porallf pasaban despues de plantearles unos enigmas que estos nunca consegufan resol- ver. Edipo* fue el tinico que consiguié pasar la terrible prueba. La Esfinge, al verse vvencida, se lanz6 al vacio desde Io alto de unas rocas y perecis. > EDIPO. ¢ Lengua. En sentido figu: rado, se dice que una persona 0 parece una esfinge cuando adopta una actitud reservada o enigmatica, Revie también este nombre tuna mariposa nocturna de gran lumano, la esfinge de la eala vera, perteneciente a la familia de los esfingidos. > oui + Teon. Este monstruo es muy popular en el arte griego, Es 169 frecuente encontrarlo en la es cultura arcaica (Esfinge de fos naxianos, h, 575 a. C., Delos; Delfos, Museo de la Acrépo- lis). Las esfinges son también frecuentes como adorno de mobiliario en Francia durante el Directorio y el Imperio, sin duda por influencia de ta expedicign de Bonaparte a Egipto. ESTENTOR o ESTENTOR Héroe* que aparece citado una sola vez en la Mfada de Homero, pero que pronto se convirti6 en una figura prover- bial por 1a potencia de su voz. Algunos relatos legendarios posteriores le atribuyen la in- vencién de la trompeta y un fir trfgico a manos del dios Her- mes’, que lo habria derrotado después de que Estentor le de- safiara a superar la potencia de su voz. ««Estentor, de corazn gene- 1030, de vor. de bronce, que gri- taba tan fuerte como cineuenta hombres juntos» (IHfada, can- to V, verso 785). + Lengua. Del nombre del he: roe deriva el adjetive estent reo, que se uplica ala voz 0 al acento muy potente y retum- ante, EvRISTE ESTIGE / ESTIGIA Rio subterténeo de nueve ‘meandros que baflaba los In- fiernos’. Es preciso sefialar que los antiguos daban el nombre de Estige o Estigia a un manantial de la Arcadia" (regién central del Pelopo- reso) que brotaba de una roca y desaparecia poco después bajo tierra. Se crea que esta fuente aflufa al rio infernal del ‘mismo nombre. ¢ Lengua. Pasar el Estige (o {a Estigia): morir;jurar por el Estige: pronunciar un jura- ‘mento terrible (solo Ios doses: juraban «por el Estige»), El adjetivo estigio, utlizado basicamente en lenguaje poé- tico y en sentido figurado, es sinGnimo de «infernal # eon. — 10x05. EUMENIDES ‘Nombre eufemistico con el {que se conocta st las —> ERINIAS, EURIDICE Esposa de — orre0, EURISTEO Después de la muerte de Anfitrién, el trono de Micenas debfa recaer sobre el primogé- nito de los dos descendientes EUROPA de Perseo*: el futuro Heracles* y su primo Euristeo. Hera’, ue no estaba dispuesta a que el hijo de Alemena accediese al trono, retrasé el nacimiento de este y adelant6 el de Euris- teo, que nacié dos meses antes del tiempo de gestacién y que mds tarde reinarfa en el puesto que hubiera correspondido a Heracles, Este tuvo que po- nerse a su servicio durante doce aiios, a 10 largo de los cuales realizé los «doce traba- Jos» que Euristeo le habia im- puesto, —> HERACLES. EUROPA Joven amada por Zeus: Europa era hija de Agenor, rey de Fenicia, y hermana de Cadmo. Cuando estaba ju- zando con sus compafieras en una playa, Zeus la vio y se enamoré de ella. Para sedu- cirla se metamorfose6 en toro ¥ se presté a los juegos y cari- ‘ias de las muchachas. Europa se envalenton6 y mont6 sobre su lomo. Entonces Zeus la rapt6 y atraves6 el mar llevan- dola consigo hasta Hegar a Creta. De su unién nacieron Minos’, Radamantis y Sarpe- d6n. Este episodio marcara el origen de Ia dinastfa cre- tense de Minos. Después de su 170 ‘muerte, Europa recibi6 hono- res divinos y el toro, animal cuya forma habia adoptado Zeus para unirse a ella, se con rtié en Ia constelacién de Tauro, — TEAS. 4 Lit. Esta leyenda ha sido una fecunda fuente de inspiracién para la literatura griega y la- tina. Ovidio la desarrolta mas cextensamente en las Metamor: fosis (Il, 836-y 55.) y en los Fastos (V, 603 y ss). Desde la Antigledad, fos autores se han Interrogado sobre el vinculo existente entre la figura mito- ldgica y el nombre del eonti- rete, pregunténdose, con He rodoto (Siglo v a. C.), por qué se dio el nombre de una hero nna asidtiea a este territorio (Historia VII, 185). El mito fue tratado también por Fran- cisco de Aldana (siglo xv1) Castillo Solérzano (Et robo de Europa, romance butlesco,si- glo xvi, En nuestros fas se considera que tal vinculo es dudoso; sin embargo, ha inspirado a mu- chos autores, entre ellos a Giambattista Marino en La zumpona (1620), recopitacién de iditios mitol6gicos: a André Chénier en sus Bucdlicas (1819) y a Leconte de Lisle, EUROPA Rubens, El rapto de Europa, Madrid, Museo del Prado (copia del inzo de Tiziano) que en «El rapto de Europa» recupera la leyenda antigua (Cltimos poemas, 1884), 4 ean, Europa sentada sobre el toro, metopa del templo F de Selinomte, siglo vi a. C., Pa- leemo, Sobre el mismo tema: vaso griego, siglo wy a. C Petersburgo: fresco de Pom peya, siglo, Museo de Népo- les; gran niimero de cuadros, entre los que destacan los de Tiziano (1562, Boston; sobre el que Rubens realiz6 una copia enel siglo xv, Madrid, Museo del Prado), Rembrandt (1632, Paris, coleccién particular), Boucher (1747, Louvre), Mar- tin de Vos (El rapto de Europa, siglo xvi, Bilbao). ‘¢ Mas. Milhaud, El rapio de Europa, 6pera minuta, 1927. FAETON o FAETONTE, Este semidiés", cuyo nom- bre en griego significa «el bri- ante», era hijo de Helio* y la ocednide Climene o, segiin otra tradicién, de Eos* y Céfalo~ Simboliza la hibris’, el orgullo ‘desmesurado que impulsa a los hombres a desafiar a los dio- ses’. Faet6n se jactaba conti- nuamente de sus origenes div nos ante sus compafieros, y uno de ellos le retd a que demos- ara su filiacién, Faetén su- plic6 a su padre que le ayudara yeeste acord6 concederle el pri- ‘mer deseo que expresara. El te- merario joven pidi6 que le de~ {ara conducir su fabuloso carro de fuego y Helio no tuvo més remedio que permitirselo a pe- sar de sus temores. Faet6n se apoderé de las riendas del ca- ro, pero los fogosos caballos se lanzaron en una loca carrera, amenazando con estrellarse contra la b6veda del cielo unas veces, precipitindose otras con- tala tierra y quemando monta- fias y Ilanuras. Zeus’, espantado por el desastre, fulmind a Fac~ t6n y el joven cayé al rfo Eri- dano. Sus desconsoladas her- ‘manas, las Helfades, le rindie- ron honras finebres; tanto era su dolor y las lagrimas que ver- tieron, que terminaron meta- morfosedndose en sauces. 4 Lengua. Convertido en nom- bre comin, un fern designaba cenel siglo xvi un carruaje des- cubierto de cuatro ruedas, alto y ligero, y en nuestros das un coche descapotable de princi- pios de siglo, 4 Lit Hesfodo y los trigioos ariegos aluden a menudo a tr gico destino de este semidis. Ovidio relata su historia en el libro I de las Metamorfosis. La osadia de Faetén, como la de foaro, vaa ser tratada en n- ‘morosos poemas del siglo xv1 FATUM, como simbolo de la osadfa amorosa del poeta: Francisco de Aldana, Fabula de Faetin (1591); Hernando de Acufta, Faetdn, soneto (1570-1580) Soto de Rojas. Faetén (1639), EI mito también fue Nevado a escena por Calderén de la Barca en El hijo del Sol, Fae. tn (siglo xvi), Toon, La catda de Faevén aadoma algunos saresfagos ro- ‘manos (siglo a. C., Copenha gue y Florencia). Mas tarde re- aparecen temas como Faerdn pidiendo a Apolo que le deje conducir el carro del Sol (Poussin, sigio xvi, Berlin; Le Sueur, siglo xvu, Louvre) y La caida de Faetén (lienzo de Ru bens, siglo xvit, Bruselas, Mu: seo de Bellas Artes; acuarela de Gustave Moreau, 1878, Louvre). # Mas. Lully, Faetén, épera, 1693; Saint-Saens, Faerdn, poem sinfénico, 1873, Los rayos de FATUM En Roma, personificaci6n diyina del Destino”. La palabra fatum procede del verbo latino ‘fari, que significa chablar»: se ria por tanto Jo que ha sido di- ccho y fijado de forma irreme- diable (véase en la cultura islé- 74 mica la formula andloga «es- taba escrito»). Como en Grecia, donde el Destino estaba ya per sonificado en las moiras® o par- cas’, el Farum aparece en Roma como una potencia temible ¥ misteriosa que se impone a los propios dioses’; vendrfa a ser la parte de felicidad o desgracia que le toca a cada ser, que le es asignada irmevocablemente y sin posibitidad de introducir cam- bio alguno. Segin este concepio de Fatum, la historia del mundo seria como un texto escrito por tun «Espiritu» preexistente, cuyo dictamen determina el conjunto de los acontecimientos que me- cesariamente han de realizarse. El Farum debe distinguirse de Ja Fortuna’ 4 Lengua. Con et término fc sum se relacionan las siguien: tes palabras: el adjetivo fatal (lat fevalis), que originaria- ‘mente significaba «determi- nado por el destino», de ahi su significacién de «inevitable», Y, Por extensi6n, edesgraciado, eterminado por el destino para tree la desgracia» (espe- cialmente la muerte: um diag- ndstico fatal) y «muy malo, negativo © lamentable»; el sus tantivo fatalidad, asi como al adjetivo farédico, «que indica 175 ‘una intervencién del destino». El fatatismo es una doctrina, 0 iplemente una actitud inte Teetual, que presupone la om= nipotencia del destino sobre los acontecimientos. La forma plural de Farum ‘acabé extendiéadose como ssustantivo singular femenino, ‘dando origen a la forma tarda Fata («diosa de tos destinos»), de la cual deriva asu vez fa pa labra hada; 10s ewentos de ba das, aunque de origen eético y sgerménico, aparecen asf vincu- Iados, por este sesgo etimol6= gico, ala Antigiedad romana FAUNO / FAUNOS Los faunos (en lat, fauni) ran, entre los latinos, unas di- Vinidades menores campestres que vivian en los bosques y protegian a los rebaiios. Se les suponta benévolos (de hecho su nombre se forma a parti de la misma rafz que el verbo fawere, que significa «favorecer»), pero el hecho de verlos provocaba la ‘muerte, Segin la tradicién més generalizada, se les consideraba producto de ta «tmultiplicacién» de un dios més antiguo Hamado Fauno (en lat., Faun), and- Jogo al dios Pan’ de los arca dios, y que como este era el protector de rebaiios y pastores. FAUNO Baccio Bandinelli, Fauno, San Pe- tersburgo, Museo de TErmitage Por otra parte, se veia en é! al introductor de emigrantes a dios en el Lacio, atribucién que implica ya una cierta «histori- zaciény de la figura mitica, ccuyo cardcter divino se irfa di fuminando con el tiempo hasta ppasar a ser considerado como el primer rey del Lacio. Serta en tonces cuando, en cierto modo, habrfa «estallado», dando lugar a una multitud de pequefios dioses* que Hlevaban su mismo nombre. > LATINO. 4 Lengua. £1 nombre comin fauno, como el de sdriro, de- FAVONIO signa a un hombre lascivo. El adjetivo faunesco se aplica al hombre que presenta los ra3g05 animalescos o el comporta- mientolibidinoso que la tradi- ‘ign atribufa alos Faunos El nombre femenino fauna, ‘que designa al conjunto de los animales de una regién, fue ‘ereado sobre el masculina por analogfa con el trmino flor Lit, La figura de un fauno, presente en numerosos textos antiguas, suscita en Nathaniel Hawthorne (El fauno de mdr- ‘mol, 1860) una teflexién so- bre los aspectos mils oscuros del alma humana, expuesta, desde las coordenadas del 2é- nero fantéstico y a través de unos personajes que, arrastra- ddos por sus pasiones demo- niacas, pierden su inocencia y descubren el mal. En La siesta de un fauno (1876), Stéphane ‘Mallarmé evoca la ensofiacién erética de un fauno acostedo ‘bajo un olivo, El tema inspirs también a William Faulkner und recopilacién de versos de juventud (EI fauno de mar- ‘mol, 1924). En Lolita (1959), de Vladimir Nabokov, el pro- tagonista Humbert-Humbert no duda en compararse a sf mismo con un fauno persi guiendo a ese tipo especial e 176 incitante de «pequenia ninfa'» cencarnado a la perfeccién en Lolita, mezcla explosiva de falsa inocencia y provocativa malicia # Leon. El arte antiguo repee- senta generalmente a los fau- nos a imagen de Pan, con pier nas velludas, pezutas de cabra, ‘orejas puntiagudas y cuernos, aunque pueden tener también ‘un aspecto estrictamente hu. mano, como el Fauno dan zando encontrado en Pompeya (iglo 1, Museo de Népoles). Cabeza de fauno: Jacob Jor- ddaens, sigho xvi, Bilbao; Bac- cio Bandinelli, San Peters burgo, Museo de I'Ermitage. # Mais. Sobre los temas del poema de Mallarmé antes ‘mencionado, Claude Debussy compuso en 1894 el Preludio la siesta de un fauno, una de Jas obras maestras de la mses ‘impresionista FAVONIO Nombre romano de — cf- FIRO. FEDRA Hija de Minos’, rey de Creta, y de Pasffae’, es her- mana de Ariadna* y posible- ‘mente sea, como esta, una an- tigua divinidad cretense, Su 7 nombre significa «la brillante, en recuerdo de su ascendencia solar. Su hermano Deuealién* la entregé en matrimonio a su amigo Teseo*, entonces rey de Atenas, que antes habfa estado casado con la amazona* An- tfope*. Fedra dio dos hijos a su ‘esp0so, pero se enamoré vio- Jentamente de Hip6lito’, hijo de ‘Teseo y la amazona. El joven, gran amante de la caza y devoto de Artemisa’, rechaz6 sus. insinuaciones y Fedra, temiendo que la delatase, le acuis6 ante su esposo de haber intentado violarla. Este maldijo el nombre de su hijo y pidis a los dioses* su muerte, que no tard6 en producirse. Fedra abrumada por los remordi mientos y la desesperacién, se suicid6. > m1POLITO, TESEO. 4 Lit, Segin las dos tragedias ‘de Euripides, de las que solo se ‘conserva una, el suicidio de Feaia se produce bien después de la iuerte de Hipdlto 0 bien antes de que esta confiese al joven su amor culpable, Fedra ‘na pasado a In posteridad como tuna victima de la fataidad, de {a pasién ineludible, como la figura ejemplar del amor tré- gico y devastador: «;Ah, des: rEDRA Mme. Duchesnois en la Fedra de Racine, Paris, Biblioteca de Artes, Decoraivas dichada de mi! {Qué hago? {Masta dénde quiere arras- trarme mi raz6n extraviada? He sido vitima del delirio, un dios me ha golpeado con el vertigo.» (ipo, 428. C, ers03 238-240), En su tragedia Fedre (h 50. 2), el autor latino Séneca ‘ita a Euripides y presenta a Ja propia Fedra confesando su amor a Hipélito. Algunas dé- FEDRA ceadas antes, Ovidio habia de- dicado a Fedra una de sus He roidas. En el libro X de Bl asna de oro (siglo ud. C.), Apuleyo recupera el mito, mo: demizincolo e insertindolo en a novela como un relato se ccundario © ecaso Las diversas versiones del mito respetan casi siempre el es {quema antiguo, Fedea repre senta a la seductora arrastrads por una pasién culpable y no ccorespondida,remitiendo asf otros episodios. legendarios, ‘como por ejemplo el de José y Ja mujer de Putifar. $ bargo, con el paso de los siglos se ir produciendo una evolu: cin det mito caracterizada por la progresiva difuminacién de personaje de Hipito, que to- ayia mantenia el papel do pro {agonistaen la tragedia de Ro: bert Garnier la que da titulo (1873). El necelasicismo trae consigo la Fedra de Racine (2677), que habia sido prece- {ida por otras muchas. Con esta ‘obra, en Ia que el eseritor po: ppone una lectura jansenista del ‘mito, Fedra se convierte en per- sonaje central y en una figura Titeraria de primera fit, adgui- riendo dimensiones metafisicas Fedra, condenaca por la fatal ad, encarna definitivamente la 78 pasidn destructora, Asf sucede también en la Fedra (1909) de Gabriele D'Annunzio, que ee- lebra el triunfo de la pusisn y cesboza una comparacién entre lia muerte trgica de Fedta y la de otra amante maldita, Iso, ‘Aunque la figura de Fedira two ppocas ilustraciones modernas, est presente sin embargo en ‘muchas obras coma motive lis terario, Ese easo de Lat embri Jada de Barbey W’Aurevilly (1852), donde el amor prob bbido de In protagoniste aparece explicitamente comparado con Ja pasi6n de Fedra. Lo mismo sucede en La arrebarit de Zola (1872), que ofrece una transposicién moderna del amor de Fedra en el de la prot gonista, Renée, hacia el hijo de su marido, La descripcicn de a pasion de En busca del tiempo perdido (1913-1928), donde Proust se complace a menudo en ilustrar de forma parédica 0 dramitica versos clasicos, esté profundamente impregnada de referencias a la tragedia ra- ciniana. Asi, la partida brutal de Albertine, en La fugitive (1925), aparece relacionacl por el narrador con un famoso verso: «Dicen que una pronta patida os alejard de west lado...» En general, Fedra re- 179 presenta el simbolo de la pasién prohibida o no correspondia y ‘condenauda por ello a la muerte. = HIPOLITO, TESEO. # Ieon. Eros, Fedra e Hipdli- 10, vasija griega, siglo a. C., Berlin, Rubens, La muerte de Hipolito, sighos xv-xvi, co- Jeccién particular. El grupo Fe- dra e Hipélito de Piere Guétin (1802, Louvre) entusiasmeé ala ca de la poca, Cabanel re- presenta a Fedra en el lecho del dolor (1880, Montpellier, Museo Fabre). > ninouTo, 4 Mis. Hipolito y Aricia, xi- ‘mera Gpera conservada de Ra- meau (1733). En esta obra Hi- POlito no muere, sino que es salvado por Diana’, Fedra, miisica para ballet de Georges Aue, coreografia de Serge Li Jar sobre argumento de Jean Cocteau, 1950, © Cin. La pelicula Fedra (1956), dirigida por Manuel ‘Mar Oti y protagonizada por Emma Penella, Enrique Dios- dado y Vicemte Pata, es una versin libre y moderna de la tragedia de Séneca, FENIX, EL Fénix (del griego phoi- nix, «rojo», color de la piirpura FENIX descubierta por los fenicios) era un ave fabulosa de los desiertos de Libia y Btiopfa, del tamaiio de un dguila, que vivia varios siglos. Esta ave era nica en su especie y solo podia reprodu- cirse renaciendo de sus cenizas después de inmolarse a si misma en una pira llamada in- mortalidad. Este mito fue muy popular en la época paleocristiana, que hizo de él un simbolo de la re- suuteccién en cuanto que el ave Fénix transforma su muerte en tun renacimiento, en una nueva vida, Se la representaba siempre de frente, con la cabeza vuelta hacia la derecha, de pieante su pira. # Lengua. Se dice de una pee- sona que es un fénix cuando std dotada de cualidades ex- cepeionales y, en cierto se Lido, es (nica en su género (al es el sentido del apelativo que sus contemporéneos dieron a Lope de Vega, «el fénix de los ingenios»), Laexpresion ser (parecer) el ‘ave Fénix se aplica familiar. ‘mente a la persona que se re- ‘cupera fisica 0 psiquicamente, ‘o que recobra su fama 0 noto- riedad, después de una etapa, FIDES muy negativa. También se aplica, humoristicamente, ala persona que parece no enveje- # Lit Herodoto, Il, 73. Oviio, Metamorfosis, XN. 392 y ss. El ave mftica tuvo una gran posteridad lteraria. En la Edad ‘Media parece simbolizar la re- surreceién de Cristo, perspec- tiva desde Ia cual cada alma salvada serfa, a su vez, un f8- nix, Montaigne, por su par- te, compara al mftico animal ccon el gusano de seda (Ensa- ‘yos, 1580), intemtando de este iodo desposeerle de cualquier aiributo mégico, tal vez para ccontrarrestar la ereencia, en- tonces bastante extendida, de ‘que el ave existia realmente, BBs frecuente que aparezca en Jos tratados alquimicos y mé- gicos de los siglos xvi y xvi como imagen de la unidn de los contratios, La mayorfa de las veces, en cualquier caso, se trata de alusiones de earécter simbélico, como en los Esra dos e Imperios del Sol, de Cy- ano de Bergerae (1661), 0 en El Fénix renaciendo de sus ce nizas, det poeta hiingaro Istvan Gybay6si (1693). Paralelamente, la figura mitica del ave Fénix iré adquiriendo una significacién amorosa, in 180 cluso especificamente erética, en la medida en que evoce el temo renacer del deseo y el fuego de la pain. Ast aparece nel Cancionero de Petrarca (siglo x1v), en toda la poesia amorosa del Renacimiento fo en autores més recientes, como Apollintire en Alcohoes (1913) y en Poemas @ Low (1987), donde simboiza tan- bia el ardor de la nspracn poten «en Paul Eland, cya recopilacién poética El fénix (1951) ilstrae tema del amor due siempre renace # Icon. Fénis, mosaico de Dane siglo v. Louvre FIDES En Roma, personificacién divina de la palabra dada (fi- des). Fides aparece represen- tada como una anciana de ca- bellos blancos, més antigua que el propio Jupiter’, para signifi- car que todo orden social y po- litico solo puede estar garanti- zado por el respeto a la buena fe en que se basan los compre- misos pablicos y privados. Se le ofrecfan sacrificios con la ‘mano derecha envuelta en un lienzo blanco. Esta diosat debe relacionarse con otra divinidad itdlica protectora del juramento: eldios 181 4 Lengua. La palabra fe pro- viene de fides en el sentido de econfianza». FILEMON Esposo de —> BAucis. FILOCTETES Este héroe* griego origina- de Tesalia, miembro de la expedicién contra Troya’, ha pasado a la leyenda por haber sido elegido como depositario del arco y las flechas envene- nadas de Heracles’. Las versio- nes que explican cémo las ar- mas del famoso héroe troyano habian egado a su poder di- vergen. Segtin unas, las habria recibido de su padre, mientras que otras afirman que fue el propio Heracles quien se las Jeg6 como recompensa por ha- ber encendido el fuego de Ia pira sobre la que este agonizaba de dolor. Filoctetes habfa ju- rado no revelar el lugar de la muerte de Heracles. El destino castigaria la traicién a este ju- ramento con una terrible herida y-con el rechazo de los suyos, Eliilustre legado que deten- taba Filoctetes, y que todos en vidiaban, le convertfa en un hombre muy valioso. Obligado como estaba por el juramento hecho a Tindéreo, como anti- FILOCTETES guo pretendiente de Helen Filoctetes acudié a la guerra de Troya al mando de un conti gente de siete navfos y cin- cuenta arqueros. Pero cuando la armada griega hizo escala en Tenedos, donde celebraron un sacrificio, Filoctetes fue mor- dido en el pie por una ser- piente. La herida se infects ppidamente mientras el viaje prosegufa. Los jefes de la expe- dicién, no pudiendo soportar mas el hedor que se desprendta de la herida ni los gritos de do- lor del herido, decidieron, a su- gerencia de Ulises*, abandonar al desgraciado en la isla de- sierta de Lemnos. Allf perma- necié Filoctetes durante diez largos afios, subsistiendo gra- cias a los animales que conse- gufa abatir con sus flechas in- falibles, pero sin llegar a sanar de su herida. Los griegos, entre tanto, se desesperaban ante los muros de Troya, que continuaba re- sistiendo, El adivino Héleno hijo de Priamo* y hermano gemelo de Casandra’—, al que hhabian hecho prisionero, les pre- dijo que los troyanos solo po- TROYA. Lit En su tragedia Filoctetes (409 a. C.), Sofocles imaging ‘que es el propio Heracles divi- rizado quien consigue conven: cer al héroe para que se una al cchas arrancards la vida de Pa ris / que fue la eausa de tantas desgracias /y demribaris el po- der de Troya» (versos 1426 1428), 4 Leon. Filocttes hero, vasija sviega, h, 460 a. C., Louvre 182 FILOMELA Hermana de Procne trans- formada en pajaro como ella. Filomela y Procne eran hijas del rey ateniense Pandién, que entré en guerra con Tebas’. Para asegurarse a alianza de Tereo, rey de Tracia ¢ hijo de Ares’, le entreg6a su hija Procne en matrimonio. Esta pronto eché de menos a su her- mana y envi6 a su esposo a Atenas para que fuese a bus- carla, Pero Tereo, nada mis ver a Filomela, experiment6 una violenta pasién por Ia mucha- cha, y en el viaje de regreso a ‘Tracia consigui6 satisfacer su deseo por la fuerza. Temeroso de que Ia joven revelase lo st- cedido, le corté la lengua y la cencerr6 en un lugar seguro. Fi- Jomela, sin embargo, consiguis denunciar a Procne el crimen de Tereo bordanda lo sucedido ‘en un tapiz que hizo llegar a su hhermana. Proene, loca de rabia, mat6 a Itis, el hijo que habia te- nido con Tereo, lo despedazs y se lo sirvi6 guisado a su mi ido. Mientras el horrorizado Tereo persegufa a las dos her- manas se oper una metamor- fosis': Procne fue transformada en golondrina, Filomela en rui- sefior y Tereo en abubilla, el ave de aspecto guerrero, con st 183 pico en forma de lanza y el or- ulloso copete. 4 Lit, Ovidio, Metamorfosis, VI,412y ss; Lope de Vegn, La Filomena (1621), version de la fibula narada por Ovidio. 4 Teon. Rubens, El banguete de Tereo, h. 1636-1638, Ma did, Museo del Prado. Diosa’ romana de las flores y la primavera, Flora era la iiosa itélica de la vegetacién y presidia la apertura de las flores y,en general, de «todo lo que FLORA, Rubens, Et banquete de Tereo, Madrid, Museo del Prado florece». Se le consagré el mes de abril y en su honor se cele- braban unos juegos, los Flora lia, Se la representa siempre ‘adomada con flores. Era una de las doce divinidades a las que se oftecian sacrificios expiato- rios cada ver. que sucedia un fe- ‘n6meno extraordinatio. vidio la hace esposa de uno de los dioses’ del viento, Céfiro’, creando una leyenda de inspiracién griega sobre el tema. 4¢ Lengua. La flora es econ: junto de plantas de un pats o rogi6n, FORTUNA # Lit, Ovidio, Fastos, V,209 ¢# Icon. Flora, fresco de Sta- bia, siglo 1 a. C., Népoles: Poussin, Fl triunfo de Flora, lienzo, h. 1630, Louvre; Car- eaux, escultura, 1864, Louvre. FORTUNA En Roma, divinidad que en- carnaba el Azar. La diosa’ la- tina Fortuna se identifica con la Tique* griega: es la personifi- cacién de la Suerte, favorable o adversa, que se une a los hom- bres y rige sus vidas. Se habla de Fortuna bona 0 de Fortuna ‘mala, pues se trata de una divi- nidad veleidosa y cambiante ‘que encarna lo imprevisto y lo inesperado de la existencia hu- mana. La Fortuna se distingue del Fatum’, el Destino’, que es una fuerza ciega e invencible. Se la suele representar con tun ‘cuemno de la abundancia 0 bien con un timén, ya que dirige la cexistencia de los hombres. + Lengua. La fortuna ha que- dado como esa potencia miste- riosa que distrbuye los bienes y los males al azar: la fortuna es clega, los caprichos de la fortuna, etc. La palabra ha ter rminado siendo también sind- imo de «tiqueza», en cuanto Nicolet da Médena, Fortuna (abado en cobre) ‘que esta es considerada un don de la Fortuna, ‘¢ Lit En las Metamorfosis 0 Elasno de oro, Apuleyo (siglo ud. C.) convierte al protago. nista en victima de la Fortuna fadversa, la que se opone Ia diosa salvadora Isis ‘¢ Teon, Rubens, Fortuna, b 1636-1638, Madrid, Museo del Prado; Nicoletto da Médens, Foruna, FUNCIONES En la mitologia de los anti- 2u0s indoeuropeos, los dioses* estaban divididos en tres cate- gorfas, cada una de las cuales 185 tenfa como «funcién» regir un sector bien determinado de la vida, De estas tres funciones, Ja primera era la de la sobera- nfa, la segunda la de la guerra yla tercera la de la produecién (y teproduccién). Esta «ideo- Jogfa trifuncional>, puesta a la Juz por el comparatista francés Georges Dumézil, correspon- dia probablemente a una divi- sign de la sociedad en tr castas diferenciadas. De tal or- ganizacién social nada subsiste en la Grecia y la Roma anti- guas; en cambio, en la mitolo- afay en la religién grecorro- manas se observan vestigios més 0 menos importantes de esta antigua concepcién trifun- cional, por ejemplo en el relato de los orfgenes de la guerra de Troya’ o en la trfada precapi- tolina romana, La presencia en tun mito de elementos de tri- funcionalidad es un fuerte indicio a favor del origen indoeuropeo de dicho mito. OUIRINO. FuRIAS FURIAS Divinidades infernales ro- manas asimiladas a las erinias® griegas. 4 Lengua. La palabra furia, converida en nomire comén, significa «ira violenta»; en sentido figurado se designa com ella bien ala persona muy inrtada y coltica, o bien ala violencia desatada de los ele rentos (a furia de los viento, del mar, etc). La expresion ponerse como una furia, que significa «enfadarse de forma violenta», s sinénima de oras cexpresiones procedentes del registro mitol6gico, como po- rnerse como una hdr, y como esta, se aplica indistiovamente hombres y mujeres a pesar de ser un sustativo femenino, = HARDIAS,HIDRA DE LERWA También se dio el nombre de furias a unos murcilagos ‘de América del Sur de aspec- (o panticularmente horrible. GALATEA Divinidad marina que for- maba parte de las nereidas’,hi- jas de Nereo". Su leyenda va unida a la del cfclope* Poli- femo", cuyos amores rechazaba ¥ que, celoso, aplast6 bajo una toca al pastor Acis, su afortu- nado rival. Galatea transforms ‘apé de Polifemo para reunirse triunfalmente con las otras ne- reidas. Bs preciso observar que los pueblos celtas (de galti: galos, ilatas de Asia Menor, gale- ses) eran @ veces considerados como descendientes de los hé- toes* nacidos de los amores de Polifemo y Galatea, aunque otras tradiciones les asignan como antepasado mitico a He- racles* # Lit, Bntre las obras dedica- as a Polifemo, algunas ins ten en su amor por Galatea, ‘como la Fabula le Polifemo y Galatea de Luis de Géngora (1612); el Polfemo de Tomaso ‘Stighiani, poema pastoril de principios del siglo xvu, o el Brindisi de tos eielopes de An- tonto Malatest (siglo xvi), re- copilacion de sonetos que rela- tan la leyenda de Polifemo y Galatea, La fibula de Acis y Galatea ha inspirado asimismo miiltiples obras, entre las cua- Jes pueden citarse La zampofia ‘de Giambatista Marino (1620), secopilacién de idilios mitol6- ‘gicos, asf como una novela pastoril de Cervantes, la Gala- fea (1585), continuada en 1783, por Jean-Pierre Claris de Flo- rian. Estas dos ditimas obras ofrecen, sin embargo, una ver sién humanizada y modern zada del episodio, que ya no tione nada de mitol6gico. De hecho, el nombre de esta ne- reida promto se convirti6 en un {6pico de las obras pastoriles, GANIMEDES en las que generalmente hay una pestora-ninfit que leva su nombre ¢ Teon. Son frecuentes las re- presentaciones de los Amores de Acis y Galatea sorprendi- dos por Foifemo (paricular- mente impresionante el grupo de la fuente Médicis en el jar- din de Luxemburgo, en Pais, esculpido por Otin, siglo xmx: Lorrain, 1657, Dresde). Roi, Polifemo y Acs, bronce, 1888, Paris. No menos numerosas son las representaciones del Triunfo de Galatea (espesial- mente Ia de Rafael, 1514 Roma). Dali, Galatea de las esferas,retrato de su mujer y musa Gala, 1952, coleccién privada 4 Mis, Acs y Galatea: Luly, pastoral, 1686; Haendel, pas toral, 1720; Haye, pera, 1790, GANIMEDES Joven raptado por Zeus. Ganimedes era «el mas bello de los mortals», principe dela fa- milia real de Troya’ y descen- diente de Dérdano™. Pastoreaba con su rebaiio sobre una mon- taiia, cerca de Troya, cuando Zeus lo vio y se enamor6 apa- sionadamente de él. El dios se transforms entonces en dguila 88, Clini, Ganimedes, Florencia, ‘Museo del Bargello, y se lo llev6 por los aires hasta 1 Olimpo, donde le convirtis en copero de los dioses*. Alf vertfa el néctar” en la copa de Zeus. El éguila que le trans- ports por el aire fue convertida en constelacién, # Lengua. Un gantmedes 6 un joven apuesto y comple ionte («los gantimedes de fore mas lascivas», Apollinaire) Con su nombre se bautiz6 e principal satlite de Jipiter. 4 Lit. BI rapto de Ganimedes 189 hha sido una fecunda fuente de {inspiracién para la literatura atiega y romana desde Ho- ‘mero (lliada, V, 268 y ss: XX, 232 y ss.) hasta Ovidio (Meza ‘morfosis, X, 155 y ss). EL tema también fue tratado du- rante el barroco: Jpitera Ga rnimedes, soneto de Juan de Ar- ‘uijo (1605); Hipiter vengado 0 Fabula de Criselio y Cleén, comedia de Diego Fiménez de Enciso (1632), Ieon. Zeus raptando a Ga- himedes, terracota griega, h. 480 a. C., Olimpia: Ganime- des, escultura, siglo wv d. C., Granada; vaso griego, 470 a. C,, Atenas. Sobre el mismo tema, lienzo de Rubens (1636, Madrid, Museo del Prado), de Rembrandt (siglo xvu, Dres- e); Ganimedes, bronce de Benvenuto Cellini, siglo xvt, Florencia; José Alvarez Cu- bero, Ganfmedes, escultura, 1818, Madrid, Real Academia, de Bellas Artes de San Fer- nando. GEA En la cosmogonia antigua, personificacién de la Tierra. Gea desempeiia un papel im- portante en la Teogonta hesid- dica, donde nace después del aos? y antes de Eros: es la cea primera realidad material del Cosmos. Engendr6 por misma al Cielo (Urano”), alas Montafas y al medio marino (Ponto). Mas tarde se uni a su hijo Urano, que la cubri6 por completo, y de su unién nacie- ron los primeros dioses*, que ya ‘ng eran una simple personifica- cin de elementos: los seis tita- nes* y las seis titinides, luego los cfelopest y los hecatonqui- 10s, gigantes’ de cien brazos. Pero ninguno de sus hijos lle- gaba a ver jamas la luz del dia porque su ésposo Urano, que la cubria con su cuerpo en un continuo acto de fecundacién, impedia el alumbramiento de su descendencia, condenada a permanecer en el vientre de Gea. Ella entregé a su diltimo hijo, Crono”, la hor ritual y le pidi6 que castrara a Urano para iberarla. Con su hijo Ponto en- gendr6 divinidades marinas, entre ellas a Nereo” ~> cRoNo. ‘Cuando Crono tuvo el po- der en sus manos demostré ser tan tirano como su padre. Gea decidi6 intervenir de nuevo aconsejando a Rea" que escon- diera al pequeito Zeus” en Creta yy ayudando més tarde a Zeus a derrocar a su padre con el apoyo de los ttanes, que habian sido liberados del Tértaro. En GiGaNTES Ja cosmogonfa antigua, Gea de- sempefia. un papel protector, asegurando la continuidad de la vida frente al egofsmo de los elementos masculinos. —> ZEUS. Con el Tértaro, dios malé- fico, engendré a Tifon", mons- truo’ de temible poder a quien Zeus hubo de combatir para asentar su soberanfa, Se le atri- buyen como hijos suyos otros ‘muchos monstruos: Pitén*, Ca- ribdis*, las harpfas’... Mas tarde fue asimilada en ocasiones a Demséter*o a Cibeles’ Lengua. La raiz. g6-, que significa «la tierra», es la base de muchas palabras: geografia, Lit Hesfodo, Teogonta, 167 “¢ Teon. Zeus luchando contra un gigante en presencia de Gea, copa griega, 415 a. C., Ber GIGANTES Nacidos de Gea‘ (la Tierra) fecundada por la sangre de Urano* (el Cielo), a quien su hijo Crono* habia cortado los TEOGONIA. La batalla se desarroll6 en las «Tierras ardientes», miste= riosa regién volednica donde 191 Gicanres vivian los gigantes. Estos se en-racles remataba luego con una frentaron contra los diosescoa- de sus flechas, envenenadas ligados arrojndoles rocas, pe- con la sangre de la hidra flascos que arraneaban de las cimas de los montes y antor- chas formadas con enormes de robles. Heracles al gigante Alcioneo con tuna de sus flechas envenenadas ¥, por consejo de Atenea’, le arrastr6 lejos del suelo donde hhabfa nacido para que muriese, yaque al entrar en contacto con ia tierra volvfa a cobrar vigor. Zeus fulmin6 a Porfirién, que intentaba violar a Hera’, y He- racles le remat6 de un flechazo. Effaltes muri atravesado por dos flechas, una que le entré porel ojo derecho, lanzada por Apolo’, y otra que le entré por clizquierdo, arrojada por Hera- cles. Atenea aplast6 a Encéla- do cuando intentaba huir del campo de batalla, arrojindole ‘encima la isla de Sicilia; desde ‘entonces yace bajo la isla, arro- Jando a veces su aliento de fuego por el voledn Etna, La mnisma suerte corrié Mimante, quien Hefesto sepulté bajo tna masa de metal ardiente y yace bajo el Vesubio. Atenea ‘até y desoll6 a Palante*, cuya piel conservé para recubrir su coraza, De este modo cada dios absti6 a.un gigante, al que He- ¢ Lit. La Gigantomaquia, re- latada inicialmente por Hesio- o (siglo vim a, .), fue objeto en Roma, enel siglowv d. C., ‘de una epopeya de Claudiano, una de las sltimas grandes ‘obras de Ia Antigiedad de ins- piracin mitol6giea, de la que solo conservamos el principio. Los gigantes aparecen con fre- ‘euencia, en los libros de eaba- Heras espaitoles del siglo xv1, ‘como simbolo del Mal y dela bbarbarie contra la que el eaba- Hero debe luchar. A partir del Basagante 0 el Famongoma- din del Amadis de Gawla —obra que inicia el ciclo en 1508—, ta figura del gigame se Vaa convertiren una cons- tante del género, y serd paro- dada por Cervantes en ol Qui: joe (1605-1615) en el episodio ‘en que hace luchar al eaballero manchego con unos molinos de viento. ¢ Icon, La Gigantomaquia es tuno de 10s temas favoritos de Ja escultura griega,siendo uno de Ios mas uilizados para de- ‘corar los frontones de tempo, donde la morfologia de los gi {gantes se prestaba particular aces mente bien a las exigencias plisticas del edificio (bajorre- lieve helenistico de Pérgamo, siglo ui a. C., Berlin; bajo- rrelieve griego, siglo 11a. C., Delos). GIGES 0 GiES Giges, o Gies, es el nombre de uno de los tres hecatonqui 10s (gigantes" «dle cien brazos») nacidos de Gear y Urano’ Es también un personaje histérieo, rey de Lidia en el siglo vi a. C., fundador de la dinastia de los: Mermnadas. ‘Algunos relatos legendarios re- fieren su ascensién al trono. Se- sin el relato que Platon ofrece en La Repiiblica, Giges era un pastor que, después de encon- trar un anillo que conferfa la in- visibilidad, lo habria utilizado para seducir a la esposa del rey Candaulo y matar a este tle timo, Herodoto, por su parte, cuenta que el rey Candaulo, desmesuradamente orgulloso de la belleza de su mujer, obligé a su favorito Giges a que se escondiera en la cémara real para admirar a la reina desnuda. Esta descubrié a Gi- ges y, herida en su pudor, le obligé a matar al rey y a to- marla por esposa 192 # Lit, La historia de Giges no se convierte realmente en un mito literaro hasta el siglo xx, si bien es cierto que Ia leyenda ‘que refiere Platn se relaciona con el tema del hombre invi ble, que ha conocido wna larga posteridad literaria que Mega hasta nuestros dfas. Sin em bargo, el relato que Herodoto presenta del episodio inspiré Las damas galantes, de Bran: Ome (1665-1668), uno de los Cuentos de La Fontaine (1674), yy tumbign EI anillo de Giges de Fenelon (1690), este timo se- gin la version de Plato, En su novela Bl rey Candaulo (1844), Théophile Gautier da tuna versin pintoresea de este fema, que encontraré numero- sas ilustraciones en el siglo xxx bien desde una perspectiva vo- devilesca, como por ejemplo Elrey Candaulo, de Meilhae y Halévy (1873), 0 desde planieie mientos poéticos 0 ercticos, con el Giges y Candatio, de Robert Lytton (1868). rie rich Hebbel, en Et anil de Giges (1856), propone una versién mucho mids trdgica de) tema al presentar a Giges divi- dlido entre la Tealtad que debe a su rey y el sentimiento de culpabilidad, Por tltimo, El rey Candaulo de André Gide 193 (1899) subraya In oposicién centre el rico rey Candaulo y la pobreza de Giges. GORGONA Existen tres gorgonas, Es- teno, Eurfale y Medusa, hijas de Foreis y Ceto, divinidades marinas nacidas de Poseidon: y Gea Forman parte, por tanto, del pantedn* preolimpico, cepa prédiga_en diversos-mons- truos*. Eran hermanas de las srayas, de la terrible Escila y del dragén que guardaba el jar- din de las Hespérides’, y habi- taban no lejos de al, en el ex- {remo Occidente. Provistas de unas alas de oro, estos mons- truos femeninos tenian ojos centelleantes y la cabeza eri- ada de serpientes, dientes de jabalf, cuello escamoso y ma- ‘nos de bronce; y todo aquel que contemplaba su rostro quedaba convertido en piedira Frecuentemente se utiliza el apelativo de gorgona para refe- rirse a Medusa, la nica de las tres que era mortal. Poseidén haba osado unirse a ella en un templo de Atenea’, segin una tradicién que explica asf la ayuda que la diosa’ presté a Perseo* para que este diese muerte al monstruo, Cuando el héroe* le corté el cuelo, de su -Mosaico con cabeza de gorgone, ‘Tarragona, Museo Arqueologico ‘cuerpo mutilado surgieron dos seres engendrados por Pose én, el caballo Pegaso” y Cri- suor, un gigante* armado con tuna espada de oro. Este, a su vez, serfa padre del monstruo Geriones y, segtin una versi6n, también de Equidna, la mujer bora, la cual concibid de Ti- fn" una progenie monstruosa {el perro Ortros, Cerbero*, la hhidra de Lerna’, 1a Quimerar ‘que mat Belerofontes.). Ate- nea colocé la cabeza de Me- dusa en el centro de su escudo, apoderdndose asi de su temible poder petrificador. Los antro- pélogos ven en el gorgoneion, © «cabeza de la gorgona, una antigua méscara ritual de valor miigico. —> HERACLES, MONS- TRUOS, PERSEO, TEOGONIA. cRacus ¢ Lengua, El animal marino Hamado medusa recibié cl nombre del monstruo mitol6- ‘ico debido al aspecto serpen- tino de sus tentéculos Medusa era también el nombre den barco que en 1816 sufti6 tun terrible naufragio y cuyos supervivientes fueron abando- nados a a deriva amontonados en la famosa «balsa de la Me usa»; este suceso inspird a Géricault su famoso cuadro La alsa de la Medusa, conser- ‘vado en el Louvre, que se cor sidera el manifiesto de la es- ‘cucla pict6rica romantica, # Lit, Francisco de la Torre ‘compara el poder paralizador de la cabeza de Medusa con et que para él tiene el amor, que una vez conocido es imposible de abandonar, en el soneto XXV («Amor con la cabeza de Medusa...»), publieado en 1631. El mismo tema habsa sido tratado por autores como Petrarca, Varehi o Dos ‘Icon, La cabeza de Medusa hha fascinado a los artistas de todos los tiempos: decora los templos (Cabeza de Medusa, ich 194 adoro de tejado en terracota, siglo vita. C., Siracusa; Mat cara de gorgona, templo del Belbedere, Orvieto, siglo wv .C) las cerdmicas (plato dio, Gorgoneion de Lydos, h. 50 aC) las pertas (portal de ho tel de los Embajadores de Ho. Tanda, Paris) y los suelos (Mo: saico con cabeza de gorgona, poca romana, Tarragona); es ‘ambien tema de diversos lien 203 (Caravaggio, 1598, Floren cig; Rubens, 1618, Viena Lévy-Dhurmer, siglo xx, Lou wre; Dalf, La gorgona (Me- «dusa), 1950, colecciGn privads) y de esculturas (Medusa Ron danini, copia de un original de Fidias, siglo v a. C., Munich; Giacomett, 1935, Nueva York). > PERSHO, ¢ Cin, En la pelicula Furia de titanes, de Desmond Davis (1981), aparece vencida por Persco: dt también su nombre ‘ala cinta fantistica de Terence Fisher The Gorgon (1964) GRACIAS Nombre con el que en Roma se conoefa a lay — cA: RITES, HADES Hijo de Crono" y Rea’ y hermano de Zeus” y Poseidén ‘con quienes se repartis el Us verso después de la victoria de Jos Olimpicos* sobre los tita- nes’. Es el soberano del tene- broso mundo de los Infiernos'. Inflexible, es aborrecido por {odos, incluso por los mismos TInmortales, a pesar de no ser un dios malévolo ni injusto, Su nombre era de mal augurio, de ah que para nombrarlo se recu- rriera frecuentemente a diversos eufemismos, como Plutén* («el Rico»), ya que al ser el amo de las profundidades de la tierra po- sefa todas sus riquezas mineras ¥y regta también la fecundidad {del suelo en sus aspectos agrico- las, caracteristica que lo asocia a Deméter”. Su atributo principal eum casco que confiere la invi- sibilidad a su portador, regalo de Jos cfclopes*; de hecho, el signi- fieado etimolégico de su nombre Hatles o Pltén on i estatua romana de Pluton procedente de Méride (Badajoe) griego es «el Invisible». Otros dioses’ o héroes', como Atenea’, Hermes® 0 Perseo", utilizaron cen ocasiones este objeto magico. > TEOOONIA. HARMONIA, Hades aparece raras veces en los mitos, excepto en el de Demeter, su hermana, cuya hija Core* rapt6 para convertirla en reina de los Infiernos con el nombre de Perséfone’. Su unién no tuvo hijos (> DEMETER). Se atribuye a Hades dos infidelida- des conyugales, una con la ninfa” Mente, a 1a que trans- form6 en la planta de la menta para protegerla de los feroces celos de Perséfone, y otra con una hija de Océano", Leuce, a quien convirtié en el dlamo pla- teado que ereefa en los Campos Elfseos*, a orillas del rfo de ka Memoria, Homero nos muestra al dios herido en el hombro por tuna flecha disparada por Hera- cles", a quien quiso impedir e! acceso a su reino. Hades tuo que refugiarse en el Olimpo*, donde un balsamo maravitloso le sané muy pronto. '¢ Lengua. Con el nombre del dios de los muertos se bautiz6 tun proyecto europeo de cohe- tes con cabeza nuclear, el pro ecto Hades, que no Nlegs a ponerse en marcha, 4 Teon. Ex las representacio- nes antiguas, Hades aparece ‘como un soberano barbado, de sostro severo (Plutdn, estatua romana procedente de Mé 196 rida), sentado en su trono, a veces con Cerbeto" a sus pies. Es mis frecuente, sin embargo, verle raptando a Persétone ‘Rubens, siglo xvi, Parfsy Ba- ‘yona; escultura de Girardon, siglo xvu, Bruselas) HARMONIA Harmonia, _generalmente considerada hija de Ares* y Afrodita’, fue entregada por Zeus* como esposa a Cadmo, el primer rey de Tebas*. Todos los dioses* asistieron a los espon- sales trayendo magnificos pre- sentes, entre ellos un vestido te- jido por las gracias* y un collar de ofo, obra de Hefesto’. Estos regalos estaban destinados a desempefiar un importante pa- pel, « menudo funesto, en la vida de sus poseedores. Por ejemplo, durante Ia guerra de los Siete contra Tebas, Polini- ces! se sirvi6 del collar para so- bomar a Erifile, hermana del rey de Argos, Adrasto; Erifile convenei6 entonces a su es- poso, el adivino Anfiarao, para ‘que participara en la expedicidn cen Ja que saba que pereceria. Mis tarde, su hijo Alemesn veng6 a su padre matando & Erifile, siendo perseguido por las terribles erinias 197 + Lengua. Bi la lengua espa- ola existen dos ortograffas TEO- ‘ooNia, Son, como las sirenas*, ‘monstruos’ femeninos hibridos, ‘mitad mujer mitad aves, pro- vistas de agudas garras. Se sue~ Jen mencionar dos: Aelo, ayiento tempestuoso», y Oct pete, «vuelo veloz», aunque a veces se menciona una tercera, Releve grego con Horpia robando ‘un nino, Londres, Beltish Museum Celeno, «nuube tormentosar. Su ‘morada eran las islas Este des, en el mar Egeo, Temibles staptoras» de almas y nifios —de ahi su nombre—, se las representa a veces sobre las tumbas, apodersindose del es; ritu del muerto y llevéndosclo en sus garras La leyenda en la que desem- Pefian el papel més destacado es la del rey Fineo, a quien los Ar- gonautas’liberaron de la perse- ‘cucién de estos monstruds. En efecto, cuando Jasén’ y sus compaiieros hicieron escala en Tracia, encontraron a su rey bajo el peso de una terrible mal- dicién: Fineo, que era adivino, habia osado penetrarciertos se- HECATE cretos y Zeus’, para castigar su atrevimiento, no solo le habia dejado ciego sino que ademas hhabfa ordenado a las harpfas que le acosaran sin piedad, de tal ‘modo que cada ver. que el rey intentaba alimentarse estas se lanzaban sobre sus viandas y se las arrebataban, o bien las ensu- ciaban con sus excrementos. Fueron los dos hijos de Boreas", Calais y Zetes, miembros de la expedicisn, quienes consiguie- ron expulsar definitivamente a Jos monstruos, librandole de la maldicién. En agradecimiento, el rey revel6 a los Argonau- tas emo proseguir su periplo. => ARGONAUTA Por tiltimo, una tradicion refiere que las harpias, unidas al dios-viento Céfiro’, habrian engendrado a los dos caballos divinos de Aquiles* y a los de Jos Dioscuros', Castor y Pélux, reputados por ser tan répidos ‘como el viento, #¢ Lengua. En la lengua espa- fiola existen dos ortografias, distints para esta palabra: ar- pias y harpias, aunque suele preferirse el uso de la primera forma, EI nombre genérico de estos monstruos miticos, utli- zado en singular como nombre comin, arpia, designa en sen- 198 tido figurado a una persona de cardcter desabrido, malvada y rapaz, y debe relacionarse con ‘otros nombres comunes del ‘mismo registro procedentes de Ja mitologta, como furia 0 hi- dra, Resulta curioso observar {que todos ellos han dado lugar a formaciones expresivas del tipo ponerse como una. fare piaffuriadhidra}, que son pric- ticamente sindnimas y signif. ccan «enfadarse de forma vio- lenta», com la diferencia de que la expresin ser (ponerse como) una arpia se aplica exclusivamente a mujeres > ERINIAS, PURIAS, HIDRA DE Por otra parte, el término ar ‘fa, como el de furia, designa también a un género de mur- laBO. > ERINIAS # Teon. Harpa robando un nifio, relieve griego, Londres + Cin. En Jasén y los Argo: nautas, de Donald Chaftey (1963), se muestra su combate con esto. HECATE Hécate es una divinidad ‘compleja, indudablemente muy arcaica, procedente de Caria (sur de Asia Menor). No es protagonista de ningtin relato mitico ni figura tampoco en 199 Homero, Es una diosa a la vez Tunar, infernal y marina. Segtin Hesfodo, seria des- cendiente de los titanes’, hija de Perses y Asteria, pero no perte- nece al panteén* de los doce grandes dioses’ olimpicos*. Sin ‘embargo, su poder, que se ex- tiende sobre la tierra, el mar y cl ciclo, es inmenso. Divinidad bienhechora, hace prosperar las ‘empresas de los hombres (cria ‘de ganado, guerras, viajes, pro- ), pero puede condenar- Tas al fracaso si asf le place. El propio Zeus" respeta su omni- potencia. Con el tiempo esta imagen tutelar se difumina, Hécate se convierte en una inquietante divinidad del reino de los In- fiernos*, donde a veces se la encuentra sosteniendo dos an- torchas en las manos. Como Perséfone*, pasa a menudo por hija de Deméter-. Vinculada a tun mundo noctimo, diosa de la Luna y de la magia, aparece a ‘menudo bajo formas animales (pera, loba, yegua) seguida por una jaurfa auliante. Es la Triple Hiécate de los sortilegios, que se alza en los cruces de cami- ‘ios —lugares particularmente comsagrados a las précticas mé- ticas— bajo ta forma de una ‘statua tricéfala o incluso con HEcaTE, tres euerpos. En una época mas tarda se opers una asimilacion entre Hécate, Artemisa’ y Se~ lene*, En Roma, Hécate seria identificada con Trivia, diosa de las encrucijadas. La triplicidad tan acusada de Hécate, perceptible tanto en sus antiguos poderes (aire, mar y tierra) como en las diversas Tepresentaciones de la diosa —al igual que la Quimera’ o Cerbero"—, harfa referencia a una divisin del tiempo o del afio muy areaica que implicaba tes perfodos, cada uno de los ‘cuales estarfa simbotizado por tun animal Lit. En 1a novela de Paul ‘Morand Hécate y sus perros (1954) el narrador ve emo su amante Clotilde se trans- forma durante la noche y deja escapar palabras incomprensi- bles. Poco a poco descubre que eva un vida secreta y se en- trega al placer de forma ani- mal con, Los artistas antiguos asimilaron Hecate a Aetemisa- Diana’, y la representaron de forma anéloga, asocidndole frecuentemente un perro, ani mal que le estaba consagrado; 4 veces se la representa con {res rostros 0 tres cuerpos. 