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CURSO ABREVIADO DE RELIGION APROBACIONES Librum cui titulus Corso ABREVIADO DE RELIGION, apolage- tica, dogmdtica y moral, auctore F. X. Schouppe, S.J. presbytero, examinandum tradidimus, typisque vulgari permittimus, Paulus Gorruats, Prep. Prov. Belg. Arluni, 12 Juni 1875. IMPRIMATUR, Mechlinis, 2 Julii 1875. J. B, Lavwers, Vie. Gen. APROBACION DES. $.J. EL ARZOBISPO DE MEXICO Dada cuenta al lilmo. Sr. Arzobispo con el ocurso de V., en que solicita la aprobacién de S.S. 1. para circular la obra titulada Curso pe Revici6n por el Padre Schouppe de la que acompaié V. un ejemplar, 8. 8. 1. en esta fecha tuvo 4 bien dictar el decreto que 4 la letra copio : «< Permitimos la circulacién de los ejemplares impresos « en Paris de la obra titulada Cuns0 ABREV1ADO DE RELIGION « por el Padre F. X. Schouppe, S.J. aprobada por et Pre- « péstto provincial de Bélyica y por el Vicario general, el « primeroen Arlén d doce de Junio de mil ochocientos « setenta y cinco, y el segundo en Malinas é dos de Julio « del mismo aio. » Y lo transcribo 4 V., para su inteligencia, protestindole mi aprecio. Dios guarde 4 V. muchos afios. México, Enero 18 de 1880. Lic. Iavacio Manrinnz. Banos. Srio. D. Carlos Bouret. Se reserva el derecho de propiedad y traduccién, antidad Pie X. a Ss su CURSO ABREVIADO DE RELIGION O VERDAD Y BELLEZA DE LA RELIGION CRISTIANA MANCAL ACOMODADO A LAS ESCUELAS por el Padre F, X, SCHOUPPE, S. J. TRADUCILO AL CASTELLANO DE LA ULTIMA EDICION FRANCESA “por D. Manus PEREZ VILLAMIL APOLOGETICA, DOGMATICA Y MORAL yee Décimaséptima ediciin revisada y corregida LIBRER(A DE LA V* DE Ci. BOURET Paris | MEXICO 23, Rue Visconti, 23. “1d, Cinco de Mayo, 14, 1905, PROPIEDAD DEI. EDITOR QUENAN ASESURADOS LOS DERECHOS DE PROPIEDAD CONFORME A LA LEY Ne 100. ee Braine-le-Conite (Bélgica). — Imprenta de la Vda de Ch. Bouret. ADVERTENCIA DEL EDITOR PARA LA SEXTA EDICION Al ofrecer al ptiblico americano esta sexta edicién del Curso abreviado de religion, tenemos que Henar un doble deber : Ante todo, permita- Senos expresar nuestro entero reconocimiento & su Illma. el sefior Arzobispo de México que, otor- gando 4 la obra su alta aprobacidn, se ha dignado manifestar a los fieles de América que la estima tanto como S. E. el seiior cardenal Deschamps, arzobispo de Malinas, que ha autorizado con su aprobacidn la primera ediciéa francesa. También tenemos que dar las gracias al publico americano por la excelente acogida que ha hecho ala edicién espafiola. Las primeras ediciones se han agotado rdépidamente y la obra es tanto mas apreciada cuanto es mas conocida, lo que explica su éxito creciente en Francia y Bélgica donde se esté preparando en este momento la 45* edicion francesa. PREFACIO Nunca se repetira bastante : la instruccién reli- giosa es la parte esencial de la educacién. Por nobles y preciosos que sean los conocimientos humanos, no podran dar otro resultado que formar un cuerpo sin vida; la ensefianza de la religién es el alma que debe vivificarlos. Todas las ciencias profanas no bastaran 4 impedir que la juventud se extravie 4 los primeros pasos que dé en las sendas de este mundo : solamente la ciencia de la fe, verdadera antorcha de la vida humana, puede guiar sus pasos en el camino del honor y de la felicidad. La ciencia religiosa debe ser sdlida : preciso es que brote de buenas raices en los corazones juve- niles, para que pueda crecer y robustecerse en el curso de la vida y resistir 4 todas las tempes- tades, Hay en la ensefianza religiosa dos periodos 6 grados, que podrian lamarse el grado de la memoria y el de la inteligencia. El primero corresponde 4 la ensefianza primaria, el segundo a Ja media y superior. En las escuelas primarias (1), debe seguirse el texto del catecismo diocesano, que encierra las nociones mas importantes y necesarias, Es preciso () Esta denominactin debo entenderse, en sentido lato, de todas las clases donde los nifios no poseen ‘capacidad suficionte para seguir un curso razonado de religion. PREACFIO x grabar estas nociones en la memoria de los niiios y procurar hacérselas comprender con explicaciones adecuadas 4 su inteligencia. — Si después de haber recibido la educacién primaria, los nifios abandonan definitivamente las escuelas, Ilevardn estos conocimientos elementales dela doctrina cris- tiana y podran ampliarlos en lo sucesivo oyendo la divina palabra y leyendo buenos libros; si con- tintian la carrera de los estudios, poseeran nocio- nes fundamentales que servirdn de base 4 conoci- mientos ulteriores. En cuanto 4 la juventud escogida, que se educa en las escuelas medias y superiores, no basta el texto del catecismo por bueno que sea; necesario es afiadir la demostracidn de la fe y laexplicacién de sus dogmas. La demostracion ensefiara a los jévenes los fundamentos filosdficos 6 histéricos de nuestras creencias. Asi poseerdn principios sélidos contra Jos cuales se estreliaran los ataques y sofismas de los impios. La explicacién de los dogmas les dara su ver- dadera inteligencia y les pondra en condiciones de admirar su perfecta armonia. De este modo se desvanecerin muchas objeciones 6 preocupa- ciones, que no tienen otra base que la ignorancia de nuesires misterios 6 una idea equivocada de nuestros dogmas. Ademas, este claro conocimiento Jes infundird el amor de la religién cristiana de Jesucristo y de su Iglesia.Las verdades de la fe son de suyo tan bellas, que nos es posible verlas en su x PREFACIO propia luz sin que el espiritit se extasie contem- plandolas. Esta demostracién de la fe, esta explicacién detenida de sus dogmas, puestasla una y la otra al alcance de la juventud, es el objeto que nos hemos propuesto al componer este Curso de religion. Va dividida la obra en tres partes, intituladas : Apologética, Dogmitica y Moral. La primera encierra los principios racionales de la religién, la demostracidn de la fe cristiana y de la verdadera Iglesia de Jesucristo, y como complemento, la refutacién de los principales errores modernos. La segunda parte expone la serie completa de los dogmas de la fe, después los misterios de Dios y de la creacién, hasta el juicio universal, tttimo término de la obra divina en él mundo. La tercera contiene el cuadro de los deberes y de las virtudes cristianas. Trata de la ley en general, del decilogo y de los mandamientos de la Iglesia, de los pecados y de las buenas obras, de los sacramentos y de la oracidn, de las fiestas y de las. ceremonias cristianas. Para, afiadir la claridad 4 la solidez hemos adop- tado un método sencillo y regular, que juzgamos el mas propio, sobre todo mediante una corta explicacién oral, para hacer resaltar ficilmente la légica de las pruebas, el verdadero sentido de los dogmas, y el armonioso conjunto, por fin, de las verdades de la fe y de su admirable belleza, llena de éncantos. CURSO ABREVIADO DE RELIGION INTRODUCCION 1. Elcurso de religidnesla parte de la ensefianza que tiene por objeto la ciencia religiosa. Su impor- tancia excede 4 la de todos los otros ramos de la sabiduria, porque la religion extiende sw influencia no slo 4 la vida presente sino 4 la futura del hombre. Es la wnica ciencia que encierra una prenda de felicidad para este mundoy para el otro. Cuando la ensefianza religiosa se limita 4 los primeros rudimentos de la docirina cristiana, y se contenta con imprimir en la memoria de los nifios su conocimiento exacto, se la Nama catecismo, curso de religién primaria 6 inferior ; cuando se eleva hasta la ciencia propiamente dicha, 6 sea el conocimiento razonado de Jas verdades religiosas, se llama curso superior de religién. 2. Considerado en su conjunto, este curso com- prende tres partes : la Apologética, la Dogmatica y la Moral. ~ La Apologética demuestra cual es eligién; la Dogmdtica ensefia lo n obliga 4 creer; Ja Moral lo que manda practicar, Nocion & impor- taneia, Curso suporior de religidn. Divisisa. Nocién PARTE PRIMERA | APOLOGETICA 3. La Apologética esla defensa de la verdadera seneraly peligion contra todos sus adversarios, sean incré- division. dulos, sean herejes. 4. Comprende dos demostraciones distintas : la verdad de la religion eristiana contra los incré- dulos; la verdad de la religién catdlica contra los herejes de Jas diversas sectas. Dos articulos preliminares abrirdn camino 4 las demestraciones. I, Articulos preliminares. Il, Capitulo, Verdad de la religisn eristiana, ML. Capitulo fl. Verdad de la religién cat'lica. ARTICULOS PRELIMINARES Articulo primero FIN 6 OBJETO DE UNA DEMOSTRACION RELIGIOSA 5. La demostracién de la verdadera religién tiene por fin : 1°, confirmar en la verdad 4 los que Ja poseen y apercibirlos contra el error; 2°. con- fundir 4 los impios y defender la fe contra sus ataques; 3°. conducir 4 la verdad a los que la ignoran y la buscan de buena fe. FIN 6 OBJETO DE UNA DEMOSTRACION RELIGIOSA 13 6. Para comprender hasta qué punto es util y La Iglesia necesario que la verdadora religidn sea demos- sel trada, basta considerar en general el estado en mundo que se encuentra el género humano con relacién 4¢,7avién, 4 la verdad religiosa. Hay en el mundo un hecho brillante que atrae todas las miradas : la existen- cia de la Iglesia catélica, que se proclama columna de la verdad, érgano de Dios, arca de salud y puerta de la vida eterna, Han pasado mis de diez y ocho siglos, y sigue repitiendo en nombre de Dios creador del cielo y de la tierra : Yo soy la unica verdadera religion » todo el que crea y confiese mi doctrina, entrard en la vida eter-. na; todo el que la abandone serd abandonado de Dios y precipitado en la eterna condenacion. Si esta solemne afirmacidn es verdadera, no hay que vacilar; preciso es que se reciban con docilidad las ensefianzas de la Iglesia para evitar el infierno y hacerse merecedor de la eterna bienaventuranza. La cuestién, como se ve, es de gravedad suprema: no es solamente util, sino necesario saber si la palabra de la Iglesia es la expresién de la verdad. Esto, una parte de los hombres lo saben, otros lo ignoran. Nosotros que hemos recibido el bautismo y Ja fe, tenemos la dicha de saberlo y de creerlo : estamos en pose- sidn de la verdad. 7. Pero hay quienes no gozan de Ja misma luz Negzcién y no estin convencidos de la verdad catdlica, dels Distinguense éstos en dos clases : los unos ignoran merédules. Ja santa proclamacién de la Iglesia, los otros la ponen en duda y la niegan diciendo : « Le doc- trina de la Iglesia no es la verdad. » — A unos y otros es necesario presentarles la demostracién de la verdad. Cuestién ybase de ta con- troversia. ui PARTE I, APOLOGBTICA 8. Comencemos por consignar que la negacién de la fe catélica no es en boca de los incrédulos la expresién de una certidumbre ; la .simple enun- ciacion de una duda, 6 una ciega persuasion, fun- dada sobre preocupaciones y deseos perversos. Si niegan la doctrina de la Iglesia, es porque no la aman, porque en interés de sus pasiones querrian que fuese falsa, Por esto buscan vanas razones para persuadirse de que lo es en efecto, y por la presion que la voluntad puede ejercer sobre la inteligencia, -llegan hasta la duda 6 hasta una suerte de persuasién equivocada. No les es posible ir mds lejos, porque tratdndose de un hecho tan cierto y demostrado como es el de la revelacién catdlica, el espiritu del hombre que le rechaza puede llegar hasta la duda, pero nunca hasta la evidencia y la certidumbre de lo contrario. Asi, por ejemplo, quien negase el reinado y las con- quistas de Alejandro, podria muy bien acumular razonamientos y sofismas, jams llegaria 4 afirmar con certidumbre que Alejandro y sus conquistas son una quimera, 9. En lugar, pues, de negar la grande afirma- cin de la Iglesia, los incrédulos deberian conten- tarse con pedir las pruebas, y dedicarse 4 hacer un examen riguroso de esta cuestién : g La doctrina de la Iglesia catolica es la verdad ? Tal es en efecto la grave cuestién, que resume el debate entre el catolicismo y sus adversarios, Jos inerédulos de todos los siglos y de todos matices : g La doctrina de la Iglesia catélica es la verdad ? Iluminados por la luz de la fe respondemos en elacto : Si, es la verdad, la pura, la inmacu- ‘lade, verdad, DEMOSTRACION INDIRECTA 15 Kesta respuesta nuestros adversarios tienen el derecho de replicar pidiendo las pruebas: debemos, pues, demostrar la verdad de la doctrina que la Iglesia propone como camino de salud. Articulo segundo TRES GENEROS DE DEMOSTRACION 10. Hay tres géneros de demostracién 6 tres maneras de probar la verdad dela fe cristiana, apropiadas 4 las diversas necesidades. La pri- mera es indirecta; la segunda directa, pero su-~ maria ; la tercera directa y completa, que esta- blece el edificio completo de la verdad en medio de las ruinas de todos los errores. § I. Demostracién indirecta 11. Entendemos aqui por demostracién indi- recta de la verdadera religidn, la simple referen- cia 4 los doctores en teologia y 4 sus obras. — Para comprender la fuerza y utilidad de esta demostracién, es necesario tener presente que las demostraciones cientificas no son debidas al esfuerzo de todos y decada uno de los fieles, sino 4 hombres especiales. El que conoce la verdad de un hecho no siempre es capaz de demostrarlo. Asi sucede que cada uno puede saber que un edificio secular esta sdlidamente construido; pero sola~ mente los arquitectos saben explicar Ia causa de su solidez. Se pueden conocer las victorias de Cyro, sin saberlas probar, ni resolver todas las dificultades histéricas que con ellas se relacionan: esta solucidn no pertenece mas que a los entendi- dos en historia. Puede uno estar perfectamenie seguro de ciertas verdades de derecho y no saber- Las demos- traciones cientificas portenecen los hombres especiales. Férmula dela demostra- cidn indirecta. La resu- rreceiéa de Sesueristo. 16 PARTE I. APOLOGETICA las probar, por no conocer de Ja ciencia del juris- consulto 6 doctor en leyes. Si nos encontramos , con adversarios que nos oponen esta clase de he- chos, se les dirige 4 los hombres especiales capa- ces de suministrar las explicaciones y las pruebas. Lo mismo sucede en materia de religién : todos los fieles. conocen perfectamente la verdad de la fe; pero solamente aquellos que estan versados en las ciencias religiosas, los eclesidsticos y los tedlogos, saben demostrarla y responder 4 todas las objeciones. A ellos deben los simples fieles remitir dlos contradictores ; esta apelacidn encie- rra una verdadera demosiracién que puede dar cualquiera, Asi todo fiel puede responder 4 sus adversarios: « La verdad de la fe que Ja Iglesia ensefia es indu~ » dable y yo tengo la dicha de conocer esta ver- » dad; pero yo no soy bastante sabio para » suministraros todas las pruebas y todas las » explicaciones que me pedis. S6 que las demos- » traciones completas y rigurosas han sido dadas » por sabios y doctores desde los tiempos aposté- » licos hasta nuestros dias : estas demostraciones » existen, en cuanto 4 la sustancia, en todas las » bibliotecas teolégicas y en todos los Tratados de » teologia. Estudiad estos libros, 6 dirigios 4 los >» sacerdotes y & los doctores versados en estas » materias. » ‘ § IL. Demostracién sumaria 12. Esta demostracidn, que también puede Ila- marse popular, porque esta por lo comin al alcance-de todos los hombres, esti basada en el gran hecho de la resurreccidn de Jesucristo, Los DEMOSTRACION SUMARIA 17 mismos Apéstoles no daban casi otra prueba de su predicacién que esta sefial brillante y suprema dada por Jesucristo desu misidn divina. Esta generacion perversa y adiltera, decia el mismo Jesucristo & los Judios pertinaces, pide una senral al‘cielo, y no le sera dada otra senal que la del profeta Jonis : porque ast como Jonds estuvo tres dias y tres noches en el vientre de una ballena, ast el Hijo del hombre estardé tres dias y tres nochesen el seno dela tierra. (S. Mat. x,39.) La prueba (1) sacada de la resurreccién es tan perentoria como ficil : para ser comprendida no exige mds que un corazdn recto qug busque de buena fe la verdad, y un espiritu razonable que reconozea en el milagro y en la profecia el sello de la divina autoridad. Puede formularse de la manera siguiente : Si Jesucristo ha resucitado, su doctrina es diviaa (2); es asi que Jesucristo verdaderamente ha resuci- tado, luego su doctrina es divina. 13. En la mayor de este silogismo decimos : Si Jesucristo ha resucitado, su doctrina es divina, esto es, si El ha resucitado, su doctrina es apro- bada, autorizada, declarada verdadera por el mismo Dios que ha hecho en su favor prodigio tan grande. La evidencia de esia proposicién resalta tanto mas cuanto que Jesucristo habia asegurado que resucitaria al tercer dia en prueba de su (1) Se puede ver esta demostracién expuesta mas amplia- mente en FRayssInous, Conferencias, tomo 2,confer.6.— Item. en FELLER, Catecismo filosdfico, toma 2, nim, 323. — Sobre todo el cardenal Girav, arzobispode Cambrai, Sermén sobre laresurreccién, (2) Nose continda la div. de Jesucristo cou ta div. hablard en otro lugar, ‘a7 de la misédn y de la doctrina idad de su persona, de que so 2 Facilidad de esta demostra- cidn, Férmula, Explica- cidn, 18 PARTE [. APOLOGETICA divina misién. Si después de esto su doctrina fuese falsa, resultaria que Dios habia obrado el mayor de sus prodigios en favor de un impostor, que habia sancionado la mentira é inducido en error al género humano ; lo que es imposible en Aquel que es la Verdad y la Bondad por esencia. La menor aiiade : Es ust que Jesucristo verda- deramente ha resucitado. Esta proposicién afirma un hecho histérico comprobado del modo masclaro y evjdente. En efecto, el hecho de la resurrec- cién de Jesucristo debe ser admitido como indu- dable si esti atestiguado por testigos numerosos y evidentemente veridicos : es decir, por testigos tales que no hayan podido ser engafiados, que no hayan querido engafiar, y que aun suponiendo que hubieran querido engafiar no hubieran podido conseguirlo. Ahora bien, la resurreccidn de Jests esta ates- tiguada por semejantes testigos. 1°. Estos testigos son en primer lugar Jos Apés- toles, que por espacio de cuarenta dias vieron 4 su Maestro resucitado, le contemplaron con sus ojos, le escucharon con sus ofdos, le tocaron con sus manos; que, incrédulos en un principio, ven- cidos luego por la evidencia, consagraron su vida 4 publicar tan grande acontecimiento, y le anun- ciaron en efecto, por toda la tierra, sancionando su testimonio con prodigios y selldndolo con su sangre. 2°. Son las mujeres y los discipulos, personas de toda suerte y condicién : en total mids de 500 tes- tigos oculares. (1. Cor. xv, 6.) 8°. Son los testigos auriculares, no menos irre-. cusables; los Judios y los paganos sin numero que, vencidos por la eyidencia de las cosas, se DEMOSTRACION SUMARIA 19 convirtieron, admitieron la vesurreccién y la creyeron como punto de fe firme 6 inalterable. 4°, Los enemigos mismos de Jesucristo, los prin- cipes de la nacidén judia, oyendo 4 los Apéstoles atestiguar la resurreccién, no los persiguieron como propagandistas de impostura; y por esta cir- cunstancia rindieron 4 la verdad testimonio evi- dente. Porque si en el hecho hubiera habido engafio, estos hombres hostiles no hubieran dejado de confundir piblicamente 4 los impostores; por un lado esie era su interés y su deber; por otro, en sus manos estaban los medios de indagacién : habian puesto guardias 4 la entrada del santo sepulcro, debian saber lo que se habia hecho del cuerpo del Salvador, y nada podia ocultarse 4 sus pesquisas. Si no descubrieron la impostura, si no procuraron descubrirla, es prueba de que no exis- tid. Enemigos tan poderosos, tan vigilantes, tan interesados en no ser sorprendidos y burlados, claro esta que no dejaron nada por hacer en este punto. + . . 5°. También son testigos de este hecho los mas encarnizados enemigos del cristianismo, como Celso, Porfirio, Hierocles, Juiiano el Apdstata y otros, que, hablando de la resurreccidn de Jesu- cristo, intentaron explicarla como los demis mila- gros, por los artificios de la magia, pero jamas negaron el hecho,-—~ 6°. Todos estos testimonios estén confirmados por el monumento vivo levantado sobre la resu- rreccién de Jesucristo; es 4 saber: la Iglesia caté- lica y la fiesta de Pascua, centro de sus solemni- dades. — Ahora, como en sus primeros dias, la Iglesia proclama la resurreccién de su autor, diciendo a todas las generaciones : Yo con mi culto 20 PARTE I, APOLOGETICA y mi fe estoy fundada sobre la resurreccién de Jesucristo : si no hubiera resucitado, yo no exis- tiria, el mundo no hubiera creido en mi doctrina y seria todavia iddlatra. Los testimonios que acabamos de enumerar son de una veracidad evidente. Para no hablar mas que de los Apéstoles, todo espiritu recto confe- sara, -1) que no han podido ser engafiados : su mimero, su poca credulidad, la naturaleza del hecho, su continuacién por espacio de cuarenta dias, la multiplicidad y la variedad de las apari- ciones que lo confirman, hacen imposible el error 6 la alucinacién; -2) que ellos no han querido engafiar : su conciencia y su piedad, su propio interés y la perspectiva de mis terribles conse- cuencias debian alejar de su pensamiento hasta la idea de semejante crimen y disparatada tocura;-3) que ellos no hubieran podido engafiar aur cuando hubieran querido hacerlo. Para autorizar el engafio tenian que hacer dos cosas : -a) robar el cuerpo de su Maestro que les habia engafiado, y -b) persuadir 4 los hombres que habia recobrado ja vida, Ambas cosas eran igualmente irreali- zables : 4 causa de lds satélites que custodiaban el sepulcro, — de la imposibilidad de guardar el secreto, —de la repulsién de los judios y del mundo entero hacia tal creencia, 4 menos que no se impusiese por la fuerza de la certidumbre. Se puede afiadir, que si se compara el aconteci- miento, de que hablamos, con todos los otros hechos de la hisioria, no hay ninguno que des- canse sobre testimonios- tan numerosos y evi- dentes : para que la resurreccién de Jesucristo pudiese ser rechazada, era preciso que no hubiera nada cierto en la historia y que se dadase de los DEMOSTRACION COMPLETA 21 hechos mds averiguados, tales como el asesinato de César y las conquistas de Alejandro, lo cual seria absurdo, La resurreccién de Jesucristo es, pues, un hecho absolutamente incontestable. — Ahora, esta resurreccién es el sello divino impreso Asureligién : la cual es por consiguiente verda- dera, y todo hombre sensato debe aceptarla bajo Ja pena de eterna condenacién, segin estas pala- bras salidas de su boca: Qui non crediderit condemnabitur : El que no crea sera condenado (S. Mare. xvi, 16). § III. Demostracién completa 14. La demostracidn completa es la que prueba Ja verdadera religion de una manerarigurosa y en todas sus partes. Admite mas 6 menos desarrollo. Para no salir de los limites de nuestro plan, presen~ taremos aqui las pruebas principales y la solucién de las objeciones mas frecuentes (1). La demostracién completa abraza dos objetos, la religion cristiana y la religién catdlica.. En realidad es una sola religién; no obstante, para llegar 4 Ja verdad de una manera determinada y (1) El plan de este Curso abreviado nos impone para las objeciones limites muy estrechos, Podran verse, si se quiere, refutaciones mas detalladas en muchas obras conocidas, tales como estas : GousseT, Teolagia dogmatica; — el P. Boone, Manuat del Apologistay Motivos de mi adhesién dla Iglesia catdlica; Mgr pe SruR, Respuesta d las objeciones mds frecuentes contra la Religién; Eu Anate Berseaux, La fe y ta incredulidad; la Iglesia y et mundo; la muerte yla tnmortatidad ; el P.FRANco, Resprestas populares d las obje- ciones; FELLER, Catecismo filosdfico; BeraiEr, de la Verda- dera Religién ; Scuouppx, Llementa theologice dogmaticee, y Cursus scripture sacre. 22 PARTE I. APOLOGETICA practica, debemos distinguir la una de la otra y demostrarlas separadamente. Por religién cris- tiana en general entendemos la doctrina que -Jesucristo predicé, hace ya diez y ocho siglos; y por religién catdlica, esta misma doctrina tal cual se ha conservado en la Iglesia catdlica, por oposicin al cristianismo de las sectas disidentes. CAPITULO PRIMERO VERDAD DE LA RELIGION CRISTIANA DEMOSTRADA CONTRA LOS INCREDULOS 15. Tomamos aqui la palabra incrédulos en su acepcién mis lata, para designar generalmente 4 todos aquellos que, 6 no conocen la revelacién pri- mitiva 6 rehusan positivamente creer en ella, 4 saber : los paganos, los mahometanos, los judios, los cristianos apésiatas, racionalistas, libre-pensa- dores, etc. 16. Para ser completa la demostracién de la verdad cristiana contra los incrédulos, debe com- prender tres partes : el fundamento de la demos- tracién, los medzos de la demostracidn, los hechos y pruebas que constituyen el cuerpo de la demos- tracién, Articulo primero FUNDAMENTO DE LA DEMOSTRACION 17. Sonfundamento delademostraciéncristiana, ciertas verdades fundamentales que la razén demuestra, y que es imposible negar sin cerrar Jos ojos a la luz. Pueden reducirse a siete: 1°, La certesa, negada por los escépticos. 2°. La eaistencia objetiva de los cuerpos, negada por ios idealistas, Inerédulos. Partos de la demostra- cidn, Siete verdades fandamen- tales. 24 PARTE I. APOLOGETICA 3°. La existencia personal de Dios, negada por los ates y panteistas. 4. La perfeccidn infinita de Dios, su provi- dencia y la libertad del hombre, negadas por los fatalistas. 5°. La espiritualidad del alma y su inmorta- lidad, negadas por los materialistas. 6°, La ley natural y su fuerza obligatoria, negadas por los autonomistas. 7°. La religién y la obligacién que impone, negadas por los imptos. Hstos preliminares de la razén son NMamados fundamento delademostracion cristiana, porque sededuce de ellos de tal modo que, negados 6 puestos en duda, el edificio de Ja religién se desploma. — Pueden llamarse también verdades de sentido comin, porque el sentido natural comun 4 todos los hombres sensatos las da 4 conocer, y es preciso oponerse d las prescripciones del buen sentido para negarlas. Estos dones de la razon hallanse ampliamente demostrados en todos los Cursos de sana filosofia (1). Nos limitaremos, pues, 4 dar de ellos una exposicion sucinta. 18.1°. La certeza.— El hombre posee en su natu- raleza racional la facultad de conocer la verdad con entera certidumbre. Los que niegan esta pro- posicién se lNaman escépticos : hombres irracio- nales que cierran sus ojos 4 la luz de la razén y afirman la certidumbre al mismo tiempo que la niegan; porque su negacidn implica esta afirma- cién : es cierto gue nada es cierto. El autor de nuestra naturaleza racional nos ha dado muchos medios de llegar al conocimiento ver- (1) Tales’ como De Decker, Liberatore, Tongiorgi, ete. FUNDAMENTO DE LA DEMOSTRACION 25 daderoy cierto delas cosas ; los filésofos los aman eriterios, y admiten comunmente seis, 4 saber : Ja evidencia, el sentido intimo, los sentidos extc- riores, Ja autoridad, la analogia y el sentido comin. La evidencia es la clara percepciin de la nece- sidad de un juicio 6 de la conveniencia de dos ideas. Distinguese la evidencia en inmediata 6 de intuicién, y mediata 6 de deduccién. — La evi- dencia inmediata nos da 4 conocer las verdades que brillan por su propia luz, las verdades pri- meras 6 tndemostrables, fundamento de todas las demas. Tales sonlos juicios analiticos, en los cuaies el atributo es de tal modo inherente al sujeto, que forma parte de su’esencia, y no viene 4 ser mis que el mismo concepto bajo otra forma diferente. Por ejemplo : dos y dos son cuatro; el todo es igual al conjunto de las partes ; el todo es mayor que la parte; no hay efecto sin causa. ~ La evidencia mediata nos da 4 conocer las verdades que no son luminosas por si mismas, pero que se deducen de verdades primarias por via de razona- miento 6 de demostracién. El sentido intimo 6 la conciencia nos da la certidumbre de nuestra existencia y de otros hechos que pasan en el fondo de nuestro espiritu : tales como el pensamiento, la duda, el deseo, etc. Los sentidos exteriores nos dan & conocer con certeza los objetos intrinsecos é inmediatos de nuestras sensaciones; es decir, la existencia de los cuerpos que constituyen el mundo visible. La autoridad 6 el testimonio revestido de las condiciones que deben exigirse, nos da el conodi- miento cierto de los hechos histéricos exteriores y sensibles, Tales son los acontecimientos puramente 26 PARTE I, APOLOGETICA naturales, como la muerte de un hombre; tales Jos que se Haman milagrosos, es decir, aquellos que son debidos 4 una causa sobrenatural,pero que caen bajo la jurisdiccién de los sentidos, como la resurreccién de un muerto. — La autoridad es el camino Ilano y luminoso por el cual nos viene el conocimiento cierto de la verdadera religién. La analogia es un criterio mediante el cualnos elevamos de las cosas conocidas 4 las que no lo son, d causa de su semejanza. Asi, A la vista de un hombre y de sus acciones juzgamos con certeza que es, como nosotros, inteligente y libre; asi, 4 Ja vista del constante movimiento de los cielos, conocemos que el sol que se pone hoy en el hori- zonte, reaparecera mafiana. —-La analogia es el fundamento de la previsidn y de lo que se llama Ia experiencia humana: sobre ella descansan las ciencias fisicas. El sentido comin, que tomamos aqui como cri- terio, es una manera de ver, un juicio uniforme y comin 4 todos los hombres, 6 en otros términos, es el sentimiento general é invencible de todos los hombres,expresién genuina de la naturaleza racio- nal, HI nos hace conocer las verdades universal- mente admitidas, tales como la existencia propia de cada uno, la de los objetos que nos rodean, la de la divinidad, la diferencia entre el bien y el mal, y los principales puntos 6 articulos de la ley natural. Estos diversos medios de conocer la verdad, suponen un ultimo motivo 6 una ultima razén, que produce en el alma la certidumbre, y la hacen descansar en la posesisn de la verdad: llimase fundamento de la certidumbre. Consiste en la evidencia objetiva, es decir, en la evidencia del EXISTENCIA DE DIOS 27 objeto mismo manifestada por medio de un criterio cualquiera. 19. 2°. La ewistencia objetiva y real de los cuerpos. — A los que niegan la existencia real u objetiva de los cuerpos se les llama idealistas ; jos cuales dicen que tenemos en el espiritu las ideas que nos representan 6 figuran los cuerpos ; pero que no es cierto que estas representaciones ideales 6 subjetivus estén ligadas d las realidades objetivas. — Para desmentir 4 estos hombres basta el buen sentido vulgar, cuando ellos mismos se desmienten por su propia conducta. Si, por ejemplo, les sobreviene algtin accidente desgr: ciado, algtin suceso triste, no dudan de su reali- dad. Asi los argumentos contundentes y sensibles serian los mas propios para persuadirles y darles en el acto la certidumbre de la existencia obje- tiva de los cuerpos. 20. 3°. La existencia de Dios. — Llamames Dios al Ser supremo, 6 sea la causa primera del universo, al ser necesario que existe por si mis- mo, infinitamente perfecto, y que posee en si la plenitud del ser. Los que niegan (1) la existencia (1) Llamamos ateos & los que niegan la existencia de Dios yn Alos que la ignoran. ; Buede ignorar el hombre adulto la existencia de Dios? Esta es cuestion aparte. En cuanto & los otros de que aqui se trata, por respeto al género humano, se duda, y no sin razén, de si verdaderamente existen. La cuestida no puede esclarecerse sino distinguiendo las acop- ciones de la frase verdadero ateo. — 1», Sise entiende por ella un ateo de conviccidn, un hombre convencido por la fuerza de la raz6n de la no-existencia de Dios, es claro que no pueden existir tales ateos, porque no existe semejante motivo de con- viecidn. — 2°, Si se entiende por verdadero ateo un ateo de simple perswasién, que 4 fuerza de oirlo repetir, se persuade y cree que no hay Dios : parece que aun en este caso, el espi- ritudel hombre no puede egar & un punto tan extremo de perversion estipida, Es sélo el corazon del insensato quien 28 PARTE I. APOLOGETICA de Dios se Haman ateos; Jos que niegan la exis- tencia de un Dios personal y confunden la natura- leza divina con el conjunto de los seres que com- ponen el universo, se llaman panteistas. — Unos y otros son desmentidas, -1) por la fe del género humano; -2) por el orden y belleza del uni- verso ; -3) por la misma existencia del género hu- mano ; -4) por una especie cualquiera de los seres vivientes que pueblan la tierra : cuatro pruebas sin réplica. 21. -1) La fe del género humano. Llamamos asi 4 la conformidad de todos los hombres en pro- fesar la existencia de la divinidad, en rendirle culto y homenajes de adoracién y reverencia : conformidad tan antigua, tan universal, tan dura- dera como el mundo. Esta creencia del mundo entero es un hecho irrecusable. « Esparcid vues- tra mirada por la haz de Ja tierra, decia Plu- tarco, podréis encontrar ciudades sin muros 6 fortalezas sin letras, sin magistratura, pueblos sin habitaciones fijas, sin propiedad de bienes, sin uso de monedas; pero no encontraréis en ninguna parte pueblos sin el conocimiento de Dios. » Cicerén y Séneca usaron el mismo lenguaje (1), y los descubrimientos de los viajeros modernos no lo. han desmentido. — Esta unanimidad, este sentimiento comin a todos los hombres, demues- tra que es connatural al hombre creer en Dios, vv¥v¥y¥y¥y desea que no haya Dios : Et insensato dijo en st corazén, Y noen su inteligencia, no hay Dios (Sat. 13), — En cuanto Mos ateos prdcticos que viven como si no hubiese Dios & quien temer y honrar, su existencia por desgracia esta bien averiguada. — Lo que acabamos de decir de los otros puede aplicarse dlos panteistas. (1) Cie. Tuse, 1. 13, Sénee. op. EXISTENCIA DEL GENERO HUMANO 29 como esta en la naturaleza ‘de un nijio el tener por los autores de sus dias sentimientos de amor y de gratitud. La creencia en Dios proviene, pues, de ja naturaleza y de la razén : es la expresiénde la verdad. 22. -2) El espectdculo del universo y el orden admirable que en él reina, nos muestra la mano de un ordenador supremo, distinto de su obra. La armonia de la naturaleza, el conjunto de mara- villas con que recrea nuestros ojos, no pueden explicarse mis que por la accién de una causa inteligente, que es Dios, del mismo modo que un reloj prueba la existencia de un relojero. Con- templar el Universo y negar 4 Dios que lo ha hecho, es admitir efectos sin causas, y la posibi- lidad de un palacio sin arquitecto. — 4 No se nece- sita estar ciego de todo punto para decir que el universo es obra del acaso, 6 lo que es lo mismo, que el mundo se ha hecho 4 si mismo ? 3 Qué res- ponderian estos ciegos voluntarios si se les dijese que una casa se ha edificado 4 si misma, que un libro, un poema, se han hallado escritos al acaso 23. -3) La existencia del género humano. El género humano no se ha hecho a si mismo ; luego’ _uene un autor que existe por si mismo y. por la necesidad de su esencia. Ahora bien, a este autor, existente por si mismo, es 4 quien nosotros Ilama- mos Dios. Expliquemos este razonamiento : el género humano no se ha hecho 4 si mismo : todos jos hombres, y cada uno en particular, han debido reconocer siempre este hecho evidente y decirse : nO, no soy yo quien me he dado la existencia 4 mi mismo. — La humanidad proviene, pues, de un autor que no es un hombre. Quién es este autor? 80 PARTE I. APOLOGETICA No puedo responder que es un ser proveniente de otro ser; porque incurriria en un circulo vicioso; en ultimo término preciso es que sea un ser exis- tente por si mismo, un ser necesario, causa pri- mera y suprema de todas los cosas, es decir, Dios. . 24. -4) Una especie cualquiera de los seres vivientes que nos rodean, A poco que se examine, nos conduce igualmente A la existencia de Dios. 2De donde viene, por ejemplo, el pajarillo que canta en los bosques? -— Del huevo. --; Y el huevo, de dinde viene ? — De otro pajaro. — 5 Y éste ? — De otro huevo... y la misma cuestién se repetird indefinidamente y no daremos nunca con solucién razonable, 4 menos de suponer una causa primera de los seres vivientes: Dios que los ha criado. 25. Existe pues, un Dios 4 despecho de los ateos. Y este Divs no es el universo, como dicen los panteistas : porque acabamos de ver que siendo la causa primera y autor del universo, es entera- mente distinto de éste, como el arquitecto del edificio que ha construido. — El sistema impio del panteismo, partiendo de la base de que no existe mds que una sola sustancia, y que esta sustancia es Dios, no solamente confunde el muh- do con su autor, el efecto con la causa; sino tam- bién la materia con el espiritu, lo finito con lo infinito, y destruye la idea de Dios, ser esencial- mente necesario, espiritual, infinitamente perfecto y distinto del universo visible de quien Eles la causa primera (1). (1) El panteismo es por su esencia un sistema ateo, y el cismo se convierte necesariamente en janteismo: puesto que LIBERTAD HUMANA 31 26. 4°. La infinita perfeccion de Dios, su * providencia y la libertad humana. Dios es infinitamente perfecto, esto es, posee todas las perfecciones en grado infinito. Probe- mos esta verdad. — En primer lugar -1) todas las perfecciones que admiro en las criaturas, deben encontrarse en grado eminente en Dios, puesto que 141 es la causa primera. Ademas todas aque- llas que son posibles, es decir,que podrian existir, deben de igual modo encontrarse en su primer principio; porque sino no serian posibles. Luego, si la causa primera de todas las cosas, Dios, posee todas las perfecciones, es infinitamente perfecta. -2) Hay mas: siendo Dios necesario 6 indepen- diente, no podrd ser limitado en sus perfecciones; ni su propia naturaleza, ni tampoco una volun- tad extrafia podrdn seiialar limites 4 una esencia absoluta y necesaria como la suya; luego El posee la plenitud de todas las perfecciones. 27. La Providencia. Hay en Dios providencia. Porque considerada como atributo, la providencia forma parte de la sabiduria y debe ser contada entre las perfecciones de que es Dios océano sin limites. Se manifiesta en la accién constante y universal sobre todo lo que existe 6 sucede : accién que Hamanos comunmente la providencia, y que se puede definir ; el gobierno Meno de sabiduria con que Dios rige el mundo y, dirige todas las cria- turas 4 los fines dignos de El. 28. La libertad humana. Dios al eriar los astros, las plantas, los animales, los sujetd 4 leyes si el Dios real no es conocido y reconocido por tal, hay que confesar que la sustancia del rnundo es el ser necesario, exis~ tente por si mismo, y por consecuencia Dios. Véase Goschler, Dict. de la teolog. catética, Ant. Panteismo. 