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CAPITULO I
INTRODUCCION
La caducidad o perención de la instancia es una institución procesal. Por tal razón, aparece
tratada de modo diverso en los sistemas de procedimiento a los cuales se aplica. De allí que
los códigos procesales provinciales tengan sistemas iguales, parecidos o distintos del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, al que denominaremos, en este trabajo,
CPCCN.
En esta obra trabajaremos sobre la base del citado código, sin perjuicio de remisiones, en la
generalidad de los supuestos, específicas a los códigos provinciales, cuando ello
corresponda.
En el último capítulo transcribimos las normas españolas (Ley de Enjuiciamiento Civil), las
italianas (Código Procesal), los antecedentes argentinos (leyes 14 191 y 4550) y los códigos
procesales provinciales y leyes referentes a la caducidad de la instancia. En esta edición
agregamos además los códigos de los países del Mercosur (Brasil, Paraguay y Uruguay) y
los más recientes de Latinoamérica (Perú, Costa Rica).
En el Derecho argentino se observan como antecedentes algunas normas de las Partidos (L.
59 t 6 Pda. 3ª) que establecían que los pleitos sólo podían durar tres anos (similar al
Derecho justinianeo) pero sin sanción alguna, por lo que al poco tiempo cayo en desuso. La
Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1855, no contenía norma al respecto, y por ello es
probable que nuestros primeros códigos procesales no hayan tratado la institución. Recién
la Ley de Enjuiciamiento de 1881 contempló el instituto en los artículos 411 a 420, y sin
duda influyó en la legislación local.
Asegura Alsina que, como consecuencia de este artículo, algunas provincias dictaron
normas sobre la perención de instancia, siendo la primera la de Buenos Aires del 28 de
diciembre de 1889, luego sustituida por los artículos 251 a 258 del Código de
Procedimientos de la misma.
Este Código, durante su vigencia, tuvo algunas reformas, hasta que fue sustituido por el
actual Código Procesal que trata el tema en sus artículos 310 y siguientes, similar a la ley
17.454 (CPCCN), pero adaptado a la situación provincial. En 1896 se dictó el Código de
Procedimiento de Córdoba y legisló el instituto en los artículos 1123 a 1132. Este
ordenamiento está aún vigente. También lo hicieron otras provincias como Corrientes en
1909, Entre Ríos, Jujuy, San Juan, etcétera. La Nación, que no tenía norma, aplicaba en la
generalidad de los casos el plazo de prescripción a la instancia, por lo cual para que se
extinguiera el proceso a veces tenían que pasar hasta treinta años. Esto obedecía, según
Jofré, a la falta de sanciones de que adolecían las leyes de Partidas recordadas. Ante esta
situación se dictó la ley 4550 de 1905 que vino a solucionar dicho problema, siendo
sustituida posteriormente por la ley 14.191 de 1953 y más tarde por el CPCCN de acuerdo,
primero con la ley 17.454 y luego, con su reforma 22.434.
B) Concepto.
Ahora bien, las acepciones dadas, por el Diccionario de la Academia son ambas incorrectas
para definir la caducidad de la instancia, ya sea en la voz correspondiente a ésta, cuanto en
la voz perención; veamos por qué. En el terna de la caducidad no se trata de que la
presunción legal considera que los litigantes han abandonado sus pretensiones.
En primer lugar no es el caso de los litigantes, sino de uno de ellos, y no se presume que ha
abandonado la pretensión sino la instancia, que es una cosa muy distinta.
Yendo ahora al concepto que nos merece el instituto, podemos decir que la caducidad de
instancia "es una institución procesal aplicable a los procesos dispositivos, en virtud de la
cual, ante la inactividad de la parte sobre quien pesa la carga de operar el procedimiento,
durante determinado lapso, de oficio o a pedido de la parte contraria, el tribunal puede
declarar el cese del curso de la instancia" En razón de lo expresado, corresponde hablar de
la instancia aunque previamente nos referiremos a una serie de distinciones que resultan
importantes. Debemos aclarar también que esta definición no es omnicomprensiva, pues en
ciertos procedimientos provinciales donde por ejemplo, la sentencia es declarativa de la
caducidad la definición no seria apropiada.
C) Fundamentos.
¿Cuáles son los fundamentos, las razones, sobre las que se asienta el instituto? Mauriño
divide las doctrinas en subjetivas (se considera como una presunción tácita de abandono de
la instancia por la parte; así Alsina, Parry, Glasson-Tissier, Mattirollo, etc.); objetivas (la
sola inactividad procesal produce la caducidad por ejemplo Chiovenda, Rillo, Canale etc.);
del interés publico (Spota, Lascano, Velasco y que vamos a ver aceptada por mucha
jurisprudencia) y mixtas (donde se considera que la caducidad tiene elemento objetivos,
subjetivos y de interés, publico por ejemplo Guasp Podetti Fenochietto, Palacio y el mismo
Mauriño) Creo que esta tesis es la más apropiada en la medida que se considere de modo
dinámico, ajustada a cada proceso y estadio procesal, observando el sistema de
procedimiento en el cual se inscribe, conforme a las circunstancias del caso. Ello es así
porque las razones aplicables al caso concreto varían entre los campos mencionados.
La aplicación de las normas que rigen la caducidad de la instancia no pueden dejar detener
en cuenta el estado y particularidades de cada caso, puesto que dicha institución no tiene un
fin en sí misma. En el mismo sentido en un interesante caso, que comentamos. la Corte
prescindiendo de la forma en sí misma y con el criterio de la verdad jurídica objetiva
admitió el recurso extraordinario y dejó sin efecto una sentencia que declaraba la caducidad
de la instancia durante la suspensión del plazo por acuerdo de partes, porque se viola el
deber de buena fe y lealtad procesal, cuando alguien solicita la caducidad de la instancia
luego de acordar la suspensión de los trámites en proceso; ya que la caducidad de la
instancia sólo tiene justificación en la necesidad de conferir un instrumento al Estado para
evitar la indefinida prolongación de los juicios, pero no ha de ser un artificio tendiente a
impedir un pronunciamiento sobre el fondo del pleito o prolongar las situaciones de
conflicto
La voz caducidad de instancia no tiene, no obstante usarse la misma palabra, una similitud
de carácter inmediato con la caducidad del derecho sustancial, que resulta oscuro. Galli
dice: “Lo que realmente puede servir para diferenciar la prescripción de la caducidad, es
que la prescripción perjudica la acción, dejando subsistente el derecho, en tanto que la
caducidad, perjudica el derecho por extinguir la acción", Pero, como la caducidad de
instancia ha sido confundida en varias oportunidades con la prescripción y esta última con
la caducidad sustancial, es necesario establecer cuál es la diferencia entre estas dos
instituciones sustanciales.
Como se ve, un concepto tan difícil, complica el alcance de las expresiones acción" y
"derecho". El enfoque procesal puede ser útil para resolver el problema. En realidad la
prescripción es una institución que, sin desconocer el derecho que pudiera tener la parte,
impide su reclamo judicial en ciertas condiciones, pero no de puro derecho (no extingue la
acción sino la posibilidad de obtener una sentencia de mérito, si la parte contraria le opone
a la pretensión la valía para el progreso de la misma por vía de "excepción").
En cambio, la caducidad impide obtener una pretensión en la sentencia, aun sin oposición
de la otra parte, ya que habiendo caducado el derecho, el mismo se torna inexistente y la
pretensión del actor, improponible de modo objetivo, si surge de la demanda, o permite el
rechazo inmediato ante su mención debidamente probada por el demandado. Este sencillo
criterio distintivo, a más de otros, puede ayudarnos igualmente a diferenciar la prescripción
y la caducidad de instancia, cuestión no siempre determinada claramente, en especial por la
jurisprudencia. Veamos:
e) Por último, cabe considerar que la confusión ha llegado a la legislación donde el artículo
310 del CPCCN establece en el inciso 30 que la caducidad de la instancia se opera en un
plazo menor de los expresados si la prescripción de la acción fuese menor que ellos. Pero a
este aspecto no5 dedicaremos al tratar lo relativo a los plazos.
Es una institución que se manifiesta especialmente en el estadio probatorio (v. arts. 384,
"negligencia", y 402; 410; 432; 463, etc., CPCCN).
Se debe a Podetti la idea de asociar los dos institutos, al decir que “el transcurso del tiempo,
al llegar al término de un plazo y la inactividad de los sujetos, con el agregado o no, según
el sistema, de un acto de la contraparte, produce la pérdida o la extinción de todas las
facultades procesales que no pueden ya ejercitarse en adelante en el proceso…". Es notable
cómo un gran maestro puede caer tan fácilmente en un error de esta naturaleza. La
coincidencia de algunos elementos entre ambas instituciones no puede ocultar sus notables
diferencias especialmente referidas a los fines y efectos de las mismas y a la continuidad o
extinción de la instancia.
La jurisprudencia anterior al CPCCN entendía instancia como aquello que comprende toda
petición que se hace valer en justicia, o en otros fallos, toda pretensión que se hace valer en
justicia. Ello devenía de que la ley 14.191 empleaba el vocablo instancia en las dos
acepciones usuales en derecho procesal en el artículo 1º como petición formulada ante los
jueces y en el artículo 6º como todo el trámite en cada grado de la competencia judicial.
Cuando comienza el proceso o el procedimiento es cierto que con el decurso del mismo
encaminado hacia uní resolución el campo entre uno y otro acto es la instancia. Pero resulta
que -de acuerdo con cada legislación- el acto inicial de demanda no alcanza de por sí para
crear la instancia. Así surge claramente del CPCCN (ley 17 414 que en este aspecto no fue
modificado por la ley 22 434) que en su artículo 310, último párrafo establece que: “La
instancia se abre con la promoción de la demanda, aunque no hubiese sido notificada la
resolución que dispone su traslado". Este criterio, que retomó la jurisprudencia, está
diciendo una cosa muy importante y es que la demanda por sí sola, al igual que el acto
inicial de cualquier proceso o procedimiento no abren la instancia, si no tienen una
resolución judicial de traslado o rechazo, este último total o parcial, que las integre al
proceso. La apertura de la instancia que pone en marcha la jurisdicción, se produce con la
interposición de la demanda y su acogimiento por el tribunal. Así, si bien para la instancia
es indispensable el acto inicial idóneo, también es necesario su integración con la voluntad
de la jurisdicción.
Este aspecto relativo a la instancia no se comprende si no se ve que, a los fines de la
caducidad, existen dos conceptos sobre la instancia: a) uno general, donde se asienta el
proceso, que transita desde el acto de petición inicial hasta la notificación de la resolución
que lo resuelve; b) otro es aquel que cubre partes del período anterior, donde la inactividad
del sujeto procesal que tiene la carga de instar el proceso, puede producir su extinción. A la
ampliación de estos conceptos nos dedicaremos cuando tratemos los principios de la
caducidad de la instancia (punto 1.5.) y especialmente el cómputo del plazo (Capítulo IV).
Cabe preguntarnos si una institución como la caducidad de instancia limitada a los sistemas
puramente dispositivos, se suma la circunstancia no coarta principios constitucionales.
Además del hecho de estar de que al no impedir un nuevo juicio, provoca gastos, costas y
honorarios en el perimido que resultan irrecuperables, a la vez que, en el nuevo juicio,
aquel sobre el que recayó la sanción pudiera triunfar con razón en la sentencia. También se
ha planteado que la caducidad de instancia estaría violando derechos de propiedad v
defensa enjuicio, protegidos por la Constitución Nacional.
La caducidad de instancia debe ser entendida como una medida eminentemente procesal 24
donde prima el orden público, por encima de la voluntad de las partes, siendo irrelevante si
esta ultima circunstancia no resulta de las propias actuaciones (cit.), aunque se ha admitido
el allanamiento de la actora a la perención acusada por su contendiente. Ello es así porque
esta en luego el interés general por sobre ellas. Por ello su petición no constituye en ningún
caso el ejercicio abusivo de un derecho. Y si bien es una medida de excepción, ni la
economía procesal ni el grado de adelanto del juicio producen inmunidad frente a la
perención.
Existen, respecto de la caducidad de instancia, una serie de requisitos básicos que conviene
enumerar y tener presentes:
A) Instancia.
B) Inactividad.
Luego de la inactividad de la parte, a la que la ley presume como abandono del proceso o
desinterés respecto del mismo, ya sea inactividad absoluta o realización de actos
jurídicamente irrelevantes, pero teniendo especialmente en cuenta que no obstante tratarse
de una sanción, excede el interés y el beneficio personal y está orientada hacia el interés
público. Este abandono del trámite no halla justificación adecuada ni en la falta de
actividad del órgano jurisdiccional que no debe reemplazar la actividad de la parte, por
ejemplo la inactividad del secretario en cumplir determinados actos, como la demora en
dictar una providencia de trámite como tampoco halla fundamento en peticiones mutiles.
Aun tratándose de una medida para mejor proveer, pendiente de cumplimiento, es carga del
interesado mantener vivo el proceso para evitar la perención, si la parte podía o debía
desplegar tal actividad.
C) Plazo.
Es necesario que se cumpla el plazo establecido por la ley sin que la parte sobre la que pesa
la carga de activar el procedimiento lo haga, destacando que los términos de la demanda
determinan si el plazo de perención se encuentra cumplido.
D) Petición.
E) Pronunciamiento judicial.
F) Carácter restrictivo.
La caducidad es una medida de excepción, que opera con sentido restrictivo, debiendo
privar el criterio de razonabilidad, ya que la caducidad no tiene un fin en sí mismo, por lo
que queda excluida la interpretación analógica.
La aplicación que de ella se haga debe tener este carácter, sin llevar, con exceso ritual, el
criterio que la preside más allá del ámbito que le es propio.
Por su parte la CSJN ha considerado exceso ritual manifiesto la conducta del tribunal que,
habiendo fijado para un año y medio la audiencia de prueba, sancionaba con la caducidad al
litigante que no la había notificado unos meses después. Frente a esta posición debe tenerse
presente que la jurisprudencia ha considerado a la caducidad de instancia como un
elemento fundado en los principios del bien común, que agiliza el reparto de la justicia, que
hace a la buena administración de justicia, y tiende a liberar a los órganos del Estado de
juicios de una duración indefinida que crean una incertidumbre que trae aparejada para las
partes la iniciación de una acción.
a) El artículo 312 del Código citado dice "El impulso del procedimiento por uno de los
litisconsortes beneficiará a los restantes". En este caso la indivisibilidad de la instancia
funcionará ya se trate de un litisconsorcio necesario o voluntario, en razón de la unidad de
la indivisibilidad procesal. La indivisibilidad funciona tanto en el litisconsorcio activo
como pasivo.
c) Ahora debemos examinar claramente los casos particulares referidos a los sujetos y a la
materia principal del pleito, es decir, sobre lo que está instalada la misma.
A) Las partes.
No cabe duda de que las partes individuales están alcanzadas por el beneficio o perjuicio
que crea la caducidad de instancia. Y si el demandado pide la caducidad, el pleito de que se
trata fenecerá también para él. Ahora bien, las partes pueden actuar de modo individual o
colectivo. Este ultimo caso es el del litisconsorcio, que sucede cuando más de una parte
actúa en el proceso como actor o demandado, ya sea de modo voluntario necesario o
especial originario o derivado, principal o accesorio; ordinario o proveniente de la
acumulación de procesos (sobre concepto de parte v. mi Código T. I, págs. 326 y sigs. y
496 y sigs.) aspecto al que nos hemos referido también en el número anterior.
B) Terceros.
Aquí la cuestión se complica El tercero es tal mientras se mantiene fuera del proceso pero
una vez incorporado II mismo adquiere la calidad departe, aunque sea en mínimo grado.
Claro está que según la sistemática del CPCCN existen dos tipos de “terceros”: El que va a
actuar como legitimado principal ( arts. 90 inc 2º, y 91 2do. párr.), que es en realidad un
litisconsorte que aparece en el proceso con posterioridad, de modo que no es propiamente
tercer o que el mismo Código caracteriza; y aquel a quien la sentencia pudiera afecta en un
interés propio, que es el llamado tercero adherente Casos complejos de estos terceros con la
compañía de seguros citada en garantía y los subinquilinos.
C) Adherente.
Algunos supuestos de la actuación del adherente son claros: la caducidad lo alcanza cuando
es declarada en el proceso por el principio de la indivisibilidad de la instancia, sin perjuicio
de las responsabilidades posteriores. La pregunta es si pueden pedir la caducidad de la
instancia. Obvio es que no pueden hacerlo contra la parte a la que adhieren va que si bien el
(Código no lo dice expresamente, no podrían usar la fuente de su propia legitimación para
destruirla. Ahora, nos queda por ver si pueden pedir la caducidad de la instancia a la
contraria.
1) La cuestión principal, cuya caducidad arrastra las causas continentes (es decir incluidas
dentro de ella, vgr. la caducidad de la demanda, arrastra todas las pretensiones incluidas; v.
no obstante 2.1.5.); accesorias (con un vínculo de dependencia como los incidentes); o
subsidiarias (cual son las que siguen en orden posterior a la consecución de la principal)
(vgr. cumplimiento de contratos y daños y perjuicios).
2) La cuestión conexa o interdependiente, cuya caducidad arrastra a la principal (tal sucede
con la demanda y reconvención). La caducidad de cualquiera de ellas produce la caducidad
de la otra ya se trate de una reconvención conexa o inconexa Tal es el criterio del artículo
318 del CPCCN. El citado artículo no fue modificado por la ley 22.434. Esta pauta ha sido
también aceptada por la jurisprudencia en función del principio de la indivisibilidad de la
instancia.
a) Aptitud.
b) idoneidad.
Y estas dos características significan una petición de parte o un acto de oficio que impulsen
el procedimiento para obtener un verdadero avance en el trámite, de manera tal que se
innove en la situación precedente de las partes en función a su posición en el desarrollo del
procedimiento. Así, considerando cada uno de los pasos del proceso, el impulso significa
que el acto realizado por las partes o de oficio, permite pasar a otra circunstancia del
proceso, que adelanta a la precedente, alejándola del acto inicial y acercándola,
objetivamente, al acto final o resolución.
Estos actos deben, también, ser proporcionados a las circunstancias y (ajustarse al estadio
procesal del juicio o de la causa.
Por último, debe tenerse presente que los actos interruptivos deben surgir del mismo
expediente pero no se requiere que se trate de actuaciones firmes. La caducidad de instancia
se inscribe como carga procesal cuyo cese opera con el llamado para sentencia (infra 2.5.).
En estos casos puede darse: a) que la caducidad pueda ser declarada exclusivamente de
oficio; b) que la caducidad pueda ser declarada exclusivamente a pedido de parte; e) que la
caducidad pueda ser declarada de oficio o a pedido de parte.
Chiovenda dice: “La conservación de inútiles formas residuales es tanto más previsible y
temible cuando las leyes son trasplantadas de tierra extranjera", y luego (pág. 323) agrega
nacido de un error histórico, este instituto que nos viene de la ley francesa y que las leyes
más modernas han eliminado, 110 sirve para cerrar definitivamente la litis, sino para
renovarla indefinidamente alimentando interminables disputas sobre las condiciones, los
efectos y los limites de la perención”. Chiovenda se quejaba del procedimiento italiano y
pretendía que el proceso finalizara cuando se cumplía el plazo de prescripción.
Peyrano, por su parte, entiende que: “Es menester que el legislador, su pena de pecar de
incongruente armonice la modalidad impulsiva del proceso con el sistema elegido en
materia de caducidad de instancia y el tono impreso al curso de los actos procesales
(perentoriedad o no, etc.). Así, por ejemplo sí solamente se estatuye la perentoriedad de los
plazos, se debe consagrar al unísono la perención automática declarable de oficio y la no
purgabilidad operada”.
Sin embargo, la perención o caducidad de instancia no está exenta de críticas. Ellas se irán
viendo en este trabajo, especialmente en dos temas: bifrontalidad de las decisiones, y casos
en que la justicia trata de evitar su tarea.
También se perimen los demás procesos, pero en todo su curso como los ejecutivos y se
establece que el incidente de caducidad de instancia no puede a su turno caer en caducidad,
obrando como denuncia de caducidad, la que podrá declararse de oficio si correspondiere
(art. 301).
CAPITULO II
CASOS Y PROCESOS CON PARTICULARIDADES PROPIAS
Hemos definido la caducidad de instancia como una institución relacionada con los
procesos dispositivos Significa ello que en la medida que esa disposición no esta en
facultad de las partes la caducidad no opera. Pero en este aspecto debemos considerar tres
excepciones. Aquélla contenida en los procesos dispositivos por la cual ciertos estadios o
procedimientos quedan excluidos aquellos procesos en los cuales en general la caducidad
de instancia no es procedente y aquellos en que cobra particularidades especiales.
B) Agotamiento de la competencia.
Una vez que el proceso ha alcanzado la sentencia, el curso de la instancia principal ha
fenecido, el juez ha concluido su competencia respecto del objeto principal del pleito (art.
166, CPCCN) y concordantemente esta instancia no puede caducar por haberse agotado en
su cumplimiento. ¿Que sucede con el paso siguiente que es cl de la ejecución de la
sentencia? Si la sentencia es declarativa o constitutiva, ninguna duda cabe de que la
cuestión estará totalmente definida. Pero cuando la sentencia es de condena, corresponde un
nuevo procedimiento para obtener la satisfacción efectiva de la pretensión, si la parte
condenada no cumple voluntariamente. Este es el caso que nos ocupa ahora.
C) Fundamentos.
Cualquiera que sea la tesis sobre la ejecución de sentencia, no cabe duda de que la
realización efectiva de la pretensión no puede ser alcanzada por la caducidad, pues ello
sería un modo de excesivo ritualismo que anularía los efectos de la sentencia ya dictada, de
donde la ley actuaría en contra de las resoluciones judiciales firmes. De tal modo el
CPCCN ha eliminado la ejecución de la sentencia del supuesto de la perención y la ha
sometido solamente a la prescripción decenal para su iniciación (arts. 506, CPCCN y 4023,
Cód. Civ.). Esta prescripción causa la extinción del procedimiento de ejecución de
sentencia si el mismo durante diez años no se activa. Y este sistema es así porque, de lo
contrario, el solo abrir el procedimiento permitiría eternizar la sentencia, mucho más allá de
los actos jurídicos establecidos por la legislación sustancial.
F) Rendición de cuentas.
Por su parte, en la rendición de cuentas que comprende dos procesos: obligación de rendir
cuentas y la rendición en si, con las eventuales observaciones la ejecución comienza una
vez firme la sentencia que fija el saldo.
A) Beneficio de pobreza.
El beneficio de pobreza o de litigar sin gastos con dudosa filiación entre el contradictorio y
el voluntario (no hay contradicción a la petición, sino sólo control de la prueba, arts. 78 y
sigs., CPCCN) ha sido alcanzado por la jurisprudencia que considera que debe aplicársele
la caducidad de instancia, aunque existen disidencias. Pero el beneficio declarado en un
proceso que caduca, debe extenderse a todas las contingencias procesales que hayan
afectado aquel juicio.
B) Demencia.
pueden ser consideradas como actuaciones voluntarias ya que, hasta que se decretan, el
procedimiento tramita inaudita pars. Pues bien, la jurisprudencia ha entendido que
tratándose de actos que importan instancia, son alcanzadas por la caducidad, pero esta
perención sólo cabe de oficio. Ahora bien, una vez que la medida cautelar fue tomada, le
son inaplicables las reglas de la perención de instancia, ello es así porque una vez hecha
efectiva la medida, la instancia que la motivó se encuentra agotada.
Un caso particular también lo presenta el divorcio por presentación conjunta (antes art. 67
bis, ley 2393; hoy art. 236, Cód. Civ., conf. ley 23.515). La jurisprudencia ha resuelto que
es improcedente la caducidad decretada de oficio en el divorcio seguido por tal
procedimiento, toda vez que tales actuaciones no tienen carácter contencioso. Aunque la no
comparecencia a las audiencias sin causa justificada hace caer el juicio por desistimiento.
E) Reconstrucción de expedientes.
F) Medidos preliminares.
Aunque las medidas preliminares no causan instancia y por lo tanto no perimen, existen
disidencias al respecto por parre de la justicia comercial de la Capital Federal. La reforma
de la ley 22.434, entendiendo que ciertas medidas no podrían mantenerse abiertas
indefinidamente porque las situaciones previstas en las normas podían variar, estableció:
"Salvo los casos de los incisos 9º (mensura judicial), 10 (reconocimiento de la obligación
de rendir cuentas)y II (reconocimiento de mercaderías), y del artículo 326 (prueba
anticipada) no podrán invocarse las diligencias decretadas a pedido de quien pretende
demandar, si no se dedujera la demanda dentro de los treinta días de su realización".
G) Alimentos.
No obstante que el proceso alimentario puede caducar, (v. 6.5.3.1.). el artículo 641 del
CPCCN ha establecido que: "Cuando quien no compareciere sin causa justificada a la
audiencia que prevé el artículo 639 fuere la parte actora, el juez señalará nueva audiencia,
…bajo apercibimiento de tenerla por desistida de la pretensión si no concurriese".