200 Rubens, Héctor muerto por Aquiles, Paris, Museo de Bellas Artes # Cin. La pelicula Hécate de Daniel Schmid (1982) esti inspirada en Ja novela de Paul ‘Morand: Ia diosa maléfica en- ccarna los fantasmas sexuales del deseo masculino. HECTOR Primogénito de Priamo” rey de Troya’, y de Hécuba’, esposo de Andrémaca’, es el hiéroe’ troyano por excelenci Franco y valeroso, sereno ante Ja adversidad. y' compasivo tanto hacia su familia como ia- cia sus hombres, es el jefe enér- gico e indiscutible de los ejér- Citos troyanos, al contrario que su hermano Paris", cuyos ade- manes poco viriles son fre ccuentemente objeto de burl, Durante e} décimo afio de la guerra de Troya, Héctor se cubre de gloria y hostiga sin cesar a los héroes enemigos aprovechando 1a ausencia de ‘Aquiles’, que se habia negado ‘@ combatir. Mata a Patroclo’, 201 pero su destino es morit bajo los golpes de Aquiles, que arrastra su cadaver atado a su carro bajo las murallas de Troya. El anciano Priamo con- seguiré finalmente que Aqui- Jes le devuelvacel cuerpo de su hijo a cambio de un clevado rescate. ANDROMACA, AQUI PRIAMO. s. # Lit. La epopeys homériew” ha inmortalizado las hazanas de Héctor, al que conocemos esencialmente por los relatos de la Hada: los episodios he- roieos, como su combate con- tra Patroclo 0 sus dltimos mo- ‘mentos frente a Aguiles,alter- rnan con emotivas y patéticas cescenas, como su despedida de ‘Anditémaca y de su tnico hijo Astinnacte, 0 también la resti- tucign de su cadaver al anciano Priamo, destrozado por la pée- dda de su hijo. La Mada ter- ‘mina con los funerales del hé= ‘oe dirigidos por Andrémace, Hiécuba y Helena, hacia la que Héctor siempre se mostré be- névolo, # Icon, Se le representa solo (Héctor, escultura de Canova, siglo x1x), en el momento de despedirse de su esposa (Hécior y Andrémaca, erivera HECUBA aricga de Vulei, h, $30. C, ‘Wureburzo) y desu hijo (Hée tor y Astianacte, escultura de Carpeaux, 1854, Paris), du ante su combate con Aquiles (numerosos vasos griegos), 0 bien muerto (Funerales de Héctor, tapi. de finales del si- slo xv, Nueva York; Rubens Héctor muerto por Aguiles, sic ‘glo xvu, Parfs, Museo de Be- Ilas Artes; lienzo de David, si- ‘lo x1x, Chilons-sur-Mame), # Cin > rH0vA. HECUBA Segunda esposa de Pria- mo’, rey de Troya’, le dio una abundante descendencia que oscila, segtin las diferentes ver- siones, de diecinueve hijos se- atin Ia tradicién mds extendida, alos cincuenta que propone el autor trégico Euripides. Los més famosos son Héctor", Pa- ris, Casandra“, Héleno, Polf- xenayy Troilo. Esta fecundidad extriordinaria es uno de los elementog que permiten rela- ‘onar la ISenda de Troya con la ideologia indoeuropea de las tres funciones” y ver en la gu rra de Troya un antiquisimo mito humanizado y convertido cen historia. —> FUNCIONES, PA- RIS, PRIAMO. HEFESTO 4 Lit, Fermin Pérez de Oliva, Hécuba triste (b. 1530), => PRIAMO, # Cin. > moa HEFESTO Hefesto es el dios del fuego, aunque no del fuego ce- leste ni del fuego doméstico, sino del fuego de Ia tierra, el de los volcanes, cuyo dominio permite el trabajo de los meta- les, Su maravillosa habilidad linda précticamente con la ma- gia. Al contrario que los otros perfeccién y belleza fisicas, Hefesto es feo, deforme y li- siado, rasgos que sin duda se remontan a representaciones muy arcaicas de la figura del artesano en las sociedades pri- mitivas. Segiin Hesfodo, es hijo de Hera y solo de Hera, que lo ha- brfa engendrado «sin -mediar unidn amorosa, por despecho hacia su esposo>. En la Miada es hijo de Zeus* y Hera. Un dfa su padre, furioso al verle tomar par= tido por esta en una disputa, le agart6 por un pie y lo precipité al vaefo desde las alturas del limpo*, Hefesto cay6 en Ta isla de Lemnos y qued6 cojo a con- secuencia de la cafda. Segiin otras versiones, fue su madre 202 Jo arrojé a la tierra, aver fonzada al verke defomme poco agraciado. Mas tarde, Hefesto se vengaria de Hera regalindola un trono de oro que a inmoviliz6 con mégicas ligaduras en cuanto ladiosa se sents en él. Hefesto [puso como condicién para libe- rarla gue se le permitiera regre- sar al Olimpo y recuperar st puesto entre os dioses, obte- niendo entonces a Afrodita* en ‘matrimonio. Esta también ten- dria ocasién de probar la ven- sganza de su lisiado pero habill- simo esposo, el cual la «sor- prendié» desagradablemente ‘con una red de mallas invisibles ‘que cay6 sobre ella y sobre su amante Ares’, inmovitizéndolos, cuando ambos se entregaban alegremente a sus amores adl- teros. Hefesto redondes la faena exponiendo a la pareja culpable, todavia enlazada, a las miradas burlonas —o envidiosas— de los otros dioses. En el Olimpo, Hefesto se construyé un palacio radiante, todo de bronce, donde se afa- naba en sus tareas ayudado por autématas de oro. Residia tam- bién en Lemnos y, en general, en todos los lugares volednicos. Los romanos lo identificaron con su dios Valeano* y situaron sus forjas bajo el Etna. Ayu- 203 dado por los ciclopes*, fabri aba los rayos de Zeus, las fle- cchas de Artemis’ y Apolo", las suntuosas armas de Aquiles*, las de Bneas’.. Zeus recurrié @ él para crear a Pandora’, para encadenar a Prometeo* en el Céucaso, e incluso le pidié que le hendiera el créneo para per- mitir el nacimiento de Atenea. Mis tarde, Hefesto experimen- taria un violento deseo por la diosa que habfa ayudado a na- cere intentarfa forzarla, aunque sin éxito; de su esperma derra- mado sobre la tierra naceria Erictonio*, futuro rey de Ate- nas’ y antepasado de Teseo* > ERICTONIO, ‘¢ Lengua. La imagen que pre- senta Homero en el cunto I de a Hfada, donde vemos a los doses sacudides por una risa inextinguible a la vista de He- festo, que regresaba triunfante y cojeando al Olimpo, es el brigen de la expresién una risa homérica’ 4# Lit El episodio que mis ha inspirado a los escritores es el de la red invisible, empezando por Homero, que lo reffere en la Odisea (canto VIII, versos 265 y ss.). Aparece también en La sétiva de los dicses, poema burlesco de Francesco Brac- HELEN ciolini (1618) centrado en el vieano, HELE Hija de Atamante, rey de Tebas’, y hermana de Frixo, Cuando ambos hermanos esta- ban a punto de ser sacrificados Por su propio padre, empujado al crimen por los celos de su segunda esposa Ino", fueron milagrosamente salvados por tun camero alado, dotado de un vellocino de oro", que se evs ambos por los aires. Sin em- bargo, aunque Frixo legs sano y salvo a la Colquide, Hele ‘cay6 al mar durante el vuelo, en el estrecho que separa el Mediterraneo del mar Negro, el antiguo Ponto Euxino. —> ve~ LL0cINO DE ORO. 4 Lengua. En recuerdo de la joven desaparecida, el mar donde se ahogd recibid el nombre de Helesponto,literal- mente «mar de Hele», actual estrecho de Dardanelos. HELEN, m Hijo primogénito de Deuea- liGn’ y Pirra, es el héroe* epé- HELENA nimo de todos los griegos, los helenos. Rey de Fifa, en Tesa- Tia, eligié instalarse en el lugar cexacto donde sus padres se ha- bfan establecido después del te- rrible diluvio" enviado por Zeus’ para destruir a la huma- nidad’. Sus tres hijos, Doros, Juto y Bolo*, se convertirin ‘més tarde en los antepasados iticos de los tres grandes pue- blos helenos —os dorios, los jonios y los eolios—, cnyo te- tritorio es la Hélade, término que en su origen des Tesalia, mas tarde a la Grecia continental (con excepcién del Peloponeso) y finalmente a la Grecia actual HELENA Hija de Zeus" y Ledat la cesposa del rey espartano Tindé- teo—, merece sin lugar a dudas ser designada como «aquella con quien lleg6 el escéndalo». Su extraordinaria belleza des- pertaba pasiones: por ella se desencadené 1a guerra de Troya’, que terminarfa con la caida y destruccién de la ciu- dad que habia sido conocida como «la duefia de Asia» Fruto de la unién de Leda con Zeus, que habia adoptado 1a forma de un cisne para sedu- cirla, es hermana de Clitemnes- 204 tra’ y de Castor, que sf serfan hijos de Tindéreo y por tanto ‘mortales, mientras que su otro hermano, Pélux, serfa como ella hijo de Zeus. + pioscu- ROS, May pronto su belleza atrajo. miradas _codiciosas. Cuando tenia doce ais fue raptada por Tesco", que quiso conyertirla en su esposa, pero fue rescatada por sus dos her- ‘manos mientras el héroe" ate- niense estaba retenido en los Infiemos*, donde habia acudido con su amigo Pirftoo, que pre- tendfa conquistar a Perséfone" Cuando tuvo edad de tomar ‘marido, précticamente todos los principes de Grecia acudieron a la corte de Tindéreo para soli- citar Ia mano de Helena. Este, temiendo granjearse la enemis- tad de los rechazados o que el compromiso de su hija diera pic a alguna violencia, les im- puso a todos, siguiendo los consejos de Ulises’, un so- Jemne juramento: los preten- dientes deberian acudir en ayuda de aquel a quien Helena cligiera por esposo, fuera este ‘quien fuera y pasase lo que pa sase. Fue el Atrida* Menelao: ‘quien obtavo la mano de la be- Ila Helena; poco después la pa- reja tenia una hija, Hermione 205 Fue entonces cuando He- lena se convirtié en el pedn in- voluntario que determinarfa cual de las tres diosas, Hera ‘Atenea’ o Afrodita’, iba a obte- ner la manzana de oro que Fride’, la diosa de la Discordia, habia ofrecida como un enve- nenado desafio «a la més be- Ila». Helena se sita asf en los origenes de la guerra de Troya, En efecto, desdefiando los re- galos de Hera y de Atenea, P: ris*, hijo del rey troyano Pria~ mo*, elegido como drbitro de tan particular concurso de be- Iieza, concedié su voto a Afro dita, que le habia prometido el amor de la mujer més hermosa de la tierra: Helena. Paris, que habia ido en embajada a Es- parta, aproveché que el rey Menelao habia acudido a Creta a los funerales de su abuelo para raptar a Helena, a quien ‘Afrodita habia hecho sucumbir ‘alos encantos del principe tro- yano, Los amantes huyeron a Troya llevandose consigo, de paso, los tesoros de Menelao PARIS. Diversas embajadas que fueron a Troya para reclamar la entrega de la fugitiva —entre ellas una de Ulises y otra del propio Menelao— resultaron infructuosas. El marido burlado Canova, Helena de Trove, Londres, coleccion privada reuni6 entonces a todos los an- tiguos pretendientes de Helena y les record6 el juramento que habfan prestado a Tindéreo. Para vengar su honor y el de toda Grecia un ejécitodirigido por Agamenén’, su hermano mayor, se dirigira a Troya para fraer de vuelta a la esposa rap- tada. Helena, muy bien acogida por Priamo y su familia, fue considerada por todos como la esposa legitima de Paris. Ca- HELENA sandra‘ fue la Gnica que profe- tiz6 el fatal desenlace de tal tunidn, y solo el pueblo segufa vigndoia como una extranjera, ‘ala que detestaba por conside- rarla responsable del largo con- flicto que se avecinaba, que du- rarfa diez aos. Después de la muerte de Paris, Priamo la en- treg6 en matrimonio a otro de sus hijos, Deifobo, provocando asi los celos del adivino Hé- Jeno, hermano gemelo de Ca- sandra, que, movido por el des- echo, acepts revelar a los grie~ g0s cémo tomar Troya. Cuando Ulises consiguié introducirse en la ciudad disfrazado de men- digo, fue reconocide por He- Tena, pero esta no solo no le descubri6 sino que incluso le ayud6 a apoderarse del Pala- dior, una estatua de Atenea ne~ cesaria para dar la victoria a los priegos. —> FILOCTETES, PALA DIO, PALAS. ‘Cuando leg6 la noche fatal de la caida de Troya, fue He~ Jena quien, desde lo alto de las murallas, agit la antorcha ‘como sefial convenida para que regresara la flota griega. En efecto, sus compatriotas haban simulado una falsa retirada y esperaban emboscados, des- pués de haber abandonado en la Manura el eaballo de madera 206 ideado por Ulises. Cuando su esposo aparecié ante ella loco de rabia y dispuesto a matarla, a Helena le bast6 con desnudar su belleza para obtener el per- ddén de Menelao, como también el de todos los guerreros grie- 208, que se habian propuesto lapidarla. El regreso de Helena y de Menelao a Grecia fue tan aza- oso como el de los otros hé- toes. La pareja tardé ocho afios en regresar a Esparta después de haber pasado por diver- sas aventuras en el Mediterré- neo oriental, en particular en Egipto. La tradicion més exten- ddida muestra a Helena reconci- liada con su esposo y conver tida en ejemplo de todas las vir- tudes domésticas. Salvada por Apolo’, fue divinizada y consi- ‘qui la inmortalidad para Me- nelao en compensacidn por to- dos los tormentos que este su- frid por su culpa. > MENELAD, TROYA. Lit, Casi todos los autores antiguos hacen relatos més 0 menos extensos de la leyenda de Helena. Adems de las epo- ppeyas homéricas’, que nos la ‘muestran tanto en Troys, en la Mada, como en el camino de regreso a Esparta, en In Odi- 207 ‘sea, retendremos una serie de ‘obras que, a pesar de las mlti- ples y variadas versiones de la leyenda, coineiden en plan- tease la responsabilidad —por ‘no decir la culpabitidad— de Helena en la guerra de Troya, Instrumento de Afrodita, mujer fatal por excelencia, la mayo rfa de los autores la juzga cul- pable por su consentimiento al ‘apto. Euripides condena a la veleidosa esposa de Menelao, ‘que encuentra su principal acu- sadora en Hécuba (Las trova- nas, 415 a, C.); Séneca reto- ‘maré los mismos argumentos acusatorios, mds violentamente todavia, en Las rrovanas (entre 49y 624.C). Algunos, sin embargo, intenta- ron excusar a Helena, vfetima de los hombres y/o de los doses’, Hegando incluso a re- dactarse panegiricos exculpa- 1oti0s. EI orador ateniense Is6- crates (436-338 a. C.), en el suyo, demuestra que la guerra fue beneficiosa para Grecia al haberle permitido vencer a una poderosa potencia rival. En ‘cuanto al elogio del sofista Gorgias (487-380 a. C.), ex plica que la fatalidad, la coae- cin y las pasiones son facto- res que, conjugados, pueden absolver a la hermosa herofna HELENA Mas sorprendente resulta la transposicign de la leyenda que propone Euripides en su He- ena (412 a.C.). Retomando la tradicin etibuida al poeta Es- tesicoro —segtin la cual He- Jena nunca sigui6 a Paris hasta ‘Troya—y laque ofrece el his- toriador Herodoto (h. 485-h. 425 a, C.) —que la muestra tenida prisionera en Egipto por el rey Proteo'—, Euripides ‘emprende la rehabilitacion de quella a quien tanto habia ‘censurado en Las troyanas. En ‘efecto, segtin esta nueva trage- dia, lo que en realidad Paris trajo consigo a Troya no fue sino una especie de Fantasma ‘que la ofendida Hera haba for- mado a imagen de Helena, ‘mientras que la verdadera He- lena habria permanecido du: rante toda la guerra en Egipto fen Ia corte del rey Proteo. a quien Hermes", por orden del ‘propio Zeus, habfa encomen- ‘dado la custodia de fa bella, la ‘cual de este modo se habria ‘mantenido fil a su esposo Me- nelao, En cuanto al retorno a Esparta, Euripides imagina en su Ores- tes (408 aC.) que este se pro- ‘duce el mismo dia en que el jo- ven es juzgado en Micenas por cl asesinato de su madre Cli- HELENA temnestra. Como su tio Mene- lao se negaba a defenderlo, el desesperado Orestes amensz6 con matar a Helena, pero esta fue milagrosamente salvada por Apolo, que la transporé al ‘Olimpor para convertirla en di- Vinidad protectora de los nave- {BanteS. > MENELAO, ORESTES Las obras que la posteridad consagre ala guerra de Troya, ‘como en la Antigiedad, se in- ‘errogarin sobre la culpabiliiad de Helena. En el Roman de Troje, de Benoit de Saint. Maur (siglo x), Helena y Pa- ris forman una pareja de aman tes perfectos y Helena aparece ‘como el prototipo de la belleza Ideal. En los Sonetos para He- Jena (1572), Ronsard leva a ‘cabo una fusiGn poética entre el nombre real de la mujer que ama yel de la herofna legenda. cl protexto para una serie de va Faciones mitol6gicas histéri- cas. En uno de sus sonetos mis eSlebres, los ancianostroyanos, al ver pasar a Helena, admiten: Nuestros males no merecen tuna sola de sus miradas.» Apa- rece igualmente evocada en l Troilo y Crésida (1602) de Willig Shakespear Enel siglo xvit, con el redes- cubrimiento de los clésicos 208 atiegos, se subraya nueva ‘mente la responsabilidad de Helena en cl desencadena- miento de la guerra troyana, como por ejemplo en La Troa- de de Robert Garnier (1579), Paralclamente, sin embargo, se instala otra tradicién que tiende a convertir a Helena en una especie de figura divina, Asi, desde la version andnima ¥y popular del Fausto, Helena € invocada por Fausto, que la hhace venir desde las Infiernos. Lo mismo sucede en La ir sea historia del doctor Faus- to de Christopher Marlowe (1588) y en el segundo Fausto de Goethe (1830). Otros auto: res como Gomez Rocha y Ulloa, siguiendo la corriente dosmitificadora del barroco, tratan la figura de Helena de manera burlesca (Elena, r0- mance jocoso, h.1672). Pero la rehabilitacion de laf ‘ura de Helena suscitari en lo suvesivo, & finales del siglo 0x, un desarrollo de obras de dicadas mis especificamente al personaje en si mismo, como or ejemplo la Helena egipeia de Hoftmannsthal, cuya versa musical fue realizada por Ri- chard Strauss, 0 Helena de Es parta de Emile Verhaeren (1912), 0 también, en tono but: 209 lesco, La bella Helena de Meilhac y Halévy. (1864), adaptada a la miisica por Of- fenbach, versién yodevilesea del drama de Menelao, En Les ‘guerra de Troya no tendré tu ‘gar, de Giraudoux (1935), He Jena, que se burla de todos los ‘corazones pero que no deja de ser censurada por su insensibi- lidad, da prueba de una gran Iucidez en lo que respect la fealidad inmediata de Ia gue- ra, Desempena también un importante papel en la Osea ide Nikos Kazantzakis (1938), Por tiltimo, en la novela Me- ‘morias de Helena (1988), So- phic Chauveau rebabilita con humor y sensibilidad a la wes- candalosa» reina de Esparta Culpable o inocente, Helena aparece en definitiva, a través de las miltiples obras que evo- ‘can su figura, como un perso- naje solitario y a menudo re- chazadio, a quien su prodigiosa belleza munca protegi de la desgracia, # Icon, Toda la gesta de He- Jena ha sido una poderosa fuente de inspiracion. para la cerdimica griega: su nacimiento (Huevo con Leda, vasija, siglo . Viena), su matrimonio (Menelao conduciendo a He- lena a ta edmara nupcial, va- HELENA sija, siglo 1 a, C., Tubinga), sis amores adleros (mosieo del Rapto de Helena, siglo 1v a. C., Pella; Paris, Helena y Eros, vasija griega, siglo @.C, Munich). Serd su aventura troyana el ‘motivo que més persista como tun gram tema artistico en los si- los posteriores: EI rapro de Helena, cuadros de Tintoreto (siglo xv1, Madrid, Museo del Prado), Guido Reni (siglo xv, Louvre), Giordano (siglo xvi, Caen), Gustave Moreau (1852, arts); David, Helena y Paris, 1789, Louvre; Antonio Ca nova, Helena de Trova, siglo xx, Londres, coleccién.pri- vada; Gustave Moreau, Helena ‘en la Puerta Escea, 1880, Paris ‘¢ Mii. Gluck, Paris y Helena, pera, 1770; en La bella He- Jena, Opera bufa de Offenbach (1864), se convierte en una mujer frivola, de «virtud ligera ‘de cascos» por obra y gracia de Venus’. # Cin, Ya en 1927 sir Alexan- «dre Korda dedies una pelicula ala hermosa Helena titulada La vida privada de Helena de Troya. Helena, desde su rapio hasta la cafda de Troya provo- ‘cada por su causa, es la prota- onista de Helena de Trova de HELIO Robert Wise (1954) y mis tarde de Helena, reina de Troya (1964) de Giorgio Fe- HELIO Dios griego del Sol (es el significado de su nombre) cla ramente distinto de Apolo’ otra divinidad solar. Es hijo del ti- tén* Hiperién y de la titénide Tia; sus hermanas son Eos", la Aurora, y Selene’, la Luna. Su esposa, ia ocednide Perséis, le dio varios hijos, entre ellos Be- tes (> ARGONAUTAS), Circe” y Pasffae"; de la ovednide Ch mene tuvo siete hijas, las Hela des, y un hijo, Fact6n’ Es ante todo el servidor de Zeus", y todos los dias em- prende para él una carrera en el cielo: precedido de la Aurora, aparece cada mafana por oriente montado en un carro de fuego tirado por caballos lumi- nosos, aureolada su cabeza de rayos de oro. Atraviesa asf el cielo hasta Hegar al caer 1a tarde al océano, donde sus ca- ballos se baian. Durante la no- che recorre a bordo de una barea el océano que rodea el mundo. Nada de lo que sucede en el universo escapa a su mirada 210 Puede, por tanto, revelar a He- festo* los amores adiilteros de st esposa Afrodita’ con el beli- coso Ares’ 0 informar a Demé- ter? de que Hades" ha raptado a su hija Perséfone*, Pero su po- der es limitado y esté obligado a pedir ayuda a Zeus para ven- arse; asf, cuando los compa- fieros de Ulises" devoraron al- unos de los espléndidos bue- yes blancos que sus hijas Cuidaban, tuvo que ser Zeus quien castigara a los culpables fulmindndolos con sus rayos. ‘Aunque Antonio y Cleopa- tra, enel siglo rd. C., lamaron ‘asus gemelos Helio y Selene, el culto oficial al dios del Sol no aparecié en Roma hasta poca muy tardfa, en concreto en el siglo m1, momento en que el emperador Aureliano erigié un templo a Sol invictus («Sol invieto»). Este culto adquiriria ‘eran importancia durante el pa- ‘ganismo tardio, evolucionando progresivamente hacia un cud- simonotefsmo solar ¢ Lengua. Encontramos el ‘nombre del dios recogido en tuna serie de palabras com: puestas formadas a partir del prefijo helio- que indican la idea de «Sol», por ejemplo en heliotropo, planta cuya flo pax rece seguir el curso del Sol, 0 en heliosis, que significa sin- solacidns # Zeon. Su carro ha inspirado a los artistas de la Antigtiedad (vasijas griegas, Louvre y Lon= ‘dres) y posteriores. Odilon Re~ don lo convirtié en uno de sus temas predilectos a partir de 1905 (Pars, Petit-Palais; Bur eos) HERA Hija de Crono” y Rea’, her- mana y esposa de Zeus", es la divinidad tutelar del matrimo- tio. Fue educada por Océano y Tetis™ en los confines del mundo. Se uni6 a Zeus en so- lemnes esponsales y fue su ter- cera esposa, después de Metis y Temis’, En su calidad de es- posa del mas grande de los Olimpicos’, Hera es la prot tora del matrimonio y de I mujeres casadas, y su hija Llitfa asisie a las mujeres en el mo- mento del parto. Los poetas, sin embargo, presentan generalmente de ella un retrato poco halagador. Ce- losa, violenta y vengativa, no cesa de acosar y perseguir con sus temibles celos a las nume- rosas amantes de su casquivano marido, Hegando incluso a tigar a aquellas que han sucum- Estatua griega de Hera dando de momar al pequeno. Hercules, Roma, Museo del Vaticano bido al seftor del Olimpo* por Ja violencia © como resultado de alguna de las tretas del ca- prichoso dios. Su c6lera imp cable la lleva también a casti- gar alos descendientes de es- tas. Es el caso de Heracles", hijo de Alemena y Anfitrién’ que en realidad habia sido en- gendrado por Zeus: Hera lo hizo enloquecer hasta tal punto que le conyirti6 en asesino de sus propios hijos HERA Persiguid a lo’, volvi6 loca Ino”, hizo morir a Sémele, en cinta de Dioniso’;intent6 matar a Calisto”, pretendi6 impedir que Leto’ diese a luz a Arte- misa* y Apolo’... todas ellas seducidas por Zeus. A pesar de sus miiltiples disensiones con este, sera siempre la reina del Cielo, sentada al lado de su es- poso sobre un trono de oro, Tiene poder sobre la tormenta y el relémpago; las horas” & Iris: estin a su servicio, Uno de los mas famosos episodios donde da prueba de suis celos es el concurso de be- lleza que Ia enfrenté a Afro y Atenea’. Las tres diosas* to- ‘maron a Paris’ como érbitro, y Hera le ofreci6 la soberania universal si la designaba como Ja més bella de las diosas. Pero Paris rechazo su oferta, prefi- riendo la candidatura —y el premio— de Afrodita, y Hera, para vengarse, provoes la de: truccién de Troya’. —> PARIS. Solo en el grandioso relato de la conquista del vellocino de oro” aparece como la benévo- Ja protectora de los héroe: la inspiradora de sus hazaiias + ARGONALITAS. En Roma fue asimilada a Juno", conservando muchos de sus rasgos y atributos griegos. 212 En la Bneida de Virgilio persi gue con su rencor al troyano Eneas", a quien protege en cambio su madre Venus". La vaca y el pavo real eran los animales que le estaban consagrados. Argos era su ciu: dad favorita, cerca de la cual se alzaba uno de sus templos més famosos, Su culto era uno de Jos mas extendidos en Grecia. 4 Lit, En su ealidad de reina de los dioses ocupa un lugar preponderante en toa la Tite ratura griega. Su leyenda esté extensamente desarrollada en a Miada de Homero, donde aparece como uno de los per sonajes principales; en este texto asistimos también a sus querellas con Zeus. ¢ eon, La mis antigua repre- sentacién que se conserva de Hera es una estatua acéfala y hieritica, la Hera de Samos (si- alo wa. C., Louvre); Hera dando de manar al peque fio Héreules, escultura griegs Roma. Juno figura al lado de Venus y Minerva" en el jucio de Paris: aparece también re presentada junto a su real es oso (Antoine Coypel, pte Fano, sigho xvu, Rennes). Gus- {ave Moreau pint una acuarels ‘que representa El pavo rel que- 213 Jidndose ante Juno (1881, Pats), y Jean Paris es autor de un dleo ‘del mismo titulo (Sal6n 1913, Parfs) que lusra ta fibula de La Fontaine. —> paris ¢ Cin, > outwnicos. HERACLES Llamado Hércules* por los latinos, simbolo de la fuerza valerosa, es uno de los héroes* mas prestigiosos de la mitolo- sia griega, Infancia y juventud Heracles era hijo de una mortal, Alemena, nieta de Per- seo", y su padre oficial era An- fisi6n’, esposo de estae hijo de Alceo, también nieto de Perseo. Pero su verdadero padre era Zeus’. Tena un hermano ge- melo llamado Ificles. La celosa Hera* arranes a Zeus la pro- mesa de que el descendiente de Perseo que naciera primero ten- Aria dominio absoluto sobre to- das cuantos le rodeasen. A con- tinuacién, recurriendo a todas sus tretas, se las arregl6 para que Euristeo°, primo de Hera- Ces y verdadero descendiente de Perseo, viniese al mundo an- tes que el héroe. Cuando este acid, en la ciudad de Tebas', Hera envié dos serpientes para ‘que matasen al nino, pero el pe- HERACLES. Heracles © Hercules en la estat r0- mana de Hércules abatiendo un ‘lervo, Palermo, Museo Nacional ‘quenio Heracles las estrangul6, dando prueba desde la cuna de su prodigiosa fuerza. Hermes’, por orden de Zeus, lo deposité un dia en el regazo de Hera, que se habfa adormecido, para que el nino mamase de ella la leche de a inmortalidad; 1a diosa’ desperté violentamente de su suefio y un chorro de leche es- ccapé de su pecho, naciendo asi la Via Léctea, Ms tarde, Heracles apren- di6 de Anfitri6n el arte de con- ducir un carto, de Lino a tocar la tray de Burito el manejo del arco. Como recompensa por haber matado al ledn de Cite- +6n, que atacaba los rebafios del rey Tespio, este le entreg6 a sus HERACLES cincuenta hijas. Liberé Tebas de latiranfa del rey Ergino, que imponfa ala ciudad un pesado tributo, y Creonte, el rey te- bbano, Ie entregé a su hija Mé- ara por esposa, agradecido por los servicios del héroe, Pero Heracles, enloquecido por la implacable Hera, mats a sus propios hijos en un rapto de lo- cura, Recuperada la razon, par- ti6 de Ta ciudad para expiar su crimen siguiendo los consejos de la Pitia, que le obligé a abandonar su primer nombre, Allcides («descendiente de Al- ‘ceo»), para adoptar el de Hera- cles («gloria de Hera). Euris- teo, que se habia convertido en el rey de Tirinto, le ordené rea- lizar en el plazo de doce aos ‘otros tantos trabajos imposibles de llevar a cabo para un simple mortal. Esta serd la expiacién de su crimen. Los trabajos de Heracles + El ledn de Nemea, Esta fiera, engendrada por los mons: ‘truos* Equidna y Ortros, se ha- bia convertido en el terror del valle de Nemea. Heracles in- tent6 primero atravesarlo con sus flechas o aplastarlo con su lava, pero fue en vano, pues el animal tenfa una piel en la que ningun arma podia hacer melia. 214 Finalmente consiguiG estrangu- Jarlo con sus propias manos y se hizo una ttinica con ta invui- nerable piel de la fiera. Zeus convirtié al leén en constela- cién para que de esa manera quedase constancia de ta ha- zafia de Heracles. + La hidra de Lerma’. Hera- cles pudo vencerla con la ayuda de st sobrino Yolao. —> HIDRA DELERNA, + El jabalt de Erimanto. Este animal monstruoso devas- taba los bosques de Arcadia’, donde Heracles 10 anduvo persiguiendo durante mucho tiempo. Como Euristeo querfa al jabalf vivo, el héroe lo atrapé con una red y se lo llevé a su primo; este, espantado al ver a Ja eriatura, se escondié en una tinaja, Mientras persegufa al ja- bal para darle caza, Heracles ‘tuvo un enfrentamiento con los centauros*, matando a diez de ellos. + La cierva de Ariemisa’. Este animal fabuloso, cons: grado a fa diosa Artemisa,tenfa suernos de oro y pezutias de bronce y era tan veloz. que no podta ser aleanzado. Heracles persiguis a la cierva durante un aio y consiguié apoderarse de ella después de herirla con una fecha 2s HERACLES ——_ GENEALOGIA DE HERACLES cornea Danae zs PERSED + ANDROMEDA | ELECTRIGN+ANAXO —ALCED+ASTIDAMIA —_ESTENELO + NICIPE 7EUS+ALCMENA + ANFITRION uRsTED t at HERACLES + DEYANIRA —FICLES || amos | LOS HERACLIDAS + Las aves del lago Estinfa- + El-cinturén dela reina de Jo, Estas rapaces de Arcadia las amaconas', Hiplita, eina devoraban las cosechas y ma-_de las amazonas, posefa un cin- {aban a los viajeros. Aienea turn que Ares* le habfa ofe- ofrecié al héroe unos cimbalos. cido. Heracles, ayudado por cuyo sonido espant6 alasaves, ‘Teseo*, la mat6 y se apoders alas que Heracles pudo enton- del preciado objeto. Ein el curso ‘ces matar con sus flechas. de esta expedicién salvé a Al- * Los establos de Augias~. cestis y a Hesfone, hija del ey AUGIAS. Laomedonte, amenazada por + Eltoro de Creta. Heracles un monstruo marino. Como el consiguié domar a este sober- rey no le entreg6 la recompensa bio animal, al que Poseidén’ prometida, Heracles juré ven- habia enfurecido y que asolaba_garse. ais. * Los bueyes de Geriones. * Las yeguas de Diomedes. Este rey alricano tenfa un mag- Este rey de Tracia alimentaba a nifico rebaio vigilado por un sus yeguas con carne humana. drag6n y un perro de dos cabe- Heracles consigui6 matar a su zas. Agotado por el calor, He- amo y se lo ofrecié a estas racles amenaz6 a Helio® con como pasto, logrando as{aman- sus flechas. Este, para calmarlo, sarlas y uncirlas al carro de_ le offecié un bajel de oro que le Diomedes. condujo al borde del océano. HERACLES All encontré el rebaiio, se apo- deté de los animales y después de un largo viaje logré traérse- Jos a Euristeo, quien los offrecié en sacrificio a Hera, * Las manzanas de oro del jardin de tas Hespérides:. Hera, que habfa recibido estas ‘manzanas como regalo de bo- das, las tenia al cuidado de unas ninfas’ y un dragén en un jardin magnifico donde solo ‘Atlas* tenfa derecho a penetrar. Heracles consigui6 ta ayuda det ‘zigante*, el cual se apoder6 de Jos frutos mientras el héroe sos- tenfa en su lugar la béveda ce- Jeste. Fue durante esta expedi- cidn cuando Heracles maté a Anteo* y liberé a Prometeo". El dragén fue llevado al cielo y convertido en una constelacisn: la serpiente, + Cerbero*. Euristeo, ate- rrado ante la nueva captura de Heracles, devolvié el monstruo a los Infiernos*. Al bajar al reino de los muertos en busca de Cerbero, Heracles libers a ‘Tese0, > CERBERO 0 CERBERO. El regreso a Tebas El héroe, purificado de su delito de sangre, regresé a su patria, En el curso de una dis~ puta mat6 al rey Eurito y tuvo que expiar su nuevo crimen 216 convirtigndose en esclavo de la reina de Lidia, Onfale. Cuando a finalmente le concedié la libertad, Heracles particips en diversas empresas, entre ellas la ccaceria del jabalf de Calid6n, la expedicion de los Argonautas™ y la primera guerra de Troya’, en el curso de Ja cual dio muerte al monarca Laome- donte. Presté también ayuda a Ios dioses en su combate contra los gigantes. > ARGONAUTAS, GIGANTES, TROYA. Muerte y apoteosis Heracles se casé con Deya- nira, hija del rey Eneo, después de salvarla de Aqueloo, al que su padre pretendia imponerle como esposo. Este dios, hijo de Océano’ y de Tetis’, se distin: ‘guia tanto por su fuerza como por su capacidad para meta- morfosearse en rfo, en serpiente (en toro furioso. Mas tarde, Heracles maté accidentalmente a Eunomo, un joven servidor de su suegro, y tuvo que partir nuevamente ai exilio, Atravess con una flecha al. centauro Neso, que habia intentado vio- Jar a Deyanira, pero este, antes dde-morir, entreg6 a la joven una ttiniea envenenada con su san- ae diciéndole que con ella po- drfa reavivar el amor de Hers 217 cles si alain dfa se debilitaba Una ver instalado en Traquis, Heracles se apoderé de la hija del rey Eurito y Deyanira, ce- losa, le ofreci6 la tinica. Nada ‘mas cubrirse con ella, el héroe fue atacado por el virulento ve- neno que impregnaba Ia prenda y, devorado por atroces dolo- res, ordené que levantasen una pira en el monte Bia y se lanz6 las Hamas. Deyanira, abru- mada por los temordimientos y desesperada por haberlo per- dido, se ahores, Zeus ordené que el héroe fuera sacado de las llamas y te condujo al Olimpo*, donde ie concedié la inmortali- dad, ‘Al mito de Heracles se afia- iG el mito egipcio de Busiris”. Los descendientes del héroe, los Heraclidas, perseguidos por el odio de Buristeo, obtendran Ia ayuda de Teseo y se instala- ran en el Peloponeso, Muchas familias reales, como Ia de Creso 0 la del rey etrusco Tar- ‘quino, pretendfan descender de los Heractidas. 4 Lit, El mito de Heracles fue twatado en tres tragedies de Eu- Hipides: Heracles furioso, Al- testis y Los Heraclidas. Séf0- cles dedica Las rraguinias ala inuerte del héroe (segunda mi: HERACLES tad del siglo Va. C.). Homero evoes los dace trabajos em la Miada (VIM, XIV, XVM, XIX) ¥ también Hesfodo en su Teo- ‘gona (V, 287 ys.) En la Edad Media, Enrique de Villona recupera la figura det Inéroe en su obra Las reabajos de Hércules (1417), Yaen el siglo xix, en La Adldntida (1876), poema de Jacinto Ver- daguer, Hércules llega a los confines del mundo orienta, precediendo en su periplo & Cristabal Colén, # Teon. Los trabajos de Hera- cles-Hereules aparecen dec: rando muchas vasijas griegas del perfodo areaiea y sirven ‘coma motivo escutérico de va ris monumentos griegos (iso del Tesoro de los atenienses en Delfos, h 490 a, C), de escul turas exentas (Hercules aba- tendo wn cierv, grupo escults- rico de la época romana de Pompeyo, Museo Nacional de Palermo: Hércules en ta pri- ‘mera guerra de Trova, fromiGn ‘oriental de! templo de Afai, en gina, Gliptoteca de Munich) y {de numerosos mosaieos roma- nos (época romana, Liria, Va- lencia) La focura de Hércues, crétera del pintor Asteas, 340 a. C, Madrid, Museo Arqueo- Igico Nacional. Sus hazaitas HERACLES ‘continuaron inspirando a tos ar- tistas durante siglos: Hércules nifo estrangulando a una ser- piente escultura griega, Roma; Pollaiolo, Hércules y la hidra de Lerna, sigho xv, Florencia; Baldung Grien, Hércules y Aw 10, siglo xv1, Estrasburgo: Gustave Moreau, Diomedes de voradio por sus caballas, 1865, Ruan, Otros recuerdan sus en- frentamientos con Juno (Hera dando de mamar al pequenio Heracles, escultura griega, Roma, Museo del. Vaticano; Timtoretto, Origen de la Véa Léctea, 1580, Londres; Rubens, La creacién de la Via Lactea, h, 1636-1638, Madrid, Museo del Prado) o también sus amo- res: Fean de Bologne, Nexo rup- tando a Deyanira beonee, siglo xvi, Louvre; Boucher, Hercules y Onfale, anterior a 1728, Mosei. Zurbarin pint6 una se~ rie de diez lienzos sobre los ta bajos de Hércutes para el salin de Reinos del Cassin del Buen Retiro: Hércules abrasado por la tinica del centauro Neso, Lucha de Héreules con ta hidra de Lerna, Hércules detiene ef curso del rio Alfeo, Lucha de Hércules con el jabali de Eri- mano, Hércules con Anteo, Hércutes y el toro de Creta Hércules vence a Geriones, 218 Hércules con el edn de Nemea, Hercules yel Cancerbero, Hér- cules separa los montes de Calpe y Abyla, 1634, Madeid, ‘Museo del Prado. La Torre © Faro de Hércules es una torre romana, dela 6poca de Trajano, due se encuentra en la ciudad de La Coruna, # Cin, Heracles-Héreules es el protagonista privilegiado de ‘muchas peliculas donde el ac tor que interpreta su papel —como el camped deportivo Steve Reeves en algunas de ellas— tiene ocasién de lueit sw atlética musculatura en el ccurso de una serie de aventu- ras, en su mayorfa de corte fantastico y con escasa re cidn con la mitologia elésica Sefialaremos, entre otras, las siguientes: Los trabajos de Héreules (1951) y Hercules y la reina de Lidia (1958), de Pietro Francisei; Gli amor’ di Ercole, de Carlo-Ludovico Bragaglia (1960); La ven- ganza de Hércules (1960) y La conquista de la Asldntida (1961), de Vitiorio Cowtafavis Hercules contra tos vampiros, de Mario Bava (1961); Ulises contra Héreules, de Mario Caiano (1961); Hercules de: sencadenado, de Gian Franco Parolini (1962); Héreules con 219 tra Moloch, de Giorgio Fe- toni (1963); Héreutes et in- vencible, de Al World (1963) Eltriunfo de Hércules, de Al- berlo De Martino (1964); Hercules contra los hijos det Sol, de Osvaldo. Civirani (1964), coproduceién hi pano-italiana; Las aventuras de Héreules; de Lewis Coates (1984). Meneionaremos por titimo al pintoresco Hercules, aterrizado en pleno siglo xx bajo los rasgos del debutante Amold Schwarzenegger —el futuro Conan el Barbaro—, que aparece en Héreules en ‘Nueva York, de Arthur Seidel- man (1969). El personaje de Tarz4n, ereado por el novelista Edgar Rice Burroughs, tantas veces Ile vado al cine, aparece en ciertos aspectos como una «remanen: iay de Heracles HERCULES ‘Nombre que dieron a Hera- cles* los romanos, quienes adoptaron el conjunto de la le- yenda aftadiendo varios moti- os: mata al ladrén Caco, que ene] monte Aventino le habia quitado algunos bueyes del re- bafio de Geriones; toma por es- poss a Fauna, de la que tayo un hijo, Latino*, epénimo del La- HERCULES cio; aparece como amigo del buen rey Evandro, que reinaba sobre el monte Palatino cuando Eneas” leg6 a Italia, donde fundarfa un culto en memoria del héroe*. El Hércules romano es una figura menos violenta que Heracles, y se le ve en oct siones con una lira acompa- fando a las musas’ y a Apolo™ ‘Musageta. El dlamo es su drbol consagrado, > HERACL # Lengua. Un héreutes, wili- zado como nombre comin, de- signa a un hombre de poderosa, ‘musculatura o de fuerza prodi- ‘giosa. El adjetivo hercileo se Aaplica a todo lo que poxee una potencia colosal. Las columns de Hercules designan alas dos ‘montafias del actual estrecho de Gibraltar, lugar donde su- puestamente Hércules sostuvo la béveda celeste # Lit, Virgilio (Eneida, canto VIID y Tito Livio (Historia, li bro I, siglo 1a.C.) refieren la lucha de Hércules y Caco. Sé neva dedieé dos tragedias a Hércules furioso y a Hercules en el monte Eia (siglo 1d. C.). Ovidio (Metamorfoss, VIL, IX, X XIl, XV) relata hazafias del héroe. Teon. y Cin, > weractes. HERMAFRODITO HERMAFRODITO Hijo de Hermes: y de Afro- dita’, a quienes debe su nom- bre, Un dia que se baiiaba en las aguas de un lago, en Caria, la ninfar Salmécide, prendada de su gran belleza, le abraz6 y, como este se resistfa a sus insi- nuaciones amorosas, la ninfa rog6 a los dioses? que sus cuer- os nunca se separasen. Su sti- plica fue concedida y desde en- tonces formaron un solo ser de doble naturaleza. Hermafrodito, por su parte, obtuvo de ellos que todo hombre que se bafiara en las aguas del lago perdiese su virilidad. Figura a menudo entre los comparieros de Dio- ¢ Lengua. El nombre de este dios, convertido en adjetivo, significa «que esta dotado de caracteres sexvales masculinos y femeninos», y se aplica tanto al género humano como a cier- tas especies vegetales o anima Ies (el earacol, la lombriz. de tierra, a sanguijuela) # Lit. La fortuna literaria de Hermafrodito tiende a mezclar el relato de Ovidio, que reteria su historia en las Metamorfo sis, con los numerosos mitos relativos a la figura del andro- gino presentes en varias reli- 20 ‘siones. En particular la Figura {de Hermafrodito se confunde a menudo con los. andréginos evocados en EI banguete de Platén (siglo 1v a. C.). Segin explica Aristofanes en este texto, en los origenes existian tes tipos de seres humanos, ‘unos provistos de dos cuerpos maseulinos, otros formados por dos cuerpos femeninos y luna tercera categoria. consti {uida por fos hombres-mujeres ‘o-andrdginos. Estos, empuja- dos por la soberbia, pretendie- ron asaltar el Olimpo* y fueron castigados por Zeus’, que los seccioné en dos mitades. Los hombres, desde entonces, bus- can siempre 1a mitad que les falta, lo que explicaria el fen: ‘meno del amor. Estos origenes complejos permiten compren- der por qué, en la tradi i- teraria, la bisexualidad aparece unas veces como una anomalia dolorasa y otras como un rasgo de superioridad, Durante mucho tiempo, Ia gura de! hermatrodita es objeto de esciindalo y se convierte a ‘menudo en sinénimo de homo- ‘sexual. Asf aparece, por ejem- plo, en el panfleto de Thomas “Artus conta los «favoritos» de Enrique II titulado La isla de os hermafroditas (1605). De 221 modo més general, el epfteto de hermafrodita 0 de andré- ‘gino se aplicatrecuenteniente a algo que se considera contra natura 0 que retine aspectos ccontradictorios. Tal es el sen: tido con que lo emplea Dante cen el Infierno (Divina comedia 1307-1321) al referirse a una poesia que intenta conciliar los Ccontraris, o también el que re flgja el Adonis de Giambattista Marino (1623), donde el propio dios aparece como una figura ‘andrégina y simboliza la natu- raleza dual de Ia poesta La figura mitica del hermafro- dita aparece evocada u menudo en situaciones novelescas am biguas. Encontramos un ejem- plo eélebre en la novela de Théophile Gautier La seforita de Maupin (1836), que con- tiene frecuentes alusiones: a Ovidio, y cuya herofna se de- fine a sf misma como «perte- reciente al tereer Sexo», pues en ela se funden el cuerpo y el alma de una mujer con el ca- récter y la fuerza de un hom: bre. Lejos de constituir una ventaja, esta bipolaridad Ia hace desgraciada, ya que nun- ca podra encontrar un hombre al que unirse, Balzac, por su parte, erea en Serafita (1835) tuna figura ideal de andrégino, HERMAFRODITO reuniendo los dos Sexos y per- mitiendo asf que la joven pas teja formada por Wilftid y Minna se una. Esta unin ideal parece nuevamente en El lrio del valle (1836), donde el en- ccuentro entre Félix de Vande- esse y Mme. de Mortsauf aparece contemplada desde Ia ptica de una androginia pla- \énica. Posiblemente sea en Proust donde Ia vacilacién entre an- r6gino y hermafrodita sea mas evidente. En Sodoma y Gomorra (1921), al designar a Jos homosexuales como «hom bres-mujeres» parece mis bien referirse a los andréginos de Platén; igualmente, el encuen- tro entre Jupien y M. de Char- lus parece responder a este mito, ya que cada uno encuen- tra en el otro al shombre pre- destinado». Sin embargo, la descripcisn del joven acostado, cen el que se descubren invo- luntariamente rasgos femeni- nos, evoea la representacidn tradicional del hermatrodita. Y para explicar el fendmeno de la xinversiGn», Proust evoca tuna hipétesis.cientifica, un ‘tvermatfroditismo inicial euyas hella parecen conservarse en algunos rudimentarios éreanos femeninos en 1a anatomfa del HERMES hombre y en otros tantos érga- ‘nos masculinos en la anatomta de la mujer». Pero en ambos ‘casos el fenémeno ya no apa- rece considerado, como an- tafo, algo «contra natura» Et hermafrodita, por stimo, se presta.a veces a variaciones e6- micas, como por ejemplo en el suirama surrealista» de Apolli- naire titulado Las retas de Ti- resias (1917), donde Teresa, tuna joven feminista casada, se nega a tener hijos y se trans forma en asefior mujer» adop- tando el nombre de Tiresias, mientras su marido, converte ‘en mujer, traeré miles de hijos al mundo. -> Tinestas. ¢ Icon, La estatuaria antigua representa a Hermafrodito con tun armonioso cuerpo de mujer y dotado de érganos sexuales ‘masculinos, a menudo dor- mido en una postura lena de ‘graciay languider: Hermajro- dito, mérmol, réplica de una ‘obra del siglo va. C., Berlin; Eros andrédgino (vasija, siglo va. C., Viena), semejante en todo a Hermatrodito a excep: cin de que se le representa alado, Ya en el siglo xx, Dalf pints un Hermajrodita (la es- ética es el mayor misterio terrestre), 1943, coleccién ‘A, Reynolds Morse 222 HERMES Nacido de Zeus" y Maya, hija de Atlas’, en una caverna del monte Cilene, en Arcadia’, este dios manifest6 desde su ‘ms tierma infancia las dos cua lidades principales a las que se vineulan todas sus funciones divinas, muy diversas: la inteli- gencia astuta y Ia movilidad. Al poco de nacer consiguié desembarazarse de sus patiales y con el caparazn de una tor- tuga, que encontré delante de Ja gruta, fabricé un nuevo ins- trumento musical, la. lira. Luego se dirigié a Tesalia, donde robs cineuenta vacas de ‘un rebafio confiado al cuidado de su hermano Apolo", que en aquel momento estaba entrete- nido on ocupaciones galantes. Haciendo que las bestias mar- charan hacia atrés —o, segtin otras versiones, envolviendo sus pezuilas en trozos de cor teza para disimular sus huellas, después de haber atado a sus propios tobillos unas ramas: condujo a los animales a través de toda Grecia hasta llegar a Pilos, donde los dejé escondi- ddos en una caverna, Luego re- gres6 a la gruta y volvi6 a me- terse en su cuna con ef aire més inocente del mundo. Apolo, sefior de las artes adivie 23 hatorias, no tard en enterarse de todo el asunto y acudié a Maya exigiendo la devolucién del rebaio. Esta protests in- dignada, mostrdndole al nifio dormida como un bendito Apolo recurrié entonces a Zeus quien, al oir las desvergonza- das mentiras de Hermes, esta- NIG en carcajadas y le orden6 que devolviese el ganado. Apolo, sin embargo, fascinado por los melodiosos sonidos que su hermano extrafa de la lira, acepts cederle el rebafio a cambio del instrumento. Hermes invent luego la si ringa (0 flauta de Pan), que Apolo también adquiris a cam- bio del largo cayado de oro que utlizaba para cuidar sus reba fios. Un da, Hermes separé.con 1a dos serpientes que lucha- ban entre sf. Amansados, Los reptiles se entrelazaron en tomo al cayado: este es el origen del caduceo, que, rematado gene- ralmente por dos pequefias alas, exaentre los griegos el simbolo distintivo de los embajadores y de los heraldos (es distinto al caduceo* de los médicos, que est formado por un haz. de jun- quillos en torno al cual se en- rosca la serpiente de Asclepior ‘y va coronado por el espeja de la Prudencia), Praxiteles, Hermes con el nito Dioniso, Museo de Olimpia Dios