32 PARTE I, APOLOGETICA necesarias,es decir, 4 funciones 6 instintos irresis- tibles, por los cuales obedecen 4 las leyes de su naturaleza de un modo necesario y‘maquinal, No hizo lo mismo con el hombre, al cual dis la liber- tad, noble atributo que le constituye sefior, arbi- tro de su voluntad para dirigirse i si mismo segin el orden, obedecer & las leyes de su naturaleza y dirigirse 4 su fin libremenée y sin trabas. — Ha- blamos aqui de la liberiad esencial al hombre, que se llama libre albedrio y que se opone a la nece- sidad. Puede definirse : la facultad de obrar por eleccion y de elegir entre el bien y el mal. Como el nombre de libertad se toma en diversos sentidos y se presta 4 confusiones, conviene dis- tinguir, -1) la libertad fisica y la libertad moral, -2) la verdadera libertad y la falsa, -3) la libertad natural, 6 de derecho natural, y la libertad civil. -1) La libertad fésica es la facultad natural de querer y de obrar lo que se quiere, asi el bien como el mal. El hombre tiene plena libertad de querer ; y en esto consiste su libre albedrio, pues en cuanto d su libertad de obrar, de ejecutar las determinaciones de su voluntad, tiene un campo muy restringido. — La libertad moral consiste no en el poder de obrar, sino en el derecho de obrar, de querer y de hacer : es la facultad de obrar por eleccidn en todo lo que es licito y honesto, Como se ve, la libertad moral, limitada por el orden y la ley, esta circunscrita por el cir- culo de las cosas licitas. En cuanto una accién es contraria al orden, puede uno ciertamente que- rerla y hacerla fisicamente ; pero no es licita- mente moral: todos los hombres son libres de obrar el mal, de violar la justicia; pero nadie ene derecho 4 usar de esta libertad. HADO 6 FATALIDAD 33 -2) La verdadera libertad supone el orden y la ley, se ejerce en la esfera de la honestidad y del bien. Puede definirse: la exencidn de todos los obstdculos que impiden al hombre dirigirse & su fin, % obrar el bien. En otros términos, es ed derecho de cumplir su deber. Sus enemigos son las pasiones, que impulsan la voluntad al mal. Cuanto mayor sea el dominio que ejerce el hombre obre ellas, mayor facilidad tiene de obrar el bien y es mas libre y duefio de sus acciones. — La falsa libertad es la independencia y la licencia que consiste en la emancipacién de las leyes y del orden : noes mas que una libertad salvaje, hija del mal y del desorden ; es el pretendido derecho de obrar et mal. -3) En sentido objetivo distinguense la libertad civil y la libertad natural, Esta consiste en el derecho natural de obrar el bien, de practicar la virtud, de vivir conforme 4 la verdadera religién, de gozar de todos los beneficios de la Iglesia, y de observar las leyes santas que Jesucristo, legis- lador supremo, ha establecido sobre la tierra. — La libertad civil es la que se conforma con las leyes del Estado, sea en favor del bien, sea en favor del mal. 29. La Providencia y la libertad humana han sido negadas por los fatalistas, que someten al soberano Moderador del mundo y al hombre 4 la necesidad ciega y desconocida que Maraan hado 6 fatalidad. El hombre, dicen ellos, no es libre: ora ejecute el bien, ora el mal, obra por necesidad y no puede obrar de otro modo,— Estos errores estin desmentidos por los cédigos de todos los pueblos,que _suponen la libertad humana; por el sentido intimo y por el sentido comin, que la proclaman muy alto, 8 Fuatalismo, 34 PARTE I. APOLOGETICA 30. 5°. La espiritualidad y la inmortalidad del alma, Llimase alma, en sentido lato y gene- ral, el principio vital que anima 4 los seres vivientes, asi a los animales como 4 los hombres. Pero este principio en el hombre se distingue por una facultad, que eleva incomparablemente 4 la criatura humana por cima de todas las otras que viven sobre la tierra : ella es inteligente, y por Jo tanto espiritual 6 inmortal. Porque nuestra alma no es sdlo lo que en nosotros siente, sino también lo que piensa, lo que nos hace conocer Ja verdad y amar el bien. Nuestra alma es, pues, una inteligencia, es decir, un principio de opera- ciones espirituales, tales como Jos pensamientos y los juicios. Ahora, un principio de operaciones espirituales no puede dejar de ser sustancia espiri- tual. Nuestra alma es, por lo tanto, una sustancia espiritual, y en este concepto es incorruptible é independiente, en su existencia, del cuerpo al cual esta unida ; no muere como el cuerpo y es inmortal a menos que el Criador no la aniquile por un acto positivo de su voluntad, lo que repugna por dos razones. ~1) Habiendo puesto en nuestras almas el autor de la naturaleza, un deseo invencible de ser dichosos, ha preparado también un objeto, es decir, una dicha que responda plenamente 4 este deseo : ahora, esta dicha supone una vida fuiura y sin fin donde puede encontrarla, puesto que no se encuen- tra en esta vida mortal. -2) El autor de Ja natura- leza, como veremos mas abajo, ha grabado en nuestros corazones una ley, Ja cual exige una san- cidn de premios y castigos ; esta sancién también supone una vida futura en cuanto nose ve aplicada en la vida presente. Estas ensefianzas dela razinse halan confirmadas por el consentimiento de todos INMORTALIDAD DEL ALMA 35 Jos pueblos y la creencia universal en el dogma de Ja vida futura. 31. Las nobles propiedadas del alma humana son negadas por los materialistas, los cuales dicen que el hombre no es mis que materia, que no difiere esencialmenie de los brutos 6 de los vege- tales. — Se les responde, en primer lugar, que la inteligencia, esencial al hombre, abre un abismo entre él y los animales irracionales. — Si su ceguedad llega hasta el punto de no ver este abismo, se les puede preguntar : 3 por qué los animales no hablan, por qué no oran?... Por ultimo, sise obsti- nan en sostener su parentesco con los brutos, no queda, por desgracia, otro camino, que abandonar 4 su sentido depravado a estos hombres tan desdi- chados qMe renuncian 4 la dignidad dela naturaleza humana. Puede referirse al materialismo e] error de ~aquellos que niegan el noble origen del hombre segun la fe nos lo ensefia. Para ellos el hombre no ha sido criado 4 imagen y semejanza de Dios; sino que viene de un vegetal, que nacié espontanea- mente, el cual se conyirtié en animal, y éste, per- feccionandose, d la larga, se hizo hombre. — A esta triste y repugnante hipdtesis basta responder, que ha sido refutada y demostrada imposible por sabios , de primer orden (1). (1) Entre otros Quatrefages. Véase El Darwinismo y ef ‘origen del hombre en la Revista Catdlica, Agosto Ti y . siguientes. — in cuanto a la opinion de lo heteragéneo 6 de Ya generacion espontinea, es boy generalmente rechazada ‘por la cienca. Los antiguos, para defenderla, fundibanse en Ja observacién de esa multitud de animalillos que aparecen (sobre las sustancias en putrefaccidn, creian ellos que esos + seresso formaban 4 expensas de los elementos de estas mate- . De ahi habian deducido esto principio : Corruptio unius, ratio aligrius : todo sex que s9 descompone produce otro Materia fistas, 36 PARTE I, APOLOGETICA 32. 6°. La ley natural. — El hombre Neva en el fondo de su naturaleza una ley, que el dedo de Dios ha grabado en 6}. Ella dice 4 cada uno : Haz el bien, evita el mal. — Honra & Dios. — No ser. — Pero las investigaciones mas cuidadosas de los moder. nos han demostrado que la produceién de los auimales que se manifiesta en estas circunstancias, en debida inicamente 4 uno de los procedimientos generativos conocidos de la ciencia, pues son constantemente nacidos de los gérmenes depositados por otros seres dela misma especie. Al principio falsamente proclamado por los antiguos, han opuesto, con razon, los modernos este otro axioma : Ome vivum ea: ovo, todo lo que vive proviene de un germen. : ‘A pesar de esto, ef sistema de las generaciones espontdneas cuenta, todavia partidarios. Desgraciadamente para ellos, todos los experimentos que se han hecho @ fin de autorizar tan afieja hipétesis, han resultado contra ella. El tnico argu- mento conereto que pueden invocar en su favor es la aparicion de los seres vivos sue generis. 5 Pero es mas que probable que los gérmenes de esos sereshan sido evades alli por las vias de la circulacion; las finas mem- pbranias de los vasos capilares no constituyen un obstaculo invencible 4 esos gérmenes, cuando son de equefier micros- copica. La falta de prueba directa de este ultimo modo de introduccion, falta que proviene simplemente de la insufi- ciencia de nuestros medios de observacién, no puede ser argumento valido para admitir un sistema que estd en contra- diccion con una ley fisiolégica universal. — Los sabios mas distinguidosde nuestrakipoca han comprendido esta razon; pero juzgando al mismo tiempo, que podian encontrarse pruebas ‘directas, las han buscado por ingeniosos medios de observa- cién, que han dado, en efecto, resultados casi decisivos. Un partidario de las ideas antiguas, M. Pouchet, director del Museum de Rouen, habiendo tomado ciertos liquidos alterables, como la leche, ete., los colové en bombas herméti- camente cerradas, de las cuales habia extraido el aire, intro- duciendo en algunas oxigeno puro; el contenido, para com- pletar la, operacién, lo sometid & un calor de 100 grados, temperatura mis que suficiente para destruir los gérmenes de vida que alli pudieran encontrarse. Después de algunos dias, observando aquellas sustancias, encontro en ellas multitud de infusorios, deduciendo de ahi la existencia de la generacion espontanea. (Heteragenie, Paris, 1859). — Otro sabio, M. Pas- teur, combatiendo 4 M. Pouchet, demosiré que los experi~ mentos de este ultimo se habian hecho en malas condiciones LEY NATURAL 37 hagas d otrolo que ti no quieras que le hagan ati. — Honra dtu padre y é tu madre... Esta es la ley natural, que puede definirse : ed conoci- miento impreso en la naturaleza humana del orden moral que Dios manda seguir y prohibe quebrantar. Los que niegan la ley natural, se Maman cutono- mistas. Dicen que su ley es su voluntad; que no hay distincién esencial entre el bien y el mal, entre Ja limosna y el robo... que es cuestin de gusto y de costumbre, queen el fondo todo es indi- ferente, tedo permitido. — Se les puede respon- ‘der que semejante teoria es un ultraje al sentido comun. En efecto, el sentido comin de !os hombres pro- clama la existencia de una ley natural. Todos los pueblos han atribuido 4 ciertas acciones fuerza obligatoria, derivada de ja naturaleza misma de su objeto. Lo prueba ademas la existencia de la sociedad, ya doméstica, ya civil, ya politica, Toda sociedad supone un vinculo, una obligacidn entre el jefe y los miembros; obligacién natural aute- rior a toda ley positiva, puesto que emana de la sociedad, es posterior a ella y supone siempre la obligaciin de obedecer. Por lo demés, g no es la ley natural la que hace y los repitié por si mismo con mas severas precauciones (Bpamen des doctrines de la génération spontunée, 1861 ; fémoire sur les corpuscules orgunisés, 1862), resultando que las sustaneias alterables perinanccieron indefinidamente sin ninguna produccién de cuerpos organizados : prueba inconeusa de que la vida procede sicmpre de un germen viviente. L.os experimentos de M. Pasteur parecieron tan eoncluyentes, que repetidos delante de una comisién nom- brada por la Academia de ciencias, obtuvieron el asentimiento de In docta asamblea que se pronuneié contra la hipétesis de la heterogenja, Roligién natural y rovelada. Rovoia- cid 38 PARTE I. APOLOGETICA declarar 4 todos los hombres que se debe pagar lo que se compra, que la beneficencia es una virtud y el asesinato un crimen ?z Quién puede pretender que sea potestativo del legislador hacer qué el robo, el asesinato, el perjurio, la traicidn, la blas- femia, la ingratitud sean cosas licitas y aun se conviertan en virtudes ? Pues qué, el remordimiento que se despierta en la conciencia culpable, 3 no hace sentir 4 todo hombre que hay obligaciones que no se pueden violar, aun cuando se sustraiga 4 las miradas humanas ? 33. 7°. La religién y la obligacidn que im- pone.— La religion es el homenaje debido a Dios por la criatura racional. Definese asi: el con- junto de los deberes del hombre para con Dios. Tomada subjetivamente, la religién es una virtud obligatoria; objetivamente, es un cuerpo de ver- dades, ya teéricas, ya practicas, concernientes 4 las relaciones del hombre con Dios. El acto 6 el ejercicio de la religién se llama culto. Este culto es interior y exterior. 34. Se distinguen dos géneros de religién obje- tiva : la natural y la sobrenatural 6 revelada. — La primera es la que se conoce por las luces naturales de la razdn : consiste en ciertas verda- des que el autor de la naturaleza ha grabado mas 6 menos claramente en el corazén del hombre, — La segunda es Ja que sélo se conoce por una luz sobrenatural, superior 4 la razén, la luz de la revelacién. La cual es moralmente necesaria a la humanidad para suplir 4 la insuficiencia de las luces naturales. 35. La revelacidn es una ensefianza que Dios da al hombre por medio de palabras ordinarias, 6 RELIGION Y OBLIGACIGN QUE IMPONE 39 de otros signos claros y evidentes. Asi, cuando Dios hablaba a los patriarcas por si mismo 6 por angeles; al pueblo de Israel por los profetas; al mundo entero por Jesucristo su unico Hijo, para enseflarnos su ley y sus misterios; éstas eran revelaciones. El nombre de revelacidn se toma comunmente por religion revelada, y designa en particular 4 la mosaico-cristiana, que es la sola religin divina revelada. 36. La religidn, es decir, el culto de Dios, es para el hombre un deber indispensable, cuyo des- precio constituye la impiedad. Este deber fundado sobre las relaciones naturales, esenciales, que ligan el hombre con Dios, comprende el culto ° interior y exterior. Para sentir la obligacidn del culto interior, no hay sino consultar, ora las primeras nociones de Dios y del hombre, ova la persuasidn universal de los pueblos, ora los intereses mis queridos y mas sagrados de la humanidad. -1) Dios, Criador del hombre, es Sefior, Legislador, Padre y Bienhechor supremo; el hombre es su criatura, colmada de sus beneficios, esencialmente sujeta asus leyes.;Quién no comprende que de estas nociones se deri- van los deberes religiosos ? ; que el hombre debe sus homenajes & tan gran Bienhechor, & tan amo- roso Padre? -2) La historia atestigua que en todas partes y siempre la religién ha sido conside- rada por los hombres como un deber y una virtud, y la impiedad como vicio detestable. -3) Ademas la veligién ha. sido mirada en todos tiempos y en todos los pueblos como intimamente ligada a los mis queridos intereses del hombre, 4 la civiliza- cion y 4 la conservacidn y bienestar de las socie- Existencia de ta roligién a obligaciéa do rendir culto a Dios. 40 PARTE I, APOLOGETICA dades. Todos los legisladores ‘han creido en la divinidad, en la Providencia, que preside el gobierno del universo : sobre esta creencia, como sobre una base eterna, han levantado sus insti- tuciones y construido el edificio social, En cuanto a la obligacién del culto exterior, se demuestra -1) por Ja experiencia y la practica de todos los pueblos ; -2) por la razén que ordena al hombre prestar 4 Dios el homenaje de todo su ser y honrar a su Criador con los actos de su cuerpo y de su alma; -3) por el sentimiento natural que tiende 4 manifestarse exteriormente, 4 celebrar las grandezas y beneficios del Duefio supremo del universo. 37. Siguese de aqui que el hombre esta obli- gado & conocer la religion. En efecto, puesto que debe cumplir los deberes religiosos, no le es per- mitido ignorarlos : esta obligado 4 adquirir este conocimiento ; si no sabe cual es la verdadera reli- gidn, debe inquirarla y buscarla con cuidado. No se puede excluir de esta investigacién la religion revelada por la sola razén de ser reve- Jada. Porque, de una parte, la revelacién es posible ; negarla seria negar la omnipotencia y la bondad de Dios y contradecir la persuasién de todos los pueblos; — por otra parte, si plugo 4 Dios revelaruna religidn, la cristiana, por ejemplo. y prescribirla 4 todos los hombres, claro esta que quiso que cada cual tuviera conocimiento de ella y con docilidad se sometiese 4 sus man- datos. Ahora, como probaremos mis adelante, plugo Dios realmente revelar 4 los hombres una ley reli- giosa, la cual no es otra que la que acabamos de mencionar, la redigidn cristiana. Esta revelacién RELIGION REVELADA, CRISTIANA 4l es un hecho histérico . se llama por antonomasia elhecho divino : porque tiene por objeto 4 Dios hablando 4 Ja humanidad: acontecimiento de primer orden en la historia del género humano. 38. La religion 6 la revelacién cristiana, de que hablamos, toma su nombre de Jesus de Naza- reth, llamado Cristo, que, al principio de Ja era moderna la establecié en Judea, como religién obligatoria para todos los pueblos de la tierra. — Empero esta religién no data propiamente de Jesu- cristo, pues que comenzé con el género humano. Habiendo sido dada, aunque en sustancia, al primer hombre, fué fielmente conservada y prac- ticada por los Patriarcas, desarrollada mis tarde por Moisés y los otros Profetas y establecida defi- nitivamente por Jesucristo, que le dié su ultima forma y perfeccién. De aqui se deduce que la religién cristiana ofrece tres fases distintas, que se aman: 1°. la religién patriarcal, desde Adan hasta Moisés ; 2°, la religién judaica, desde Moisés hasta Jesu- cristo; 3°. Ja religién cristiana, que vemos establecida después de Jesucristo y que _per- manecera inmutable hasta la consumacién de los siglos. A pesar de estas fases no es mds que una sola reyelacién, que se desarrolla como una planta mnisteriosa ; es la misma luz divina que se eleva sobre el mundo con lentitud y majestad; como el dia que pasa por las tenues tintas de la aurora antes de llegar al esplendor del mediodia. 39. Aqui se presenta la gran cuestién que vamos a resolver : ; la religién cristiana procede verdaderamente de Dios ? ; Es divina y divina- mente revelada ? — Afirmamos desde luego que Roligidn cristiana, Fasos y desenvol- vimientos, Divinidad do la revelacign Milagros y Protecias. Caestiones quo abraze este asmnto. 42 PARTE I. APOLOGETICA es divina, y esta es la proposicién que demostra- remos inmediatamente. Decimos que la religion cristiana fundada por Jesucristo es divina, y no que la persona de su admirable fundador es divina, que es Dios, porque hacemos aqui abstraccién del gran dogma de su divinidad personal, que se tratarad mas adelante. -— Por ahora consideramos 4 Cristo como un simple enviado de lo alto, autorizado por los mila- gros, que predicé una religiin en nombre de Dios todopoderoso. La divinidad de su religion esta, como se ve, vinculada 4 la divinidad de su misién : la prueba de la una es también prueba de la otra, Comencemos por legitimar los medios de demos- tracion. - Articulo segundo MEDIOS DE DEMOSTRACION 40. Los medios de demostracidn, es decir, las pruebas ciertas por las cuales se demuestra que la religién cristiana es divinamente revelada, son los milagros y las profecias. 41. Para probar que los milagros y las profecias son medios legitimos de demostracién, debemos proponer las preguntas siguientes : 1°, ; Cuil es Ja verdadera nociin de los milagros ? 2°. 3 Cual es. ja verdadera nocién de las profecias — 4 Cémo los unos y las otras constituyen sefiales ciertas, prucbas infalibles de la verdadera revelacién ? — 3°. ; Cudl os la autoridad de los libros sagrados, donde se refieren los milagros y las profecias que presentamos como pruebas ¢ ‘MILAGROS 43 gi. Milagros 42. El milagro es un hecho 6 un acontecirniento sensible que se ejecuta fuera de las leyes cons- tantes de la naturaleza por especial intervencion de Dios. Que un muerto, sepultado hace cuatro dias y en estado ya de corrupcidn surja vivo de la tumba; que una tempestad violenta a la sola voz de un hombre se calme y apacigiie; que un rio corra hacia su nacimiento, son hechos, acontecimientos que derogan claramente las leyes universales y bien conocidas del mundo fisico : éstos son los milagros. Llimase milagro de primer orden, el que excede al poder de toda criatura, inclusos los angeles; milagro de segundo orden es el que supera las fuerzas humanas, pero no las de los angeles. 43. Negar a Dios el poder de hacer milagros seria -1) negarle la omnipotencia, -2) contradecir el comin sentir de todas las naciones, y -3) negar los hechos histéricos mas averiguados. Dios obra los milagros por si-y por ministerio de los angeles. Sdlo El puede obrar verdaderos milagros, porque sdlo El puede derogar las leyes ordinarias de la naturaleza de Ja cual es autor, 6 permitirla 4 sus angeles en la esfera de su poder. 44. El verdadero milagro difiere de la alu- cinacion y del prodigio diabdlico. La alucinacién es una ilusién producida por la habilidad 6 la supercheria ; el prodigio diabslico es un efecto sorprendente producido por las fuerzas naturales del demonio, cuando Dios lo permite, porque el demonio no puede hacer nada en el mundo visible, sin especial permisién de Dios. Idec dol milagro, Conoci- miento cierto del milagro. Poors demostra- tiva del milagro. | Ten dela profecia. 44 PARTE I, APOLOGETICA 45. No siempre es facil discernir los verda- deros milagros de los que no lo son; pero en muchas ocasiones, la obra divina es tan brillante, el dedo de Dios tan visible, que no cabe equivo- cacién. Tal es, por ejemplo, la resurreccion de Lazaro, referida por S. Juan, cap. xt de su Evan- gelio. 46. El milagro, obrado en favor de una doctrina, es el sello de Ja divina autoridad impreso en esa doctrina. Es esta sefial de Dios asi como la firma real es la marca del rey para garantizar la auten- ticidad de sus decretos. Una doctrina sancionada por milagros es infaliblemente verdadera, porque si fuese falsa, Dios imprimiria al error el sello de su autoridad y por consiguiente la verdad suprema seria garantia de la mentira y cémplice de la impostura. Luego, si Ja revelacidn cristiana se halla auto- rizada por milagros, viene de Dios y es divina y verdadera. § Il. Profecias 47. La profecia es la prediccién cierta de un acontecimiento futuro puramente contingente, es decir, cuyo conocimiento no se puede deducir de causas naturales. Tal es, por ejemplo, el naci- miento de un hombre deierminado, la ruina de un imperio floreciente, el establecimiento de otro anunciado con muchos siglos de anticipacién. La profecia difiere esencialmente de la conje- tura; la prediccién conjetural no es ni cierta, ni independiente de las causas naturales sobre las cuales se funda. 48. Sdlo Dios puede hacer profecias, porque solo El lo conoce todo, lo porvenir cvma lo pre~ AUTORIDAD DE LOS LIBROS BIBLICOS 45 sente y lo pasado. El conocimiento de lo porvenir , supone una inteligencia infinita. 49. La profecia, emananda esencialmente de Dios, es por si misma como el milagro, un sello 6 marca de la autoridad divina; y hecho en favor de una doctrina, imprime en ella un sello divino, caricter infalible de la verdad. 50. Ahora, si los milagros y las profecias son pruebas ciertas de la revelacién divina, podemos formar el siguiente razonamiento : si el cristia~ nismo esta autorizado por milagros y profecias, es verdaderamente revelado por Dios : es asi que el cristianismo se halla autorizado por la doble sancidn de las profecias y de los milagros; luego el cristianismo es verdaderamente revelado por Dios y verdad indudable. 51. La menor de este silogismo se halla confir- mada por hechos histéricos, cuya certidumbre debemos demostrar; para esto comenzaremos por evidenciar la autoridad de los libros biblicos. Porque si se nos pregunta cémo conocemos los milagrcs obrados en favor de la religién cristiana ; cdémo conocemos las profecias antiguas y déndenos consta Ja certidumbre de su autenticidad, respon- deremos que son hechos histdricos, consignados en los libros de la Biblia. Vamos, pues, 4 probar la autoridad histérica de estos libros. — La cual es irrecusablemente superior 4 la de toda otra historia. § IIL. Autoridad de los libros biblicos (1) §2. Los libros biblicos se dividen en libros del (Q) V. Sehouppe, Cursus Scripture sacroe, tom. 1, part. 1, cap. 1, art.2, De librorum biblicorwm auctoritate ; y art. i, de libris biblicis in se spectatis, Fuorea do: mostrativa de la profecia, Razona- mjento, fandamen- tal de Ia demostra- cién cristiana. Hochos histéricos, y su fan- damento. 46 PARTE I. APOLOGETICA Antiguo y del Nuevo Testamento. — Tienen estos libros doble autoridad: 1°, autoridad divina ; 2°, autoridad humana y simplemente histérica, — Hagamos aqui abstraccidn de la autoridad divina que poseen como libros divinamente inspirados, para considerarlos desde el punto de vista pura- mente humano, como libros historicos ordinarios. Ahora, las historias de ambos Testamentos tienen una autoridad superior 4 toda otra; es tan cierta y se halla tan confirmada que es imposible ponerla en duda sin poner en tela de juicio tedo monumento histdrico y toda autoridad histdrica. Asi, preguntemos en primer lugar 4 nuestros adversarios si admiten la autoridad de los libros que poseemos bajo el nombre de Tacito, de Plu- tarco, de Tucidides y de otros. Si contestan afir- mativamente, afladiremos : En este caso no podéis recusar la autoridad de los libros biblicos porque es muy superior a la de los profanos, como vamos 4 demostrar. Comencemos por el Nuevo Testamento : si éste se reconoce veridico, su veracidad servira de base para demostrar la autoridad del Antiguo. 1. Autoridad historica del Nuevo Testamento 53. Los libros histéricos del Nuevo Testamento son los Evangelios y los Hechos de los Apdstoles. —La perfecia autoridad de estos l’bros depende de tres condiciones : la autenticidad, la integridad y Ja veracidad. Ie, La Audenticidad.— Un libro se Hama autén- tico cuando es obra del autor cuyo nombre lleva 6 & quien se atribuye. ,Son auténticos los libros del Nuevo Tesiamento? jLes cuatro Evangelios han AUTORIDAD DE LOS LIBROS BiBLICOS AT sido escritos por los Evangelistas cuyos nombres llevan? ;Y el libro de los Hechos de los Apdstoles es debido 4 Ja pluma de S.Lucas, segtin afirman los catdlicos? — Nuestros adversarios lo niegan, pre- tendiendo que estos libros fueron compuestos por ascritores posteriores. Nosotros, por el contrario, decimos que su autenticidad es indudable. Lo cual se prueba con cuatro argumentos : la prescripcidén 6 la posesidn legitima, la imposibilidad de lo con- trario, los caracteres de autenticidad, los testi- monios. ~(41) La Iglesia universal se halla en posesién de estos libros desde su origen y los ha tenido siempre por auténticos, sin que nunca, después de tantos siglos, sus mas hibiles y encarnizados enemigos hayan podido mostrar lo contrario ; luego la pose- sidn en que esta la Iglesia debe considerarse como legitima y fundada en verdad. ~(2) Decir que estos libros han sido supuestos por impostores y falsamente atribuidos 4 los Evan- gelistas es hipstesis no slo gratuita, sino imposi- ble. La suposicién a falsificacién no pudo hacerse viviendo los Apéstoles, porque éstos hubieran protestado : ni después de su muerte, es decir, después del siglo I de nuestra era, porque entonces ya eaistian esos libros y se hallaban esparcidos por el mundo ni mas ni menos que los cristianos. -(3) Los Evangelios Hevan el sello de la mano de sus autores. La lengua en la cual fueron com- puestos, el estilo, las continuas alusiones 4 las Escrituras, 4 las costumbres, 4 las circunstancias geograficas de los Judios; los hechos y las palabras referidos con tal precision de detalles que sdlo puede darlos un iestigo ocular (1) son otras tanias (2) Véase una pagina cualquiera de los Evangelios, por ejem- plo, S, Juan, cap. IV, 48 PARTE I. APOLOGETICA pruebas de que sus autores fueron Israelitas y contemporaneos y discipulos de Jests. -4) Los Evangelios y los Evangelistas son cita- dos por los mas antiguos Padres de la Iglesia, como S. Justino, 8. Irenio, S. Policarpo, S. Igna- cio, 8. Clemente de Roma, que fué discipulo de S. Pedro. — Ademas, los herejes de los primeros tiempos, los fildsofos paganos enemigos de la Igle- sia, como Luciano, Celso, Juliano el Apistata admi- ten los Evangelios como auténticos. Pablo no ha osado en ninguna parte, dice Juliano, dar el nombre de Dios como tampoco Mateo, Lucas ni Marcos : Juan solo lo ha hecho en su sencillea{1). 2°. Integridad, — Los libros del Nuevo Testa- mento no han sufrido ninguna interpolacién 6 alte- racién sustancial, -1) porque semejante corrupcién siempre ha sido imposible y -2) porque consta positivamente que no se ha verificado. ~1) Imposibilidad.Cualquier corrupcién hubiera sido imposible en tiempo de los Apéstoles y 4 su vista; hubieran protestado y no Ja hubieran con- sentido; — pero también hubiera sido imposible después, como lo seria hoy mismo, a causa de la ditusién de los ejemplares y de la vigilancia de los Obispos. -2) Resulta demostrado que de hecho el Nuevo Testamento ha permanecido intacto : las pruebas nos las suministran los escritos y comentarios de los Padres, que reproducen casi todo el Nuevo Testamento; las versiones antiguas, que ofrecen ja mas perfecta concordancia con el texto actual; (1) Jesum illum neque Paulus Deum dicere ausus est, neque Mattheus, neque Lucas, neque Marcus; sed bonus ile Joannes.—Cf. Bible vengée, tom. 5; BERGIER, De la ver- dadera religion, tom. 8; Fravssinous, Confer. D2 Ua autori- dad de los Beangelistas; Boxe, Manual del Apologista. AUTORIDAD DE LOS LIBROS BIBLICOS 49 los manuscritos antiguos del Nuevo Testamento que han llegado hasta nosotros, algunos de los cuales se remontan hasta el siglo rv y nos ofrecen el mismo texté con variantes sin importancia. 3°. Veracidad. — Los historiadores del Nuevo Testamento son veridicos y dignos de fe en el mis alto grado. Tenemos la prueba, -1) en la persona ae los autores, -2) en la naturaleza de los hechos que refieren, -3) en la forma de su relato, -4) en Ja confianza que han inspirado desde su origen. -1) Los autores son hombres que no han sido engaiiados ni engafiadores, y que aun habiendo podido engafiar no hubieran querido. — En efecto, fueron contemporaneos y testigos de los aconte- cimientos que refieren; espiritus serenos, tardos en creer, sin exaltaciones ni entusiasmo; ‘Jlenos de religién y de probidad, con horror 4 la impostura y Hevando su fidelidad hasta el extremo de derra~ mar su sangre para atestiguar la verdad de sus escritos, — Cuil otra historia puede presentarse escrita por autores que mueran para sostener la verdad de sus testimonios? -2) La historia que ellos escribieron se compone de una serie de hechos publicos, importantes, de los cuales hubiera sido facil comprobar la falsedad, y que los contempordneos hubieran rechazado como imposturas indignas, si la verdad no hubiese sido tan evidente. — Por lo demas, estos mismos hechos tienen un caracter tan admirable, la doc- trina y los discursos alli referidos son tan subli- mes, tan sorprendentes, tan inauditos hasta entonces, que los genios mas grandes no los hubie- sen podido inventar (1), (1) « 4Diremos, preguntaba of impio J. J. Rousseau, que le historia del Evangelio es inventada 4 capricho? No, no tales 4 50 PARTE I, APOLOGETICA ~3) La manera como los Evangelistas cuentan estas grandes cosas Neva el sello de la verdad. En- cuéntrase alli un candor, una sencillez singular, con esa variedad sin desacuerdo propia de los tes- tigos veridicos que exponen, cada cual 4 su modo, Jos acontecimientos que han visto (1). -4) 4 Y hay un solo monumento histérico al cual pueda atribuirse tan alto grado de verdad? -a) Desde su aparicién, los Evangelios fueron respe- tados como Ia fiel expresin de los grandes sucesos de que habian sido testigos sus mismos lectores; -b) bajo la fe de los Evangelistas y de los Apdésto- Jes sus contemporaneos, Judios y Gentiles, abra- zaron la religién de Jesucristo, 4 pesar de ser nueva y de ofrecer a la sociedad corrompida de entonces misterios que creer, moral severa que practicar y persecuciones que sufrir. Sabios 6 ignorantes recibian como pura verdad todo lo que contienen los Evangelios y sellaban su creencia con su sangre. 3 Qué otra historia ha sido sellada con la sangre de aquellos que murieron por rendir homenaje 4 la verdad? Luego los libros del Nuevo Testamento son de una verdad, de una integridad, de una autentici- dad perfecta y superior 4 la de todo otro docu- mento histérico ; luego posee en su mas alto grado la autoridad que se puede exigir 4 la historia. cosas se inventan. Aun sora mas inconcebible que muchos hombres de acuerdo hubiesen fabricado este libro que el que uno solo hubiese suministrado la materia.Los autores judios no hubieran podido dar con ese tono. Y el Evangelio’ tiene caracteres de verdad tan grandes, tan sorprendentes, tan per- feetamente inimitables que el inventor seria mas extraordina- rio que el héroe. » Emilio, tom. 3. V. Feller, n. 243 y siguientes. (1) Véase por ejemplo la narracion do la pasién del Salva- dor en losdivorsos Evangelistas. : AUTORIDAD DE LOS LIBROS BIBLICOS 51 IL. Autoridad histérica del Antiguo Testamento 54. Los libros histéricos del Antiguo Testa- mento, llamados de Moisés, que constituyen el Pentateuco, son auténticos, integramente conser- vados y veridicos. — Esta triple asercién puede probarse en general 6 en particular. Demostracidn general. — Nos la suministra el Nuevo Testamento, cuyas historias presentan las Escrituras del Antiguo y las citan como libros de una autenticidad, de una integridad y de una ver- dad reconocidas ; luego estos libros eran tenidos por tales en la época de los Evangelistas. Esta per- suasién existia entonces, como existe eu la actua- lidad, entre los Israelitas y los Cristianos, y se fundaba en la verdad, porque se apoyaba en una tradicién constante, undnime, publica del pueblo judio, tradicién que no podia ser equivo- cada. Para apreciar el valor de esta prueba es nece- sario consignar que los libros de que hablamos eran nacionales y sagrados. Una nacidn entera, lanacién judia los recibid en su origen y los con- servé sin interrupcién como los conserva hoy mismo con celo y respeto religioso. De aqui el que no hayan podido ser supuestos 6 alterados : seme- jante impostura hubiera sido mas imposible enton- ces que falsificar la carta 6 Constilucidn de un Estado. De aqui también, que no hayan podido encerrar nada falso 6 incierto; porque no hubie- ran sido aceptados con tanto respeto por todo un pueblo contemporaneo, que conocia los hechos, y estaba vivamente interesado en no sev inducido & error. Luego el testimonio, que el Nuevo Testamento 52 PARTE I. APOLOGETICA . presta 4 la autoridad del Antiguo es la expresidn de la verdad. Demostracion por partes. — 1°. Autenticidad. El Pentateuco y Jos otros libros del Antiguo Testamento presentan caracteres de autenticidad irrecusables, La indole de los hechos referidos, las circunstancias precisas y muchas veces minuciosas de los tiempos, de los lugares y de las personas, el estilo, la conexisn de los libros y de los aconte- cimientos dependientes los unos de los otros : todo prueba que estos volimenes son debidos 4 los autores 4 los cuales se atribuyen y que se remon- tan a las épocas sefialadas por la tradicidn (1). (1) Para ver hasta la evidencia la verdad de esta prueba, conviene abrir la Biblia, y leer, ya los volimenes de Moisés, Ya los libros posteriores 6 al menos ciertos pasajes de sus ibros. En primer lugar, en el Génesis encontramos la historia de la creacién del mundo, la formacién del hombre, su caida y, Ja del género humano, la descripeién del diluvio que inundd la tierra y ahogé a todos los hombres, 4 excepcién de una sola familia; alli vemos el origen de las diferentes naciones, el nacimiento de los imperios, la fundacién de las ciudades mas antiguas, las genealogias de los patriarcas, la serie de los antepasados del pueblo judio con los detalles mis minuciosos. Ahora bien, 4 pesar de todas las investigaciones que se han hecho hasta el presente, nq se ha podido desmentir esta narra- cién : es conforme 4 las tradiciones primitivas en cuanto alos hechos mas generales cuya memoria se ha conservado entre Jos pueblos, y de los que se encnentran vestigios en los poetas, fildsofos ¢ historiadores de la antigiiedad. Afiadamos que los descubrimientos modernos, hechos en Egipto yen Asiria, con- firman 4 maravilla los relatos de Moisés. De este modo la naturaleza de los hechos referidos por el Génosis demuestra Ja remota antigiiedad de este libro. ' Otros caracteres auténticos so observan en las costumbres, ya domésticas, ya politicas descritas en el Génesis, asi como én la costumbic de erigir 6 levantar monumentos segiin vemos prevalecer en la época de los patriarcas, Kn los tiem- pos primitives en que la escritura era poco conocida, si es que verdaderamente existia, la memoria de ciertos acontecimien- tos no podia conservarse mas que por monumentos, tales AUTORIDAD DE LOS LIBROS BIBLICOS 53 2°. Integridad. — Ninguna corrupcidn 6 altera- cidn sustancial han sufrido ni antes ni después de la venida de Jesucristo. -1) Después de J. C., porque los ejemplares, conservados al mismo tiempo por Cristianos y Judios, estan en perfecto acuerdo.-2) Antes de J.C., por el respeto religioso de los Judios hacia los libros sagrados, por la multiplicidad de los ejemplares, y por el conoci- miento tradicional que en la memoria de los pue- blos se conservaba del contenido de las Escri- turas. Sélo en una época podia temerse que los anti- guos libros biblicos hubieran perdido su integri- dad, la del cautiverio de los Judios en Babilonia. Sin embargo, consta que salieron intactos de tiem- pos tan calamitosos. En efecto, -1) vemos en los libros de Esdras y de los Macabeos (1) que las Escri- turas anteriores fueron conservadas durante la cautividad. -2) Después de la vuelta de las tribus como altares, piedras consagradas, canticos, nombres simbd- licos & lugares memorables, 6 & los nifios cuyo nacimionto yenia acompafiado de circunstancias extraurdinarias. — V. el Genesis, cap. 12,13, 14, 24, 28. Por ultimo, la manera de estar escritos los cuatro ltimos libros del Pentateuco prueba evidentemente que la obra es contempordnea de Moisés. Todo anuncia que el autor fué tes- tigo ocular de los acontecimientos que describid. Lo que toca las ceremonias religiosas es explicado con los mas pequefios detalles y con la minuciosa exactitud propia solamente del tiempo de la primera institucién. Ademas estos cuatro libros arecen mas bien un diario 6 memorias sin orden que una istoria ordenada y metddica. -~ V. Gousset, Dogmat., auten- ticidad de los libros santos; — Glaire, Inirod., d los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, parte 1. (1) Antes de que Esdras tocase 4 los libros santos, el pueblo le pidid no que rehiciese las Escrituras perdidas, sino que trajese 6 presentase el libro de la ley de Moisés.I, Fsdr.vitt,1. — Jeremias, viendo a sus hermanos ir al cautiverio, les did da ley, (es 4 saber los Libros Santos), 4 fin de que no se olvidasen de los preceptos del Senor. Il Macab. 11, 2. 54 PARTE I, APOLOGETICA a Jerusalén. Esdras recogié los volimenes sagra- dos y corrigié los ejemplares. -3) El Pentateuco de los Judios se halla perfectamente de acuerdo con el de los Samaritanos, que fueron sus enemigos irreconciliables desde el reinado de Roboam. 