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El mito de Eros y Psique tiene una larga tradición como cuento popular del antiguo

mundo grecorromano pero aparece escrito, por primera vez, en la novela latina de
Apuleyo titulada El asno de oro. La novela tiene el estilo picaresco romano, aunque
Psique y Afrodita (Venus) mantienen su carácter griego, siendo Eros el único cuyo
papel procede de su equivalente en el panteón romano (Cupido).

La historia sigue un camino paralelo al argumento principal de la novela de Apuleyo y


narra la lucha por el amor y la confianza entre nuestros dos personajes. Antes de entrar
en el relato debemos conocer quienes eran los protagonistas.

Eros, en el pensamiento griego, se nos presenta como un dios que encarna no solo la
fuerza del amor erótico sino también el impulso creativo de la siempre floreciente
naturaleza, la Luz primigenia que es responsable del orden y la creación en el cosmos.
En cuanto a su origen hay varias versiones. En la “Teogonía” de Hesíodo, el mito de la
creación, Eros surgió tras el Caos junto con Gea, la Tierra, y Tártaro, el Inframundo.
Aristófanes nos dice en “Las aves” que Eros brotó de un huevo puesto por la Noche
(Nix), quien lo había concebido con la Oscuridad (Érebo). En los misterios eleusinos era
adorado como Protógono (Πρωτόγονος), el “primero en nacer”.

Posteriormente aparece la versión que hacía a Eros hijo de Afrodita con Ares (la más
común), Hermes o Hefesto, o de Poros y Penia, o a veces de Iris y Céfiro. Este Eros era
un ayudante de Afrodita, que dirigía la fuerza primordial del amor y la llevaba a los
mortales. En algunas versiones tenía dos hermanos llamados Anteros, la personificación
del amor correspondido, e Hímero, la del deseo sexual.
En la versión en la que Eros aparece como hijo de Afrodita y Ares se considera que
Zeus ve al niño como un peligro potencial y le ordena a su madre que lo haga
desaparecer pero ella lo oculta en un bosque y allí lo crian las fieras, Siendo todavía un
niño se construyó un arco y flechas (de ciprés) y se convirtió en un certero tirador. La
nereida Tetis consiguió de Zeus, el día que se casaba con Peleo, que lo recibiera en el
Olimpo y cambió su rústico arco por otro de oro.

Eros aparece representado en el arte como un niño alado, mensajero y acompañante de


Afrodita, uniendo a los seres con sus flechas de amor. Su influencia ha sido enorme y en
multitud de escenas religiosas aparecen esos angelitos que nos lo recuerdan

La adoración de Eros llegaría a estar muy extendida. Fue venerado fervientemente por
un culto a la fertilidad en Tespia y jugó un importante papel en los misterios
eleusinos.En Atenas, compartió con Afrodita un culto muy popular y se le consagraba el
cuarto día de cada mes.

Afrodita, identificada por los romanos como Venus, no es otra que la diosa
mesopotámica Isthar o la fenicia Astarté, todas ellas sìmbolo de la Gran Diosa Madre.

Según la versión clásica su nacimiento no fue fruto de una unión sexual, emergió de la
espuma del mar fecundada por los órganos genitales de Urano tras haberles sido
cortados por Cronos. Otra versión nos dice que era hija de Zeus y Dione.

El mito tradicional relata que era tan bella que al surgir de las aguas todos los habitantes
del mar acudieron a contemplarla en su concha nacarada, que le servía de cuna y carro a
la vez. Al entrar en contacto con el aire puro, el llamado susurro del cielo azul, se le
escapó un blando suspiro que se extendió por todo el Universo. Las olas empezaron a
mecerla dulcemente, el aire se hizo más leve y toda la naturaleza se alegró con su
presencia. No era para menos, con ella habían llegado al mundo las palpitaciones del
amor y las ansias de vivir.