mediador, Hermes es el mensajero de Zeus tanto ante los dioses® como ante los hom- bres. Es él, por ejemplo, quien transmite a Calipso” la orden de dejar partir a Ulises" y quien re- vyela a este dltimo la planta mi ‘gica que le protegerd de los he- HERMES cchizos de Circe*. Intérprete de Ja voluntad divina, desempena eneste sentido una funcién au- xiliar junto a muchos héroes": Heracles", a quien proporciona su espada y al que protegerd ‘muchas veces; Perseo", al que centrega el casco de Hades: y las sandalias aladas: Frixo y Hele’ reciben de é el carnero alado de yellocino de oro’ que les sal- vvaré de la muerte. Los propios Inmortales le deben mucho: salva a Ares? ‘cuando estaba prisionero de los Al6adas, socorre a Zeus en st lucha contra Tifn* y el sefior de los dioses se pone en sus manos para que le ayude a des- baratar las venganzas urdidas por la celosa Hera” para matar al gigante* Argos’, guardisin de Ja joven Io", por ejemplo, o lle- var a lugar seguro al pequerio Dioniso” En la tierra, es el dios de la elocuencia, el protector de los viajeros y, mas tarde, de los mereaderes, pero también de Jos ladrones. En los Infiernos* es el encargado de escoltara las almas de los muertos (Hermes psychopompe). En Roma fue asimilado a Mercurio’. De sus amores con diosas 0 mortales nacieron diversos hi- jos. Los mas conocidos son 224 Hermatroditor, Autolico el abuelo de Ulises, el hombre de os mil recursos— y el dios Pan, nacido como Hermes en Arcadia. + Lengua. Bl adjetivo hermé: fico esti etimolégicamente ‘gado a Hermes. En efecto, los sriegos dieron al dios egipeio "Thor, seffor de las ciencias y de Ja magia, e! nombre de Hermes Trimegisto (tres veces grande) Su doctrina estaba contenida los llamados libros hermé: fleas, en los euales se inspi arian los alquimistas. Este Hermes es completamente dis- ‘into al Hermes- Mercurio de la p0ea elisiew. Los dos sentidos modemos del adjetive hermé: ico, wpertectamente cerradox (Como el «sello hermético» de Jos alquimistas) y «muy diffi de comprender», derivan am- bos del sentido antiguo del ér- En su calidad de dios de los viajeros, Hermes ha dado su nombre, por un lado, a una ins portante marca francesa de ar Ueulos de viaje y, por otro, & tun proyecto europeo de ve hicuto espacial, ‘Lit. EI nombre de Hermes, caliicado 0 no de Trimegisto, sirvié durante mucho tiempo 225 como esello de autenticidad> ara tos libros de contenido es0- \6rico, sobre todo partir del si- glo xv El dios ocupa también ‘un lugar importante en la tradi cidn isldmica, donde se Te de- signa con el nombre de Idris “Algunos crticos eonsideran que la figura de Virgilio, que guia a Dante en el infierno (Divina co- ‘media, 1307-1321), reeuerda a la de Hermes. Con el nombre de Mercurio interviene en mu ‘has obras literarias, desempe- fiando funciones de mensajero beneéfico. En este sentido pudo ser también confundido con los arcéngeles crstianos Gabriel o ‘Miguel. Mercuvio aparece como interlocutor, junto al barquero Caronte’, en el Diilogo de Mer- ‘euro y Card (1528-1529) , de erasmista espaol Alfonso de Valdés. La fncién del dios en cesta obra es manifestary defen ser a justicia y el gobierno del ‘emperador Carlos V. ‘¢ Teon, Ademas de las figuras estilizadas esculpidas en las encrucijadas (un pilar coro nado por un busto humano), Hermes aparece frecuente- ‘mente representado como un hombre barbado, vestido con ‘una larga tinica, ealzado con sandalias aladas y a menudo tovado con el pétaso, el som- HERMES brero redondo de los viajeros atiegos, y portando el caduceo, Protector de los pastores, se le ve también llevando un cor- {ero sobre los hombros(#crid- foro»), Desde finales del sigio ‘va. C. la estatuara lo muestra esnudo e imberbe, como un {joven atleta de armoniosa be- Heza. ‘Aparoce a menudo ocupsndose del pequefio Dioniso: Hermes devuelve Dioniso at Paposi- leno, erétera griega, 440 a, C. el Vaticano; Hermes con el rniio Dioniso, marmol griego de Praxitles (répica antigua), finales del siglo va. C., Olim- pia; se le representa también solo, con o sin sus atributos de dias de los viajes: Hermes de ‘Maratdn, bronce, siglo a. Atenas; Mercurio, bronce, si- alo xvi, Madrid, Museo Lézaro Galdiano, Mas adelante los ar- tistas retuvieron sobre todo su funciGn en los amores de Zeus ceo (Mercurio y Argo: Rubens, Veldaquer, Agiero, lenzos, si slo xvi, Madrid, Museo del Prado), u ocupindose de la educacién de Cupido: Louis Michel Van Loo, La educacién del Amor por Mercurio y Ve- rus, sigho xvtl, Madrid, Real ‘Academia de Bellas Artes de San Fernando. -> ARGO, HEROES HEROES La categoria de los héroes resulta problematica: ;cusl es su origen y su estructura onto- Logica’, gon simples interme- diarios entre los dioses' y los humanos? Hesfodo, en Los tra- bajos y los dias, ama EDAD DE ‘ORO, SEMIDIOSES). Pindaro, poeta griego del si- glo va. C., distingue tres cate- gorfas de seres: dioses, héroes y hombres. En el Cratilo, uno Dos de los héroes participates en la guerra de Trova: Ayax llevando @ ‘Aquiles, grabado de la Biblioteca ‘Nacional de Madrid 226 de los didlogos de Plat6n (428- 348 a. C.), el fildsofo Socrates relaciona el término con el amor (en griego eras) y define a los héroes como «nacidos de los amores de un dios y una mortal o de un mortal y una diosa»: serfan por tanto que presidis el principio de los tiempos. Después de la cosmo- onfa y el triunfp de Zeus’, y tras la aparicin de los hombres, cuando todavia las estructaras y Jas normas no estaban lo sufi- cientemente establecidas para ‘determinar la medida de las co- sas, participaron en la elabora- cin de las instituciones, de las leyes, de las técnicas y la artes, fundando asf el universo hu- mano, donde las transgresiones y los excesos quedaran proseri- tos en lo sucesivo. Desde ese ‘momento, el «tiempo» del mito, de carécter magico, abierto ina- cabado y contradictorio, que- da definitivamente cerrado y deja paso al tiempo de la his- toria. Productos de una fecun- dacién divina extraordinaria (como Perseo*, hijo de Danae engendrado por Zeus bajo la apariencia de una tuvia de oro), los héroes se distinguen en ocasiones por una doble pa- ternidad, como Heracles 0 Te- seo*. La mayorfa de las veces son abandonados de nifios al revelarse inguietantes profecias para la familia (Edipo, Perseo), HEROES ‘yon amamantados por anima- ies salvajes (Paris” alimentado por una osa, Rémulo y Remo ppor una loba). Viajan a lejanas tierras (Uilises?, Jas6n*), se dis- tinguen por sus innumerables pproezas, celebran matrimonios divinos (Peleo y Tetis*, de cuya ‘uni6n naceré Aquiles; Cadmo y Harmonia’). Ancestros ep6nimos de ra- zas, de pueblos o de familias (los argivos descienden de Argo’, Pélope dio su nombre al Peloponeso, Atreo es el antepa- sado de los Atridas*), reyes mi- ticos (Teseo), inician a los hombres en el conocimiento de diversas instituciones y oficios: las leyes cfvicas, la monoga- mia, la metalurgia, el canto, la escritura, la estrategia... Funda- dores de ciudades por excelen- cia (Teseo, Cadmo, Rémulo), inspiran a los personajes hist6- ricos la fundacién de colonias, convirtiéndose a su vez en hé- roes después de su muerte Tnstauran asimismo los jue- 0 deportivos (Pélope, Hera- cles), lo que explica la heroi cacién de los atletas victorio- sos. Algunos estén asociados Ios ritos de iniciacién de lo adolescentes. Muchas de sus aventuras son, de hecho, prue- bas iniciéticas, como la pe- 228 netracién de Teseo en el Labe- Tinto’ y su combate victorioso contra el Minotauro*, o el paso ritual de Aquiles a través del fuego y el agua cuando fue educado por los centauros’, Pero el rasgo mAs caracte- ristico de los héroes es su ‘muerte, siempre violenta, en la ‘guerra o por traicién, y singu- larmente dramética: Orfeo y Penteo" mueren despedazados, Acteén* es devorado por sus propios perros, Hip6lito por sus caballos, Asclepiot es ful- minado por Zeus... Muchas ve- ces los héroes sucumben victi- mas de la locura y de su propia violencia (Ayax, Heracles). Nunca dadan en enfrentarse con los dioses como si fueran nuales pero, con la excep- ccidn de Heracles, el héroe per- fecto cuya apoteosis seftala su ivinizacién, siempre es cruel- mente castigado por los Olfm- picos’. La muerte magnifica, sin embargo, su condiciGn so- brehumana, préxima a la gloria divina. Después de su desapari- cién, los héroes disfrutan de una ‘«post-existencia» ilimi- tada. Sus despojos estén carga- dos de temibles poderes mégi- cos y se depositan dentro de la ciudad, a veces incluso en el 229 interior de los santuarios (asf Pélope en el templo de Zeus en Olimpia). Sus tumbas y ceno- tafios constituyen el centro del culto heroico, acompafiado de ritos y sacrificios como el de Jos dioses. El héroe muerto se convierte en un genio tutelar ‘que protege a la ciudad contra diversos azotes: invasiones, epidemias, catdstrofes natura- les... Los santos y los matires de la tradicisn cristiana les su- cederdn més tarde en esta fun- ign tutelar 4 Lengua. La palabra héroe designa en la actualidad a un hombre que ha dado prucbas de-un valor extraordinatio o, ‘también, al personaje principal de una obra de fiecién, su pro- tagonista, Pero el adjetivo he. roico, cuyo sentido habitual es seexcepcionalmente valeroso», conserva el sentido antiguo del \érmino en expresiones como los tiempos. heroicos, alu ddiendo a la «época de los oF genes». y poems heroico, donde el adjetivo es sinénimo de «pico», Lit, El héroe lteratio de la Fuad Media es heredero directo de los de la Antigiledad greco- romana. De hecho, las aventu- ‘as caballerescas medievales, HEROES [Uno de los principales héroes arie- gos: Hércules en la primera guerra de Troya, Gliptoteca de Munich © luego las renacentistas, se basan en parte en la llamada ‘materia toyane, que est cons tituida por una serie de obras erivadas o traducidas de los primitivos texts sobre la gue- ‘ra de Troya’. De esa manera Jos héroes heredan una serie de rasgos clésioas que les eonvier- ten en seres extraordinatis, ‘medio camino entre los doses y los hombres, Ast igual que ‘ccurre con Heracles 0 con Me- leagro, a procreaciGn de estos héroes viene acompatada de a Sere de sefiales sobrenatu- rales. Desde muy nfo, el caba- HEROES lero medieval y renacentsta se cenrenta a una serie de situacio- nes alversas que, sin embargo, supera sin dificultad, Es el aso de Amadis de Gaula 6 Mor- dred, el hijo del mitico rey Ar- tro, abandonados en una cesta cn el rio como lo habfan sido Rémulo y Remo, Su genealogia es ilustre. Aun- que obviamemte ya no pueden ser hijos de dioses, puesto que en Ia Edad Media la concep- cidn del mundo es cristiana, som hijos de reyes o futuros re yes de valentia, prudencia y scheroicidad» probadas. Ade ‘més, muestran ciertas caracte- tisticas naturales que les con. ducen, desde jévenes, a reali za grandes proezas. Asi, tras luna serie de prucbas iniciticas cen las que demuestran su valor com habia emprendida He- racles con la tesolucién de sus doce trabajos 0 Teseo en su aventura con el Minotauro—, se produce el reconocimiento de'su condicién de héroe y, & partir de entonces, les suele ser cencomendada una misidn es pecial destinada a su mayor Bloriticacién, que en el caso de Jas6n fue ta conquista del ve- Hocino de oro, en el de Bneas’, Aquiles, Ulises 0 Hée- tor, la guerra de Troya, y en et 230 caso de los eaballeros medie- vales y renacentistas, a Gala, hijo de Anturo, se le enco- ‘mend Ia Conquista del Santo Grial, y a Esplandisn, hijo de ‘Amadis, la lucha contra el in- fiel y a conquista de la mitiea ciudad de Constantinople. todas estas aventuras, el hhéroe se presenta como un guerrero invencible, de fuerza prodigiosa, dotes de mando y vvalentia sin limites, Ademés, Jas aventuras amorosas suelen allernarse con las caballetes- eas, mostrando ast el héroe su ble naturaleza: humana y smidivina, Laconsecucién de la fama en el émbito guerrero 0 caballe- ‘esco lleva consigo la glorif ccacién final del héroe. Igual que Heracles una vez muerio ls eonducido al Olimpor, Ar- turo, a su muerte, es trastadado ala legendaria isla de Avalén, donde, sein las leyenda, per manece dormido y no muerto. Bate caricter mitica del héroe es rechazado desde la concep- cin del mundo barroco, mar- cada por el desengaiio y la vi idm reatista de la existencia humana. Asf, Lazaro de Tor ‘mes, como los demis piearos Célebres de esa época, no tiene ‘un linge iuste, ni acometeha- 231 7zafas extrardinarias, ni es glo- rificado @ su muerte, Antes bien, su vida transcurre entre rufianes y prostituia,sirviendo ‘un mendigo ciego, a un cura de pucblo 0 a un excudero em pobrecido, a los que tiene que fengaitar para sobrevivir. La va~ lentia, heroicidad y fuerza so- brehumana se diluyen: et pf caro no acomete més aventura ue lade sobrevivir en una so- ciedad gue le es hostil y de la ue nunca podri escapar. El romanticismo crea un doble hhéroe, Por una parte, el héroe Lrdigico de los dramas roménti- 0s, cuya existencia esti mo- vida por res fuerzas esenciales: el amor sin medida, el orzullo 0 fa desmesura(reaparece agut la his clisica) y el destino, que lees siempre adverso, Su vida std marvada por una lucha in- tema que le Heva a enfrentarse al esto del mundo, convirtién- dose de esta forma en el incom- prendido por excelencia, Elfin del héroe del drama roméntico es ttigico, porque todas las fuerzas —Ia del destino, la del ‘mundo exterior y la suya pro- pia— se alian contra él para Aestrurlo, Pero el romamicismo recupera tambien, aunque con evidentes transformaciones, la figura del HESPERIDES héroe heredada del mundo clé- sico en la novela de aventuras, que, desarrollacla parcialmente em siglos anteriores aleanza su explendor en el xix. Elculto al “<)0» y el ansia de libertad ro- minticos contribuyen al éxito de este wénero, cuya vigencia continda en la actualidad. Es {el caso de lus novelas de De- foo, Swift, Stevenson, Melvi- Ie, Salgari 0 Verne, entre ‘0 autores, En el siglo xx el héroe, siem- pre dispuesto a acometer em- presas extraordinarias, consi- ‘gue romper las barteras del tiempo y el espacio en el gé nero de la ciencia fiecién Junto a este, en nuestros dias y desde el realismo del siglo xis, toma cuerpo un héroe distinto, \despojado —como ocurrfa en el siglo xvu con la novela caresca—de todo carécter $0- brenatural. Es el héroe urbano, inmesso en los problemas y en la sociedad de su tiempo, cuya cexisteneia dista mucho de los HESPERIDES Las Hespérides son las ««ninfas’ del poniente, hijas de la Noche (Nicte’) en la Teogo: nnfa de Hesfodo, aunque seetin HESPERO ‘otras versiones serfan hijas de Alas? y Hésperis (> néspe- Ro). Son tres, segiin la tradi- cin més extendida: Egle (la Brillante), Eritia (Ia Roja) y Hesperaretusa (la Aretusa del poniente). Con ayuda del dra- ‘26n Ladén cuidan del jardin de Tos dioses*, donde crecen las manzanas de oro que Gea* ofreciera a Hera* como pre- sente de bodas. Uno de los tl- timos trabajos que Euristeo* impuso a Heracles" consisti6 cn traer esas manvzanas. El hé- roe tuvo de buscar durante mu- cho tiempo el jardin, del que la mitologfa ofrece localizaciones diversas: en el extremo Occi- dente, en los limites del océano yy cerca de las islas de Ios Bie- raventurados¢, al pie del monte Atlas, o incluso en el pafs de los hiperbéreos", en el Iejano Nort. Lo esencial en este mito es la relacién fundamental en cl pensamiiento mégico arcaico— entre el Oeste, repién donde se pone el Sol, y el mundo de los muertos. Las manzanas de oro son de hecho frutos de inmor- talidad, y la victoria de Hera- les en esta prueba prefigura su triunfo final sobre la muerte, Después del robo, Atenea” se ‘ocupé de que las manzanas de 22 oro fueran devueltas al jardin del que ya no saldrian. —» 1N- FIERNOS, HERACLES. + Lengua. El nombre Hespé- rides deriva de una palabra ‘griega que significa «la tars. Con él puede relacionarse el téemino Hesperia («regin del poniente», Occidente), com el {que los griegos designaban a Talia y los romanos a Espaia. ‘leon. Heracles y las Hespé rides, relieve de Ia villa Al- bani, Roma; Las Hespérides, ‘cuadro de Primaticcio (siglo Xvi, Fontainebleau) y de Tur: ner (siglo xtx, 1806, Londres, National Gallery). HESPERO Hermano de Atlas’ y padre de Hésperis, 1a cual concibié con su tfo a las Hespérides: Un dia que Héspero habia su- ido sobre los hombros de Atlas para escrutar el hori- zonte, cay al suelo y su ‘cuerpo se quebré a consecuen- cia de la caida, Este breve mito daba cuenta de la ruptura entre Afvicn!y Bepatia'a través del estrecho de Gibraltar. ‘¢ Lengua. El nombre de Hés pero significa «la tarde» (lo {ue se explica por la localiza- 233 ccién geogritica del mito, en Oceidentey: es morfol6gica- mente idéntico a la vor latina vvesper, de la que proceden el adjetivo vesperaino y el sustan- tivo véspera, que en plural de- signa un oficio religioso que ntiguamente sofa cantarse al ‘anachecer. HESTIA Diosa’ virgen (como Ate~ nea’ y Artemisa') era hermana de Zeus’. Aunque esta divini- dad formaba parte de los doce Olfmpicos*, carece de mitos propios y solo puede decirse que era ia diosa del fuego del hogar. Los romanos le dieron cl nombre de Vesta’ y tenia en Roma un fuego sagrado que mantenfan encendido una secta de sacerdotisas, las ves- tales. término griego no es mente mitoldgico, pero designa una nocién que eaparece a menudo en los re- latos mfticos. La hibris es «la desmesura> y, mas espectfica- mente, «cl orgullo», que em- puja a los hombres a querer temular los dioses* o a rival Zar con ellos (en cierta medida puede relacionarse con la no- IDRA DE LERNA in judeocristiana del «pecado de ‘orgullo», la soberbia). El tér- ‘ino designa también, por ex- tensién, a «la insolencia» y «el furor», consecuencias del orgu- lio; en este sentido puede tomar el significado de «violencia, vicia>, en especial «violencia cometida contra una mujer, violacién», ¢ Lengua. Este siting sentido explica la palabra htbrido y sus Mons TRUOS). Euristeo® habfa orde- nado a Heracles’ que matara al ‘monstruo, hazaiia que seria el «segundo trabajo» del héroe’ Como cada vez que este cor- Hercules y ta hidra de Lerna, de- ‘orecion de un anfora atica, Roma, Museo de villa Gila taba una de las cabezas del monstruo volvfa a erecerle in- rmediatamente otra en su lugar, recurrié a la ayuda de su so- brino Yolao quien, para evitar {que estas se reprodujeran, iba ‘quemando las heridas de la bes- tia a medida que Heracles cer- ccenaba sus cabezas mortales. De este modo pudo cortarle al fin la cabeza inmortal, que en- terr6 bajo un enorme pefiasco, y luego emponzoié sus flechas 24 4¢ Lengua, Se denomina hidra, ‘en 20ologia, 2 un pequefio ani ‘mal tentacular de agua dulce ue se reproduce por parteno- _génesis: sel animal es corto en trozos, de cada une de ellos surgird una nueva hidra. Es también e} nombre de una cule- ‘bra marina muy venenosa [En sentido figurado, la palabra designa un azote que se re ‘nueva sin cesar, a pesar de los esfuerzos que se hagan para atajarlo: la hidra del parvo, de 1a delincwencia, La expresién ponerse como tuna hidra, que significa «ents arse. violentamente> y_ se aplica indistintamente a hom- bres y mujeres, es pricticu mente sindnima de otras ex: presiones procedentes del re sistro mitologico. > HARPS, 4 eon. Hércules y la hidra de Lerma, dnforastica, Roma, Mu seo de villa Giulia; El combate de Hércules contra ta hidra de Lemna, grabailo de Lasne, sigh xvn; Gustave Morean, Hercules la hidra de Lerma, 1876, Chi ‘cago; Zurbarin, Lucha de Hér cules con ta hidrat de Lerna, 1634, Mari, Museo del Prado, con la sangre del monstruo. HILAS > HERACLES, MONSTRUOS. > ARGONAUTAS, 25 HIPERBOREOS Este pueblo mitico, que vi- ‘via en el extremo septentrional del mundo conocido (su nom- bre significa «més allé de ps de Boreas’), acogis a Apolo” después de su nacimiento, Des- pués de ir a Delfos, regresaba cada tomo al pats de los hiper- béreos montado en su carro ti- rado por cisnes blancos para volver a partir cada verano. A veces se dice que su madre Leto® era originaria del miste- rioso ps Era esta una regién paradi sfaca: el clima era dulce y agra- dable, la noche no existéa, su suelo fértily las eosechas abun- dantes, Los hiperboreos eran piadosos, de corazén puro y virtuosos; pasaban la vida en medio de bailes y cénticos y la muerte solo venfa a ellos cuando estos asi lo decidian, arrojindose entonces gozosos al mar, 4 Lengua. El adjetivo hiper- 6reo Wesigna todo lo relacio- nado con el extremo Norte ¢ Lit, Antonio de Torquemada r= # Leon, Sarvétazo romano con relieves alusivos a la leyenda de Hip6lito, siglo m, Tarra- 238 HOMERICO Adjetivo calificativo que se aplica alo relacionado con Ho- mero 0 con los. poemas épi- cos que la tradicién literaria le atribuye, la Hada y la Odisea (LAS FUENTES LITERARIAS DE LA MITOLOGIA GRECORROMANA). Por extensidn, el adjetivo puede significar también «digno de los relatos homéricos» 0 «rico en episodios espectaculares» (se habla en este sentido de batalla © locura shomérica»); la expre- sion «risa homérica» desig- na una risa larga y poderosa, inextinguible», semejante a la «que segrin la Mada (canto I) se apoders de los Olimpicos’ a la vista de Hefesto”, el dios cojo. > HEFESTO. HORAS Hijas de Zeus: y Temis’ tienen una doble funcién: rigen el orden social y el orden de la naturaleza y de las estaciones. ‘Los griegos las lamaban Euno- mia (Orden), Dice Justicia) e Irene (Paz), nombres relaciona- dos con su primera funcién, Los atenienses, sin embargo, las designaban con nombres que hacfan alusi6n a la fertli dad: Talo (Tallo, Retofo). Carpo (Fruto) y Auxo (Creci ‘miento). 239 Las horas, relieve grego del Prito- reo de Tassos, Paris, Museo. del Lowe Estaban asociadas origin riamente a la primavera, al verano y al invierno. Ms tarde ‘aument6 su niimero hasta doce, conrespondiendo a las doce di nes del da, Se las ve a me- ruido danzando con las musas* y las cartes’, levando flores y plantas en la mano, En el Olimpo* guardan las. puertas del Cielo, sirven a tas principa- les diosas y cuidan los coree- les celestes. En Roma se les Hamé horae. ‘¢ Lengua. De su nombre gen ‘co, a través del latin horae, de- iva el sustantive hora, que de- signa la divisi6n del dfa. Como ‘nombre propio y en plural, las HUMANIDAD Horas designan también as di- ferentes partes del breviario, en un principio definidas por los ‘momentos del dfa on que se ls recitaba; el Libro de las Horas del duque de Berry (sigio xv) €$ Famoso por sus miniaturas # Lit, Homers y Hesfodo solo mencionan a tres diosa. Ovidio las evoca en sus Fas- tos (Dy en sus Metamorfosis , XIV). 4 Ieon. Calimaco, Pan y tas ‘horas, bajorrlieve, finales del siglo va. C., Roma; Hora ew bierta con un velo, relieve, si- glota. C. Atenas; Las horas relieve griego, Louvre, HUMANIDAD La mitologia no solo ex- plica el origen de! mundo, el de los dioses* y el de los anima- Ies*, sino también el de la hu- manidad. Segiin Hesiodo, el cereador de los hombres habria sido Prometeo" que, después de {que su hermano Epimeteo erea- ra los animales, molded a los seres humanos a imagen de los dioses, dindoles la bipedesta- cidn. Luego robs el fuego ce- leste (el del rayo o el del Sol) para ofrecérselo a los hombres con el fin de que pudieran pro- tegerse contra los animales, a los que Epimeteo habia otor- HUMANDAD gado casi todas las cualidades disponibles. > PROMETEO. Hechos a imagen de los dio- ses, los hombres tenfan muchas semejanzas con ellos tanto fisi- «as como psicolégicas, pero ca- recfan del atributo esencial de {os seres divinos: la inmortali- dad. De este modo, los hombres ‘eran, por excelencia, «los Mor- tales» (asf se les designaba en sgriego: brotoi), mientras que los dioses eran «los Inmortales». En los primeros tiempos to- dos los seres humanos eran de sexo masculino, La creacién de Ja mujer fue decision de Zeus’. Celoso de los privilegios que Prometeo habia concedido a los 240, hombres, quiso contribuir a obra aportando su propio gra- nito de arena: un ser nocivo y perturbador, tanto més peli- ‘Broso cuanto que su aspecto se- ria cautivador. Asf nacio la pri- ‘mera mujer, Pandora®, fabricada por Hefesto* a peticicn de Zeus. La humanidad quedaba defini- tivamente constituida, pero las condiciones de su aparicién so- bre la tierra a destinaban a toda suerte de tribulaciones. Este mito antropogénico coexiste en Los trabajos y los dias, de Hesfodo, con un relato muy diferente, el «mito de las razas». > EDAD DE ORO. > ANIMALES, CAOS, TEOGONIA. icaro. Hijo de Dédalo’, el cons- tructor del Laberintor, yuna es- clava de Minos*. Después de que Teseo* matara al Mino- tauro’ y lograse salir del Labe- rinto gracias al ovillo que Dé- dalo habia proporcionado a Ariadna’, el arquitecto y su hijo fueron encerrados por el fu- tioso Minos en la inextricable construccién. Dédalo fabrics enionces unas alas hechas con cera y plumas, que fj6 sobre su espaida y la de fearo, y ambos escaparon. volando del Labe- rinto, no sin que antes Dédalo hubiera recomendado a su hijo que no volase demasiado alto ni demasiado bajo. Pero el orgullo impulsé a fearo a la desobediencia. Em- briagado por el poder que le da- ban las alas, se acere6 tanto al Sol que la cera se fundis y et imprudente se precipit6 al mar geo, no lejos de la isla de Sa- Relieve helenistco con Dedalo caro, Roma, vila Albani ‘mos. Heracles’ Ie enterrarfa en ‘una pequefia isa llamada Iearia, => ARIADNA, DEDALO. El mito de [caro no ha de- jado de alimentar los suefios de Jos hombres deseosos de volar para conquistar os aires. IDOMENEO # Lengua, El mito del pei- grox0 wueo del hijo de Dédalo tha dado nombre en Espa a la Operacién caro, que consis nel despliegue de aviones es- Paloles en Bosnia. Estos, junto ‘as fuerzas areas desplegadas en la zona pertenecientes 4 otros pases, integran en con- juno la Operacidn Vuelo Pro hii de Naciones Unidas. Su misin es velar el vuelo sobre Bosnia- Herzegovina. 4 Lit, Rara vee watado como figura auténoma, sino general mente asociado a a desu pa ‘re, es celebrado sin embargo en las Alabancas de D’Annun- zo (1903), Durant el Renac- reno, la identifieacién poeta fearo,o incluso poeta-Faetén' fue un motivo recurtente por inuencia de poetas italianos como Petrarca 0 Tanillo, De esta manera se identifica a la amada con el Sol al que el Poetasfearo se acerca en un ‘elo osado, metéfora de la osadia amorosa, Como en ta leyenda mitia, la cafda en pi cado trae consigo la conse cei de la gloria dl héroe- poeta con ta consiguiente in- mortalidad, a la que llega a travs del amor y la palabra postica. Asfes presentado el tema en el soneto «feara» de m2 Hernando de Acufa, en el so neto VII de Francisco de Al dana («;Cual nunca 0s6 mortal tan alto el vuelo...»)oen el so neto XII de Garcilaso de la Vega. > DEDALO, LARERINTO. # Keon. Dédato ¢ fearo, «: lieve helentstico, Roma, villa Albani. Boris y Valeria Kuku- liev, fearo, pintura sobre placa, Mosed, 1981, -> DéDALO. (¢ Mais. Serge Lifar,fearo, ba Het, 1935, con una orquesta formada tinicamente con ins- trumentos de percusién, 4 Cin. En la pelicula de Henri ‘Verneuil f.. como fearo (1979), el fiscal (Yves Montand) que investiga un asesinato politica inspirado en el del presidente Kennedy, «cae» a su ver aes nado por haberse acereado de- ‘masiado a Ta verdad, como el hhéroe" mitico muere por acer- cease demasiado al Sol. Lae: ferencia al mito queda explicta en Js iltimos minutos de Tape: Ncula a través de la figura dela cesposi del fiscal, autora de un libro sobre el significado de los ‘grandes mitos clasicos; la orga: nizacion criminal responde il nombre clave de «Minos» IDOMENEO Rey de Creta, nieto de Mi- nos" y Pasffae", es el caudillo 243 de los ejércitos cretenses du- rane la guerra de Troya. Obli- gado por el juramento comin de los pretendlentes de Helena’, condujo el enorme contingente de los veinticuatro nayfos ere- tenses y_se distinguié en el combate junto a los principales héroes” griegos a pesar de serel de mayor edad. Figura entre los nueve jefes que se ofrecen para el combate singular contra Héctor’; se enfrent6 a Eneas’ pero consigue esquivar sus gol- pes; por diltimo, su nombre fi- gura entre los guerreros que penetraron en Troya escondi dos en el caballo de madera jdeado por Ulises’. —> HELENA, uses. Las tradiciones sobre el fi nal del héroe divergen. Segiin algunas, su regreso de Troya se desarroll6 sin incidentes € Iomeneo reiné tranquila- mente en Creta el resto de sus dias. Segin otras, durante el viaje de regreso se desenca- dené una terrible tempestad sobre la flota cretense y el rey, para aplacar la furia de Posei- én", prometi6 sacrificar al dios el primer ser vivo que se encontrase al desembarcar en Creta. El Destino” quiso que fuese su propio hijo, que habfa yenido a recibirlo; fiel a su IFIGENIA promesa, el monarca procedi6 al saerificio, Expulsado de su reino, tuvo que partir entonces hacia el sur de Ital Se relaciona también con Idomeneo la reputacidn legen- daria de los cretenses de ser un pueblo mentiroso. Se decfa que el rey de Creta habia pro- vyocado ia maldicién de Me~ dea’, que condené a sus stibdi- {os a mentir porque Idomeneo, actuando como arbitro para dirimir el titulo de belleza que se disputaban ella y Tetis*, ha- bia elegido a esta iltima, + Lit. Idomenco es uno de los principales personajes del Telé- ‘maco de Fénelon (1699), en el ue aparece como un mal rey, Los contemporineos de Féne- lon, empezando por el mismo Rey Sol, vieron en el personae asi reratado una transposicién satiica de Luis XV y su po- iia. # Mis. domeneo, rey de Creta, 6pera de Mozart (1781), presenta uns turbia situacién conflictiva entre el padre y el hijo, enamoradios de la misma cautiva, IFIGENIA. Hija primogénita de Aga- menén’, rey de Argos y Mice- Mosaico del sacrificio de Ifigenia procedente de Ampurias, Barcelona, Museo Arqueckégica nas, y Clitemnestra’. Es her- ‘mana de Electra’ y Orestes”. Joven digna e inocente, ex- puesta al terrible destino* fami- liar, es la victima conmovedora de Ia impotencia del poder pa- temo frente al orden de los dio- ses, que puede llegar a impo- ner crueles sacrificios. > ATRI- Das. Cuando la flota griega se dirigia hacia Troya* a las drde- nes de Agamen6n, una extrafia calma la mantuvo inmovilizada durante mucho tiempo en el puerto de Aulide, en Beocia. El adivino Calcante*, que habia sido consultado, anunci6 que fa diosa Artemis, irrtada porque Agamenén habfa matado una 244 de sus ciervas sagradas durante una cacerfa, exigfa el sactficio de Ifigenia para permitir la sa- lida de ta flota. Presionado por sus guerre 10s impacientes por combat, sobre todo por el astuto Ulises? ¥y por su propio hermano Me- helaot, Agamenén terming aceptando la terrible decisién, Hizo venir de Micenas a su es psa y a su hija pretextando un ‘matrimonio de esta con Aqui: lest. Este iltimo, furioso por haber sido parte involuntaria del engaifo, intent6 en vano sal: var a la muchacha con ayuda de Clitemnestra. Iigenia acepté morir con valentia y dignidad pero, en el momento en que ie a ser inmolada, Artemisa la salv6, sustituyéndola por una cierva, y la llev6 consigo @ ‘Téuride, cerca de la peninsula de Crimea, donde la convirtié cen sacerdotisa de su culto, Los vientos regtesaron_ entonces, permitiendo que la armade ‘etiega prosiguiera su viaje. figenia permanecert argos aifos al servicio de la diosa, St ‘cometido era sacrificar a todos Jos extranjeros que una tempes- tad hubiera arrojado a ta inhés pita costa. Un dfa, sin embargo, reconocié en dos de las vieti= mas que debia inmolar a su 243 hermano Orestes y a st insepa- rable amigo Pflades, a quienes el oriculo de Delfos habia en- vvindo a Téuride para expiar la muerte de Clitemnestra y traet a Atenas la estatua de Artemisa conservada en el templo de ‘Téuride. Ifigenia consigui6 sal- varlos enfrenténdose al bérbaro rey de los tauros, Toante, y des- pués de entregarles la estatua huy6 con ellos hacia Grecia. Se instalaré finalmente en el Atica para fundar un santuario consa- grado a la diosa cazadora, por fin apaciguada y satisfecha, en Jo sucesivo, con sacrificios simb6licos, —> oxesTEs. # Lit. Aunque no aparece en lncpopey homes, Tgenia se converte en una des figu tas preferidas de los trigicos arviegos, que harin de ella el simibolo del amor fil sacri cada los imperativos de ar én de Estado que luego se convient ene nstramento de una edencin divine, Protago- nista de una tragedia de Es- auilo, igen, y otra de S6to- cles, Crises, ambas perdias, conquists it gloria ejemplar de Yictima expiatoriainmolada ors propio pare en la pieza de Euripides titulada Sigenia Auli, representa en 406 IFIGENIA a. C. después de la muerte de su autor: etrego mi cuerpo a Grecia. Inmoladlo y tomad ‘Troya. Ast los tiempos guards rin memoria de mi nombres (versos 1397-1398). Sin em- bargo, en una tragedia anterior, Wigenia en Téuride (414 2.C.), Euripides desarrollaba el des- tino de ta joven después de un prodigioso pero poco crefble ddesenlace de la ceremonia del sacrificio. En esta pieza, lige- nia, convertida en sacerdotisa de Artemisa, salva la vida de Orestes y contribuye a su re- dencién. En Roma, el poeta epictreo Lucrecio (siglo 1 a, C.) con- vierte a Ifigenia —que aparece con el nombre arcaico de I fnasa—en el arquetipo de las victims de la religi6n, demun- ciando Ios crimenes que se cometen en su nombre. Las primeras traducciones de las tragedias de Euripides suscita ron desde el Renscimiento una interpretacin erstiana del sa- crificio de Ligenia, conside- ado como el equivalent pa- ano del sacrificio de Isaac 0 el de Cristo, Esta visién cris tinnizada de la herofna antigua es la que aparece, por ejemplo, en laffigenia en Aulide (1640) de Rotrou, que concede una oN funeién nueva al amor de ‘Aquiles por a joven. La obra de Racine senala un iro importante en ln posteri- dad literaria de la figura de Ifi- genia. Con su /figenia en Aulide (1674) introduce el personaje de Exsfilo, que ocu- paré el lugar de la muchacha fen el altar del sacrificio, pero sobte todo, siguiendo de cerca su modelo Euripides, con Tia el recuerdo y la imitacion de la poesia griega con una vi- sin religiosa biblica. Junto a In obra de Racine se desarro- Tan varias [igenia en Taw- vide, como la de Pier Jacopo Martello (1709), que mulipli can las peripecias politicas y Desde finales del siglo xvit aparece una nueva interpreta in del mito que supone una vuelta a sus fuentes. Winekel- ‘mana celebra la seneillez de la tragedia antigua, Schiller vuelve a raducir la igenia en Aulide de Euripides. La obra esencial es la lfigenia en Téiu- ride de Goethe (1787), que cconvierte a Toante en el autor del sacrificio de Tfigenia e in- siste en la visi6n humanizada de los dioses, La nueva inter- pretacign de Goethe domina el siglo xix, 246 ne siglo xx podemos men- cionar ifigenia en Delfas (1941) Wigenia en Aulide (1044) de Gerhart Hapa, aque se aticulan en torno ana reflexion sobre la guerra y a violencia ¢ Icon. Ifigenia y Orestes amie Iecestana de Artemisa, etre arioga, silo va, C., Fear: Socrfco de Iigena, mossin procedente de Ampurias, siglo a. C., Barcelona; El sacrifi- cio de Ifigenia, fresco de la «Casa del poeta teigico» en Pompeya (siglo. C) parce ser una istacn de la scent segin la describe Lucreio, 4 Mis, Ademés de las dos Speras de Ghuck, Hisenia ew Aulide (1774) € lfigenia en Ture (1779) existen a me- nos treinta obras sobre el p= ier tema ene 1632 1819.9 més de quince sobre el se- fund enre 1704 y 1817 4 Cin. En su Higenia (1981), Michaelis Cacoyannisofrece una hermost adaptacis cine matogréfica de la Higenia en Aulide de Eariides LION Otro nombre de la ciudad de Troya’ derivado del nombre de Lo, hijo de Tros, a su vez 247 10 de Dairdano”, el antepa- sado del pueblo troyano. Los romanos relacionaron este nombre con el de Julo* (en lat. Julus), bijo de Bneas* y ante- pasado mitico de la gens lulia 0 fulii, a la que pertenecfa Ju- lio César. La Mada, el tftulo del célebre poema homérico’, significa «la epopeya tro- aman. > TROVA. INDIGETES En el sistema de creencias romanas, los dioses Indigetes (del latin indliges, «originario del pats, oriundo>) son los dio- ses de Ia patria. Representan esencialmente la creencia en los principios sobrenaturales, proximos a un pensamiento magico, que regfan el cump! miento de los actos de la vida, los acontecimientos de la Natu- raleza o la existencia de los ob- jetos. Entre estas divinidades pueden distinguirse dos grupos: + Los dioses menores, «es- pecializados», que tigen las ids mfnimas operaciones de la I cotidiana y se cuentan por centenares. En el campo, por ejemplo, habfa una diosa Ru- sina que velaba sobre los cam- pos, un dios Juganitus que tu- telaba las cimas (juga) de los montes, una diosa Vafona que INDIGETES protegfa los valles. Las semillas de trigo que habfan sido planta- das estaban bajo la proteccién de la diosa Seia, los tllos y las espigas bajo la de Segetia, los ¢granos recolectados bajo la de Tutelina. Pero Segetia no era a Ginica que velaba por el crec miento del trigo, sino que era ayudada en su tarea por otras dos diosas, Proserpina’ y Vo- latina, y por un dios, Nodutus, ‘cada uno de los cuales tenfa en- comendado el cuidado de una parte de la planta. Lo mismo sucedia en el medio urbano: tres divinidades protegian la entrada de las casas, Forculus, {que velaba los batientes de las puertas; Cardea, que protegia los goznes, y Limentinus, en- ccangado de velar el umbral. Es- tos dioses, que constitufan un auténtico hervidero de peque- jias fuerzas protectoras, esta- ‘ban, por tanto, en todas partes Las grandes divinidades cespecialistas», cada una en un Ambito bien delimitado pero bastante amplio: Marte", encar- gado de la guerra y de la lucha en general bajo todos sus as- pectos, incluida la lucha contra las calamidades naturales (de ahi que fuera frecuentemente invocado por los campesinos); Venus", encargada de la fecun- INFIERNOS: didad y de todo lo relacionado con la sexualidad: Ceres’, en- cargada de la ferttidad de ta tierra y del crecimiento de las plantas; Neptuno’, encargado de todo lo relacionado con el agua y las actividades acudti- cas; Jano”, encargado de todo Jo que se abre, de todo co- rienzo, y otros muchos toda- vfa, todos ellos encabezados por Jiipite’, encargado de todo Toque sucede en el cielo, espe- cialmente de las tormentas y del rayo, Todas estas divinida- des, con excepcién de Jano, serfan asimiladas a las divini- dades griegas que mas se les asemejaban. Adguiricron desde entonces una mitologta propia de la que carecfan originaria~ ‘mente en Roma y sin la cval no habrfan tenido espacio en esta obra. INFIERNOS Para los antiguos, los In- fiernos eran la morada de fos muertos, de todos los muertos, y no, como el Infierno de los, cristianos, un Iugar de castigo reservado a los malvados. Los griegos lo desigmaban con el nombre de «el Hades» —es de- cir, el reino de Hades" («el In- visible»), que reinaba en sus ‘dominios junto a su esposa Per- 248 séfone"— 0 eon el de Erebo" (clas Tinieblas»). ‘Contrariamente a lo que su- giere el término latino infer, ‘que designa «los espacios infe- riores» 0 «situados abajo», los Infiernos mitolégicos no son forzosamente un espacio subte= rrineo. En el canto XI de la Odisea, donde Ulises? accede por mar al pafs de los muertos, este se localiza en el extremo septentrional del mundo, més all del rfo Océano*, que rodea Jatierra separando el mundo de Jos vivos del de los muertos, A ‘menudo también se le sitia hae cia Oceidente, lugar donde se ‘oculta el Sol —que se suponia que descendfa al reino de los muertos durante Ia noche—, punto contrario a Oriente, que pertenece a la Aurora y al que se asocia todo renacer. Estas = presentaciones, basadas en un eje horizontal, coexisten con la de un mundo de los muertos s- tuado bajo tierra, representa- jon Ligada sin duda a los ritos de inhumacién, pero también a las imagenes de muerte seguida de retomo a la tierra que ofrece el ciclo vegetal. Esta concep- ci6n vertical esta también pre- sente en Homero, asf como en Hesiodo, quien distingue un Hades subterrineo y un Tét- 9 INFIERNOS — TOPOGRAFIA DE LOS INFIERNOS —— ty then Fra Monte | Amuro] Canyon | Tertnin! | mine tet [ote | deb | tims | Fa a vanes {ating | Sie ten teams | ane) |” ENS rane tome | | $d eoddiy | Fb nat ets Esta topografa se deduce dela des: ‘apeign de Tos Tnfiermos que oftece Virgilio ene canto IV de fa Eneida, {que es la mds claborada de tons las ‘gue nos han proporeionado los escri- tores antigo, Hem tomade este ‘iquema en sus aspects esenciales, | Ge libro de Jo Thoms Estrucuras de io imaginari en la Enea, Pats, Les Belles Ltrs, 1981. Los mer | to in seputara inspu solo pc: den tranquear el Exige a varios siglos de espera permanecen cierto tiempo en Jos Campi Tugentes, 0 bien en les ulna | are. dependiendo de su grado de de- sepego del mundo de les vivos, dl ‘que deben terminar aleindose. Se ‘Mentan entoncesen el mundo de = wertos. La mayorfa de ellos debe tomar lava de la iquerd, que con duce al Tararo; una minoria accede Airsetamente, por la via dela dere cha, los Campos Elsen, os que 6 puede legar también indirecta- mente tras.unaestancia de purifiea- cidnen el Tértao, que de este modo ‘esempeiara la funcén del «Purea- torio»erstiano, So los poor er. minales son condenades perm ‘aneoeretenamente en el Tirta, y| Tinieamente tambien slgunas «som ‘brass de viru sin aca vivir eters name en los Campos Eliseos. La tmayoria de ellas te eencarnard en. | ‘outoscuorpos después de haber be- ido las aguas del Leto, que les tae cl olvido de su vida anterior, De ‘este modo, segin Virgilio (inspired ‘eel pensamiento piagtvico), lacs ‘ancien los Inierpos solamente es TorOGRAFIA DE LOS INFIERNOS). Diversos.mitos antiguos nos muestran @ mortales que van a los Infiernos y regresan INFIERNOS vivos: Heracles", Teseo, Or- feo", Eneas... Su victoria sobre Ta muerte después de las prue- bbas que han tenido que superar, yy que les han conducido hasta el secreto de las cosas ocultas, confirma su identidad heroica, Este modelo de biisqueda ini- cidtica volverd a aparecer, ma- tizado, en otros muchos relatos posteriores de diversas culturas. ‘¢ Lengua, E\ término fue uti- lizado en singular por los e tianos para designar alo que la mitologia pagana denominaba el Tértaro, es decir, el lugar re servado al eastigo eterno de los condenades. El adjetive infer- nal conserva su sentido anti- aguo.en la expresién la morada infernal («el mundo de los muertos»), 4 Lit Seria empresa vana pre- tender ofrecer un inventario de todas la referencias literaras a los Infiernos, sobre todo te- hiendo en cuenta que Ia repre semtacidn del Infiero cristiano aparece en muchos casos con- taminada por Ia influencia de los grandes textos antiguos, Por otra parte, sunque la repro- sentacisn concreta de los In= fiernos —o del Infierno, soguin Jos easos— ha inspirado mu- chas obras, especialmente pos- 252 ticas, ha terminado dejando paso a una representacién me- tafGrica, Desde esta perspec- tiva, toda prueba dolorosa, toda exploracién de los iimites hhumanos, oda aproximacion a la muerte, pueden convertise legitimamente en una metifora del descenso a los Infiernas ‘que emprendieron los grandes héroes* mitolégicos. Es preciso distinguir asimismo ‘al descenso a los Infiernos en cl sentido antiguo, es decir, Ia visita al mundo de los muertos (de todos los muertos), de ls ‘exploracidn del Infierno en el sentido cristiano, que agrups solo a los condenados. Es el ‘caso del Infierno de Dante (Di vina comedia, 1307-1321),que presenta un Infierno cristiano claramente opuesto al Paraiso, Sin embargo, durante su ex ploracién, el poeta es guiado Por Virgilio, a lo que habria ‘que afiadir otros aspectos que, ‘como la descripcidn de la en trada & los Infiernos, por ejem: plo, obedecen a una imagines antigua, con figuras como Ce. bero © Caronte, Por ultimo, en ‘este Infierno no solamente en ccontramos almas cristianas, sino también paganos célebres ‘que, virtuosos pero privados de la fe, permanecieron ajenos 1 253 1a edenci6n, siendo por tanto la doctrina cristina la que f- nalment asegura a unidad de Ia obra Dante es, sin did, el tinicoeseitor, exceptuando fs autores de la Amtitiedad, que supo dae una representacin tan precisa y completa de In- fiemo, Diretamenteinspirada cen Dante est a obra de fnigo Léper de Mendoza, marqués de Santillana, £1 injiemno de {os enamorados (e6tice més antigno de 1444). En ell, el autor presenta alos mas famo- Sos amantes de ln Antiguedad de su propia época. Bs preciso sf, ademas, que ceo mimero de obrs evoean fl descenso a los latiemos de 1 héroe concreto, > ENEAS, contro, Test, USE. Enire las innumerables obras rmodemas que hacen referencia metafrica al descenso a los Infiernos, algunas remiten de forma precisa ala desripcin amigua. Al final de la Aureia dde Nerval (1855), el narador compara Ia experiencia que acaba de viviecon alo que para tos antiguos representaba la idea de un descenso alos In- fem», Esa experiencin ela de ta focura 0, mas exacta- mente, la del suet vivido come wna «segunda vida>. Lo INFIERNOS {que justifies plenamente la re- ferencia, sin embargo, es la falusién a las «puertas de mar- fil o de hueso» que, segin Ner- val, lo separan del «mundo in- visible», y que para Virgilio ran las puertas del reino de los muertos. En Proust, aunque con otro tratamiento, enconta- mos diversos episodios que pueden evocar el descenso a los Infiernos, en particular en EL tiempo recobrado (1928), cuando durante la guerra el na srador vagabundea por las ca Iles tenebrosas de Parfs 0 en Jos pasillos del metro Un caso similar nos encontra- mos en Luces de bohemia (1920) de Valle-Inclan, donde el autor cuenta el viaje dan- tesco del protagonist, Max Eytrella —trasuntoliteraro del botiemio Alejandro Sawa—, por el Madrid nocturno de principios de siglo, acompa- fhado de don Latino de Hispa- lis. Recorre tabernas, librertas, cafés ¢ incluso una delegacién 4e policia, antes de morr solo, pobre y abandonado en el qui- cio de ta puerta de su propia ‘casa. Sin embargo, la alusién mds interesante es la que apa- rece en La prisionera (1924), donde Proust compara la ex- ploracién det mundo de la ho- Io mosexualidad, ala que se en- trega el narrador con un des. censo a los Infiernos, lamen- Lndose no obstante de que en tan ingrata tarea no encuentre Virgilio ni Dante que le ayu- dn y le iluminen, Por ditimo, sungue et motivo del descenso a los Infiernos es el que parece haber servido de fuente de inspiracién a més Cobras literarias, la said de los Infiernos ha proporcionado en ‘ocasiones un tema igualmente rico. Al final de la novela de John Dos Passos Manhattan Transfer (1925), el protago- nista, que se aleja con pena de Nueva York —a la que varias vveoes ha calificado de ciudad infernal—, parece rehacer de forma inversa el trayecto que conductaa los muertos al reino del mis alld entregando su ‘bolo a un anciano euya bar- ‘eaza le permite ascender poco 1 poco hacia la luz # eon. Joachim Patinis pins El paso de ta laguna Estigia (1510, Madrid, Museo del Prado), donde se-mezclan asombrosamente los. temas cistianos (ngelesalados.en et margen correspondiente a los (Campos Eliseos, una hoguera en laorilla de los eondenados) Yy paganos (Caronte, su barca y 254 el cuerpo ingravido de las sombras, el perro Cerbero), Para las representaciones anti- ‘guas de las moradas infernales, # Cin. Marco propicio para la fantasia, los Infiernos son la morada ideal de diversos monstruos en las aventuras de Hercules" © de Macisto El protagonista de Los titanes (Duceio Tessari, 1961) hace una rdpida i reno de los muertos no exeats de humor. > TTANES, sursign en el después de ser transformada en ninfar. Ino era la hija de Cadmo xy Harmonfar. Tomé por esposo ‘a Atamante, rey de Tebas’ in tent6 librarse, por celos, de los hijos que este habia tenido de una unién anterior, Frixo y Hele“. Acogié a Dioniso* para educarlo junto a fos hijos que haba tenido de Atamante. Pero Hera’, furiosa contra la pareja, , pasando por «Sacer- dotisa con pezunas», «Se puso como una vaca», «Rumiaba amargos pensamientos», «Se hizo vegetariana» y otras mu: chas mis, # Lit, Esquilo, Prometeo, versos 589 y ss.; Las supli ceantes, versos 41 y 88.3 OVi- dio, Metamorfosis, 1, 583 y ss, Durante el barraco es fre ‘cuente el tratamiento burlesco de este mito: Juan del Valle Caviedes, Fabula burlesca de Nipiter e To (1681-1692); Castillo Sol6rzano, Cancién de Lo cuando la desterré Juno poniéndota rébanos en la cola Gigloxvn). # Ion, De su aventura con Zeus-Kipiter* la iconografia retuvo fundamentalmente el ‘momento en que es seducida por el dios (Comtegsio, Jpi- ter e lo, h. 1530, Viena) y el 256 momento en que es liberada del vigilante Argos (Io sal- vada por Hermes, vasija sriega, siglo v a. C., Berlin). IRIS Divinidad griega preolim- pica, es la personificaci6n del arco iris. Desciende de la raza de Océano* y es hermana de las harpfas*. A imagen del arco iris, establece un contacto provisional entre el cielo y la tierra, los dioses* y los hom- bres. Es la mensajera de los dioses, en particular de Zeus* y Hera’, y transmite sus érde- hnes a todas partes, a veces in- cluso hasta los Infiernos*. Ea Homero es «ris, la de los pies répidos como el viento», y se la representa a menudo, como ‘a Hermes", con sandalias ala- das y un caduceo*. Tiene alas de oro y el tenue velo que la cubre se sirisa» al sol, adop- tando todos los colores del arco iri 4¢ Lengua. El sustantivo i, que designa a la vez la mem bbeana que acupa el centro an- terior del ojo, una planta of ‘namental de grandes flores y tun insecto de las regiones tro= picales, es un caleo del nom bre griego de la diosa, iris, que designa el arco iris, ter ‘mino compuesto a su vez so- bre Ia palabra griega, de la {que también deriva el adjetivo irisado. # Teon. Iris: Guy Head, siglo xvin, Roma, Galerfa S. Luc; Rodin, bronce, siglo xix, Parts Isis El culto de esta diosa egip- cia y de su hermano y esposo Osiris (a menudo rebautizado Serapis) se extendié por el mundo griego, y mds tarde por el romano, a partir del siglo mt a. C. Sin embargo, la mitolo- gin de estas dos divinidades no experiment modificaciones respecto a sus contenidos oi inales egipcios, por lo que no sera tenida en cuenta en estas pagina 4 Lit, La novela de Apuleyo las Metamorfosis 0 El asno de ‘ro (siglo 1d. C.) se inscribe cen una perspectivaisfuca: Isis permite que el protagonista Lucio, metamorfoseado en sno, recupere su forma hu- mana el time fibro de la no- vela tiene un carfcter préctica- mente mistico, KHON IxION Ixidn era rey de los lapitas’, pueblo de Tesalia, Para evitar tener que pagar a su suegro la dote prometida, Ixisn le hizo caer a traicién en un foso Hleno de brasas ardientes, afadiendo asia su perjurio un crimen sa- erflego por haberlo cometido contra un miembro de la fami lia. Zeus* acept6 purificarlo y lleg6 incluso a sentarlo en la mesa de los dioses’, donde pudo probar la ambrosia, La ingratitud de Ixién, sin em- bargo, no tenia limites e intent6 nada menos que seducir a Hera. Pero Zeus formé una ‘ube a imagen de la diosa y fue con este vano simulacto con quien Ixi6n se uni6, engen- drando, segtin se cuenta, @ los centauros*. Zeus castigé la im- pudicia del osado rey atdndolo 41una inmensa rueda de fuego ‘que giraba sin cesaren los aires (oenel Tirtaro*, segtin algunos autores). 