8° .Veracidad. — Los historiadores del Antiguo Testamento son veridicos y los hechos que refie- ren no pueden ponerse en duda, porque se puede decir generalmente de todos lo que particular- mente afirmamos de Moisés, A saber, que este escritor no pudo engafiarse ni engafar. -1) No ha podido engaiiarse sobre los hechos contempord- neos que refiere, ni sobre los ocurridos antes de él, porque son hechos notables y ptblicos, que él vid cumplirse en parte 6 que él mismo ejecuts, 6 que supo al menos por tradiciones ciertas y claras. En cuanto a los hechos anteriores 4 la existencia del hombre, los ccnocié por revelacién divina: la certeza de su relato contemporineo, donde es tan manifiesta la intervencidén divina, nos gavantiza de la exactitud de lo que se refiere al origen del mundo, -2) No pudo engafiar aunque hubiera que- rido. Lo que excluye toda. posibilidad de impostura de parte de Moisés es su caracter, su probidad, la indole de las cosas que refiere, el asentimiento, en fin, de todo el pueblo de Israel, que nunca hubiese aceptado con tanta fe y sumisin un libro duro y leno de graves deberes para él, si no hubiera tenido plena evidencia de su veracidad. Luego los libros de Moisés y, por razones seme- jantes, los otros libros histéricos del Antiguo Testamento son de una veracidad, de una inte- gridad, de una autenticidad indudables ; luego poseen la autoridad hisiorica en su mas alto grado. AUTORIDAD DE LOS LIBROS BILLICOS 55 55. Todos los esfuerzos de la impiedad no han podido hasta el dia convencer 4 Moisés del mis leve error. Se han inventado objeciones innume- rables contra estos libros, sobre todo contra el Génesis, donde se refiere la historia de la crea- cién del mundo y los primeros acontecimientos de la humanidad. Las objeciones sacadas de las cien- cias, tales como la geologia, la astronomia, la cronologia descansan, ya sobre hechos cientificos inciertos 6 mal explicados, ya sobre falsas inter- pretaciones del texto biblico (1); de modo que al examen claro 6 imparcial facilmente se desva- necen, Si algunas veces, ciertas dificultades han parecido graves, un estudio atento, una ciencia mas profunda han dado al traste con la objecién, rindiendo homenaje a la veracidad de Moisés. Bastard citar tres testimonios ilustres. « Moisés, > dijo Cuvier, nos ha legado una cosmogonia cuya >» exactitud se comprueba todos los dias de un » modo admirable. Las obServaciones geoligicas > recientes concuerdan 4 maravilla con el Génesis » sobre el orden en que sucesivamente han sido » criados todos los seres organizados...» Ampére, en su Teoria de la Tierra, escribe estas pala- bras: « O Moisés tenia de las ciencias una » instruccidn tan profunda como la de nuestro » siglo, 6 era inspirado (2). » El sabio Dumont, muerto en Lieja en 1857, decia al fin de su vida : « Es cosa sorprendente, que después de todos los > progresos realizados por la geologia, debemos >» reconocer que Moisés, en una 6poca tan remota, » habldé exactamente de todo, entre otras cosas (1) Véase mas-abajo, part. 2, cap. 4, la Creacién. (2) Véase Cursus Sripture sacre, tomo |. Difficultates libri Genesis, pag. 158 y siguientes. Objeciones Concla- sion, Dos hechos incontesta- bles. 56 PARTE I, APOLOGETICA » sobre las diversas capas, y la sucesién de la » creacidn de los seres (1). » . 56. Resumiendo, todos los libros histéricos de ambos Testamentos tienen autoridad irrecusable. Ihe aqui se sigue que si refieren las profecias y tnilagros, que confirman la religién cristiana, estos hechos, aunque tienden al orden sobrena- iural, no son menos ciertos en el orden puramente histérico, Abriendo los libros asi del Antiguo (2) como del Nuevo Testamento se encuentran consignados estos hechos sobrenaturales, pruebas irrefraga- bles de la verdad de nuestras creencias. Fediceté- monos, escribia 4 su hijo el famoso d’Aguesseau, elicitémonos de que los milagros sobre que fdescansa nuestra fe, son hechos tan averiguados como las conquistas de Alejandro 6 la muerte de César. Vamos 4 recoger ahora estos hechos, y 4 pre- sentarlos en resumen‘como pruebas de la verda- dera religién. . Articulo tercero HECHOS Y PRUEBAS 57. Hay un hecho brillante que salta 4 los ojos del mundo entero y es Za eadstencia de la reli- gidn cristiana y su historia admirable Salida de Ja religién judaica como una flor de su tallo, comenzd en Judea, bajo el reinado dei emperador Q Diario de Bruselas, 4 marzo 1857. (2) En rigor, bastaria para demostrar la divinidad del cristianismo, apoyarse sobre los milagros y profecias del Nuevo Testamento. Sidamos también las del Antiguo, no es mvs que para corroborar la demostracién, para exponer el cuadro completo de la revelacién cristiana y para mostrar la armonia de uno y otro Testamento, HECHOS Y PRUEDAS 57 Tiberio. Se extendié rdpidamente por el mundo pagano, senté su trono en Roma, derribd la idola- tria y cambié la faz de la tierra creando una socie- dad y una civilizacién nueva, la civilizacién cristiana, Después de diez y ocho siglos, 4 pesar de perse- cuciones y pruebas sin nimero, vemos 4 esta admi- rable religién crecer y desarrollarse siempre llena de juventud, de vigor y de fecundidad. Ved aqui un primer hecho incontestable é incon- testado. Segundo: esta religidn cristiana es divina ; esto es, fundada por Dios como religién verdadera, por lacualel género humano debe honrar a su Criador. Este segundo hecho es tan incontestable como el primero ; pero no incontestado : los incrédulos, y los impios lo rechazan con encarnizamiento. Por eso debemos demostrarlo con pruebas irrecusa- bles. Aunque estas pruebas son numerosas, las redu- ciremos 4 tres : le. Prueba sacada de la preeminencia del cato- licismo sobre las demas religiones. 2°, Prueba sacada de las profecias. 3°. Prueba sacada de los milagros. § 1. Prueba sacada de la preeminencia del cristianismo 58, Al echar una ojeada 4 todas las religiones que existen sobre la tierra, se ve que estan redu- cidas 4 cuatro principales : el paganismo al cual se refieren el racionalismo y la incredulidad ; el mahometismo, el judaismo y el cristianismo.Enire estas religiones hay dos que ostentan las sefiales de su caricter divino y dominan 4 las otras; la ‘Triple praoba. Superiori- dad del cristianis- m0. Razonse miento fandado sobre esta superiori~ dad. 58 PARTE I. APOLOGETICA judaica y la cristiana; pero esta ultima, salida de ja sinagoga mosaica, se ha levantado por cima de ella, eclipsindola con su esplendor, hasta el punto de brillar sola, hace diez y ocho siglos 4 los ojos del universo, como ciudad luminosa situada sobre una montajfia. Basia, en efecto, comparar la fe y el culto cris- tiano, -1) con las aiiejas ceremonias del judaismo actual, -2) con los errores manifiestos, las torpezas del mahometismo y del judaismo, para reconocer Ja superioridad de la religién de Jesucristo. Solo el cristianismo es verdaderamente digno de Dios y del hombre. El solo abraza la humanidad entera, y como ha dicho un escritor ilustre, todo lo domina, los tiempos y los siglos. Parte de la eternidad para entrar en la eternidad, sale de Dios para volver 4 Dios y descansar eternamente en Dios. Todo en él es verdad y santidad. Los que lo estudian, encuentran, 4 medida que profundizan en sus dogmas, una armonia maravillosa, una belleza, una grandeza, una evidencia de verdades siempre crecientes. Por ultimo, todo el mundo puede reconocer que la pureza de su moral, la sublimidad desus misterios, la dignidad desu sacer- docio, la majestad de su culto y de sus ceremonias lo elevan tan alto, que 4 los ojos de la razén, si existe una religién verdadera sobre la tierra, no puede ser otra que la religién cristiana. Ved aqui el razonamiento de donde esta conclu- sidn se deriva, La religién cristiana es evidente- mente superior 4 todas las otras; es asi que seme- jante religion no puede ser falsa ; luego la religion cristiana no puede ser mds que la verdadera, — Expliquemos la menor de este silogismo y mostre- mos que, en virtud de las divinas perfecciones HECHOS Y PRUEBAS 59 una religién superior 4 todas las demas no puede ser falsa. Siasi fuese, el hombre seria juguete del error y lo seria por culpa de Dios; el cual habria entre- gado invenciblemente su criatura racional al espi- ritu de mentira, lo que es absurdo suponer. — Ved aqui la prueba. En materia de religién el hombre esid obligado por su naturaleza racional, es 4 saber, por Dios mismo, autor de esta naturaleza, dabrazar la verdad cierta, 6 en caso de duda, la doctrina mis probable; porque en asunto en que estan comprometidos sus intereses supremos, la razon imperiosamente le manda tomar el partido mis probable y mas seguro. Siendo la religién cristiana superior a las demés, claro esté que es la mas probable ; luego el hombre esté obligado por su razon y por Dios mismo 4 abrazar la religién cristiana. De donde se deduce que esta religidn no puede ser falsa, porque en este caso, el hombre abrazaria una religidn falsa por orden de Dios, lo que es imposible en cuanto la verdad y la santidad por esencia no pueden conducir 4 radie 4 la men- tira y al error. § IL. Prueba sacada de Jas profecias 59, La religidn cristiana tiene en su favor la sancidn de las profecias : se halla por consiguiente marcada con el selle dela verdad, Probemos el antecedente de este entimema. , Cristo Jestis y la religion que El ha fundado fue- ron anunciados por los profetas desde !a cuna de} linaje humano, esto es, cuatro mil afios antes de su aparicién. El mismo dia en que el pecado de “nuestros primeros padres sumergié al género Razona miento. Resumen do lag profocias concer- nientes al cristia- aismo, 60 PARTE I, APOLOGETICA humano en la esclavitud del demonio, Dios prome- tid un Redentor que quebrantaria la cabeza de la serpicnte infernal, es decir, que romperia el yugo del pecado y del demonio (1). Mas tarde Dios anun- cid sucesivamente que este Redentor 6 Mesias naceria de Abraham, de Isaac y de Jacob, llamado también Israel, padre de Jas doce tribus ; después que naceria de la de Judi, de la sangre real de David, de una Virgen que lo daria 4 luz, en Belén, cuando la Judea estaria sometida 4 un cetro extranjero; y que esto sucederia cinco siglos des- pués, proximamente, del reinado de Cyro, rey de Jos Persas. Todas estas predicciones y muchas otras se leen en los libros del Génesis, de los Reyes, de los Salmos, de Isafas y de Daniel. Puede decirse, en general, que todo el Antiguo Testamento, no es mis que una gran,profecia, de la cual. el cristianismo es el objeto. La futura Ley de Cristo y su reinado, es decir, su Iglesia, aparece alli como Ja religién nueva que reemplazard al judaismo, como la religién perfecta y universal, por medio de la cual quiere ser Dios honrado y glorificado de todos los pueblos. Debe afiadirse que el mismo Jesucristo anuncid que seria clavado en cruz, que resucitaria al tercer dia y que subiria 4 los cielos, que el Espiritu Santo descenderia sobre los Apéstoles, los cuales esta- blecerian en toda la tierra un reino espiritual, es decir, su Iglesia, fundada sobre la primacia de S. Pedro, que las puertas del infierno, la impiedad de los hombres y todos los puderes de las tinieblas sc levantarian, pero no prevalecerian contra ella; (1) Genesis, cap. Il, HECHOS Y PRUEBAS 61 — que por el contrario, Jerusalén seria destruida y su templo arruinado hasta los cimientos. — Todas estas predicciones se leen en los Evangelios. Los acontecimientos han respondido 4 las profe- cias: sabemos por la historia, que se han cum- plido 4 la letra, y aun las vemos, en parte, cum- plirse 4 nuestra vista. La religién cristiana esta por lo tanto, marcada con el sello divino de las profecias; luego es Ja religién santa y divina a la cual todos los hombres se deben someter. § Ill. Prueba sacada de los milagros 60, La religidn cristiana tiene en su favor la sancién de los milagros : luego esta marcada con el sello de Dios y es visiblemente divina. — Pro- bemos el antecedente. Es verdad histérica, que milagros sin ntimero acompafiaron al establecimiento de la religién cristiana ; no obstante, 4 pesar del testimonio irrecusable de la historia, la incredulidad se obstina en negar estos milagros. Pero entonces diremos, ; como se puede explicar que el universo haya abrazado la fe cristiana? Porque si se supri- men los milagros del Salvador, milagros probados y confirmados -por los Apéstoles. si se suprimen todos los hechos prodigiosos que la historia de la Iglesia atestigua, no hay mas que admitir el mas _ grande, mas inverosimil, mis incomprensible de todos los milagros, es 4 saber, que la religién de Jesucristo ha podido, sin ser probada con milagros, establecerse, propagarse y conservar hasta nues- tros dias el imperio del universo. — Luego es imposible negar los milagros : la misma impiedad se ve obligada 4 confesarlos, Cempli- miento de las profecias. } Conelu- sida, Razona- miento, Necesidad de admitir los milagros. Clasifica~ ciény resumen de los. milagros. Prueba contenida en los mi- lagros del Antigo Testamen- to. Conexidn entre la ley antigua yla nuova, 62 PARTE I, APOLOGETICA Los milagros obrados en favor de la religiin cristiana pueden dividirse en tres clases: 1°. mila- gros del Antiguo Testamento; 2°° milagros del Nuevo Testamento; 3°. milagros de la palabra evangélica. le. Milagros del Antiguo Testamento. — Abriendo el Antiguo Testamento se encuentran prodigios refulgentes obrados en favor del pueblo de Israel y de Ja religién mosaica : tales son las plagas de Egipto, que obligaron a los impios de esta comarca 4 reconocer el dedo de Dios; — el paso del mar Rojo y la ruina de los Egipcios entre las aguas; — la columna de nube y de fuego, que guiaba 4 los Israelitas por el desierto ; — la pro- mulgacidén de la ley en medio de los truenos del Sinai; —~ la permanencia de los Israelitas en el desierto, donde Dios los alimentaba con el mand. que caia del cielo y con el agua que hacia brotar de las rocas ; — por ultimo, la conquista del pais de Chanaan y toda la serie de acontecimientos maravillosos, por los cuales las tribus de Israel se establecieron y mantuvieron en la tierra prome- tida 4 sus padres Estos milagros, tan numerosos como brillantes, no prueban solamente la divinidad de la ley mosaica, prueban también, aunque de un modo indirecto, la divinidad de la religidn cristiana salida de la ley antigua como de su propia raiz. Porque sila raiz fué plantada por mano de Dios, el fruto que produce viene igualmente de Dios. Nada hay por otra parte mds claro que esta conexién entre la Sinagoga y la’ Iglesia. La pri- mera es una preparacidn, una introduccién a Ja segunda. La ley (mosaica), dijo el Apéstol, fué un guia para conducirnos 4 Jesucristo : Paedagogus HECHOS Y PRUEBAS 63 noster fuit in Christo (Gal. im. 24). — La ley antigua, dijo S. Agustin, Mevaba en su seno a Cristo, que mis tarde debia ser su fruto: Lew a Christo gravida erat (1). — Moisés, al dar suley, anuncié que después de El vendria otro profeta, legislador como él, pero legislador por excelencia que seria preciso escuchar : Prophetam de gente “tua et de fratribus tuts sicut me suscitabit tibi Dominus Deus tuus : ipsum audies. (Deut. xv, 15) (2). 2°, Milagros del Nuevo Testamento. — En el Nuevo Testamento, en los cuatro libros de los Evangelios y en el de los Hechos Apostdlicos, leemos los milagros que obraron Jestis y los Apds- toles, en testimonio de la misién divina de Jesu- cristo y de la veracidad de su doctrina. Por lo queconcierne 4 Jesucristo son curaciones, resurrecciones de muertos y otros beneficios que El obraba para demostrar su soberano dominio sobre toda la naturaleza. — Curaba a los enter- mos : leprosos, paraliticos, sordos, mudos, ciegos, todos recobraban la salud por una palabra de su boca, por un simple acto de su voluntad omnipo- tente. Cambiaba el agua en vino, multiplicaba el pan para alimentar 4 millones de hombres, llenaba las redes de pesca prodigiosa, calmaba los vientos y las olas del mar, libraba del demonio 4 los ener- gimenos y resucitaba 4 los muertos prdéximos ya 4 la corrupcién (3). Q Ss. ‘Agustin, Sermén 20 de Sanctis. _. @ V. Blementa Theol. dogm. Tract. 2, n. 254 y siguientes. De relatione revelationis Mosaicer cum religions christianu, (3) Se pueden ver estos hechos en todas las piginas del Evangolio, Véase también, Historia de lu vida de Jesucristo, or el P. de Ligny, La vida de Nuestro Seiior, por el Abate fardebise. 64 PARTE I. APOLOGETICA Todos estos prodigios son claros 6 indudables : Jestis los obré 4 Ja luz del dia, sin preparativos, delante de millones de testigos, en toda clase de personas, muchas veces ausentes ; de modo que no dejaba lugar 4 dudas ni aun a la mas leve sospe- cha de fraude. Para convencerse, no hay mas que leer, por ejemplo, la muitiplicacién de los panes’ (S. Juan, cap. vi); la resurreccién de Lizaro (S. Juan, cap. x1),de que fueron testigos los Fari- seos de Jerusalén ; la curacién del ciego de naci- miento (S. Juan cap. 1x) examinada juridicamente en su tribunal. Entre Jos milagros del Salvador, hay uno que supera d todos los demas ; el cual brilla con luz tan clara que disipa todas las tinieblas 6 ilumina al mundo entero ; es el de la resurreccién de Jesu- cristo, milagro por excelencia de que hacemos mencién en el simbolo de los Apéstoles cuando decimos : Crea en Jesucristo, sw tinico hijo... que resucitd de entre los muertos al tercero dia (1). Jesucristo obré milagros sin numero; pero esto no es todo, porque El did también 4 sus discipulos el poder de obrarlos del misrao modo pero en nombre de su Maestro. Comenzo S. Pedro por la curacidn de un pobre cojo tendido a la puerta del templo: En nombre de Jests de Nazareth, le dijo, levdntate y anda. En el mismo instante el cojo se levanté perfectamente curado y anduvo y did saltos de alegria ala vista de todo el pueblo. El mismo Apésiol devolvié la salud 4 innumerables enfermos que eran Ievados de todas partes 4 (1) El hecho de la resurreccién de Jesueristo quedé demos- trado ids arriba, pag. 17, HECHOS Y PRUEBAS 65 Jerusalén ; bastaba muchas veces que la sombra del Apdstol se proyectase sobre ellos al pasar para que los librase de sus enfermedades. Lo que S. Pedro hacia en Jerusalén, los demas Apéstoles lo hacian en otras partes ; por donde- quiera confirmaban su predicacién con milagros. Después de la muerte de los Apdstoles conti- nuaron repitiéndose estos prodigios entre los cris- tianos, como lo atestigua la historia eclesidstica, y como lo estamos. viendo en los tiempos pre- sentes, 3°. Milagros de la palabra evangélica, — No queremos significar aqui la doctrina evangélica que considerada en si misma ofrece milagros de sabiduria infinita (1) ; sino los efectos prodigiosos obrados en el mundo por la predicacién del Evan- gelio. Estos efectos pueden reducirse a tres : -1) la propagacién rapida y sorprendente de la reli- gién cristiana, 4 pesar de innumerables obsta- culos ; -2) su inalterable conservacién en medio de las persecuciones y de las herejias; -3) la constancia de sus martires en los tormentos mas crueles. -1) Para ver la influencia sobrenatural en esta propagacién, conviene colocarse en el punto de vista de la dispersién de los Apdstoles, y consi- derar de una parte, sus empresas y sus dificul- tades, y de otra sus éxitos prodigiosos, ~ La empresa, -a) consistia en abolir la idolatria, que sefioreaba en todas las naciones sostenida por todos los poderes humanos; -d) en aniquilar el judaismo desde tan largo tiempo establecido por Dios, declarandole abrogado por el Justo, 4 quien (1) Véase mas arriba mims. 53, 58. 66 PARTE I. APOLOGETICA Ja Sinagoga acababa de clavar en la cruz; -c) en levantar sobre sus ruinas una nueva religisn, cuyos dogmas incomprensibles y: cuya severa moral debian hacerla inaceptable. La imposibilidad de semejanie empresa, con- templada desde el punto de vista humano, es evidente, Basta considerar los tiempos, los obsti- cu'os y los medios. -a) Los tiempos escogidos para analizar esta concepcidn extrafia, fueron los de Augusto y Tiberio, de refinamiento y de cultura, de orgullo y de corrupcién; en que Roma hecha reina de todas las naciones, ejercia un magisterio universal con sus leyes y sus costumbrescimenta- das sobre el paganismo. -2) Los obsticulos eran, entre otros, las pasiones, las preocupaciones y las ideas recibidas; la oposicién de la Sinagoga y el formidable poder de Roma, armada para defender asus dioses. -c) Los medios humanos, enfrente de estos obsticulos, eran completamente nulos ; doce pescadores de (ialilea, pobres, ignorantes en el arte de bien decir, se presentan sin otras armas que la verdad de la doctrina que anuncian. Se presentan literalmente, segin la palabra de su Maestro, como corderos en medio de lobos, de los cuales no podian menos de ser presa. 4 Cual fué su éxito? Triunfaron de los lobos 4 quienes supieron convertir en corderos. Los Judios y los paganos hiciéronse cristianos humildes, ganosos de imitar al Cordero de Dios, tipo de ino- cencia y de dulzura, La fe se propagé tan rapida- mente no sdlo en las provincias del imperio romano, sino entre los Partos y en la India, en Africa, en Espafia, en las Galias, entre los Germa- nos y los Bretones que a la muerte del apéstol San Juan, ocurrida 4 fines del siglo primero, apenas HECHOS Y PRUEBAS 67 podia sefialarse un pafs que no hubiera recibido le fe cristiana (1). -2) La conservacidn delcristianismo no esmenor prodigio que su establecimiento, si se considera que tuvo que luchar constantemente contra tres enemigos, de los cuales, humanamente hablando, le hubiera sido imposible triunfar ; -a) las perse- cuciones que debian ahogarle por la fuerza; -) las herejias que debian aniquilar su doctrina ; -c) la corrupcidn de costumbres que debia apagar su espivitu de santidad. Combatiéronle bajo todas las formas las puertas del infierno, pero no pudie- ron prevalecer contra él. -3) Los martires que desde San Esteban hasta nuestros dias, han inundado con su sangre todos Jos paises, y todas las regiones del mundo, ofrecen un espectaculo humanamente inexplicable y donde debe reconocerse la accién de lo Alto. Para con- vencerse, no hay mds que considerar, con la historia en la mano, -a) los horrores y la fiereza de sus suplicios ; -b) la serenidad de su constancia; -¢) los frecuentes prodigios obrados en su favor; -d)y por tiltimo su nimero valuado en mas dé nueve millones (2). Hemos, pues, demostrado que la religién cris- tiana lleva en su frente el signo divino de los milagros : facil es sacar la conclusidn. 61. Resumiendo, como en un haz, los hechos de ) Tert. Adv. Jud. n.7. — 8. Agustin, In ps. 44. — 8. Cri- séstomo, Homi 4,5, In Epist. t Cor, @) V. Frayssinous, Conferencias : Fundacién del cristia- nismo; — La religion demostrada por las maravillas de su establecimiento ; -— Cuestiones sobre los martires. — Ademas, Elementa theol. dogmutice, tomo 1, tratado 2. De religione christiana, nims, 327, 334, 335 y siguientes.—Boone, Manuae del Apologista, 2a parte. Resamen de todus las proctas, Conclue sign. 68 PARTE I, APOLOGETICA Ja preeminencia, de las profecias y de los milagros, que distinguen la religion cristiana, podemos decir con Ricardo de san Victor : Si estamos equivo- cados, j oh Dios mio? Vos mismo sois quien nos habéis inducido & error, Vos que atestiguiis la verdad de nuestra fe. Porque esta fe se halla autorizada con signos y prodigios tan grandes é innumerables, que solo Vos pudisteis obrarlos. 62. Tal es, por consiguiente, la verdad y la cer- tidumbre de la religién cristiana que metafisica- mente excluye la posibilidad del error, puesto que el error no podia venir mds que de Dios mismo que es la verdad por esencia. Esta conclusién conduce 4 otra enteramente practica; porque la revelacién eristiana se presenta al género humano no como una simple verdad tedrica que basta ser admitida, sino como una ley religiosa absolutamente nece~ sariay obligatoria : Cualquiera que crea y reciba el Bautismo, dijo Jesucristo, serd salvo; todo el que no crea sera condenado. Luego es necesario aceptar y practicar esta ley so penade condenarse. Hemos demostrado los hechos de la revelacion y la verdad de la religién cristiana contra los incrédulos ; vamos ahora 4 demostrar la verdad de la religidn catélica contra los herejes dediversas sectas. CAPITULO SEGUNDO VERDAD DE LA RELIGION CATOMICA DEMOSTRADA CONTRA LOS HEREJES DE LAS’DIVERSAS SECTAS 1. Hemos demostrado que la religién cristiana es la verdadera religin. — A primera vista podria parecer que con esto hemos llegado ya 4 nuestro fin, y que siendo conocida la verdadera religién, no tenemos que hacer mas que abrazarla. Pero se nos presenta aqui 4 nuestros ojos un hecho nuevo: la religién cristiana se halla dividida en muchas confesiones 6 sectas, todas las cuales pre- tenden poseer el verdadero cristianismo, Es nece- sario, pues, distinguir el verdadero cristianismo del falso. Nuestros razonamientos descansaran sobre Jos principios arriba demostrados, 4 saber, 4°. sobre el hecho de la divinidad del cristianismo, al cual se refiere el caracter-divino de la misién de Jesu- cristo ; 2°. sobre la verdad esencial, infalible de este divino Enviado; 3°, sobre la autenticidad de las Escrituras, sobre todo, de los Evangelios, que refieren sus palabras. 2. En primer lugar, es cierto, que la pura doctrina de Jesucristo que queremos conocer, no se ha perdido en el curso de los siglos: tenemos por pruebas el testimonio undnime de todas las La demostra- cién catéli- ca comple- mento de la demostra- cin. eristiana. Couserva- cidu del cristianis- mo. Proposi cidn. 70 PARTE I, APOLOGETICA confesiones cristianas y el testimonio infaiible del mismo Jesucristo. le. Las diversas confesiones cristianas suponen undnimemente que la verdadera doctrina cristiana se conserva, puesto que todas pretenden poseerla. No cabe duda que esta pretensidn no es fundada en cada una de ellas en cuanto son opuestas las unas 4 las otras, mal pueden poseer todas las doc- trinas de Jesucristg que no ha ensefiado mis que una sola ; pero si ésta doctrina pura y auténtica no pertenece 4 todas las confesiones, indudable- mente es patrimonio de una de ellas. 2°. La verdadera religién de Jesucristo no ha podido dejar de existir, si se considera que el aivino fundador hizo una ecbra verdaderamente estable, y declaré con solemne profecia que su fe y su religién permanecerian puras hasta la consu- macién de los siglos : En verdad os digo, que yo estaré con vosotros todos los dias hasta la consu- macidn de los siglos (San Mateo). Luego la ver- dadera fe de Jesucristo se conserva en el mundo cristiano. 3. Ahora bien ; cudl es esta fe verdadera y pura de Jesucristo? g Cual es la comunién, la rama cristiana que la posee ? Contestamos que es Ja Iglesia catdlica romana : la Iglesia catdlica 6 la fe profesada por esta Iglesia ; ved aqui la ver- dadera religién de Jesucristo. Para comprender bien esta asercién y las pruebas que vamos 4 dar, es preciso consignar que Jesucristo fundé wna Iglesta, la cual no es otra cosa que su misma religién organizada en cuerpo social. rl did 4 esta Iglesia constitucién y forme determinadas, la imprimio signos caracteristicos. por los cuales se la podra reconocer en todos los DEMOSTRACION CATOLICA, — LA IGLESIA 71 siglos, y la distinguid de todas las sectas que de ella se derivasen (1). Para que podamos satis- facer,ha dicho el concilio Vaticano (2), et deber de abrazar la fe y de perseverar constantemente en ella, Dios por su unico Hi‘o ha instituido una Iglesia, y laha provisto de las marcas visibles de su institucion, a finde que pueda ser recono- cida de todos como la guardadora de la palabra revelada y la maestra que la ensenu. Ahora, esta Iglesia que lleva en su frente las sefiales de la institucidén de Jesucristo, es la Iglesia catolica romana, como vamos d demostrar. 4. Dividiremos toda la materia en cinco arti- culos. I. Naturaleza é institucién de la Iglesia. Il. Primera demostracién de la verdadera Iglesia. Ill. Segunda demostracién de la verdadera Iglesia. IV. Nociones particulares sobre la constitucién y autoridad de la Iglesia. VY. Acusaciones hechas contra la Iglesia. Artfculo primero NATURALEZA & INSTITUCION DE LA IGLESIA 5. Naturaleza. — Liamase Iglesia (convoca- cidén, reunisn), la sociedad religiosa fundada por (1) La Iglesia, obra viviente de Jesucristo, Neva en si misma las sefiales de su autenticidad mas indelebles que las de los monumentos de piedra 6 de bronee, por ejemplo, las de la Columna trajana. ;, Quién podré negar que esta columna es idénticamente la misma que, segin testimonio de la historia, el emperador Trajano erigid en Roma el aiio 107 de nuestra erat (2) Constitucién Dei jiizus, cap. 3. Dos partes constituti- vas. Ley fundamen- tal y forma do gobierre 72 > PARTE I. APOLOGETICA Jesucrito segun esta palabra que dirigié al Apéstol San Pedro : T% eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno ne prevaleceran contra ella. (S. Mateo, xv1, 16). Por estas palabras, Jesucristo prometidé esta- blecer una sociedad religiosa de la que Pedro seria la cabeza ; una sociedad 6 un estado espiri- tual, andlogo 4 los estados 6 sociedades politicas, pero de tal modo perfecta que se la podia Hamar una sociedad modelo ; esta sociedad es la Iglesia, Hamada también e reinado del cielo sobre la tierra. La, Iglesia, ha dicho Pio IX (4), es una verda- deray perfect sociedad, completamente libre, gozando de los derechos propios y constantes que le ha conferido su divino fundador. 6. En un estado 6 reino civil, hay dos drdenes de ciudadanos; los que mandan y los que obe~ decen ; los primeros se Ilaman gobierno y admi- nistracién ; los segundos pueblo é individuos. — Del mismo modo en el reino 6 Iglesia de Jesucristo, hay dos érdenes de fieles, los que mandan y los que obedecen ; 6 de otro modo, los que ensefian y los que escuchan. Los primeros se llaman clero, jerarquia, sacerdocio, pastores : éstos son el Papa, los Obispos y los presbiteros ; los segundos se Tlaman pueblo fiel, simplemente fieles. Los primeros constituyen la Iglesia docente y gobernante ; los segundos la Iglesia regida y ensefiada. 7. Todo estado civil tiene una ley fundamental, establecida desde su origen; tiene ademds un régimen 6 forma de gobierno propio; sea la monarquia, la aristocracia 6 la reptblica. La (1) Const. Quanta cura, 8 diciembre 1864, Syllabus xix. LA IGLESIA 73 Iglesia tiene del mismo modo su ley fundamental y su gobierno propio, establecidos desde su origen por el mismo Jesucristo y que ningun poder humano ha podido modificar. Esta ley fundamental, es el Evangelio con la Tradicién ; es decir, todo lo que Jesucristo ha ensefiado é institufdo; su doctrina que es necesario creer, su moral que es necesario practicar, su sacrificio y sus sacramentos que es necesario emplear como medios de salud. La forma gubernamental, 6 el régimen de la Iglesia,no es la repiblica ni la aristocracia; es la monarquia, — En una monarquia, hay un jefe soberano unico, que es el rey ; y los jefes subor- dinados son los gobernadores de provincias. Del mismo modo, en la monarquia eclesidstica hay un jefe supremo y unico que es el Papa, Vicario de Jesucristo ; los gobernadores, 6 mis bien, los principes subordinados son los Obispos en las diversas didcesis. — Llamamos al Papa jefe de la Iglesia, Vicario 6 lugar-teniente de Jesucristo, porque el mismo Cristo en los cielos es el jefe prin- cipal, y propiamente dicho, del pueblo fiel; el Papa ha sido establecido por Jesucristo para gobernar en su nombre la tierra. La Iglesia es una monarquia, sabiamente secundada por una aristocracia subordinada ; en otros términos, es el Papado, ayudado por el Epis- copado en el mundo entero, Para comprender esto mas claramente veamos, segin la historia, el origen y la institucién de la Iglesia. 8. Institucidn de la Iglesia. — Cuando quiso establecer su Iglesia, que lam6 reinado del cielo sobre la tierra,Jesucristo se asocié doce discipulos escogidos entre todos, 4 los cuales di el nombre de TA PARTE I, APOLOGETICA Apdstoles (enviados). Los instituyé 4 12 vez, pres- pbiteros y Obispos, y les did el poder de instituir otros Obispos que serian sus sucesores en el Epis- copado ; y otros presbiteros subordinados 4 los Obispos, que serian sus continuadores en el sacer- docio. Hasta aqui los Apdstoles eran todos iguales ; obedecian solo 4 Jesucristo, como a su jefe y for- maban con E] la Iglesia naciente. Pero Jesucristo debia abandonarlos para subir al Cielo, y no pu- diendo permanecer visible sobre la tierra para gobernar su Iglesia, establecis un vicario 6 virrey, encargado de gobernar en su nombre el reino de los Cielos. Su eleccién recayé sobre San Pedro, uno de los doce, que debia asi ser el superior del Colegio Apostdlico y el jefe visible de toda la Igle- sia; permaneciendo Jesucristo su jefe invisible sentado 4 la derecha de Dios Padre en lo mas alto de los Cielos. He aqui las palabras, por las cuales Jesucristo prometis y confirié 4 Simén Pedro y 4 sus suceso- res esta suprema autoridad. Algunos meses antes desu Pasién, encontrindose el Salvador con sus Apéstoles en las llanuras Cesireas de Filipo, les pregunté qué era lo que pensaban de su persona y por quién le tenian, Entonces Pedro respondid : Vos sois el Cristo, Hijo de Dios vivo. A esta res- puesta, mirando Jestis 4 Pedro con divina ternura, le dijo: Tu eres bienaventurado, Simon hijo de Juan : Porque no es la carne nila sangre quien te ha revelado esto, sino mi Padre que esté en los Cielos. Y en verdad te digo, que thé eres Pedro (1), y sobre esta piedra edificaré mi Igle (1) Esto, dice Mgr.de Segur, es tanto como si dijese : Simén, yo te he escogido para ser lo mismo yue yo soy, un hombre LA IGLESIA 75 sia, y las puertas del infierno no prevalecerdn contra ella. Yo te daré las llaves del reine de los Cielos; y todo lo que té ligares en la tierra, ligado quedara en el Cielo; y todo lo que desli- gares en la tierra, desligado quedard en el Cielo. (San Mateo, xvr, 16.) Otra vez después de su Resurreccion, el Salva- dor se manifesté a sus disc{pulos en la ribera del mar de Tiberiades, y dijo 4 San Pedro. Simon, hijo de Juan, me amas mds que los otros? Si, Seftor, le respondid, Vos sabéis que os amo. Jesus le dijo: Sé el pastor de mis corderos. —~ Por segunda vez le dijo: Simdn, hijo de Juan, gme amas? Pedro le contest : Si, Seftor, Vos aparte, por cima de todos los otros y un otro yo. — Por la naturaleza, ti no eres mas que Simdn ; por la gracia, te hago yo Pedro, roca, fundamento de mi Iglesia. Yo, divino arqui- tecto de la Iglesia, te doy una solider fundamental : yo so quien te da el principio de la firmeza : ti estards unidd 4 mi, tit descansards en mi, que soy también la piedra ; pero la pie- dra y el fundamento principal. Mi Iglesia descansara sobre ti y sobre mi. — Unido y como identificado con la Iglesia y conmigo, tit compartiris mis sufrimientos, mis combates y mis triunios. Los poderes del infierno, coligados contra mi, se levantaran también contra la Iglesia y contra ti, pero encon- traras siempre en ti una resistencia invencible. Todos sus esfuerzos se estrellaran contra ti, y no serviran mas que para el triunfo de la Iglesia, cuyo destino debe ser una alternativa perpetua de combates y de victorias, de pasiones y de resu- rreceién, Ala manera que Ja piedra, es decir, la roca fundamental, sefiala la soberania, ef trono del imperio eclestastico, dado a Simén Pedro y 4 sus sucesores para siempre; asi las aves explican el poder y las atribuciones de esta soberania, Las Haves son el simbolo de la Dominacién suprema : al darselas a San Pedro, el Hijo de Dios le confirié el poder discrecional, ilimitado, absoluto en toda la Iglesia y sobre toda la tierra, como nl mismo lo explica, afiadiendo : Podo lo que ti ligares sera ligado... Palabras ilimitadas, en virtud de las cuales Pedro puede ligarlo todo : voluntades é inteligeneias, absolu- tamente todo : Todo lo gue ww ligares... nada hay exceptuado wns cuatro propieda- Porpetui- dad 6 infa- deta Iglesia. 76 PARTE I, APOLOGETICA sabéis que os amo. Jess le dijo: Séel pastor de mis corderos. Y por tercera vez afiadid : Simdn, hiio de Juan, 3 me amas? Muy afligido San Pedro de ver que por tercera vez le decia: 3 Time amas ? le contesté : Seror, Vos lo sabéis todo ; Vos sabéis que os amo. Jesucristo dijo : Sé el pas- tor de mis ovejas.(San Juan, xx1. 15 y siguientes.) Por estas divinas palabras fué constituida la Iglesia : los fieles formaban el rebafio, los Apdés- toles eran los pastores subordinados, Pedro el pastor supremo investido por Jesucristo de un poder ilimitado, 9. El Divino Fundador que establecié su Iglesia en la forma que acabamos de exponer, le comu- nicé al mismo tiempo cuatro grandes propiedades : quiso que fuese una, santa, catclica, apostolica. Estas propiedades nacen de la esencia misma de la Iglesia y son inseparables de ella; manifiéstanse exteriormente, y vienen 4 ser de este modo los signos visibles, las notas, que la hacen reconocer de todo el universo, como veremos mis tarde. 10. La obra de Jesucrisio debia ser durable, perpetuarse en el mundo, y sin quebrantarse por ja caida de las instituciones humanas, atravesar los siglos como un imperio indefectible hasta el fin de los tiempos. Porque Jesucristo lo habia decla- rado solemnemente, asegurando, que las puertas del infierno no prevalecerian jamds contra su Iglesia. y que El mismo permaneceria siempre con ella, prestindole su asistencia hasta la con- sumacion de los siglos. A esta porpetuidad en la existencia esta ligada la infalibilidad en la doc- trina, por la gracia especial que el Salvador ha dado a su Iglesia para conservar siempre intacto el depdsito de la verdadera fe que ha recibido de LA IGLESIA 77 sus manos. Al declarar que las puertas del infierno no prevaleceran contra su obra, que es esencial- niente doctrinal, la prometié preservarla siempre, ya de la destruccién en la existencia, ya del error en la doctrina. En efecto, el infierno podria preva- lecer contra la Iglesia, no solamente si la Iglesia pudiese dejar de existir, sino también en el caso de que pudiere desviarse de la verdadera fe; puesto que entonces no seria la Iglesia obra de Jesucristo, la sociedad de sus verdaderos discipu- los, de los creyentes verdaderos. Entonces tam- bién Jesucristo cesaria de prestarle la existencia perpetua que le prometié por estas palabras : En- senadlos a observar todas las cosas que yo os he prescrito (4 creer y & practicar) : y Jo estaré siempre con vosotros hasta la comsumacion de los stglos. La Iglesia debia pues permanecer siempre, y por esto los Apdstoles tuvieron sucesores en el Episcopado y en el simple sacerdocio; éstos fueron los Obispos y los presbiteros. Los sucesores de Pedro fueron los romanos Pontifices. 11. Al fundar sobre S. Pedro un imperio espiri- tual,é lo que es lo mismo, al entregar las Ilaves de Ja Iglesia, simbolo del poder supremo, Jesucristo hizo del principe de los Apdstoles el primer esla- bon de una dinastia espiritual. Esta dinastia de la verdadera Iglesia se ha perpetuado sin interrup- cidn con los 259 sucesores de San Pedro, que van hasta el presente, es decir, hasta Leén XIII que ‘felizmente ocupa el Trono Pontificio. Forma esta dinastia el tronco del drbol mistico plantado por Jesucristo, cuyas ramas se extienden por toda la tierra, Algunas de estas ramas se han desgajado del Dinastia apostélica 4 sucesién pontificia. Proposi- cidu que debe demostrar. Doble prueba. Razona- mioute. Razona- miento. 78 PARTE I. APOLOGETICA sagrado tronco, como son las sectas heréticas y cismaticas ; pero el tronco unido a la raiz perma- nece y subsiste siempre, cargado de flores y de frutos ; esto se verifica en la sucesidn de los Papas en la Iglesia romana, Madre y Maestra de todas las iglesias particulares, centro de la Iglesia uni- versal y verdadera Iglesia de Jesucristo. 12. La cual no es otra, como se ha dicho, que la Iglesia Catélica Romana, ‘fel depositaria de la doc- trina de Jesucristo, de sus sacramentos y de todos los medios de salud que Eiha legado al género humano. En este punto se levantan los adversa- rios, que son los herejes y los cismaticos; los cuales pretenden que la verdadera fe, la verda- dera Iglesia de Jesucristo, no es Ja Iglesia Catdlica Romana, sino la secta particular de cada uno. — Debemos por lo tanto probar aqui la verdad y la legitimidad de la fe romana, 6 en otros términos, que la Iglesia Catélica Romana es la verdadera Iglesia de Jesucristo. 