Impulsada por Céfiro (el viento) la nacarada concha empezó su viaje acompañada por
las Nereidas, Tritones y otros habitantes del mar. Llegó primero a Citerea y, más tarde,
a Chipre. En esta isla dejó su concha y, completamente desnuda, puso sus menudos pies
en la arena de la playa, cogió su hermosísima y larga cabellera y le exprimio el agua
salada que la empapaba.
Fue recibida en Chipre como reina y las Horas se ofrecieron para ser sus preceptoras.
Una se encargó de velar sus dulces sueños y se encargó de despertarla. Otra le enseñó a
adornarse con naturalidad para cautivar a dioses y hombres, otra se encargó de su
alimentación trayéndole cada día las primicias de los frutos de la tierra, y el resto le
enseñaron ternura, prudencia, bondad y, sobretodo, humanidad, por lo que Afrodita se
convirtió en la más humana de todas las divinidades.

La fama, mensajera de Zeus, extendió por todo el Olimpo la llegada de la nueva diosa.
Las Horas la vistieron y prepararon para la ocasión: pusieron en su cabeza una
inmarchitable guirnalda de flores y le dieron el famoso ceñidor por el que todo el que la
viera quedaría rendido a sus pies. Llegó al Olimpo acompañada de sus fieles servidores
Eros e Himeneo ( el Amor y el Deseo) ante la expectación general.

Entre los inmortales prendió “el deseo” y todos quedaron rendidos ante ella. Entre las
diosas surgió la inquietud y los celos ante la nueva rival, especialmente en Hera y
Atenea.

Para evitar problemas en el Olimpo por la posesión de Afrodita, siendo ella joven e
inexperta, Zeus decidió su casamiento con su hijo Hefaistos (Vulcano), dios del fuego,
al que estaba agradecido por haberle forjado el rayo y haberle construido su trono y su
palacio con metales nobles. Este matrimonio lo podemos considerar como de pura
conveniencia (para Zeus), unión entre “la bella y la bestia”, una paradoja que se casara
la diosa del Amor con alguien al que no quería. Las consecuencias no tardarían en
llegar: las infidelidades de Afrodita y el sufrimiento, con mayor o menor resignación, de
Hefaistos (Vulcano).
Las más famosas de sus infidelidades y las más representadas en el arte son las que
tuvo con: Ares (Marte), Poseidón (Neptuno), Hermes (Mercurio), Dionisos (Baco),

Apolo (Febo), Adonis, Anquises…


Psiqué El verbo griego ψύχω, psycho, significa «soplar». A partir de este
verbo se forma el sustantivo ψυχή, que alude en un primer momento al soplo,
hálito o aliento que exhala al morir el ser humano. Dado que ese aliento
permanece en el individuo hasta su muerte, ψυχή pasa a significar la vida.
Cuando la psique escapa del cadáver, lleva una existencia autónoma: los
griegos la imaginaban como una figura antropomorfa y alada, un doble o
eidolon del difunto, que generalmente iba a parar al Hades, donde pervivía de
modo sombrío y fantasmal. Según cuenta muchas veces Homero, la psyché
sale volando de la boca del que muere como si fuera una mariposa (que en
griego se escribe también psyché); razón por la cual algunas personas ven en
la mariposa un psicopompo.
EL Mito.
Psique y Eros protagonizan una de las historias más bellas de la mitología
griega y nos cuenta el misterio del amor. Psique era la menor de tres
hermanas, hijas de un rey. Era tan hermosa que los habitantes de su país
dejaron de adorar a Afrodita (Venus) para venerarla a ella.

Esto convulsionó el animo de la diosa quien se dijo a sí misma:

- Esa jovencita, quienquiera que sea, no va a usurpar por más tiempo mis
honores. Yo haré que se arrepienta ella sola de su afamada belleza.

La belleza de Psique inhibía a los hombres, y sus padres, preocupados porque


su hija aún no había sido desposada, consultaron entonces al Oráculo de
Apolo.

Afrodita, mientras tanto, encargó a Eros que buscara a Psique y que le lanzara
una flecha de oro oxidado, que la haría enamorarse del hombre más horrible y
ruin que encontrase. Pero en cuando éste vio a Psique, se hirió con una de sus
propias flechas y se enamoró perdidamente de la joven.

Eros aprovechó la consulta al oráculo para ingresar en éste y dar un falso


mensaje: “A lo más alto la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante
el que tiembla el mismo Zeus”. En el monte más alto, coloca a tu hija vestida de
novia. No esperes a un humano como yerno sino a un verdugo cruel y alado.

El rey volvió desconsolado a su casa para dar cumplimiento al oráculo al cual


Psique debía someterse. Se hicieron las ceremonias y partió el pueblo triste
acompañando a su princesa y a sus reyes hasta la roca señalada en el más
alto de los montes.