El criterio para determinar los procesos voluntarios ha sido diverso. Además de los
procesos del CPCCN, establecidos a partir del artículo 774, hallamos en el mismo Código
procesos fuera de esa distribución que resultan voluntarios, tales como la mensura, ciertas
circunstancias del interdicto de adquirir; supuestos que pueden ser considerados tales como
las medidas cautelares tomadas inaudita pars, mientras dure esa situación; procesos que
otros códigos procesales incluyen, por ejemplo el proceso de demencia dentro de los
voluntarios. A su vez, la legislación procesal y de fondo tienen diversos supuestos, como
las informaciones, inscripciones de sociedades. cuestiones de nombre, cancelación de
documentos comerciales, supuestos en el juicio de adopción, etcétera.
Una clasificación de los procesos voluntarios puede tener en mira diversos factores, pero a
nuestro modo de ver, y especialmente para los procesos voluntarios, nos interesa examinar
ciertos procesos que, siendo iniciados como voluntarios se transforman en contradictorios,
no bien apareciese un tercero legitimado para discutir la pretensión pedida. Estos procesos
son alcanzados por la perención cuando entran en esa categoría.
A) Interdicto de adquirir.
En el artículo 608 del CPCCN se establece que si alguna persona tuviese título poseyere el
bien ejerciera la tenencia, o se tratase de un título derivado del oponente la cuestión
originalmente voluntaria pasa a un proceso contradictorio de distinta naturaleza, según el
caso (juicio ordinario sumario o sumarísimo) En tal caso, puede operarse la perención de
instancia.
C) Disenso.
En el supuesto de disenso, por tratarse de un juicio sumarísimo (art. 270, Cód. Civ., conf.
ley 23.515), cabe la caducidad.
D) Adopción.
En el juicio de adopción debe distinguirse el concepto que se tenga sobre el mismo, pues la
caducidad provendrá de si lo consideramos un juicio contradictorio o no. Entendiéndolo
como contradictorio, tal como lo hace Bacre, naturalmente cabe concluir que se aplica la
caducidad de instancia. Pero si se lo considera voluntario, tal como yo lo entiendo, donde
los incidentes son en realidad el contradictorio y ésos los que perimen, el juicio no puede
ser alcanzado por la perención de la instancia.
En los procesos sucesorios y voluntarios, al cambiarse la redacción del artículo 313, inciso
20 del CPCCN, se incluyeron todos los incidentes y los procesos incidentales. En los
procesos voluntarios debe hacerse la salvedad de que algunos de ellos son alcanzados por la
perención. (Sobre incidentes en general v. punto 3.3.4.).
El inciso 3º del artículo 313 del CPCCN establece que no se producirá la caducidad de
instancia "cuando los procesos estuvieren pendientes de alguna resolución y la demora en
dictaría fuere imputable al tribunal, o la prosecución del trámite dependiere de alguna
actividad que este Código o las reglamentaciones de superintendencia imponen al secretario
o al oficial primero".
La segunda parte del inciso en comentario ha venido a aclarar el comienzo de dicho inciso
y ha terminado con una jurisprudencia deplorable, que extendía las cargas al justiciable a
períodos o actividades que excedían su tarea y que corresponden a actos del tribunal o de
sus funcionarios, en una delegación que era inadmisible, pues del incumplimiento de los
deberes del tribunal no se puede generar perjuicio para las partes (v. también punto
6.5.1.9.). La inactividad debe provenir del juez, por lo que cabe a las partes velar para que
el expediente pase a estudio de éste su pena de caducidad, pero la norma se refiere a
sentencias definitivas y no a interlocutorias. El artículo no se aplica cuando la demora no es
imputable al tribunal sino que se trata de incumplimiento de la parte de acompañar las
copias, acto que se notifica por nota. La caducidad tampoco corre mientras los autos estén a
despacho, doctrina que en general los tribunales no aceptan.
Llamamiento de autos.
La caducidad tampoco procede "si se hubieran llamado autos para sentencia, salvo sise
dispusiere prueba de oficio; cuando la producción dependiere de la actividad de las partes,
la carga de impulsar el procedimiento desde el momento en que éstas tomaren
conocimiento de las medidas ordenadas" (art. 313, inc. 4º, CPCCN). Porque el llamamiento
de autos pone fin a la actividad partidaria. Dicho término se reanuda para el actor desde el
día de notificación personal o por cédula de la sentencia. Al sistema de llamamiento de
autos para sentencia se han asimilado los acuerdos a que lleguen las partes pidiendo la
homologación aunque ésta no se haya dictado. Debe tenerse en cuenta que, aunque no
existieran actos a cumplir, la única causa obstativa para que no se compute la perención es
el llamamiento de autos; aspecto que considero a todas luces improcedente, pues se
transfiere de modo ilegítimo la actividad que es un deber del tribunal a una carga de las
partes. Cuando el juez dispusiere prueba de oficio (art. 36, inc. 2º, CPCCN) y la misma
deba ser producida por las partes, y cuyo cumplimiento es previo para que la causa esté en
condiciones de dictar resolución, dicho plazo se reanuda, siempre que las partes hubiesen
tomado conocimiento de ello. El conocimiento de la medida depende de una notificación
que debe hacerse personalmente o por cédula (art. 135, inc. 5º, CPCCN). Pero hay que
tener presente que mientras no se llamen autos, el proceso no abandona su estado de debate
y el término de la caducidad sigue corriendo, de modo que la perención de instancia se
produce aunque hubiese procedido el llamado de autos.
Asimismo, se expresó que no corresponde a los códigos procesales penales dictados por las
provincias, establecer los términos de perención de instancia que pudieran incidir sobre los
términos de prescripción establecidos por el Código Penal, puesto que modificarían una ley
nacional lo que sería repugnante al artículo 31 de la CN.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando se ejercita la acción civil en el ámbito penal? En la
jurisprudencia prima el criterio de que si la acción civil es independiente y autónoma, la
caducidad de instancia es aplicable. En cambio, se ha dicho que la perención es inaplicable
porque se quebraría la unidad del proceso, cuando la acción civil se acumula a la penal o se
subordina a la misma.
En el proceso laboral no existe, en el ámbito nacional una norma al respecto. Por esta
razón, la línea seguida, es la que se ha planteado en el régimen de la Ley de Procedimiento
18.345 donde no habiendo una norma expresa, y de acuerdo con lo preceptuado por el
artículo 45 del citado ordenamiento, que establece el impulso de oficio, se ha elaborado una
profusa doctrina, negando la posibilidad de la perención. Así Fernández Gianotti dice en los
pocos fallos que se registran, se da por sentado que por tratarse de un proceso que incorpora
el impulso de oficio, es inadmisible e incompatible con sus fines y fundamentación jurídica
que pueda disponerse la perención de instancia porque ello atenta contra uno de los
caracteres que como el relatado, revela el interés público existente en que lleguen a su
culminación los pleitos en donde se debaten cuestiones de Derecho del Trabajo.
Mancini recuerda la tres posiciones del XI Congreso Nacional de Derecho Procesal (La
Plata, 1981). Allí se planteó que la caducidad de la instancia en el proceso laboral: a) no era
aplicable: b) era aplicable; e) era aplicable sólo cuando la continuidad del pleito dependía
de actos de las partes, que de no producirse imposibilitaban la continuación de etapas
posteriores, decretándose previa intimación a la actora para que cumpla con su deber (sic:
carga) procesal. El autor desarrolla prolijamente las posiciones y las compara con el
artículo 921 de Neuquén. En el mismo congreso Eisner acompañó una ponencia
considerando que la instancia laboral era mixta o compartida a los fines de la caducidad de
la instancia. Considero que la caducidad de instancia es "un mal necesario" y que debe
restringírsela en su aplicación al máximo, pues a medida que crecen los casos, se acrecienta
también la tendencia de los tribunales a tratar de dejar de cumplir sus actividades,
encontrándonos en la extraña situación de que el impulso de oficio (que es un deber de los
jueces) se va transfiriendo poco a poco hacia cargas de los particulares, sin fundamento
alguno en la hermenéutica legislativa.
En el procedimiento concursal de la ley 19.551 había una norma expresa, el artículo 300,
que decía: "No caduca la instancia en el trámite del concurso, en los incidentes de
calificación de conducta y de aplicación de sanciones del Capítulo IX del Título III, ni en
los promovidos por el síndico. En cualquier instancia la caducidad se opera a los tres meses
en los incidentes y cuestiones promovidas por el concursado, acreedores y terceros". Como
se aplica al procedimiento de modo supletorio el CPCCN, resultaba que la caducidad
operaba de oficio o a pedido de parte, pero siempre antes de cualquier acto impulsorio (art.
301, ley 19.551). En esta situación, debido a que la caducidad de instancia tiene su estatuto
especial en el CPCCN, por él se rige el cómputo, de acuerdo con el artículo 311 del citado
ordenamiento (actual art. 278 de la ley 24.522)
La norma no pudo soslayar situaciones particulares. En primer lugar se dijo que el artículo
300 era de interpretación restrictiva, pero no alcanzaba cuestiones incidentales que puedan
originarse dentro del expediente de concurso, cuyo impulso es una carga que grava a la
interesada. La regla está establecida en beneficio del concurso y no de los acreedores, de
allí que no quepa dictar la perención en la quiebra en la que se ha dictado la sentencia de
falencia y en la que se tiende a la determinación de los créditos y liquidación de los bienes
para su satisfacción.
El artículo 277 de la nueva Ley de Quiebras 24.522 fue más concreto, ya que dispuso que
no perime la instancia en el concurso (debido al carácter oficioso del tramite) En todas las
demás actuaciones y en cualquier instancia, la caducidad se opera a los tres meses. La
explicitación de la norma "todas las demás actuaciones y la limitación de la continuidad del
proceso al concurso en sí, liquidé las cuestiones que el anterior ordenamiento había
planteado.
También perimen dentro del concepto del artículo 300 (hoy 277)
los incidentes de nulidad del auto de quiebra, los incidentes sobre graduación de quiebra, el
levantamiento o rehabilitación en la quiebra, etcétera, pero no la revocatoria concursal que
tramita por la vía ordinaria prevista en el artículo 123, de la ley 19 551. ¿Este criterio debe
mantenerse ahora con el repetido criterio del artículo 119 ley 24.522 del anterior 123, en
atención a lo expresado por el artículo 277? Creo que no. La norma de la Ley Concursal es
especifica y para todos los casos, con independencia de que el proceso tramite por cualquier
vía.
2.9.1. La cuestión
La caducidad de la acción se presenta como una excepción en muchos de los casos. Según
Diez, es necesaria para dar firmeza, con esa claridad segura e indiscutible a las resoluciones
administrativas. El artículo 25 de la Ley de Procedimientos Administrativos Nacional
19.549 (texto conf. ley 21.686) establece que la acción contra el Estado y sus entes
autárquicos deberá deducirse dentro del plazo perentorio de noventa días hábiles judiciales
computados de la siguiente manera" (y agrega distintas variantes para el caso de que el acto
sea de actos de alcance particular, o general, o vías de hecho en distintos supuestos).
Cuando en virtud de norma expresa la impugnación del acto administrativo deba hacerse
por vía de recurso, el plazo para deducirlo será de treinta días a partir de la notificación de
la resolución definitiva que agote las instancias administrativas (v. 5.6.). Pero el artículo 26
dice que la demanda podrá iniciarse en cualquier momento cuando el acto adquiera carácter
definitivo, por haber transcurrido los plazos previstos en el artículo 10 y sin perjuicio de lo
que corresponde en materia de prescripción (el artículo 10 se refiere al silencio de la
administración). Estos plazos son de carácter procesal y por lo tanto se computan solamente
los días hábiles no corriendo durante las ferias judiciales.
Las normas reglamentarias del proceso administrativo en el orden provincial han fijado
también plazos legales en quince, veinte o treinta días (como el Código de Buenos Aires,
art. 13; el de Córdoba, art. 80; el de Mendoza, art. 144; etc.).
Por su parre, la CSJN en Fallos 209:451 y 204:4, etcétera, ha dicho que las normas
provinciales (y en tal sentido debemos incluir las nacionales particulares para el ámbito
federal) que establecían términos para la iniciación de demandas contencioso
administrativas, son constitucionalmente válidas en cuanto se limitan a la reglamentación
del ejercicio de las acciones acordadas en el orden local, si de esta manera no se restringen
derechos acordados por las leyes de la Nación.
Dromi, cuando se expresa sobre la impulsión de oficio, nos dice: "El procedimiento puede
ser iniciado de oficio o a petición de parte, pero la impulsión corresponde en todos los
casos a la Administración (art. 1º, inc. a, ley 19.549). No obstante ello, es admisible la
caducidad o perención por la paralización de un procedimiento. La continuación del mismo
no depende de la voluntad del particular, sino de la administración. En la actuación de los
órganos administrativos, no se debe satisfacer un interés individual solamente, sino también
el propio interés de la administración, de allí que la inacción del administrado puede
determinar en algunos casos, la paralización del procedimiento".
En cuanto a la caducidad de los procedimientos, la ley nacional 19.549, artículo 1º, inciso e,
apartado 9, dice que 'Transcurridos sesenta días desde que un trámite se paralice por causa
imputable al administrado, el órgano competente le notificará que, si transcurrieren otros
treinta días de inactividad, se declarará de oficio la caducidad de los procedimientos,
archivándose el expediente. Se exceptúan de la caducidad los trámites relativos a Previsión
Social y los que la administración considerare que deben continuar por sus particulares
circunstancias, o por estar comprometido el interés público. Operada la caducidad, el
interesado podrá, no obstante, ejercer sus pretensiones en un nuevo expediente, en el que
podrá hacer valer las pruebas ya producidas. Las actuaciones practicadas con intervención
del órgano competente producirán la suspensión de plazos legales y reglamentarios,
inclusive los relativos ala prescripción, los que se reiniciarán a partir de la fecha en que
quedare firme el auto declarativo de caducidad".
A) Plazo.
En cuanto al plazo por ejemplo algunas provincias establecen el plazo de un año para la
caducidad como Buenos Aires ley 2961, artículo 20; Córdoba, ley 1897 artículo 57
Corrientes ley 2943, artículo 31 (salvo que la prescripción fuese menor aclara) Misiones,
ley 52, artículo 61. Otras provincias establecen una caducidad en seis meses, como Chaco,
por ley 848 artículo 62; Formosa ley 584, artículo 38 (con tres meses en caso de recursos)
Jujuy ley 1888 artículo 67; La Rioja, ley 1005, artículo 62, Mendoza, ley 3918, articulo 31;
Neuquén, ley 1305, artículo 31 (con tres meses también en el caso de recursos); Salta, ley
793, artículo 18; Santiago del Estero, ley 2297, artículo 54. Por excepción Santa Fe
establece un plazo de tres meses para la caducidad de instancia por ley 4105, artículo 63.
B) Casos de oficio o a. pedido de parte.
Algunas legislaciones disponen que la caducidad sólo puede ser pedida o dictarse de oficio,
otras como la de Córdoba admiten sólo el pedido de parte, pero no la caducidad de oficio
(art. 58). Algunas legislaciones se remiten al código de procedimientos de la provincia, ya
sea porque están contenidas en el mismo código de procedimientos, como sucede en San
Juan (ley de 1922)0 por remisión: el artículo 74 de la ley de Catamarca, 71 de La Pampa y
el 19 de Santa Cruz.
C) Regla general.
Pero ¿qué sucede con aquellos regímenes en los que no está prevista especialmente esta
norma? En mi criterio debe jugar el principio de la caducidad de la acción. La interposición
de la acción o del recurso interrumpe el plazo de caducidad de la acción y deja subsistente
el resto pendiente. La parte podrá reeditar su pretensión caduca, dentro del plazo restante no
utilizado para iniciar la demanda en cada caso. Por ejemplo, si se tratase de una acción en el
procedimiento nacional que tiene noventa días, y la demanda hubiese sido iniciada dentro
de los treinta días, caducado el procedimiento, se tienen los sesenta días restantes para
reproducir la pretensión caduca. En contra, con base en el sistema de prescripción aplicable
en los supuestos generales, se puede argumentar también que al caer el proceso los noventa
días ya corrieron y la acción no puede reeditarse.
CAPITULO III
LOS PLAZOS EN LA CADUCIDAD DE INSTANCIA
Aunque hubo un extenso período en el cual la caducidad de instancia no fue una institución
receptada en el derecho procesal, y así sigue siendo el procedimiento en varios países como
Alemania y Austria, cuando en el siglo pasado las legislaciones como la italiana y la
española tomaron la institución, establecieron largos lapsos para que se sucediera tal
extinción del proceso. Así, el Código italiano de 1865 fijó un plazo de tres años. Al
reformarse el Código en 1940, y especialmente con la Novela de 1950, se creó un sistema
complejo, algo confuso, pero que estableció un término general de un año (art. 307).
Cuando se sancionó la ley 14.191, se redujo ya el término un año para primera o única
instancia, seis meses en segunda o tercera instancia, incluso pendiente de recurso la causa,
y en ambas instancias la justicia de paz. Finalmente esta ley consagra una norma que iba a
ser fuente de todas las legislaciones nacionales posteriores de modo textual. Reforma el
criterio de la prescripción para darle una redacción definitiva: La caducidad de instancia
también se produciría "en el (plazo) que se (operase) la prescripción de la acción si fuere
menor a los indicados precedentemente".
Por último, la ley 17.454 (Código Procesal Civil y Comercial de la Nación) redujo los
plazos a seis meses en primera y única instancia y a tres meses en los demás supuestos. La
norma dejaba pendiente la solución respecto de los juicios ejecutivos y los incidentes
retomando a su vez la cuestión del término de la prescripción. Estos plazos fueron
reiterados en la reforma de la ley 22.434 que modificó el inciso 2º de modo tal que incluyó
dentro del plazo de tres meses a los juicios ejecutivos, ejecuciones especiales e incidentes.
Debe tenerse el texto de la ley 17.454, porque los códigos procesales provinciales que la
siguieron, mantienen su problemática, hay que recordar también que, algunos procesos
provinciales con códigos de estructura propia, conservan el plazo de un año para la
perención general o amplia. No debe olvidarse tampoco, que la ley 17.454 creó caducidades
especiales para actos procesales en algunos casos, y en otros para procesos especiales
(como el de alimentos) según hemos ya explicado en otros párrafos.
¿A qué se ha debido la reducción de los términos? Varios factores han confluido para ello:
1) En primer lugar se ha considerado al proceso con un criterio más publicístico. Así, aun
cuando rige el principio dispositivo, se ha entendido que la disposición del proceso no
significa la disposición eterna del tiempo de la jurisdicción. 2) En segundo lugar, cuando se
empezaron a legislar los términos de caducidad, se tuvo en cuenta que se incorporaba un
instituto que, si bien históricamente no era novedoso, contrariaba las costumbres existentes
hasta el momento en las legislaciones vigentes, de modo que correspondía actuar con
mucho tacto. Una vez que se hubo avanzado en la senda, los plazos fueron cuestión de
política procesal. 3) La mayor tecnología que podían usar los letrados por un lado (la
aparición de la máquina de escribir), la mejor sistemática de las leyes v una mejor
organización de tribunales, hacían innecesarios plazos tan extenso, 4) Por ultimo la
multiplicación de los juicio o requería una ayuda que permitiese desagotar el trabajo de la
justicia de modo rápido y eficaz que sin alterar la defensa en juicio, permitiese limitar el
numero de causas en trámite a aquellas que tenían mayor urgencia o que su desarrollo fuese
continuo hacia la sentencia.
El plazo amplio está fijado en el artículo 310 inciso 1º del CPCCN. La norma establece que
se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare su curso dentro de los
siguientes plazos:
¿Qué significado tienen primera o única instancia? Del texto del inciso 2º se coligen
algunas situaciones al excluir los supuestos en él enumerados. El inciso que comentamos es
una regla general u ordinaria. De modo tal que se aplica a todos los procesos que no
tuviesen un plazo especial y determinado y que no estuviesen excluidos de la perención.
De allí que la voz "primera instancia" se extiende más allá de la primera instancia del
proceso de conocimiento ordinario. A ello nos dedicaremos a continuación.
3.2.1. El proceso ordinario de cognición
El proceso ordinario de cognición es actualmente un proceso residual (v, art. 319, CPCCN).
Limitado a unos pocos casos no previstos en otras normas, se hace extensivo a algunos
supuestos particulares. Por ejemplo en el interdicto de adquirir (art. 608), cuando el
oponente tuviese también título la contienda podrá tramitar por proceso sumario u ordinario
según determine el juez atendiendo a la naturaleza y complejidad del asunto la demanda por
obligación de rendir cuentas, cuando se integrase con otras pretensiones que debieran
sustanciarse en juicio ordinario (art. 652), etcétera Sin embargo no todos los supuestos de
primera instancia del juicio ordinario caen dentro de la caducidad. El sistema,
procedimiento ordinario puede tener otros objetivos que el del juicio al que estamos
acostumbrados. Así en ciertos supuestos de ejecución de sentencia, como el caso de la
liquidación de sociedades no comerciales (ya que a éstas se aplica el proceso sumario, art.
15, ley 19.550, salvo que la ley indique otro), incluido el carácter propio o ganancial de los
bienes de la sociedad conyugal, tramitará por proceso ordinario (art. 516, CPCCN). En
estos casos, por tratarse de ejecución de sentencia, no cabe la perención (art. 313, inc. 1º,
CPCCN).
Por supuesto que en los procesos ordinarios contemplados, la instancia se extiende desde la
promoción de la demanda hasta el llamamiento de autos (art. 484, CPCCN), lo que ratifica
lo anteriormente expuesto.
Dentro de los supuestos del inciso que tratamos se encuentran los casos del tribunal que
conoce en única instancia. En primer lugar debemos considerar los temas en los que la
Corte Suprema de Justicia conoce como tribunal de primera y única instancia. En la nueva
Constitución federal (1994) son éstos los relativos o concernientes a embajadores y otros
ministros diplomáticos extranjeros (CN, art. 117, antes 101; dec.-ley 1285/58, art. 24, inc.
10), las causas que versan sobre privilegios y exenciones de los cónsules extranjeros en su
carácter público (ley 48, art. 1º. inc. 4º), los asuntos que versen entre dos o más provincias
(CN. art. 127, antes 109; dec.-ley 1285/58, art. 24, inc. 1º), los asuntos civiles entre una
provincia y un vecino de otra (dec.-ley 1285/58, art. 24. inc. 1º), los asuntos civiles entre
ciudadanos y súbditos extranjeros (CN, art. 117; ley 48. art. 1º, inc. 1º; dec.-ley 1285/58,
art. 24, inc. 1º), y asuntos que versen entre una provincia y un Estado extranjero (ley 48,
art. 1º, inc. 20).
Ahora bien, ¿todos los asuntos que vimos tienen perención de instancia? En realidad la
caducidad opera conforme a los principios generales. Para que se produzca, en cualquier
proceso, el perjudicado tiene que disponer de la instancia, examinando si el impulso
procesal es de oficio o a pedido de parte. Así las cuestiones precedentemente mencionadas
aparecen en algunos casos como operando con carga para la parte y en otros con actuación
de oficio; verbigracia en el primer caso: en las cuestiones civiles entre una provincia y un
ciudadano de otra, la perención parece evidente; en otros, deberá examinarse el caso
particular planteado. Las causas de Derecho Internacional Público no quedan excluidas de
la caducidad por ese solo carácter, sino cuando estén comprendidas dentro de algunas de las
excepciones que prevé la ley (v. también nro. 5.7.).
También las cámaras de apelación actúan en algunos casos como instancia judicial única.
Generalmente se da el supuesto cuando entienden por vía de apelación de decisiones
administrativas. Así sucede en materia federal (art. 40, ley 21.628), contra las sentencias del
Tribunal Fiscal (art. 1171, Cód. Aduanero), contra las decisiones del Consejo Profesional
de Ciencias Económicas (ley 20.476), contra las decisiones del Tribunal de Etica del
Colegio Público de Abogados (art. 47, ley 23.187), etcétera, o en la justicia ordinaria, tal
como sucede en la justicia civil respecto de resoluciones del director del Registro de la
Propiedad Inmueble (art. 28, ley 17.417), etcétera.
De modo tal que cuando las cámaras conozcan por vía de apelación de una actuación
administrativa, están en realidad actuando en única instancia judicial y se les aplica el plazo
de perención de seis meses.
B) De esa forma el plazo de caducidad para el juicio de alimentos ha sido fijado en seis
meses en primera instancia. Y así como los alimentos, si el proceso de demencia se
considera contencioso, habrá que concluir que el mismo tiene también una caducidad de
seis meses, con excepción del supuesto de prodigalidad que por tramitar por juicio sumario
(art. 637, ter, CPCCN), tiene una caducidad de tres meses.
D) También hemos visto que se aplica el plazo de seis meses o plazo amplio al supuesto de
pedido de quiebra antes que ésta sea declarado (v. punto 2.8.).
E) En el caso de los códigos provinciales que se sancionaron dentro de la sistemática de la
ley 17.454, el plazo de seis meses alcanza a los casos del juicio ejecutivo, aspecto que
veremos más adelante de modo independiente.