13. Las pruebas de esta afirmacién son irrefra- gables y ficiles para todo espiritu sincero. Dare- mos dos: la prueba de la existencia de la Sede Apostolica y de las cuatro sefiales 6 notas de la Iglesia, Articulo segundo PRIMERA DEMOSTRACION DE LA IGLESIA CATOLICA Prueba sacada de la existencia de la Santa Sede 14. Entre las diversas confesiones cristianas, la que posee la Santa Sede Apostdlica es la verdadera iglesia de Jesucristo. Segtn esto, la Iglesia Caté- lica Romana posee la Silla 6 sucesién Apostélica : luego es la verdadera Iglesia. LA IGLESIA 79 En efecto, como se ha visio mds arriba, el Divino Fundador ha establecido en su Iglesia la Sede Apostdlica, 6 el Papado, que debe ser su centro y su base. Siendo el centro la base de la verdadera Iglesia, el Papado es inseparable de ella y debe conservarse siempre : luego donde el Papado se conserve, alli se encuentra la verdadera Iglesia. Ahora bien, en la Iglesia Romana es donde se conserva el Papado, 6 la silla Apostélica de San Pedro. Venido 4 Roma bajo el reinado del empe- rador Claudio, el afio 42 de nuestra era, el Prin- cipe de los Apéstoles establecié allf su silla y alli permanecis veinticinco afios, muriendo bajo Nerén el 29 de Junio del afio 67. — Al morir dejé la Sede Papal y el poder supremo anejo 4 ella como divina herencia, 4 sus sucesores, San Lino, San Cleto, San Clemente y todos los demds, cuyos nombres son conocidos hasta Leén XIII. Roma, y por consecuencia la Iglesia Catdlica Romana es la depositaria de la Silla de San Pedro. La historia lo atestigua, las tradiciones y los monumentos lo dicen muy alto; ninguna secta, por otra parte, ha reivindicado jamas este patrimonio incontestable de la Iglesia Romana. La cual de consiguiente es la sola y verdadera Iglesia, establecida por Jesu- cristo, y todas las otras sectas adulteraciones de Ja fe cristiana, obras sacrilegas del cisma y de la herejia. 15. Este razonamiento fué enunciado desde los tiempos mas remotos por esta formula, recibida como axioma : Ubi Petrus, ibi Ecclesia; donde esta Pedro, alli esta la Iglesia. — Por Pedro se entiende aqui la silla de Pedro, el suéesor de Pedro 6 el Pontifice Romano, — Todo el mundo Formula, abreviada Razona- miento general, Doble afirmacién, 80 PARTE I. APOLOGETICA comprende la verdad y fuerza de esta palabra, que no tiene réplica. Es como si se dijese : donde esta el tronco vivo, alli esta el arbol; donde esta el centro, alli esta el circulo; donde esta el cimiento, alli esta el edificio; donde esta el trono, alli esta el imperio. — Proclamemos pues muy alto esta luminosa sentencia : donde esti Pedro, ailé esta la Iglesia, y aiiadamos el desarrollo natural de la idea tan consolador para los fieles : donde esté lu Iglesia, alli estdé Jesucristo, donde estd Jesu- cristo, alli estd la salvacion. Articulo tercero SEGUNDA DEMOSTRACION DE LA IGLESIA CATOLICA Pruebas sacadas de las cuatro notas esenciales 16. La Iglesia catélica romana sera la verda- dera Iglesia de Jesucristo, si este Divino Fundador ha impreso 4 su obra notas 6 sefiales distintivas, y si estas notas sdlo se encuentran reunidas en ella. — Es asi que Jesucristo ha impreso realmente en su Iglesia cuatro notas, las cuales sdlo se encuen- tran reunidas en la Iglesia catélica romana. — Luego, ete. La menor de este silogismo afirma un doble hecho : 1°. La impresién divina de las sefiales distintivas, 2°. la existencia de estas sefiales en la Iglesia catoiica romana. — Para demostrar este doble hecho, debemos considerar las cuatro notas, una tras otra, y, después de haber definido en lo que consiste cada una, demostrar : 1°. que Jesu- cristo las ha dado 4 su Iglesia como caracter auténtico, 2°. que este caracter se encuentra en ia Iglesia romana. — Como las notas de la Iglesia LA IGLESIA 84 deben brillar 4 los ojos del mundo, ias veremos en efecto sin mucho razonamiento, brillar por su propia luz en la frente de la verdadera Iglesia (1). Estas son sus cuatro propiedades esenciales, que se manifiestan exteriormente : la unidad, la santidad, la catolicidad, la apostolicidad. Estas notas las confesamos en el simbolo que se recita enlamisa : Creo en la Iglesia una, santa, catd- lica y apostdlica, UNIDAD 17. La unidad propia de la Iglesia consiste en que esta sociedad, divinamente establecida, es unica sobre la tierra 6 indivisible en si misma, como una persona individual. La Iglesia es wna en este sentido, 1°. porque no hay mas que una sola Iglesia de Jesucristo, 2°. porque esia sola Iglesia no tiene mds que un jefe, una fe, un culto basado sobre los mismos sacramentos. — Como se ve, la Iglesia, sociedad religiosa, es muy diferente en este punto de la sociedad civil, la cual no es una sino multiple, dividida en muchos reinos, indepen- dientes los unos de los otros. Jesucristo ha impreso 4 su Iglesia este caracter distintivo de unidad : escogié un solo fundamento para editicar no sus Iglesias sino su Iglesia, 4 la manera de un edificio, formado de todos los fieles como de otras tanias piedras vivientes y compo- niendo un solo todo. Semejante multitud de fieles debian estar, segiin la intencidn del Salvador, per- fectamente unidos de espiritu y de corazén, como lo manifestaba en esta oracién 4 su Padre : Padre santo, yo os pido por todos aquellos que crean (1) V. Boone. — Motivos de mi adhesion a la Iglesia catélica, 6 Notas 6 caracteres Nocién. Improsién de esta sonal. Existencia de la pnidad de la Iglesia catélica, Noeién. Impresion de esta, sonal. 82 PARTE I, APOLOGETICA en mi, & fin de que todos sean uno, como Vos, Padre mio, sois uno en mi y yo en Vos, & fin de que el mundo crea que sois Vos el que me habéis enviado. (S. Juan, xvit, 20, 21.) 4 Se encuentra en la Iglesia catdlica romana la nota de unidad? Para responder 4 esta pregunta, no hay mas que echar los ojos sobre los diversos pueblos que la componen, y se verd, que por su unidn con los pastores jerarquicos, no forman mis que una sola familia, donde reina la unidad mis admirable de jefe, de fe y de culto. SANTIDAD 18. La nota de la santidad consiste en la fecun- didad prodigiosa de la Iglesia para producir obras santas. Semejante al irbol vivo y fecundo, posee Ta virtud de producir y produce en efecto constan- temente frutos variados de santas enseflanzas, de santas obras y de milagros. La santidad, invisible por si misma,manifiesta su presencia por tres efectos : 1°, La ensefianza y la doctrina siempre pura; 2°. las virtudes insignes, y las santas obras, siempre florecientes en una parte de los miembros de la Iglesia; 3°. los mila- gros que jamds cesan de obrarse en su seno, Jesucristo ha dotado 4 su Iglesia del tesoro inalterable de la santidad y del perpetuo don de los milagros. ZZ amo d su Iglesia, dice el Apéstol, y El se entrego por ella, & fin de santificarla y lavarla de sus manchas por el agua y la palabra diving... d fin de que sea santa éinmaculada (Eph. v, 25). — Yo soy la vina y vosotros los sar- mientos : todos los que permanezcan en mi y yo en ellos, producirin frutos abundantes LA IGLESIA 83 (S. Juan, xv, 5).— Hn verdad, en verdad os digo : el que crea en mt, hard las mismas obras que yo, y aun las hard mayores (S. Juan, x1v,12). La santidad realzada por los milagros, es pues inseparable de la Iglesia de Jesucristo : la Iglesia catdlica en toda su historia, como en su estado actual, aparece coronada de esta auréola de san- tidad. No tenemos mas que abrir las Vidas de los Santos mas auténticas (1), las actas de les mir- tires, la historia de las érdenes religiosas y de las instituciones caritativas, los Anales de la propa- gacton de la fe, para ver esta santidad fecunda, en la cual se reconoce 4 la verdadera Iglesia como se reconoce el arbol en sus frutos (2). CATOLICIDAD La catolicidad de la Iglesia es su tendencia 4 difundirse por toda la tierra. Como la vifia que lleva muy lejos sus ramas, la Iglesia de Jesucristo tiende 4 propagarse, 4 extenderse, y se encuen- tra en efecto extendida por todas la naciones, produciendo frutos de santidad y buenas obras. Esta universalidad, esta difusién, visible 4 los- ojos de todos,es una nueva marca de la verdad, En ella se reconoce sin trabajo que la religién ha sido hecha para todos los hombres, 6 mas bien para la naturaleza humana; religién apropiada 4 todos los climas, 4 todos los tiempos, y por conse- euencia venida de Aquel que es el Criador, el Redentor, el Padre comin de todos los hombres, que quiso salvarlos 4 todos haciendo lucir sobre (1) Sobre todo las Acta Sanctorum de los Bollandistas, (2) Véase Boone, Motivos de mi adhesion a la Iglesia eatdlica, Existencia dela santidad enla Tglesia catélica Nocién. Nocién. Improsién. do csta, aeiial. Eristencia dela catolicidad enla Iglesia romana. 84 PARTE I. APOLOGETICA ellos la luz de la verdadera fe, como hace lucir el sol para toda la tierra. Los profetas habian predicho y Jesucristo ha declarado expresamente que su Iglesia seria uni- versal : En este tiempo la rama de Jessé sera levantada como un estandarte a la vista de los pueblos : todas las naciones acudirén hacia él (Isaias, 1x, 12). — El reino de Dios es semejante al grano de mostaza, que lo tomo un hombre y lo sembro en su huerto, y erecid y se hizo grande drbol, y las aves del cielo reposaron en sus ramas (S. Lucas, xm, 19). — Id por todo el mundo y predicad el Ivangelio & todas las criaturas (S. Marc, xv, 15). ; La Iglesia romana posee la nota de catoli- cidad ? —3 Tenemos necesidad de decirlo ? Es tan propia la catolicidad de la Iglesia romana que de ella ha recibido su glorioso nombre desde los dias de su nacimiento. En todos tiempos, como en nues- tros dias, los cristianos unidos y sometidos 4 la Iglesia romana se han llamado catoticos, segun esta frase de San Paciano: Cristiano es mi nombre, catdlico mi apellido.— Y para conven- cerse de que no es un vano nombre, témese un mapamundi, busquense los paises mis lejanos, las islas mis recénditas en el Océano, que se inte- rrogue ya los Analesdela propagacion de la fe, ya la Historia de las misiones (1), y se vera que por todas partes hay catdlicos, que la Iglesia romana prende y fructifica entre los pueblos aun los mas birbaros, lo mismo hoy que en los tiempos de los Apdstoles (2). (1) Marshall, Las Misiones catdlicas. (2) V, mas arriba, pag. 64, e cr’stianismo demostrado por los milagros de la palabra evungélica. LA IGLESIA 85 APOSTOLIGIDAD La apostolicidad de la Iglesia consiste en el fundamento apostdlico que le dié N. Sefior Jesu- cristo. El Salvador la establecié sobre los Apds- toles, como sobre una base inmutable de la que nunca se podria separar. Decimos que esti fundada sobre los Apdéstoles, esto es, sobre Pedro como jefe y sobre los otros Apéstoles, como colegas subordinados 4 Pedro.— Sobre los Apdstoles, es decir, sobre su doctrina y su divina mision: de manera que la doctrina de los Apdstolos debe permanecer siempre en la Iglesia por tradicién nunca interrumpida ; — y que la misidn de los Apdéstoles debe perpetuarse en la Iglesia por una sucesién de pastores asi- mismo nunea interrumpida. Esta sucesién consti- tuye una cadena de la cual San Pedro unido los demas Apéstoles, es el primer anillo, y que se contintia por los demds sucesores sobre la Silla Apostdlica. A esta linea directa se enlazan como otras tantas cadenas laterales, todos los Obispos de las demis sillas, que unidos en comunidn con Ja Silla de Pedro participan de su apostolicidad. El Evangelio nos ensefia que Jesucristo esta- blecié su Iglesia sobre los Apdstoles como sobre fundamento en que debia permanecer inquebran- table hasta el fin de los siglos. Sobre esta piedra, dijo, edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerdn contra ella. (S. Mateo, xvi, 16.) — Id, dijo a los Apdstoles, ensenad é todas las gentes,bautizad en nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo; enseiadles a guardar todo lo que os he mandado, y yo estaré Nocién, Impresi. de esta senal, Bxistencia dole ‘apostolici- dad enla Iglesia. Conclasién, de las pracbas de las cuatro notas. Triple 86 PARTE I. APOLOGETICA con vosotros hasta la consumacion de los siglos (S. Mateo, xxvim, 20.) 4 Donde encontraremos esta sefial divina de la Apostolicidad ? Mirando las diversas comuniones cristianas no la veremos en ninguna parte sino en la Iglesia catélica romana, cuya silla principal es la del mismo Principe de los Apéstoles, cuyos fieles estan unidos todos por sus legitimos pastores A la Silla Apostélica depositaria eterna de la fe y de la mision 6 autoridad divina de los Apéstoles. 19. Luego la Iglesia catélica romana es la que unicamente lleva 4 Ja vista del mundo entero las sefiales divinas de la verdadera Iglesia de Jesucristo. La Iglesia por si misma, ha dicho el concilio Vaticano, en virtud de su prodigiosa propagacion, de su santidad eminentey de su tnagotable fecundidad en beneficios de todo género, en virtud de su unidad catdlica y de su inmutable estabilidad, es un grande y perpetuo argumento de su credililidad, wn testimonio trrefragable de su mision divina (1). La Iglesia catélica romana es pues. la verda- dera Iglesia, y por consecuencia inmediata, todos los hombres deben escucharla y obedecerla bajo pena de condenacién eterna (2). Articulo cuarto NOCIONES PARTICULARES SOBRE LA NATURALEZA, CONSTITUCION Y AUTORIDAD DE LA IGLESIA 20. La Iglesia terrestre de que vamos 4 hablar (1) Const. Dei Filius, cap. 3. (2) Véase Boone, Manual del’ apologista, —y Motivos de mi adhesion & la Iglesia catélica. LA IGLESIA 8? no es mas que una parte 6 una provincia del gran reino de que Jesucristo es fundador y jefe divino. Considerado en toda su amplitud, este reino com- prende la Iglesia militante sobre la tierra, la Iglesia paciente en el purgatorio y la triunfante en el cielo. — Las dos primeras son un estado transitorio; ambas se preparan y tienden 4 reunirse 4 la Iglesia triunfante que es estable y que al fin del mundo, poblada suticientemente de santos y de justos, permanecerd sola durante la etertiidad. 21, Antes de ejecutar esta grande obra en el mundo, Dios preparé 4 la humanidad durante un’ periodo de mas de 40 siglos. Todo desde Adin fué preparacién para la Iglesia ; y se puede decir en particular que la maravillosa formacién de la nacionalidad de Israel no tuvo otro objeto; la reli- gién judaica 6 la sinagoga fué una como misteriosa germinacién establecida transitoriamente para servir al desarrollo del Arbol divino de la Iglesia ; de donde se desprende que las figuras y profecias de la Antigua ley no son mas que un velo. 22. La Iglesia de Jesucristo fué solemnemente anunciada por los profetas : los cuales la pintaban como .una Jerusalén nueva adonde acudirian todos los pueblos para alabar al Sefior ; como un reino de justicia y de paz que el Salvador pro- metiéd venir 4 fundar sobre la tierra y que duraria hasta el fin del mundo. El real profeta anuncis que el Cristo seria rey, que recibiria a todas las nactones por herencia, y @ todo el universo por su imperio (Ps. 2, 21, 71); — que la justicia y la pas florecerian en los dias de su reinado, hasta que la luna dejase de existir (Ps. 71). Jesucristo confirms estado de la Iglesia universal, Prepara- cién divina dela Iglesia. Profecias relativas ala Iglesia. Figuras y pardbolas que repre- sentan & la Iglesia. 88 PARTE I, APOLOGETICA estos ordculos diciendo 4 San Pedro: Sobre ti, Pedro, edificaré ni Iglesia, y las puertas det infierno no prevalecerdn contra ella. 23. La Iglesia fué también figurada en el antiguo y nuevo Testamento por una multitud de imagenes y pardbolas que la muestran a los ojos bajo diferentes aspectos, revelando siempre sus caracteres maravillosos. Indicaremos los prin- cipales. En el antiguo Testamento’ los tipos en que esta figurada la Iglesia son; el paraiso terrestre donde esta plantado el arbol de la vida ; — Eva, esposa del primer hombre, Hamada madre de los vivientes ; el arca de Nod ; — el pueblo de Israel, llamado pueblo de Dios ; — el Tabernaculo de la alianza ; — la tierra prometida ; — la ciudad de Jerusalén, la montafia de Sion y el templo de Salomon edificado sobre esta montafia. En el nuevo Testamento es el navio de los Apéstoles y la barca de San Pedro, donde estuvo Jesucristo ; — la doble pesca milagrosa; — la tunica inconsttil de Jesucristo que nunca sera desgarrada ; — y por ultimo el mismo Jesucristo. i es el tipo principal de su Iglesia, que la ha for- mado d su imagen y semejanza, que como El debe "ser divina y humana, visible é invisible ; que como El debe pasar haciendo bien, padeciendo y bendi- ciendo, muriendo y resucitando ; como El debe por fin, por Ja via de las tribulaciones, entrar en la gloria eterna. Las pardbolas que representan ala Iglesia son las bodas reales, el gran banquete, las redes echadas en el mar, el rebajio y el redil del buen pastor, el campo, la vila, el grano de mostaza, la yifia verdadera con sus sarmientos. LA IGLESIA 89 24. La Iglesia se designa con diferentes nombres que dan 4, conocer sus diversas propiedades; asi se Ja lama casa de Dios, casa grande, la ciudad de Dios, ia Jerusalén santa, opuesta 4 Babilonia, ciudad del mundo y del infierno ; la ciudad situada sobre la montana, el reino de Dios, el reino de los cielos, el reino de Jesucristo que no es de este mundo; a verdadera posteridad de Abraham, el pueblo read y sacerdotal,el jardiny el paraisu de Dios, el vedil de Cristo, la esposa de Cristo, la reina, la madre de los fieles, el cverpo de Cristo, esto es, el cuerpo mistico del cual son miembros todos los fieles, y Jesucristo la cabeza. 25. La Escritura, que llama la Iglesia terrestre esposa mistica de Jesucristo, nos la representa como una persona moral compuesta de cuerpo y alma, El alma de Ia Iglesia es el Esptritu Santo, que permanece en ella y Je comunica la vida de la gracia, con la fe, la esperanza, la caridad y todos Jos demis dones. — El cuerpo de la Iglesia se compone de jefe visible y miembros también visi- bles. El jefe visible es el Romano Pontifice, vicario del jefe invisible de la Iglesia que es Jesucristo. Los miembros son todos los fieles, unidos y some- tidos al Romano Pontifice por medio de los pastores subordinados. Se entra en Ja Iglesia por el santo Bautismo y se sale no por un pecado mortal cualquiera, sino por la apostasia publica, por la herejia, el cisma, Ja sentencia de excomunidn nominalmente pronun- ciada, y después de la muerte por la condenacién eterna. 26. El jefe de la Iglesia, como el de un reino civil, esta provisto del poder y autoridadnecesaria para mandar a sus subditos y gobernar todo el Denomina- ciones dela Iglesia. Constitu- cidn de ta Iglesia. Poier de la Iglesia. Relacicnos matuas contre los dos poderos. 90 PARTE I. APOLOGETICA cuerpo social. Todo lo que ligareis en la terra, dijo el Salvador, serd ligado en el cielo... toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra: id, pues, enseiad dé todas las gentes para que observen todo lo que yo os he mandado... el que & vosotros os escucha & mi me escucha, el que os menosprecia, 4 mi me menosprecia (1). El poder de la Igiesia difiere del poder civil : éste es de derecho natural y puramente humano, y se funda en el orden natural establecido por el Criador ; el poder de la Iglesia es sobrenatural en su origen, y de derecho divino positivo, divina- mente establecido por el Redentor. 27. Puesto que el poder de la Iglesia es divino, se sigue : 1°. que es de un orden superior 4 todo poder humano, 2°. que es distinto é independiente del poder civil, sin que por esto pueda decirse que le es contrario. Estas dos autoridades, la ecle- sidstica y la civil, vienen de Dios, pero de diferente manera, y no pueden en modo alguno combatirse mutuamente : al contrario, semejantes 4 las dos ruedas de un mismo carro, tienen que sostenerse Ja una 4 la otra y concurrir juntas al bien de la sociedad humana, conduciéndola 4 sus eternos destinos, Tal es la armonia que debe reinar entre los dos poderes segiin las miras de Dios. Por esto, es error funesto y condenado, no solamente pretender que ja Iglesia debe estar sujeta 4 la potestad secular, sino también decir que la Iglesia debe estar sepa- rada del Estado y el Estado de la Iglesia (2). (1) 8, Mateo, xvi, xxvii; $. Lucas, x. — Jesueristo esta blecié d la-vez fa Iglesia y la autoridad delalglesia. Véase mas arriba, Art.I, Naturalesaé instituctén de la Iglesia, n.7, 8. (2) Eneiclica de Pio 1X, 8de diciembre 1864, Syllabus, 55. LA IGLESIA 91 La mutua relacién de los dos poderes, no impide su independencia reciproca. Son independientes v soberanos, cada uno en su esfera, salvo aquelia subordinacidn que resulta de la naturaleza misma ‘de las cosas y del fin propio de cada uno de los dos poderes. A la manera que el cuerpo esta subordi- nado al alma y el bien temporal al bien eterno del hombre, asi el poder civil estara subordinado al poder religioso, de modo que los hombres inves- tidos de la autoridad civil deben ejercer esta auto- ridad segtin los principios y los intereses de la verdadera religion de Jesucristo. Los gobiernos estan obligados 4 proteger la Iglesia, su culto, sus bienes, sus ministros, y toda ley, todo acto de la administracién civil, opuesto 4 la disciplina y 4 los derechos de la Iglesia, es un abuso del poder, una injusticia 4 los ojos de Dios. El poder real, dijo Pio IX segtin los Papas S. Inocencio y 8. Félix, ha sido conferido no sdlo para el gobierno del mundo, sino mas bien para servicio de la Iglesia; por esto, nada hay mas glorioso ni mis ventajoso para los principes, que dejar a la Iglesia catdlica gozar de sus propias leyes y no consentir en manera ninguna que nadie oponga obstaculos a su liber- tad (1). Los principes infieles 6 impfos que no reconocen el caracter divino de Ja Iglesia, estan obligados también en virtud del derecho natural, 4 respe- tarla como sociedad humana que posee derechos propios é inviolables; y aun mas, estin obligados por obediencia 4 su razon y & su Criador 4 instruirse en la verdad, 4 reconocer el derecho divino de la Iglesia, cuyos titulos son tan claros, () Eneiclica, 8 de diciembre 1864. Triple poder. 92 PARTE I, APOLOGETICA y 4 someterse 4 ella como hijos déciles, bajo pena de condénacién eterna. 28. Considerado en toda su extensidn, el poder que Jesucristo ha conferido a su Iglesia bajo el simbolo de las llaves dadas 4 San Pedro, se divide en tres: poder de ensefianza, de adminis- tracién y de gobierno. 29. Poder de ensenanza. Ademas del don de Ja infalibilidad en la doctrina (1), la Iglesia reci- bid la misién de ensefiar 4 todos los pueblos, y en particular a sus propios hijos. En virtud de esta mision, tiene el derecho y el deber no solamente de definir la verdadera doctrina, de predicar y de catequizar ; sino también de dirigir la educacién de los fieles. Asi los Obispos poseen por derecho divino el de inspeccionar todas las escuelas de su didcesis; el derecho y el deber de condenar las malas doctrinas, las escuelas malas 6 peligrosas, los libros y los periddicos nocivos 4 la fe y 4 las costumbres. Desobedecerles en esta materia, eg desobedecer al mismo Jesucristo. 30. En virtud del poder de administrar, la Iglesia administra todos los sacramentos, sin exceptuar el matrimonio, en el cual es unico arbitro, con plena facultad de crear los impedi- mentos dirimentes y de dispensarlos.— En virtud del mismo poder, concede indulgencias, instituye fiestas, ordena las ceremonias de la misa, y todo lo concerniente al culto piblico. — Tiene el derecho de poseer templos para los fieles vivos, cementerios para los muertos, y todos los bienes exteriores necesarios 6 titiles d su administracion y al ejercicio de su culto. Siendo estas propiedades (1) Mas arriba, pig. 76, n° 10, LA IGLESIA 93 sagradas y fundadas en derecho divino, violarlas, es no solamente una injusticia, sino también un sacrilegio. 31. En virtud del poder de gobernar, que se llama también jurisdiccidn, la Iglesia hace tres cosas : provee 4 la administracién religiosa de los paises fieles, dicta leyes y establece penas le, Para administrar los paises fieles, la Iglesia, 61o que es lo mismo, el Papa, divide el imperio eclesidstico en didcesis, las cuales se subdividen en parroquias. Para gobernar las didcesis, nombra alos Obispos, los cuales nombran a su vez 4 los parrocos 6 pastores subordinados, para administrar las parroquias. Es también incumbencia del Papa el aprobar é instituir las drdenes religiosas, sociedades parti- culares fundadas sobre los consejos de Jesucristo que se laman consejos evangeélicos. 2°, La Iglesia puede dictar leyes y preceptos que todos los fieles deben cumplir. El Papa y los concilios ecuménicos ejercen sobre todps los fieles del mundo el poder degistativo : de donde nacen los mandamientos de la Iglesia y toda legislacién candnica. Los Obispos pueden también dar leyes, estatutos 6 reglamentos pero sdlo para su didcesis. 3°, La Iglesia tiene et poder de establecer penas para sancionar sus leyes, y en particular censuras tales como la excomunidn y la suspensi con ellas, puede castigar 4 los sibditos recalcitrantes, En esto consiste el poder coercitivo que pertenece al Papa y a los Obispos. 32. Todo este poder es divino, porque viene de Carieter Jesucristo, que poseyendo la plenitud del poder en ‘ivino del el cielo y la tierra, lo ha instituido en su Iglesia y Pe Ja conserva, y propaga como la savia enel arbol. Cousas delos ataqaes contra la Iglesia. 94 PARTE I, APOLOGETICA Esta propagacién se verifica en parte porel camino de los sacramentos y de aqui el poder del Orden ; en parte, por via de misién 6 mandaic y de aqui el poder de jurisdiccion : ambos son el poder de Jesucristo, comunicado 4 sus ministros. De todolocual resulta que el poder de Jesucristo es el que reina en Ja Iglesia, 6 mas bien, Jesucristo mismo quien gobierna 4 toda su Iglesia, hasta las menores parroquias por los ministros jerarquicos y los Pastores legitimos. A todos y 4cada uno de ellos en particular les ha dicho: Eique @ vosotros os escucha, d mi me escucha, el que os desprecia, me menosprecia. Articulo quinto. ACUSACIONES CONTRA LA IGLESIA 33. Cuando la Iglesia no fuese mas que una creacién puramente humana, se le deberia pro- clamar como la institucién mis bella y mis vene- rable del mundo entero : sociedad verdaderamente modelo, cuya organizacién aparece como obra maestra de sabiduria y cuya influencia y accién se dirigen al bien de la humanidad. Por esto se la denomina con razén sociedad de beneficencia, civilizadora, gran bienhechora de los pueblos, que pasa a través de los siglos haciendo bien. A pesar de estos titulos, la Iglesia ha sido objeto de todos los odios y de todas las cqlumnias. Fend- meno verdaderamente singular, cuya explicacién debe buscarse no solamente en las pasiones huma- nas que la Iglesia debe combatir, sino también y sobre todo, en el furor de las potestades infernales. Siendo la Iglesia obra de Dios opuesta al infierno, LA IGLESIA 95 tiene que sufrir los ataques del demonio que no cesa de combaiirla con su arma favorita del error y de la mentira. : Los hijos fieles de la Iglesia, deben apercibirse contra estos ataques y ponerse en estado de defen- der 4 su madre, vindicando la verdad de los hechos. Vamos 4 exponer algunas delasacusaciones mas frecuentes en nuestra época, y 4 demostrar su injusticia. He aqui los titulos : La Intolerancia, — La Inquisicién, — La noche de San Barto- lomé, — Antagonismo entre la Iglesia y la ciencia, — Galileo, — Los malos Papas, — Las Cruzadas,— El Gran cisma de Occtdente,— El poder temporal de los Papas y su intrusidn en los Gobiernos seculares, — La Reaccién contra los progresos de la civilizacién, — La Enciclica y el Sillabus, 6 condenacion del liberalismo y de las libertades modernas. § I. Intolerancia 34. Se acusa 4 la Iglesia de intolerancia. — Esta palabra en boca de los acusadores, significa ora tolerancia dogmatica 6 doctrinal, ora intole- rancia practica 6 civil. En ambos sentidos la acu- sacién es injusta. — Para demostrarlo, basta establecer distintamente las verdaderas nociones de las cosas. le. ¢ Qué se entiende por tolerancia é intole- rancia dogmitica ? 3 En qué consisté la intole- rancia dogmatica de la Iglesia ? 35. Se entiende por tolerancia dogmdtica la doctrina que ensefia quees necesario tolerar todas Jas religiones, que predicalaindiferencia religiosa, que deja icada uno en libertad de practicar el ‘Temas do acusacién, Toloreneit dogmatica Intoleran- cia dogmatica, 96 PARTE I. APOLOGETICA culto que quiera, como si todas lasreligiones fuesen igualmente buenas 6 por lo menos indiferentes. Esta tolerancia, 6 por mejor decir, esta indife- rencia religiosa que se llama también indiferen- tismo religioso, encierva un principio tan impio como absurdo que puede enunciarse de la manera siguiente : El culto catslico, el protestante, el judaico, el mahometano, son, es verdad, opuestos entre si : queman los unos, lo que los otros veneran, adoran los unos a Jesucristo y los otros Je blasfeman, Ilaman los unos crimen a lo que los otros virtud : 4 pesar de esto, todos son igualmente verdaderos, igualmente buenos, igualmente agra- dables 4 Dios... — 3 Quién no vé que semejante doctrina es una irrisién de Dios y de su culto, y una negacidn implicita de toda verdad religiosa ? Luego la tolerancia dogmatica es falsa é impia. 36. Alcontrario, la intolerancia dogmitica ensefia la obligacién de una sola religién verda- dera. El principio se puede enunciar de este modo : asi como no hay mas que un solo Dios, na hay tampoco mas que una sola verdadera religién para honrarlo, y esta religién obliga a todo género humano. Es la misma doctrina de la Iglesia catélica con- tenida en esta formula: Fuera de la Iglesia no hay salvacion. — 4 Esta doctrina puede ser cen- surable ? En manera ninguna puede serlo, si es verdadera ; y como quiera que es indudable, segin hemos demostrado (4), no cabe la acusacién, ni el vituperio. Es la doctrina de la Verdad, de Cristo legislador supremo, que ha establecido esta ley universal: Cualguiera que entrase por (1) Mas arriba, Verdad de la religién cristiana y Ver- dad de la religién catélica. INTOLERANCIA 97 la fey elbaustismo enel seno de mi Iglesia, sera salvado ; cualquiera que lo rehusase, sera con- denado. — La Iglesia no hace otra cosa que pro- clamar esta ley divina, y en esto consiste su intolerancia. Luego, -4) la intolerancia dogmatica de la Iglesia, es la intolerancia de la verdad, que, inmutable en su naturaleza, no admite ninguna alianza, ninguna transaccidn con el error; que, pura en sunaturaleza como la luz, rechaza radi- calmente las tinieblas de la mentira: la verdad es toda y entera 6 nada ; -2) la intolerancia de la Iglesia, es la intolerancia del mismo Dios, 6 sise quiere de otro modo, la fidelidad de la Iglesia en predicar la ley divina, y su resistencia constante a desvirtuar su misién, transigiendo con la men- tira, 37. Sinembargo, importa mucho que esta formu- la: Fuera de la Iglesia, no hay salvacidn, se entienda en su verdadero sentido. No significa: Cualquiera que no sea catdlico, sera condenado ; quiere decir que siendo la reli- gion catélica obligatoria para la universalidad de jos hombres, el que rehuse aprender su doctrina 6 abrazarla cuando la ha conocido bastantemente, se hace culpable 4 los ojos de Dios 6 incurre en eterna condenacién ; 6 en otros términos, que ningun hombre puede salvarse si permanece fuera de la Iglesia por su culpa, 6 bien sino pertenece ni al cuerpo ni al alma de la Iglesia. —Pertenecer al cuerpo de la Iglesia, quiere decir ser miembro de la Iglesia catélica ; los que perte- necen solamente al adma de la Iglesia, son los herejes de buena fe si observan la ley de Dios en _la forma que la conocen. Hasta un pagano puede 7 Inteligen- cia'de la formula : « Fuera de la Iglesia no hay sal- wacién, » Inconse- cnoncia d Jos le indiferen- tistas, {atoleran- sia practic yoivil, N 98 PARTE I, APOLOGETICA. pertenecer al alma de la Iglesia : porque supo- niendo que observe la ley natural, la Providencia y la gracia de Dios no pueden faltarle, y mediante ja fe en un Dios remunerador y redentor, sera conducido al menos al bautismo de deseo que le procurara la justificacion : de este modo, perte- neciendo al alma de la Iglesia, obtendra la salud. 38. Siendo la intolerancia de la Iglesia tal como acabamos de exponer, se comprende la injusticia con que se la echan en cara los indiferentes. Los cuales, si fuesen consecuentes, en vez de acusar & Ja Iglesia, deberian volver los ojos hacia si, en virtud de un razonamiento muy sencillo de que usaba, segtin se dice, Enrique [V de Francia. Este principe calvinista en un principio, queriendo convertirse al catolicismo, dijo 4 los ministros de su secta : Seguin vosotros, se puede uno salvar en la Iglesia, lo mismo que en la religion protes- tante ; segun la Iglesia, no hay salvacién mas que en su seno ; luego es preciso tomar el partido mas seguro, y entrar en el seno de la Iglesia. 2° g Qué se entiende por tolerancia 6 into- lerancia prdctica y civil ? ¢ En qué consiste la intolerancia préctica de la Iglesia catolica ? 39. Se entiende en general por tolerancia 6 intolerancia practica, la libertad 6 la coaccién exterior en materia religiosa, — Considerada de parte del Estado, la ¢olerancia practica se Nama tolerancia civil, y puede definirse : una disposi- cton de las leyes que permite el libre eercicio de todos los cultos 6 que concede 4 todos, verda- deros 6 falsos, igual proteccién. — La intoleran- cia civil es una restriccion legal aplicada dla libertad de cultos ya en favor de la verdad, ya en tavor del error. INTOLERANCIA 99 40. Esta intolerancia admite grados, 4 saber: 4°. una sola religion favorecida, las otras simple- mente toleradas. — 2°. Una sola permitida, las otras proscritas. — 3°. Una sola, no solamente permitida, sino obligatoria para todos los ciudada~ nos, y esto bajo penas rigurosas.— Cuando la obliga- cién de un culto falso 6 la proscripcidn de la reli- gidn verdaderase hallan sancionadas por penas,de- cimos que existe coaccidn, 6 persecucién religiosa. 41. 4 Qué hay que pensar, desde el punto de vista del derecho, de la tolerancia civil? En principio, la tolerancia civil absoluta, es mala é injusta, contraria al derecho natural y divino. En efecto, -1) la verdad tiene derecho 4 ser prote- gida contra el error, como la virtud contra el vicio, y el orden contra el desorden. El legislador esti pues obligado a proteger, en justo limite, la verdadera religion y 4 reprimir el error, como esta obligado 4 proteger el orden y 4 reprimir el desorden, Esta obligacién, es de derecho natural, independientemente de la revelacién cristiana, Pero, -2) como la revelacién cristiana es un hecho notorio en el mundo, no puede en manera alguna hacerse abstraccién de él, y de aqui la obligacién en que nos vemos de hablar de esta materia conforme al derecho divino. — En efecto, Dios, soberano Legislador, ha establecido la ley cristiana para la humanidad entera: no solamente cada hombre en particular, sino también las na- ciones y las sociedades deben ser cristianas, de donde se deduce que también las legislaciones deben ser cristianas, y respetar y proteger la Iglesia de Jesucristo. g En este sentido puede admitirse en principio la separacidn 6 divorcio entre la Iglesia y el Estado? 4 Puede afirmarse Grados de Ja intole- rancia civil. Principios de derecho. ‘Tempora- montos ¥ reglas pricticas, 100 PARTE I. APOLOGETICA, que el Estado 6 la ley civil debe ser ateo, esto es, que debe hacer abstraccién de Dios y permanecer extrafio a toda religién ? Semejante. aserto, justa- mente condenado por la Iglesia, es tan contrario al derecho divino como al derecho natural y 4 la persuasion de todos los pueblos. Si el Estado no tiene nada que ver en las cosas religiosas como autoridad, no estd por esto menos obligado a ocu- parse en los intereses religiosos, como poder pro- tector del orden y de la moral. 42. Tales el principio que condena la toleran- cia civil, el cual surge inmediatamente de la verdad catolica, y de la obligacion impuesta por el Criador 4 todas sus criaturas, de obedecer ala ley de Jesucristo. — Pero como ocurre 4 veces que los hombres no obedecen todos 4 la ley evan- gélica, y que al lado de la verdad catdlica existen falsos cultos en el mundo, el principio enunciado admite modificaciones en la practica y pueden establecerse las reglas siguientes : -1) Cuando un pais todo entero se encuentra en posesion de la verdad, quiero decir, que es catolico, las leyes deben ser catdlicas y ayudar 4 defender la verdad contra el error. -2) En un pais mixto, donde la verdad catdlica es la religién dominante, debe ser favorecida; los cultos falsos pueden ser tolerados, si permanecen inofensivos. -3) En un pais mixto, donde no domina ningun culto, la Jey puede conceder igual proteccién 4 todas las religiones, en tanto que sean inofensivas. -4) En un pais mixto, donde el error domine, la ley no puede proscribir ni poner obstaculos 4 la verdad catdlica, aun bajo el pretexto de que es peligrosa 6 nociva para el Estado : porque ella en INTOLERANCIA 404 manera a’guna puede ser perjudicial siendo divina y bienhechora de suyo. -5) En los paises totalmente infieles, heréticos 6 paganos, la autoridad civil no tiene derecho 4 impedir 4 la verdad catélica que se propague y difunda por medio de la persuasién. — El rey infiel esta obligado, como toda criatura humana, 4 adquirir el conocimiento de la verdad, y a favo- recer, su propagacién. Si obra de otro modo, creyendo tal vez que su falsa religién es verda- dera, y prohibe la predicacién del Evangelio, debe decirse, no que obra bien, sino que combate la verdad, y obra el mal sin saberlo, engafiado por una falsa conciencia. -6) La persecucidn no es permitida, ni en favor de la verdad ni en favor del error. Y entiendo aqui por persecucidén propiamente dicha, 1a vio- lencia empleada contra una religién, 6 conira un error inofensivo. — Pero si una secta, un error cualquiera cesa de ser inofensivo y se hace nocivo y turbulento, sus actos pueden ser reprimidos, como cualesquiera otros delitos : este serd un castigo, y no una persecucién. — Del mismo modo, sien la religién verdadera un fiel, miembro de la Iglesia, cae en la herejia 6 en otro crimen cual- quiera, puede ser reprimido por la autoridad eclesiastica de que dependa. — La Iglesia tiene el derecho de infligir 4 sus sibditos, no solamente las censuras, sixo también, cuando lo juzgue conve- niente, las penas exteriores, recurriendo al brazo secular. En este caso puede decirse también, que hay castigo legitimo, pero no persecucién (1). 43. De la cuestién de derecho, pasemos i los (1) Véase Balmes. El protestantismo comparado con el cutolicismo, cap. XXXIV y XXXV. ‘Toleraucia prictica dela Tales'a. 102 PARTE I, APOLOGETICA hechos : g Cudles han sido en todos tiempos la legislacion y conducta de la Iglesia para que se la pueda acusar de intolerancia ? La Iglesia, fiel al mandato que recibié de Jesu- cristo, no ha hecho nunca otra cosa, que predicar el Evangelio : es decir, que ha procedido siempre por via de persuasidn, sin usar nunca de coaccidn ni de violencia. Ella no ha perseguido nunca; pero en todos tiempos, como su divino Maestro, ha sufrido el azote de las persecuciones. . Cuando 4 sus propios hijos rebeldes 6 extravia- dos, los ha juzgado dignos de castigo, lo ha hecho siempre con mano maternal, para inducirlos al arrepentimiento y evitar los escaindalos. La historia imparcial lo atestigua en cada pagina. Sien algunas circunstancias, los principes cristianos, por exceso de celo, han usado de rigor para convertir d los infieles 6 sectarios, siguieron sus inspiraciones personales y no las reglas de la Iglesia, que no puede cargar en este punto con responsabilidad alguna. La inquisicidn, establecida par los Papas, no prueba nada en contrario, como veremos mis adelante. 