Llegaron, por fin, a la roca donde dejaron sola a la muchacha. Estando Psique
muerta de miedo y llorando, se levantó un suave Céfiro, que la elevó y la fue
llevando por la ladera del monte abajo hasta dejarla reclinada sobre una
pradera cuajada de césped en flor, donde se quedó dulcemente dormida.
Al despertarse, lo primero que vio fue un bello bosque con una fuente de agua,
y en medio, una mansión regia construida con divino artificio. Inmediatamente,
Psique se sintió atraída por la riqueza y magnificiencia de la construcción; se
acercó un poco mas confiada y decidió cruzar el umbral. Lo que más le llamó la
atención es que tantas riquezas no estuviesen protegidas con rejas ni cadenas
ni un guardián.

Mientras observaba todo, le abordó una voz sin cuerpo:

- ¿Por qué estás aturdida ante tantas riquezas? Tuyas son. Los de las voces
que oyes somos tus criados y vamos a estar cerca de ti para servirte.

Psique reconoció la llamada de la divina providencia. Se relajó, tomó un baño y


dio cuenta de un exquisito festín que le fue servido por la fuerza del viento,
acompañada por el canto de melodiosas voces.

Al terminar la agradable velada, se retiró a dormir. Entrada la noche, oyó llegar


al marido secreto, quien se metió en su cama y la hizo su esposa. Al amanecer,
poco después de que el marido se alejara apresuradamente, unas voces la
consolaron por la virginidad perdida.

Las cosas fueron sucediéndose de esa manera durante un tiempo, y como


suele ocurrir cuando algo se hace habitual, la primera sorpresa se convirtió en
placer, y el sonido de las voces en consuelo a su soledad.
Una noche, el marido se dirigió a Psique, quien aunque no podía verlo, sí podía
sentir el contacto de su piel y oírle, y le dijo:

- Mi dulce Psique, se acercan terribles peligros de los que tienes que


protegerte. Tus hermanas te están buscando para ver si estás viva y pronto
llegaran a la roca del monte. Cuando oigas sus lamentos, no respondas,
porque me darías un gran disgusto a mí y te acarrearías la ruina.

Asintió ella, pero al día siguiente no hizo sino llorar y lamentarse de estar en
una cárcel de oro alejada de todo contacto humano. Al llegar la noche y entrar
el marido en la cama, la encontró llorosa aún. Después de incansables ruegos
respondidos por advertencias de éste, consiguió que accediera a sus deseos
de ver a sus hermanas, para calmarle la pena que sentían al creerla muerta y
hablar con ellas. Además de acceder a los ruegos de la recién casada, le
permitió que les llevara el oro y las alhajas que ella quisiera, pero le volvió a
advertir de que no se dejara persuadir por el consejo de intentar ver la imagen
de su marido, porque de suceder eso, se desmoronaría su afortunada situación
y se quedaría sin sus caricias. A lo que ella respondió:

- Muera yo antes de renunciar a esta dulce compañía, porque quienquiera que


seas, te amo apasionadamente, por lo que no te cambiaría ni por el propio
Cupido.

Cuando las hermanas llegaron a la roca donde fue dejada Psique, comenzaron
a lamentarse ruidosamente. Psique salió de su casa y le pidió a Céfiro que las
trasladara sin daño y pudieron gozar de la emoción de volver a abrazarse,
después de lo cual las invitó a entrar.

Después de la bienvenida les fue mostrando la opulencia de la casa, la


cantidad de voces a su servicio, y las obsequió con un suntuoso baño y una
mesa digna de dioses. Las hermanas comenzaron a incubar una gran envidia
en sus corazones y no dejaron de interesarse con malsana curiosidad por el
dueño de todas aquellas maravillas. Psique, comentó que era un joven apuesto
que se dedicaba la mayor parte del tiempo en ir de caza. Para no cometer
ningún descuido, las cargó de oro y de piedras preciosas y le pidió a Céfiro que
las llevara de regreso.

