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CADUCIDAD O PERENCION DE INSTANCIA

CAPITULO I
INTRODUCCION

1. Ambito de este trabajo. Las normas provinciales

La caducidad o perención de la instancia es una institución procesal. Por tal razón, aparece
tratada de modo diverso en los sistemas de procedimiento a los cuales se aplica. De allí que
los códigos procesales provinciales tengan sistemas iguales, parecidos o distintos del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, al que denominaremos, en este trabajo,
CPCCN.

En esta obra trabajaremos sobre la base del citado código, sin perjuicio de remisiones, en la
generalidad de los supuestos, específicas a los códigos provinciales, cuando ello
corresponda.

En el último capítulo transcribimos las normas españolas (Ley de Enjuiciamiento Civil), las
italianas (Código Procesal), los antecedentes argentinos (leyes 14 191 y 4550) y los códigos
procesales provinciales y leyes referentes a la caducidad de la instancia. En esta edición
agregamos además los códigos de los países del Mercosur (Brasil, Paraguay y Uruguay) y
los más recientes de Latinoamérica (Perú, Costa Rica).

Existen en las provincias normas destinadas al procedimiento llamado “contencioso


administrativo”. A ellas también nos referiremos en especial en el Capítulo II, cuando las
abordemos dentro del estudio de los procesos que presentan particularidades propias en la
caducidad.

Sin embargo el tratamiento de los códigos provinciales no será extenso, La legislación


provincial es compleja y, dependiente de distintas frentes con esquemas y desarrollos
propios. Hay diferencias de plazos, de sistemas, de ubicación, modalidades, etcétera. Un
estudio pormenorizado de cada legislación excedería, con mucho, lo que nos hemos
propuesto. Sin perjuicio de ello, a la cabeza del Capítulo XI se ubican las normas del
Código Procesal nacional, debidamente relacionado con la ley 17.454 y concordadas con
los códigos provinciales.

1.1. Origen, concepto y fundamentos

A) Origen, antecedentes. Evolución.


El origen de la caducidad de instancia se encuentra discutido. Mientras que algunos autores
sitúan la institución dentro del Código de Justiniano (III, 1, 13), otros, como Alsina,
entienden que la limitación de los juicios a tres años no puede compararse con la perención,
ya que aquélla liquidaba la acción. Esta interpretación está bien contradicha por Mortara
Asevera este autor que en las primeras formas la perención presentó su aspecto
característico de un instituto político-social más que jurídico, y como se dice comúnmente
de urden público más que privado. Cuando los autores franceses tomaron la caducidad,
frente a las diferencias de tradición y de uso de las distintas provincias, que la monarquía
no había podido unificar, “adoptaron la perención trienal; anunciándola como un retorno al
Derecho justinianeo, pero en realidad construyeron un instituto muy distinto. Así
consideraron la perención como el efecto del abandono de la instancia por parte del actor, y
de conformidad con el principio de que tina convención no puede formarse sin el
consentimiento de ambas partes, impusieron al convenido la obligación de manifestar su
conformidad de modo expreso para declarar la perención. Pero antes que la conformidad
expresa o tácita sea aceptada puede ser revocada, en consecuencia, en el Código francés no
fue admitido que la perención se opere de derecho". Este criterio fue seguido hasta que el
Código ginebrino vino a proponer la fórmula contraria, esto es que la perención se opera de
pleno derecho. De allí posteriormente surgieron las distintas formas conocidas. No obstante
en algunos otros países, como Alemania y Austria no se adoptaron normas sobre caducidad
de instancia y así sigue hasta el presente.

En el Derecho argentino se observan como antecedentes algunas normas de las Partidos (L.
59 t 6 Pda. 3ª) que establecían que los pleitos sólo podían durar tres anos (similar al
Derecho justinianeo) pero sin sanción alguna, por lo que al poco tiempo cayo en desuso. La
Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1855, no contenía norma al respecto, y por ello es
probable que nuestros primeros códigos procesales no hayan tratado la institución. Recién
la Ley de Enjuiciamiento de 1881 contempló el instituto en los artículos 411 a 420, y sin
duda influyó en la legislación local.

Sin embargo, en la Argentina se atribuye el nacimiento de la perención a otra cuestión. Se


ha dicho que la perención no aparece sino como consecuencia de la aplicación del artículo
3987 del Código Civil que establece que la interrupción de la prescripción, causada por la
demanda, "se tendrá por no sucedida si el demandante desiste de ella, o si ha tenido lugar la
deserción de la instancia, según las disposiciones del Código de Procedimientos…".

Asegura Alsina que, como consecuencia de este artículo, algunas provincias dictaron
normas sobre la perención de instancia, siendo la primera la de Buenos Aires del 28 de
diciembre de 1889, luego sustituida por los artículos 251 a 258 del Código de
Procedimientos de la misma.

Este Código, durante su vigencia, tuvo algunas reformas, hasta que fue sustituido por el
actual Código Procesal que trata el tema en sus artículos 310 y siguientes, similar a la ley
17.454 (CPCCN), pero adaptado a la situación provincial. En 1896 se dictó el Código de
Procedimiento de Córdoba y legisló el instituto en los artículos 1123 a 1132. Este
ordenamiento está aún vigente. También lo hicieron otras provincias como Corrientes en
1909, Entre Ríos, Jujuy, San Juan, etcétera. La Nación, que no tenía norma, aplicaba en la
generalidad de los casos el plazo de prescripción a la instancia, por lo cual para que se
extinguiera el proceso a veces tenían que pasar hasta treinta años. Esto obedecía, según
Jofré, a la falta de sanciones de que adolecían las leyes de Partidas recordadas. Ante esta
situación se dictó la ley 4550 de 1905 que vino a solucionar dicho problema, siendo
sustituida posteriormente por la ley 14.191 de 1953 y más tarde por el CPCCN de acuerdo,
primero con la ley 17.454 y luego, con su reforma 22.434.

B) Concepto.

En el Diccionario de la Real Academia Española, edición 1992, la palabra caducidad


aparece como derivada del derecho sustancial cuando se define como "acción y efecto de
caducar, perder su fuerza una ley o un derecho". Recién como una variante específica de
caducidad de la instancia, se dice: "Presunción legal de que los litigantes han abandonado
sus pretensiones cuando, por determinado plazo, se abstienen de gestionar en los autos". En
cambio, al hablar de perención, en una acepción única, expresa "prescripción que anulaba
el procedimiento, cuando transcurría cierto número de años sin haber hecho gestiones las
partes".

El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN), sancionado como ley


17.454, cambió la denominación anterior, perención de la instancia (ley 14.191 y sus
antecedentes), por la de caducidad de la instancia. Nada nos aclara sobre el particular la
Exposición de Motivos, de modo que la única explicación posible es que se ha optado por
un nombre más moderno para el instituto. No obstante la aplicación de la expresión puede
resultarnos técnicamente menos clara que la anterior, porque tiene el inconveniente de ser
tributaria de la caducidad sustancial por un lado, y por otro confundirse con la caducidad de
la acción (infra 1.2.2.). Sin perjuicio de lo dicho, algunas provincias conservan el término
perención, que era usado por las leyes nacionales anteriores (14.191 y 4550).

Ahora bien, las acepciones dadas, por el Diccionario de la Academia son ambas incorrectas
para definir la caducidad de la instancia, ya sea en la voz correspondiente a ésta, cuanto en
la voz perención; veamos por qué. En el terna de la caducidad no se trata de que la
presunción legal considera que los litigantes han abandonado sus pretensiones.
En primer lugar no es el caso de los litigantes, sino de uno de ellos, y no se presume que ha
abandonado la pretensión sino la instancia, que es una cosa muy distinta.

Tampoco nuestra perención anula el procedimiento ni requiere un determinado número de


años. En la actualidad, como máximo un año en algunas provincias (aunque la ley nacional
4550 establecía un plazo de dos años).

Yendo ahora al concepto que nos merece el instituto, podemos decir que la caducidad de
instancia "es una institución procesal aplicable a los procesos dispositivos, en virtud de la
cual, ante la inactividad de la parte sobre quien pesa la carga de operar el procedimiento,
durante determinado lapso, de oficio o a pedido de la parte contraria, el tribunal puede
declarar el cese del curso de la instancia" En razón de lo expresado, corresponde hablar de
la instancia aunque previamente nos referiremos a una serie de distinciones que resultan
importantes. Debemos aclarar también que esta definición no es omnicomprensiva, pues en
ciertos procedimientos provinciales donde por ejemplo, la sentencia es declarativa de la
caducidad la definición no seria apropiada.

C) Fundamentos.

¿Cuáles son los fundamentos, las razones, sobre las que se asienta el instituto? Mauriño
divide las doctrinas en subjetivas (se considera como una presunción tácita de abandono de
la instancia por la parte; así Alsina, Parry, Glasson-Tissier, Mattirollo, etc.); objetivas (la
sola inactividad procesal produce la caducidad por ejemplo Chiovenda, Rillo, Canale etc.);
del interés publico (Spota, Lascano, Velasco y que vamos a ver aceptada por mucha
jurisprudencia) y mixtas (donde se considera que la caducidad tiene elemento objetivos,
subjetivos y de interés, publico por ejemplo Guasp Podetti Fenochietto, Palacio y el mismo
Mauriño) Creo que esta tesis es la más apropiada en la medida que se considere de modo
dinámico, ajustada a cada proceso y estadio procesal, observando el sistema de
procedimiento en el cual se inscribe, conforme a las circunstancias del caso. Ello es así
porque las razones aplicables al caso concreto varían entre los campos mencionados.

La aplicación de las normas que rigen la caducidad de la instancia no pueden dejar detener
en cuenta el estado y particularidades de cada caso, puesto que dicha institución no tiene un
fin en sí misma. En el mismo sentido en un interesante caso, que comentamos. la Corte
prescindiendo de la forma en sí misma y con el criterio de la verdad jurídica objetiva
admitió el recurso extraordinario y dejó sin efecto una sentencia que declaraba la caducidad
de la instancia durante la suspensión del plazo por acuerdo de partes, porque se viola el
deber de buena fe y lealtad procesal, cuando alguien solicita la caducidad de la instancia
luego de acordar la suspensión de los trámites en proceso; ya que la caducidad de la
instancia sólo tiene justificación en la necesidad de conferir un instrumento al Estado para
evitar la indefinida prolongación de los juicios, pero no ha de ser un artificio tendiente a
impedir un pronunciamiento sobre el fondo del pleito o prolongar las situaciones de
conflicto

1.2. Diferencias de la caducidad de instancia

1.2.1. Con la caducidad sustancial y con la prescripción

La voz caducidad de instancia no tiene, no obstante usarse la misma palabra, una similitud
de carácter inmediato con la caducidad del derecho sustancial, que resulta oscuro. Galli
dice: “Lo que realmente puede servir para diferenciar la prescripción de la caducidad, es
que la prescripción perjudica la acción, dejando subsistente el derecho, en tanto que la
caducidad, perjudica el derecho por extinguir la acción", Pero, como la caducidad de
instancia ha sido confundida en varias oportunidades con la prescripción y esta última con
la caducidad sustancial, es necesario establecer cuál es la diferencia entre estas dos
instituciones sustanciales.
Como se ve, un concepto tan difícil, complica el alcance de las expresiones acción" y
"derecho". El enfoque procesal puede ser útil para resolver el problema. En realidad la
prescripción es una institución que, sin desconocer el derecho que pudiera tener la parte,
impide su reclamo judicial en ciertas condiciones, pero no de puro derecho (no extingue la
acción sino la posibilidad de obtener una sentencia de mérito, si la parte contraria le opone
a la pretensión la valía para el progreso de la misma por vía de "excepción").

En cambio, la caducidad impide obtener una pretensión en la sentencia, aun sin oposición
de la otra parte, ya que habiendo caducado el derecho, el mismo se torna inexistente y la
pretensión del actor, improponible de modo objetivo, si surge de la demanda, o permite el
rechazo inmediato ante su mención debidamente probada por el demandado. Este sencillo
criterio distintivo, a más de otros, puede ayudarnos igualmente a diferenciar la prescripción
y la caducidad de instancia, cuestión no siempre determinada claramente, en especial por la
jurisprudencia. Veamos:

a) La similitud observada en las instituciones es puramente circunstancial y exterior. Tal


vemos que constituyen una presunción de la ley ante la inactividad de la parte; no pueden
renunciarse anticipadamente, sino después de cumplidas; importan un beneficio a favor de
quienes hubiesen operado y puede admitirse que ambas se producen de pleno derecho o que
requieren una decisión judicial, según el sistema. Pero las similitudes terminan allí. En
cambio, las diferencias resultan notables

b) La prescripción afecta el derecho transformando la obligación en civil en natural. La


caducidad de instancia no opera sobre la obligación en sí.

c) La prescripción, una vez opuesta, subsiste mientras no se renuncie expresamente. En


cambio la caducidad de instancia desaparece al consentirse cualquier acto procesal de
impulsión, aun de manera tácita.

d) La prescripción está relacionada con la afectación que produce al reclamo de un derecho.


La caducidad de instancia no altera ese derecho por estructurar una faz absolutamente
procedimental en un campo jurídico totalmente distinto.

e) Por último, cabe considerar que la confusión ha llegado a la legislación donde el artículo
310 del CPCCN establece en el inciso 30 que la caducidad de la instancia se opera en un
plazo menor de los expresados si la prescripción de la acción fuese menor que ellos. Pero a
este aspecto no5 dedicaremos al tratar lo relativo a los plazos.

1.2.2. Con la caducidad de la acción

La caducidad de la acción es una institución que limita en el tiempo la posibilidad de


articular determinados reclamos judiciales durante un breve plazo, ya sea porque hubo un
reclamo anterior ante órganos administrativos, porque el instituto sobre el que se reclama es
para casos urgentes y no se justifica extender el plazo para su petición (interdictos,
amparo), o porque se supone que ante la falta de reclamo en tiempo oportuno la parte ha
desistido de peticionar sobre el particular (alimentos devengados).

A diferencia de la caducidad sustancial, en la que el derecho se extingue por inactividad,


aquí queda firme la situación anterior.

1.2.3. Con el desistimiento

El desistimiento es el abandono o la abdicación del derecho o del procedimiento por


decisión de aquel que pretensiona positivamente, en el primer caso (actor reconviniente,
incidentista, ejecutantes) o por este mismo, solo o con la conformidad de la contraria, en el
segundo. El desistimiento, si bien importa la extinción de la instancia, tiene particularidades
propias que lo diferencian de la caducidad de dicha Instancia: 1) depende de la voluntad de
las partes sin que sea necesario un plazo en el proceso, pudiéndose articular hasta el dictado
de la sentencia; 2) se puede producir en cualquier momento hasta la sentencia definitiva
(vgr. en segunda instancia), cancelando todo el proceso; 3) no siempre se puede reeditar el
procedimiento. Sin embargo, se usa también la palabra desistir en otro sentido (por ej. "se
lo tendrá por desistido"), generalmente con referencia a ciertos actos procesales
particulares.

1.2.4. Con la caducidad de los actos procesales

La caducidad de los actos procesales está ligada a la perentoriedad de los términos y a la


carga de activar la producción de dichos actos. Aquí la caducidad está relacionada, no con
la pérdida de la instancia, sino con la pérdida del derecho a practicar un acto o una medida
concreta por inactividad durante un plazo muy breve, que puede ser determinado
(caducidad propiamente dicha), o dependiente de apreciación judicial (negligencia).

Es una institución que se manifiesta especialmente en el estadio probatorio (v. arts. 384,
"negligencia", y 402; 410; 432; 463, etc., CPCCN).

En ciertos medios probatorios se usa la voz desistimiento de la prueba"' y "caducidad". En


el primer caso la ley asigna presunta mente una voluntad omisiva a la parte frente a ciertos
actos representativos no cumplidos (vgr. testigos art. 437 CPCCN teniéndolo por
"desistido”). En otros, "caducidad extingue directamente la facultad del acto ante la
omisión (vgr. informes, art. 402, CPCCN).

1.2.5. Con la preclusión

Se debe a Podetti la idea de asociar los dos institutos, al decir que “el transcurso del tiempo,
al llegar al término de un plazo y la inactividad de los sujetos, con el agregado o no, según
el sistema, de un acto de la contraparte, produce la pérdida o la extinción de todas las
facultades procesales que no pueden ya ejercitarse en adelante en el proceso…". Es notable
cómo un gran maestro puede caer tan fácilmente en un error de esta naturaleza. La
coincidencia de algunos elementos entre ambas instituciones no puede ocultar sus notables
diferencias especialmente referidas a los fines y efectos de las mismas y a la continuidad o
extinción de la instancia.

Ya Mercader destruyó oportunamente esta postura.

1.3. Concepto de instancia

La instancia a la que se refiere la caducidad importa, en primer lugar, un contradictorio


sometido al principio dispositivo. Como tal, debe entenderse el conjunto de actos
procesales que se suceden a continuación del acto de apertura de la instancia, para cada
proceso o procedimiento en particular y hasta la resolución que lo concluya. Así la
instancia sucede a partir de la demanda, en general (las medidas preliminares no
constituyen instancia, infra 2.3.1. F) a partir de la promoción del incidente; en caso de
doble instancia, desde la concesión del recurso (ya sea por el mismo magistrado o a través
de la queja) y hasta el momento de la conclusión de los actos que engloban el proceso o
procedimiento previsto. Debe tenerse presente que la caducidad que afecta procedimientos
durante el proceso, no ataca la totalidad del proceso, sino ese procedimiento en particular, y
que una instancia, una vez cumplida, no puede ser enervada por la caducidad (así la
caducidad de la segunda instancia no altera, sino que confirma lo resuelto en la anterior).

La jurisprudencia anterior al CPCCN entendía instancia como aquello que comprende toda
petición que se hace valer en justicia, o en otros fallos, toda pretensión que se hace valer en
justicia. Ello devenía de que la ley 14.191 empleaba el vocablo instancia en las dos
acepciones usuales en derecho procesal en el artículo 1º como petición formulada ante los
jueces y en el artículo 6º como todo el trámite en cada grado de la competencia judicial.

Como se observa, la jurisprudencia navegaba en un gran desorden conceptual que no


establecí tampoco las diferencias entre petición y pretensión. Pero tampoco en todos los
casos la simple petición crea instancia.

Cuando comienza el proceso o el procedimiento es cierto que con el decurso del mismo
encaminado hacia uní resolución el campo entre uno y otro acto es la instancia. Pero resulta
que -de acuerdo con cada legislación- el acto inicial de demanda no alcanza de por sí para
crear la instancia. Así surge claramente del CPCCN (ley 17 414 que en este aspecto no fue
modificado por la ley 22 434) que en su artículo 310, último párrafo establece que: “La
instancia se abre con la promoción de la demanda, aunque no hubiese sido notificada la
resolución que dispone su traslado". Este criterio, que retomó la jurisprudencia, está
diciendo una cosa muy importante y es que la demanda por sí sola, al igual que el acto
inicial de cualquier proceso o procedimiento no abren la instancia, si no tienen una
resolución judicial de traslado o rechazo, este último total o parcial, que las integre al
proceso. La apertura de la instancia que pone en marcha la jurisdicción, se produce con la
interposición de la demanda y su acogimiento por el tribunal. Así, si bien para la instancia
es indispensable el acto inicial idóneo, también es necesario su integración con la voluntad
de la jurisdicción.
Este aspecto relativo a la instancia no se comprende si no se ve que, a los fines de la
caducidad, existen dos conceptos sobre la instancia: a) uno general, donde se asienta el
proceso, que transita desde el acto de petición inicial hasta la notificación de la resolución
que lo resuelve; b) otro es aquel que cubre partes del período anterior, donde la inactividad
del sujeto procesal que tiene la carga de instar el proceso, puede producir su extinción. A la
ampliación de estos conceptos nos dedicaremos cuando tratemos los principios de la
caducidad de la instancia (punto 1.5.) y especialmente el cómputo del plazo (Capítulo IV).

1.4. Derechos y garantías constitucionales

Cabe preguntarnos si una institución como la caducidad de instancia limitada a los sistemas
puramente dispositivos, se suma la circunstancia no coarta principios constitucionales.
Además del hecho de estar de que al no impedir un nuevo juicio, provoca gastos, costas y
honorarios en el perimido que resultan irrecuperables, a la vez que, en el nuevo juicio,
aquel sobre el que recayó la sanción pudiera triunfar con razón en la sentencia. También se
ha planteado que la caducidad de instancia estaría violando derechos de propiedad v
defensa enjuicio, protegidos por la Constitución Nacional.

Sin embargo, la jurisprudencia y la doctrina se han mostrado coherentes en el sentido de


que la caducidad de instancia no coarta principios constitucionales porque está
comprendida entre las leyes que reglamentan los derechos de propiedad y defensa en juicio.
No coarta estos derechos sino que impone plazos razonables para su ejercicio, encuadrando
dentro del artículo 14 de la Constitución Nacional. En este sentido cabe recordar la opinión
de Alsina que enfatizaba que el interés público exige que los procesos no permanezcan
paralizados indefinidamente; no sólo porque la subsistencia de la litis es contraria al orden
jurídico, sino porque la relación procesal también comprende al órgano jurisdiccional y esa
vinculación no puede quedar supeditada en el tiempo al arbitrio de las partes, a quienes en
materia civil corresponde el impulso del procedimiento. Podríamos agregar que la
institución también tiende a imponer plazos razonables al proceso y propender de tal modo
a la agilización y reparto de la justicia, pues la finalidad de la perención excede la mera
ventaja de los litigantes ocasionalmente beneficiados con la misma. Por la misma razón,
como la perención de instancia no tiene un fin en sí misma no tiende a provocar una
innecesaria duplicación de juicios.

1.5. Principios y bases de la caducidad de instancia

La caducidad de instancia debe ser entendida como una medida eminentemente procesal 24
donde prima el orden público, por encima de la voluntad de las partes, siendo irrelevante si
esta ultima circunstancia no resulta de las propias actuaciones (cit.), aunque se ha admitido
el allanamiento de la actora a la perención acusada por su contendiente. Ello es así porque
esta en luego el interés general por sobre ellas. Por ello su petición no constituye en ningún
caso el ejercicio abusivo de un derecho. Y si bien es una medida de excepción, ni la
economía procesal ni el grado de adelanto del juicio producen inmunidad frente a la
perención.

Existen, respecto de la caducidad de instancia, una serie de requisitos básicos que conviene
enumerar y tener presentes:

A) Instancia.

En primer lugar se requiere la existencia de una instancia pendiente. Sobre concepto de


instancia debemos volver al punto 1.3.

B) Inactividad.

Luego de la inactividad de la parte, a la que la ley presume como abandono del proceso o
desinterés respecto del mismo, ya sea inactividad absoluta o realización de actos
jurídicamente irrelevantes, pero teniendo especialmente en cuenta que no obstante tratarse
de una sanción, excede el interés y el beneficio personal y está orientada hacia el interés
público. Este abandono del trámite no halla justificación adecuada ni en la falta de
actividad del órgano jurisdiccional que no debe reemplazar la actividad de la parte, por
ejemplo la inactividad del secretario en cumplir determinados actos, como la demora en
dictar una providencia de trámite como tampoco halla fundamento en peticiones mutiles.
Aun tratándose de una medida para mejor proveer, pendiente de cumplimiento, es carga del
interesado mantener vivo el proceso para evitar la perención, si la parte podía o debía
desplegar tal actividad.

C) Plazo.

Es necesario que se cumpla el plazo establecido por la ley sin que la parte sobre la que pesa
la carga de activar el procedimiento lo haga, destacando que los términos de la demanda
determinan si el plazo de perención se encuentra cumplido.

D) Petición.

Es necesaria también la petición de un legitimado, ola actuación de oficio (art. 316,


CPCCN), que es un requisito esencial para la declaración de la caducidad de la instancia.

E) Pronunciamiento judicial.

Es imprescindible un pronunciamiento judicial, porque el solo transcurso del tiempo no


produce la caducidad de la instancia, pero si en la demanda en que el juez declaró la
caducidad de instancia el mismo es incompetente, procede declarar dicha incompetencia,
con independencia de la perención. También se ha declarado en ciertos casos donde era
necesario un acto previo, que la caducidad declarada con fundamento en un informe
actuarial extemporáneo era improcedente. Mas, en algún supuesto anterior a las reformas se
había decidido que la perención se operaba de pleno derecho y sin necesidad de
pronunciamiento judicial, aspecto que se fundaba en una interpretación, a mi juicio
correcta, de la ley 14.191, aunque no era unánime.

F) Carácter restrictivo.

La caducidad es una medida de excepción, que opera con sentido restrictivo, debiendo
privar el criterio de razonabilidad, ya que la caducidad no tiene un fin en sí mismo, por lo
que queda excluida la interpretación analógica.

La aplicación que de ella se haga debe tener este carácter, sin llevar, con exceso ritual, el
criterio que la preside más allá del ámbito que le es propio.

La SCBA ha manifestado reiteradamente que. en caso de duda de si se ha operado o no la


perención, debe estarse por la negativa pues la misma podría llegar a perjudicar la acción y
aún más, ha fallado estableciendo que la prudencia en el actuar del magistrado ante la
perención, debe tener un criterio de amplitud tal que sólo se arribe a la declaración de
perención de instancia en los casos en que la conducta del justiciable sea manifiestamente
indiferente y notorio su abandono en el impulso procesal que le compete.

Por su parte la CSJN ha considerado exceso ritual manifiesto la conducta del tribunal que,
habiendo fijado para un año y medio la audiencia de prueba, sancionaba con la caducidad al
litigante que no la había notificado unos meses después. Frente a esta posición debe tenerse
presente que la jurisprudencia ha considerado a la caducidad de instancia como un
elemento fundado en los principios del bien común, que agiliza el reparto de la justicia, que
hace a la buena administración de justicia, y tiende a liberar a los órganos del Estado de
juicios de una duración indefinida que crean una incertidumbre que trae aparejada para las
partes la iniciación de una acción.

1.6. Indivisibilidad de la instancia. Litisconsorcio

La indivisibilidad de la instancia se plantea desde dos puntos de vista: el subjetivo y el


objetivo. En el primero están en juego las actividades de dos o más sujetos del proceso
como sucede en el supuesto de los litisconsorcios En el segundo se anota la temática de los
actos procesales comprendidos (como demanda y reconvención).
En este sentido la instancia en tramite se activa con el impulso que, de la misma, realiza
cualquier legitimado v caduca respecto de todos los intervinientes comprendidos en ella. A
su vez la caducidad de ciertos cursos arrastran todos los que con ellos están ligados pero en
otros casos no.

Este criterio no ha sido siempre aceptado pues se ha dicho que el principio de la


indivisibilidad de la instancia se encuentra circunscripto al caso del artículo 32 del CPCCN
aunque en general la jurisprudencia ha interpretado la cuestión con sentido amplio: La
indivisibilidad de la instancia se refiere esencialmente a la materia principal del pleito, y
por otra parte a la existencia de articulaciones intentadas por los litigantes interesados,
precisamente, en el fondo del asunto. También se ha declarado con acierto que la
indivisibilidad de la caducidad de instancia deriva del hecho de que lo indivisible es la
instancia.

Así la instancia es indivisible y es consecuencia de esta regla la caducidad beneficia o


perjudica a todos los, que intervienen en el juicio, se trate o no de obligaciones solidarias
divisibles o indivisibles. Corre se suspende o se interrumpe para todas las partes. Entre el
que es negligente y otros que activan el proceso, debe preferirse a estos últimos.

a) El artículo 312 del Código citado dice "El impulso del procedimiento por uno de los
litisconsortes beneficiará a los restantes". En este caso la indivisibilidad de la instancia
funcionará ya se trate de un litisconsorcio necesario o voluntario, en razón de la unidad de
la indivisibilidad procesal. La indivisibilidad funciona tanto en el litisconsorcio activo
como pasivo.

b) Con mayor extensión se ha dicho que, en virtud de la indivisibilidad de la instancia, toda


actuación destinada a activar el trámite normal de procedimientos que emane del actor, del
demandado o de cualquiera de los litisconsortes o de sus representantes legítimos,
interrumpe el curso de la perención respecto de todas las partes en el juicio. Y en segunda
instancia en el litisconsorcio pasivo necesario, la actuación de uno beneficia a todos.

c) Ahora debemos examinar claramente los casos particulares referidos a los sujetos y a la
materia principal del pleito, es decir, sobre lo que está instalada la misma.

d) Previamente debemos recordar que en la reforma de la ley 22.434, el criterio de


indivisibilidad se ha extendido a segunda instancia (art. 315, 2do. párr., sobre el que
hablaremos en 8.5.1. A) y 8.9.).

1.6.1. El factor subjetivo en la indivisibilidad

A) Las partes.

No cabe duda de que las partes individuales están alcanzadas por el beneficio o perjuicio
que crea la caducidad de instancia. Y si el demandado pide la caducidad, el pleito de que se
trata fenecerá también para él. Ahora bien, las partes pueden actuar de modo individual o
colectivo. Este ultimo caso es el del litisconsorcio, que sucede cuando más de una parte
actúa en el proceso como actor o demandado, ya sea de modo voluntario necesario o
especial originario o derivado, principal o accesorio; ordinario o proveniente de la
acumulación de procesos (sobre concepto de parte v. mi Código T. I, págs. 326 y sigs. y
496 y sigs.) aspecto al que nos hemos referido también en el número anterior.

B) Terceros.
Aquí la cuestión se complica El tercero es tal mientras se mantiene fuera del proceso pero
una vez incorporado II mismo adquiere la calidad departe, aunque sea en mínimo grado.
Claro está que según la sistemática del CPCCN existen dos tipos de “terceros”: El que va a
actuar como legitimado principal ( arts. 90 inc 2º, y 91 2do. párr.), que es en realidad un
litisconsorte que aparece en el proceso con posterioridad, de modo que no es propiamente
tercer o que el mismo Código caracteriza; y aquel a quien la sentencia pudiera afecta en un
interés propio, que es el llamado tercero adherente Casos complejos de estos terceros con la
compañía de seguros citada en garantía y los subinquilinos.

C) Adherente.

Algunos supuestos de la actuación del adherente son claros: la caducidad lo alcanza cuando
es declarada en el proceso por el principio de la indivisibilidad de la instancia, sin perjuicio
de las responsabilidades posteriores. La pregunta es si pueden pedir la caducidad de la
instancia. Obvio es que no pueden hacerlo contra la parte a la que adhieren va que si bien el
(Código no lo dice expresamente, no podrían usar la fuente de su propia legitimación para
destruirla. Ahora, nos queda por ver si pueden pedir la caducidad de la instancia a la
contraria.

D) Los terceros y la legitimación para peticionar la perención.

La cuestión está dividida en la jurisprudencia. Alguna ha dicho que no pueden pedir la


caducidad porque no se encuentran enumerados en el artículo 315 del CPCCN 61, aspecto
que contemplaba expresamente el artículo 3º in fine de la ley 14.191, a la que el Código
Procesal reemplazaba, y sobre cuya base la misma sala había admitido la intervención de
un tercero adquirente de un bien subastado. No obstante, la mayoría ha admitido con
fundamento que el artículo 315 no es limitativo y que el coadyuvante puede peticionar en el
proceso.

1.6.2. El factor objetivo de la indivisibilidad

El curso de la instancia principal o accesoria está marcado en cuanto a la indivisibilidad de


la instancia, por la pretensión positiva articulada y el acto procesal en el cual está asentada
la misma. Si el acto que sostiene la pretensión positiva para que se dicte una resolución
acogiéndola cae, cae la instancia que a dicha pretensión corresponde.

Así podemos considerar las siguientes situaciones relacionadas con la caducidad:

1) La cuestión principal, cuya caducidad arrastra las causas continentes (es decir incluidas
dentro de ella, vgr. la caducidad de la demanda, arrastra todas las pretensiones incluidas; v.
no obstante 2.1.5.); accesorias (con un vínculo de dependencia como los incidentes); o
subsidiarias (cual son las que siguen en orden posterior a la consecución de la principal)
(vgr. cumplimiento de contratos y daños y perjuicios).
2) La cuestión conexa o interdependiente, cuya caducidad arrastra a la principal (tal sucede
con la demanda y reconvención). La caducidad de cualquiera de ellas produce la caducidad
de la otra ya se trate de una reconvención conexa o inconexa Tal es el criterio del artículo
318 del CPCCN. El citado artículo no fue modificado por la ley 22.434. Esta pauta ha sido
también aceptada por la jurisprudencia en función del principio de la indivisibilidad de la
instancia.

3) Sobre estos temas volveremos cuando examinemos las instituciones en particular.

1.6.3. Casos especiales

Existen casos especiales respecto de la indivisibilidad de la instancia, tal es el de las


acumulaciones (infra 2.1.5.). Además la CSJN ha dicho que el principio de la
indivisibilidad de la instancia cuando existen varios actores o demandados no puede
considerarse absoluto, sino que debe ajustarse a las modalidades del proceso. Algunas
derivaciones del principio han sido la limitación del artículo 312 al interés común, que la
perención opuesta por un codemandado no impide a su vez la deducción de la misma por
otros codemandados. Pero estos casos, además de ser excepcionales, no alteran el principio.

1.7. El impulso procesal

El concepto de impulso procesal está estrechamente ligado con la caducidad de la instancia.


Efectivamente, si la instancia está constituida por toda la serie de actos procesales que,
partiendo del inicial, tienden a obtener la definición de la controversia, y si la inactividad
durante determinado período la hace caducar, es lógico inferir que para evitar dicha
caducidad es necesario un acto de impulso que la neutralice.

Alrededor de este concepto se ha formulado, como ya veremos, una extensa jurisprudencia


determinando los actos suspensivos y no suspensivos, interruptivos y no interruptivos de la
caducidad, actos éstos que toman las bases y principios que hemos enunciado con
referencia a casos concretos.

Pero, la línea general de la jurisprudencia, también ha marcado algunos conceptos que se


tienen en cuenta respecto de los actos impulsorios que de modo objetivo se dirigen más allá
de la voluntad de instar, impulsar o mantener vivo el proceso; a modificarlo o
efectivamente innovar algo sustancial; es decir al desenvolvimiento de la relación procesal.
Estos actos requieren dos elementos fundamentales:

a) Aptitud.

b) idoneidad.

Y estas dos características significan una petición de parte o un acto de oficio que impulsen
el procedimiento para obtener un verdadero avance en el trámite, de manera tal que se
innove en la situación precedente de las partes en función a su posición en el desarrollo del
procedimiento. Así, considerando cada uno de los pasos del proceso, el impulso significa
que el acto realizado por las partes o de oficio, permite pasar a otra circunstancia del
proceso, que adelanta a la precedente, alejándola del acto inicial y acercándola,
objetivamente, al acto final o resolución.

Estos actos deben, también, ser proporcionados a las circunstancias y (ajustarse al estadio
procesal del juicio o de la causa.

Por último, debe tenerse presente que los actos interruptivos deben surgir del mismo
expediente pero no se requiere que se trate de actuaciones firmes. La caducidad de instancia
se inscribe como carga procesal cuyo cese opera con el llamado para sentencia (infra 2.5.).

1.8. Sistemas de caducidad de instancia

Existen cuatro variables posibles para la caducidad de instancia producción de pleno


derecho, producción por declaración judicial, producción de oficio y producción a pedido
de parte A su vez estos sistemas pueden hallarse combinados.

a) La caducidad de instancia la opera de pleno derecho cuando el mero cumplimiento del


plazo extingue el procedimiento. En este caso la producción de la caducidad de instancia
puede hacerse efectiva:

a) sin necesidad de declaración judicial, el proceso se encuentra agotado y cualquier


actividad producida carece de valor. Así, la parte beneficiada con la caducidad puede
reclamaría como un derecho adquirido o como una excepción; b) con la necesaria
declaración judicial, que tiene sólo el fin de comprobar el cumplimiento del plazo, y cuyos
efectos pueden ser retroactivos (que es lo corriente de las resoluciones declarativas, al
momento del pedido o de producirse la caducidad), o producirse a partir de la resolución.
En este caso la perención puede dictarse de oficio, a pedido de parre, o a pedido de parte y
de oficio.

b) La caducidad de instancia no opera de pleno derecho. En este supuesto siempre es


necesaria una resolución cuyo carácter es constitutivo, ya que desde ella se opera el
nacimiento de la caducidad.

En estos casos puede darse: a) que la caducidad pueda ser declarada exclusivamente de
oficio; b) que la caducidad pueda ser declarada exclusivamente a pedido de parte; e) que la
caducidad pueda ser declarada de oficio o a pedido de parte.

Veamos los casos:

1) Caducidad de instancia de pleno derecho sin necesidad de declaración judicial (es el


supuesto del art. 201, Cód. Proc. jujeño).

2) Caducidad de instancia de pleno derecho, pero con resolución judicial de carácter


declarativo de dicha perención (es el casi) de la Ley de Enjuiciamiento Civil española, arts.
412 y 413; este sistema era el que había receptado la ley 14.191).

3) La caducidad de instancia se produce de pleno derecho, pero no se decreta de oficio, sino


exclusivamente a petición de parte (es el sistema del Cód. Prod. Civ. italiano, arts.
307/310).

4) La caducidad de instancia no se produce de pleno derecho siendo necesaria en todos los


casos una declaración judicial que es constitutiva.

4.1) Esta declaración judicial constitutiva puede hacerse de oficio solamente.

4.2) Exclusivamente a pedido departe (Cód. Prod. francés, art.


399).

4.3) De oficio o a pedido departe (arts. 315 y 316, CPCCN).

1.9. Crítica al sistema

Chiovenda dice: “La conservación de inútiles formas residuales es tanto más previsible y
temible cuando las leyes son trasplantadas de tierra extranjera", y luego (pág. 323) agrega
nacido de un error histórico, este instituto que nos viene de la ley francesa y que las leyes
más modernas han eliminado, 110 sirve para cerrar definitivamente la litis, sino para
renovarla indefinidamente alimentando interminables disputas sobre las condiciones, los
efectos y los limites de la perención”. Chiovenda se quejaba del procedimiento italiano y
pretendía que el proceso finalizara cuando se cumplía el plazo de prescripción.

Peyrano, por su parte, entiende que: “Es menester que el legislador, su pena de pecar de
incongruente armonice la modalidad impulsiva del proceso con el sistema elegido en
materia de caducidad de instancia y el tono impreso al curso de los actos procesales
(perentoriedad o no, etc.). Así, por ejemplo sí solamente se estatuye la perentoriedad de los
plazos, se debe consagrar al unísono la perención automática declarable de oficio y la no
purgabilidad operada”.

Ambas críticas me parecen erradas. La de Chiovenda porque confunde la actuación


procesal con la prescripción, que es un tema de fondo sobre el que hablaremos en este
trabajo. La de Peyrano porque atiende a un solo fundamento de la caducidad, cual es el
interés de la jurisdicción (además, en el ejemplo que hemos reseñado, trata como si fueran
lo mismo términos perentorios y fatales, cuando son institutos distintos).

Sin embargo, la perención o caducidad de instancia no está exenta de críticas. Ellas se irán
viendo en este trabajo, especialmente en dos temas: bifrontalidad de las decisiones, y casos
en que la justicia trata de evitar su tarea.

1.10. Los proyectos de reformas


En los años 1993 y 1994 surgió una tendencia reformista en el proceso civil tratando de
llevarlo al sistema oral. Arazi, Eisner, Kaminker y Morello hicieron un Anteproyecto de
Reformas al Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que editaron los autores
(1993). En el mismo, lisa y llanamente se suprimió la caducidad de instancia. La
Exposición de Motivos expresa sobre el particular: “…al consagrarse el impulso oficioso
(sin perjuicio de la vigilancia de las partes) y revistiendo las facultades de los jueces el
carácter de verdaderos poderes-deberes, se ha considerado coherente y beneficioso disponer
su suspensión" (pág. 16).

En cambio, en el Proyecto de Código Procesal Civil, Comercial y Laboral de la Nación de


Colombo, Cueto Rúa, Etcheverry y Umaschi (edición del Ministerio de Justicia y La Ley,
1994) se conserva la caducidad de la instancia, por el plazo de tres meses; se producirá en
los procesos de conocimiento, en la etapa de constitución que comprende desde la
interposición de la demanda hasta la fijación de la audiencia preliminar.

También se perimen los demás procesos, pero en todo su curso como los ejecutivos y se
establece que el incidente de caducidad de instancia no puede a su turno caer en caducidad,
obrando como denuncia de caducidad, la que podrá declararse de oficio si correspondiere
(art. 301).

CAPITULO II
CASOS Y PROCESOS CON PARTICULARIDADES PROPIAS

2.1. Supuestos generales

Hemos definido la caducidad de instancia como una institución relacionada con los
procesos dispositivos Significa ello que en la medida que esa disposición no esta en
facultad de las partes la caducidad no opera. Pero en este aspecto debemos considerar tres
excepciones. Aquélla contenida en los procesos dispositivos por la cual ciertos estadios o
procedimientos quedan excluidos aquellos procesos en los cuales en general la caducidad
de instancia no es procedente y aquellos en que cobra particularidades especiales.

2.2. Improcedencia. Ejecución de sentencia

A) El artículo 313, inciso 1º.

El artículo 313 del Código en su inciso 1º establece que no se producirá la caducidad de


instancia “en los procedimientos de ejecución de sentencia salvo sí se tratare de incidentes
que no guardaren relación estricta con la ejecución procesal forzada propiamente dicha”.
Así se toma la solución unánime de la jurisprudencia.

B) Agotamiento de la competencia.
Una vez que el proceso ha alcanzado la sentencia, el curso de la instancia principal ha
fenecido, el juez ha concluido su competencia respecto del objeto principal del pleito (art.
166, CPCCN) y concordantemente esta instancia no puede caducar por haberse agotado en
su cumplimiento. ¿Que sucede con el paso siguiente que es cl de la ejecución de la
sentencia? Si la sentencia es declarativa o constitutiva, ninguna duda cabe de que la
cuestión estará totalmente definida. Pero cuando la sentencia es de condena, corresponde un
nuevo procedimiento para obtener la satisfacción efectiva de la pretensión, si la parte
condenada no cumple voluntariamente. Este es el caso que nos ocupa ahora.

C) Fundamentos.

Cualquiera que sea la tesis sobre la ejecución de sentencia, no cabe duda de que la
realización efectiva de la pretensión no puede ser alcanzada por la caducidad, pues ello
sería un modo de excesivo ritualismo que anularía los efectos de la sentencia ya dictada, de
donde la ley actuaría en contra de las resoluciones judiciales firmes. De tal modo el
CPCCN ha eliminado la ejecución de la sentencia del supuesto de la perención y la ha
sometido solamente a la prescripción decenal para su iniciación (arts. 506, CPCCN y 4023,
Cód. Civ.). Esta prescripción causa la extinción del procedimiento de ejecución de
sentencia si el mismo durante diez años no se activa. Y este sistema es así porque, de lo
contrario, el solo abrir el procedimiento permitiría eternizar la sentencia, mucho más allá de
los actos jurídicos establecidos por la legislación sustancial.

No obstante esta limitación, se ha permitido la caducidad de procedimiento (incidentes) que


no hacen a la ejecución en sí, sino que establecen líneas propias, independientes y aun
contradictorias, tal como la nulidad de la ejecución, pues en todos los casos, con el
incidente de nulidad se abre una instancia independiente de la principal y susceptible a su
vez de caducidad. Lo mismo sucede cuando la cuestión versa sobre intereses, honorarios,
etcétera.

D) Casos en que no se aplica.

Se ha dicho, empero, que la perención no se aplica a la regulación de honorarios ocurrida


durante la ejecución de sentencia, y tampoco a la regulación de honorarios que no estén
firmes, ya que antes de ello no comienza la ejecución de la sentencia.

E) Relación con lo segunda instancia.

A su vez se ha considerado también la situación inversa, cual es que las actuaciones en la


ejecución de sentencia, no interrumpen la caducidad de una segunda instancia abierta por
vía de los respectivos recursos

F) Rendición de cuentas.
Por su parte, en la rendición de cuentas que comprende dos procesos: obligación de rendir
cuentas y la rendición en si, con las eventuales observaciones la ejecución comienza una
vez firme la sentencia que fija el saldo.

2.3. Improcedencia. Juicios sucesorios y voluntarios.

La cuestión que nos ocupa nos lleva indefectiblemente a la de la jurisdicción voluntaria, a


la que nos hemos referido en otra oportunidad. Pero, sin duda, el proceso sucesorio es un
proceso voluntario, ya que todos los intervinientes pretenden sin oposición llegar al mismo
destino. Las cuestiones entre los herederos o presuntos herederos deben suscitarse por vía
incidental sin alterar la naturaleza del sucesorio. De allí que el inciso 2º del artículo 313
haya contemplado ambos procesos conjuntamente, al decir que no se producirá la
caducidad: "En los procesos sucesorios y en general en los voluntarios, salvo en los
incidentes y en los juicios incidentales que en ellos se suscitaren". De este modo se
consagró la jurisprudencia unánime anterior al Código, que volvió a reiterarse con
posterioridad.

No obstante se ha entendido que corresponde la caducidad de la segunda instancia del


juicio sucesorio, especialmente si la cuestión recurrida fue controvertida; lo mismo que la
colación incidental y el recurso de apelación de honorarios en este juicio.

Pero, mientras en el sucesorio la limitación es absoluta, en los voluntarios se ha dejado un


resquicio "en general", pues habrá supuestos de procesos voluntarios en los que se produzca
la caducidad.

El fundamento de los procesos voluntarios es el de la inexistencia de contradictor que


pueda resultar perjudicado, por un lado y la posibilidad de iniciarlo nuevamente con el
consiguiente dispendio jurisdiccional de las etapas cumplidas. Así, el principio del interés
general, que priva en la caducidad de instancia por sobre el de las partes, se ve ahora
invertido, ya que el interés general está en función de la economía procesal.

2.3.1. Caducidad en ciertos procesos voluntarios y supuestos complejos.

En ciertos procesos voluntarios se produce la caducidad de instancia, por razones que a


cada uno de ellos compete. Los criterios son los que ha establecido la jurisprudencia.
Examinemos algunos supuestos.

A) Beneficio de pobreza.

El beneficio de pobreza o de litigar sin gastos con dudosa filiación entre el contradictorio y
el voluntario (no hay contradicción a la petición, sino sólo control de la prueba, arts. 78 y
sigs., CPCCN) ha sido alcanzado por la jurisprudencia que considera que debe aplicársele
la caducidad de instancia, aunque existen disidencias. Pero el beneficio declarado en un
proceso que caduca, debe extenderse a todas las contingencias procesales que hayan
afectado aquel juicio.

B) Demencia.

Si el proceso de demencia es considerado como voluntario, habría que examinar si le


corresponde la caducidad de instancia. No cabe duda de que no, pues no bien se hace la
denuncia entra la jurisdicción con un interés social. Del mismo modo no cabría la perención
en el proceso de rehabilitación. Sin embargo alguna vez se ha declarado, a mi juicio con
error, que siendo el proceso de insania contencioso, corresponde decretar la caducidad de
instancia. Dentro de los procesos de inhabilitación, encontramos el de prodigalidad, que no
es voluntario, sino contencioso sumario. En éste cabe la caducidad.

C) Las medidas cautelares.

pueden ser consideradas como actuaciones voluntarias ya que, hasta que se decretan, el
procedimiento tramita inaudita pars. Pues bien, la jurisprudencia ha entendido que
tratándose de actos que importan instancia, son alcanzadas por la caducidad, pero esta
perención sólo cabe de oficio. Ahora bien, una vez que la medida cautelar fue tomada, le
son inaplicables las reglas de la perención de instancia, ello es así porque una vez hecha
efectiva la medida, la instancia que la motivó se encuentra agotada.

D) Divorcio por presentación conjunta.

Un caso particular también lo presenta el divorcio por presentación conjunta (antes art. 67
bis, ley 2393; hoy art. 236, Cód. Civ., conf. ley 23.515). La jurisprudencia ha resuelto que
es improcedente la caducidad decretada de oficio en el divorcio seguido por tal
procedimiento, toda vez que tales actuaciones no tienen carácter contencioso. Aunque la no
comparecencia a las audiencias sin causa justificada hace caer el juicio por desistimiento.

E) Reconstrucción de expedientes.

La reconstrucción de expedientes tampoco es alcanzada por la caducidad, porque no


implica apertura de instancia.

F) Medidos preliminares.

Aunque las medidas preliminares no causan instancia y por lo tanto no perimen, existen
disidencias al respecto por parre de la justicia comercial de la Capital Federal. La reforma
de la ley 22.434, entendiendo que ciertas medidas no podrían mantenerse abiertas
indefinidamente porque las situaciones previstas en las normas podían variar, estableció:
"Salvo los casos de los incisos 9º (mensura judicial), 10 (reconocimiento de la obligación
de rendir cuentas)y II (reconocimiento de mercaderías), y del artículo 326 (prueba
anticipada) no podrán invocarse las diligencias decretadas a pedido de quien pretende
demandar, si no se dedujera la demanda dentro de los treinta días de su realización".

G) Alimentos.

No obstante que el proceso alimentario puede caducar, (v. 6.5.3.1.). el artículo 641 del
CPCCN ha establecido que: "Cuando quien no compareciere sin causa justificada a la
audiencia que prevé el artículo 639 fuere la parte actora, el juez señalará nueva audiencia,
…bajo apercibimiento de tenerla por desistida de la pretensión si no concurriese".

2.3.2. Procesos voluntarios transformables.

El criterio para determinar los procesos voluntarios ha sido diverso. Además de los
procesos del CPCCN, establecidos a partir del artículo 774, hallamos en el mismo Código
procesos fuera de esa distribución que resultan voluntarios, tales como la mensura, ciertas
circunstancias del interdicto de adquirir; supuestos que pueden ser considerados tales como
las medidas cautelares tomadas inaudita pars, mientras dure esa situación; procesos que
otros códigos procesales incluyen, por ejemplo el proceso de demencia dentro de los
voluntarios. A su vez, la legislación procesal y de fondo tienen diversos supuestos, como
las informaciones, inscripciones de sociedades. cuestiones de nombre, cancelación de
documentos comerciales, supuestos en el juicio de adopción, etcétera.

Una clasificación de los procesos voluntarios puede tener en mira diversos factores, pero a
nuestro modo de ver, y especialmente para los procesos voluntarios, nos interesa examinar
ciertos procesos que, siendo iniciados como voluntarios se transforman en contradictorios,
no bien apareciese un tercero legitimado para discutir la pretensión pedida. Estos procesos
son alcanzados por la perención cuando entran en esa categoría.

Veamos algunos ejemplos:

A) Interdicto de adquirir.

En el artículo 608 del CPCCN se establece que si alguna persona tuviese título poseyere el
bien ejerciera la tenencia, o se tratase de un título derivado del oponente la cuestión
originalmente voluntaria pasa a un proceso contradictorio de distinta naturaleza, según el
caso (juicio ordinario sumario o sumarísimo) En tal caso, puede operarse la perención de
instancia.

B) Cancelación de documentos comerciales.


La caducidad puede articularse en el supuesto de cancelación de documentos comerciales
(arts. 89 a 95, dec.-ley 5965/63 ratificado por ley 16 478 y arts 746 y sigs., Cód. Com.),
cuando el procedimiento se vuelve contradictorio.

C) Disenso.

En el supuesto de disenso, por tratarse de un juicio sumarísimo (art. 270, Cód. Civ., conf.
ley 23.515), cabe la caducidad.

D) Adopción.

En el juicio de adopción debe distinguirse el concepto que se tenga sobre el mismo, pues la
caducidad provendrá de si lo consideramos un juicio contradictorio o no. Entendiéndolo
como contradictorio, tal como lo hace Bacre, naturalmente cabe concluir que se aplica la
caducidad de instancia. Pero si se lo considera voluntario, tal como yo lo entiendo, donde
los incidentes son en realidad el contradictorio y ésos los que perimen, el juicio no puede
ser alcanzado por la perención de la instancia.

E) Cesión de cuotas sociales.

También se ha dicho que constituye una instancia la solicitud de inscripción de cesión de


cuotas de una sociedad de responsabilidad limitada, la que se convierte en contradictoria
cuando algún supuesto interesado se opone 27, operándose, en consecuencia, la caducidad
de instancia.