44, Ademis de Ja distincién de tolerancia dogmitica y civil que acaba de explicarse, existe otra muy semejante : la de intolerancia en hechos de doctrina, de principios, y la intolerancia en hechos de personas. La Iglesia esta Mena de indulgencia para las personas, no es intolerante mas que para las doctrinas malas y Jos principios errdneos ; tanto como es intolerante con los vicios, es misericordiosa con los pecadores. Sigue en esto el ejemplo de Dios, que detesia la culpa y acoge con earifio al culpable. INQUISICION 103 § IL. Inquisicion 45. La Inquisicidn, se dice, proclama en alta voz la intolerancia de la Iglesia : la Inquisicidn es un monumento histérico de violencias y de cruel- dades ejercidas por el clero catdlico para forzar las conciencias. Mucho se ha hablado de la Inquisicién, se la ha “pintado como un monstruo nacido de la Iglesia; 4 pero tan graves acusaciones tienen algtin funda- mento ? 3 Los hechos que se alegan, estén proba- dos ? 4 Son justamente apreciados ? ; No se trata de abusos que la Iglesia misma ha condenado en virtud de sus -principios y de sus instituciones ? 3 Qué hay de verdad en todo esto ? Vedlo aqui: 46. Se lama inquisicidn un tribunal de jus- ticia, 4 la vez eclesidstico y civil, establecido para entender en los crimenes de herejia y casti- gar a los culpables. — El tribunal de la Inqui- sicidn se llama Santo Oficio. Hacia el afio de 1200, fué cuando el Papa Ino- cencio III lo instituy6é con objeto de reprimir 4 los Albigenses y Valdenses, sectarios que propagaban con sus errores el espiritu de rebelién contra las dos autoridades. Procurdbase en un principio reducirlos al deber con la instruccién y el conven- cimiento; pero habiendo sido declarados estos medios ineficaces, el poder eclesiastico y el civil, igualmente amenazados, se unieron contra el enemigo comin : el primero prestaba su con- curso para evidenciar los crimenes, el segundo, para aplicarles el castigo. Tal fué el origen de la Inquisicién. Conviene distinguir la romana y eclesidstica propiamente dicha, de la espafiola. Obdjecién. Respuesta. 1Quées a Inguisi- cién t Institu- cidn, Dos clases de inguisi- ciga. 104 PARTE I. APOLOGETICA 47. 1°. La inquisicidn eclesidstica, desde el punto de vista del derecho, fué una institucién justa y sabia (1), en armonia con-los principios que gobernaban entonces la sociedad. — Desde el punto de vista de los hechos, fué un tribunal de reconciliacién mis bien que de severidad; y bien puede asegurarse, que no ha habido tribunal ef el mundo, que haya procedido con mds dulzura. Tenemos una prueba en el famoso proceso de los Templarios : quienes pidieron como gracia, ser juzgados por la Inquisicién mejor que por ningin otro tribunal. 48. 2°. Inquisicion espaiola. — La Inquisi. cidn que existia en Espafia desde el siglo XIII, fué establecida solemnemente por los reyes catélicos Don Fernando y Dofia Isabel en 1481, Algunos han dicho que este tribunal en Espafia fué mas bien real que eclesidstico, por cuanto su (1) Una de las principales obligaciones de los Papas y de los Obispos es la de combatir la herejia, siempre que aparezea, on virtud de la autoridad doctrinal y pastoral que por Cristo les ha sido conferida. El cumplimiento de este deber los obliga, de una parte, 4comprobar los errores, y de otra, Impedir su propagacidn, ya por via de persuasiba y dulzura, ya por medio de castigos. Tal es el objeto de la inquisicién eclesidstica. — Verdad es que segiin la decision de Inocencio IV, en 1252, podia emplearse la tortura en los tribunales de la. Inquisicion, como se hacia generalmente en los tribunales seculares ; pero también es cierto que los Papas dictaron dis- posiciones muy minuciosas para prevenir los abusos posibles le la fuerza (Cf. Eymerici, Directorium inguisitorum, com- mentar..F. Pegna, Roma 1578.) «La inquisicién es por su naturaleza buena, dulce y conser- »vadora : posee el caracter universal é inefable de toda auto- »ridad eclesidstica; la veréis en Roma, y dondequicra que » impere la Iglesia. Pero si el poder civil adoptando esta insti- » tucidn, juzga 4 propésito, para su propia seguridad, hacerla, > mas severa, la Iglesia nada tiene que ver en esto. » De Mais- tre, Lettres & un gentilhomme russe sur lU' Inquisition espa- gnole. Primera carta. INQUISICION 105 personal, sacerdotes y laicos, era nombrado por el soberano y sustraido 4 la autoridad de la Igle- sia. — Mas esto no es asi : la Inquisicién espatiola fué un tribunal tan eclesidstico como la de Roma y de otros paises de la cristiandad, para triunfar, con ayuda de la fe cristiana, de las conjuraciones de Judios y de Mords, que amenazaban la unidad politica nacional. — El fin del Santo Oficio en Espafia fué conservar la fe de sus naturales, puesta en continuo peligro por los judios y protes- tantes. Los fines politicos que se le atribuyen, jamas entraron en la intencidn de os reyes espa- fioles.. Es cierto que la Inquisicién de Espafia cometié algunos excesos y abusos, mas éstos no deben atribuirse 4 la Inquisieién en si misma, sino 4 la naturaleza humana, que nunca puede desem- barazarse de sus miserias y pasiones. Por otra parte los Sumos Pontifices fueron los primeros 4 condenar tales abusos. — Concluyamos pues que sobre la Inquisicion espafiola no hay raz6n para incriminar a la Iglesia. 49. No es esto decir que deba condenarse en absoluto la institucién misma. Gracias 4 este tribu- nal, Espaiia se libré de los horrores de las guerras de religién que tanta sangre hicieron derramar en el resto 'de Europa contribuyendo ademas en alto grado 4 salvar los intereses del catolicismo (1). Respecto de los abusos, no han sido tampoco ni tantos ni tan enormes como se ha dicho. La Inqui- sicién espatiola no arrancaba 4 los hombres de la fe de sus padres, como la Inquisicién anglicana ejercida por todos los herejes; no practicaba su jurisdiccién sobre los infieles no bautizados, sino (1) Véase Balmes, obra citada, cap. xxxvi y xxv Hecho histérieo, 106 PARTE I, APOLOGRTICA sobre los apéstatas y los relapsos; particularmente sobre los Judios y los Moros, que convertidos, en apariencia, se ocupaban en sordas conspiraciones contra la Iglesia y el Estado, — El juicio del Santo Oficio se limitaba 4 declarar la culpabilidad 6 la inocencia del acusado, y las penas pronunciadas en seguida por otro tribunal, se conformaban 4 la justicia criminal del pais. El numero de las que se Ilaman victimas de la Inquisicién, asi como el rigor de sus castigos, han sido exagerados sin medida, por los incrédulos. Las prisiones de la Inquisicién eran mds saluda- bles que Jas otras, y los auto-dea-fé (1), no eran muchas veces sino espectaculos edificantes de re- tractac’én y de penitencia (2). En Espafia no ocurrié nada comparable 4 los asesinatos y persecuciones de los protestantes con- tra los catélicos en Francia, en Alemania, en Ho- Janda, y sobre todo en Inglaterra. Se cuentan por centenares las ejecuciones de Enrique VIU, y las de Isabel son innumerables. Esta reina sangui- naria, dice Cobbet (3), hizo morir mds gente en un aio, que la Inquisicion espanola en todo el tiempo de su existencia, § lll. Matanza de San Bartolomé. 50. Se entiende por matanza de San Bartolomé (la Saint-Barthélemy) la matanza de Hugonotes que tuvo lugar en Francia la vispera de San Bar- (1) Esta’ palabra significa aeto de fe: Namabase’ asi & la ceremonia publica en fa cual la Inquisteion leia las sentencias y aplicaba Tas penas merecidas, (2) Véase Héfolé, el cardenal Ximenez, cap. xvitt. (8) Cartas sobre la Reforma en Inglaterra. MATANZA DE SAN BARTOLOME 107 tolomé de 1572, por orden de Carlos IX, influido por los consejos de su madre Catalina de Médicis. 51. Es un hecho averiguado y al presente, fuera de toda duda, que la matanza de San Bartolomé fué ante todo un golpe politico, por el cual Cata- lina de Médicis quiso abatir al partido calvinista, de quien era alma y jefe el almirante Coligny (1). — Verdad es que el Papa Gregorio XIII mal infor- mado por las primeras noticias del suceso, y creyendo que el rey de Francia habia escapado de un complot de estos sectarios, did gracias 4 Dios; (1) Poco tiempo antes de la noche de San Bartolomé, el almirante Coligny, habiendo escapade de la mano de un asesino, juzg6, no sin razin, que el golpe habia partido de Catalina de Médicis. Su juicio no era un misterio para la aeina-madre, la cual previendo las consecuencias del crimen cbortado, resolvid anticiparse a los sucesos. Segura del con- durso de su hijo, Enrique de Anjou, de los duques de Nevers y de Retz, del mariscal do Tavannes, del conde de Angulema y del canciller de Birague, hablé al rey de una conspiracion for- midable de Hugonotes proxima estallar, la cual podria sor desbaratada,descargando sobre Coligny y sus amigos, el golpe we ellos meditaban contra el rey y Sus subditos mas leales. Ct. Lingard, Historia de Inglaterra, tomo 8. Sise mira este triste acontecimiento desde un punto de vista mis extenso, se discubrirdn miltiples causas. Consideramos, como las principales, dice el P. Gautrelet, los principios de rebelién extendidos en Francia por los discipulos de Lutero y de Calvino, la guerra civil tres veces renovada, Jas conspira- ciones incesantes de los reformados, ete. ; y Aconsecuencia de esto, la ambicidn y la politica recelosa de una mujer tan mala catolica como reina desleal, Catalina de Médicis; la debilidad de Carlos 1X, justamente fatigado de la insaciable ambicién de Coligny, de sus tentativas revolucionarias, y de las amenmzas de sus pirtidarios, creyd, cediendo 4 los ruezos de su madre, ejercer un acto de'justicia en las formas extraordinarias, sufi- ciontemente justificado a sus ojos por la situacién desesporada. A que se veia reducido. — Gautrelet, Divizidad de la Iglesia catdlica demostrada, carta. 35. — Se puede consultar también Audin, Hist. de ta Saint Barthelemy; Gorje Gandi, 2a Saint- Barthelemy, sus origénes, su verdadero cardcter, etc., en la Revue des questions historiques, 1866, Apreeia- ciéa. 108 PARTE I. APOLOGETICA pero bien pronto, mejor informado, condens seve- ramente el acto de barbarie inspirado por una poli- tica inhumana, en la cual ni él ni el clero tuvieron parte ninguna. El Te Deum, ordenado entonces por el Papa, fué un acto tan natural como las car- tas de felicitacién escritas por los soberanos de Europa al rey Luis Felipe, después que hubo esca- , pado de los golpes de Fieschi 6 Alibaud. — 3 Por Objectén, Respuesta. qué se hade hacer de esto un crimen de la Iglesia? Hay mis, g por qué hablar siempre de las victimas de la matanza San Bartolomé, cuyo nimero tanto se ha exagerado, y echar un velo sobre las victi- mas mil veces mas numerosas de Inglaterra y otros paises ? § IV. Antagonismo entre la Iglesia y la ciencia 52. Se ha dicho que la Iglesia es enemiga de la ciencia. Fundada en una revelacién que es nece- sario creer, impone 4 las inteligencias el yugo de una fe servil y ciega : por lo tanto esta fe es opuesta 4 la ciencia, como la oscuridad 4 ja luz. 53. 1°. La Iglesia no es enemiga mis que de la ignorancia y del error ; fué siempre alma y pro- tectora de las ciencias y de las artes. Toda Ja his- toria sirve para atestiguar que 4 la Iglesia son debidas la conservacidn de las letras en la edad media, la creacién de las universidades y otras escuelas por toda Europa, y el impulso dado 4 Ja arquitectura-y 4 las demas bellas artes. Estos hechos tan notorios, deberian imponer silencio 4 todos los acusadores. 2°, La fe del cristiano, no es una fe ciega: ereyendo en la palabra de Dios, sabemos positiva- mente que no hemos de errar; y la misma Fazén ANTAGONISMO 109 manda 4 todo hombre someter su inteligencia 4 la revelacién divina que nos es propuesta en las ensejianzas de la fe (1). . 3°. Por ultimo, la pretendida oposicidn entre la fe y la ciencia, es una quimera, que se disipa con sdlo distinguir bien las dos cosas. 54. 5 Qué es fe? § Qué es ciencia? — La fe 6 los dogmas de la fe son verdades reveladas de Dios ; Ja ciencia 6 las verdades ensefiadas por la ciencia, son verdades conocidas por la razén. En una parte y otra hay verdad ; luego no hay oposicién, porque no puede haber verdades contradictorias. — Estos dos érdenes de verdades, emanan de) mismo ori- gen que es Dios. El cual ve las verdades cientifi- cas como las verdades dogmaticas y la relacién que las une; El nos hace conocer las unas, por la luz de la razén; y las otras, por la luz de la reve- Jacién ; es decir, por su palabra. No hay posibiii- dad por lo tanto de que exista contradiccién entre estos dos érdenes de verdades, por mas que no comprendamos cémo se concilian juntas. 5D. Pero existe una diferencia, que es necesario sefialar. La fe, 6 la palabra de Dios, no esta sujeta a error ninguno, mientras que la razén puede equivocarse, y se equivoca muchas veces. He aqui por qué en caso de oposicién aparente es necesario dar siempre la preferencia 4 la fe. — La cual es regla infalible, que impide la razon y 4 la ciencia equivocarse. Lejos de oponerse 4 la ciencia, es su mejor salvaguardia y guia, porque la deja apli- carse 4 todo lo que es de su incumbencia,. mante- niéndola al propio tiempo en la verdadera via del verdadero progreso. Por emanciparse de esta (1) Véase mds arriba, parte II, cap. 16, art. 2. De la Fe. Fey cienc'a, Diferencia entro Ja ciencia y Ie fo, Objocién. Respuesta. Verdad histérica, 110 PARTE 1, APOLOGETICA . OY beneficiosa tutela, la ciencia ha” cafdo, y cae todavia en nuestro tiempo, en errores tan mons- truosos como funestos. . § V. Galileo 56. El astrénomo Galileo fué, segin se dice, acusado y juzgado como hereje, y perseguido y encarcelado por la Inquisicidn, por haber enseiiado Ja doctrina del canénigo Copérnico, es 4 saber que Ja tierra gira alrededor de] sol. Se afiade, que esta es una prueba evidente de la intolerancia de la Iglesia, de su ignorancia, de su falibilidad, y de su oposicién a los progresos de la ciencia. 57. Esta objecién contiene alguna verdad mez- clada con muchas falsedades y calumnias : los hechos han sido gravemente tergiversados. Veamos este hecho en su realidad y 4 su verda- dera luz. Galileo, sabio astrénomo y filésofo distinguido de Florencia, adopté la opinién de Copérnico sobre la rotacin de la tierra y se propuso demos- trarla. Sucedia esto 4 principios del siglo xvi. Comenzé por combatir las ideas peripatéticas rei- nantes en esta época (1), conlo cual agitd fuerte- mente los animos 4 Ja sazén incapaces de com- prenderle. De orden del Papa Paulo V, fueron examinadas sus doctrinas en Roma en 1616 y condenadas en un principio por censura del Santo Oficio, y después por un decreto de la Congre- gacién del Indice. He aqui las dos proposiciones censuradas por (1) Algunos sabios eminentes, tales como Tycho de Brahé, Bacon de Verulam y Descartes, defendian el sistema de Pto- lomeo, y se pronunciaban contra la nueva teoria, que se hallaba aan mal formulada, GALILEO 1 los tedlogos del Santo Oficio, la primera, como herética, la segunda, como érrénea : 1°. El sol ocupa el centro del mundo y no tiene ningin movimiento local. — 2°. La tierra no es el centro del mundo, ni esta inmévil, muévese toda entera sobre si misma con un movimiento diurno. Galileo dejo 4 Roma, comprometiéndose antes 4 no defender ni ensefiar sus opiniones, y se volvié tranquilamente 4 Florencia, donde reanudé el curso de sus trabajos cientificos. En 1632, publicé sus Didlogos sobre los siste- mas de Ptolomeo y de Copérnico, obra donde sostenia las opiniones condenadas en 1616, por lo cual merecié una nueva condenacién del Santo Oficio, con pena de encarcelacién (22 de Junio, 1636). — La pena fué—immediatamente conmutada por Urbano VIII, en la de simple reclusion en los jardines de la Trinidad del Monte. Galileo conservé alli 4 sus criados, y obtuvo per- miso para recibir visitas. Bien pronto recibid autorizacion para volverse 4 su casa de campo de Arcetri, 4 una milla de Florencia, donde muriéd tranquilamente el 8 de Enero de 1648 (1). — Hay que ventilar aqui dos cuestiones. 58. 1° 4 Qué hay que decir de las persecuciones de que fué victima Galileo, de las cadenas, de los calabozos, de las torturas que sufrid de parte de la Inquisicién ? — El resumen histérico que acaba de ‘leerse, muestra claramente que todos estos horrores no son mas que invenciones de novelistas. La verdad, revelada por la publicacién completa de los interrogatorios de Galileo, nos ensefia que (1) Véase Gilbert, Et proceso de Galileo, Louvain, Pee- ters, 1869. Torturas do Galileo. La infalibi- lidad fuera, do cuos- tin, 112 PARTE I. APOLOGETICA todo se redujo 4 una amenaza, y esta amenaza no fué mas que una diligencia del proceso. 59. 2°.? Las decisiones tomadas en Roma en 1616 y 1636 contra el movimiento de la tierra, no son erréneas? ¥ siendo asi, 3 no constituyen grave objecién contra la infalibilidad doctrinal de la Iglesia 6 del Romano Pontifice? — Confesamos que estas decisiones son erréneas en cuanto al fondo, porque los sistemas astrondmicos que ellas condenaron, son hoy admitidos como evidentes, pero en cuanto 4 la infalibilidad doctrinal de la Iglesia 6 del Romano Pontifice, esta fuera de cuestidn. La infalibilidad doctrinal supone una definicién de] concilio ecuménico, 6 del Papa, hablando ex cdtedra (1). Ahora bien, en el asunto de Galileo, no hubo jamds definicién papal 6 concilial, sino simple sentenciade tedlogos, queno representando 4 la Iglesia docente, pudieron equivocarse. Verdad es que los tedlogos fueron autorizados por el Papa para examinar la doctrina ; pero esta demostrado que ni Paulo V, ni Urbano VIII, fuesen cuales- quiera sus convicciones personales, lanzaron ni ratificaron una condenacion solemne y publica de las opiniones del célebre astrénomo. — En esto mismo se manifiesta la Providencia de Dios que asiste continuamente 4 su Iglesia, puesto que er un tiempo en que la mayoria de los téologos creia firmemente que el sistema de Copérnico era con- trario 4 las Escrituras, no permitié Dios que: la Iglesia pronunciase contra él un fallo solemne. No hay por consiguiente en este asunto mas que (1) Véase mas abajo, 2* parte, cap. I, art. 3, La Infadibi- lidad doctrinal. LOS PAPAS MALOS 113 “una entencia (1) de tedlogos falibles; 1a infalibili- dad tanto de la Iglesia como del Papa, esta fuera de cuestidn. 60. No esesto decir que las Congregaciones romanas carezcan de autoridad, y sea permitido menospreciar sus decretos. Una Congregacién instituida para examinar cuestiones doctrinales y velar por la pureza de la fe, tiene poder legitimo para prohibir ciertas doctrinas que las circunstan- cias hacen sospechosas 6 peligrosas, aun cuando no sean enteramente falsas. Semejante prohibi- cién es una medida de prudencia que tiene fuerza obligatoria aun cuando esencialmente sea simple prevision. Su objeto no es en manera alguna dete- ner los progresos de la ciencia, sino hacer 4 los sabios circunspectos, prevenir sus errores y obli- garles 4 examinar 4 fondo sus sistemas. — En cuanto 4 los decretos definitivos en materia de doctrina, se llaman definiciones; y no son de la competencia de las Congregaciones, sino de la exclusiva prerrogativa del concilio 6 del Papa. § VI. Los Papas malos 61. Se ha dicho : La Iglesia no es tan santa ni tan respetable como se supone; ha dado el espec- (1) Como estaban persuadidos de que el sistema patrocinado por Galileo era contrario 4 la Santa Escritura, y como desde el punto de vista de la ciencia, misma, la cuestién era todavia dudosa y suscitaba viva controversia,se a iso por esta senten- cia, qué era al mismo tiempo una interdiccién, impedir que las ciencias naturales tomasen una actitud hostil 4 fa fe reve- lada, preservar 4 ésta de las fluctuaciones de los juicios indivi- duales, en tanto que la controversia cientifica no legase 4 un resultado cierto, y probar por altimo la adhesién personal de Galileo a la Iglesia, adhesion que le debe todo cristiano, y & la cual no falté nunca el astronomo florentino, Congrega- cionos romanas, Ob jecida. Respuesta. Hecho histérico. 114 PARTE I, APOLOGETICA taculo de muchos desérdenes, y hasta se ha visto Ja Silla pontificia deshonrada por malos Papas. 62. 1°. La Iglesia encierra en su.seno justos y pecadores : trabaja sin cesar en santificarlos, pero no siempre lo consigue, porque no todos respon- den 4 sus amonestaciones. De aqui que al lado de grandes virtudes, veamos entre los fieles, vicios y desérdenes. 3 Deben éstos atribuirse 4 la Iglesia 6 A su doctrina ? ; No esta toda la falta en la debili- dad y malicia del corazén humano? — Ademdas, estos desérdenes de la civilizacidn cristiana, 3 qué son comparades con las abominaciones del paga- nismo? 2°. En cuanto 4 los Papas, por ser Vicarios de Jesucristo, no son impecables, porque no dejan de ser hombres, Cuando caen, como San Pedro, sus pecados son obra del hombre, no del Pontifice : sus debilidades, enteramente personales (1), no ,desmienten en manera alguna la santidad y auto- ridad de la Silla apostdlica, 1a cual permanece siempre igualmente digna de respeto y de obe- diencia. 63. Pero en efecto, 3es verdad que ha habido tan malos Papas? — He aqui el cuadro que nos presenta la historia imparcial. Desde San Pedro hasta Leén XIII, ha habido doscientos cincuenta y nueve Pontifices : se cuentan entre ellos 60 que son venerados como Santos, coronados la mayor (1) Bs necesario distinguir entre la autoridad y 1a persona que la representa,entre la autoridad pontificia y el Pontifice:el uno es susceptible dé envilecimiento, la otra no. Come la autoridad ternal y la real permanecen siempre igualmente respeta- jes, aunque haya malos padres de familia y malos reyes, asi por igual razon la autoridad pontificia, que es de institu: cidn divina, no ba perdido su santidad por haber estado ea manos menos santas y menos dignas de poseerla, LOS PAPAS MALOS 115 parte, con la auréola del martirio; viene en seguida una multitud de grandes hombres que brillaron entre sus contempordneos, como’ hace poco brillaba Pio 1X, y en la actualidad brilla Leon XIII. Distinguiéronse casi todos por la emi- nencia de su virtud,de su talento y de susabiduria. Citanse como excepciones : Esteban VII (lama- do Esteban VI, 892), Juan XII, en el décimosiglo. Benedicto IX en el undécimo, y Alejandro VI 4 fines del décimoquinto. — No negaremos, aunque los deploramos, ciertos hechos que Ja historia im- parcial afirma ; pero tampoco puede negarse que Jos Papas acusados con imds 6 menos fundamento de haber escandalizado 4 la iglesia con sus costum- bres, son en tan pequefio numero, que desapare- cen entre la multitud de los Pontifices que se han sucedido en el transcurso de los siglos, que son casi imperceptibles comparados solamente con los que han brillado por sus virtudes eminentes. 64. Ademias, es preciso notar. 1°. que muchos de los hechos alegados contra los Papas, han sido inventados por la malicia, exagerados y presenta- dos sin pruebas; 2°. que los Pontifices cuya me- moria se censura, pertenecieron la mayor parte 4 una 6poca en que intervenian en la eleccién pontificia los poderes seculares ; 3°. que ninguno de estos Papas dicté decreto alguno contrario 4 Ja pureza de la doctrina, ya dogmatica, ya moral de la Iglesia ; ninguno de ellos enseiié ni instituyd cosa que pudiera legitimar sus désordenes, como han hecho por ejemplo, los jefes del protestan- tismo, aboliendo el celibato y los votos mondsticos. Digamos para concluir que una sucesién de 259 principes rivalizando, salvo raras excepciones, en grandeza y en virtud. es digna de admiracién y de 116 PARTE I. APOLOGETICA respeto. , No presenta el trono pontificio un fend- meno muy singular en la historia? 3 Donde se encontrara en el orden civil una dinastia compa- rable con la dinastia espiritual de los Romanos Pontifices ? § VIL. Las cruzadas Objecion, 65. Los enemigos de la Iglesia han censurado Jas Cruzadas con mucho rigor : han pretendido hacer 4 la religién responsable de los males verda- deros 6 falsos de que ellas fueron causa. Estas guerras, se dice, inspiradas por un celo de religion mal entendido, después de haber costado 4 Europa dos millones de hombres, no produjeron otro resul- tado que transportar al Asia riquezas inmensas y arruinar la nobleza. — 4 Esto es verdad? 3 Res- ponde este cuadro al verdadero caricter de las _eruzadas ? Respuesta. 66. Bien apreciadas,lascruzadas fueron empre- sas justas y legitimas, porque tuvieron por objeto proteger 4 los cristianos de Oriente contra la opresién cruel de los sectarios de Mahoma y defender 4 la misma Europa contra el furor dé los barbaros que 4 la sazn amenazaban invadirla. Para juzgar estas expediciones grandiosas, es preciso considerarlas en su conjunto sin detenerse en los abusos y faltas consiguientes 4 todas las guerras. Si la mayor parte de las cruzadas se malograron, hay que atribuirlo 4 la perfidia de los Griegos y 4 los desdrdenes muy frecuentes entre los cruzados. Sino salvaron 4 Oriente, proporcio- naron & lo menos a Occidente grandes y conocidas ventajas : salvaronlacivilizacion y el cristianismo de Jas invasiones musulmanas ; libraron 4 los pueblos de Europa de los males que mutuamente LAS CRUZADAS 7 se causaban, hicieron cesar mds de una vez las guerras que se hacian los reyes cristianos, apaci- guaron las discordias civiles, que en el sigto XII tuvieron armados 4 los sefiores feudales unos contra otros. Ademds, mejoraron la suerte de los pueblos que se emanciparon de los sefiores tomando parte en tan gloriosas expediciones, y aumentaron la influencia de los Papas, protectores natos de las naciones, proporcionando al orden social una salvaguardia eficacisima. Por ultimo, es incontestable que reanimaron la aficién al comer- cio, 4 las ciencias, 4 las letras y 4 las artes (1), y que prepararon el despertar del genio que debia conducir 4 los siglos de Leén X 'y Luis XIV. — Afiadamos que las cruzadas merecieron el apoyo de” los mas grandes hombresy de los mas santos perso- najes de su tiempo, que fueron solemnemente autorizadas por la Iglesia 4 quien no podia faltar Ja asistencia divina en circunstancias tan dificiles y que fueron sancionadas por milagros que mas de una vez acompafiaron su publicacidén (2). ~ * § VIII. Cisma de Occidente 67. En los siglos XIV y XV, durante el periodo que se llama cisma de Occidente, la Iglesia, segin se dice, did el espectaculo de una divisién escan- dalosa, que hizo perder al clero hasta las aparien- cias del decoro y de la religién, apagando el senti- miento religioso en el corazén de los pueblos, y (1) Especialmente & la arquitectura : la mayor parte de nuestros edificios géticos datan del siglo xrtt, ultima época de Jas cruzadas. 2) V. Michaud, Hist. de las cruzadas ; Goschler, Diccion, enciclop. de teol., Art, Crusadas. Objecién. Respuesta. 118 PARTE I. APOLOGETICA arrojando 4 las almas honradas en las mas crueles luchas de conciencia. — De este modo aprecian los espiritus hostiles 4 la Iglesia el cisma de Occi- dente. 3 Qué se puede responder ? 68. Es verdad que elcisma de Occidente fué una inmensa desgracia y una prueba rudisima en la cual Ja barca de San Pedro tuvo mas necesidad que nunca para no naufragar de ser sostenida por Ja mano del Altisimo. Empero mirado desde su verdadero punto de vista, este cisma, 6 mas bien este desacuerdo sobre el legitimo Papa, tiene el caracter de una calamidad padecida por la Iglesia, mas bien que de un escandalo dado por ella. ; Qué nos dice en efecto la historia acerca de este grave suceso ? 69. Desde el afio 1378, por espacio de mas de cuarenta afios, se vieron en la Iglesia dos sobera- nos Pontifices, Urbano VI de una parte y de la otra Clemente VII, con sus respectivos sucesores. — Cuando el Papa Clemente V, 4 principios del siglo xiv, traslado la Silla Pontificia de Roma 4 Avifidn, formironse naturalmente dos partidos, los unos querian que los Papas volviesen 4 Roma, y los otros, que continuasen residiendo en Francia. Esto es lo que ocasioné la eleccién de Clemente VII, viviendo todavia Urbano VI, y cinco meses des- pués de la eleccién de este ultimo, que se dijo haber sido nula, hubo desde entonces dos Papas gue podian parecer Jegitimos, porque Jos dos habfan sido elegidos por Jos mismos cardenales. De aqui el cisma en las naciones cristianas, porque los unos siguieron la obediencia de Urbano, y los otros la de Clemente : cisma deplorable en verdad que no apagé sin embargo la llama de la fe. La divisién recaia sobre el derecho de los Pontifices, CISMA DE OCCIDENTE 119 pero no sobre el dogma del primado de San Pedro, nisobre la unidad de la Catedra Apostdlica. Todos crefan que no habia mas que un solo jefe visible de Ja Iglesia ; pero con lo ocurrido ignorabase cual era el jefe legitimo. Podia.pertenecerse con buena fe y seguridad de condiencia 4 uno u otro partido. 70. Es preciso confesarlo, el cisma produjo escindalos ; dié motivo 4 muchos abusos, entibid bastante los sentimientos religiosos ; pero el mal ni fué tan excesivo ni tan general como pretenden nuestros adversarios. En esta misma época hubo en todas las naciones catdlicas, en las diversas obediencias de los Papas, y en los diferentes esta- dos de la vida, gran numero de personajes distinguidos por su saber y por sus virtudes. — Los pretendientes al Papado fueron reprensibles, por no haber querido sacrificar su interés parti- cular al de sus subditos en bien general de la Iglesia ; pero no se les puede acusar de haber sido irreligiosos 6 corrompidos, y la historia atestigua que el clero no era ni ignorante ni vicioso, porque los enemigos dela Iglesia se valian de sus lamenta- ciones y gemidos en semejante situacién para probar la grandeza del mal. No abandon6 Dios 4 su Iglesia en este peligro, y Martin V, elegido en 1417 en el concilio general de Costanza, fué muy pronto reconocido por todos _ y vestablecis la paz en el mundo cristiano. g IX. Poder temporal de los Papas, y su intrusién en los gobiernos seculares 71. Los Papas, se dice, estén investidos de un poder enteramente espiritual : su reino, segun la palabra de Jesucristo, no es de este mundo. Sin Objecién, Respuesta, 120 PARTE I, APOLOGETICA embargo, han querido poseer la soberania de un estado temporal, se han arrogado el derecho de juzgar los asuntos temporales de’ los principes, Negando hasta deponer 4 los emperadores y desli- gando 4 sus sibditos del juramento de fidelidad. Todas estas objeciones caen por su base, desenla- zando las ideas confusas y poniendo los hechos en su verdadero lugar. 72. 1°. Soberanta temporal de los Papas. —~ El poder de los Papas, se dice, es todo espiritual. — En efecto, es espiritual y divino ; pero aunque espiritual, no excluye los medios temporales. El poder eclesistico, como todos los demas, debiendo ejercerse sobre los hombres, tiene que poseer una organizacién y medios de accién humanos y exte- riores completamente andlogos 4 los del poder civil. Las palabras de Jesucristo : Mi reino no es de este mundo, fueron una contestacién 4 Pilatos, que le pregunté si era rey como los Judios le supo- nian. El Salvador contest6, que en efecto, era rey, pero que este titulo no debia en manera ninguna alarmar al Gobernador romano, porque su reino no era como el de los principes de este mundo. No vengo, quiso decir, 4 restablecer entre los Judios el antiguo trono de David, ni 4 formar un reino temporalen perjuicio de los Romanos, actualmente sefiores de la Judea. No, el reino que vengo 4 establecer es mi Iglesia, que’se Ilama rein de los cielos : reino verdadero, pero que no es como los demas puramente terrestre; su fin, sus principales medios y su objeto, son celestiales. He aqui, segtin la interpretacién comin, e] sen- tido de las palabras de Jesucristo. No significan por lo tanto, segin pretenden nuestros adversarios, PODER TEMPORAL DE LOS PAPAS 121 que Ja Iglesia sea un reino todo espiritual, y que le esté prohibida toda posesién temporal ; sino que los principes de la tierra nada tienen que temer de la Iglesia cuyo fin es el cielo y no la conquista de los reinos terrenales : lo cual no excluye de ningun modo, el empleo de medios temporales. Asi el Salvador no dijo como observa el sabio cardenal Toledo que su reino no esta en este mundo, sino que no es de este mundo : porque en efecto existe en este mundo entre los hombres donde debe ser- virse de los medios exteriores que las circunstan- cias requieren; 4 este nimero pertenece el dominio temporal de los Papas. — Atiadamos que segiin intérpretes muy autorizados, tales comoSan Juan Criséstomo (Paneg. de San Babilas) y San Agustin (Tract. 15 in Joan.) el Salvador lejos de declarar que no le pertenece el poder temporal no hablé en este lugar mis que del ovigen de su poder real que no le viene del mundo, sino de su Padre que esta en los cielos. El Papa puede por lo tanto, como jefe de la Iglesia, ser soberano de un estado temporal, y asi ha venido sucediendo desde el siglo vin, gracias 4 Jas donaciones de Pepino, de Carlo Magno, de Lotario y mas tarde de la condesa Matilde. Esta soberania temporal no se deriva de la soberania espiritual ni aun puede decirse que le sea absolu- tamente necesaria, puesto que no existid durante Jos primeros siglos de la Iglesia ; pero desde el siglo vu fué el medio escogido por la divina Provi- dencia para mantener libre ¢ independiente la autoridad espiritual del jefe del catolicismo. — Y en nuestros dias mas que nunca, la integridad de los estados de la Iglesia, la independencia temporal de los Papas, es una condicién, una garantia Sociedad europea. en la edal media, 122 PARTE I, APOLOGETICA moralmente necesaria, para el libre ejercicio de la autoridad espiritual (1). 73.2°. Intervencién de los Papas en los gobier- nos seculares, — En cuanto 4 la intervencién de los Papas en los asuntos temporales de los principes en la edad media, para juzgarla con acierto, es preciso tener en cuenta los tiempos y las instituciones : asi se vera que los Papas fueron hombres de sus siglo y obraron como debian obrar los jefes de la sociedad en aquella época. La sociedad europea era enteramente catulica. Pueblos y reyes reconocian al Papa por jefe espi- ritual, le veneraban como 4 su padre, y acudian 4 61 como al arbitro natural de sus diferencias. Este arbitraje muchas veces repetido, entré poco 4 poco en el derecho publico, creando en favor de los Papas y por voluntad de los principes, un dominio eminente en el sistema feudal. Afiddase 4 esto que los cdnones de los concilios, conforme 4 los cuales Jos Papas sentenciaban, tenian plena autoridad en Ja legislacién civil. — El Papa 4 su vez miraba & todos los fieles, sin exceptuar 4 los reyes como 4 sus hijos amantisimos. Los reyes sobre todo de quienes dependia el bien de los pueblos, eran objeto preferente de su solicitud y de su amor. Los instruia y los exhortaba con caridad.Sisucedia que, sordo a sus amonestaciones algun principe continuaba oprimiendo 4 los pueblos, 6 turbaba la paz de la Iglesia con sus escindalos y crimenes, le amenazaba con energia y le castigaba con la exco- munién (2). — De ese modo Ja autoridad de los oe Mensaje de los Obispos 4 Pio IX, el dia de Pentecostés 186 . (2) Los principes que provacaron tan severas reprensiones, fueron sobre todo los Emperadores de Alemania. Los cuales INTERVENCION DE LOS PAPAS 123 Papas era 4 la vez un freno que contenia 4 los soberanos en su deber, y un poder de proteccion que ponia 4 cubierto la vida y la libertad de Jos pueblos. Los Papas de la edad media eran lo que los Papas de todos los tiempos : defensores de la verdadera libertad contra todos los despotismos, protectores de la verdadera autoridad contra todas las licencias, conciliadores de la paz en todas las guerras y discordias. ; No hemos visto nosotros 4 Pio IX, animado de ese espiritu, escribir al rey Guillermo y 4 Napoleda Il en el mes de Julio de 1870 una carta de mediacisn ? ; Sila hubiesen acep- tado, se hubiera visto la desastrosa-guerra de que hemos sido testigos ? Respecto 4 los emperadores de Alemania, los Papas obraban con mis autoridad; pero también Ja situacidn de estos principes era excepcional. En reemplazo del imperio de Occidente, el Papado habia establecido un zmperio cristiano, sometido para lo temporal 4 un jefe electivo. La eleccién se hacia en virtud de una constitucién que el elegido juraba observar y que le privaba de sus derechos si faltaba 4 su.juramento. ; Pero cuando se sabia si cometia 6 no esta falta ? 3 Quién debia decidir de punto tan importante ? Necesariamente era el Papa ; él sentenciaba, y en este sentido, desligaba tuvieron con los Papas grandes diferencias, ocasionadas de ordinario por el vergonzoso trafico que hacian de las digni- dades eclesidsticas. — Los Pontifices Romanos en reconoci. miento de los servicios prestados 4 la Iglesia, les habian dado el privilegio de las investiduras: pero las emperadores ponian este privilegioal servicio de su ambicion y de su avartcia con grave dao do la disciplina eclestistica, San Gregorio VII y Sus suicesores, celosos defensores de los derechos de la Iglesia, se opusieron con vigor a semojante abuso, — V, Muzzarelli, opuse. Gregorio VII ; —~ Voigth, Hist. de Greg. VILy de su siglo, Los papas y los ‘emporado- ros. Objecién. Respuesta. ‘Verdadera, nocidn, del progreso 124 PARTE I, APOLOGETICA & los pueblos del juramento de fidelidad. La cadu- cidad que de aqui resultaba, era consecuencia legal de la constitucién germanica (1). De este modo la conducta politica del Papado en Ja edad media, se fundaba en el derecho y en el interés de principes y de pueblos. § X. Reaccién contra el progreso de la civilizacién 74. La Iglesia, dicen algunos, es enemiga del progreso y de la civilizacién. La Iglesia no es enemiga mis que del vicio y de la barbarie disfrazados con el nombre de civiliza- cién y de progreso ; siempre ha favorecido el verdadero progreso y la civilizacién verdadera. _Uuminada por la luz de la verdad, la Iglesia dis- tingue lo verdadero de lo falso, el verdadero pro- greso de lo que no tiene mds que la apariencia y el nombre. Lo que se ha convenido en lamar pro- greso, es decir, movimiento, perfeccionamiento social que no se ocupa mas que en el bienestar material, que halaga 4 las pasiones y las favorece con dafio de las costumbres y de la salud del alma, no es 4 los ojos de la Iglesia mas que un mentido progreso. En efecto, g qué se debe entender por progreso y por civilizacion? g Cudl es en este sentido la influencia de la Iglesia ? 75. 