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mundo grecorromano pero aparece escrito, por primera vez, en la novela latina de
Apuleyo titulada El asno de oro. La novela tiene el estilo picaresco romano, aunque
Psique y Afrodita (Venus) mantienen su carácter griego, siendo Eros el único cuyo
papel procede de su equivalente en el panteón romano (Cupido).
Eros, en el pensamiento griego, se nos presenta como un dios que encarna no solo la
fuerza del amor erótico sino también el impulso creativo de la siempre floreciente
naturaleza, la Luz primigenia que es responsable del orden y la creación en el cosmos.
En cuanto a su origen hay varias versiones. En la “Teogonía” de Hesíodo, el mito de la
creación, Eros surgió tras el Caos junto con Gea, la Tierra, y Tártaro, el Inframundo.
Aristófanes nos dice en “Las aves” que Eros brotó de un huevo puesto por la Noche
(Nix), quien lo había concebido con la Oscuridad (Érebo). En los misterios eleusinos era
adorado como Protógono (Πρωτόγονος), el “primero en nacer”.
Posteriormente aparece la versión que hacía a Eros hijo de Afrodita con Ares (la más
común), Hermes o Hefesto, o de Poros y Penia, o a veces de Iris y Céfiro. Este Eros era
un ayudante de Afrodita, que dirigía la fuerza primordial del amor y la llevaba a los
mortales. En algunas versiones tenía dos hermanos llamados Anteros, la personificación
del amor correspondido, e Hímero, la del deseo sexual.
En la versión en la que Eros aparece como hijo de Afrodita y Ares se considera que
Zeus ve al niño como un peligro potencial y le ordena a su madre que lo haga
desaparecer pero ella lo oculta en un bosque y allí lo crian las fieras, Siendo todavía un
niño se construyó un arco y flechas (de ciprés) y se convirtió en un certero tirador. La
nereida Tetis consiguió de Zeus, el día que se casaba con Peleo, que lo recibiera en el
Olimpo y cambió su rústico arco por otro de oro.
La adoración de Eros llegaría a estar muy extendida. Fue venerado fervientemente por
un culto a la fertilidad en Tespia y jugó un importante papel en los misterios
eleusinos.En Atenas, compartió con Afrodita un culto muy popular y se le consagraba el
cuarto día de cada mes.
Afrodita, identificada por los romanos como Venus, no es otra que la diosa
mesopotámica Isthar o la fenicia Astarté, todas ellas sìmbolo de la Gran Diosa Madre.
Según la versión clásica su nacimiento no fue fruto de una unión sexual, emergió de la
espuma del mar fecundada por los órganos genitales de Urano tras haberles sido
cortados por Cronos. Otra versión nos dice que era hija de Zeus y Dione.
El mito tradicional relata que era tan bella que al surgir de las aguas todos los habitantes
del mar acudieron a contemplarla en su concha nacarada, que le servía de cuna y carro a
la vez. Al entrar en contacto con el aire puro, el llamado susurro del cielo azul, se le
escapó un blando suspiro que se extendió por todo el Universo. Las olas empezaron a
mecerla dulcemente, el aire se hizo más leve y toda la naturaleza se alegró con su
presencia. No era para menos, con ella habían llegado al mundo las palpitaciones del
amor y las ansias de vivir.
Impulsada por Céfiro (el viento) la nacarada concha empezó su viaje acompañada por
las Nereidas, Tritones y otros habitantes del mar. Llegó primero a Citerea y, más tarde,
a Chipre. En esta isla dejó su concha y, completamente desnuda, puso sus menudos pies
en la arena de la playa, cogió su hermosísima y larga cabellera y le exprimio el agua
salada que la empapaba.
Fue recibida en Chipre como reina y las Horas se ofrecieron para ser sus preceptoras.
Una se encargó de velar sus dulces sueños y se encargó de despertarla. Otra le enseñó a
adornarse con naturalidad para cautivar a dioses y hombres, otra se encargó de su
alimentación trayéndole cada día las primicias de los frutos de la tierra, y el resto le
enseñaron ternura, prudencia, bondad y, sobretodo, humanidad, por lo que Afrodita se
convirtió en la más humana de todas las divinidades.
La fama, mensajera de Zeus, extendió por todo el Olimpo la llegada de la nueva diosa.
Las Horas la vistieron y prepararon para la ocasión: pusieron en su cabeza una
inmarchitable guirnalda de flores y le dieron el famoso ceñidor por el que todo el que la
viera quedaría rendido a sus pies. Llegó al Olimpo acompañada de sus fieles servidores
Eros e Himeneo ( el Amor y el Deseo) ante la expectación general.
Entre los inmortales prendió “el deseo” y todos quedaron rendidos ante ella. Entre las
diosas surgió la inquietud y los celos ante la nueva rival, especialmente en Hera y
Atenea.