Dentro del concepto que hemos tratado se presenta un caso muy particular en el cual
existen dos normas contrapuestas ¿El inciso primero que establece una perención de
instancia de seis meses para el caso de los procesos sumarios u sumarísimos que tienen una
sola instancia, o es de aplicación simple y llana del inciso segundo, asignando en cualquier
caso el plazo de tres meses para estos procesos?
Estos temas están representados, por ejemplo, por aquellos casos en que la sentencia de
primera instancia no es apelable por el monto (art. 242, 2da. parte, CPCCN). ¿Cuál es la
regla que prima? Según el sistema corriente de interpretación del derecho, la regla especial
deroga a la general y por ende, a estos procesos se les aplica en todos los casos el artículo
310, inciso 2º, tres meses.
El inciso 2º del artículo 310 del CPCCN, en la redacción de la ley 22.434, establece la
caducidad "De tres meses, en segunda o tercera instancia y en cualquiera de las instancias
del juicio sumario o sumarísimo, en el juicio ejecutivo, en las ejecuciones especiales y en
los incidentes"
Cabe examinar ahora cada uno de los supuestos que la norma plantea, relacionados con la
extensión de ella y el alcance de la reforma de la ley 22.434. Respecto de esta última,
diremos que en la redacción originaria de la ley 17 414 finalizaba en "sumarísimo"
habiendo sido agregado, en consecuencia, "en el juicio ejecutivo, en las ejecuciones
especiales y en los incidentes".
En el caso que nos ocupa debernos determinar cuál es el alcance de la expresión segunda o
tercera instancia. Ello es así porque hay dos formas o criterios de interpretación. Por un
lado, en el régimen nacional existe vulgarmente un doble juego de instancias ordinarias: la
primera, ante un juez unipersonal. y la segunda ante una Sala de la Cámara (que la
representa). Por otro lado, cuando litiga la Nación existe la posibilidad de que en asuntos de
determinado monto se pueda acceder a una tercera instancia ante la Corte en forma
ordinaria. Pero también, al lado de las instancias ordinarias existen las instancias
extraordinarias. De modo que, no habiéndose explicitado en la norma a cual de estas
instancias se referían es importante determinar si las extraordinarias se encuentran
comprendidas dentro del concepto.
D) Apelación con efecto (trámite) diferido. Este sistema de caducidad debe adaptarse a
cada supuesto, y así en los recursos de trámite diferido (llamados de efecto diferido por el
código nacional), el plazo no comienza a correr sino desde que ha llegado la oportunidad
cíe que el expediente se encuentre para ser elevado a consideración del tribunal de alzada.
Ahora, si contrariamente a lo dispuesto por el Código Procesal, el recurso de apelación no
fue concedido con efecto diferido, interrumpen la perención las actuaciones cumplidas para
que se elevara el expediente a la alzada.
E) Aclaratoria conjunta con la apelación. Algunos casos particulares son interesantes como
el que considera que no comienza a correr el término de segunda instancia si no se ha
notificado la aclaratoria, o que el plazo de segunda instancia comienza a correr cuando ésta
fue resuelta 13, aspecto que debe ser considerado dentro del alcance que tenga la aclaratoria
en cuestión, siendo aplicable el efecto suspensivo del término sólo a la aclaratoria que surge
de la omisión. Pero la existencia de estos recursos no impide que corra el curso de la
primera instancia.
G) Caducidad específica de los recursos. Por último, los recursos caducan sino se fundan en
la oportunidad legal prevista. Este aspecto, conocido como deserción del recurso (arts. 266
y 2º, inc. 1º, CPCCN y conc.), es una variante de la caducidad de la instancia, que abierta
por la concesión, se extingue por la falta de actividad en tiempo oportuno.
En los casos de recurso extraordinario ante la Corte, debe entenderse que la instancia
extraordinaria no queda abierta hasta que el recurso no es concedido.
Pero, no obstante que ello se produce ante el juez o tribunal u organismo administrativo que
dictó la resolución que lo motiva, el que a su vez lo resuelve, el juez de la caducidad es la
Corte. Por lo que, si se deniega el recurso, la caducidad es improcedente.
B) Provincias.
C) Inaplicabilidad de la ley.
Este recurso puede ser entendido desde dos ángulos, especialmente en la provincia de
Buenos Aires. Ya que por una parte se presenta como un recurso extraordinario ante la
Suprema Corte y por otro como un recurso extraordinario ante las Cámaras para unificar la
jurisprudencia de las Salas. En este último supuesto también comprende su similar del
Código nacional (arts. 288 y sigs., CPCCN).
E) En síntesis
puede decirse que la segunda instancia ya sea ordinaria o extraordinaria tiene una
caducidad en el orden nacional y en los procesos; que siguen su sistema, de tres meses.
Los procesos sumarios y sumarísimos están comprendidos en todas sus etapas, según la
norma que tratamos. Se ha dicho que concluida la etapa de prueba en el juicio sumario, las
partes cesan en su carga de instar el procedimiento, pero el juez debe declarar clausurado el
período correspondiente, y esta resolución hallarse firme (art. 491 2do. párr., CPCCN y
conc. CPBA), claro que en lo nacional con la reforma de la ley 22.434 y los alegatos en el
sumario, la cuestión ha cambiado.
Los juicios sumarios y sumarísimos se extienden a procesos especiales a los que está
asignada esta categoría, como por ejemplo los interdictos, las acciones posesorias, la
rendición de cuentas, el deslinde, la división de cosas comunes y el desalojo en el CPCCN,
y a algunos proceso "voluntarios" transformables, que adoptan en procedimientos sumario
o sumarísimo y entran en el carácter contencioso que ya hemos examinado en el número
2.3.2.
3.3.2.1. Usucapión
Cuando se sancionó el Código Procesal nacional, ley 17.454, en el inciso 2º del artículo 310
se omitió considerar el juicio ejecutivo. Así la doctrina en general y la jurisprudencia
capitalina entendieron que el plazo de perención era de seis meses, por aplicación del inciso
del artículo 310. La explicación de Colombo, no obstante que era eventualmente exacta
desde el punto de vista doctrinario y aun legal, no resolvía el problema de la inequivalencia
de los procesos. Decía el autor mencionado que si bien el proceso ejecutivo era un proceso
sumario, la descripción que hacía el inciso 2º del artículo 310 era exclusivamente la referida
a los sumarios de conocimiento o plenarios rápidos.
A) Tesis de seis meses. La que estima que el plazo de perención del juicio ejecutivo es de
seis meses.
C) Revisión del tema. El criterio de tres meses lo sostuvimos con relación al Código
nacional en nuestro Manual (pág. 252), pero creo conveniente revisar toda la cuestión desde
un ángulo específicamente objetivo.
3) Luego es de suponer que cuando el artículo 310, inciso 3º del CPBA habla de sumario (y
sumarísimo) se refiere, indudablemente, a los sumarios de conocimiento o plenarios
abreviados, tanto por la expresión "sumario" como por el contexto en la cual la misma se
desarrolla.
5) De allí que, no habiendo norma concreta, el ejecutivo perime en primera instancia, como
juicio contencioso a los seis meses. En contra aparecen Morello, Passi Lanza, Sosa y
Berizonce, los que entienden que el plazo es de tres meses.
D) Argumentos a favor de la tesis trimestral. Cuáles son los argumentos que se esgrimen o
pueden esgrimirse para sostener el plazo de tres meses. Un examen detenido de ellos nos
puede dar la solución al problema.
Todos estos argumentos son más brillantes que profundos. Comencemos por el último de
ellos. No existe laguna alguna. El inciso primero dice "en primera …instancia", no dice en
"primera instancia de los procesos de conocimiento”. Luego, si el juicio ejecutivo no está
excepcionado de esta regla general y es contencioso, se le aplica la regla de caducidad
semestral.
No existe ninguna hermenéutica sistemática que importa una desconexión con el resto de
las normas, que se vea herida por la interpretación semestral. Obsérvese que la ejecución de
sentencia no caduca, y la misma puede realizarse por un proceso ordinario (art. 516). Por
otra parte, la sucesión de actos desde la demanda hasta la sentencia de un proceso de
conocimiento es muy numerosa, y si le aplicamos a cada acto impulsorio el plazo de tres
meses, como mínimo, el juicio puede tardar años. En cambio los actos al juicio ejecutivo
son mucho más limitados, y aun con seis meses aplicado a cada uno de ellos, duraría
menos. Para comprender esta explicación basta enumerar los actos del sumario o
sumarísimos que son impulsorios y los actos del ejecutivo, teniendo especialmente en
cuenta que cuando se oponen excepciones, la caducidad le corre al ejecutado y no al actor,
pues para éste sólo se cuentan los actos de demanda, intimación, citación para oponer
excepciones (y embargo, si quisiere) contestación de excepciones (en su caso) y de allí se
pasa a la sentencia.
3) Por último podría argumentarse a favor del juicio ejecutivo trimestral, que habiendo
excepciones, para la prueba se aplican supletoriamente las reglas del proceso sumario (art.
547, CPBA). Sin embargo, es de tener en cuenta lo ya dicho en el sentido de que en el
incidente de excepciones la carga es del excepcionante, y que la referencia al proceso
sumario es supletoria y no principal. Las reglas probatorias, en su función general están
tratadas preferentemente con referencia a los procesos de conocimiento, por lo cual es
razonable su remisión a ellos y en el caso del juicio ejecutivo al que sea más expeditivo.
4) En conclusión, los argumentos para la caducidad trimestral del juicio ejecutivo carecen
de fuerza de convicción y relación lógica con cl ordenamiento vigente. Además, como ha
dicho clara y certeramente la Cámara Civil, los plazos de caducidad son fijados por la ley
en forma expresa, sin que sea dable al órgano jurisdiccional reducirlos o modificarlos en
base a ningún tipo de argumentación.
Del mismo modo se ha dicho de forma prácticamente unánime, que la preparación de la vía
ejecutiva es alcanzada por la caducidad de instancia. Por ello los trámites a que da lugar la
etapa de preparación de la vía ejecutiva no pueden ser asimilados al. procedimiento sumario
o sumarísimo, a los efectos de calcular el plazo de caducidad, sino el previsto para el juicio
ejecutivo, pues sus constancias vienen a integrar, o a perjudicar el título en base al cual se
despacha la ejecución. Además, la preparación de la vía ejecutiva no puede asimilarse a una
medida preliminar pues es integrativa y no informativa o probatoria.
Las ejecuciones especiales, por las mismas razones expuestas para el juicio ejecutivo,
tienen caducidad de seis meses cuando no fueran expresamente contempladas.
El caso de los incidentes es muy particular. En la actualidad están agregados al inciso 2º del
artículo 310 de la ley 17.454 por la reforma de la ley 22.434.
B) Clases. Una clasificación de los incidentes, de modo necesario requiere una aclaración
previa. Una cosa es la clasificación de los incidentes dependientes de un proceso o de un
procedimiento, otra cosa son los procesos incidentales.
Los procesos incidentales son juicios con un fin en sí mismos, que persiguen en todos los
casos una pretensión de mérito distinta de la del juicio principal al que pueden acceder, o
propia cuando actúan de modo independiente (vgr. el proceso de alimentos, la rendición de
cuentas, etc.).
Por último están los incidentes propiamente dichos a los cuales nos debemos referir ahora.
C) Clasificación de los incidentes. Al igual que los procesos que tienen un sistema general,
sistemas particulares y, especiales (vgr. proceso ordinario, sumario, sumarísimo, procesos
especiales). Los incidentes tienen un sistema de procedimiento general u ordinario regulado
en el CPCCN en los artículos 175 y siguientes, y casos especiales. Los distinguimos en:
a) Genéricos o comunes: Son los normados en el artículo 175 del CPCCN, que tienen un
trámite regulado y se aplican a todos los casos de incidentes y procesos incidentales para
los cuales la ley no tiene un sistema particular. Funcionan de esta forma de modo residual a
imagen y semejanza del juicio ordinario.
b) Reglados: Son aquellos a los que la ley les ha dado un trámite especial. Este trámite
puede cubrir todo el desarrollo incidental.
En este caso diremos que están reglados "totalmente" (vgr. las, excepciones), o cubrir parte
de su desarrollo en función de requisitos o elementos que hacen a su formación, como a su
admisión o procedimiento, a los que llamaremos reglados “parcialmente" o "semirreglados"
(vgr. nulidad, acumulación de procesos, redargución de falsedad).
A su vez dentro de los incidentes semirreglados, los hay semirreglados "expresos", esto es
aquellos a los que la normativa procesal indica cuáles son las normas particulares y
distintas que asume el incidente (vgr. redargución de falsedad, art. 395, CPCCN;
revocatoria, art. 240, CPCCN) y "tácitos", aquellos en los que la aplicación de normas
propias y comunes no aparecen especialmente legisladas y hay que determinarlas en
función de principios generales (vgr. las excepciones que el actor puede oponerle al
demandado).
La ley 22.434 ha establecido en el inciso 3º un plazo de tres meses para los incidentes. ¿A
qué incidentes se ha querido referir la misma, en atención a la clasificación
precedentemente expuesta? Dos criterios pueden seguirse, el amplio y el restringido. O bien
ha querido referirse al sistema de procedimiento incidental cualquiera sea su contenido, o
bien -exclusivamente- a los incidentes definidos en el artículo 175 del CPCCN (Toda
cuestión que tuviere relación con el objeto principal del pleito…).
Aquí el criterio debe ser el amplio dentro del campo del proceso. Se supone que el Código
Procesal se refiere en primer lugar a sistemas de procedimiento antes que a contenidos.
Además de modo congruente con los procesos sumarios y sumarísimos (v. 3.3.2.) que se
extendían a procesos especiales, el término incidentes debe ser comprendido como todo
procedimiento que sigue el sistema y no sólo a los incidentes que se desarrollan dentro del
proceso. Refuerza este criterio el artículo 313, al incluir dentro de la caducidad a los
incidentes producidos en la ejecución de sentencia y procesos sucesorios y voluntarios.
De esta manera deben encontrarse comprendidos dentro del concepto tanto los incidentes
que se realizan en el curso del proceso, de modo accesorio, continente o independiente,
pero no los procesos incidentales, porque tienen un alcance diverso.
Respecto de los incidentes que se realizan en el curso del proceso (incluyendo tanto los
comunes como los de los incs. 1º y 2º del art. 313), deben establecerse algunas precisiones
ya que en la medida que se especializan, arrastran consigo consecuencias diversas de los
incidentes en general.
Siendo varios los incidentes, la perención corre de modo independiente para cada uno de
ellos, siendo independiente el hecho de que tramite o no por pieza separada. Por último
debe tenerse presente que la carga de instar el incidente la tiene quien lo articuló.
La acumulación puede provenir de tres vías distintas: 1) De oficio en cuyo caso no hay
incidente: 2) Por vía de excepción de litispendencia por conexidad, aspecto que trataremos
junto con las llamadas "excepciones previas", o al contestar la demanda en aquellos
procesos que no tienen trámite previo (vgr. proceso sumarísimo); y 3) Por vía del incidente,
luego de vencida la oportunidad de plantear las excepciones previas (art. 190, CPCCN). En
el caso del incidente, el mismo perime en su instancia para la parte igual que cualquier otro
(art. 310, inc. 20, CPCCN), sin perjuicio de que el magistrado de oficio declare la
litispendencia en cualquier estado de la causa (art. 347, último párr., CPCCN) lo que hace
que el mismo pueda desestimar directamente el pedido de caducidad silo entiende
pertinente.
C) Los medidas cautelares. Ya nos hemos referido a las mismas en el punto 2.3.1.C). La
jurisprudencia ha resuelto que el incidente de medidas cautelares es susceptible de perimir,
en el supuesto de inactividad, en el plazo de tres meses
Pero las medidas cautelares tienen también un sistema de caducidad propio muy particular,
que se aplica una vez que las mismas han sido tomadas. Este sistema se acerca a la
caducidad de la acción (v. punto 2.9.2.), y ha sido recogido por el artículo 207 del CPCCN:
“Se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas cautelares que se hubiesen
ordenado y hecho efectivas antes del proceso, si tratándose de obligación exigible no se
interpusiere la demanda dentro de los diez días siguientes al de su traba, aunque la otra
parte hubiese deducido recurso. Las costas y los daños causados serán a cargo de quien
hubiese obtenido la medida, y ésta no podrá preponerse nuevamente por la misma causa y
como previa a la promoción del proceso; una vez iniciado éste, podrá ser nuevamente
requerida si concurrieren los requisitos de su procedencia.
E) Incidente de nulidad. El incidente de nulidad, previsto por el artículo 172 del CPCCN,
tiene las características de un incidente semirreglado expreso, pero en todos los supuestos
independientes del proceso al que accede, de modo que es alcanzado por la caducidad
trimestral. Este incidente es alcanzado por la perención aun en el juicio ejecutivo (nulidad
de la ejecución, art. 542, CPCCN), aspecto al que nos referiremos más adelante, al tratar las
excepciones del juicio ejecutivo.
Esta certeza nace del artículo 356 del ordenamiento que comentamos que expresa: "En la
contestación opondrá el demandado todas las excepciones o defensas que, según este
Código, no tuvieren carácter previo". La complejidad del tema hace que merezca ser tratado
en forma independiente en el punto que sigue.
Sin embargo, cuando se estiman honorarios, hay instancia a ese respecto, pudiendo
operarse la perención, importando también la apertura de instancia, el pedido de regulación
de honorarios.
Hemos visto en el apartado F) del punto anterior que las llamadas excepciones previas
responden a tres categorías distintas, cada una de las cuales tienen que tener un tratamiento
propio.
La jurisprudencia se ha mostrado ambigua. Por ejemplo se ha dicho que corresponde la
perención de la excepción de incompetencia, o que no corresponde por representar un
episodio o instancia de la misma demanda. Este último criterio ha sido ratificado diciendo
que la oposición de excepciones importa una contestación de demanda y una invocación de
hechos o de razones impeditivos del progreso de la pretensión del actor, pero no equivale a
la deducción reconvencional de una pretensión contrapuesta porque nada se pide al actor;
por consiguiente, la única instancia abierta y sujeta a perención es la del actor. Y como en
muchos casos, existe una tercera postura intermedia o ecléctica: Cuando se articulan
excepciones, tratándose de defensas opuestas a la acción, debe entenderse que existe una
única e indivisible instancia, y en consecuencia, el plazo de caducidad es común a la acción
y a la excepción. Sin embargo, no es razonable generalizar tal criterio a todos los supuestos
en que se deduzcan excepciones, pues lo que corresponde determinar en cada caso, es si se
imprime un trámite independiente.
4) Deje do legal. Corno se sabe el defecto legal puede provenir dedos cuestiones. Una es no
haber cumplido con las normas procesales para la procedibilidad formal de la demanda.
Otra es el "obscuro libello". Llegado el momento de la caducidad de instancia, ya sea de
oficio o a pedido de parte, no obstante que el juez no hubiese usado de la facultad de
observar o rechazar la demanda defectuosa, tiene ahora oportunidad de sanear el
procedimiento en cuanto al cumplimiento de las normas procesales. Así, revisará la
demanda y si los defectos contenidos no impiden continuar con el proceso dictará la
caducidad. En caso contrario, la negará. En cambio, cuando el defecto legal es por razón de
"obscuro libello", la caducidad procede en todos los casos, pues debido a que es pedida por
el actor, éste corre con el riesgo de que su demanda sea rechazada.
5) Arraigo. El arraigo, o garantía pedida por el demandado para el actor que no tiene bienes
ni domicilio en la República (art. 348, CPCCN), caduca en todos los supuestos, ya que la
garantía del proceso pedida corre como carga para el peticionario, a quien se le hace
efectiva mediante la caducidad de oficio o pedido de parte En cambio con error a mi juicio,
la jurisprudencia ha dicho confundiendo defensas e impedimentos procesales que, el plazo
de caducidad resulta común a la acción cuanto a las defensas de arraigo y defecto legal
atendiendo al carácter indivisible de la instancia. Pero ordenado el arraigo pesa sobre el
actor el plazo de perención por el que debe arraigar. Aunque examinado detenidamente,
antes de la caducidad se debe cumplir la carga de arraigar y puede tenerse en tal caso por
desistido al actor del proceso.
El título ejecutivo es revisado tres veces. La primera y la última Vez lo hace el juez de
oficio al despachar la ejecución y al dictar Sentencia. Pero también se permite que el
demandado controle el proceso y se inserte en el mismo para que el título sea revisado
también en función de peticiones propias. Estas peticiones del demandado para que se
revise el título, exclusivamente para establecer si el mismo es hábil para la ejecución -en el
sentido extenso de la palabra habilidad- son llamadas por el Código Procesal: excepciones
del juicio ejecutivo.
La reforma de la ley 22.434 estableció en el inciso 4º del artículo 310, que la caducidad de
instancia se produce por el transcurso “De un mes, en el incidente de caducidad de
instancia". Esto concuerda con el sentido que tiene este incidente, que es el de evitar la
arbitraria paralización del proceso y fundamenta el desarrollo y la mejor administración de
justicia. Pero a la vez el mismo incidente, que es típicamente suspensivo del procedimiento,
tiene que tener lógicamente una actividad pronta, consecuente con ese fin perseguido,
especialmente por este incidente.
Con esta norma se resuelve un problema doble, primero si perime o no el incidente de
perención, segundo la cuestión del plazo en el cual puede perimir. La jurisprudencia
anterior a la reforma esta ha dividida entre quienes aceptaban la perención que eran
mayoría y los que lo negaban. Pero debe tenerse en cuenta un aspecto fundamental que ha
hecho resaltar la jurisprudencia negativa, y es que, habiendo perimido el incidente de
perención éste no ha purgado la perención del principal, que puede ser declarada
nuevamente porque al perimir el incidente, la situación procesal se retrotrajo a la existente
al momento en que se opuso por primera vez la caducidad.
En cuanto al problema del plazo que sólo se ha solucionado en el orden nacional y en los
códigos provinciales que, como el de Chubut siguen la ley 22.434, lo examinaremos en el
punto siguiente, pues es común a todos los incidentes
Como los códigos procesales de la provincia de Buenos Aires y los que siguieron la ley
17.454 no contienen una norma específica para los incidentes en general, ni tampoco para
el de caducidad de instancia, en este aspecto recobran vigencia las palabras de Saggrese y
Pérez Cortés, quienes dieron una explicación certera sencilla y completa, que me permito
repetir: “Respecto de los incidentes se dan sin embargo, dos posibilidades o se les aplica el
plazo de caducidad de los autos principales (así, un incidente de un juicio ordinario tendrá
el de seis meses y los de uno sumario o sumarísimo el menor de tres meses), o se interpreta
que a todos los incidentes por ser contiendas de jerarquía necesariamente inferior que la
principal les es aplicable el plazo más reducido. La cuestión, reiteramos, 110 podía
plantearse antes por la existencia de un plazo único pero aparece en la actualidad Pensamos
que razones de economía y celeridad marcadas reiteradas veces por el nuevo ordenamiento
procesal impondrían pata los incidentes el plazo menor, pero los textos legales resisten esa
interpretación Por un lado, el recordado artículo 316 establece, como principio que la
caducidad en primera instancia se opera a los seis meses y las únicas excepciones son las
que indica su inciso 2º (2º y 3º) en el caso de la provincia de Buenos Aires)… y por otro el
codificador preservo la denominación de sumarios exclusivamente para los procesos
indicados en el artículo 320 limitando considerablemente el concepto que de ese tipo de
contiendas se tenía en doctrina. En suma, aunque quizás la solución contraria hubiese sido
más conveniente, a la luz del articulo del Código, el plazo de caducidad de la instancia… en
los incidentes el que corresponda a la acción principal.
Sin embargo, no debe pensarse que este sistema sea un error en sí mismo. El hecho de que
los incidentes (que son accesorios), se acomoden al plazo del proceso principal (en lo que
hace a la caducidad de instancia), tiene Fundamento en el artículo 187 de la ley 17.454 (no
reformada en este aspecto por la ley 22.434), que dice: "En los procesos sumario y
sumarísimo, regirán los plazos que fije el juez (para los incidentes), quién asimismo
adoptará de oficio las medidas adecuadas para que el incidente no desnaturalice el proceso
principal".
Por último, debemos decir que el incidente de caducidad de instancia, en estos sistemas,
sigue los mismos principios que los incidentes en general, acomodando su plazo al del
proceso al cual sirve.
Dispone el artículo 310, inciso 3º del CPCCN y sus concordantes provinciales, que la
caducidad de instancia se produce "en el (plazo) que se opere la prescripción de la acción,
si fuere menor a los indicados precedentemente". Es decir menor que tres meses o seis
meses. Esta norma es extraordinaria, poco práctica y exorbitante. Confunde dos
instituciones (v. punto 1.2.1. a) y b)), que no tienen prescripción en el proceso, cuando la
promoción de la demanda la intercepta (art. 3986, Cód. Civ,).
En la práctica, además de los casos previstos por los artículos 4041/43 del Código Civil, se
admite que la caducidad se rige por el término abreviado contractualmente. Pero se han
establecido importantes limitaciones como, por ejemplo, si lo que se ha estipulado es un
término de caducidad y no de perención no se aplica al proceso o si el término de
prescripción ha quedado suspendido por alguna causa (vgr. haber sido internado el actor
con diagnóstico de alienación mental), en cuyo caso no procede declarar la perención de
instancia.