1°. El progreso social, opuesto dla deca- dencia social, cuando se emplea esta palabra aisla- damente, significa casi lo mismo que civilizacién, 6 (1) Véase Broeckaert, Ev hecho divino, Parte2, capitulo 14, Relacién de los dos poderes.Idem, de Maistre, det Papa. Hur- ter, Historia del Papa Inocencio LI y de sus contem- pordneas. REACCION CONTRA EL PROGRESO 125 progreso de la civilizacién. — Ahora bien, civili- zacion es la perfeccién mas 6 menos adelantada de la vida social entre los hombres, tanto en el concepto moral é intelectual, como en el sentido material. Como se ve, la civilizacién comprende un doble elemento, el elemento moral, y el elemento mate- rial, de donde se deduce la distincién de civiliza- cién moral y civilizacion material. La primera consiste en las buenas costumbres, en las ciencias yen las bellas artes; la segunda, en la riqueza, en las artes mecinicas y en la industria. La civilisacion perfecta se compone de estas dos partes, como la naturaleza humana se com- pone de alma y de cuerpo. Y asi como el cuerpo debe estar subordinado al alma que es la parte mas noble del hombre; asi en la civilizacién, el elemento material debe estar subordinado al ele- mento moral, que esel alma de la sociedad humana, Si esta subordinacién existe, produce la verda- dera felicidad de los pueblos en el tiempo y en la eternidad ; esto es, toda la felicidad posible en esie mundo y la felicidad perfecta en el otro. Si el elemento material predomina, da por resultado el lujo, la sensualidad, el espiritu de desorden y de revolucidn. Asi sucede en nuestros dias: la preponderancia de la civilizacién material, ha causado gravisimo perjuicio 4 la civilizacién moral y por consecuencia 4 la felicidad de los pueblos. 76. 2°. La Iglesia quiere la civilizacién completa y por eso abraza las dos partes : vela por su con- servacién y trabaja por su progreso en uno y otro sentido, pero siempre con discrecién y prudencia. ydela eciviliza- cidn. Civilizae cién moral y material. Subordina- cidn y armonia entre elelemento material yel moral. Preponde- rancia det elemento material. Espiritu civilizador dela Iglesia. Conse- cuencia de Ia cisiliza- cadn enter ramente material, 126 PARTE I, APOLOGETICA Sus primeros cuidados son para la parte mas pre- ciosa : para las buenas costumbres, para la jus- ticia y para el derecho. Quiere que los pueblos gocen de prosperidad y de abundancia; pero ante todo de los beneficios que reportan la justicia y la virtud : sabe muy bien que la sociedad sera prés- pera y rica si es moral y religiosa. Por eso, repetimos, pone en primer lugar el mantenimiento de Ja religién santa, unica guar- dadora de las buenas costumbres. Ni la moral puede existir sin la religién ni el orden publico sin el gobierno. 4 Qué sucederd cuando no se siga la regla de la Iglesia y se deje 4 un lado el elemento moral y religioso para no conservar mas que una, civiliza- cién materialista? Los pueblos entonces poseen riquezas y artes mecdnicas sin las buenas costum- bres ni buenos principios necesarios para usarlas convenientemente; no obraran por el noble motivo del deber, sino por el instinto del interés y de los placeres. El deber, grande y sublime palabra, no dird-nada 4 sus almas, las cuales sélo comprende- ran la del placer buscando las satisfacciones ani- males y sumergiéndose en el ciego y grosero sen- oualismo. — En este caso, cuando los hombres sientan la sed insaciable de placeres, 3 no querran por ventura procurarselos 4 todo trance? No recurriran sies preciso 4 todas las injusticias, 4 todas las revoluciones y aun 4 las guerras mas feroces y sangrientas? Los recientes desastres de Francia no son una prueba palpable de esto? Luego, g de qué sirven todos los progresos mate- riales y las artes masingeniosas si no es para mul- tiplicar, comosc ha visto, las guerras y desastres, puesto que estan al servicio de la fuerza que todo ENCICLICA, SYLLABUS, LIBERALISMO =. 127 lo decide sin escuchar la voz de la justicia y del derecho? Esto debe llamarse barbarie civilizada, es decir, sociedad donde todos los elementos de la civilizacién material estin al servicio de las pasiones, 3 Cual debe ser la conclusién de todo esto? Que esta falsa civilizacién tiende 4la ruina y desdicha de la sociedad, mientras que por el contrario, la civilizacién tal como la Iglesia la entiende, labra la felicidad de los pueblos por cuanto es la “inica civilizacién verdadera y el verdadero progreso. § XL La Enciclica y el Syllabus, 6 la condenacion del liberalismo y de las libertades modernas. 77. La Iglesia, se dice, no esta 4 la altura de los tiempos modernos; se ha puesto en oposicidn con la sociedad contemporanea ; se ha declarado enemiga del liberalismo y de las libertades modernas : tes- tigos la Enciclica de Gregorio XV1(1), y el Sylla- bus de Pio IX (2). 78. Hablemos por de pronto del liberalismo, y luego pasaremos 4 las libertades modernas. 1°, Se objeta que la Iglesia es enemiga del libe- ralismo. La Iglesia es enemiga de todo lo que es falso, vicioso y funesto al hombre. Ahora, si el libera- lismo que la Iglesia ha condenado (3) tiene estos tristes caracteres, 3 se dird que la Iglesia hace mal en rechazarlo y en ser su irreconciliable enemigo? wet Enciclica Mirari vos, del 15 de agosto 1832. EL EI Syllabus unido 4 la Hnciclica Quanta cura, 8 dicien+ bre, aS ‘aqui las dos ultimas proposiciones condenadas por ef Objecién, Respuesta, El libera- lismo que Ja Iglesia ha, condenado. Verdadera nocién y andlisis del liberalis- mo. 128 PARTE I. APOLOGETICA 79. Decimos ed liberalismo que la Iglesia ha condenado, porque bajo el término abstracto de liberalismo se entienden muchas veces nociones completamente hetcrogéneas. Asi Ildmase Zibera- lismo, por oposicién 4 las ideas conservadoras, los partidos politicos y los sistemas econdémicos favorables, como en Inglaterra, 4 la libertad comercial, industrial 6 civil. Llamase también liberalismo, con relacién al absolutismo, los sis- temas de gobierno donde el poder del soberano esti limitado por una constitucién. Se da en par- ticular este nombre 4 las constituciones politicas que no realizando el ideal de las teorias catdlicas, no ordenan todo el bien que un sistema politico perfecto se propone, ni prohiben todo el mal que ja ley divina positiva condena : lo cual no les impide ser relativamente buenas. Asi los jefes de la Iglesia han declarado muchas veces que su intencién no era en manera ninguna condenar esas constituciones, intrinsecamente imperfectas, pero Jegitimamente introducidas. Nos es imposible hacer una enumeracién com- pleta de todo Jo que con razén 6 sin ella se intitula Liberalismo; por eso pasamos 4 lo que nos importa, 4 conocer el liberalismo condenado por la Iglesia. 80. Este liberalismo es un sistema politico, una doctrina social, 6 si se quiere, una doctrina moral aplicada al gobierno de los ‘Estados, cuya formula sumaria puede reducirse 4 la siguiente: Racio- Syllabus : « Es falso que la libertad de cultos y la libertad absoluta de manifestar sus ideas, abisme 4 los pueblos en la corrupcién de costumbres y de espiritu, propagando la peste del indiferentismo. — El’ Romano Pontifice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y con la civilizacién moderna, » ENCICLICA, SYLLABUS, LIBERALISMO 429 nalismo, 6 mas bien, atetsmo del Estado, que consiste en excluir del gobierno civil toda influencia religiosa, sobre todo la influencia de la verdadera religién y de la Iglesia de Jesu- eristo. Otras formulas equivalentes : Separacion de lalglesiay del Estado. — Independencia absoluta del Estado, frente de la Iglesia en el sentido de opresidn de la Iglesfa por parte del Estado. Segiin este liberaiismo, el Estado debe obrar como sila Iglesia no existiese ; usurpard pues sus derechos del mismo modo que un propietario que obrase 4 Ja vista de otro propietario vecino como si el derecho de éste no existiese ; lo cual seria sin embargo una injusticia a sus ojos. El principio liberal puede también enunciarse de este modo: En todolo relativo & la admi- nistracion y & la legislacion civil, el hombre no debe tener en cuenta para nada ni é la Igle- sta, ni & Jesucristo. Estas formulas diversas son principiosconfesados por los érganos del liberalismo 6 4 lo menos el resumen de su lengyaje habitual, lenguaje que corresponde perfectamente con sus actos. Mas de una vez la Independencia Belga ha declarado que et liberalismo 6 es la guerra & la Iglesia é no es nada ; la Discusidn ha dicho que hard sin cesar guerra & la Iglesia y apoyaré & todos sus enemigos. — Esta guerra & la Iglesia, no se cir- cunscribe al terreno politico, porque esto no seria légico ni posible. En efecto, si se puede despreciar ala Iglesia cuando impone deberes publicos,; por qué obedecerla cuando impone deberes privados ? La hostilidad contra la Iglesia se extiende pues necesariamente 4 todo le que atafie ala Iglesia y a Aprecia- cién de > este liberalis- mo, 130 PARTE I. APOLOGETICA alareligién cristiana ; de suerte que el liberalis- mo se da ficilmente la mano con él racionalismo y con el libre-eramen. De ahi la formula admi- tida por la prensa liberal : O el diberalismo es la libertad de pensar 6 no es nada; y la declara- cin de la Revista de Bélgica, declaracién que es Ja consecuencia prictica de la precedente for- mula: Ninguno puede ser dla vez liberal en politica y catdlico en religidn. 81. 1°. No es dificil demostrar que este libera- lismo ha sido justamente condenado porla Iglesia ; porque g sera necesario decirlo ? es falso, impto y desastroso para la sociedad. -1) Es falso, porque es contrario dla razén y & la palabra positiva de Jesucristo legislador supre- mo. — Larazén nos dice que la sociedad humana debe ser redigiosa y por consecuencia que el prin- cipe yel gobierno deben proteger los intereses religiosos de la sociedad. — Jesucristo al hacer el bautismo obligatorio para la humanidad en- tera(1), quiere evidentemente que la sociedad sea cristiana ; por consiguiente los: principes, cabezas de la sociedad, deben proteger los inte- reses de la religién verdadera y de la Iglesia de Jesucristo (2). Es asi que el liberalismo contradice esta palabra de la razén que es ademas palabra de Jesucristo ; luego el liberalismo es fwéso en su principio. -2) Ademis este principio es zmpio, porque tiende 4 destruir la religién y los sentimientos religiosos de los pueblos ; establece como derecho natural, como un bien apetecible la libertad de (1) Anunciad el Evangelio 4 todas las gentes, etc. (2) Verse Joque se ha dieno mas arriba § I Intoleraneta, p. 9, nim. 41, ENCICLICA, SYLLABUS, LIBERALISMO 131 culios; y este indiferentismo monstruoso de doctrinas, ya hemos demostrado que es altamente impio (1). . -3) Este principio es desastroso para la sociedad porque una, sociedad sin religién es una sociedad sin costumbres, sin principios de justicia, de orden y de derecho, entregada al capricho del mas fuerte, al tumulto de las malas pasiones, y 4 Ja revolucién con todas sus consecuencias. Luego el liberalismo que hemos descrito, es tan funesto 4 la sociedad, como impia y falso es en si mismo : luego al combatirle, Ja Iglesia se muestra verdadera protectora de la sociedad y de los pueblos, 82. 2°.En cuanto 4 las libertades modernas que se refieren al principio liberal,es preciso recordar Jo que se ha dicho mas arriba con motivo de la tolerancia civil. Estas libertades, consignadas en las leyes como Jo estin en Bélgica, constituyen la llamada tolerancia y se comprende que semejante legislacién pueda permitirse en la préctica, en atencién a las circunstancias politicas del pais (2). Nosotros miramos aqui la cuestidn desde el punto de vista puramente tedrico. gQué son en principio y desde el punto de vistadel derecho las llamadas libertades modernas ? 83. No tememos en asegurar francamente que las famosas libertades tal cual las entienden los liberales racionalistas, no son otra cosa que una horrible Zécencia, la impunidad concedida a todos los errores, y por consecuencia 4 todos los vicios. (1) Véase p. 95, mim. 35. Q) Véaseen los Précis historigues (1° de marzo 1869) ua articulo intitulado : Los principios catdlicos y la Constttu- Aprocia- cién de las libertades modernas. Vordadera noeién de las libertades, Funda- mento de las libertades modernas, Vanidad de este fandamen- to. 132 PARTE I, APOLOGETICA 3 Si hay en esto alguna libertad, no es por ventura la libertad del desorden y dela corrupcién social? En efecto, las Mamadas libertades modernas, constituyen una ley que se puede formular asi: Las doctrinas son libres cuglesquiera que sean, aun siendo subversivas dela moral, del orden y de la religion ; excepcidn hecha del caso en que la tranquilidad publica pueda realmente tur- barse. Es permitido propagar en libros y perio- dicos, en las cdtedras y en los tealros, las. falsas religiones, las. sociedades secretas y notoria- mente perniciosas ; es permitido derramar en los dénimos la semilla de todos los desordenes ; siempre que en realidad el orden piblico sea eateriormente respetado. 3 Qué decir do semejante ley, sino que es con- traria 4 ioda razén y 4 todo derecho, al derecho natural y al divino y 4 los-principios mis elemen- tales del orden publico ? , 84. Para justificar el sistema de estas libertades perniciosas, se dice: que la ley y- el gobierno deben limitarse 4 mantener el orden en la socie- dad y & procurar el bien de los ciudadanos. He aqui la respuesta : El fin, i objeto inmediato del gobierno en efecto, se reduce 4 mantener el orden, porque la autoridad civil hasido establecida por Dios para salvaguardia y defensa del orden en la sociedad humana (1) ; pero ed orden todo entero, Ahora, el orden comprende no solamente el derecho de propiedad, el derecho de tranquili- 1)No hay poder que no venga de Dios: Eles quien ha stablccido todos los que existen sobre la tierra. El principe es ministro de Dios para el bien,y para ejecutar su venganza, gastigando los que obran mal. 8. Pablo d los Romanos, cap. ENCICLICA, SYLLABUS, LIBERALISMO 133 dad y de inviolabilidad personal, sino también el derecho de poseer la verdad y la virtud. Si el Estado debe defender Ja propiedad de los ciudada- nos contra el robo y su vida contra los agresores de fuera y de dentro, debe igualmente en la me- dida de una posibilidad moral, proteger contra el error y la corrupcién sus bienes intelectuales y morales que son mucho mas preciosa. Y 4 qué es esto sino decir que el Estado debe proteger los verdaderos principios del orden, las verdaderas doctrinas religiosas y morales ; que los debe defender contra los escandalos publicos de la prensa, dela ensefianza, del teatro y de todas las sociedades perniciosas ? He aqui el derecho natural que confirma el derecho divino. Luego las lamadas libertades modernas, y elliberalismo que las patrocina, estin en oposicién con el derecho natural, el derecho divino y los verdaderos principios del orden publico. La experiencia viene en apoyo de esta conclu- sidn. Las libertades susodichas han reinado en Francia, desde fines del siglo pasado : todos los errores, todas las impiedades, todas las corrup-" ciones, libremente propagadas en ja enseflanza, en la prensa, en el teatro, en las logias masdnicas, han arruinado Ja inteligencia y el corazén de este noble pais, dejindole sélo una falsa apariencia de prosperidad y de poder; al sobrevenir un grave suceso como la guerra franco-prusiana, se vid claramente su decadencia social, como de ello todos somos testigos. He aqui los frutos de la licencia moderna ; he aqui los males que la Iglesia quiere arrancar de la sociedad, al combatir esta licencia y este libera- 134 PARTE I. APOLOGETICA lismo (1), con la publicacién del Syllabus. Los errores resumidos en este documento han sido Namados con razon, los articulos del cddigo dela revolucion cosmopolita: estas son en efecto las doctrinas revolucionarias enunciadas bajo todas las formas, y dispuestas 4 hundir la sociedad humana en el fondo del abismo.Quiera Dios que la condenacién pronunciada por la Iglesia, sea bas- tante poderosa para ahogar estos gérmenes de muerte y de disolucién social. (1) No debemos callar aqui que el liberalismo esté intima- mente ligado con Ia masoneria, cuyos principios ha aceptado, sirviéndose de ella para sus planes imptos. Véase Labis, Et Faderatisme, la Masoneria y la Iglesta catdélica. Bruselas, . PARTE SEGUNDA DOGMATICA 1. En Ja primera ‘parte, en la Apologética, se ha visto cual es la verdadera religion : resta saber cuales son los dogmas ensefiados por esta religidn. Tal es el objeto de la segunda parte, 6 sea de lg Dogmatica. La verdadera religidn es la cristiana, estable- cida por Jesucristo ; y el cristianismo verdadero y puro, 6 la verdadera Iglesia de Jesucristo es la Catdélica Romana, — Asi lo hemos demostrado.' 2. Para saber de un modo cierto cual es la verdadera doctrina cristiana, la que ensefiaron Jesucristo y los Apéstoles, no tenemos que hacer sino interrogar 4 Ja Iglesia, que es la depositaria, preguntindole qué es lo que cree y qué es lo que ensefia. Su respuesta sera eco fiel de la predica- cién de los Apéstoles y de la palabra de Jesucristo. La cuestién actual no consiste en saber si la doctrina de la Iglesia es verdadera y los dogmas que nos propone han sido divinamente revelados y ensefiados por Jesucristo: estos puntos quedan demostrados ; tritase de saber cudles son estos dogmas, cémo debemos entenderlos, y qué rela- Objeto, Exposicién dela. verdadera doctrina cristiana édela doctrina dela Iglesia guardado- ra del depésito de lafe 136 PARTE Il. DOGMATICA ciones tienen entre si. Estacuestidn, por lo que se ve, mas que de prueba es de exposicidn. Admitida la Iglesia Catélica, las demostraciones y las prue- bas siempre titiles para defender la: fe contra la herejia 6 la impiedad no son rigurosamente nece- sarias : la infalibilidad de la Iglesia ahorra toda demostracién. En lo tocante al dogma resuelve todas las controversias : Solutio omnis contro- versie Ecclesia, 4 Gual es la doctrina de la Iglesia, cudles son sus d gmas? 3. A esta cuestiin da la Iglesia una respuesta clara y precisa, mostrando el simbolo de su fe, las definiciones de sus Papas y de sus Concilios y las ensefianzas de sus Doctores. 4. Este simbolo, estas definiciones y ensefianzas constituyen lo quesellama doctrina de la Iglesia, Ja doctrina catdlica, — Llimase también depdsito de la fe, porque Jesucristo confié su doctrina 4 la Iglesia para que fuese la guardadora é intérprete fiel, sin alterarla lo mas minimo. La Iglesia ha conservado inalterable el divino depésito. Cuando las circunstancias lo exigen, explica lo que es oscuro y define lo que es discutido ; pero nunca cambia nada. Las verdades revelalas que consti- tuyen el tesoro de la fe, son otras tantas piedras preciosas de que la Iglesia es depositaria : ella las pone muchas veces 4 nueva luz y Jas hace brillar con nuevos resplandores ; pero no afiade revela- cidn ni invencién nueva 4 la doctrina que recibié de los Apdstoles. 5. Ladoctrina catdlica comprende muchas cate- gorias de verdades distintas, que unidas entre si forman un todo completo como las diversas partes de un templo magnifico. Son estas : PARTE II, DO@MATICA 137 1°, Las que se refieren 4 las bases mismas de la Conjunto doctrina y que llamaremos verdades 6 dogmas dela preliminares. doctrine 2°. Las que conciernen 4 Dios y d sus verdade- "" ros atributos. 3°. El misterio de la Santisima Trinidad. , 4°. La ereacién del mundo, del hombre y de los Angeles. 5°. El pecado original. 6°, La Redencién. 7°, La gracia. 8°. Los Sacramentos. 9°. La ley, los pecados y Jas virtudes. 10°. Las postrimerias del hombre y del mundo, Regla de fe. CAPITULO PRIMERO a POGMAS PRELIMINARES 6, Los dogmas preliminares son : 1°. La divini- dad de Ja religisn cristiana y de la Iglesia catélica. 2c, La regla de fe catélica. — Ya hemos visto mas arriba la divinidad de la religidn cristiana y de la Iglesia catélica; vamos 4 hablar aqui de la regla de fe. 7. Hay que distinguir una doble regla de fe : le, La regla vulgar que consiste en la autoridad de la Iglesia y que basta 4 los simples fieles para salvaguardia de sus creencias; 2°. la reglade fe cientifica, que es mas completa y necesaria para demostrar y defender la fe. Esta ultima que debemos exponer se enuncia asi : La fe catdlica comprende todos los puntos de doctrina (1) (1) Tratase aqui de los puntos de doctrina que son de fe en el sentido riguroso de la palabra, es decir, que son no sola- mente cierios sino estrictamente obliyatorios : so han de creer bajo pena de naufragar en la fe y ereyéndolos se perma- nece catélico. Muchas veces, como escribid Pio IX 4 un con- greso de sabios alemanes, no basta 4 los catélicos prudentes y sabios aceptar exclusivamente los dogmas solemnemente pro- uestos,'sino que deben también someterse 4 las decisiones octrinades, que emanan, atnque con menos solemnidad, ya del Soberano Pontifice, ya de las Congregaciones romanas autorizadas por él; y no'desechar la doctrina generalmente ensenada por los tedlogos y doctores catdlicos. Porque « no » ‘basta, dicen los Padres del Concilio Vaticano, evitar la > pervetsidad de la herejia si no se huye diligentemente LA SANTA ESCRITURA 139 contenidos en la Escritura 6 en la Tradicion y propuesto por la Iglesia & la creencia de los fieles. En otros términos : La doctrina de.la fe cristiana estd contenida en el doble tesoro de la Escritura y dela Tradicion y la Iglesia es su intérprete infalible (1). Esta enunciacién contiene implicitamente muchos dogmas, que se reducen 4 tres puntos : 1°. La Santa Escritura; 2°. la Tra- dicién ; 3°, la autoridad docente de la Iglesia. Articulo primero LA SANTA ESCRITURA 8. La Santa Escritura no es otra cosa que la Biblia 6 los libros biblicos cuya autenticidad » también de los errores que mas 6 menos se le aproximan, y >» por eso advertimos 4 todos los cristianos, que estan en el > deber de observar las constituciones y los decretos, por los > cuales la Santa Sede ha proscrito y condenado las opiniones > perversas de este género que no se enumeran aqui en toda > su extension, » Des filius, al fin, — Véase Elementa Theol. m, Tract, 1a, 115, ¥ siguientes (1) La autoridad infalible de Ja Iglesia, parte formal de la rogla de fe catdlica, constituye la diferencia radical que dis- tingue nuestra rogla de fe do la de los heterodoxos. — Estos liltimos Namados protestantes, toman por regla la Biblia interpretada por la razén indtvidual de cada uno. Por lo que se ve, esta regla de fe, si por ventura, se puede !lamar regla, se reduce al libre examen, al juicio i opinidn de cada uno. Hsla autoridad de la razOn individual reemplazando dla autoridad de la Iglesia establecida por Jesucristo. El hombre no tiene mas revelacion que la de su juicio, segtin el cual se explicard la Biblia como le parezca, haciento decir a este libro rovelado en pro y en contra, Considerado asi ol eardctor infalible y divino de las Escrituras se desvanece y no queda mis que'la razbn humana entregada & sus teotias y & sus aberraciones. — Por esto los protestantes, y en general, todos los heterodoxos que desechan la autoridad de la Iglesia, por poco consecuentes que sean, van hasta negar la revelacion Higina sumergigndose en las tinieblas del racionalismo, adonde van a parar todos los errores de la impiedad moderna. Autoridad divina. Inspira- ciéa de los libros. santos. Oscuridad ¢ intorpre- tacién de las Escri- turas. Canon de las Escrituras, 140 PARTE II, DOGMATICA histérica dejamos demostrada, pero al hacerlo procedimos desde el punto de vista puramente humano, sin hablar de la inspiracidn divina. La fe nos ensefia que estos libros tienen auto- ridad mis que humana; su autoridad es divina y encierra la palabra del mismo Dios. 9. Constituyen en efecto la misma palabra de Dios ; porque es el Espiritu Santo que la inspiré 4 sus autores, es decir, quien dirigié la pluma alos escritores sagrados. quien iluminé su inteligencia y les sugirid, al menos en cuanto 4 la sustancia, lo que debian escribir. Una carta escrita por un secretario real y dictada por el rey, es verdadera- mente la carta y la palabra real; del mismo modo las Santas Escrituras, escritas con la inspiracién del Espiritu Santo, son verdaderamente los es- critos de Dios, la palabra de Dios. g Qué es el vo- lumen de las Escrituras ? pregunta San Gregorio; y contesta con San Agustin : es wna carta divina, una misiva de Dios todopoderoso, dtrigida d sus criaturas que viven sobre la tierra. Esta divina palabra encierra tesoros de sabi- duria; pero al mismo tiempo cosas tan profundas y oscuras que en ellas se perderfan las inteli- gencias ordinarias. Por esto debe de ser interpre- tada y explicada 4 los fieles, encargo que sdlo fue concedido a Ja Iglesia, la cual conserva el Canon de la Escrituras. — 10. Entiéndese por Canon de las Escrituras el verdadero catilogo de los libros inspirados, que se Naman por esta razén libros candnicos. 11. Los eruditos dividen estos libros en proto- canénicos y deuterocandnicos, es decir, en libros candnicos de primeroy segundo orden. Esta distin- cién no se refiere en manera ninguna 4 la autori+ LA TRADICION 141 dad intrinseca de los libros sino 4 un simple hecho histérico. Unos y otros tienen el mismo caracter divino ; pero los primeros fueron siempre recono- cidos como candnicos en tanto que los segundos no tan claramente conocidos como tales dieron lugar 4 controversias hasta que la Iglesia los declaré solemnemente canénicos. Los libros canénicos son 72 y los titulos son los siguientes : Antiguo Testamento - El Génesis, El Exodo, El Levitico, Los-Ntimeros, El Deuterono- mio, Josué, Los Jueces, Ruth, Los Cuatro Libros de los Reyes, Los Paralipémenos, (dos libros) Esdras, Nehemias, Tobias, Judith, Esther, Job, Los Salmos, Los Proverbios, El Eclesisstés, El Cantar de los Cantares, la Sabiduria, El Eclesias- tico, Isaias, Jeremias, Baruth, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amés, Abidias, Jonis, Micheas, Na- hum, Habacuc, Sofonias, Aggeo, Zacharias, Ma- lachias, Los Machabeos, (dos libros). Nuevo Testamento : Los Cuatro Evangelios : San Mateo, San Marcos, San Lucas, San Juan; Los Actos, Las Epistolas (en nimero de 21), el Apocalipsis. Estos libros de uno y otro Testamento forman el conjunto de las Santas Escrituras y constituyen el primer tesoro de las verdades reveladas. —~ El segundo tesoro es la Tradicién. Articulo segundo LA TRADICION 12. La Tradicion considerada como segundo tesoro de la fe es la palabra de Dios no escrita, asi como la Escritura es la palabra de Dios Nocién dela ‘Tradieiéa. Canal do la ‘Tradicién. Padres y Doctores dela Iglesia. 142 PARTE MU, DOGMATICA escrita. En este concepto forma el complemento de las Escrituras y puede definirse : Conjunto de verdades reveladas que no estén escritas en los libros santos; porque fueron esenadas en un principio de viva voz por Jesucristo y los Apds- toles, y después han sido conservadas en la Iglesia por transmision no interrumpida, ya oral, ya escrita. Como ejemplo de dogmas tradicionales se pue- den citar ¢l Canon de los libros inspirados, la per- petua virginidad de la Santa Madre de Dios, el nimero preciso de los sacramentos, etc. 13. La Tradicién, lo mismo que la Santa Escri+ tura, ha legado hasta nuestxos dias en toda su pureza, transmitida, ya por una prictica constante y universal como los Sacramentos, ya por la ense- fianza oral y por los escritos de los SS. Padres y Doctores. 14. Los escritos de los Padres y Doctores de la Iglesia, sin tener la divinidad de la inspiracién, poseen la mds alta autoridad y merecen el mds profundo respeto. Sus autores fueron por lo gene- ral Obispos tan sabios como santos : representan Ja ensefianza publica de la Iglesia de edad en edad desde los tiempos apostdlicos hasta nuestros dias. Los principales son: San Ambrosio, San Agustin, San Jerdénimo, San Ledn, San Gregorio, San Juan Crisdstomo, San Basilio, San Atanasio, San Cirilo, San Bernardo, Santo Tomds de Aquino. El conjunto de sus escritos también se lama muchas veces J'radicién, porque son el gran _canal de la Tradicién divina y encierran los testi- monios que la Iglesia docente ha dado de siglo en siglo de Jas verdades de la fe. — Conviene, sin embargo, no confundir ei nombre de Tradicion, AUTORIDDA DOCTRINAL DE LA IGLESIA 143 dado 4 los escritos de los Padres, con el sentido estricto de esta palabra empleada para designar el conjunto de dogmas no comprendidos en Ia Escritura. Articulo tercero. AUTORIDAD DOCTRINAL DE LA IGLESIA 15. Acabamos de ver que todas las verdades reveladas que constituyen el sagrado depésito de Ja fe estin encerradas en este doble tesoro: la Escritura y la Tradicidn divina. Este doble tesoro debia conservarse de siglo en siglo, y los dogmas que contiene debian ser ense- fiados y explicados en su verdadero sentido y sin apelacién 4 todas las generaciones. He aqui por qué Jesucristo establecié su Iglesia para ser la guardadora fiel y el intérprete infalible de su doc- trina revelada, da columna y la base inquebran- table de la verdad. 16. En la cuestién que nos ocupa, el nombre de Iglesia debe tomarse en el sentido de Iglesia do- cente, es decir, San Pedro y los Apdéstoles en primer lugar y después de ellos el Papa y los Obispos con todos los sacerdotes que legitima- mente instruyen 4 los fieles por el ministerio de la predicacién y de la ensefianza. Hay que hacer aqui una distincidn entre los Obispos y los simples presbiteros : los primeros tienen el cargo, no solamente de predicar sino también de definir la verdadera doctrina y de condenar el error; los segundos ticnen simplemente por oficio predicar 4 los fieles ]o que ha sido definido y propuesto por el Episcopado. Iglesia docente, Infalibili- dad, 144 PARTE I. DOGMATICA Se ha visto mas arriba (1) que Jesucristo dejé 4 su Iglesia el don de la infalibilidad, es decir, la gracia de estar siempre 4 cubierto de todo error en la fe y en la ensefianza de la fe. — La infali- bilidad en la ensenanza, como indica la palabra, es atributo de la Iglesia docente y principio con- servador de la verdadera fe. Deseando el Salvador que en la serie de las edades, la fe de los fieles permaneciera intacta y que los entendimientos no fuesen juguete de las opiniones humanas, debia dar a su Iglesia un, prin- cipio permanente de certidumbre y de luz. A este efecto, tenia necesariamente, 6 que permanecer el Hijo de Dios sobre la tierra, 6 establecer en su lugar un ordculo y un magisterio tan infalible como Ll mismo. Este ultimo medio fué el escogido, dando 4 su Iglesia docente la prerrogativa de la infalibilidad, es decir, una asistencia particular del Espiritu Santo que la garantizase siempre de iodo error en la ensefianza de la fe : El Espiritu Santo, dijo El, que mé Padre os enviard en mi nombre os ensenard todas las cosas; es el Espi- ritu de verdad que os dard para que permanesca siempre con vosotros (San Juan, xiv, 17, 26). Con esta asistencia del Espiritu Santo la Iglesia se ha hecho participante de la infalibilidad del mismo Jesucristo, como Este lo declaré con las siguientes palabras: Quien & vosotros oye dm me oye; y quien & vosotros desprecia & mt me des- precia. (San Lucas, x, 16.) Esta ensefianza perpetua de Cristo en la Iglesia fué figurada pot la predicacidn del Salvador en la barea de Simén Pedro, cuando sentado en ella pre- (1) Parte L, cap. 2, art. I, nam, 10, pag. 76. AUTORIDAD DOCTRINAL DE LA IGLESIA = 145 dicé el divino Maestro al pueblo reunido en la ribera de Genesareth : asi también en la Iglesia catélica, barca espiritual de Pedro, el Divino Maestro continuara instruyendo 4 los pueblos hasta el fin del mundo. 17. Ademas de las palabras arriba citadas, hay otras que demuestran también la infalibilidad de la Iglesia docente: Yo os envio,dijo el Salvador 4 los Apdstoles, como mi Padre me ha enviado (San Juan, xx, 24). Jd, por toda la tierra, predi- cad el Evangelio é todas las criaturas : el que creyere y fuere bautizado, serd salvo ; mas el que no creyere seré.condenado (San Marcos, xvi, 15, 16). Id, pues, y ensenad & todas las gentes, ensendndolas d observar todas las cosas que os he mandado. Y mirad que yo estoy con vosotros todos los dias (asistiéndoos con el Espiritu Santo, mientras ensefiéis) hasta la consumacién de los siglos (San Mateo, xxvi, 20). El Sefior concedié el privilegio de la infalibi- lidad de un modo especial 4 San Pedro, cuando al confiar al principe de los Apdstoles el rebafio entero de los fieles, para alimentarlos con la sana doctrina, el Pastor divino le dijo: Apacienta mis corderos,apacienta mis ovejas, También le habia dicho, poco tiempo antes: Simon, Simén, mira que Satands ha querido sarandearos como trigo (par: ‘a alterar vuestra fe). Pero yo he rogado por ti & fin de que tu fe no desfallesca ; y ti, una vez confirmado, confirma é tus hermanos (San Lucas, xxu, 31). Por estas divinas palabras necesariamente efi- caces, e] Hijo de Dios concedié la infalibilidad 4 San Pedro personalmente y 4 la Igles‘a docente en general, Prueba dela infalibili- dad. Objecién ala infalibili- dad. Sujotos & personas deposita- rios de la. infalibili- aad, 146 PARTE Ul. DOGMATICA 18. ; En qué es infalible la Iglesia ? g Cual es el objeto de su infalibilidad ? La Iglesia es infalible no ya en las cuestiones puramente cientificas, que no tengan relacién alguna con los dogmas ; sino en materia de fe y de costumbres, es 4 saber ; en lo que concierne 4 las cosas dela religién : tales como la definicién de los articulos de ja fe, la interpretacién de las Escrituras, la explicacién del Simbolo, Ja decisién do las controversias dogmaticas, la condenacién de las herejias y de los errores, la regla de las costumbres, la disciplina general, la liturgia y la canonizacién de los Santos. 19. ; Cudles son en la Iglesia los hombres que poseen el privilegio.de la infalibilidad, pronuncian Jos oraculos del Espiritu Santo y deciden las cues- tiones de doctrina en ultimo término como el mismo Jesucristo ? — Son los que representan 4 la Iglesia universal, esto es, 4 toda la Iglesia docente: asaber: el Papa— y el cuerpo de los Obispos, unidos al Papa como 4 su cabeza. Pero como quiera que los Obispos pueden hallarse dispersos en sus didcesis 6 reunidos en concilio, para dar una contestacién completa y precisa, afiadiremos: Son infalibles: 1°.El Papa hablando ew cdtedra, 2°. Los Obispos dispersos ; pero unidos en comu- nién y fe con la Silla apostélica ; 3°. los Obispos reunidos en concilio ecuménico bajo la autoridad del Papa: Notemos aqui que no hay propiamentehablando, muchos ordculos infalibles, muchos tribunales supremos, como si el Papa y el Episcopado estu- viesen separados 6 independientes uno de otro; porque el cuerpo episcopal y su cabeza se hallan tan inseparablemente unidos camo la cabeza y los AUTORIDAD DOCTRINAL DE LA IGLESIA 1a7 miembros en el cuerpo humano. Ahora bien, esta unién supone no dos tribunales supremos sino un solo tribunal en dos estados diversos : el Papa. solo,y el Papa con los Obispos.— Cuando el Papa lo juzga conveniente, define solo ; cuando lo cree necesario y oportuno, convoca el concilio ecumé- nico. 20. El Papa no es propiamente infalible mas que cuando habla ew cdtedra 6 desde lo alto de la Catedra de San Pedro, como maestro y doctor universal de la Iglesia. es 4 saber, como lo explica el Concilio Vaticano: (1) ewando ejer- ciendo el oficio de Pastor y Doctor de todos los cristianos, define en virtud de ta suprema auto- ridad Apostolica, que una doctrina concer- niente & la fe 6 é las costumbres debe ser profe- sada por toda lo Iglesia. — Cuando el Soberano Pontifice ensefia de'una manera menos solemne y sin pronunciar definiciones rigorosas, por ejem- plo, condenando simplemente ‘ciertas doctrinas, sus ensefianzas exigen de los fieles un piadoso asentimiento que no pueden éstos rehusar sin incurrir en temeridad censurable; porque el Pastor supremo es Doctor de Ja Iglesia aun cuando no tenga intencién de emplear en toda su plenitud la autoridad doctrinal que le ha sido confiada. . La ensefianza undnime de los Obispos dispersos, tacita 6 expresamente autorizada por el Papa, es infalible en materia de fe y de costumbres. Esta unanimidad se entiende en sentido moral y puede existir aun cuando algunos Obispos condenan la doctrina contraria. Un obispo en particular puede equivocarse y caer en herejia ; la unién 6 junta (1) Const, Pastor wternus, cap. 4. El papa hablando ot edte- dre. Obispos dispersos. Coneilio ‘eaménico. Predica- cion ¥ ratecismo. 148 PARTE Il. DOGMATICA moral de los Obispos, constituyendo la Iglesia docente, goza de la especial asistencia del Espi- _ritu Santo para no enseflar error ninguno. 21. El Concilio ecuménico universal es la reu- nin general de todoslos Obispos de la Cristiandad convocados por el Papa y presididos por él 6 por sus delegados. — Esta augusta asamblea repre- senta 4 la Iglesia docente, goza de la asistencia particular del Espiritu Santo, y todas sus decisio- nes en materia de fe y de moral, ratificadas por e! Papa son ordculos infalibles de la verdad suprema, Todos los fieles deben someter a ellos su entendi- miento, de suerte que quien no lo hiciere incu- rrira en anatema naufragando en la fe y hacién- dose acreedor a la eterna reprobacisn. Cuéntanse desde los Apdstoles 19 concilios ecuménicos. Podrian contarse 20 si se calificase de tal el celebrado en Jerusalén 16 afios después de la Ascension del Salvador y presidido por el Apéstol San Pedro ; empero la costumbre admi- tida lo incluye entre los concilios particulares. — Los ecuménicos mas célebres son : el de Nicea en 325; el de Efeso y el de Calcedonia en el siglo Ve; el cuarto de Letran en 1215; el de Florencia en el siglo XV; el de Trento celebrado en el siglo siguiente contra los protestantes que fué el 18°; por ultimo, el 8 de Diciembre de 1869 vimos abrirse el décimonono en la Basilica del Vaticano bajo la presidencia de Pio IX. 22. Los ordculos infalibles de la Iglesia ¢ de qué modo se comunican 4 los fieles ? Las ensefianzas de los Papas y de los concilios son transmitidas y comunicadas & todos los fieles por los Obispos y los presbiteros por medio del catecismo y de la predi- cacién, Estos medios, en cuanto reproducen fiel- AUTORIDAD DOCTRINAL DE LA IGLESIA 149 mente la ensefianza infalible venida de lo alto (1), estan 4 su vez al abrigo de todo error, y los mis- mos fieles escuchande esta ensefianza no pueden equivocarse: escuchan a la Iglesia y al mismo Jesucristo : Qui vos audit, me audit. (2) Lo que se produce por el heelto mismo de que el Obispo permanece en unin con el Papa, y los simples presbiteros con el Obispo. Resumen dela doctrina, CAPITULO SEGUNDO DIOS Y SUS ATRIBUTOS 1. La doctrina catélica concerniente 4 la natu- raleza divina y 4 sus atributos puede resumirse en los puntos siguientes : Existe un solo Dios criador del cielo y de la tierra. — Dios es infinitamente perfecto : poses en si mismo, segtin nuestra manera de concebir, todas las perfecciones y todas las buenas cualidades en grado infinito : su naturaleza es un océano, la plenitud de todo lo que es bueno y perfecto, del ser, de la vida, de la bondad, de la belleza, de la sabidurfa y de todos los bienes ; 6 mas bien, es el Ser, la Vida, la Verdad, la Belleza, y la Bondad misma, porque todas estas cualidades las posee por su esencia. Una cosa buena puede dejar de ser, pero la bondad es siempre buena : es su misma esencia y no su cualidad. 2. Estas perfecciones separadamente considera- das, llamanse propiedades esenciales 6 atributos, de los cuales vemos adornada 4 la naturaleza divina como al so} de su luz ; divideselas en tres clases : atributos guiescentes 6 inactivos, esto es, que no prodicen abtos; atributosoperativos y atri- butos morales (1). . (1) Todos estos atributos, son adsolutos y comunes 4 las tres divinas personas : y no deben confundirse con los relatives, como la prternidad, la filiacién, etc.; que son respectivamente propios de las diferentes’ personas de la Santisima Trinidad. DIOS ¥ SUS ATRIBUTOS 151 Articulo primero ATRIBUTOS QUIESCENTES 3. Los atributos quiescentes son : la unidad, la simplicidad, la infinidad, la eternidad,lainmen~ sidad y la inmutabilidad. . La unidad. No hay mas que un solo Dios, que ocupa la cima de Ja inmensa escala de los seres, como causa suprema de todas las cosas, causa increada, infinitamente superior al mundo de las criaturas ; es esencial 4 la naturaleza divina ser unica; si no lo fuese, Dios no seria el ser supremo. 