4 Teon, Rubens, Ixidn enga: ado por Juno, h. 1620, Louvre. Ribera, en su lienzo Iei6n (1632, Madrid, Museo ‘del Prado), lo representa atado ‘la rueda ardiente JACINTO Héroe" laconio muerto acci- dentalmente por Apolo’ y trans- formado en flor. Jacinto, joven de gran belleza, era amado por Apolo. Un dia que los dos juga- ban, el disco que haba lanzado el dios sobrepas6 su objetivo y ‘mat6 involuntariamente al her- moso Jacinto. Apolo, hort zado, intent6 reanimar a su compafiero, pero la sangre ma- naba en abundancia de la herd yysu cabeza cay6, como una flor con el tallo roto. La hierba, manchada por la sangre del mu- chacho, reverdeci6 entonces y dl suelo brot6 una flor pairpura, el jacinto. Se dice también que Témi- fis, el legendario misico tracio, inyent6 1a pederastia «inspi- ado» por la extrema belleza el joven, de quien también ha- bria sido amante. Jacinto simboliza la veget cidn tierna y fresca de la pri- ‘mavera que muere bajo los ra- yos de un Sol demasiado ar- dente. # Lengua. El jacinto al que alude el mito no es nuestro ja- cimto, introducido mucho mas {arde en Europa por fos tureos, sino una variedad de lio de colar rojo amoratado. Més re- Jacién con el mito tendria una variedad de silicato de eirconio de color marrén rojizo, pare- cido al de la sangre, Hamada también jacimo. # Lit, Ovidio, Metamorfosis, X, 162-219, ‘Toon. Rubens, La muerte de Jacinto, siglo xvi, Madd, JANO Uno de los mas antiguos dioses" de Roma, representado ‘como una figura mascutina bi- céfala con dos rostros barbados ‘que se oponen. Para los primi- tivos latinos es el dios del cielo aason luminoso y el origen de todo, Es el portero celeste (en latin, Janua signifiea ) y abre el cielo a la luz Su leyenda esté ligada a la de los origenes de Roma, Se instal6 sobre el Jan‘culo —co- Tina a la que dio su nombre— y su reinado coincide con la edad de oro", Acogié a Satur venté Ia navegacién y la mo- neda y enseii6 a los indfgenas a cultivar la tierra, proporcio- néndoles asi a abundancia. Cuando el Capitolio fue inva- ido por las tropas sabinas y la derrota de los latinos parecta inminente, Jano hizo brotar un manantial hirviente delante de Jos enemigos. Al morir fue di- vinizado. Por este motivo las puertas del templo de Jano, en el Foro, cerradas en tiempo de paz, se abrian en tiempos de ‘guerra para que el dios pudiese acudir siempre en ayuda de Roma Jano es la divinidad del umbral y de la puerta que, como él, tiene una doble faz. Pero se le honraba sobre todo como dios de todo comienzo (initia), de abs su prioridad en las plegarias y en los ritos, donde se le invocaba en pri- mer lugar, antes que al propio Japiter’ 260 +¢ Lengua. En sentido metal rico, un.jno es una persona ‘que presenta dos aspectos muy diferentes entre si, incluso ‘opuestos, 0 que lleva una doble vida; ] temino funciona a ve ‘e9s como sinénimo de hips cerita, En herildiea, designa a tuna figura quimérica que repre senta una cabeza con dos catas que miran en sentido opucsto, La palabra que designa al pri- ‘mer mes del ano, enero, deriva de! latin vulgar ienuarius, a su ver derivado de ianuarius, que significa «mes de Jano» JASON Hijo de Es6n, rey dela ci dad tesalia de Yolco, a su vez nieto de Eolo’, sla figura cen tral de un ciclo heroico muy of lebre en la.Antigedad: el pe- riplo de los Argonautas* en busca del vellocino de oro ‘Su padre Esén habia sido ex- pulsado del trono de Yolco por Su hermanasto elias, nacido de la unign desu madre con Possi- dn’ asin, my no entonces, fue confiado por su made al centauro” Quirén’, que le duc en el monte Pein ensefdndale Ja medicina com asus ovos ix Pilos. Llegado ala eda adult, Jason regres6 a Yolco en el m0- mento en que Pelias estaba & 261 punto de ofrecer un sacrificio a su padre Poseidén. EI descono- cido, que habia perdido una san- dalia al atravesar un rio, atrajo inmediatamente la atencién del rey, a quien un oréculo habia prevenido contra «el hombre calzado con una sola sandalia» Para eliminar al sobrino que ha- ba venido a reclamar el poder ue le habia sido usurpado, Pe- lias decidié imponerie una diff cil misién, esperando que le fuese fatal: conquistar el vello- «ino de oro, vigilado por un dra- 26n en el reino de Betes, la C6l- {uide, en los confines del mar Negro Después de haber consul- tado al oriculo de Delfos, Jasén recibi6 Ia ayuda de los mas grandes héroes' de Grecia, en- tneellos Heracles”, Orfeo" y Pé lux, y organiz6 una expedicion hacia la Colquide. Bajo la direccién de Atenea", y con ayuda de Hera’, que deseaba vyengarse de Pelias porque des defiaba su culto, el héroe Argo", hijo de Frixo —a quien el ve- llocino de oro haba salvado de mio de ser sacrificado—, cons- {ruy6 un navio que fue bauti- zado con su nombre, el Argo. > ARGONAUTAS. Después de regresar de la Célquide con el vellocino y Jasén sate de las fauces del dra ‘a6n, decoracion de un lye griego, Roma, Museo del Vaticano acompafiado de la hechicera Medea*, hija del rey Betes, cuya preciosa ayuda le habia petmitido superar todos los obstdculos, Jas6n entregé el trofeo a Pelias. Este, sin em- batgo, no estaba en absoluto dispuesto a devolverie el trono, Los Argonautas consiguieron finalmente desembarazarse del usurpador gracias a los maléf. cos hechizos de Medea, que lo- ‘ard perstadir a las hijas de Pe- lias para que descuartizaran a su padre c hirviesen sus peda- zos con la yana esperanza de rejuvenecerle, Los habitantes de Yolco, horrorizados por tal crimen, expulsaron de la ciu- dad a Jason y Medea. Refu- sgiada en Corinto, la pareja vi Vir feliz durante diez. alos, en los cuales engendrarén varios sL0 hijos. Pero Jasén terminé can- sdndose de Medea y la repudi6 para casarse con Glauce, hija del rey corintio Creonte, Loca de célera y desesperacién, Me- dea decidis vengarse matando a Glauce, a Creonte y a sus propios hijos, habidos de su unién con Jas6n, para final- mente huir en un carro tirado por dragones que le habja re- galado Helio*, el Sol Jason vivi6 todavia algéin tiempo, segtin cierta leyendas, hasta que un dia que descan- saba al pie de su viejo barco, sofiando con sus pasadas glo- rias, la proa carcomida se des- prendi y cay6 sobre él, matén- dolo, MEDEA. 4 Lit, La gesta heroica de J s6n fue celebrada esencial- mente en Las argonduticas, ut largo poema que concibis Apolonio de Rodas, poeta y gramético alejandrino (sigio m a. C.), para rivalizar con la epopeya homérica’ y que seria imitado cuatro siglos después por el poeta latino Valerio Flaco, En la tragedia de Eur pides Medea (431 a. C), donde la herofna lleva a cabo su terrible venganza como famante apasionada y reeha- zada, Jason —cuya gloria ha. 262 bia cantado el posta Pindaro (518-438 a. C.) en su IV Pr. tea — no es més que un egots ta yanidoso, tinicamente preo eupado por su propio pro vecho, Para Ja literatura moderna eo- rrespondiente, —> MEDEA. 4 Tean, Jasin aparece ante todo como el conquistador del vellocino: Jasén, Atened y et dragén, copa griega, siglo v .C., Roma; Jasin sale de las Fauces del dragén, kylix de ‘auras rojas de Duris, Roma, bign el seduetor de Medea Gustave Moreau, Jasin y ef Amor, 1890, coleccisn particu la, Mee. ¢ Mus. Cavalli, Jasén, pera 1649; Jaséin © La conquista del vellocino, zareuela heroica de texto andnimo y miisien de Ca ‘yetano Brunet, 1768, ‘ Cin, > ARGONAUTAS. JULO Nombre que los latinos dieron a Ascanio, el hijo de Eneas*. Este nombre, en prin: cipio relacionado con el de ign’, permiti6 que ta gens fu- liq —a la que pertenecia Julio César— se presentase como perteneciente al linaje de Eneas. — ENEAS 263 JUNO Diosa® itilica y luego ro- mana asimilada a la Hera griega. Divinidad primordial Junto a su hermano y esposo Tipiter’, Juno es hija de Sa- tumo* y Rea’. Reina del Cielo, diosa de la Luz, representaba originariamente el ciclo lunar. Diosa tutelar de la mujer, en- catna todos los caracteres de la feminidad y es la protectora del noviazgo, el matrimonio, el embarazo y el parto. Protege esencialmente a las mujeres que tienen un estatus juridico econocido en la ciudad: las ‘matronas, las mujeres casadas. El dia de las calendas de marzo se celebraba la fiesta de las Ma- sronalia en honor de Juno Lu- cina, la diosa de la Luz, esto es, de los partos que dan a luz nue- vos ciudadanos. Si cada hombre tenia su Genius, cada mujer tenia su Juno, doble divino tutelar. Juno Regina tiene una fun- ci6n politica. Es a diosa pro- tectora de Roma y, més con- cretamente, de la poblacién femenina. Forma parte dela tria- dda capitolina, junto a Jépiter y Minerva Juno Caprotina es la diosa de la fecundidad, y Juno Pro- rubia ta de las bodas. Juno Mo- SOPITER neta, que haba salvado a Roma de Ia invasién gala de 390 a. C, (las ocas det Capitotio), era re- putada por sus sugerencias, sus advertencias y sus buenos con- sejos. Juno conciliaba por tanto las dos funciones de sobera nifa y fecundidad y constituia «cla tepresentacién divina de ta funcién social que la matro- nha desempefiaba en Roma» (M. Meslin), HERA, 4 Lit, Icom, Cin, — 182. JUPITER Hijo de Saturno” y Rea’. Su nombre, Jpiter, deriva de Dius Pater, el Padre luminoso», donde Dius es el equivatente latino del griego Zeus. Personi ficacién de la Luz y los fené- menos celestes entre los pue~ blos italicos, fue asimilado al Zeus gtiego adoptando su ge- nealogfa ¥ aventuras, particu Tarmente las galantes. En Roma se le atribuyeron epftetos culturales. Es el dios Fulminator 0 Tonans, el que esgrime el rayo. Es también Ji- piter Blicius, el que trae lalhu- via; el campesino le hace ofren- das y le dirige plegarias antes de la siembra para que sea pro- sOPITER Escultura romana de Jipiter Se- rapis, Roma, Museo del Vaticano picio a la agricultura, ya que Jépiter rige también la fert dad de los campos. Jipiter Fidius es garante de Ia palabra dada, de la rectitud cn las relaciones sociales, de la fidelidad a los tratados, el que segura buenas relaciones in- ternacionales. Su funcién poli tica es muy importante y no ce- saré de aumentar bajo la Rept blica: el sacerdote de Japiter, el flamen Dialis, es un personaje importante, respetado y cu- bierto de honores. Los empera- 264 dores se pondrén a continua in bajo la proteccién de Jupi- ter, haciéndose pasar por una encamacién del dios. Supremo sefior del mundo, es el protec- tor del Estado; Jupiter Stator decide la suerte de las batallas y obtiene los trofeos; los gene- rales que habsan tenido derecho al triunfo acudfan a su templo, en el Capitolio, a ofrecerle su corona y un sacrificio. En efecto, el Capitolio le estaba consagrado y en él se le hon- raba bajo el epiteto Optimus Maximus. Formaba, junto a Juno* y Minerva, la Hamada ‘triads capitolinay. ~ mus. ‘¢ Lengua. Del nombre del ios deriva el adjetivo jupiterino ‘que se aplica al que posee un cearicterimperioso y dominedlor (ecefio jupiterino», Balzac) La palabra latina jovialis, que significaba «de Kipiter», toms el sentido de «nacido bajo ol signo de Ihipiter», de abt el a- jetivo jovial, «alegre, con una alegrfa franca y comunicativa» — probablemente por inluencia ZEUS. © Mais, — ze, LABERINTO Edificio construido por Dé- dalo”, por orden del rey Mi- hos’, y destinado a servir de encierro al Minotauro*. Era tuna marafta inextricable de sa- las y corredores, del que solo ‘Teseo* consiguié salir gracias al hilo de Ariadna’. El Labe- into representa la imagen mftica de los edificios princi- pescos del perfodo minoico eretense. Su mismo nombre recuerda la «doble hacha», simbolo de la autoridad real, Se le puede considerar tam- bién como una imagen del reino de la muerte. 4 Lengua. Convertido en nombre comin, la palabra la berinto, al igual que su sit imo dédalo, representa un vasto edificio de innumerables salas; posteriormente paso a \designar cualquier red compli- ‘cada de caminos o de pensa- rientos cuya slid resulta di: ficil encontra En anatomia, el tsmino de- signa al conjuntoformado por las partes sensoriales del odo interno. 4 Lit Desde la Edad Media mito recibi6 una inerpretacién eristiana el mundo es un abe- Finto custodiaco por el diablo, que teat prisioneros a los hombres hasta que Teseo, asi milado a Cristo, vino a salvar. tos. Aparece igualmente el tema del «laberinto de amor», particularmente en el rlato de Boccaccio, que presenta a un amante desgraciado (el Labe rinto de amor, 1354), ye poe- ‘ma de Francesco Colonns EI sueto de Poliflo (1499), en el ue el protagonista penetra en un aberiato mégico donde ser iniciado en el amor. Este as- ecto aparece desarollado en las mumerosas obras centradas en las aventuras amorosas de LABERINTO. Ariadna, de Teseo o de Fedra’, como El suefio de una noche de verano, de Shakespeare (1594), 0 El iaberinto de Creta de Lope de Vega (1612-1615): los suftimientos amorosos se ‘dentifican con un laberinto del que el enamorado no puede es- ‘eapar por haber penido el hilo {que le hubiera conducido a la salida, De forma mas general, se de- sarrolla la concepcién del | berinto como imagen simbé- lica del mundo, concepcisa ‘que podemos ver reflejada, Por ejemplo, en los vinjes de ‘don Quijote (Cervantes, 1605- 1615). El tema aparece como tras fondo en muchas novelas de aventuras y, a partir del ro- ‘manticismo, puede seridemtfi- cado con el del castillo mis terioso, Asf se observa en la jovela gética de Ann Radeli fe Los misterios de Udolfo (1794), en la Isis de Villiers de Misle-Adam (1862) 0 también en El hombre que rié de Victor Hugo (1869), Encontramos su eco en El gran Meaulnes de Alain Fournier (1913), donde el itinerario inicidtico del pro- tagonista aparece representado nel largo peregrinaje que le conduce al Territorio Miste- 268 rioso a través de un dédalo de ccaminos y arroyos. Indisociable de la obra de Kafka (El proceso, 1925; El castillo, 1926; Amerika, 1927), cl tema del laberinto adquiere cenel siglo xx una tonalidad in- quietante y fantéstica, como ‘una formalizacin de la angus- tia humana, Puede entonces ser asociado a la eseritura, en la medida en que solo el artista ‘puede encontrar a través de su ‘obra el hilo de Ariadna que le permit eseapar de una con- dicién humana problemtica. Es el easo del Resrato del ar- tista adolescente de Joyce (1916), donde el protagonists, Stephen Dedalus, deberi cons- truir a través de su obra un la berinto de palabras para esca- paral mundo en que vive y en tel que se halla atrapado par su historia y sus origenes, Encontramos la misma temic del laberinto literario en El Aleph de Borges (1949), en El empleo del tiempo de Miche! Butor (1956), donde el protago- nista pasa un allo en una civ dad inglesa sin salir de ella, 0 tambien en La vida, instruccioe es de uso, de Georges Peres (1978), donde el laberinto es presentado a la vez por un in ‘ueble pavisino habitado por 269 miditiples inguilinos, y por el centrecruzamiento de los hilos de la narracién, Bl laberinto es sin dua una de Tas representacio- nes mitoldgicas que han encon- ‘rado en la literatura contempo- nea un desarrollo mis impor ‘ante. Asi, por ejemplo, este mito esté presente en la novela de Julio Cortizar Rayuela (1963). No solo en su argu: ‘meno: la bdisqueda incesante de Ia propia identidad a través de los vericuetos y bifurcaciones dd la vida que se emprenden y se desendan para buscar un ‘nuevo camino, sino en I propia concepeién de la novela por parte del autor. Cortézarconsi- sera que la novela como género debe permitirbifureaciones, de- satrollos y digresiones y, sobre todo, debe tener una estructura flexible, no mecsnica. En Ra suela, Cortizat pone en prictica su teorfa es el lector, necesaria ‘mente activo en el acto de leer, el que elabora su itinerario por la noveta-rayuela que le offece ‘una pluralidad de lectures. = ARIADNA, DEDALO, MINOS, # Zeon, Muchas monedas cre tenses (Sala de las Medallas, Paris) y mosaicos representan ‘el Laberinto con o sin e! Mino- LAQcOONTE Posteriormente este motivo fue recuperado en arquitectura ccon un simbolismo cristiano, tuna especie de peregrinaje sustitutorio, bien como enlo- sado (catedral de Chartres, si- glo xu; colegiata de Saint Quentin, siglo xv), como mo- saiea 0 como estructura vege- tal en un jardin (laberinto de césped en Hilton, Inglaterra, 0 al laberinto de Hampton-Court ‘que aparece en Tres hombres ‘en un harco, de Jerome K. Je rome, 1889), El juego de lara yyuela, con su recorrido dibu- Jado en el suelo, es un vestigio del tema del laberint. LAOCOONTE Hermano de Anquises y sa- cetdote de Apolo’, es, con Ca- sandra“, el Gnico en poner en ‘guardia x Troya? contra el mis- terioso caballo de madera idea- do por Ulises* que los griegos, para engafiar a los troyanos, habfan abandonado en el campo de batalla después de fingir que se retiraban con toda su flota, Laocoonte, que habfa arro- Jado una jabatina contra los flancos del gigantesco animal revelando asi que estaba hueco, se opuso a que fuera introdu- cido en el recinto de la ciudad Grupo escutérico helenisteo del Lao- coonte, Roma, Museo del Vaticano yy aconsejé quemarlo. Pero dos Serpientes monstruosas surgie- ron del mar y aferraron con sus anillos a los dos hijos de Lao- conte, asfixiéndolos, asf como a su padre, que habia corrido en su ayuda, Aquellas serpientes habjan sido enviadas por Apolo, furioso contra Laoco- conte porque este habia profa- nado su templo al unirse a su esposa a los pies de la estatua divina. Los troyanos, espanta dos por estas muertes y enga fiados por un espia enemigo, interpretaron, sin embargo, el prodigio como un castigo di vino por haber osado oponerse 270 al caballo, Para no incurrir en las iras de los Inmortales, se apresuraron a introducirlo den- tro de las murallas de la ciudad, precipitando ast Ja ruina de Troya. $ Leon. Laocoonte, mérmol de tues escultores de Rodas, se ‘gunda mitad del siglo ma. C., Vaticano; Francesca Hayez, Laocoonte, 1812, Milin; Dal, Laocoonte atormentado pot las moscas, 1965, coleccién privada, = TROYA LAPITAS Los lapitas eran un pueblo de Tesalia, regién situada al nome de Grecia en la que se en- contraban boyeros que pastores- ban a caballo, que dieron ori- zen ala leyenda de los centau- ros", Ixi6n’, y més tarde su hijo Piritoo, el amigo de Tesco", fueron reyes de los lapitas, que se consideraban descendientes del dios fluvial Peneo. En el Danguete de bodas de Pritoo el Joven rey invit6 a sus herma- hastros los centauros, pero es- tos se emborracharon e intenta- ron raptar a la. novia y a las restantes invitadas, desencade- nando el célebre combate entre centauros y lapitas que termin6 an con la victoria de estos ttimos. Mis tarde, sin embargo, serfan vvencidos por Heracles’, que ha- bia acudido en ayuda del rey dorio Egimio, vecino de los la- pitas, a quienes estos amena- aban, > CENTAUROS. 4 Teon, —> ceNrALRos, LARES Divinidades romanas de origen etrusco protectoras de Jas encrucijadas y los hogares. Los Lares, en ocasiones asimi- lados a dioses* infernales, care cen de hecho de etimologia precisa y de mitologia propia- mente dicha. Son simplemente divinidades vinculadas a un lu- gar, En este sentido velaban por elager romanus, «los campos cultivados de Roma». El Lar familiaris era el protector del mbito familiar, es decir, de toda la familia, tanto las perso- nas libres como los esclavos. Los Lares compitales protegian las encrucijadas, lugar de en- cuentros por excelencia. En Roma su culto era muy popular. Se les representaba como adolescentes, vestidos on una corta tnica y soste- niendo un cuemo de ia abun- dancia, LATINO 4 Lengua, El término designa cen singular un fogén bajo die puesto para cocinar. Empleado ‘en plural y en sentido figurado, la palabra lares designs a ve- ces Ia casa propia familiar w hogar (avolver a sus fares») LATINO Rey del Lacio y héroe® epé- ‘nimo de los latino’ ligado a los origenes troyanos de Roma. CCuentan que a Latino se le apa- reci6 la sombra’ de su padre Fauno™ para aconsejarle que ca- sara a su tnica hija, Lavinia, con un extranjero que pronto aparecerfa, y le anuncis que de tal uni6n naceria una raza que reinarfa sobre el mundo entero. Cuando Eneas* desembareé en Italia, Latino comprendié que El rey Latina da en matrimonio a su hijo Lavinia a Enea, iustracion de un cédice medieval conservado en la Biblioteca Vaticana de Roma LATONA la prediccién se realizaba. Pero Juno*, que odiaba a Eneas, de- sencadené la guerra en el pats despertando los celos y la c6- leraen el corazén de Tumo, rey de los rétulos, que pretendfa también la mano de Lavinia. Latino permanecié apartado de esta guerra, pero aa muerte de ‘Tumo sellé la paz entre su pue- blo y el de los troyanos, + ENEAS. 4 Lit, Existon diversas leyen- das sobre la genealogia de La- {ino y sobre sus aventuras con Eneas, pero la mas conocida es la versin que oftece Virgilio enel canto VIL de a Eneida, ¢ Leon. El episodio de la pre- sentacién de Lavinia a Eneas fue ilustrado en un e6dice me. dieval conservado en la Bi- blioteca Vaticana de Roma, LATONA, Nombre romano de > Leto, LaYO Rey de Tebas* y padre de Fadipo*, que le maté sin saber et vinculo de sangre que les unfa. Siendo huésped del rey Pé- Jope®, en su juventud, se en mor6 de Crisipo, uno de los hi- {jos de su anfitrién. Dominado an por la pasidn, le rapts y se unié 61, Crisipo termind suicidén- dose y Pélope maldijo a Layo, maldicién que acarrearia. su desgracia y la de sus descen- dienes, LEDA Hija de Testio, rey de Eto- lia, y esposa de Tindéreo, rey de Esparta, debe su celebridad aa sus amores con Zeus’. ES la ‘madre de los Dioscuros’, Cés- tor y Pélux, de Helena’ y de Clitemmnestra” La concepcidn de sus hijos dio lugar a diversos relatos, en particular en lo que se refiere al nacimiento de Helena. Segiin algunas versiones, Helena seria cen realidad hija de Nemesis", la diosa de la Justicia divina, y Zeus, el cual la sedujo bajo la apariencia de un cisne, mien- tras que la diosa a su vez se ha- borfa metamorfoseado en oca Poco despues de unirse al sefior de los dioses?, Némesis puso un huevo y lo abandon6, siendo recogido més tarde por un pas- fo llev6 a la reina de .. De aquel huevo, que Leda habia guardado en un co- frecillo, nacié una bellisima a la que Leda hizo pasar por su propia hija, dndole el nombre de Helena, m La version més extendida, sin embargo —sobre todo en la Gpoca clisica y a través de Eu- ripides—, hace de Leda la ver- dadera madre de Helena. Leda se habfa unido la misma noche su esposo Tindéreo y a Zeus, que tambin se le habrfa apare- ido bajo ta forma de un cisne, siendo fecundada por ambos. Llogado el momento, Leda puso un huevo —o dos, segtin algunos autores— del que na- cieron dos pares de gemelos, Cistor y Pélux, por una parte, y Clitemnestra y Helena, por ‘tra. Pero mientras Castor y Clitemnestra eran los hijos smortales» de la pareja real, Polux y Helena eran el fruto sdivino» de la unidn de Zeus con Leda, 4 Leon. El huevo de Leda, cy eli ba ao Bonn, Boston, Colonia, Lou- wre; Dalf, Leda atémica (Et ‘huevo inmortal de Leda sus- pendido en el espacio) retrato de su mujer y musa, Gala, 1949, coleccidn privada. La aventura de Leda con Zeus-I piter* ha sido inmortalizada muchas veces: en la Antigie: dad (Florencia, Venecia, Mu- ‘seo Capitolino), por Leonardo a Vinci y Miguel Angel (ori LTE sginales perdivos), por Corre io (siglo x1, Berlin), Tinto- retto (siglo x¥1, Florencia), el ‘Veronés (siglo xv, Din, Ru- bens (imitacicn del euado per- {ido de Miguel Angel, sigio xvi, Dresde), Boucher (1742, Estocolmo), Gustave Moreau (muchas versiones, lade 1875 en Pari) LEMURES Eran, en Roma, los fantas- mas de los muertos. Al legar la noche podian retomar a la tierra, bajo la apariencia de ani- males, para espantar y_ator- ‘mentar a los vivos. Los Lemu- res se idenificaban a veces con las Larvas, los Lares’ y los Ma- nes’ + Lengua. Un jemur es el es- pectro de un muerto, aungue se suele utilizar més en la forma plural, La palabra designa tar bign a unos pequetios mamie- 106 tropicales de vida esencial- ‘mente nocturna y aspecto un tanto expectral, caracteriticas masa as que deben su nom- bre, LETE / LETEO Lete, cuyo nombre significa « VELLOCINO DE ORO. (1961); Macisto. contra tos rmonstruas, de Guido Malatesta + Cin, EI Macisto cinemato- (1962); Macisto alpina, de ritico, purainvencidn del ea- Guido Brignone (1916), Ma: lizador italiano Giovanni Pas- isto al inferno, de Riccardo tone, aparece en Cubiria Freda (1962); Macisto contra (1913) como un eselavo gigan- los hombres de piedra, de Gia- tesco —interpretado por un como Gentilomo (1964), doseargador de muclles de “cherctilea» musculatura—que, MANES. defendido por un general ro- Segdn la creencia romana en ‘mano, pone su fuerza al servi-_Ia supervivencia del ser humano MARATON después de la muerte, los Ma- nes eran unas divinidades infer- nales que representaban a las al- ‘mas de los muertos, Su apela- cin es una antifrasis (como la de las erinias’), pues manis es tuna antigua palabra latina que significa «benévolo». Era una forma de hacerlos propicios. Los Manes eran objeto de culto en Roma. En un principio se les inmolaba vietimas huma- nas, ceremonia luego perpe- tuada por el rito funerario de los gladiadores. Su nombre aparece sobre todo en las Iépi- das sepulerales bajo la inscrip- cin D.M., que significa Dis Manibus («a los dioses Ma- nes»). Las tumbas, en efecto. estaban bajo su proteccién, Lengua. La palabra manes designa a las almas de los muertos consideradas como vi- vas en el més allé: nvocar fos ‘manes de los antepasados. MARATON Hijo de Epopeo, rey de Si- cién, Siendo ya un hombre adulto, abandoné su pais para huir de un padre despético y violento, se dirigié al Atica y alli se establecié en la ciudad que lleva su nombre, donde instituy6 las primeras leyes. 278 Una vez muerto Epopeo, volvié a su patria reuniendo bajo su poder a Sicién y Co- rinto, las ciudades que llevan el nombre de sus dos hijos. ¢ Lengua. En el ato 490 2. C. tuvo lugar en Ios alrededores de la ciudad de Maratén una célebre batalla que Hleva si nombre entre los persas de Da 1fo y los priegos. El triunfo fue de estos dltimos. El maraién, prueba deportiva de resistencia incluida en los Juegos Olimpicos desde 180%, fes una carrera pedestre de 42,195 km de longitud. Tiene sworigen en la carrera que hizo un soldado griego, participante en la batalla de Maratén, hast ‘Atenas, para comunicar la vie- toria de sus compattiotas, La distancia recorrida por este hombre fueron esos 42,195 km. ‘Tras comunicar la vietoria, cay6 muerto de cansancio, # Lit, Pausanias, Deseripcién de Grecta, I, I. MARSIAS Este sileno™ frigio tuvo una muerte atroz a manos. de ‘Apolo*. Marsias habia recogido la flauta de dos tubos que Ate nea” habfa arrojado lejos de sh, invitada al ver desfigurado su aloe, Triunfo ce Apolo sobre Mor sias, Roma, Museo del Vaticano tostro cuando tocaba el instru- mento, Nada mai tenerla en su poder, Marsias provocé a Apolo jacténdose de tocar me- jor qué él. El orgullo del im- prudente Marsias fue dura- mente castigado. El dios se mostré dispuesto a competir con Marsias, pero después de derrotarlo se vengé del viejo sétiro" suspendiéndolo de un pino y despellejindolo vivo. 4 eon. Fl castigo de Marsias, debido a las posibilidades ar- Uisticas que ofrecta (Ia expre- sin atormentada del rostro, el ‘cuerpo retorcido por et supli- cio), reaparece uma y our vez a MARTE lo largo de la historia del arte vaso griego, 450 a, C., Berlin; esculturas del perfodo helenis tico (copias en el Louvre, en Estambul); Rafael, Triunfo de Apolo sobre Marsias, Roma; Tiziano, 1570, Kromeriz; Jor- daens, 1650, Amsterdam; Van Loo, 1735 (obra de ingreso en Ja Academia), Pars. MARTE, Este dios, muy antiguo en Roma, era la divinidad de los combates, de la primavera (como atestigua el nombre de ‘un mes, marzo) y de la juven- tud que, en esta estacién, par- {fa de nuevo a la guerra, Era objeto de un importantisimo culto y formaba, junto a Japi- ter” y Quirino la primera tf ada divina romana. En un tem plo de Roma se conservaban doce escudos, uno de los cua les, mezctado con once répl cas idénticas, se decta que pertenecia al dios y constitufa una especie de talisman tutelar de la ciudad, En el tlamado «Campo de Marte», Hanura sa- sgrada situada fuera del recinto sagrado de Roma, desfilaban las tropas armadas, [Los animales que le estaban consagrados eran el picamade- ros 0 péjaro carpintero y la ‘MEDEA Joba, lo que posiblemente sea el origen de la leyenda que le ati- bbuye la paternidad de Romulo xy Remo. Se le asimil6 al Ares” igriego, cuya mitologia adopts. Particularmente en lo relativo a sus relaciones con. Venus*- Afrodita’. En época de Au- gusto, uno y otra se convierten en divinidades tutelares del pueblo romano. = AFRODITA, ROMA (FUNDA- GION DE), ¢ Lengua, E] martes ¢s el sia de Marte» (Martis die), y el adjetivo marcial significa sabelicaso». El mes de marzo recibié su nombre, desde Ia Antigiledad, debido a que la actividad guerrera, que se inte- rrumpfa durante el invierno, solfa reanudarse eon Ja prima- vera, El planeta Marte debe su non- bre a su color rojizo, que re- ceuerda al de la sangre, Tanto el hombre propio de Marcial como el de Martin derivan del nombre del dios romano de la guerra. # Lit, ¢ leon. -> ARES. MEDEA Hija de Eetes, rey de la Cok quide, regiGn situada a orillas del mar Negro, Por la rama pa- 280 tema es nieta de Helio’, el Sol, y sobrina de la hechicera Circe’ y de Pasffae", la esposa del rey cretense Minos". La leyenda, de hecho, atribuye a las tres muje- res el mismo dominio sobre las artes mAgicas. Medea desem- pei un papel esencial en el ci- clo de los Argonautas’: su pa- sign por Jasén” y las conse- ccuencias funestas que de ella se derivaron la convierten en el tipo de la mujer fatal, traidora a su padre y a su patria, abando- nada por el amante al que habia salvado —como Ariadna por ‘Teseo'—, pero también esposa colosa y vengativa, temible por sus poderes de hechicera. Fue ella quien ayud6 a Ja s6n’, del que se enamord a pri- ‘mera vista, a superar todos los obstéculos que Fue encontrando en su conquista del vellocino de oro", Sus ungtlentos mégicos protegieron al héroe” del resuc- Ilo de fuego de los toros que debfa vencer por orden de Ee- tes, y ella misma le condujo al bosque sagrado donde estaba el vellocino, durmiendo luego con sus sortilegios al terrible dra- ‘g6n que lo vigilaba. Después de haber conseguido con sus artes que Jasén se apoderara del preciado trofeo, no dudé tampoco en cometer un erimen 281 horrendo para favorecer la huida de los Argonautas e im- pedir que los navfos de su pa- dre Betes, lanzados en persecu- cidn de los fugitivos, dieran alcance al Argo": despedaz6 a su propio hermano, al que ha- bia embarcado consigo como rehén, y arrojé sus pedazos al ‘mar, obligando asf a su padre a detener la persecucién para re- coger uno a uno fos restos de su hijo menor con el fin de tribu- tarles honras ftinebres. Por tl- timo, consiguié aniquilar con sus artes la fuerza del hasta en- tonces invencible Talos, el gi- zante de bronce que Minos ha- bia puesto como centinela en su isla. A cambio de su ayuda, Ja- s6n le habfa prometido el ma- trimonio. Serd la violacién de este juramento lo que desenca- dene la tragedia. Cuando por fin Jas6n regres6 a Yolco, Me- dea le ayud6 también a desem- barazarse del usurpador Pelias, que no estaba dispuesto a resti- el trono que le habia arre- batado a pesar de que Jasén le habia entregado el vellocino, Medea hizo creer a las hijas del usurpador que conseguirian de- volver la juventud a su padre si, después de cortarlo en pedaros, Jos hacfan hervir en un ealdero, ‘Medea, pintura procedente de Her- ‘eulano, Népoles, Museo Arqueolé- ico Nacional Bl ARGONAUTAS, JASON, VELLO- INO DE ORO. ~ Lit, Euripides, en su trage- dia Medea (431 a. C.) en la que se inspirarén més tarde Ovidio, en una tragedia per- ida, y luego Séneca, entre 49 y 62d, C.—, presenta una he- Tovna apasionada que descarga su terrible venganza sobre un Jason egofsta y vanidoso, pre- ‘ocupado nicamente por si propio pravecho: «No desta Ilezeas,olvida que estos niflos son tu bien més preciado, que les trajiste al mundo, Mas tarde Horaris, Les matas y cembargo les amas. (Ay, (isle de mf, desdichada mujer!» (Medea, versos 1246-1250), En Ja literatura medieval, Me- dea aparece sobre todo come Ia figura de la mujer abando- nada, Adguiere un papel mis importante a partir del siglo vt, momento en que la pareja formada por Jasin y Medea s¢ cconvierte a menudo en el sn: bolo de una oposicién entre valores @ nociones diferentes 283 Asf, Calderdn de la Barea, en ‘1 auto sacramental £1 divino Jaén (segunda mitad del siglo Xvi), convierte al héroe en una figura alegérica del Bien, ‘opuesta 2 Ja de Medea, que re- presenta la idolatefa y el furor de la pasion, Este dramaturgo espafiol vuelve @ tratarel ema en Los tres mayores prodigios {ogunda mitad del siglo xvi). Jasén y Medea aparecen en otras obras teatrales barracas, como El vellocino de oro (1623), comedia de Lope de Vega, 0 Los encantos de Me- dea (1644), tragedia de Rojas Zorsilla, En Comnelle (La con quista del vellocino de oro, 1660), los poderes de la heck cera dan pie a numerosos efec= {0s draméticos. Corneille, sin embargo, incide en Ia sole- ad y el suftimiento de Medea. En la tragedia lirica de Mare- Antoine Charpentier Medea (1693), sobre libreto de Tho- ‘mas Corelle, la hechicera ex- press igualmente sentimientos hhumanos. El romanticismo se apodera de la figura de Medea y la con- vierteen un ser violento y apa- sionado, vietima de ln Néme- sis’ La obra mas importante es la trilogia El vellocino de oro, de Franz Grillparzer, formada ‘MEDEA por Et huésped (1818), Los Argonauias (1819) y Medea (1820), donde el vellocino apa- race como un objeto funesto para aquellos que se apoderan de él y euyo poder malético solo deja de ejercerse cuando {5 llevado a Delfos, simboli- zando asi el carter inaccesi- bie de lo sagrado, En el siglo xx se observa una modernizacién del mito, como en Anouilh, con Medea (1946), donde ta hechicera es ‘una bohemia que desatia el or- den establecido, representado Por Jasén, 0 en Corrado Al- varo, con La larga noche de ‘Medea (1949), donde esta ups rece como una victima del re cchazo que, como extranjera, provoca en Corinto, vigndose cempujada a matar a sus hijos. En general, las ilustraciones li- terarias del mito inciden en el valor simbélico del vellocino de oro, que representa el idea! Tejano que se conquista a tra- vés de una serie de pruebas, pero que el amor puede ayudar ‘a alcanzar. En Medea ta en- ‘eantadora (1954), José Berge ‘min realiza una versin libre de la ragedia de Sénece ‘ Ieon, Medea aparece a ve- ces representada com JasGn (Gustave Moreau, Medea y MEDUSA, Jasin, Siglo XIX, Louvre), pero Ja mayorta de las veces se la esina de sus hijos. Unas veces el erie men se comete ante nuesteos ojos (Medea, énfora grioga de Campania, h. 340 a. C, Louvre; Delacroix, Medea fr. vriosa apuialando a sus hijos, siglo xIX, Louvre), otras veces Ja vemos meditando, con as- ecto enloquecido, antes 0 después del crimen (Medea meditando el asesinato de sus Aijos, pintura pompeyana, si- glo 1a. C., Napoles; Medea, pintura de Herculano, siglo 1 a. C,, Népoles. ‘¢ Mis. Marc-Antoine Char- pentier hizo de su Gpera Medea (1693), que describe la ven- zzanza de la hechicera, una obra bharoea lena de efectos drarmée tieos (evocacién de los Infier- ‘nos femblor de tera, aparicidn de demonios, destruccién del palacio). Cherubini compuso una pera eémica con el mismo stulo (1797) muy admirada por Beethoven y considerada como Ja primera pera romantica. Milhaud compuso otra épera ‘con el mismo titulo (1939), ‘ Cin, Pier-Paolo Pasolini re- vis6 y corrigi6 Ia tragedia de Euripides en su Medea (1969). El papel de la protagonista es 284 taba representado por la ean: {ante Maria Callas, cuya be- Neza hierdtica conteibuye are salar la de Ia puesta en escena > ARGONALTAS. MEDUSA. La Ginica gorgona* que era ‘mortal. > GORGONA, PERSEO. MEGERA. Una de las tres > ERINIAS. MELEAGRO. Hijo de Eneo, rey de los et0- ligs de Calid6n, y de una her- mana de Leda’, Altea. Cuando nacié, las parcas’ vaticinaron que su vida duraria el tiempo ‘que tardase en consuimirse un 26n que en ese momento ardia en el fuego. Su madre, alar mada, lo retir6 rdpidamente y, después de apagario, lo guarié en un cofre para alargar de esa manera la vida de su hijo, Este héroe" es eélebre por haber participado en el episodio del «jabalf de Calidén»: Eneo, después de la recoleccién, habia ofrecido un sacrificio a todos los doses’ pero habia ol vidado a Artemia”. Esta, ofen- dida, habfa enviado a Calidén como castigo un monstruoso jabalf que asolaba la comarca. Cuando Meleagro aleanzé la 285 edad adulta, decidié ibrar a su patria de este tormento y, para ilo, eunié a algunos de los hé- toes mis eélebres de su tiempo, prometiendo al vencedor la piel los colmillos del animal. tte estos héroes se encontraban los Dioscuros" Castor y Pélux, icles el hermano de Hera- cles-—, Teseo", Jas6n', Linceo, Pirftoo, entre otros, y tina caza- dora, Atalanta, de Ia que Me- Jeagro se habia enamorado Después de que el jabs hu- biese acabado con la vida de varios de los héroes participan- tes.en la caceria y fuera herido varias veces, entre otros por Atalanta, Meleagro consiguié darle muerte, adjudicdndose poreste hecho los valiosos des- ojos del animal, que ofrecié a Suamada Atalanta Este gesto de Meleagro in- 4igné a sus tos, los hermanos de Altea, que también habian part ciado en Ia cacerfa y pensaban ue si Meleagro renunciaba a su ttofeo, este les correspondia a ellos por ser los parientes mis cercanos. La ambicién de sus tos enfureci6 a Meleagro y les dio muerte allf mismo. Al conocer Ia noticia del tcigico fin de sus hermanos, Altea, desesperada, sac6 elt: én que aseyuraba la vida de su ‘Scopas, Meleagro, Roma, Museo Gel Vaticano. hijo y, no sin mucho vacilar en- te [a piedad y el amor de ma- dre, y el deseo de venganza, lo arrojé al fuego. Muerto Melea- gro, consumido por un fuego interior abrasador, Altea, abru mada por la culpa y deshecha por el dolor, se dio muerte al igual que Cleopatra, la esposa del héroe. Sus desconsoladas hermanas, entre las que se en- contraba Deyanira, fueron con- vertidas en pajaros. En la Hada, sin embargo, ‘no aparece el episodio del ti- 26n, sino que, después de la MENADES: DIONISO, ORFEO. MENELAO. Hijo de Atreo, rey de Mic nas, y de Aérope, nieta del rey 286 cretense Minos’, es el hermano menor de Agamensnt y el es- poso de Helena’. Pertenece por tanto a la familia maldita de tos las", cuya sed de poder re- aviva en cada generacion la venganza asesina. + ATRIDAS, Agamendn y Menelao, ex- pulsados de Micenas por su primo Egisto, que haba matado a Atreo y restablecido en el trono a su padre Tiestes, her mano menor de Atreo, se refi- sian en Esparta junto al rey Tin- déreo, quien les ayudard expulsar definitivamente a Ties- fes. Los dos hermanos se casa rn con las dos princesas hijas de Leda’, la esposa de Tindéteo ‘Agamenén, que habfa recon- quistado el reino de Micenas, elige a Clitemnestra” y propone Menelao a Helena’, cuyo verda dero padre no es otto que Zeus. Siguiendo el consejo de Ulises’, Tindéreo impone en- tonces un juramento a los nus ‘merosos pretendientes que as- piran a la mano de la bellisima Helena: deberén acudir en ayuda del que Helena escoja como marido, fuera este quien fuere. El elegido es Menelao, De su unién nacerd una nif, Hermione. Menelao, convertido en rey de Esparta después de la abdi- 287 caci6n a su favor del anciano Tindéreo, recibe con largueza al troyano Paris’, hijo del rey Priamo*. Aprovechando que el confiaclo marido habia partido de su palacio para acudir a los funerales de su abuelo en Creta, Pati rapta a Helena y la leva a Troya’, junto con una parte muy considerable del tesoro de Menelao. Invocando el antiguo juramento que los pretendien- {es de Helena habfan hecho a Tindéreo, Menelao pide ayuda ‘su hermano y convoca a to- dos los grandes jefes griezos para vengar la afrenta que, se- gin él, mancilla el honor de toda Grecia. — PARI. ‘Menelao participa en Ia ex- pedicién contra Troya con se Senta navios. No es él, sin em- bargo, quien obtiene el mando supremo, sino su hermano Agamenén, cuya ambicién y habilidad corren parejas con su valentfa. Durante la guerra, el timido y menos orgulloso Me- nelao, a pesar de su valor como guerrero, permanece siempre en un segundo plano, oscure- ido por la sombra de su her- ‘mano y de héroes* mas brillan- (ES. AGAMENON, TROYA, Durante el décimo afio de hostilidades. se organiza un duelo entre Menelao y Paris MENELAO para decidir el resultado del conflicto. El griego esté a punto de matar al troyano cuando la diosa Afrodita’ interviene para salvar a su protegido y lo trans- porta, envuelto en una nube, de ‘yuelta a su palacio. Menelao fi- ura entre los guerreros que, emboscados en el caballo de madera, penetraron en Troya Tomada la ciudad, Menelao busca a Helena por toda Troya hasta que finalmente la encuen- tra en casa de Deifobo, un her- mano de Paris, a quien habia sido entregada en matrimonio después de la muerte de este Menelao, que ardfa en furia asesina, olvida sus propésitos de venganza vencidio por la be- tleza de Helena y por el poder de Afrodita, —> HELENA. Después de la victoria, Me~ nelao se apresuré a regresar a Esparta con Helena, pero les esperaba un viaje lleno de inci- dentes pues los dioses* de la ciudad vencida perseguirén a Jos navios con su céiera, Obli- ‘gado a pasar por Egipto, donde ermaneci6 cinco afios acumu- lando riquezas, Menelao lleg6 por fin a Esparta ocho afios después de haber dejado Gre- cia, Llevé desde entonces una existencia apacible junto a su cesposa, Después de su muerte, MENTOR ambos reeibieron el don de la inmortalidad y fueron transpor- tados a los Campos Eliseos” # Lit, En la Made, Menelao std vinculado a los origenes de la guerra de Troya, figu- rando dems. en diversos ‘combates de la eampafa. En la tagedta de Eurfpides tig nia en Aulide (406 a. C.), pre siona a Agamenén para que sacrifique a su hija Ifigen con ol fin de garantizar ta sa- Vida de la flota griega, inmo- vilizada en Aulide. Euripides, por otra parte, recoge también una versign diferente a a l= yenda homérica*en su rage dia Helena (412 a.C), segs lacual Menelao, después de la victoria, encuentra a su esposa en Exipto, donde esta habria permanecido en la mas abso- lute castidad durante diec siete fos, mientras que Paris, en realidad, solo habria Me- vado a Troya una falsa Hele ae la diosa Hera habta crea do a imagen de la verdadera para preservar el honor de la esposa de Meneluo. Por ti timo, en Orestes (408 a. C.), Euripides hace que Menelao y Helena regresen a Micenas en el momento en que Orestes” acababa de matar a su madre 288 Clitemnestra; Menelao, aun que inicialmente se muestra reticente, accede finalmento a salvar a su sobrino y a Elec: tra" de 1a condena a muerte decretada por el tribunal mi e6nico, > HELENA, # Leon, y Mis, -> Waa. # Cin, > HELENA, 1G! A, MENTOR Fiel amigo de Ulises’. a quien el héroe* haba encomen- dado, al partir para Troya’, que velara por sus intereses, con- findole ademas ta educacién de su hijo Telémaco". Atenca’ adopt6 la apariencia de Mentor para acompaiiar a Telémaco en Ja biisqueda de su padre. 4 Lengua. Un mentor es un cconsejero sabio y experimen tudo, o bien un preceptor. Lit. En la Odisea, Mentor aparece breverente en el canto ILy Atenea ocupa su lugar en Jos camtos I IL y IV. Fénelon, en el siglo xvtt, es cribe un Telémaco (1699) des tinado a fa formacién de nieto de Luis XIV, el duque de Bor: sgofia. En esta obra concede ‘un lugar privilegiado a Men: tor. el pedagogo por excelen- {que no es otro que Mi- 289 nerva’ que ha adoptado su as- pecto para guiar al hijo de Ulises. P TELEMACO, ULES. MERCURIO Dios romano del comercio (su nombre se forma con la misma raz que 1a palabra ‘ert, «mercancfa) que des- ppués de haber sido asimilado al Hermes” griego pas6 a ser tam- bin divinidad protectora de los viajeros y mensajero de los dio- ses", > HERMES, Lengua, El miércoles (Mer: ‘rit dies) sel dia de Mercurio, Con el nombre de este dios se bbautiz6 al planeta de! sistema solar més préximo al Sol y también a un metal, el mercw- vio, cuya fluidez evoea la mo- vilidad del mensajero de los dioses. 