Para evitar problemas en el Olimpo por la posesión de Afrodita, siendo ella joven e
inexperta, Zeus decidió su casamiento con su hijo Hefaistos (Vulcano), dios del fuego,
al que estaba agradecido por haberle forjado el rayo y haberle construido su trono y su
palacio con metales nobles. Este matrimonio lo podemos considerar como de pura
conveniencia (para Zeus), unión entre “la bella y la bestia”, una paradoja que se casara
la diosa del Amor con alguien al que no quería. Las consecuencias no tardarían en
llegar: las infidelidades de Afrodita y el sufrimiento, con mayor o menor resignación, de
Hefaistos (Vulcano).
Las más famosas de sus infidelidades y las más representadas en el arte son las que
tuvo con: Ares (Marte), Poseidón (Neptuno), Hermes (Mercurio), Dionisos (Baco),
- Esa jovencita, quienquiera que sea, no va a usurpar por más tiempo mis
honores. Yo haré que se arrepienta ella sola de su afamada belleza.
Afrodita, mientras tanto, encargó a Eros que buscara a Psique y que le lanzara
una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y
ruin que encontrase. Pero en cuando éste vio a Psique, se hirió con una de sus
propias flechas y se enamoró perdidamente de la joven.
Llegaron, por fin, a la roca donde dejaron sola a la muchacha. Estando Psique
muerta de miedo y llorando, se levantó un suave Céfiro, que la elevó y la fue
llevando por la ladera del monte abajo hasta dejarla reclinada sobre una
pradera cuajada de césped en flor, donde se quedó dulcemente dormida.
Al despertarse, lo primero que vio fue un bello bosque con una fuente de agua,
y en medio, una mansión regia construida con divino artificio. Inmediatamente,
Psique se sintió atraída por la riqueza y magnificiencia de la construcción; se
acercó un poco mas confiada y decidió cruzar el umbral. Lo que más le llamó la
atención es que tantas riquezas no estuviesen protegidas con rejas ni cadenas
ni un guardián.
- ¿Por qué estás aturdida ante tantas riquezas? Tuyas son. Los de las voces
que oyes somos tus criados y vamos a estar cerca de ti para servirte.
Asintió ella, pero al día siguiente no hizo sino llorar y lamentarse de estar en
una cárcel de oro alejada de todo contacto humano. Al llegar la noche y entrar
el marido en la cama, la encontró llorosa aún. Después de incansables ruegos
respondidos por advertencias de éste, consiguió que accediera a sus deseos
de ver a sus hermanas, para calmarle la pena que sentían al creerla muerta y
hablar con ellas. Además de acceder a los ruegos de la recién casada, le
permitió que les llevara el oro y las alhajas que ella quisiera, pero le volvió a
advertir de que no se dejara persuadir por el consejo de intentar ver la imagen
de su marido, porque de suceder eso, se desmoronaría su afortunada situación
y se quedaría sin sus caricias. A lo que ella respondió:
Cuando las hermanas llegaron a la roca donde fue dejada Psique, comenzaron
a lamentarse ruidosamente. Psique salió de su casa y le pidió a Céfiro que las
trasladara sin daño y pudieron gozar de la emoción de volver a abrazarse,
después de lo cual las invitó a entrar.
- ¿Te has fijado hermana la cantidad de joyas y de cómo brillan los vestidos y
la cantidad de oro que descubres a cada paso? Y si encima, tiene un marido
tan apuesto como ella dice, no habrá una mujer más feliz en todo el Urbe. Si te
has fijado, adopta ademán y superioridad de diosa una mujer que tiene a voces
por sirvientes y manda en los mismos vientos. En cambio, a mí me ha tocado
un marido más viejo que mi padre, más calvo que una calabaza; y por si fuera
poco tiene todas las cosas de la casa guardadas bajo llaves y cadenas.
Tal como lo anunció el marido, las hermanas regresaron, al igual que la primera
vez, por petición de Psique. Apenas se instalaron, comenzaron a preguntarle
cómo era su familia, a qué alcurnia pertenecía, a qué se dedicaba. Y Psique,
que tenía olvidada su primera versión les dijo que su marido era un
comerciante de la región, de mediana edad. Nuevamente las llenó de ricos y
regalos y las devolvió en el vehículo airoso.
Psique, al ver
desaparecer a su
marido, se echó
de cabeza a un
río cercano
quien, por miedo
al dios, no
permitió que se
hiciera daño,
depositándola en
una amable
ribera. El dios Pan, viendo el abatimiento de Psique, se le acercó y le dijo:
A partir de este momento, las cosas se mueven a otro ámbito. Psique comienza
a deambular enloquecida. Lo primero que hace es llegar al reinado de sus
hermanas y, engañándolas, hace que se precipiten a la muerte, una primero y
otra después, desde la misma roca en la que supuestamente ella perdería su
vida. Después de esos encuentros, camina perdida, como suele suceder
cuando se pierde al Amor.
Mientras tanto, una gaviota aliada de Venus se le acercó a ésta para informarle
de la herida de su hijo y de cómo éste había decidido instalarse en el lecho
materno mientras se recuperaba. La diosa le pregunta si es verdad que su hijo
anda enamorado, a lo que la gaviota contesta afirmativamente y, acto seguido.