CAPITULO IV
El COMPUTO DEL PLAZO EN LA CADUCIDAD
B) Distintas posiciones. Se pueden distinguir por lo menos cuatro posiciones con relación
al comienzo de la instancia.
2) La segunda posición, no aparece tan clara, porque resulta de una confusión conceptual
recogida por el artículo 310 del CPCCN, al que ya hemos aludido y que dice en su último
párrafo “La instancia se abre con la promoción de la demanda aunque no hubiere sido
notificada la resolución que dispone su traslado". El artículo produce un doble discurso que
recogió la jurisprudencia imperante y que hemos expuesto en el punto 1.3. al cementar esta
norma. En este sentido Payá y Carrero dicen que la apertura de la instancia que pone en
marcha la jurisdicción se produce con la interposición de la demanda y su acogimiento por
el tribunal".
Creo que la jurisprudencia de la ley 17.454 que entiende que la instancia se abre con la
promoción de la demanda, repitiendo el criterio de la ley 14.191, es errónea, en razón de las
normas existentes que deben interpretarse como un todo armónico. Si una demanda está
presentada en regla, hasta el momento de la resolución de traslado, el único que puede
decretar la caducidad es el tribunal de oficio, ya que la otra parte a la que no se le ha dado
traslado, no puede presentarse. Así planteada la cuestión, si el tribunal va a dictar una
resolución, la que debe dictar es la de traslado y no la de caducidad. De este modo una vez
presentada la demanda, de acuerdo con el artículo 313 sólo cabe la actuación del tribunal y
la caducidad no puede decretarse.
Pero, si bien esa situación se da con la demanda debidamente presentada si una petición
sólo requiere traslado, la cuestión no puede plantearse del mismo modo. Por ello hay que
contemplar los diversos casos que pueden presentarse.
C) Si se dieta una resolución que requiere que se aclare la competencia (art. 337,2da. parte,
CPCCN), o cualquier acto judicial que no impulse el procedimiento, en estos casos sí
corresponde contar el plazo de caducidad desde la presentación de la demanda. Tal sucede
por ejemplo, cuando se requieren actuaciones administrativas, pues la necesidad de llenar
determinados requisitos o cumplir unos recaudos antes de poder correr traslado de la
demanda, no suspende la apertura de la instancia. En otros casos se produce la retroacción
del plazo hacia la demanda, tal como cuando la actora cumple con la exigencia del juzgado
de acompañar el contrato que la legitima, en cuyo supuesto el plazo se cuenta desde la
presentación de la demanda.
C) Un caso particular lo presenta la cuestión de la tasa de justicia. Se ha dicho tanto que las
actuaciones relativas a la misma son interruptivas, como no interruptivas y aun no
suspensivas. Sin perjuicio de tratar el tema de los apartados pertinentes, es mayoritaria la
jurisprudencia que considera que dichas actuaciones no interrumpen ni suspenden el plazo
de caducidad (v. puntos 5.2.1.9. y 6.5.1.30).
E) Del mismo modo la instancia comienza con la demanda en el juicio ejecutivo. Además
de lo expresado respecto de la contenciosidad en el 3.3.3.6.A), y lo manifestado al respecto
en el punto anterior, encontramos la jurisprudencia concordante al respecto Pero no puede
ignorarse que a la demanda ejecutiva se le aplican los mismos principios dados
precedentemente para la de conocimiento
G) Así, podemos concluir que no puede darse una regla único y uniforme para considerar el
comienzo de la instancia, y que cada caso debe examinarse, dentro de reglas generales
comprensivas de un espectro más amplio, como el que hemos mostrado.
El primer tema que nos ocupa es el plenario de la Cámara de Paz de la Capital, que dice que
procede la perención de instancia mediando sentencia inapelable no notificada. Este
concepto fue seguido, no sólo respecto de la sentencia inapelable, sino también de aquélla
apelable, por numerosa jurisprudencia aunque la CSJN había distinguido la caducidad de la
instancia en el juicio y la caducidad del juicio mismo entendido como una unidad procesal,
por lo cual “agotada la primera o única instancia con el acto procesal de la sentencia que le
pone término y hace cesar la jurisdicción (sic, léase actividad jurisdiccional) del juez o
tribunal que la dictó, habrían desaparecido a su respecto los motivos determinantes de la
perención". Este criterio se vio reforzado con la sanción de la ley 17.454. Efectivamente,
desde la sanción del CPCCN, por su artículo 485, que establece que la sentencia se notifica
de oficio, ha dejado de ser aplicable la orientación jurisprudencial que establecía que,
mientras que la sentencia de primera instancia no se encontrase notificada, el curso de la
perención no se suspende. No obstante que ésta es la solución correcta y concordante con el
sentido de la perención, no toda la jurisprudencia la admitió. La misma Sala F, con
posterioridad, estableció lo contrario respecto de la sentencia no notificada, pues la
instancia termina cuando el pronunciamiento llega a efectivo conocimiento de las partes.
Naturalmente que esta cuestión depende en mucho de lo que dispongan las leyes procesales
provinciales, que veremos con detenimiento en el último capítulo. Sin perjuicio de ello, a
modo de ejemplo podemos ver que en Santa Fe, conforme al artículo 236 de su Código de
Procedimientos, se ha declarado que "en nuestra legislación la instancia concluye con la
notificación de la respectiva sentencia", y no con su mero dictado.
Pero qué sucede en los procesos que no son plenarios o de conocimiento, específicamente
con los ejecutivos y los incidentes. Loutayf Ranea y Ovejero López, siguiendo alguna
jurisprudencia federal entienden que los incidentes no están alcanzados por la norma del
485 citado. Veamos los casos:
A) En el caso del juicio ejecutivo se ha declarado que el mismo no caduca con sentencia
firme, también que es firme aquella que se dicta cuando el ejecutado no ha opuesto
excepciones, ya que la misma no es apelable. Pero no se resuelve qué pasa cuando se han
opuesto excepciones, donde la instancia puede seguir a través de un recurso. Creo que es
aplicable la caducidad a este especial caso, ya que la ley no ordena notificar de oficio la
sentencia, especialmente por lo resuelto con relación a los incidentes.
B) En los citados incidentes se ha decidido que no tratándose del principal, para el cual rige
el artículo 313, inciso 4º (ley 22.434), la posibilidad de articular la caducidad de instancia
no cesa con la resolución que pone fin al incidente, sino con la notificación de dicho
pronunciamiento.
Ciertamente que el artículo 313, inciso 4º especialmente agregado por la reforma de la ley
22.434 al decir que no se produce la caducidad de instancia sise hubiere llamado autos para
sentencia (v. 2.5.), quiere decir que en este caso, la instancia susceptible de caducar finaliza
antes de la misma sentencia.
Por supuesto que la situación planteada es sólo aplicable a los procesos de conocimiento en
los que hay llamamiento de autos, pero, al igual que en caso anterior, nos queda la situación
del ejecutivo y de los incidentes.
Ya hemos visto que si no se han opuesto excepciones, la instancia fenece al vencer el plazo
de traslado, pues cabe entonces sólo la actividad oficiosa y la sentencia no es apelable. Si
hubiese habido excepciones, debemos distinguir si ellas son depuro derecho, se basan en
constancias del expediente, o sobre las mismas no se ha producido prueba, que llamaremos
caso I, cuando se ha producido prueba, que llamaremos caso II.
A) En el caso 1, el juez pronunciará sentencia dentro de los diez días, contados de distinto
modo que ahora no interesa (art. 548), de modo que no hay caducidad porque la cuestión
cae dentro de lo preceptuado por el artículo 313, inciso 3.
4.2.4.2. Incidentes
En el caso de los incidentes, debe tenerse presente que el traslado dictado lo es en calidad
de autos (art. 150, CPCCN), lo que enerva la posibilidad de pedir caducidad en las causas
de puro derecho. Esto es así, además, por imperio del artículo 185, que dice: “Contestado el
traslado o vencido el plazo, si ninguna de las partes hubiese ofrecido prueba o no se
ordenase de oficio, o recibida la prueba, en su caso, el juez, sin más trámite, dictará
resolución", lo que hace aplicable el artículo 313, inciso 3º; por lo que tampoco hay
caducidad luego de la prueba, sin perjuicio de lo ya dicho respecto a la falta de notificación
de la sentencia en estos procedimientos.
Hemos visto el momento inicial y final para que la caducidad opere, en distintos tipos de
procesos. Referido al momento final hemos examinado la sentencia y sus efectos sobre la
instancia sujeta a caducidad. Nos toca ahora examinar cuatro modos distintos de la
sentencia, llamados modos anormales. Son ellos: el desistimiento, la conciliación, la
transacción y el allanamiento. Dejaremos el quinto medio, la propia caducidad de la
instancia, pues a la misma nos referimos en todo el trabajo y se trata de un incidente con un
plazo menor de caducidad, de modo que se inscribe en el capítulo de los incidentes.
A)a. Desistimiento del derecho; Como resulta ser una abdicación del derecho, lo puede
realizar la parte en cualquier momento (art. 305, CPCCN), pero como puede revocarse
antes de que el juez se pronuncie (art. 307), entre el acto de desistimiento y la resolución
puede pedirse la caducidad de la instancia. Aunque este hecho pareciera exorbitante, ya que
la persona que desiste aparentemente no va a peticionar en contra del demandado lo que ya
abdicó, como aquél tiene la posibilidad de reactivar el proceso en cualquier momento antes
de la sentencia por renuncia del desistimiento, su actitud podría ser un medio para evitar la
perención. Por otra parte podría suceder que el desistimiento no fuese admisible. Por
supuesto que la contraria, además de la caducidad de la instancia, puede pedir que el juez
resuelva definitivamente sobre el desistimiento.
C)a. Situación desde el acuerdo transaccional: La transacción sobre derechos litigiosos, que
son los que ahora nos interesan, no pueden hacerse válidamente si no presentándola al juez
de la causa firmada por los interesados. Antes de que las partes se presenten al juez
exponiendo la transacción que hubiesen hecho, o antes de acompañada la escritura en que
ella conste la transacción no se tendrá por concluida y los interesados podrán desistir de ella
(art. 838, Cód. Civ.). En este período se puede pedir la caducidad de instancia.
C)c. Si el juez dicta sentencia homologando a transacción, la misma cobra efecto de cosa
juzgada y la caducidad no puede pedirse. Si la rechaza, porque la cuestión por ejemplo no
es susceptible de transacción (vgr. cosa fuera del comercio porque requiere una
autorización previa), entonces renace el plazo que sólo se ha suspendido.
C) Omisión de elevar el expediente. No obstante la clara norma del artículo 25l del
CPCCN, en concordancia con el artículo 313, inciso 3º, la jurisprudencia no es unánime
sobre la materia.
C)b. La posición contraria transita desde el argumento de que como no es actividad del
magistrado elevar el expediente, sino del secretario se puede declarar por el primero la
perención; hasta que urgir el procedimiento es deber de las partes aun en este caso; o que
no se trata del caso del artículo 313, inciso 3º.
C)c. Hay por lo menos una tercera posición que considera la situación de hecho particular
del caso, sobre la base de que es deber de las partes realizar las diligencias necesarias para
poner el expediente en condiciones de ser elevado a la Cámara, de modo que no hay
perención cuando el expediente se ha perdido y hay que reconstruirlo, o cuando por
cualquier otra causa el apelante se encuentra imposibilidades de activar el trámite, o existía
prueba pendiente que impedía elevarlo, pero no entran dentro de estas excepciones los
trámites de sustitución de embargo, por que no hacen recurso en sí.
C)d. A la inversa, se libera el oficial primero de la carga del artículo 215, CPCCN, cuando
éste no estuvo en condiciones de elevar inmediatamente los autos, en razón de algún
trámite del expediente que lo sacó del curso de la apelación de modo momentáneo, porque
de lo contrario se impondría a este funcionario la obligación de revisar todos los días el
estado de todos los expedientes. Especialmente se considera esta situación cuando el
expediente no se eleva con motivo de faltar notificaciones a alguna de a las partes o
intervinientes procesales.
C)e. Por último se ha declarado que la segunda instancia del juicio sucesorio es también
objeto de caducidad, la que no se incompatible con el artículo 313, inciso 2º.
El artículo 311 del CPCCN, en la última parte de su primer párrafo, establece que en le
caducidad de la instancia los plazos “…correrán durante los días inhábiles salvo los que
correspondan a las ferias judiciales”. El cómputo de la caducidad de instancia, único que en
el Código Procesal (dentro del proceso) corre por días inhábiles, fue mejorado por la
reforma de la ley 22.434 al excluir las ferias judiciales. Este criterio, que ya había triunfado
en la jurisprudencia (aunque en la provincia de Buenos Aires no surgió sino después de
serias disputas). En la actualidad, en el orden nacional, por virtud de la reforma, el criterio
es unánime, y se entendió que la norma tuvo vigencia aun para la relación procesal que
tuvo consumo jurídico durante la vigencia del ordenamiento anterior. El sistema del conteo
de los días corresponde al del Código Civil, art. 23/29. En el cómputo de los días inhábiles
incluye los feriados extraordinarios dispuestos por los tribunales superiores.
El cómputo por días inhábiles se justicia, pues dada la extensión de los plazos, que en
algunas provincias alcanzan el año, en principio, los días inhábiles no tienen incidencia en
el lapso total. En consecuencia no estoy de acuerdo con la jurisprudencia que descuenta del
período de caducidad, los asuetos decretados por la Corte Suprema, que son esencialmente
breves, y en muchos casos sólo afectan un determinado juzgado o un grupo de ellos
(mudanzas, refacciones), o con motivo de los paros del personal, a menos que ellos asuman
una característica y una extensión inusitada. Ello no impide la solución que se da en el
punto siguiente para el caso de que el vencimiento caiga en el plazo de gracia.
Una cuestión interesante es determinar cuándo finaliza el período hábil para la impulsión
del proceso y si el plazo de gracia de las dos primeras horas del día siguiente al
vencimiento, previsto en el artículo 124, CPCCN y la generalidad de los códigos
provinciales, se aplica en este caso, de modo que vencido el plazo un determinado día,
pueda presentarse el escrito impulsorio, dentro de las dos primeras horas del día siguiente.
El plazo para el cómputo de la caducidad de instancia se cuenta desde la medianoche de la
última petición o resolución o actuación del tribunal que tenga por efecto impulsar el
procedimiento (art. 311. CPCCN y arts. 24 y 25, Cód. Civ.). Se ha dicho que el acuse de
caducidad dentro de las dos primeras horas mencionadas, no es extemporáneo. Esto es así,
pues si el plazo comienza a la medianoche, finaliza a la medianoche del último día,
oportunidad en que el tribunal está cerrado, por lo que se hace aplicable el artículo 124
mencionado. De modo que un escrito presentado dentro de las dos primeras horas del día
siguiente, que impulsa el procedimiento tienen efecto interruptivo, ya que este escrito se
entiende entregado el día anterior a su presentación. Así que, el acuse de caducidad en ese
mismo plazo es extemporáneo, sin, perjuicio de que se consolide si su presentación no es
enervada por otro escrito impulsorio contemporáneo. Esta interpretación tiene lugar por el
carácter dual del plazo de gracia, cuya vigencia depende del ejercicio del derecho durante
su término, y porque la jurisprudencia ha interpretado, en general, que la interrupción o la
suspensión de la caducidad de instancia, se produce siempre que quien la alegue tenga un
interés subsistente. La admisión del plazo de gracia es mayoritaria. En cambio, en Santa Fe,
con apoyo de su artículo 232 del Código Procesal, se estima que el plazo de gracia no es
procedente.
Además deben tenerse presente dos aspectos: 1) Si el curso de la perención cae dentro de
un día feriado o inhábil (sea una inhabilidad particular decretada verbigracia por la Corte
Suprema, o dentro de las ferias en los territorios donde dicha fecha no interrumpe ni
suspende el plazo), el no admitir el plazo de gracia para realizar un acto impulsorio hábil,
llevaría al absurdo de retrotraer dicho plazo al último día hábil antes del vencimiento, con
lo cual se estaría en contra del término legal expresamente establecido y del principio
restrictivo de aplicación (v. 1.5.F).
2) Distinto es el supuesto que se presenta durante el curso del período probatorio, y aun
fuera del trismo, respecto de audiencias o pruebas que lo exceden legítimamente. En este
caso si hay una audiencia pendiente tampoco cabe la caducidad, cualquiera sea el término
por el cual el expediente haya estado sin movimiento (excepto los incidentes o actos
particulares independientes que ya hemos examinado). Lo que se podría atacar,
eventualmente, es el medio probatorio en su producción y no la instancia. De modo que
tiene poca importancia considerar si la audiencia se celebra dentro del plazo de gracia o
mucho después de vencido el plazo de la caducidad. La perención no entrará en curso, pues
se entiende que la misma está suspendida.
Por último, alguna jurisprudencia ha entendido que el acto impulsorio coincidente con el
acuse de caducidad es válido como impulso, aunque tal argumento ha sido rebatido. Por
supuesto que no se trata del acuse en el mismo día del vencimiento del plazo, ya que este
último resulta prematuro.
El artículo 311, primera parte dice "Los plazos señalados en el artículo anterior
(refiriéndose al 310 que ya hemos examinado) se computarán desde la fecha de la última
petición de las partes, o resolución o actuación del juez, secretario u oficial primero que
tenga por efecto impulsar el procedimiento…" De lo expresado se entiende que la última
petición, o resolución o actuación significan la falta posterior de un acto de impulsión
(sobre impulso v. 1.7.).
Pero "computar desde la última petición" puede producir confusión. Cómo debe entenderse
el comienzo de dicho cómputo. Este tema plantea tres cuestiones: 1) habiendo diversos
tipos de actos que engloban una situación, cuál de ellos es el último; 2) cuál es el día de
comienzo del plazo para computar la caducidad; 3) cuál es el día de vencimiento.
A) Comienzo del plazo de caducidad. Al repetir los conceptos del artículo 311, que liemos
mencionado, la jurisprudencia ha dicho que el acto a que se refiere dicha norma no requiere
para completarse y comenzar sus efectos la notificación, la firmeza o el vencimiento del
plazo de traslado.
B) Desde cuándo se cuenta. Hay doctrina y jurisprudencia unánime en el sentido de que los
plazos de perención comienzan a la 0 (cero) hora del día siguiente al acto impulsorio o a las
24 de ese mismo día
C) Hasta cuándo se cuenta. Se entiende que por aplicación de las normas de los artículos 24
y 27 del Código Civil, el plazo vence a la medianoche del día que se cumple, y además por
tratarse de períodos completos de meses, o años en algunas provincias, vencen el mismo día
en que se iniciaron, con independencia de los días que tenga cada mes. Así se inician a las
24 horas del día del último acto (cero hora del día siguiente) por ejemplo día 12 y finalizan
a las 24 horas del mismo día (12 en nuestro caso) del mes que correspond
B)a. Algunos autores, entre ellos Colombo, ante la norma del artículo 157, 2do. párrafo del
CPCCN. “Las partes podrán acordar la abreviación de un plazo mediante una manifestación
expresa por escrito", entienden que la abreviación es posible. Claro que otros fijan que el
límite mínimo es el de prescripción, pues los ordenamientos procesales así lo establecen.
También el plazo es ampliable por acuerdo de partes, ya que lo pueden suspender, aunque
no anticipadamente como en el caso anterior (art. 311, 2do. párr., CPCCN).
B)b. La concepción antigua ligaba al plazo de Perención con el orden público de modo que
entendían que no podía ser ampliado ni reducido, pero en el caso se trataba de interpretar la
ley 14.191, calculando además que el procedimiento anterior a la ley 17.454 no tenía un
artículo como el 157.
B)c. La relación de los plazos de caducidad con la prescripción es un error conceptual del
que ya hemos hablado en el punto 3.4. Agreguemos que la prescripción, además, se pierde
si no se opone en la primera presentación (art. 3986,Cod Civ.). Aplicar la prescripción
perdida a la caducidad del proceso es incorrecto. La confusión o identificación de ambos
institutos, nace de ideas no bien clarificadas en torno al fundamento, objeto y relaciones del
derecho procesal y el sustancial. Otro aspecto interesante que habría que estudiar es el de
que si tengo una prescripción menor de diez años, al llegar a la sentencia, que acoge la
demanda, la prescripción se transforma en diez para su ejecución, que además no caduca
antes de ese término. Estos ejemplos demuestran que las definiciones de los institutos y su
función han sido establecidas arbitrariamente, fundados en factores históricos no
científicos, repetidos a través del tiempo sin ser debidamente considerados. Icemos dicho
que la caducidad de instancia es una medida eminentemente procesal (1.5.). Ya nos hemos
expresado además en el punto 1.2.1. sobre las diferencias entre caducidad de instancia y
prescripción y a ello nos remitimos. De modo que fijar un plazo menor que el de
prescripción es perfectamente factible.
B)d. Por supuesto la reducción del plazo no afecta el principio de la celeridad y buena
administración de justicia (principio v. 1.5 F). Tampoco queda perjudicada la ampliación
por suspensión del plazo, porque la ley lo autoriza, de manera que parece viable la opinión
actual en el sentido de modificar el plazo. Sobre todo porque la caducidad de instancia no
es de la esencia del proceso y el plazo, si bien perentorio, no es fatal, pudiendo purgarse por
vía de un acto interruptivo aun ocurrido el plazo, que tendrá distinto efecto frente al tribunal
y frente a la contraria por las posibilidades de esta última de enervarlo, como veremos
oportunamente. Pero cualquiera sea el plazo que transcurriera en el proceso, si el acto
impulsorio es admitido, la caducidad no existe.
CAPITULO V
INTERRUPCION Y SUSPENSION DEL PLAZO DE CADUCIDAD DE INSTANCIA
Por su parte, suspender, en su segunda acepción es detener o diferir por algún tiempo una
acción o una obra. Significa ello al contrario del Supuesto anterior, que acabada la causal
de suspensión el plazo se reanuda en el lugar donde fue dejado.
Este criterio es el que adopta el derecho para la institución que nos ocupa hoy, y sobre el
mismo coincide la generalidad de la doctrina.
La idea que preside los institutos que considerarnos está ligada a la función de los actos
sobre los que se asientan.
De este modo resulta ser la ley la que da los elementos que corresponden a cada caso.
Como la caducidad se produce sino se "insta" el proceso durante determinado lapso (es
decir, SI no se realiza un acto de impulso procesal, art. 310, CPCCN), resulta ser que
realizado el acto no se produce. La cuestión se completa cuando se establece que los plazos
se contarán desde la última petición de las partes9 o resolución del juez, secretario u oficial
primero que tenga por efecto impulsar el procedimiento (art. 311, 1era. parte). De allí surge
que el acto interruptivo extingue el período anterior al mismo.
a) En lo que hace a las partes se ha dicho que el artículo 311 del CPCCN no efectúa
ninguna diferencia entre los litigantes para la realización del acto impulsorio, así hubiera
sido el propio acusante el que lo realizó, porque para considerar la paralización del proceso
como elemento para la caducidad de la instancia, dicha paralización debe ser total, en el
sentido de que no debe realizarse ningún acto tendiente a continuar su tramitación. De
modo que en general admitimos entonces que el acto realizado por cualquiera de las partes,
activa el proceso. La carga impulsoria se extiende a la parte representada por el defensor
oficial, ya la parte demandada que opone la excepción de incompetencia. Esta carga
alcanza a los casos de actuación de oficio del tribunal, pues ella no libera a los litigantes de
instar el procedimiento. Por ello, el abandono del trámite no halla justificación en el hecho
de que se haya ordenado citar a un tercero a pedido de la contraria, ya que para la actora
continúa la carga de impulsión, aunque sea citándolo ella misma, ni tampoco encuentra
justificativo en la inactividad del órgano jurisdiccional.
b) Hemos visto que el acto impulsorio puede ser realizado por el tribunal, las demás partes
del órgano jurisdiccional y los auxiliares. La reforma de la ley 22.434, consecuentemente
con lo dispuesto en el artículo 38 del CPCCN, agregó en el artículo 311. primera parte, los
actos del secretario y oficial primero como impulsorios, en atención a que aquellos podían
también dictar algunas providencias simples (que tienden esencialmente al desarrollo del
proceso, art. 160, CPCCN). Pero el obstáculo jurídico que impida la prosecución del
proceso y por ende suspenda el curso de la caducidad de la instancia, debe ser válido y real.
Si el juzgado, por error, dispuso el traslado y notificación de un incidente inexistente, tal
resolución judicial no tiene valor alguno para entenderla como suspensión del plazo de
caducidad ni del procedimiento, cuando la actora, a través de su inactividad, abandonó el
trámite del juicio durante varios meses.
Para poder realizar una síntesis ordenada se han propuesto diversos sistemas que los autores
sobre la materia han adoptado.
Colombo dice que el acto para ser interruptivo tiene que reunir dos tipos de requisitos: debe
ser cumplido en el momento razonablemente esperado, porque con ello se hace el
desarrollo oportuno y progresivo del proceso y a la igualdad de las partes en el mismo; y
por otro lado, el acto debe tender a llevar el proceso hacia la sentencia.