2.3.3. Incidentes y juicios incidentales.

En los casos de ejecución de sentencia, procesos sucesorios y voluntarios que hemos


examinado, vemos que los incidentes han tenido un tratamiento especial que se justifica
porque su nexo con los procesos es variado y depende generalmente de cuestiones fácticas
cuya generalización es dificultosa. El enlace del incidente con los procesos de ejecución de
sentencia es notorio y si aquellos no perimen, tampoco pueden perimir los incidentes que
les siguen, a diferencia de los incidentes en los procesos de conocimiento o de los
incidentes generales que son alcanzados por la caducidad. Sin embargo, en algunos casos el
incidente no está dentro de la secuencia de la ejecución sino que tiende a resultados propios
que sólo mediatamente inciden en dicha ejecución, como la nulidad de la misma, o se
promueven sobre intereses, honorarios, etcétera.

En los procesos sucesorios y voluntarios, al cambiarse la redacción del artículo 313, inciso
20 del CPCCN, se incluyeron todos los incidentes y los procesos incidentales. En los
procesos voluntarios debe hacerse la salvedad de que algunos de ellos son alcanzados por la
perención. (Sobre incidentes en general v. punto 3.3.4.).

2.4. Improcedencia. Casos fuera del ámbito de la parte. Procesos pendientes


o sometidos a la actividad de funcionarios.

El inciso 3º del artículo 313 del CPCCN establece que no se producirá la caducidad de
instancia "cuando los procesos estuvieren pendientes de alguna resolución y la demora en
dictaría fuere imputable al tribunal, o la prosecución del trámite dependiere de alguna
actividad que este Código o las reglamentaciones de superintendencia imponen al secretario
o al oficial primero".

La segunda parte del inciso en comentario ha venido a aclarar el comienzo de dicho inciso
y ha terminado con una jurisprudencia deplorable, que extendía las cargas al justiciable a
períodos o actividades que excedían su tarea y que corresponden a actos del tribunal o de
sus funcionarios, en una delegación que era inadmisible, pues del incumplimiento de los
deberes del tribunal no se puede generar perjuicio para las partes (v. también punto
6.5.1.9.). La inactividad debe provenir del juez, por lo que cabe a las partes velar para que
el expediente pase a estudio de éste su pena de caducidad, pero la norma se refiere a
sentencias definitivas y no a interlocutorias. El artículo no se aplica cuando la demora no es
imputable al tribunal sino que se trata de incumplimiento de la parte de acompañar las
copias, acto que se notifica por nota. La caducidad tampoco corre mientras los autos estén a
despacho, doctrina que en general los tribunales no aceptan.

El Supremo Tribunal de Santa Fe ha resuelto también que la morosidad de la secretaría en


cumplir las providencias recaídas en los pedidos formulados por la actora, no quita a la
actividad desarrolla da por aquélla su efecto interruptivo de la perención, sin que obste a
que así se decida el hecho de no haberse formulado reclamo por la morosidad mencionada,
o solicitado la aplicación de las sanciones disciplinarias establecidas por el artículo 68,
Código Procesal (Santa Fe), pues la ley no impone esa obligación al litigante.

Sobre el deber de elevar el expediente a la alzada (v. punto 4.4.C).


Casos fuera del ámbito de la parte. Procesos pendientes o sometidos a la actividad de
funcionarios.

2.5. Improcedencia. Llamamiento de autos. Medidas para mejor proveer

Llamamiento de autos.

Medidas para mejor proveer

La caducidad tampoco procede "si se hubieran llamado autos para sentencia, salvo sise
dispusiere prueba de oficio; cuando la producción dependiere de la actividad de las partes,
la carga de impulsar el procedimiento desde el momento en que éstas tomaren
conocimiento de las medidas ordenadas" (art. 313, inc. 4º, CPCCN). Porque el llamamiento
de autos pone fin a la actividad partidaria. Dicho término se reanuda para el actor desde el
día de notificación personal o por cédula de la sentencia. Al sistema de llamamiento de
autos para sentencia se han asimilado los acuerdos a que lleguen las partes pidiendo la
homologación aunque ésta no se haya dictado. Debe tenerse en cuenta que, aunque no
existieran actos a cumplir, la única causa obstativa para que no se compute la perención es
el llamamiento de autos; aspecto que considero a todas luces improcedente, pues se
transfiere de modo ilegítimo la actividad que es un deber del tribunal a una carga de las
partes. Cuando el juez dispusiere prueba de oficio (art. 36, inc. 2º, CPCCN) y la misma
deba ser producida por las partes, y cuyo cumplimiento es previo para que la causa esté en
condiciones de dictar resolución, dicho plazo se reanuda, siempre que las partes hubiesen
tomado conocimiento de ello. El conocimiento de la medida depende de una notificación
que debe hacerse personalmente o por cédula (art. 135, inc. 5º, CPCCN). Pero hay que
tener presente que mientras no se llamen autos, el proceso no abandona su estado de debate
y el término de la caducidad sigue corriendo, de modo que la perención de instancia se
produce aunque hubiese procedido el llamado de autos.

2.5.1. Actos departe

No corresponde hacer lugar a la perención de instancia de un expediente si, a pesar de


haber estado paralizado, existe una causa en contra de los demandados donde actor y
demandado concertaron la realización de prueba que luego tendría por efecto ser
trasplantada a la causa paralizada, lo que demuestra que no hubo desistimiento tácito sino el
deseo de mantener con vida este proceso. La regulación del instituto no pasa por el prisma
del orden público, hay sólo un interés público, lo que supone que las conductas de las partes
pueden disponer alternativas distintas a la normativa vigente.

2.6. Improcedencia. Proceso penal

En el proceso penal, pese al régimen de la no caducidad en algunos supuestos se produce la


caducidad de ciertos actos por haberse cumplido estadios procesales prescindibles sin que
exista actividad de partes. Oderigo menciona entre los actos de las partes v sus auxiliares
prescindibles, sin los cuales se puede seguir el normal desenvolvimiento del proceso la
expedición del acusador particular sobre el mérito del sumario, el ofrecimiento de prueba,
la interposición de recursos. Pero ciertamente no se produce la caducidad de la instancia,
porque la misma no es instituto del Derecho Procesal Penal, como muy bien ha dicho la SC
de Tucumán, y además porque no tiene como presupuesto procesal el impulso de las partes.
De allí que es indudable que en los procesos penales, de faltas o donde priva un principio
de orden público el impulso procesal no queda librado a la voluntad de las partes, sino que
está a cargo del órgano jurisdiccional.

Asimismo, se expresó que no corresponde a los códigos procesales penales dictados por las
provincias, establecer los términos de perención de instancia que pudieran incidir sobre los
términos de prescripción establecidos por el Código Penal, puesto que modificarían una ley
nacional lo que sería repugnante al artículo 31 de la CN.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando se ejercita la acción civil en el ámbito penal? En la
jurisprudencia prima el criterio de que si la acción civil es independiente y autónoma, la
caducidad de instancia es aplicable. En cambio, se ha dicho que la perención es inaplicable
porque se quebraría la unidad del proceso, cuando la acción civil se acumula a la penal o se
subordina a la misma.

2.7. Improcedencia. Proceso laboral

En el proceso laboral no existe, en el ámbito nacional una norma al respecto. Por esta
razón, la línea seguida, es la que se ha planteado en el régimen de la Ley de Procedimiento
18.345 donde no habiendo una norma expresa, y de acuerdo con lo preceptuado por el
artículo 45 del citado ordenamiento, que establece el impulso de oficio, se ha elaborado una
profusa doctrina, negando la posibilidad de la perención. Así Fernández Gianotti dice en los
pocos fallos que se registran, se da por sentado que por tratarse de un proceso que incorpora
el impulso de oficio, es inadmisible e incompatible con sus fines y fundamentación jurídica
que pueda disponerse la perención de instancia porque ello atenta contra uno de los
caracteres que como el relatado, revela el interés público existente en que lleguen a su
culminación los pleitos en donde se debaten cuestiones de Derecho del Trabajo.

La jurisprudencia de todo el país es casi unánime respecto de la improcedencia de la


caducidad de instancia en el proceso laboral. Sin embargo, la misma ley ha establecido
algunas caducidades especificas. Así, el artículo 70 (ley 18 345) en su segunda parte dice:
“Si no compareciese ninguna de las partes (a la audiencia del art. 68) y, dentro de los veinte
días siguientes el actor no instare el trámite solicitando una nueva audiencia para los
mismos fines se lo tendrá por desistido del proceso”.

La Suprema Corte de Buenos Aires, no obstante lo ya expresado ha dicho que la caducidad


de instancia sólo es aplicable al proceso laboral cuando la conducta procesal de la parte
obstaculiza la actuación impulsiva del tribunal, aspecto que me parece pobre como
argumento, ya que el tribunal tiene todos los medios a su alcance para impedir que se lo
obstaculice. En otros tribunales la perención de instancia se ha admitido lisa y llanamente,
pero la opinión es minoritaria y errada. La Corte Suprema de la Nación ha dicho que al no
estar legislada y no ser de la esencia del proceso laboral, la caducidad de la instancia debe
limitarse a supuestos muy excepcionales.

Mancini recuerda la tres posiciones del XI Congreso Nacional de Derecho Procesal (La
Plata, 1981). Allí se planteó que la caducidad de la instancia en el proceso laboral: a) no era
aplicable: b) era aplicable; e) era aplicable sólo cuando la continuidad del pleito dependía
de actos de las partes, que de no producirse imposibilitaban la continuación de etapas
posteriores, decretándose previa intimación a la actora para que cumpla con su deber (sic:
carga) procesal. El autor desarrolla prolijamente las posiciones y las compara con el
artículo 921 de Neuquén. En el mismo congreso Eisner acompañó una ponencia
considerando que la instancia laboral era mixta o compartida a los fines de la caducidad de
la instancia. Considero que la caducidad de instancia es "un mal necesario" y que debe
restringírsela en su aplicación al máximo, pues a medida que crecen los casos, se acrecienta
también la tendencia de los tribunales a tratar de dejar de cumplir sus actividades,
encontrándonos en la extraña situación de que el impulso de oficio (que es un deber de los
jueces) se va transfiriendo poco a poco hacia cargas de los particulares, sin fundamento
alguno en la hermenéutica legislativa.

El reciente Código Procesal Laboral de Tucumán, ley 6008 (prom. 19/1/1990), en su


artículo 42 establece que pasados dos años sin que se impulse el proceso, de oficio o a
petición de partes, el juez deberá intimar a las partes para que dentro del término de cuatro
días manifiesten si tienen interés en la prosecución de la causa, debiendo efectuar la
petición idónea que corresponde de acuerdo al estado de los autos. Vencido dicho término
sin que se presente la petición correspondiente se declarará la caducidad de la instancia, con
los efectos previstos en el Código Procesal en lo Civil y Comercial. Las notificaciones a las
partes se efectuarán a los domicilios reales y constituidos en los autos.

2.8. Improcedencia. Proceso concursal

En el procedimiento concursal de la ley 19.551 había una norma expresa, el artículo 300,
que decía: "No caduca la instancia en el trámite del concurso, en los incidentes de
calificación de conducta y de aplicación de sanciones del Capítulo IX del Título III, ni en
los promovidos por el síndico. En cualquier instancia la caducidad se opera a los tres meses
en los incidentes y cuestiones promovidas por el concursado, acreedores y terceros". Como
se aplica al procedimiento de modo supletorio el CPCCN, resultaba que la caducidad
operaba de oficio o a pedido de parte, pero siempre antes de cualquier acto impulsorio (art.
301, ley 19.551). En esta situación, debido a que la caducidad de instancia tiene su estatuto
especial en el CPCCN, por él se rige el cómputo, de acuerdo con el artículo 311 del citado
ordenamiento (actual art. 278 de la ley 24.522)

La norma no pudo soslayar situaciones particulares. En primer lugar se dijo que el artículo
300 era de interpretación restrictiva, pero no alcanzaba cuestiones incidentales que puedan
originarse dentro del expediente de concurso, cuyo impulso es una carga que grava a la
interesada. La regla está establecida en beneficio del concurso y no de los acreedores, de
allí que no quepa dictar la perención en la quiebra en la que se ha dictado la sentencia de
falencia y en la que se tiende a la determinación de los créditos y liquidación de los bienes
para su satisfacción.

El artículo 277 de la nueva Ley de Quiebras 24.522 fue más concreto, ya que dispuso que
no perime la instancia en el concurso (debido al carácter oficioso del tramite) En todas las
demás actuaciones y en cualquier instancia, la caducidad se opera a los tres meses. La
explicitación de la norma "todas las demás actuaciones y la limitación de la continuidad del
proceso al concurso en sí, liquidé las cuestiones que el anterior ordenamiento había
planteado.

La perención de instancia alcanza a los incidentes de verificación de créditos, pero no una


vez que están verificados definitivamente porque la sentencia constituye cosa juzgada. Ello
también es así porque una vez verificado el crédito, el mismo entra dentro del circuito de la
quiebra, cuya impulsión es de oficio.

Una cuestión interesante la presenta la caducidad del incidente de verificación de créditos y


su posible reiteración en el proceso. Highton, basándose en el concepto de celeridad del
proceso y el artículo 38, 2º párrafo de la ley 19.551, entiende que el incidente de
verificación de créditos caducado no puede reiterarse en el proceso. Por mi parte entiendo
que el incidente caduco puede presentarse como tardío y reiterarse, indefinidamente con la
consecuencia de alcanzar los bienes que queden como remanente, pagar las costas y
finalizar cuando la quiebra ha alcanzado su etapa conclusional.

También perimen dentro del concepto del artículo 300 (hoy 277)
los incidentes de nulidad del auto de quiebra, los incidentes sobre graduación de quiebra, el
levantamiento o rehabilitación en la quiebra, etcétera, pero no la revocatoria concursal que
tramita por la vía ordinaria prevista en el artículo 123, de la ley 19 551. ¿Este criterio debe
mantenerse ahora con el repetido criterio del artículo 119 ley 24.522 del anterior 123, en
atención a lo expresado por el artículo 277? Creo que no. La norma de la Ley Concursal es
especifica y para todos los casos, con independencia de que el proceso tramite por cualquier
vía.

2.9. El procedimiento administrativo

2.9.1. La cuestión

En el procedimiento administrativo se manifiesta por tres vías distintas y una serie


particular de procesos y procedimientos especiales tanto nacionales corno provinciales. Las
tres vías nombradas son la caducidad de la acción, la caducidad de la instancia en sede
administrativa y la caducidad de la instancia en el proceso llamado Contencioso
administrativo.

2.9.2. Caducidad de la acción. Proceso administrativo y otros casos.

La caducidad de la acción se presenta como una excepción en muchos de los casos. Según
Diez, es necesaria para dar firmeza, con esa claridad segura e indiscutible a las resoluciones
administrativas. El artículo 25 de la Ley de Procedimientos Administrativos Nacional
19.549 (texto conf. ley 21.686) establece que la acción contra el Estado y sus entes
autárquicos deberá deducirse dentro del plazo perentorio de noventa días hábiles judiciales
computados de la siguiente manera" (y agrega distintas variantes para el caso de que el acto
sea de actos de alcance particular, o general, o vías de hecho en distintos supuestos).
Cuando en virtud de norma expresa la impugnación del acto administrativo deba hacerse
por vía de recurso, el plazo para deducirlo será de treinta días a partir de la notificación de
la resolución definitiva que agote las instancias administrativas (v. 5.6.). Pero el artículo 26
dice que la demanda podrá iniciarse en cualquier momento cuando el acto adquiera carácter
definitivo, por haber transcurrido los plazos previstos en el artículo 10 y sin perjuicio de lo
que corresponde en materia de prescripción (el artículo 10 se refiere al silencio de la
administración). Estos plazos son de carácter procesal y por lo tanto se computan solamente
los días hábiles no corriendo durante las ferias judiciales.

Las normas reglamentarias del proceso administrativo en el orden provincial han fijado
también plazos legales en quince, veinte o treinta días (como el Código de Buenos Aires,
art. 13; el de Córdoba, art. 80; el de Mendoza, art. 144; etc.).

Por su parre, la CSJN en Fallos 209:451 y 204:4, etcétera, ha dicho que las normas
provinciales (y en tal sentido debemos incluir las nacionales particulares para el ámbito
federal) que establecían términos para la iniciación de demandas contencioso
administrativas, son constitucionalmente válidas en cuanto se limitan a la reglamentación
del ejercicio de las acciones acordadas en el orden local, si de esta manera no se restringen
derechos acordados por las leyes de la Nación.

La caducidad de la acción no es exclusiva del procedimiento administrativo reglado de


manera relativamente reciente por la ley 19.549 y sus reformas, ya se encontraba en muchas
otras leyes administrativas desde el siglo pasado, como el artículo 23 de la ley 750, el
artículo 433 de la ley 810, el artículo 1º del decreto 7713/62, la ley 11.683 de
procedimiento ante el Tribunal Fiscal, y especialmente el amparo, ley 16.986 (art. 20, inc.
e), que hace caducar la acción si no se inicia en quince días; o los interdictos de retener,
recobrar y obra nueva que caducan si no son iniciados dentro del año de los hechos que los
fundaren (art. 621, CPCCN), etcétera.

2.9.3. Caducidad en el ámbito de la administración.

Al lado de la caducidad de la acción aparece, ahora sí, la caducidad de la instancia, que


tiene, como dijimos ya, dos vertientes: una la de los procedimientos en la administración, y
otra que veremos luego que es la de la actuación ante la justicia.

Dromi, cuando se expresa sobre la impulsión de oficio, nos dice: "El procedimiento puede
ser iniciado de oficio o a petición de parte, pero la impulsión corresponde en todos los
casos a la Administración (art. 1º, inc. a, ley 19.549). No obstante ello, es admisible la
caducidad o perención por la paralización de un procedimiento. La continuación del mismo
no depende de la voluntad del particular, sino de la administración. En la actuación de los
órganos administrativos, no se debe satisfacer un interés individual solamente, sino también
el propio interés de la administración, de allí que la inacción del administrado puede
determinar en algunos casos, la paralización del procedimiento".

En cuanto a la caducidad de los procedimientos, la ley nacional 19.549, artículo 1º, inciso e,
apartado 9, dice que 'Transcurridos sesenta días desde que un trámite se paralice por causa
imputable al administrado, el órgano competente le notificará que, si transcurrieren otros
treinta días de inactividad, se declarará de oficio la caducidad de los procedimientos,
archivándose el expediente. Se exceptúan de la caducidad los trámites relativos a Previsión
Social y los que la administración considerare que deben continuar por sus particulares
circunstancias, o por estar comprometido el interés público. Operada la caducidad, el
interesado podrá, no obstante, ejercer sus pretensiones en un nuevo expediente, en el que
podrá hacer valer las pruebas ya producidas. Las actuaciones practicadas con intervención
del órgano competente producirán la suspensión de plazos legales y reglamentarios,
inclusive los relativos ala prescripción, los que se reiniciarán a partir de la fecha en que
quedare firme el auto declarativo de caducidad".

Pero el problema de la caducidad de la instancia administrativa no ha quedado claro pues el


artículo 4º del decreto 1759/72, reglamentario de la ley 19.549, dice que todas las
actuaciones administrativas serán impulsadas de oficio por el órgano competente, lo cual no
obstará a que también el interesado inste el procedimiento. Se exceptúan de este principio
aquellos trámites en los que medie sólo el interés privado del administrado, a menos que,
pese a ese carácter, la resolución a dictarse pudiera llegar a afectar de algún modo el interés
general" Fiorini expresa, con especial referencia ala ley, que el decaimiento del
procedimiento se produce, en este caso, por falta de colaboración del interesado; y agrega
(pág. 556): el régimen de perención administrativa establecido por la ley 19.549 no dispone
de términos perentorios de vencimiento automáticos; y la perención es un acto oficioso que
110 tiene carácter absoluto. La perención administrativa no es un acto declaratorio, sino
constitutivo de la administración.

Parece ser que la inactividad de la administración, cuya obligación es instar el


procedimiento de oficio, no afectase a ésta y el único perjudicado es el administrado. Este
es, a mi juicio, un grave defecto, que conspira contra el buen desarrollo administrativo, ya
que paralelamente a la caducidad que se impone al administrativo no existe una sanción
específica correlativa para el responsable administrativo de la inacción, permitiendo la
desidia de funcionarios.

2.9.4. Caducidad de instancia en el proceso judicial administrativo.

Por último, la mayoría de las provincias, en el procedimiento administrativo judicial


(llamado contencioso-administrativo), tienen normas particulares distintas o
complementarias de los códigos procesales (en el orden nacional rige el CPCCN). Estas
normas contienen a su vez principios de perención o caducidad de instancia en el proceso
judicial. Estos principios pueden ser sintetizados de la siguiente manera:

A) Plazo.

En cuanto al plazo por ejemplo algunas provincias establecen el plazo de un año para la
caducidad como Buenos Aires ley 2961, artículo 20; Córdoba, ley 1897 artículo 57
Corrientes ley 2943, artículo 31 (salvo que la prescripción fuese menor aclara) Misiones,
ley 52, artículo 61. Otras provincias establecen una caducidad en seis meses, como Chaco,
por ley 848 artículo 62; Formosa ley 584, artículo 38 (con tres meses en caso de recursos)
Jujuy ley 1888 artículo 67; La Rioja, ley 1005, artículo 62, Mendoza, ley 3918, articulo 31;
Neuquén, ley 1305, artículo 31 (con tres meses también en el caso de recursos); Salta, ley
793, artículo 18; Santiago del Estero, ley 2297, artículo 54. Por excepción Santa Fe
establece un plazo de tres meses para la caducidad de instancia por ley 4105, artículo 63.
B) Casos de oficio o a. pedido de parte.

Algunas legislaciones disponen que la caducidad sólo puede ser pedida o dictarse de oficio,
otras como la de Córdoba admiten sólo el pedido de parte, pero no la caducidad de oficio
(art. 58). Algunas legislaciones se remiten al código de procedimientos de la provincia, ya
sea porque están contenidas en el mismo código de procedimientos, como sucede en San
Juan (ley de 1922)0 por remisión: el artículo 74 de la ley de Catamarca, 71 de La Pampa y
el 19 de Santa Cruz.

C) Regla general.

La legislación provincial establece que la caducidad puede ser declarada de oficio o a


pedido de parte en la mayoría de los supuestos, como Corrientes (art. 31); Chaco (art. 64);
Jujuy (art. 69); La Rioja (art. 63); Misiones (art. 62), etcétera.

D) Efecto de la caducidad de instancia.

Una de las cosas más importantes en el ámbito contencioso administrativo es el efecto de la


caducidad de instancia. Normalmente la caducidad de instancia permite volver a plantear el
proceso, si el mismo no fuese alcanzado por la prescripción, y en este último caso siempre
que ella fuese opuesta por el interesado. En el caso que nos interesa, numerosas
legislaciones provinciales han dispuesto que la caducidad de instancia tiene por efecto
hacer válida y firme para la parte actora la resolución administrativa que ha sido objeto de
impugnación. Y esta norma está contenida expresamente en los códigos contencioso
administrativos de Córdoba (art. 60), Chaco (art. 66), Jujuy (art. 71), La Rioja (art. 65),
Mendoza (art. 33), Misiones (art. 64), Santa Fe (art. 66), Santiago del Estero (art. 58).

Pero ¿qué sucede con aquellos regímenes en los que no está prevista especialmente esta
norma? En mi criterio debe jugar el principio de la caducidad de la acción. La interposición
de la acción o del recurso interrumpe el plazo de caducidad de la acción y deja subsistente
el resto pendiente. La parte podrá reeditar su pretensión caduca, dentro del plazo restante no
utilizado para iniciar la demanda en cada caso. Por ejemplo, si se tratase de una acción en el
procedimiento nacional que tiene noventa días, y la demanda hubiese sido iniciada dentro
de los treinta días, caducado el procedimiento, se tienen los sesenta días restantes para
reproducir la pretensión caduca. En contra, con base en el sistema de prescripción aplicable
en los supuestos generales, se puede argumentar también que al caer el proceso los noventa
días ya corrieron y la acción no puede reeditarse.

E) Proceso penal o sancionatorio.

Por último debemos decir que la caducidad no opera en el procedimiento administrativo en


el caso de supuestos que no revistan carácter penal o sancionatorio.
2.9.5. El caso de la expropiación

En el caso de la expropiación la ley 21.499 ha adoptado la solución jurisprudencia al


disponer en su artículo 30 que "es improcedente la caducidad de la instancia cuando en el
juicio el expropiante haya tomado posesión del bien y el expropiado sólo cuestionase el
monto de la indemnización". Nada obsta, por el contrario, a la procedencia de la
declaración de caducidad de instancia cuando sólo se encuentra trabada la litis y no se ha
dado la posesión del inmueble en litigio a la actora.

CAPITULO III
LOS PLAZOS EN LA CADUCIDAD DE INSTANCIA

3.1. Antecedentes y evolución

Aunque hubo un extenso período en el cual la caducidad de instancia no fue una institución
receptada en el derecho procesal, y así sigue siendo el procedimiento en varios países como
Alemania y Austria, cuando en el siglo pasado las legislaciones como la italiana y la
española tomaron la institución, establecieron largos lapsos para que se sucediera tal
extinción del proceso. Así, el Código italiano de 1865 fijó un plazo de tres años. Al
reformarse el Código en 1940, y especialmente con la Novela de 1950, se creó un sistema
complejo, algo confuso, pero que estableció un término general de un año (art. 307).

En el proceso español, la perención de instancia fue normada por la Ley de Enjuiciamiento


de 188, que en su artículo 411, determinó un plazo amplio de cuatro años cuando el pleito
se hallase en primera instancia, de dos en segunda y de uno en caso de estar pendiente del
recurso de casación.

Estos términos extensos tuvieron influencia decisiva en nuestro derecho. El Código de


Procedimientos no había regulado el instituto, siguiendo la Ley de Enjuiciamiento española
de 1855, de modo que fue la ley 4550 que estableció un plazo de dos años para el litigio en
primera o única instancia de un año para segunda o tercera instancia en caso de apelación o
nulidad, de seis meses si estuviese pendiente del recurso de revisión y en los juicios ante la
justiciado paz y alcaldes. Por último determinaba que si las acciones debían ser deducidas
en un término menor, de acuerdo con las leyes generales, operaría la caducidad en el
término de prescripción de dichas acciones.

Cuando se sancionó la ley 14.191, se redujo ya el término un año para primera o única
instancia, seis meses en segunda o tercera instancia, incluso pendiente de recurso la causa,
y en ambas instancias la justicia de paz. Finalmente esta ley consagra una norma que iba a
ser fuente de todas las legislaciones nacionales posteriores de modo textual. Reforma el
criterio de la prescripción para darle una redacción definitiva: La caducidad de instancia
también se produciría "en el (plazo) que se (operase) la prescripción de la acción si fuere
menor a los indicados precedentemente".
Por último, la ley 17.454 (Código Procesal Civil y Comercial de la Nación) redujo los
plazos a seis meses en primera y única instancia y a tres meses en los demás supuestos. La
norma dejaba pendiente la solución respecto de los juicios ejecutivos y los incidentes
retomando a su vez la cuestión del término de la prescripción. Estos plazos fueron
reiterados en la reforma de la ley 22.434 que modificó el inciso 2º de modo tal que incluyó
dentro del plazo de tres meses a los juicios ejecutivos, ejecuciones especiales e incidentes.
Debe tenerse el texto de la ley 17.454, porque los códigos procesales provinciales que la
siguieron, mantienen su problemática, hay que recordar también que, algunos procesos
provinciales con códigos de estructura propia, conservan el plazo de un año para la
perención general o amplia. No debe olvidarse tampoco, que la ley 17.454 creó caducidades
especiales para actos procesales en algunos casos, y en otros para procesos especiales
(como el de alimentos) según hemos ya explicado en otros párrafos.

¿A qué se ha debido la reducción de los términos? Varios factores han confluido para ello:
1) En primer lugar se ha considerado al proceso con un criterio más publicístico. Así, aun
cuando rige el principio dispositivo, se ha entendido que la disposición del proceso no
significa la disposición eterna del tiempo de la jurisdicción. 2) En segundo lugar, cuando se
empezaron a legislar los términos de caducidad, se tuvo en cuenta que se incorporaba un
instituto que, si bien históricamente no era novedoso, contrariaba las costumbres existentes
hasta el momento en las legislaciones vigentes, de modo que correspondía actuar con
mucho tacto. Una vez que se hubo avanzado en la senda, los plazos fueron cuestión de
política procesal. 3) La mayor tecnología que podían usar los letrados por un lado (la
aparición de la máquina de escribir), la mejor sistemática de las leyes v una mejor
organización de tribunales, hacían innecesarios plazos tan extenso, 4) Por ultimo la
multiplicación de los juicio o requería una ayuda que permitiese desagotar el trabajo de la
justicia de modo rápido y eficaz que sin alterar la defensa en juicio, permitiese limitar el
numero de causas en trámite a aquellas que tenían mayor urgencia o que su desarrollo fuese
continuo hacia la sentencia.

3.2. El plazo amplio. El artículo 310 inciso 1º del CPCCN

El plazo amplio está fijado en el artículo 310 inciso 1º del CPCCN. La norma establece que
se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare su curso dentro de los
siguientes plazos:

“1º) De seis meses, en primera o única instancia".

¿Qué significado tienen primera o única instancia? Del texto del inciso 2º se coligen
algunas situaciones al excluir los supuestos en él enumerados. El inciso que comentamos es
una regla general u ordinaria. De modo tal que se aplica a todos los procesos que no
tuviesen un plazo especial y determinado y que no estuviesen excluidos de la perención.

De allí que la voz "primera instancia" se extiende más allá de la primera instancia del
proceso de conocimiento ordinario. A ello nos dedicaremos a continuación.
3.2.1. El proceso ordinario de cognición

El proceso ordinario de cognición es actualmente un proceso residual (v, art. 319, CPCCN).
Limitado a unos pocos casos no previstos en otras normas, se hace extensivo a algunos
supuestos particulares. Por ejemplo en el interdicto de adquirir (art. 608), cuando el
oponente tuviese también título la contienda podrá tramitar por proceso sumario u ordinario
según determine el juez atendiendo a la naturaleza y complejidad del asunto la demanda por
obligación de rendir cuentas, cuando se integrase con otras pretensiones que debieran
sustanciarse en juicio ordinario (art. 652), etcétera Sin embargo no todos los supuestos de
primera instancia del juicio ordinario caen dentro de la caducidad. El sistema,
procedimiento ordinario puede tener otros objetivos que el del juicio al que estamos
acostumbrados. Así en ciertos supuestos de ejecución de sentencia, como el caso de la
liquidación de sociedades no comerciales (ya que a éstas se aplica el proceso sumario, art.
15, ley 19.550, salvo que la ley indique otro), incluido el carácter propio o ganancial de los
bienes de la sociedad conyugal, tramitará por proceso ordinario (art. 516, CPCCN). En
estos casos, por tratarse de ejecución de sentencia, no cabe la perención (art. 313, inc. 1º,
CPCCN).

Por supuesto que en los procesos ordinarios contemplados, la instancia se extiende desde la
promoción de la demanda hasta el llamamiento de autos (art. 484, CPCCN), lo que ratifica
lo anteriormente expuesto.

3.2.2. Instancia única ante la Corte Suprema

Dentro de los supuestos del inciso que tratamos se encuentran los casos del tribunal que
conoce en única instancia. En primer lugar debemos considerar los temas en los que la
Corte Suprema de Justicia conoce como tribunal de primera y única instancia. En la nueva
Constitución federal (1994) son éstos los relativos o concernientes a embajadores y otros
ministros diplomáticos extranjeros (CN, art. 117, antes 101; dec.-ley 1285/58, art. 24, inc.
10), las causas que versan sobre privilegios y exenciones de los cónsules extranjeros en su
carácter público (ley 48, art. 1º. inc. 4º), los asuntos que versen entre dos o más provincias
(CN. art. 127, antes 109; dec.-ley 1285/58, art. 24, inc. 1º), los asuntos civiles entre una
provincia y un vecino de otra (dec.-ley 1285/58, art. 24. inc. 1º), los asuntos civiles entre
ciudadanos y súbditos extranjeros (CN, art. 117; ley 48. art. 1º, inc. 1º; dec.-ley 1285/58,
art. 24, inc. 1º), y asuntos que versen entre una provincia y un Estado extranjero (ley 48,
art. 1º, inc. 20).

Ahora bien, ¿todos los asuntos que vimos tienen perención de instancia? En realidad la
caducidad opera conforme a los principios generales. Para que se produzca, en cualquier
proceso, el perjudicado tiene que disponer de la instancia, examinando si el impulso
procesal es de oficio o a pedido de parte. Así las cuestiones precedentemente mencionadas
aparecen en algunos casos como operando con carga para la parte y en otros con actuación
de oficio; verbigracia en el primer caso: en las cuestiones civiles entre una provincia y un
ciudadano de otra, la perención parece evidente; en otros, deberá examinarse el caso
particular planteado. Las causas de Derecho Internacional Público no quedan excluidas de
la caducidad por ese solo carácter, sino cuando estén comprendidas dentro de algunas de las
excepciones que prevé la ley (v. también nro. 5.7.).

3.2.3. Instancia única. Las cámaras

También las cámaras de apelación actúan en algunos casos como instancia judicial única.
Generalmente se da el supuesto cuando entienden por vía de apelación de decisiones
administrativas. Así sucede en materia federal (art. 40, ley 21.628), contra las sentencias del
Tribunal Fiscal (art. 1171, Cód. Aduanero), contra las decisiones del Consejo Profesional
de Ciencias Económicas (ley 20.476), contra las decisiones del Tribunal de Etica del
Colegio Público de Abogados (art. 47, ley 23.187), etcétera, o en la justicia ordinaria, tal
como sucede en la justicia civil respecto de resoluciones del director del Registro de la
Propiedad Inmueble (art. 28, ley 17.417), etcétera.

De modo tal que cuando las cámaras conozcan por vía de apelación de una actuación
administrativa, están en realidad actuando en única instancia judicial y se les aplica el plazo
de perención de seis meses.

3.2.4. Procesos especiales

A) Qué caducidad de instancia corresponde en el caso de los procesos especiales. En la


medida que ellos sean una aplicación con mayor o menor variedad del sistema de los
procesos sumarios o sumarísimos, caerán dentro de la prescripción del inciso segundo del
artículo 310, que ya veremos. Pero cuando los procesos especiales tengan un desarrollo
sistemático propio, al no haber una norma específica de caducidad, corresponde que se
aplique el criterio del inciso primero de la norma citada. Así lo ha resuelto, con mucho
acierto, la Cámara Federal de Tucumán el 18/VII/1969, al decir que no habiéndose
establecido expresamente término de seis y tres meses según la instancia en que se
encuentre no hayan sido calificados de sumarios por el Código o por ley particular, debe
concluirse que para los mismos son aplicables los términos de seis y tres meses según la
instancia en que se encuentren, criterio que Corresponde en forma genérica a todos los
juicios que no tengan un plazo específicamente determinado por la ley.

B) De esa forma el plazo de caducidad para el juicio de alimentos ha sido fijado en seis
meses en primera instancia. Y así como los alimentos, si el proceso de demencia se
considera contencioso, habrá que concluir que el mismo tiene también una caducidad de
seis meses, con excepción del supuesto de prodigalidad que por tramitar por juicio sumario
(art. 637, ter, CPCCN), tiene una caducidad de tres meses.

C) Un caso particular lo presenta el interdicto de adquirir que si es contencioso, puede


tramitar según los supuestos, por proceso sumarísimo, ordinario o sumario (art. 608,
CPCCN). En ese caso, la perención se aplicará conforme el proceso que corresponda.

D) También hemos visto que se aplica el plazo de seis meses o plazo amplio al supuesto de
pedido de quiebra antes que ésta sea declarado (v. punto 2.8.).
E) En el caso de los códigos provinciales que se sancionaron dentro de la sistemática de la
ley 17.454, el plazo de seis meses alcanza a los casos del juicio ejecutivo, aspecto que
veremos más adelante de modo independiente.

3.2.5. Procesos sumarios v sumarísimos de instancia única

Dentro del concepto que hemos tratado se presenta un caso muy particular en el cual
existen dos normas contrapuestas ¿El inciso primero que establece una perención de
instancia de seis meses para el caso de los procesos sumarios u sumarísimos que tienen una
sola instancia, o es de aplicación simple y llana del inciso segundo, asignando en cualquier
caso el plazo de tres meses para estos procesos?

Estos temas están representados, por ejemplo, por aquellos casos en que la sentencia de
primera instancia no es apelable por el monto (art. 242, 2da. parte, CPCCN). ¿Cuál es la
regla que prima? Según el sistema corriente de interpretación del derecho, la regla especial
deroga a la general y por ende, a estos procesos se les aplica en todos los casos el artículo
310, inciso 2º, tres meses.

3.3. El plazo abreviado. El artículo 310, inciso 2º del CPCCN

El inciso 2º del artículo 310 del CPCCN, en la redacción de la ley 22.434, establece la
caducidad "De tres meses, en segunda o tercera instancia y en cualquiera de las instancias
del juicio sumario o sumarísimo, en el juicio ejecutivo, en las ejecuciones especiales y en
los incidentes"

Cabe examinar ahora cada uno de los supuestos que la norma plantea, relacionados con la
extensión de ella y el alcance de la reforma de la ley 22.434. Respecto de esta última,
diremos que en la redacción originaria de la ley 17 414 finalizaba en "sumarísimo"
habiendo sido agregado, en consecuencia, "en el juicio ejecutivo, en las ejecuciones
especiales y en los incidentes".

3.3.1. Segunda o tercera instancia. Instancias ordinarias

En el caso que nos ocupa debernos determinar cuál es el alcance de la expresión segunda o
tercera instancia. Ello es así porque hay dos formas o criterios de interpretación. Por un
lado, en el régimen nacional existe vulgarmente un doble juego de instancias ordinarias: la
primera, ante un juez unipersonal. y la segunda ante una Sala de la Cámara (que la
representa). Por otro lado, cuando litiga la Nación existe la posibilidad de que en asuntos de
determinado monto se pueda acceder a una tercera instancia ante la Corte en forma
ordinaria. Pero también, al lado de las instancias ordinarias existen las instancias
extraordinarias. De modo que, no habiéndose explicitado en la norma a cual de estas
instancias se referían es importante determinar si las extraordinarias se encuentran
comprendidas dentro del concepto.

A) Generalidades. La instancia de apelación, segunda o tercera, se abre con la concesión


del recurso respectivo y desde ese momento es computable la perención. Por eso al apelante
le compete mantener vivo el proceso, a fin de no perder ese derecho, lo que ocurre si no
actúa dentro del plazo legal, y la falta de notificación del auto que concede la apelación no
es óbice para que se produzca la caducidad. Sin embargo, sucede un interesante fenómeno
en los casos litisconsorcio, la instancia ulterior no se considera abierta, mientras no estén
notificados todos los interesados. A mi juicio es el primer criterio el que debe triunfar por el
principio de la indivisibilidad de la instancia. y además porque, si bien el plazo de
apelación es individual, la instancia y las actuaciones posteriores son comunes, y el
afectado por la falta de notificación de los restantes litisconsortes o interesados, no puede
hacer por sí avanzar la instancia, y el acto de notificación no es una carga propia, sino del
tribunal 8, Ahora bien, por interesados debe entenderse aquellos que tienen relación con la
cuestión decidida y no con los asuntos secundarios o derivados como podrían ser los
honorarios.

B) Casos particulares en la apelación. Apelación libre y en relación. Sin embargo, la


solución no puede ser tan simple como parece, especialmente en el ámbito nacional, donde
el recurso de apelación asume distintas particularidades de trámite. Cuando el recurso se
concede libremente (contra sentencias definitivas de juicios ordinarios o sumarios, arts. 243
y 260, CPCCN), el apelante se limita a la mera interposición del recurso, quedando a cargo
del oficial primero la remisión (art. 251), debiendo posteriormente notificarse la
providencia de que los autos están en secretaría por cédula (art. 259; art. 254, CPBA). El
apelante no puede cargar con la perención, porque la inactividad del oficial primero lo
exime, en razón del artículo 313, inciso 3º.

En cambio, en la apelación en relación con cualquiera de sus efectos (suspensivo o


devolutivo), no existe problema en aplicar las reglas generales, ya que el trámite se realiza
integro en primera instancia y cuando el expediente se envía a segunda instancia, la
actividad de las partes lía finalizado, no teniendo importancia la notificación de la
radicación.

C) Apelación en subsidio. Cuando la apelación proviene de un recurso de reposición en


subsidio, cabe considerar cuál es el momento en que la segunda instancia comienza su
ejercicio para computar el plazo. Dicho plazo se inicia con la notificación de la denegatoria
de la reposición (v. art. 248, CPCCN).

D) Apelación con efecto (trámite) diferido. Este sistema de caducidad debe adaptarse a
cada supuesto, y así en los recursos de trámite diferido (llamados de efecto diferido por el
código nacional), el plazo no comienza a correr sino desde que ha llegado la oportunidad
cíe que el expediente se encuentre para ser elevado a consideración del tribunal de alzada.
Ahora, si contrariamente a lo dispuesto por el Código Procesal, el recurso de apelación no
fue concedido con efecto diferido, interrumpen la perención las actuaciones cumplidas para
que se elevara el expediente a la alzada.

E) Aclaratoria conjunta con la apelación. Algunos casos particulares son interesantes como
el que considera que no comienza a correr el término de segunda instancia si no se ha
notificado la aclaratoria, o que el plazo de segunda instancia comienza a correr cuando ésta
fue resuelta 13, aspecto que debe ser considerado dentro del alcance que tenga la aclaratoria
en cuestión, siendo aplicable el efecto suspensivo del término sólo a la aclaratoria que surge
de la omisión. Pero la existencia de estos recursos no impide que corra el curso de la
primera instancia.

F) Queja. La queja que no es propiamente un recurso y no tiene efecto suspensivo de la


resolución ni interruptivo de la instancia, cobra vida cuando es concedida. Desde dicha
concesión se abre la segunda instancia y, siguen luego las reglas generales de la apelación
que hemos visto.

G) Caducidad específica de los recursos. Por último, los recursos caducan sino se fundan en
la oportunidad legal prevista. Este aspecto, conocido como deserción del recurso (arts. 266
y 2º, inc. 1º, CPCCN y conc.), es una variante de la caducidad de la instancia, que abierta
por la concesión, se extingue por la falta de actividad en tiempo oportuno.

3.3.1.1. Instancias extraordinarias

A) Instancia ante la Corte.

Recurso extraordinario. En principio se ha dicho que es procedente la declaración de la


caducidad de la instancia ante la Corte. Y también que dicha caducidad se produce en el
plazo de tres meses, en el recurso extraordinario, aun cuando se trate de recursos en
cuestiones de derecho del trabajo, o en el recurso de casación en materia laboral.

En los casos de recurso extraordinario ante la Corte, debe entenderse que la instancia
extraordinaria no queda abierta hasta que el recurso no es concedido.

Pero, no obstante que ello se produce ante el juez o tribunal u organismo administrativo que
dictó la resolución que lo motiva, el que a su vez lo resuelve, el juez de la caducidad es la
Corte. Por lo que, si se deniega el recurso, la caducidad es improcedente.

B) Provincias.

El principio de la caducidad de la instancia extraordinaria se extiende a las provincias,


aunque en algunos casos el plazo sea distinto por aplicación de sus leyes locales.

C) Inaplicabilidad de la ley.
Este recurso puede ser entendido desde dos ángulos, especialmente en la provincia de
Buenos Aires. Ya que por una parte se presenta como un recurso extraordinario ante la
Suprema Corte y por otro como un recurso extraordinario ante las Cámaras para unificar la
jurisprudencia de las Salas. En este último supuesto también comprende su similar del
Código nacional (arts. 288 y sigs., CPCCN).

En el primer caso se ha admitido la perención de tres meses para el recurso de


inaplicabilidad de la ley previsto por el artículo 149, inciso 4º, apartado a) de la
Constitución provincial.

En el caso del recurso de inaplicabilidad para unificación de jurisprudencia de Salas, debe


seguirse el mismo criterio, teniendo en cuenta que la interposición del recurso, al no ser
suspensivo, sino desde su concesión, no abre la instancia extraordinaria hasta dicha
oportunidad (art.293 2da. parte, CPCCN).

D) Queja por denegación del recurso extraordinario.

Se ha dispuesto que corresponde declarar la perención de instancia en el recurso de hecho.


Este plazo a tenor de lo que venimos considerando es naturalmente de tres meses. También
se ha resuelto que no se insta el curso de la instancia en el recurso de hecho ante la Corte
trayendo sucesivamente los recaudos del caso, en diversas etapas -que sumadas excederían
el término de caducidad-, ni anunciando que más adelante se terminará de cumplir con la
carga procesal impuesta 21, y el plazo del recurso comienza sólo a partir de la promoción
del recurso directo.

E) En síntesis

puede decirse que la segunda instancia ya sea ordinaria o extraordinaria tiene una
caducidad en el orden nacional y en los procesos; que siguen su sistema, de tres meses.

3.3.2. Procesos sumarios y sumarísimos

Los procesos sumarios y sumarísimos están comprendidos en todas sus etapas, según la
norma que tratamos. Se ha dicho que concluida la etapa de prueba en el juicio sumario, las
partes cesan en su carga de instar el procedimiento, pero el juez debe declarar clausurado el
período correspondiente, y esta resolución hallarse firme (art. 491 2do. párr., CPCCN y
conc. CPBA), claro que en lo nacional con la reforma de la ley 22.434 y los alegatos en el
sumario, la cuestión ha cambiado.

Los juicios sumarios y sumarísimos se extienden a procesos especiales a los que está
asignada esta categoría, como por ejemplo los interdictos, las acciones posesorias, la
rendición de cuentas, el deslinde, la división de cosas comunes y el desalojo en el CPCCN,
y a algunos proceso "voluntarios" transformables, que adoptan en procedimientos sumario
o sumarísimo y entran en el carácter contencioso que ya hemos examinado en el número
2.3.2.

También ya hemos considerado la cuestión relativa a los procesos sumarios o sumarísimos


de instancia única en el número 3.2.5.

3.3.2.1. Usucapión

En el caso de la usucapión o prescripción adquisitiva rigen en el ámbito nacional la ley


14.159, artículo 24. modificado por decreto-ley 5756/58. El juicio es contencioso, por lo
que se ha declarado que a partir de la ley 14.159 son susceptibles de perimir. Aunque la
SCBA 24 ha dicho que se trata de un proceso sumario especial contencioso en el ámbito de
la ley 14.159, la falta de especificaciones en la ley y la ausencia del proceso sumario dentro
del procedimiento nacional al momento de la sanción de la ley y el decreto ley citados,
hacen aplicable a la institución el proceso ordinario (art. 319, CPCCN), por lo que la
perención se aplica a los seis meses. En cambio, en la provincia de Buenos Aires, el CPBA,
artículo 679 ha establecido expresamente la vía sumaria y en virtud de ello se aplica la
caducidad trimestral.

3.3.3. El caso del juicio ejecutivo

Cuando se sancionó el Código Procesal nacional, ley 17.454, en el inciso 2º del artículo 310
se omitió considerar el juicio ejecutivo. Así la doctrina en general y la jurisprudencia
capitalina entendieron que el plazo de perención era de seis meses, por aplicación del inciso
del artículo 310. La explicación de Colombo, no obstante que era eventualmente exacta
desde el punto de vista doctrinario y aun legal, no resolvía el problema de la inequivalencia
de los procesos. Decía el autor mencionado que si bien el proceso ejecutivo era un proceso
sumario, la descripción que hacía el inciso 2º del artículo 310 era exclusivamente la referida
a los sumarios de conocimiento o plenarios rápidos.

La reforma de la ley 22.434 solucionó el problema en el ámbito nacional y posteriormente


la provincia de Chubut entre otras (vgr. Río Negro) lo adoptó. Pero la ley 17.454 fue
seguida por numerosas provincias que se encuentran hoy en el antiguo problema. En el caso
especial de la provincia de Buenos Aires, la jurisprudencia está dividida en dos sentidos.

A) Tesis de seis meses. La que estima que el plazo de perención del juicio ejecutivo es de
seis meses.

B) Tesis de tres meses. La que entiende que el plazo es de tres meses.

C) Revisión del tema. El criterio de tres meses lo sostuvimos con relación al Código
nacional en nuestro Manual (pág. 252), pero creo conveniente revisar toda la cuestión desde
un ángulo específicamente objetivo.

1) El juicio ejecutivo es un proceso que deviene históricamente del sumario determinado de


la Edad Media, donde la sumariedad se funda en la limitación de conocimiento del juez al
instrumento con que se promueve la ejecución, ideado a imagen y semejanza de la
ejecución de la sentencia, con lo cual tiene gran parecido sistemático procedimental. Con el
tiempo este sumario determinado se llamó ejecutivo y así llegó a través de España a nuestra
legislación.

2) En el Código Procesal el nombre de sumario se usa exclusivamente para el sumario


indeterminado (nacido con la Decretal Saepe si contigit de 1306), y en ningún lado el
ejecutivo tiene ese nombre ni se relaciona de 'nodo alguno con el mismo.

3) Luego es de suponer que cuando el artículo 310, inciso 3º del CPBA habla de sumario (y
sumarísimo) se refiere, indudablemente, a los sumarios de conocimiento o plenarios
abreviados, tanto por la expresión "sumario" como por el contexto en la cual la misma se
desarrolla.

4) Ahora bien, en estas circunstancias lo máximo que puede considerarse es que en el


artículo se ha cometido una omisión (como también se omitieron las ejecuciones especiales,
los incidentes, el proceso de alimentos, etc.).

5) De allí que, no habiendo norma concreta, el ejecutivo perime en primera instancia, como
juicio contencioso a los seis meses. En contra aparecen Morello, Passi Lanza, Sosa y
Berizonce, los que entienden que el plazo es de tres meses.

D) Argumentos a favor de la tesis trimestral. Cuáles son los argumentos que se esgrimen o
pueden esgrimirse para sostener el plazo de tres meses. Un examen detenido de ellos nos
puede dar la solución al problema.

1) En primer lugar puede sostenerse que en el juicio ejecutivo, si no se oponen excepciones


no hay instancia, porque no hay controversia y por lo tanto se equipara a los procesos
voluntarios. La idea no es solamente abstracta. ya que entendido el proceso ejecutivo como
un sistema creado exclusivamente a favor del acreedor, cuyo fin es validar y dar imperium
a un título que no lo tiene, bien podría considerarse esta situación. Sin embargo la idea es
más aparente que real. Di Iorio, diferencia claramente para la determinación de la
jurisdicción a la que considera exclusivamente contenciosa, las ideas de "conflicto" (choque
de intereses) y "contienda" (discusión sobre ese choque de intereses). Así, en el caso que
nos ocupa no cabe duda de que el juicio ejecutivo tiene un choque de intereses, aunque la
ejecutada no proceda a crear la controversia excepcionante (es decir la contienda). Y como
para la existencia de procesos contenciosos basta el conflicto, el juicio ejecutivo es
netamente contencioso y le cabe la perención en primera instancia. Distinto es el supuesto
según el cual, al momento de vencer el plazo de oposición de excepciones ya no se puede
decretar la caducidad porque la instancia ha terminado, idea controvertida entre el fuero
comercial y civil de la Capital Federal.

2) El segundo argumento es el de la Cámara 1ª CC de Mar del Plata ya citada con voto de


García Medina, que entiende que si el artículo 310 del Código Procesal no contempló en
especial el juicio ejecutivo al tratar los plazos de caducidad, por razones lógicas se debe
aplicar a los mismos los más breves aplicados por la ley, en razón de la especialidad y
celeridad de este proceso. Del mismo modo la Cámara 1ª de Apelaciones de Mercedes
entiende que no puede interpretarse la cuestión "contra la hermenéutica sistemática
razonable que el juicio ejecutivo dure más que un proceso de conocimiento ordinario de por
sí más largo, por la actividad cognoscitiva que asume el legislador. Y la Cámara 2ª del
mismo departamento, también citada la entiende como una laguna que debe ser llenada por
el inciso 30 del artículo 310.