4, La unidad de naturaleza en la divinidad no es incompatible con la pluralidad de personas, como se vera en el capitulo siguiente. 5. La simplicidad de la naturaleza divina excluye todas las imperfecciones de lo que es com- puesto y material. Dios es un espiritu puro, cuyas perfecciones no son, como las facultades de nues- tra alma, realmente diversas las unas de las otras. — Las divisiones que hacemos en Dios son obra de nuestro espfritu que tiene necesidad de dividir 6 diferenciar para entender. 6. La infinidad de la naturaleza divina 6 la perfeccién infinita, consiste en el conjunto de todas las perfecciones que Dios posee en su plenitud. — Las perfecciones, que se llaman puras, tales como la inteligencia, El las posee formalmente y en si mismas. — No sucede asf con las que estdn mez- cladas de imperfecciones : por ejemplo, la razin que tiene necesidad de comparar y deducir para entender. Dios no posee estas cualidades en si tmismas, sino en otras mejores que las contienen virtual 6 eminentemente; 4 la manera que la 152 PARTE II, DOGMATICA moneda de oro contiene la moneda de plata,y como el genio del artista contiene la obra que puede producir. Asi la inteligencia infinita de Dios com- prende eminentemente la perfeccién de la razén. 7. La eternidad excluye de la divinidad todo comienzo, todo fin y toda sucesién. Mientras que las criaturas pasan por la sucesién continua del tiempo, Dios permanece en una eternidad pre- sente; semejante 4 un centro inmoévil en medio del circulo que gira alrededor de 6]. — Siel tiempo es duracidn sucesiva, la eternidad es dura- cién simultanea, es la plenitud de la duracién, que Dios posee sin sucesién, como la inmensidad es la plenitud del espacio, que Dios llena sin movimiento ni progresién. El tiempo no es parte sino sombra de la eternidad, 6 segtin la expresidn conocida, una imagen movible de la inmovibilidad eterna. 8. La enmensidad de Dios es como la difusién de su simplicidad. En virtud de ella la naturaleza divina se encuentra necesariamente toda entera en todo lugar, en todo espacio. Es, como ha dicho muy bien cierto filésofo, una esfera admirable, cuyo centro esta en todas partes y la circunferen- cia en ninguna. Tenemos una imagen aunque muy imperfecta en nuestra alma, repartida en nuestro cuerpo de tal suerte, que se halla toda entera en todo el cuerpo, y toda entera en cada uno de nuestros miembros. La inmensidad de Dios produce omnipresencia su stancial, Dios esta presente en todas partes sin manifestar sin embargo igualmente su presencia en todos los lugares : por esto decimos que esta presente de un modo especial en los templos y en el cielo, porque alli hace brillar con mas viva luz sus diyinos atributos, DIOS ¥ SUS ATRIBUTOS 153 9. La inmutabilidad. Dios es inmutable en si mismo y se halla exento de toda vicisitud de cambio. Verdad es, que con relacién 4 nosotros parece cambiar y mostrarse, ora propicio, ora irritado; pero estas variaciones provienen de las criaturas, que, ora se colocan bajo la accién del amor de Dios, ora bajo la de su justicia. Artfculo segundo ATRIBUTOS OPERATIVOS 10. Los atributos operativos de Dios, principios de sus obras exteriores de los cuales el hombré participa, son : la inteligencia, la voluntad y el poder. 11. 1°. La inteligencia, 4 la cual se refieren la ciencia y la sabiduria de Dios, es el conocimiento 6 vista clara 6 intuitiva de todas las cosas. Se la llama también la omnisciencia de Dios. Dios lo ve todo : lo pasado y lo porvenir con la misma claridad que lo presente, lo que se hace 4 la luz del dia como los mas recénditos pensamien- tos ocultos en el fondo del corazén del hombre : nada hay escondido 4 sus ojos. Ve las cosas sin sombra y sin velo, tales como son en si y no puede ignorar nada ni equivocarse nunca. Su conocimiento de las cosas futuras en nada coarta Ja libertad de los hombres. 1 ve lo futuro como nosotros vemos las perspectivas lejanas. Ve en lo que estd por venir a los que libremente se condenan, como vemos nosotros en Jontananza al desgraciado suicida arrojarse en un precipicio : nuestra vista, como la de Dios, no influye para “nada en la libertad del acto de que somos espec- tadores. 154 PARTE II, DOGMATICA 2°. La voluntad de Dios es una facultad libre- mente activa ni mas ni menos que la voluntad humana que es imagen suya; pero difiere de ella por su perfeccién infinita. _ Por mas que sea una y simple en si misma, la voluntad de-Dios toma diferentes nombres segin su objeto : Asi se distingue la voluntad de signo y la voluntad de consentimiento. La voluntad de signo puede también llamarse de regla 6 de direccién, y es la que da preceptos y consejos. Lldmase voluntad de consentimiento la eficaz 6 permisiva que hace las cosas 6 permite que suce- lan. Lavoluntad de Dios esta siempre dirigida por su infinita sabiduria: es santa, libre y todopoderosa. 3°. El poder de Dios es infinito; llamasele omnt- potencia : en su virtud nada es imposible 4 Dios, excepto lo que implica pecado 6 contradiccién. — 1 cred el universo con una palabra y podria del mismo modo crear mil mundos nuevos; cuida de la existencia de las criaturas, y podria aniquilar todas las cosas con un solo acto de su voluntad. Nada se le puede resistir: El puede desbaratar en un instante todos los ejércitos de los reyes, confundir todala sabiduria humana, desenmascarar 4 todos los embusteros, desconcertar todos los planes, y todos los esfuerzos y poderes de la tierra y del infierno... Puede vivificar lo que estd muerto, fortificar lo que es débil y enriquecer lo que es indigente y pobre. Todo le es igualmente facil, asi en el orden de la naturaleza como en el de la gra- cia. — Usa de este poder como quiere, esto es, con perfecta libertad, pero siempre segin las miras de sabidurfa y santidad infinitas. DIOS ¥ SUS ATRIBUTOS 4155 Articulo tercero ATRIBUTOS MORALES 12. Los atributos que se Haman morales consti- tuyen en cierta manera las virtudes de Dios que Jas criaturas racionales deben imitar. — Los princi- pales: son la sabiduria,la bondad, la caridad,la pro- videncia, la veracidad, la misericordia y la justicia. 13. 1°. La sabidurta considerada como perfec- cién moral, es la perfecta conformidad dela volun- tad divina con la divina inteligencia; el amor supremo del orden que hace que Dios obre siem- pre por fines dignos de El, y que se dirija 4 esos fines por medios convenientes, igualmente dignos de sus infinitas perfecciones. Muchas veces la sabiduria de Dios se oculta por su sublimidad 4 la inteligencia de las criaturas: el acto mds insigne de la divina sabiduria, la redencién del mundo por Ja cruz, 4 los ojos de la sabidurfa puramente humana, parece locura, 2°. La bondad se toma aqui en su sentido rela- tivo, en tanto cuanto Dios es bueno para nos- otros. No difiere de la benevolencia y de la bene- ficencia. Es la propensién 6 inclinacién de Dios 4 comunicar su felicidad 4 las criaturas, segin su condicién y los consejos de su sabiduria. - 8°, La caridad y la misericordia de Dios (1). Esta bondad, infinita en Dios, considerada en rela- cién con las criaturas vacionales, se llama también caridad, en cuanto Dios nos ama como padre, y misericordia en cuanto dispensa sus beneficios 4 (1) Para comprender en toda su plenitud la misericordia, después de haberla considerado en su relacién con la caridad, la estudiaremos también mas adelante en su relacion con I, Justicia, Dios guiere 1a salvacién de todos los hombres. 156 PARTE It, DOGMATICA los miserables, i los infortunados y pecadores. 4°. Eintiéndese por santidad de Dios, de un lado su odio infinito 4 la iniquidad, odio que semejante ala luz mas pura excluye toda sombra de pecado; de otro su amor supremo 4 la justicia, amor que encierra la posesidn de todas las virtudes en grado de perfeccion infinita. La santidad de Dios es también el manantial de donde se deriva la santidad de las criaturas. 14, En virtud de su bondad, de su misericordia y de su santidad, Dios quiere salvar 4 todos los hombres, segin la frase de San Pablo : Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conecimiento de la verdad (1. Tim. n, 4); y segun esta otra: El Padre celestial no perdono ad su propio Hijo, sino que le entrego a la muerte por nosotros (Rom. vin, 32). — Si hay quien se pierde,4 pesar de los medios de salud que Dios le proporciona, no debe quejarse de Dios sino de si mismo y de sus pecados. La tinica causa de reprobacidén es la rebeldia de la criatura, el pecado libremente cometido. Nadie sera conde- nado, sino por su propia culpa. En cuanto 4 los nifios que mueren sin Bautismo, side una parte no pueden entrar en el cielo 4 causa del pecado original de que van manchados; de otra no podran sufrir los suplicios del infierno, castigo de los pecados actuales que no han come- tido. Su estado responderda 4 la vez 4 la justicia de Dios y 4 su misericordia. — La opinién general- mente admitida entre los Doctores y Padres, es que los nifios muertos sin Bautismo no sufriran en manera alguna la pena de sentido; pero estarin privados de 2a vision beatifica. Ademas el Angel de las escuelas ensefia, que esta privacién no les DIOS Y SUS ATRIBUTOS 157 causara tormento, y que gozardn de cierta felici- dad derivada de los dones naturales, del conoci- miento y del amor que han recibido de Dios. 5°. Liimase providencia de Dios su sabiduria y bondad en el gobierno del mundo. — Comprende dos cosas: 1°. La destinacidn de todas las criatu- ras 4 su fin, lo que constituye el designio, el orden y la subordinacién ; 2°. la ejecucién de este orden y de este designio por medios convenientes, — La Providencia abraza la conservacién de Jas criatu- pas. su subsistencia, el remedio de sus miserias y el socorro en todas sus necesidades. Extiéndese 4 todas las partes de la creasién y hasta 4 los mas pequefios insectos ; pero su principal objeto es el hombre. Distinguese una doble providencia : 1°. la natu- ral; 2°. la sobrenaturaé que se relaciona con el orden de la gracia. 6°. La veracidad. Dios, soberana verdad en si mismo,es también la suprema verdad para nosotros. Isl no puede engafiarse ni engafiar a las criaturas, ya cuando les ensefia alguna doctrina, ya cuando les hace alguna promesa. — La veracidad com- prende, pues,la infalibilidad de Dios y su fidelidad en las promesas. La primera es el fundamento de nuestra fe, la segunda de nuestra esperanza. 7°. La misericordia y la justicia de Dios. Estas dos perfecciones, en el sentido que aqui se toman, refiérense a los pecadores (1). La primera se ejerce con los arrepentidos, por el perdén'y la recompensa; la segunda con los impenitentes y endurecidos por el castigo y la condenacidn, cuyo rigor es igual 4 la malicia del pecado. (1) En sentido menos restringido, refidrense también 4 los justos que Dies corona con su justicia y su misericordia, Exposicién del dogma. CAPITULO TERCERO ‘LA SANTISIMA TRINIDAD Hemos considerado 4 Dios en su naturaleza y en sus atributos naturales; hemos visto que la esencia divina, 6 1a divinidad, es unica; que Dios es uno y solo en su naturaleza. Debemos aiiadir que no es ni uno ni solo en persona ; hay tres per- sonas divinas. — En ésto consiste el dogma y el misterio de la Santisima Trinidad, revelado en las Santas Escrituras. Bautizad, dijo Jesucristo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. La Santisima Trinidad es el primero, el mis sublime y el mds profundo de -todos nuestros misterios. 1°, Expongamos la doctrina de la fe que con él se relaciona; 2°. hagamos algunas con- sideraciones sobre el mismo misterio. Articulo primero DOCTRINA DE LA SANTISIMA TRINIDAD 1. La fe nos ensefia que Dios es una Trinidad de personas divinas; esto es, que en una sola esencia 6 naturaleza divina, hay tres personas, el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo. Estas tres personas son numéricamente distintas entre si, LA SANTISIMA ‘TRINIDAD 159 “pero perfectamente iguales, no teniendo las tres’ mds que una sola naturaleza 6 sustancia: son consustanciales. 2. Las tres personas son eternas, existiéndo desde la eternidad cada una de la mafera que le es propia. Dios Padre existe sin nacimiento ni origen ; Dios Hijo deriva su origen del Padre por via de generacién : es engendrado del Padre; Dios Espiritu Santo toma su origen por via de “procesion : procede del Padre y del Hijo, como de un solo principio. 3. Los atributos de la esencia divina son comunes 4 toda la Trinidad : el poder, la sabidu- ria, la santidad, pertenecen igualmente 4 cada una de las tres personas. Lo mismo sucede con todas las obras exteriores de Dios en el universo : la creacién, la redencién, la santificacion del mundo y de Jas almas, son del mismo modo obra comin de Jas tres personas. — Conviene sin embargo advertir que la Santa Escritura sefiala como propio del Padre, el poder y Ja creacidn; del Hijo, la sabiduria y la redencién ; del Espi- ritu Santo, la santidad y la santificacién. Esta manera de hablar se llama apropiacidn : fun- dase en las propiedades de las diversas personas, y se extiende también 4 otros atributos y 4 otras obras. 4. En cuanto 4 la redencidn, pertenece 4 Dios Hijo, no solamente por apropiacién, sino también por ejecucidn personal. Queriendo Ja Santisima Trinidad salvar al género humano, Dios Hijo, la segunda persona, descendié del cielo, y se hizo hombre, vistiendo la persona divina de la natura- Jeza humana. En esta naturaleza, se incluia la suya propia, y murid sobre la cruz, victima Propieda- des de las personas. Attibutos comancs y de apro- piaciéa, La redencién propia del Hijo, Manifosta- Vonida, misién. Nombres. 160 PARTE I, DoGMATICA expiatoria por todo el género humano. Por esto se le llama Dios hecho hombre, Hombre-Dios, Mediador, Redentor y Autor de nuestra salud por su Pasion. . 5. Las tfes divinas personas se manifestaron juntas en el bautismo de Jesucristo : Dios Hijo era visible como hombre, el Espiritu Santo se apare- cid en figura de paloma, y el Padre Eterno hizo oir su voz diciendo de Jesucristo : Este es mi hijo muy amado en quien yo he puesto mis compla-- cencias. 6. Llamase venida, descendimiento, 6 misidn, & las relaciones de Jas divinas personas con los hombres sobre la tierra. Estas relaciones pueden ser visibles 6 invisibles. —- Dios Hijo fué enviado por su Padre, para salvar el mundo ; Dios Espiritu Santo fué enviado por el Padre y el Hijo el dia de Pentecostés para santificar la Iglesia; Dios Padre no fué enviado pero vino 4 dar testimoniode Jesu- cristo. Estas son las misiones 6 venidas visidles. — La venida 6 la misién invisible tiene lugar cuando las divinas personas comienzan 4 influir en nuestras almas de una manera nueva; lo que sucede en el Bautismo, en la Confirmacién, en la Eucaristia y en los demas Sacramentos; en la Santa Misa y en la Oracién. Cuando las divinas personas descienden a las almas bien preparadas, las purifican y ponen su morada en ellas, como en templos vivientes. Esta inefable unidn de la divina Trinidad con las almas santas nos fué revelada por | Jesucristo, .cuando dijo : Aguel que me ama, guardard mis palabras ; y mi Padre le amard, y vendremos & él y haremos en él nuestra mo- rada (San Juan, xvi, 28). 7. En cuanto 4 los nombres de las tres divinas LA SANTISIMA TRINIDAD 161 _ Personas, como expresan sus propiedades perso- nales, son incomunicables; no hay mds que un Padre, un Hijo y un Espiritu Santo. — Dios Hijo se llama también el Verbo 6 la Palabra, la Sabi- duria, la Imagen sustancial del Padre; Dios Espiritu Santo es llamado también la Caridad, el Amor, la Union del Padre y del Hijo, el Pard- elito 6 Consolador, el Don del Altisimo y el Dis- tribuidor de los dones. Toda esta doctrina relativa 4 la Santisima Tri- nidad, ha tenido que sernos revelada por la fe; nunca Ja razén la hubiese podido descubrir, por- que encierra lo que se ama un misterio. Articulo segundo MISTERIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD 8. Se entiende en general por misterio, una verdad cuya existencia podemos conocer con cer- teza, aunque no podamos comprenderla en si mis- ma,sino es de un modo imperfecto. Asi la luz que ilumina nuestros ojos, las semillas que arrojamos ala tierra, el pimpollo dela flor y el grano de arena que pisamos con nuestros pies, todo encierra secretos inexplicables : estos son misterios de la naturaleza ; hay también misterios en la fe. En materia de fe, se llama misterio, una verdad revelada, de tal modo superior 4 la inteligencia humana, que no hubiera podido conocerla sin Ja luz de la fe, y que después de haberla adquirido por via de revelacién, no podria comprenderla ni explicarla. 9. El misterio de la fe esta por cima dela razén sin serle contrario. Es un hecho del orden sobre- . uw Definicién del ~ misterio. Relacién Misterio dela Santisima Trinidad. 162 PARTE II, DOGMATICA natural, cuya existencia conocemos por la fe, pero sin comprenderlo; asi como conocemos muchos hechos del orden natural sin saberlos explicar. Si hay misterios en las criaturas que nos rodean 3 podra extrafiarse que los haya en el mundo sobrenatural é invisible, sobre todo en el que toca los abismos infinitos de la naturaleza divina ? — Preciso eS por lo tanto, que la razén se someta con docilidad 4 la palabra de Dios : querer pene- tar en todas las profundidades, seria culpable temeridad. Los misterios de la fe son como el sol : impenetrables en si mismos, iluminan y vivifican a los que reciben su luz; pero ciegan los ojos audaces que quieren investigar su esplendor. 10. El misterio de la Santisima Trinidad con- siste en el doble hecho de la pluralidad de las per- sonas y de la unidad de la naturaleza en Dios. — Sobre la tierra, cada persona tiene su cuerpo y su alma propios, es decir, su naturaleza individual 6 incomunicable, Por ejemplo, en una familia, el padre, la madre y el hijo, son tres personas, cada una de las cuales tiene su naturaleza propia; en Dios, el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo son tres personas, y una sola naturaleza. — Nosotros no comprendemos ¢émo puede ser esto, porque desconocemos los términos de naturalesa divina y personas divinas, Sabemos solamente que la naturaleza no es la persona; lo que nos basta para saber que en esta expresidn las tres divinas personas no tienen mas que una sola natura- leza divina, no son més que un solo Dios, no hay contradiccién. 11. La impiedad, pues, es injusta al repetir esta vana objecion ; la Trinidad es una contradic- cion : admitirla, equivale & decir que tres son LA SANTISIMA TRINIDAD 163 uno. Respondemos negando el swpuesto : la fe no dice que tres son wno, que el nimero tres es lo mismo que la unidad, ni que tres personas ‘sean una persona; ensefia que las tres divinas personas no son mas que un solo Dios, porque no tienen mas que una sola naturaleza divina. Doctrina miste- riosa en verdad, y extrafia en apariencia, pero que no encierra ninguna contradiccidn real. 12. Por lo demas si este misterio sobrepuja nues- ta inteligencia y no podemos en esta vida llegar dexplicarnoslo, no faltan en la naturaleza unas imagenes de la Santisima Trinidad, que pueden facilitarnos la concepcién de ese dogma y hacernos sentir su conveniencia. Tales son : el alma huma- na, dotada de tres facultades distintas, la inteli- gencia, la voluntad y la memoria con las cuales parece confundirse ; — el sol que es 4 lavez fuego, luz y calor, — la raiz, el tallo y las ramas for- mando una sola planta, — tres luces iluminadas la una por la otra, y esparciendo la misma clari- dad: Dios Hijo, decimos en el simbolo de la Misa, ,es Dios de Dios, luz de luz. A estas imigenes propuestas por los Santos Padres, afiadimos el tridngulo simbdlico, en que la unidn misteriosa de los tres angulos parece una sombra de la Santi- sima Trinidad. Sin embargo, estas figuras y estas imagenes imperfectas, estan muy lejos de explicar el fondo del misterio. Debemos inclinar siempre nuestra débil inteligencia ante la suprema, y creer con todo nuestro corazén en el misterio de la Santi- sima Trinidad, como en todas las demas verdades que Dios nos ha revelado: Creo, Dios mio, porque vos lo habéis revelado, y vuestra palabra es infalible,; en esta fe quiero vivir y morir. Imagen dela Santisima Trinidad. Criaturas, CAPITULO CUARTO CREACION DEL MUNDO, — LOS ANGELES. — EL OMBRE, EL PECADO ORIGINAL 1. Acabamos de exponer lo que la fe nos ensefia con relacién 4 Dios considerado en si mismo, en su naturaleza y en su personalidad. Pasemos ahora a la doctrina, que se refiere 4 las obras de Dios. Las cuales se resumen en dos partes distintas : Ja creacién del universo y la providencia, que lo gobierna, Entendemos aqui por providencia, la eco- nomia, la accién, 6 el encadenamiento de acciones, por el cual Dios conduce a su fin 4 todas las cria~ turas, y especialmente 4 las que ocupan el primer rango en el mundo visible, el hombre, el género bumano, Hablemos en primer lugar de la creacién del mundo, después de los angeles, y por ultimo del hombre y del pecado original. Articulo primero CREACIGN DEL. MUNDO 2. Dios ha creado, es decir, ha sacado de la nada el cielo y la tierra, con todos los seres que contiene asi corporales como espirituales. — Esta expresion comprende todo Jo que existe fuera de Dios; 4 saber: la tierra que habitamos, el sol, la CREACION DEL MUNDO : 165 ‘luna, todos los astros del firmamento, los millones de globos y de soles que ocupan la inmensidad del espacio; los seres vivientes, las plantas, los ani- males, los hombres, y por ultimo los angeles, 6 las criaturas invisibles y puramente espirituales. Todo este universo fué producido por una sola palabra del Criador, por un simple acto de su voluniad omnipotente : Habld y todo fué hecho; mando y todo fue creado (Ps, cxivut). 3. En la primera pagina del Génesis, cuenta la Escritura la historia de la creacién. Conviene distinguir en este relato los puntos claros y ciertos de los oscuros y discutidos. Los claros y ciertos son los siguientes : 1°. Dios en el principio de los tiempos, cred el cielo y la tierra. 2°. Dios hizo 4 su imagen y semejanzaal primer hombre, padre tnico de todo el género humano. 3°, Dios establecié el Sibado, para consagrar al culto divino el séptimo dia, y lo hizo en memoria de la creacién, cuyos distintos dias fueron el tipo del perfodo semanal. 4°, Dios formé nuestra tierra, tal como ahora existe, con sus aguas, plantas y animales de diversas especies (1), y ejecutd esta obra en el espacio de seis dias. Los puntos siguientes son objeto de discusidn y no han sido definidos por la fe: 1°, 3 Cémo hemos de entender los dias de la ereacién?— La palabra hebrea tom traducida por dia, puede designar un espacio de 24 horas, 6 un (1) La teoria imaginada por Darwin para probar que tas especies pueden 4 la larga derivarse unas de otras, ha sido refutada por Quatrefages, Lecomte y otros sabios. Vease Revue catholique, Agosto 1871. Los seis dias. 166 PARTE I, DOGMATICA periodo indefinido, 6 una simple distincién de orden, sin distincién de tiempos. 2°. 3 Cudl fué el estado primitivo del mundo antes de los dias de la creacidn ? g Hubo primitiva- mente plantas y animales, envueltos en el cata- clismo inmenso que produciria el caos mosaico ? 3°. 3 Las diversas palabras del Creador que constituyen los actos distintos de la creacién, pro- dujeron su efecto de una vez, 6 gradualmente ? 4 Las plantas habian ya aparecido cuando vinieron Jos animales? ; Han existido especies de plantas y de animales que luego perecieron, y otras con que después han sido reemplazadas ? 4°, ; Cémo debe entenderse la obra del cuarto dia, cuando Dios, segtn dice el texto sagrado, hizo el sol y los astros para iluminar la tierra?; Quiere esto decir que el sol.y los astros comenzaron 4 existir entonces? 4 mas bien, creados antes, comenzaron desde entonces 4 iluminar la tierra, capaz ya de recibir su constante influencia? Estas cuestiones y otras semejanies no defini- das ni por el texto biblico ni por la interpretacién de Ia Iglesia, dejan campo abierto 4 las investiga- ciones de Ja ciencia (1). 4. En cuanto 4 la antigiiedad del mundo, la fe nos ensefia que no es eterno y que ha sido creado en el tiempo 6 en el principio del tiempo. Los libros santos comienzan 4 contar los afios, no desde la creacién del mundo,sino desde la creaciéndelhom- bre,y su cuentasdlonosda una cronologia incierta, que varia de 4,000 4 5,500 afios 6 mas transcu- rridos desde Adan hasta la venida de Jesucristo. (1) Véase Schouppe, Cursus scripture sacra, tomo I, parte 2 solutio diffewtatum. — Swolls. La Creacién y la obra de los seis dias, Brus, Closson. : L08 ANGELES Y LOS DEMONIOS 167 5. El fin que Dios se propuso al crear el mundo, fué su gloria, 6 la manifestacién de sus divinos atributos, y la verdadera felicidad de Jas criaturas racionales. Articulo segundo Los ANGELES 6. Entre todas las criaturas de Dios ocupan los angeles el primer lugar por la sublimidad de su naturaleza. Son los angeles espiritus puros, no destinados como el alma humana 4 animar un cuerpo. — Tienen sin embargo la facultad de manifestarse 4 los hombres bajo la figura de cuerpos figurados. La naturaleza angélica es muy superior a la del hombre : los angelesestan dotados de inteligencia, de voluntad, de poder, de una belleza natural que excede con mucha ventaja 4 todo lo que en este género se encuentra de mis perfecto entre los hombres. Un solo angel extermindé en una noche 185,000 hombres del ejército del rey Sennachérib. — Vi otro dngel, dice San Juan, baiar del cielo: tenta gran poder y toda la trerra fué iluminada con el esplendor de su gloria. (Apoc. xvi, 1.) Todos los angeles fueron investidos desde su origen con la luz de la gracia, destinados 4 gozar de ja gloria y de la visién beatifica, y 4 ser los ministros de Dios y los principes y el ornamentode su corte celestial, — Pero habiendo de admitirlos a participar de su gloria, quiso Dios que pasasen por una prueba en que mostrasen su fidelidad. Todos padecimos en esta prueba; porque gran nimero de ellos rebelandose contra su soberano Fin dela crencién. Naturaleza de los Angelos. Gracia originas y caida do los Angeles. Ndmero de los Angeles, % Serarquias y coros de Jos Angeles. Nombres, Demonios. Tentacio- nes y yosesio- ~ nes. 168 PARTE II. DOGMATICA sefior, cayeron en el pecado del orgullo, y fueron precipitados para siempre en elabismo del infierno. Estos son los demonios. Los demas, permaneciendo fieles fueron admitidos en la gloria del cielo : Ma- maseles angeles del cielo, angeles de luz, buenos y santos angeles. 7. Los angeles del cielo son numerosisimos. El profeta Daniel en sus visiones divinas, percibid millares y millones de estos gloriosos espiritus alrededor del trono de Dios. Se cree que su nu- mero supera con mucho 4 la multitud también muy considerable de los angeles caidos. 8. Dividense los angeles en tres jerarquias,cada. una de las cuales se divide en tres coros. La pri- mera es la jerarquia de los Serafines, de los Que- rubines y de los Tronos; comprende la segunda las Dominaciones, los Principados y las Potestades ; la tercera las Virtudes, los Arcangeles y los An- geles. 9. El nombre de angeles (que significa enviados) se aplica en el Jenguaje vulgar a todos los espiritus bienaventurados, sin distincién de coros ni de jerarquias. Solamente tres nos son conocidos por su nombre propio: Gabriel, es decir, Fuerza de Dios : Miguel, ; Quién como Dios? y Rafael, Re- medio de Dios. 10. Los demonzos, llamados también angeles malos, angeles de las tinieblas, no estin siempre confinados en el infierno. Gran nimero de ellos se encuentran dispersos en el mundo, donde padecen su suplicio. Llenos de odio contra Dios y contra el género humano, no piensan en otra cosa que en peder 4 los hombres. Por medio de las tentaciones tienden lazos 4 sus almas, para hacerlas caer en el pecado, Los ANGELES Y LOS DEMONIOS 169 / y por el pécado en el infierno. — Algunas veces también ejercen su maléfico poder sobre Jos cuer- pos, con’ posestones y vejaciones sensibles.. Sin embargo, ni pueden tocar el cuerpo humano, ni ejercer accién ninguna en el mundo visible, sin especial permisidn de Dios, y en cuanto al alma no pueden suscitarle tentaciones sino hasta ciertos limites. Dios es fiel, dice el Apdstol, y no perme- tird que sedis tentados en grado superior a vuestras fuerzas : aumentard su gracia segin la violencia del combate para que poddis soste- nerio.(I Cor.x, 13.) Dios quiere también que en las tentaciones imploremos su ayuda por medio de la oracién. 11. Los angeles buenos tienen por oficio alabar 4 Dios en el cielo, ser sus mensajeros, sus minis- tros, y los custodios del hombre sobre Ja tierra. 12. Se Haman angeles de la guarda 6 custodios, los espiritus celestiales 4 quienes Dios en su mise- ricordia ha confiado la guarda y defensa de los hombres. La fe nos ensefia que cada uno de nos- otros tiene un angel de la guarda unido 4 su persona durante todo el curso de la vida. Guardaos, dice el Salvador, de escandalizar al menor de mis Oficios de los angeles buenos, Angeles dota guarda, hijos, porque yo os aseguro que sus dngeles ven ~ sin cesar el rostro de mi Padre celestial. (San Mateo, xvut, 10.) — Por lo demas, es doctrina comin, fundada en las Escrituras, que las socieda- des, como la Santa Iglesia, las didcesis, los reinos, etc., tienen del mismo modo sus dngeles tutelares. El Angel de la guarda defiende4 su cliente contra los asaltos del demonio; procura preservarle de todos los males, inclusos los del cuerpo ; pero sus mayores esfuerzos tienden 4 sustraerle del pecado Beneficios dol Angel de la guards. Beatitnd de los Angeles. Creacisn dol hombre, 170 PARTE Il. DOGMATICA y de las ocasiones de pecar. Si tiene el dolor de verle caer en la tentacidn, le ayuda 4 levantarse, y 4 pesar de la resistencia del pecador y de su indocilidad, nunca Je abandona enteramente. Si le encuentra décil, le sostiene en el buen camino, yle hace progresar en la virtud y en Ja santidad. A este efecto, sugiérele buenos pensamientos, santos deseos, ofrece 4 Dios sus oraciones y buenas obras y le asiste sobre todo en el trance de la muerte. Después de la cual, si el alma que le ha sido con- fiada se halla en estado de pecado mortal, la aban- dona al demonio; si se encuentra en estado de gracia la conduce hasta el purgatorio, y cuando est’ enteramente purificada, la introduce en el cielo. 13. Los angeles gozan siempre de la visién bea- tifica de Dios, y durante su permanencia en la tierra, su beatitud les aconipaiia por todas partes, segtin la palabra del Salvador ya citada : Sus dn- geles contemplan siempre el rostro de mi Padre que estdé en los cielos, (San Mateo, xvu, 10.) Articulo tercero EL HOMBRE Y EL PECADO ORIGINAL § I. Origen y caida de la humanidad 14.Dios, después de haber creado infeligencias puras para poblar el cielo, hizo que habitasen en la tierra inteligencias unidas 4 los cuerpos: estos son los hombres. : Habiendo Dios provisto la tierra de plantas y de animales, y acabado la creacién de toda la natura- Jeza visible, formé una ultima criatura que debia EL NOMBRE Y EL PECADO oRIGINAL 171 ser la coronacién de su obra, el hombre, cabeza y rey de la creacién corporal. Creé al hombre 4 su imagen y semejanza dandole un cuerpo mortal, y un alma inmortal y libre, capaz de conocer, ser- vir y amar 4 su Criador, 15, El primer hombre fué Adin. Hizo Dios su cuerpo del barro de la tierra, y el alma del halito de su boca, Después cred 4 Eva, formandola, no sin misterio, de una costilla de Addn, porque debia ser su esposa y compafiera inseparable. Adan y Eva son los primeros padres del género humano : de ellos solos descienden todas las razas 6 variedades de hombres, esparcidos en la super- ficie de la tierra (1). Fueron creados en el estado de hombres perfec- tos, y dotados del pleno uso de la razén y de la palabra; 6 de otro modo, fueron colmados de preciosos dones en relacién con su fin sublime. 16, El cual no era otro que conocer, amar, bendecir y servir 4 Dios en la tierra y glorificarle eternamente en el cielo. Verdad es, que mirando solamente 4 la natura- leza del hombre, su destino parece limitarse 4 la tierra. Griatura terrestre, corporal é inteligente, su lugar propio parece ser el mundo visible donde debia alabar 4 Dios en sus obras y gozar la paz de una buena conciencia, como fruto natural de la virtud. Pero Dios en su misericordia elevd al hombre 4 un fin superior4 su naturaleza terrestre; y quiso que Negara 4 ser hermano de los angeles y qae tomase asiento en el cielo con los espiritus (1) Las hipétesis contrarias 4 este dogmahan sido victorfosa- mente refutadas por la ciencia. Véase de Quatrefages, De la unidad de la especte humana. Primeros padres, unidad do la raza humana, Fin del hombre. Fin sobrenatu- ral. Donos primitives x gratuites. Pecado do Addn, del pecado, 172 PARTE If, DOGMATICA bienaventurados. Por esto le enriquecié desde su origen con los mas excelentes dones. 17. Entre los cuales el primero fué la gracta san- tificante, llamada también justicia original, porque fué concedida al hombre desde su origen. A este primer tesoro afiadié Dios otros : la integridad 6 ja exencién de la concupiscencia, Ja cienciainfusa, la inmortalidad y la felicidad. Todos estos dones eran gratuites y ajustados 4 su naturaleza. Addn Jos habria transmitido en herencia 4 sus hijos, si hubiera permanecido fiel 4 Dios su bienhechor y maestro. Enriquecidos asi de gracias y de privilegios, Adin y Eva fueron colocados en el Paraiso terre- nal, jardin de delicias que Dios les habia prepa- rado para que viviesen alli en la inocencia hasta el momento en que sin pasar por la muerte fuesen transportados al Paraiso celestial, mansién de la gloria. — Todos estos bienes, sin embargo, Jos perdieron por el pecado. 18. Queriendo que sus criaturas permaneciesen obedientes 4 El, Dios les impuso una prohibicion severa, pero facil de cumplir. Les prohibid bajo pena de muerte, comer del fruto de uno de los avboles del Paraiso. — Desobedecid Adan 4 su Criador comiendo del fruto prohibido 4 invitacion de Eva, que se habia dejado seducir por la ser- piente, 6 mas bien por el demonio, el cual habia tomado la forma de este animal para tentar 4 nuestros primeros padres, hacerles caer en pecado, y perderles con todds sus descendientes. El pecado fué muy pronto seguido de su cas- tigo : Adin y Eva fueron arrojados del Paraiso terrenal, despojados de todos los dones gratuitos de Dios y condenados 4 vivir sobre la tierra como EL HOMBRE Y EL PECADO ORIGINAL 173 en un lugar de destierro hasta la hora de su muerte. Tal debia ser también la suerte de su .poste- ridad. Habiendo perdido los bienes que habian recibido en patrimonio, nuestros padres pecadores no podian transmitirlos 4 sus hijos y debian; ay! dejarnos en herencia, con su pecado, todo el triste cortejo de penas y males que acompafia 4 los pecadores. De ahi se deriva la condicidn actual del género humano que es la de una raza decaida y culpable. Tal es el dogma del pecado original; he aqui la doctrina. § Il. Doctrina relativa al pecado originat 19. Todos los hombre pecaron en Adan su pri- mer padre, en cuanto el pecado de Adin lo mismo que las penas que lo acompafian, se transmite por via de generacién 4 toda su posteridad. Asi todos los hombres nacen culpables é hijos de ira : en su alma, creada 4 imagen de Dios, llevan como un sello del demonio, que cubre la imagen del Criador. Tal es el pecado original, llamado tam- ‘bién asi porque los hombres le contraen en su origen. Se le puede definir, segin el Concilio de Pecado original, Trento : El pecado de Addn en cuanto esté por | la propagacion en cada hombre al venir a este mundo, como pecado verdadero é inherente d su naturaleza. 20. Con el pecado, los hijos de Adin heredan todos los efectos del mismo pecado. Los cuales consisten en pérdidas y en penas. 1°. El hombre perdié por el pecado todos los bienes de que la naturaleza humana habia sido gratuitamente Efectos del pocado original, 174 PARTE I, DOGMATICA enriquecida en la persorla de nuestros primeros padres : la gracia santificante 6 la justicia ori- ginal, asi como la gloria del cielo de la cual era prenda esta gracia; y en el orden natural el don de felicidad corporal y de inmortalidad. — 2°. Hi- zose acreedor 4 las penas positivas, 4 la cdlera, 4 la indignacién de Dios y 4 la dura esclavitud del demonio. — Ademis de esto, privado de su primi- tiva felicidad, cayé todo entero por su cuerpo y por su alma en condicién lamentable. Su cuerpo ha quedado sujeto 4 la muerte, 4 las enferme- dades, 4 los dolores y 4 todas las miserias que la naturaleza convertida en enemiga suya, no cesa de causarle; su alma ha recibido también pro- fundas heridas. Horidas Las heridas del pecado en el alma son, segtin la felalma. doctrina del venerable Beda, en numero de cuatro : La ignorancia en el espiritu ; la malicia 6 la propensién al mal en Ja voluntad ; y en la sensibilidad, de una parte la flaqueza, y de la otra, lo que se lama la concupiscencia, esto es, ~ ye ee 5 inclinacién a los placeres sensuales, 4 los hono- res 7 tro heridas tomadas en conjunto, constituyen lo quese lama fomite del pecado, especie de enfermedad moral que corrompe la naturaleza humana, y la inclina 4 todos los vicios. Remisiin 21. El pecado original desaparece con el bau- del pecado tismo, cuyas aguas regeneradoras borran todas eweinsl. Jas manchas contraidas en el nacimiento. No hay culpabilidad en el bautizado, que es como un hijo de Dios nuevamente nacido; pero no queda libre de la concupiscencia y de las miserias de la vida, Dios las deja, como materia de combate y de triunfo, y no desapareceran completamente, hasta EL HOMBRE Y EL PECADO ORIGINAL 175 el dia de la regeneracién corporal, esto es, hasta la gloriosa resurreccién. Tal es, en lo relativo al pecado original, la doctrina que la fe nos ensefia, y que Dios nos ha revelado. Esta doctrina encierra un gran mis- terio. § Ill. Misterio del pecado original. 22. Sin la revelacién, no hubiésemos podido conocer el hecho del pecado, oculto en nuestra naturaleza ; y aun ahora mismo que lo conocemos, no nos es posible comprenderlo claramente. Que Adan, cabeza del género humano haya podido hacer culpable y desgraciada 4 toda la raza contenida en él como en su germen, es un misterio que la inteligencia debe aceptar bajo la palabra de Dios, misterio que ella no podra expli- carse, pero en el cual no hallard nada ni de im- posible, ni de injusto 6 contrario 4 las divinas per- fecciones. Para esclarecerlo, se echa mano muchas veces de esta parabola : Un hombre de las ultimas clases del pueblo fué elevado por su rey al primer ango de la _nobleza, investido de las mds altas dignidades del reine,.y colmado de riquezas. Todos estos bienes y estos titulos eran hereditarios y debian por lo tanto pasar 4 sus hijos. Pero este hombre cometié un crimen; resulté culpable de alta traicién hacia su bienhechor, y merecié los mas severos castigos. Desgraciado, despojado de todo, vendido como esclavo, murid dejando 4 sus hijos envueltos en su desgracia, herederos de su esclavitud y de sus miserias. La triste herencia de estos hijos representa el pecado original en los descendientes de Adan. Misterio saporior pero no contraria ala razén. Pardbola, Objecida. 