La prueba del casus incumbe a quien la invoca; prueba que debe versar sobre la existencia
del hecho en sí y sobre la concurrencia en él de todos los caracteres propios de aquella
eximente, siendo de recordar que, en caso de duda, debe mantenerse la responsabilidad del
deudor, porque a prueba del supuesto de excepción -que como tal es de interpretación
restrictiva- debe ser plena y concluyente.
5.2.1.1. Actuaciones
A) De las partes que interrumpen. La citación de evicción, es el trámite iniciado por el que
pretende ser tutor para seguir la acción, La gestión a fin de que se provea de curador a la
demandada. La presentación de la administradora de la sucesión y la notificación para que
la contraria cumpla la sentencia por cédula firmada por su letrado, el pedido de ser tenido
por parte, el pedido que contesta en término el traslado, la reiteración del pedido de
certificación necesaria, el pedido por el cual el actor solicita la rebeldía aunque
posteriormente la misma no sea procedente por vicio de nulidad en la notificación, la
presentación del codemandado rebelde pidiendo ser tenido por parte y constituido el
domicilio, la presentación del rebelde, el pedido por el cual se consiente la competencia del
juzgado si el juez no estaba definitivamente determinado, la nota firmada por el abogado
que tenía por objeto integrar debidamente una petición anterior de la parte a la que
patrocinaba, el criterio en el cual la actora solicita se convoque a las partes a juicio verbal
para concluir la tramitación del expediente.
Son actos interruptivos del plazo de perención de instancia los escritos por medio de los
cuales se integra la demanda, las ampliaciones de demanda o de la prueba ofrecida en el
juicio sumario, aunque aún no se hubiera trabado la litis.
Los pedidos y diligencias tendientes a que se devuelvan los autos en poder de un tercero, la
justificación de personería acompañada del pedido de proveimiento de la demanda, la
denuncia de hechos nuevos con el pedido de que se corra traslado de la demanda, el pago
del impuesto y la multa ordenados en la medida que son trámites que tienden al desarrollo
del proceso, el acuse de negligencia que desarrolla el proceso, la defensa que cuestiona la
competencia el escrito del actor que precisa el síndico de la demandada, el pedido de
documentos en préstamo para su copia y posterior traslado, el escrito pidiendo formación
de incidente por separado de la vista al representante fiscal de los documentos
acompañados, el escrito del actor que solicita vista al síndico para que tome intervención
las diligencias preparatorias de reconstrucción del escrito de demanda, la intimación
cumplida al tercerista embargante, de que determine el bien para poder trabar la litis, las
gestiones de la demandada encaminadas a obtener la ratificación de documentación en
idioma extranjero en juicio. El escrito de búsqueda en ciertas condiciones, el escrito en que
se pide que se dicte sentencia, el escrito que acompañó la copia para un incidente, omitida y
ordenada por el juzgado.
El escrito del actor que pide acumulación de autos estando abierto a prueba el expediente,
el pedido por el cual se pide se corra traslado al representante del fisco.
El pedido de pronto despacho si es seguido del recurso de queja por retardo de justicia a
menos que esté pendiente una medida para mejor proveer, el cumplimiento de una
obligación de tracto sucesivo, en el caso, alimentos.
C) De las partes que no interrumpen. Debe destacarse, en primer lugar, una regla que puede
tenerse por general. No basta la simple expresión escrita de voluntad para evitar la
caducidad, ni tampoco el escrito que carece de virtualidad jurídica. Como el pedido de
rebeldía; la resolución del tribunal de que se intime previamente según lo ordenado por el
mismo tribunal, no es interruptiva. En embargo, se han dictado resoluciones muy peligrosas
para la defensa enjuicio, como la que estableció que la afirmación de una parte de haber
presentado un escrito interruptivo que no se encuentra corroborado por constancia alguna,
porque de los escritos que se presentan en tribunales no se da ninguna constancia. En otros
supuestos la jurisprudencia es contradictoria con la que hemos citado en A), por ejemplo la
presentación del demandado haciendo cesar su estado de rebeldía como no interruptivo.
En el mismo sentido: el escrito recabando vista de las actuaciones 83; las actuaciones sobre
estimación y regulación de los honorarios del curador del actor y su apoderado; la gestión
para la condonación de la multa fiscal; la petición prematura; el escrito pidiendo se
suspenda la reposición fiscal de documentos hasta tanto no se tome la medida cautelar
pedida; las diligencias realizadas por la actora tendientes a individualizar a los demandados;
la autorización para retirar copias de la contestación de la demanda dada por el patrocinante
de la actora; el pedido de caducidad de un incidente de la demandada rechazado0; el pedido
relacionado con un trámite pendiente que no se cumple; el acto reiterativo de lo ya
incorporado; la incidencia con el fisco por impuesto de sellos; las actuaciones
administrativas anteriores a la demanda judicial no notificadas al demandado; el escrito por
el cual la actora desiste del juicio contra una de las demandadas; las actuaciones planteadas
entre el actor y sus profesionales; la redargución de un documento incorporado por el
demandado, tramitado por vía incidental; el escrito presentado en secretaría diversa a la del
trámite; el convenio no homologado.
Así tampoco interrumpen el hecho de que la contraparte consintiera el auto que le hacía
saber la consignación; el escrito solicitando testimonio y certificado para ser presentados en
otro juicio; las actuaciones ajenas al juicio; el pedido de sentencia prematuro habiendo
prueba pendiente; la presentación de agravios de los que no puede correrse traslado por no
haberse notificado conforme el artículo 259; el pedido del expediente en préstamo para
sacar copias a fin de correr traslado de la demanda; la reiteración de un pedido denegado y
firme un desistimiento sin otra petición que una medida precautoria; el pedido de
acumulación de autos y la medida para mejor proveer que en su consecuencia se dictó, si
entonces no se encontraba trabada la litis, obstando ello a la procedencia del incidente, pues
éste requiere sustanciación.
No interrumpe tampoco, el escrito ratificando lo actuado; los escritos anoticiando que los
bienes del juicio pertenecen ahora a terceros; el pedido de caducidad de instancia
anticipado.
El escrito que carece de toda relevancia por no estar firmado por la parte, aunque lo
ratifique después; los pedidos del demandante de incorporación de expedientes
administrativos denegados.
El pedido de que se fije la cantidad por la que debe arraigarse, ya que sólo la efectiva
constitución del arraigo produce la interrupción (este fallo me parece contradictorio); el
pedido de búsqueda de escritos; si se conocía por el oficio del registro la declaratoria de
herederos, no tiene eficacia interruptiva el pedido de tiempo atrás de una absolución de
posiciones a uno de los herederos con los mismos fines; la ratificación de lo actuado por un
mandatario que no había acreditado su personería; la expresión de agravios anticipada.
La medida para mejor proveer solicitada por la parte, por ser potestativa del juez.
D) Principio. Se habrá observado aquí que la casuística es notable, pero salvo algunas raras
excepciones sigue una línea coherente con la falta de progreso del procedimiento. Sin
embargo, sobre las peticiones verbales hay un criterio muy negativo, aunque es ambiguo el
caso cuando se ha dejado nota en el libro de asistencia.
E) Del tribunal interruptivas. El artículo 157 del CPCCN (v. punto 6.3.) da la pauta general
de la suspensión e interrupción. Con esa base se ha dicho que interrumpen la caducidad, por
ejemplo: la providencia que ordena sacar testimonio y desglosar las piezas que tuvieran
relación con el expediente; los trámites relacionados con los honorarios del perito omitidos
en la sentencia definitiva; la providencia que ordena pasar los autos a secretaría para que las
partes expresen agravios; la aclaratoria de un auto; todo lo relacionado con un
mandamiento de comprobación, tendiente a determinar quiénes son los ocupantes del
inmueble para poder trabar la litis.
El auto que dispone el pase al asesor de menores, la contestación de éste solicitando que se
agreguen partida y el auto que lo hace saber; la resolución del juez que manda devolver una
causa, pedida ad effectum videndi a pedido del actor, haciendo saber al otro magistrado que
subsistían los motivos por los que fuera solicitada a fin de que dispusiera su nuevo envío
oportunamente.
La resolución del juzgado que concede los recursos de apelación interpuestos y manda
elevar los autos a la alzada; el decreto que hace saber el juez que va a conocer o la nueva
integración del tribunal.
El decreto que hace saber el juez que va a conocer cuando un nuevo juez es designado en la
causa; la sentencia con fecha antedatada si se comprueba que fue dictada con posterioridad
al cumplimiento del plazo; el decreto de mero trámite “Agréguese”.
G) Ministerios públicos. En el caso de los ministerios públicos existen las siguientes
variantes. El pedido de la parte en el sentido de que se le corra vista por ejemplo al agente
fiscal se consideró que no interrumpía la perención. Distinto es el supuesto de la resolución
o providencia que ordena correr vista el Ministerio Público ya que ésta sí interrumpe la
caducidad, lo mismo que la notificación de la sentencia al asesor de menores, etcétera.
En general, se ha admitido que los actos realizados en otro proceso o en otra jurisdicción
que tengan una relación o intención de mantener vivo el proceso interrumpan la perención.
Por ejemplo, las tendientes a mantener vivo el proceso realizadas en el cuaderno de prueba
actora; o la petición formulada en el juicio sucesorio del demandado, para proveer de
representante legal a fin de continuar el juicio, o el diligenciamiento de una cédula de
notificación ante una autoridad judicial distinta, en el caso juzgado de Paz.
Esta cuestión, que otrora llevó a jurisprudencia contradictoria, hoy se encuentra subsumida
en el artículo 311, 2da. parte del CPCCN, de donde surge que la suspensión del proceso
impide la perención de instancia. Pero estas tratativas no deben ser privadas ni tácitas pues
en tal caso resultan ineficaces como acto interruptivo (v. también 2.5.1. y 6.2.).
5.2.3. Acumulaciones
5.2.4. Apoderados
5.2.5. Audiencias
Las audiencias han sido consideradas tradicionalmente interruptivas con pocas disidencias,
aunque las mismas no se realicen por falta de notificación. Más modernamente en el mismo
fuero se ha establecido que para resolver el punto deben considerarse las circunstancias
específicas del caso. Pero existe coincidencia absoluta en el caso de las audiencias
ordenadas por el tribunal, en uso de las facultades del artículo 36, inciso 4º del CPCCN.
Aunque no interrumpe el simple pedido de este tipo de audiencia realizado por la parte
(CNCom., Sala A, 29/III/1974, L.L., Man. Jur., nro. 1756), ni tampoco la que llamada para
el tratamiento de todas las cuestiones de un divorcio, en la práctica se refirió a los bienes de
la sociedad conyugal. Algunos fallos han decretado la caducidad de instancia en los pedidos
de audiencia que por errores en los escritos no puede realizarse, o proveerse de
conformidad, o son improcedentes, o extemporáneas. Se ha rechazado en general el pedido
de audiencia de conciliación como acto interruptivo, aunque también se ha considerado que
tal pedido debe valorarse en función de las circunstancias propias del caso. Por último, se
ha considerado que una audiencia de testigos frustrada no puede considerarse acto
interruptivo de perención pues no tiende a hacer avanzar el proceso.
Se ha entendido con algunas variantes, que el beneficio de litigar sin gastos, es un acto
interruptivo de la caducidad de instancia, Pero, el fallo más importante sobre la materia
parece ser el de la Corte Suprema, que dice: "Debe considerarse que el incidente de
beneficio de litigar sin gastos, interrumpe la caducidad de instancia, si se da el supuesto
excepcional de que aquél ha seguido tramitando con la debida actividad procesal.
Desatender esta circunstancia implica que la persona que manifiesta ser carente de recursos,
y que ofrece y produce activamente prueba al respecto, se encontraría en determinado
momento en la alternativa, de hacer una erogación económica que no puede soportar". Por
ello, la CNCont. Adm. Fed., Sala I ha resuelto que más allá del efecto interruptivo de la
caducidad no cabe negarle a la contraria el derecho a exigir una definición de la situación.
5.2.7. Copias
En el caso de las copias, tanto la presentación de ellas como el pedido de copias, el retiro de
copias, la agregación de las que fueron omitidas, o la presentación de copias de un escrito
ordenada por el juzgado, ha sido considerada por la jurisprudencia como actos no
interruptivas.
5.2.8. Escritos
Los escritos y peticiones están contenidos dentro de las actuaciones que corresponden, a las
partes y que ya hemos visto. Para ser interruptivos deben contener en sí actos interruptivos,
esto es idóneos y adecuados para el desarrollo del proceso. Por ello, interrumpe la
perención el pedido de que el expediente sea colocado en el casillero sí era necesario para
dictar sentencia. Pero, la sola presentación de un escrito para que el expediente salga del
sector de paralizados, no es un acto idóneo para impulsar el procedimiento si no va
acompañado de una petición concreta con sentido impulsorio y el escrito que no tiene cargo
no puede tener efecto interruptivo.
Todo lo relacionado con escritos se encuentra tratado dentro de los actos de las partes, de
los ministerios públicos, de terceros y en las audiencias, a lo que remitimos.
Se ha dicho que la excusación del juez es un acto interruptivo. Lo mismo la remisión de los
autos por el juez recusado al que le sigue en orden de turno y la aceptación por éste de la
jurisdicción mandando notificar a las partes. En el mismo sentido, se consideró interruptiva
la providencia que hizo saber el tribunal que iba a conocer en la recusación sin causa, y se
consideró interruptivo el escrito por el cual se reclama el pase del expediente al juzgado
que sigue en orden de turno, en virtud de la recusación sin causa anteriormente admitida.
Los actos relativos a la excusación y recusación podrán en su caso ser suspensivos cuando
impidan a la parte realizar los actos necesarios para actuar el proceso, pero no podrán en
ningún caso ser interruptivos, porque no impiden a la parte actuar en el proceso, para seguir
hasta la sentencia.
D) Extravío. En estos casos no procede dictar la perención si se han tomado las previsiones
para la búsqueda del expediente. Así el escrito solicitando se ordene la búsqueda del
expediente demuestre la intención de la actora de mantener vivo el proceso.
De un modo más riguroso pero minoritario, se entendió que dicho escrito debe ser
acompañado con el pedimento del acto que corresponde al estado anterior del
procedimiento que no podía ser desconocido, no debiendo dejar que se perima el juicio a
partir del momento en que presentó el pedido de búsqueda, sobre todo si el expediente se
encontraba paralizado.
E) En poder de una de las partes. Debe decirse que el hecho de que el expediente se
encuentre en poder de una de las partes no impide que los términos de caducidad de
instancia sigan su curso, pues la otra parte pudo instar el procedimiento peticionando la
devolución. Ahora bien, en algunos casos se entendió que el simple pedido interrumpía la
perención. Sin embargo, ha tenido también recepción la tesis de que el solo pedido, sin un
acto posterior que se encamine de modo inmediato a obtener el diligenciamiento de la
medida, carece de eficacia. Aisladamente, se ha dicho que no cabe admitir la perención de
la instancia si la actividad procesal se hallaba imposibilitada por la conducta de quien la
acusa, que retuvo indebidamente en su poderlos autos. La lealtad y la buena fe con que
deben comportarse los litigantes ante el estrado tribunalicio se verían seriamente
comprometidas si se acogiera tal pretensión.
5.2.11. Incidentes
En principio la formación de los incidentes, sus cuestiones y los actos relacionados con los
mismos no interrumpen el proceso. Pero el principio cede cuando los incidentes impiden la
prosecución del juicio. Así se ha considerado tal, el caso del artículo 395 del CPCCN, o la
nulidad de un incidente de exclusión del hogar en el juicio de divorcio.
Los actos cumplidos en otro juicio, si las causas están tan íntimamente ligadas que dichos
actos, por su encadenamiento causal e interdependencia, se pueden considerar diferentes
etapas de un solo procedimiento, tales como los trámites para obtener la carta de pobreza,
interrumpen la caducidad de instancia, o cuando lo resuelto por las partes en un juicio se
presenta como jalones de un mismo procedimiento, lo mismo que, en los juicios atraídos al
sucesorio, los trámites para la declaratoria de herederos que es esencial en ellos. Pero fuera
de los casos específicos que hemos mencionado, los actos interruptivos de la caducidad
deben realizarse en el mismo expediente, careciendo de virtualidad para cortar el curso de
la perención los cumplidos en un proceso conexo. Así, se menciona como ejemplos de
casos en que no se admite la interrupción en procesos conexos el desalojo y la
consignación1 el divorcio y los alimentos, etcétera.
5.2.14. Litisconsorcio
(v. 1.6)
5.2.15. Notificaciones
La regla en las notificaciones, para considerarlas interruptivas, es que las mismas sean
impulsorias del proceso.
A) Cédulas. Se entiende que la cédula de notificación es interruptiva de la perención en
cuanto activa el procedimiento o contiene un acto impulsorio.
Un caso especial lo presentan las cédulas tramitadas por la Ley Convenio 22.172. Se ha
dicho que, si bien el diligenciamiento de una cédula por el régimen de la ley 22.172 tiene
efecto interruptivo de la caducidad, el estado de la referida actuación debe ser comunicado
al tribunal antes del vencimiento del plazo de caducidad, poniéndose de manifiesto la
voluntad de continuar los trámites del juicio y, reiterando, si cuadra, el libramiento de una
nueva cédula, de todos modos el acto impulsorio es válido aunque la notificación haya
fracasado, del mismo modo que la presentación ante la oficina de diligenciamiento, en
general se considera que el retiro de la cédula 22.172, es un acto impulsorio. Incluso el acto
de sellado efectuado por el juzgado ya que es un acto necesario y constituye un impulso del
proceso.
Pero si la cédula no pudo ser diligenciada, la fecha desde la cual debe contarse el plazo de
caducidad es la de la entrega de la misma confeccionada en Secretaría, y si desde dicho
momento no opero ninguna otra causal de interrupción, la resolución que decreté la
perención se ajusta a derecho.
B) Edictos. En estos casos se ha considerado que el pedido, o la resolución del juez que los
ordena, como el retiro, o la publicación de edictos, interrumpen la perención.
Pero no produce efecto interruptivo la sola firma del secretario de los edictos, Se había
considerado que tampoco interrumpía la petición, sin que previamente se hubieran pedido
las medidas conducentes para probar en forma sumaria haber realizado sin éxito las
gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a citar, pero este criterio no es
aplicable ahora que el CPCCN (ley 22.434) establece en el artículo 145 que para la citación
por edictos "la parte deberá manifestar bajo juramento que ha realizado sin éxito las
gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a quien se deba notificar".
Pero se ha dicho que no tiene carácter interruptivo el oficio pedido pero no retirado, como
el que se retiró sin copia cuando ésta era esencial para su diligenciamiento, o los trámites
cumplidos para el diligenciamiento en el registro a fin de esclarecer la existencia de la
declaratoria de herederos del demandado difunto, o las diligencias tendientes a librar un
oficio para conocer el domicilio del demandado, porque éste debe denunciarse, la simple
agregación de oficios la contestación de un oficio por la Policía Federal, el pedido de un
nuevo oficio inútil, ola reiteración de uno que ya obraba en autos, o la falta de demostración
de su diligenciamiento.
Las cuestiones relativas a la tasa de justicia son interruptivas, en la medida que sean
impuestas por el juez como requisito previo o su pago sea previo a otro acto, o el pedido
formulado requiriendo se forme incidente para oblar el impuesto de justicia y se prosigan
las actuaciones.
Sin embargo, es dominante la opinión de que la falta de pago de la tasa de justicia y los
trámites atinentes a ella no suspenden ni interrumpen el curso del plazo de la caducidad de
instancia. Ello es así, porque de conformidad con lo dispuesto por el artículo 10 de la ley
18.525 y por el artículo 13 de la ley 21.859, las cuestiones que se originan con motivo del
pago de tasas judiciales carecen de efecto suspensivo, criterio también aplicable a los
trámites tendientes a la determinación del monto del juicio, pues la falta de estimación de
los valores no puede perjudicar a las partes impidiendo la continuación del curso del
proceso.
Por otra parte, de modo más técnico, la ley 22.434 lía distinguido vista y traslado conforme
con la persona a la que se dirige la comunicación. Cuando la comunicación debe dirigirse a
funcionarios del Poder Judicial o del Ministerio Público, se denomina vista. Cuando debe
dirigirse a las partes se denomina traslado.
2) Si entendemos el traslado como una resolución, ella también deberá impulsar el proceso
para producir la interrupción de la caducidad de la instancia.
5.3.2. Demanda
En el mismo sentido se han entendido los traslades inoperantes 2%, También, de modo
contradictorio, se ha dicho en forma general que la ampliación de la demanda no
interrumpe el plazo de caducidad. De modo más específico se le ha negado efecto
interruptivo a la ampliación en cuanto al monto, lo mismo que las sucesivas ampliaciones
de la demanda no sustanciadas, En otros casos, se ha considerado que la presentación
periódica de escritos reiterando la demanda interpuesta que no persiguen otro fin que
interrumpir la prescripción, tampoco interrumpen la caducidad, o la reiteración del pedido
de traslado de la demanda luego del dictamen pericial pedido como medida previa, ya que
era innecesaria, finalmente el retiro de copia de la contestación de la demanda efectuado
luego de estar notificado por nota de la misma 3%, Asimismo corre la caducidad de la
instancia aunque no se haya dado curso a la demanda, por estar pendiente la satisfacción de
un recaudo previo al traslado.
Cuando se demanda a dos entidades del Estado y se desiste contra una de ellas, no son
interruptivos los actos que motivan el reclamo administrativo previo contra el desistido.
5.3.4. Excepciones
Debemos recordar que con relación a las excepciones, existen posiciones contrapuestas,
tanto en el sentido de que interrumpen la perención de instancia, como que no la
interrumpen aunque las razones hay que buscarlas en lo que ya hemos expresado en el
punto 3.3.4.3.
5.3.6. Rebeldía
5.3.7. Reconvención
En muchos aspectos la reconvención sigue los pasos de la demanda, pero sus relaciones son
complejas y las trataremos cuando veamos el artículo 318 del CPCCN. En el caso que nos
ocupa, la notificación personal por el actor del traslado de la reconvención interrumpe la
caducidad.
5.3.10. Prueba
Por otra parte se ha admitido que es interruptiva la providencia por la cual se fija el término
de prueba, pero se le ha negado igual efecto al escrito solicitando se fije el término de
prueba.
El mismo carácter interruptivo se le ha asignado a la notificación del auto que abre el juicio
a prueba.
J) Prueba de peritos. En igual sentido son interruptivos la providencia que dispuso facilitar
las actuaciones al perito, el retiro del expediente por el experto 331, la vista (sic por
traslado) del informe pericial a las partes, la presentación de la pericia, la resolución del
juez que a indicación de los peritos ordena llenar los claros necesarios para que se produzca
¡a prueba ofrecida, los escritos del perito pidiendo a las partes otros datos o elementos para
poder producir la pericia.
N) Actos inoficiosos. Estos actos se han declarado siempre como inexistentes a los efectos
de producir la interrupción del plazo de caducidad de instancia, pues contrarían los
principios de avance del procedimiento, como los actos ya proveídos (por ejemplo sobre la
apertura a prueba), o los actos extemporáneos que no iban a producir ningún efecto sobre el
proceso.
5.3.11. Alegatos
5.3.12. Sentencia
En este caso debemos observar la cuestión desde el llamado de autos para sentencia que
interrumpe la perención (art. 313, inc. 4º; v. puntos 2.5. y 4.21.). Pero la cuestión depende
de la legislación.
Así en Santa Fe, el acto de pasar los autos a resolución del juez una vez llamado a sentencia
no interrumpe la caducidad.
En estos casos la situación es compleja sobre la que hemos ya hablado en el punto 4.2.1.
Sin embargo, en esos casos nos hemos referido al acto terminado. También podemos
considerar otros actos intermedios. Así, para valorar si el pedido de audiencia de
conciliación es o no interruptivo, deben valorarse las circunstancias del caso.
5.3.14. Recursos
Los escritos por los cuales se pide la citación de remate y la intimación de pago,
interrumpen la perención. No obstante, no se han considerado interruptivos estos actos
cuando la diligencia ha resultado fallida, o los mandamientos no se han diligenciado.
En algunos casos se ha expresado que los trámites procesales para la obtención del embargo
preventivo se consideran interruptivos, aunque el embargo constituye un acto suspensivo
365, lo mismo que el mandamiento de secuestro. Pero la jurisprudencia mayoritaria
entiende que los trámites de medidas cautelares no interrumpen el plazo de caducidad,
como tampoco lo hace su cumplimiento, y ello se justifica porque no tienden a hacer
progresar el proceso hacia la sentencia. Creo que en varios aspectos esto es un error. Véase
mi opinión en nota 302.1 de este capítulo.
Barra, glosando el fallo, destaca esta segunda doctrina Petracca y hace notar:
b) Que es renunciable por quien tiene derecho a oponerla y no puede ser declarada de oficio
por el juez.