Todos estos argumentos son más brillantes que profundos. Comencemos por el último de
ellos. No existe laguna alguna. El inciso primero dice "en primera …instancia", no dice en
"primera instancia de los procesos de conocimiento”. Luego, si el juicio ejecutivo no está
excepcionado de esta regla general y es contencioso, se le aplica la regla de caducidad
semestral.

No existe ninguna hermenéutica sistemática que importa una desconexión con el resto de
las normas, que se vea herida por la interpretación semestral. Obsérvese que la ejecución de
sentencia no caduca, y la misma puede realizarse por un proceso ordinario (art. 516). Por
otra parte, la sucesión de actos desde la demanda hasta la sentencia de un proceso de
conocimiento es muy numerosa, y si le aplicamos a cada acto impulsorio el plazo de tres
meses, como mínimo, el juicio puede tardar años. En cambio los actos al juicio ejecutivo
son mucho más limitados, y aun con seis meses aplicado a cada uno de ellos, duraría
menos. Para comprender esta explicación basta enumerar los actos del sumario o
sumarísimos que son impulsorios y los actos del ejecutivo, teniendo especialmente en
cuenta que cuando se oponen excepciones, la caducidad le corre al ejecutado y no al actor,
pues para éste sólo se cuentan los actos de demanda, intimación, citación para oponer
excepciones (y embargo, si quisiere) contestación de excepciones (en su caso) y de allí se
pasa a la sentencia.

3) Por último podría argumentarse a favor del juicio ejecutivo trimestral, que habiendo
excepciones, para la prueba se aplican supletoriamente las reglas del proceso sumario (art.
547, CPBA). Sin embargo, es de tener en cuenta lo ya dicho en el sentido de que en el
incidente de excepciones la carga es del excepcionante, y que la referencia al proceso
sumario es supletoria y no principal. Las reglas probatorias, en su función general están
tratadas preferentemente con referencia a los procesos de conocimiento, por lo cual es
razonable su remisión a ellos y en el caso del juicio ejecutivo al que sea más expeditivo.

4) En conclusión, los argumentos para la caducidad trimestral del juicio ejecutivo carecen
de fuerza de convicción y relación lógica con cl ordenamiento vigente. Además, como ha
dicho clara y certeramente la Cámara Civil, los plazos de caducidad son fijados por la ley
en forma expresa, sin que sea dable al órgano jurisdiccional reducirlos o modificarlos en
base a ningún tipo de argumentación.

3.3.3.1. Preparación de la vía ejecutiva. Ejecuciones especiales

Del mismo modo se ha dicho de forma prácticamente unánime, que la preparación de la vía
ejecutiva es alcanzada por la caducidad de instancia. Por ello los trámites a que da lugar la
etapa de preparación de la vía ejecutiva no pueden ser asimilados al. procedimiento sumario
o sumarísimo, a los efectos de calcular el plazo de caducidad, sino el previsto para el juicio
ejecutivo, pues sus constancias vienen a integrar, o a perjudicar el título en base al cual se
despacha la ejecución. Además, la preparación de la vía ejecutiva no puede asimilarse a una
medida preliminar pues es integrativa y no informativa o probatoria.

Las ejecuciones especiales, por las mismas razones expuestas para el juicio ejecutivo,
tienen caducidad de seis meses cuando no fueran expresamente contempladas.

3.3.4. El caso de los incidentes

El caso de los incidentes es muy particular. En la actualidad están agregados al inciso 2º del
artículo 310 de la ley 17.454 por la reforma de la ley 22.434.

A) Concepto general. Se llama incidente, en general, a toda cuestión que se inserta en un


pleito que tiene relación con el objeto principal del mismo, por medio de una vinculación
accesoria, o de continencia. El incidente, así fundado, puede alcanzar cualquier tipo de
pretensión procesal, y en algunos casos llegan a obtener la solución sustancial del pleito,
como veremos oportunamente.

B) Clases. Una clasificación de los incidentes, de modo necesario requiere una aclaración
previa. Una cosa es la clasificación de los incidentes dependientes de un proceso o de un
procedimiento, otra cosa son los procesos incidentales.

Los procesos incidentales son juicios con un fin en sí mismos, que persiguen en todos los
casos una pretensión de mérito distinta de la del juicio principal al que pueden acceder, o
propia cuando actúan de modo independiente (vgr. el proceso de alimentos, la rendición de
cuentas, etc.).

Al lado de estos institutos se encuentran las incidencias. Son éstas articulaciones


controvertidas en el curso del proceso principal, que no tienen envergadura propia y que
forman parte del trámite del proceso, como modos de resolver cuestiones relativas al
progreso del procedimiento y la marcha regular del proceso. Su solución no requiere una
interlocutoria, sino una providencia simple. También son incidencias los incidentes dentro
de los mismos incidentes, en la mayoría de los supuestos. Las simples incidencias son
cuestiones que por su extrema simplicidad no requieren sustanciación.

Por último están los incidentes propiamente dichos a los cuales nos debemos referir ahora.

C) Clasificación de los incidentes. Al igual que los procesos que tienen un sistema general,
sistemas particulares y, especiales (vgr. proceso ordinario, sumario, sumarísimo, procesos
especiales). Los incidentes tienen un sistema de procedimiento general u ordinario regulado
en el CPCCN en los artículos 175 y siguientes, y casos especiales. Los distinguimos en:

a) Genéricos o comunes: Son los normados en el artículo 175 del CPCCN, que tienen un
trámite regulado y se aplican a todos los casos de incidentes y procesos incidentales para
los cuales la ley no tiene un sistema particular. Funcionan de esta forma de modo residual a
imagen y semejanza del juicio ordinario.

b) Reglados: Son aquellos a los que la ley les ha dado un trámite especial. Este trámite
puede cubrir todo el desarrollo incidental.

En este caso diremos que están reglados "totalmente" (vgr. las, excepciones), o cubrir parte
de su desarrollo en función de requisitos o elementos que hacen a su formación, como a su
admisión o procedimiento, a los que llamaremos reglados “parcialmente" o "semirreglados"
(vgr. nulidad, acumulación de procesos, redargución de falsedad).

A su vez dentro de los incidentes semirreglados, los hay semirreglados "expresos", esto es
aquellos a los que la normativa procesal indica cuáles son las normas particulares y
distintas que asume el incidente (vgr. redargución de falsedad, art. 395, CPCCN;
revocatoria, art. 240, CPCCN) y "tácitos", aquellos en los que la aplicación de normas
propias y comunes no aparecen especialmente legisladas y hay que determinarlas en
función de principios generales (vgr. las excepciones que el actor puede oponerle al
demandado).

D) Incidente de perención o caducidad de instancia. Este tipo incidental, destinado a


resolver la caducidad de instancia pedida por la parte, fue incorporado al CPCCN en el
artículo 310, inciso 4º, zanjando una disputa jurisprudencial al respecto. Pero por su propia
sistemática debemos considerarlo aparte (v. 3.3.5.).

E) En cuanto a los incidentes en los procesos concursales nos remitiremos a lo ya


expresado en el punto 2.8.

3.3.4.1. El plazo en los incidentes en general y en los procesos incidentales

La ley 22.434 ha establecido en el inciso 3º un plazo de tres meses para los incidentes. ¿A
qué incidentes se ha querido referir la misma, en atención a la clasificación
precedentemente expuesta? Dos criterios pueden seguirse, el amplio y el restringido. O bien
ha querido referirse al sistema de procedimiento incidental cualquiera sea su contenido, o
bien -exclusivamente- a los incidentes definidos en el artículo 175 del CPCCN (Toda
cuestión que tuviere relación con el objeto principal del pleito…).

Aquí el criterio debe ser el amplio dentro del campo del proceso. Se supone que el Código
Procesal se refiere en primer lugar a sistemas de procedimiento antes que a contenidos.
Además de modo congruente con los procesos sumarios y sumarísimos (v. 3.3.2.) que se
extendían a procesos especiales, el término incidentes debe ser comprendido como todo
procedimiento que sigue el sistema y no sólo a los incidentes que se desarrollan dentro del
proceso. Refuerza este criterio el artículo 313, al incluir dentro de la caducidad a los
incidentes producidos en la ejecución de sentencia y procesos sucesorios y voluntarios.

De esta manera deben encontrarse comprendidos dentro del concepto tanto los incidentes
que se realizan en el curso del proceso, de modo accesorio, continente o independiente,
pero no los procesos incidentales, porque tienen un alcance diverso.
Respecto de los incidentes que se realizan en el curso del proceso (incluyendo tanto los
comunes como los de los incs. 1º y 2º del art. 313), deben establecerse algunas precisiones
ya que en la medida que se especializan, arrastran consigo consecuencias diversas de los
incidentes en general.

Siendo varios los incidentes, la perención corre de modo independiente para cada uno de
ellos, siendo independiente el hecho de que tramite o no por pieza separada. Por último
debe tenerse presente que la carga de instar el incidente la tiene quien lo articuló.

3.3.4.2. Casos particulares

A) Recusación. La recusación con expresión de causa nace, como incidente cuando el


magistrado recusado niega la causal (art. 23, 2da. parte CPCCN). Mientras tanto, la simple
petición y el trámite no se articula como tal. Si el magistrado reconociese los hechos “se le
tendrá por separado de la causa" (art. 23 1 era parte) sin que se forme incidente sino
incidencia. Si se forma incidente hay que distinguir dos supuestos: sise abre a prueba (art.
24 CPCCN) cabe la caducidad de lo contrario no, porque ninguna actividad tiene que
realizar la parte y todo lo restante queda en manos del tribunal (arg. art. 313 inc 3º,
CPCCN). Para primera instancia rige un procedimiento similar (arts 27 y 28, CPCCN). La
SCBA considera que las recusaciones no son alcanzadas por la perención. En cada
procedimiento particular deberá observarse el sistema para determinar si la recusación
corresponde o no, siguiendo las pautas que hemos demostrado.

B) Acumulación de procesos. Debe distinguirse en este caso el incidente de acumulación


con las consecuencias interdependientes que tienen los juicios acumulados, aspecto al que
principalmente se ha referido la jurisprudencia. En nuestro caso nos interesa el incidente de
acumulación en sí.

La acumulación puede provenir de tres vías distintas: 1) De oficio en cuyo caso no hay
incidente: 2) Por vía de excepción de litispendencia por conexidad, aspecto que trataremos
junto con las llamadas "excepciones previas", o al contestar la demanda en aquellos
procesos que no tienen trámite previo (vgr. proceso sumarísimo); y 3) Por vía del incidente,
luego de vencida la oportunidad de plantear las excepciones previas (art. 190, CPCCN). En
el caso del incidente, el mismo perime en su instancia para la parte igual que cualquier otro
(art. 310, inc. 20, CPCCN), sin perjuicio de que el magistrado de oficio declare la
litispendencia en cualquier estado de la causa (art. 347, último párr., CPCCN) lo que hace
que el mismo pueda desestimar directamente el pedido de caducidad silo entiende
pertinente.

C) Los medidas cautelares. Ya nos hemos referido a las mismas en el punto 2.3.1.C). La
jurisprudencia ha resuelto que el incidente de medidas cautelares es susceptible de perimir,
en el supuesto de inactividad, en el plazo de tres meses

Pero las medidas cautelares tienen también un sistema de caducidad propio muy particular,
que se aplica una vez que las mismas han sido tomadas. Este sistema se acerca a la
caducidad de la acción (v. punto 2.9.2.), y ha sido recogido por el artículo 207 del CPCCN:
“Se producirá la caducidad de pleno derecho de las medidas cautelares que se hubiesen
ordenado y hecho efectivas antes del proceso, si tratándose de obligación exigible no se
interpusiere la demanda dentro de los diez días siguientes al de su traba, aunque la otra
parte hubiese deducido recurso. Las costas y los daños causados serán a cargo de quien
hubiese obtenido la medida, y ésta no podrá preponerse nuevamente por la misma causa y
como previa a la promoción del proceso; una vez iniciado éste, podrá ser nuevamente
requerida si concurrieren los requisitos de su procedencia.

"Las inhibiciones y embargos se extinguirán a los cinco años de la fecha de su anotación en


el Registro que corresponda, salvo que a petición de parte se reinscribieran antes del
vencimiento del plazo, por orden del juez que entendió en el proceso".
D) Sustitución procesal. En el Código Procesal nacional, la sustitución procesal no
constituye un incidente (art. 44) y por ello no es susceptible de perención, ya que tampoco
causa instancia, aunque una vez incorporado el sustituyente como adyuvante pueda ser
alcanzado por la perención.

E) Incidente de nulidad. El incidente de nulidad, previsto por el artículo 172 del CPCCN,
tiene las características de un incidente semirreglado expreso, pero en todos los supuestos
independientes del proceso al que accede, de modo que es alcanzado por la caducidad
trimestral. Este incidente es alcanzado por la perención aun en el juicio ejecutivo (nulidad
de la ejecución, art. 542, CPCCN), aspecto al que nos referiremos más adelante, al tratar las
excepciones del juicio ejecutivo.

F) Las llamadas "excepciones previas". En muchos ordenamientos, tal como el CPCCN, en


ciertos tipos de procesos de conocimiento se permite un incidente previo (es decir que
suspende el proceso y debe resolverse antes de continuarlo) y de especial pronunciamiento
(es decir que requieren una resolución propia y específica), destinado al tratamiento de
ciertas cuestiones que el legislador ha entendido que conviene que sean resueltas antes de
continuar con la causa, en razón de celeridad procesal o para evitar conflictos y escándalos
jurídicos. Estas cuestiones, que son de diversa entidad, han sido llamadas por la mayoría de
los códigos procesales "excepciones previas", creando una confusión notable en la materia.
En realidad entre las mal llamadas excepciones previas, hay tres categorías perfectamente
diferenciadas: impedimentos procesales, excepciones y defensas.

Esta certeza nace del artículo 356 del ordenamiento que comentamos que expresa: "En la
contestación opondrá el demandado todas las excepciones o defensas que, según este
Código, no tuvieren carácter previo". La complejidad del tema hace que merezca ser tratado
en forma independiente en el punto que sigue.

G) Incidente de redargución de falsedad. En el Código Procesal nacional el artículo 395


establece un incidente de redargución de falsedad. Se trata de un incidente semirreglado
expreso (v. punto 3.3.4.C) por el cual se pretende destruir la veracidad de un instrumento
público. Las particularidades de este incidente son que intervienen, además de las partes, el
oficial público; que los testigos del acto no pueden ser testigos en el incidente y que la
resolución se reserva para dictarse con la sentencia definitiva, cuando se haga la valoración
de la prueba. Este incidente tiene dos tipos de caducidades. Una está relacionada al
planteamiento del propio incidente: " …deberá promoverse dentro del plazo de diez días de
realizada la impugnación (que se efectúa al contestar la documental, en cualquier
oportunidad que corresponda), bajo apercibimiento de tenerla por desistida" (art. 395 cit.).
La otra cae dentro de la norma general y perime en el plazo de tres meses, como cualquier
otra actuación.

H) Incidente de honorarios. Hemos visto en el punto 2.2.1)), que durante la ejecución de


sentencia no se aplica la caducidad a los honorarios en ella regulados. Ahora debemos
considerar los casos especiales de incidentes. Por supuesto, las regulaciones de honorarios
integrantes de la sentencia no caducan, luego siguen la suerte de la sentencia y del proceso,
pudiendo caducar si caduca ésta.

Sin embargo, cuando se estiman honorarios, hay instancia a ese respecto, pudiendo
operarse la perención, importando también la apertura de instancia, el pedido de regulación
de honorarios.

I) El recurso de reposición. El recurso de reposición o revocatoria inicia una instancia


incidental respecto de la providencia simple que impugna (arts. 238 y sigs., CPCCN) y
consecuentemente es susceptible de caducidad. Como tiene efecto suspensivo respecto de
dicha resolución, su caída le otorga firmeza al acto impugnado. Carece de importancia que
la revocatoria se produzca como consecuencia de un acto de la propia parte que impugna o
de oficio, o de la contraria, es decir que se tramite inaudita pars o con traslado. En ambos
casos se trata de una cuestión incidental, alcanzada por la perención.

J) Incidentes en la ejecución de sentencia. Ya hemos visto el tema en el punto 2.2.


Recordemos que si durante la ejecución de sentencia se plantea una cuestión contenciosa,
mediante la oposición de excepciones, promoción de incidentes sobre intereses, honorarios,
desvalorización monetaria, nulidad, etcétera, procede la caducidad de la instancia.

K) Impugnación de la liquidación. Se ha resuelto que constituye incidente susceptible de


perimir, la impugnación de la liquidación efectuada por el demandado, pues introduce una
cuestión accesoria en la instancia, produciéndose entonces tina controversia entre las partes,
la cual, previa sustanciación procesal, deberá ser resuelta mediante el dictado de una
sentencia interlocutoria. Se entiende siempre, que este tipo de impugnaciones tienen que
tener una autonomía respecto de la cuestión principal y no estar insertas en la misma,
porque de lo contrario siguen la suerte de la acción a la que acceden.

L) Procesos sucesorios y voluntarios. Nos remitimos a lo expresado en los puntos 2.3. y


2.3.l.

3.3.4.3. Las "excepciones previas"

Hemos visto en el apartado F) del punto anterior que las llamadas excepciones previas
responden a tres categorías distintas, cada una de las cuales tienen que tener un tratamiento
propio.
La jurisprudencia se ha mostrado ambigua. Por ejemplo se ha dicho que corresponde la
perención de la excepción de incompetencia, o que no corresponde por representar un
episodio o instancia de la misma demanda. Este último criterio ha sido ratificado diciendo
que la oposición de excepciones importa una contestación de demanda y una invocación de
hechos o de razones impeditivos del progreso de la pretensión del actor, pero no equivale a
la deducción reconvencional de una pretensión contrapuesta porque nada se pide al actor;
por consiguiente, la única instancia abierta y sujeta a perención es la del actor. Y como en
muchos casos, existe una tercera postura intermedia o ecléctica: Cuando se articulan
excepciones, tratándose de defensas opuestas a la acción, debe entenderse que existe una
única e indivisible instancia, y en consecuencia, el plazo de caducidad es común a la acción
y a la excepción. Sin embargo, no es razonable generalizar tal criterio a todos los supuestos
en que se deduzcan excepciones, pues lo que corresponde determinar en cada caso, es si se
imprime un trámite independiente.

Esta última postura es la correcta. Si bien la articulación de "excepciones previas" en el


proceso de conocimiento es un incidente este incidente puede estar ligado a la instancia
principal o no. Es decir que puede ser independiente. Si en las llamadas excepciones
previas se opone una defensa o una excepción propiamente dicha (vgr. falta de legitimación
manifiesta para obrar o prescripción), articulaciones que la doctrina denomina
generalmente excepciones perentorias, entonces el incidente de excepciones no abre una
instancia nueva, porque su resolución va a ir sobre el fondo del pleito, es decir que va a
continuar la instancia principal.

En cambio si el incidente se abre para presentar un impedimento procesal, conocido


generalmente en la doctrina como "excepciones dilatorias", cabe analizar cada supuesto en
particular. Los impedimentos procesales son: incompetencia, falta de personería,
litispendencia, defecto legal, arraigo y algunas de las llamadas defensas temporarias (art.
347, inc. 8º, CPCCN).
1) Incompetencia. En la cuestión de competencia debe distinguirse claramente la
competencia absoluta de la relativa, donde la parte puede disponer de ella. Si se trata de
incompetencia territorial por cuestiones patrimoniales (art. 1º, CPCCN), donde el juez no
puede actuar de oficio (art. 4º, 3era. parte, CPCCN), puede articularse la caducidad. En este
sentido la jurisprudencia ha admitido la caducidad de la instancia conforme el artículo 310
inciso 2º del CPCCN, en un caso de excepción de incompetencia que fue abierta a prueba y
se le dio un trámite diferente de la demanda principal. En cambio, si la cuestión de
competencia fuese absoluta, no puede plantearse la caducidad, ni resolverse de oficio, ya
que en el momento de conocer la caducidad, el juez conoce la incompetencia y no puede
dejar de resolverla pues ésta es previa y de lo contrario, se arrogaría una causa para la que
no ha sido designado por ley, antes de que se produzca la llamada perpetuatio iurisdictionis,
que de todos modos no se aplica tampoco a todos los casos.

2) Falta de personería. Tampoco cabe la caducidad en la falta de personería, ya que no


obstante la falta de activación, al conocer sobre la caducidad de oficio o a pedido departe, el
juez advertirá que si no resuelve la falta de personería puede llegar a la sentencia y
encontrarse con que la sentencia es absolutamente inaplicable, con lo cual tendría que
declarar la falta de personería en la misma, con un dispendio jurisdiccional extraordinario.
3) Litispendencia. La litispendencia plantea un supuesto muy interesante ya que la misma
"podrá ser declarada de oficio en cualquier estado de la causa", artículo 347, último párrafo,
CPCCN, o pedida por incidente (art. 190, CPCCN) por la parte interesada a los fines de la
acumulación. El objeto de la acumulación (cuando las causas son conexas, pues cuando son
idénticas una debe archivarse) es que se dicte una sola sentencia, siendo contingente el
hecho de tramitar ambas causas en forma conjunta (arg. art. 194, CPCCN). En este caso,
previo a disponer la caducidad, el juez deberá estimar de modo provisorio (tal como sucede
en las medidas cautelares), si de los elementos obrantes en autos, surge presumiblemente la
litispendencia. En caso contrario podrá decretar la caducidad, sin perjuicio de que
posteriormente pueda acumular la otra causa, ya que la caducidad dictada no crea estado de
preclusión en la cuestión objeto de la litispendencia. Obsérvese que la jurisprudencia ha
resuelto que el decreto del juzgador que dispuso reiterar el libramiento de oficio a otro
juzgado, en orden a resolver la litispendencia planteada, interrumpe la perención.

4) Deje do legal. Corno se sabe el defecto legal puede provenir dedos cuestiones. Una es no
haber cumplido con las normas procesales para la procedibilidad formal de la demanda.
Otra es el "obscuro libello". Llegado el momento de la caducidad de instancia, ya sea de
oficio o a pedido de parte, no obstante que el juez no hubiese usado de la facultad de
observar o rechazar la demanda defectuosa, tiene ahora oportunidad de sanear el
procedimiento en cuanto al cumplimiento de las normas procesales. Así, revisará la
demanda y si los defectos contenidos no impiden continuar con el proceso dictará la
caducidad. En caso contrario, la negará. En cambio, cuando el defecto legal es por razón de
"obscuro libello", la caducidad procede en todos los casos, pues debido a que es pedida por
el actor, éste corre con el riesgo de que su demanda sea rechazada.

5) Arraigo. El arraigo, o garantía pedida por el demandado para el actor que no tiene bienes
ni domicilio en la República (art. 348, CPCCN), caduca en todos los supuestos, ya que la
garantía del proceso pedida corre como carga para el peticionario, a quien se le hace
efectiva mediante la caducidad de oficio o pedido de parte En cambio con error a mi juicio,
la jurisprudencia ha dicho confundiendo defensas e impedimentos procesales que, el plazo
de caducidad resulta común a la acción cuanto a las defensas de arraigo y defecto legal
atendiendo al carácter indivisible de la instancia. Pero ordenado el arraigo pesa sobre el
actor el plazo de perención por el que debe arraigar. Aunque examinado detenidamente,
antes de la caducidad se debe cumplir la carga de arraigar y puede tenerse en tal caso por
desistido al actor del proceso.

6) Defensas temporarias. Dentro de las defensas temporarias debe observarse que el


incidente caduca cuando se trata de excepciones dilatorias disponibles tales como los
beneficios de inventario de excusión, de división, las condenaciones de posesorio o del
juicio ejecutivo, días de llanto y luto, etcétera.

3.3.4.4. Las excepciones en el juicio ejecutivo

Para comprender las excepciones en el juicio ejecutivo a los fines de la caducidad de


instancia debe entenderse, primero que el juicio ejecutivo está dispuesto para resolver el
crédito a favor del ejecutante de una manera expedita. Ese crédito que se basa sobre un
título no admite (salvo casos muy excepcionales) una defensa sobre el fondo del asunto, es
decir que no hay contestación de demanda. Luego tampoco hay excepciones en el sentido
del proceso de conocimiento, es decir las llamadas “excepciones previas", cuando su
contenido es de defensa o de excepción en el sentido propio.

El título ejecutivo es revisado tres veces. La primera y la última Vez lo hace el juez de
oficio al despachar la ejecución y al dictar Sentencia. Pero también se permite que el
demandado controle el proceso y se inserte en el mismo para que el título sea revisado
también en función de peticiones propias. Estas peticiones del demandado para que se
revise el título, exclusivamente para establecer si el mismo es hábil para la ejecución -en el
sentido extenso de la palabra habilidad- son llamadas por el Código Procesal: excepciones
del juicio ejecutivo.

Dentro de estas llamadas excepciones, existen también revisiones sobre la procedibilidad


del juicio, es decir falta de presupuestos procesales, que se oponen como impedimentos
procesales.

Como el juicio ejecutivo se desarrolla desde la demanda ejecutiva hasta la sentencia de


modo directo, sentencia que viene a darle al título la fuerza ejecutiva de la jurisdicción, la
inserción de excepciones significa la introducción de un incidente. Este incidente, es
susceptible de caducar, pero no en todos los supuestos.

En primer lugar debemos considerar la situación de los presupuestos procesales, propuestos


como impedimentos, que siguen el mismo destino que sus similares del proceso de
conocimiento (v. Punto 3.3.4.3.).

En cuanto a las restantes excepciones no se admitirá la caducidad cuando de auto surja, de


modo evidente, la causa de inhabilidad del título (vgr. inhabilidad de título por
transposición de personas; cosa juzgada por identidad dentro del mismo juzgado o
demostrada fehacientemente, etc.). En los demás casos corresponde la caducidad y el juicio
se fallará, dictada ésta, como sino se hubiesen opuesto excepciones. En este proceso, las
excepciones norman un incidente independiente, que sólo cede en la caducidad, cuando
requerido el juez en el examen del título a instancia de la parte, tiene a su disposición, de
modo evidente y demostrado, la falta de habilidad para la procedencia de la vía ejecutiva.
Porque estando probada la "excepción es decir la "inhabilidad" de título, sólo cabe la
sentencia que rechaza la demanda.

3.3.4.5. Nulidad de la ejecución

En el Código Procesal nacional se prevé la nulidad de la ejecución por vía de excepción o


de incidente (art. 542) cuando: 1) No se hubiese hecho la intimación de pago, siempre que
en el acto de pedir la declaración de nulidad, el ejecutado depositara la suma fijada en el
mandamiento u opusiera excepciones; 2) Cuando no se hubieran cumplido las normas para
la preparación de la vía ejecutiva, siempre que el ejecutado desconozca la obligación,
niegue la autenticidad de la firma, el carácter de locatario, el cumplimiento de la condición
o prestación.
En este caso en el incidente se presentan las siguientes situaciones:

A) Si el ejecutado deposita la suma del mandamiento, nos encontramos ante un


allanamiento a la pretensión ejecutiva, debiendo discutirse el problema de la imposición de
costas (art. 539, CPCCN). Como la causa ha terminado y el tema de discusión es accesorio,
no cabe la caducidad.

B) Si hubiese opuesto excepciones se seguirán las reglas que hemos mencionado


precedentemente, pero además el incidente de nulidad deberá resolverse y sobre él podrá
caer la caducidad.

C) En el caso de incumplimiento de las normas establecidas para la preparación de la vía


ejecutiva, pesa la carga de su prueba sobre el ejecutado y el incidente puede caducar, salvo
que el incumplimiento apareciera evidente y fehacientemente comprobado, en cuyo caso la
causa quedará para resolución del juez y no habrá ya caducidad. Ahora bien, una vez que el
incidentista ha vencido, lo que hace es retrotraer la situación al momento de la preparación
de la vía ejecutiva sobre cuya suerte ya hemos hablado en el punto 3.3.3.1. y a él nos
remitimos.

3.3.4.6. Excepciones en la ejecución de sentencia

Nos encontramos ahora en el supuesto de que se planteen excepciones en el proceso de


ejecución de sentencia En este caso debemos tener presente el artículo 507 del CPCCN que
establece que las excepciones deberán fundarse en todos los casos en hechos posteriores a
la sentencia o laudo y se probaran por las constancias del juicio o por documentos
emanados del ejecutante que se acompañarán al deducirlas, con excepción de todo otro
medio de prueba. Ahora bien, estas excepciones (falsedad de la ejecutoria, prescripción de
la ejecutoria, pago, quita, espera o remisión), son excluyentes, forman un incidente
contencioso y salvo el caso de que la falsedad de la ejecutoria, o cualesquiera de los medios
extintivos estuviesen fehaciente y evidentemente probados, la caducidad prosperará en el
plazo de tres meses. La jurisprudencia ha dicho: Si durante el trámite de la ejecución de
sentencia se plantea una cuestión contenciosa mediante la oposición de excepciones,
procede la caducidad de la instancia respecto de esa cuestión.

3.3.5. El plazo en el incidente de caducidad

La reforma de la ley 22.434 estableció en el inciso 4º del artículo 310, que la caducidad de
instancia se produce por el transcurso “De un mes, en el incidente de caducidad de
instancia". Esto concuerda con el sentido que tiene este incidente, que es el de evitar la
arbitraria paralización del proceso y fundamenta el desarrollo y la mejor administración de
justicia. Pero a la vez el mismo incidente, que es típicamente suspensivo del procedimiento,
tiene que tener lógicamente una actividad pronta, consecuente con ese fin perseguido,
especialmente por este incidente.
Con esta norma se resuelve un problema doble, primero si perime o no el incidente de
perención, segundo la cuestión del plazo en el cual puede perimir. La jurisprudencia
anterior a la reforma esta ha dividida entre quienes aceptaban la perención que eran
mayoría y los que lo negaban. Pero debe tenerse en cuenta un aspecto fundamental que ha
hecho resaltar la jurisprudencia negativa, y es que, habiendo perimido el incidente de
perención éste no ha purgado la perención del principal, que puede ser declarada
nuevamente porque al perimir el incidente, la situación procesal se retrotrajo a la existente
al momento en que se opuso por primera vez la caducidad.

En cuanto al problema del plazo que sólo se ha solucionado en el orden nacional y en los
códigos provinciales que, como el de Chubut siguen la ley 22.434, lo examinaremos en el
punto siguiente, pues es común a todos los incidentes

3.3.6. Los incidentes en la provincia de Buenos Aires y en las que han


seguido a la ley 17.454

Como los códigos procesales de la provincia de Buenos Aires y los que siguieron la ley
17.454 no contienen una norma específica para los incidentes en general, ni tampoco para
el de caducidad de instancia, en este aspecto recobran vigencia las palabras de Saggrese y
Pérez Cortés, quienes dieron una explicación certera sencilla y completa, que me permito
repetir: “Respecto de los incidentes se dan sin embargo, dos posibilidades o se les aplica el
plazo de caducidad de los autos principales (así, un incidente de un juicio ordinario tendrá
el de seis meses y los de uno sumario o sumarísimo el menor de tres meses), o se interpreta
que a todos los incidentes por ser contiendas de jerarquía necesariamente inferior que la
principal les es aplicable el plazo más reducido. La cuestión, reiteramos, 110 podía
plantearse antes por la existencia de un plazo único pero aparece en la actualidad Pensamos
que razones de economía y celeridad marcadas reiteradas veces por el nuevo ordenamiento
procesal impondrían pata los incidentes el plazo menor, pero los textos legales resisten esa
interpretación Por un lado, el recordado artículo 316 establece, como principio que la
caducidad en primera instancia se opera a los seis meses y las únicas excepciones son las
que indica su inciso 2º (2º y 3º) en el caso de la provincia de Buenos Aires)… y por otro el
codificador preservo la denominación de sumarios exclusivamente para los procesos
indicados en el artículo 320 limitando considerablemente el concepto que de ese tipo de
contiendas se tenía en doctrina. En suma, aunque quizás la solución contraria hubiese sido
más conveniente, a la luz del articulo del Código, el plazo de caducidad de la instancia… en
los incidentes el que corresponda a la acción principal.

Sin embargo, no debe pensarse que este sistema sea un error en sí mismo. El hecho de que
los incidentes (que son accesorios), se acomoden al plazo del proceso principal (en lo que
hace a la caducidad de instancia), tiene Fundamento en el artículo 187 de la ley 17.454 (no
reformada en este aspecto por la ley 22.434), que dice: "En los procesos sumario y
sumarísimo, regirán los plazos que fije el juez (para los incidentes), quién asimismo
adoptará de oficio las medidas adecuadas para que el incidente no desnaturalice el proceso
principal".

Por último, debemos decir que el incidente de caducidad de instancia, en estos sistemas,
sigue los mismos principios que los incidentes en general, acomodando su plazo al del
proceso al cual sirve.

3.4. La caducidad de instancia y el plazo de prescripción

Dispone el artículo 310, inciso 3º del CPCCN y sus concordantes provinciales, que la
caducidad de instancia se produce "en el (plazo) que se opere la prescripción de la acción,
si fuere menor a los indicados precedentemente". Es decir menor que tres meses o seis
meses. Esta norma es extraordinaria, poco práctica y exorbitante. Confunde dos
instituciones (v. punto 1.2.1. a) y b)), que no tienen prescripción en el proceso, cuando la
promoción de la demanda la intercepta (art. 3986, Cód. Civ,).

En la práctica, además de los casos previstos por los artículos 4041/43 del Código Civil, se
admite que la caducidad se rige por el término abreviado contractualmente. Pero se han
establecido importantes limitaciones como, por ejemplo, si lo que se ha estipulado es un
término de caducidad y no de perención no se aplica al proceso o si el término de
prescripción ha quedado suspendido por alguna causa (vgr. haber sido internado el actor
con diagnóstico de alienación mental), en cuyo caso no procede declarar la perención de
instancia.

CAPITULO IV
El COMPUTO DEL PLAZO EN LA CADUCIDAD

4.1. Comienzo de la instancia. Diversas teorías

A) Comienzo de la instancia. Cuando hablamos de instancia debemos entender que el


comienzo de la misma no se produce siempre con el acto inicial, de los cuales la demanda
es su paradigma Distinguimos (V 1.3.) la instancia en si misma que corre desde el acto
inicial a la notificación de la sentencia de la instancia a los fines de la caducidad, que es un
concepto mas restringido. Esta diferenciación se realiza durante todo el proceso pero cobra
especial importancia en ciertos actos corno resulta ser el de iniciación.

B) Distintas posiciones. Se pueden distinguir por lo menos cuatro posiciones con relación
al comienzo de la instancia.

1) La primera establece que la instancia comienza con la mera presentación de la demanda.


Es la tesis tradicional, porque antes, y ahora la ley 22.434, no impone la notificación para
que comience a correr el plazo.

2) La segunda posición, no aparece tan clara, porque resulta de una confusión conceptual
recogida por el artículo 310 del CPCCN, al que ya hemos aludido y que dice en su último
párrafo “La instancia se abre con la promoción de la demanda aunque no hubiere sido
notificada la resolución que dispone su traslado". El artículo produce un doble discurso que
recogió la jurisprudencia imperante y que hemos expuesto en el punto 1.3. al cementar esta
norma. En este sentido Payá y Carrero dicen que la apertura de la instancia que pone en
marcha la jurisdicción se produce con la interposición de la demanda y su acogimiento por
el tribunal".

3) La tercera tesis pretende que la instancia queda expedita desde la contestación de la


demanda. Esta concepción viene de una errada apreciación de De la Colina, que confundió
la palabra juicio y controversia, aspectos hoy totalmente superados, en los que se había
llegado a decir que la instancia comenzaba con la intimación de pago lo que luego fue
categóricamente rechazado.

4) La última posición indica que la instancia se inicia con la notificación de la demanda, es


una variante de la anterior. Propiamente es la notificación de la demanda la que produce la
traba de la litis La doctrina antigua consideraba que la traba de la litis se producía con la
contestación de la demanda, lo que dio lugar a que los partidarios de la tesis anterior
entendieran que al decir que la instancia se producía con la notificación de la demanda,
estaban diciendo en realidad que la instancia se produce con la traba de la litis, creando así
una confusión notable en los conceptos. Esta doctrina tuvo principio en una interpretación
de las Partidas y la doctrina del cuasicontrato de litiscontestario.

4.1.1. Nuestra posición

Creo que la jurisprudencia de la ley 17.454 que entiende que la instancia se abre con la
promoción de la demanda, repitiendo el criterio de la ley 14.191, es errónea, en razón de las
normas existentes que deben interpretarse como un todo armónico. Si una demanda está
presentada en regla, hasta el momento de la resolución de traslado, el único que puede
decretar la caducidad es el tribunal de oficio, ya que la otra parte a la que no se le ha dado
traslado, no puede presentarse. Así planteada la cuestión, si el tribunal va a dictar una
resolución, la que debe dictar es la de traslado y no la de caducidad. De este modo una vez
presentada la demanda, de acuerdo con el artículo 313 sólo cabe la actuación del tribunal y
la caducidad no puede decretarse.

Transferir a la parre la carga de instar esta primera resolución, de modo permanente y


reiterado, para no caer en caducidad es absurdo y pudiera ser un elemento para que los
tribunales, en lugar de cumplir su función, pudieran usar este expediente para sacarse
procesos de encima. Téngase en cuenta que el juicio sumario tiene un plazo de tres meses.
De modo que dejar pasar ese lapso sin una intención temeraria o maliciosa, no es tan
improbable.

Pero, si bien esa situación se da con la demanda debidamente presentada si una petición
sólo requiere traslado, la cuestión no puede plantearse del mismo modo. Por ello hay que
contemplar los diversos casos que pueden presentarse.

A) Si se dicta la resolución de traslado, el plazo no puede contarse desde la demanda, ya


que esa resolución, por ser impulsaría, hace que el plazo comience a correr nuevamente
desde ésta (art. 311. CPCCN).
B) Ahora, si la demanda es rechazada in limine, la misma cae mucho antes de la caducidad,
ya que se extingue si no se apela dentro de los cinco días, y siempre que fuese apelable
(arts. 337, 1era. parte; 242, 2do. párr., CPCCN).

C) Si se dieta una resolución que requiere que se aclare la competencia (art. 337,2da. parte,
CPCCN), o cualquier acto judicial que no impulse el procedimiento, en estos casos sí
corresponde contar el plazo de caducidad desde la presentación de la demanda. Tal sucede
por ejemplo, cuando se requieren actuaciones administrativas, pues la necesidad de llenar
determinados requisitos o cumplir unos recaudos antes de poder correr traslado de la
demanda, no suspende la apertura de la instancia. En otros casos se produce la retroacción
del plazo hacia la demanda, tal como cuando la actora cumple con la exigencia del juzgado
de acompañar el contrato que la legitima, en cuyo supuesto el plazo se cuenta desde la
presentación de la demanda.

C) Un caso particular lo presenta la cuestión de la tasa de justicia. Se ha dicho tanto que las
actuaciones relativas a la misma son interruptivas, como no interruptivas y aun no
suspensivas. Sin perjuicio de tratar el tema de los apartados pertinentes, es mayoritaria la
jurisprudencia que considera que dichas actuaciones no interrumpen ni suspenden el plazo
de caducidad (v. puntos 5.2.1.9. y 6.5.1.30).

D) También se produce la caducidad desde la demanda, cuando la parre solicita que no se


dé traslado, tal corno sucede cuando la demanda se presenta para interrumpir el plazo de
prescripción, o cuando dándose el traslado, el mismo no se hace efectivo por la misma
razón. Ello es así, porque de lo contrario, se estaría decretando "la muerte del instituto de
prescripción". Bastaría con presentar una demanda al tribunal para transformar -por arte
birlibirloque- un derecho prescriptible en imprescriptible o en prescriptible a voluntad del
actor.

E) Del mismo modo la instancia comienza con la demanda en el juicio ejecutivo. Además
de lo expresado respecto de la contenciosidad en el 3.3.3.6.A), y lo manifestado al respecto
en el punto anterior, encontramos la jurisprudencia concordante al respecto Pero no puede
ignorarse que a la demanda ejecutiva se le aplican los mismos principios dados
precedentemente para la de conocimiento

F) El criterio es aplicable tanto a la demanda principal como incidental, excepcionante o


reconvencional ordinaria v ejecutiva. Y se extiende a actos iniciales de procesos que no son
necesariamente demandas, tal como el proceso de demencia si el mismo no se considera
contencioso.

G) Así, podemos concluir que no puede darse una regla único y uniforme para considerar el
comienzo de la instancia, y que cada caso debe examinarse, dentro de reglas generales
comprensivas de un espectro más amplio, como el que hemos mostrado.

4.2. Fin de la primera instancia


No cabe duda de que dictada la sentencia concluye la instancia. Ahora bien, la situación
presenta dos extremos que es necesario considerar: 1) ¿Qué pasa luego de la sentencia y
antes de su notificación? 2) Si antes de la sentencia ya la instancia sujeta a caducidad ha
fenecido.

4.2.1. Sentencia no notificada en proceso plenario de conocimiento

El primer tema que nos ocupa es el plenario de la Cámara de Paz de la Capital, que dice que
procede la perención de instancia mediando sentencia inapelable no notificada. Este
concepto fue seguido, no sólo respecto de la sentencia inapelable, sino también de aquélla
apelable, por numerosa jurisprudencia aunque la CSJN había distinguido la caducidad de la
instancia en el juicio y la caducidad del juicio mismo entendido como una unidad procesal,
por lo cual “agotada la primera o única instancia con el acto procesal de la sentencia que le
pone término y hace cesar la jurisdicción (sic, léase actividad jurisdiccional) del juez o
tribunal que la dictó, habrían desaparecido a su respecto los motivos determinantes de la
perención". Este criterio se vio reforzado con la sanción de la ley 17.454. Efectivamente,
desde la sanción del CPCCN, por su artículo 485, que establece que la sentencia se notifica
de oficio, ha dejado de ser aplicable la orientación jurisprudencial que establecía que,
mientras que la sentencia de primera instancia no se encontrase notificada, el curso de la
perención no se suspende. No obstante que ésta es la solución correcta y concordante con el
sentido de la perención, no toda la jurisprudencia la admitió. La misma Sala F, con
posterioridad, estableció lo contrario respecto de la sentencia no notificada, pues la
instancia termina cuando el pronunciamiento llega a efectivo conocimiento de las partes.

4.2.1.1. Códigos provinciales. Jurisprudencia de Santa Fe y Rosario

Naturalmente que esta cuestión depende en mucho de lo que dispongan las leyes procesales
provinciales, que veremos con detenimiento en el último capítulo. Sin perjuicio de ello, a
modo de ejemplo podemos ver que en Santa Fe, conforme al artículo 236 de su Código de
Procedimientos, se ha declarado que "en nuestra legislación la instancia concluye con la
notificación de la respectiva sentencia", y no con su mero dictado.

4.2.2. Otros procesos

Pero qué sucede en los procesos que no son plenarios o de conocimiento, específicamente
con los ejecutivos y los incidentes. Loutayf Ranea y Ovejero López, siguiendo alguna
jurisprudencia federal entienden que los incidentes no están alcanzados por la norma del
485 citado. Veamos los casos:

4.2.3. Sentencia no notificada en el juicio ejecutivo y en los casos de


incidentes

A) En el caso del juicio ejecutivo se ha declarado que el mismo no caduca con sentencia
firme, también que es firme aquella que se dicta cuando el ejecutado no ha opuesto
excepciones, ya que la misma no es apelable. Pero no se resuelve qué pasa cuando se han
opuesto excepciones, donde la instancia puede seguir a través de un recurso. Creo que es
aplicable la caducidad a este especial caso, ya que la ley no ordena notificar de oficio la
sentencia, especialmente por lo resuelto con relación a los incidentes.

B) En los citados incidentes se ha decidido que no tratándose del principal, para el cual rige
el artículo 313, inciso 4º (ley 22.434), la posibilidad de articular la caducidad de instancia
no cesa con la resolución que pone fin al incidente, sino con la notificación de dicho
pronunciamiento.

4.2.4. Finalización de la posibilidad de caducar la instancia antes de la


sentencia

Ciertamente que el artículo 313, inciso 4º especialmente agregado por la reforma de la ley
22.434 al decir que no se produce la caducidad de instancia sise hubiere llamado autos para
sentencia (v. 2.5.), quiere decir que en este caso, la instancia susceptible de caducar finaliza
antes de la misma sentencia.

Por supuesto que la situación planteada es sólo aplicable a los procesos de conocimiento en
los que hay llamamiento de autos, pero, al igual que en caso anterior, nos queda la situación
del ejecutivo y de los incidentes.

4.2.4.1. Juicio ejecutivo

Ya hemos visto que si no se han opuesto excepciones, la instancia fenece al vencer el plazo
de traslado, pues cabe entonces sólo la actividad oficiosa y la sentencia no es apelable. Si
hubiese habido excepciones, debemos distinguir si ellas son depuro derecho, se basan en
constancias del expediente, o sobre las mismas no se ha producido prueba, que llamaremos
caso I, cuando se ha producido prueba, que llamaremos caso II.

A) En el caso 1, el juez pronunciará sentencia dentro de los diez días, contados de distinto
modo que ahora no interesa (art. 548), de modo que no hay caducidad porque la cuestión
cae dentro de lo preceptuado por el artículo 313, inciso 3.

B) En el caso II, producida la prueba se declarará clausurado el período correspondiente


(art. 550. CPCCN). Desde dicha declaración no habrá más caducidad hasta el dictado de la
sentencia en remate, reactivándose una vez dictada ésta, basta su notificación. Pero hasta el
momento en que se declara clausurado el período de prueba, puede decretarse la caducidad.

4.2.4.2. Incidentes

En el caso de los incidentes, debe tenerse presente que el traslado dictado lo es en calidad
de autos (art. 150, CPCCN), lo que enerva la posibilidad de pedir caducidad en las causas
de puro derecho. Esto es así, además, por imperio del artículo 185, que dice: “Contestado el
traslado o vencido el plazo, si ninguna de las partes hubiese ofrecido prueba o no se
ordenase de oficio, o recibida la prueba, en su caso, el juez, sin más trámite, dictará
resolución", lo que hace aplicable el artículo 313, inciso 3º; por lo que tampoco hay
caducidad luego de la prueba, sin perjuicio de lo ya dicho respecto a la falta de notificación
de la sentencia en estos procedimientos.

4.3. La caducidad de instancia en los modos anormales de terminar el


proceso.

Hemos visto el momento inicial y final para que la caducidad opere, en distintos tipos de
procesos. Referido al momento final hemos examinado la sentencia y sus efectos sobre la
instancia sujeta a caducidad. Nos toca ahora examinar cuatro modos distintos de la
sentencia, llamados modos anormales. Son ellos: el desistimiento, la conciliación, la
transacción y el allanamiento. Dejaremos el quinto medio, la propia caducidad de la
instancia, pues a la misma nos referimos en todo el trabajo y se trata de un incidente con un
plazo menor de caducidad, de modo que se inscribe en el capítulo de los incidentes.

A) El desistimiento. Se ha dicho que si se ha desistido del proceso, esto es se ha abdicado al


mismo, acto que sólo puede cumplir el actor, mal puede pretender su contraparte una
declaración que tuviera por perimida la instancia, declaración que requeriría, como
presupuesto, que la instancia se encontrase abierta, Y se ha considerado que tanto el acto de
desistimiento del juicio, como el de desistimiento de la acción (sic por proceso), contra uno
de los codemandados no notificado (o aunque hubiera uno solo) interrumpen la perención.

Aunque se ha entendido que no interrumpe el curso de la perención el desistimiento del


proceso no notificado y la posterior retractación aceptada por el juzgado.

La jurisprudencia cordobesa es aplicable en su generalidad pero no nos dice nada


específico. La nacional no es suficientemente clara si no se recuerda cuál es el sistema de
desistimiento, que no debe confundirse con desistimiento de actos del proceso como los
probatorios. Por eso distinguiremos a continuación:

A)a. Desistimiento del derecho; Como resulta ser una abdicación del derecho, lo puede
realizar la parte en cualquier momento (art. 305, CPCCN), pero como puede revocarse
antes de que el juez se pronuncie (art. 307), entre el acto de desistimiento y la resolución
puede pedirse la caducidad de la instancia. Aunque este hecho pareciera exorbitante, ya que
la persona que desiste aparentemente no va a peticionar en contra del demandado lo que ya
abdicó, como aquél tiene la posibilidad de reactivar el proceso en cualquier momento antes
de la sentencia por renuncia del desistimiento, su actitud podría ser un medio para evitar la
perención. Por otra parte podría suceder que el desistimiento no fuese admisible. Por
supuesto que la contraria, además de la caducidad de la instancia, puede pedir que el juez
resuelva definitivamente sobre el desistimiento.

A)b. Desistimiento del proceso: Conocido también como desistimiento de la acción. Si se


realiza antes de la notificación carece de relevancia declarar la caducidad, ya que el único
que puede declararla es el juez, y la resolución que debe dictar es la de desistimiento que
resulta ser lo mismo. Pero si al dictar la resolución, ante el pedido de desistimiento, lo
rechaza, puede en el mismo acto declarar la caducidad.

A)c. En el desistimiento del proceso durante el juicio se requiere la conformidad de la


contraria (art. 305, 2da. parte) y, como prestada ésta el desistimiento no es revocable (art.
307), la caducidad no puede ser pedida por el mismo que la consintió, y además porque el
único acto posterior es el del juzgador, que si rechazare el desistimiento (por cualquier
causa), podría también, en ese mismo acto declarar la caducidad. Claro que si el
desistimiento es rechazado y el juez no dicta la caducidad renace el derecho de la parte a
pedirla.

B) La conciliación. En el caso de la conciliación hay que hacer unas previas aclaraciones,


pues la confusión de este instituto con la transacción es corriente. La conciliación es el
avenimiento al que llegan las partes del juicio respecto de la pretensión a instancia de la ley
o del magistrado y con la activa participación del juez. Eso por un lado. Por otro se supone
que nos referimos a la conciliación llevada a cabo, que no es susceptible de caducidad,
porque la instancia se agotó con el acuerdo conciliatorio, y el plazo de la perención ya no
corre tampoco en virtud de que ninguno de los interesados está habilitado para actuar en el
proceso. Por supuesto que la actuación oficiosa del juez llamando a una audiencia de
conciliación interrumpe el plazo de caducidad de modo que si se arriba a la conciliación,
desde dicha resolución el proceso está paralizado en este aspecto. El mismo efecto tiene el
pedido consentido por la contraria de una audiencia de conciliación, pero no con los actos
individuales o no referidos expresamente a la pretensión para la que la instancia está
corriendo.

C) La transacción. Terminado el juicio por transacción, la perención de instancia es


improcedente. El caso supone que la transacción ya está homologada, pero pueden
presentarse varias situaciones:

C)a. Situación desde el acuerdo transaccional: La transacción sobre derechos litigiosos, que
son los que ahora nos interesan, no pueden hacerse válidamente si no presentándola al juez
de la causa firmada por los interesados. Antes de que las partes se presenten al juez
exponiendo la transacción que hubiesen hecho, o antes de acompañada la escritura en que
ella conste la transacción no se tendrá por concluida y los interesados podrán desistir de ella
(art. 838, Cód. Civ.). En este período se puede pedir la caducidad de instancia.

C)b. Presentación de la transacción ante el juzgado: Una vez presentada la transacción la


misma no puede ser desistida y el juzgado no puede declarar la caducidad, porque le
corresponde resolver la cuestión.

C)c. Si el juez dicta sentencia homologando a transacción, la misma cobra efecto de cosa
juzgada y la caducidad no puede pedirse. Si la rechaza, porque la cuestión por ejemplo no
es susceptible de transacción (vgr. cosa fuera del comercio porque requiere una
autorización previa), entonces renace el plazo que sólo se ha suspendido.

C)d. Sin embargo, la jurisprudencia es unánime, prácticamente en que la perención es


improcedente si se ha puesto fin al proceso por convenio de partes.

D) Allanamiento. El allanamiento es el sometimiento del de mandado a las pretensiones del


actor. No interesa al respecto si aquel está de acuerdo con los hechos o el derecho, ya que
aquí abdica de defenderse y otorga vía libre para el progreso de la pretensión contraria.
Aunque parezca extraño en estos casos procede la caducidad de instancia. Incluso se ha
admitido la legitimación del allanado, lo cual me parece absurdo, pues contraría la doctrina
de los propios actos. El allanamiento ha colocado la causa en situación de dictar sentencia,
luego deberá dictarse una sentencia de mérito o una interlocutoria, según que el
allanamiento fuese sin cumplimiento o con cumplimiento simultáneo de la pretensión
reclamada, respectivamente (art. 307, CPCCN). Luego la situación del allanamiento debe
seguir los mismos caminos que ha seguido el concepto del proceso respecto de la sentencia.