4 Lit. ©Teon, —> venwtes. METAMORFOSIS En la mitologia grecorro- mana, la metamorfosis de los doses" o de los hombres, es de- cir, la transformacin completa desu forma y de su naturaleza, sun recurso comin a numero- sas leyendas: Dafnis®transfor- mado en roca, Narciso* en flor, Procne en ruisefior, etc METAMORFOSIS Los dioses son los tnicos que pueden decidir su propia transformacién, Ya en la Odi- Sea vemos a Ateneat transfor- marse en péjaro 0 adoptar la apariencia de Mentor’. Pero es Zeus’ quien aparece como el dios «de las mil formas». Su le- yyenda es casi exclusivamente el relato de sus miiltiples meta- ‘morfosis en animal, en fuerza de la naturaleza o en simple ‘mortal. Toma la forma de un cisne para unirse a Leda” o la de un radiante toro blanco para raptar a Europa’ y llevarla so- bre su lomo hasta Creta. Se presenta ante Danae", encerrada en su torre, como una lluvia de ‘oro que atraviesa una grieta del techo para caer en el regazo de la joven. En compaiia de Her- rmes?, se presenta bajo la apa- riencia de un simple viajero en ccasa de Filemén y Baucis*. Es- tas transformaciones, como las de Proteo’ o las de Nereo*, son siempre voluntarias y, sobre todo, reversibles. Proteo, por ejemplo, después de haberse transformado en leén, ser~ piente, pantera, jabalf, agua 0 4rbol, recupera su forma hu- mana para responder a aquellos que, venidos a consultarle, con- siguen apresarle a pesar de su cambiante apariencia.. “Metamorfoss de Zeus en un sitio: grabado de B. Baron sobre el ienzo e Tizano dapiter y Antiope, Paris, Museo del Louwe En el caso de los morales por el contrario, el cambio de forma es impuesto: la meta- moriosis es el signo del poder de un dios irritado 0, en ocasio- nes, benévolo. Es el procedi- miento de interveneién divina mas corriente para vengar la ‘moral escarnecida, castigar la hibris* de los orgullosos o las afrentas personales a algiin dios. La benevolencia mueve a los dioses, por ejemplo, atrans- formar a Filomela* en pajaro para que asi pueda escapar de ‘Tereo que, después de violarla, Ja perseguia con un hacha para matarla. Inverso seria el caso de Licaén, convertido en lobo por haber dado de comer a ‘Zeas carne humana cuando este Vino a pedirle hospitalidad, o el de Actedn*, convertido en cier- vo por Artemisa” y destinado a ser devorado por sus propios perros por haber sonprendido a Ja diosa desnuda, Allli donde existe misterio brota el mito. Ahora bien, la me- tamorfosis se presenta la mayo- rfa de las veces como una expli- cacién del mundo postica, pero también simbélica y religiosa, como una justificacién de cada luna de las presencias familiares que rodean al hombre: Siringe es transformada en flauta, Tereo en abubilla, Dafne* en laurel, quedando asi justificada no solo Jaexistencia de esta planta, sino también sus caracterfsticas (su brillant follae, su resistencia al 201 inviemo...), La metamorfosis es a expresion de una relacion profunda de! hombre con la na- turaleza y Ia huella del pensa- tmiento animnista det hombre de los primeros tiempos; su imagi- nacién, despertada por un deta- lle 0 por la caracteristica par- ticular de una planta o-un ani mal, inventa un relato para ex- plicar, por ejemplo, el aspecto guerrero de la abubilla, con su largo pico en forma de jabalina ¥y Su copete. La metamorfosis ‘aparece tanto en los Tlamados mitos etiolégicos (es decir, de Jos orfgenes) como el de Niobe’, ‘cuyo cuerpo petrificado puede explicar la forma de una roca: como en los mitos cosmogér cos: Pirta y Deucalidn’, Gnicos seres humanos silvados del di- luvio" enviado por Jipiter, Ian- an tras de sf los «huesos de su madre», Gea’, que al transfor- tmarse en mujeres y hombres permitiran el segundo naci- ‘miento de fa umanidad”. El mito de la metamorfosis suele aparecer por tanto como ‘un mito antropogénico y gené- sico (es decir, retacionado con el nacimiento) que proporciona al hombre una respuesta no solo a tos misterios del mundo ‘que Ie rodea, sino tambicn al de su propit existeneia. METAMORFOSIS ‘Lit. En Hométo, los dioses se metamorfosean para inter: venir en la vida de los hom- bres, particularmente en el ‘campo de batalla. La metamorfosis fue también ‘objeto de una reflexinfilosé- fica sobre la transmigracién de Jas almas y la reencarnacién, Asf, en el Timeo de Plat6n. glow a. C.) el primer naci- ‘miento del hombre es debido a tuna acci6n del demiurgo, pero ‘dependen tinicamente del buen (© mal_comportamiento que hhaya regido la existencia de las almas de los individuos; asi por ejemplo, las aves son kre: encarnacion de hombres sin smaldad, mientras que los i béciles se ransforman en rep- tiles y en pusanos,y los eobar: des... en mujeres! Las Metamorfosis de Ovidio (si ‘glo 1a. C), extenso poema de mas de 12,000 hexmetos, re nen Ios relatos de-numerosos mit6grafos griegos en una ¢o- leceidn de leyendas etiolbgicas clasificadas cronolégicamente desde el cos" original hasta la 6poca de Augusto, ineluyendo también la del propio César, me tamorfoseado en astro. En las Metumorfosis0 Etasno de oro ‘de Apuleyo (siglo wa. C.), el METS proceso de transformacién es el tema central de este relato fan- tistico: Lucio, apasionado por la ‘magia, es transformado en asno, 1y ser necesaria la intervencién ‘dela diosa egipcia Iss" para que ‘ecupere su forma primitiva, El mito esté siempre presente a lo largo de la historia de la ite ratura, en particular en el 2é- nero del euento maravilloso o fantéstico, donde una de las principales manifestaciones de Jo sobrenatural es precisamente a metamorfosis. Esta puede afectar tanto a un objeto inani ‘mado —por ejemplo, una cala- baza transformada en la carroza de Cenicienta (Charles Perrault, Cuentos de antaiv, 1667) — como a un ser humano, la ma- yorfa de las veees transformado ten animal, En El cronadén (pri- ‘mera mitad del siglo xv"), di logo renacentista de ideas eras- imistas escrito por Crist6bal de Villal6n, uno de tos interlocu- totes, que resulta ser un gallo, relata las aventuras que ha vivido en sus miltiples meta- morfosis. Una recuperacién particularmente irdnica de este ‘modelo mitico puede verse en La metamorfosis de Katka (1915), donde un humilde via jame de comercio despierta un «da ransformado en cucaracha, 292 Teon. En El imperio de Flora, Poussin representa di- -versos protagonistas dela obra de Ovidio a quienes la muerte transformars en flores (anterior 8 1630, Dresde). Las Meta ‘morfosis de Ovidio fueron ob- jeto de muchas ediciones ilus- ‘radas, una de las, por ejer- plo, por Picasso (1931). METIS La palabra griega metis, que significa ala vez. «sabiduria» y «astuciay, era el nombre de la primera esposa de Zeus’, que el amo del Olimpo* se tragé cuando estaba encinta de Ate- nea", Pretendia Zeus que Metis. segufa aconsejandole desde su vientre, —> ATENEA. MIDAS Midas. rey de Frigia, es ¢1 protagonista de varios cuentos populares de cardecter moraliza- dor. Sileno", el viejo compa- fiero de Dioniso”, se separ6 del alegre cortejo del dios en una de sus habituales borracheras y se extravié, quedandose luego dormido. Unos campesinos fri- ttios lo encontraron y, después de amarrarlo con guirnaldas de rosas, lo levaron de esta guisa ante el rey. Midas lo reconocié, pues haba sido iniciado en los 293 misterios del dios del vino, y después de agasajarlo durante diez dias en su palacio lo envi de regreso, con grandes hono- res, hasta Dioniso. Este, agra- decido por haber recuperado a su compafero, prometié a Mi- das hacer realidad cualquier de- seo que le pidiese. Midas, _imprudentemen- te, eligi6 que todo lo que su cuerpo rozase se conyirtiera en oro. El rey, lleno de alegria pri mero al experimentar su mi gico don con piedras y plantas, no tard en comprobar también que todos los alimentos que lievaba a su boca corrian la misma suerte. Comprendiendo que estaba condenado a morir de hambre y de sed, pidié an- gustiado a Dioniso que le ret ase el don fatal. Dioniso acepts y envi6 a Midas a pu ficarse al nacimiento del rio Pactolo’, cuyas aguas arrastran desde entonces pepitas de oro. La cortedad del rey le ac nrearia otra desgracia. Con mo- tivo de una controversia entre Pan’ y Apolo’, en la que el p mero habfa osado declarar que Ja mtisica de su flauta agreste, Ja siringa, era superior ala que Apolo extraia de su lira, Midas, ‘pesar de la sentencia favora- ble al segundo de Tmolo, el as dios de la montaiia, tom6 par- tido con aires de suficiencia por el flautista. Apolo, ofendido por su soberbia, hizo crever en Ja cabeza del monarca unas ‘enormes orejas de asno. El rey disimul6 su desgracia bajo una tiara, pero tuvo que hacer part- cipe de su secreto al esclavo que le cortaba el eabello, obli- gaindole bajo pena de muerte a guardar silencio. Al cabo de al- gtin tiempo, a punto de reven- tar bajo tan pesada carga, el in- feliz. peluquero se retir6 @ un lugar apartado, excavé un hoyo en el suelo y luego lo volvi6 a tapar después de contiar a la tierra su secteto, Pero, por des- agracia, unas cafias que alli cre- no tardaron en propalar a los cuatro vientos la noticia: «El rey Midas tiene orejas de burro». 4# Lengua, La expresion ser (parecer) el rey Midas se aplica ala persona que genera riqueza con cualquier empresa que emprende. 4 Lit, Herodoto (siglo v2. C) recoge Ia leyenda en su Histo ria (l, VIID. y también Ovidio (Metamorfosis, XD) y Virgilio (Eneida, X). # Teon. Poussin, Midas, h 1630, Nueva York. MINERVA, MINERVA Antigua diosa’ romana, probablemente de origen etrus- 0, que forma con Jupiter’ y Juno" la. trfada capitolina, Como tal, es protectora de Roma, pero es, sobre todo, la patrona de los artesanos y de! trabajo manual, y a veces tam- bién de los médicos (Minerva ‘medica). Mis tarde, fue asimi- Jada a ta Atenea’ helénica y se convirtié entonces, a semejanza suya, en simbolo del conoci mento y de ta sabidarfa, Como Atenea, tenfa consaarados ka le- chuza 0 el biiho y el olive. ‘También, como a Atenea, se Ia representaba armada y cubierta con easco y coraza. 4 Lengua, En a expresién de propia minerva, el nombre de Ta diosa, convertido en nombre ccomiin, equivale « «inteligen cia, invencién» (con este sen: tido, muy fiel por otra parte al espiritu del mito, solo se utiliza enesta locucién) Un drbol de Minerva es un olivo y un ave de Minerva un bio. La imagen de la diosa ceubierta con su coraza ha dado pile a que se lame minerva a tun aparato ortopédico conce- bido para mantener erguida la cabeza, 204 En tipografia, una minerva es tuna pequefia maquina de im- primir inventada en 1902, po- ‘iblemente ast autizada por su «imteligencian; el operario que se ocupa de ella se denomina ‘minervisea (Lit, € eon. > aTeNra. MINOS Rey de Creta, hijo de Zeus* y Buropa’, esposo de Pasffae"y padre de Ariadna® y Pedra’. Para demostrar que los dioses” estaban dispuestos a concederle todos sus deseos, pidié a Pasei- DEDALO, ICARO. El nombre de Minos refleja miticamente la potencia talaso- cratica cretense que, desde el segundo milenio antes de nues- tra era, se extendis por todo el mar Egeo. El tributo humano ‘que Creta exigia a Atenas es testimonio del eco legendario de su poder. —> TEst0. 4 Lit. En su evocacién de los Infiernos, Ulises’ encuentra a Minos, «el iluste hijo de Zeus que, con un cetro de oro en la ‘mano, hacia justicia entre los ‘muertos sentado en un trono» (Homero, Odisea, canto XI, ‘veIs0s 568 y ss.) ‘Minos aparece como juez in femal en la Divina comedia de Dante (1321), que lo presenta transformado en un terrible diablo, La supervivencia lite- raria de su figura aparceeré posteriormente ligada las in- terpretaciones modernas del mito del Laberinto”. —> Lane- INTO, MINOTAURO, TESEO. MINOTAURO Monstruo” hibrido con ca~ beza de toro y cuerpo de hom- bre, cuyo verdadero nombre Tesco dando muerte al Minotauro, pintue pompavana, Napoles, Museo ‘Arqueologico Nacional era Asterién. Nacié de la unién de Pasffae*, esposa del rey cretense Minos’, con el prodigioso toro blanco que Po- seidén* habja enviado al mo- narea. Cuando Minos descu- brid el nacimiento del Mino- tauro, 10 ocult6 con horror a todas las miradas encerrdndolo cen el Laberinto* que su arqui- tecto Dédalo* habfa concebido al efecto: una marafia de salas yy corredores donde todo aquel ‘que penetraba terminaba per ido, incapaz de encontrar la salida, Cada afio llegaban a Creta siete muchachos y siete mucha- cchas atenienses destinados a ser ‘MINOTAURO pasto del monstruo, tributo que el poderoso Minos habfa im- puesto a la ciudad de Atenas. El principe ateniense Teseo* decidié oponerse a tal sangria y se ofreci6 para compartir Ta suerte de los desgraciados j6venes condenados a morir de- vyorados. Una vez en el Labe- rinto, el héroe* maté al Mino- tauro y consiguié encontrar la salida gracias al oville que Ariadna’, una de las hijas de Minos y Pasifae, le habia pro- porcionado, La leyenda del Minotauro es posiblemente el eco de un culto cretense al toro y de la prictica de sacrificios huma- nos durante la época minoica > ARIADNA, TESEO. '¢ Lit, Ovidio, Meramorfosis, libro VIL, versos 167 y ss ‘Aunque el Minotauro encarné durante mucho tiempo la bes= tialidad en estado puro, en el siglo xx serd objeto de una es- pecie de «rehabilitaciéns, en el marco de una reflexidn sobre el concepto de monstruosidad y sus reaciones con la moder- hidad, Desde los afios treinta, con la publicacién de la revista vanguardista de Skira Mino- tauro (1933-1938), se con- vierte en el simboto de ta be- 296 lez moderna, de ta belleza ‘«convulsivas a la que aspira- ‘ban los surrealisas, imagen de tun mundo atormentado. No por easualidad muchas obras escritas después de la guerra vyuclven a descubrir, simulta rneamente, la figura de la bestia mitol6gica, En El Aleph de Borges (1949), el Minotaur se ofrece sin resistencia a Teseo, como también en Los reyes de Julio Conzar (1949), donde el monstruo se nega a combatir y acepta la muerte, Por éltimo, ‘enel Teseo de Nikos Kazant- zaikis (1949), de la muerte de! ‘monstruo nace un hombre rauevo, que sale del Laberinto en compaiiia de Tesco para crear un mundo mejor, EI Mi- notauro puede ser también la imagen del monstruo que cada ser humano Hleva en su inte- rior, como sucede en la obra de Marguerite Yourcenar ¢Quién no tiene su minotauro? (1963). => LABERINTO, MINOS, PASIEAE, rEse0, '¢ Teon. Tesco dando muerte al Minotauro es un tema presente cen toda Ta Antigtledad: vasija arioga, siglo via. C., Louvre; osaicos romanos: siglo 1, Né poles; finales del siglo i ~ imienzos del siglo vd. C., Th nnez, Bardo; pintura pompe- 207 vyana, siglo 1 a. C., Napoles. Rodin esculpi6 un Minorauro (igo xx, Paris) y 1-W. Watts fo pinto (1885, Londres). Un aguafuerte de Picasso, Teseo matando al Minotauro (1933, Paris), aborda también el ‘mismo tema, # Cn. resto, MIRMIDONES Era el nombre de un pueblo de Tesalia del que Aquiles® fue rey, Segtin la leyenda, Zeus? ‘metamorfose6 unas hormigas en hombres para repoblar el te- rritorio tesalio después de que este sufriera una terrible ham- bruna que habia extinguido Dricticamente a sus habitantes, Tal seria el origen de los mir- midones, cuyo nombre se rela- ciona etimol6gicamente con la palabra griega myrmex («hor- miga»), Lengua. La palabra mirmi én se uiliza.a veces en la len- ‘gua clisica para designar a un personaje de pequefto tamaao ‘escaso talento, MITRA Bl culto de este dios de ori- gen iranio, enviado desde el Cielo para ayudar a los hombres aluchar contra las fuerzas del MOIRA Mal, conocié un gran éxito en Jos dltimos siglos de la Anti ‘fiedad grecorromana y lleg6 a presentarse como un rival del cristianismo, La mitologfa mi- indica, sin embargo, se mantuvo estrictamente irania, sin experi- ‘mentar contaminaciones greco- rromanas, por Jo que no sera te- nda en cuenta en estas paginas, ‘MOIRA / MOIRAS Personificacign del destino que pertenece a cada ser bu- mano, segtn el lote de dichas y desdichas que le haya corres- pondido al azar. Estas divinida- es. suelen ser representadas como tres hermanas que, mis «que velar sobre el destino de los hombres, vigilan que este se cumpla. En sus origenes abs- tractos e impersonales, la Moira —nombre que en griego signi- fica «la porci6n asignaday— era tan inflexible como el Des- tino*, y todos, homies y dio- ses, estaban sometidos a ella nadie podfa transgredir su ley sin poner en peligro el orden det mundo. Cuando lega «la horay del Destino, el propio Zeus’ solo est autorizado a retrasar su cumplimiento, nunca a im- pedir. De las epopeyas homericas* se desprende la imagen de una MONSTRUOS trinidad con doble genealogia: segin una, las tres diosas serian hijas de Zeus* y Temis* y por tanto hermanas de las horas’ segtin otra, son hijas de Nicte", la Noche, y pertenecerian por tanto a la generacién preolim- pica. Representadas en lo suce- sivo como tres ancianas hilan- deras —Cloto «la hilandera», Laquesis «la suerte» y Atropo «la inflexible»—, miden la vida de cada ser humano desde su nacimiento hasta su muerte con ayuda de un simbslico hilo de Jana que la primera ila, la se- sunda devana y la tercera corta llegada «la hora». -> TE0GONtA. Las moiras no tienen mi- tologia propiamente dicha, siendo la transposicion imagi- naria de una concepei6n filos6- fica y religiosa del mundo, En Roma recibiran el nombre de areas’ 4 Teon, > PARAS. MONSTRUOS La gesta del héroe* antiguo leva asociada obligatoriamente el triunfo sobre uno 0 varios ‘monstruos: Teseo* mata al Mi- notauro’, Perseo” a la gorgona* Medusa y al dragon que debfa devorar a Andrémeda, Belero- fontes* a la Quimera’, Ulises! 298 —miés humano sin duda— se conforma con escapar de toda suerte de seres monstruosos que salen a su paso (los cfclo- pes las sirenas*, Escila, Carib- dis). El prototipo del héroe ‘matador 0 domador de mons- truos es, por supuesto, Hera- cles’, que desempetta ese papel cen nueve de sts doce trabajos, saliendo vencedor de su en- frentamiento sucesivo con un Jeén, un jabali, un toro, aves de rapiia, ec. En este caso se trata de animales tomados de la rea Jidad, pero a memudo su carde- ter aterrador procede de diver sos elementos afiadidos super- puestos a su forma original. La serpiente, que ocupa en los mi- tos un lugar privilegiado, ha dado origen al nacimiento de una selecta variedad de drago- nes: junto a la hidra de Lemna’, una serpiente pluricefala de le- tal aliento muerta por Heracles, tenemos al dragén que mata Cadmo, al que vigila el vello- cing de oro"; a Ladén, el guar din de las manzanas de oro de las Hespérides*, ete. Ademds de Jas formas animales, las formas humanas pueden proporcionar también abundante materia prima para seres monstruosos “> BESTIARIO, HERACLES, JASON, ‘La monstruosidad se ma 299 MoNsTRUOS MONSTRUOS CELEBRES NACIDOS DE GEA, LA TIERRA, Y DE PONTO, EL OCEANO Gra + PONTO Nereo Tomas FORCIS+CETO Eure L auidna se leserayas—Uspogoras sues yy ag sunt Tee els Hess ‘tin de ls monzana MEDUSA) Goloen \ Moma ew ‘igen Hospi) vein) Cerbero idea Quimera— Orwos Y : Esfinge leénde Nemes drain gun del yllocino deo fiesta bajo aspectos diversos: el representado: animales cruza- gigantismo (Jos titanes’, os gi- dos, como fa Quimera 0 os gri- gantes’), la falta de algdn Gr- fos; criaturas mitad humanas gano (como los efclopes, con mitad animales, como las gor- ln solo ojo, o las grayas, obli-gonas, las harpfas’, el Mino- gadas a compartirentre las tres tauro, 1a Esfinge”, las sirenas, su tnico ojo y su nico diente) Escila, los centauros’... Muchos ©, por el contrario, la prolifera- monstruos acumulan a placer cidn de estos (Cerbero* es un, varias de estas caracteristicas: perro de tres cabezas, Argos" el abominable Tifén’ es, en este tiene ojos repartidos por todo sentido, un modelo del género, su cuerpo, Geriones es un gi- —> ARGONAUTAS, HERACLES, PER- gante cuyo cuerpo esti tripli-sE0, TEOGONIA cado hasta las caderas, Ios he-_Segtin ciertas versiones mas ceatonguiros tienen cien brazos). recientes, algunos de estos El hibridismo es el rasgo mas _monstruos serfan producto de MonsTRUOS metamorfosis’: Escila y Me- ddusa, por ejemplo, habrian sido bellas muchachas antes de con- vertirse en seres aterradores, la ctima de la venganza * (0 de Poseidén’), la segunda de la de Atenea’. Sin embargo, en su gran mayoria, Jos monstruos mitolégicos son criaturas nacidas de la Tierra (Gea’) en los primeros tiempo: del mundo, bien por haber sido engendrados directamente por ella, como los gigantes o Tifén, © bien por descender de Forcis y Ceto, fiutos de su umién con Ponto, el Mar (— cuapro: IMONSTRUOS CELEBRES NACIDOS DE OFA, LA TIERRA, Y DE PONTO, FL OCEANO). Equidna («la vi- bora), en concreto, engendrs a su vez con Tifén una mon: truosa progenie: Cerbero, Ia hi dra de Lerna, la Quimera y el perro Ortros; luego se uniria a este iltimo, trayendo al mundo nuevas abominaciones: la Es- finge de Tebas, el leon de Ne- mea y el temible dragon que velaba el vellocino de oro. Confusion genealogica, confusion morfolégica: todas estas criaturas Hevan inscritas Tas huellas del caos* primitivo, de Ia violencia de los primeros tiempos del mundo, Su elimi- nacién del universo, primero 300 pot los dioses* y més tarde por los héroes, simboliza el esta- blecimiento de un orden més armonioso y mis humano, el triunfo de la inteligencia y la razén sobre las fuerzas brutales del instinto (0, segdin la inter- pretacién psicoanalitica de los s, la victoria del Super-Yo sobre el Ello). El Cosmos de- rrota al Caos, > TEOGONIA. + Lit, La literatura caballe- regea de Ia Edud Media y el Renacimiento incorpora el ele- ‘mento monstruoso en algunos de sus personajes, general mente fos antagonistes del hé- roe, Del enfrentamiento y el triunfo de este dltimo sobre gi- _gantes, dragones, perros mons Imuosos, ete, se ifiere, por una parte, el carfcter extraordina- Ho del héroe (—> HEROES) y, Por otra, el hecho de que él es el encargado de mantener Ia vinud y el orden en el mundo, frente al vicio y el desorden {que representan los monstruos desde la Antigiiedad clésica ‘Cuando ef elemento religioso, cristiano aparece en estos li- ‘bros de eaballerfa, Ia lucha y cl triunfo de! hombre sobre el monstruo serd una representa ‘ein dela victoria del Bien so- 301 usas bre el Mal. Estos enfrentamien- eriego Hefesto. Los latinos de- enfrentamientos del héroe caballeresco y un ‘er monstruoso serdin parolia- dos por Cervantes en el Qui- Jjote (1605-1615). => ARGO, CARIBDIS, CERBERO O ‘CERNERO, CicLOPES 0 CICLOPES, ERINIAS, GIGANTES, GIGES 0 POLIFEMO, SIRENAS. MORFEO Dios de los suemios, hijo de Hipno”, el Suefo, y de Nicte’, la Noche. 4 Lengua. Estar (0 caer) en Jos brazos de Morfeo: dormir (0 dormirse); salir de los bra- zos de Morfeo: despertarse (expresiones familiares utiliza- das irdnica o festivamente) Del nombre del dios del suefio procede el del principal alca- Toide del opio, la morfina, que ‘su vez ha dado diversos dei vvados: morfinomania, morfi- niismo y morfindmano. in me- dicina se aplica el calificativo ‘morfeico a ciertas manifesta iones del cerebro durante el suet. MULCIBER ‘Otro nombre del dios latino Vulcano*, asimilado al dios fan que su nombre se derivaba del verbo mulceo, «ablandar, stavizar», explicando que Vul- ano, el dios de las fraguas, moldeaba el hierro que ablan- daba con el fuego. Musas Estas nueve diosas* son hi- jas de Zeus y Mnemésine, diosa de la Memoria. Sus can- tos y danzas amenizan los ban- quetes de los dioses. Apolor di- rige sus juegos en los claros del monte Helicén y cerca de las fuentes del Parnaso* Son ellas quienes conceden a inspiraci6n a los poetas y los iisicos. Calfope proporciona cl ritmo a los versos y a las fra- ses cadenciosas de la prosa ora- toria: simboliza la Blocuencia, Cifo canta el pasado de los hombres y de las ciudades: es Ja musa de la Historia, Erato cexpresa en la Blegia las alegrfas y las penas del amor. Euterpe fascina con el hechizo de la Miisica a hombres y animales, Melpémene habla del sufri- miento y de la muerte, temas fundamentales de la Tragedia, Polimnia inspira a los poctas que se acompaiian de la lira y preside la Poesfa Iirica. Talfa, que se burla de todas las cosas, Musas es la musa de la Comedia. Terpsfcore se consagra a los rt- ‘mos de la Danza. Urania, por ‘timo, musa de fa Astronomia, canta Ia armonia de los astros Los romanos las identificaron con sus eamenas’. # Lengua. Las musa simbo- lizam las letras y, més espectfi- ccamente, la poesia. La musaes lainspiradora, real o mitica, de todo artista El museo era originariamente el templo de las musas, que se alzaba sobre una colina de Atenas consagrada a estas diosas. El éemino miisica de- signaba en un. principio al cconjunto de las artes presidi- ‘das por las musas, y més tarde pasaria a designar espe- cfficamente al arte de Tos s0- nds. 4 Lit. La wadic canta a las musas; Hesfodo, en 1a Teogonta, establece su espe ificidad. Safo (siglo yn-vi aC.) a poetisa de Lesbos, en- sefta a sus discipulos a consa- _grarles coronas, y Platén (428. 348 a. C.) reconoce su poder para «ditigir Ia danza. del Bien», Pindaro (518-438 a, C.) se presenta a sf mismo como «el poravor» de su musa, Seria imposible pretender re in homériew* 302 coger agut todas las referencias literarias a la figura de las mus sas, sobre todo en poesfa. Bat delaire, en Las flores del mal (1857), offece en el poema «La | ‘Musa enferma», «de ojos huc- cos, una variacién sorpren- dente del motivo de la musa doliente y el pocta deshere dado, y presenta en cLa musa vena» una parodia de la Insp racidn, obligada a prosttuirse, Toxé Marti habla de su musa en 1 poema «Musa traviesa> (Us ‘maelillo, 1882), y Delmira Agustini, en su poema «La Imuisan, offece la descripeién de su musa ideal: «Yo la ‘quiero cambiante, misteiosa y ‘compleja; / con dos ojos de ‘abismo que se vuelvan fana ies en bose una fap fumada y bermeja que destile ‘més miel que los rubios pana- les.» (El libro blanco, 1907). Vietor Hugo, en el prologo de os Castigos (1853), eseribe que el poeta satrico latino Ju venal (Siglo u d. C. aftadié una sdécima musa a las nueve mito- Jogicas, la Indignacién, decla- ‘ando que eta esta quien le ins- piraba. 4 Leon. De las multiples obras Sipe ome rmerosas réplicas del grupo de 303 Grabado de Guerin sobre et henao de G. Romano La danza de las musas, Florencia, Palacio Pit Praxiteles (siglo va. C, Roma, Berlin, Parts); el Sarcafago de fas musas: mérmol romano, h 160, Louvre, y siglo mv, Murcia; frescos pompeyanos, siglo a. C, Napoles. Entre las ‘obras posteriorescitaremos Lar visita de Atenea a las musas (siglo xv, Condé-sur-t" ‘aut, donde se distinguen con ‘ran claridad sus aributoss La danza de las musas, de Giulio Romano (siglo xv»), sobre el que Guérin realiz6 un graba- do en el siglo xix; las de Le Sueur (cinco euadros, h. 1650, Louvre); La musa eémiea y la ‘musa seria, estatuas de Pradier cen la fuente Molitre, siglo xix, Paris, ‘¢ Mis. E! Parnaso © La apo- teosis de Corelli y La apoteo- sis de Lully, piezas de misiea de efmara de Couperin (172: ceuyos personajes principales som las musas y Apolo. NARCISO Segtin Ovidio, era hijo del 1fo Celio y de la ninfa’ Leiri pe. Su belleza despertaba el amor en todos los corazones, pero él rechazaba con desdn i flexible a todos, hombres y mu- jeres. La ninfa Eco* también se enamoré de él, peta Narciso hu- biera preferido mil veces la muerte a sus abrazos. Un joven al que Narciso habia roto el co- raz6n se laments desesperado: «{Ojalé legue a amar con la it tensidad que yo le amo y tam- poco pueda poseer nunca el ob- jeto de su amor!» Némesis: os aquella amarga plegaria y la eje- cut6. Un dia que Narciso regre- saba de cazar pasé cerca de un arroyo y, al inclinarse para apla- tar su sed, vio neflejada en aque- llas Iimpidas aguas su propia imagen. Quedé exta ti6 un ardiente de cuya imagen le devol agua, sn saber que se trataba de Caravaggio, Narciso, Roma, Galeria de Arte Antigua si mismo, Desesperado por no poder aleanzar el objeto de su ‘amor, que hufa de sus manos di- solviéndose, fue languideciendo de pasién insatisfecha hasta mo- riral pie de aquellas aguas. Fue ‘metamorfoseado en una flor, el narciso, simbolo entre los anti- guos de la muerte prematura, NARCISO. 4 Lengua. Convertido en nombre comin, un narciso es ‘un hombre enamorado de sf mismo, fascinado por su pro- pia belleza. En psicoanilisis, el nnarcisismo es un comport rmiento desviado en el cual el sujeto experimenta una admi- racidn exclusiva y enfermiza por si mismo. EI nareise es una planta de flo- res blancas muy olorosas que forece en primavera. # Lit La versién mas cono- cida del mito es la que Ovidio refiere en sus Meramorfosis LL, versos 339-510). En ella, ‘Narciso reconoce haberse to- ‘mado por otro y comprende el ccardctet imposible de su amor. La gran riqueza postica del tema ha inspirado numerosas ilustraciones literarias e inter- pretaciones a menudo diver gentes, Rousseau), en Narciso 0 El amante de si mismo (175: hace de Narciso un joven que se enamora de un retrato en el que, sin él saberlo, se le habia fepresentado como mujer: el into se asocia aqui a tuna rele- xin sobre la relaci6n con el propio yo. Elamor asf mismo parece denunciado en Narci- 0.0 La isla de Venus (1769) de CClinchamp de Malfilatre, don- de Narciso, destinado a amara 306 Eco, se enamora a su pesar de su propio reflejo, pero muere de desesperacién al descubrir Ja verdad. El tema, ilustrado también por Giambattista Ma- ino (Galeréa, 1620) 0 por el poeta portugués Antonio Fei iano de Castilho (Carsas de Feo a Narciso, 1821), repre senta siempre el peligro del A finales del siglo xix el tema encuentra nuevos tratamientos, La figura de Narciso aparece ‘como telén de fondo en Et re trato de Dorian Gras, de Oscar Wilde (1890), donde todos los ‘espejos devuelven al protago: nista 1a engafiosa imagen de tuna belleza inalterable, mien tras que su retrato refleja mis- teriosamente su verdadero ro5- ‘ro, mareado por las bella de tiempo y del vicio, Por as mi mas fechas, André Gide, en su Tratado de Narciso (1893), cconvierte la figura mitol6gica en Ia representacion de! artista preocupado por ir ms all de Jas apariencias, siendo aqut a transparencia del agua donde Narciso se contempla el sim- bolo de la perfeccién dela obra de arte, contemplacién impres- cindible, por tanto, a pesar de los riesgos que entraia, Gare Lorca ofrece una visidn int 307 mista del mito en «Narciso» oem perteneciente a su libro Canciones (1924). Max Aub, en su drama en tres actos Nar iso (1927), realiza una reer ign moderna del mito, Aunque la mayorfa de las ver- siones insisten en el aspecto negativo de este amor, Paul Valéry, en su poema «Frag. mentos de Narciso» (Encantos, 1926), invierte la perspectiva ‘mostrando gue no hay mis amor verdadero que el amor a simismo, y haciendo de Nar- ciso el simbolo det espirita consciente del propio yo. que busca conccerse, # Feon. Narciso aparece repre- sentado bien en companta de co (pintura de ls casa de Li erecia en Pompeya, siglo 1; Poussin, siglo xvu, Louvre) 0 bien contemplindose en la fuente que le serd fatal (Tinto retto, siglo xvi, Roma; Cara- vaggio, siglo xvi, Romay; Gustave Moreau pints, en tomo a 1890, all menos cinco versiones de la escens que fi guran en colecciones particu. lares y en el Museo Gustave Moreau, en Paris, Dalf ofrece tuna versicn muy personal del mito en su lienzo Mesamorfo- sis le Narciso, 1936-1937, e0- leccién Edward P. Wi James, Nausicaa NAUSICAA 0 NAUSICA Princesa feacia, hija del rey Aleinoo y de Arete. Su inte vencién es decisiva en uno de los episodios de la Odisea, Una noche, mientras dor- mia, Atenea” se le presenté en sues pidiéndole que al dia si- euiente fuese al rio a lavar su ropa y la de sus hermanos. Cuando Hlegé ta maitana, Nau- sicaa obedeci6 a la diosa’ y se dirigis al rio con algunas de sus criadas. Mientras esperaban a que se secase la ropa que ha- fan lavado, se distrafan ju- gando a la pelota, ¥-uno de sus aritos despert6 a Ulises", que dormia en un bosque cercano, El héroe habia llegado asta isla, desconocida para él, tras permanecer varios dias én el agua debido a un naufragio ocu- rrido tra su partida de la isla de laninfar Calipso”. —> Ulises. Ulises, cubierto. solo con unas ramas, se presenta en la orilla del rio ante Jas mucha- clas. Todas huyen asustadas por el aspecto del héroe" salvo Nau sfeaa que, convencida y fa nada por las envolventes pala- boas de Ulises, promete ayudarle y le envia al palacio de su padre, onde podrd conseguir un barco y todo lo necesario para prose- ‘Buiraaisje hae ettoa NAVADES: La muchacha, que ha que- dado enamorada del héroe, le comunica a su padre, el rey Al- cinoo, su deseo de casarse con Ulises; boda que le parece muy bien al rey. Sin embargo, Uli- '¢5, que esta casado con Pené- lope’ y desea continuar el viaje hhacia su patria, renuncia a com- prometerse con Nausicaa. Algunos autores afirman que, afios més tarde, Telé- ‘maco*, hijo de Ulises, eas6 con Nausicaa, De este matrimonio habria nacido Persépolis. # Lit, Homero, Odisea. VI, VIL, VII. Joan Maragall, Naw: sica, obra teatral, 1903-1907, NAYADES Nombre de las ninfas* de Ios rfos y de las fuentes. Be- llas y seductoras, eran tam- bien temibles porque, como la Lorelei germénica, atrafan a los jévenes a sus dominios acuéticos, donde pereefan aho- gados, > NINFAS. 4 Lengua, A veces se designa con el nombre de ndyade a tuna joven que nada con gracia ¥ soltura. También se aplica Ia larva acuatica de ciertos n- sectos. 308 4 Lit. El poeta latino Ausonio (Giglo 1v) oftece en su poema sobre la Mosela una evocacién particularmente sugerente de Tos juegos acudticas de sitiros ¥ nayades en Tas aguas del ro. 4 Teon. Los escultores las re presentan muy « menudo para decorar las fuentes, por ejem- plo en la Fuente de fos inocen- tes en Paris (Jean Goujon, 1548) 0 el Baio de las ninfas en Versalles (Francois Girar- don, h, 1670). NECTAR Bebida de los dioses* con la «que acompaiiaban la ambroste’, ¥y que como esta les conferfa lt inmortalidad. ‘¢ Lengua. La palabra ealitica tuna bebida deliciosa («este vino es puro néctars); en la ‘AntigUedad designaba un vino de Ia isla de Quio muy rep tudo, En boténica, néctar es el If ‘guido azucarado secretado por Ciertas flores Namadas nectar {feras, muy apreciado por las abejas. NEMESIS En sus orfgenes, Némesis, cera la personificaci6n abstracta y simbélica de la Venganza di- 09 vina, pero con el tiempo fue ad- ‘quiriendo progresivamente los caracteres especificos de una divinidad, con una genealogfa y una mitologia propias defini- {das por una tradicién ms lite~ aria que religiosa. Considerada hija de Nicte, la Noche, y de ‘Océano’, forma parte de la ge- neracién divina primitiva, no sometida por tanto a la autori- dad de los Olimpicos’. Como Jas etnias", castiga el crimen en general, pero sobre todo el pe- ado de hibris’, la desmesuira, {que hace olvidar a tos hombres Ios Ifmites de su condicién fu- mana. La mesura, noci6n fun- damental del pensamiento filo- Séfico y religioso en Ia Grecia antigua, es el garante tanto del equilibrio universal del cosmos el universo organizado frente al eaos*— como la unidad ef- viea del grupo social, ¥ ‘opone al desorden y la anar- quia. Némesis, cuyo nombre significa «la que distribuye conforme al reparto estable- ido», vela celosamente por el cumplimiento de la ley 6: mica que establece que la des- sgracia sucede necesariamente a Ia felicidad, sobre todo cuando esta es excesiva. Nada ni nadie escapa a su poder re- gulador: ni el orgullo de los po- NEPTUNO. derosos, ni la vanidad de los r= cos, ni la violencia de los cri- minales, —> LEDA, TEOGONIA. 4 Lit, Bl escrtor satitico Au- ‘guste Barthélemy publicd en- tte el 27 de marzo de 1831 y el 1 de abril de 1832 una serio de ciincuenta y dos panfletos se- ‘manales dirigidos contra el ‘gobiemno de Luis Felipe y itu lados Némesis. La oda de La- martine A Némesis es pica ‘de uno de ellos. NEPTUNO Dios itético del agua y del elemento liquido en general, cuyo nombre deriva probable- mente de la misma rafz que la palabra POSEIDON 0 POSt- DON. [NEREIDAS. Grupo escuitérico helenistico Ne reida, Roma, Museo del Vaticano NEREIDAS Las cincuenta hijas de Ne- reo’, conocidas como las nerei- das, eran divinidades marinas de gran belleza que habitaban en cl palacio submarino de su padre, Cabalgaban sobre las ‘las montadas en delfines oa lomos de caballos, marinos. Personificaban el movimiento rapido de las olas y el aspecto risuefio del_mar. Algunas, como Tetis’, Anfitrite" 0 Gala- tea’, desempefian un papel pro- tagonista en varios mitos. ‘¢ Lengua. El nombre de ne reida, perdida toda poesia, se aplica aun gusano marina que vive en fondos cenagosos, # Lit, En El mundo de Guer- ‘antes, 1(1920), Proust, & 10 largo de una entensa metatora, ‘compara a las mujeres de Ta aristocracia entrevistas en los paleos durante una funcién de 310 ‘pera con nereidas semivcultas cen sus chaiieras», mientras sus ‘compafieros aparecen como sedioses* barbudos». Leon, Nereida, relieve, mo- ‘numento de las nereidas, siglo 1va.C., Londres; mosaico,si- glo, Timgad: grupo escu rico, época helen‘stica, Roma, Vaticano. NEREO Nereo, sel_anciano del mar», es como Proteo” una di vvinidad marina. Era el hijo pri mogénito de Ponto y Gea’, la Tierra, y el padre de las nerei- das’. Como Proteo, guardaba el rebaiio de focas de Poseidén: y era también un sabio adivino, pero se negaba a revelar sus oriculos. Para esquivar las pre- gumtas indiscretas de Heracles, que queria conocer el miste- rioso retiro de las Hespérides’, Nereo se metamorfosed sucesi- vyamente en agua y en fuego. Heracles consiguis sorpren- derle dormido y, después de encadenarlo para que no esca- para, pudo por fin hacerle ha- blar. Su morada habitual era el mar Egeo. Se le representaba con el rostro barbado, portando tun tridente 0 un cetro, con la parte superior humana y la parte inferior de pez. 31 + Lit, Nereo aparece sobre todo en la Odisea y en la te~ ‘yenda de Heracles ‘ Cin. Bn a pelicula de Vitto- rio Cottafavi La conquista de fa Atlantida (1961), Nereo aparece como el célebre an- iano proteiforme metamorf. sedindose continuamente para eseapar de Hercules’ NESO Uno de los centauros*. > CENTAUROS, HERACLES. NESTOR Hijo de Cloris, una de las hi- jas de Niobe, y Neleo, a su vez hijo de Poseidén’ y rey de la ciudad de Pilos, fundada por é1 en la costa veste del Peloponeso. Néstor se encontraba au- sente de Pilos cuando Heracles? Janz6 una expedici6n punitiva contra la ciudad, escapando as «la masaere en la que perecie- ron sus once hermanos. Ya adult, se distingui6 en diver- sas campatias contra las ciuda- des vecinas, pero destacaba igualmente por sus proezas de- portivas, Convertido en rey de Pilos, recibié de Apolo* el pri- vilegio de una longevidad ex- traordinaria. Participo en la guerra de ‘Troyer, donde aparece como un ICE ‘nciano sabi y respetado que se destaca en el campo de batalla pero sobre tod en el consejo de los jefes, siendo el més anciano de ellos. Acompaié a Menelao* por toda Grecia para ayudarie a reunira los jefes aqueos despuss del rapto de Helena’; se inter- puso entre Aquiles” y Agame- 1nén* cuando se disputaban aa misma cautiva y se esforz6 hasta el final para preservar la concordia en el campo sriego. Después de la cafda de ‘Troya, Néstor evit6 por poco la violenta tempestad en la que perecerian tantos griegos, yen- {16 sin contratiempos en sup: tia, Diez afios después acogié ‘a Telémaco", que habia acudido a élen busca de noticias de su padre, y le aconsej6 que fuese a ver a Menelao. Néstor murié a edad avanzada y su tumba, que todavia se ensefia en Pilos, fue muy honrada. NICTE Nicte (del griego myx, «no- che») era hija del Caos* y her- mana de Erebo*. Mientras que este representa las Tinieblas subterrdneas (en particular las de los Infiemos*), Nicte peiso- nifica las Tiniebias celestes. Es la madre de Hipno*, Ténato” y Morfeo NINFAS 4 Icon. Ene! friso del altar de Pérgamo (perfodo elenistic Museo de Berlin), Nicte apa- rece como una mujer cubierta con una larga tinica de plic~ ‘gues. Muchos artistas moder- nos han representado a Ia No- ‘che como una mujer velada, pero se trata mas de una figura, alegérica que de Ia antigua diosa’ mitol6gica. NINFAS ijas de Gea’, o més fre- cuentemente de Zeus’, estas {6venes diosas’ personifican la vitalidad y fecundidad de la na- turaleza, Desnucdas o semidesnudas, frecuentan los parajes natura- les, grutas,rfos, bosques y pra- eras, donde cantan, bailan 0 hilan. Los hombres les dirigen plegarias para que les sean pro- picias, Poseen facultades profi- ticas y estimulan el valor y la sgrandeza de espiritu, Se las en- cuenira en el coriejo de diosas como Artemisa’ o en el de al- ‘guna ninfa poderosa, como Ca- lipso*. Amadas por los dioses (Zeus, Apolo’, Hermes", Dio- niso’, Hades", etc.), son tam- bign objeto del deseo de Pan‘, Priapo* y los sétiros’. A veces se enamoran de simples morta- les, como Hilas. Los antiguos 312 distingufan varios tipos de nin- fas; las nereidas” del mar, las ndyades* de rios y aguas co- rmientes, las hamadrfades de los Arboles, las driades de los 10- bles, las oréades de las monta- flas, las napeas de los valles, las meliades de los fresnos, las al- seides de las florestas.. + Lengua, En griego, el mino designa también a una ‘mujer cubierta por un velo, en particulara la joven desposada. En espafol, 1a palabra ninfa ‘evoca, por extensidn, a une joven de gracia seductora, aun- ‘quo, tilizada en seatido peyo- rativo, viene a ser una desig nacién eufemistica de «pros: tituta Por metéfora, el término ninja se utiliza para designara la se ‘gunda fase de la metamorfosis de los insectos, Bn plural, nin ‘fas, 68 el nombre que reciben ls labios menores de la vulva, Existe también una forma mas culina, ninfo, poco usada, que 8 sindnimo de enaciso»” La ninfomanta es un deseo se xual exacerbado en la mujer, que puede llegar a aleanzar di _mensiones patol6gicas (nin mana). Un ninfeo (del griego nunp: +haion) era.un lugar consagrilo 313 ‘as ninfas: la mayorfa de los jardines antiguos tenfan uno, formado por una gruta natural © attificial con una pequeta fuentecilla en su interior, En ellos se les ofreefan las primi- cias de las cosechas, + Lit, Los poomas latinos y sriegos estin poblados de nin- fas, Hesfodo (Teagonta, 130) y Homero (Odisea, XVI) rela- tan su nacimiento, Tederito ( glo md. C.) las evoca a me- hudo (fdilios, X1_y XID). Los pocmas de Virgilio que eantan Ja campiia romana (Bucdlicas, Viy Vil: Gedrgicas, IN. VD). hacen también numerosas alu- siones a estas divinidades. Ea lia Bneido, Eneas”invoca a las ninfas del Tiber (VIII) y ve ‘eGo sus navios se metamor- fosean en ninfas (1X). Horacio las eanta en sus Oda (11,11) ¥y Ovidio en sus Fastos (V) y fen sus Metamorfosis En la poesfa del Renacimiento se produce una identificacién ninfa-pastora, convirtiéndose asf la figura mitolégica en un elemento més del mundo pase toril que sirve de marco & los amores que canta el poeta-pas- tor. En este sentido, las ninfas, que aparecen freeuentemente bandndose en el rio o tejiendo, son requeridas por el poeta Niobe para que le escuchen sus penas de amor y se solidaricen con 41, Son innumerables los poe- ‘tas que utilizan este t6pico li- terario de la época: Garcilaso de la Vega, Francisco de Al- dana, Francisco de la Torre, Hurtado de Mendoza, Gutieste de Cetina, etc Jeon. Figuran junto a Diana’ ¥y Apolo, © bien se las repre Senta defendiéndose de los ata- ques de los sitiros, como en luna serie de figurillas de trra- cota de Tanagra del siglo aC. (coleccién particular), 0 ‘mais adelante en Rubens, Nin- {fas y sitiros y Diana yous nin {fas sonprendidas por satiros,h 1635, Madrid, Museo del Prado, Algunos artistas prefl- fieron representarlas solas, asociadas al tema del agua: Goujon, Ninfas de los rios de la fuente de los Inocentes, 1549, Parts; Coysevox, Ninf de la concha, mérmol, 1683, Louvee. Duty pints una Ninfa ‘acostada en los rrigales, siglo Xx, Paris. NiOBE Hija de Téntalo*, era la ma- dre de los Nidbidas, siete hijos y siete hijas. Orgullosa de su umerosa progenie, se juct6 con insolencia de haber Supe- Escutura romana de Niobe » une de sus hijas, Florencia, Galeria de los Util rado a Leto", que solo habfa te- nido a Apolo* y Artemisa”. E tos decidieron vengar el honor dde'su madre y mataron @ los hi- jos de Nfobe con sus flechas: ‘Apolo se encarg6 de los hijos y Artemisa de las hijas, aunque 344 «solo» consiguié matar a seis. Zeus’, conmovido por el dolor de Niobe, la convirtié en una roca de la que mana una fuente: las lagrimas de la madre que ha visto morir a sus hijos. 4 Lit, En el libro VI de sus ‘Metamorfosis, el poeta latino vidio ofrece un euadro con- movedor del dolor mateeno de Niobe, ¢ eon, La tragica historia de Niobe y sus hijos inspird nu- ‘merosas obras en la Antigtl: dad, sobre todo escultsricas dadas las posibilidades artist ceas que offee‘a el dramatismo dl tema, Entre las més fa ‘mosas citaremos la Nidbide herida, siglo y a, C., Roma; Niobe y una de sus hijas, ¢0- pia romana, h. 280 a. C., Flo- rencia, Tintoretto reprodujo el mismo tema (siglo xvi, Mé- dena), NIX Otro nombre de Nict OCEANO Hijo de Urano’ y Gea, este titdn’ es la personificaci6n del elemento acuatico y, como tal, el padre de todos los rios. Esta figura mitolégica responde a una antigua creencia segtin la cual la Tierra era un disco plano circundada por un inmenso rio cireular llamado Océano, + Lengua. Los oeéanos, que para los antiguas no eran sino partes de este rfo, conservan el recuerdo de esta concepeisn, ODISEA Epopeya homérica’ que e- Jat diffeily peligroso viaje gue hizo Ulises: (en griego Odiseo) para regresar a ftaca después de terminar la guerra de Troya'. > ULises # Lengua, Por analogta, ka pa labra odisea se utiliza para de- signar un viaje leno de peripe- ias y dificutades y, por exten sida, las dificutades 0 trabajos ‘que alguien pasa antes de lograr su propdsito («conseguir que lo dmitieran en la facultad de de- echo fue toda una odisea). ODISEO. Nombre griego de — uit sts. OLiMPICOS tas divinidades, doce en total, forman una verdadera fa- milia en la que se distinguen dos generaciones, Ia primera de las cuales seria en realidad, se- sin la teogonfa’, 1a tercera neracién de los dioses’. Primera generacién: Zeus? (Gapiter” para los latinos), sus dos hermanos, Poseidén (Nep- tuno*) y Hades* © Pluto’, y sus tres hermanas, Deméter* (Ceres®), Hestia (Vesta) y Hera’ (Juno*), esta diltima es- posa de Zeus. ‘oLiMPIcos: 316 Segunda generaciGn: Ares’ Zeus), no lo serfa en rea (Marte), hijo de Zeus y Hera; segiin la Teogonia de Hesfodo: Apolo, Hermes* (Mercurio"), nacida de la espuma de las olas Artemisa’ (Diana’), hijos de fecundadas por el esperma de Zeus y otras diosas; Atenea’ Crono”, se habria convertido en (Minerva), supuestamente na- Olfmpica por adopeién, segin cida solo de Zeus; Hefesio’ la versién mas corriente de su (Vuleano"), nacido solo de Hera. mito. El caso de Dioniso” Afrodita’ (Venus*), autén- (Baco), hijo de Zeus y de una tica Olfmpiea segin Homero mortal, seria andlogo. (que la presenta como hija de > Dioses ¥ pIOsas, TEOGONIA. LOS DIOSES PRINCIPALES (Genin HESIODO) cows Erbe Nite weet Ens te Fir Hemera Da nino | Mowiaias Poo mo ‘celopes 3 ecslonguro sen Loxtitnes Las tans (ctano Cao Coin. ips +e Tee Tia Temis sipeto Cioae Mactan ebe Los Otimpicos Primera generacin de los Olimpeos Hest, Dem, Hides, Poe, Her, Za Segunda general: Aes Apo Herne, Helest, Anes, Alon, 317 # Lengua. El adjetivo olfm- ico («relativo al Olimpo'») ha tomado un sentido peyorativo, significando «altanero, sober- bic, suficientes, en expresiones como sonrisa olimpica 0 des- én olimpico (<¥ dectan esto con desdén olimpico, como si tuvieran a mano todos los bi Ietes del Banco de Espana en calderilla», Blasco Ibsiiez). En medicina, por influencia de la representacién iconogritica y especialmente escultérica de tos dioses, el adjetivo se aplica 4 la frente muy desarrollada que presenta abultamientos frontales prominentes, defor- ‘macién que se ha relacionado ‘con un raquitismo infantil Olimpia fue en la Antipuedad tun gran centro religioso del Pe- loponeso, célebre por su san- tuario de Zeus Olimpico, que se convirtié en la sede de unas competiciones deportivas or ganizadas en honor del dios, los Juegos Olimpicos u Olin pada, teadicidn que se man- tiene viva on nuestros dias + Teon. La asamblea de los dioses, copa griega, siglo Via. ., Paris, Biblioteca Nacional; Los dioses del Olimpo, gran fresco de Giulio Romano, b. 1532, Sala de los Gigantes, pa lucio del Té, Mantua; Van Ba- ‘oumpo len, Et festin de los doses h. 1620, Louvre. ¢ Mis. Arthur Bliss, The Olympians, Spera, 1949. Una de las més famosas canciones de carabineros, EI placer de 1s dioses, pasa revista a las di- ferentes formas de entregarse a los placeres carnales que pre- conizan los distintos dioses, desde el «oscuro celoso agui- Joneado por el amor» (Vul- ano) hasta «Plut6n con su in- mensa panza», pasando por Baco, Hércules* y Japiter 4 Cin, La digna asamblea de los dioses aparece reunida en su palacio del Olimpo en el prélogo humorfstico que abre Hercules. en Nueva York (1969), de Arthur Seidelman; ‘mds tarde la vemos presidida por Laurence Olivier en el pa- pel de Zeus, en la pelicula Fi ria de titanes (1981), de Des mond Davis. > HERCULES, PERSEO. OLIMPO El Olimpo es un macizo ‘montafioso que se alza al norte de Grecia y alcanza los 1.911 metros. Escarpado, cubierto largo tiempo por las nieves y a ‘menudo envuelto en nubes, de Aificil acceso, ofrecfa a los an- tiguos —que no practicaban el ‘oRco alpinismo— una imagen ame- drentadora y misteriosa que le valié ser considerado como la residencia de las divinidades mayores, Ilamadas por esta ra- 26n los Olimpicos*. Sin em- argo, su condici6n de montaiia (errestre terminé difumindn- dose y el Olimpo se convirtis cen una regi6n supraterrestre, sin localizacion precisa, a la que més 0, menos podria compa- rarse con los «Cielos» de la imagineria cristiana, 4 Lit Ea la poesia renacentst, tan impregnada de elementos mitelégicos, el Olimpo es con: Siderado a menudo sinénimo de Cielo, generalmente utitizado para referirse a la gloria conse ‘uida por el poeta a través del ‘anmor o la posi: «alto monte del Olimpo, do se eseibe f que no Hlega a subir ningtin nubla do /(..) sobre ss alas cumbres me recibe, / porque ali esté se guro y sosegado / un claro ‘Amor, que el alia mie ha ilus- trado / con ta clara virtud que en mf concibes (Juan Bosedin, soneto CXXV, 1543), oRcO ‘Nombre popular que los ro- ‘manos solfan dar al dios de la Muerte. HADES, PLUTON. 