Consumado el regreso, aquellas hermanas corroídas por la hiél de la envidia,


hablaban entre ellas:

- ¿Te has fijado hermana la cantidad de joyas y de cómo brillan los vestidos y
la cantidad de oro que descubres a cada paso? Y si encima, tiene un marido
tan apuesto como ella dice, no habrá una mujer más feliz en todo el Urbe. Si te
has fijado, adopta ademán y superioridad de diosa una mujer que tiene a voces
por sirvientes y manda en los mismos vientos. En cambio, a mí me ha tocado
un marido más viejo que mi padre, más calvo que una calabaza; y por si fuera
poco tiene todas las cosas de la casa guardadas bajo llaves y cadenas.

A lo que anadió la otra:


- Pues yo tengo que aguantar a un marido lleno de achaques y jorobado, con el
que hago más el papel de una curandera que de complaciente esposa. Yo no
voy a aguantar la suerte tan afortunada que le tocó a la que menos se lo
merece. Recuerda con cuánta arrogancia y soberbia nos trataba, con que
pequeña cantidad de riquezas nos ha comprado y cómo cuando se cansó de
nosotras nos echó con viento fresco. No me tendré por mujer si no logro
descabalgarla de su opulencia. Que se de cuenta de que en nosotras no tiene
unas criadas sino sus hermanas mayores. Vayámonos ahora a casa, sin decirle
a nuestros padres ni a nadie que la encontramos con vida, para no pregonar el
bienestar del que dispone, y cuando hayamos madurado nuestras ideas hemos
de volver decididas a castigar su soberbia.

En las siguientes conversaciones nocturnas, el marido le seguía advirtiendo:

- Esas pérfidas arpías están maquinando cómo persuadirte de que llegues a


verme la cara, y ya sabes que no volverás a verla, si lo consigues una sola vez.
Así pues, si esas vulgares vuelven, que vendrán te lo aseguro, no des oídos ni
contestes a ninguna pregunta que te hagan sobre tu marido. Porque sabes que
vamos a tener familia y ese niño que se está gestando en tu vientre será divino
si sabes cuidar nuestro secreto en silencio, pero si lo divulgas, será mortal.

Con la noticia de su embarazo, Psique se vio desbordada de felicidad.

Tal como lo anunció el marido, las hermanas regresaron, al igual que la primera
vez, por petición de Psique. Apenas se instalaron, comenzaron a preguntarle
cómo era su familia, a qué alcurnia pertenecía, a qué se dedicaba. Y Psique,
que tenía olvidada su primera versión les dijo que su marido era un
comerciante de la región, de mediana edad. Nuevamente las llenó de ricos y
regalos y las devolvió en el vehículo airoso.

Las hermanas, mientras volvían a la casa. comentaban:

- No cabe duda hermana, que no sabe cómo es su marido. Cualquiera


que sea la verdad, tenemos que despojarla cuanto antes de sus
riquezas, porque si no sabe cómo es la cara de su marido seguro se
casó con una divinidad, y que en su estado de embarazo nos va a parir
un dios.
Pasaron la noche en vela y muy temprano, al día siguiente, se marcharon hasta
el precipicio del cual volvieron a bajar con la ayuda del viento ya habitual. Al
llegar le dijeron a Psique:

- En tu ingenuidad te vemos tranquila ante tanto peligro. Sabemos de


buena fuente que quien está durmiendo contigo es una serpiente feroz
que te devorará cuando tu embarazo llegue a la plenitud de su madurez.

Psique recordó la insistencia de su marido de no descubrir su rostro y,


llenándose de desconfianza, se dejó arrebatar por el horror de aquellas
sombrías palabras
y cayó en la
trampa de las
hermanas, a pesar
de las
advertencias que
había recibido.
Oyó como le
aconsejaban que
al quedarse él
dormido, ella se
acercara con una
navaja y una
lámpara que le
alumbre para
poder, de un tajo,
separar la cabeza del cuerpo de la repugnante serpiente.

Psique se quedó abandonada a la soledad de su tristeza, sintiendo que en un


mismo cuerpo odiaba profundamente a la fiera y amaba con igual intensidad al

marido. Y esa noche, tal como estaba planeado, al quedarse dormido su


esposo, se acercó a él con navaja y lámpara. Al alumbrar los secretos del
lecho, descubrió al propio dios Cupido hermosamente dormido. Se puso a
contemplar por largo rato la perfección del divino rostro y el resto del cuerpo del
cual blanqueaban unas alas húmedas. Se abalanzó sobre él apasionadamente,
y en la excitación, la lámpara dejó caer sobre el hombro derecho del dios una
gota de aceite hirviendo. La quemadura despertó al dios que,
desembarazándose de los abrazos de la esposa se separó en silencio y
levantó el vuelo hasta las alturas.