D)a. Reconocimiento de la obligación: Paralelo al allanamiento aunque con otra extensión,


la jurisprudencia ha considerado que el reconocimiento de la obligación finaliza el juicio y
no corresponde dictar la caducidad de la instancia, especialmente en las ejecuciones. El
reconocimiento de la obligación es una institución de derecho sustancial y además elimina
el contradictorio, en cambio el allanamiento puede no ser admitido por afectar el orden
público.

4.4. Comienzo y fin de la segunda instancia. La actuación ante tribunales


superiores

Ya hemos visto en el punto 3.3.1. la oportunidad del comienzo de la segunda instancia en


los distintos recursos de segunda instancia y ante otros tribunales superiores. Nos queda por
examinar cuándo esa instancia termina y las contingencias interniedia5 de la misma.

A) Fin de la instancia de apelación. La instancia de apelación finaliza cuando las


actividades de las partes en la alzada se encuentran concluidas y cabe la actividad del
tribunal solamente. En puridad, en este caso sólo se encuentra comprometido el recurso
libre (art. 259, y sigs.). Como la Sentencia de Cámara se notifica de oficio la caducidad se
opera con el llamado de autos para sentencia (art. 268, CPCCN).

B) Recurso en relación. El recuso en relación no puede caducar Ya que si no se presenta en


término la apelación o la fundamentación en primera instancia dentro del plazo legal, el
recurso se considera desierto, Pero presentado en forma la fundamentación ya no cabrá
actuación posible a las partes, pues la elevación es una cuestión que corresponde al
juzgado, bajo constancia y responsabilidad del oficial primero (art. 251, CPCCN).

C) Omisión de elevar el expediente. No obstante la clara norma del artículo 25l del
CPCCN, en concordancia con el artículo 313, inciso 3º, la jurisprudencia no es unánime
sobre la materia.

C)a. La más correcta se orienta en el sentido de que la caducidad no puede decretarse en


esta situación, lo que es evidentemente adecuado y conforme con la hermenéutica procesal,
aunque resulta ser minoritaria. La mejor explicación la ha dado la SCBA: Si habiéndose
concedido el recurso de apelación, el expediente se paraliza porque el juez, el secretario o
el oficial primero, no cumple con la actividad que la ley le impone, de aceptar la caducidad
nos hallaremos ante una declinación y transferencia inadmisible de responsabilidades. La
parte no puede ser responsabilizada y perjudicarse irreparablemente con el simple
argumento de que debió suplir la inactividad del responsable directo.

C)b. La posición contraria transita desde el argumento de que como no es actividad del
magistrado elevar el expediente, sino del secretario se puede declarar por el primero la
perención; hasta que urgir el procedimiento es deber de las partes aun en este caso; o que
no se trata del caso del artículo 313, inciso 3º.

C)c. Hay por lo menos una tercera posición que considera la situación de hecho particular
del caso, sobre la base de que es deber de las partes realizar las diligencias necesarias para
poner el expediente en condiciones de ser elevado a la Cámara, de modo que no hay
perención cuando el expediente se ha perdido y hay que reconstruirlo, o cuando por
cualquier otra causa el apelante se encuentra imposibilidades de activar el trámite, o existía
prueba pendiente que impedía elevarlo, pero no entran dentro de estas excepciones los
trámites de sustitución de embargo, por que no hacen recurso en sí.

C)d. A la inversa, se libera el oficial primero de la carga del artículo 215, CPCCN, cuando
éste no estuvo en condiciones de elevar inmediatamente los autos, en razón de algún
trámite del expediente que lo sacó del curso de la apelación de modo momentáneo, porque
de lo contrario se impondría a este funcionario la obligación de revisar todos los días el
estado de todos los expedientes. Especialmente se considera esta situación cuando el
expediente no se eleva con motivo de faltar notificaciones a alguna de a las partes o
intervinientes procesales.

C)e. Por último se ha declarado que la segunda instancia del juicio sucesorio es también
objeto de caducidad, la que no se incompatible con el artículo 313, inciso 2º.

4.5. Cómputo. Días inhábiles

El artículo 311 del CPCCN, en la última parte de su primer párrafo, establece que en le
caducidad de la instancia los plazos “…correrán durante los días inhábiles salvo los que
correspondan a las ferias judiciales”. El cómputo de la caducidad de instancia, único que en
el Código Procesal (dentro del proceso) corre por días inhábiles, fue mejorado por la
reforma de la ley 22.434 al excluir las ferias judiciales. Este criterio, que ya había triunfado
en la jurisprudencia (aunque en la provincia de Buenos Aires no surgió sino después de
serias disputas). En la actualidad, en el orden nacional, por virtud de la reforma, el criterio
es unánime, y se entendió que la norma tuvo vigencia aun para la relación procesal que
tuvo consumo jurídico durante la vigencia del ordenamiento anterior. El sistema del conteo
de los días corresponde al del Código Civil, art. 23/29. En el cómputo de los días inhábiles
incluye los feriados extraordinarios dispuestos por los tribunales superiores.
El cómputo por días inhábiles se justicia, pues dada la extensión de los plazos, que en
algunas provincias alcanzan el año, en principio, los días inhábiles no tienen incidencia en
el lapso total. En consecuencia no estoy de acuerdo con la jurisprudencia que descuenta del
período de caducidad, los asuetos decretados por la Corte Suprema, que son esencialmente
breves, y en muchos casos sólo afectan un determinado juzgado o un grupo de ellos
(mudanzas, refacciones), o con motivo de los paros del personal, a menos que ellos asuman
una característica y una extensión inusitada. Ello no impide la solución que se da en el
punto siguiente para el caso de que el vencimiento caiga en el plazo de gracia.

4.5.1. Plazo de gracia y supuestos análogos

Una cuestión interesante es determinar cuándo finaliza el período hábil para la impulsión
del proceso y si el plazo de gracia de las dos primeras horas del día siguiente al
vencimiento, previsto en el artículo 124, CPCCN y la generalidad de los códigos
provinciales, se aplica en este caso, de modo que vencido el plazo un determinado día,
pueda presentarse el escrito impulsorio, dentro de las dos primeras horas del día siguiente.
El plazo para el cómputo de la caducidad de instancia se cuenta desde la medianoche de la
última petición o resolución o actuación del tribunal que tenga por efecto impulsar el
procedimiento (art. 311. CPCCN y arts. 24 y 25, Cód. Civ.). Se ha dicho que el acuse de
caducidad dentro de las dos primeras horas mencionadas, no es extemporáneo. Esto es así,
pues si el plazo comienza a la medianoche, finaliza a la medianoche del último día,
oportunidad en que el tribunal está cerrado, por lo que se hace aplicable el artículo 124
mencionado. De modo que un escrito presentado dentro de las dos primeras horas del día
siguiente, que impulsa el procedimiento tienen efecto interruptivo, ya que este escrito se
entiende entregado el día anterior a su presentación. Así que, el acuse de caducidad en ese
mismo plazo es extemporáneo, sin, perjuicio de que se consolide si su presentación no es
enervada por otro escrito impulsorio contemporáneo. Esta interpretación tiene lugar por el
carácter dual del plazo de gracia, cuya vigencia depende del ejercicio del derecho durante
su término, y porque la jurisprudencia ha interpretado, en general, que la interrupción o la
suspensión de la caducidad de instancia, se produce siempre que quien la alegue tenga un
interés subsistente. La admisión del plazo de gracia es mayoritaria. En cambio, en Santa Fe,
con apoyo de su artículo 232 del Código Procesal, se estima que el plazo de gracia no es
procedente.

Además deben tenerse presente dos aspectos: 1) Si el curso de la perención cae dentro de
un día feriado o inhábil (sea una inhabilidad particular decretada verbigracia por la Corte
Suprema, o dentro de las ferias en los territorios donde dicha fecha no interrumpe ni
suspende el plazo), el no admitir el plazo de gracia para realizar un acto impulsorio hábil,
llevaría al absurdo de retrotraer dicho plazo al último día hábil antes del vencimiento, con
lo cual se estaría en contra del término legal expresamente establecido y del principio
restrictivo de aplicación (v. 1.5.F).

2) Distinto es el supuesto que se presenta durante el curso del período probatorio, y aun
fuera del trismo, respecto de audiencias o pruebas que lo exceden legítimamente. En este
caso si hay una audiencia pendiente tampoco cabe la caducidad, cualquiera sea el término
por el cual el expediente haya estado sin movimiento (excepto los incidentes o actos
particulares independientes que ya hemos examinado). Lo que se podría atacar,
eventualmente, es el medio probatorio en su producción y no la instancia. De modo que
tiene poca importancia considerar si la audiencia se celebra dentro del plazo de gracia o
mucho después de vencido el plazo de la caducidad. La perención no entrará en curso, pues
se entiende que la misma está suspendida.

Por último, alguna jurisprudencia ha entendido que el acto impulsorio coincidente con el
acuse de caducidad es válido como impulso, aunque tal argumento ha sido rebatido. Por
supuesto que no se trata del acuse en el mismo día del vencimiento del plazo, ya que este
último resulta prematuro.

4.6. Cómputo del plazo durante el curso del proceso

El artículo 311, primera parte dice "Los plazos señalados en el artículo anterior
(refiriéndose al 310 que ya hemos examinado) se computarán desde la fecha de la última
petición de las partes, o resolución o actuación del juez, secretario u oficial primero que
tenga por efecto impulsar el procedimiento…" De lo expresado se entiende que la última
petición, o resolución o actuación significan la falta posterior de un acto de impulsión
(sobre impulso v. 1.7.).

Pero "computar desde la última petición" puede producir confusión. Cómo debe entenderse
el comienzo de dicho cómputo. Este tema plantea tres cuestiones: 1) habiendo diversos
tipos de actos que engloban una situación, cuál de ellos es el último; 2) cuál es el día de
comienzo del plazo para computar la caducidad; 3) cuál es el día de vencimiento.

A) Comienzo del plazo de caducidad. Al repetir los conceptos del artículo 311, que liemos
mencionado, la jurisprudencia ha dicho que el acto a que se refiere dicha norma no requiere
para completarse y comenzar sus efectos la notificación, la firmeza o el vencimiento del
plazo de traslado.

Esta unanimidad se ve rota solamente en la provincia de Santa Fe, donde tienen


trascendencia los actos necesarios para que el plazo durante el cual se mantendrá abierta la
causa comience a correr, para lo cual es necesaria la notificación del decreto a ambas
partes, por la distinta definición que dan las normas al respecto, según veremos
oportunamente. También algunos fallos aislados, en situaciones particulares han requerido
la notificación para comenzar a contar el término, ya sea porque debía notificare el "por
devueltos", estando pendiente la apertura a prueba 65, o cuando se ordena notificar los
autos que vienen de la justicia de instrucción mientras tal notificación no se haya realizado.

B) Desde cuándo se cuenta. Hay doctrina y jurisprudencia unánime en el sentido de que los
plazos de perención comienzan a la 0 (cero) hora del día siguiente al acto impulsorio o a las
24 de ese mismo día

C) Hasta cuándo se cuenta. Se entiende que por aplicación de las normas de los artículos 24
y 27 del Código Civil, el plazo vence a la medianoche del día que se cumple, y además por
tratarse de períodos completos de meses, o años en algunas provincias, vencen el mismo día
en que se iniciaron, con independencia de los días que tenga cada mes. Así se inician a las
24 horas del día del último acto (cero hora del día siguiente) por ejemplo día 12 y finalizan
a las 24 horas del mismo día (12 en nuestro caso) del mes que correspond

4.7. Modificación del plazo de caducidad de instancia

La modificación del plazo de la caducidad de fa instancia, abarca dos fenómenos de distinta


naturaleza, fa actividad judicial y la actividad privada, mediante un convenio.

A) Modificación judicial. La modificación judicial del plazo de caducidad de instancia no


es tan hipotética como pueda parecer. En primer lugar se encuentra la actividad judicial,
que por vía de interpretación analógica ha determinado la inclusión, extensión y reducción
de plazos. Esta situación se da en la contradictoria jurisprudencia sobre determinados ítems,
en los cuales algunos tribunales estiman procedente un criterio u otro, como ya hemos
tenido oportunidad de ver. A saber entre otros aplicación o no al juicio de demencia
2.3.1.B); a las medidas cautelares 2.3.1.C); a la reconstrucción de expedientes, 2.3.1.E); a
las diligencias preliminares 2.3.1.F); a la adopción 2.3.2.D); al procesal laboral de la
provincia de Buenos Aires; al caso del juicio ejecutivo antes de la ley 22.434 en la Capita
Federal y actualmente en la provincia de Buenos Aires y demás lugares donde se sigue la
ley 17.454, 3.3.3.; a los casos particulares de incidentes 3.3.4.2. y en especial de las
excepciones 3.3.4.3., etcétera. Pero el caso más evidente lo presentan los supuestos de
suspensión y de interrupción del plazo procesal que examinaremos en los capítulos
siguientes.

B) Modificación convencional. Recordemos que la caducidad de instancia es de


interpretación restrictiva y además nos hallamos ante un proceso dispositivo. La pregunta
es ¿Podernos modificar convencionalmente el plazo de perención? La doctrina no se
encuentra de acuerdo sobre el particular:

B)a. Algunos autores, entre ellos Colombo, ante la norma del artículo 157, 2do. párrafo del
CPCCN. “Las partes podrán acordar la abreviación de un plazo mediante una manifestación
expresa por escrito", entienden que la abreviación es posible. Claro que otros fijan que el
límite mínimo es el de prescripción, pues los ordenamientos procesales así lo establecen.
También el plazo es ampliable por acuerdo de partes, ya que lo pueden suspender, aunque
no anticipadamente como en el caso anterior (art. 311, 2do. párr., CPCCN).

B)b. La concepción antigua ligaba al plazo de Perención con el orden público de modo que
entendían que no podía ser ampliado ni reducido, pero en el caso se trataba de interpretar la
ley 14.191, calculando además que el procedimiento anterior a la ley 17.454 no tenía un
artículo como el 157.

B)c. La relación de los plazos de caducidad con la prescripción es un error conceptual del
que ya hemos hablado en el punto 3.4. Agreguemos que la prescripción, además, se pierde
si no se opone en la primera presentación (art. 3986,Cod Civ.). Aplicar la prescripción
perdida a la caducidad del proceso es incorrecto. La confusión o identificación de ambos
institutos, nace de ideas no bien clarificadas en torno al fundamento, objeto y relaciones del
derecho procesal y el sustancial. Otro aspecto interesante que habría que estudiar es el de
que si tengo una prescripción menor de diez años, al llegar a la sentencia, que acoge la
demanda, la prescripción se transforma en diez para su ejecución, que además no caduca
antes de ese término. Estos ejemplos demuestran que las definiciones de los institutos y su
función han sido establecidas arbitrariamente, fundados en factores históricos no
científicos, repetidos a través del tiempo sin ser debidamente considerados. Icemos dicho
que la caducidad de instancia es una medida eminentemente procesal (1.5.). Ya nos hemos
expresado además en el punto 1.2.1. sobre las diferencias entre caducidad de instancia y
prescripción y a ello nos remitimos. De modo que fijar un plazo menor que el de
prescripción es perfectamente factible.

B)d. Por supuesto la reducción del plazo no afecta el principio de la celeridad y buena
administración de justicia (principio v. 1.5 F). Tampoco queda perjudicada la ampliación
por suspensión del plazo, porque la ley lo autoriza, de manera que parece viable la opinión
actual en el sentido de modificar el plazo. Sobre todo porque la caducidad de instancia no
es de la esencia del proceso y el plazo, si bien perentorio, no es fatal, pudiendo purgarse por
vía de un acto interruptivo aun ocurrido el plazo, que tendrá distinto efecto frente al tribunal
y frente a la contraria por las posibilidades de esta última de enervarlo, como veremos
oportunamente. Pero cualquiera sea el plazo que transcurriera en el proceso, si el acto
impulsorio es admitido, la caducidad no existe.

CAPITULO V
INTERRUPCION Y SUSPENSION DEL PLAZO DE CADUCIDAD DE INSTANCIA

5.1. Concepto y diferencias con la suspensión

Interrumpir significa cortarla Continuidad de una cosa en el lugar o en el tiempo. Al evitar


la continuidad mediante este corte o detención, se canela el tiempo transcurrido, que debe
contarse nuevamente desde el principio. El modo de efectuar la Interrupción consiste en
realizar un acto de impulso procesal apto e idóneo corno hemos visto en el punto 1.7.

Por su parte, suspender, en su segunda acepción es detener o diferir por algún tiempo una
acción o una obra. Significa ello al contrario del Supuesto anterior, que acabada la causal
de suspensión el plazo se reanuda en el lugar donde fue dejado.

Este criterio es el que adopta el derecho para la institución que nos ocupa hoy, y sobre el
mismo coincide la generalidad de la doctrina.

La idea que preside los institutos que considerarnos está ligada a la función de los actos
sobre los que se asientan.

De este modo resulta ser la ley la que da los elementos que corresponden a cada caso.

Como la caducidad se produce sino se "insta" el proceso durante determinado lapso (es
decir, SI no se realiza un acto de impulso procesal, art. 310, CPCCN), resulta ser que
realizado el acto no se produce. La cuestión se completa cuando se establece que los plazos
se contarán desde la última petición de las partes9 o resolución del juez, secretario u oficial
primero que tenga por efecto impulsar el procedimiento (art. 311, 1era. parte). De allí surge
que el acto interruptivo extingue el período anterior al mismo.

La cuestión relacionada con la suspensión se asienta en el orden nacional, en el segundo


párrafo del artículo 311, ya que para el cómputo de los plazos "se descontará" el tiempo en
que el proceso hubiere estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por
disposición del juez, siempre que la reanudación del trámite no quedare supeditada a actos
procesales que deba cumplir la parte a quien incumbe impulsar el procedimiento.

Se ha dicho, con criterio, que son instituciones distintas la "suspensión" y la "interrupción"


de los plazos procesales, con efectos también distintos.

Suspender implica privar temporariamente de efectos a un plazo, interrumpirlo implica


cortar un plazo, haciendo ineficaz el tiempo transcurrido. También, muy agudamente, ha
hecho notar que si bien la costumbre nos hace hablar de actos interruptivos de la perención
o caducidad, en realidad lo que se interrumpe es el plazo.

5.1.1. El concepto en la jurisprudencia y la doctrina

Ya hemos visto extensamente el concepto de interrupción en la jurisprudencia a través del


acto impulsorio (punto 1.7.). Recordemos que dicho acto requiere la conformidad de la
contraria. Veamos ahora la suspensión. Cuando la actividad de la parte no puede ser
legítimamente exigida por estar afectada de una imposibilidad legal o jurídica para formular
actos impulsorios se configura un supuesto de suspensión del curso de la instancia, en el
que no corre el plazo para la perención, pues aun cuando con el intento de exteriorizar una
voluntad interruptiva se realizaran tales actos, los mismos no cumplirían tal finalidad por
cuanto no se mostrarían adecuados o procedentes al estado de la causa, ya que la caducidad
supone el abandono voluntario del proceso, y aquí nos encontramos en la situación
contraria, pues la inactividad no es injustificada.

Se ha dicho también que el término perencional se suspende por aplicación de la doctrina


del artículo 3980 del Código Civil (naturalmente relacionado con la prescripción). Y,
siguiendo en este orden de ideas se ha entendido también que la suspensión no borra el
plazo anterior, ni compromete el tiempo transcurrido, hasta que ella se produce, por
aplicación de los artículos 3983 y 3998 del Código Civil. La asimilación de la interrupción
y suspensión de la caducidad de instancia a la prescripción, también ha ganado la doctrina.

5.1.2. Sujetos que pueden realizar el acto interruptivo

En principio, pueden realizar el acto interruptivo de la perención todos aquellos legitimados


para actuar el proceso y hacerlo avanzar hacia la sentencia por medio del acto de referencia.
Así las partes, el tribunal y en algunos casos terceros incorporados y los auxiliares
interrumpen la caducidad, pero debe tenerse especialmente en cuenta que el impulso
interruptivo se deberá a que el acto realizado sea idóneo para cumplir con el fin de hacer
progresar el procedimiento, careciendo de importancia cual es el sujeto que lo realizó.
Veamos los casos que ha desarrollado la jurisprudencia.

a) En lo que hace a las partes se ha dicho que el artículo 311 del CPCCN no efectúa
ninguna diferencia entre los litigantes para la realización del acto impulsorio, así hubiera
sido el propio acusante el que lo realizó, porque para considerar la paralización del proceso
como elemento para la caducidad de la instancia, dicha paralización debe ser total, en el
sentido de que no debe realizarse ningún acto tendiente a continuar su tramitación. De
modo que en general admitimos entonces que el acto realizado por cualquiera de las partes,
activa el proceso. La carga impulsoria se extiende a la parte representada por el defensor
oficial, ya la parte demandada que opone la excepción de incompetencia. Esta carga
alcanza a los casos de actuación de oficio del tribunal, pues ella no libera a los litigantes de
instar el procedimiento. Por ello, el abandono del trámite no halla justificación en el hecho
de que se haya ordenado citar a un tercero a pedido de la contraria, ya que para la actora
continúa la carga de impulsión, aunque sea citándolo ella misma, ni tampoco encuentra
justificativo en la inactividad del órgano jurisdiccional.

b) Hemos visto que el acto impulsorio puede ser realizado por el tribunal, las demás partes
del órgano jurisdiccional y los auxiliares. La reforma de la ley 22.434, consecuentemente
con lo dispuesto en el artículo 38 del CPCCN, agregó en el artículo 311. primera parte, los
actos del secretario y oficial primero como impulsorios, en atención a que aquellos podían
también dictar algunas providencias simples (que tienden esencialmente al desarrollo del
proceso, art. 160, CPCCN). Pero el obstáculo jurídico que impida la prosecución del
proceso y por ende suspenda el curso de la caducidad de la instancia, debe ser válido y real.
Si el juzgado, por error, dispuso el traslado y notificación de un incidente inexistente, tal
resolución judicial no tiene valor alguno para entenderla como suspensión del plazo de
caducidad ni del procedimiento, cuando la actora, a través de su inactividad, abandonó el
trámite del juicio durante varios meses.

c) El conjunto de estos actos ha sido considerado por la jurisprudencia de modo casuístico.


A su desarrollo nos dedicaremos en los puntos que siguen.
5.1.3. Notificación del acto
Hasta la sanción de la ley 14.191 se requería que el acto interruptivo fuese notificado,
porque así lo pedía expresamente el artículo 1º de la ley anterior 4550, aunque no toda la
jurisprudencia estaba conteste. Desde entonces el requisito fue eliminado, pues la ley
14.191 no lo pidió, y en el Mensaje del Poder Ejecutivo de esta ley se hizo expresa mención
de que tal requisito no era necesario. Ratificando la innecesariedad de la notificación el
artículo 311 del CPCCN declara que el plazo de caducidad se computa desde la última
petición de las partes o resolución o actuación del tribunal, que tuviese por efecto impulsar
el procedimiento Así tampoco fue mencionado en el CPCCN ley 17 454 ni en su reforma
ley 22.434. La jurisprudencia ha seguido este criterio en forma unánime.

5.2. Los distintos supuestos de interrupción. Actos interruptivos y no


interruptivos. Oportunidad. Prueba
La casuística jurisprudencial es enorme. Si bien responde en general a los conceptos que
hemos vertido, la realidad hace que aparezcan situaciones complejas, cuya dilucidación no
se puede establecer en una norma general, sino que tiene que ser el tribunal quien derive de
ella la situación jurídica adecuada.

Para poder realizar una síntesis ordenada se han propuesto diversos sistemas que los autores
sobre la materia han adoptado.

En nuestro caso preferimos dividir la cuestión en cuatro grupos fundamentales: 1) Aquel


que trata las cuestiones generales aplicables normalmente a todo tipo de situaciones; 2) Lo
relativo a los procesos de conocimiento; 3) Lo relativo al juicio ejecutivo; 4) Lo relativo a
las medidas cautelares. Finalizaremos reiterando algunos puntos del llamado contencioso
administrativo. Dentro de cada supuesto se harán las referencias que correspondieren a
otros institutos, pero las reglas generales que gobiernan estos procesos son, por extensión,
aplicables a todos los demás.

Colombo dice que el acto para ser interruptivo tiene que reunir dos tipos de requisitos: debe
ser cumplido en el momento razonablemente esperado, porque con ello se hace el
desarrollo oportuno y progresivo del proceso y a la igualdad de las partes en el mismo; y
por otro lado, el acto debe tender a llevar el proceso hacia la sentencia.

La prueba del casus incumbe a quien la invoca; prueba que debe versar sobre la existencia
del hecho en sí y sobre la concurrencia en él de todos los caracteres propios de aquella
eximente, siendo de recordar que, en caso de duda, debe mantenerse la responsabilidad del
deudor, porque a prueba del supuesto de excepción -que como tal es de interpretación
restrictiva- debe ser plena y concluyente.

5.2.1. Cuestiones generales

5.2.1.1. Actuaciones

Existen diversas actuaciones, de las partes, de terceros o del tribunal realizadas en el


proceso; como también actuaciones extrajudiciales que interrumpen algunas de ellas el
curso de la perención y otras no. Para producir la interrupción las partes deben demostrar
interés jurídico, promoviendo actuaciones idóneas para hacer avanzar el trámite, veamos:

A) De las partes que interrumpen. La citación de evicción, es el trámite iniciado por el que
pretende ser tutor para seguir la acción, La gestión a fin de que se provea de curador a la
demandada. La presentación de la administradora de la sucesión y la notificación para que
la contraria cumpla la sentencia por cédula firmada por su letrado, el pedido de ser tenido
por parte, el pedido que contesta en término el traslado, la reiteración del pedido de
certificación necesaria, el pedido por el cual el actor solicita la rebeldía aunque
posteriormente la misma no sea procedente por vicio de nulidad en la notificación, la
presentación del codemandado rebelde pidiendo ser tenido por parte y constituido el
domicilio, la presentación del rebelde, el pedido por el cual se consiente la competencia del
juzgado si el juez no estaba definitivamente determinado, la nota firmada por el abogado
que tenía por objeto integrar debidamente una petición anterior de la parte a la que
patrocinaba, el criterio en el cual la actora solicita se convoque a las partes a juicio verbal
para concluir la tramitación del expediente.

Son actos interruptivos del plazo de perención de instancia los escritos por medio de los
cuales se integra la demanda, las ampliaciones de demanda o de la prueba ofrecida en el
juicio sumario, aunque aún no se hubiera trabado la litis.

Los pedidos y diligencias tendientes a que se devuelvan los autos en poder de un tercero, la
justificación de personería acompañada del pedido de proveimiento de la demanda, la
denuncia de hechos nuevos con el pedido de que se corra traslado de la demanda, el pago
del impuesto y la multa ordenados en la medida que son trámites que tienden al desarrollo
del proceso, el acuse de negligencia que desarrolla el proceso, la defensa que cuestiona la
competencia el escrito del actor que precisa el síndico de la demandada, el pedido de
documentos en préstamo para su copia y posterior traslado, el escrito pidiendo formación
de incidente por separado de la vista al representante fiscal de los documentos
acompañados, el escrito del actor que solicita vista al síndico para que tome intervención
las diligencias preparatorias de reconstrucción del escrito de demanda, la intimación
cumplida al tercerista embargante, de que determine el bien para poder trabar la litis, las
gestiones de la demandada encaminadas a obtener la ratificación de documentación en
idioma extranjero en juicio. El escrito de búsqueda en ciertas condiciones, el escrito en que
se pide que se dicte sentencia, el escrito que acompañó la copia para un incidente, omitida y
ordenada por el juzgado.

El escrito del actor que pide acumulación de autos estando abierto a prueba el expediente,
el pedido por el cual se pide se corra traslado al representante del fisco.

Los actos anticipados que no son desleales ni perturban el proceso, la presentación


acompañando el franqueo conforme con lo dispuesto por el artículo 282 del Código
Procesal. La tramitación de un incidente sobre sustitución procesal.

La citación de la parte demandada y su posterior comparendo, el emplazamiento a los


herederos del martillero para que consignen el saldo de precio del remate.

El pedido de revocatoria del auto de caducidad de instancia decretada por vicios de


nulidades, las cuestiones de previo pronunciamiento.

El pedido de pronto despacho si es seguido del recurso de queja por retardo de justicia a
menos que esté pendiente una medida para mejor proveer, el cumplimiento de una
obligación de tracto sucesivo, en el caso, alimentos.

B) Principio. Se habrá observado que, pese a la casuística desarrollada, en realidad rige un


solo principio: el acto que tiende a llevar el procedimiento adelante, excepto que exista un
impedimento ajeno a la parte. Veamos ahora los casos inversos, es decir aquellos en que la
perención es admitida, pues el acto se considera sin fuerza para interrumpir el curso del
plazo de caducidad. Estos supuestos, en general, son mucho más extensos.

C) De las partes que no interrumpen. Debe destacarse, en primer lugar, una regla que puede
tenerse por general. No basta la simple expresión escrita de voluntad para evitar la
caducidad, ni tampoco el escrito que carece de virtualidad jurídica. Como el pedido de
rebeldía; la resolución del tribunal de que se intime previamente según lo ordenado por el
mismo tribunal, no es interruptiva. En embargo, se han dictado resoluciones muy peligrosas
para la defensa enjuicio, como la que estableció que la afirmación de una parte de haber
presentado un escrito interruptivo que no se encuentra corroborado por constancia alguna,
porque de los escritos que se presentan en tribunales no se da ninguna constancia. En otros
supuestos la jurisprudencia es contradictoria con la que hemos citado en A), por ejemplo la
presentación del demandado haciendo cesar su estado de rebeldía como no interruptivo.

En general se ha dicho que no interrumpen: las diligencias realizadas con el objeto de


acreditar el fuero para dar curso a la demanda. La vista pedida al agente fiscal; el acto no
vinculado con el objeto litigioso de ese proceso, sino de otro; la vigencia de una ley que
paraliza las ejecuciones fiscales; los trámites tendientes a la determinación del monto del
juicio; la actividad que sólo persigue la satisfacción del interés particular de una de las
partes; las actuaciones relacionadas con la ocupación del hogar conyugal; el acto tardío
posterior al vencimiento de la perención; la citación de los herederos de quien no es parte;
la muerte del litigante cuando tenía apoderado (art. 47, Cód. Prod. Santa. Fe); la
identificación del demandado posterior a la demanda, cuando debió ser anterior a ella,
sobre todo si demuestra su inutilidad; la petición de una medida de mejor proveer que es
privativa del juez; el pedido de que se dé por perdido el derecho a contestar el traslado,
pues los términos son perentorios; la solicitud del expediente en préstamo con el fin de
encauzar las actuaciones.

En el mismo sentido: el escrito recabando vista de las actuaciones 83; las actuaciones sobre
estimación y regulación de los honorarios del curador del actor y su apoderado; la gestión
para la condonación de la multa fiscal; la petición prematura; el escrito pidiendo se
suspenda la reposición fiscal de documentos hasta tanto no se tome la medida cautelar
pedida; las diligencias realizadas por la actora tendientes a individualizar a los demandados;
la autorización para retirar copias de la contestación de la demanda dada por el patrocinante
de la actora; el pedido de caducidad de un incidente de la demandada rechazado0; el pedido
relacionado con un trámite pendiente que no se cumple; el acto reiterativo de lo ya
incorporado; la incidencia con el fisco por impuesto de sellos; las actuaciones
administrativas anteriores a la demanda judicial no notificadas al demandado; el escrito por
el cual la actora desiste del juicio contra una de las demandadas; las actuaciones planteadas
entre el actor y sus profesionales; la redargución de un documento incorporado por el
demandado, tramitado por vía incidental; el escrito presentado en secretaría diversa a la del
trámite; el convenio no homologado.
Así tampoco interrumpen el hecho de que la contraparte consintiera el auto que le hacía
saber la consignación; el escrito solicitando testimonio y certificado para ser presentados en
otro juicio; las actuaciones ajenas al juicio; el pedido de sentencia prematuro habiendo
prueba pendiente; la presentación de agravios de los que no puede correrse traslado por no
haberse notificado conforme el artículo 259; el pedido del expediente en préstamo para
sacar copias a fin de correr traslado de la demanda; la reiteración de un pedido denegado y
firme un desistimiento sin otra petición que una medida precautoria; el pedido de
acumulación de autos y la medida para mejor proveer que en su consecuencia se dictó, si
entonces no se encontraba trabada la litis, obstando ello a la procedencia del incidente, pues
éste requiere sustanciación.

No interrumpe tampoco, el escrito ratificando lo actuado; los escritos anoticiando que los
bienes del juicio pertenecen ahora a terceros; el pedido de caducidad de instancia
anticipado.

La incidencia sobre suspensión de un acto administrativo, o la constitución de un nuevo


domicilio (C.C. y C. 7ª Nom. Córdoba, 1/II/1984, BDDer. Proc., I, nº 100).

La toma de razón pues no significa instar el curso del proceso.

El escrito que carece de toda relevancia por no estar firmado por la parte, aunque lo
ratifique después; los pedidos del demandante de incorporación de expedientes
administrativos denegados.

El pedido de cambio de radicación del expediente por creación de nuevos juzgados.

El pedido de que se fije la cantidad por la que debe arraigarse, ya que sólo la efectiva
constitución del arraigo produce la interrupción (este fallo me parece contradictorio); el
pedido de búsqueda de escritos; si se conocía por el oficio del registro la declaratoria de
herederos, no tiene eficacia interruptiva el pedido de tiempo atrás de una absolución de
posiciones a uno de los herederos con los mismos fines; la ratificación de lo actuado por un
mandatario que no había acreditado su personería; la expresión de agravios anticipada.

La medida para mejor proveer solicitada por la parte, por ser potestativa del juez.

D) Principio. Se habrá observado aquí que la casuística es notable, pero salvo algunas raras
excepciones sigue una línea coherente con la falta de progreso del procedimiento. Sin
embargo, sobre las peticiones verbales hay un criterio muy negativo, aunque es ambiguo el
caso cuando se ha dejado nota en el libro de asistencia.

E) Del tribunal interruptivas. El artículo 157 del CPCCN (v. punto 6.3.) da la pauta general
de la suspensión e interrupción. Con esa base se ha dicho que interrumpen la caducidad, por
ejemplo: la providencia que ordena sacar testimonio y desglosar las piezas que tuvieran
relación con el expediente; los trámites relacionados con los honorarios del perito omitidos
en la sentencia definitiva; la providencia que ordena pasar los autos a secretaría para que las
partes expresen agravios; la aclaratoria de un auto; todo lo relacionado con un
mandamiento de comprobación, tendiente a determinar quiénes son los ocupantes del
inmueble para poder trabar la litis.

Si la demandada pidió la perención y a su vez la revocación de un auto, contestada por el


actor y, firme esta providencia interpuso apelación para el caso de ser denegada la
revocatoria, siendo rechazado este último recurso por extemporáneo, el auto motivo de la
reposición quedó firme e impulsa el procedimiento; la citación a reconocer firmas, aunque
éstas sean desconocidas.

La providencia que hace saber el juez que va a conocer; la transferencia de fondos


depositados, a la orden del juzgado donde deben quedar radicadas las actuaciones; el auto
que decretó la nulidad de una providencia.

La providencia que declaró la competencia del juzgado y ordenó correr traslado de la


demanda, el auto por el cual el juez se declaró competente y mandó correr traslado al
demandado.

El auto que dispone el pase al asesor de menores, la contestación de éste solicitando que se
agreguen partida y el auto que lo hace saber; la resolución del juez que manda devolver una
causa, pedida ad effectum videndi a pedido del actor, haciendo saber al otro magistrado que
subsistían los motivos por los que fuera solicitada a fin de que dispusiera su nuevo envío
oportunamente.

La resolución del juzgado que concede los recursos de apelación interpuestos y manda
elevar los autos a la alzada; el decreto que hace saber el juez que va a conocer o la nueva
integración del tribunal.

F) Del tribunal no interruptivas. Por su parte no se han considerado interruptivos los


proveídos dejados sin efecto; la anotación marginal que no encuadra en el artículo del
CPCCN; como el artículo proveído innecesario.
En una tercería la devolución del expediente principal, si este hecho se produjo cuando ya
había operado la caducidad en un incidente sobre la nulidad y revocatoria del auto de
quiebra, la diligencia pasando las actuaciones en vista al agente fiscal, si previamente era
menester oír al acreedor peticionante y al síndico de la quiebra; el pase del expediente a la
justicia de instrucción.

La providencia “hágase saber” dictada con motivo de las ampliaciones de la consignación;


una anotación sobre la expedición de una cédula 17.009 (actualmente ley 22.172), con
prescindencia de toda formalidad y sin que permita conocer qué funcionario la incluyo; las
actuaciones tendientes al cumplimiento de requisitos fiscales.

El auto disponiendo que se acredite la personería.

El dictamen del ministerio pupilar requiriendo la presentación de recaudos -partidas de


nacimiento de los menores- que justifiquen su intervención, ni el auto que las manda hacer
saber. Este fallo fue revocado por la SCBA, como se observara más arriba (punto E), en la
parte pertinente. A mi criterio el correcto fue el de la Cámara.

La medida de suspensión de la ejecución del acto administrativo, pues no comporta


diligencia necesaria para activar el procedimiento.

El decreto que hace saber el juez que va a conocer cuando un nuevo juez es designado en la
causa; la sentencia con fecha antedatada si se comprueba que fue dictada con posterioridad
al cumplimiento del plazo; el decreto de mero trámite “Agréguese”.
G) Ministerios públicos. En el caso de los ministerios públicos existen las siguientes
variantes. El pedido de la parte en el sentido de que se le corra vista por ejemplo al agente
fiscal se consideró que no interrumpía la perención. Distinto es el supuesto de la resolución
o providencia que ordena correr vista el Ministerio Público ya que ésta sí interrumpe la
caducidad, lo mismo que la notificación de la sentencia al asesor de menores, etcétera.

H) Actuaciones de terceros. Se encuentran mucho más limitadas para interrumpir la


perención las actuaciones de terceros. La jurisprudencia ha excluido al escrito de quien no
tenía personería para representar a la sociedad demandada, o el escrito expresando agravios
presentado por un tercero; el escrito urgiendo el procedimiento si quien lo realiza no había
acreditado su personería a la fecha de la presentación.

Sin embargo, esta concepción de tercero como el extraño al proceso no se completa si no se


examina la situación del tercero coadyuvante, quien no es parte en el sentido pleno, sino
que tiene un interés en la causa. El CPCCN ha colocado al tercero adhesivo (nombre que
también recibe el coadyuvante) como parte accesoria y subordinada a la parte a quien
apoyare. El tercero que interviene en el juicio como ayudante de una de las partes, lo realiza
para reforzar esa actuación cuya consecuencia negativa va a repercutir, eventualmente,
sobre sí. De este modo, cuidando desde el principio que la parte con la que colabora tome
todas las prevenciones posibles en el proceso, realizando incluso los actos que ésta omita,
tiene la oportunidad de evitar un nuevo pleito contra sí, con las consecuencias negativas
que el mismo puede acarrearle. Por lo dispuesto en los artículos 90, inciso 1º y 91 del
CPCCN, es evidente que, no obstante la omisión del Código en materia de caducidad de
instancia, el tercero coadyuvante puede impulsar el proceso para evitarla, ya que el artículo
90 permite la intervención en calidad de "parte" y, dentro de las limitaciones. sólo se
encuentran la de no "alegar ni probar lo que estuviere prohibido a ésta".

5.2.1.2. Actuaciones en otra jurisdicción

En general, se ha admitido que los actos realizados en otro proceso o en otra jurisdicción
que tengan una relación o intención de mantener vivo el proceso interrumpan la perención.
Por ejemplo, las tendientes a mantener vivo el proceso realizadas en el cuaderno de prueba
actora; o la petición formulada en el juicio sucesorio del demandado, para proveer de
representante legal a fin de continuar el juicio, o el diligenciamiento de una cédula de
notificación ante una autoridad judicial distinta, en el caso juzgado de Paz.

Pero, en principio, los actos interruptivos de la perención deben realizarse en el mismo


proceso que se quiere mantener convida. Los efectuados en otro proceso, aunque tengan
una relación más o menos directa con la cosa en litigio, no surten ningún efecto si dejan la
instancia en el mismo estado en que se hallaba. La misma surte corre el escrito presentado
en un juzgado distinto al que conocía del juicio.

5.2.1.3. Actuaciones extrajudiciales


En este caso la jurisprudencia es más o menos concordante negando la posibilidad de que el
acto extrajudicial tenga efecto interruptivo, pues la voluntad de mantener vivo el proceso
debe materializarse en el mismo. Tampoco se exime el Estado por actuaciones fuera del
expediente en cumplimiento de la ley de expropiación, que no lo ibera de observar una
conducta procesal diligente, No impiden la perención los trámites extrajudiciales entre las
parles de los que no se dejó constancia en el expediente.
Sin embargo, y no obstante considerar que deben interpretarse de manera restrictiva, se ha
admitido los casos en que los litigantes realizan tratativas para paralizar los trámites del
juicio, las que tienden a la conservación, modificación o solución del vínculo proceso,
especialmente sí aparecen avaladas por otras pruebas 69, pero en general no es la nueva
tendencia.

5.2.2. Acuerdo de partes para suspender el plazo

Esta cuestión, que otrora llevó a jurisprudencia contradictoria, hoy se encuentra subsumida
en el artículo 311, 2da. parte del CPCCN, de donde surge que la suspensión del proceso
impide la perención de instancia. Pero estas tratativas no deben ser privadas ni tácitas pues
en tal caso resultan ineficaces como acto interruptivo (v. también 2.5.1. y 6.2.).

5.2.3. Acumulaciones

A) Acumulación de pretensiones (acumulación de acciones). Salvo algunos casos muy


especiales, en la acumulación de pretensiones la actividad respecto de una de ellas no
interrumpe la perención para la otra, por lo cual puede decretarse la caducidad de una de
ellas y proseguir el proceso respecto de las restantes si fuera procedente.

A diferencia del litisconsorcio se ha considerado que en la acumulación de pretensiones y


de procesos no hay unidades de instancia, con excepción de los casos previstos en el
artículo 318 del CPCCN que luego veremos.

B) Acumulación de procesos. La acumulación de procesos en la inserción de uno en otro


para que tramiten juntos, en virtud de que la sentencia de uno tendrá o podrá tener efectos
de cosa juzgada en el otro. De allí y por la comunidad no sólo de resultados sino de medios,
se ha declarado que no hay perención en un juicio si otro que le está acumulado se
mantiene vivo. En algunos casos, para mantener la instancia se ha tenido en cuenta la
comunidad de trámites o la actuación conjunta en ambos procesos. Pero, en general, la
jurisprudencia se lía mostrado reacia a la interrupción por actividad en uno de los procesos
solamente, en especial si el trámite de cada uno es independiente.

5.2.4. Apoderados

A) Presentación. La primera cuestión que se presenta es cuando los apoderados se


apersonan al proceso, cuando el mismo está en marcha, mayormente en los casos de
renuncia del anterior. En general, no se admite que este acto interrumpa la caducidad.
Algunos fallos han hecho mérito especialmente a que el apoderado al mismo tiempo realice
algún acto de impulsión, en cuyo caso producen la interrupción, pero por el acto impulsorio
y no por su presentación.

B) Fallecimiento o inhabilidad. En el caso de fallecimiento o inhabilidad del apoderado, no


existe posibilidad de caducidad de instancia en el CPCCN, a tenor del artículo 53, inciso 6º,
pues "producido el caso, se suspenderá la tramitación del juicio (suspensión, art. 311, 2da.
parte, CPCCN) y el juez fijará al mandante un plazo para que comparezca por sí o por
nuevo apoderado". La consecuencia de no comparecer no es la caducidad, sino la rebeldía.
Al mandante se lo cita directamente o, si no se conociese su domicilio, por edictos. No
interrumpe entonces la calidad de incapaz del apoderado.

5.2.5. Audiencias

Las audiencias han sido consideradas tradicionalmente interruptivas con pocas disidencias,
aunque las mismas no se realicen por falta de notificación. Más modernamente en el mismo
fuero se ha establecido que para resolver el punto deben considerarse las circunstancias
específicas del caso. Pero existe coincidencia absoluta en el caso de las audiencias
ordenadas por el tribunal, en uso de las facultades del artículo 36, inciso 4º del CPCCN.
Aunque no interrumpe el simple pedido de este tipo de audiencia realizado por la parte
(CNCom., Sala A, 29/III/1974, L.L., Man. Jur., nro. 1756), ni tampoco la que llamada para
el tratamiento de todas las cuestiones de un divorcio, en la práctica se refirió a los bienes de
la sociedad conyugal. Algunos fallos han decretado la caducidad de instancia en los pedidos
de audiencia que por errores en los escritos no puede realizarse, o proveerse de
conformidad, o son improcedentes, o extemporáneas. Se ha rechazado en general el pedido
de audiencia de conciliación como acto interruptivo, aunque también se ha considerado que
tal pedido debe valorarse en función de las circunstancias propias del caso. Por último, se
ha considerado que una audiencia de testigos frustrada no puede considerarse acto
interruptivo de perención pues no tiende a hacer avanzar el proceso.

5.2.6. Beneficio de litigar sin gastos

Se ha entendido con algunas variantes, que el beneficio de litigar sin gastos, es un acto
interruptivo de la caducidad de instancia, Pero, el fallo más importante sobre la materia
parece ser el de la Corte Suprema, que dice: "Debe considerarse que el incidente de
beneficio de litigar sin gastos, interrumpe la caducidad de instancia, si se da el supuesto
excepcional de que aquél ha seguido tramitando con la debida actividad procesal.
Desatender esta circunstancia implica que la persona que manifiesta ser carente de recursos,
y que ofrece y produce activamente prueba al respecto, se encontraría en determinado
momento en la alternativa, de hacer una erogación económica que no puede soportar". Por
ello, la CNCont. Adm. Fed., Sala I ha resuelto que más allá del efecto interruptivo de la
caducidad no cabe negarle a la contraria el derecho a exigir una definición de la situación.

En otras circunstancias se ha resuelto que no interrumpe la caducidad de instancia las


actuaciones perimidas para obtener el beneficio de pobreza.

5.2.7. Copias

En el caso de las copias, tanto la presentación de ellas como el pedido de copias, el retiro de
copias, la agregación de las que fueron omitidas, o la presentación de copias de un escrito
ordenada por el juzgado, ha sido considerada por la jurisprudencia como actos no
interruptivas.

5.2.8. Escritos

Los escritos y peticiones están contenidos dentro de las actuaciones que corresponden, a las
partes y que ya hemos visto. Para ser interruptivos deben contener en sí actos interruptivos,
esto es idóneos y adecuados para el desarrollo del proceso. Por ello, interrumpe la
perención el pedido de que el expediente sea colocado en el casillero sí era necesario para
dictar sentencia. Pero, la sola presentación de un escrito para que el expediente salga del
sector de paralizados, no es un acto idóneo para impulsar el procedimiento si no va
acompañado de una petición concreta con sentido impulsorio y el escrito que no tiene cargo
no puede tener efecto interruptivo.

Todo lo relacionado con escritos se encuentra tratado dentro de los actos de las partes, de
los ministerios públicos, de terceros y en las audiencias, a lo que remitimos.

5.2.9. Excusación y recusación

Se ha dicho que la excusación del juez es un acto interruptivo. Lo mismo la remisión de los
autos por el juez recusado al que le sigue en orden de turno y la aceptación por éste de la
jurisdicción mandando notificar a las partes. En el mismo sentido, se consideró interruptiva
la providencia que hizo saber el tribunal que iba a conocer en la recusación sin causa, y se
consideró interruptivo el escrito por el cual se reclama el pase del expediente al juzgado
que sigue en orden de turno, en virtud de la recusación sin causa anteriormente admitida.

La posición contraria es mayoritaria y dice que la excusación y la recusación no tienen


efecto interruptivo porque no impiden realizar los actos del procedimiento
correspondientes. Además, la excusación ola recusación no son actos que impulsen el
procedimiento.

Los actos relativos a la excusación y recusación podrán en su caso ser suspensivos cuando
impidan a la parte realizar los actos necesarios para actuar el proceso, pero no podrán en
ningún caso ser interruptivos, porque no impiden a la parte actuar en el proceso, para seguir
hasta la sentencia.

5.2.10. Expedientes y actuaciones relacionadas con el mismo


En el caso del expediente, existe toda una serie de actuaciones relacionadas también con la
actividad de las partes que hemos visto, pero específicas ahora en cuanto a que las mismas
se vuelvan sobre este instrumento.

A) Agregación de actuaciones. En general, se ha considerado que la agregación de


actuaciones como cédulas, rogatorias, transferencias de fondos, oficios de prueba, etcétera,
interrumpen la perención. El fundamento de la interrupción es que se considera que estos
escritos tienden a activar el proceso y enviarlo hacia adelante. Por el contrario se ha
rechazado como interruptiva de la caducidad de instancia, la simple agregación de un
testimonio u oficio carentes de trascendencia, sobre todo si han sido incorporados después
de finalizado el período de prueba como la agregación de una cédula con un escrito que no
contiene una petición concreta. Y así, no interrumpe la agregación de cualquier elemento
que no tienda a mover el proceso hacia adelante y lo mantiene en el mismo lugar.

B) Expedientes archivados. Búsqueda. La petición de que un determinado expediente sea


traído del archivo y puesto en el casillero interrumpe la caducidad. Sin embargo, la
jurisprudencia ha considerado en muchos casos que se trata de un simple acto
administrativo y por lo tanto no interrumpe la perención.

La solicitud de búsqueda, seguida de la intimación para el reintegro del expediente,


efectivamente realizada en tiempo propio, es decir que acatada razonablemente habría
permitido impulsar el proceso, tiene virtualidad interruptiva de caducidad.

C) Desgloses. Se ha admitido que interrumpe la perención el desglose de un documento, de


un pagaré, de un testimonio, como asimismo el auto que lo ordena. Es interesante el fallo
siguiente que dice: "Si el ejecutante no acusó la caducidad de la instancia, por considerar
que a su juicio se encontraba cumplida, y se limitó a peticionar el desglose de la
documentación para iniciar una nueva demanda, es procedente dictar la caducidad de
oficio.

D) Extravío. En estos casos no procede dictar la perención si se han tomado las previsiones
para la búsqueda del expediente. Así el escrito solicitando se ordene la búsqueda del
expediente demuestre la intención de la actora de mantener vivo el proceso.

De un modo más riguroso pero minoritario, se entendió que dicho escrito debe ser
acompañado con el pedimento del acto que corresponde al estado anterior del
procedimiento que no podía ser desconocido, no debiendo dejar que se perima el juicio a
partir del momento en que presentó el pedido de búsqueda, sobre todo si el expediente se
encontraba paralizado.

E) En poder de una de las partes. Debe decirse que el hecho de que el expediente se
encuentre en poder de una de las partes no impide que los términos de caducidad de
instancia sigan su curso, pues la otra parte pudo instar el procedimiento peticionando la
devolución. Ahora bien, en algunos casos se entendió que el simple pedido interrumpía la
perención. Sin embargo, ha tenido también recepción la tesis de que el solo pedido, sin un
acto posterior que se encamine de modo inmediato a obtener el diligenciamiento de la
medida, carece de eficacia. Aisladamente, se ha dicho que no cabe admitir la perención de
la instancia si la actividad procesal se hallaba imposibilitada por la conducta de quien la
acusa, que retuvo indebidamente en su poderlos autos. La lealtad y la buena fe con que
deben comportarse los litigantes ante el estrado tribunalicio se verían seriamente
comprometidas si se acogiera tal pretensión.