3i8 4 Lengua. De su nombre de> riva, por metétesis consondn- tica, el de un famoso personaje de los cuentos infantiles, el ogre: La forma femenina, area, de signa a un temible mamffero ORESTES Hijo de Agamenén’, rey de Argos y de Micenas, y Clitem- nestra’. Es hermano de Ifige- nia y Electra’. Orestes aparece ‘como el instrumento ailtimo de tuna maldicién ancestral que pe- saba sobre su familia, donde la sangre Ilamaba. indefinida- mente a la sangre. Es el juguete de un destino trégico del que es mis vietima que verdadero agente. Orestes era atin nifio cuan- do, terminada la guerra de ‘Troya’, tuvo lugar el asesinato de su padre Agamen6n, victima de la venganza de Clitemnestra y de su amante Egisto, Su her- mana Blectra consiguié sal varlo de la muerte y lo confia su tio, el rey de Fécide. Este lo educ6 junto a su propio hijo, Pilades, y ambos jévenes se convirtieron en amigos insepa rables. Ya adulto, Orestes con- sult6 el orficulo de Delfos, que le orden regresar a Micenas 319 para vengar la muerte de su pa- dre, Pero aunque no dudé en matar al usurpador Egisto, su brazo vacil6 ante las stiplicas de piedad de su madre, com- prendiendo el terrible alcance el acto que ibaa cometer. Con elrostro cubierto por un velo y ‘uiado por su hermana Electra, euyo fiero odio le incité a ata- cat, termin6 ejecutando el tl- timo acto de la maldicién fami- liar: et matricidio, Atacado por 1a locura, Orestes fue perseguido por las implacables erinias’, monstru- sa5 personificaciones divinas de la venganza y el remordi- miento, encargadas de castigar on particular rigor los crime- nes cometidos contra la familia. A pesar de haber sido puri ‘cado de su crimen por Apolo* ‘en Delfos y de un largo exilio, Jas erinias siguieron atormen- tindolo hasta que Atenea’ le li- bers definitivamente de su acoso después de la sentencia del tribunal del Arespago, que se convert en el principal tri- bunal ateniense encargado de juzgar los delitos de sangre. Después de su absolucién, yon el fin de obtener la defi- nitiva curaci6n de su locura, Orestes tuvo que partir hacia Téuride, por orden de Apolo, ORESTES Escala griega de la Cebeza de ‘Orestes, Roma, Museo de las Termas para traer una estatua de la diosa Artemisa que se vene- raba en aquel lejano pafs y era objeto de un culto birbaro. Nada mas desembarear en la isla, Orestes y Pilades fueron hechos prisioneros por los na- tivos del lugar y designados como victimas para el sacrifi- cio ritual a la diosa cazadora Pero la sacerdotisa eneargada de la sangrienta ceremonia no era otra que Hfigenia, su propia hermana, a quien Agamenén, de camino hacia Troya, habi tenido que sacrificar en Aulide para aplacar a Arte- misa y que la diosa habia de~ cidido salvar en el titimo mo- ORESTES mento para ponerla a su servi jo. La muchacha reconoci suhermano, le ayud6 a apode- rarse de la estatua y huy6 con la Grecia, Después de regresar de Téuride, Orestes rapt6 a su prima Hermione, hija de Mene- lao" y Helena’, que le habia sido prometida por esposa siendo nifios y ala que su padre habfa prometido mas tarde, en Troya, a Neoptélemo, el hijo de Aquiles’. Después de la muerte de su rival —que algunas ver- siones le atribuyen—, Orestes se cas6 con Hermione, de la que tuvo un hijo, reinando desde entonces sobre Argos y Esparta como sucesor de Me- nelao. Poco tiempo antes de su muerte, la peste asol6 su reino y el ordculo revels que los dio- ses" reclamaban la reconstruc- ci6n de las ciudades destruidas durante la guerra de Troya y de Jos cultos que allf se les ren- dian. Orestes envid entonces colonias de constructores a ‘Asia Menor para que se encar- garan del proyecto. Después de morir a edad muy avanzada —alos ochenta aos, segtin la leyenda—, recibis honores di vinos y fue enterrado en Tegea, Arcadia’. > ATRIDAS, ELECTRA. 20 + Lit, El matricidio, aureolado Por un temor misterioso que le hace tal vez mas espantoso atin ‘que el paricidio el cual esté Dresente en la préctica totali- dad de ls leyendas antiguas—, cs un tema frecuente en el tea ‘to griego: de las treinta y tes ‘ragedias que se han conser. ‘vado, ocho se centran en el destino de los iltimos Atrida y diez lugares de Grecia pre- ‘endfan haber visto la purifiea- ‘cién de Orestes, siempre reno- vada, siempre ineficaz, testi ‘moniando asf la extraordinatia popalariad del episodio. E] asesinato es el tema de Las cosforas de Esquilo (458 a.C) ¥y de las dos Electra, la de S6- focles(h. 413 a. C)y la de Ea ripides (413 a. C.). Preso de le Jocura y condenaulo por el t= bounal de Micenas en el Orestes de Euripides (408 a. C.), ab- suelto por el tribunal ateniense ‘gracias a Atenea en Las eumé: ‘ides (6tima parte de Ta tiloe aia la Orestiada de Esquilo, representada en 458 a, C), Orestes prosigue su redencién, siempre bajo la proteccién de Atenea, en la Ifigenia en Tau- ride de Euripides (414 aC). Entce las obras modernas que recogen el mito, adems de las numerosas obras dedicadas ala 321 familia de los Atridas y en par- ticular a Iigenia y a Electra, mencionaremos la Andrémaca de Racine (1667), el Orestes de Voltaire (1750) y el de Vite {orio Alfieri (1776) Enel siglo xix, la Orestiada de Alexandre Dumas (1865) concede un pa- pel importante a Egisto, subra- yando el amor que le une a Clitemnestra, En la pieza de Jean-Paul Sartre Las moscas (1943), Orestes encamma la exi- gencia de tibertad absoluta que Te lleva a liberarse del senti- miento de culpabilidad, que gisto alimenta para oprimir al pueblo, Las «moseas» que dan hombre a la pieza simbolizan & las erinias". En Ia novela de Alvaro Cunqueiro El hombre que se parecia a Orestes (1.969), el héroe" quiere olvidar la obligaci6n de venganza im- puesta por Ios aconteeimientos familiares, = AGAMENON, ELECTRA, IFIGE- + eon, Orestes y las euméni des, eritera griega, siglo WV a C., Louvre. Posteriormente, y sobre el mismo tema, diversis ‘bras romanas, bajorrelieves y pinturas murales (Museo de Napoles): Cabeza de Orestes, escultura de la 6poca romana, Roma; Menelaos, Orestes ¥ onFEO Electra, Roma: Sarcdfago de Husitlos, Madrid, Museo Ar- ‘queolgico Nacional. > rxc- ‘¢ Mas, Milhaud compuso la rmiisica para la versidn de la Orestiada de Esquilo realizada por Claudel (representada de 1914 1913) y, paralelameme, una 6pera titulada Las euméni des (1922, ¢ Cin, > HLrCTRA, IGEN, ORFEO Orfeo es hijo de Ia musat Calfope (segtin otras versiones de Polimia o de Cifo) y de Ea- ‘fo, rey de Tracia, Poeta y mi- sico, hechizaba con sus éantos a cuantos le escuchaban. Los animales* salvajes le segufan subyugados, los drboles incli- naban las ramas a su paso, fas mismas rocas se conmovian con los dulees acentos de su lira. Se le atribufa la inveneién de este instrumento 0 bien el perfeccionamiento de la lira de siete cuerdas que Apolo* habia recibido del joven Hermes’, a a que afadié dos nuevas cuer- das en homenaje @ las musas, creando asf la cftara Tom6 parte en la exped cin de los Argonautas* mar- eando la cadeneia de los reme- ros y calmando con su voz las ORFEO las impetuosas. Gracias a su ayuda, sus compafieros pudie- ron librarse de perecer cerca de Ia roca de las sirenas*, pues la belleza de su canto anul6 el embrujo de las voces de es traicioneras criaturas, —> ARGO- NAUTAS. El tema del descenso a los 10s" aparece ligado desde nes al mito de Orfeo, que sin duda se remonta a es- tructuras religiosus y sociales muy antiguas. Posteriormente se asoci6 a un tema sentimen- tal (cl amor més allé de la muerte) que se convertirfa en fuente de inspiracién literaria sobre todo a partir de 1a época helen{stica. Orfeo habia to- mado por esposa a la ninfa’ Euridice y la amaba apasiona damente, Un dia, cuando Eur dice corria descalza sobre la hierba para escapar de Aristeo, hijo de Apolo, fue mordida por una serpiente, a consecuencia de Io cual muri, Inconsolable por su pérdida, Orfeo decidié ir a buscarla a los Infiernos. El reino de los muertos se some: ti6 al hechizo de sus cantos: el terrible Cerbero’ se amans6, los suplicios se detuvieron, Ha- des y Perséfone”, también conmovidos, consintieron en dejar que Euridice tegresara con su esposo a c ‘que fuera detras de él y de que este no volviese 1a mirada ha- cia atras hasta que no hubieran Negado al mundo de los vivos. Pero poco antes de aleanzar la luz, Orfeo, incapaz de resis- tirse, se volvié hacia Euridice y esta desapareci6, perdida esta ‘vez para siempre, Orfeo la lord desesperada- ‘mente y tuvo un trigico fin so- bre el que divergen las distintas tradiciones, La mayoria de las versiones presentan como una constante su despedazamiento a manos de unas mujeres, sin duda supervivencia de anti- quisimos ritos. prehelénicos (ejecucién ritual de un «rey sa- grado» en el seno de una socie dad matriarcal). Orfeo habria sido despedazaido por las muje> res tracias, ultrajadas por el constante rechazo que este les manifestaba, bien porque se ha bia mantenido fiel a la memo- ria de Euridice, 0 bien porque después. de haberla perdido solo tenfa relaciones con mu: chachos. Otra versiGn propone {que Orfeo, al regresar de los In fiernos, habia instituido unos misterios que revelaban los se- ceretos del més alld, pero que cestaban reservados exclusiva mente a los hombres. Un da 323 Rubens, Orfeo y Euridice, que los estaba celebrando, las mujeres se apoderaron de las armas que los celebrantes hi dejado a la entrada de la casa donde tenia lugar el rito € irrumpieron furiosas, matando a Orfeo y a sus diseipulos. También es frecuente la atibu- cidn de la muerte det poeta a las ménades* que, press del fu- ror dionisfaco, le habrian des- pedazado durante una orga quica en el monte Pangeo. Su muerte, segtin esta versién, se- ria una venganza de Dioniso”, celoso del culto que Orfeo ren ORFEO Madd, Museo del Prado daa Apolo y furioso contra el sico por despreciar el suyo y ensefar el rechazo alos sacrili- cios sangrientos. —> Diowiso. En los relatos en que el h roe’ es despedazado, las muje- res arrojan sus restos al ro He bro, que los arrasra al mar. La cabeza y la lira del pocta, em- pujadas por las olas, legaron a la isla de Lesbos, cuyos habi- tantes erigieron una tumba para acogerlas. Durante mucho tiempo se elevarén de aquella tumba cantos dolientes y el so- nido de la lira. Lesbos se con- ‘ORFEO virtis asf en la tierra privile- siada de la poesta lirica En torno al mito del des- censo a los Infiemnos cristaliz6 tuna corriente de pensamiento, original en cl mundo gricgo, que convirti6 a Orfeo —a quien se suponia detentor de revela- ciones sobre el trayecto que de- ba seguir el alma en el mas alld— en el profeta de una reli- sidn articulada en tomo al tema de la Salvacién. El orfismo, surgido en medios populare: es ante todo un modo de vida especifico, representado por ri- tos de purificaci6n, la utiliza- cidn de férmulas mégicas y nu- merosas prohibiciones, entre ellas la de comer carne, vegeta- rianismo que lo situaba al mar- gen de las pricticasreligiosas y sociales de la ciudad. Esta «vida 6rfica» estaba asociada a una teologia que no solo pre- senta su propia explicacién del origen del mundo, sino también la de los orfgenes del hombre y de su destino espiritual. El mundo, segiin esta concepcisn, surgi6 de un huevo primordial del que naci6 el primer ser vivo, macho y hembra a la vez, que engendr6 todo lo que existe, Esta entidad primigenia era Fanes, «el Brillanter (0 Eros’, segtin otras versiones). 34 La parte superior del huevo se convirtid en la baveda celeste y Ja parte inferior en la Tierra. De la teogonfa" derivada de esta concepcién retendremos sobre todo el mito de Zagreo, hijo de Zeus’ y de Perséfone, raptado de nifio por los titanes* y luego devorado por estos. Zeus lo resucit6 cuando engen- ddt6 a Dioniso, divinidad central del orfismo con quien se le suele identificar a menudo, El hombre, por su parte, nacié de las cenizas de los titanes, ful- minados por Zeus, y su natura: leza es, por tanto, parcialmente divina, aunque est también ‘marcada por la mancha del cr men, Esta especie de pecado original le condena a vivir pri sionero de un cuerpo humanoo ‘animal. Al cabo de una serie de reencarnaciones y de las co- rrespondientes estancias en los Infiernos, donde expfa sus fal- tas, su alma puede por fin acce- der a una purificacién defini tiva y escapar a su condicién para recobrar su naturaleza di- vina. El_pensamiento griego, desde Pitigoras a Plat6n, estavo muy influido por las doctrinas Grficas, ya que estas respondian a necesidades espirituales que la religién tradicional no podiasa- 325 tisfacer. Su preocupacisn central cn la salvacién del alma y su fendencia al monoteismo contri- buyeron también de forma im- Portante al paso del paganismo al cristianismo, De este modo, en el arte paleocristiano Orfeo aparece a menudo como una prefiguracién pagana de Cristo. 4 Lengua. Un orfedn es un coro formado originariamente solo por hombres, aunque en tlgunos casos puede ampliarse con voces blancas (mujeres y nifos), # Lit. El mito de Orfeo apa- rece « menudo evocado por los autores griegos: los trigicos (Esquilo, Agamendn; Euripi- des, Iigenia en Autide, Alces- tis, Las bacantes); Plan (La Reptilica, 364; El banquete, 179) y, enel siglo | d. C., Dio ddoro de Sicilia (1. I, 1V). Los poetas latinos volvieron sobre el tema, entre ellos Ovidio (Metamorfosis, X. XD y Virgi- lip en el conmovedor relato de lav Gebrgica. El mito de Orfeo es quizé uno de los que han inspirado las ims ricas representaciones ar- Usticas, posiblemente porque su protagonista es a su vez un creador, simbolo por exeelen- cia del misico y del poeta, al ‘oRFEO, «que su arte confiere poderes excepcionales. Es clerto que lt historia de Orfeo y Euricice es, ante todo, la del armor absoluto «que ignora la muerte. Eietive mente, Orfeo noes solo elhé- roe que, neyandose a acepar a muerte de la mujer amada,de- safia alas potencias infernal; es también el héroe que muere or su amor, pues es su fidel dad al reeuerdo de Euridice lo aque provocae furor sesino de Jas mujeres trains, Sin embargo, es un amor que lleva en s mismo su propia de- bilidad: Orfeo no es capaz de superar ta sltima prueba, y es el propio exceso de su pasa impaciente la causa de la pée- ida defiitva dela amada. Y Io quees més; noes su amor to {que le permite entrar en los Infiernos, sino el poder de su canto, Orfeo aparece enton- ces como Ia figura del poets que no teme enfrentarse a la muerte para encontrar en ella sui més founda inpiracin. En algunas obras a figua de Eu. Hidice tiende a difuminarse hasta convertise en un puro pretext para la exporaci de un dmbito probibido para el hombre. Este mito fue ampliamente wa tado en el Renacimiento. Asi, onFEO ‘el tema de Orfeo atrayendo eon su canto aparece en varias ocasiones a lo largo del Can- cionero de Petrarea. En Garci- laso también estén presentes varias facetas del mito, hasta culminar en la £gloga Ill (1526-1536) En ella, el poder del canto de Orfeo se identitica definitivamente con el de la palabra poética tas 1a muerte del poeta, Si Orfeo después de ruerto, cuando las mujeres de ‘Tracia arrojaron su cabeza al rio Hebro, podia seguir invo- ccando el nombre de su amada Eurfdice y, de este modo, con su canto consiguié la inmorta- lidad y la gloria para tos dos; asi, el poeta, a través de su poesfa, puede alcanzar la an- siada gloria para él y para su famada, En este sentido deben interpretarse las palabras de Garcilaso:«(..) mas con la len ‘gua muerta y fria en la boca / pienso mover Ia vor ati debida Hire mi alma de su estrecha roca, / por el Estigio lago con- ucida, / celebrando Cid, y quel sonido / hard parar las ‘aguas del olvido (Egloga Ill, segunda octava). El amor de Orfeo y Euriice aparece representado por pri- ‘mera vez en el teatro.en la Fa doula de Orfeo de Potiziano (h. 326 1470), obra que serd seguida de otras muchas jlustraciones Titerarias, entre las cuales des- tacaremos El cuento de Orfeo y Euridice, de Robert Henry- son (1508), EE marido més firme, de Lope de Vega (1617. 1621), El divino Orfeo, de Cal- deri de Ia Barca (1663), ade ‘mas del libreto de Rinuccini (Euridice, 1600) y el de Ra nieri de Calzabigi, que inspi rard la Opera de Gluck en 1762. La pareja mitica ocupa el puesto de honor en todas es- tas versiones y a veces su his- tora se desliza hacia el terreno de Ia comedia, 0 incluso al del vodevil, como es el caso del Orfeo en los Infiernos, de OF. fenbach (1858-1874), donde Burfdive es una coqueta a la ue aburre profundamente la iisica de su marido. En e} mismo tono, la Euridice de ‘Anouith (1942) pone en escent ‘una pareja desunida por la in- fidelidad de Euridice. El mito apatece entonces come el sim bolo del amor imposible, |A pattie del siglo x0x, sin em ‘argo, la figura del Orfeo po- ta parece imponerse sobre la {del marido inconsolable. Ast, ‘Gerard de Nerval pone como cepigrafe de Ia segunda parte de Aurelia (1855) el eélebre grito 327 ‘de Orfeo en la dpera de Gluck: «iEuridice, Euridice!» En efecto, el narrador acaba de perder por segunda vez, por su propia culpa, a la mujer de la ‘que depende su destino y, to «que es més importante, ha per- dido la esperanza de encon- trarla. mis alld de la muerte ‘convencido de que a él le esté vyeilada la salvacin. Pero, a. nal del relato, el narrador es berado de su amor y asimila Ia experiencia de la locura que ha paulecid después de un «des- censo a los Infiernos»: ha sa- lido vietorioso de esta prueba gracias al poder salvador de la seritura postica. Este es tam- bign posiblemente el sentido del misterioso verso de «El desdichado» (Las quimeras, 1854), donde el poeta, modu- Jando su canto wsobre fa ira de Orfeo», puede afirmar: «Dos veces victorioso atravesé el Aqueronteo» Paulatinamente se iri afir= ‘mando una lectura nueva del ‘mito sexsi la cual la masica 0 lapoesia—es a verdadera amante de Orfeo y el objetivo ‘timo de su descenso a os In fiernos. En Orfeo rey, de Vie tor Segalen (1916), por ejem- plo, Ia amante del poeta esta celosa de su miisica, como ‘ORFEO también en Orpheus Descen- ding, de Tennessee Williams (1957), donde Orfeo, agut un uitarrista, prefiere su guitarra al amor de ls mujeres, La fa cinacién poética de la muerte aparece destacada también en la obra de Rainer Maria Rilke cont «Orfeo, Euridice, Hermess (Nuevas poemas, 1907-1908) y en los Soneios a Orfeo (1923), ‘como también en los Cantos Grficos, de Dino Campana (1914). José Ricardo Morales trasladaa nuestros dias el mito y lo trata de forma irénica en (Orfeo 0 el desodorante (1972) La obra de Proust aparece atravesada asimismo de refe- ‘encias —en ocasiones humo- risticas— al mito de Orfeo ‘que pueden dar cuenta de la ‘oposicin entre el amor y el arte sobre Ia cual se edifica A {a buisqueda det tiempo per- dido (1913-1928). Aungue el ‘mito est asociado a todas las experiencias de separacién (Swann buscando a Odette en- tue las sombyras de los buleva- res parisinos, el narrador Ils- ‘mando a su abuela por telé- fono), es el amor del narra- dor por Albertine —a quien piende por primera vez cuando ‘esta huye de su lado y Ia se- gunda cuando muere— el as ORFEO pecto que parece reproducir ‘Gs fielmente el esquema mi- tico. Después de la muerte de cesta, e1 narrador se volver en vvano hacia el infierno del pa- sado de Albertine: es un mundo que en lo sucesivo le ‘queddara vedado, Sin embargo, el verdadero des- ‘eenso a os Infiernos del nara- dor posiblemente tiene lugar en Guermantes cuando, rodea- do de personajes envejecidos, convertides ahora en meras somras, comprende que de su exploracidn del pasado no solo debe tract consigo los rostros de los seres queridos desapare- cidos, sino sobre todo Ia obra Titeraria. Esta desvalorizacién del amor cen beneficio de la escritura aparece también en la pelicula eserita y realizada por Jean Cocteau Orfeo (1949), donde el poeta se muestra muy poco preocupado por resucitar a Eu- ridice, su gris y devota esposa, (Orfeo, en realidad, intenta bus- cara la Muerte, esa mujer de misteriosa belleza que le en- seA6 a pasar de un mundo a ‘otro a través de los espejos y ‘que, sobre todo, le dio acceso ‘una poesta extraia que él se esfuerza en descitrar, Orfeo no puede por menos que experi- 328 ‘mentar, por tanto, una inmens alegrfa al perder por segunda vera su esposa, para poder ast regresar al reino de la Muerte, Por lo demas, en su cinta Le testament d’Orphée (1963), Cocteau prescinde claramente del tema del amor para exaltar los vineulos entre Ia poesfa y la muerte, Las obras moderns acenttian asf la aventura poé- tica de Orfeo y, cuando dejan espacio al amor, lo hacen para subrayar que este debe pasar por la ausencia y el duelo, => INFIERNOS. + ean, Orfeo aparece repre- sentado unas veces con su lira, fascinando con sus cans aun piblico humano © animal (Or feo con los sracios, erétera sriega, 450 a. C., Berlin; Or {feo encantando a las bests, siglo 1v 4. C., mosaico ro: mano, Laon, y siglo 1, Zara goza; a lo que habria que anadir una decena de cuadeos modernos, entre ellos Orfeo, titulo de varios lienzos de Gustave Moreau, h. 1865, Pe 1s); otras veces aparece junto ‘4 Buridice o Morand (Orfeo y Euriaice, vajortelieve griego, siglo v a. C., Népoles; com el ‘mismo titulo, lienzo de Pou sin, siglo xvn, Louvre, y Ru bens, h. 1636-1638, Madrid, 329 Museo del Prado; Gustave Moreau, Orfeo sobre la tumba de Euridice, 1890, Paris). Su cortejo de ménades fue repre- sentado sobre todo en la Anti- iiedad: Ménade, crétera stiega, h. 480 a. C., Palermo; Ménade danzando, relieve xgriego, h. 400 a. C., Roma; Mogrobcjo, Orfeo y las mena: des, panel de bronce, finales del sigo xx-principios del xx, Bilbao. Entre las innumerables representaciones iconogrificas del mito citaremos también Orfeo despedazado por las mujeres de Tracia, dibujo de Durero (siglo xv1, Naumburg) y Orfeo ensetando a los hom bres las artes y la paz, lienzo dde Delacroix (siglo xix, Paris, ‘Climara de los Diputados). ¢ Mis. Era natural que ol iidsico por excelencia inspi- rara obras musicales. Citare- mos La fabula de Orfeo, drama musical de Monteverdi (1607); Orfeo, cantata fran- cesa de Rameau (1721); Orfeo y Euridice, Opera de Gluck (1762); Orfeo » Euridice. ‘pera de Haydn (1791) repre sentada por primera ver en 1951; Orfeo en los Infiernos, ‘pera fantistica de Offenbach (1858) que causo un gran es- ‘ostnis ‘céndalo on el momento de su estreno —Ia uceidn es una pa- rodia de Ia leyenda (con can- fn final)—, pero que pronto ‘obtuvo un éxito arrllador, En Las desgracias de Orfeo, pera de cémara de Darius Milhaud (1926), Orfeo es un sanador que cura a las bestias salvajes y Burfdice una bohe- ‘mia; desde luego, Ia historia cs bastante diferente ala de le trama antigua... pero también teemina mal. Por dhtimo, Or- feo 53, Opera conereta de Pic re Schaeffer y Pierre Henry (1953), mezela de bel canto 4 la italiana y de sonidos electroacdisticos, desencadené también un sonado escéndalo, 4 Cin. Orfeo, de Jean Cocteau (1949), seguido en 1959 de Le testament d'Orphée (> ur). El Orfeo negro, de Marcel Ca- ‘mus (1959), es una adaptacién moderna del mito situada en pleno carnaval de Rio de Ja- neiro. Jacques Demy propone fora adaptacién moderna en Parking (1985), donde la muerte de Euridice es causada por una sobredosis. OsIRIS Dios egipcio, hermano y es- poso de — isis. PACTOLO Rio de Lidia, llamado tam- bign el «rio que arrastra oro» Este pequenio curso fluvial era famoso porque en sus aguas se ‘encontraban pepitas de oro, Mi- das’, que haba devuelto a Dio- iso” su compafiero Sileno", al que unos campesinos de sus tie- tras habfan apresado y llevado su presencia, recibi6 del el don de transformar en oro todo lo que tocase. Pero no ha- bia tenido en cuenta al solicitar tal deseo que también transfor- marfa en metal cuantos alimes tos intentase llevarse a la boca. Desfallecido de hambre y de sed, suplied a Dioniso que anu- lase el don. El dios le aconsejé que se purificase en el rio P {olo, cuyas aguas, desde enton- ces, arrastran pepitas del pre- ciado metal. -> DIONISO, MIDAS, # Lit, Ovidio, Metamorfosis, X85. PALADIO Era una estatua misteriosa, construida por Atenea’, doiada de virtudes magicas, que cay6 de Jos cielos en el momento de la fundacién de Troya’ y que desde tentonces los troyanos adoraron ‘como una especie de talismsin protector. El adivino Héleno, hhermano gemelo de Casandra’ predijo que Ia ciudad no podria ser tomada mientras el Pal ppermaneciese en poder de los troyanos. Ulises", al conocer el augurio, consiguié penetrar en ‘Troya disfrazado de mendigo y, ayudado por Diomedes, se apo- deré de la estatua y la llev6 al campamento griego. Existen sin embargo otras leyendas que in- tegran el Paladio en los origenes de Roma’. Segiin estas versio- nes, el Paladio habria permane- cido en Troya y Eneas’ logs salvarlo del incendio que des- ‘truy6 la ciudad y lo llev6 con- sigo hasta Roma, donde se le ve= PALANTE neraba en el templo de Vesta’. De este modo, tanto en Roma como en Troya, la seguridad de Ja ciudad queds ligada ala con- servacién de a estatua. Su nom- bre deriva de Palas’, el apodo adoptado por Atenea, 4 Lengua. El érmino paladio (© paladién) se ha conservado en nuestra lengua como nom- bre comin para designar a cualauier objeto en que estriba (se cree que consiste la segu- ridad de una cosa. El paladio es un metal ligero, relativamente escaso, cuyo nombre deriva de un pequemio asteroide al que se bautiz6 Palas. PALANTE ‘Nombre de diversos héroes? ‘0 personajes que intervienen en diferentes mitos: + Hijg del titén’ Crio y es- poso de Estige’ el fo de los In- fiemos*. De su unién, segain la Teogonia de Hesfoxto, nacieron varios hijos que representan abstracciones morales: Zelo (Emulacién), Nice (Vietoria), Cratos (Poder) y Bia (Fuerza). * Gigante” alado. La diosa Atenea* lo maté durante la Gi- ‘gantomaquia y, después de de- sollatlo, ¢ hizo una coraza con 332 su piel y conserv6 sus alas, que a6 a sus propios tobillos. Se- in algunos mit6grafos, seria su nombre (en griego Palas) el que ta diosa adopt6 como una especie de apodo. —» PALADIO, PALAS. ‘+ Hermano menor de Egeo" y tio de Teseo*. Teseo tendri ‘que luchar contra él y sus cin- ‘cuenta hijos, los. Palintidas, para defender su derecho leaf timo al trono de Atenas, ame- nazado por estos. * Guerrero itilico,aliado de Eneas* en la guerra que en- frent6 a este con Tumo, rey de Jos nitulos, PALAS Palas ¢s el epiteto ritual de Ta diosa Atenea’, a menudo re- verenciada bajo el nombre de Palas Atenea o simplemente Palas, caso frecuemte en los tex- tos literarios Segtin una leyenda tarda, ‘Atenea habia adoptado el nom- bre de una de sus protegidas, 2 ‘quien habia matado accidental- mente en el curso de una dis- uta, Para honrar su memoria, Atenea construy6 el Paladio’. ‘¢ Lengua. Un pequefio aste- roide fue bautizado con el nombre Palas. 333 PALES Antigua divinidad romana protectora de los rebaitos y pa- trona de los pastores. Dio su nombre al monte Palatino, una de las siete colinas de Roma. Carece de mitologia propia y no tiene equivalente griego. PAN Desconocido en las leyen- das homéricas*, aparece en re latos posteriores como hijo de Zeus’ y de Hibris (0 de Ca- listo"). Veneraco especialmente en Arcadia’, es el dios de los pastores de esta regién y repre- senta el poder y Ia feciundidad de ta naturaleza salvaje, con fuertes connotaciones sexuales. Esta divinidad hibrida, mi tad hombre, mitad macho ca- brio (cuernos, patas hendidas), vive habitualmente en los bos- ques y las montaiias, de los que ino dida en salir para lanzarse en persecucién de las ninfas’. Exel caso de Siringe, que con- siguid escapar de é1 metamor- fosedndose en cafta, com la cual Pan, para consolarse, fabrics el instrumento que leva el nom- bre de la ninfa y que también se designa con el de aflauta de Pan». Se le suele representar eoronado con ramas de pino y portando el cayado del pastor. PAN cultura griega de Pan, Londres, ‘Brish Museum, Esta divinidad lasciva, sexual- mente insaciable, forma parte del ruidoso y alocado cortejo del dios Dioniso” Los romanos lo idemtifica- ron con el dios itélico Fauno* Una leyenda refiere que, bajo el reinado del emperador Tiberio PAN (siglo 1d. C.), el piloto de un navfo se sintié conminado por tuna yoz misteriosa a anunciar: «El dios Pan ha muerto.» Cuando obedeci6, la naturaleza cetera se puso a gemir. Desde la Antigiiedad, el nombre del dios fue relacio- nado con la palabra griega pan, que significa «todo», aungue en realidad no existe relacién eti- ‘mol6gica alguna entre ambo: ténminos, Esta falsa etimologs trajo consigo la idea de que Pan simbolizaba «el gran Todo» 0, dicho de otra manera, 1a poten- cia universal de la vida. Un re- cuerdo de esta ereencia lo tene- ‘mos, por ejemplo, en un verso de Victor Hugo: «Soy Pan, soy Todo: jJapiter, arrodillate!> > siriRos, ‘¢ Lengua, El llamado miedo pénico designaba originaria- ‘mente el espanto que desperta ban las stbitas apariciones del dios, de aby el sustantivo pa Las palabras pantedn, pan- teismo y otras formadas a par- tir de la voz griega pan (ctodo»),no tienen ninguna re- lacién con el Pan mitol6gico. Lit La mayorfa de las veces se le recuerda en compana de Dioniso. Euripides, en sus tra 334 nedias Medea (431 a C) y Flecira (413 a, C.), evoea Ta postracign que proves la c: lera del dos, os ames profun- dos donde se escondey la sica de la flauta que tanto le ccomplacen. Virgilio, Propersio y Horacio (siglo 1 a. C) lo pestres. En el barroco es fe- cuente el tratamiento burleseo de esta figura mitolosica, Ast ‘curre, por ejemplo, en la dla de Pan y Siringa de Cas Ilo Solérzano (sigo xv1), en el poema Pan y Siringa (1665) de Miguel de Barrios 0 en el romance de Polo de Me dina del mismo titulo (1634), en os que domina el reaismo, el tone jocoso y el lenguaje gongorino * Foon. Fin la Antacid apa- rece unas veces como un dios Imisic (Pan isco y las in 4as, fresco pompeyano, h. $0 a. C., Napoles; Pan escultura sriega, Londres), ots junto a Baco" (estipite de Pan ile vando al nito Baco, siglo v .C., Roma) y también como stro brico que importa adiosas’y muchachas 4frodia y Pan, escultur, b. 100 aC, Atenas). Posteriormente, Jos pintoresconcedieron particular atencién a su aventura con Si- 335 tinge (Poussin, siglo xvi, Lou- vte, Reims, Dresde). Una de tas representaciones ‘mas habituales del Diablo, que Jo muestra con cuernos,rabo y ppatas hendidas de macho ca brfo, esti directamente inspi- ‘ada en fa representaciGn tra ional de Pan, que para los cristianos pasé a simbolizar los aspectos mas inmorales y per- vyersos del paganismo. ¢ Miis. Bach, Febo y Pan, 1731, Una cancién de George Brassens se titula Le Grand Pan est mort («El gran Pan ha smwerto») PANDORA Pandora fue la primera mu- jer. Los primeros relatos miti- 0s relativos a la creacién y aparicién de la especie hu- mana sobre la tierra tienen en comin la ausencia de mujeres. Hesfodo cuenta que Zeus’, queriendo vengarse de Prome- feo" y de los hombres, por quienes este habfa osado robar el fuego divino, hizo que He- festo*, con ayuda de Atenca’, creara una eriatura maravillosa a imagen de los Inmortales Los otros doses” la adornaron generosamente con «todos los dones> (ese es precisamente el significado en griego del nom- PANDORA, bre Pandora): gracia, persua- sin, habilidad manual. Pero Hermes* introdujo en su cora- z6n el mal y el engafio. Pan- dora fue enviada como regalo a Epimeteo, hermano de Pro- meteo, que seducido por su encanto la tomé por esposa, desoyendo los prudentes con- sejos de su hermano, que le hhabfa prevenido contra los re- alos de los dioses. En su casa Epimeteo guar- daba un cofrecillo que habia prohibido tocar a su esposa. Pandora, demasiado curiosa, 1o aabri6 en cuanto tuvo oportuni- dad y todos los males del gé- nero humano que aif estaban ‘encerrados escaparon y se ex- tendieron por el mundo, Pan- dora consiguié cerrar el cofre, pero demasiado tarde: solo ‘qued dentro la Esperanza, tan engafiosa a menudo para los mortales. Segin otra versién, el cofrecillo encerraba todos los bienes que estaban destinados a los hombres, que de este modo los perdieron. Como la Eva bf- blica, el mito griego presenta a Ja mujer como la responsable de todas las miserias humanas, Pandora fue la madre de Pirr > DEUCALIN, HUMANIDAD, TEO- Gonia. PANTEON + Lengua. La expresi6n la ‘ej de Pandora so wiliza para indicar que lo que parece muy atractivo 0 beneficioso puede resullar muy perjudicial Enel siglo xvn se bautiz6 con el nombre de Pandora a una rmuiieca de tamafto natural, una especie de maniqu{ utilizado para presentar la moda fran- ‘cesa en las cortes europeas. 4 Lit, > mowierto, ‘Jeon, Pandora entre Atenea y Hefesto, copa arcaica, Lon. ‘dros; Rossetti, Pandora, 1869, Buscot, coleccién Faringdon: Paul Klee, Die Bilchse der Pandora als Stilleben, 1920, Nueva York; Carlos Franco, Pandora, 1989, Madrid, colec- cid de are eontemporineo del Banco Hipotecario PANTEON Conjunto de divinidades de ‘una mitologia o de una religién politefsta, como eran las de los antiguos griegos y romanos. El emperador griego orden6 erigir en Roma un templo en su ho- nor, el Panteén. +¢ Lengua, El érmino pamedn hha pasado @ nuestra lengua para designar un monumento unerario destinado al enterra- ‘miento de varias personas. 336 PARCAS Divinidades que represen tan la omnipotencia del Des- tino* en la religién romana, la- madas por antifrasis «las que salvan» (del latin parcere) por- que, precisamente, nadie se salya de ellas, Poseen los ca- racteres de las moiras* griegas, con las que se fueron identifi- cando paulatinamente. En sus orfgenes eran unos genios ma- Isficos que presidfan el naci- miento de los hombres, pero terminaron asimildndose por completo las tres inflexibles hermanas hilanderas por cuyas ‘manos se desiiza, inexorable- mente, la vida de los mortales. La primera presidfa el naci- miento, la segunda ef matrimo- nio y la tercera la muerte. En el Foro de Roma estén sus estatuas, comenmente de- signadas como Tria Fata, los «Tres Destinos» o las «Tres Hadas». > FATUM, MOIRA/MOIRAS. © Lengua, El area, en singular y como nombre comin, se utiliza ave ces en lenguaie literario como sinénimo de «muerte ¢ Lit. La joven parca de Paul Valéry (1917) esta muy lejos de la representaci6n tradicio 37 Goya, El Destino o Las tres parcas, Madrid, Museo del Prado nal de Ins aterradoras pareas de la mitologfa. El personaje es en realidad ela conciencia consciente>, que constituye el verdadero tema del poema. Encontramos, por otra parte, tuna versién humorfstica de las tres figuras legendarias en la novela El mundo de Guer- mantes | de Proust (1920), donde tres ancianas, condena- {das al ostracismo por su es ccandalosa vida pasada, apare- ‘cen ante los ojos del narrador ‘como tres cadiucas parcas cu- ‘yas manos babrian «tejido la udosa reputacién» de mu- hos dignos caballeros, # Zeon. Al ser unas figuras re Tacionadas con la muerte poscen tun cardcter intemporal que ha propiciado que fueran tomadas como tema atistico en todas las Spocas: Salviati, Las tres par: cas, siglo Xv1, Florencia: Ru- bens, Las parcashiland el des- tino de Maria de Médicis, siglo xvn, Louvre; Goya, El Destino Las ires parcas, pintura ne- ‘a, 1819-1823, Mackid, Museo del Prado: Sérusier, La parca Cloto, posterior a 1900, colee: cin privada. En escultura, ‘zrupo de mérmol de Germain Pilon, h. 1560, Museo de Cluny. PARIS Hijo menor de Priamo', rey de Troya’, y Hécuba’, también Mamado Alejandro («el que protege a los hombres»). Su destino y sus actos estan indi- solublemente unidos a los orf- ‘genes de la guerra que causarfa la ruina de su ciudad. PARIS Cuando Hécuba estaba em- barazada de él, som que daba a luz, una antorcha que incen- diaba Troya, Este prodigio fue interpretado como un mal pre- sagio y Priamo decidié matar al nifio. Pero su madre le salv6, abandonindolo Iuego en el monte Ida, cerca de Troya. Unos pastores lo recogieron y criaron —segtin otra version, Paris habria sido criado por una ‘osa—; cuando creci6, el joven, convertido en pastor, vigilaba los rebatios de su familia adop- tiva y ahuyentaba a los ladro- nes, lo que le valié el apodo de Alejandro. > HEROFS, En una ocasién, Paris acu- di6 a Troya para participar en ‘unos juegos ftinebres, donde pronto destacé al salir vieto- rioso de todas las pruebas. El joven fue reconocido por su hermana, la profetisa Casan- dra’, y Prfamo, feliz. por reco- brar al hijo que erefa perdido, le restituy6 su lugar en la man- sién real Mientras guardaba los reba- fios de su padre en el monte Ida, fue elegido como arbitro para dirimir el litigio que en- fremtaba a las tres diosas* por la posesién de la manzana de oro destinada «a la mas bella» que Eride*, la Discordia, habfa arro- 338 jado en las bodas de Tetis: y Peleo, Paris, desdefiando los presentes que le prometian Hera’ y Atenea’, ofteci6 el pre- mio a Afrodita’, que le habia prometido el amor de la mujer mis bella de mundo, Helena’, reina de Esparta. Desde enton- ‘es seri el protegido de la diosa del amor, que favorecerd todas sus empresas, pero se granjearé igualmente el rencor despe- chado de las otras dos diosas, que en lo sucesivo no dejarn dde perseguir con safiaimplaca- ble a Paris... y a todo el pueblo troyano, Estamos ante uno de los mitos que reflejan la ideo- logia «trifuncional> de los an- tiguos pueblos indocuropeos — FUNCIONES. ‘A pesar de los somibrios va ticinios de Casandra, que anun- ci6 en vano el fatal desenlace de esta aventura, Paris se las arregl6 para ser incluido en una embajada que se dirigta a Bs- parta, Alli sedujo a Helena en ausencia de su marido, el rey Menelao", que habia partido hacia Creta para asistir a unos funerales, y Ia rapt6, saqueando ademas las arcas reales y lle- vandose consigo cuantas rique- zas pudo reunir, En Troya, Pex ris y Helena fueron muy bien acogidos por Priamo y la fami- Rubens, Et juieio de Paris, Madrid, Museo del Prado lia real, Solo Casandra conti- ‘ud profetizando desgracias Algunos afios més tarde, el he~ cho de que los troyanos se ne- gasen obstinadamente a devol- yer a Helena Ilevé a Menelao a reclamar la ayuda de los princi- pes griegos, obligados por el juramento que Tindareo habia impuesto a los antiguos preten- dientes de su hija. Se organizé asf una expedicion punitiva contra Troya con Agamenén’, el hermano mayor de Menelao, como comandante supremo. La imagen que la tradicién nos ofrece de Paris durante la guerra no es precisamente glo- rosa. Vencido por Menelao durante un combate singular organizado al principio de la contienda para dirimir el con- flicto, consigue escapar de la muerte solo gracias a la ayuda de Afrodita, que le envuetve en una espesa nube y le devuelve milagrosamente al lecho de He- Jena, Muchos troyanos, entre ellos su hermano mayor Héc- tor, se burlan a menudo de sus ademanes poco viriles, Serd Pa- ris, sin embargo, quien consiga matar a Aquiles’, esta vez. gra- cias a la ayuda del dios Apolo’, que dirige su flecha contra el tinico punto vulnerable del hé- root griego, el tul6n, Paris muere ‘su ver por una flecha envene- nada lanzada por Filoctetes’,ar~ mado con el arco de Heracles” > HELENA, MENELAO, ¢ Lit, Paris es uno de los prin- cipales personajes de la epo- PARNASO peya troyana, inmoralizada en la Hiada de Homero. Su des- tino inspiré una tragedia a Sfocles y otra a Euripides, fambas tituladas Alejandro y actuelmente perdidas. La pieza de Euripides contabs el naci miento de Paris, rodeado de funestos presagios, y su aban- dono en el monte Ida, compa rable al de Edipo*. Era la primera parte de una trilogia centrada en el trigico destino de Troya, de la que solo se conserva la dtima parte, titu- Iada Las troyanas (415 a. C.), donde se presenta a lus eauti- vas troyanas que serfan repar- Uidas como botin de guerra en- tre los vencedores después de la caida de la ciudad. El episodio del juicio es rela tado en el «Romance de Pari del juicio que dio cuando las tres deesas le hallaron dur- miendo», de autor anénimo, incluido en el Cancionero de Amberes (siglo xv). + Teon, Un freseo de Pompeya representa a Paris seduciendo @ Helena (siglo a. C., Nipo- les); un mosaico de Antioquia el siglo w ilustra Bl juicto de Paris (Louvre). El mismo tema fue mis tarde representado por Cranach (1529, Copenhague, Nueva York), Giordano (siglo 340 vil, Copenhague, Berlin, Le pingrado), Rubens (siglo x Londres, Dresde, Madrid), ‘Watteau (siglo xvi, Louvre) y Boucher (siglo xvim, Londres). Paris matando a Aquiles, Ru- bens. siglo xvu, Berlin; Pars, escultura de Canova, sigho XIX, San Petersburgo. ¢ Cin. > tRovA. PARNASO Esta cadena de montafas, que se alza cerea de Delfos y donde actualmente existe una estacién de deportes de in- vierno, estaba considerada como la residencia tradicional de Apolo® y las musas’, porlo que se le consideraba un lugat privilegiado para la inspiracién oética y musical. 4 Lengua, El érmino parnaso sdesigna, en sentido figurado, al ‘eonjunto de todos los poetas de tun Tugar 0 de una &poca deter rminada (por ejemplo, ef par rnaso espaol), y tami na ceoleecidn de poesfas de varios autores. Ha dado origen asi- ‘mismo a expresiones, algunts de ellas ya desusadas: subiral Parnaso, dedicarse« la posi eseala del Parnaso (en latin Gradus aad Parnassum), now bre dado primero aun Famoso 3a diccionario de prosodia latina ppublicado en 1702 y mis tarde a diversos estudios para piano. Del nombre de este monte mi- tico derivan también el nombre ceulto de un género de plantas de flores claras y olorosas (gé- nero Parnassia) y el de unas ‘mariposas europeas de alas ‘mitransparentes que viven en terrenos montaiosos (género Parnassius). Monspamasse, el eélebre ba- so parisino frecuentado por artistas y bohemios, toma su ‘nombre precisamente del mon: te Paraso, EL término pamasianismo, nombre de un movimiento postico desarrollado en Fran. cia entre 1866 y 1876, y su de- rivado parnasiano, estén asi- mismo relacionados con el ritico monte de las musas (un), 4 Lit, Hacia 1620, un grupo de cescritores franceses, el mis co- rngeido de los cuales es Théo- phile de Viau, publicaron, con ltitulo de Parnaso de los poe tas satiricos, una recopilacién ‘de poesia licenciosas que fue inmediatamente anatemizada por el Parlamento y confiseada por los jesuitas, Mas tarde, ha- «ia 1860, otro grupo de poetas, entre Ios cuales destacaban PASIFAE José Maria de Heredio, Taéo- dore de Banville y Leconte de Lisle, se unieron para formar tuna escuela poetiea que reibic cl nombre de Pamaso, tomado del de la revista El Parnaso contemporineo, donde publi- ccaban sus obras. Cultivaban la ‘mpersonulidad y la perteccisn formal, por oposicién al des- bbordamiento romntico, Es el ‘movimiento literario conocido com parnasianismo, eon, El Pamaso, leno de Mantegna, siglo xv, Louvre; fresco de Rafael, h. 1511, Var ticano;lienzo de Poussin, siglo xvi, Madrid PASIFAE, Esposa de Minos*, rey de Creta es hija de Helio”, divin iad solar preolimpica, y Per- séis, una de las hijas de Océa- not y Teti. Es hermana de Ee- tes, rey de la Célquide, y de la hechicera Circe. > aRGoNAU- TAs Madre de Fedra” y de Ariadna’, se enamor6 ciega y ardientemente del toro blanco que Poseidén’ habia enviado a Minos y que este se habfa re- istido’ a sacrificarle, rom- piendo Ia promesa que habia hecho al dios. Poseidén, entu- recido, se vengé inspirando en PATROCLO Ja reina un irreprimible deseo por el animal. Con ayuda de Dédalo’, Pasffae pudo final- mente apaciguar sus ardores ca- muflada dentro de una ternera de madera disefiada por el in- genioso arquitecto del Labe- rinto*. De aquella unin contra natura naci6 el Minotauro*, ‘monstruo® hbrido con cuerpo humano y cabeza de toro. + DEDALO, MINOS, MINOTAURO, Los mitos atribuyen a Past fae el mismo talento como he- chicera que a su hermana Circe ya su sobrina Medea". Para castigar las infidelidades de Minos lanz6 contra él un sorti- legio que hacia que todas sus desdichadas amantes muriesen victimas de los escorpiones y serpientes que brotaban del cuerpo del monarca cada vez que este pretendfa echar una cana al aire # Lit, Juan de Ia Cueva, en su romance «Pasffae», ineluido en la obra Corn Febeo de roman: {es historales (1588), trata ex- clusivamente el tema de sus amores con el toro y el naci= miento de! Minotauro con in- tencién moralizante, Sin em- bargo. este romance puede cconsiderarse prcticamente una excepeidn ya que, mientras 342 {que la mayoria de las interpre taciones literarias, sobre todo las moderoas, centran su ate: ign en las figuras de Pedra, el Minotauro 0 Minos, Ia de Past fae parece casi olvidada, ano seren Racine, que le dedica un verso movido por la musical dad de su nombre («La hija de Minos y Pusifae», Fedra 1677). Es, sin embargo, la pro- tagonista de un poema dramé- tico de Montherlant (Pasifae 1938) donde la reina, recor dando en este sentido a otras hherofnas del esertor, se une a Minotauro no por amor, sino para demostrar que no teme desafiar ala opinién del mundo. = MINOS, MINOTALRO, + Icon. Pasifae y Dédalo, ba Joreliove antiguo, Roma, Gus tave Moreau, Pasifae,h. 190, ccoleecién particular, PATROCLO. La amistad reciproca que le unfa a Aquiles* es proverbial Participé junto a él en la guerra de Troya®, donde Hevs a cabo numerosas hazafias. Cuando Aauiles se retir6 del combate, Patroclo, al ver la situacién cr tica en que se encontraban Jos Briegos, convencié a su amigo para que le prestase su arma- Petroclo muerto, decoraciin de una tratere griege, Aarigento, Museo Ar- ‘queologico dura y le dejase combat. Ast aumado, llev6 a cabo una ver- dadera carnicerfa entre las fi- Jas troyanas, que solo acabs cuando Héctor", con ayuda de Apolo’, consigui6 darle muerte Se desencadené entonces una sangrienta batalla en toro al cuerpo de Patroclo. Al conocer lumuerte de su amigo, Aquiles se lanzé sin armas al combate, espantando con un terrible grito alos troyanos, que huyeron despavoridos. Aquiles, destro- ado por Ia pérdida, rindi6 honras finebres a su amigo. > AQUILES. # Lit, La muerte de Patroclo aparece relatada en los cantos XVLa XXIII de la Hiada, PEGASO ‘#¢ Teon. Enire las numerosas ‘obras antiguas que tratan el tema citaremos Aguiles ven- dando a Pairocto (interior de tuna copa griega, h. $00 aC. Berlin), ue destaca por el hu- ‘mano gesto de Patroclo, que ‘vuelve la cabeza para no mirar sus heridas; Patroclo muert, decoracién de una erétera ariega (siglo v a. C.), Agti gento, y Menelao Ilevando el ‘ewerpo de Patrocto (perfodo helentstico, Florencia Ia eéle- bre escultura bautizada como Pasquino, en Roma, parece ser el fragmento de una r6plica de cesta estatua, PEGASO Caballo alado engendrado por Poseidén® y nacido de la sangre de la gorgona’ Medusa al ser decapitada por Perseo" El nombre de este animal mi- tico esté relacionado al pare- cer con la palabra griega pegé, que significa precisamente «fuente», y el agua es en efecto ‘un motivo recurrente en tas le- yendas a él asociadas. Se ‘cuenta que Pegaso habia hecho brotar la fuente Hipocrene (fuente del caballo») en el He- licén, la montafia de las musas*, golpeando la tierra con sus cas- Cos, asf como otro manantial PELEO cerea de Treeén. Fue precisa- mente mientras bebia las aguas del Pireno, cerca de Corinto, cuando Belerofontes® le sor- prendié y consiguié reducirlo, A lomos de Pegaso, el héroe* pudo matar a la Quimera’ y vencer a las amazonas*. Pero cuando Belerofontes, cegado por el orgullo de sus victorias, quiso ascender hasta la morada de los dioses*, el caballo alado le arrojé al yacfo y alcanz6 el ‘Olimpor, donde se convirti6 en uno de los corceles de Zeus", encargado, seguin la leyenda, de traerle el rayo. Mas tarde seria transformado en una constela- cién. 4 Lengua. Un pegaso es wn pez. de Oceanfa sin vejiga na- tatoria cuyas aetas pectorales, ‘muy desarrolladas, recuerdan & tun par de alas En numismatica, el pegaso es ‘una moneda de la antigua Co- into, asf Hamada por figurar nella el caballo mitol6gico, En la peninsula Ibérica, la Am- purias griega y romana acuné ‘sus monedas con este motivo, ‘que luego pasarfa a otras ci aQuites. PELIAS Rey de Yolco, en Tesalia. > ALCESTIS, ARGONAUTAS, JA= SON, MEDEA, VELLOCINO DE Ro. PELOPE Hijo de Téntalo*, rey de Frigia, y de Eurinasas, a su vez hija de Pactoloy, el rfo de las arenas de oro. Su soberbio padre, para po- ner a prueba la omniscencia de los doses’, lo descuartiz6 y se lo sirvié guisado a los Olimpi- cos? en un festin que habia organizado en su honor, Hor rizados, todos supieron de in- mediato que se trataba de carne humana excepto Deméter’ que, absorta tal vez en el dolor oca- 345 sionado por la pérdida de su hija Core’, o simplemente ham- briemta, no presté atencién a lo que se le servia y dio buena cuenta, sin la menor vacilacién, de uno de los hombros del d dichado joven, Los dioses cas- tigaron duramente el crimen del padre y resucitaron al hijo, reconstruyendo su cuerpo y sustituyendo el hombro que Deméter se habfa comido por otro de marfil pulido. Después de su resurreccién, Pélope fue amado por Posci- én’, que lo convirti6 en su co- pero. EI dios le entreg6 un ca ro de oro y un tiro de caballos alados que le permitieron con- quistar a la bella Hipodamia’, hija del rey Enémao de Pisa, en ta Bide. Enémao, ardientemente ena- ‘morado de su propia hija, desa- fiaba a todos los pretendientes que venfan a pedirla en matri- monio a una carrera mortal. El rey salfa siempre victorioso de la prueba gracias a un tito que Ie habia regalado Ares’ y,d pués de decapitar al preten- diente vencido, clavaba la ca- beza en la puerta de su palacio para desanimara los otros aspi- antes. Doce desventurados pretendientes adormaban a su pesar el palacio del rey cuando PELOPE se present6 Pélope e Hipoda- ‘mia se enamord de 61 a primera vista. Traicionando a su padre, sobomé a su auriga Mirtilo para que saboteara el carro an- tes de la carrera, sustituyendo Jos ejes de madera por otros de cera. El accidente asf provo- ado costé la vida a Enémao y puso a Ja bella Hipodamia y al reino de Pisa en manos de Pé- lope. Mintlo, que habia traicio- nado a su tey por amor a Hipo- damfa, recibi6 la muerte como pago a sus servicios. Antes de ‘morir, sin embargo, lanz6 una ‘maldicién que contribuirs a en- ‘grosar el ciimulo de desgracias ue se abatirfan sobre los des- cendientes de la pareja, los Atridas’ ‘A Pélope, que procedia de ‘Asia Menor, s le atribufa la in- troduccién en Grecia de las fa- bulosas riquezas de su familia, que aportaron un poco de lujo oriental a un pafs hasta enton- ces pobre y ristico. Su nombre estd también vinculado a la fundacién de los Juegos Olim- picos en Elide, Enefecto; se- iin diversas tradiciones, fue Pélope quien habria instaurado los primeros juegos funerarios, dedicados a la memoria de Enémao, que con el tiempo irfan cayendo en desuso hasta PENATES que Heracles* los restauré en honor de su iniciador. Los Peldpidas son los des- cendientes de Pélope, en parti- cular Atreo y Tiestes. > ATRE Das. ‘¢ Lengua, Pélope dio su nom- bee ala peninsula montafosa situada al sur de Grecia, el Pe- loponeso (lieralmente «la isla de Pélope»), actualmente sepa- rada del continente por el canal ‘de Corinto. 