Venus oye el nombre de su odiada Psique como responsable de ese amor. Se
lanza encolerizada a buscar a su hijo, encontrándolo en su dorado tálamo
donde lo increpa con humillantes improperios y amenazas; tal era la ira que
sentía ante su traición.
Fue recibida por una de las criadas, Costumbre, quien insultándola, la llevó a la
presencia de Venus. Ella la entregó a otras dos criadas, Soledad y Tristeza,
para que la martirizaran aún sabiendo de su embarazo cuyo fruto no reconocía
como parte de su familia. Al devolverla a presencia de su señora, ésta se le
echó encima y le hizo trizas los vestidos. Mezcló gran cantidad de diferentes
granos y le aclaró que debía separarlos y distribuirlos por clase antes del
anochecer, y dándole la espalda se alejó.
- Ni tú ni tus manos hicieron este trabajo, sino aquel a quien sedujiste para tu
desgracia y la suya
En la mañana del día siguiente, Venus llamó a Psique para encargarle otro
trabajo: debía traerle un vellón de lana dorada de unas ovejas que pastan en
un bosque cercano. Y hacia el bosque se dirigió Psique con la intención de
arrojarse al río que lo atravesaba. Al llegar a la orilla del río, una caña verde le
dijo:
Y así fue como Psique consiguió volver con la tarea cumplida. Pero no
apaciguó la crueldad de la diosa, quien de inmediato le entregó una cajita
diciéndole que debía ir hasta el Orco y decirle a Proserpina: "Venus te ruega
que le pongas en ésta caja un poco de tu hermosura, pues la que ella tenía la
ha perdido cuidando a su hijo enfermo, y se le ha marchitado". Entonces fue
Conclusión final
En el mundo occidental la globalidad del concepto de erotismo está teñida de
un trasfondo de tabúes. El desnudo femenino parece dominar el arte erótico en
Occidente puesto que la mayor parte de la pintura ha sido ejecutada por
hombres. Raramente el desnudo se pinta desapasionadamente, pues por su
propia naturaleza enciende los sentidos. Sin embargo, el poder de su atractivo
ha conducido a temérsele en la civilización judeo-cristiana, y la consiguiente
censura de la sexualidad explícita en el arte se ha resuelto en obras cuyo
erotismo está deliberadamente velado y cuyo poder erótico, de este modo, se
ha incrementado fuertemente. Mientras otras religiones han considerado el
placer sexual como una parte importante del culto y han tratado las aventuras
sexuales de los dioses y diosas como textos sagrados, el Cristianismo no lo
consideró así. Jesús se mostró comprensivo con el estado del matrimonio, pero
la antipatía de San Pablo hacia la unión de los sexos, se convirtió en la
influencia más poderosa. Y puesto que la Iglesia fue unos de los principales
patronos de las artes en Occidente hasta el siglo XVIII, el proceso tuvo un
profundo efecto sobre la pintura y la escultura y llevo a una inconfundible
tradición artística en la cual el contenido erótico de muchas obras fue
presentado de una forma implícita o codificada. La representación de escenas
míticas fue una de ellas como hemos podido ver.
http://www.ciudadpintura.com/
Para encontrar fácilmente los cuadros basta con seguir estos pasos:
1. Pinchar en Galería principal; Introducir texto.
Si no se conoce el autor y lo que se pretende es buscar una obra por el tema,
basta con pinchar en Para buscar obras. Si por el contrario se conoce al autor y
se trata de localizar rápidamente el cuadro que uno busca, entonces es mejor
pinchar en Para buscar autores.
2. Escribir en el hueco en blanco bien el título o el personaje que puede dar título al
cuadro, bien el autor, según dónde se haya pinchado anteriormente.
En el primer caso saldrá una lista con los autores, las épocas y la temática de los
cuadros. Hay que elegir siempre las obras mitológicas. Una vez aparezca la lista
de cuadros, si se pincha sobre cada uno de ellos, se hará más grande y se podrá
examinar con detenimiento. En el segundo, sale directamente la lista de obras del
autor elegido
http://www.wga.hu/index1.html
Es muy práctica y fácil para navegar. Para encontrar los cuadros o esculturas de los
mitos de la PAU sólo hay que poner el nombre en el hueco donde pone text y luego
darle a search. Eso sí, tiene que estar en inglés. Si se conoce el autor se puede
buscar por autores. En ese caso, habrá que escribir el nombre del autor en author.
http://www.lomejor.com/webmaker/portal/
http://www.repubblica.it/gallerie/online/cultura_scienze/neoclassico/8.html
varios cuadros de tiepolo a canova
http://picasaweb.google.com/antiguaymedieval/AntiguaYMedieval02/
http://rsta.pucmm.edu.do/biblioteca/pinacoteca/index.htm
http://docentes.uacj.mx/fgomez/museoglobal/carpetas/B/boticelli.htm
http://platea.pntic.mec.es/anilo/mitos/
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