CAPITULO VI
SUSPENSION DEL PLAZO DE CADUCIDAD DE INSTANCIA
6.1. Concepto
El artículo 311, segundo párrafo del CPCCN y sus concordantes a nivel provincial
establece que: "Para el cómputo de los plazos (de caducidad de instancia) se descontará el
tiempo en que el proceso hubiere estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes
o por disposición del juez, siempre que la reanudación del trámite no quedare supeditada a
actos procesales que deba cumplir la parte a quien incumbe impulsar el proceso" - De aquí
inferirnos inmediatamente el concepto de suspensión, al que ya hemos hecho referencia en
el punto 5.1.1., que importa que el plazo que viene corriendo, al suspenderse, conserva el
período transcurrido para continuarlo cuando la suspensión llegue a su fin. El Código ha
empleado dos términos que tienen el mismo efecto respecto del plazo, pero con significado
distinto en cuanto a su origen: "paralizado o suspendido". El proceso paralizado lo es por
causa externa a la parteo al juez o tribunal. Así resulta ser que tenemos la suspensión, que
opera desde el punto de vista de las partes y del tribunal. Por otro lado la paralización del
proceso que implica una detención legal o de hecho.
A) Concepto. La suspensión por acuerdo de partes arranca del artículo 157, primer párrafo
del CPCCN, que de modo indirecto establece la facultad de las partes de suspender el
proceso, cuando limita la actuación de los apoderados al respecto. Dice "Los apoderados no
podrán acordar una suspensión mayor de veinte días sin acreditar ante el juez o tribunal la
conformidad de sus mandantes". Significa ello que los mandantes, en consecuencia, pueden
acordar un plazo mayor, cuya extensión ha sido objeto de controversia jurisprudencial,
según veremos en el punto D) (véase también en 2.5.1.).
Tampoco se ha admitido como suspensivo el haberse puesto las partes de acuerdo en retirar
los autos de secretaría por un plazo determinado, ni la sola proposición de arreglo
extrajudicial.
F) Casos especiales. Conformidad tácita. Existe toda una casuística relativa al tema,
considerando que suspende el plazo de caducidad el pedido del liquidador pidiendo la
suspensión de las actuaciones hasta que se encuentre en condiciones de contestar la vista
que se le confiriera aceptado por el actor o cuando las partes estuvieron de acuerdo en que
el perito retirara el expediente por el tiempo que friera necesario. En todos los supuestos se
ha considerado una convención tácita de las partes suspensivas del proceso, fundada en la
realización de determinados actos que la hacen suponer. Y debe inscribirse en el mismo
rubro la situación que surge de los autos remitidos a la Procuración del Tesoro de la
Nación, debido a la gestión, del arreglo propuesta por la actora, o cuando se encuentran
suspendidos por impugnación de la decisión asamblearia, conforme con el artículo 251 de
la ley 19.550.
El artículo 157, tercer párrafo del CPCCN dispone que "Los jueces y tribunales deberán
declarar la interrupción o suspensión de los plazos cuando circunstancias de fuerza mayor o
causas graves hicieren imposible la realización del acto pendiente". Este deber judicial se
inscribe en el debido contradictorio del proceso. Algunos casos están previstos en la misma
normativa, como por ejemplo la muerte o incapacidad de la parte (art. 43, CPCCN), o
muerte o inhabilidad del apoderado (art. 53, inc. 6º, CPCCN), otros devienen de
circunstancias de hecho, como por ejemplo grandes cataclismos que impiden a la parte
presentarse a juicio.
Se requiere para la suspensión una resolución expresa del juez, aunque alguna vez se ha
resuelto que se interrumpe el curso de la perención, si el juzgado aceptó implícitamente la
suspensión de los términos procesales.
Por último la suspensión judicial debe resguardar la bilateralidad de la audiencia, por ello
no se consideran suspensivos los plazos que otorga el juez para el cumplimiento de
determinados actos por una de las partes. ya sea porque la carencia motivara la suspensión,
ya porque la contraria no ha tomado conocimiento o no lo ha prestado.
El artículo 157, tercer párrafo del CPCCN dispone que "Los jueces y tribunales deberán
declarar la interrupción o suspensión de los plazos cuando circunstancias de fuerza mayor o
causas graves hicieren imposible la realización del acto pendiente". Este deber judicial se
inscribe en el debido contradictorio del proceso. Algunos casos están previstos en la misma
normativa, como por ejemplo la muerte o incapacidad de la parte (art. 43, CPCCN), o
muerte o inhabilidad del apoderado (art. 53, inc. 6º, CPCCN), otros devienen de
circunstancias de hecho, como por ejemplo grandes cataclismos que impiden a la parte
presentarse a juicio.
Se requiere para la suspensión una resolución expresa del juez, aunque alguna vez se ha
resuelto que se interrumpe el curso de la perención, si el juzgado aceptó implícitamente la
suspensión de los términos procesales.
Por último la suspensión judicial debe resguardar la bilateralidad de la audiencia, por ello
no se consideran suspensivos los plazos que otorga el juez para el cumplimiento de
determinados actos por una de las partes. ya sea porque la carencia motivara la suspensión,
ya porque la contraria no ha tomado conocimiento o no lo ha prestado.
C) Situaciones de hecho. Las situaciones de hecho son más sencillas en general porque
están inscriptas en los casos en que la caducidad no opera pues, se trata de los supuestos en
que el expediente se encuentra friera del juzgado, sobre los cuales ya hemos tenido
oportunidad de referimos al hablar de interrupción (v. punto 5.2.1. 12.). Pero aquí coincido
con los autores previamente citados 26, cuando dicen: "En general, en todos los casos en
que se den las circunstancias de fuerza mayor o causas graves a que alude el artículo 157
del Código Procesal o en todos los casos en que las parles se encuentran imposibilitadas o
inhabilitadas para activar la marcha del proceso, la suspensión opera de hecho. Puede haber
mediado una resolución judicial declarando la suspensión; pero puede no haber existido
ninguna resolución al respecto. En estos últimos supuesto, en oportunidad de pronunciarse
el juez sobre la caducidad de la instancia, deberá reconocer a esas circunstancias la eficacia
suspensiva si las mismas han sido alegadas y probadas por la parte interesada".
Se puede decir que el término de perención se suspende cuando por razones de hecho o de
derecho, las partes se hallan impedidas de activar el procedimiento, pues median en tal caso
las mismas circunstancias que para la prescripción prevé el artículo 3980 del Código Civil.
Las cuestiones generales relativas a la suspensión las liemos tratado en el punto 5.1.1. y a él
nos remitirnos. Pasemos ahora a los casos particulares.
6.5.1.3. Apoderados
6.5.1.4. Audiencias
En general, las audiencias fijadas en virtud del artículo 36, inciso 4º del CPCCN, o las
relativas a la prueba, hacen que el curso del proceso, hasta las mismas, se halle suspendido
aunque la audiencia no se realice por falta de notificación. Pero carece de seriedad sostener
que se ha suspendido la caducidad porque se señaló una primera audiencia, ya que ésta no
tiene plazo, pues significa una actividad procesal -generalmente oral- que se lleva a cabo en
las dos primeras horas de atención del juzgado, en cualquier momento. Pero, la designación
de una nueva audiencia es un trámite que requiere el impulso procesal de la parte interesada
y, por ende, no está comprendida en los supuestos previstos en el artículo 313, inciso 3º.
Ahora bien, fracasada la audiencia para alegar por inconcurrencia de los litigantes, el
procesado queda pendiente de la resolución de autos, de donde no comienza a suceder el
plazo de la perención, porque la audiencia es renunciable, y la resolución no necesita
petición de partes.
En general, el trámite tendiente a la obtención del beneficio de litigar sin gastos (art. 83,
2do. párr., CPCCN) no suspende el curso de la caducidad, aunque tramite por expediente
separado. Pero, aunque lo suspenda, cabe a la parte urgir el trámite del incidente, porque de
lo contrario igualmente perecerá el juicio en el plazo del artículo 310 del CPCCN. La
suspensión se produce cuando hay una resolución expresa al respecto, por lo común,
fundada en la imposibilidad económica de la pretendiente del beneficio de realizar gastos,
siendo en general la actora quien se halla en dicha situación.
6.5.1.6. Competencia
6.5.1.7. Concurso
Las cuestiones prejudiciales son aquellas que, en algún momento, obstan a la continuación
del procedimiento. La más conocida es la de la causa penal pendiente y sus efectos sobre la
sentencia civil (art. 1101, Cód. Civ.). Extrañamente, en el supuesto que tratamos se da la
confluencia dedos causales coincidentes que impiden la producción de la caducidad de
instancia. La cuestión prejudicial no impide de por sí la actuación del proceso civil sino
solamente el dictado de la sentencia. Por ello, se produce la caducidad de la instancia si el
proceso no es activado en su curso, aunque exista una causa judicial pendiente. Pero
llegado el momento de la sentencia, llamados los autos, el proceso se suspende a la espera
de la causa penal. Naturalmente que se suspende el curso de la perención, pero resulta que
de acuerdo con el artículo 313, inciso 4º que ya hemos visto (v. punto 2.5), la caducidad
tampoco opera; una extensa jurisprudencia anterior abonaba esta solución antes de la
existencia del inciso 4º mencionado, agregado por la ley 22.434. Corno por ejemplo
muestran.
Ya hemos comentado el tema en el punto 2.4. Pero la reforma de la ley 22.434 sólo es
aplicable en los ámbitos de competencia federal y los que han seguido su lineamiento
(como recientemente Chubut y Río Negro). ¿Qué sucede con la jurisprudencia de las otras
provincias? En general, con distintos ordenamientos, se ha llegado a la conclusión que
consagró la reforma, ya que la carga de instar el procedimiento cesa cuando surge el deber
del tribunal de actuar. Y esta diferencia entre carga y deber no siempre ha sido realmente
comprendida. En algunos otros casos se ha dicho que no existe disposición que obligue a
instar al órgano judicial a que cumpla las obligaciones a su cargo y menos al personal del
mismo. Si bien la idea subyacente en estos conceptos es correcta, deberá decirse
técnicamente que, salvo que la ley expresamente imponga el recurso de queja por retardo
de justicia, no existe carga de la parte de instar el procedimiento para que el tribunal
cumpla con el deber de dictar o realizar los actos que están a su cargo.
6.5.1.12. Exhortos
6.5.1.13. Expedientes
Ciertamente que las actuaciones relacionadas con los expedientes corresponden con mayor
precisión a la interrupción de la perención (V. 5.2.1.12.), no obstante, la jurisprudencia ha
tomado algunos casos en el campo de la suspensión.
A) Extravío. Así como alguna jurisprudencia consideró de manera disímil la suene del
expediente extraviado con relación a la interrupción del plazo de perención, otra también
discutió sobre la procedencia de la suspensión. La tesis mayoritaria indica que para que la
suspensión se produzca, no basta el extravío sino que la parte debe haber realizado algún
acto tendiente a su búsqueda o reconstrucción. Pero también existen tribunales que se han
pronunciado lisa y llanamente, por la suspensión.
C) Remitidos a otra jurisdicción. En este supuesto existe un criterio general que puede
expresarse de la siguiente forma; Para decidir si se ha producido la suspensión del plazo de
la caducidad, debe verse en el caso particular si la parte estaba en condiciones de activar la
instancia, no siendo correcto ponerle la carga a la actora de que realice una serie de actos de
pedido de devolución inconducentes, toda vez que los mismos no hubieran logrado
objetivamente resultado. Por eso se ha admitido que se suspende el plazo de caducidad de
instancia cuando el expediente ha salido ad effectum videndi del juzgado, salvo que se
pruebe por el requirente de la perención que ha estado en el otro juzgado sin objeto alguno,
con lo que "invierten" la carga de la prueba, cuando remitido con conformidad de partes, es
indispensable en el otro juzgado y, en general, cuando se remite a un juzgado penal para el
juzgamiento de un delito, o aun la sola situación de estar el expediente fuera de secretaria.
No obstante ello, la jurisprudencia dominante indica que la remisión a otro juzgado no
obsta al transcurso de la caducidad, y que pesa sobre las partes la carga de activar la
devolución.
6.5.1.14. Feriados
Las cuestiones relacionadas con el fuero de atracción están gobernadas por el principio de
que si la causa atraída es independiente de la atrayente, cada una sigue su vía,
especialmente si tramitan por cuerda separada, pero si una es dependiente de la actividad en
la otra, como sería la escrituración atraída al sucesorio que requiere que se dicte en éste la
declaratoria de herederos, la actividad en el otro proceso puede servir para el que se
encuentra suspendido.
Nos hemos referido al tema en el punto 6.4.C) al considerar la paralización del proceso por
fuerza mayor. El Código de Mendoza así lo expresa concretamente. En otros casos el
criterio se ha aplicado por analogía del artículo 3980 del Código Civil relativo a la
prescripción.
6.5.1.17. Incidentes
Si bien es cierto que los actos interruptivos de la caducidad deben realizarse, para surtir
efecto, en el mismo expediente habida cuenta que los efectuados en otros, aun siendo
conexos, no constituyen actos suspensivos del término de perención, no lo es menos que la
circunstancia de encontrarse ambas causas radicadas ante el mismo juez, determina la
automática suspensión de los procedimientos desde el momento de interposición del
pedido. El resultado surge del artículo 193 del CPCCN que cuando habla de la acumulación
de procesos dispone que "El curso de todos los procesos se suspenderá, si tramitasen ante
un mismo juez, desde que se promoviere la cuestión. Si tramitasen ante jueces distintos,
desde que se comunicare el pedido de acumulación al juez respectivo. Exceptúanse las
medidas o diligencias de cuya omisión pudiere resultar perjuicio". La cuestión ya tenía
antecedentes en tal sentido.
Su falta de pago no paraliza el proceso ni le ha impedido a la parte realizar los actos del
mismo.
6.5.1.21. Notificación
La falta de notificación por cédula, aunque el Código establezca que la resolución debe
notificarse de oficio, no impide el curso de la caducidad de instancia. Obsérvese que en este
caso hay jurisprudencia nacional posterior a la ley 22.434, por ello, deben tenerse presentes
situaciones particulares, como la notificación de la radicación o puesta de los autos en
secretaría con motivo del recurso de apelación libre (art. 259, CPCCN), la elevación del
expediente a la Cámara (art. - 251, CPCCN) y similares.
Relacionado con el tema anterior se encuentra la actividad del secretario o del oficial
primero. Se había establecido de forma casi unánime que la suspensión del proceso
establecida por el artículo 313, inciso 30 del CPCCN correspondía sólo cuando la actividad
requerida del secretario o del oficial primero se refiriese a una solución judicial, pero no
cuando se tratase de trámites que deben realizar estos funcionarios, como notificaciones,
certificaciones, etcétera. Este criterio continúa siendo aplicable en los lugares donde se
siguió el sistema original del artículo 313, inciso 30 de la ley 17.454, aunque al respecto, no
dejaron de oírse voces muy importantes entendiendo que si el expediente se paraliza,
porque el secretario o el oficial primero no cumplen con la actividad que la ley les impone,
no es posible decretar la caducidad de la instancia, ya que se estaría ante una declinación y
transferencia inadmisible de responsabilidades. Este criterio es el que primó en la reforma
de la ley 22.434, de modo que la jurisprudencia actual dice que si el proceso se encontraba
pendiente de una certificación dispuesta por la juzgadora, como dicha actividad está
exclusivamente a cargo de la secretaría interviniente, corresponde encuadrar la situación
prevista en el artículo 313. inciso 30 del CPCCN, luego de la reforma introducida por la ley
24.434 (v. punto 2.4.).
6.5.1.23. Partes
C) Prisión. El estado de interdicción legal en que cayó el actor como inherente a su condena
criminal (art. 12, Cód. Penal) no autoriza por si solo a sostener que el término de perención
de instancia quedase suspendido durante el transcurso de la pena, aunque se omitiese
proveerle curador. Esta jurisprudencia reiterada me parece que cede ante el artículo 43 del
CPCCN, debiendo el juez considerar en el caso concreto la suspensión por un tiempo
prudencial para que el representante definitivo o ad litem, o en su caso el defensor de
pobres, se haga cargo del caso. Lo mismo debe entenderse si los socios de una aseguradora
estuvieron sometidos a proceso, habiéndose dictado sobreseimiento definitivo un año y tres
meses después que se envió traslado de la demanda. Al considerarse paralizado el juicio
para la notificación de ésta, no puede pedirse perención.
6.5.1.24. Plenarios
De acuerdo con el artículo 301 del CPCCN, la admisibilidad del recurso de inaplicabilidad
de la ley, produce dos efectos: uno inmediato, el suspensivo, por lo cual se suspende la
posibilidad de cumplimiento de la sentencia, y otro relacionado con el recurso mismo, por
el que cada una de las salas puede suspender sus pronunciamientos hasta tanto se resuelva
el plenario. Si la sala suspendiere el proceso a tal fin, no corre el plazo de caducidad de
instancia de acuerdo con el artículo 311, segunda parte del CPCCN.
6.5.1.25. Recusación
6.5.1.26. Requisitos
6.5.1.28. Seguros
6.5.1.29. Sucesión
Si la sucesión fue deferida por ley a un hermano del causante, no puede ser éste demandado
antes de la declaratoria que le reconoce carácter de heredero y desde allí corre la caducidad,
asimismo la causa atraída a la sucesión que depende de la declaratoria, no caduca.
6.5.1.30. Tasa judicial
Las cuestiones que dan origen a la tasa de justicia son trámites separados e independientes
del principal (arts. 10, ley 18.525 y 13, ley 21.859). En tal sentido se ha declarado que
carecen de efecto suspensivo. Pero, como muy bien se lía acotado, el criterio no es absoluto
y reconoce como excepción el hecho de que el juzgado imponga como requisito previo la
integración de la tasa, aunque modificando su criterio posteriormente la Sala F dijo: que si
se supeditó la continuación del proceso a los fines de la apertura a prueba. al previo pago de
la tasa de justicia el actor debió en su caso solicitar la formación del incidente previsto en la
normativa específica y la continuación del trámite a los fines de evitar el efecto no querido
de la caducidad de la instancia.
6.5.1.31. Terceros
El proceso se suspende cuando se cita a un tercero hasta la comparecencia de éste, pero ello
si bien pudiera considerarse carga del demandado, no libera al actor de la carga de impulsar
el proceso, y si no realiza las diligencias correspondientes para integrar la litis de esta
manera, ni se registra otra actuación que active el proceso, se opera la caducidad de la
instancia, si la inactividad se prolonga por el plazo respectivo.
6.5.1.32. Vistas
En algunos supuestos, para poder dar traslado de la demanda deben cumplirse previamente
ciertos requisitos. Estos pueden deberse u que la parte no los integró en su momento o que
el juez de oficio haya requerido el cumplimiento de alguno de ellos (vgr. art. 337, 2do. párr.
CPCCN). En tales casos no se suspende el plazo de caducidad de instancia. Tampoco la
suspende el hecho de que alguno de los codemandados no haya sido notificado, ni que se
haya suspendido a su vez el plazo para contestar la demanda por falta de copias, porque
dicha falta es imputable al actor y no puede prevalerse de su propia torpeza para
beneficiarse en el pleito, sobre todo que pudiera usar este ardid para mantener el proceso
suspendido indefinidamente.
6.5.2.2. Excepciones
La oposición de las llamadas excepciones previas suspende el curso del proceso, porque se
trata de un incidente suspensivo y porque siendo ellas “previas" a cualquier acto del
proceso, el actor se encuentra inhibido de realizar cualquier acto impulsorio en el principal
hasta tanto las mismas sean resueltas. Este es el criterio de la jurisprudencia mayoritaria.
No obstante ello hay disidencia especialmente en el área de la justicia comercial, en el
sentido de que la oposición de una excepción no impide el curso de la perención de
instancia. Como hemos hecho notar en el punto 3.3.4.3. lo que debe perimir primero, una
vez opuesta la excepción, en su casos es el incidente de excepciones (cuando ellas son de
las llamadas dilatorias). En otro orden de cosas, se ha dicho que si estaba pendiente por el
tribunal la resolución de una excepción de prescripción no cabe dictar la caducidad, y
también que la Suspensión del plazo de caducidad de instancia hasta que se resuelva la
excepción opuesta no puede prolongarse sine die, por ello cumplido el plazo del artículo
310, inciso 20 renace la carga del actor de instar el procedimiento.
6.5.2.3. Prueba
Contra tal corriente, se ha desatado otra absolutamente inversa que establece que, durante el
período de prueba, no puede decretarse la perención de instancia aunque haya pasado el
término legal, pues habiendo pendiente prueba, la parte no podía realizar actos impulsorios
válidos. Esta corriente tiene una mayor recepción en las provincias. Se considera también
suspendido el plazo mientras está pendiente una pericia, o un informe esencial, cuando el
proceso fue paralizado por tal razón con resolución firme. Por último algún caso especial se
ha producido cuando por la pérdida de un expediente, que constituía una prueba
oportunamente ofrecida y producida, importó un obstáculo para el normal desarrollo del
proceso, que justificó la suspensión del curso de la caducidad de la instancia.
Una vez que se ha llamado autos para sentencia cesa la actividad de las partes y la carga de
instar el proceso, salvo que se reabriere por prueba de oficio, de acuerdo con lo dispuesto
por el artículo 313, inciso 4º del CPCCN conforme la ley 22.434 (v. punto 2.5.), criterio
que también interpretó alguna jurisprudencia nacional antes de la reforma, con asiento en el
artículo 313, inciso 30. La jurisprudencia provincial entendió también en este aspecto que
luego del llamado de autos, el requerir la actividad del tribunal es facultativo de la parte.
Pero la cuestión ha sido extendida por alguna jurisprudencia a la pendencia del llamamiento
de autos para sentencia, con asiento en el artículo 313, inciso 3º, se hayan presentado o no
alegatos, o la cuestión sea de puro derecho. Pero el criterio no es unánime, ya que varios
tribunales se han manifestado estrictos hasta que el llamado de auto para sentencia ha sido
dictado.
Si las medidas para mejor proveer son anteriores al dictado de autos para sentencia, la
jurisprudencia ha considerado que las mismas son interruptivas ex oficio, por lo cual no
cabe dictar la perención de instancia. Entiendo que ello es así, siempre que el juez no le
haya impuesto a alguna de las partes el cumplimiento de la medida.
En cambio, cuando las medidas para mejor proveer se dictan luego del llamado de autos, se
ha seguido el criterio que sustentó la reforma de la ley 22.434, en el artículo 313, inciso 4º.
Lo importante es que para ella se requirió la notificación previa, lo que también fue
consagrado por la última parte del inciso que comentarios.
Para comprender la cuestión relativa a los recursos debe tenerse presente la clasificación de
los mismos. Es cierto que la elevación o la estada de los autos en otra instancia por vía de
recurso, inhiben la caducidad de la primera instancia que queda suspendida en tanto y
cuanto ese recurso interfiera la continuación de las actuaciones en primera instancia. Pero
hay casos en que no es así. Cuando el recurso se concede en relación con efecto no
suspensivo (llamado vulgarmente devolutivo), puede ser que el expediente continúe en
primera instancia su trámite, mientras la copia (o a la inversa) va a segunda instancia (art.
250, CPCCN). En este caso la primera instancia continúa. También se ha dispuesto que en
la circunstancia de que la Corte Suprema haya requerido los autos principales en el trámite
del recurso de hecho, no releva al recurrente de la obligación de instar el procedimiento y,
transcurrido el término de caducidad sin hacerlo procede la perención. Otro caso es el de la
revocatoria, que sólo puede ser interruptiva si la resolución Impugnada es esencial para la
continuación del litigio. O la misma situación en la aclaratoria. De manera que la
generalización que hacen los resúmenes de los fallos en estos casos no es propia para
conocer la cuestión de la caducidad de la instancia sí no se sigue la línea conceptual de los
recursos en sí.
6.5.3.1. Alimentos
No suspende este proceso, ni el hecho de ser agregado como prueba en el divorcio, ni el
agregado de un convenio de partes en el mismo, no homologado, Si no se activé el trámite
de modo específico.
CAPITULO VII
LEGITIMACION Y DECLARACION DE OFICIO DE LA CADUCIDAD DE INSTANCIA. CONVALIDACION
La regla básica general es pues que sólo las partes pueden pedir la caducidad de la
instancia, de allí que quien no reviste esta calidad no puede pedirla. Esta regla podría dar
por terminada la cuestión si no fuera porque una generalización tan grande peca
indudablemente de falsa.
Para poder concretar el aspecto que nos interesa, corresponde que recordemos algo sobre el
concepto de parte. Chiovenda dice:
Es parte aquel que pide a nombre propio o en cuyo nombre se pide la actuación de una
voluntad de la ley, y aquel frente a la cual es pedida". Nosotros preferimos algo más
amplio, que comprende otros sujetos no necesariamente titulares del “derecho subjetivo" en
sentido tradicional. Decirnos que parte es todo aquel que reclama el auxilio de la
jurisdicción, en forma originaria, sucesiva, principal, incidental o accesoria, una vez
admitidos en el proceso en tal carácter, y los que intervienen como consecuencia de tal
reclamo.