F) En poder de terceros y remitidos a otros juzgados. El caso de los terceros es similar al de


la parte, aunque esos terceros sean otro tribunal u otra autoridad que tiene el expediente
Bajo su competencia en ejercicio de sus propias funciones para el cumplimiento de actos
propios. Se debe hacer el pedimento pertinente. En algunos casos se estableció que el
pedimento debía ser acompañado por actos tendientes a lograr el objetivo como el
libramiento de un oficio. El solo envío del expediente, o la oposición de la parte a que se
remita no interrumpen la perención. Algunas excepciones al principio se han manifestado
en algunas causas, admitiendo que interrumpe la perención la providencia por devueltos
que se halla consentida, o el auto que hace saber la recepción del juicio en sede penal de un
expediente remitido ad effectum videndi, cuando dicho acto era necesario para que se
reanudara el proceso.

G) Paralizados. De la misma manera que los expedientes pedidos al archivo, cuando se


solicita que un expediente se saque de paralizado y se coloque en casillero, no se
interrumpe la perención.

5.2.11. Incidentes

En principio la formación de los incidentes, sus cuestiones y los actos relacionados con los
mismos no interrumpen el proceso. Pero el principio cede cuando los incidentes impiden la
prosecución del juicio. Así se ha considerado tal, el caso del artículo 395 del CPCCN, o la
nulidad de un incidente de exclusión del hogar en el juicio de divorcio.

5.2.12. Integración de litis

Los trámites relativos a la integración de litis se considera que interrumpen la caducidad de


instancia, Pero los mismos tienen que tener la continuidad necesaria para evitar que, luego,
por la inactividad sobre los mismos se produzca nuevamente la caducidad.

5.2.13. Juicios conexos

Los actos cumplidos en otro juicio, si las causas están tan íntimamente ligadas que dichos
actos, por su encadenamiento causal e interdependencia, se pueden considerar diferentes
etapas de un solo procedimiento, tales como los trámites para obtener la carta de pobreza,
interrumpen la caducidad de instancia, o cuando lo resuelto por las partes en un juicio se
presenta como jalones de un mismo procedimiento, lo mismo que, en los juicios atraídos al
sucesorio, los trámites para la declaratoria de herederos que es esencial en ellos. Pero fuera
de los casos específicos que hemos mencionado, los actos interruptivos de la caducidad
deben realizarse en el mismo expediente, careciendo de virtualidad para cortar el curso de
la perención los cumplidos en un proceso conexo. Así, se menciona como ejemplos de
casos en que no se admite la interrupción en procesos conexos el desalojo y la
consignación1 el divorcio y los alimentos, etcétera.

5.2.14. Litisconsorcio

(v. 1.6)

5.2.15. Notificaciones

La regla en las notificaciones, para considerarlas interruptivas, es que las mismas sean
impulsorias del proceso.
A) Cédulas. Se entiende que la cédula de notificación es interruptiva de la perención en
cuanto activa el procedimiento o contiene un acto impulsorio.

En general, la jurisprudencia antigua de la Capital Federal era equivalente con tendencia a


no admitir que la notificación produjera la interrupción del curso de la caducidad de
instancia, pero en la actualidad es prevalente la doctrina contraria. Ello no impide que, en
ciertos casos en que la notificación es superflua o inoperante para el avance de la instancia,
se considere que dicha notificación no lo interrumpe, como en el caso de que se notifique
personalmente la parte de un acto que ya está firme en su notificación por nota, o la
notificación de la sentencia a quien no es parte, o la notificación al agente fiscal, o cuando
se omite acompañar las copias al escrito de notificación; o cuando en el escrito la parte se
dedica a reiterar una medida de notificación ya ordenada 234; la cédula de notificación con
evidente error en la fecha 235; la presentación que se limitó a acompañar una cédula
diligenciada, porque si bien la cédula es impulsora, no le transmite tal calidad al escrito,
etcétera.

Un caso especial lo presentan las cédulas tramitadas por la Ley Convenio 22.172. Se ha
dicho que, si bien el diligenciamiento de una cédula por el régimen de la ley 22.172 tiene
efecto interruptivo de la caducidad, el estado de la referida actuación debe ser comunicado
al tribunal antes del vencimiento del plazo de caducidad, poniéndose de manifiesto la
voluntad de continuar los trámites del juicio y, reiterando, si cuadra, el libramiento de una
nueva cédula, de todos modos el acto impulsorio es válido aunque la notificación haya
fracasado, del mismo modo que la presentación ante la oficina de diligenciamiento, en
general se considera que el retiro de la cédula 22.172, es un acto impulsorio. Incluso el acto
de sellado efectuado por el juzgado ya que es un acto necesario y constituye un impulso del
proceso.

Pero si la cédula no pudo ser diligenciada, la fecha desde la cual debe contarse el plazo de
caducidad es la de la entrega de la misma confeccionada en Secretaría, y si desde dicho
momento no opero ninguna otra causal de interrupción, la resolución que decreté la
perención se ajusta a derecho.

B) Edictos. En estos casos se ha considerado que el pedido, o la resolución del juez que los
ordena, como el retiro, o la publicación de edictos, interrumpen la perención.

Pero no produce efecto interruptivo la sola firma del secretario de los edictos, Se había
considerado que tampoco interrumpía la petición, sin que previamente se hubieran pedido
las medidas conducentes para probar en forma sumaria haber realizado sin éxito las
gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a citar, pero este criterio no es
aplicable ahora que el CPCCN (ley 22.434) establece en el artículo 145 que para la citación
por edictos "la parte deberá manifestar bajo juramento que ha realizado sin éxito las
gestiones tendientes a conocer el domicilio de la persona a quien se deba notificar".

C) Exhortos. Se consideran interruptivos de la caducidad de la instancia los actos referidos


al trámite del exhorto, lo mismo que la entrega y su posterior diligenciamiento o la
información que se da al juzgado sobre el trámite del exhorto si es la única posible. Es
interruptivo: el trámite del exhorto y su cumplimiento, especialmente las actuaciones ante
el juez exhortado, la diligencia referente a su devolución.

En cambio, se ha considerado que no interrumpen la perención los exhortos inoficiosos,


como, por ejemplo, los pedidos y no diligenciados, o el diligenciamiento de un exhorto
presentado un año después de su libramiento si ya se había decretado la caducidad, o
cuando se pide se libre un exhorto para requerir una causa que ya se encontraba en el
juzgado, de lo cual tenía conocimiento el peticionante, o la sola manifestación de haber
presentado y estar diligenciando un exhorto en extraña jurisdicción.

También, se ha declarado que no corresponde la caducidad de instancia cuando los exhortos


se refieren a ciertas medidas cautelares como cuando se ha ordenado para la tramitación de
la traba de una inhibición preventiva, o el trámite infructuoso de un exhorto para el
secuestro de bienes, o el que tuvo por único objeto proceder al secuestro de un bien
prendado.

D) Oficios. Se ha considerado que es interruptivo de la caducidad de la instancia, el pedido


de oficio, la providencia que lo ordena, el libramiento del oficio, su diligenciamiento, o la
recepción, De la misma forma se entendió interruptiva la presentación para el confronte y
firma del juez y no obsta el carácter interruptivo el hecho de haberse declarado la
perención, si se prueba de modo inequívoco el diligenciamiento, porque la interrupción
requiere la prueba de su efectivo diligenciamiento.

Pero se ha dicho que no tiene carácter interruptivo el oficio pedido pero no retirado, como
el que se retiró sin copia cuando ésta era esencial para su diligenciamiento, o los trámites
cumplidos para el diligenciamiento en el registro a fin de esclarecer la existencia de la
declaratoria de herederos del demandado difunto, o las diligencias tendientes a librar un
oficio para conocer el domicilio del demandado, porque éste debe denunciarse, la simple
agregación de oficios la contestación de un oficio por la Policía Federal, el pedido de un
nuevo oficio inútil, ola reiteración de uno que ya obraba en autos, o la falta de demostración
de su diligenciamiento.

5.2.16. Nulidad procesal


Las actuaciones declaradas nulas tienen, en general, efecto interruptivo porque pese a su
nulidad la actividad se tiene por cumplida debidamente a los efectos de la perención. De allí
resulta que no se adecua a la lógica jurídica estricta el planteo conjunto de la caducidad y
nulidad en un mismo procedimiento, pues lo que caracteriza a la primera es la falta de todo
acto procesal útil y existiendo estos últimos, aunque se los invalide luego por nulidad, en
principio no puede existir perención de instancia. Y viceversa, si se pide la caducidad, es
porque se alega la inexistencia de cualquier acto procesal, aun anulable. Sin embargo, se ha
declarado que es facultad del juez interpretar si las actuaciones -pese a su falta de eficacia
por declaración de nulas- tuvieron el efecto de lograr la prosecución de la relación procesal
a los efectos de la perención de instancia.

5.2.17. Partes. Acuerdo

(v. Acuerdo de partes 2.1.4. en este capítulo)

5.2.18. Partes. Fallecimiento

El fallecimiento de uno de los actores produce la interrupción del plazo de caducidad de la


instancia y comienza a correr de nuevo una vez vencido el término que hubiese fijado el
juez a los electos de lo dispuesto en los artículos 43 y 53, inciso 5º del Código Procesal.

En cambio, no son interruptivos el escrito que denuncia el fallecimiento de una de las


codemandadas y se pide que los autos sean pasados al juez de la sucesión, o la presentación
de la esposa del actor, justificando su parentesco así como el deceso de éste, sin formular
petición alguna tendiente a la prosecución del juicio. Tampoco lo es su muerte cuando
inició y prosiguió el juicio por apoderado quien debió actuar conforme el artículo 47 del
Código Procesal Civil de Santa Fe y éste no produjo la citación de los interesados ni
continuó actuando.

5.2.19. Tasas judiciales

Las cuestiones relativas a la tasa de justicia son interruptivas, en la medida que sean
impuestas por el juez como requisito previo o su pago sea previo a otro acto, o el pedido
formulado requiriendo se forme incidente para oblar el impuesto de justicia y se prosigan
las actuaciones.

Sin embargo, es dominante la opinión de que la falta de pago de la tasa de justicia y los
trámites atinentes a ella no suspenden ni interrumpen el curso del plazo de la caducidad de
instancia. Ello es así, porque de conformidad con lo dispuesto por el artículo 10 de la ley
18.525 y por el artículo 13 de la ley 21.859, las cuestiones que se originan con motivo del
pago de tasas judiciales carecen de efecto suspensivo, criterio también aplicable a los
trámites tendientes a la determinación del monto del juicio, pues la falta de estimación de
los valores no puede perjudicar a las partes impidiendo la continuación del curso del
proceso.

En consonancia con lo expuesto, se ha declarado que la reposición del sellado y la


providencia que tiene presente dicha reposición no son impulsorios. Por su parte,
Kielmanovich entiende que siempre las actuaciones atinentes al pago de la tasa de justicia,
carecen de efectos interruptivos o suspensivos de la caducidad de instancia.

5.2.20. Traslados y vistas

No hay consenso en la doctrina sobre el concepto de vistas y traslados, pues tanto se


refieren a la resolución que ordena poner en conocimiento determinando orden o acto
cuanto al hecho mismo de la comunicación. Esta circunstancia y el hecho de que
originalmente traslado haya significado "copia de la demanda", nos presenta al traslado
como uno de dos actos: 1) resolución que dispone comunicar a alguna parte o interviniente
procesal algún acto o decisión jurisdiccional; 2) comunicación que se hace respecto de un
acto o decisión jurisdiccional.

Por otra parte, de modo más técnico, la ley 22.434 lía distinguido vista y traslado conforme
con la persona a la que se dirige la comunicación. Cuando la comunicación debe dirigirse a
funcionarios del Poder Judicial o del Ministerio Público, se denomina vista. Cuando debe
dirigirse a las partes se denomina traslado.

Así, la caducidad de los traslados sigue las líneas generales.


De modo que a los efectos de la interrupción, si tenemos el artículo 311 del CPCCN que
declara que el plazo de caducidad se computa desde la última petición de las partes, o
resolución o actuación del tribunal que tuviese por objeto impulsar el procedimiento.

1) Si tanto el traslado como la vista representan una notificación o comunicación, se rigen


por sus reglas (v. 5.1.3.), ya sea que el acto impulsorio lo realice la parte particular como el
funcionario a quien se le ha concedido la vista. Pero debe tenerse en cuenta que, debido a
que en nuestro ordenamiento procesal todos los plazos son perentorios, el pedido de que se
dé por perdido el derecho a contestar un traslado es un escrito inoficioso y no interrumpe la
caducidad de la instancia.

2) Si entendemos el traslado como una resolución, ella también deberá impulsar el proceso
para producir la interrupción de la caducidad de la instancia.

5.3. Procesos de conocimiento

5.3.1. Diligencias preparatorias


(v. 2.3.1.F)

5.3.2. Demanda

El problema a considerar en la demanda es fundamentalmente el de la ampliación. Con


distinta extensión, incluyendo en algunos casos los actos hasta la notificación, se ha
considerado que interrumpe la caducidad. También se ha reconocido como interruptiva la
subsanación de la omisión del escrito de demanda, acompañando la documentación
ofrecida como prueba y denunciando el domicilio de uno de los demandados. El traslado de
la demanda se ha valuado, generalmente, como acto interruptivo, aunque no se haga
efectiva por no vivir allí el demandado. Ya que el simple hecho de dejar la cédula en
secretaría produce efecto interruptivo, o la entrega de la cédula en la oficina de
notificaciones.

Los casos no interruptivos son más casuísticos. Así, la ampliación de la consignación no se


ha considerado como interruptivo porque se entendió que resultaba ineficaz para impulsar
el procedimiento.

En el mismo sentido se han entendido los traslades inoperantes 2%, También, de modo
contradictorio, se ha dicho en forma general que la ampliación de la demanda no
interrumpe el plazo de caducidad. De modo más específico se le ha negado efecto
interruptivo a la ampliación en cuanto al monto, lo mismo que las sucesivas ampliaciones
de la demanda no sustanciadas, En otros casos, se ha considerado que la presentación
periódica de escritos reiterando la demanda interpuesta que no persiguen otro fin que
interrumpir la prescripción, tampoco interrumpen la caducidad, o la reiteración del pedido
de traslado de la demanda luego del dictamen pericial pedido como medida previa, ya que
era innecesaria, finalmente el retiro de copia de la contestación de la demanda efectuado
luego de estar notificado por nota de la misma 3%, Asimismo corre la caducidad de la
instancia aunque no se haya dado curso a la demanda, por estar pendiente la satisfacción de
un recaudo previo al traslado.

5.3.3. Reclamación administrativa previa

Cuando se demanda a dos entidades del Estado y se desiste contra una de ellas, no son
interruptivos los actos que motivan el reclamo administrativo previo contra el desistido.

5.3.4. Excepciones

Debemos recordar que con relación a las excepciones, existen posiciones contrapuestas,
tanto en el sentido de que interrumpen la perención de instancia, como que no la
interrumpen aunque las razones hay que buscarlas en lo que ya hemos expresado en el
punto 3.3.4.3.

5.3.5. Contestación de la demando


Se ha considerado de modo uniforme que la contestación de la demanda interrumpe el
plazo de caducidad.

5.3.6. Rebeldía

La notificación de la rebeldía, como la presentación del demandado rebelde, interrumpen la


perención, la última en tanto modifica la situación procesal y por su intención de participar,
mantiene vivo el proceso. Sin embargo el criterio no es unánime, pues se ha dicho que la
presentación del demandado no interrumpe la perención.

5.3.7. Reconvención

En muchos aspectos la reconvención sigue los pasos de la demanda, pero sus relaciones son
complejas y las trataremos cuando veamos el artículo 318 del CPCCN. En el caso que nos
ocupa, la notificación personal por el actor del traslado de la reconvención interrumpe la
caducidad.

5.3.8. Hechos nuevos

La inclusión de hechos nuevos, con el agregado de que se corra traslado interrumpe la


perención. Ello es natural, pues los hechos nuevos significan introducir una cuestión nueva,
que va a dar lugar a una sustanciación diversa de la que se planteó originariamente.

5.3.9. Causa de puro derecho

El pedido de que se declare la causa de puro derecho, interrumpe la caducidad, porque


pretende avanzar el proceso por determinado camino. En alguna oportunidad se ha
declarado que no interrumpe la perención, el pedido que reitera otro anterior ya rechazado
hallándose firme la apertura a prueba.

5.3.10. Prueba

A) Prueba anticipada. Se ha considerado que interrumpen el término de la perención, las


medidas de prueba anticipada.

B) Ofrecimiento anticipado de prueba. Se ha valuado como interruptivo.

C) Apertura a prueba. Es interruptivo cl escrito que requiere la apertura a prueba. El criterio


prácticamente unánime de las salas civiles derogó la vieja jurisprudencia que entendía que
para que surtiera efecto el acto, debía ser notificado.

Del mismo modo, se considera interruptivo el auto de apertura a prueba.

Por otra parte se ha admitido que es interruptiva la providencia por la cual se fija el término
de prueba, pero se le ha negado igual efecto al escrito solicitando se fije el término de
prueba.

El mismo carácter interruptivo se le ha asignado a la notificación del auto que abre el juicio
a prueba.

D) Escrito ampliatorio. También interrumpe el plazo de caducidad de la instancia el escrito


ampliatorio que modifica la presentación originaria, en cuanto amplía la prueba ofrecida.

E) Audiencia. Es interruptivo el señalamiento de una audiencia de prueba aunque no se


notifique.

F) Integración de la tasa de justicia. Interrumpen la caducidad las providencias que son


consecuencia de la presentación de la actora integrando la tasa de justicia y reiterando el
pedido de apertura a prueba, y en el mismo sentido el pedido de que se envíe al fisco la
cuestión cuando se desconoce el monto, ola providencia que lo envía y la que hace suyo el
dictamen del mencionado fisco (v. 5.2.19.).

G) Prueba documental. Son interruptivas las actuaciones que tienden a la redargución de


falsedad de los instrumentos públicos, pues al estar referidas a un modo de prueba,
materializan muy concreta y expresamente la actuación tendiente a lograr la prosecución de
la relación procesal.

H) Prueba de informes. Libramiento de oficios. Se ha considerado interruptivo el


libramiento de un oficio tendiente a incorporar una prueba al proceso ~ del mismo modo
que el desglose de un documento para ser agregado a un oficio como elemento de prueba.
Tiene el mismo efecto la providencia que ordena agregar un informe.

I) Prueba de confesión. Es interruptivo el desistimiento de la prueba confesional, al igual


que la actividad procesal desarrollada por el actor en otra jurisdicción, con el objeto de
efectivizar la prueba confesional oportunamente ordenada.

J) Prueba de peritos. En igual sentido son interruptivos la providencia que dispuso facilitar
las actuaciones al perito, el retiro del expediente por el experto 331, la vista (sic por
traslado) del informe pericial a las partes, la presentación de la pericia, la resolución del
juez que a indicación de los peritos ordena llenar los claros necesarios para que se produzca
¡a prueba ofrecida, los escritos del perito pidiendo a las partes otros datos o elementos para
poder producir la pericia.

Pero se ha considerado no interruptiva la aceptación del cargo por el perito, ni el pedido de


que el mismo sea intimado, o las cuestiones propias del actuar del perito que es un tercero
ajeno al proceso y un auxiliar de la justicia, especialmente las cuestiones relacionadas con
sus honorarios, No obstante, en algunos casos, la jurisprudencia se ha mostrado ambigua,
incluso en contra de otros fallos que admiten la interrupción en los mismos casos y que
liemos citado en el párrafo anterior, como por ejemplo la aceptación del cargo.

También se ha considerado no interruptivo el pedido de sustitución de un perito, vencido en


término de prueba, o el escrito de los peritos que solamente informan sobre la marcha de su
tarea.

K) Acusación de negligencia. Se ha entendido interruptivo el acto por el cual la demandada


acusa negligencia en la producción de la prueba.

L) Producción de la prueba. Certificado del secretario. Aunque en lo referente a la


certificación del secretario, la ley 22.434 ha eliminado el requisito (ver arts. 482 y 495), en
muchos casos dicho informe sigue presente en los expedientes por la fuerza de la
costumbre, además de ser aplicable en las provincias que siguieron la ley 17.454, y otras
que tenían tal institución. Pues bien, la jurisprudencia ha distinguido tres supuestos: el
pedido de las partes de que se certifique la prueba que es interruptiva, la certificación del
actuario que obviamente por ser un acto impulsorio también interrumpe el plazo de
perención, aunque no se ha admitido en tal carácter la certificación de la prueba común en
un juicio conexo y el pedido de clausura del período con el consiguiente pase del
expediente a las partes para alegar que produce el mismo efecto.
M) Casos especiales. En algunas oportunidades se han tratado temas particulares que
admiten la interrupción, como la resolución de la cámara dictada en el cuaderno de prueba
de la parte actora, que era imprescindible para continuar con los trámites del juicio, el
pedido tendiente a la devolución de los autos, o la denuncia de una situación particular
como el trámite de otro expediente que se tornaba imprescindible para dictar sentencia, y
algunos otros supuestos casuísticos que dependieron en su momento del estado de a causa.

N) Actos inoficiosos. Estos actos se han declarado siempre como inexistentes a los efectos
de producir la interrupción del plazo de caducidad de instancia, pues contrarían los
principios de avance del procedimiento, como los actos ya proveídos (por ejemplo sobre la
apertura a prueba), o los actos extemporáneos que no iban a producir ningún efecto sobre el
proceso.

5.3.11. Alegatos

Aunque el CPCCN ha eliminado la necesidad del pedido de clausura de la prueba y su


sustanciación (art. 482), aún conserva vigencia la jurisprudencia que establece que los
pedidos de clausura del período de prueba, hasta la resolución que pone los autos para
alegar tiene efectos interruptivos de la caducidad, como ya hemos visto al tratar la prueba.
Lo mismo que los alegatos propiamente dichos.

5.3.12. Sentencia
En este caso debemos observar la cuestión desde el llamado de autos para sentencia que
interrumpe la perención (art. 313, inc. 4º; v. puntos 2.5. y 4.21.). Pero la cuestión depende
de la legislación.

Así en Santa Fe, el acto de pasar los autos a resolución del juez una vez llamado a sentencia
no interrumpe la caducidad.

5.3.13. Modos anormales

En estos casos la situación es compleja sobre la que hemos ya hablado en el punto 4.2.1.
Sin embargo, en esos casos nos hemos referido al acto terminado. También podemos
considerar otros actos intermedios. Así, para valorar si el pedido de audiencia de
conciliación es o no interruptivo, deben valorarse las circunstancias del caso.

5.3.14. Recursos

Se entiende que la oposición de un recurso contra una resolución apelable es un acto


interruptivo. Sin embargo, se han considerado no interruptivos los trámites de la
revocatoria, aunque no entiendo cuál es el fundamento. Pero sí es claro que no interrumpe
la apelación desistida, o los recursos improcedentes o en los que no se hace avanzar el
proceso y, en general, las apelaciones sobre honorarios. El caso de los recursos
extraordinarios es particular ya que su interposición no suspende el plazo, de modo que el
término se interrumpe con su concesión lo mismo debe entenderse respecto de los recursos
de hecho o de queja. A partir del acto de formación de un recurso directo, tiene nacimiento
el interés procesal del recurrido en la caducidad de la instancia.

5.4. Juicio ejecutivo

En general ver puntos 4.2.A) y 4.2.B).

5.4.1. Intimación de pago y citación para oponer excepciones

Los escritos por los cuales se pide la citación de remate y la intimación de pago,
interrumpen la perención. No obstante, no se han considerado interruptivos estos actos
cuando la diligencia ha resultado fallida, o los mandamientos no se han diligenciado.

5.4.2. Embargo ejecutivo

Se ha entendido que el embargo ejecutivo no interrumpe la caducidad porque no es una


diligencia esencial y puede prescindirse. No obstante, se ha dicho que si bien es discutible
que el embargo sea esencial para el trámite del ejecutivo (hoy ya no hay discusión en el
CPCCN), debe reconocérsele eficacia interruptiva por cuanto tiene la intención de impulsar
el procedimiento.

5.5. Medidas cautelares

En algunos casos se ha expresado que los trámites procesales para la obtención del embargo
preventivo se consideran interruptivos, aunque el embargo constituye un acto suspensivo
365, lo mismo que el mandamiento de secuestro. Pero la jurisprudencia mayoritaria
entiende que los trámites de medidas cautelares no interrumpen el plazo de caducidad,
como tampoco lo hace su cumplimiento, y ello se justifica porque no tienden a hacer
progresar el proceso hacia la sentencia. Creo que en varios aspectos esto es un error. Véase
mi opinión en nota 302.1 de este capítulo.

5.6. El contencioso administrativo

La cuestiones administrativas deben interpretarse en concordancia con los principios del


derecho administrativo, y sólo en ausencia de normas propias concurrir a las generales. La
iniciación de la acción contencioso-administrativa interrumpe el plazo del artículo 25 de la
ley 19.549 y la posterior caducidad de la instancia no influye en la citada interrupción, por
lo que el plazo del artículo 25 citado vuelve a contarse desde el inicio.

Barra, glosando el fallo, destaca esta segunda doctrina Petracca y hace notar:

a) Que si bien el plazo no es propiamente definido en la LPA, ni como caducidad ni como


prescripción, se trata de esta última.

b) Que es renunciable por quien tiene derecho a oponerla y no puede ser declarada de oficio
por el juez.

c) Que la caducidad de instancia no afecta la caducidad cumplida, porque, no habiendo sido


establecido por razones de seguridad jurídica, ésta no se ve afectada si la fritura demanda
tiene como cimiento de la voluntad de la contraparte el reclamar por su derecho.

5.7. Actuación ante la Corte Suprema

El hecho de que se trate de un proceso en trámite ante la CS en virtud de su competencia


originaria, no altera el presupuesto del lecho que hace aplicable uno u otro plazo de
caducidad de la instancia previstos por el artículo 310, incisos 1º y 2º. Es el trámite procesal
dado al expediente el que determina la procedencia o improcedencia del instituto.

CAPITULO VI
SUSPENSION DEL PLAZO DE CADUCIDAD DE INSTANCIA
6.1. Concepto

El artículo 311, segundo párrafo del CPCCN y sus concordantes a nivel provincial
establece que: "Para el cómputo de los plazos (de caducidad de instancia) se descontará el
tiempo en que el proceso hubiere estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes
o por disposición del juez, siempre que la reanudación del trámite no quedare supeditada a
actos procesales que deba cumplir la parte a quien incumbe impulsar el proceso" - De aquí
inferirnos inmediatamente el concepto de suspensión, al que ya hemos hecho referencia en
el punto 5.1.1., que importa que el plazo que viene corriendo, al suspenderse, conserva el
período transcurrido para continuarlo cuando la suspensión llegue a su fin. El Código ha
empleado dos términos que tienen el mismo efecto respecto del plazo, pero con significado
distinto en cuanto a su origen: "paralizado o suspendido". El proceso paralizado lo es por
causa externa a la parteo al juez o tribunal. Así resulta ser que tenemos la suspensión, que
opera desde el punto de vista de las partes y del tribunal. Por otro lado la paralización del
proceso que implica una detención legal o de hecho.

6.2. Suspensión por acuerdo de partes

6.2. Suspensión por acuerdo de partes

A) Concepto. La suspensión por acuerdo de partes arranca del artículo 157, primer párrafo
del CPCCN, que de modo indirecto establece la facultad de las partes de suspender el
proceso, cuando limita la actuación de los apoderados al respecto. Dice "Los apoderados no
podrán acordar una suspensión mayor de veinte días sin acreditar ante el juez o tribunal la
conformidad de sus mandantes". Significa ello que los mandantes, en consecuencia, pueden
acordar un plazo mayor, cuya extensión ha sido objeto de controversia jurisprudencial,
según veremos en el punto D) (véase también en 2.5.1.).

B) Objeto. Ciertamente no cabe renunciar anticipadamente a la alegación de la perención,


pero nada impide detener el curso del proceso durante su tramitación, porque además,
cuando las partes tienden a apartarse de la caducidad temporariamente, lo hacen en función
de obtener una más rápida y eficaz finalización del pleito mediante un avenimiento o una
transacción.

C) Requisitos. Tradicionalmente se establecen tres requisitos para la suspensión del plazo


de caducidad: a) una estipulación clara; b) que conste en el expediente, y e) que tenga por
efecto paralizar los trámites del juicio, destacándose especialmente el aspecto relativo a que
la cuestión haya sido presentada en el proceso. También, por último, se ha destacado que el
artículo 311 informe ha excluido la suspensión cuando el hecho quede subordinado a la
actuación procesal de una de las partes, por lo que se ha considerado como no suspensivo el
pedido de suspensión de plazos formulados por una de las partes no aceptado por la otra ni
resuelto por el juzgado sino con una providencia "téngase presente”.

Tampoco se ha admitido como suspensivo el haberse puesto las partes de acuerdo en retirar
los autos de secretaría por un plazo determinado, ni la sola proposición de arreglo
extrajudicial.

D) Plazo de la suspensión. La suspensión del curso del proceso, puede durar


indefinidamente, es decir, ¿se puede suspender el proceso sine die?. Al respecto existen dos
tendencias. La primera estima que la voluntad de las partes no puede ir más allá del término
de la ley, frustrando el plazo de la perención de la instancia y por el hecho de que la
caducidad no está dada sólo en favor de las partes, sino que es de orden público. La
segunda tesis, por el contrario, entiende que la suspensión del procedimiento por las partes
no permite dictar la caducidad de instancia, habiéndose agregado que, cuando las partes han
omitido toda referencia a la duración del término de suspensión de los plazos, ha menester
que cualquiera de ellas manifieste su interés en la reanudación, antes de acusar la
caducidad, pues, a más de no existir prescripción normativa que limite temporalmente el
acuerdo de aquéllas, la cuestión se encuentra vinculada al principio de lealtad procesal que
los tribunales no pueden desatender.

E) Apoderados. Si bien es cierto que consagrado el procedimiento dispositivo no puede


negársele a las partes el derecho a suspender de común acuerdo su curso, también lo es que
acordada la suspensión por los apoderados por un plazo mayor de veinte días, debe
acreditarse ante el juez de conformidad de los mandantes. No habiendo procedido así, dicho
acuerdo no interrumpe el curso de la perención de la instancia. Asimismo, se ha resuelto
que cuando se suspende el plazo por apoderado, aunque se haya convenido que no se
reanudará el mismo mientras no se notifique la providencia que lo reanuda, la perención es
hábil en cuanto a que la suspensión por los apoderados no puede superar los plazos del
artículo 157 del CPCCN.

F) Casos especiales. Conformidad tácita. Existe toda una casuística relativa al tema,
considerando que suspende el plazo de caducidad el pedido del liquidador pidiendo la
suspensión de las actuaciones hasta que se encuentre en condiciones de contestar la vista
que se le confiriera aceptado por el actor o cuando las partes estuvieron de acuerdo en que
el perito retirara el expediente por el tiempo que friera necesario. En todos los supuestos se
ha considerado una convención tácita de las partes suspensivas del proceso, fundada en la
realización de determinados actos que la hacen suponer. Y debe inscribirse en el mismo
rubro la situación que surge de los autos remitidos a la Procuración del Tesoro de la
Nación, debido a la gestión, del arreglo propuesta por la actora, o cuando se encuentran
suspendidos por impugnación de la decisión asamblearia, conforme con el artículo 251 de
la ley 19.550.

6.3. Suspensión por resolución del juez o tribunal

El artículo 157, tercer párrafo del CPCCN dispone que "Los jueces y tribunales deberán
declarar la interrupción o suspensión de los plazos cuando circunstancias de fuerza mayor o
causas graves hicieren imposible la realización del acto pendiente". Este deber judicial se
inscribe en el debido contradictorio del proceso. Algunos casos están previstos en la misma
normativa, como por ejemplo la muerte o incapacidad de la parte (art. 43, CPCCN), o
muerte o inhabilidad del apoderado (art. 53, inc. 6º, CPCCN), otros devienen de
circunstancias de hecho, como por ejemplo grandes cataclismos que impiden a la parte
presentarse a juicio.

Se requiere para la suspensión una resolución expresa del juez, aunque alguna vez se ha
resuelto que se interrumpe el curso de la perención, si el juzgado aceptó implícitamente la
suspensión de los términos procesales.

En otros casos, se ha determinado que la suspensión de términos de modo general como


sucede con las acordadas de la Corte, referentes a algún evento o huelgas, no interrumpen
los plazos, especialmente, si se dictó sin perjuicio de la validez de los actos procesales
cumplidos.

Por último la suspensión judicial debe resguardar la bilateralidad de la audiencia, por ello
no se consideran suspensivos los plazos que otorga el juez para el cumplimiento de
determinados actos por una de las partes. ya sea porque la carencia motivara la suspensión,
ya porque la contraria no ha tomado conocimiento o no lo ha prestado.

6.3. Suspensión por resolución del juez o tribunal

El artículo 157, tercer párrafo del CPCCN dispone que "Los jueces y tribunales deberán
declarar la interrupción o suspensión de los plazos cuando circunstancias de fuerza mayor o
causas graves hicieren imposible la realización del acto pendiente". Este deber judicial se
inscribe en el debido contradictorio del proceso. Algunos casos están previstos en la misma
normativa, como por ejemplo la muerte o incapacidad de la parte (art. 43, CPCCN), o
muerte o inhabilidad del apoderado (art. 53, inc. 6º, CPCCN), otros devienen de
circunstancias de hecho, como por ejemplo grandes cataclismos que impiden a la parte
presentarse a juicio.

Se requiere para la suspensión una resolución expresa del juez, aunque alguna vez se ha
resuelto que se interrumpe el curso de la perención, si el juzgado aceptó implícitamente la
suspensión de los términos procesales.

En otros casos, se ha determinado que la suspensión de términos de modo general como


sucede con las acordadas de la Corte, referentes a algún evento o huelgas, no interrumpen
los plazos, especialmente, si se dictó sin perjuicio de la validez de los actos procesales
cumplidos.

Por último la suspensión judicial debe resguardar la bilateralidad de la audiencia, por ello
no se consideran suspensivos los plazos que otorga el juez para el cumplimiento de
determinados actos por una de las partes. ya sea porque la carencia motivara la suspensión,
ya porque la contraria no ha tomado conocimiento o no lo ha prestado.

6.4. Paralización del proceso


A) Concepto. Como hemos anticipado, el plazo del proceso no corre cuando se encuentra
paralizado. ¿Qué significa esto? Una de dos cosas: o que existe una disposición que impide
el progreso del mismo, o que el mismo se suspendió de hecho.

B) Suspensión legal. En distintas épocas algunas leyes han establecido la paralización de


los procesos. Mucho se dio esto hace ya un tiempo con las famosas leyes de prórroga
locacional, y en la actualidad con la legislación relativa a los créditos o a los cobros contra
el Estado. En todos estos casos, el impedimento para que la parte accione es constitutivo de
una suspensión del proceso, que en algunos casos ha terminado siendo por período de una
extensión notable. Un supuesto particular lo presenta en el Derecho Procesal el curso de
trámite diferido (conocido como de efecto diferido). Para Loutayf Ranea y Ovejero López
significa que, en estos casos, el recurso de la apelación se encuentra suspendido hasta tanto
llegue el momento de su fundamentación. Creo que esta postura está errada, ya que la
modalidad del trámite no importa suspensión. Obsérvese que una vez habilitado el plazo
para la fundamentación (vgr. art. 260, inc. 10, CPCCN) se tienen cinco días para fundar los
agravios y, en caso contrario, quedarán firmes las respectivas resoluciones. La suspensión
legal es una circunstancia que deviene cuando un plazo está corriendo. En el caso de
recurso de trámite diferido, se remite condicionalmente la cuestión a otro momento
procesal y ya se sabe anticipadamente cuál va a ser el trámite al interponer un recurso. En la
misma situación está el replanteo probatorio en segunda instancia. Véase, respecto del
recurso que estamos tratando que, en algunos casos, estamos ante situaciones en las que no
opera la perención (como por ejemplo el caso del art. 509, de ejecución de sentencia),
mientras que en otros el recurso diferido muestra su verdadera naturaleza, ya que cesa su
carácter si el expediente estuviese a consideración de la Cámara por otro recurso de trámite
inmediato (art. 69, 3er. párr., CPCCN).

Sobre suspensión por acumulación de procesos ver punto 6.5.1.18.

C) Situaciones de hecho. Las situaciones de hecho son más sencillas en general porque
están inscriptas en los casos en que la caducidad no opera pues, se trata de los supuestos en
que el expediente se encuentra friera del juzgado, sobre los cuales ya hemos tenido
oportunidad de referimos al hablar de interrupción (v. punto 5.2.1. 12.). Pero aquí coincido
con los autores previamente citados 26, cuando dicen: "En general, en todos los casos en
que se den las circunstancias de fuerza mayor o causas graves a que alude el artículo 157
del Código Procesal o en todos los casos en que las parles se encuentran imposibilitadas o
inhabilitadas para activar la marcha del proceso, la suspensión opera de hecho. Puede haber
mediado una resolución judicial declarando la suspensión; pero puede no haber existido
ninguna resolución al respecto. En estos últimos supuesto, en oportunidad de pronunciarse
el juez sobre la caducidad de la instancia, deberá reconocer a esas circunstancias la eficacia
suspensiva si las mismas han sido alegadas y probadas por la parte interesada".

Se puede decir que el término de perención se suspende cuando por razones de hecho o de
derecho, las partes se hallan impedidas de activar el procedimiento, pues median en tal caso
las mismas circunstancias que para la prescripción prevé el artículo 3980 del Código Civil.

D) Causa penal. La prosecución de la acción penal no paraliza el curso de la perención de la


instancia en el proceso civil, ya que la acción premencionada puede seguir su trámite hasta
llegar al estado de sentencia, porque el artículo 1101 del Código Civil sólo prohíbe la
condenación en juicio civil, es decir, suspende la sentencia pero no el trámite 27.1.

6.5. Los distintos supuestos de suspensión. Actos suspensivos y no


suspensivos

6.5.1. Cuestiones generales

Las cuestiones generales relativas a la suspensión las liemos tratado en el punto 5.1.1. y a él
nos remitirnos. Pasemos ahora a los casos particulares.

6.5.1 1. Actuaciones extrajudiciales

La actividad extrajudicial en principio no suspende el plazo de perención, a menos que se


deje constancia en los autos antes del vencimiento del plazo legal, pero las gestiones
extrajudiciales de arreglo del juicio con una dependencia del Estado suspenden el curso de
la caducidad.

6.5.1.2. Acumulación de procesos

(v. punto 6.5.1.18.)

6.5.1.3. Apoderados

A) Fallecimiento o inhabilidad. Este es uno de los casos previstos por el ordenamiento


procesal nacional artículo 53, inciso 6º, que dispone: “Por muerte o inhabilidad del
apoderado. Producido el caso, se suspenderá la tramitación del juicio y el juez fijará al
mandante un plazo para que comparezca por sí o por nuevo apoderado, citándolo en la
forma dispuesta en el inciso anterior. Vencido el plazo fijado sin que el mandante satisfaga
el requerimiento, se continuará el juicio en rebeldía". Este inciso plantea dos cuestiones que
exceden nuestro actual estudio, pero que es menester citarías. 1) Si la citación es como el
inciso anterior", quiere decir: ¿a su domicilio o por edictos, o sólo a su domicilio, según se
desprende de la última parte, que únicamente propone la sanción de rebeldía? 2) ¿Es éste un
caso de rebeldía automática, o debe pedirla la otra parte? Es que el Derecho Procesal nos
ofrece cuestiones en cada uno de los puntos que tratamos. El caso del mandante debe
extenderse a todos los que cumplen actos por otra persona. Así, el fallecimiento del
liquidador de la sociedad actora ocasiona la suspensión del proceso y, mientras tanto, no
corre la caducidad. Frente al actual Código Procesal, la jurisprudencia es unánime en el
sentido de considerar suspendido el plazo por el fallecimiento del apoderado de la parte. Se
incluye en esta posición la jurisprudencia provincial. Se suspende la caducidad por
fallecimiento del apoderado de la parte aunque el nuevo apoderado figurara en el mismo
poder que el fallecido.

B) Presentación y renuncia. A la inversa de la situación anterior, la renuncia al mandato o el


cambio de apoderado no impide que se produzca la caducidad de la instancia.

C) Designado en función pública. El profesional designado en una función pública, no


suspende la perención de la instancia, aunque dicha función lo inhibiera de actuar como
abogado o procurador, porque esa circunstancia no le impidió hacer conocer el hecho a la
parte, para que tomara los recaudos del caso. En el supuesto sancionado el abogado será
responsable de las consecuencias de la caducidad dictada.

6.5.1.4. Audiencias

En general, las audiencias fijadas en virtud del artículo 36, inciso 4º del CPCCN, o las
relativas a la prueba, hacen que el curso del proceso, hasta las mismas, se halle suspendido
aunque la audiencia no se realice por falta de notificación. Pero carece de seriedad sostener
que se ha suspendido la caducidad porque se señaló una primera audiencia, ya que ésta no
tiene plazo, pues significa una actividad procesal -generalmente oral- que se lleva a cabo en
las dos primeras horas de atención del juzgado, en cualquier momento. Pero, la designación
de una nueva audiencia es un trámite que requiere el impulso procesal de la parte interesada
y, por ende, no está comprendida en los supuestos previstos en el artículo 313, inciso 3º.

Ahora bien, fracasada la audiencia para alegar por inconcurrencia de los litigantes, el
procesado queda pendiente de la resolución de autos, de donde no comienza a suceder el
plazo de la perención, porque la audiencia es renunciable, y la resolución no necesita
petición de partes.

6.5.1.5. Beneficio de litigar sin gastos

En general, el trámite tendiente a la obtención del beneficio de litigar sin gastos (art. 83,
2do. párr., CPCCN) no suspende el curso de la caducidad, aunque tramite por expediente
separado. Pero, aunque lo suspenda, cabe a la parte urgir el trámite del incidente, porque de
lo contrario igualmente perecerá el juicio en el plazo del artículo 310 del CPCCN. La
suspensión se produce cuando hay una resolución expresa al respecto, por lo común,
fundada en la imposibilidad económica de la pretendiente del beneficio de realizar gastos,
siendo en general la actora quien se halla en dicha situación.

6.5.1.6. Competencia

Se ha resuelto un interesante caso por el Supremo Tribunal de San Luis en el cual se


determiné que la contienda de competencia entre jueces de distintas provincias provoca la
suspensión del proceso, pero desde el mismo día en que la Corte la resuelve, el término
continúa corriendo con independencia de que los autos hayan permanecido en la secretaría
del tribunal mencionado.

6.5.1.7. Concurso

(v. Partes: 6.5.23.)

6.5.1.8. Cuestiones prejudiciales

Las cuestiones prejudiciales son aquellas que, en algún momento, obstan a la continuación
del procedimiento. La más conocida es la de la causa penal pendiente y sus efectos sobre la
sentencia civil (art. 1101, Cód. Civ.). Extrañamente, en el supuesto que tratamos se da la
confluencia dedos causales coincidentes que impiden la producción de la caducidad de
instancia. La cuestión prejudicial no impide de por sí la actuación del proceso civil sino
solamente el dictado de la sentencia. Por ello, se produce la caducidad de la instancia si el
proceso no es activado en su curso, aunque exista una causa judicial pendiente. Pero
llegado el momento de la sentencia, llamados los autos, el proceso se suspende a la espera
de la causa penal. Naturalmente que se suspende el curso de la perención, pero resulta que
de acuerdo con el artículo 313, inciso 4º que ya hemos visto (v. punto 2.5), la caducidad
tampoco opera; una extensa jurisprudencia anterior abonaba esta solución antes de la
existencia del inciso 4º mencionado, agregado por la ley 22.434. Corno por ejemplo
muestran.

6.5.1.9. Demora imputable al tribunal y a sus auxiliares

Ya hemos comentado el tema en el punto 2.4. Pero la reforma de la ley 22.434 sólo es
aplicable en los ámbitos de competencia federal y los que han seguido su lineamiento
(como recientemente Chubut y Río Negro). ¿Qué sucede con la jurisprudencia de las otras
provincias? En general, con distintos ordenamientos, se ha llegado a la conclusión que
consagró la reforma, ya que la carga de instar el procedimiento cesa cuando surge el deber
del tribunal de actuar. Y esta diferencia entre carga y deber no siempre ha sido realmente
comprendida. En algunos otros casos se ha dicho que no existe disposición que obligue a
instar al órgano judicial a que cumpla las obligaciones a su cargo y menos al personal del
mismo. Si bien la idea subyacente en estos conceptos es correcta, deberá decirse
técnicamente que, salvo que la ley expresamente imponga el recurso de queja por retardo
de justicia, no existe carga de la parte de instar el procedimiento para que el tribunal
cumpla con el deber de dictar o realizar los actos que están a su cargo.

6.5.1.10. Días de llanto y luto

Durante dichos días debe entenderse suspendido el proceso.

6.5.1.11. Excusación y recusación


La incidencia por excusación no justifica la suspensión de los plazos a los efectos de la
caducidad de la instancia. Ello porque nada impide a la parte interesada efectuar peticiones
que impulsen el proceso. En este caso, como en el de la recusación, aparece más propio el
instituto de la interrupción (v. 5.2.1 - 11.).

6.5.1.12. Exhortos

A los efectos de la caducidad de instancia, no debe computarse el plazo normal que


requiere la tramitación de un exhorto.

6.5.1.13. Expedientes

Ciertamente que las actuaciones relacionadas con los expedientes corresponden con mayor
precisión a la interrupción de la perención (V. 5.2.1.12.), no obstante, la jurisprudencia ha
tomado algunos casos en el campo de la suspensión.

A) Extravío. Así como alguna jurisprudencia consideró de manera disímil la suene del
expediente extraviado con relación a la interrupción del plazo de perención, otra también
discutió sobre la procedencia de la suspensión. La tesis mayoritaria indica que para que la
suspensión se produzca, no basta el extravío sino que la parte debe haber realizado algún
acto tendiente a su búsqueda o reconstrucción. Pero también existen tribunales que se han
pronunciado lisa y llanamente, por la suspensión.

B) Paralizado. El sistema de paralizados es un sistema de archivo preliminar del


expediente, que se saca de la circulación corriente para agilizar los trámites. No se
considera que la paralización constituya la situación prevista en el artículo 311 del CPCCN,
y a la que hemos hecho referencia en el punto 6.4.

C) Remitidos a otra jurisdicción. En este supuesto existe un criterio general que puede
expresarse de la siguiente forma; Para decidir si se ha producido la suspensión del plazo de
la caducidad, debe verse en el caso particular si la parte estaba en condiciones de activar la
instancia, no siendo correcto ponerle la carga a la actora de que realice una serie de actos de
pedido de devolución inconducentes, toda vez que los mismos no hubieran logrado
objetivamente resultado. Por eso se ha admitido que se suspende el plazo de caducidad de
instancia cuando el expediente ha salido ad effectum videndi del juzgado, salvo que se
pruebe por el requirente de la perención que ha estado en el otro juzgado sin objeto alguno,
con lo que "invierten" la carga de la prueba, cuando remitido con conformidad de partes, es
indispensable en el otro juzgado y, en general, cuando se remite a un juzgado penal para el
juzgamiento de un delito, o aun la sola situación de estar el expediente fuera de secretaria.
No obstante ello, la jurisprudencia dominante indica que la remisión a otro juzgado no
obsta al transcurso de la caducidad, y que pesa sobre las partes la carga de activar la
devolución.

D) Remitidos a la alzada. No se justifica obligar a la parte a hacer pedidos reiterados


inocuos para que el expediente vuelva de segunda instancia
E) Retiro por las partes o terceros. Se ha resuelto a mi criterio con justicia respetando el
deber de lealtad y probidad procesal que en el caso del litigante que pide la perención
habiendo retirado y retenido los autos hasta que se cumpliera, no cabe decretaría, no
obstante es una posición minoritaria, ya que la mayoría entiende que la parte pudo usar los
resortes legales para activar la devolución en debido término.

6.5.1.14. Feriados

Feriados (v. 4.5.)

6.5.1.15. Fuero de atracción

Las cuestiones relacionadas con el fuero de atracción están gobernadas por el principio de
que si la causa atraída es independiente de la atrayente, cada una sigue su vía,
especialmente si tramitan por cuerda separada, pero si una es dependiente de la actividad en
la otra, como sería la escrituración atraída al sucesorio que requiere que se dicte en éste la
declaratoria de herederos, la actividad en el otro proceso puede servir para el que se
encuentra suspendido.

6.5.1.16. Fuerza mayor

Nos hemos referido al tema en el punto 6.4.C) al considerar la paralización del proceso por
fuerza mayor. El Código de Mendoza así lo expresa concretamente. En otros casos el
criterio se ha aplicado por analogía del artículo 3980 del Código Civil relativo a la
prescripción.

6.5.1.17. Incidentes

Los incidentes no suspenden el proceso principal, a menos que el Código lo establezca, o el


juez lo disponga (art. 175, CPCCN), o resulte de la propia naturaleza de los mismos,
resultando así un impedimento para la prosecución del juicio 61, En este caso se encuentra
especialmente el incidente de nulidad. También se ha considerado suspensivo el incidente
de citación de evicción, la redargución de falsedad de la cédula con que se corrió traslado
de la demanda (aunque esta redargución normalmente debe tramitar por acción
independiente). Algunos casos especiales merecen ser tratados en particular como las
llamadas "excepciones previas" y otras situaciones que hemos examinado en los puntos
3.3.4.2. y 3.3.4.3. En lo que hace a la suspensión que nos interesa ahora, el cuestionamiento
por un coejecutado de la competencia del juez, importa un incidente suspensivo del trámite
de la causa. Por todo lo expresado, se ha resuelto que no impide el curso de la perención en
el interdicto de recobrar, el incidente formado con la presentación de un tercero.
6.5.1.18. Juicios conexos. Acumulación de procesos

Si bien es cierto que los actos interruptivos de la caducidad deben realizarse, para surtir
efecto, en el mismo expediente habida cuenta que los efectuados en otros, aun siendo
conexos, no constituyen actos suspensivos del término de perención, no lo es menos que la
circunstancia de encontrarse ambas causas radicadas ante el mismo juez, determina la
automática suspensión de los procedimientos desde el momento de interposición del
pedido. El resultado surge del artículo 193 del CPCCN que cuando habla de la acumulación
de procesos dispone que "El curso de todos los procesos se suspenderá, si tramitasen ante
un mismo juez, desde que se promoviere la cuestión. Si tramitasen ante jueces distintos,
desde que se comunicare el pedido de acumulación al juez respectivo. Exceptúanse las
medidas o diligencias de cuya omisión pudiere resultar perjuicio". La cuestión ya tenía
antecedentes en tal sentido.

6.5.1.19. Litis expensas

Su falta de pago no paraliza el proceso ni le ha impedido a la parte realizar los actos del
mismo.

6.5.1.20. Medidas cautelares

Aunque existe jurisprudencia contradictoria sobre el tema de si las medidas cautelares


suspenden o no el curso de la perención de instancia, corresponde hacer una serie de
distinciones sin las cuales no se puede comprender el tema. Retomemos lo dicho en el
punto 2.3.1.C) y veremos dos caminos. Uno es el del proceso y otro el de la medida
cautelar. El proceso se suspenderá o no según el estadio en que se encuentre la medida
cautelar. Por supuesto que antes de tomada, especialmente si el acto siguiente es el traslado
para la contestación de la demanda, el proceso se suspende porque de lo contrario la medida
precautoria perdería su eficacia. Pero ello no sucede cuando los trámites referidos a la
obtención de la medida cautelar tramitan por un incidente aparte. Distinto es el caso de la
medida cautelar en sí misma que puede caducar por no haberse activado su sustanciación en
el tiempo oportuno. En tal caso, cabe preguntarse si dicha caducidad no arrastra la del
proceso. Entiendo que no, pues si el proceso estaba suspendido no se hallaba en tal
situación condicionalmente, de allí que el único efecto de la caducidad de la medida
cautelares que el plazo del proceso siga corriendo. Pero, cuando ha finalizado la situación
de reserva y seguridad de la medida cautelar, la misma 110 es suspensiva, de igual manera
que tampoco lo es cuando su actividad no impide la tramitación del proceso.

6.5.1.21. Notificación

La falta de notificación por cédula, aunque el Código establezca que la resolución debe
notificarse de oficio, no impide el curso de la caducidad de instancia. Obsérvese que en este
caso hay jurisprudencia nacional posterior a la ley 22.434, por ello, deben tenerse presentes
situaciones particulares, como la notificación de la radicación o puesta de los autos en
secretaría con motivo del recurso de apelación libre (art. 259, CPCCN), la elevación del
expediente a la Cámara (art. - 251, CPCCN) y similares.