Psique, al ver
desaparecer a su
marido, se echó
de cabeza a un
río cercano
quien, por miedo
al dios, no
permitió que se
hiciera daño,
depositándola en
una amable
ribera. El dios Pan, viendo el abatimiento de Psique, se le acercó y le dijo:

- Deduzco que te ves atormentada a causa de un gran amor. Hazme caso: no


te eches a perder lanzándote al vacío, ni con ninguna otra forma de cita con la
muerte. Abandona el dolor y la tristeza e invoca suplicante al mayor de los
dioses. Cupido, y muéstrate dulcemente sumisa.

A partir de este momento, las cosas se mueven a otro ámbito. Psique comienza
a deambular enloquecida. Lo primero que hace es llegar al reinado de sus
hermanas y, engañándolas, hace que se precipiten a la muerte, una primero y
otra después, desde la misma roca en la que supuestamente ella perdería su
vida. Después de esos encuentros, camina perdida, como suele suceder
cuando se pierde al Amor.

Mientras tanto, una gaviota aliada de Venus se le acercó a ésta para informarle
de la herida de su hijo y de cómo éste había decidido instalarse en el lecho
materno mientras se recuperaba. La diosa le pregunta si es verdad que su hijo
anda enamorado, a lo que la gaviota contesta afirmativamente y, acto seguido.
Venus oye el nombre de su odiada Psique como responsable de ese amor. Se
lanza encolerizada a buscar a su hijo, encontrándolo en su dorado tálamo
donde lo increpa con humillantes improperios y amenazas; tal era la ira que
sentía ante su traición.

Al salir de su casa, se encuentra con Ceres y Juno quienes, conociendo la


situación, abogan por Cupido, recordándole que ya éste había crecido y que lo
esperado era que se enamorase, y terminan diciéndole:
- ¿Qué dios o qué hombre puede entender que, sembrando pasiones como
acostumbras por todas partes, pretendas reprimir ahora en tu casa los amores
del Amor?.

Venus con coraje las deja plantadas.

Mientras tanto, Psique no paraba de ir de un lado a otro buscando desesperada


rastros de su esposo. Entró al templo de Ceres y luego al de Juno y suplicó a
las diosas que la ayudaran pero éstas, le informaron de la furia de Venus y se
negaron a oír los ruegos de la desdichada, aconsejándole que se entregara. Al
tiempo se enteró de que Venus, utilizando a Mercurio como pregón, había
ofrecido recompensa para quien le informara de su paradero, por lo que
finalmente decidió dirigirse al encuentro de la diosa.

Fue recibida por una de las criadas, Costumbre, quien insultándola, la llevó a la
presencia de Venus. Ella la entregó a otras dos criadas, Soledad y Tristeza,
para que la martirizaran aún sabiendo de su embarazo cuyo fruto no reconocía
como parte de su familia. Al devolverla a presencia de su señora, ésta se le
echó encima y le hizo trizas los vestidos. Mezcló gran cantidad de diferentes
granos y le aclaró que debía separarlos y distribuirlos por clase antes del
anochecer, y dándole la espalda se alejó.

Psique, desesperada, ni siquiera intentó acercarse al montón de granos.


Entonces, una hormiga, al darse cuenta de la dificultad del trabajo, se
compadeció de la muchacha y fue de un lado a otro convocando a las hormigas
de los alrededores, diciendo:

- Compadezcámonos de esta hermosa muchacha. esposa del Amor y


salvémosla del peligro que corre.

Una tras otra se pusieron en movimiento, y ai tenerlas clasificadas,


desaparecieron sin dejar rastro.

A la caída de la tarde apareció Venus, quien al ver terminado el trabajo, le dijo:

- Ni tú ni tus manos hicieron este trabajo, sino aquel a quien sedujiste para tu
desgracia y la suya

Y se fue a dormir después de arrojarle un trozo de pan.