4 Lit EI poeta Pindaro (518. 438 a. C) glotifica las hazaiias de Pélope en el primero de sus poems dedicados alos Juegos Otimpicos. Eltema de las riquezas de Pé- lope aparece mencionado en una octava independiente del ‘poeta renacentista Francisco de Aldana (segunda mitad del si- ‘glo xv). En ella, el poeta re- ‘chaza toda posible riqueza ma- terial, porque lo tinice que de- sea es libertad y una vida alejada de tormentos. PENATES Entre los romanos, dioses’ domésticos que protegian el hogar. Los Penates parecen ha- ber sido en su origen dos divi nidades tutelares de Ia de pensa, Formaban parte, junto 346 con los Genios, los Lares*, los Manes y los Lemures", de las rnumerosas divinidades meno- res de carcter doméstico de la primitiva religién romana. Se les representaba en pequetias estatuillas de madera o de arc 1a, a menudo toscas, que se co- locaban al fondo del atrium, en el «larar». Durante la comida, se ponfa cerca de ellos unos platos especiales con alimentos, y determinados dias se les ofre- ‘cian sacrificios. Existfan también unos Pe- nates piblicos, protectores del Estado, honrados en el templo de Vesta’ en Roma. Se les representaba con ras- ‘gos de ancianos y la cabeza cu bierta por un velo. PENELOPE Hija de Ieario, hermano de Tindireo, y de ta ninfa* Peri- bea, es por tanto prima de He- lena. Bs la tierna y fiel esposa de Ulises —que cas6 con ella después del matrimonio de He- Jena— que le dio un hijo, Te- Iémaco*. Penélope espert fiel- mente a su esposo durante su larga ausencia. Presionada por tun centenar de pretendientes jue ocuparon su palacio de ftaca y dilapidaron sus bienes, concibié una argucia para de- Penélope tee la tel, fresco del palacio Veechio, Florencia morar la decision que estos exigfan: no se casarfa con uno de ellos hasta que no terminase el sudario que estaba tejiendo para suanciano suegro Laertes, Penélope pasaba, por tanto, su tiempo entregada a este tra- bajo, pero por las noches des- hacfa To que habia tejido du- rante el dia, No supo reconocer ast esposo Ulises cuando este Se present6 disfrazado en su casa, pero s€ mostr6 lena de piedad hacia el mendigo que fingia ser. Ulises no le revelé sw identidad hasta haber dado muerte a todos los pretendien- tes. Atenea’, cémplice com- prensiva, dilaté considerable mente las horas de esa primera noche que los esposos pasaban juntos después de tantos afios de separacidn. —> ULISES. 4 Lit, Los cantos Ly IV de la Odisea nos presentan a «esta ‘mujer divina que Tora a su es- oso y la muestra «devorada ‘por la angusti ante la ausen- cia de su hijo. El canto XXIIL se demora en la deseripcién pacanres: PERSEFONE PENTESILEA Reina de las amazonas’, es hija del dios Ares*. Durante la ‘guerra de Troya” intervino en ayuda de los troyanos y muri6, amanos de Aquiles" durante un combate. Este, admirado de su belleza, loré amargamente su muerte, > AMAZONAS. «Lit {igo Loper de Men- doza, marques de Santana, presenta en su poems «El plano qe hizo la reina Pente- Silo (siglo xv) la amavona ue, enamorada de Héctor’ tora st mice 4 eon. Aquiles ante Pentesi ‘ea, copa sega, h. 460. C., Munich, PERSEFONE Hija de Zeus’ y Deméter, recibid primero ei nombre de Core" (en griego «doncella»). Después de ser rapiada por Ha des" se convirti en su esposay reina de los Infiernos’, cam- biando entonces su nombre por el de Perséfone. El relato deta Mado de esta aventura forma parte del mito de Deméter. Zeus, como reparacién, estable- Cid que Perséfone regresaria en primavera junto a su. madre y yolveria a descender al mundo de las tinieblas al llegar la época PERSEFONE Perséfone o Proserpra en la escultura de Bernini El rapto de Proserpine, Rome, Galeria de avila Borghese de la siembra. Su uni6n con Ha- des no tuvo hijos. Homero la muestra como «la terrible Pet- séfone», sentada en un trono al lado de su esposo, pero puede también mostrarse benévola, como por ejemplo con Orfeo" El temerario Pirfioo, acomp: fiado de Perseo*, tuvo la osadia de querer raptarla, siendo con- denado por ello a permanecer por toda la eternidad en los In- fiernos soldado a «la silla del ol- vido». > HADES, PERSEO. Perséfone experiment6 una nica pasién extramarital por el 350 bello Adonis’, a quien Afro- dita’ habfa pedido que raptara y del que luego ya no quiso sepa- rarse, B] también tuvo que re- partir su tiempo entre Ia Tierra y los Infiernos. —> ADONIS. En los mitos 6rficos, Persé- fone se une a Zeus, que la se- dujo metamorfoseado en set- piente. De su unin nacerfa Za- gre0 que, perseguido por los implacables celos de Hera’, fue despedazado por los titanes" y mis tarde resueitado con el nombre de Yaco. Figura junto ‘ala pareja Deméter-Core en los misterios de Eleusis. + oRFE0. En Roma, Perséfone tue asimilada a Proserpina’. —> be- METER. + Lit, EI mito de su rape, transmitido por Hometo y He- sfodo, reaparece en Roma en Ovidio (Fastos, IV), Colume- la, siglo 1d. C. (poema sobre Jo jardines: libro X de su De agricultura), yen Clawdiano (6.1V), que le dedica fs dima epopeya mitolgica de ta fite= ratura antigua, {Una de las interpretaciones ms significativas del mito es lade Goethe, que en Proserpina (1776) propone una compare cidn de la figura priega con la Eva biblica. A finales de siglo 351 ‘xix aparecen una serie de obras inspiradas en la figura mftica de Perséfone. Swinburne, en el Hinno @ Proserpina y en El Jarain de Proserpina, ambos de 1866, presenta una visién pro: fundamente melanc6lica del mito, Dante Gabriel Rossetti (Proserpina, 188}) interpreta el rapto de la diosa” y su confina- miento en el mundo de los muertos como una auténtica pérdida de identidad. De la misma época destacaremos también Deméter y Perséfone (1887), de Tennyson, Con el «Himno a Proserpina» de D’Annunzio (El fuego, 1900). el poeta se une alas numerosas interpretaciones que convierten ‘los Infiernos en el espacio de Ja creacién esiética. Lo mismo se observa en la Perséfone de Gide (1934) > DEMETER, INFIERNOS, ORFTO, PROSERPINA. Icon. Rapro de Perséjone, obra de Girarden ejecutada & partirde los bocetos de Le Brun (siglo xvu, jardines de Versa- lies); Bernini El rapto de Pro- serpina, 1622, Roma, —> PkO: PERSEO. Perseo es uno de los muchos héroes’ nacidos de los amores PERSEO Rubens, Perseo y Andromede, Madrid, Museo del Prado de Zeus’ con una mortal. Su oxt- gen le vincula a la ciudad de Ar- 08. Su nieta Alcmena sera la madre de Heracles Un orculo habia predicho 1 Acrisio, rey de Argos, que su hija Dainae* traerfa al mundo un hijo que le matarfa. Para evitar al Destino’, encerré a su hija en uuna cémara subterrénea de pa- redes de bronce, pero Zeus, jo en Iluvia de oro, consiguié entrar a través de una hendidura del techo y de aquella unién nacié Perse PERSEO Durante algdin tiempo Danae cri6 a su hijo en secreto, pero Acrisio consiguié averiguar la verdad y la encerré junto con el nif en un arca que luego lanz6 al mar, Ambos fueron juguete de las olas hasta que finalmente estas les empujaron hasta la isla de Sérifos, en las Ciclades, donde Perseo y su madre fue- ron recogidos por un pescador que eduicd al nifio. Algunos afios mas tarde, Polidectes, e! rey de la isla, se enamoré de Diinae y quiso alejar a Perseo, que se habfa convertido en un vvaleroso joven. En el curso de un banguete y recurriendo al engaiio, consigui hacerle pro- meter que traerfa la cabeza de tuna de las tres gorgonas*, Me- dusa, un monstruo® con eabe- Iios de serpientes y un rostro tan aterrador que convertfa en piedra a todo aquel que se atre- via a mirarlo de frente. Gracias a la ayuda de Her- mes’ y Atenea’, Perseo cons ‘suid Tlevar a cabo esta hazaiia. Acudié primero ante las grayas, hhermanas de las gorgonas, que posefan los secretos que le per- mitirfan legar hasta ellas. Estas terribles ancianas, que vivian ‘en las montafias del Atlas, esta- ban obligadas compartir enire las tres el tinico diente y el 352 Linico ojo que tenfan, que se pa- saban por tumos. Perseo consi- ‘gui arrebatarselos, forzdndo- Jas asf a revelarle el camino que ‘conducia hasta las ninfas’ las ‘cuales a su vez posefan anos objetos mAgicos que el joven necesitarfa para afrontar su em presa. Las ninfas le entregaron unas sandalias aladas, un zu- rrdn y el casco de Hades", que tenia’ la propiedad de hacer in- visible a su portador. Hermes le proporcioné ademas una afi- Jada hoz. de acero para cortarla cabeza al monstruo. Asi pertre- chado, el héroe lleg6 por fin a Ja morada de las gorgonas, si tuada en el extremo Occidente, no lejos del reino de los muer- tos. Los monstruos dormian cuando Perseo, gracias a sus sandalias voladoras,lleg6 junto aeellas y consiguié cortar ia ca- beza de Medusa, la dnica que cera mortal. El héroe pudo acer- cearse aella sin mirarla de frente y sin riesgo de ser visto, si- guiendo solo la imagen refle- jada que le devolvia su escudo, En algunas versiones es el es- cudo de ta propia Atenea, que la diosa sostenfa como si fuera tun espejo sobre Medusa, lo que irve de guia a Perseo. De la sangre que escapaba de la he- ia del monstruo surgieron un 353 caballo alado, Pegaso", y un gi- gante* armado con una espada de oro, Crisaor. Perseo metié la horrible cabeza de la gorgona enel zurrén y huyé, escapando de las otras dos gorgonas gra- as al easco de la invisibilidad, En el camino de vuelta pi- di6 hospitalidad al gigante Atlas’. Como este se mostré poco hospitalario, Perseo sacé la cabeza de Medusa y la blan- di ante el gigante, que qued6 petrificado al miraria y se con- virti6 en montatia. Poco de pués distingue una bella mu- chacha encadenada a una roca: era Andrémeda, hija del rey Cofeo de Ftiopia y de Casio- pea. El dios Poseidén’, para vengar a sus hijas las nereidas", quienes Casiopea habia ofen- dido al jactarse de ser més her- mosa que ellas, habia enviado sobre el reino un horrible monstruo marino que sembraba Ja desolacién y la muerte. Un oréculo habia revelado que el pais no se veria libre de este uote hasta que el rey ofreciese su hija Andrémeda como vic- tima expiatoria al monstruo. Petseo, conmovido, hizo pro- meter a los reyes que le conce~ derfan ta mano de su hija si consegufa salvarla. Cayendo desde el cielo gracias a sus san- PERSEO dalias aladas, Perseo consigui6 sorprender y matar a la bestia, engafiada por la sombra que el héroe proyectaba sobre las aguas. Todavia tendré que ‘combatir contra el tfo de la jo- ven, Fineo, que la pretendia en ‘matrimonio, Gracias a la ca- beza de Medusa, Perseo consi- guid librarse de él y de sus cémplices convirtiéndolos en estatuas de piedra, Regres6 a Sérifos en compafia de Andrd- meda y alli se veng6 de Poli- dectes, que en su ausencia ha- ia querido violar a su madre, Sacando nuevamente la cabeza de Medusa, convirtié en piedra al tirano y a sus amigos mien- tras se divertian en un ban- quete. Luego devolvié a Her- ‘mes las sandals, el zurrén y el ceaseo y offeci6 a Atenea la ca- beza de Medusa, que la diosa colocaré en el centro de su es- cud. Perseo, algo més tarde, de- cidi6 regresar a Argos, su patria de nacimiento. Acrisio, recor- dando el oréculo, huy6 al cono- cer la noticia. Su destino, sin embargo, no dejarfa de cum- plirse. Mientras asistfa como espectador a unos juegos fune- rarios en Larisa, fue mortal- mente golpeado por el disco que habia arrojado uno de los PERSEO participantes, que no era otro que st nieto Perseo. Este, que no consideraba apropiado ocu- par el trono de su abuelo, al que habfa matado accidentalmente, cambi6 el trono de Argos por el de Tirinto con un primo de Dé- nae, Se atribuye a Perseo la construccién de las murallas de Micenas. A su muerte fue con- vertido en una constelacién, junto a su esposa Andromeda y sus suegros Cefeo y Casiopea. Lengua. Las Perseidas son estrellas fugaces cuyo punto radiante st en la constelacién de Perseo, Suelen observarse entre el 10 yel 12 de agosto, y en Espafia se las conoce tam. bign por el nombre popular de Lagrimas de san Lorenzo, ya que la festividad del santo se celebra el dfa 12. ‘¢ Lit, A pesar de su enorme popularidad, este mito solo nos hha Hegado a través de breves alusiones dispersas en fa litera tura grioga, Es cierto que Per se0 es el protagonista principal de la XII Pitica de Pindaro, pero las tragedias de Euripides y Sofocies centradas en sufi ura, al igual que la André ‘meda de Euripides, se han per- ido. Ovidio, sin embargo, le ast dedica varios relatos lenos de degalles en Jos libros TV y V de sus Metamorfosis Los amores de Persea y An- onesies, PiRAMO, La leyenda de Piramo y Tisbe, de origen babilénico, es €l prototipo de muchas historias articuladas en tomo a un amor tan poderaso que consigue ven cer todos los obstéculos, in- cluida la muerte, Ha Ilegado hasta nosotros a través del re~ Jato que el poeta latino Ovidio incluy6 en sus Metamorfosis. Pframo y Tisbe, los amantes protagonistas, eran dos jévenes que vivfan en casas contiguas y Se amaban ardientemente. La ‘oposicisn de sus padres, con- trarios a su unin, les obligaba Pinao a intercambiar suspiros y pala- bras de amor a través de una ‘grieta del muro que les sepa- raba, Un dia, finalmente, con- certaron una cita fuera de la ciudad, cerca de una tumba a cuyo pie creefa un morero blanco regado por un manan- tial. La primera en llegar fue Tisbe, pero tuvo que correr a refugiarse en una gruta cercana al ver aproximarse a una leona, yen su huida dejé caer el veto {que Hlevaba, El animal, con las fauces todavia manchadas con Ja sangre de una presa reciente, olfated el velo de la muchacha y, después de desgarrarlo, se alej6 del lugar. Cuando Piramo 1eg6 al lugar de La cita encon- tr el velo roto y ensangrentado y,ereyendo muertaa su amada, Se atraves6 con su espada presa de la desesperacidn. Tisbe re- ‘2res6 poco después, y al en- ccontrarlo muerto se suicidé a su ‘vez sobre el cuerpo de Piramo, Los frutos del morero, hasta en- tonces blancos, tomaron des- de entonces el rojo color de la sangre de los desdichados amantes, cuyas cenizas, al fin mezcladas, fueron depositadas ‘en una tinica ura, 4 Lit Los amores contratiacos de Piramo y Tisbe y oligo PIRRA error que causa su muerte tu- vieron un eco particularmente cdlebre en el Romeo y Julieta de Shakespeare (1595), inspirado a su ver en antiguas leyendas de- dicadas. al mismo tema. La ‘muerte conjunta por amor ya bbabia aparecido en el romance ‘medieval Amor mds poderaso ute la muerte, donde Albania se deja morr tras la muerte de ‘su amado Conde Nino, En el jpoema se produce a metamor- fosis de los dos amantey: «de lla nacié un rosal blanco, det naei6 un espino aber», Enel si- glo xix, Juan Eugenio Hartzen- busch recupera este fal trégico en su obra teatral Los amantes de Teruel (1837), en la que, por ‘un desafortunado error, Diezo Marsa eae muerto a 10s pies desu amada Isabel cuando est, “obligada por sus padres. estaba ‘2 punto de casarse con otro. Al ver esto, la dama a su vez eae sin vida 4 Teon. La muerte de los des- sgraciados amantesinspir6 a va- rigs pintores y a menudo sirvis ‘como pretexto para la repre’ tacién de paisajes. campes- tres: Manuel Deutsch (siglo xv Bale), Cranach el Viejo (si- to xv1, Bamberg), Tintoretto (Giglo xvi, Médena), Poussin (siglo xvi, Frankfurt) 358 PIRRA Esposa de —> DEUCALION. PITIA Joven sacerdotisa encar- gada de transmitir los ordculos del dios = aPoto. PITON Este monstruo’, nacido de Gea", asolaba la Féecide, regién situada al pie del monte Par- naso*, cerca de Delfos, devo- rando hombres y bestias y con- taminando las aguas. Apolo’ Io atravesé con sus flechas, lo en- terr6 en el omphalos (el centro de la Tierra), funds los Juegos Piticos para eelebrar su hazafia y tomé posesién del oriculo ue ocupaba el monstruo. Alf Ta Pitia, sentada sobre el t- pode sagrado y maseando ho- jas de laurel, emitia ante los consultants sus ambiguas pro- fecias. # Lengua. El nombre comin plidn designa a una serpiente constrictor de gran tamafo, El t6rmino pitonisa es sin nimo de profetisa o vidente; su cequivalente mascutino, dese sado, es precisamente pion, antes utilizado con el signifi ccado de «adivino, mago, he- chicero» 359 PLEYADES: Eran las siete hijas de Atlas’ y Pléyone: Electra, Maya, Tai- gete, Alcione, Asiérope, Mé- Tope y Celeno. Segtin la versin mas extendida del mito, las sicte se suicidaron cuando su padre fue condenado a cargar el Cielo sobre sus hombros, 0 bien al morir su hermano, y fueron transformadas en una conste- lacién. Otra leyenda, que las hace compafieras de Artemisa’, cuenta que el cazador Oriéa las estuyo persiguiendo durante cinco afios y que Zeus", apia~ dado de ellas, las transformé en palomas. Después fueron divi- nizadas y metamorfoseadas en estrellas. Los navegantes con- cedian a esta constelaci6n gran importancia porque aparece en elcielo desde mayo hasta octu- bre, durante el perfodo favora- ble para la navegacién, 4¢ Lengua. Una pléyade es un grupo de personas que, siendo contemporaine, destacan en ceualquier aetividad, muy espe- cialmente en el campo de las letras. Fue este el nombre que adopts un grupo de poctas del Renacimiento francss, Lat Pléiade, entre los que se en- contraban Ronsard y Du Be- Hay. POUFEMO PLUTON, Uno de los nombres ritua- les de Hades’, el dios griego de los Infiernos". Significa «el Rico» y no evoca su aspecio terrorifico, sino su poder como protector de la fecundidad de Ia tierra, Por asimilacién con tuna divinidad latina primitiva, Dies Pater, se conviti6 en el nombre corriente de este dios entre los romanos. Fistos le da- ban también el nombre de Orco*, que en las primitivas cereencias populares itilicas co- rrespondfa a un demonio de la muerte a menudo representado cen las pinturas funerarias etrus- cas. > HADES. + Lengua. Se bautiz6 con et nombre de Plat aun planeta dol sistema solar, deseubierto en 1930, bastante alejado del Sol, De este procede a su vez cl nombre del pleonio, PODARCES Nombre original del rey de Troya’ > PRiAMo. POLIFEMO Este cfclope", hijo de Pos ddént y la ninfar Toosa, es un clope pastor goloso degustador de came humana (> cic.o%es 0 cLoPEs). Vivia en una gruta POLIFEMO Rubens, Polifemo, Madd, Museo sel Prado ‘que algunos sitian en Sicilia, cerca del voledn Fina —el e clope vendria a ser asf la repre- sentaci6n mitica del voleén—, ‘mientras otros la localizan en ta regidn de Népoles. Pasaba su tiempo pastoreando con sus re- baiios y en la elaboracién de quesos. Cuando Ulises desem- bares en sus tierras, Polifemo lo apresé junto con sus compafie- 360 10s y todos los dias, mafiana y noche, devoraba a uno de ellos. Ulises consigui6 dormir al cf- ‘lope emborrachéndole con el vino de Marén. Mientras Poli femo dormia, Ulises y sus com- patieros calentaron al rojo vivo tuna estaca y atravesaron con ella el tinico ojo del monstruo® Este, cegado, fue palpando una ‘una sus ovejas para comprobar que eran las tinicas en salir de ka _gruta, pero no se le ocurrié tan- tear el vientre de los animales, que era precisamente donde se habfan aferrado los griegos si guiendo las indicaciones de Uli Ses, que as consiguieron esca- par. Cuando finalmente com- prendié que estos habfan huido, Polifemo bram6 a los cuatro vientos pidiendo ayuda a sus hermanos. Cuando le pregunti- ron quién le habia dejedo herido y burlado, Polifemo solo pudo responder «Nadie», porque tal era el nombre con que Ulises se habia identificado ante el cf- lope, jugando con la similitud fonética entre su. verdadero nombre, Odiseo, y oudeis, que en griego significa «nadie. Los ciclopes, creyéndole loco, se alejaron de su lado y le dejaron solo con su rabia. Ei ciego Poli- emo lanz6 hacia el navio que se alejaba enormes trozos de mon- 361 tafa. Desde entonces Poseidén, el padre de Polifemo, persegui con su ira a Ulises. El mito de Polifemo se relaciona con el de Galatea’, una nereida® que re- chaz6 el amor del ciclope y a ‘cuyo amante, Acis, Poseidén mat6 por celos. > GALATEA, wuss, # Lit, En el canto IX de la Odisea se selata el entrenta- miento entre Ulises y:Poli- ‘emo, «monstruo de vor terri- ble y vorazén sin piedad». Ovi- io (Metamorfosis, XID narra Jos infortanados amores del cf lope por Galatea, «mds blanca ‘que los pétalos nevados de la alhefa». El libro XIV de las Metamorfosis retiere el en- ‘cuentro de Ulises y Polifemo, sel de las fauces voraces que ‘gotean sangre humana». Juan Pérez de Montalbin, Polifemo, auto sacramental (b, 1630) => CICLOPES 0 cICLOPES. Ga- # Icon. Polifemo figura, bien «nel episodio en que Ulises = Vienta su snico ojo (Ulises y sus compaiieras cegando a Po- lifemo, copa griega de figuras negras, donde el ciclope apa- rece sentado en lugar de estar tumbado y dormido, siglo v1 a. C., Louvre; Carracci, Poli- POLINICES. femo lanzando una roca, si- ‘elo xvil, Roma; Rubens, Poli- _femo, siglo xvi, Madrid, Mu- ‘seo del Prado), bien en su ddesafortunada aventura con latea (Polifemo y Galatea, fresco de la época romana, Pa- ris) 0 bien entregado # sus actividades bucdlicas (Polife- ‘mo tocando la flauta, Poussin, siglo xv, San. Petersburgo; Carracci, siglo xvu, Roma). > GALatEa, # Cin, > wuses, POLINICES Polinices es, junto a Etco- cles, Antigona’ e Ismene, hijo de Edipo* y Yocasta, Cuando salieron a la Iuz los erfmenes involuntarios que habia come- tido Edipo, Eteocles y Polinices ultrajaron varias veces a su pa dre y este les maldijo. Ambos convinieron en reinar un aio cada uno en Tebas’, pero ‘cuando el plazo de Eieocles ex- Piraba, se neg6 a ceder el trono su hermano, Polinices recu- ri6 entonces al rey de Argos y Janzé contra la ciudad la expe- dlicion punitiva que Esquilo re- lata en su tragedia Las Siete contra Tebas (467 a. C.). Du- rante la contienda, los dos her- ‘manos se enfrentaron en com- bate singular ante una de las POLUx puertas de la ciudad y se mata- ron mutuamente, cumpligndose asf la maldiciGn de Edipo. Su ‘fo Creonte, convertido en rey de Tebas, tributé honras fiine- bres reales a Eteocles, pero prohibié que el rebelde Polini- ces recibiera sepultura. Desa- fiando a la ley humana, su her- ‘mana Antigona acudié junto al cadaver de Polinices y vertis tierra sobre él, Bste acto de pie- dad fue castigado con la muerte, —> ANTIGONA, TEBAS. POLUX Hermano gemelo de Céstor, Amos héroes* son conocidos ‘como los ~> DIOSCUROS. POMONA, Divinidad romana de los frutos (poma) y de tos jardines desprovista de mitologia propia. 4 Teon, Varias estatuas anti guas la representa como una ‘muchacha portando frutas y flores. En 1912, el escultor Maillol la represent6 como una mujer robusta y algo entrada cen cames, levando unos frutos cen Las manos. POSEIDON 0 POSIDON Poseidén es el dios del mar y del elemento liquido. Hijo de 362 Crono" y Rea’, fue devorado por su padre al nacer al igual que todos sus hermanos y her manas, excepto el menor, Zeus, que al crecer consiguié que Crono vomitara a todos sus hijos. Poseidén luché Tuezo junto a los Otimpicos* en su guerra contra los titanes*; en esta ocasién los cfclopes* le en- tregaron el tridente, que se con- vertirfa en su atributo y que el dios utilizara para desencade- nar tempestades y terremotos. Al producirse el reparto del ‘mundo entre los tres hijos de Crono, le toes en suerte el im- perio del mar, aunque Homero todavia le Hama «el que estre- mece el suelo». -> TEOGONIA. De carécter ambicioso, inti= ganie y pendenciero, se confa- bul6 un dia con Hera’, harta de Jas infidetidades de Zeus, para derrocar al sefior del Olimpo" “Ayuidados por casi todos los dio- ses, consiguieron encadenarlo ‘mientras dormifa, pero Zeus sel bers con ayuda de Tetis® y de Briareo, un gigante de cien bra- 0s. y castig6 duramente a los culpables. Poscidén y Apolo: fueron condenados a Servir du- rante un afi al ey de Frigi, Lie omedonte, y construyeron para 1 las murallas de Troya‘. Como este se negé a pagarles el salar. 363 convenido, los dioses descarga- ron sobre él su ira: Apolo desen- cadené la peste sobre la ciudad y Poseiclin hizo surgir del mar un ‘monstruo* que sembré la desola- cidn en el reino, Durante la guerra de Troya Poseicn no dejard de perseguir con su rencor a los troyanos, excepto a Eneas', a quien sal- var la vida durante su combate con Aquiles*, tal vez porque el héroe* no perteneefa a a estirpe de Laomedonte y de Priamo” Poseidén estard siempre del lado de los griegos, aunque mas tarde persiguié a Ulises* con su cdlera, desencadenando contra l terribles tempestades para vengar a su hijo, el ciclope" Po- lifemor, a quien el héroe habia cegado, —> POLIFENO, Poscidén se enfrentaré a menudo a otros dioses para ase- gurar su soberanfa sobre diver- sas ciudades. Los relatos mas conocidos se refieren a Atenas y Argos. En el caso de Atenas, fue derrotado por la diosa Ate- nea’. Poseidén, golpeando el suelo con su tridente, habia he- cho brotar una fuente de agua salada (0 un caballo, segin otras versiones), mientras que Ja diosa habia hecho surgir un olivo. Fste don, prenda de pros- peridad y de paz, fue juzzado Poseidén o Neptuno en el mosaico de Neptuno, vila romana de Casale, Sica superior. Poseidén, como re= presalia, inunds parte cel Atica. > ATENAS (FUNDACION DE), En el caso de Argos tuvo que vérselas con Hera. Los tres dioses fluviales del pais prefi- rieron a fa diosa, que salié ven cedora, y Poseidén se veng6 esta vez secando todos los ros del reino, El irascible dios mi tig6 sin embargo su maldicién al enamorarse de Amimone, tuna de las Danaides- —Ias ein- cuenta hijas del rey argivo Dé- nao—, a quien su padre habia POSEIDON enviado junto a sus hermanas en busca de agua. Después de librar ala muchacha del ataque de un sitiro", Poseidén hizo brotar para ella una triple fuente de agua dulce, a cambio de lo cual Amimone se entrees aldios. El dios fracas en otros intentos por afirmar su pod fue desplazado de Delfos por Apolo, de Egina por Zeus, de ‘Naxos por Dioniso*, de Trecén por Atenea. Pero casi todo el pais de Corinto —cuya sobera- ina se disputaba con Helio’, y principalmente el istmo baad por el mar, qued6 bajo el poder (Acrocorinto), que fue domi- nada por el dios del Sol. Asi- mismo, era también el soberano de una regién situada en los ‘confines del mundo conocido, la fabulosa Atiéntida’. Su morada habitual era un Palacio de oro en las profundi- ‘dades del mar Egeo. Se despla- zaba sobre las olas en un carro tirado por unos animales mitad corceles, mitad serpientes, es- coltado por un cortejo de peces, delfines 0 divinidades marinas: Jas hermosas nereidas*, Ios tri- tones (seres con la parte supe- rior humana y la inferior de pez, que hacfan sonar sus cara- 364 colas como pifanos) y el cam- biante Proteo" que guardaba los rebaftos de focas del La esposa legitima del dios era Anfitrite, pero sus amantes, diosas o mortales, se cuentan or centenares y su progenie es innumerable. Con su_abucla Gea" engendré al gigante An- teo*, mas tarde vencido por He- racles*, Se uni6 a su hermana Deméter*, metamorfoseado en caballo, porque ella habfa in- tentado huir de é1 transformada en yegua. De esta unién nacie- ron el caballo Aerién y una hija, «la Sefiora», cuyo nombre no estaba permitido pronunciar, ‘También como caballo poseys ala gorgona* Medusa, de cuyo cuerpo decapitado surgié el ca- ballo Pegaso Poseidin es el padre de mu cos hoes y el antepasado mf tico de muchas familias reales. De él descienden por ejemplo los tebanos Agenor y Cadmo, Muchos de sus hijos serin monstruosos o malvadas: ade- ‘més de Polifemo, los Al6adas', Jos bandidos Cercion y Escindn, ‘ambos muertos por Teseo";en- ‘gendré a Lamos, rey de los les- trfgones, pueblo que la Odisea presenta como canfbales; al gi- ‘zante cazador Oridn... Los an- tiguos sacrificaban a Poseidén 365 el toro y el caballo, Estos ani- males, terrestres, simbolizan la impetuosidad y 1a violencia, pero también la potencia gene: radora. Es especialmente nota- ble Ia importancia que los mi tos relacionados con el dios conceden al caballo, Su inter- pretacién, junto a otros datos como la etimologia (el nombre de Poseidiin contiene la rafz in- doeuropea pot, «el poder», per- ceptible todavia en términos como déspota, omnipotencia, potencial, etc.), sugieren que ser una divi dad prehelénica caracterizada por la omnipotencia, posterior- ‘mente suplantada en este te- reno por Zeus y relegada al ‘Ambito mas restringido del ele- mento liquido. Los romanos lo asimilaron asu Neptuno’, + Ieon. Se le reconoce por su tridente (Atenas, siglo vr; én fora de Etruria, h. 480 a. C., Berlin; mosaico de Neptuno, villa romana de Casale, Sicilia; bronce del siglo 1 a. C., Louvre; fresco de Luca Gior- dano, 1682, Florencia) y se le representa muy a menudo en fuentes Guan Pascual de Mena, Fuente de Neptuno, six ‘#lo xvin, Madrid, sts situada PRIAMO fen la plaza de Cénovas del Castillo, pero es tan grande la fama de esta fuente que, popu- larmente, se la conoce como plaza de Neptuno). Frecuente ‘mente figura también junto @ Antitrite (Rubens, siglo xvu, Berlin) o salvando a Amimone del sitiro (Antoine Coypel,si- ‘glo xv, Compigne; Boucher, siglo xvi, Versalles), Merry Blondel pint6 La dispura de Minerva y Neptuno (1822, Louvre) y Van Dongen hizo ‘un autorretrato en el que apa- reco con los atributos del dios (siglo xx, Parts) => ANFEIRITE # Cin, En Jasén y os Argo- rnautas, de Donald Chaffey (1963), el dios de los mares ayuda a los intrépidos Argo: nuts franguear el estrecho de las Rocas Azules, PRiaMo Ultimo hijo de Laome- donte, rey de Troya’. Llamado originalmente Podarces, reine sobre Troya con el nombre de Priamo y pasé a la leyenda por ser el monarea bajo cuyo rei- nado se desarrollé la guerra de Troya evando era ya un hom- bre anciano, Cuando Priamo era nifio y todavia se Hamaba Podarces, PRiAMO Heracles” lanz6 una ofensiva contra Ia ciudad para vengarse de Laomedonte, que se habja negado a pagarle el salario que le habia prometido por salvar a su hija Hesfone. Heracles des- truy6 la ciudad y maté a toda su familia excepto a él, a quien su hermana salvé de la masacre comprindolo simbélicamente a cambio de su velo. El nitio se~ ria conocido en lo sucesiyo con al nombre de Priamo, «com- prado mediante rescate>. Heracles entregé al jovencf- simo Priamo el reino de Troya, ue poco a poco fue extendiendo su poder por toda la regién y so- bre las islas de la costa asidtica. ‘Su reinado fue particularmeate prospero para la ciudad, que Tleg6 a ser conocida como «la ‘dueiia de Asia» y envidiada por Sus teS0r0s. —> TROYA. Después de un primer ma- trimonio, Priamo tom6 por es pos a Hécuba’, de la que tavo tuna numerosfsima descende1 cia. Segtin algunas version de su unin nacieron cincuenta hijos los més famosos de los cuales fueron el mayor, Héc- tor; el segundo, Paris"; el adi- vino Héleno, Deifobo, segundo cesposo troyano de Helena’, y el benjamin, Troilo, muerto a ma- rnos de Aquiles’— y cincuenta 366 hijas, entre ellas la profetisa Casandra", considerada la més hermosa; Creiisa, la esposa de Eneas’. y la menor, Polixena, madre de Ascanio, sacrificada sobre la tumba de Aquiles. Priamo asistea los principa- Jes acontecimientos que van a pprovocar la perdicidn de su cite dad sin poder ni querer cambiar su curso inexorable: nacimiento de Paris —cuya gestacién habia estado rodeada de funestos pre- ‘sagios que lo designaban como el causante de la ruina de lacie ‘dad— y abandono del recién nae ido; regreso del hijo perdido, ya adulto, reconocido por Casandra y aceptado nuevamente en el Seno de la familia real; embajada de Paris a Espara, de la que re spresa con Helena, esposa de Me- rnelao"; acogida. dela pareja ai- tera, a la que Priamo recibe con los brazos abiertos a pesar de los siniestros vaticinios de Casan- dra, llegando incluso a unirlos oficialmente en_matrimonio, HELENA, Durante la guerra conta los ariegos, que reclamaban la de- volucién de Helena, Priamo, demasiado viejo para tomar parte en los combates, sc tiene que limitar a presidir los conse- jos. Ve perecer a sus hijos uno ‘uno y su dolor llegaré al pa- 367 PRiAaMo > Los PriaMIDAS. “eos + Becta Oi some ATLAS) Dirdano tose Tio i ho i Lomedonte i Anivimaca + técir Pais Asians Andimacs + Neopsieme roxismo cuando Aquiles arras- ‘re por el polvo el cuerpo de Héctor, a quien el héroe* griego habfa matado en combate sin- gular delante de las murallas de Troya. El anciano rey tendré que rebajarse y acudir al campo enemigo, al encuentro del ven- cedor, para suplicarle la devo- lucién del cadaver de su hijo a ‘ecto Poker cambio de un elevado rescate. Cuando cae la ciudad, presa de Jas llamas, Prfamo quiere tomar Jas armas para intentar una de- fensa desesperada, pero su es- posa Hécuba lo arrastra hasta el altar de Zeus*, al fondo del pa- lacio, para ponerse bajo la pro- tecci6n del dios. Neopt6iemo, el hijo de Aquiles, lo descubre PRIAPO y deatiella sin piedad. Su cadé- ver permanecerd insepulto. > AQUILES, HECTOR. 4 Lit. En la tliada, Priamo aparece como un anciano rey afable y generoso. Su piedad y dignidad son particularmente sensibles en el conrhovedor episodio en que viene a recla- mar a Aguiles el cuerpo de Héctor: «EI gran Priamo afe- ‘r6-con sus manos las roillas de Aguiles y bes6 las manos terribles, asesinas, que tantos hijos suyos habfan matado» (canto XXIY), Su exposa Hécuba, figura bas- tante horrosa en Homero, ad: ‘quiere carta de nobleza en Eu- Hpides (Hécuba, 4244. C., Las troyanas, 415 a, C.)y mas tarde en Séneca (Las troyanas, centre 49 y 62.4. C.), donde en- ‘cara en s{ misma todas las desgracias de Troya, ante cu- Yyos muros. ve perecer uno a luno todas sus gloriosos his. Héctor, por su parte, ha que- dado inmortalizado en la epo- peya homériea* como el més valeroso de los guerteras tro yyanos, tan bravo en el combate ‘como sensible a las dulees ale ¢grfas familiares. + Cin. > Tova 368 PRIAPO Dios ristico de la fecundi- dad, es guardidn de los jardi- nes, cuya prosperidad asegura. Es hijo de Altodita’ y Dioniso’ © Zeus, segin las versiones, Desde su nacimiento se carac terizé por un enorme miembro viril siempre erecto. Tal defor- midad habrfa sido causada por Ja malevolente Hera. Forma parte del cortejo de Dioniso. Lengua. El priapismo es luna afeceién que se earacte- riza por la ereccién continua y ‘a menudo dolorosa del pene, ng acompaniada de deseo sexual 4 Lit, Virgilio y Tibulo (S4-. 20a. C.) cantan al dios protec- tor de los jardines que, armado de una guadafa y pintado de rojo, servia de espantapsjaro. Su contemporiineo Horacio, en tuna Sdvira (1, 8), presenta al dios como terror de ls ladra- res y los pajaros» asistiendo, tallado en ua trozo de higuera, una escena de magia noc- {urma, Uno de los temas del Sa tiricdn de Petronio (siglo 1 .C.), arquetipo de la novela occidental, es la busqueda de su viilidad perdida que em- prende el narrador, Encolpo, victima de la ira vongativa de 369 Fria (parodia de a bsqueda deta que emprende User, peeguido por la olera de Po- seid) PROCUSTES Sobrenombre de Polipemén, célebrte bandido del Atica que ‘Teseo* enconiré en su camino de regreso a Atenas. Fingiendo ofrecer hospitalidad a los viaje- +08, Procustes —cuyo nombre ariego significa «el que estira ‘martilleando»— los sometia a un suplicio sabiamente adaptado ala constitucién de sus desven- turados huéspedes: ataba a los altos a una cama demasiado pe- quefiay a los de corta estatura 2 otra demasiado grande, y a con- tinuacién rectfieaba cuidadosa- mente cl tamatio de sus cuerpos, corténdoles los pies en el primer caso 0 estirando sus miembros en el segundo. Aplicando el principio tradicional del TaliGn, Tesco al6 a Procustes a una de sus famosas camas y le con la cabeza. 4 Lengua. A veces se wiliza laexpresign la cama (0 el le- cho) de Procustes para desig nar una tegla impuesta brutal y mezquinamente, Cin, En Héreules contra los vampiros, de Matio Bava -PROMETEO (1961), vemos a Teseo y a Hercules” enfrentarse a un gi- ‘gante de piedra directamente inspirado en Procustes y sus ‘batbaras précticas. PROMETEO Hijo del titan’ Japeto y de una de las hijas de Océano", Asia 0 Clfmene, es hermano de Epimeteo y de Atlas* y primo hermano de Zeus’, al que lo- gerard engafiar hébilmente en varias ocasiones. «El Previsor», segtin el significado de su nom- bre en griego, pasa de ser el simple embaucador que era en sus orfgenes a convertirse en el creador y salvador de la huma- nidad’, desafiando a un sefior de los dioses* que se conduce ‘como un tirano cruel. abil artesano, Prometeo es considerado el creador de los primeros hombres, a los que ‘modelé con barro. Sin em- bargo, es mucho mas conocido ‘como benefactor de la humani- dad’, a 1a que socorri6 en dos cocasiones desatiando la cblera de Zeus. > HUMANIDAD. La primera vez arbitré un cconflicto entre los dioses y los hombres para determinar qué parte de los animales inmola- dos corresponderfa a cada uno ‘una vez sacrficados, Promet2o PROMETEO. 370 Prometeo y su destino, decoracién de una copa ariaga, Museo de Atenas descuartiz6 un buey y formé dos montones: por una parte la carne y las entrafias cubiertas con la ensangrentada piel del animal, y por otra los huesos, atractivamente envueltos con blanca grasa, Zeus, seducido por el apetitoso aspecto del mont6n grasiento, dejo la me- jor parte a los mortales, gesto (que serfa el origen de las préc- ticas rituales de la religién sgriega, donde solo se ofrecfa a Tos dioses los huesos y la grasa de los animales sacrificados. Pero el seftor de los dioses, fu- rioso por haber sido engafiado, decidié castigar a los mortales, alos que esta treta habfa favo- recido. Fue entonces cuando Prometeo corrié por segunda ver.en ayuda de la humanidad. En efecto, Zeus privé a los hombres del fuego vital y Pro meteo decidié robarlo de Ta fra gua de Hefesto* para traerlo a Ia tierra, escondiéndolo en el tallo de una planta. De paso transmitié a los hombres el se- creto de muchas técnicas divi- nas, entre ellas la metalurgia. Esta vez la venganza de Zeus a7 fue terrible. Envi6 a los hom- bres una criatura funesta creada expresamente para traerles la desgracia, Pandora’, ¢ imaginé para Prometeo un suplicio muy especial: el ladrdn fue encade- nado por Hefesto a un monte del Céucaso donde cada dia aparecia el Aguila de Zeus para devorarle el higado, que volvia a crecerle muevamente para convertirse en pasto, siempre fresco, de la rapaz. — PAN- ora. Liberadlo por Heracles’, que maté al Aguila, Prometeo acept6 convertirse en inmortal en lugar del centauro” Quirén’, que ansiaba la muerte desde que una flecha envenenada de Heracles le alcanz6 accidental- mente, produciéndole atroces dolores. Zeus autoriz6 de buen grado la liberacién y la inmor- talidad de su primo, agradeci- do porque Prometeo le habia puesto en guardia contra la union que el sefior de los dioses proyectaba con Tetis*, desve- indole que el hijo que esta traerfa al mundo destronaria a su padre. Gracias a sus dotes de adivino, Prometeo indies tam- bign a Heracles cémo podia ha- ‘erse con las manzanas de oro de las Hespérides’. Por dltimo, ensefié a su hijo Deucalién’ el PROMETEO ‘medio para salvarse del terrible diluvio® con el que Zeus pla neaba destruir ala raza human yy cmo hacer a esta renacer y repoblar la tierra. —> ATLAS, DEUCALION, HERACLES, + Lit, EI mito de Prometeo, Ihenefactor de la humanidad, pperseguido por la venganza di Vina e iniciador de la primera civilizacién humana, go26 desde Ia Antigiedad de una cexruordinaria fortuna tanto li- teraria como filosstica, Ningin nado mejor el destino del hombre en sus lu- cchas y esperancas, un destino ‘que divide a Ta raza humana fenire los que tienen fe en la a= in del hombre, los «prome- Iéivos», y los que, en palabras de Claudel, estén «con todos los Zeus y contra todos los Prometeos» y conkenan el or- ullo impio de aquellos que, ‘como Satfn, osan desafiar al poder divino, De Ia uilogia que Esquilo (625-456 aC.) consagré a este ‘mito, titulada la Promereida -probablemente una de sus ‘ltimas obras—, tan solo nos ha Hegado la dltima pieza, Prometeo encadenado,y algu- ros breves fragmentos de la segunda, La liberacién de Pro- PROMETEO ‘meteo, En ellas vemos al hé= roe" bienhechor alzarse valien- temente contra un tirano mal- vvado, celoso ¢ ingrato, que ha perdido todo el prestigio que rodeaa al gran Zeus de las tra- sgedias anteriores del. poeta: “ HELENA, Proteo representa el poder del cambio voluntario, Simbo- liza la materia original que sir- Vi6 para crear el mundo. # Lengua, La palabra proteo, usada como nombre comin, signa a una persona que cambia frecuentemente de ccomportamiento, de opinién 0 de humor. Derivado suyo es el adjetivo proteico, que significa cambiante, que cambia de forma o de ideas», Lit, Virgilio recoge la ver- sign de Homero (Odisea, IV, versos 349 y ss.) y dedica un cextenso relato al mito; sin em: bargo, en las Gedrgicas (LV), 5 Arisico quien consulta a Proteo. Ver también Herodoto (Historia, 11, 110) y vidio (Metanorfosis, XI, 224 y ss). # Icon, Protco aparece repre sentado eon cuerpo de hombre vycola de pez. Cin, — NeReo. PSIQUE Personificacién del Alma (psiqué en griego). Simboliza el destino’ del alma huma- 316 na, dividida por la atraccién ‘puesta que sobre ella ejercen el amor divino y el amor te- rrestre Psique, hija de rey, era de tuna belleza tan perfecta que despert6 inmediatamente los celos de Afrodita’, con quien se Ja comparaba, La diosa’, iri- tada de ver cémo sus altares iban quedando desiertos, en- cargé a su hijo Eros*, el Amor, que la vengara. Mientras que sus hermanas estaban ya casa: das, Psique permance‘a virgen, relegada a pesar de su belleza. Su padre, que ya desesperaba de casarla y sospechaba alguna maldicién celeste, fue a constl- tar al ordculo de Apolo*, que asf hablé: «Ve a la cima del monte, oh rey, y sobre una roca abandona a tu hija cuidadost- ‘mente dispuesta y engalanada para unas nupeias finebres. No esperes un yerno nacido de la raza humana, sino un mons- truot cruel, feroz y_sexpen- tino...» Los padres de Psique obe- decieron al oréculo. Peto cuando Ia joven esperaba la aparicién del monstruo que el destino le tenfa reservado como cesposo, un dulce eéfiro la trans- porté hasta un valle donde qued6 dormida. Al despertar se 377 encontré ante un palacio en- cantado en el que se fue aden- trando, guiada por voces incor- P6reas, para no descubrir sino belleza y opulencia. Al llegar la noche, Psique not6 cerca de ella la presencia del marido que le habfa anunciado el oréculo. Psique no podia verlo, pero no parecfa tan monstruoso como emia y se entreg6 a él. Con las primeras luces del dfa, su es- poso desapareci6, El tiempo pasaba y Psique vivfa dichosa en aquel palaci pero echaba de menos a su fa- milia. Pidid por tanto a su es- oso que la permitiera ver a sus hermanas. Este terminé acep- tando, haciéndole prometer que nunca intentarfa verle el rostro. Pero las hermanas de Psique, celosas de su felicidad, hicieron nacer la duda en su corazén, afirmando que su esposo era sin duda un monstruo, ya que se negaba a mostrarse, y la con- vencieron para que desvelase su secreto. Psique, primero in- decisa, terminé decidiéndose y desobedecié a su esposo. Una noche, mientras este dormia, pudo por fin contemplarlo a la luz de una lémpara: era el her- moso Eros en persona, «un monstruo cruel», en efecto, pero solo en sentido figurado, Grupo escuitérieo helenistico de ‘Amor y Psique, Roma, Museo Capitolino pues tanto hace sufrir a los hombres. Sorprendida y mara- villada, Psique dejé caer una gota de aceite ardiente que des- perté al dormido. Eros desapa- reci6, Psique iniciard entonces un largo peregrinar en busca de su esposo, que se habfa refugiado en el palacio de su madre Afro- dita y le habia revelado el ori- gen de la quemadura. La diosa se lanz6 inmediatamente tras PSIQUE los pasos de Psique para ven- garse, Después de apoderarse de ella, la hizo azotar y le im- ppuso cuatro pruebas, aparente- mente imposibles de realizar, que después de muchas calami- dades Psique logrs finalmente evar a término, De los Infier- nos’, donde Ia habfa conducido su tltima prueba, Psique trajo consigo una caja que su curio- sidad le impuls6 a abrir, ca- yendo inmediatamente en un Suefio mortal. Pero Eros la en- contré y consiguié despertarla, obteniendo de Zeus’ que les uniera en legitimo matrimonio. Psique, elevada al Olimpo", co- mis 1a ambrosfa~ que la con- vertirfa en una diosa. Psique solo fue feliz mien- tras se abstuvo de profundizar, levada por una curiosidad in- quieta, en las causas y la natu raleza de su felicidad: el cono- miento es fuente de dolor. Este relato, por su significado a la vez alegsrico y filos6fico, tiene estrechios vinculos con los mitos de Orfeo” y Euridice y el de Afrodita y Adonis’ Lit, El mito de Psique es tardfo. Aparece por primera vez en la literatura en el Cuento de Amor y de Psique, relat inserto en las Metamor- 378 _fosis. Elasno de oro de Apu- Teyo (siglo itd. C.), Esta Fae bula aparece repetidas veces cen autores platGnicos y neo- platénicos, que vefan en el ‘mito la promesa de una felici ‘dad eterna en el mds al. Posteriormente fue objeto de rumerosasinterpretaciones ‘que incidian en el tema del co- nnocimiento, As{ aparece en Boccaccio, cuya Genealogia deorum (sigho x1v) ofrece un repertorio de 10s mitos de la Antigiledad y una interpreta ‘ign simbélica de los mismos; cen Galeotto del Carretto (Las bodas de Psique y Cupido, 1520, pieza simblica de mi tiples personajes) o también en el Adonis de Giambattista Ma- rino (1623), que convierte « Psique en ef sfmbolo de Ia as- censién del sujeto a Ia cons- ciencia. La Fontaine, en Los lamores de Psique y Cupido (1669), novela mitolégica en prosa y verso, ofrece una ver- sid mis ligera del tema, mien- {ras que Comeille redacta, en colaboracién con Moliére y Quinault y sobre una partituras de Lully, una tragedia-ballet (Psique, 1671) donde ta diosa les acusada de pretender esce- par a las leyes del amor bu mano. Es posible establecer 379 tuna relaci6n entre la historia de Pique y la famosa leyenda de la Bella y la Bestia, > rRos. # Teon. Fl arte asigna asta he- roina un origen més antiguo que el cuento de Apuleyo: bronces corintios de finales del siglo wa. C., terracotas del ‘slo a. C,, donde Psique apa rece representada como una mariposa (al igual que en los frescos de Pompeys), y sobre {odo un famosisimo grupo es- cultérico de méemol donde Eros. y Psique, tiernamente bravado, se dan tn cast beso traduciendo su unig mistica y su amor divino (siglo uta. C., Roma, Museo Capitolino) PsiQue En siglos posteriores la histo- ria de Psique hizo las delicias de los artistas. Rara ver se la representa sola (Psigue, més- mol de Pradier, siglo x1x Louvre), sino més bien con Amor: lienzos de Gérard (siglo xix, Louvre), de David (siglo x1x, colecci6n particular); es- cculturas de Canova (siglo xix, Louvre), de Rodin (anterior a 1886, Paris), Asimismo existen varios ciclos que narran dife- rentes episodios del mito: Re- fae, logia Faresina, siglo xvi, Roma; cinco tapices de Beau vais sobre cartones de Bou: cher, siglo xvm, Roma, # Més, Manuel de Falla, Psi- que (1924), QUIMERA, Animal fabuloso hija de Equidna, la vibora —un mons- tuo mitad mujer y mitad ser- piente—, y del gigante* Tifom Por lo comiin se la representa con cuerpo de cabra, cabeza de Jeén y cola de serpiente, aun- que a veces se la describe como tun animal de tres cabezas, una de cada uno de estos animales. Fscutura griega de Quimera herida La Quimera, a quien se atribufa. 