Pero, si el juez luego de la certificación de la inexistencia de la prueba a producir, no


mediando obstáculo para el dictado de la providencia solicitada, dictó una medida previa
que no correspondía a la estructura del proceso sumario, no corre el plazo de caducidad,
sino es notificada por secretaría, ya que la parte puede legítimamente suponer que su
actividad ha cesado.

En otro orden de ideas y de modo general, se ha declarado que no suspende la perención de


la instancia la falta de notificación de la declaración de rebeldía.

6.5.1.22. Oficial primero y secretario

Relacionado con el tema anterior se encuentra la actividad del secretario o del oficial
primero. Se había establecido de forma casi unánime que la suspensión del proceso
establecida por el artículo 313, inciso 30 del CPCCN correspondía sólo cuando la actividad
requerida del secretario o del oficial primero se refiriese a una solución judicial, pero no
cuando se tratase de trámites que deben realizar estos funcionarios, como notificaciones,
certificaciones, etcétera. Este criterio continúa siendo aplicable en los lugares donde se
siguió el sistema original del artículo 313, inciso 30 de la ley 17.454, aunque al respecto, no
dejaron de oírse voces muy importantes entendiendo que si el expediente se paraliza,
porque el secretario o el oficial primero no cumplen con la actividad que la ley les impone,
no es posible decretar la caducidad de la instancia, ya que se estaría ante una declinación y
transferencia inadmisible de responsabilidades. Este criterio es el que primó en la reforma
de la ley 22.434, de modo que la jurisprudencia actual dice que si el proceso se encontraba
pendiente de una certificación dispuesta por la juzgadora, como dicha actividad está
exclusivamente a cargo de la secretaría interviniente, corresponde encuadrar la situación
prevista en el artículo 313. inciso 30 del CPCCN, luego de la reforma introducida por la ley
24.434 (v. punto 2.4.).

6.5.1.23. Partes

A) Concurso. El pedido de concurso o quiebra del actor no impide el curso de la perención.


En el caso del demandado existen dos posiciones. La primera entiende que la causa se
suspende por la imposibilidad de continuar los juicios contra el demandado (arts. 22 y 36,
ley. 19.551). La segunda considera que, si bien es cierto que se ha resuelto en alguna
ocasión que el término de la perención se suspende por el concurso civil o la quiebra de
deudor (pues estos juicios impiden la prosecución de los litigios individuales), no lo es
menos que ello ha sido con la limitación de "en principio", debiendo, en virtud de la
compenetración que existe entre el concurso mismo y los juicios que atrajo, contarse el
término de la perención a partir de la última diligencia practicada en el concurso. Por ello,
también se resolvió que no suspende los plazos de la ejecución hipotecaria la declaración de
quiebra del deudor.

B) Fallecimiento o incapacidad. El fallecimiento de las partes está contemplado en el


artículo 43 del CPCCN, que dispone. "Cuando la parte que actuare personalmente falleciere
o se tornare incapaz, comprobado el hecho, el juez o tribunal suspenderá la tramitación y
citará a los herederos o al representante legal en la forma y bajo el apercibimiento dispuesto
en el artículo 53, inciso 5º". Sin embargo, se ha entendido en algunos casos que la
perención corre, por ejemplo cuando los herederos conocían el fallecimiento del actor, ya
que estaban tramitando la sucesión, y no invocaron dificultades insalvables para la
presentación al proceso, presentado el patrocinante del fallecido, no habiendo cumplido el
juzgado con lo dispuesto en el artículo 43, ni dicho profesional ni la cónyuge supérstite que
ahora concurre con su patrocinio instaron el proceso durante nueve meses. Lo que significa
que la muerte o incapacidad, si bien en principio suspende el proceso en los términos del
artículo 43 citado, no tiene ese efecto cuando los interesados estaban ya anoticiados de la
circunstancia y podían concurrir al pleito sin inconveniente alguno dentro del plazo de la
caducidad. En cambio se suspende cuando el actor, que actuaba por derecho propio fue
detenido y declarado demente, cuando existe un menor y el asesor no ha tomado
intervención.

C) Prisión. El estado de interdicción legal en que cayó el actor como inherente a su condena
criminal (art. 12, Cód. Penal) no autoriza por si solo a sostener que el término de perención
de instancia quedase suspendido durante el transcurso de la pena, aunque se omitiese
proveerle curador. Esta jurisprudencia reiterada me parece que cede ante el artículo 43 del
CPCCN, debiendo el juez considerar en el caso concreto la suspensión por un tiempo
prudencial para que el representante definitivo o ad litem, o en su caso el defensor de
pobres, se haga cargo del caso. Lo mismo debe entenderse si los socios de una aseguradora
estuvieron sometidos a proceso, habiéndose dictado sobreseimiento definitivo un año y tres
meses después que se envió traslado de la demanda. Al considerarse paralizado el juicio
para la notificación de ésta, no puede pedirse perención.

6.5.1.24. Plenarios

De acuerdo con el artículo 301 del CPCCN, la admisibilidad del recurso de inaplicabilidad
de la ley, produce dos efectos: uno inmediato, el suspensivo, por lo cual se suspende la
posibilidad de cumplimiento de la sentencia, y otro relacionado con el recurso mismo, por
el que cada una de las salas puede suspender sus pronunciamientos hasta tanto se resuelva
el plenario. Si la sala suspendiere el proceso a tal fin, no corre el plazo de caducidad de
instancia de acuerdo con el artículo 311, segunda parte del CPCCN.

6.5.1.25. Recusación

(v. Excusación: 6.5.1.11.)

6.5.1.26. Requisitos

Durante el trámite o cumplimiento de requisitos o actos esenciales previos, no corre la


caducidad.
6.5.1.27. Secretarios

(v. Oficial primero. 6.5.1.22.)

6.5.1.28. Seguros

Se ha entendido que suspende el curso de la perención la cláusula de la póliza por la cual la


aseguradora no estaba obligada a pagar, mientras no existiese sobreseimiento definitivo de
los aseguradores demandados

6.5.1.29. Sucesión

Si la sucesión fue deferida por ley a un hermano del causante, no puede ser éste demandado
antes de la declaratoria que le reconoce carácter de heredero y desde allí corre la caducidad,
asimismo la causa atraída a la sucesión que depende de la declaratoria, no caduca.
6.5.1.30. Tasa judicial

Las cuestiones que dan origen a la tasa de justicia son trámites separados e independientes
del principal (arts. 10, ley 18.525 y 13, ley 21.859). En tal sentido se ha declarado que
carecen de efecto suspensivo. Pero, como muy bien se lía acotado, el criterio no es absoluto
y reconoce como excepción el hecho de que el juzgado imponga como requisito previo la
integración de la tasa, aunque modificando su criterio posteriormente la Sala F dijo: que si
se supeditó la continuación del proceso a los fines de la apertura a prueba. al previo pago de
la tasa de justicia el actor debió en su caso solicitar la formación del incidente previsto en la
normativa específica y la continuación del trámite a los fines de evitar el efecto no querido
de la caducidad de la instancia.

6.5.1.31. Terceros

El proceso se suspende cuando se cita a un tercero hasta la comparecencia de éste, pero ello
si bien pudiera considerarse carga del demandado, no libera al actor de la carga de impulsar
el proceso, y si no realiza las diligencias correspondientes para integrar la litis de esta
manera, ni se registra otra actuación que active el proceso, se opera la caducidad de la
instancia, si la inactividad se prolonga por el plazo respectivo.

6.5.1.32. Vistas

La jurisprudencia anterior a] CPCCN (ley 17.454.) sostuvo la tesis de que, si el expediente


se encontraba fuera del juzgado por haberse ordenado correr vistas que así lo exigían, no
suspende el curso de la perención. Este criterio considero que no puede entenderse de modo
absoluto y debe complementarse con la segunda parte del artículo 311, para poder
determinar si la parte tuvo oportunidad de activar el proceso.

6.5.2. Etapas del proceso

6.5.2.1. Demanda y contestación

En algunos supuestos, para poder dar traslado de la demanda deben cumplirse previamente
ciertos requisitos. Estos pueden deberse u que la parte no los integró en su momento o que
el juez de oficio haya requerido el cumplimiento de alguno de ellos (vgr. art. 337, 2do. párr.
CPCCN). En tales casos no se suspende el plazo de caducidad de instancia. Tampoco la
suspende el hecho de que alguno de los codemandados no haya sido notificado, ni que se
haya suspendido a su vez el plazo para contestar la demanda por falta de copias, porque
dicha falta es imputable al actor y no puede prevalerse de su propia torpeza para
beneficiarse en el pleito, sobre todo que pudiera usar este ardid para mantener el proceso
suspendido indefinidamente.

6.5.2.2. Excepciones

La oposición de las llamadas excepciones previas suspende el curso del proceso, porque se
trata de un incidente suspensivo y porque siendo ellas “previas" a cualquier acto del
proceso, el actor se encuentra inhibido de realizar cualquier acto impulsorio en el principal
hasta tanto las mismas sean resueltas. Este es el criterio de la jurisprudencia mayoritaria.
No obstante ello hay disidencia especialmente en el área de la justicia comercial, en el
sentido de que la oposición de una excepción no impide el curso de la perención de
instancia. Como hemos hecho notar en el punto 3.3.4.3. lo que debe perimir primero, una
vez opuesta la excepción, en su casos es el incidente de excepciones (cuando ellas son de
las llamadas dilatorias). En otro orden de cosas, se ha dicho que si estaba pendiente por el
tribunal la resolución de una excepción de prescripción no cabe dictar la caducidad, y
también que la Suspensión del plazo de caducidad de instancia hasta que se resuelva la
excepción opuesta no puede prolongarse sine die, por ello cumplido el plazo del artículo
310, inciso 20 renace la carga del actor de instar el procedimiento.

6.5.2.3. Prueba

La Cuestión de la caducidad de instancia en la prueba presenta dos aspectos. Uno que ya


hemos visto con anterioridad, referente al momento en que finaliza la primera instancia
(puntos 2,5. y 4.2.13)), por dicha razón se ha declarado que no obsta a la caducidad de la
instancia el hecho de que se haya cumplido totalmente la etapa probatoria, pues para evitar
tal efecto, la parte debió solicitar la sentencia. Tampoco obsta ello la circunstancia de que el
plazo de prueba no haya vencido, cuestión de difícil resolución en la práctica ya que el
término de prueba raramente alcanza los tres meses, Pero la situación se da ante la falta de
notificación del decreto de apertura a prueba que no impide la caducidad porque, de lo
contrario, el proceso se alegaría indefinidamente, aunque es improcedente la perención, si
la demora en la notificación no es imputable a las partes, o si los autos quedaron parar
resolver sobre la oposición a la apertura a prueba. Y sea o no común la prueba pendiente,
pesa sobre el actor siempre la carga de activarla para mantener con vida la instancia que dio
nacimiento con su demanda.

La cuestión se ha extendido a la posibilidad de decretar la caducidad de instancia estando


pendiente la prueba pericial.

Contra tal corriente, se ha desatado otra absolutamente inversa que establece que, durante el
período de prueba, no puede decretarse la perención de instancia aunque haya pasado el
término legal, pues habiendo pendiente prueba, la parte no podía realizar actos impulsorios
válidos. Esta corriente tiene una mayor recepción en las provincias. Se considera también
suspendido el plazo mientras está pendiente una pericia, o un informe esencial, cuando el
proceso fue paralizado por tal razón con resolución firme. Por último algún caso especial se
ha producido cuando por la pérdida de un expediente, que constituía una prueba
oportunamente ofrecida y producida, importó un obstáculo para el normal desarrollo del
proceso, que justificó la suspensión del curso de la caducidad de la instancia.

6.5.2.4. Causa pendiente del llamamiento de autos

Una vez que se ha llamado autos para sentencia cesa la actividad de las partes y la carga de
instar el proceso, salvo que se reabriere por prueba de oficio, de acuerdo con lo dispuesto
por el artículo 313, inciso 4º del CPCCN conforme la ley 22.434 (v. punto 2.5.), criterio
que también interpretó alguna jurisprudencia nacional antes de la reforma, con asiento en el
artículo 313, inciso 30. La jurisprudencia provincial entendió también en este aspecto que
luego del llamado de autos, el requerir la actividad del tribunal es facultativo de la parte.

Pero la cuestión ha sido extendida por alguna jurisprudencia a la pendencia del llamamiento
de autos para sentencia, con asiento en el artículo 313, inciso 3º, se hayan presentado o no
alegatos, o la cuestión sea de puro derecho. Pero el criterio no es unánime, ya que varios
tribunales se han manifestado estrictos hasta que el llamado de auto para sentencia ha sido
dictado.

6.5.2.5. Medidas para mejor proveer

Si las medidas para mejor proveer son anteriores al dictado de autos para sentencia, la
jurisprudencia ha considerado que las mismas son interruptivas ex oficio, por lo cual no
cabe dictar la perención de instancia. Entiendo que ello es así, siempre que el juez no le
haya impuesto a alguna de las partes el cumplimiento de la medida.

En cambio, cuando las medidas para mejor proveer se dictan luego del llamado de autos, se
ha seguido el criterio que sustentó la reforma de la ley 22.434, en el artículo 313, inciso 4º.
Lo importante es que para ella se requirió la notificación previa, lo que también fue
consagrado por la última parte del inciso que comentarios.

6.5.2.6. Resoluciones judiciales

Las resoluciones judiciales no tienen de por sí la virtud de suspender el curso de la


caducidad de la instancia. Depende para ello el objeto de las mismas. Si la resolución no
tiene por objeto accionar una actividad jurisdiccional, desarrollar el proceso, o simplemente
conceder un traslado para que las partes cumplan tina actividad que les es propia, no
inhiben e) curso de la instancia. Así ni los autos interlocutorios, ni el auto "por devueltos”,
o cuando se posterga la resolución hasta tanto se cumpla un acto cuya impulsión está a
cargo de la parte, como “devuelta que sea la cédula se proveerá". En cambio resultan
suspensivas las resoluciones judiciales que conceden un recurso de apelación, aunque se
trate de un recurso extraordinario. Lo mismo suspenden la perención las resoluciones que
postergan la solución que les compete en razón de cuestiones que están fuera de la
posibilidad de la parte a activar, como por ejemplo "devueltos que sean los autos de la
Cámara, se proveerá", ya que el plazo que el expediente estuvo en la alzada no puede
computarse.

6.5.2.7. Interposición de recursos

Para comprender la cuestión relativa a los recursos debe tenerse presente la clasificación de
los mismos. Es cierto que la elevación o la estada de los autos en otra instancia por vía de
recurso, inhiben la caducidad de la primera instancia que queda suspendida en tanto y
cuanto ese recurso interfiera la continuación de las actuaciones en primera instancia. Pero
hay casos en que no es así. Cuando el recurso se concede en relación con efecto no
suspensivo (llamado vulgarmente devolutivo), puede ser que el expediente continúe en
primera instancia su trámite, mientras la copia (o a la inversa) va a segunda instancia (art.
250, CPCCN). En este caso la primera instancia continúa. También se ha dispuesto que en
la circunstancia de que la Corte Suprema haya requerido los autos principales en el trámite
del recurso de hecho, no releva al recurrente de la obligación de instar el procedimiento y,
transcurrido el término de caducidad sin hacerlo procede la perención. Otro caso es el de la
revocatoria, que sólo puede ser interruptiva si la resolución Impugnada es esencial para la
continuación del litigio. O la misma situación en la aclaratoria. De manera que la
generalización que hacen los resúmenes de los fallos en estos casos no es propia para
conocer la cuestión de la caducidad de la instancia sí no se sigue la línea conceptual de los
recursos en sí.

6.5.3. Juicios especiales

6.5.3.1. Alimentos
No suspende este proceso, ni el hecho de ser agregado como prueba en el divorcio, ni el
agregado de un convenio de partes en el mismo, no homologado, Si no se activé el trámite
de modo específico.

6.5.3.2. Juicio ejecutivo, tercería

La tercería de dominio en un juicio ejecutivo no lo suspende. De acuerdo con el actual


CPCCN se sabe que lo que se suspende es la orden de venta de los bienes, y ello ya es en
una etapa donde la perención no tiene efecto (art. 99).

CAPITULO VII
LEGITIMACION Y DECLARACION DE OFICIO DE LA CADUCIDAD DE INSTANCIA. CONVALIDACION

7.1. Quiénes pueden pedir la caducidad de instancia

El CPCCN contiene un doble sistema que es el de la caducidad a pedido departe y de la


declaración de oficio. En punto a la petición, el artículo 315 establece que “la declaración
de caducidad podrá ser pedida en primera instancia por el demandado; en el incidente, por
el contrario de quien lo hubiere promovido; en el recurso, por la parte recurrida" Quiere
decir que la caducidad es la consecuencia de la carga de no activar el proceso por quien
pretende una pretensión positiva.

7.1.1. Regla general

La regla básica general es pues que sólo las partes pueden pedir la caducidad de la
instancia, de allí que quien no reviste esta calidad no puede pedirla. Esta regla podría dar
por terminada la cuestión si no fuera porque una generalización tan grande peca
indudablemente de falsa.

7 1.2. Calidad de parte

Para poder concretar el aspecto que nos interesa, corresponde que recordemos algo sobre el
concepto de parte. Chiovenda dice:

Es parte aquel que pide a nombre propio o en cuyo nombre se pide la actuación de una
voluntad de la ley, y aquel frente a la cual es pedida". Nosotros preferimos algo más
amplio, que comprende otros sujetos no necesariamente titulares del “derecho subjetivo" en
sentido tradicional. Decirnos que parte es todo aquel que reclama el auxilio de la
jurisdicción, en forma originaria, sucesiva, principal, incidental o accesoria, una vez
admitidos en el proceso en tal carácter, y los que intervienen como consecuencia de tal
reclamo.

De este modo, la calidad de parte la da el Derecho Procesal en el ejercicio dinámico del


juicio. Así, se puede entender que la jurisprudencia haya considerado parte legitimada para
acusar la caducidad de la instancia, a quien se presentó invocando la calidad de cesionario
de la demanda en los derechos y acciones emergentes de una promesa de venta o al letrado
a quien la sentencia fijó honorario que tiene interés en acusar la perención de la alzada. La
determinación de la aceptación de la calidad de parte en el juicio puede jugar a favor o en
contra de decidir, si quien ha sido demandado y no ha sido tenido por tal todavía, puede
reclamar la perención. En tal sentido hacemos notar que se requiere la calidad departe
declarada en el proceso para quien peticiona originalmente, pero no necesariamente para
quien es reclamado por la petición así instaurada. Ello permite considerar procedente la
jurisprudencia que admite que si se amplió la demanda contra quien posteriormente se
presentó acusando la caducidad, tal acuse es perfectamente legítimo.

7.1.3. Fallo de legitimación

La regla anterior se ha visto reiteradamente violada, por el juego de doble principio de la


caducidad a pedido de parte y la actuación oficiosa. De allí que se haya podido declarar que
la legitimación de quien invoca la caducidad de la instancia es irrelevante en tanto y en
cuanto ésta puede ser declarada de oficio.

7.1.4. Actor y demandado

A la inversa de lo que hemos visto hasta este momento, en el cual el concepto de parte se
extiende, consideradas las partes concretamente, vamos a observar una importante
restricción. En principio, la caducidad de la instancia no puede ser pedida por el actor. Este
es el principio que consagra el artículo 315 del CPCCN que citamos. La limitación puede
presentarse en algunos supuestos aun para el demandado, como una especie de sanción ante
el incumplimiento de determinados deberes. Así, el demandado enjuicio de divorcio no
puede acusar la perención de la instancia, si no ha hecho efectivas las cantidades fijadas en
concepto de alimentos y litisexpensas.

La doctrina sobre el particular pudiera ser unánime, aun en el caso de los códigos que 8 no
tienen una referencia concreta al demandado, o en general de aquel contra quien se
promueve la instancia. Sin embargo, Loutayf Ranea y Ovejero López entienden que en
estos casos la caducidad puede ser pedida por el actor. A mi juicio los argumentos vertidos
constituyen un error, no obstante la jurisprudencia de dicha provincia en ese sentido.
Además de la violación de los deberes de lealtad, probidad y buena fe, se viola
directamente el contradictorio. Si se admitiera pedir la perención de la instancia por el
actor, se violaría directamente el desistimiento del proceso, que refiere la conformidad de la
contraria. Tampoco es fuerte el argumento de que el juez, ante el pedido del actor, pudiera
declararla de oficio, porque en tal caso; el pedido no se tomaría en cuenta (no habría
traslado, por ejemplo). Por otra parte, la declaración podría ser impedida, siempre que antes
de la misma el demandado instare el procedimiento mediante algún acto. La Cámara 1ª de
Paz Letrada de Tucumán entendió que no podía considerarse como un desistimiento
implícito, el acuse por el propio actor de la caducidad de la instancia.
7.1.5. Incidentado

De la misma forma, sin perjuicio de la actividad oficiosa del juez, la jurisprudencia ha


entendido, junto con la norma del artículo 315 del CPCCN, que el incidentista no puede
pedir la caducidad, pues la perención le corresponde pedirla al contrario de quien lo ha
promovido.

7.1.5.1. Excepciones previas

En el caso de las excepciones previas, debemos recordar lo expresado en el punto 3.3.4.3.


En la medida que las mismas se presentan como un incidente, el actor incidentado puede
oponer la perención a las mismas.

7.1.6. Reconviniente y reconvenido

El demandado reconviniente no pierde su calidad primera, y naturalmente, en tal carácter


puede pedir la caducidad de la instancia. En igual sentido puede el actor pedir la caducidad
de la reconvención. Esto no debe confundirse con las consecuencias que tenga la caducidad
así dictada, y que será vista luego cuando examinemos el artículo 318.

7.1.7. Recurrido

La norma procesal del artículo 315, también considera habilitado al recurrido para acusar la
perención. Al recurrente le basta con desistir del recurso y quedará firme la primera
instancia. Pero habiendo varios recursos, la caducidad pedida a uno de ellos liquida la
instancia para todos.

7.1.8. Terceros

Sobre la legitimación de los terceros para peticionar la caducidad de la instancia (v. 1.6.1.
D). Otros "terceros", como los peritos, no pueden pedir la caducidad. Sin embargo,
admitiendo que su pedido no debe tramitarse, se ha resuelto que corresponde que el juez se
pronuncie sobre la caducidad de oficio.

7.1.9. Representante. Gestor

La petición de caducidad de instancia no requiere poder especial (art. 1881, Cód. Civ.).
Incluso se ha resuelto que sino se notificó, personalmente o por cédula, el auto que intimó a
quien opuso la perención, a que acredite el mandato invocado, bajo apercibimiento de tener
por no presentado el escrito, no puede hacerse efectivo el apercibimiento. Es más, el pedido
de perención de instancia surte pleno efecto aunque quien lo hizo no acreditase en esa
oportunidad la vigencia del respectivo poder, si posteriormente cumplió ese requisito en el
plazo legal.
Para proteger a su vez al perjudicado por la caducidad de la instancia, se ha dicho que ante
la conducta prescindente y ausente del firmante de los escritos, pudo el abogado
patrocinante acudir al ejercicio de la gestión autorizada por el artículo 48 del CPCCN, para
evitarla y aunque no se admitió la legitimación al curador que cesó en sus funciones por
fallecimiento de la parte, en otro caso se entendió que si a la muerte del mandante existía
pendiente un pedido de perención de instancia, tramitado regularmente con el mandatario,
la naturaleza misma de la medida solicitada importaba un perjuicio que, evidentemente,
requería la actuación del mandatario.

7.1.10. Defensor oficial. Procurador fiscal

El defensor oficial se encuentra legitimado procesalmente para deducir la caducidad de


instancia, dadas las atribuciones que pesan sobre él en su calidad de litigante común, una
vez que asumió la. Defensa de acuerdo con el artículo 343, in fine, CPCCN. En cambio, el
procurador fiscal, en su carácter de representante del Ministerio Público, carece de
legitimación para pedir la caducidad de la instancia.

7.1.11. Otros casos

A) Allanado. El allanado, cuando no se ha resuelto la cuestión, tiene facultad para pedir la


caducidad de la instancia y evitar que el proceso se mantenga latente sine die.

B) Compañía de seguros. Cuando la compañía aseguradora es citada al proceso, no obstante


las limitaciones doctrinales a su calidad de parte, puede pedir la perención de la instancia.
C) Concursos. El concursado pierde la legitimación procesal a favor del síndico, pudiendo,
sin embargo, solicitar medidas conservatorias judiciales hasta tanto el síndico se apersone
(art. 114, ley 19.551). En consecuencia puede pedir la caducidad de la instancia de los
juicios seguidos contra la masa.

D) Condominio. El condominio puede pedir la caducidad de la instancia en el juicio sobre


la división de la cosa común, aunque no haya sido citado el proceso ni reconocido como
parte.

E) Confusión de límites. La acción por conclusión de límites es de aquéllas en las cuales


cada una de las partes es a la vez demandante y demandado, esa condición le permite, de
manera indistinta, solicitar la perención de la instancia, entendiendo por ésta todo el curso
del procedimiento destinado a obtener una decisión judicial.

E) Fiador. El fiador puede pedirla caducidad de la instancia del juicio seguido contra cl
deudor principal, que trae como consecuencia la prescripción de la acción.

G) Honorarios del abogarlo y actuación de la parte. La circunstancia de que los honorarios


puedan pertenecer al profesional, no le quita a la parte el derecho de acusar la perención de
la instancia, atento a que esas actuaciones forman parte del juicio seguido por el ejecutante.
Y el artículo 55 de la ley 21.839no faculta al profesional para oponerse a que se declare la
perención de la instancia.
H) Letrado. El letrado carece de legitimación para acusar la perención. No obstante, ver la
jurisprudencia sobre gestor en 7.1.9.

7.2. Declaración de oficio de la caducidad Sistemas Remisión

En el sistema del CPCCN (como la mayoría de los códigos provinciales) la caducidad de la


instancia no se produce si no existe tina declaración judicial en tal sentido. El artículo 316
establece que "la caducidad será declarada de oficio, sin otro trámite que la comprobación
del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 310, pero antes de que cualquiera de
las partes impulsara el procedimiento". Sobre los sistemas de la caducidad de la instancia
véase punto.

La jurisprudencia es concordante en el sentido de establecer que si bien la perención no se


opera de pleno derecho puede declararse de oficio. Por dicha razón la resolución reviste
carácter constitutivo y, en consecuencia, se tiene por operada a partir de dicha declaración y
no desde el vencimiento del plazo.

En la situación inversa, se había declarado que la expresión contenida en la ley de que la


caducidad se opera "de pleno derecho", significa que opuesta la excepción o la acción de
perención, ha de decretarse ésta con efecto retroactivo al día en que se operó.

7.2.1. Otros códigos provinciales

(Remisión v Capítulo XI)

7.2.2. Colisión entre la declaración de oficio y el impulso procesal

El artículo 316 del CPCCN vino a consagrar un sistema que ya tenía en cuenta la
jurisprudencia nacional aun durante la vigencia de la ley 14.191, que establecía la
perención de pleno derecho; y es que la declaración de oficio de la caducidad queda
purgada si antes se impulsa el procedimiento, ya que en ese supuesto se producía la
preclusión procesal que impide retrotraer procedimientos. Ahora la cuestión ha sido
receptada legislativamente, pero debe tenerse en cuenta que en sistemas provinciales, donde
todavía se mantiene la perención de pleno derecho, se ha entendido que el mero transcurso
del plazo extingue la instancia. De manera que la normativa actual, en los códigos ley
17,454 y similares, permite la purga de la caducidad antes de ser dictada de oficio si
previamente se insta el procedimiento. La Corte Suprema ha dicho que corresponde
declarar la caducidad de oficio, sí hay un pedido extemporáneo de apertura a prueba (en e!
caso era totalmente inoficioso porque al momento del pedido no se tenía ni por contestada
la demanda).
7.2.3. Colisión entre el pedido de parte y declaración de oficio

Una vez que se ha pedido la caducidad, ha pasado la oportunidad para decretar la perención
de oficio. La cuestión puede tener importancia en lo relativo a los honorarios de los
profesionales, ya que si la caducidad se declara de oficio, nada cabe regularles a los
mismos.

7.2.4. Impulso oficioso y declaración oficiosa

El artículo 36, inciso 1º del CPCCN establece que "aun sin requerimiento de parte, los
jueces y tribunales podrán: 1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del
proceso. A tal efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda,
se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas
necesarias". Pero esta norma no enerva la facultad contenida en el artículo 316 de declarar
la caducidad de la instancia de oficio.

7.2.5. Requisitos. Naturaleza de la resolución que declara la caducidad de la


instancia

Un interesante fallo de la justicia comercial nos lleva a ver si la caducidad que puede
declararse de oficio, sin otro requisito que la comprobación del término, requiere de una
resolución determinada. Dice el fallo: es nula la resolución que declara de oficio la
caducidad de la instancia atento el estado de autos, sin exponer desde cuándo rige la
inactividad procesal y última actuación impulsora del procedimiento, pues importa emitir
un juicio que trasunta la sola voluntad del órgano jurisdiccional, ya que no señala la
circunstancia de hecho que sustenta la conclusión a que se llega. ¿Qué tipo de resolución es
la que declara la caducidad de la instancia de oficio? ¿Simple o interlocutoria? Recordemos
que no es necesaria la controversia para determinar el carácter de una y de otra. La
resolución que declara la caducidad de la instancia tiene una forma (resolución simple)
diversa de los efectos (liquidación de la instancia). De este modo se comprende que se exija
que en la misma se mencione, además de los requisitos básicos, el último acto impulsorio,
pues ello se compadece con el artículo 316 cuando menciona "la comprobación del
vencimiento de los plazos señalados por el artículo 310", que deben constar en dicha
resolución.

7.2.6. Quién debe declarar la caducidad de la instancia

El CPCCN contiene un doble sistema que es el de la caducidad a pedido departe y de la


declaración de oficio. En punto a la petición, el artículo 315 establece que “la declaración
de caducidad podrá ser pedida en primera instancia por el demandado; en el incidente, por
el contrario de quien lo hubiere promovido; en el recurso, por la parte recurrida" Quiere
decir que la caducidad es la consecuencia de la carga de no activar el proceso por quien
pretende una pretensión positiva.
7.3. Convalidación. Concepto

La regla básica general es pues que sólo las partes pueden pedir la caducidad de la
instancia, de allí que quien no reviste esta calidad no puede pedirla. Esta regla podría dar
por terminada la cuestión si no fuera porque una generalización tan grande peca
indudablemente de falsa.

7.3.1. Convalidación de la caducidad cumplida. Sistema nacional

Para poder concretar el aspecto que nos interesa, corresponde que recordemos algo sobre el
concepto de parte. Chiovenda dice:

Es parte aquel que pide a nombre propio o en cuyo nombre se pide la actuación de una
voluntad de la ley, y aquel frente a la cual es pedida". Nosotros preferimos algo más
amplio, que comprende otros sujetos no necesariamente titulares del “derecho subjetivo" en
sentido tradicional. Decirnos que parte es todo aquel que reclama el auxilio de la
jurisdicción, en forma originaria, sucesiva, principal, incidental o accesoria, una vez
admitidos en el proceso en tal carácter, y los que intervienen como consecuencia de tal
reclamo.

De este modo, la calidad de parte la da el Derecho Procesal en el ejercicio dinámico del


juicio. Así, se puede entender que la jurisprudencia haya considerado parte legitimada para
acusar la caducidad de la instancia, a quien se presentó invocando la calidad de cesionario
de la demanda en los derechos y acciones emergentes de una promesa de venta o al letrado
a quien la sentencia fijó honorario que tiene interés en acusar la perención de la alzada. La
determinación de la aceptación de la calidad de parte en el juicio puede jugar a favor o en
contra de decidir, si quien ha sido demandado y no ha sido tenido por tal todavía, puede
reclamar la perención. En tal sentido hacemos notar que se requiere la calidad departe
declarada en el proceso para quien peticiona originalmente, pero no necesariamente para
quien es reclamado por la petición así instaurada. Ello permite considerar procedente la
jurisprudencia que admite que si se amplió la demanda contra quien posteriormente se
presentó acusando la caducidad, tal acuse es perfectamente legítimo.

7.3.1.1. Lo cuestión en la provincia de Buenos Aires

La regla anterior se ha visto reiteradamente violada, por el juego de doble principio de la


caducidad a pedido de parte y la actuación oficiosa. De allí que se haya podido declarar que
la legitimación de quien invoca la caducidad de la instancia es irrelevante en tanto y en
cuanto ésta puede ser declarada de oficio.

7.3.2. Consentimiento del acto convalidatorio. Oposición. Consentimiento


tácito

A la inversa de lo que hemos visto hasta este momento, en el cual el concepto de parte se
extiende, consideradas las partes concretamente, vamos a observar una importante
restricción. En principio, la caducidad de la instancia no puede ser pedida por el actor. Este
es el principio que consagra el artículo 315 del CPCCN que citamos. La limitación puede
presentarse en algunos supuestos aun para el demandado, como una especie de sanción ante
el incumplimiento de determinados deberes. Así, el demandado enjuicio de divorcio no
puede acusar la perención de la instancia, si no ha hecho efectivas las cantidades fijadas en
concepto de alimentos y litisexpensas.

La doctrina sobre el particular pudiera ser unánime, aun en el caso de los códigos que 8 no
tienen una referencia concreta al demandado, o en general de aquel contra quien se
promueve la instancia. Sin embargo, Loutayf Ranea y Ovejero López entienden que en
estos casos la caducidad puede ser pedida por el actor. A mi juicio los argumentos vertidos
constituyen un error, no obstante la jurisprudencia de dicha provincia en ese sentido.
Además de la violación de los deberes de lealtad, probidad y buena fe, se viola
directamente el contradictorio. Si se admitiera pedir la perención de la instancia por el
actor, se violaría directamente el desistimiento del proceso, que refiere la conformidad de la
contraria. Tampoco es fuerte el argumento de que el juez, ante el pedido del actor, pudiera
declararla de oficio, porque en tal caso; el pedido no se tomaría en cuenta (no habría
traslado, por ejemplo). Por otra parte, la declaración podría ser impedida, siempre que antes
de la misma el demandado instare el procedimiento mediante algún acto. La Cámara 1ª de
Paz Letrada de Tucumán entendió que no podía considerarse como un desistimiento
implícito, el acuse por el propio actor de la caducidad de la instancia.

7.3.3. Actos convalidatorios y no convalidatorios. El principio de


eventualidad

De la misma forma, sin perjuicio de la actividad oficiosa del juez, la jurisprudencia ha


entendido, junto con la norma del artículo 315 del CPCCN, que el incidentista no puede
pedir la caducidad, pues la perención le corresponde pedirla al contrario de quien lo ha
promovido.

7.3.4. Consentimiento. Quién debe prestarlo

En el caso de las excepciones previas, debemos recordar lo expresado en el punto 3.3.4.3.


En la medida que las mismas se presentan como un incidente, el actor incidentado puede
oponer la perención a las mismas.

7.3.5. Plazo para no consentir el acto en la contestación de la demanda

El demandado reconviniente no pierde su calidad primera, y naturalmente, en tal carácter


puede pedir la caducidad de la instancia. En igual sentido puede el actor pedir la caducidad
de la reconvención. Esto no debe confundirse con las consecuencias que tenga la caducidad
así dictada, y que será vista luego cuando examinemos el artículo 318.

7.3.6. Desistimiento de la perención acusada


La norma procesal del artículo 315, también considera habilitado al recurrido para acusar la
perención. Al recurrente le basta con desistir del recurso y quedará firme la primera
instancia. Pero habiendo varios recursos, la caducidad pedida a uno de ellos liquida la
instancia para todos.

7.3.7. Notificación del acto convalidatorio

Sobre la legitimación de los terceros para peticionar la caducidad de la instancia (v. 1.6.1.
D). Otros "terceros", como los peritos, no pueden pedir la caducidad. Sin embargo,
admitiendo que su pedido no debe tramitarse, se ha resuelto que corresponde que el juez se
pronuncie sobre la caducidad de oficio.

CAPITULO VIII
CADUCIDAD EN LA SEGUNDA INSTANCIA

8.1. Principios generales. Dependencia o independencia del recurso

La petición de caducidad de instancia no requiere poder especial (art. 1881, Cód. Civ.).
Incluso se ha resuelto que sino se notificó, personalmente o por cédula, el auto que intimó a
quien opuso la perención, a que acredite el mandato invocado, bajo apercibimiento de tener
por no presentado el escrito, no puede hacerse efectivo el apercibimiento. Es más, el pedido
de perención de instancia surte pleno efecto aunque quien lo hizo no acreditase en esa
oportunidad la vigencia del respectivo poder, si posteriormente cumplió ese requisito en el
plazo legal.

Para proteger a su vez al perjudicado por la caducidad de la instancia, se ha dicho que ante
la conducta prescindente y ausente del firmante de los escritos, pudo el abogado
patrocinante acudir al ejercicio de la gestión autorizada por el artículo 48 del CPCCN, para
evitarla y aunque no se admitió la legitimación al curador que cesó en sus funciones por
fallecimiento de la parte, en otro caso se entendió que si a la muerte del mandante existía
pendiente un pedido de perención de instancia, tramitado regularmente con el mandatario,
la naturaleza misma de la medida solicitada importaba un perjuicio que, evidentemente,
requería la actuación del mandatario.

8.2. Comienzo del plazo de perención

El defensor oficial se encuentra legitimado procesalmente para deducir la caducidad de


instancia, dadas las atribuciones que pesan sobre él en su calidad de litigante común, una
vez que asumió la. Defensa de acuerdo con el artículo 343, in fine, CPCCN. En cambio, el
procurador fiscal, en su carácter de representante del Ministerio Público, carece de
legitimación para pedir la caducidad de la instancia.

8.3. Omisión de elevar los autos


A) Allanado. El allanado, cuando no se ha resuelto la cuestión, tiene facultad para pedir la
caducidad de la instancia y evitar que el proceso se mantenga latente sine die.

B) Compañía de seguros. Cuando la compañía aseguradora es citada al proceso, no obstante


las limitaciones doctrinales a su calidad de parte, puede pedir la perención de la instancia.
C) Concursos. El concursado pierde la legitimación procesal a favor del síndico, pudiendo,
sin embargo, solicitar medidas conservatorias judiciales hasta tanto el síndico se apersone
(art. 114, ley 19.551). En consecuencia puede pedir la caducidad de la instancia de los
juicios seguidos contra la masa.

D) Condominio. El condominio puede pedir la caducidad de la instancia en el juicio sobre


la división de la cosa común, aunque no haya sido citado el proceso ni reconocido como
parte.

E) Confusión de límites. La acción por conclusión de límites es de aquéllas en las cuales


cada una de las partes es a la vez demandante y demandado, esa condición le permite, de
manera indistinta, solicitar la perención de la instancia, entendiendo por ésta todo el curso
del procedimiento destinado a obtener una decisión judicial.

E) Fiador. El fiador puede pedirla caducidad de la instancia del juicio seguido contra cl
deudor principal, que trae como consecuencia la prescripción de la acción.

G) Honorarios del abogarlo y actuación de la parte. La circunstancia de que los honorarios


puedan pertenecer al profesional, no le quita a la parte el derecho de acusar la perención de
la instancia, atento a que esas actuaciones forman parte del juicio seguido por el ejecutante.
Y el artículo 55 de la ley 21.839no faculta al profesional para oponerse a que se declare la
perención de la instancia.

H) Letrado. El letrado carece de legitimación para acusar la perención. No obstante, ver la


jurisprudencia sobre gestor en 7.1.9.

8.4. Fin del plazo de perención

En el sistema del CPCCN (como la mayoría de los códigos provinciales) la caducidad de la


instancia no se produce si no existe tina declaración judicial en tal sentido. El artículo 316
establece que "la caducidad será declarada de oficio, sin otro trámite que la comprobación
del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 310, pero antes de que cualquiera de
las partes impulsara el procedimiento". Sobre los sistemas de la caducidad de la instancia
véase punto.

La jurisprudencia es concordante en el sentido de establecer que si bien la perención no se


opera de pleno derecho puede declararse de oficio. Por dicha razón la resolución reviste
carácter constitutivo y, en consecuencia, se tiene por operada a partir de dicha declaración y
no desde el vencimiento del plazo.

En la situación inversa, se había declarado que la expresión contenida en la ley de que la


caducidad se opera "de pleno derecho", significa que opuesta la excepción o la acción de
perención, ha de decretarse ésta con efecto retroactivo al día en que se operó.

8.5. Interrupción de la caducidad de instancia

(Remisión v Capítulo XI)

8.5.1. Caducidad y tribunales de grado

El artículo 316 del CPCCN vino a consagrar un sistema que ya tenía en cuenta la
jurisprudencia nacional aun durante la vigencia de la ley 14.191, que establecía la
perención de pleno derecho; y es que la declaración de oficio de la caducidad queda
purgada si antes se impulsa el procedimiento, ya que en ese supuesto se producía la
preclusión procesal que impide retrotraer procedimientos. Ahora la cuestión ha sido
receptada legislativamente, pero debe tenerse en cuenta que en sistemas provinciales, donde
todavía se mantiene la perención de pleno derecho, se ha entendido que el mero transcurso
del plazo extingue la instancia. De manera que la normativa actual, en los códigos ley
17,454 y similares, permite la purga de la caducidad antes de ser dictada de oficio si
previamente se insta el procedimiento. La Corte Suprema ha dicho que corresponde
declarar la caducidad de oficio, sí hay un pedido extemporáneo de apertura a prueba (en e!
caso era totalmente inoficioso porque al momento del pedido no se tenía ni por contestada
la demanda).

8.5.2. Litisconsorcio

Una vez que se ha pedido la caducidad, ha pasado la oportunidad para decretar la perención
de oficio. La cuestión puede tener importancia en lo relativo a los honorarios de los
profesionales, ya que si la caducidad se declara de oficio, nada cabe regularles a los
mismos.

8.6. Quién puede acusarla

El artículo 36, inciso 1º del CPCCN establece que "aun sin requerimiento de parte, los
jueces y tribunales podrán: 1) Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del
proceso. A tal efecto, vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda,
se pasará a la etapa siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas
necesarias". Pero esta norma no enerva la facultad contenida en el artículo 316 de declarar
la caducidad de la instancia de oficio.
8.7. Quién debe resolverla

Un interesante fallo de la justicia comercial nos lleva a ver si la caducidad que puede
declararse de oficio, sin otro requisito que la comprobación del término, requiere de una
resolución determinada. Dice el fallo: es nula la resolución que declara de oficio la
caducidad de la instancia atento el estado de autos, sin exponer desde cuándo rige la
inactividad procesal y última actuación impulsora del procedimiento, pues importa emitir
un juicio que trasunta la sola voluntad del órgano jurisdiccional, ya que no señala la
circunstancia de hecho que sustenta la conclusión a que se llega. ¿Qué tipo de resolución es
la que declara la caducidad de la instancia de oficio? ¿Simple o interlocutoria? Recordemos
que no es necesaria la controversia para determinar el carácter de una y de otra. La
resolución que declara la caducidad de la instancia tiene una forma (resolución simple)
diversa de los efectos (liquidación de la instancia). De este modo se comprende que se exija
que en la misma se mencione, además de los requisitos básicos, el último acto impulsorio,
pues ello se compadece con el artículo 316 cuando menciona "la comprobación del
vencimiento de los plazos señalados por el artículo 310", que deben constar en dicha
resolución.

8.8. Suspensión de la caducidad de la instancia

8.8.1. Actos suspensivos

La suspensión del procedimiento de segunda instancia aparece complejo, aunque


básicamente se tiene el concepto que hemos examinado en primera instancia, cual es la
imposibilidad de la parte de actuar para impulsar el procedimiento. El sistema es casuístico
Según veremos. Se produce la suspensión:

- Si con posterioridad a la concesión del recurso debieron regularse los honorarios


conforme a la resolución firme en tal sentido del juez de primera instancia, o el juicio no
estuvo en condiciones de ser elevado a la alzada con motivo de una incidencia planteada en
primera instancia.

- Si en la misma providencia que se remitieron los autos a la justicia de instrucción luego de


concedido el recurso, se estableció la suspensión del proceso mientras el expediente
estuviese ante dicho juzgado, o en los autos remitidos a la justicia penal, existiendo
imposibilidad de obrar hasta el resultado de la sentencia criminal.

- Si la instancia se cerró con la presentación del agravio y su contestación.

- Cuando la resolución a dictarse fue diferida por causas ajenas a la voluntad de las partes,
como en el caso de que deban resolverse otros puntos controvertidos previos, o silos autos
fueron requeridos por el juez de primera instancia a fin de analizar un pedido de cambio de
tenencia, hasta que se dictó pronunciamiento, o la providencia por la cual se supedita la
elevación de los autos a la devolución de una causa criminal agregada por cuerda, o cuando
el expediente estuvo radicado en otro juzgado ad effectum videndi y no se probé que
estuviera sin razón.

- O, si después de concedido el recurso el expediente es retirado por el ejecutante, quien al


tiempo de devolverlo pide la caducidad.

- La interposición de una queja por recurso denegado, luego de concedido el recurso de


apelación por otro rubro.

- El envío del expediente a primera instancia sin notificar al apelante, o cuando los autos
están fuera de la sala por requerimiento de la Corte Suprema.

8.8.2. Actos no suspensivos

En punto a los actos no suspensivos, la jurisprudencia ha sido más concreta y general. No


suspenden en principio, la instancia la falta de notificación del letrado apoderado de su
regulación, ni la devolución del expediente a primera instancia, para resolver cuestiones o
incidentes, ya que sigue pesando sobre el apelante la carga de instar su devolución a
segunda instancia para que los autos se encuentren en estado de tramitar el recurso y dictar
sentencia. Tampoco suspende la caducidad la agregación del memorial, y si el expediente
hubiera salido de la instancia suspendiendo el procedimiento, la instancia se reactiva una
vez vuelto el expediente de referencia.

8.9. Efectos de la caducidad. Indivisibilidad

A diferencia de la caducidad de la primera instancia que extingue el proceso, la. de la


segunda instancia lleva sus efectos sobre la sentencia impugnada. Este criterio, que era la
jurisprudencia dominante y la legislación anterior y provincial, es recreado por la segunda
parte del primer párrafo del artículo 318 del CPCCN: "La caducidad operada en instancias
ulteriores acuerda fuerza de cosa juzgada a la resolución recurrida". Esta expresión es
incompleta pues considera únicamente las resoluciones definitivas de los procesos. Cuando
la perención se opera sobre una interlocutoria o una simple, la misma se vuelve firme y
precluye la posibilidad de discutir el punto resuelto en la misma.

Pero, la caducidad de la segunda instancia tiene una particularidad especial a la que hemos
hecho breve referencia (S.5.A), y es el hecho de que el Código nacional en la reforma de la
ley 22.434, siguiendo la sistemática de unidad de la instancia por cada grado, ha resuelto
que "El pedido de caducidad de la segunda instancia importa el desistimiento del recurso
interpuesto por el peticionario en el caso de que aquél prospere", liquidando así la idea de
que existan tantas instancias particulares corno recursos de apelación se hayan presentado.

8.10. Instancias superiores y extraordinarias

(Remisión v. punto 3.3.1.1.)


CAPITULO IX
EL INCIDENTE DE CADUCIDAD DE LA INSTANCIA. RECURSOS. EFECTOS

9.1. Estructura del incidente. Plazos

La estructura del incidente de caducidad de la instancia responde a la sistemática del


incidente general, regulado en el CPCCN en los artículos 175 a 187. Sólo aparecen en el
capítulo relativo a caducidad de la instancia (arts. 310 y sigs.) dos modificaciones: los
legitimados tanto activos como pasivos y los recursos contra la resolución.

En lo demás, luego de vencido el plazo de caducidad, y ante la inactividad, o en cualquier


momento antes de consentir algún acto impulsorio de la contraria o del tribunal, se
planteará la demanda incidental (que algunos entienden como "excepción" cuando la
contraria o el tribunal pretenden realizar un acto impulsorio). A dicha demanda se le deberá
acompañar la prueba documental y ofrecer toda la restante. Del incidente se dará traslado
por cinco días (tres en el proceso sumarísimo). El traslado se notificará personalmente o por
cédula y el accionado tendrá la carga de contestarlo acompañando la documental y
ofreciendo todas las demás pruebas. Si hubiese de producirse prueba que requiriese
audiencia (posiciones, testigos, explicaciones de los peritos), el juez señalará una para una
fecha que no podrá exceder de diez días desde que se hubiese contestado el traslado o
vencido el plazo para hacerlo; citará a los testigos que las partes no pueden hacer
comparecer por sí y adoptará las medidas necesarias para el diligenciamiento de la prueba
que no pueda recibirse en dicha audiencia. Si no resultare posible su agregación antes de la
audiencia, sólo será tenida en cuenta si se incorporase antes de resolver el incidente,
cualquiera sea la instancia en que se encontrase. Esta audiencia podrá postergarse o
suspenderse por una sola vez por un plazo no mayor de diez días. En cuanto a la prueba
habrá un solo perito nombrado de oficio y no se permitirían los consultores técnicos. Los
testigos tendrán un número máximo de cinco y no se admitirán aquellos que deban declarar
fuera de la jurisdicción.

En los procesos sumarios y sumarísimos regirán los plazos que fije el juez, quien,
asimismo, adoptará de oficio las medidas adecuadas para que el incidente no desnaturalice
el procedimiento principal.

En general, con alguna variante, los códigos provinciales establecen un sistema incidental
similar al narrado. Pero aun en aquellos códigos que como el de Jujuy, donde no se
establece un procedimiento especial, debe aplicarse el sistema incidental, por imperio del
artículo 205 de dicho ordenamiento, similar al 175 del CPCCN.

9.2. Cuestiones generales

A) Actor y demandado. En el incidente de perención de instancia el demandado asume el


rol de actor y carga, por consiguiente, con la responsabilidad de llevarlo adelante. quedando
el actor en situación de demandado a ese respecto
B) Competencia. El tema relativo a la competencia para conocer el incidente responde al
que hemos considerado cuando examinamos la cuestión relativa a quién debe declarar la
caducidad en los puntos 7.2.6. y 8.7. a los que nos remitimos.

C) Efecto sobre el proceso. El incidente de perención de instancia tiene por efecto


suspender el proceso, ya que ninguna cuestión, excepto eventualmente la de incompetencia,
puede considerarse previa a él 2,

D) Desistimiento. El desistimiento de la acusación de perención no se presume y debe ser


interpretado estrictamente, pero existen algunos casos en que la actuación de la parre hace
evidente el consentimiento tácito: como la promoción de un incidente similar posterior, si
se presentase una manifestación conjunta donde se dice que se realiza el acto "sin perjuicio
de la prosecución de este juicio", etcétera. No obstante, el consentimiento de actuaciones
posteriores no puede interpretarse como un desistimiento presunto de la caducidad de la
instancia planteada en forma expresa.

E) Relación con el recurso de reposición. El incidente de caducidad de la instancia no


puede asimilarse al recurso de reposición, por lo cual sólo debe merituarse si se han reunido
los requisitos de los artículos 310 y 315 del CPCCN.

9.3. Demanda

A) Oportunidad. De acuerdo con el artículo 315, segundo párrafo del CPCCN, "la petición
deberá formularse antes de consentir el solicitante cualquier actuación del tribunal o de la
parte posterior al vencimiento del plazo legal, y se sustanciará únicamente con un traslado a
la parte contraria". Aquí nos encontramos en la situación inversa de la convalidación,
examinada en el punto 7.3. Pero, como ya hemos expresado, se pueden dar dos supuestos: o
el acto es unilateral o es bilateral (v. punto 7.3.1)

B) Forma. La demanda incidental deberá observar en lo pertinente los requisitos para la


demanda ordinaria prevista en el artículo 330 y concordantes debiendo ofrecerse además
toda la prueba. Se cumplirán asimismo los recaudos formales pedidos por otras normas
(vgr. art. 47, RJN). No obstante no deberán reiterarse funciones instrumentales cumplidas
en el principal (como poderes, domicilio real, etc.). Algunos códigos, como el de Santa Fe
(art. 233, 2do. párr.), establecen que la caducidad se puede pedir por vía de acción como de
excepción, dejando el primer supuesto para el pedido libre una vez cumplido el plazo, y la
excepción para el supuesto de que se haya intentado un acto impulsorio por el tribunal o la
otra parte. Pero, en ambos casos, corresponde el mismo tipo de escrito petitorio, ya que las
excepciones se plantean como una demanda incidental.