En la mañana del día siguiente, Venus llamó a Psique para encargarle otro
trabajo: debía traerle un vellón de lana dorada de unas ovejas que pastan en
un bosque cercano. Y hacia el bosque se dirigió Psique con la intención de
arrojarse al río que lo atravesaba. Al llegar a la orilla del río, una caña verde le
dijo:

- No manches con tu desventurada muerte la santidad de mis aguas, ni se te


ocurra acercarte a esas terribles ovejas porque mientras reciben el calor del sol
suelen ser poseídas por una fiera excitación y atacan a los hombres dándoles
muerte. Cuando se haya aplacado la luz del mediodía y las ovejas estén
distendidas, podrás recoger la lana dorada que se engancha en el follaje. Así
fue como esta sencilla caña le mostraba a Psique el camino a su salvación.

Ni siquiera el peligro de esta segunda acción mereció el reconocimiento de


Venus quien apenas vio llegar a Psique con el encargo, la mandó a su tercera
tarea: traerle una vasija de cristal llena con agua del manantial, que se
encuentra en lo alto de una escarpada montaña, que da origen a las lagunas
Estigias.

Empezó a subir la altísima montaña, con la seguridad de que en lo alto


encontraría el fin de su vida, pero la angustia de aquella alma inocente no pasó
desapercibida porque, de repente, acudió a su lado el ave real del supremo
Júpiter ,el águila, quien le quitó la jarra llenándola con el agua solicitada.

Y así fue como Psique consiguió volver con la tarea cumplida. Pero no
apaciguó la crueldad de la diosa, quien de inmediato le entregó una cajita
diciéndole que debía ir hasta el Orco y decirle a Proserpina: "Venus te ruega
que le pongas en ésta caja un poco de tu hermosura, pues la que ella tenía la
ha perdido cuidando a su hijo enfermo, y se le ha marchitado". Entonces fue

cuando Psique sintió más de cerca su destino final al comprobar que se le


estaba llevando a una muerte segura. Sin pensarlo más. se subió a una torre
altísima desde la cual pensaba arrojarse, pero la propia torre le habló haciendo
que desistiera de su idea y explicándole, paso a paso, cómo podría llegar
directamente al encuentro con la diosa de los infiernos.

Psique emprendió su carrera siguiendo al pie de la letra lo que la torre le había


recomendado, con tanta minuciosidad que finalmente llegó a los pies de
Proserpina para transmitirle el mensaje de Venus y salir de los infiernos con la
caja llena y cerrada. Al ver la luz sintió la tentación de abrir la caja y conocer su
contenido. Destapó la caja y encontró una adormidera que le produjo un sueño
estigio que la dejó sin sentido sobre el propio camino.

Mientras tanto, Cupido ya se había recuperado de su herida y se marchó


volando hasta Psique. Al encontrarla, recogió la adormidera, la volvió a colocar
en la caja y despertó suavemente a su esposa para que siguiera su camino
hasta Venus, mientras él se dirigió a hablar con Júpiter para exponerle su caso.

Júpiter, tomando partido por Cupido,


mandó a Mercurio a convocar la
asamblea de los dioses donde
informó de su deseo de que se
celebrase el matrimonio entre
Cupido y Psique. Para tranquilizar a
Venus le comentó que haría
inmortal a su nuera, para lo que
mandó a Mercurio a que raptara a
Psique y le ofreciera una copa de
ambrosía.

Inmediatamente se sirvió una


copiosa cena de bodas celebrada por todos los dioses incluyendo a Afrodita
(Venus) quien danzó al ritmo de una suave melodía. Psique y Eros (Cupido)
engendraron una hija a la que llamaron Voluptuosidad.
Descripción de Eros a través de los ojos de Psique, cuando ésta descubre
quién es su amante nocturno:

" Admira su cabeza rubia, su noble cabellera perfumada de ambrosía, su cuello


blanco como la nieve, sus mejillas de púrpura, surcadas de rizos en gracioso
desorden...su vivísimo resplandor hacía palidecer la llama misma de la lámpara
en las espaldas del dios volador se destacan sus alas blancas y
resplandecientes como flores cubiertas de rocío... al pie de su lecho estaban el
arco, el carcaj y las flechas, armas propias de su divino
poder".