A la inversa de lo que hemos visto hasta este momento, en el cual el concepto de parte se
extiende, consideradas las partes concretamente, vamos a observar una importante
restricción. En principio, la caducidad de la instancia no puede ser pedida por el actor. Este
es el principio que consagra el artículo 315 del CPCCN que citamos. La limitación puede
presentarse en algunos supuestos aun para el demandado, como una especie de sanción ante
el incumplimiento de determinados deberes. Así, el demandado enjuicio de divorcio no
puede acusar la perención de la instancia, si no ha hecho efectivas las cantidades fijadas en
concepto de alimentos y litisexpensas.
La doctrina sobre el particular pudiera ser unánime, aun en el caso de los códigos que 8 no
tienen una referencia concreta al demandado, o en general de aquel contra quien se
promueve la instancia. Sin embargo, Loutayf Ranea y Ovejero López entienden que en
estos casos la caducidad puede ser pedida por el actor. A mi juicio los argumentos vertidos
constituyen un error, no obstante la jurisprudencia de dicha provincia en ese sentido.
Además de la violación de los deberes de lealtad, probidad y buena fe, se viola
directamente el contradictorio. Si se admitiera pedir la perención de la instancia por el
actor, se violaría directamente el desistimiento del proceso, que refiere la conformidad de la
contraria. Tampoco es fuerte el argumento de que el juez, ante el pedido del actor, pudiera
declararla de oficio, porque en tal caso; el pedido no se tomaría en cuenta (no habría
traslado, por ejemplo). Por otra parte, la declaración podría ser impedida, siempre que antes
de la misma el demandado instare el procedimiento mediante algún acto. La Cámara 1ª de
Paz Letrada de Tucumán entendió que no podía considerarse como un desistimiento
implícito, el acuse por el propio actor de la caducidad de la instancia.
7.1.5. Incidentado
7.1.7. Recurrido
La norma procesal del artículo 315, también considera habilitado al recurrido para acusar la
perención. Al recurrente le basta con desistir del recurso y quedará firme la primera
instancia. Pero habiendo varios recursos, la caducidad pedida a uno de ellos liquida la
instancia para todos.
7.1.8. Terceros
Sobre la legitimación de los terceros para peticionar la caducidad de la instancia (v. 1.6.1.
D). Otros "terceros", como los peritos, no pueden pedir la caducidad. Sin embargo,
admitiendo que su pedido no debe tramitarse, se ha resuelto que corresponde que el juez se
pronuncie sobre la caducidad de oficio.
La petición de caducidad de instancia no requiere poder especial (art. 1881, Cód. Civ.).
Incluso se ha resuelto que sino se notificó, personalmente o por cédula, el auto que intimó a
quien opuso la perención, a que acredite el mandato invocado, bajo apercibimiento de tener
por no presentado el escrito, no puede hacerse efectivo el apercibimiento. Es más, el pedido
de perención de instancia surte pleno efecto aunque quien lo hizo no acreditase en esa
oportunidad la vigencia del respectivo poder, si posteriormente cumplió ese requisito en el
plazo legal.
Para proteger a su vez al perjudicado por la caducidad de la instancia, se ha dicho que ante
la conducta prescindente y ausente del firmante de los escritos, pudo el abogado
patrocinante acudir al ejercicio de la gestión autorizada por el artículo 48 del CPCCN, para
evitarla y aunque no se admitió la legitimación al curador que cesó en sus funciones por
fallecimiento de la parte, en otro caso se entendió que si a la muerte del mandante existía
pendiente un pedido de perención de instancia, tramitado regularmente con el mandatario,
la naturaleza misma de la medida solicitada importaba un perjuicio que, evidentemente,
requería la actuación del mandatario.
E) Fiador. El fiador puede pedirla caducidad de la instancia del juicio seguido contra cl
deudor principal, que trae como consecuencia la prescripción de la acción.
El artículo 316 del CPCCN vino a consagrar un sistema que ya tenía en cuenta la
jurisprudencia nacional aun durante la vigencia de la ley 14.191, que establecía la
perención de pleno derecho; y es que la declaración de oficio de la caducidad queda
purgada si antes se impulsa el procedimiento, ya que en ese supuesto se producía la
preclusión procesal que impide retrotraer procedimientos. Ahora la cuestión ha sido
receptada legislativamente, pero debe tenerse en cuenta que en sistemas provinciales, donde
todavía se mantiene la perención de pleno derecho, se ha entendido que el mero transcurso
del plazo extingue la instancia. De manera que la normativa actual, en los códigos ley
17,454 y similares, permite la purga de la caducidad antes de ser dictada de oficio si
previamente se insta el procedimiento. La Corte Suprema ha dicho que corresponde
declarar la caducidad de oficio, sí hay un pedido extemporáneo de apertura a prueba (en e!
caso era totalmente inoficioso porque al momento del pedido no se tenía ni por contestada
la demanda).
7.2.3. Colisión entre el pedido de parte y declaración de oficio
Una vez que se ha pedido la caducidad, ha pasado la oportunidad para decretar la perención
de oficio. La cuestión puede tener importancia en lo relativo a los honorarios de los
profesionales, ya que si la caducidad se declara de oficio, nada cabe regularles a los
mismos.
El artículo 36, inciso 1º del CPCCN establece que "aun sin requerimiento de parte, los
jueces y tribunales podrán: 1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del
proceso. A tal efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda,
se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas
necesarias". Pero esta norma no enerva la facultad contenida en el artículo 316 de declarar
la caducidad de la instancia de oficio.
Un interesante fallo de la justicia comercial nos lleva a ver si la caducidad que puede
declararse de oficio, sin otro requisito que la comprobación del término, requiere de una
resolución determinada. Dice el fallo: es nula la resolución que declara de oficio la
caducidad de la instancia atento el estado de autos, sin exponer desde cuándo rige la
inactividad procesal y última actuación impulsora del procedimiento, pues importa emitir
un juicio que trasunta la sola voluntad del órgano jurisdiccional, ya que no señala la
circunstancia de hecho que sustenta la conclusión a que se llega. ¿Qué tipo de resolución es
la que declara la caducidad de la instancia de oficio? ¿Simple o interlocutoria? Recordemos
que no es necesaria la controversia para determinar el carácter de una y de otra. La
resolución que declara la caducidad de la instancia tiene una forma (resolución simple)
diversa de los efectos (liquidación de la instancia). De este modo se comprende que se exija
que en la misma se mencione, además de los requisitos básicos, el último acto impulsorio,
pues ello se compadece con el artículo 316 cuando menciona "la comprobación del
vencimiento de los plazos señalados por el artículo 310", que deben constar en dicha
resolución.
La regla básica general es pues que sólo las partes pueden pedir la caducidad de la
instancia, de allí que quien no reviste esta calidad no puede pedirla. Esta regla podría dar
por terminada la cuestión si no fuera porque una generalización tan grande peca
indudablemente de falsa.
Para poder concretar el aspecto que nos interesa, corresponde que recordemos algo sobre el
concepto de parte. Chiovenda dice:
Es parte aquel que pide a nombre propio o en cuyo nombre se pide la actuación de una
voluntad de la ley, y aquel frente a la cual es pedida". Nosotros preferimos algo más
amplio, que comprende otros sujetos no necesariamente titulares del “derecho subjetivo" en
sentido tradicional. Decirnos que parte es todo aquel que reclama el auxilio de la
jurisdicción, en forma originaria, sucesiva, principal, incidental o accesoria, una vez
admitidos en el proceso en tal carácter, y los que intervienen como consecuencia de tal
reclamo.
A la inversa de lo que hemos visto hasta este momento, en el cual el concepto de parte se
extiende, consideradas las partes concretamente, vamos a observar una importante
restricción. En principio, la caducidad de la instancia no puede ser pedida por el actor. Este
es el principio que consagra el artículo 315 del CPCCN que citamos. La limitación puede
presentarse en algunos supuestos aun para el demandado, como una especie de sanción ante
el incumplimiento de determinados deberes. Así, el demandado enjuicio de divorcio no
puede acusar la perención de la instancia, si no ha hecho efectivas las cantidades fijadas en
concepto de alimentos y litisexpensas.
La doctrina sobre el particular pudiera ser unánime, aun en el caso de los códigos que 8 no
tienen una referencia concreta al demandado, o en general de aquel contra quien se
promueve la instancia. Sin embargo, Loutayf Ranea y Ovejero López entienden que en
estos casos la caducidad puede ser pedida por el actor. A mi juicio los argumentos vertidos
constituyen un error, no obstante la jurisprudencia de dicha provincia en ese sentido.
Además de la violación de los deberes de lealtad, probidad y buena fe, se viola
directamente el contradictorio. Si se admitiera pedir la perención de la instancia por el
actor, se violaría directamente el desistimiento del proceso, que refiere la conformidad de la
contraria. Tampoco es fuerte el argumento de que el juez, ante el pedido del actor, pudiera
declararla de oficio, porque en tal caso; el pedido no se tomaría en cuenta (no habría
traslado, por ejemplo). Por otra parte, la declaración podría ser impedida, siempre que antes
de la misma el demandado instare el procedimiento mediante algún acto. La Cámara 1ª de
Paz Letrada de Tucumán entendió que no podía considerarse como un desistimiento
implícito, el acuse por el propio actor de la caducidad de la instancia.
Sobre la legitimación de los terceros para peticionar la caducidad de la instancia (v. 1.6.1.
D). Otros "terceros", como los peritos, no pueden pedir la caducidad. Sin embargo,
admitiendo que su pedido no debe tramitarse, se ha resuelto que corresponde que el juez se
pronuncie sobre la caducidad de oficio.
CAPITULO VIII
CADUCIDAD EN LA SEGUNDA INSTANCIA
La petición de caducidad de instancia no requiere poder especial (art. 1881, Cód. Civ.).
Incluso se ha resuelto que sino se notificó, personalmente o por cédula, el auto que intimó a
quien opuso la perención, a que acredite el mandato invocado, bajo apercibimiento de tener
por no presentado el escrito, no puede hacerse efectivo el apercibimiento. Es más, el pedido
de perención de instancia surte pleno efecto aunque quien lo hizo no acreditase en esa
oportunidad la vigencia del respectivo poder, si posteriormente cumplió ese requisito en el
plazo legal.
Para proteger a su vez al perjudicado por la caducidad de la instancia, se ha dicho que ante
la conducta prescindente y ausente del firmante de los escritos, pudo el abogado
patrocinante acudir al ejercicio de la gestión autorizada por el artículo 48 del CPCCN, para
evitarla y aunque no se admitió la legitimación al curador que cesó en sus funciones por
fallecimiento de la parte, en otro caso se entendió que si a la muerte del mandante existía
pendiente un pedido de perención de instancia, tramitado regularmente con el mandatario,
la naturaleza misma de la medida solicitada importaba un perjuicio que, evidentemente,
requería la actuación del mandatario.
E) Fiador. El fiador puede pedirla caducidad de la instancia del juicio seguido contra cl
deudor principal, que trae como consecuencia la prescripción de la acción.
El artículo 316 del CPCCN vino a consagrar un sistema que ya tenía en cuenta la
jurisprudencia nacional aun durante la vigencia de la ley 14.191, que establecía la
perención de pleno derecho; y es que la declaración de oficio de la caducidad queda
purgada si antes se impulsa el procedimiento, ya que en ese supuesto se producía la
preclusión procesal que impide retrotraer procedimientos. Ahora la cuestión ha sido
receptada legislativamente, pero debe tenerse en cuenta que en sistemas provinciales, donde
todavía se mantiene la perención de pleno derecho, se ha entendido que el mero transcurso
del plazo extingue la instancia. De manera que la normativa actual, en los códigos ley
17,454 y similares, permite la purga de la caducidad antes de ser dictada de oficio si
previamente se insta el procedimiento. La Corte Suprema ha dicho que corresponde
declarar la caducidad de oficio, sí hay un pedido extemporáneo de apertura a prueba (en e!
caso era totalmente inoficioso porque al momento del pedido no se tenía ni por contestada
la demanda).
8.5.2. Litisconsorcio
Una vez que se ha pedido la caducidad, ha pasado la oportunidad para decretar la perención
de oficio. La cuestión puede tener importancia en lo relativo a los honorarios de los
profesionales, ya que si la caducidad se declara de oficio, nada cabe regularles a los
mismos.
El artículo 36, inciso 1º del CPCCN establece que "aun sin requerimiento de parte, los
jueces y tribunales podrán: 1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del
proceso. A tal efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda,
se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas
necesarias". Pero esta norma no enerva la facultad contenida en el artículo 316 de declarar
la caducidad de la instancia de oficio.
8.7. Quién debe resolverla
Un interesante fallo de la justicia comercial nos lleva a ver si la caducidad que puede
declararse de oficio, sin otro requisito que la comprobación del término, requiere de una
resolución determinada. Dice el fallo: es nula la resolución que declara de oficio la
caducidad de la instancia atento el estado de autos, sin exponer desde cuándo rige la
inactividad procesal y última actuación impulsora del procedimiento, pues importa emitir
un juicio que trasunta la sola voluntad del órgano jurisdiccional, ya que no señala la
circunstancia de hecho que sustenta la conclusión a que se llega. ¿Qué tipo de resolución es
la que declara la caducidad de la instancia de oficio? ¿Simple o interlocutoria? Recordemos
que no es necesaria la controversia para determinar el carácter de una y de otra. La
resolución que declara la caducidad de la instancia tiene una forma (resolución simple)
diversa de los efectos (liquidación de la instancia). De este modo se comprende que se exija
que en la misma se mencione, además de los requisitos básicos, el último acto impulsorio,
pues ello se compadece con el artículo 316 cuando menciona "la comprobación del
vencimiento de los plazos señalados por el artículo 310", que deben constar en dicha
resolución.
- Cuando la resolución a dictarse fue diferida por causas ajenas a la voluntad de las partes,
como en el caso de que deban resolverse otros puntos controvertidos previos, o silos autos
fueron requeridos por el juez de primera instancia a fin de analizar un pedido de cambio de
tenencia, hasta que se dictó pronunciamiento, o la providencia por la cual se supedita la
elevación de los autos a la devolución de una causa criminal agregada por cuerda, o cuando
el expediente estuvo radicado en otro juzgado ad effectum videndi y no se probé que
estuviera sin razón.
- El envío del expediente a primera instancia sin notificar al apelante, o cuando los autos
están fuera de la sala por requerimiento de la Corte Suprema.
Pero, la caducidad de la segunda instancia tiene una particularidad especial a la que hemos
hecho breve referencia (S.5.A), y es el hecho de que el Código nacional en la reforma de la
ley 22.434, siguiendo la sistemática de unidad de la instancia por cada grado, ha resuelto
que "El pedido de caducidad de la segunda instancia importa el desistimiento del recurso
interpuesto por el peticionario en el caso de que aquél prospere", liquidando así la idea de
que existan tantas instancias particulares corno recursos de apelación se hayan presentado.
En los procesos sumarios y sumarísimos regirán los plazos que fije el juez, quien,
asimismo, adoptará de oficio las medidas adecuadas para que el incidente no desnaturalice
el procedimiento principal.
En general, con alguna variante, los códigos provinciales establecen un sistema incidental
similar al narrado. Pero aun en aquellos códigos que como el de Jujuy, donde no se
establece un procedimiento especial, debe aplicarse el sistema incidental, por imperio del
artículo 205 de dicho ordenamiento, similar al 175 del CPCCN.
9.3. Demanda
A) Oportunidad. De acuerdo con el artículo 315, segundo párrafo del CPCCN, "la petición
deberá formularse antes de consentir el solicitante cualquier actuación del tribunal o de la
parte posterior al vencimiento del plazo legal, y se sustanciará únicamente con un traslado a
la parte contraria". Aquí nos encontramos en la situación inversa de la convalidación,
examinada en el punto 7.3. Pero, como ya hemos expresado, se pueden dar dos supuestos: o
el acto es unilateral o es bilateral (v. punto 7.3.1)
9.4. Traslado
Cuando la perención se tramite por pedido de una de las partes, se forma un incidente, del
cual es necesario el traslado. La voz traslado, como se sabe, tiene diversas acepciones.
Nosotros distinguiremos por un lado la resolución que se dicta ante el pedido de caducidad,
que lo admite formalmente y ordena citar y emplazar a la contraria (porque puede
rechazarlo in limine si fuera manifiestamente improcedente) (art. 179, CPCCN), a la que
llamamos traslado, y la notificación de dicha resolución. Por supuesto que no puede
dictarse resolución sobre la caducidad de la instancia sin una resolución previa de
"traslado" que admite el incidente y le da a la otra parte la oportunidad de intervenir y
defender su derecho. Declarar la caducidad de la instancia a pedido del demandado, sin
correr el traslado que ordena el artículo 315 del CPCCN, configura un vicio de
procedimiento que trae aparejada la nulidad del auto, conforme con lo dispuesto por el
artículo 169 del CPCCN. Dicha nulidad es relativa.
9.5. Notificaciones
Pese a algunos precedentes de menor importancia que establecían la notificación por nota;
aun antes de la ley 17.454. se entendió que la caducidad de la instancia se notifica por
cédula, por tratarse de una resolución definitiva. En la actualidad parece no haber
discrepancia en el orden nacional atento a lo dispuesto por el segundo párrafo del artículo
180 del CPCCN, y por ser la caducidad un incidente.
Por ello la ley 22.434 consagró (art. 135, inc. 16), expresamente, la notificación por cédula
de la caducidad de la instancia. Las provincias con códigos procesales apoyados en la ley
17.454 admiten, en general, la notificación por cédula.
Sin perjuicio de ello, por la importancia del acto y sus consecuencias, el traslado por cédula
es imperativo, aun en aquellos casos en que no esté prevista expresamente.
En los Códigos como el nacional, por aplicación del artículo 180, el plazo de contestación
general es de cinco días. Sin embargo, como en los incidentes de los juicios sumarios y
sumarísimos rigen los plazos que fije el juez (art. 187, CPCCN), deberá estarse a dicho
plazo, entendiendo que en el sumarísimo el plazo no podrá superar los tres días en los
sistemas de la ley 22.434, y de dos días en los sistemas de la ley 17.454, ya que el plazo de
cinco días previsto para la contestación de la demanda se refiere a la demanda principal y
no a la incidental (art. 498, inc. 20, CPCCN).
El CPCCN ha dispuesto en el artículo 315 que el incidente "se sustanciará únicamente con
un traslado a la contraria". Este texto aparenta decidirla exclusión probatoria en el incidente
de caducidad de la instancia. Y una interpretación gramatical así lo entendería. La
limitación proviene del concepto jurisprudencial que establece que los actos interruptivos,
en principio, deben realizarse en el mismo expediente (v. 5.2.1.2.). Lo mismo se ha
interpretado respecto de la suspensión (v. 6.5.1.1.). Pero el criterio no es absoluto.
Numerosos actos interruptivos y suspensivos del proceso, realizados fuera del mismo, se
han admitido, especialmente los casos en que los litigantes han realizado un arreglo
extrajudicial, pues no es imposible que ello suceda y lo contrario significaría que la
jurisdicción estaría protegiendo la mala fe, lo que es inconcebible.
El artículo 317 del CPCCN establece que "La resolución sobre la caducidad sólo será
apelable cuando ésta fuere declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, la
resolución sólo será susceptible de reposición si hubiese sido dictada de oficio.
En materia de costas corresponde distinguir las costas del proceso, de las costas de
incidente de perención.
A) Costos en el proceso. En el primer caso en el Código Procesal nacional las costas han
sido reguladas con un agregado en la parte general, efectuado por la ley 22.434 que dice:
"Declarada la caducidad de la primera instancia, las costas del juicio deberán ser impuestas
al actor" (art. 73, último párr.). Se consagró así la doctrina del fallo plenario
"Establecimiento Bonanza c/ Bruzza" (J.A., 1979-IV-529). Sin embargo, esta solución sólo
era parcial, pues no determinaba qué sucedía cuando había demanda y reconvención, ya
que no podía interpretarse la letra fríamente de modo gramatical. En tal supuesto estimo
que las costas deben compartirse proporcionalmente a lo reclamado en cada pretensión, con
fundamento especialmente en la excepción que al mismo fallo plenario citado hacen sus
propios considerandos, según mencionó la Sala F específicamente.
En los códigos que han seguido la ley 17.454, que no contenía la previsión del actual
CPCCN, se ha resuelto la cuestión siguiendo la construcción de la doctrina y la
jurisprudencia, consagrada luego en la legislación de la 22.434.
9.11. Recursos
E) Recurso ordinario ante lo Corte Suprema. Se admitió que cuando es admisible el recurso
ordinario ante la Corte Suprema, también es apelable en el mismo sentido la resolución que
declara la caducidad. Luego se entendió que la resolución que se dictaba en estos casos era
definitiva, a los fines del recurso, en especial cuando razonablemente se admite que su
declaración lleva a la prescripción de la acción.
Por último, siguiendo una serie de precedentes, la Corte Suprema en un fallo ejemplar dijo
que, aun entendiendo que la suspensión del proceso no pueda superar el plazo de caducidad
de la instancia, es arbitrario y de extremado rigor en la apreciación de las normas
procesales, vulnerando la garantía de la defensa enjuicio, la caducidad de instancia dictada
en un proceso que se suspendió para llegar a un arreglo previsto por la ley 23.370, artículo
5º relacionado con la circular 1050-.
Este incidente ¿puede a su vez caducar? Creo que sí. La caducidad en este orden puede
extenderse al infinito, toda vez que se inicie un nuevo incidente frente al anterior caduco.
Por supuesto que la jurisdicción, con el poder que le otorga el Código, puede cortar la
cadena inmediatamente, dictando la caducidad de oficio. La posibilidad de articular dicha
caducidad no cesa con la resolución que pone fin al incidente, sino con la notificación de
dicho pronunciamiento.
Por último, diremos que la caducidad del incidente de perención debe resolverse antes de la
caducidad del principal. Ahora, habiendo perimido el incidente de perención, éste no ha
purgado la del proceso principal que puede declararse nuevamente.
9.13. Apelabilidad
CAPITULO X
EFECTOS DE LA CADUCIDAD DE LA INSTANCIA. RESPONSABILIDAD Y HONORARIOS DE LOS LETRADOS
D)a. Nueva demanda. Una vez operada la perención o caducidad de la instancia la demanda
no puede ser reproducida en los mismos autos. Ni tampoco corresponde el mismo juzgado,
porque no existe conexidad ni perpetuatio iurisdictionis, debiendo presentarse en la oficina
de adjudicaciones. Aunque esta cuestión depende siempre de las acordadas reglamentarias
relativas a la distribución, cabe acotar que la intervención anterior de la Cámara ante una
relación del juicio perimido, o aun del mismo juez, no importa prevención para el
conocimiento posterior de un juicio entre las mismas partes.
D)c. Nuevas defensas. Al articularse la nueva demanda también podrá haber nuevas
defensas, ya que las partes no se encuentran ligadas a los términos del proceso anterior.
Incluso sien el primer juicio perimido se declinó la jurisdicción federal, no obliga a
declinarla en el segundo.
G) Incidentes. Los incidentes son accesorios al procedimiento principal, de allí que siguen
su suerte. Caducado el proceso principal, caducan los incidentes. A la inversa, la caducidad
de los incidentes, no hace caducar el principal. No deben confundirse los incidentes con los
juicios incidentales, como el de alimentos donde la caducidad del divorcio puede no
arrastrarlo (v. K).
Por otra parte, la perención de la instancia opera sus efectos propios únicamente respecto de
la acción que dio origen al proceso en que se produce, y con tal alcance ha de entenderse el
artículo 3987 del Código Civil.
K) Alimentos. En principio se puede decir que los alimentos, como pueden tramitar de
modo independientemente del juicio de divorcio, no son arrastrados por la caducidad de
éste. Pero si se trata de alimentos provisionales, los mismos cesan si caduca el proceso de
divorcio.
L) Tasas judiciales. La caducidad de la instancia hace perder la tasa judicial pagada que no
puede tenerse por oblada en el nuevo juicio, pues la misma grava la iniciación de las
actuaciones con independencia de las contingencias de las mismas.
M) Sentencia (v. 4.2.). El convenio celebrado con intervención del juzgado tiene los
alcances de una sentencia, no siendo susceptible, por tanto de ser afectado por la caducidad
de la instancia, ya que en esas condiciones, la instancia debe considerarse definitivamente
concluida.
10.1.2. Concursos
La Ley de Concursos no prevé qué puede suceder con los incidentes de verificación de
créditos cuando perimen. Sobre el particular ya nos hemos expresado en el punto 2.8.
El artículo 314 del CPCCN dispone que "La caducidad se operará también contra el Estado,
los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere la libre
administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus administradores y
representantes. Esta disposición no se aplicará a los incapaces o ausentes que carecieren de
representación legal enjuicio". El artículo es, dentro de la sistemática de la caducidad de la
instancia, un ejemplo de igualdad ante la ley y de freno, especialmente contra el Estado,
que permanentemente pretende hacer prevalecer su situación en los procesos, y muchas
veces lo consigue, pues los jueces siguen la misma línea. Colombo ha dicho: "La primera
parte del artículo permanece en los códigos como una reacción contra situaciones ya
superadas y con el solo objeto de evitar articulaciones que pudieran provocar un estado de
duda". El mantenimiento se ha hecho necesario, porque la norma figuraba también en el
artículo 7º de la ley 14.191 y artículo 2º de la ley 4550. Además de cumplir una función
efectiva, si se hubiese quitado sobreentendiendo que estas situaciones ya no suceden, (lo
que no es cierto) hubiera dado lugar a la interpretación de que la perención no se aplica a
estos sujetos.