9.4. Traslado

Cuando la perención se tramite por pedido de una de las partes, se forma un incidente, del
cual es necesario el traslado. La voz traslado, como se sabe, tiene diversas acepciones.
Nosotros distinguiremos por un lado la resolución que se dicta ante el pedido de caducidad,
que lo admite formalmente y ordena citar y emplazar a la contraria (porque puede
rechazarlo in limine si fuera manifiestamente improcedente) (art. 179, CPCCN), a la que
llamamos traslado, y la notificación de dicha resolución. Por supuesto que no puede
dictarse resolución sobre la caducidad de la instancia sin una resolución previa de
"traslado" que admite el incidente y le da a la otra parte la oportunidad de intervenir y
defender su derecho. Declarar la caducidad de la instancia a pedido del demandado, sin
correr el traslado que ordena el artículo 315 del CPCCN, configura un vicio de
procedimiento que trae aparejada la nulidad del auto, conforme con lo dispuesto por el
artículo 169 del CPCCN. Dicha nulidad es relativa.

9.5. Notificaciones

Pese a algunos precedentes de menor importancia que establecían la notificación por nota;
aun antes de la ley 17.454. se entendió que la caducidad de la instancia se notifica por
cédula, por tratarse de una resolución definitiva. En la actualidad parece no haber
discrepancia en el orden nacional atento a lo dispuesto por el segundo párrafo del artículo
180 del CPCCN, y por ser la caducidad un incidente.

Por ello la ley 22.434 consagró (art. 135, inc. 16), expresamente, la notificación por cédula
de la caducidad de la instancia. Las provincias con códigos procesales apoyados en la ley
17.454 admiten, en general, la notificación por cédula.

Sin perjuicio de ello, por la importancia del acto y sus consecuencias, el traslado por cédula
es imperativo, aun en aquellos casos en que no esté prevista expresamente.

9.6. Plazo para contestar el pedido de caducidad

En los Códigos como el nacional, por aplicación del artículo 180, el plazo de contestación
general es de cinco días. Sin embargo, como en los incidentes de los juicios sumarios y
sumarísimos rigen los plazos que fije el juez (art. 187, CPCCN), deberá estarse a dicho
plazo, entendiendo que en el sumarísimo el plazo no podrá superar los tres días en los
sistemas de la ley 22.434, y de dos días en los sistemas de la ley 17.454, ya que el plazo de
cinco días previsto para la contestación de la demanda se refiere a la demanda principal y
no a la incidental (art. 498, inc. 20, CPCCN).

Un caso particular lo presenta el Código Procesal salteño. En el mismo; al igual que el


nacional; no se establece específicamente un plazo. Pero existen dos normas aparentemente
contrapuestas. El artículo 150 dispone que en los casos en que el plazo no esté
específicamente establecido será de 6 (seis) días, mientras que para los incidentes se
dispone uno de 5 (cinco) días (art. 180). Creo que el plazo de cinco días es el apropiado,
pues la norma especial (en este caso el incidente por el que se rige la caducidad) tiene
prevalencia sobre la norma general, según la hermenéutica interpretativa generalmente
aceptada.

9.7. Apertura a prueba

El CPCCN ha dispuesto en el artículo 315 que el incidente "se sustanciará únicamente con
un traslado a la contraria". Este texto aparenta decidirla exclusión probatoria en el incidente
de caducidad de la instancia. Y una interpretación gramatical así lo entendería. La
limitación proviene del concepto jurisprudencial que establece que los actos interruptivos,
en principio, deben realizarse en el mismo expediente (v. 5.2.1.2.). Lo mismo se ha
interpretado respecto de la suspensión (v. 6.5.1.1.). Pero el criterio no es absoluto.
Numerosos actos interruptivos y suspensivos del proceso, realizados fuera del mismo, se
han admitido, especialmente los casos en que los litigantes han realizado un arreglo
extrajudicial, pues no es imposible que ello suceda y lo contrario significaría que la
jurisdicción estaría protegiendo la mala fe, lo que es inconcebible.

9.8. Interrupción o suspensión del principal ante la presentación del


incidente de caducidad

La jurisprudencia es unánime en el sentido de que la promoción del incidente de caducidad


de la instancia suspende el curso de la perención en el proceso principal, pues no sólo se
tramita en el mismo proceso sin formar un cuaderno separado, sino que además es un
obstáculo insalvable, ya que resulta ser una cuestión prejudicial que obsta a la prosecución
de la causa, En la misma línea se ha entendido que la promoción del incidente de caducidad
de la instancia no interrumpe el plazo de la perención en el principal. Debe agregarse que la
sola promoción produce el efecto suspensivo, aunque el incidente sea rechazado in limine.

9.9. Resolución del incidente de caducidad de instancia

El artículo 317 del CPCCN establece que "La resolución sobre la caducidad sólo será
apelable cuando ésta fuere declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, la
resolución sólo será susceptible de reposición si hubiese sido dictada de oficio.

La resolución sobre caducidad de instancia, cuando la misma es a pedido departe es una


interlocutoria, y cuando es dictada de oficio, es simple que causa gravamen. En ambos
supuestos es apelable en primera Instancia. En segunda o ulterior instancia la resolución no
es susceptible de apelación, porque no existe tribunal superior para considerar el tema.
Pero, en razón de que la dictada de oficio es simple, admite el recurso de reposición,
aunque no es en esencia una resolución simple de las previstas en el artículo 160. De este
modo, la naturaleza de las resoluciones ha quedado incluida en los supuestos de los
artículos 160 y 161 del CPCCN. Pero la resolución que resuelve la caducidad de instancia
de oficio es sólo una resolución simple en cuanto a su forma, no en cuanto a su contenido
que es el de extinguir la instancia.
9.10. Costas

En materia de costas corresponde distinguir las costas del proceso, de las costas de
incidente de perención.

A) Costos en el proceso. En el primer caso en el Código Procesal nacional las costas han
sido reguladas con un agregado en la parte general, efectuado por la ley 22.434 que dice:
"Declarada la caducidad de la primera instancia, las costas del juicio deberán ser impuestas
al actor" (art. 73, último párr.). Se consagró así la doctrina del fallo plenario
"Establecimiento Bonanza c/ Bruzza" (J.A., 1979-IV-529). Sin embargo, esta solución sólo
era parcial, pues no determinaba qué sucedía cuando había demanda y reconvención, ya
que no podía interpretarse la letra fríamente de modo gramatical. En tal supuesto estimo
que las costas deben compartirse proporcionalmente a lo reclamado en cada pretensión, con
fundamento especialmente en la excepción que al mismo fallo plenario citado hacen sus
propios considerandos, según mencionó la Sala F específicamente.

En los códigos que han seguido la ley 17.454, que no contenía la previsión del actual
CPCCN, se ha resuelto la cuestión siguiendo la construcción de la doctrina y la
jurisprudencia, consagrada luego en la legislación de la 22.434.

Algunos códigos procesales provinciales como el de Santa Fe (art. 241) y Tucumán


(art.219), han regulado las costas dentro de los preceptos relativos a la perención (ver punto
11.1.w.). El sistema de Santa Fe tiene la particularidad en las costas por su orden, que
merece ser observado.

B) Costas en el incidente de perención. Allanamiento, Las costas en el incidente de


perención no han sido reguladas por el Código nacional, entendiéndose con buen criterio
que se aplican las reglas generales de costas al vencido (art. 68, 1era. parte). Esta solución
es la que aporta el Código de Tucumán (art. 219, último párr.). En Santa Fe, a su vez, se
declaró que las costas del incidente, habiendo oposición a la caducidad, son a cargo del
perdidoso en la articulación. El mismo criterio se aplica en los ordenamientos que imponen
las costas al vencido aunque el incidentado se allane a la demanda, ya que el dejar pasar el
tiempo ha dado motivo al acuse de la otra parte, pese a existir alguna jurisprudencia antigua
que entendía que ante el allanamiento correspondía eximir de costas al vencido, tal criterio
no puede ser considerado para que prospere, por lo ya expresado. La Corte Suprema ha
dicho que no median razones de orden público que obsten admitir -con costas- el
allanamiento al pedido de caducidad de instancia.

La cuestión ha sido reeditada por la jurisprudencia, ya que la Sala E de la Cámara


Comercial ha dicho que el allanamiento incondicionado del actor a la caducidad opuesta
por los demandados, justifica eximir de las costas de dicha incidencia al accionante. En
cambio, la Sala C tenía resuelto que el simple allanamiento del actor al pedido cíe
caducidad de la instancia formulado por el demandado, no es suficiente para liberarlo de la
imposición de las costas del incidente, si éste ya tuvo comienzo con un escrito que importó
un trabajo de los profesionales que debe ser resarcido. Si no lo afronta el actor, que fue el
causante de la perención, tendrá que hacerlo el demandado, lo que significa una erogación
patrimonial que demuestra que, a su respecto, el allanamiento aparece como inoportuno.
C) Costas en el orden causado. Sin embargo, en algunos supuestos se justifican las costas
en el orden causado. Generalmente cuando el incidente se rechaza, pues quién lo propuso
pudo desconocer la existencia de piezas fuera del expediente, por la confusa situación
planteada, o cuando por el estado del juicio pudo creerse con derecho al planteo.

D) Costas en segunda instancia. Las costas de la segunda instancia corresponden al


recurrente, tanto en lo relacionado con el recurso, cuanto con el incidente. Aquí la situación
debe ser mucho más severa, pues no se puede reiterar el pleito ya que se consagra la
solución de primera instancia, y la desidia en cumplir con la carga procesal de instar el
proceso, muestra una conducta que puede ser juzgada más severamente, en el sentido que
hace presumir que atrasa innecesariamente la resolución definitiva del pleito.

E) Costas en el incidente de perención y apelabilidad de las mismas. El pronunciamiento


sobre costas que integra la sentencia interlocutoria es afectado por la irrecurribilidad
prevista en el artículo 317 del CPCCN (v. 9.12.0). También, la imposición de costas,
contenidas en la resolución que declaró improcedente la perención de instancia, es
inapelable.

9.11. Recursos

A) Generalidades. Inapelabilidad. Ya nos hemos referido a los recursos en el tratamiento de


la resolución. En primera instancia, entonces, contra la resolución del incidente de
caducidad cabe la apelación cuando la caducidad ha sido declarada procedente. Cuando es
rechazada, no se admite recurso alguno (art. 317, CPCCN), ya que el criterio es estar a
favor del principio del mantenimiento del proceso. Colombo ha dicho al respecto: la
denegatoria no "es apelable porque no consumada la caducidad, el proceso debe proseguir
cuanto antes; por otra parte, la previsión del artículo 318 demuestra que el Código Procesal
ha establecido un régimen de perención como una pieza necesaria dentro del sistema, pero
con una prevención respecto de una eventual e innecesaria duplicación de procesos.

B)a. Reposición o revocatoria en primera instancia. No cabe duda acerca de que la


resolución que resuelve la perención, cuando la admite es una definitiva, ya que concluye el
proceso. Pero, la forma que adopta es distinta si es dictada como consecuencia de un
incidente (forma interlocutoria), o cuando es dictada de oficio (forma simple). La pregunta
es: ¿Cabe la revocatoria'? Técnicamente no, porque las revocatorias o recursos de
reposición en cl Código Procesal están previstas, única y exclusivamente, para las
resoluciones que no sólo tienen la forma de simple, sino que su función es la de providencia
simple. En consecuencia el recurso de este tipo no es procedente.

Sin embargo, deben tenerse presente dos circunstancias. La primera es que en el


procedimiento anterior al Código ley 17.454 estaba expresamente previsto para primera
instancia (art. 50, ley 14.191), y con fundamento en el artículo 255 del CPBA anterior, se
admitía cuando se debiese a un error de cómputo. La jurisprudencia posterior no aceptó la
reposición, estableciendo que ella no era posible porque la resolución sobre perención, en
todos los casos era definitiva.
Excepcionalmente se dijo que si la perención fue decidida sin audiencia de la contraparte,
pues se omitió notificar por cédula la providencia ordenando dar vista del acuse, no resulta
aplicable la última parte del artículo 150 del Código Procesal y en consecuencia es
formalmente admisible el recurso de reposición debiendo considerarse la apelación
deducida en subsidio. Este fallo contiene dos errores por lo menos: El primero es que si no
se notificó el traslado a la contraria, el procedimiento puede ser atacado por el incidente de
nulidad (arts. 149 y 169 y sigs., CPCCN); segundo, que la falta de traslado no cambia la
naturaleza de las resoluciones. Además, la última parte del artículo 150 está abolida en los
regímenes de la ley 22.434 y en los códigos que siguieron su rumbo.

En Santa Fe se tiene resuelto que, declarada de oficio la caducidad de la instancia, la única


vía por la que puede reverse es la apelación subsidiaria de la revocatoria previa.

B)b. Reposición o revocatoria en segunda instancia. El CPCCN ha dispuesto en el artículo


317 que comentarnos que, en segunda instancia, se admitirá la revocatoria contra las
resoluciones dictadas de oficio. Este criterio no es específico de la caducidad, ni modifica la
naturaleza de la resolución, sino que es una norma de interpretación general de segunda
instancia nacional, pero que tiene sus limitaciones. Y estas limitaciones encuentran su freno
en el hecho de que sólo se admiten las revocatorias en la Cámara cuando ha habido errores
evidentes de cálculo, sobre nombres y personas, sobre la manifestación concreta de la
sentencia, etcétera. Con el mismo criterio se dijo que "las sentencias de la Cámara que
declaran la perención del recurso de apelación sólo son susceptibles de reposición, si la
revocatoria se funda en un supuesto error de cálculo en el cómputo del término o causa
justificada que resulte de la aplicación de la ley (vgr. error manifiesto cuando hay una
suspensión de hecho conocida, pero omitida por error). Estos antecedentes dieron lugar a la
norma que comentamos y las limitaciones se mantienen, a mi criterio, vigentes.

En el mismo sentido se ha resuelto que las resoluciones sobre caducidad de la instancia


dictadas en las quejas en trámite ante la Corte, son susceptibles de recurso de reposición.

B)c. Síntesis. En consecuencia, el recurso de reposición o revocatoria es inadmisible en


primera instancia, reservándose en la segunda para los casos en que la resolución sea
dictada de oficio y en los excepcionales supuestos de error material de cómputo, o causa
justificada que resulte de las aplicaciones de la ley.

C) Apelación. El recurso de apelación no presenta mayores problemas, en atención a que


sólo es apelable la resolución que admite la perención. Si bien el criterio es restrictivo (no
obraba en plenarios como el de la Cámara Comercial del 30/IV/1957), el mismo no vulnera
el principio constitucional de igualdad ante la ley 32 Como casos especiales, se ha
establecido que el demandado no puede apelar la resolución que declara la perención de la
instancia en la tercería. Tampoco rige la inapelabilidad si el rechazo de la perención de
instancia no se funda en el análisis de la actividad o inactividad desarrollada en el proceso,
sino en la naturaleza del mismo, al que se considera susceptible de caducidad.

D) Nulidad. Si el recurso de apelación no es admisible conforme el artículo 317, tampoco


lo es el de nulidad, ya que el primero comprende al segundo. Este criterio me parece
insostenible, ya que en el caso presente el recurso de apelación no arrastra el de nulidad. En
Santa Fe, por el contrario, se ha resuelto que el rechazo del recurso de apelación en el
supuesto de caducidad de la instancia denegada, deja incólume el derecho del quejoso para
deducir el recurso de nulidad contra la sentencia definitiva por vicio de procedimiento, pero
deben tenerse muy presentes las normas del Código Procesal de dicha provincia.

E) Recurso ordinario ante lo Corte Suprema. Se admitió que cuando es admisible el recurso
ordinario ante la Corte Suprema, también es apelable en el mismo sentido la resolución que
declara la caducidad. Luego se entendió que la resolución que se dictaba en estos casos era
definitiva, a los fines del recurso, en especial cuando razonablemente se admite que su
declaración lleva a la prescripción de la acción.

F) Recurso de inaplicabilidad de la ley. No se ha considerado sentencia definitiva a los


fines del recurso de inaplicabilidad de la ley, la resolución que declara perimida la instancia
o ni la que la deniega. La jurisprudencia ha tenido en cuenta para aplicar este criterio, el
hecho de que la resolución de caducidad de la instancia no hace cosa juzgada respecto de la
pretensión.

G) Recurso extraordinario de inconstitucionalidad. En principio, ya sea porque se trata de


una cuestión procesal, o porque la resolución sobre la caducidad de ¡a instancia no se
entiende como sentencia definitiva, se ha declarado que el recurso extraordinario de
inconstitucionalidad es improcedente contra la declaración de caducidad de instancia. Pero,
en algunos casos, dicho recurso se ha admitido especialmente cuando está en juego la
percepción de impuestos nacionales, o la que desestimó en un juicio de expropiación la
perención de instancia. Creo que todos estos criterios están errados. Si se dejó pasar el
plazo, aun en el caso de impuestos o cualquier actuación del Estado, no cabe dejar sin
efecto la perención, sino sancionar a quien corresponda (v. art. 314, CPCCN. y Capítulo X),
por otro lado constituye un exceso legal violatorio de la norma, aplicarla en cualquier caso
que se deniega la perención.

También se ha dicho que es procedente cuando se declara la perención de la segunda


instancia, ya que el fallo de primera adquiere el valor de cosa juzgada. Entiendo que tal
criterio no es aplicable en la hermenéutica actual.

Por último, siguiendo una serie de precedentes, la Corte Suprema en un fallo ejemplar dijo
que, aun entendiendo que la suspensión del proceso no pueda superar el plazo de caducidad
de la instancia, es arbitrario y de extremado rigor en la apreciación de las normas
procesales, vulnerando la garantía de la defensa enjuicio, la caducidad de instancia dictada
en un proceso que se suspendió para llegar a un arreglo previsto por la ley 23.370, artículo
5º relacionado con la circular 1050-.

H) Recursos provinciales. En la línea provincial se ha tenido especialmente en cuenta el


hecho de si, como consecuencia de la declaración de la caducidad de la instancia, pudiera
sobrevenir o sobreviniese la prescripción, para admitirlo. Incluso se aceptó en el juicio
ejecutivo 4$. En Mendoza se estimó como definitiva, a los fines de la casación y del
recurso extraordinario la sentencia que admite la perención. En cambio, la que la rechaza
no fue considerada a tal efecto sentencia definitiva.

9.12. Caducidad en el incidente de perención

El incidente de perención puede a su vez perimir. Si no tiene establecido un plazo especial


como sucede en el Código nacional ley 22.434, y los que han seguido su línea el plazo es el
común (v. 3.3.6.). Ahora bien, el incidente de caducidad del incidente de perención, se
plantea igual que el anterior, aplicándosele todos los criterios que hemos examinado
precedentemente.

Este incidente ¿puede a su vez caducar? Creo que sí. La caducidad en este orden puede
extenderse al infinito, toda vez que se inicie un nuevo incidente frente al anterior caduco.
Por supuesto que la jurisdicción, con el poder que le otorga el Código, puede cortar la
cadena inmediatamente, dictando la caducidad de oficio. La posibilidad de articular dicha
caducidad no cesa con la resolución que pone fin al incidente, sino con la notificación de
dicho pronunciamiento.

Por último, diremos que la caducidad del incidente de perención debe resolverse antes de la
caducidad del principal. Ahora, habiendo perimido el incidente de perención, éste no ha
purgado la del proceso principal que puede declararse nuevamente.

9.13. Apelabilidad

El artículo 317 del CPCCN relativo a la apelabilidad no se aplica al incidente de perención,


pues la resolución que lo resuelve es inapelable en todos los casos, pues la inapelabilidad es
la regla de estos procedimientos.

CAPITULO X
EFECTOS DE LA CADUCIDAD DE LA INSTANCIA. RESPONSABILIDAD Y HONORARIOS DE LOS LETRADOS

10.1. Los efectos de la caducidad de la instancia. Tipos

Los efectos, es decir las consecuencias de la perención o caducidad de la instancia, se


operan en dos campos objetivamente con relación al proceso y a los elementos que se
desarrollan en el mismo (pruebas, incidentes, medidas cautelares, tasas de justicia, etc.) y,
al derecho subjetivo que fue pretendido en juicio por un lado, y subjetivamente con relación
a las personas que alcanza. Dos artículos del CPCCN tratan específicamente la cuestión, el
318 y 314 respectivamente, y a su comentario nos remitimos. Sin embargo, esta
clasificación no es la que generalmente se usa, ya que los textos y la jurisprudencia limitan
los efectos de la caducidad a los elementos objetivos. Nosotros desarrollaremos los temas
según lo propuesto.

10.1.1. Efectos objetivos

A) Generalidades. En principio corresponde decir que la perención afecta el proceso, sin


llegar a atacar el derecho. Y al respecto deben distinguirse claramente los efectos según se
trate de primera o segunda instancia, conforme ya vimos y consagra la ley 2 El artículo 318
del CPCCN recogiendo las soluciones jurisprudenciales dice: “La caducidad operada en
primera o única instancia no extingue la acción (entendida como derecho subjetivo o acción
en sentido concreto), la que podrá ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las pruebas
producidas, las que podrán hacerse valer en aquél. La caducidad operada en instancias
ulteriores acuerda fuerza de cosa juzgada a la resolución recurrida. La caducidad de la
instancia principal comprende la reconvención y los incidentes; pero la de éstos no afecta la
instancia principal".

B) Efectos sobre la "acción"(derechazo subjetivo o acción en sentido concreto). Declarada


la caducidad se entiende que cada parte recupera su plena actividad para ejercitar las
acciones que hagan a su derecho, sí la contraria pusiera nuevamente en marcha el orden
jurisdiccional. La pretensión caduca puede intentarse en un nuevo proceso, excepto que se
haya cumplido la prescripción y al intentarlo sea opuesta por la contraria, tema sobre el que
volveremos más adelante. En cambio, la interpelación judicial por mora se mantiene pese a
la caducidad porque la caducidad no extingue los actos jurídicos, aun realizados en el
proceso.

C) Actos procesales. Los efectos de la caducidad de instancia están claramente


especificados en el artículo 318 del CPCCN, del cual se infiere que no importa invalidar las
actuaciones cumplidas mientras se encontraba abierta la instancia. Si es el procedimiento lo
que se invalida los efectos de esa decisión no pueden ser llevados más allá, restando
eficacia -sólo por razón de la perención y correlativa nulidad- a todos los actos. Lo que se
aniquila es solamente el procedimiento. Es decir que, siendo la instancia el ejercicio de la
acción en juicio, componiéndose el juicio de una serie de actos encadenados y dirigidos
hacia un fin, la perención solamente anula la instancia que estos actos forman y no los actos
mismos, pues los efectos de la perención hacen a la dinámica del proceso, no a lo estático
del mismo, que permanece pese a la caducidad.

D)a. Nueva demanda. Una vez operada la perención o caducidad de la instancia la demanda
no puede ser reproducida en los mismos autos. Ni tampoco corresponde el mismo juzgado,
porque no existe conexidad ni perpetuatio iurisdictionis, debiendo presentarse en la oficina
de adjudicaciones. Aunque esta cuestión depende siempre de las acordadas reglamentarias
relativas a la distribución, cabe acotar que la intervención anterior de la Cámara ante una
relación del juicio perimido, o aun del mismo juez, no importa prevención para el
conocimiento posterior de un juicio entre las mismas partes.

D)b. Demanda y reconvención. El Código ha privilegiado la indivisibilidad de la instancia,


lo que se ha podido observar en todo este trabajo. De este modo, operada la caducidad de la
instancia, ya sea de la demanda como de la reconvención, caen ambas. Es como se ha
ejemplificado oportunamente: se trata de un río donde navegan dos barcos en direcciones
opuestas. Si sacamos el agua, ningún barco navegará. Sin embargo, existe alguna dificultad
interpretativa en el orden nacional por la defectuosa redacción del artículo 318, que la
reforma de la ley 22.434 omitió corregir, en la frase que dice: "La caducidad de la instancia
principal comprende la reconvención y los incidentes; pero la de éstos, no afecta la
instancia principal".

1) Se ha sostenido que la caducidad de la reconvención no arrastra a la demanda, porque el


demandado puede hacer valer su pretensión en otro proceso, además, porque lo contrario
otorgaría al demandado la posibilidad de paralizar a su voluntad la acción en su contra

2) La tesis contraria es la correcta, varias razones confluyen a ello: La indivisibilidad de la


instancia; la circunstancia de que críticas como la de Botassi son más brillantes que
profundas, pues si la reconvención no tuviera asidero habría que rechazarla in limine y
cualquiera de las partes podría haber activado el proceso en lugar de pedir la perención; que
el hecho de poder plantear nuevamente la acción es un argumento con el que se podría
anular el instituto y no sólo en este caso particular. Finalmente, la más evidente. El Código
se refiere exclusivamente a los incidentes pues cuando dice la de éstos no afecta la instancia
principal" se está refiriendo indudablemente a la instancia accesoria y la reconvención que,
como se sabe, es instancia principal.

D)c. Nuevas defensas. Al articularse la nueva demanda también podrá haber nuevas
defensas, ya que las partes no se encuentran ligadas a los términos del proceso anterior.
Incluso sien el primer juicio perimido se declinó la jurisdicción federal, no obliga a
declinarla en el segundo.

E) Excepción de litispendencia. Acumulación de autos. Tanto en el caso de que el juicio


donde se interpone la litispendencia, como en el que está vigente (frente al otro perimido),
existe consenso en que sise opera la perención de la instancia la litispendencia es
improcedente. Ello es evidente porque para que exista litispendencia tiene que haber dos
proceso en trámite y la caducidad de la instancia liquida uno de ellos.

Tampoco procede la acumulación de procesos o de autos si en el que debía operarse se ha


producido la perención, pero una vez admitida la jurisdicción (sic: competencia) del
juzgado que conocerá en la acumulación de autos, la perención de la instancia que pueda
con ulterioridad declararse en cualesquiera de las causas inmediatas o mediatamente a la
acumulación producida, constituye una contingencia procesal cuyos efectos no tocan la
jurisdicción admitida, que bajo ese aspecto ha quedado definitivamente fijada.

F) Pruebas. Consagrando la jurisprudencia imperante, el Código Procesal nacional otorgó


plena validez a las pruebas producidas, “las que podrán hacerse valer" en el nuevo juicio.
Esta solución está de acuerdo con el criterio de los actos procesales realizados y con el
hecho de que las pruebas legítimamente producidas son actividades cumplidas
"objetivamente” bajo el control de la contraria y de la jurisdicción. Además, dichas pruebas
de por sí no tienen efecto automático respecto de los hechos. En el nuevo proceso deberán
valorarse y corroborarse con las demás probanzas existentes.
Sin embargo, esta solución aunque ampliamente mayoritaria, no es la que impera en todos
los ordenamientos procesales. Véase por ejemplo el Código de Córdoba, artículo 1127.

G) Incidentes. Los incidentes son accesorios al procedimiento principal, de allí que siguen
su suerte. Caducado el proceso principal, caducan los incidentes. A la inversa, la caducidad
de los incidentes, no hace caducar el principal. No deben confundirse los incidentes con los
juicios incidentales, como el de alimentos donde la caducidad del divorcio puede no
arrastrarlo (v. K).

H) Depósito en juicio. Antes de notificada la demanda, la perención hace inútil la


consignación, pero en cuanto al retiro de los fondos algunos entienden que aun no
aceptados, debe citarse al actor para que los retire el demandado, mientras que otros
admiten el retiro inmediato, criterio que me parece más adecuado.

I) Prescripción. Interrupción. La presentación de la demanda interrumpe la prescripción,


conforme el artículo 3986 del Código Civil. De hecho, declarada la perención o caducidad
de la instancia, la interrupción se tiene por no sucedida y el efecto interruptivo inexistente,
por lo cual, habiendo seguido corriendo el plazo durante el curso del proceso, la causa
puede hallarse prescripta. Ahora bien, ¿qué sucede si antes de declararse la perención se
intenta una nueva demanda? La jurisprudencia fue variando. Con la ley 4550 entendió que
no podía oponerse la prescripción una vez caducada la primera, la solución varió con la ley
14.191, pues los tribunales entendieron en su mayoría que como la perención se producía
de pleno derecho, aquella solución ya no era aplicable y la prescripción se operaba, Este
criterio se mantuvo por la misma Sala aun después de la ley 17.454. Pero la buena doctrina
volvió por sus fueros declarando que no ha prescripto la acción (derecho subjetivo) si la
segunda demanda se inició antes de haberse decretado la perención de la instancia en el
primer juicio, cuando estaba produciendo sus efectos la interrupción de la prescripción.

Por otra parte, la perención de la instancia opera sus efectos propios únicamente respecto de
la acción que dio origen al proceso en que se produce, y con tal alcance ha de entenderse el
artículo 3987 del Código Civil.

J) Medidas precautorias. La jurisprudencia, de modo uniforme, ha admitido que las


medidas precautorias cesan cuando cesa el proceso. La razón es que el fin de dichas
medidas está en contra de la desidia en activar la instancia.

K) Alimentos. En principio se puede decir que los alimentos, como pueden tramitar de
modo independientemente del juicio de divorcio, no son arrastrados por la caducidad de
éste. Pero si se trata de alimentos provisionales, los mismos cesan si caduca el proceso de
divorcio.

L) Tasas judiciales. La caducidad de la instancia hace perder la tasa judicial pagada que no
puede tenerse por oblada en el nuevo juicio, pues la misma grava la iniciación de las
actuaciones con independencia de las contingencias de las mismas.
M) Sentencia (v. 4.2.). El convenio celebrado con intervención del juzgado tiene los
alcances de una sentencia, no siendo susceptible, por tanto de ser afectado por la caducidad
de la instancia, ya que en esas condiciones, la instancia debe considerarse definitivamente
concluida.

N) Caducidad de la segunda instancia. Cada instancia degrado es independiente de la otra y


no queda ligada a ella de modo inescindible. No existe en estos casos el principio de
indivisibilidad de la instancia. El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación ha
resuelto el problema de modo tradicional. Si el proceso en segunda instancia caduca, por
razón de la declaratividad de la sentencia de caducidad, los efectos revienen hacia el acto
anterior que es la sentencia de primera instancia, la que cobra autoridad de cosa juzgada (v.
8.9.).

10.1.2. Concursos

La Ley de Concursos no prevé qué puede suceder con los incidentes de verificación de
créditos cuando perimen. Sobre el particular ya nos hemos expresado en el punto 2.8.

10.1.3. Efectos subjetivos

El artículo 314 del CPCCN dispone que "La caducidad se operará también contra el Estado,
los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere la libre
administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus administradores y
representantes. Esta disposición no se aplicará a los incapaces o ausentes que carecieren de
representación legal enjuicio". El artículo es, dentro de la sistemática de la caducidad de la
instancia, un ejemplo de igualdad ante la ley y de freno, especialmente contra el Estado,
que permanentemente pretende hacer prevalecer su situación en los procesos, y muchas
veces lo consigue, pues los jueces siguen la misma línea. Colombo ha dicho: "La primera
parte del artículo permanece en los códigos como una reacción contra situaciones ya
superadas y con el solo objeto de evitar articulaciones que pudieran provocar un estado de
duda". El mantenimiento se ha hecho necesario, porque la norma figuraba también en el
artículo 7º de la ley 14.191 y artículo 2º de la ley 4550. Además de cumplir una función
efectiva, si se hubiese quitado sobreentendiendo que estas situaciones ya no suceden, (lo
que no es cierto) hubiera dado lugar a la interpretación de que la perención no se aplica a
estos sujetos.

La perención alcanza al Estado, ya sea que litigue como persona de derecho público o de
derecho privado. En cambio, el defensor de incapaces y ausentes debe ser asimilado al
particular.

Por los ausentes que menciona la parte final del artículo 314 del Código Procesal, sólo debe
entenderse a las personas comprendidas en los artículos 15 y 22 de la ley 14.394, quienes
carecen de representación legal en los términos de esa norma, cuando no ha recaído
designación de defensor o, en su caso, de curador, de acuerdo con el sistema de
representación que la ley de la materia prevé. Pero, tampoco corresponde tener por
abandonada la instancia a quien carece de representación en autos por haber llegado a la
mayoría de edad y no se le notificó la resolución que le acordaba participación en el juicio,
pues de lo contrario, y a todo trance, se vulnerarían los principios de la defensa en juicio y
de la bilateralidad del contradictorio.

10.2. Responsabilidad de los profesionales

Una de las cuestiones menos claras del proceso es el verdadero rol del abogado y del
procurador, o el caso del abogado que actúa sin procurador. Dentro de la concepción actual
de muchos tribunales, el abogado ha sido rebajado y vilipendiado por diversas actuaciones.
Una de ellas es cargarle las costas por el control del proceso, especialmente los términos,
que no le corresponden. No debe olvidarse al actuar contra el abogado que no es apoderado,
que el apoderado cobra un 40 por ciento más de honorarios, y que una labor que no se
retribuye jamás puede traer responsabilidades.

Por otro lado está el cliente que consulta al abogado, que nada sabe de estas cuestiones. Yo
creo que en cada caso debería haber un formulario impreso, explicativo, muy claro y
sencillo de estas cuestiones, que todo cliente firmará al momento de contratar un abogado.
La consecuencia de estas falencias son los resultados que veremos.

A) Responsabilidad única del apoderado. Una jurisprudencia antigua ponía las cosas
claramente en su lugar: Jurídicamente no puede culparse al abogado por la perención de la
instancia; la negligencia es del apoderado, que omitió revisar el expediente e informar al
director del asunto, como era su inexcusable deber.

B) Abogado y procurador. Otra jurisprudencia hace responsable de los perjuicios causados


al abogado y al procurador en el mismo nivel por dejar perimir la instancia.

C) Abogado. Por último, alguna jurisprudencia responsabiliza civilmente al abogado.

D) Opiniones personales. La negligencia del apoderado al permitir la caducidad no lo libra


del resarcimiento aunque tenga opiniones personales muy respetables sobre la caducidad de
instancia, pues su deber era mover el procedimiento.

E) Gastos, honorarios y adelantos. La misma jurisprudencia que hemos examinado en C)


establece que el abogado que deja perimir el pleito no tiene derecho a resarcirse de los
gastos efectuados, ni cobrar emolumento alguno, corno también debe devolver los
adelantos percibidos.

F) Medida de la responsabilidad. La medida de la responsabilidad del abogado y el


procurador que han dejado perimir la instancia y como consecuencia, permitieron que se
prescribieran los derechos de sus representados, debe determinarse de acuerdo con el éxito
probable de la acción extinguida, factor contingente, es verdad, pero no tanto que no
permita aceptar los principios que hubiera aplicado el juez de la instancia perimida.

10.3. Honorarios del abogado


La Ley de Honorarios nacional 21.839 no establece cómo se regulan los honorarios en el
caso de caducidad de la instancia. Hay que hacer notar que hay dos honorarios a regular:
los correspondientes al incidente y los del juicio principal.

A) Honorarios del incidente. Estos honorarios no ofrecen mayor inconveniente en función


de lo dispuesto por el artículo 33 de la normativa citada que expresa: "En los incidentes el
honorario se regulará entre el lo por ciento y el 20 por ciento de los que correspondieren al
proceso principal, atendiendo a la vinculación mediata o inmediata que pudieran tener con
la solución definitiva del proceso principal" luego establece un mínimo variable
periódicamente, por debajo del cual no se puede regular.

B) Honorarios en el principal. Pero el problema lo presentan los honorarios en el principal,


ya que el juicio no tiene monto en los términos del artículo 10 de la ley 21.839. En virtud
de ello la jurisprudencia ha tomado varios nimbos.

1) Está el caso de los que entienden que se debe aplicar por analogía el rechazo de la
demanda o el desistimiento de la acción y del derecho conforme el plenario civil del
30/IX/1975.

2) En un sentido algo similar se ha dicho que corresponde computar la totalidad del monto
reclamado en la demanda.

3) Otros estiman que corresponde computar sólo la mitad de la suma reclamada en la


demanda ~ porque hacen aplicación del artículo 20 de la ley 21.839 que dice que "cuando
el honorario debe regularse sin que se hubiese dictado sentencia ni sobrevenido transacción,
se considerará monto del proceso, la mitad de la suma reclamada en la demanda y
reconvención, cuando ésta se hubiere deducido".

4) En mi opinión, ante la claridad de la norma transcripta no cabe duda de que esta última
posición es la pertinente, ya que en primer lugar deben aplicarse las normas legales que se
ajusten con más propiedad a la cuestión, sobre todo si son posteriores a un fallo plenario
que no fue receptado específicamente en la ley. Además, esta solución tiene la ventaja de
establecer un parámetro concreto, aunque desde el punto de vista de la justicia de la causa
pueda tener críticas muy fundadas. No obstante, cualquier crítica depende de situaciones de
hecho muy específicas que no pueden ser contempladas por la norma, ya que al atender
una, desatendería otra.

C) Actualización mondada. Pese a algún fallo disidente, la actualización monetaria se ha


admitido en la regulación. Lo contrario constituiría una burla.

D) Honorarios regulados y firmes. Estos honorarios no son afectados por la declaración de


caducidad del proceso.

E) Jurisprudencia provincial. Aunque la jurisprudencia provincial depende


fundamentalmente de la leyes provinciales, podemos ver algunas soluciones interesantes.
En Santa Fe se ha declarado que el incidente no tiene contenido económico, no obstante lo
cual se consideró como propio el valor del juicio terminado. En Jujuy, en cambio, se fijaron
los dos tercios, por haberse diligenciado la prueba ofrecida. Salta también entendió que el
incidente no tiene contenido económico.

EL CODIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION Y LOS ANTECEDENTES. LOS CODIGOS EXTRANJEROS Y
LOS PROVINCIALES

11.1. El Código Procesal Civil y Comercial de la Noción, de acuerdo con la ley 22.434.
Concordancias con los códigos provinciales y diferencias con la ley 17.454

a) ARTICULO 310.Plazos. Se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare


su curso dentro de los siguientes plazos:

1. De seis meses, en primera o única instancia.

2. De tres meses, en segunda o tercera instancia y en cualquiera de las instancias en el


juicio sumario o sumarísimo, en el juicio ejecutivo, en las ejecuciones especiales y en los
incidentes.

3. En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados


precedentemente.

4. De un mes, en el incidente de caducidad de instancia. La instancia se abre con la


promoción de la demanda aunque no hubiere sido notificada la resolución que dispone su
traslado. (Texto conf. Ley 22.434).

b) Ley 17.454

ARTICULO 310. Plazos. Se producirá la caducidad de la instancia cuando 110 se instare su


curso dentro de los siguientes plazos:

1. De seis meses, en primera o única instancia.

2. De tres meses, en segunda o tercera instancia y en cualesquiera de las instancias de los


juicios sumarios y sumarísimos,

3. En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados


precedentemente.

c) Alcance de la reforma. Se agregó al inciso segundo "en el juicio ejecutivo, en las


ejecuciones especiales y en los incidentes". Se agregaron el inciso 4º y el párrafo final.

d) ARTICULO 311. Cómputo. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán


desde la fecha de la última petición de las partes, o resolución o actuación del juez,
secretario u oficial primero, que tenga por efecto impulsar el procedimiento; correrán
durante los días inhábiles salvo los que correspondan a las ferias judiciales.
Para el cómputo de los plazos se descontará el tiempo en que el proceso hubiere estado
paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición del juez, siempre que la
reanudación del trámite no quedare supeditada a actos procesales que deba cumplir la parte
a quien incumbe impulsar el proceso. (Texto conf. ley 22.434).

e) Ley 17.454

ARTICULO 311. Cómputo. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán


desde la fecha de la última petición de las partes, o resolución o actuación del tribunal, que
tuviese por efecto impulsar el procedimiento. Correrán durante los días inhábiles, pero se
descontará el tiempo en que el proceso hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo
de las partes o por disposición del juez.

f) Alcance de la reforma. Se mejoró la redacción Se concordó con las nuevas facultades del
artículo 38.

g) ARTICULO 312. Litisconsorcio. El impulso del procedimiento por uno de los


litisconsortes beneficiará a los restantes.

h) Ley 17454. No hubo modificaciones.

i) ARTICULO 313. Improcedencia. No se producirá la caducidad:

1. En los procedimientos de ejecución de sentencia, salvo si se tratare de incidentes que no


guardaren relación estricta con la ejecución procesal forzada propiamente dicha.

2. En los procesos sucesorios y, en general, en los voluntarios, salvo en los incidentes y


juicios incidentales que en ellos se suscitaren.

3. Cuando los procesos estuvieren pendientes de alguna resolución y la demora en dictaría


fuere imputable al tribunal, o la prosecución del trámite dependiere de una actividad que
este Código o las reglamentaciones de superintendencia imponen al secretario o al oficial
primero.

4. Si se hubiere llamado autos para sentencia, salvo si se dispusiere prueba de oficio;


cuando su producción dependiere de la actividad de las partes, la carga de impulsar el
procedimiento existirá desde el momento en que éstas tomaren conocimiento de las
medidas ordenadas. (Texto conf. ley 22.434).

j) Ley 17.454

ARTICULO 313. Improcedencia. No se producirá la caducidad:

1. En los procedimientos de ejecución de sentencia.

2. En los procesos sucesorios, de concurso, y en general, en los voluntarios, salvo que en


ellos se suscitare controversia.

3. Cuando los procesos estuviesen pendientes de alguna resolución y la demora en dictarla


fuere imputable al tribunal.

k) Alcance de la reforma. Dentro de la sistemática anterior ha ampliado el contenido de los


incisos y agregando uno nuevo (el 40).

1) ARTICULO 314. Contra quiénes se opera. La caducidad se operará también contra el


Estado, los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere
la libre administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus
administradores y representantes. Esta disposición no se aplicará a los incapaces o ausentes
que carecieren de representación legal en el juicio. (Texto conf. ley 22.434).

m)Ley 17.454

ARTICULO 314. Contra quiénes se opera. La caducidad se operará también contra el


Estado, los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere
la libre administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus
administradores y representantes. Estas disposiciones no se aplicarán a los incapaces o
ausentes que carecieren de representación legal en el juicio.

n) Alcance de la reforma. Pasó al singular "Estas disposiciones".

o) ARTICULO 315. Quiénes pueden pedir la declaración. Oportunidad. Sin perjuicio de lo


dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de caducidad podrá ser pedida en primera
instancia, por el demandado; en el incidente, por el contrario de quien lo hubiere
promovido; en el recurso, por la parte recurrida. La petición deberá formularse antes de
consentir el solicitante cualquier actuación del tribunal o de la parte posterior al
vencimiento del plazo legal, y se sustanciará únicamente con un traslado a la parte
contraria.

El pedido de caducidad de la segunda instancia importa el desistimiento del recurso


interpuesto por el peticionario, en el caso de que aquél prosperare. (Texto conf. ley 22.434).

p) Ley 17.454

ARTICULO 315. Quiénes pueden pedir la declaración. Oportunidad. Sin perjuicio de lo


dispuesto en el artículo anterior, la declaración de caducidad podrá ser pedida en primera
instancia, por el demandado; en los incidentes, por el contrario de quien lo hubiere
promovido; en los recursos por la parte recurrida. La petición deberá formularse antes de
consentir el solicitante cualquier actuación del tribunal, posterior al vencimiento del plazo
legal, y se sustanciará únicamente con un traslado a la parte contraria.

q) Alcance de la reforma. Cambió "anterior" por "siguiente" (sin perjuicio de lo dispuesto


en el artículo siguiente…). Pasó a singular “el (los) incidente(s)", "el (los) recurso(s)" y
agregó la expresión "o de la parte". Agregó el segundo párrafo.
r) ARTICULO 316. Mod0 de operarse. La caducidad será declarada de oficio, sin otro
trámite que la comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 310,
pero antes de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.

s) Ley 17454. No hubo modificaciones.

t) ARTICULO 317. Resolución. La resolución sobre la caducidad sólo será apelable cuando
ésta fuere declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, la resolución sólo será
susceptible de reposición si hubiese sido dictada de oficio.

u) Ley 17.454. No hubo modificaciones.

v) ARTICULO 318. Efectos de la caducidad. La caducidad operada en primera o única


instancia no extingue la acción, la que podrá ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las
pruebas producidas, las que podrán hacerse valer en aquél. La caducidad operada en
instancias ulteriores acuerda fuerza de cosa juzgada a la resolución recurrida. La caducidad
de la instancia principal comprende la reconvención y los incidentes; pero la de éstos no
afecta la instancia principal.

W) Costas. Algunos códigos provinciales tratan las costas de la caducidad de la instancia


junto con la institución. La ley 17.454 no hacía referencia específica a las mismas. La ley
22.434 incorporó un párrafo especialmente destinado a ellas en la parte general.

El artículo 73, último párrafo dice: "Declarada la caducidad de la primera instancia, las
costas del juicio deberán ser impuestas al actor". Ver también artículo 30, ley 14.191.

En los códigos provinciales véase:

11.2. Códigos procesales internacionales

a) Ley de Enjuiciamiento Civil española de 1881 De la caducidad de la instancia

ARTICULO 411. Se tendrán por abandonadas las instancias en toda clase de juicios y
caducarán de derecho aun respecto de los menores e incapacitados si no se insta su curso.

Dentro de cuatro años, cuando el pleito se hallare en primera instancia.

De dos si estuviere en segunda instancia.

De uno si estuviere pendiente de recurso de casación.

Estos términos se contarán desde la última notificación que se hubiere hecho a las partes.

ARTICULO 412. No procederá la caducidad de la instancia por el transcurso de los


términos señalados en el artículo anterior cuando el pleito hubiere quedado sin curso por
fuerza mayor o por cualquier otra causa independiente de la voluntad de los litigantes.
En estos casos se contarán dichos términos desde que los litigantes hubieren podido instar
el curso de los autos.

ARTICULO 413. Será obligación del secretario o actuario, en cuyo oficio radiquen los
autos, dar cuenta al juez o tribunal respectivo, luego que transcurran los términos señalados
en el artículo 411, para que se dicte de oficio la providencia correspondiente.

ARTICULO 414. Si los autos se hallaren en primera instancia y resultare de ellos que han
transcurrido los cuatro años sin que ninguna de las partes haya instado su curso, pudiendo
hacerlo, se tendrá por abandonada la acción, y el juez mandará archivarlos sin ulterior
progreso.

En este caso serán de cuenta de cada parte las costas causadas a su instancia.

ARTICULO 415. Cuando los autos se hallaren en segunda instancia o en recurso de


casación, luego que transcurran los términos respectivos, se tendrá por abandonado el
recurso y por firme la sentencia apelada o recurrida, mandando devolver los autos al
tribunal o juez inferior, con certificación del auto en que se hubiere dictado esta resolución,
para los efectos consiguientes.

En estos casos, las costas de la instancia caducada serán de cuenta del apelante o recurrente.

ARTICULO 416. De los autos a que se refieren los dos artículos anteriores podrá el
demandante, apelante o recurrente pedir reposición o suplicar dentro de cinco días, si
creyere que se ha procedido con equivocación al declarar transcurrido el término legal en
cuya virtud se hubiere tenido por caducada la instancia o se hallare en el caso del artículo
412.

No podrá fundarse la pretensión en ningún otro motivo.

ARTICULO 417. Este recurso se sustanciará conforme a lo prevenido en los artículos 378
y 379, admitiéndose al que pida la reposición la justificación que ofrezca sobre el hecho en
que la funde, concediéndose a este fin un plazo que no podrá exceder de diez días.

ARTICULO 418. Las disposiciones de los artículos que preceden no serán aplicables a las
actuaciones para la ejecución de las sentencias firmes. Estas actuaciones podrán
promoverse hasta conseguir el cumplimiento de la ejecutoria, aunque hayan quedado sin
curso durante los plazos señalados en el artículo 411.

ARTICULO 419. La caducidad de la primera instancia no extingue la acción, la cual podrá


ejercitarse de nuevo en el juicio correspondiente, y entablando nueva demanda, si no
hubiere prescripto, con arreglo a derecho.

ARTICULO 420. En los pleitos que a la promulgación de esta ley se hallen paralizados en
cualquiera de las instancias se contarán los términos señalados en el artículo 411 desde el
día en que, después de su publicación empiece a regir.
Si estuvieren archivados, se tendrá por caducada de derecho la instancia pendiente, sin
necesidad de declaración especial, a no ser que se promoviere su curso dentro de los plazos
antedichos.

b) Código de Procedimiento Civil italiano de 1940

De la extinción del proceso

ARTICULO 307. Extinción por inactividad de las partes. Si después de la notificación de la


citación ninguna de las partes se ha constituido dentro del término establecido por el
artículo 166, o bien si, después de la constitución de las mismas, el juez, en los casos
previstos por la ley, ha ordenado la cancelación de la causa del registro, el proceso, salvo lo
dispuesto por el segundo apartado del artículo 181 y por el artículo 290, debe ser reanudado
ante el mismo juez en el término perentorio de un año, que corre respectivamente desde el
vencimiento del término para la constitución del demandado a tenor del artículo 166,0
desde la fecha de la providencia de cancelación; de 10 contrario, el proceso se extingue.

El proceso, una vez reanudado a tenor del apartado anterior, se extingue si ninguna de las
partes se ha constituido, o si en los casos previstos por la ley el juez ordena que se cancele
del registro la causa.

Además de los casos previstos por los apartados anteriores, y salvo disposiciones diversas
de ley, el proceso se extingue también cuando las partes a quienes corresponda renovar la
citación o proseguir, reanudar o integrar el juicio, no hayan proveído a ello dentro del
término perentorio establecido por la ley o por el juez a quien la ley autorice para fijarlo.
Cuando la ley autoriza al juez para fijar el término, éste no puede ser inferior a un mes ni
superior a seis.

La extinción opera de derecho, pero debe ser excepcionada por la parte interesada antes de
cualquier otra defensa suya. Dicha extinción se la declara por ordenanza del juez instructor,
o bien por sentencia del colegio, si se la excepciona ante él.

ARTICULO 308. Comunicación e impugnabilidad de la ordenanza.

La ordenanza que declara la extinción; se comunica por medio del secretario si se


pronuncia fuera de la audiencia. Contra ella se admite reclamación en los modos que se
indican en el artículo 178, apartados tercero, cuarto y quinto.

El colegio provee en cámara de consejo por sentencia, si rechaza la reclamación, y por


ordenanza no impugnable, si la acoge.

ARTICULO 309. Falta de comparecencia en la audiencia. Si en el curso del proceso no se


presenta en la audiencia ninguna de las partes, el juez provee a tenor del primer apartado
del artículo 181.

ARTICULO 310. Efectos de la extinción del proceso. La extinción del proceso 110
extingue la acción.

11.3. Antecedentes. Las leyes 14.191 y 4550

a) Ley 14.191 del 1º de julio de 1953

ARTICULO 1º. La caducidad de instancia se producirá en materia civil y comercial


contencioso administrativa de la justicia nacional, por el transcurso de los siguientes plazos:

1. De un año, en primera o única instancia;

2. De seis meses, en segunda o tercera instancia, inclusive pendiente de recurso la causa, y


en ambas instancias en la justicia de paz;

3. En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados


precedentemente.

ARTICULO 2º. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán desde la fecha
de la última petición de las partes o providencia o actuación del tribunal que tenga por
efecto impulsar el procedimiento, debiendo contarse los días inhábiles.

ARTICULO 3º La caducidad se opera de pleno derecho y, verificado el vencimiento del


plazo, debe ser declarada de oficio ordenándose el archivo del proceso. Las partes o los
terceros interesados podrán pedir su declaración si no lo hiciere el tribunal.

ARTICULO 4º Las costas del juicio serán a cargo del causante de la caducidad o del
recurrente, si la misma se produjere en segunda instancia o ante la Corte Suprema.

ARTICULO 5º De la resolución que se dictare sobre la caducidad podrán las partes pedir
reposición dentro del tercer día, fundándose la misma en error en el cómputo del plazo
respectivo o en causa justificada que resulte de la aplicación de la ley.