22" Belerojontes, Florence, Museo un aliento de fuego, vivia en ns cai Licia, regién meridional de ‘Asia Menor, donde causaba es- las cteaciones vanas de la tragos devorando hombres y re-_ imaginacién y, por extensi6n, bafios. Belerofontes’, a lomos las ideas falsas (Moliére en de Pegaso’, consiguid matarla. Las mujeres sabias: «Debéis hundiendo en sus fauces una deshaceros de tales. quime- lanza con punta de plomo que, ras», dice Crisala). De esta al fundirse por efecto de a res: acepciGn deriva el adjetivo piraci6n llameante del mons- —quimévico, tuo, provoes su astixia. # Lit Alescoger ello para su, recopilacién postica Las 4 Lengua, Convertido en quimeras (1854), Gérard de nombre comin, Ia palabra de- Nerval parece jugar con las signa desde el siglo xvi todas dos acepciones del término. QUIN En su sentido mitol6gico pri mitivo, la alusién al animal fabuloso indica que tanto Ia eoleccién como los mismos ‘poemas estin compuestos par tiendo de fuentes de inspira- én muy diversas, donde se mezelan la mitologta antigua yy la religion cristiana, los per- ‘Sonajes historicos y los seres imaginarios. A través de esta misina via conecta con el se _Bundo sentido del término, e1 del nombre comin, en la me- dda en que estos pormas ex- presan las vanas ensoitaciones de la imaginacién. Encontra- ‘mos el mismo juego en el poema de Baudelaire «Cada ual con su quimera» (Peque- fos poemas en prosa, 1868), donde cada hombre aparece convertide en montura del ‘monstruoso animal, simboli zando asi el desdichado des- tino del hombre dominado por su imaginacién y condenado a arrastrar su quimera alla donde le lleve su destino, De solacién de la quimera (1956. 1962), libro de poemas de Luis Cernuda escrito en el exilio, dja entrever en sus versos la amargura del poeta. Bs uno de fos libros que més han influido en los poetas espaftoles de las ‘timas dcadas, 382 # Leon. Quimera herida por Belerofontes, esculuura gric- ga (siglo v a. C.), Florencia; Gustave Moreau, La quimera, 1867, Cambridge, EE,UU, Los artistas de la Edad Media die ron el nombre de quimeras & los animales fantisticos,eseul- Pidos 0 pintados, formando a veces gérzolas, que no tienen ninguna relacién eon la qui= mera antigua, QUIRINO Divinidad italica muy anti- ‘gua, de origen sabino, que la primitiva religién romana adopts en época arcaica. Qui rino figura, dentro de este sis- tema de creencias, como un dios representativo de la ater cera funcién» indoeuropea, y forma junto a Jpiter’, dios de Ja primera funciGn, y Marte, dios de la segunda funcién, la primera «triada capitolina> 0 ««trfada precapitolina» (Ia se- gunda estaria formada. por Jopiter, Juno” y Minervar) > FUNCIONES. Posteriormente seria ident- ficado con Rémulo 0, para set mas exactos, con el dios Rémulo, el héroe* divinizado después de su muerte. Es una divinidad sin mitologfa propia. y carece de equivalente griego. 383 # Lengua. FI Quirinal, una de las siete colinas de Roma, debe su nombre a que en ella se ha ba edificado un templo a Qui fino, Actualmente es el nom- bre del palacio presidencial y de la plaza que se extiende ante é QUIRON Quirén es el centauro” mas conocido, reputado por su sabi- dura y su ciencia. Hijo de Crono‘, que habfa tomado la apariencia de un caballo para unirse a una hija de Océano*, nacié inmortal. Tenia su mo- rada en la cumbre del monte Pelién, en Tesalia. Acudié en ayuda de Peleo, padre de Aqui- Jes", a quien los otros centauros se disponfan a matar. Le ayudé a seducir a la diosa’ Tetis y cuando de esta unién nacié Aquiles se le confié la eduea- iG del nifio, Edue6 también a Asclepio’, a Jasin‘ y a Actedn*, ‘quinoN entre otros héroes’. Quirén en: sefiaba a sus pupilos el arte de la caza y de la guerra, pero también la mésica, la ética, la ‘medicina y el conocimiento de Tas plantas (como la centaura, asf designada en su honor), Practicaba la cirugia (su nom- bre deriva de la rafz chier, que significa AQuiLEs. REA Es hija de Urano" y Gea’ y Pertenece por tanto a la catego- tia de las titénides’. Convertida en Ia esposa de Crono’, supo ue este devoraba a sus hijos y consiguié salvar al més pe~ quefto, Zeus‘, entregando a Crono una piedra envuelta en pafles en lugar del nifio. Luego huy6 con su hijo hasta Creta, donde se lo entreg6 a Amaltea’ para que amamantase al futuro rey de los diose Se observa una frecuente asimilacién de Rea con la diosa fiigia Cibeles*. + crono, TE0- GONIA, ZEUS. REMO- Hermano de Romulo, fun- dador de Ia ciudad de Roma’ > ROMA (FUNDACION DE). ROMA (fundacién de) La tradici6n Ia sitia en el 753 a. C. y la atribuye a R6- rulo, pero el epi ‘como una continuacién dela le- yenda troyana. Después de la aida de su ciudad, un grupo de ‘royanos conducidos por Eneas ROMA (FUNDA- ION DE). SATIROS Extos diosecillos de la natu- raleza, hfbridos de hombre y macho cabrio, forman parte del alegre cortejo de Dioniso*. Su cabeza y su torso son hummanos, pero tienen unos cuernecillos de abr, largas orejas puntiagudas, tuna larga cola y patas con pez fias hendidas de macho cabrio. Recorren los campos en busca de ninfas” o de muchachas mor- tales con las que satisfacer su desenfrenado apetito sexual ‘Aman el vino, la danza, la md- sica. Cuando se hacen viejos re- iben el nombre de silenos*, del nombre del preceptor de Dio- niso, Feos y ventrudos, suelen desplazarse sobre asnos, La re- presentacién cristiana de los de- monios est directamente inspi- tada en los sitiros =F SILENO. + Lengua. Un sétiro es un hombre lascivo y, a menudo, exhibicionista «Lit, En Atenas se designaba ccon el nombre de «drama sat- rico» una pieza de teatro hi- brida, mezcla de género paté- tico y comedia, cuyo coro estaba Formado por sitiros. El tinico drama de est tipo que ha Icgado hasta nosotros es El-c- clope de Euripides (siglo v a ,, fecha de composicién in- cierta). En unos extractos de Los sabuesos de Sofocles (460 aC, aparecen los siiros y Si- leno buscando los bueyes de ‘Apolo: robados por Hermes N.B.: El érmino sdrira (del la- tin satura, eensaladas), que de- signa un género literario, no tiene relacién con el drama st- tirico ni con la figura del sto. Euno de los poemas de La fe- yenda de los siglos (1859- 1863), Vietor Hugo presenta al personaje del siti, persona Tizacién de la vitalidad natu ral delante de la asamblea de os Olimpicos’. El diosecillo agreste desafia con insolencia, SATURNO, ‘estos y, convertide en un ser siguntesco, se afirma como el gran Todo, ante el cual los rmismos dioses* deben arrodi arse. -> DIONISO, Pa Icon. Los sitiros aparecen siempre en las escenas biqui: cas, a menudo en compafia de Sileno o las ménades:: Sdiros y ménades danzando, éntora ariega, siglo v a. C., Par Poussin, Escena bdquica con hinfas y sdtiros, 1632, Madrid, Museo del Prado; Rubens: Nin {fas y siros, b. 1635; Satiro, 1636-1638, y Diana y sus nin fas sorprendidas por sdtiros, ‘siglo xvu, los tes en Madrid, Museo del Prado, Pero tam: bién se les representa solos, bien con el aspecto de un ser ‘mitad hombre mitad macho ea brfo, o bien con el de un ser fhumano provisto de cuernos y orejas puntiagudas. SATURNO Divinidad y romana identificada con ei Crono" ‘griego. Su hijo Jépiter*, a quien uuna treta de su madre Rea* ha: bia salvado de correr la misma suerte que sus otros hermanos —que Saturno habia ido devo- rando a medida que nacfan te- meroso de que le disputasen el poder—, se rebel6 contra él y 3 consiguié destronarle, Saturno abandon entonces Grecia y se instal6 en el Capitolio, en el emplazamiento de la futura Roma’, donde fue acogido por Jano*. Saturmo aparece por tanto como el rey de los aborigenes, las primitivas tribus itdlicas, y también como el antepasado de los reyes del Lacio, Durante todo el tiempo que rein6 sobre el Lacio, los hombres vivieron en la edad de oro’, de felicidad y «civilizador»: ensefié a los hombres el cultivo de ta tierra y se le honraba como divinidad tutelar de vinateros y campesi- nos, Presidia la siembra y pro- tegfa los cultivos confiados a la ticrra, Era cl dios de los abonos, ‘que aportan fertiidad al suelo, Su atributo era una hoz, que utilizaba para segar las mieses, para talar los arboles y podar las vias. ‘Tenfa consagrado el mes de diciembre, pues es la época en ‘que empieza la germinacién de Jas semillas, lejano preludio de las cosechas futuras. Se le re- resentaba como un anciano cubierto con una amplia capa:y con una hoz 0 podadera en ia Se le celebraba en las Satr= rales, tiempo de licencia earna- 393 valesca y desenfreno, donde las clases sociales se invertian: los esclavos daban Grdenes a sus amos y estos debian servirles, > CRONO, IANO, ‘¢ Lengua. En la lengua mo- derma, una satwnal es una fiesta 0 reunign que termina en orgfa desentrenada, por alusién alas Saturnales de la antigua Roma, Con el nombre de Satwno fue Dautizado uno de los planetas de nuestro sistema solar. Los alquimistas llamaban saturno al plomo, metal «irfo» como este planeta. De ahfel iérmina saurnismo, que designa una enfermedad cr6nica producida por la intoxicaciGn con sales de plomo. 4 Lit. El watamiento literario de ta figura de Saturno oftece dos polos opuestos. Desde el verso de Virgilio en las Bucé: lieas QV), «.redeunt Saturnia regna. (ehe aqui que retornan los tiempos de Saturno>), ‘qued6 asociado al regreso de la edad de oro. «Délfica», poema de Gérard de Nerval incluido cen Las quimeras (1854), pa- rece hacerse eco de Virgilio: ‘jRegresariin aquellos tiempos que tanto Horas! El tiempo traerd el orden de los fas anti- SATURNO Goya, Satumo devorande a uno de sus hijos, Madd, Museo del Prado _guos.» Sin embargo Saturno, Signo de los artistas, esti aso- eiado también ala melancolis, ‘como demuestra un célebre es tudio del historindor de arte Er win Panofsky (Saturna y la ‘melancolia, 1964). Los poetas citan a menudo su nombre. En su «pigrafe por un libro con- denado» (Las flores de! mat, 1857), Baudelaire aconseja al ‘lector apacible y bucélico» que arroje lejos de si este li SELENE bro saturnino, / orgisstico y ‘melaneslicos. Verlaine, por su parte, se sitda en la misma tra dici6n al titular su primera re- copilacién postica Poemas sa ‘urninos (1866) y al invocar en el prélogo al «fiero planeta, caro a los nigromantes», cuya influencia marea alos artistas condensndoles a infortunio, De mado mas 0 menos explt- Cito, el signo de Saturno esté asociado también a los amores «escandalososs, y en particular a la homosexualidad, como prueban, por ejemplo, varias magenes de Proust en Sodoma y Gomorra (1921), ‘Leon. Saturno aparece a me- rnudo como un anciano des: nudo cubierto por una amplia ‘capa. Girandon (siglo xv, par- {que de Versalles) le presenta ‘como personificacién del in vierno. Varios pintores eligie- ron representario en el mo- mento en que devora a sus hijos: Primaticcio (siglo xv1, Louvre), Rubens (h. 1636, Ma drid, Museo del Prado) y sobre todo Goya (h. 1820, Madrid, Museo del Prado), en una vi- sign de pesadilla donde Sa- {urno aparece como un mons- truo* desgarbado de enlogue- ‘ida ira ‘¢ Mas, Hugues Dufour, Sa- 304 sumo, pieza para instrumentos de viento, percusién e insiru- ‘ments electrGnicos, 1979, El titulo refleja ta atmésfera de luz macilenta que Dufourt quiso confer a su obra. SELENE Personificacién de la Luna, es Artemisa’=Diana lo que st hermano Helio* es a Apolo’. Su mitologia se reduce al casto amor que sinti6 por Endimi¢n” = ENDIMION ‘SEMIDIOSES Se consideraba semidioses ‘alos seres que participaban a la ver de la naturaleza divina y de la naturaleza humana, ageu- pando por una parte a seres in- mortales pero desprovistos de verdadera soberan‘a, como los faunos*, los sétiros® y las nin- fas", y, por otra parte, a huma- nos fruto de la unién entre un dios y una mortal o entre un mortal y una diosa’, como Heracles", Helena’, Eneas*, RO- ‘mulo y otros muchos. Esta cre- eneia facilité considerable~ mente, sin duda, la expansion del cristianismo entre las masas populares paganas en la medi- da en que la nocién de «Hijo de Dios» les resultaba familiar aunque en realidad no tu- 395 viera el mismo sentido—, no- cin que sin embargo resultaba inaceptable para los judifos or- todoxos. En Los trabajos y los dias, Hesfodo llama «héroes* 0 se- midioses» a los hombres de la scuarta raza que ocupan la era situada entre la edad de bronce y la edad de hierro, y que pro- iagonizan especialmente las ‘gestas de Tebas® y Toya". A su Muerte tuvieron el privilegio de morar no en el Hades’, sino en las «islas Bienaventuradasy. > BIENAVENTURADOS, EDAD DE (ORO, INFIERNOS. ‘SERAPIS Otro nombre del dios egip- cio Osiris, esposo de la diosa sts SIBILA Mujer inspirada por los dio- ses" que, segiin los antiguos, te- nfa el poder de predecir el fu- turo, Originariamente, Sibila era el nombre de una muchacha le- gendaria dotada del don de la profecfa, pero pas6 luego a de- signar a todas las profetisas. Este sistema de adivinacién, parecido al de la Pitia délfica, estaba extendido por toda Gre- cia y luego se desarroll6 en Ita- SIBILA Jia, Los eruditos latinos men- cionan de diez a once sibilas, La sibila era ante todo una profetisa especialmente inspi- rada por Apolo’ y encargada de dar a conocer sus oriculos. Las més conocidas eran la de Eri- tras, en Lidia, y la de Cumas, en Campania, a las que Ia le- yenda confunde a menudo. Esta siltima habia pedido a Apolo que le concediera una larga vida, pero por desgracia olvidé pedirle también Ia ju- ventud, A medida que iba en- vejeciendo, fue encogiéndose y resecéndose hasta parecer una Cigarra; entonces la metieron en ‘una jaulilla que colgaron en el templo de Apolo en Cumas. A diferencia de la Pitia la sibila ‘no estaba estrictamente ligada ‘aun santuario. —> eNEAS. Las sibilas estaban vistas como el s{mbolo de la sabidu- rfa antigua. Una tradicién cris- tiana afirmaba que habfan pre~ dicho el advenimiento del crs tianismo, 4 Lengua. Una sibila es una mujer que predice el futuro, una adivinadora: wna sibita de Jeria, Del sustantivo sibila de- ivan los adjetivos sindnimos sibiltico y sibilino, que literal- ‘mente significan «que tiene ‘sIBILA, 396 Grabatio de F, Ceechini sobre la pintura mural de Perugine Grupo de sibilas, legisladores y profetas, Casa del Cambio, Perugia sentido profético», pero que en sentido figurado se aplican para designar aquello que re~ sulta oscuro, misterioso o am- biguo: palabras sibilinas. Libros sibilines: Recopilacisn de oréculos, escrita en griego, ue los latinos llamaron libris fatales 0 fata sibilina, Segiin refiere la tradicién, una an- ciana (cla sibila de Cumas?) ppropuso al rey romano Tar- 4quino «el Soberbio» venderle Jos aueve voliimenes de estos libros, Tarquino no acept6, pues la cantidad que pedia la anciana le pareci6 demasiado clevada, Ella entonces quemé tres voliimenes y te pidi la ‘misma suma por los estantes. El rey volvid a negarse y la ‘mujer quem6 otros tres. Sor- prendid por tanta obstinacién, el rey terminé compréndle los {res dtimos. Estos libros se cconservaban en el Capitotio al ccuidado de una secta de sacer- dowes encargados, por orden 397 del Senado, de consultarios en caso de prodigios o calamida- des pliblicas, En el siglo t fue- ron quemados, aunque més tarde se restauraron y pasaron al emplo de Apolo, en el Pal tino. Ordculos sibitinos: Recopila- cigin del siglo vi d. C. com. puesta por diatribas y profecias ariegas de inspiracién judeo- cristiana 4 Lit, Virgilio describe el an tro de la sibila de Cumas y le cconvierte en Ia guta de Eneas' €en su deseenso a os Infiernos’ (Eneida, 1M y VD). Véase tam- bign Ovidio, Metamorfosis, XIV, 30, Petronio, en el Satii- dn (Siglo 1), presenta ala si- bila convertida en juguete de ‘unos niflos que le preguatan: «Sibila,sibila, qué quieres?» Ella responde; «Quiero mo- 4 Icon, La sibila de Cumas fue pintada por Van Eyck (si- alo xv, Gante), Miguel Angel Gh, 1510, eapilla Sixtina, Va- ticano), Rafael (1514, Roma) ‘Turner pint6 Eneas y la sibila (1798, Londres), SsILENO ¢ Mas. La Sibila aparece ‘mencionada, por anélogas ra- zones, en el célebre canto del Dies irae, introducido en 1249 enel oficio de difuntos, donde se dice que el rey David, «cum sibylla» («con la sibila», ‘anuncis el fin del mundo, SILENO Dios de las fuentes y los manantiales, hijo de Pan’ y padre de los satiros*, tavo a su cargo la erianza de Dioniso*. Era una divinidad festiva y algo chusca a la que se imagi- naba como un anciano gro- tesco y ventrudo, siempre tambaleante bajo Ios efectos del vino, a menudo montado sobre un asno y, a veces, con Grabado sobre el lienza de Ribera Sileno borracho, Napoles, Museo ide Capodimonte cola, cascos y orejas de cabal Ilo, Es una presencia constante en el cortejo de Dioniso. Su nombre se empleaba a veces en plural para designar a los sitiros viejos. + Ieon. Figura muy frecuente na pintura y escultura anti- guas, Sileno aparece la mayo- de las veces en estado de embriaguez (Sdtiro sosteniendo @ Sileno ebrio, «vaso Bor- guese>, siglo ta. C., Louvres Rubens, Sileno, siglo xvi, Mur nich Ribera, Silene borracho, 1623, Napoles) 0 comiendo slotonamente (Antoine Coypel Sileno manchado de moras 1701, Reims); a veces se le re presenta también con el pe- {quetio Dioniso (maemol,siglos Waa, C, Louvre) 398 SILVANO, Divinidad menor romana, muy antigua y popular en Italia yen el Lacio, era el dios de las florestas. Como Fauno*, es un dios que confiere fertilidad a los campos y protege todo lo que vive en los bosques (en l- tin silvia significa «bosque». Bra también el protector de los campesinos, de los pastores y suis rebaios, de los campos cui- tivados y de los jardines. Los cazadores inyocaban su nom- bre y le agradecfan la fortuna en la caza, A menudo se le con- sagraban los cotos de las pro- piedades rurales, Era honrado junto a Ceres Liber Pater y Paies, en las fies tas campesinas, llegada la Epoca de recoleccién, Se le representaba como un anciano amable, de rostro jo- vial y benevolente. Sus atribu- tos eran la hoz y el retoiio de Arbol. Se le ofrecfa trigo y raci- mos de uvas, libaciones de le- che y vino. Fue identificado con Pan’. — PAN. SIRENAS Estos monstruos* marinos, cuyo niimero varia de dos a cuatro segiin las versiones, eran tunas aves con cabeza y torsa de mujer. Eran hijas del dios flu 399 vial Aqueloo y tenfan su mo- rada en una isla situada cerca de la costa meridional de Italia, La mayor parte del tiempo va- gaban por el mar y con sus ma- ravillosos cantos atrafan hacia los arecifes a los navios, cuyas tripulaciones devoraban des- pués del naufragio, Orfeo", con la miisica de su lira, consigui6 que los Argonautas’ no sucum- bieran a su canto. Ulises* tam- bign logré escapar de ellas ta- ponando con cera los ofdos de sus marineros y ordendndoles que le ataran al méstil de su barco para poderlas escuchar sin peligro de caer vietimas de su hechizo, Las sirenas, derro- tadas, se lanzaron al mar 0 se transformaron en rocas. # Lengua. Escuchar el canto de tas sirenas: dejarse seduci ‘0 convencer por algo poco se guro; una vox de sirena. voz embrujadora: una sirena: luna mujer peligrosamente atractiva y seductora. Recibe también el nombre de sinena un potente aparato util ~zado pata lanzar sefiales sono- ras de advertencia, empleado fen un principio en ef medio ‘marino, en bareos y puertos. El {Grmino designa asimismo un instrumento para contarel ad- ‘SIRENAS FF. von Unde, Sivenas, Munich coleccion particular moro de vibraciones de un ‘cuerpo sonoro en un tiempo determinado, Los sirentos (0 vaeas marinas) ‘son unos mamiferos acusticas de gran tamaiio, como el ma- natf, cuyos gritos parecen la meotos humanos. ‘¢ Lit, El canto XII de la Odi sea muestra los itentos de las sirenas por seducir a os grie- 0s con sus evoces hechice ras». Plat6n, en el mito de Er sel Armenio» (La Republi- ‘ca, X), habla de ocho sirenas situadas en las esferas que li- mitan el espacio det mundo, Ovidio (Metamorfosis, SIRENAS plica que son las compafteras de Perséione’, provistas de alas para busear en el mara su amiga desaparecida La fortuna literaria de la figura mitica de Ins sirenas viene acompafada por una sensible twansformacin operada en el plano iconogréfico, que las ‘convirts en unas eriaturas fa ‘isticas con cuerpo de mujer ddecintura para arriba y cola de pez. Asi aparece descrita al menos en un tratado andnimo del siglo vi titulado De mons- La interpretacién cristiana las convierte en el simbolo de Ia duplicidad de ta naturateza humana, en la que conviven el Bien y el Mal. La ambiva- lencia que une lo humano y lo thonstruoso puede convertirse también en motivo dramatico, como sucede en el famoso ceuento de Andersen La sire- nita, donde esta, enamorada del principe que habia entre Visto desde las profundidades del mar, suefla convertrse en ser humano para poder vivir su amor. Transformada final mente en una verdadera mujer al precio de atroces sufri- mientos, verd su amor desde. ‘ado y raicionado. El motivo 4e Ia iransformacién de la si 400 rena en mujer es recuperado por José Luis Sampeutro en su novela La vieja sirena (1990), La experiencia del canto de las sirenas como descubri- ‘miento de un canto inhumane ¥y como tentacién de ceder a ‘una peligrosa seduccién, ha suscitado miltiples comenta- ros. El eritico Maurice Bla chot dedica Ia primera parte Ue su obra Ei libro por venir (1959) al ccanto de las sire nas», que constituye la expe- riencia fundamental de todo escritor. Para Blanchot, el encuentro» con las sirenas es el momento en que se abre el espacio imaginario que propi cia I escritura. Sin haber prestado ofdos al canto enig: itico y pel nay no existirfa la obra litera ria. Toda obra es por tanto, simblicamente, el relato de la senavegacién» que conduce al encuentro con las. sirenas, ‘como demuestra, para Blan- cchot, la obra de Proust En Iusca del tiempo perdido (1913-1928), relato del acon- tecimiento que permite escri- bir y escritura de este aconte- cimiento, # Jeon. La representaci6a tra dicional de las sirenas como seres con torso de mujer y cola groso de la sire- 401 de pez data de la Edad Media La iconograffa antigua (éntora dl British Museum que ilustra el episodio de Ulises y tas si renus, siglo v a. C. marfil del templo de Artemisi: en Eteso) las muestra siempre con ca beza y senos de mujer y ‘cuerpo y alas de ave. Friedrich von Ubde, Sirenas, 1875, Mu: nich, 1 Mis El goo de las sirenas, zarzuela compuesta Sobre texto de Calderén de la Barca (1657) en Ta que se relata In aventura de Ulises con ellas. El grupo musical El Ultimo de ta Fila hhave referencia a este episodio fen su cancién Soy un acct dente: «Busco una orilla ex- traiia pero yo no soy Ulises. Que nadie me ate cuando las sirenas canten.» * Cin. La pelfcula de Francois Truffaut La sirena del Mississippi (1969), inspi- rada en la novela de William Irish, presenta a una mucha: cha, inocente y seductora a la ver, que atrae irresistible- mente alos hombres causando su perdicién, Walt Disney, en su pelicula de dibujos anima- dos La sirenita (1991), realiza una versidn cinematogratiea del cuento de Andersen S uuses. ‘Tiiano, Sisifo, Madrid, Museo del Prado sisiFo Hijo de Eile, a su vez hijo de Helén’, y nieto de Deuca- lign* y Pirr, la mitologia gre- corromana lo presenta como el ms astuto el menos escrupu- toso de los mortales, Se le con- sideraba uno de los fundadores de Corinto. Cada episodio de su Jeyenda es la historia de una de sus artimanas. Cuando Aut6lico, reputado autor de numerosos Iitrocinios, Je rob sus rebaos,Sisifo con- fundi6 al cuatrero mostrindole Ja. marca que habia grabado por precaucidn bajo la pezuiia de cada uno de sus animales y que rezaba asf: «Me ha robado Au- t6lico.» Una noche se las arre- sisiro gl6 para convertirse en el amante de Anticlea, la hija de Aut6lico, que estaba prometida a Laertes. Segiin esta tradicién, difundida por los autores trégi- 0s pero desconocida en los ‘poemas homéricos*, serfa el la dino Sisifo, y no Laertes, el verdadero padre de Ulises*, que habria heredado de él su legen- daria astucia, Mas tarde, instalado en Co- rinto, donde habria fundado los Juegos Istmicos, Sisifo fue tes- tigo casual del rapto de Egina, lahija del dios fluvial Asopo, y reveld al desconsolado padre la identidad del raptor —que no cera otro que el rijoso Zeus—a cambio de que este hiciese bro- tar un manantial en la cindadela de Corinto, La delacién atrajo sobre Sisifo la célera del seftor del Olimpo*, que le impuso un castigo ejemplar y eterno: arro- jado a los Infiernos", fue con- denado a empujar un enorme bloque de piedra hasta lo alto de ‘una colina, desde donde cata nnuevamente hasta fa base, vien- dose obligado Sisifo a empezar una y otra ver, en un esfuerz0 eternamente frustrado. ‘Una tradicién diferente ex- plica el tormento de Sisifo ‘como castigo a otra de sus su- percherias. Zeus, para vengarse 402 de la delacién de Sisifo, envié a Ténato*, la Muerte, para que se apoderase de él, pero fue el astuto mortal quien consiguid hacerlo prisionero y lo retuvo cargado de cadenas, librando asfa los mortales por un tiempo del funesto genio alado, Té- nato*,liberado finalmente por Ares", reemprendié la persecu- cin de su victima, Esta vez, Sisifo rogé a su esposa que no Je tributase honras finebres. Al Megara los Tnfiernos, Sisifo pudo asi pedir a Hades* que le permitiera regresar al mundo de los vivos con el pretexto de castigar 1a impiedad de su es- pposa. Sisifo regresé por tanto a Corinto y sus dias transcurrie- ron dichosos hasta edad muy avanzada, pero cuando final- mente murié, los escarmenta- dos dioses* le impusieron el su- plicio de Ia roca para mante- nerlo ocupado sin descanso y ‘que no pudiera asf urdir nuevas tretas. El castigo de Sisifo, que aparece ya en la Odisea (canto X1), pas6 a la posteridad como tuna representacién ejemplar de Jos tormentos etemos que su- frian en el Tértaro” los mortales insolentes y los grandes crimi- nales, todds ellos condenados por los dioses por su pecado de 403 hibris’, exceso de orgullo y de confianza en sf mismos. Tén- talo*, Prometeo* o Txién* son otros ejemplos célebres. > INFIERNOS. # Lit: El destino de Sisifo, ccuya falta no siempre aparece bien definida en la radicién, re ibid numerosas interpretacio- nes, Su castigo puede aparecer como sfmbolo del espiria hu- ‘mano incapaz de elevarse sobre la materialidad de las cosas Gutierre de Cetina (siglo xv1) compara el castigo impuesto a Sisifo con las continuos altiba- jos que dl sutte por causa de su amor. En el Guzman de Atfara- ‘he, novela picaresca de Mateo Alem (1599-1604), la vida el picaro Guzman mantiene paralelismos evidentes con el mito de Sisifo, Las acciones se repiten,y una y otra vez el pro- agonista vuelve al mismo punto de su existenci, sin po- {er salir de Ia picaresca, con- vvencido de gue su vida, como lade Sisifo,es un continuo su- bir para volver a caer. En «La mala suerte» de Baudelaire (Las flores det mal, 1857), Si- sifo es un ser heroico que el poeta modemo, condenado ala soledad y a reanudar una y ota ‘vez sus esfuerzs, no puede SOMBRA Imitar, Sisfo, menos presente en la literatura que Prometeo con el que sin embargo tiene bastantes afinidades—, ad- «quiere més imporancia en el glo xx. En El mito de Sisifo (1942), Albert Camus convient cl castigo legendario de Sisifo en un simbolo de la condicién humana, caracterizada por el absurdo, Pero lejos de robe. larse, el hombre debe aceptar este destino, y Sisifo se con- verte entonces en la figura de ‘se homibrereconciliado con su condicién absurda, como tra- duce la famosa formula: «De- ‘bemos imaginar a Sisifo feliz» # Teon. Tiziano lo represents, rodeado de resplandores infer nales, abrumado por el peso de Ja roca (1549, Madrid, Museo del Prado). ‘SOMBRA Forma vaga e inmateral (0 semimaterial) bajo la cual los difuntos moraban en los Infier- nos". En este sentido, sombrary alma son términos prictica- mente sinénimos, aunque estas nociones no se correspondan cexactamente. # Lengua. Et reino (el impe- rio, la morada) de las som- boas: Ios Infiernos. SOMBRA 4 Lit, En un sobrecopedor epi- sodio de la Odisea (canto XI), vemos a Ulises" proceder a la nnekwia —evocacién de los ‘muertos — en el misteioso pats 4e los cimerios. Después deca var un foso en ua lugar deter- rminado y regario con la sangre {de unos toros inmolados en sa- crificio, Ulises entra en con- tacto con las «sombras», que viienen a beber évidamente esa 404 sangre que por algunos minutos Jes dard cierta materiaidad, per- ritiendo asf que el néroe" in ‘ercambie noticias con ells. En el canto VI de la Eneida, Eneas’ desciende él mismo a los In femas para encontrarse con las sombras de ls dfuntos que co- nocié en vida, entre ellas 1a de Dido*y la de su padre Anqui- ses, que le profetiza el glorioso futuro de Romar TANATO Personificacién de la Muer- te (en griego thanatos), hijo de Erebo", las Tinieblas infernales, y de Nicte* la Noche, es el her- ‘mano gemelo de Hipno”, perso- nificaci6n del Suefio. Representado como un ge- nio alado, acude a buscar a los mortales cuando el tiempo de su vida ha expirado, Corta e tonces un mechén de los cabe~ Hlos del difunto para entrepér- selo como presente a Hades’ y luego Hleva su cuerpo al reino de los muertos. Asf transports el cuerpo del valiente héroe* licio Sarpedén, cafdo al pie de las murallas de Troya’. Fue también a buscar a Alcestis”, que por amor habfa ocupado en el féretro el lugar de su es- poso muerto. Tuvo entonces que enfrentarse con Heracles", que le oblig6 a devolver a la joven, de la que ya se habia Apoderado, Ténato fue también el encargado por Zeus’ de cas- tigar a Sisifo*, pero el astuto mortal consiguié engaiiarlo y hacerlo prisionero, librando asf, por un tiempo, de su fu- nesta presencia a los hombres, — sisiro. #9 Lie, Ténato no dio lugar aun ‘mito propiamente dicho, y la rmayoria de las veces aparece reducido a una simple abstra- idn, al igual que su gemelo Hipno. Introducido como per- sonaje en el teatro —como en la Alcestis de Eurfpides (438 a. C.), donde aparece cubierto por una tinica roja y blan- diendo una espada—, inter- viene sobre todo en relatos po- plas, al margen de cualquier tesquema mitico, En el relato fantstico de Edgar Allan Poe titulado «La méscara de la imerte roja» (Nuevas historias extraordinarias, 1856) volve- ‘mos a encontrar la misma apa- TANTALO ricin espectral vestida de rojo ‘ue nos presentaba Euripides # Zeon, Li erdtera de Eufronio (siglo via. C., Nueva York, Metropolitan Museum) repre senta a Hipno y Tanato lle- vando el cuerpo de Sarpedén. TANTALO Monarca de una rica regi¢n de Asin Menor (Frigia o Lidia, segiin las versiones), hijo de Zeus’, disfrutaba de la amistad de 10s doses’, que incluso lo invitaban a su mesa en el Olimpo*. Su nombre, sin. em- bargo, ha quedado ligado alte ible suplicio a que fue conde- nado en los Infiemos’ el cual se atribuye a diversas causas. Se- gin algunas tradiciones, trai- cioné 1a confianza de los In- mortales difundiendo ciertos se- eretos a los que habia tenido acceso en el Olimpo, llegando incluso a robar el néctar* y la ambrosia’ de los dioses para darselos a los hombres. Tam- bién se le presenta como per- {juro por negar haber recibido de Zeus el perro de oro que este le habia confiado y que Zeus con- servaba desde su infuncia, pa- sada junto a Amattea" en Creta Pero el peor de sus crime- nes fue haber ofrecido a los dioses un banquete en el que 406 les sirvi6 la came de su propio hijo Pélope’. a quien habia descuartizado y guisado, para probar la omniscencia de los dioses. Los Inmortales descu- brieron inmediatamente 1a na- turaleza del manjar que se les ‘ofreefa y Io rechazaron horror zados. Todos excepto Demé- ter, que devors hambrienta un hombro del desdichado joven sin darse cuenta de nada, Los dioses resucitaron a Pélope y reemplazaron su desaparecido hombro por otro de marfil. El padre impio fue castigado a su- frirhambre y sed eternas. En lo més profundo. del Tértaro" qued6 Téntalo, sumergido en un lago hasta el euello y muy cerca de un arbol cargado de frutos deliciosos: cuando in- tenta beber, el agua se retiras ‘cuando intenta comer, las ra- mas se alejan de su mano. El sacrilegio de Téintalo pe- sar sobre toda su descendencia ‘Su hija Niobe", cuyos hijos mo- rirén bajo las flechas de Arte- misa’ y Apolo’, ha quedado como el simbolo del dotor ma- temo inconsolable. El mons- ‘ruoso festin se reproduciré ge- neraciones después, cuando Altreo, hijo de Pélope, haga co- mer a su hermano Tiestes la came de sus tres hijos. La fatal 407 hherencia se transmitiré marcando sangrientamente el destino de la familia de Agamendn*, hijo de ‘treo, materia trigica de la que Esquilo extraeré su trilogia la Orestiada (458 a. C.). > ATRI- DAS, NIOBB, PELOPE, ‘+ Lengua, La expresion suplt lo de Ténato evoca una si ‘tuaci6n en la que se esté muy cerea de To que se ansfa sin po- der jamais aleanzarlo. 4 Lit. En Tanalo (1935), n0- vela de Benjamin Jamés, el au tor se sirve del personaje mito- Tgico para escribir sobre sus propias preocupaciones. TARTARO Regidn de los Infiernos* donde sufrian tormentos eter- ‘ngs las almas de quienes, por sus erfmenes, habfan merecido ser castigados después de su ‘muerte, Segin la tradici6n mas difundida, que se remonta a Homero, el Tértaro estaba si- jo en las mas remotas pro- fundidades del Universo, mu- cho més abajo que los propios Infiernos. Solo estaban conde- nados al castigo etemo de Tér- taro algunos héroes* miticos, culpables de haber ofendido al propio Zeus" (como Ixign’, Si- Sifor 0 Téntalo"). Mas tarde, ‘TeBAS por influencia del pitagorismo especialmente, se extendi6 Ja nocién de un «Pértaro = Iu- gar de suplicios» mucho més INFIERNOS. + Lengua. En lenguaje pos- tico se utiliza la palabra wdrearo ‘como sinénimo de «info. # Lit, Homero, Mada, canto VIII. Hesfodo, Teogonta, 722 vy sigs ‘TEBAS Esta ciudad de Beocia fue fundada por Cadmo, hijo del rey fenicio Agenor, por orden de Apolo’, a quien el monarca habia acudido a consultar a Delfos después de haber bus- cado larga e indtilmente a su hermana Europa’. Sobre el lu- Sémele, hija del fundedor de Tebas, en Jupiter y Sémele, llenzo de Mo- eau, Pars, Musoo Gustave Moreal: gar que el orgculo habia desig- nado, Cadmo mat6 un drag6n nacido de Ares" que habia ex- terminado a sus compafieros. Atenea’ le aconsejé que sem- brara los dientes del monstruo de los cuales surgid, amena- zante, un ejército de hombres armados, los Espartoi_ (en griego, «los hombres sembra- dos»). Cadmo lanz6 piedras en- tre ellos y estos empezaron a acusarse unos a otros de haber- Jas arrojado y terminaron ma- tindose entre sf. Solo sobrevi- vieron cinco, y con su ayuda 408 Cadmo funds la ciudad. Serfan Jos antepasados de la aristocra- cia tebana, Después de expiar la ‘muerte del dragén sirviendo como esclavo a Ares durante ‘ocho afios, Cadmo se convirtié cen rey de Tebas y Zeus le en- treg6 por esposa a Harmonia, hiija de Ares. Su matrimonio se celebré con fasto extraordina- rio y a él acudieron todos los dioses’. La pareja tuyo una nu- merosa descendencia, Ya an- cianos, partieron hacia Hiria, donde reinaron todavia antes de ser transformados en serpientes y alcanzar los Campos Eliscos’. ‘Cadmo pertenece a la cate- gorfa de los héroes' civilizado- res, Dice la leyenda que ensefis 410s hombres el arte de uncir los bueyes y arar los campos, mostrindoles también cémo cexplotar las riquezas mineras de la tierra, Ademas de Tebas fund6 varias ciudades ¢ ii ports el alfabeto, invento fe cio, Personifica la influencia de lacivilizacién oriental en la pri- mitiva Grecia, Frente a este héroe positive, las generaciones que le siguie- ron estuvieron abocadas a las peores desgracias, Sémele, una de sus cuatro hijas, fue amante de Zeus y tuvo la imprudencia 409 ‘Tena LOS DESCENDIENTES DE CADMO —_____ CADMO + Harmonia Autsese tno Age + Bin Sémele + Zeus POLIDORO ‘enum i ‘Ate Leu Melcenex PENTEO iin LARDACO. | ocino i} I 1 Hemi | eDPO. Point Eeoles Amigona omen ‘Loe name de os repes de Tees sprecen en rcs de pedirle que se le manifestara en todo su poder: murié fulmi- nada. Ino*, madrastra de Frixo, se suicid6 con su hijo Melicer tes. Aungue tanto una como otra terminaron aleanzando 1a ine mortalidad, la desdichada Aut6- noe tuvo que ver eémo su hijo Acteén’, metamorfoseado en ciervo, era devorado por sus propios perros. Por dltimo, Awaivespreaa’idetfurdr dion sfaco, descuartiz6 a su propio hijo Penteo, que se habia con- vertido en rey de Tebas. Poli doro, hijo de Cadmo, rein so- bre Tebas, pero la tradicién no cestablece con claridad si fue an- tes que Penteo —en cuyo caso habria sido destronado por este sobrino— 0 después de este > DIONISO, VELLOCINO DE ORO. La transmisién del poder en Tebas siguié marcada por ‘TEBAS la confusion, mezclando de forma funesta linajes y gene- raciones en el seno de una misma familia, Como el hijo de Polidoro era demasiado jo- vven para acceder al trono, este pas6 a otra rama tebana des- Cendiente de los Espartoi, El poder pas6, pues, primero a Nicteo, luego a Lico, hermano de este, para recaer finalmente en Anfion y Zeto, dos gemelos nietos de Nicteo. Se les atri- buye Ia construccién de las murallas de la ciudad, cuyas piedras se habrian levantado solas gracias a los sonidos de Ja lira de Anfién, que era méi- Labdaco, hijo de Polidoro, recuperé a continuacicn el po- der y es frecuente que el patro. nimico Labdicidas aparezca para designar al conjunto de la dinastia, Layor, hijo de Lab- daco, seri el padre de Edipo’. Cuando Layo muera a manos de su. hijo, Creonte, descen- diente de Penteo, ejercerd el poder en Tebas hasta que su sobrino Edipo se convierta en rey. Creonte volverd asentarse cn el trono de Tebas cuando Edipo parta al exilio después de conocer la horrible verdad de su destino, y de nuevo des de la muerte de Eteocle 410 hijo de Edipo. Este se habia hecho con el poder y se negaba a entregirselo a su hermano mayor Polinices’. Como repre- salia, Polinices, aytudado por el rey argivo Adrasto y otros gue- rreros célebres, lanz6 contra Eteocles la famosa expedicidn conocida como «los Siete con- tra Tebas». Enfrentados en combate singular, los herma- hos se mataron. mutuamente ante una de las puertas de la ciudad. Los tebanos obtuvieron finalmente la victoria y exter- minaron a todos los asaltantes, de los que solo salvé la vida Adrasto. Aqui se sia la inter vencidn de Antigona’. —> AN GONA, EDIPO, POLINICES. Diez-aiios después, los Epi gonos’, hijos de los jefes que habfan muerto en el combate, lanzaron otra expedicién contra Tebas, esta vez con éxito. Los hhabitantes de la ciudad huyeron siguiendo los consejos del adi- vino Tiresias’, y Tebas fue des- truida y saqueada. 1 Lengua. El adjetivo beocio se utiliza en sentido figurado para calificar a alguien torpeo poco refinado, cerrado a las letras y a Jas artes. Tal es la fama, en efecto, que desde la Antigiiedad tenfan los habi- au tantes de esta regién sobre la que se fundé Tebas, Lit, La dinastfa de los Lab- dacidas, como la de los Atri das’, proporcioné a los dra Imaturgos atenienses del siglo va. C, la materia de sus pris cipales tragedias. Para la cul- tura occidental, las piezas de Séfocles han convertide a Ediipo y Antigona en los per- sonajes més representativos de Ia condicién humana. La lucha fratricida entre Eteocles ¥y Polinives aparece evocada fen Los Siete contra Tebas de Esquilo (467 a. C.) y en Las fenicias de Euripides (h. 408 a.C.), que en Las bacantes (406 a. C.) muestra la muerte de Penteo, vietima de la ven- ganza de Dioniso, En Roma, el poeta Estacio (si slo 1d. C,) dedies una epopeya ‘en doce cantos ttulada la Te aida al enfrentamiento entre Eteocles y Polinices, insprin ‘dose en una epopeya griega ac- talmente perdida. Desde Ia Edad Media, la le- ryenda de la ciudad disfruté de una gran fortuna literaria, como en el Roman de Thebes Candnimo, h, 1149). El episo- dio de los Siete contra Tebas y sus incidencias aparecen asi- mismo en la Tebaida de Ra- ‘TELEMACO cine (1664), muy préxima alas fuentes antiguas, y en Eteocles y Polinices de Gabriel Le- gouvé (1799). ¢ Mis. Lully, Cadmo y Her- ‘mione (por Harmonia). Opera, 1673, sobre libeeto de Qui- raul # Cin. > sow, En Héreules y ta reina de Li- dia (1958), Pietro Francisci uestra el enfrentamiento en- le Eteocles y Polinices ante Jos muros de Tebas,siguiendo ‘una teuma inspirada muy’ ib ‘mente en el Edipo en Colona de Séfocles y Los Siete contra Tebas de Exquilo. TELEMACO Hijo de Ulises y Penélope’ Su figura ha pasado a la le- Yyenda como prototipo del amor filial. Aunque en ocasiones deja traslucir cierta ingenuidad propia de su juventud, siempre demuestra virtud y piedad. Sus padres le profesan igualmente tun inquebrantable afecto, Pasé su infaneia en Ttaca, educado por el sabio Mentor’. Al cum- plir diecisiete anos, futioso por Ja insolencia de los pretendien- tes de su madre, decide partir «en busca de su padre y se dirige hacia Esparta para consultar a Néstor’ y Menelao, Atenea* le emis protegié durante su biisqueda y Te devolvié a ftaca, donde en- contré a su padre y le ayudé a recuperar el poder. 4 Lit. La primera parte de la Odisea (cantos Tl, TL, TV) esta dedicad a la bisqueda de Te- Kémaco. El hijo de Ulises vuelve a tomar parte en el re lato homérico” a partir del canto XV y hasta el final, junto asu padre, FFénelon le convierte en el pro- tagonista de su obra diddctica Las aventuras de Telémaco (1699). El joven parte en bbusca de su padre guiado por Minerva’-Atenea, que ha to- mado el aspecto del anciano Mentor, Después de una aven- tura amorosa (Telémaco se enamora de la ninfa Eucaria, suscitando a su vez el amor de Calipso”), pasa una larga es- tancia en la corte del rey Ido- ‘meneo", cuya politica —que Fénelon presenta con tintes negros— recuerda mucho a la de Luis XIV. Esta erica en- cubierta le valié a Fénelon el exilio 4 eon. Historia de Telémaco, serie de tapices, 1730, Madrid 4 Miés. Telémaco, éperas de Alessandro Scala (1718), de Gluck (1765) y de Boieldieu an (1806); Antonio Gonzalez de Leén, El hijo de Ulises, zar- ucla, 1768. TEMIS Diosa* del Orden y 1a Jus- ticia, es hija de Urano", el Cielo, y de Gear, la Tierra, Forma parte, por tanto, de la primitiva generacién preolfm- pica de los titanes’ y personi- fica la Ley divina y moral. Fue Ja segunda esposa de Zeus’, después de Metis’, y le dio va rios hijos: las tres moiras’, que Jos romanos Hlamaron parcas’; las tres horas’ y, segdn algu- nas tradiciones, las Hespéri- des’. Fue Temis, al parecer, quien aconsej6 a su esposo que se cubriese con la piel de Ia cabra Amaltea’, la égida, para usarla como coraza con- tra los gigantes’. Su unin con el seftor de Ios dioses le confirié el privi- legio, raro para una divinidad primitiva, de residir con los Olfmpicos’. Tenfa dotes profé- ticas y reinaba en el santuatio pitico de Delfos antes de que se instalase Apolo’, a quien enseftarfa el arte de la adivina- cién. Anuncié que el hijo de ‘Tetis’, Aquiles", seria mas po- deroso que su padre y advirtié a Atlas’ que un hijo de Zeus 413 vendrfa a robar las manzanas de oro de las Hesperides” > HERACLES, TEOGONIA 4 Lengua, La expresién rem: plo de Temis se iliza en oca- siones, yen ciertos contextos, ‘como sinénimo de palacio de Justicia. TEOGONIA Genealogia lezendaria de los dioses’ griegos. La teogonta riega, seatin el poema de He- siodo, es ante todo el relato del nacimiento de «toda la raza de Jos eternos Inmortales» y de su descendencia, pero aparece también como Ia epopeya de Jos combates que enfrentaron a las diferentes generaciones de las divinidades por la conquista del poder, pues los dioses, al ser inmortales, solo pueden su- ‘cumbir a la violencia de otros digses mas fuertes que ellos. La historia de estos cambios de reinado conduce al. poeta a ‘enumerarIas tres generaciones divinas que, segiin Ia leyenda, se fueron sucediendo en el Uni- verso: primero la generaciGn de Urano’, luego la de Crono" y por tiltimo la de los Olimpicos’, ‘a cuya cabeza se sitfa Zeus’, El poeta exalta la potencia sobe- tana del sefior del Olimpo*, el ‘Teoconia Llkimo que conquist6 el poder y reina todavia sobre los dioses y sobre los hombres, La teogonfa, cinéndose al sentido literal de la palabra, de- berfa ser dnicamente el relato del «nacimiento de los dioses>. Sin embargo, en Hesiodo, la teogonfa se abre con una cos ‘mogonia («nacimiento del Uni vverso organizado»), ya que re- {ata primero el nacimiento de las primeras divinidades —per- sonificaciones de elementos—, Iuego el de los primeros dioses y la tarea emprendida por estos para organizar el mundo y po- der finalmente reinar en el Olimpo, La Teogonia comienza por tanto relatando el nacimiento del Universo. En los orfgenes del mundo existia el caos", la vida indiferenciada, un abismo sin fondo donde erraban los elementos sin norte ni direc- cién, Mas tarde aparecieron Gea’, Ja Tierra, elemento de es- tabilidad, la Madre Universal que se enfrenta al estado de confusién de Caos y engen- draré todo lo que existe, y Eros’, el Amor, principio crea~ dor de la vida Caos engendrs de sf mismo a dos entidades. contrarias, Erebo" (las Tinieblas) y Nicte™

Você também pode gostar