Apuleyo, "El asno de oro"

Conclusión final
En el mundo occidental la globalidad del concepto de erotismo está teñida de
un trasfondo de tabúes. El desnudo femenino parece dominar el arte erótico en
Occidente puesto que la mayor parte de la pintura ha sido ejecutada por
hombres. Raramente el desnudo se pinta desapasionadamente, pues por su
propia naturaleza enciende los sentidos. Sin embargo, el poder de su atractivo
ha conducido a temérsele en la civilización judeo-cristiana, y la consiguiente
censura de la sexualidad explícita en el arte se ha resuelto en obras cuyo
erotismo está deliberadamente velado y cuyo poder erótico, de este modo, se
ha incrementado fuertemente. Mientras otras religiones han considerado el
placer sexual como una parte importante del culto y han tratado las aventuras
sexuales de los dioses y diosas como textos sagrados, el Cristianismo no lo
consideró así. Jesús se mostró comprensivo con el estado del matrimonio, pero
la antipatía de San Pablo hacia la unión de los sexos, se convirtió en la
influencia más poderosa. Y puesto que la Iglesia fue unos de los principales
patronos de las artes en Occidente hasta el siglo XVIII, el proceso tuvo un
profundo efecto sobre la pintura y la escultura y llevo a una inconfundible
tradición artística en la cual el contenido erótico de muchas obras fue
presentado de una forma implícita o codificada. La representación de escenas
míticas fue una de ellas como hemos podido ver.

Para saber más


Bibliografía
Alamillo, Assela, La mitología en el arte: los dioses, Librería Aurea
Colección de diapositivas. Las compras se hacen por Internet (http://www.libreriaau
rea.com/) o por teléfono(91 533 58 18).

Grimal, P, Mitología clásica, Paidós

Impelluso, Lucia, Héroes y dioses de la antigüedad, Electa


Los cuadros de esta guía están comentados al modo de las guías visuales.

Martin, R., Diccionario de la mitología clásica, Espasa

Onieva, A.J., La mitología en el museo del prado, Offo


Incluye relatos míticos dispuestos en orden alfabético de los cuadros mitológicos del
museo. Para saber dónde están las imágenes de un mito hay que buscarlas en el índice
pues no hay correspondencia entre estas y el mito que figura a continuación

Tarabra, Daniela, Rubens, Electa


Libro monográfico dedicado a Rubens en el que se incluye información sobre sus
numerosos cuadros mitológicos
Direcciones web

http://www.ciudadpintura.com/
Para encontrar fácilmente los cuadros basta con seguir estos pasos:
1. Pinchar en Galería principal; Introducir texto.
Si no se conoce el autor y lo que se pretende es buscar una obra por el tema,
basta con pinchar en Para buscar obras. Si por el contrario se conoce al autor y
se trata de localizar rápidamente el cuadro que uno busca, entonces es mejor
pinchar en Para buscar autores.
2. Escribir en el hueco en blanco bien el título o el personaje que puede dar título al
cuadro, bien el autor, según dónde se haya pinchado anteriormente.
En el primer caso saldrá una lista con los autores, las épocas y la temática de los
cuadros. Hay que elegir siempre las obras mitológicas. Una vez aparezca la lista
de cuadros, si se pincha sobre cada uno de ellos, se hará más grande y se podrá
examinar con detenimiento. En el segundo, sale directamente la lista de obras del
autor elegido

http://www.wga.hu/index1.html
Es muy práctica y fácil para navegar. Para encontrar los cuadros o esculturas de los
mitos de la PAU sólo hay que poner el nombre en el hueco donde pone text y luego
darle a search. Eso sí, tiene que estar en inglés. Si se conoce el autor se puede
buscar por autores. En ese caso, habrá que escribir el nombre del autor en author.

http:// cultura clasica.net


http://www.educarm.es

http://www.lomejor.com/webmaker/portal/

http://www.repubblica.it/gallerie/online/cultura_scienze/neoclassico/8.html
varios cuadros de tiepolo a canova

http://picasaweb.google.com/antiguaymedieval/AntiguaYMedieval02/

http://rsta.pucmm.edu.do/biblioteca/pinacoteca/index.htm

http://docentes.uacj.mx/fgomez/museoglobal/carpetas/B/boticelli.htm

http://platea.pntic.mec.es/anilo/mitos/
Galería de imágenes.
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España
Prometemos continuar

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