El recurso de reposición podrá ser interpuesto con el de apelación en subsidio, si la


resolución fuese en primera instancia. Si fuese de segunda y no se hiciere lugar al recurso,
causará ejecutoria,

ARTICULO 6º. La caducidad operada en primera o única instancia no extingue la acción,


la que podrá ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las pruebas producidas, las que
podrán hacerse valer en el mismo.

ARTICULO 7º La caducidad se opera contra el Estado, los establecimientos públicos, los


menores y cualquier otra persona que no tenga la libre administración de sus bienes, sin
perjuicio de la responsabilidad de sus administradores y representantes. Estas disposiciones
no se aplican a los incapaces o ausentes que no tengan representación legal en el juicio.

ARTICULO 8º. No se producirá la caducidad en los casos de ejecución de sentencia, ni


cuando los juicios estuviesen pendientes de alguna resolución y la demora en dictaría fuese
imputable al tribunal.

ARTICULO 9º La presente ley entrará en vigencia desde el día de su publicación, Sin


embargo, no será aplicable, aun cuando ya se hubiese operado la caducidad de acuerdo con
sus disposiciones, silos litigantes o el tribunal impulsaren cl procedimiento dentro de los
tres meses siguientes a dicha fecha.
ARTICULO 10. Derógase la ley 4550 y cualquier otra disposición que se oponga a la
presente.

ARTICULO 11. Comuníquese, etc.

b) Ley 4550

ARTICULO 1º. Se tendrán por abandonadas las instancias en materia civil y comercial del
fuero común o federal de la Nación, si no se insta su curso:

a) Dentro dedos años cuando el litigio se encuentre en primera o única instancia;

b) De un año cuando estuviere en segunda o tercera instancia por apelación o nulidad;

c) De seis meses si estuviere pendiente de un recurso de revisión y en los juicios ante la


justicia de paz y alcaldes.

En las acciones que deban ser deducidas por las leyes generales, en un término menor del
fijado en este artículo, la caducidad de la instancia se producirá en el mismo término en que
se opera la prescripción de esas acciones.

El término para la caducidad de la instancia, empezará a contarse desde la última


notificación, motivada por petición o diligencia practicada que tuviere por objeto activar el
procedimiento.

ARTICULO 2º. La perención de la instancia se producirá contra el Estado, los


establecimientos públicos, tos menores y cualquier otra persona que no tenga la libre
administración de sus bienes, salvo el recurso contra los administradores y representantes.

ARTICULO 3º La perención de la instancia se operará de pleno derecho.

Los litigantes podrán pedir su declaratoria por vía de acción o de excepción antes de
consentir en ningún trámite del procedimiento. Esta gestión se sustanciará con las reglas y
con los recursos establecidos para los incidentes.

ARTICULO 4º La perención en primera y única instancia anula todos los procedimientos,


pero no extingue la acción, que podrá ejercitarse en el juicio correspondiente entablando
nueva demanda En las demás instancias o en revisión la perención dará fuerza de cosa
juzgada a la sentencia recurrida.

ARTICULO 5º. No obstante la perención de la instancia, las partes podrán utilizar en el


nuevo juicio que promovieren, los instrumentos públicos o privados, la confesión, las
declaraciones de testigos y demás pruebas producidas, sin que ninguna de todas ellas tenga
el efecto de interrumpir la prescripción de la acción o el derecho principal.

ARTICULO 6º. Las costas causadas en el juicio que es objeto de la perención, serán a
cargo del actor.

ARTICULO 7º Las disposiciones de esta ley no son aplicables respecto a las actuaciones
para ejecución de las sentencias firmes, las que podrán proseguirse hasta establecer el
procedimiento de la ejecutoria aunque hayan quedado sin curso durante los términos
señalados en el artículo 1.

ARTICULO 8º. Notificada la sentencia, el incidente de perención deberá promoverse ante


el tribunal de apelación regiéndose por las disposiciones relativas a la perención de segunda
y tercera instancia

ARTICULO 9º En los pleitos que actualmente se encuentran paralizados, los términos para
la caducidad de la instancia se contarán desde el día de la promulgación de esta ley.

11.4. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires. Ley 7425 y sus
reformas

Caducidad de instancia

ARTICULO 310. Plazos. Se producirá la caducidad de la instancia, cuando no se instare su


curso dentro de los siguientes plazos:

1) De seis meses, en primera instancia.

2) De tres meses, en segunda o ulterior instancia, y en la justicia de paz.

3) De tres meses, en cualesquiera de las instancias de los procesos sumarios y sumarísimos.

4) En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados


precedentemente.

ARTICULO 311. Igual al 311 de la ley 17.454.


ARTICULO 312. Igual al 312 de la ley 17.454.
ARTICULO 313. Igual al 313 de la ley 17.454.
ARTICULO 314. Igual al 314 de la ley 17.454.
ARTICULO 315. Igual al 315 de la ley 17.454, pero modificó un error evidente donde
decía artículo "anterior" por artículo "siguiente". Así comienza: "Sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo siguiente..
ARTICULO 316. Igual al 316 de la ley 17.454.
ARTICULO 317. Igual al 317 de la ley 17.454.
ARTICULO 318. Igual al 318 de la ley 17.454.
11.5. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Catamarca, Ley 2339

ARTICULOS 310 a 318, concuerdan con los artículos similares de la ley 17.454.

El artículo 310 cambia en el inciso primero, donde dice "seis meses", por "un año"; y en el
inciso 2º, donde dice "tres meses" por "seis meses".

11.6. Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba. Ley 1419


con las modificaciones de las leyes 7157 y 7323

TITULO XXII
De la perención de la instancia

ARTICULO 1123. Plazo. Instancias. Cómputo. La perención de la instancia tendrá lugar


dentro de dos años cuando el pleito se hallare en primera instancia y de uno cuando
estuviere en segunda instancia o pendiente de recurso de revisión. Estos términos se
contarán desde la fecha de la última petición de las partes o providencia o actuación del
Tribunal que tenga por efecto impulsar el procedimiento.

ARTICULO 1124. Sujeto pasivo. La perención de la instancia tiene lugar aun contra el
Estado, los institutos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tenga libre
administración de sus bienes, salvo el recurso contra los administradores o guardadores.

ARTICULO 1125. Pedido v trámite. La perención de la instancia no podrá declararse de


oficio, y solicitada que sea, se sustanciará por los trámites y con los recursos establecidos
para los incidentes.

ARTICULO 1126. Efectos en primera instancia. La caducidad de la primera instancia no


perjudica la acción que en ella se hiciera valer y que la parte podrá ejercitar en un nuevo
juicio, si no estuviera prescripta con arreglo a derecho.

ARTICULO 1127. Prueba subsistente. En el caso del artículo anterior, no será permitido al
demandante ni al demandado, valerse en la renovación de la instancia, de los actos o
diligencias de prueba del juicio interrumpido por la perención, con excepción de las
siguientes:

1) Las confesiones judiciales.

2) Los instrumentos públicos y privados, con las diligencias practicadas para establecer su
autenticidad y reconocimiento.

ARTICULO 1128. Efecto en la alzada. El efecto de la perención en segunda instancia y en


revisión, será el de la deserción del recurso dándose por firme y ejecutoriada la sentencia
que hubiera dado lugar al procedimiento extinguido.

ARTICULO 1129. Momentos en que se opera. En ninguna instancia se operará la


perención cuando la causa se encuentre en estado de sentencia, ni cuando la paralización
del procedimiento dependa de la diligencia o providencia que haya debido dictarse sin
necesidad de petición de parte.

ARTICULO 1130. Fuerza mayor. Causa independiente de los litigantes. Tampoco se


declarará la perención de la instancia, cuando el pleito se hubiera paralizado por fuerza
mayor o por cualquier otra causa independiente de la voluntad de los litigantes. En tales
casos se contarán los términos para la perención desde que los litigantes hubieran podido
instar el curso de los autos.

ARTICULO 1131. No aplicación a detención para ejecutar sentencia. Las disposiciones del
presente título no son aplicables respecto de las actuaciones para la ejecución de las
sentencias firmes, las que podrán proseguirse hasta obtener el cumplimiento de la
ejecutoria, aunque hayan quedado sin curso durante los términos señalados en el artículo
1123.

ARTICULO 1132. Suprimido. LP. 4782.

11.7. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Corrientes. Ley 3069

ARTICULO 307. Igual artículo 310, ley 17.454.


ARTICULO 308. Igual artículo 311, ley 17.454.
ARTICULO 309. Igual artículo 312, ley 17.454.
ARTICULO 310. Igual artículo 313, ley 17.454.
ARTICULO 311. Modifica artículo 314, ley 17.454. Donde dice "legal en el juicio", por
"legal en el proceso".
ARTICULO 312. Igual artículo 315, ley 17.454.
ARTICULO 313. Modifica artículo 316, ley 17.454, que queda redactado como sigue: "La
caducidad será declarada de oficio o en su defecto a petición de parte, sin otro trámite que
la comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 307, pero antes de
que cualquiera de las partes instare el procedimiento".
ARTICULO 314. Igual artículo 317, ley 17.454.
ARTICULO 315. Igual artículo 318, ley 17.454.

11.8. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia del Chaco. Ley 968

ARTICULO 290. Modifica el artículo 310 de la ley 17.454. Desdobla el inciso 20 en dos
partes:

1) De tres meses en segunda o ulterior instancia y en la justicia de Paz.

2) De tres meses en cualesquiera de las instancias de los procesos sumarios o sumarísimos.

3) Igual al inciso 30 de la ley 17.454.

ARTICULO 291. Igual artículo 311, ley 17.454.


ARTICULO 292. Igual artículo 312, ley 17.454.
ARTICULO 293. Igual artículo 313, ley 17.454.
ARTICULO 294. Igual artículo 314, ley 17.454.
ARTICULO 295. Igual artículo 315, ley 17.454.
ARTICULO 296. Igual artículo 316, ley 17.454.
ARTICULO 297. Igual artículo 317, ley 17.454.
ARTICULO 298. Igual articulo 318, ley 17.454.

11.9. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Chubut. Ley 2203.

Numeración y texto igual a la ley 22.434.

11.10. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Entre Ríos. Ley 4870

ARTICULO 298. Texto ley 5370 dice: Artículo 298. - Plazos. Se producirá la caducidad de
la instancia cuando no se instare su curso dentro de los siguientes plazos:

1 - De seis meses, en primera o única instancia.


2 - De tres meses, en segunda o tercera instancia.
3 - En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados
precedentemente.

ARTICULO 299. Igual artículo 311, ley 17.454.


ARTICULO 300. Igual artículo 312, ley 17.454.
ARTICULO 301. Igual artículo 313, ley 17.454.
ARTICULO 302. Igual artículo 314, ley 17.454.

ARTICULO 303. Texto ley 5370 dice: Artículo 303 - Quiénes pueden pedirla declaración,
Oportunidad, Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de
caducidad podrá ser también pedida en primera instancia, por el demandado; en los
incidentes, por el contrario de quien lo hubiere promovido: en los recursos, por la parle
recurrida. La petición deberá formularse antes de consentir el solicitante cualquier
actuación del tribunal, posterior al vencimiento del plazo legal, y se sustanciará únicamente
con un traslado a la parte contraria.

ARTICULO 304. Igual artículo 316, ley 17.454 (pero con remisión al artículo 298). Y
agrega: El secretario deberá informar al juez o tribunal sobre el transcurso de los plazos del
artículo 298".

ARTICULO 305. Igual artículo 317, ley 17.454.


ARTICULO 306. Igual artículo 318, ley 17.454.

11.11. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Formosa. Ley 424

ARTICULO 308. Por artículo 310 de la ley 17.454 con las mismas modificaciones que el
artículo 290 de la Provincia del Chaco.

ARTICULO 309 A 312. Iguales a los artículos 311 a 314 de la ley 17.454.
ARTICULO 313. Igual al artículo 315 de la ley 17.454, pero cambia anterior" por
“siguiente".

ARTICULO 314. Igual artículo 316, ley 17.454, pero con remisión al artículo 308.

ARTICULOS 315 y 316. Iguales a los artículos 317 y 318 de la ley 17.454
respectivamente.

11.12. Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Jujuy. Ley 1967

CAPITULO IV
Caducidad de la instancia

ARTICULO 200. Principio general. Contándose desde la fecha de la última notificación o


diligencia, caducará la instancia toda vez que no se realice acto procesal en un plazo de seis
meses.

Dicho plazo será el fijado para la prescripción de la acción si es menor al de seis meses.

ARTICULO 201. Carácter. La caducidad se opera de derecho y no puede cubrirse con actos
posteriores al vencimiento del plazo ni ser renunciada por convenio de partes.
El juez deberá dictaría de oficio y los interesados pueden hacerla valer por vía de acción o
de excepción.

ARTICULO 202. Alcance. Con excepción de los sucesorios, concursos y ejecución de


sentencias, la caducidad que es indivisible, cualquiera sea la naturaleza de las obligaciones,
tiene lugar en todos los procesos, aun cuando se hallen pendientes de resolución.

Se opera también contra el Estado, los establecimientos públicos y los incapaces.

ARTICULO 203. Efectos. Los efectos de la caducidad son:

1º)En primera instancia extingue las actuaciones procesales, restituyendo las cosas al estado
que tenían antes de la demanda. Empero, no impide iniciar un nuevo proceso, en el cual
pueden utilizarse las pruebas producidas en el caducado;

2º)En segunda instancia, da fuerza de cosa juzgada al pronunciamiento recurrido.

ARTICULO 204. Recursos y costas. La resolución sobre caducidad dictada en primera


instancia, es apelable en relación. La pronunciada en segunda o en instancia única, causa
ejecutoria.

Las costas del proceso serán pagadas en el orden causado; si se promueve incidente, rigen
los principios generales.

11.13. Código Procesal Civil v Comercial de la Provincia de La Pampa. Ley 547


CAPITULO V
Caducidad de la instancia

ARTICULO 287. Plazos. Se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare su


curso dentro de los siguientes plazos:

1. De seis meses, en primera o única instancia;

2. De tres meses, en segunda instancia y en cualesquiera de las instancias de los juicios


sumarios y sumarísimos;

3. En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados


precedentemente.

ARTICULO 288. Cómputo. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán


desde la fecha de la última petición de las partes, o resolución o actuación del Tribunal, a
condición de que se trate de actos que expresamente la ley considere indispensables para la
prosecución del trámite. Correrán durante los días inhábiles, pero se descontará el tiempo
en que el proceso hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por
disposición del juez. Los plazos relativos a las resoluciones y actuaciones adoptadas de
oficio o a petición de parte se computarían desde la fecha en que se dictaron o produjeron
las mismas.

ARTICULO 289. Litisconsorcio. El impulso del procedimiento por uno de los


litisconsortes beneficiará a los restantes.

ARTICULO 290. Improcedencia. No se producirá la caducidad:

1. En los procedimientos de ejecución de sentencia.

2. En los procesos sucesorios, de concurso y, en general en los voluntarios, salvo las


controversias que en ellos se suscitaren.

3. Cuando los procesos estuviesen pendientes de alguna resolución y la demora en dictaría


fuere imputable al tribunal.

ARTICULO 291. Estado. Incapaces. La caducidad se operará también contra el Estado, los
establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere la libre
administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus administradores y
representantes.

ARTICULO 292. Modo de operarse. La caducidad será declarada de oficio, sin otro trámite
que la comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 287, pero antes
de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.

ARTICULO 293. Quiénes pueden pedirla declaración. Oportunidad. Sin perjuicio de lo


dispuesto en el artículo anterior, la declaración de caducidad podrá ser pedida en primera
instancia por el demandado; en los incidentes por el contrario, de quien lo hubiere
promovido; en los recursos, por la parte recurrida. La petición deberá formularse antes de
consentir el solicitante cualquier actuación del Tribunal, posterior al vencimiento del plazo
legal y se sustanciará únicamente con un traslado a la parte contraria.

ARTICULO 294. Recursos. La resolución sobre la caducidad será apelable en relación, En


segunda instancia, la resolución sólo será susceptible de reposición.

ARTICULO 295. Efectos de la caducidad. La caducidad operada en primera o segunda


instancia no extingue la acción, la que podrá ejercitarse en un nuevo juicio1 ni perjudica las
pruebas producidas, las que podrán hacerse valer en aquél. La caducidad operada en
segunda instancia acuerda fuerza de cosa juzgada a la resolución recurrida,

La caducidad de la instancia principal comprende la reconvención y los incidentes; pero la


de éstos no afecta la instancia principal.

ARTICULO 296. Costas. Las costas del proceso serán a cargo del actor en primera
instancia y del recurrente en segunda instancia. En los incidentes serán a cargo de quien los
hubiere promovido.

11. 14. Código Procesal Civil v Comercial de la Provincia de La Rioja. Ley 3372

CAPITULO VIII
Perención de instancia

ARTICULO 154. Plazo. Se producirá la perención de la instancia, si no se insta el proceso


durante el término de ciento ochenta días corridos, no siendo computables a tales efectos,
únicamente los períodos comprendidos en las ferias judiciales. El plazo se contará desde la
última actuación de las partes o del juez dirigida a impulsar el procedimiento,
computándose al efecto los días inhábiles. No se operará la perención de instancia cuando
el proceso hubiese entrado en estado de sentencia. Cuando el plazo fijado por las leyes para
la prescripción de la acción fuere menor al referido, la perención se producirá en aquel
término (texto ref. ley 5840/93).

ARTICULO 154 bis (ley 5483). Para el cómputo del plazo de perención de instancia no
correrán los días inhábiles que correspondan a la feria judicial. Tampoco se computarán a
los fines de la perención el tiempo en que el proceso hubiere estado paralizado por acuerdo
de las partes.

ARTICULO 155. Declaración. La perención de instancia podrá ser declarada de oficio,


pero no opera de pleno derecho. Procederá a petición de parte, cuando el solicitante no
hubiere consentido los actos de impulso procesal que la hubieren interrumpido.

De la petición se conferirá traslado a la parre contraria como única sustanciación,


dictándose resolución en el término de cinco días. Cuando la perención se hubiere
declarado de oficio, procederá el recurso de reposición.
Declarada la perención de la instancia, las costas del proceso caduco se dispondrán en el
orden causado; las de incidente se resolverán conforme a los principios generales.

ARTICULO 156. Aplicación. La perención de la instancia se opera contra el Estado y los


incapaces.

No se aplica en los juicios en que hubiere sentencia definitiva, ni a los procesos de


jurisdicción voluntaria, ni a los juicios universales, salvo en los dos últimos cuando hubiere
controversia.

Los incidentes se perimen con independencias del juicio principal, con excepción del de
perención de instancia.

ARTICULO 157. Efectos. Declarada la perención de la instancia, queda extinguido el


proceso, pero la acción podrá promoverse nuevamente en otro juicio, en el cual pueden
utilizarse las pruebas producidas en el perimido, siempre que ello no atente contra el
principio del proceso oral.

La perención operada respecto a un recurso ante distinto tribunal, torna firme la resolución
recurrida.

La perención de la instancia principal comprende la reconvención y los incidentes, pero la


de éstos no afecta la instancia principal.

11.15. Código Procesal Civil de la Provincia de Mendoza. Ley 2269. Con las reformas a la
ley, 2637

CAPITULO V
Caducidad de instancia

ARTICULO 78. Plazos de la caducidad. Caducará la instancia, si no se impulsare su


desarrollo dentro de un año a contar desde la última actuación útil a tal fin, que conste en el
expediente.

En segunda o ulterior instancia y en la justicia de paz, el plazo de caducidad será de seis


meses.

En estos plazos no se excluyen los días inhábiles.

ARTICULO 79. Procedencia y declaración de la caducidad.

I. La caducidad procede en contra de todo litigante, aun cuando sea el Estado o un incapaz.

II. Llamados los autos para sentencia no procederá. Tampoco se declarará la caducidad de
la instancia cuando el pleito se hubiere paralizado por fuerza mayor o por cualquier otra
causa independiente de la voluntad de los litigantes. (L. 2367).
III. Podrá pedir su declaración: en primera instancia, el demandado; en los incidentes, el
contrario de quien lo promovió: en la alzada, el apelado. Deberá ser formulada la petición
antes de consentir el solicitante cualquier actuación judicial posterior al vencimiento del
plazo legal.

IV. En caso de litisconsorcio, la actuación que impulse el procedimiento, de uno de los


litisconsortes, beneficia a todos.

V. El pedido de caducidad será sustanciado únicamente con un traslado a la contraria y


resuelto por auto apelable.

VI Las costas de los procedimientos caducos, y del incidente, si éste prosperase impondrán
al litigante sobre quien recaía primordialmente la carga de instar el procedimiento,
conforme al artículo 48, inciso 2º.

VII. La caducidad no puede ser renunciada, ni prolongados expresamente sus plazos.

ARTICULO 80. Efectos de la caducidad.

I. La caducidad declarada en primera instancia, anula los procedimientos afectados por ella.
En instancias ulteriores, deja firme el auto o sentencia apelada.

II. La caducidad de la instancia principal, comprende la reconvención y los incidentes; la de


éstos no afecta la instancia principal.

III. Las sentencias firmes y los trámites de su ejecución, no son susceptibles de caducidad.

IV. Las pruebas producidas en el proceso caduco, podrán ser utilizadas en un nuevo
proceso.

V. La acción podrá ejercerse nuevamente, pero el plazo de la prescripción interrumpida por


la demanda, se computará como si la interrupción no se hubiera producido.

11.16. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Misiones. Ley 2335

Artículo 317 (conforme ley 3187/95) tiene el siguiente texto: "La resolución sobre
caducidad será apelable, pero en segunda o ulterior instancia sólo será susceptible de
reposición si hubiese sido dictada de oficio".

11.17. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Neuquén. Ley 912


Artículos 310 a 318, iguales a la ley 17.454.

11.18. Código Procesal Civil y Comercial de lo Provincia de Río Negro. Ley 2235 (t.o.
1988)

CAPITULO V
Caducidad de instancia
ARTICULO 310. Plazos, Se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare su
curso dentro de los siguientes plazos:

1. De seis meses, en primera o única instancia.

2. De tres meses, en segunda o tercera instancia y en cualquiera de las instancias en el


juicio sumario o sumarísimo, en el juicio ejecutivo, en las ejecuciones especiales y en los
incidentes.

3. En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados


precedentemente.

4. De un mes, en el incidente de caducidad de instancia.


La instancia se abre con la promoción de la demanda aunque no hubiere sido notificada la
resolución que dispone su traslado.

ARTICULO 311. Cómputo. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán


desde la fecha de la última petición de las partes, o resolución o actuación del juez,
secretario u oficial primero, que tenga por efecto impulsar el procedimiento, correrán los
días inhábiles salvo los que correspondan a las ferias judiciales.

Para el cómputo de los plazos se descontará el tiempo en que el proceso hubiere estado
paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición del juez, siempre que la
reanudación del trámite no quedare supeditada a actos procesales que deba cumplir la parte
a quien incumbe impulsar el proceso.

ARTICULO 312. Litisconsorcio. El impulso del procedimiento por uno de los


litisconsortes beneficiará a los restantes.

ARTICULO 313. Improcedencia. No se producirá la caducidad:

1. En los procedimientos de ejecución de sentencia, salvo si se tratare de incidentes que no


guardaren relación estricta con la ejecución procesal forzada propiamente dicha.

2. En los procesos sucesorios y en general, en los voluntarios, salvo en los incidentes y


juicios incidentales que en ellos se suscitaren.

3. Cuando los procesos estuvieren pendientes de alguna resolución y la demora en dictaría


fuere imputable al tribunal, o la prosecución del trámite dependiere de una actividad que
este código o las reglamentaciones de superintendencia imponen al secretario o al oficial
primero.

4. Si se hubiere llamado autos para sentencia, salvo si se dispusiere prueba de oficio,


cuando su producción dependiere de la actividad de las partes; la carga de impulsar el
procedimiento existirá desde el momento en que éstas tornaren conocimiento de las
medidas ordenadas.
ARTICULO 314 Contra quiénes se opera. La caducidad se operará también contra el
Estado, los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere
la libre administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus
administradores y representantes. Esta disposición no se aplicará a los incapaces o ausentes
que carecieren de representación legal en el juicio.

ARTICULO 315. Quiénes pueden pedirla declaración. Oportunidad.


Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de caducidad podrá ser
pedida en primera instancia por el demandado; en el incidente, por el contrario de quien lo
hubiere promovido; en el recurso, por la parte recurrida. La petición deberá formularse
antes de consentir el solicitante cualquier actuación del tribunal o de la parte posterior al
vencimiento del plazo legal, y se sustanciará únicamente con un traslado a la parte
contraria.

El pedido de caducidad de la segunda instancia importa el desistimiento del recurso


interpuesto por el peticionario, en el caso de que aquél prosperare.

ARTICULO 316. Modo de operarse. La caducidad será declarada de oficio, sin otro trámite
que la comprobación del vencimiento del doble de los plazos señalados en el artículo 310,
pero antes de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.

ARTICULO 317. Resolución. La resolución sobre la caducidad sólo será apelable, cuando
ésta fuere declarada procedente. En segunda o ulterior instancia, la resolución sólo será
susceptible de reposición si hubiese sido dictada de oficio.

ARTICULO 318. Efectos de la caducidad. La caducidad operada en primera o única


instancia no extingue la acción, laque podrá ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las
pruebas producidas, las que podrán hacerse valer en aquél. La caducidad operada en
instancias ulteriores acuerda fuerza de cosa juzgada a la resolución recurrida.

La caducidad de la instancia principal comprende la reconvención y los incidentes; pero la


de éstos no afecta la instancia principal.

11.19. Código Procesal Civil v Comercial de la Provincia de Salta. Ley, 5233

Sigue el lineamiento y texto de la ley 17.454, con las siguientes modificaciones:

ARTICULO 310 …Inciso 2º) De tres meses, en segunda o en las demás instancias.

ARTICULO 311. (Agrega a continuación) …como asimismo el correspondiente al feriado


del mes de enero.

ARTICULO 313. …Inciso 3º) (Agrega a continuación)…, o cuando luego de dictada


resolución, no hubiese sido notificada a quien perjudica la perención.

ARTICULO 315. (Elimina el primer párrafo, el segundo queda igual como primero. A
continuación agrega el siguiente)… Cuando el acto tendiente a activar el procedimiento se
realizare después de vencidos los plazos del artículo 310, podrá oponerse la excepción de
perención, antes de consentir el trámite del procedimiento.

11.20. Código Procesal Civil, Comercial y de Minería de la Provincia de Son Juan. Ley
3738

CAPITULO V
Caducidad de la instancia

ARTICULO 294. Plazos. Se producirá la caducidad de la instancia cuando no se instare su


curso dentro de los siguientes plazos:

1. De un año, en primera o única instancia.


2. De seis meses, en segunda o ulterior instancia.
3. De tres meses, en cualquiera de las instancias de los juicios sumarísimos y en los que
pendieren de revisión.
4. En el que se opere la prescripción de la acción, si fuere menor a los indicados
precedentemente.

ARTICULO 295. Cómputo. Los plazos señalados en el artículo anterior se computarán


desde la fecha de la última petición de las partes o resolución o actuación del Tribunal, que
tuviese por efecto impulsar el procedimiento. Correrán durante los días inhábiles, salvo los
que correspondan a las ferias judiciales pero se descontará el tiempo en el que el proceso
hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición del juez.
(Ley 5938).

ARTICULO 296. Litis consorcio. El impulso del procedimiento por uno de los
litisconsortes beneficiará a los restantes.

ARTICULO 297. Improcedencia. No se producirá la caducidad:

1. En los procedimientos de ejecución de sentencia.


2. En los procesos sucesorios, de concurso, y, en general, en los voluntarios, salvo que en
ellos se suscitare controversia.
3. Cuando los procesos estuviesen pendientes de alguna resolución y la demora en dictaría
fuere imputable al Tribunal.

ARTICULO 298. Contra quiénes se opera. La caducidad se operará también contra el


Estado, los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviere
la libre administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus
administradores y representantes. Estas disposiciones no se aplicarán a los incapaces o
ausentes que carecieren de representación legal en el juicio.

ARTICULO 299. Quiénes pueden pedir la declaración. Oportunidad. Sin perjuicio de lo


dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de caducidad podrá ser pedida en primera
instancia, por el demandado; en los incidentes, por el contrario de quien lo hubiere
promovido; en los recursos, por la parte recurrida. La petición debe formularse antes de
consentir el solicitante cualquier actuación del Tribunal, posterior al vencimiento del plazo
legal y se sustanciará únicamente con un traslado a la parte contraria.

ARTICULO 300. Declaración de oficio. La caducidad será declarada de oficio, sin otro
trámite que la comprobación del vencimiento de los plazos señalados en el artículo 294,
pero antes de que cualquiera de las partes impulsare el procedimiento.

ARTICULO 301. Recursos, La resolución que recaiga será apelable en relación, En


segunda o ulterior instancia, la resolución sólo será susceptible de reposición si hubiese
sido dictada de oficio.

ARTICULO 302. Efectos de la caducidad. La caducidad operada en primera o única


instancia no extingue la acción la que podrá ejercitarse en un nuevo juicio, ni perjudica las
pruebas producidas las que podrán hacerse valer en aquél. La caducidad operada en
segunda o ulterior instancia, acuerda fuerza de cosa juzgada a la resolución recurrida.

La caducidad de la instancia principal comprende la reconvención y los incidentes: pero la


de éstos no afecta la instancia principal.

11.21. Código Procesal Civil v Comercial de la Provincia de San Luis Ley 3341

Coincide en su numeración y texto con la ley 17.454, pero agrega como último párrafo el
artículo 318:

“Las costas de los procedimientos caducos y del incidente, si éste prosperase, se impondrán
al litigante sobre quien recaía principalmente la carga de instar el procedimiento".

11.22. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Cruz. Ley 1418

ARTICULO 288. Igual artículo 310, ley 22.434.


ARTICULO 289. Igual artículo 311, ley 22.434.
ARTICULO 290. Igual artículo 312, ley 22.434.
ARTICULO 291. Igual artículo 313, ley 22.434.
ARTICULO 292. Igual artículo 314, ley 22.434.
ARTICULO 293. Igual artículo 315, ley 22.434.
ARTICULO 294. Igual artículo 316 (Con remisión al art. 288 del Cód. prov.). Ley 22.434.
ARTICULO 295. Igual artículo 317, ley 22.434.
ARTICULO 296. Igual artículo 31g. ley 22.434.

11.23. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe. Ley 5531 y sus
reformas

SECCION II
Caducidad

ARTICULO 232. Caducará el proceso si no se insta su curso durante un año. En los


procesos que tramiten por ante la Justicia de Circuito el término será de seis meses. Este
término corre durante los días inhábiles y empieza a contarse desde la última actuación o
diligencia judicial destinada a impulsar el procedimiento, pero no correrá mientras los autos
estuvieren pendientes de resolución judicial. (Texto ley 10.402/90).

ARTICULO 233. Es obligación del secretario dar cuenta al tribunal luego que transcurra el
término señalado. Este, previa vista fiscal, tendrá por extinguido el proceso.

Los litigantes podrán también pedir la declaración de caducidad por vía de acción o de
excepción antes de consentir ningún trámite del procedimiento.

En el caso del primer apartado, procederán los recursos de reposición y apelación en


subsidio si el auto fuera de primera instancia, y sólo de reposición si fuera de segunda.

Cuando sea alegada por una de las partes, el tribunal oirá a la contraria y al fiscal, mediante
vistas por tres días, y procederá a resolver.

ARTICULO 234. La caducidad se producirá aun contra el Estado y los incapaces.

ARTICULO 235. La perención es indivisible cualquiera sea la naturaleza de la obligación.

ARTICULO 236. Cuando la caducidad se produjere antes de la sentencia de primera


instancia o antes de su notificación a las partes no se extinguirá la acción, que podrá
ejercerse en nueva demanda Cumplida la notificación, la perención dará fuerza de cosa
jugada al fallo recurrido. aun cuando no se hubiere elevado el expediente

La caducidad será resuelta en todos los casos, por el tribunal en que radiquen los autos.

ARTICULO 237. No obstante la perención, las partes podrán usar en el nuevo juicio que
promovieren las pruebas producidas en el primero.

ARTICULO 238. Las disposiciones de este Título no son aplicables a la ejecución de


sentencia, incluido el juicio arbitral cuando se lo usa a este fin, ni los actos de jurisdicción
voluntaria y juicios universales.

ARTICULO 239. En ningún caso se decretara la perención cuando el pleito se hubiera


paralizado por fuerza mayor o disposición de la ley.

ARTICULO 240. La perención tiene lugar también en los incidentes excepto en el de


perención Perimido el principal quedan perimidos los incidentes.

ARTICULO 241. Las costas del juicio perimido serán en el orden causado si fuese en
primera instancia, Si la perención se produjera en segunda, las costas de ésta serán a cargo
del recurrente.

ARTICULO 242. Cuando por infracción a las leyes fiscales deban paralizarse los
procedimientos v el deudor de la obligación tributaria fuere el actor, se producirá la
perención si transcurridos noventa días incluidos los inhábiles, no se hubiere satisfecho el
impuesto y la multa En segunda instancia, si el infractor fuere el apelante se le considerara
como actor a estos efectos v la paralización durante el tiempo establecido tendrá como
consecuencia la deserción del recurso.

11.24. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santiago del Estero, Ley 3534

ARTICULO 303. Por el artículo 310. ley 17.454, modifica el inciso 1º, asignando el plazo
de un año y el inciso 2º, asignando el plazo de seis meses.

ARTICULO 304. Igual artículo 311, ley 17.454.


ARTICULO 305. Igual artículo 312, ley 17,454.
ARTICULO 306. Igual artículo 313, ley 17.454.
ARTICULO 307. Igual artículo 314, ley 17.454.
ARTICULO 308. Igual artículo 315, ley 17.454.
ARTICULO 309. Igual artículo 316, ley 17.454, pero con remisión al artículo 303.
ARTICULO 310. Igual articulo 317, ley 17.454.
ARTICULO 311.Igual artículo 318, ley 17.454.

11.25. Código de Procedimiento en lo Civil v Comercial de la Provincia de Tucumán. Ley


5176

CAPITULO VII
Caducidad de la instancia

ARTICULO 210. Plazos de caducidad. Cómputo. La caducidad de la instancia se operará si


no se insta el curso del proceso en los siguientes plazos:

1) Seis meses en primera o única instancia.

2) Tres meses en segunda instancia, en los recursos de casación e inconstitucionalidad, y en


los incidentes.

3) En el tiempo que se opere la prescripción de la acción cuando fuera menor que las
anteriores.

La instancia se abre con la promoción de la demanda, aunque no hubiere sido notificada la


providencia que dispone su traslado.

En el cómputo de estos plazos se contarán los días inhábiles, salvo los que correspondan a
las ferias judiciales; comenzarán a correr desde la última petición de las partes o acto del
órgano jurisdiccional que tenga por objeto activar el curso del proceso.

En caso de duda se entenderá que la diligencia es impulsiva.

ARTICULO 211. Interrupción. Suspensión. El curso de la caducidad se interrumpirá por la


realización de los actos a que se refiere el artículo anterior.
Se suspenderá cuando, por razones de fuerza mayor o causas graves, discrecionalmente
apreciadas por el juez, no se puedan realizar actos en el proceso o cuando, por imperio de la
ley o por acuerdo de partes, se suspenda su trámite.
ARTICULO 212. Litisconsorcio. En el litisconsorcio, sea necesario o facultativo, la
actuación de uno solo de los interesados interrumpe el curso de la caducidad con relación a
todos.

ARTICULO 213. Declaración de oficio. La caducidad de la instancia puede ser declarada


de oficio por los jueces. A este efecto, es obligación del secretario informar sobre el
vencimiento de los plazos indicados sin que se haya activado el procedimiento. Producido
el informe, se dará vista de él a las partes por tres días. Contestada la vista o vencido el
plazo para hacerlo, el juez dictará la resolución que corresponda de la cual podrá apelarse.
En segunda instancia o ante la Corte Suprema será susceptible de revocatoria si hubiese
sido dictado de oficio.

ARTICULO 214, Declaración a pedido departe. Las partes podrán también pedir su
declaración por vía de acción o de excepción, antes de haber consentido ningún trámite del
proceso. La petición se tramitará por las reglas que rigen los incidentes.

ARTICULO 215. Contra quiénes de opera. La caducidad de la constancia se producirá


contra el Estado, los establecimientos públicos, los incapaces y contra cualquier otra
persona que no tenga la libre administración de sus bienes sin perjuicio de responsabilidad
de sus representantes. Esta disposición no se aplicará a los incapaces o ausentes que
carecieren de representación legal en el juicio.

ARTICULO 216. Efectos de la caducidad. La declaración de caducidad de la instancia no


extingue el derecho. Operada en primera instancia, deja sin efecto la relación procesal, pero
no impide promover nuevamente la demanda, ni valerse de las pruebas producidas en el
proceso caducado.

La declaración de la caducidad de la segunda o ulterior instancia deja firme la sentencia con


relación a la cuestión recurrida.

ARTICULO 217. Extensión. Se produce también en los incidentes Producida en el


principal, su efecto se extiende a la reconvención y a los incidentes.

ARTICULO 218. Improcedencia. La caducidad de instancia no se producirá:

1) Cuando los autos están pendientes de sentencia.


2) Cuando la sentencia haya sido dictada, en segunda instancia o Corte Suprema, cuando
los autos se encuentren pendientes de elevación por un recurso concedido.
3) En los procesos sucesorios y en general, en los voluntarios salvo en los incidentes
suscitados en los mismos.
4) En la ejecución de la sentencia, salvo sise tratare de incidentes que no guardaren relación
estricta con la ejecución forzada propiamente dicha.

ARTICULO 219. Costas. Las costas causadas en el juicio, incidente o recurso que se
declare caducado, se impondrán a cargo de la parte que las ha causado. Las del incidente de
caducidad se regirán por los principios generales.

11.26. Anteproyecto para Iberoamérica

Texto del Anteproyecto del Código Procesal Civil modelo para Iberoamérica.

SECCION III
Perención o caducidad de la instancia

ARTICULO 204. Caducidad. Se extinguirá la instancia por caducidad, declarable de oficio


o a petición de parte, cuando no se instare su curso dentro del plazo de un año en primera o
única instancia y de seis meses en todos los demás casos, incluidos los incidentes.

ARTICULO 205. Cómputo.

205.1. Los plazos se contarán desde el día siguiente a la última notificación del último auto
que se hubiere dictado o desde el día de la práctica de la última diligencia.

205.2. Para el cómputo de esos plazos lo se contará el tiempo que el proceso hubiere estado
paralizado por acuerdo de partes homologado por el tribunal.

ARTICULO 206. Paralización que no produce caducidad. No operan" la caducidad cuando


la paralización del proceso sea debida a causas independientes a la voluntad de los
litigantes, que éstos no hayan podido superar, utilizando con razonable diligencia los
medios procesales a su alcance.

ARTICULO 207. Improcedencia. No se producirá la caducidad:


1) En los procedimientos de ejecución de sentencia.

2) En los procesos voluntarios, excepto en los incidentes y procesos contenciosos a que den
lugar.

3) En los procesos que se encuentren para sentencia, salvo si se hubieren dispuesto


diligencias para mejor proveer cuya producción dependiera de actividad de parte, corriendo
el plazo, en ese caso, desde el momento en que se notificó la providencia que las dispuso.

ARTICULO 208. Contra quiénes opera. La caducidad operará también contra el Estado, los
establecimientos públicos y los incapaces y ausentes, siempre que éstos últimos estén
debidamente representados en el proceso, sin perjuicio de la responsabilidad de sus
administradores y representantes.

ARTICULO 209. Procedimiento y recursos.

209.1. La caducidad opera de pleno derecho; no obstante no podrá ser declarada ni de


oficio ni a petición departe, luego de que se hubiere realizado algún acto, por cualquiera de
los sujetos del proceso, que importe su reanudación.
209.2. El auto interlocutorio que declare la caducidad será susceptible de recursos fundados
exclusivamente en error de cómputo o en la intervención de causas ajenas a la voluntad de
los litigantes (artículo 206); el auto que no hace lugar a la declaración de caducidad sólo
será susceptible del recurso de reposición.

ARTICULO 210. Efectos. La caducidad producirá los mismos efectos que el desistimiento
del proceso o de los recursos, según el caso y sin perjuicio de lo establecido en la ley de
fondo respecto a la interrupción de la prescripción.

11.27. Códigos procesales civiles del Mercosur

a) Código Procesal Civil del Paraguay. (Ley 1337/88)

CAPITULO X - SECCION V
De la caducidad de la instancia

ARTICULO 172. Plazo. Se operará la caducidad de la instancia en toda clase de juicio,


cuando no se instare su curso dentro del plazo de seis meses. Dicho plazo será el fijado por
las leyes generales para la prescripción de la acción, si éste fuere menor.

El impulso del procedimiento por uno de los litisconsortes beneficia a los restantes.
ARTICULO 173. Cómputo. El plazo se computará desde la fecha de la última petición de
las partes, o resolución o actuación del juez o tribunal que tuviere por objeto impulsar el
procedimiento. Correrá durante los días inhábiles, pero se descontará el tiempo en que el
proceso hubiese estado paralizado o suspendido por acuerdo de las partes o por disposición
judicial, y asimismo, si el expediente hubiere sido remitido a la vista por petición de un juez
o tribunal.

ARTICULO 174. Carácter de la caducidad. La caducidad se opera de derecho, por el


transcurso del tiempo y la inactividad de las partes. No podrá cubrirse con diligencias o
actos procesales con posterioridad al vencimiento del plazo, ni por acuerdo de las partes.

ARTICULO 175. Procedimiento. La caducidad será declarada de oficio o a petición de


parte por el juez o tribunal. Es obligación del secretario en cuya oficina radiquen los autos,
dar cuenta al juez o tribunal respectivo que ha transcurrido el plazo señalado en el artículo
172.

ARTICULO 176. Improcedencia. No se producirá la caducidad.

a) en los procedimientos de ejecución o cumplimiento de sentencia;

b) en los procesos sucesorios, y en general, en los voluntarios, salvo que en ellos se


suscitaren controversias; y

c) cuando los procesos estuvieren pendientes de alguna resolución y la demora en dictaría


fuere imputable al juez a tribunal.
ARTICULO 177. Contra quién se opera. La caducidad se operará también contra el Estado,
los establecimientos públicos, los menores y cualquier otra persona que no tuviese la libre
administración de sus bienes, sin perjuicio de la responsabilidad de sus administradores y
representantes

ARTICULO 178. Resolución. La resolución sobre la caducidad será apelable. En tercera


instancia será susceptible de reposición.

ARTICULO 179. Efectos de la caducidad. La caducidad operada en primera instancia no


extingue la acción, que podrá ejercerse en un nuevo juicio, ni perjudica las pruebas
producidas, que podrán hacerse valer en aquél.

La caducidad operada en instancias ulteriores acuerda fuerza de cosa juzgada a la


resolución recurrida. La caducidad de la instancia principal comprende la reconvención y
los incidentes; pero la de éstos no afecta la instancia principal.
Operada la caducidad, la demanda se tiene por inexistente a los efectos de la interrupción
de la prescripción.

b) Código de Proceso Civil de Brasil. (Ley 5869, de 11/I/1913, alterada pela Ley 8455, de
24/VIII/1992)

C) Código General del Proceso de la República Oriental del Uruguay. (Ley 15.982)

SECCION III
Perención de la instancia

ARTICULO 233. Perención. Se extinguirá la instancia por perención, declarable de oficio o


a petición de parte, cuando no se instare su curso dentro del plazo de un año en primera o
única instancia y de seis meses en todos los demás casos, incluidos los incidentes.

ARTICULO 234. Cómputo.

234.1. Los plazos se contarán desde el día siguiente al de la última notificación de la última
providencia que se hubiere dictado o desde el día de la práctica de la última diligencia.

234.2. Para el cómputo de esos plazos no se contará el tiempo que el proceso hubiere estado
paralizado por acuerdo de partes homologado por el tribunal.

ARTICULO 235. Paralización que no produce perención. No operará la perención cuando


la paralización del proceso sea debida a causa de fuerza mayor y que los litigantes no hayan
podido superar con los medios procesales a su alcance.

ARTICULO 236. Improcedencia. No se producirá la perención:

1) En los procedimientos de ejecución de sentencia;


2) En los procesos voluntarios, excepto en los incidentes y procesos contenciosos a que
dieren lugar aquellos;

3) En los procesos que se encuentren para sentencia, salvo si se hubieren dispuesto


diligencias para mejor proveer cuya producción dependiera de actividad de parte. En ese
caso, correrá el plazo desde el momento en que se notificó la providencia que las dispuso.

ARTICULO 237. Contra quiénes opera. La perención operará también contra el Estado y
demás personas de Derecho Público así como los incapaces y ausentes, siempre que estos
últimos estén debidamente representados en el proceso, sin perjuicio de la responsabilidad
de sus administradores y representantes.

ARTICULO 238. Procedimiento y recurso.

238.1. La perención opera de pleno derecho; no obstante no podrá ser declarada, ni de


oficio ni a petición de parte, luego de que se hubiere realizado algún acto, por cualquiera de
los sujetos del proceso, que importe su reanudación.

238.2. La providencia interlocutoria que declare la perención, sólo será susceptible de


recursos fundados exclusivamente en error de cómputo o en la existencia de causas de
fuerza mayor (artículo 235); la providencia que no hace lugar a la declaración de perención
sólo será susceptible del recurso de reposición.

ARTICULO 239. Efectos. En primera instancia, la perención hace ineficaces los actos
cumplidos y restituye las cosas al estado que tenían antes de la demanda, pero no impide
replantear el proceso.

En segunda instancia o en casación, la perención deja firme la sentencia recurrida.

No obstante, las pruebas producidas en un proceso extinguido por perención conservarán su


validez en cualquier otro proceso posterior, conforme con lo dispuesto por el artículo 145.

ARTICULO 240. Transcurso de la prescripción. Una vez declarada la perención, las


prescripciones interrumpidas mediante el emplazamiento, siguen corriendo tal como si la
interrupción no se hubiere producido.

11.28. Otros códigos procesales latinoamericanos recientes

a) Código Procesal Civil del Perú. (Decreto legislativo 768 de 1993)

CAPITULO V
Abandono

ARTICULO 346. Abandono del proceso. Cuando el proceso permanezca en primera


instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo impulse, el juez declarará su
abandono a solicitud de parte o de tercero legitimado.
Para el cómputo del plazo de abandono se entiende iniciado el proceso con la presentación
de la demanda.

Para el mismo cómputo, no se toma en cuenta el período durante el cual el proceso hubiera
estado paralizado por acuerdo de partes aprobado por el juez.

ARTICULO 347, Medidas cautelares. Consentida o ejecutoriada la resolución que declara


el abandono del proceso, quedan sin efecto las medidas cautelares, y se archiva el
expediente.

ARTICULO 348. Naturaleza del abandono. El abandono opera por el sólo transcurso del
plazo desde la última actuación procesal o desde notificada la última resolución.

No hay abandono si Juego de transcurrido el plazo, el beneficiado con él realiza un acto de


impulso procesal.

No se consideran actos de impulso procesal aquellos que no tienen por propósito activar el
proceso, tales como la designación de nuevo domicilio, pedido de copias, apersonamiento
de nuevo apoderado y otros análogos.

ARTICULO 349. Paralización que no produce abandono. No opera el abandono cuando la


paralización del proceso se debe a causas de fuerza mayor y que los litigantes no hubieran
podido superar con los medios procesales a su alcance.

ARTICULO 350. Improcedencia del abandono. No hay abandono.

1. En los procesos que se encuentran en ejecución de sentencia;

2. En los procesos no contenciosos;

3. En los procesos en que se contiendan pretensiones imprescriptibles;

4. En los procesos que se encuentran para sentencia, salvo que estuviera pendiente
actuación cuya realización dependiera de una parte. En este caso, el plazo se cuenta desde
notificada la resolución que la dispuso;

5. En los procesos que se encuentran pendientes de una resolución y la demora en dictaría


fuera imputable al Juez, o la continuación del trámite dependiera de una actividad que la ley
le impone a los Auxiliares jurisdiccionales o al Ministerio Público o a otra autoridad o
funcionario público que deba cumplir un acto procesal requerido por el Juez; y

6. En los procesos que la ley señale.

ARTICULO 351 - Efectos del abandono del proceso. El abandono pone fin al proceso sin
afectar la pretensión. Sin embargo, su declaración impide al demandante iniciar otro
proceso con la misma pretensión durante un año, contado a partir de la notificación del auto
que lo declare. Asimismo, restituye las cosas al estado que tenían antes de la demanda.
Si por segunda vez, entre las mismas partes y en ejercicio de la misma pretensión, se
declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y se ordena la cancelación de los
títulos del demandante, si a ello hubiera lugar.

ARTICULO 352. Las pruebas en el proceso abandonado. Las pruebas actuadas en un


proceso concluido por abandono son válidas y pueden ser ofrecidas en otro proceso.

ARTICULO 353. Recursos. La resolución que declara el abandono es apelable con efecto
suspensivo. El recurso sólo puede estar fundamentado en la existencia de un error de
cómputo, en causas de fuerza o en alguno de los supuestos del artículo 350. La resolución
que desestima un pedido de abandono es apelable sin efecto suspensivo.

ARTICULO 354. Abandono y prescripción extensiva. Declarado el abandono, la


prescripción interrumpida por el emplazamiento sigue transcurriendo, tal como si la
interrupción no se hubiese producido.

b) Código Procesal Civil de Costa Rica. (1990)

SECCION III
Deserción

ARTICULO 212. Plazos. Mientras no se haya dictado sentencia de primera instancia, se


declarará desierto el proceso cuando no se hubiere instado su curso en el plazo de tres
meses.

Las gestiones que no tiendan a la efectiva prosecución no interrumpirán el plazo indicado.

La deserción de la demanda impedirá la continuación de la contra demanda. El actor no


podrá pedir deserción de ésta.

ARTICULO 213. Cómputo. El plazo de la deserción corre desde el último acto procesal del
actor o del interviniente que tienda a la efectiva prosecución; mas, si el proceso se hubiere
paralizado por fuerza mayor o por cualquier otra causa independiente de la voluntad de los
litigantes, no correrá sino desde el momento en que éstos pudieren instar el curso de aquél.

ARTICULO 214. Improcedencia. No procederá la. deserción:

1) En procesos universales.
2) En procesos ejecutivos en los que no haya embargo practicado, o estuviere el actor
recibiendo pagos parciales por convenio judicial o extrajudicial.
3) En procesos ejecutivos, hipotecarios y prendarios, con renuncia de trámites cuando no
haya habido embargo.
4) En procesos de desahucio en los que el demandado hubiere practicado por su sola
voluntad el desalojo.
5) En los interdictos en que el demandado hubiere accedido de hecho o de derecho a la
pretensión del actor.
6) En los procesos de ejecución de sentencia. No obstante, si se hubiere practicado
embargo, y transcurriere el plazo establecido en el párrafo primero del artículo 212. a
solicitud del demandado, el juez levantará el embargo practicado.
7) En los arbitrajes.

ARTICULO 215. Modo de operar. La deserción será declarada de oficio o a solicitud de


cualquier interesado; pero ambos actos procesales deberán hacerse antes de que cualquiera
de las partes o los intervinientes impulsen el procedimiento.

ARTICULO 216. Litisconsorcio. El impulso del proceso por uno de los litisconsortes
beneficiará a los restantes.

ARTICULO 217. Efectos de la deserción. La deserción no extingue el derecho del actor;


pero los procedimientos se tienen por no seguidos y la demanda por no puesta, para los
efectos de interrumpir la prescripción.

Si la deserción fuere procedente, se condenará al actor al pago de las costas personales y


procesales causadas.

Las personales las calculará prudencialmente el juez, y para fijarlas no tomará en cuenta la
estimación de la reconvención.

La resolución en la que se deniegue la deserción no tendrá más recurso que el de la


revocatoria; aquélla en la que se declare con lugar será apelable dentro del tercer día,

ARTICULO 218. Otros recurrentes, Al caso de la deserción será aplicable lo dicho en el


artículo 211

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