La perención alcanza al Estado, ya sea que litigue como persona de derecho público o de
derecho privado. En cambio, el defensor de incapaces y ausentes debe ser asimilado al
particular.
Por los ausentes que menciona la parte final del artículo 314 del Código Procesal, sólo debe
entenderse a las personas comprendidas en los artículos 15 y 22 de la ley 14.394, quienes
carecen de representación legal en los términos de esa norma, cuando no ha recaído
designación de defensor o, en su caso, de curador, de acuerdo con el sistema de
representación que la ley de la materia prevé. Pero, tampoco corresponde tener por
abandonada la instancia a quien carece de representación en autos por haber llegado a la
mayoría de edad y no se le notificó la resolución que le acordaba participación en el juicio,
pues de lo contrario, y a todo trance, se vulnerarían los principios de la defensa en juicio y
de la bilateralidad del contradictorio.
Una de las cuestiones menos claras del proceso es el verdadero rol del abogado y del
procurador, o el caso del abogado que actúa sin procurador. Dentro de la concepción actual
de muchos tribunales, el abogado ha sido rebajado y vilipendiado por diversas actuaciones.
Una de ellas es cargarle las costas por el control del proceso, especialmente los términos,
que no le corresponden. No debe olvidarse al actuar contra el abogado que no es apoderado,
que el apoderado cobra un 40 por ciento más de honorarios, y que una labor que no se
retribuye jamás puede traer responsabilidades.
Por otro lado está el cliente que consulta al abogado, que nada sabe de estas cuestiones. Yo
creo que en cada caso debería haber un formulario impreso, explicativo, muy claro y
sencillo de estas cuestiones, que todo cliente firmará al momento de contratar un abogado.
La consecuencia de estas falencias son los resultados que veremos.
A) Responsabilidad única del apoderado. Una jurisprudencia antigua ponía las cosas
claramente en su lugar: Jurídicamente no puede culparse al abogado por la perención de la
instancia; la negligencia es del apoderado, que omitió revisar el expediente e informar al
director del asunto, como era su inexcusable deber.
1) Está el caso de los que entienden que se debe aplicar por analogía el rechazo de la
demanda o el desistimiento de la acción y del derecho conforme el plenario civil del
30/IX/1975.
2) En un sentido algo similar se ha dicho que corresponde computar la totalidad del monto
reclamado en la demanda.
4) En mi opinión, ante la claridad de la norma transcripta no cabe duda de que esta última
posición es la pertinente, ya que en primer lugar deben aplicarse las normas legales que se
ajusten con más propiedad a la cuestión, sobre todo si son posteriores a un fallo plenario
que no fue receptado específicamente en la ley. Además, esta solución tiene la ventaja de
establecer un parámetro concreto, aunque desde el punto de vista de la justicia de la causa
pueda tener críticas muy fundadas. No obstante, cualquier crítica depende de situaciones de
hecho muy específicas que no pueden ser contempladas por la norma, ya que al atender
una, desatendería otra.
EL CODIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION Y LOS ANTECEDENTES. LOS CODIGOS EXTRANJEROS Y
LOS PROVINCIALES
11.1. El Código Procesal Civil y Comercial de la Noción, de acuerdo con la ley 22.434.
Concordancias con los códigos provinciales y diferencias con la ley 17.454
b) Ley 17.454
e) Ley 17.454
f) Alcance de la reforma. Se mejoró la redacción Se concordó con las nuevas facultades del
artículo 38.
j) Ley 17.454
m)Ley 17.454
p) Ley 17.454
t) ARTICULO 317. Resolución. La resolución sobre la caducidad sólo será apelable cuando
ésta fuere declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, la resolución sólo será
susceptible de reposición si hubiese sido dictada de oficio.
El artículo 73, último párrafo dice: "Declarada la caducidad de la primera instancia, las
costas del juicio deberán ser impuestas al actor". Ver también artículo 30, ley 14.191.
ARTICULO 411. Se tendrán por abandonadas las instancias en toda clase de juicios y
caducarán de derecho aun respecto de los menores e incapacitados si no se insta su curso.
Estos términos se contarán desde la última notificación que se hubiere hecho a las partes.
ARTICULO 413. Será obligación del secretario o actuario, en cuyo oficio radiquen los
autos, dar cuenta al juez o tribunal respectivo, luego que transcurran los términos señalados
en el artículo 411, para que se dicte de oficio la providencia correspondiente.
ARTICULO 414. Si los autos se hallaren en primera instancia y resultare de ellos que han
transcurrido los cuatro años sin que ninguna de las partes haya instado su curso, pudiendo
hacerlo, se tendrá por abandonada la acción, y el juez mandará archivarlos sin ulterior
progreso.
En este caso serán de cuenta de cada parte las costas causadas a su instancia.
En estos casos, las costas de la instancia caducada serán de cuenta del apelante o recurrente.
ARTICULO 416. De los autos a que se refieren los dos artículos anteriores podrá el
demandante, apelante o recurrente pedir reposición o suplicar dentro de cinco días, si
creyere que se ha procedido con equivocación al declarar transcurrido el término legal en
cuya virtud se hubiere tenido por caducada la instancia o se hallare en el caso del artículo
412.
ARTICULO 417. Este recurso se sustanciará conforme a lo prevenido en los artículos 378
y 379, admitiéndose al que pida la reposición la justificación que ofrezca sobre el hecho en
que la funde, concediéndose a este fin un plazo que no podrá exceder de diez días.
ARTICULO 418. Las disposiciones de los artículos que preceden no serán aplicables a las
actuaciones para la ejecución de las sentencias firmes. Estas actuaciones podrán
promoverse hasta conseguir el cumplimiento de la ejecutoria, aunque hayan quedado sin
curso durante los plazos señalados en el artículo 411.
ARTICULO 420. En los pleitos que a la promulgación de esta ley se hallen paralizados en
cualquiera de las instancias se contarán los términos señalados en el artículo 411 desde el
día en que, después de su publicación empiece a regir.
Si estuvieren archivados, se tendrá por caducada de derecho la instancia pendiente, sin
necesidad de declaración especial, a no ser que se promoviere su curso dentro de los plazos
antedichos.
El proceso, una vez reanudado a tenor del apartado anterior, se extingue si ninguna de las
partes se ha constituido, o si en los casos previstos por la ley el juez ordena que se cancele
del registro la causa.
Además de los casos previstos por los apartados anteriores, y salvo disposiciones diversas
de ley, el proceso se extingue también cuando las partes a quienes corresponda renovar la
citación o proseguir, reanudar o integrar el juicio, no hayan proveído a ello dentro del
término perentorio establecido por la ley o por el juez a quien la ley autorice para fijarlo.
Cuando la ley autoriza al juez para fijar el término, éste no puede ser inferior a un mes ni
superior a seis.
La extinción opera de derecho, pero debe ser excepcionada por la parte interesada antes de
cualquier otra defensa suya. Dicha extinción se la declara por ordenanza del juez instructor,
o bien por sentencia del colegio, si se la excepciona ante él.
ARTICULO 310. Efectos de la extinción del proceso. La extinción del proceso 110
extingue la acción.
ARTICULO 2º. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán desde la fecha
de la última petición de las partes o providencia o actuación del tribunal que tenga por
efecto impulsar el procedimiento, debiendo contarse los días inhábiles.
ARTICULO 4º Las costas del juicio serán a cargo del causante de la caducidad o del
recurrente, si la misma se produjere en segunda instancia o ante la Corte Suprema.
ARTICULO 5º De la resolución que se dictare sobre la caducidad podrán las partes pedir
reposición dentro del tercer día, fundándose la misma en error en el cómputo del plazo
respectivo o en causa justificada que resulte de la aplicación de la ley.
b) Ley 4550
ARTICULO 1º. Se tendrán por abandonadas las instancias en materia civil y comercial del
fuero común o federal de la Nación, si no se insta su curso:
En las acciones que deban ser deducidas por las leyes generales, en un término menor del
fijado en este artículo, la caducidad de la instancia se producirá en el mismo término en que
se opera la prescripción de esas acciones.
Los litigantes podrán pedir su declaratoria por vía de acción o de excepción antes de
consentir en ningún trámite del procedimiento. Esta gestión se sustanciará con las reglas y
con los recursos establecidos para los incidentes.
ARTICULO 6º. Las costas causadas en el juicio que es objeto de la perención, serán a
cargo del actor.
ARTICULO 7º Las disposiciones de esta ley no son aplicables respecto a las actuaciones
para ejecución de las sentencias firmes, las que podrán proseguirse hasta establecer el
procedimiento de la ejecutoria aunque hayan quedado sin curso durante los términos
señalados en el artículo 1.
ARTICULO 9º En los pleitos que actualmente se encuentran paralizados, los términos para
la caducidad de la instancia se contarán desde el día de la promulgación de esta ley.
11.4. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires. Ley 7425 y sus
reformas
Caducidad de instancia
ARTICULOS 310 a 318, concuerdan con los artículos similares de la ley 17.454.
El artículo 310 cambia en el inciso primero, donde dice "seis meses", por "un año"; y en el
inciso 2º, donde dice "tres meses" por "seis meses".
TITULO XXII
De la perención de la instancia
ARTICULO 1124. Sujeto pasivo. La perención de la instancia tiene lugar aun contra el
Estado, los institutos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tenga libre
administración de sus bienes, salvo el recurso contra los administradores o guardadores.
ARTICULO 1127. Prueba subsistente. En el caso del artículo anterior, no será permitido al
demandante ni al demandado, valerse en la renovación de la instancia, de los actos o
diligencias de prueba del juicio interrumpido por la perención, con excepción de las
siguientes:
2) Los instrumentos públicos y privados, con las diligencias practicadas para establecer su
autenticidad y reconocimiento.
ARTICULO 1131. No aplicación a detención para ejecutar sentencia. Las disposiciones del
presente título no son aplicables respecto de las actuaciones para la ejecución de las
sentencias firmes, las que podrán proseguirse hasta obtener el cumplimiento de la
ejecutoria, aunque hayan quedado sin curso durante los términos señalados en el artículo
1123.
11.8. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia del Chaco. Ley 968
ARTICULO 290. Modifica el artículo 310 de la ley 17.454. Desdobla el inciso 20 en dos
partes:
11.10. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Entre Ríos. Ley 4870
ARTICULO 298. Texto ley 5370 dice: Artículo 298. - Plazos. Se producirá la caducidad de
la instancia cuando no se instare su curso dentro de los siguientes plazos:
ARTICULO 303. Texto ley 5370 dice: Artículo 303 - Quiénes pueden pedirla declaración,
Oportunidad, Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de
caducidad podrá ser también pedida en primera instancia, por el demandado; en los
incidentes, por el contrario de quien lo hubiere promovido: en los recursos, por la parle
recurrida. La petición deberá formularse antes de consentir el solicitante cualquier
actuación del tribunal, posterior al vencimiento del plazo legal, y se sustanciará únicamente
con un traslado a la parte contraria.
ARTICULO 304. Igual artículo 316, ley 17.454 (pero con remisión al artículo 298). Y
agrega: El secretario deberá informar al juez o tribunal sobre el transcurso de los plazos del
artículo 298".
ARTICULO 308. Por artículo 310 de la ley 17.454 con las mismas modificaciones que el
artículo 290 de la Provincia del Chaco.
ARTICULO 309 A 312. Iguales a los artículos 311 a 314 de la ley 17.454.
ARTICULO 313. Igual al artículo 315 de la ley 17.454, pero cambia anterior" por
“siguiente".
ARTICULO 314. Igual artículo 316, ley 17.454, pero con remisión al artículo 308.
ARTICULOS 315 y 316. Iguales a los artículos 317 y 318 de la ley 17.454
respectivamente.
CAPITULO IV
Caducidad de la instancia
Dicho plazo será el fijado para la prescripción de la acción si es menor al de seis meses.
ARTICULO 201. Carácter. La caducidad se opera de derecho y no puede cubrirse con actos
posteriores al vencimiento del plazo ni ser renunciada por convenio de partes.
El juez deberá dictaría de oficio y los interesados pueden hacerla valer por vía de acción o
de excepción.
1º)En primera instancia extingue las actuaciones procesales, restituyendo las cosas al estado
que tenían antes de la demanda. Empero, no impide iniciar un nuevo proceso, en el cual
pueden utilizarse las pruebas producidas en el caducado;
Las costas del proceso serán pagadas en el orden causado; si se promueve incidente, rigen
los principios generales.
ARTICULO 291. Estado. Incapaces. La caducidad se operará también contra el Estado, los
establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere la libre
administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus administradores y
representantes.
ARTICULO 292. Modo de operarse. La caducidad será declarada de oficio, sin otro trámite
que la comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 287, pero antes
de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.
ARTICULO 296. Costas. Las costas del proceso serán a cargo del actor en primera
instancia y del recurrente en segunda instancia. En los incidentes serán a cargo de quien los
hubiere promovido.
11. 14. Código Procesal Civil v Comercial de la Provincia de La Rioja. Ley 3372
CAPITULO VIII
Perención de instancia
ARTICULO 154 bis (ley 5483). Para el cómputo del plazo de perención de instancia no
correrán los días inhábiles que correspondan a la feria judicial. Tampoco se computarán a
los fines de la perención el tiempo en que el proceso hubiere estado paralizado por acuerdo
de las partes.
Los incidentes se perimen con independencias del juicio principal, con excepción del de
perención de instancia.
La perención operada respecto a un recurso ante distinto tribunal, torna firme la resolución
recurrida.
11.15. Código Procesal Civil de la Provincia de Mendoza. Ley 2269. Con las reformas a la
ley, 2637
CAPITULO V
Caducidad de instancia
I. La caducidad procede en contra de todo litigante, aun cuando sea el Estado o un incapaz.
II. Llamados los autos para sentencia no procederá. Tampoco se declarará la caducidad de
la instancia cuando el pleito se hubiere paralizado por fuerza mayor o por cualquier otra
causa independiente de la voluntad de los litigantes. (L. 2367).
III. Podrá pedir su declaración: en primera instancia, el demandado; en los incidentes, el
contrario de quien lo promovió: en la alzada, el apelado. Deberá ser formulada la petición
antes de consentir el solicitante cualquier actuación judicial posterior al vencimiento del
plazo legal.
VI Las costas de los procedimientos caducos, y del incidente, si éste prosperase impondrán
al litigante sobre quien recaía primordialmente la carga de instar el procedimiento,
conforme al artículo 48, inciso 2º.
I. La caducidad declarada en primera instancia, anula los procedimientos afectados por ella.
En instancias ulteriores, deja firme el auto o sentencia apelada.
III. Las sentencias firmes y los trámites de su ejecución, no son susceptibles de caducidad.
IV. Las pruebas producidas en el proceso caduco, podrán ser utilizadas en un nuevo
proceso.
Artículo 317 (conforme ley 3187/95) tiene el siguiente texto: "La resolución sobre
caducidad será apelable, pero en segunda o ulterior instancia sólo será susceptible de
reposición si hubiese sido dictada de oficio".
11.18. Código Procesal Civil y Comercial de lo Provincia de Río Negro. Ley 2235 (t.o.
1988)
CAPITULO V
Caducidad de instancia
ARTICULO 310. Plazos, Se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare su
curso dentro de los siguientes plazos:
Para el cómputo de los plazos se descontará el tiempo en que el proceso hubiere estado
paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición del juez, siempre que la
reanudación del trámite no quedare supeditada a actos procesales que deba cumplir la parte
a quien incumbe impulsar el proceso.
ARTICULO 316. Modo de operarse. La caducidad será declarada de oficio, sin otro trámite
que la comprobación del vencimiento del doble de los plazos señalados en el artículo 310,
pero antes de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.
ARTICULO 317. Resolución. La resolución sobre la caducidad sólo será apelable, cuando
ésta fuere declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, la resolución sólo será
susceptible de reposición si hubiese sido dictada de oficio.
ARTICULO 310 …Inciso 2º) De tres meses, en segunda o en las demás instancias.
ARTICULO 315. (Elimina el primer párrafo, el segundo queda igual como primero. A
continuación agrega el siguiente)… Cuando el acto tendiente a activar el procedimiento se
realizare después de vencidos los plazos del artículo 310, podrá oponerse la excepción de
perención, antes de consentir el trámite del procedimiento.
11.20. Código Procesal Civil, Comercial y de Minería de la Provincia de Son Juan. Ley
3738
CAPITULO V
Caducidad de la instancia
ARTICULO 296. Litis consorcio. El impulso del procedimiento por uno de los
litisconsortes beneficiará a los restantes.
ARTICULO 300. Declaración de oficio. La caducidad será declarada de oficio, sin otro
trámite que la comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 294,
pero antes de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.
11.21. Código Procesal Civil v Comercial de la Provincia de San Luis Ley 3341
Coincide en su numeración y texto con la ley 17.454, pero agrega como último párrafo el
artículo 318:
“Las costas de los procedimientos caducos y del incidente, si éste prosperase, se impondrán
al litigante sobre quien recaía principalmente la carga de instar el procedimiento".
11.22. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Cruz. Ley 1418
11.23. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe. Ley 5531 y sus
reformas
SECCION II
Caducidad
ARTICULO 233. Es obligación del secretario dar cuenta al tribunal luego que transcurra el
término señalado. Este, previa vista fiscal, tendrá por extinguido el proceso.
Los litigantes podrán también pedir la declaración de caducidad por vía de acción o de
excepción antes de consentir ningún trámite del procedimiento.
Cuando sea alegada por una de las partes, el tribunal oirá a la contraria y al fiscal, mediante
vistas por tres días, y procederá a resolver.
La caducidad será resuelta en todos los casos, por el tribunal en que radiquen los autos.
ARTICULO 237. No obstante la perención, las partes podrán usar en el nuevo juicio que
promovieren las pruebas producidas en el primero.
ARTICULO 241. Las costas del juicio perimido serán en el orden causado si fuese en
primera instancia, Si la perención se produjera en segunda, las costas de ésta serán a cargo
del recurrente.
ARTICULO 242. Cuando por infracción a las leyes fiscales deban paralizarse los
procedimientos v el deudor de la obligación tributaria fuere el actor, se producirá la
perención si transcurridos noventa días incluidos los inhábiles, no se hubiere satisfecho el
impuesto y la multa En segunda instancia, si el infractor fuere el apelante se le considerara
como actor a estos efectos v la paralización durante el tiempo establecido tendrá como
consecuencia la deserción del recurso.
11.24. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santiago del Estero, Ley 3534
ARTICULO 303. Por el artículo 310. ley 17.454, modifica el inciso 1º, asignando el plazo
de un año y el inciso 2º, asignando el plazo de seis meses.
CAPITULO VII
Caducidad de la instancia
3) En el tiempo que se opere la prescripción de la acción cuando fuera menor que las
anteriores.
En el cómputo de estos plazos se contarán los días inhábiles, salvo los que correspondan a
las ferias judiciales; comenzarán a correr desde la última petición de las partes o acto del
órgano jurisdiccional que tenga por objeto activar el curso del proceso.
ARTICULO 214, Declaración a pedido departe. Las partes podrán también pedir su
declaración por vía de acción o de excepción, antes de haber consentido ningún trámite del
proceso. La petición se tramitará por las reglas que rigen los incidentes.
ARTICULO 219. Costas. Las costas causadas en el juicio, incidente o recurso que se
declare caducado, se impondrán a cargo de la parte que las ha causado. Las del incidente de
caducidad se regirán por los principios generales.
Texto del Anteproyecto del Código Procesal Civil modelo para Iberoamérica.
SECCION III
Perención o caducidad de la instancia
205.1. Los plazos se contarán desde el día siguiente a la última notificación del último auto
que se hubiere dictado o desde el día de la práctica de la última diligencia.
205.2. Para el cómputo de esos plazos lo se contará el tiempo que el proceso hubiere estado
paralizado por acuerdo de partes homologado por el tribunal.
2) En los procesos voluntarios, excepto en los incidentes y procesos contenciosos a que den
lugar.
ARTICULO 208. Contra quiénes opera. La caducidad operará también contra el Estado, los
establecimientos públicos y los incapaces y ausentes, siempre que éstos últimos estén
debidamente representados en el proceso, sin perjuicio de la responsabilidad de sus
administradores y representantes.
ARTICULO 210. Efectos. La caducidad producirá los mismos efectos que el desistimiento
del proceso o de los recursos, según el caso y sin perjuicio de lo establecido en la ley de
fondo respecto a la interrupción de la prescripción.
CAPITULO X - SECCION V
De la caducidad de la instancia
El impulso del procedimiento por uno de los litisconsortes beneficia a los restantes.
ARTICULO 173. Cómputo. El plazo se computará desde la fecha de la última petición de
las partes, o resolución o actuación del juez o tribunal que tuviere por objeto impulsar el
procedimiento. Correrá durante los días inhábiles, pero se descontará el tiempo en que el
proceso hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición
judicial, y asimismo, si el expediente hubiere sido remitido a la vista por petición de un juez
o tribunal.
b) Código de Proceso Civil de Brasil. (Ley 5869, de 11/I/1913, alterada pela Ley 8455, de
24/VIII/1992)
C) Código General del Proceso de la República Oriental del Uruguay. (Ley 15.982)
SECCION III
Perención de la instancia
234.1. Los plazos se contarán desde el día siguiente al de la última notificación de la última
providencia que se hubiere dictado o desde el día de la práctica de la última diligencia.
234.2. Para el cómputo de esos plazos no se contará el tiempo que el proceso hubiere estado
paralizado por acuerdo de partes homologado por el tribunal.
ARTICULO 237. Contra quiénes opera. La perención operará también contra el Estado y
demás personas de Derecho Público así como los incapaces y ausentes, siempre que estos
últimos estén debidamente representados en el proceso, sin perjuicio de la responsabilidad
de sus administradores y representantes.
ARTICULO 239. Efectos. En primera instancia, la perención hace ineficaces los actos
cumplidos y restituye las cosas al estado que tenían antes de la demanda, pero no impide
replantear el proceso.
CAPITULO V
Abandono
Para el mismo cómputo, no se toma en cuenta el período durante el cual el proceso hubiera
estado paralizado por acuerdo de partes aprobado por el juez.
ARTICULO 348. Naturaleza del abandono. El abandono opera por el sólo transcurso del
plazo desde la última actuación procesal o desde notificada la última resolución.
No se consideran actos de impulso procesal aquellos que no tienen por propósito activar el
proceso, tales como la designación de nuevo domicilio, pedido de copias, apersonamiento
de nuevo apoderado y otros análogos.
4. En los procesos que se encuentran para sentencia, salvo que estuviera pendiente
actuación cuya realización dependiera de una parte. En este caso, el plazo se cuenta desde
notificada la resolución que la dispuso;
ARTICULO 351 - Efectos del abandono del proceso. El abandono pone fin al proceso sin
afectar la pretensión. Sin embargo, su declaración impide al demandante iniciar otro
proceso con la misma pretensión durante un año, contado a partir de la notificación del auto
que lo declare. Asimismo, restituye las cosas al estado que tenían antes de la demanda.
Si por segunda vez, entre las mismas partes y en ejercicio de la misma pretensión, se
declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y se ordena la cancelación de los
títulos del demandante, si a ello hubiera lugar.
ARTICULO 353. Recursos. La resolución que declara el abandono es apelable con efecto
suspensivo. El recurso sólo puede estar fundamentado en la existencia de un error de
cómputo, en causas de fuerza o en alguno de los supuestos del artículo 350. La resolución
que desestima un pedido de abandono es apelable sin efecto suspensivo.
SECCION III
Deserción
ARTICULO 213. Cómputo. El plazo de la deserción corre desde el último acto procesal del
actor o del interviniente que tienda a la efectiva prosecución; mas, si el proceso se hubiere
paralizado por fuerza mayor o por cualquier otra causa independiente de la voluntad de los
litigantes, no correrá sino desde el momento en que éstos pudieren instar el curso de aquél.
1) En procesos universales.
2) En procesos ejecutivos en los que no haya embargo practicado, o estuviere el actor
recibiendo pagos parciales por convenio judicial o extrajudicial.
3) En procesos ejecutivos, hipotecarios y prendarios, con renuncia de trámites cuando no
haya habido embargo.
4) En procesos de desahucio en los que el demandado hubiere practicado por su sola
voluntad el desalojo.
5) En los interdictos en que el demandado hubiere accedido de hecho o de derecho a la
pretensión del actor.
6) En los procesos de ejecución de sentencia. No obstante, si se hubiere practicado
embargo, y transcurriere el plazo establecido en el párrafo primero del artículo 212. a
solicitud del demandado, el juez levantará el embargo practicado.
7) En los arbitrajes.
ARTICULO 216. Litisconsorcio. El impulso del proceso por uno de los litisconsortes
beneficiará a los restantes.
Las personales las calculará prudencialmente el juez, y para fijarlas no tomará en cuenta la
estimación de la reconvención.