176 PARTE I. DOGMATICA Pero se dira, los hijos de Adan no son solamente desgraciados, son también culpables : 4 y cémo seran culpables de un pecado que no han come- tido ? Entre muchas respuestas dadas por Jos tedlogos, mas 6 menos apropiadas para esclarecer en cuanto es posible este misterio, citaremos la siguiente(1): El concilio de Trento ha definido que el pecado de Adan se transmite 4 sus descendientes, por la propagacién de la vida. — Para comprender esta definicién, es preciso recordar la distincién que establecen los tedlogos entre el pecado actual y el pecado habitual. El pecado actual consiste en el acto mismo por el cual el hombre quebranta los mandamientos de Dios ; el habitual, es el estado de aquel que ha violado la ley divina. Al cometer el hombre un pecado mortal pierde la gracia san- tificante, que constituye su vida espiritual. Privada de esta vida, el alma se encuentra en un estado de muerte, de pecado, que subsiste hasta que el hombre haya recobrado la gracia santificante. - Cuando la Iglesia ensefia que el pecado de Adan nos es transmitido, no quiere decir que el acto por el cual Adin quebranté el precepto del Sefor, venga i ser acto de todos los hombres : este \ pecado actual es propio de Adan y no ha sido comunicado 4 sus hijos. El pecado habitual solo 6 la privacidn de la justicia original nos es transmi- tido con la naturaleza. A consecuencia del.pecado de Adin, nacemos todos privados de esta justicia ; y esta privacién en tanto que es producida en nosotros por el (1) La, explicacién que damos aqui, no es, como las demas desu género, sino una opinién y de’ningin modo doctrina cierta en teologia. EL HOMBRE ¥ EL PECADO ORIGINAL Wi pecado de Addn, constituye el original, que es una verdadera mancha en el alma, un pecado en todo el rigor teoldgico de la palabra, aunque no sea actual y personal. — Nacemos, pues, culpa- bles de un pecado que no hemos cometido perso- nalmente. Se puede todavia replicar: ; Por qué ha querido Dios que nuestra suerte dependiese de Adan, y que la gracia santificante nos fuese dada 4 condicion de que Adan permaneciese fiel 4 su Criador ? Res- pondemos que era justo que la felicidad de la cria- tura dependiese de su fidelidad 4 Dios. — Afiadi- remos todavia que si se quiere insistir preguntando las Ultimas razones de la manera de obrar de Dios, la inteligencia humana no podra darlas. Es un secreto divino, un misterio, y como deciamos hablando de la Santisima Trinidad, tenemos siem- pre necesidad de creerlo, y de decir sometiendo nuestra inteligencia : Creo, Dios mio, la doctrina del pecado original, porque vos la habéis reve- lado, y vuestra palabra es infalible : en esta fe quiero vivir y morir. Articulo cuarto LA INMACULADA CONCEPCION 23. El pecado original, segtin hemos dicho mas- arriba, se contrae en el nacimiento. Los hijos de Adan, en el primer instante de su existencia, son semejantes 4 los astros apagados : estin envueltos en las tinieblas del pecado. Al unirse al cuerpo para constituir Ja naturaleza humana, su alma se encuentra manchada, como la perla preciosa que cae en el fango. — Todos los que descienden del 12 Replica, Privilegio de la Virgen Sanusima, Laine maculada Concop- cidu revelada enel Génesis y enel Evangolio. 178 PARTE I. DOGMATICA hombre prevaricador por via de generacién, con- traen el pecado original : toda esta descendencia aparece 4 los ojos de Dios, como marcada con el caracter del demonio, como raza maldita, y segun la expresién de San Agustin, como masa de con- denacién, Existe una excepcién admirable : una sola hija de vida, entre todos los hijos de la muerte, un lirio entre las espinas : la Santa é Inmaculada Vir- gen Maria, Madre de Dios. Solo ella nacié en gra- cia, ella sola fué concebida sin pecado original. Por unico privilegio que se llama la Inmaculada Concepcién, fué preservada de la mancha comin, en virtud de los méritos del Redentor, de quien debia ser niadre. 24, Dios, que en sus impenetrables designios habia permitido la caida del génere humano, se digné en su misericordia dar 4los hombres un Redentor, que los librase de la servidumbre del demonio, y los restableciese en sus derechos pri- mitivos. Este Redentor fué prometido deste el dia del pecado. Segtin dice la Escritura, Dios descendid al Paraiso para intimar al hombre la pena de muerte con que le habia amenazado. Pero habia alli otro culpable mas digno de castigo que el hom~ bre,el demonio, oculto bajo la forma deserpiente, Dios la maldijo y afiadio : Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y lu suya; ella quebrantard tu cabeza. Esta mujer que por su descendencia, esto es, por su Hijo, debia quebrantar la cabeza y el imperio del demo- nio, es la Virgen Maria. La enemistad, la guerra entre ella y el demonio, que, lejos de vencer es vencido y quebrantado por ella, es su triunfo del LA INMACULADA CONCEPCION 179 pecado, su Inmaculada Concepcién. — El mismo privilegfo esta indicado en las palabras que Dios, por boca del angel Gabriel dirigié 4 Maria, cuan- do la Mamé lena de gracia : palabras que carece- rian de verdad, si la Virgen hubiera sido privada de la gracia un solo momento de su vida; si como estrella de la mafiana, no hubiese brillado desde el principio con la luz mas pura. Al preservar del pecado original 4 la Santisima Virgen Maria, Dios en su misericordia, preparaba la Redencién del género humano, la venida del Redentor. . Jesucristo. CAPITULO QUINTO LA ENCARNACION 1. La Encarnacién es el misterio del Hijo de Dios hecho hombre, Hemos visto que por elpecado de Adan,el género humano todo entero caido en la culpa, fué privado de sus gracias primitivas y sometido 4 la escla- vitud del demonio, de la que no podia librarse. Dios podia haber tratado 4 los hombres peca- dores, como 4 los angeles rebeldes : pudo abando- narlos 4 su suerte, y entregarlos 4 los castigos eternos que merecian. Pero usé de misericordia con ellos, les concedié un Redentor,que, expiando el pecado de los hijos de Adin, los restable- ciese en la justicia y en todos sus privilegios. Esta es la restauracién de la humanidad caida. 2. El autor de esta restauracién fué el Verbo encarnado, es decir, la segunda persona de la Santisima Trinidad, hecha hombre, y llamada de nombre Jesucristo. 3. Un Dios, haciéndose hombre para salvarnos, he aqui el grande hecho que la fe nos ensefia, y que constituye el dogma de la Encarnacién y Reden- cién, Este dogma se refiere todo entero 4 la per- sona’ de Jesucristo, 4 quien nosotros hemos de procurar conocer, segtin las ensefianzas infalibles de la Iglesia. Por esto consideramos 4 Cristo : 1° en su historia; — 2°. en su persona, es decir, JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU HISTORIA 181 en su constitucién personal ; — 8°. en su obra; — 49, enelculto que le es debido; — 5°. en sus efectos sobre Ja humanidad. . Articulo primero JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU HISTORIA 4. Considerado desde el punto de vista histérico, Jesucristo es el mayor personaje que ha aparecido en la escena del mundo. El lo domina todo : brilla entre los hombres célebres, como la luna Nena entre las estrellas del firmamento, 6’ mds bien, como el sol, que las eclipsa 4 todas con su esplen- dor. . Aunque hombre verdadero, es enteramente distinto de los demas, los cuales nacen y mueren totalmente, en el sentido de que su papel aqui abajo comienza cuando nacen,y acaba en el sepul- cro. Sdlo Cristo existid antes de nacer, y vive después de su muerte; sdlo de 6] se ha podido decir : Jesucristo es de ayer y de hoy, y serd en todos los siglos; Jesus Christus heri et hodie, ipse et in seecula (Hebr. xu, 8). Cristo esta viviente : vive siempre y en todas partes, no solamente en el cielo donde subid después de su pasidn ; sino también en el mundo entero, en las enteligencias y en los corazones. — Después de su muerte, es cuando se ha _mos- trado mds vivo : en el cristianismo, es en donde ha desarrollado mas su vida poderosa : aqui habla, ensefia, manda, defende,combate y triunfa. Todo pasa, todo muere alrededor de #1; El solo vive y subsiste en su Iglesia, de quien es alma y cabeza. Preemi- neneia ue Jesuerise Extensién de sa historia, Profectas, Figuras. 182 PARTE I, DOGMATICA Su historia no se limita pues, 4 los treinta y tres afios que pasé sobre la tierra; ocupa toda la serie de los siglos, desde Adan hasta el fin del mundo. Jesucristo ocupa lo pasado, por su exis- tencia profética; su época contemporanea, por la existencia mortal, y lo porvenir, por su exis- tencia inmortal. § I. Existencia profética de Cristo. 5. Llamamos existencia profética de Cristo, la que tiene en los Profetas que lo anunciaron y en las figuras que lo representaron desde el principio del mundo. Son como los rayos precursores que Jesucristo esparce sobre la tierra : semejan 4 la aurora que precede al sol,é 4 la sombra que pre- cede al cuerpo y reproduce su imagen imper- fecta. 6. Jesucristo, 6 el Mesfas, fué anunciado por primera vez en el Paraiso terrenal, el dia en que la humanidad cayé en la esclavitud del demonio. Al imponer Dios al hombre el castigo merecido por su culpa, le prometié gue wna mujer nacida de su descendencia, daria é luz un Hijo que quebrantarta la cabeza de la serpiente : esto es, un Salvador, quequebrantarfa latirania del demo- nio y el yugo de su esclavitud. — Addn acogié con gratitud esta gran promesa, y la transmitié 4 sus descendientes. Esta primera profecia fué anunciada mas de 4,000 afios antes de la venida de Jesucristo. Mas tarde, unos 2,000 afios antes de nuestra era, Dios prometié 4 Abrahdn que llegaria 4 ser padre de un gran pueblo, que todas las naciones de la JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU HISTORIA 183 tierra serian bendecidas y salvadas por un hijo que de él naceria (Gén., xxvi, 4). El afio 1700 (1), el pairiarca Jacod predijo: que el Salvador del mundo esperado de las na- ciones, naceria de los desoendientes 6 de la tribu de su hijo Judd; que este dichoso acontecimiento ocurriria cuando el cetro real, patrimonio futuro de esta tribu, pasase 4 manos extranjeras. El afio 1500, Mozsés anuncid que el Mesias seria un legislador como él, aunque mis grande que él, un legislador que daria 4 Israel una ley definitiva, complemento de la figurada y temporal del Sinaf. El aio 1050, Dios hizo conocer al rey David, que Cristo naceria de él, que seria rey como él, pero rey de gloria y santidad, jefe de un reino espiritual y universal; que salvaria al mundo por sus sufrimmientos y su muerte, que seria crucifi- cado, descenderia 4 los infiernos, resucitaria de entre los muertos y ascenderia glorioso al cielo, para sentarse d la diestra de Dios Padre, de donde vendra 4 juzgar al mundo. El afio 700 Jsatas, y los Demds Profetas anun- ciaron que el Mesias naceria milagrosamente de una Virgen, que vendria al mundo en Belén, seria Dios y Hombre 4 un mismo tiempo, que Nevaria vida pobre y oscura, y tendria un Pre- cursor para darle 4 conocer, que instruirfa 4 los hombres por su doctrina, y derramaria 4 su paso los beneficios y haria milagros, curando 4 los en- fermos, resucitando 4 los muertos, y evangeli- zando 4 los pobres; que darfa su vida por los pecados de los hombres, y para salvarlos sufriria iW} Es decir, el aio 1700 poco mds 6 menos. Fatas fechas deben tomarse en sentido aproximativo, 184 PARTE I, DOGMATICA pasién dolorosa, y finalmente que estableceria su Iglesia, reinado de Dios en el universo, por la predicacién apostdlica. El afio 500, Daniel predijo que desde el fin de Ja cautividad de Babilonia transcurririan setenta semanas de afios 6 490 afios, hasta el tiempo en que Cristo moriria por la, salud del género hu- mano. 7. Las figuras de Cristo son las personas 6 acontecimientos histéricos que representan bajo distintos aspectos, las propiedades del Salvador, * sus misterios y sus obras; he aqui las princi- pales : Adén,padre del género humang, segtin la carne, representa 4 Jesucristo, padre del género humano, segin el espiritu : por esto el Salvador es llamado por los Apdstoles el segundo Addn. Abel, el justo cuya sangre vertida por su her- mano pide venganza, es Jesucristo, el justo por excelencia, cuya sangre vertida por los Judios, sus hermanos, pide misericordia. Noé, construyendo un arca para salvar a su familia del diluvio, es Jesucristo, edificando su Iglesia para salvar 4 los fieles. Melchisedech, rey pontifice, ofreciendo en sa- crificio pan y vino, es Jesucristo, ofreciendo el sacrificio Eucaristico. Tsaac, levando la lefia del sacrificio en que é1 debia ser la victima, es Jesucristo Mevando la cruz, sobre la cual debia morir, victima de nues- tros pecados. José, vendido por sus hermanos y hecho luego salvador de Egipto, es Jesucristo vendido por Judas, entregado 4 todos sus enemigos, y conyer- tido luego en Salvador del mundo. Figuras, JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU HIsToRia 185 Moisés, librando 4 los Israelitas de la servi- dumbre de Egipto, haciéndoles pasar por el mar Rojo donde perecieron los Egipcios sus enemigos, después dandoles la ley de Dios, haciendo Hover para ellos el mana del cielo y brotar el agua del seno de las rocas,y conduciéndoles en fin desde el desierto 4 la tierra prometida, es Jesucristo, que por su sangre, nos hizo pasar de la servidumbre del demonio 4 la tierra prometida de la vida eterna. El Cordero pascual, cuya sangre aplicada 4 las puertas de los Israelitas apartaba los golpes del angel exterminador, es Jesucristo, verdadero cordero, cuya divina sangre preserva nuestras almas de la muerte. Los sacrificios, el Arca de la alianza y todo el culto de la antigua ley, Aarén el gran sacerdote, los levitas y toda la tribu sacerdotal, representan el sacerdocio catélico, esto es, el sacrificio de la nueva Ley, asi en el Calvario, como en el altar eucaristico, La serpiente de bronce cuyo solo aspecto curaba las mordeduras de las serpientes del desierto, es Jesucristo en cruz, cuyos méritos y ejemplos curan las lagas espirituales de todos los que creen y esperan en él. Samson, Mevando sobre sus espaldas las puertas de Gaza donde estaba prisionero, es Jesucristo saliendo del sepulero vencedor de la muerte y del pecado, y, por su resurreccién abriendo en cierto modo las prisiones de la muerte, para libertar & todos los hombres. David, rey de Jerusalén, donde establecié el trono del reino de Israel, probado por las perse- cuciones y los ultrajes, triunfando de Goliat y de 186 PARTE II. DOGMATIC’ todoslos enemigos de su pueblo, es Jesucristo fun- dador y rey del reino de Dios que es la Iglesia, vencedor del demonio, triunfando por la virtud de sucruz, de todas las persecuciones de sus ene- migos. Salomon, rey pacifico, leno de sabiduria, de gloria y de magnificencia, edificando un templo al Sefior, es Jesucristo, principe de la paz, rey de sabiduria y de gloria, que edificd el reino viviente y eterno de la Iglesia de Dios. Jonds, arrojado al mar para salvar el navio, sepultado en las entrafias de un pez, y arrojado vivo dla playa después de tres dias, es Jesucristo, entregado 4 la muerte por nuestra salud, y resu- citado al tercero dia. Elias, levantado en los aires sobre un carro de fuego, 4 la vista de su discipulo Eliseo, es Jesu- cristo subiendo 4 los cielos, a la vista de sus disci- pulos en la montafia de los Olivos. § IL. Existencia terrestre, 6 vida mortal de Jesucristo Nacimiento §. Hacia el afio 42 del reinado de Augusto, em- y vida perador de los Romanos, al 25 de Herodes el oculta» Tdumeo en Judea, en la 65* semana de Daniel, nacié en Belén el Redentor prometido, que la hu- manidad esperaba, hacia mas de 4,000 aiios. Conformandose con las profecias, tuvo por Madre 4 una Virgen, la Virgen Maria, de la sangre real de David. Fué circuncidado segin la ley mosaica, y Ila- mado Jesus, es decir, Salvador, nombre que le dio el mismo Dios, por boca del angel Gabriel. En un principio llevé vida oscura en Nazareth, y permanecié encerrado en el taller de San José, JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU HISToRIA 187 su padre putativo, trabajando 4 sus érdenes como simple artesano, 4 fin de dar al mundo grande ejemplo de obediencia, de humildad y de trabajo. A la edad proximamente de treinta afios, aban- doné 4 Nazareth y fué 4 las margenes del Jordan, 4 recibir el bautismo de manos de su Precursor San Juan Bautista, personaje extraordinario, na- cidopormilagro,y gran profeta que era escuchado, de todos, en Israel. Juan Bautista le did 4 conocer al pueblo, decla- rando que el Mesias habia venido, y que era Jestis de Nazareth. El es, decia, Cristo, Hijo de’ Dios, Cordero de Dios que quita los pecados del mundo; yo no soy mas que su precursor, para preparar su entrada en vuestros corazones. Al mismo tiempo, Jestis comenzé a brillar consu propio esplendor. Aunque su exterior era sencillo y modesto y no se distinguia en nada de los demas hombres, su santidad, su doctrina y sus milagros le rodeaban de divina auréola. Las palabras que salian de su boca levaban el sello de una sabiduria y de. una autoridad sobre- humanas: Nunca ningtin hombre, se decia, ha hablado de este modo. Su vida era la practica perfecta de la doctrina que predicaba : todo era en él humildad, abnegacidn, dulzura, paciencia, bondad y caridad. — Sus milagros eran innume- rables,y los hacia en favor de todos los desgracia- dos, como ciegos, sordos, paraliticos y enfermos de otros males; resucitaba 4 los muertos, 4 los posefdos los libraba del demonio. Todos los que padecian acudian 4 él, que 4 nadie rechazaba, y para consolarlos, hacia 4 manos lenas los prodi- gios, conforme Isaias y los demds profetas le habian anunciado. Predica- cin y milagross Oposicién de parte de los Tudios. 188 PARTE If, DOGMATICA, Era evidente que todas las profecias relativas al Mesias, se cumplian en la persona de Jestis, y que segtin el testimonio de Juan Bautista, hl era el Cristo, el Rey y Salvador prometido 4 Israel. Jestis predicaba la venida del reino de Dios, y como condicién precisa para entrar en él, la peni- tencia y la remisién de los pecados, en una pala- bra, toda la doctrina cristiana, tal como nos la ensefia el Evangelio.—Gran numero de discipulos le siguieron desde los primeros momentos, para recoger de sus labios palabras de vida eterna, Entre ellos escogid doce Apdstoles, que unidos 4 su persona de un modo inseparable, los instruia con especial cuidado, porque los destinaba 4 ser los predicadores de su doctrina en todo el uni- verso, y las piedras fundamentales de su Iglesia. Moy pronto establecié esta Iglesia, y le did por principal fundamento al Apdstol San Pedro, 4 quien confié las Ilaves del reino de Dios, para transmitirlas 4 sus sucesores. . Habia entonces en Judea una secta que se la- maba de los Fariseos, hombres perversos, pero hipécritas, que ejercian grande influencia sobre el pueblo. Formabase de ciudadanos de la clase mas distinguida como doctores de la ley, sacerdotes y ancianos 6 senadores, que componian el Sanhe- drin 6 gran consejo de la nacién. — Estos Fari- seos se declararon contra Jesucristo. Envidiosos de su popularidad, heridos en su orgullo por la superioridad de su doctrina, irritados por la liber- tad con que condenaba sus errores y desenmasca- raba su hipocresia, concibieron contra él una aversion, que se convirtid muy pronto en odio de muerte. Cegados por este odio y por la perversidad desu JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU HisToRTA 189 corazon, en lugarde reconocer enJesus el caracter de Mesias que sus obras tan claramenterevelaban, se obstinaron en menospreciar su pobreza, y en desacreditar sus virtudes y sus milagros : conci- bieron por Ultimo el propésito de apoderarse de su persona, y entregarle 4 la muerte. Conducido delante del gran Sacerdote Caifis, presidente del Sanhedrin, 6 interrogado juridica- mente por él si era verdaderamente Cristo, Hijo de Dios vivo, Jestis declaré que si. Sobre esta afir- macién, tomada sin examen por impostura y blas- femia, fundaron sus enemigos la condenacién 4 muerte, y después Je entregaron 4 Pilatos, para que éste, como gobernador romano, le infligiese el suplicio de cruz. Jestis fué ejecuiado 4 la manera romana : some- tido en un principio 4 Ja flagelacidn, asi como 4 otros tratamientos tan crueles como ignominiosos, fué por ultimo clavado en una cruz, donde expird 4 las tres de la tarde, un viernes, 25 de marzo, segiin se cree afio 29, 6 seguin otros, 33 de nuestra era, y 18° del reinado de Tiberio. En la tarde del mismo dia, se le enterré en un sepulcro nuevo tallado en las rocas. Pero como se habia dicho publicamente que resucitaria tres dias después de su muerte, el Gobernador de los Judios hizo sellar el. sepulcro y poner 4 Ja puerta solda- dos que lo guardasen. Al tercero dia sin embargo, en la mafiana del domingo, poco antes de amanecer, Jestis 4 des- pecho de sus enemigos, salié vivo del sepulcro, y se did 4 ver 4 sus discipulos, consolandolos y Ie- nandolos de alegria. — Todavia permanecié cua- renta dias con ellos, acabando de instruirles, de darles sus sacramentos, y de explicarles toda la Pasién de Tesucriste. Sepultura A-consién. Jesucristo vivo “en el ciolo. Jesucristo vivo invisible enla Sierra, 190 PARTE Il. DOGMATICA economia de la Iglesia, que debian establecer en el mundo. ‘A los cuarenta dias, los condujo al-‘monte delos Olivos, y alli, después de prometerles Ja venida del Espiritu Santo, levanté las manos para bende- cirlos, y 4 la vista de todos subid 4 los cielos. g Ill. Existencia inmortal de Jesucristo 9. Aunque la existencia inmortal de Jesucristo comienza en la resurreccién, nosotros la tomamos después de su ascensién, cuando cesa de conversar visiblemente con los hombres. Jesucristo resucitadd de la muerte, viviendo vida inmortal, permanece en el cielo, sin dejar por eso de estar presente en la tierra. En el cielo, visible 4 los ojos de los bienaventu- rados, sentado en la gloria suprema 4 la derecha de Dios Padre, intercede por nosotros, y envia el Espiritu Santo 4 su Iglesia. — Tales fueron los decretos del Padre celestial : el cual quiso que su Hijo unico que habia enviado 4 salvar al mundo, después de cumplir su misién en la tierra, volviese al cielo 4 sentarse 4 su derecha, para gobernar desde alli la Iglesia, durante el curso de Jos siglos. David lo habia cantado con estas palabras : Dijo el Senor & mi Senor : Siéntate d. mi derecha, hasta que ponga & tus enemigos por peana de tus pies. (Ps. crx.) Sobre la tierra, aunque invisible, estd presente: 1°, corporalmente, en la santa Eucaristia ; 2°. espi- ritualmente, en toda su Iglesia, que asiste sin cesar, con el Espiritu Santo ; 3°, moralmente, de una manera representativa, en la persona de su yicario, el Romano Pontifice, los Obispos y los JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU PERSONA 191 demas ministros de su Iglesia. — Asi es como yemando en el cielo, permanece con los suyos sobre la tierra, hasta el fin del mundo, segin su palabra: He aqui que yo estaré con vosotros todos los dias hasta la consumacion de los siglos (San Mateo. xxvul, 20). Al fin del mundo, en el gran dia de la resurrec- cién universal, cuando todos los muertos hayan resucitado y le esperen como 4 un juez, descen- dera del cielo, visible, con todo el brillo de su majestad, y se sentard sobre su tribunal, para juzgar 4 todos los hombres justos y pecadores, segun sus obras. Condenard & los pecadores 4 suplicios eternos, y dard 4 los justos el reino de los cielos. Entonces, 4 la cabeza de sus escogidos, el rey de gloria hard su entrada en la Jerusalén celestial, ciudad de la vida eterna. Articulo segundo JESUCRISTO CONSIDERADO EN 8U PERSONA 10. Después de haber considerado histérica- mente a Jesucristo, Redentor de los hombres, es preciso que le consideremos dogmaticamente, esto es, desde el punto de vista de la fe, y segun las ensefianzas que la fe nos propone, concernientes a su persona, 4 su obra, al culto que le es debido, y alos admirables efectos que ha producido, en el género humano. Primeramente, 3 qué nos ensefia la fe sobre la persona de Jesucristo y sobre su constitucién per- sonal ? 11. 4 Cual es la persona de Cristo ? 3 Quién es este Jesucristo, cuya historia acabamos de rese- Jesucristo vendré visible- mente 4 la tierra, Jesucristo desde ol punto de vista dogmatico. Persona de Tosucristo, Jesucristo os Dios-Hijo hecho hombre. Encarna- cidn. Partes constitati- vas dela persona, de Jesucristo, 192 PARTE 1. DOGMATICA fiar? 3 Es un hombre, un sabio, 6 un santo ? g Es un angel ? 3 Es Dios ? No es un angel; es Dios y Hombre: tedo entero. Jesucristo es el Verbo 6 Dios Hijo encarnado, segunda persona de la Santisima Trinidad, hecho hombre por nosotros. — Permaneciendo Dios como lo era en toda la eternidad, el Verbo divino se hizo hombre en el tiempo, por via de genera- cién aunque sobrenatural y milagrosa. 12. Su generacidn decimos que fué milagrosa : siendo concebido por la omnipotencia del Espiritu Santo, y naciendo de la Virgen Maria, que fué Madre sin perder su virginidad : Virgen y Madre un mismo tiempo. — En el seno de esta Virgen, es donde el HijodeDios toméla naturalezahumana, uniéndola en su persona dla naturaleza divina. Semejante en cierta manera al hijo de un rey que sobre su tunica real revistiese el sayo burdo de un esclavo, el Verbo divino se revistié de nuestra humanidad, conservando su propia sustancia, su segunda naturaleza, 13. Distinguense en la persona de Cristo tres partes constitutivas : la naturaleza divina, la naturaleza humana, y la personalidad del Verbo que reune las dos naturalezas. En otros términos, Jesucristo, Verbo encarnado, comprende bajo su sola y unica personalidad divina, dcs naturalezas, ladivina yla humana, la divinidad y la huma- nidad. De aqui esta formula comin: En Jesucristo hay dos naturalezas y una sola persona, pero una persona divina, la segunda persona de Ja San- tisima Trinidad. Para comprender bien esta doctrina, echemos una mirada a las herejias contrarias, y después consideremos : 1°, la divinidad ; 2°. la humanidad; JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU PERSONA 193 3°. la unidn de las dos naturalezas ; 4°. las conse- cuencias de esta unidn. 14. La fe relativa 4 la persona de Jesucristo, como base de nuestra santa religién, debia ser también blanco de los ataques del intierno. Una multitud de herejias suscitadas por el espiritu de la mentira, se han levantado contra el dogma de Ja encarnaci6n, y le han combatido una 4 una en todos sus puntos. Los Avanos negaron la natu- raleza divina del Verbo, y por consecuencia, la divinidad de Jesucristo; los Docetas, su natu- raleza humana ; los Nestorianos, la unidad de su persona ; los Hutiquianos, la distincién de sus dos naturalezas ; los Monotelitas no reconocian en Cristo mis que una sola voluntad ; los Adopesa- nistas lamaban al Hombre Dios, Hijo adoptivo y no Hijo unico de Dios. 15. En frente de todos estos erroves, la Iglesia catdlica cree y confiesa que hay en Jesucristo dos naturalezas : la divinidad y la humanidad, dis< tintas la una de la otra y juntamente unidas en la sola persona del Verbo. 1°. Divinidad. — Toda la plenitud de la divi- nidad, dice San Pablo, permanece corporalmente en Jesucristo (Col. u, 9). Jestis, tan pobre en apa- riencia, es verdadero Dios : es Dios Hijo igual & Dios Padre : es Dios eterno, Omnipotente, Criador del mundo ; es la sabiduria, el poder, la bondad y la belleza suprema : en resumen, todo lo que se ha dicho de Dios se puede decir de El. La divinidad de Jesucristo se prueba, 1°. por la doctrina de la Iglesia que hemos demostrado ser infalible ; — 2°. por Ja de los Apdstoles que predi- caron claramente este dogma fundamental: El Verbo era Dios, escribe San Juan, el universo ha B Herojins. Praeba dela divinidad de Jesucristo. Cuerpo de Jesucristo. Alma do Jesucristo. 194 PARTE I. DOGMATICA sido creado por, Hl : El se hize carne, y habitd entre nosotros, kil, Jestis,de quien Juan Bautista did testimonio (1); — 3°. por la-doctrina del mismo Jesucristo: Mi Padre y Yo, dijo, no somos més que una misma cosa ;el Padre estéenmty Yo enel Padre (2). — Todo el poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra (3). — Ast como el Padre resucita é los muertos y les da la vida, ast el Hijo leda la vida & quien El le place (4). 2°, Humanidad. — Considerado en su huma- nidad , Jesucristoes hombre verdadero ,con cuerpo y alma como nosotros. Su cuerpo, por efecto de su libre aceptacidn, estaba durante su vida mortal sujeto como el nuestro 4 los sufrimientos, al hambre,al frio,a la fatiga, 4 las heridas y a la muerte; pero no a la malicia ni 41a concupiscencia, — No tenia nigloria niresplandor: ningtn rayo de su esplendor, oculto en El, se percibia 4 través del velo de su humani- dad : una vez solamente, el diade su transfigura- cidn, el Salvador manifesté un reflejo de gloria 4 sus disc{pulos, para darles alguna idea de laceles- tial que prometia d los justos. — Después de su resurreccién,su cuerpo hecho glorioso poseia cua- tro cualidades celestiales: la incorruptibilidad, la sutileza, la agilidad y la claridad 6 belleza de la gloria. Elalzna del Hijo de Dios, dotada como Ja nuestra de inteligencia y de voluntad libre, era capaz de alegria, de dolor y de tristeza ; pero no estaba sujeta ni a la ignorancia nial pecado. Desde el primer instante de su existencia poseyé el uso 3s Juan, cap. 1. 1 (8 Juan’ xr, , G) Si Mateo, xxviu. — (4) S. Juan, cap. V. JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU PERSONA 195 perfecto de todas sus facultades, y fué enriquecido con todos los tesoros dela sabiduria y de la ciencia, de Ja gracia y de la santidad : en una palabra, con la plenitud de los dones del Espiritu Santo. Desde su vida mortal, el Salvador gozaba de la yisién intuitiva de Dios, pero no del gozo ni de la gloria que esta visién produce 4 los bienaventura- dos ; quiso privarse de estos efectos beatificos hasta su muerte en la cruz. Desde este momento, la obra de la redencién estaba consumada, y su alma santisima, desligada de su cuerpo y saliendo como de una prisién tenebrosa,se encontré llena de gloria y de beatitud. En este estado descendié 4 los infiernos, es decir, al Limbo, mansién de las almas justas de la antigua Ley, y alli se mostré en toda la plenitud de su hermosura y de sus esplen- dores divinos. Porque el Hijo de Dios, mostrando alos Patriarcas su alma gloriosa, les manifestaba también su divinidad y les daba en su persona los goces de la visién beatifica, cambiando asi este lugar de destierro en paraiso, como habia pro- metido al buen ladrén con estas palabras: Hoy estards conmigo en el Paraiso. Al tercero dia, el alma gloriosa del Salvador volvié 4 tomar su cuerpo en el sepulcro, y reani- mandolo con una vida nueva le comunicé su gloria y sus cualidades beatificas. 3°. Unidn de las dos naturalezas. — La natu- raleza humana yla divina estan juntamente unidas en la personalidad 6 persona del Verbo, llamada por los Griegos Azpdstasis : de ahi se deriva la expresién wnidn hipostdtica 6 personal. La per- sona es él punto, el lazo, la union de las dos naturalezas. — Unida 4 la persona del Verbo, la humanidad vino aser su naturaleza propia en el Accionos teandricas, Comunica- oidn do las propieda- des divinas y buinanas. 196 PARTE I. DOGMATICA tiempo, como la divinidad era su naturaleza esen- cialmente propia de toda la eternidad. — La per- sona del Verbo poseyendo asi la humanidad y la divinidad es Dios y Hombre a la vez; y este Hombre-Dios no es mas que un solo Jesucristo, 4 Ja manera como el almay el cuerpo no constituyen mas que un solo hombre en cada uno de nosotros. La union hipostatica era enteramente intima é indisoluble, y no pudo ser destruida ni aun por la muerte. La persona del Verbo permanecié unida a su cuerpo adorable en el sepulcro y 4 su alma en el limbo. 4°. Consecuencias de la union hipostatica. — Estas consecuencias son : las acciones teandricas de Jesucristo, la comunicacidn de las propiedades, la doble filiacién, la dignidad, la excelencia, todas las gracias y todos los tesoros de su persona. Jesucristo, Hombre-Dios, teniendo dos natura- Jezas, obraba unas veces por una de estas natura- lezas, otras veces por otra y por ultimo ejercia actos que participaban 4 la vez de una y de otra. Asi, cuando comia 6 dormia, obraba segin su naturaleza humana : estos eran actos humanos ; cuando perdonaba los pecados, ejecutaba un acto divino ; cuando tocando los enfermos los curaba, su obra participaba de lo humano y de lo divino : el contacto era efecto de la humanidad, la cura- cién de la divinidad. Como Jesus Ilevaba en su persona dos natura- lezas, que son verdaderamende las suyas, se le puede atribuir todas las propiedades que poseia y todas las acciones que son efecto de una _y otra naturaleza. Asi considerando Ja personade Jestis se puede decir de El: es Dios y es Hombre ; es mortal é inmortal; en El Dios es Hombre; y el Hombre JESUCRISTO CONSIDERADO EN SU PERSONA 197 es Dios; Dios padece y Dios muere por los hombres. Jesucristo tiene ademas una doble filiacién: una divina como nacido del Padre, y otra humana como nacido de la Virgen Maria. Es preciso, pues, decir : Jesucristo es verdaderamentea Hijo de Dios, y almismo tiempo verdadero Hijo de Maria: reciprocamente, Maria es verdaderamente Madre de Dios, porque su Hijo Jestis es verdadero Dios como Dios Padre. Por esto decimos en el Credo: Creo en Jesucristo su uinico Hijo que fué conce- bido por el Espiritu Santo y nacié de la Vir- gen Maria. Otras consecuencias de la unidn hipostatica : -1) La persona de Jesucristoes de una dignidad infinita, puesto que es persona divina. -2) Todo lo que hace Jesucrisio y todo Io que posee, ya como hombre y ya como Dios, debe atribuirse 4 Dios Hijo, porque siempre es Dios Hijo quien lo hace y quien lo posee. Asi sus palae bras, sus padecimientos, su sangre, son las pala- bras del Hijo de Dios, los padecimientos, la san- gre del Hijo de Dios, por consecuencia, todas estas cosas son divinas. -3) Todas las acciones de Jesucristo son de una dignidad infinita, porque son las acciones divinas de un Dios, acciones divinas que son por lo mismo de un valor y de un mérito infinito. ~4) Todas las acciones de Jesucristo son infinita- mente santas, porque son las acciones de un Dios y por, consecuencia, no pueden ser oscurecidas por la menor sombra del pecado. En esto consiste la impecabilidad de Jesucristo. -5) Todo Jo que pertenece a Jesucristo aun en su humanidad como su carne y su sangre, es de Doble filiacién de Jesucristo. Dignidad, excolencia y gracias de Jesucristo. Reden- eida, Modia- cidn. Reden- cién do la bumanidad y apli- caciéa de este beneficio A los individuos. 198 PARTE If, DOGMATICA una dignidad infinita, es divino y como tal ado- rable; puesto que es la carne y la sangre de un Dios. -8) Jesucristo, siendo, el timico Hijo de Dios, es infinitamente agradable 4 Dios Padre. -7) Jesucristo estaba colmado en su humanidad de todos los dones de Dios, es decir, de a plenitud, de la gracia y de la ciencia, y en su plenitud, como dice San Juan, debemos todos beber y saciarnos. Articulo tercero OBRA DE JESUCRISTO 16. La obra de Jesucristo, la grande obra que debia cumplir sobre la tierra, era la Redencidn, Ja restauracién de la humanidad caida por el pecado, 6 su reconciliacién con Dios ofendido por el pecado. Debia, pues, destruir enteramente el pecado y sus efectos, destruir los males que pesaban sobre el hombre prevaricador y resti- tuirle los bienes que habia perdido. Era esta una obra de mediacién entre los hom- bres pecadores y Dios ofendido por sus pecados. Asi Jesucristo es Ilamado el Mediador, 6 el repre- sentante de la humanidad interponiéndose entre Dios y nosotros para reconciliarnos con Dios. 17. A fin de cumplir enteramente nuestra reden- cién, Jesucristo debia pagar 4 Dios el precio y aplicar 4 cada uno de nosotros el beneficio : de una parte debfa ofrecer 4 Dios un sacrificio digno, y de otra dar 4 los hombres la verdadera doctrina yreunirlos bajo la obediencia de Dios en un mismo reino que seria el Reino de los cielos. —- He aqui por qué tiene el triple cardcter de Sacerdote, de LA OBRA DE JESUCRISTO 199 Profeta y de Rey : fué Sacerdote para ofrecer el sacrificio, Profeia para instruir, Rey para fundar y gobernar el reino de Dios que es la Iglesia. Estos trescaracteres se designan en el nombre de Cristo, que significa Ungido : porque el Hijo de Dios enviado por su Padre habia recibido de El la misién y la uncidn divina de Sacerdote, de Profeta y de Rey. No vamos a hablar mas que del sacrificio. 18. Jesucristo lo ofrecié sobre el altar de la cruz, donde fué al mismo tiempo sacerdote y vic- tima, inmolindose 4 si mismo a su Padre celestial por la salud del mundo. Este sacrificio era de un precio infinito en razén 4 la dignidad infinita del sacrificador y de la vie- tima. Era satisfactorio y meritorio al mismo tiem- po,encerrando satisfacciones y méritos infinitos —- Era suficiente por una parte para expiar todos los pecados, y por otra para merecer todos los anti- guos privilegios de la gracia y de la gloria que los hombres habian perdido. Como todas las acciones de Cristo eran de infinito precio a los ojos de Dios, hubiera podido salvarnos con una lagrima 6 gota de su sangre; pero Dios Padre quiso que Ja redencién se hiciese por la muerte de cruz; las demas obras del Hijo de Dios no debiap concurrir 4 la redencién sino junta- mente con su muerte y con la efusién de su sangre preciosa. 19. Muriendo en la cruz, Jesucristo debia ser el representante de la humanidad culpable y caida; habia ocupado nuestro lugar y cargado sobre si, segun dice el Profeta, todas nuestras iniquidades. Con las cuales subid a la cruz, sufriendo la pena que nosotros mereciamos y satisfaciendo en nues- tro lugar la Justicia Eterna, Sacrificid de la redencidn, Expiaciéa y mérito. Satisface cida suporabun- dante, Sustitu- cién de Jesucristo en nuestro dugar. Bienos merecidos, Condicio- nes nece- sarias de nacstra parte, Titulos de Josucristo i muestros homensjes. Adoraciéa dola humani- dad, 200 PARTE I, DO@MATICA 20. Al mismo tiempo El merecié : 1°. para st mismo la resurreccién, la gloria de su nombre y la adoracién del universo, aunque esta gloria tam- bién le pertenecia como Hijo de Dios; — 2°. para nosotros la justificacién, la vida eterna y todos los dones de Ja gracia que preceden 6 siguen 4 la jus- tificacion. Para que las satisfacciones y méritos del Reden- ior nos sean aplicados, para que obtengamos real- mente el perddn de nuestros pecados por Jos cuales EI satisfizo, y la vida eterna cuyo precio pagé por nosotros, se exigen de nuestra parte ciertas con- diciones : debemos creer con todo nuestro corazon, tener sincero arrepentimiento de nuestros peca- dos, practicar buenas obras y tomar parte en los sufrimientos de Jesucristo. Articulo cuarto CULTO DEBIDO A JESUCRISTO 21. Siendo 4 un mismo tiempo Jesucristo el gran Rey y el gran Bienhechor del género huma- no, tiene derecho 4 sus homenajes y 4 su recono- cimiento. El culto que debe tributarle Ja huma- nidad, tanto debe referirse 4 su persona como 4 sus beneficios. 22. 1°. En razén de su persona, le debemos el culto, supremo de latria 6 de adoracidn, puesto que El es verdadero Dios y la segunda persona de ja Santisima Trinidad. Esta adoracién debe tributarsele en todo lo que le pertenece, porque todo es en JI divino y ado- rable. Debemos, pues, adorar no solamente su divinidad, sino también su humanidad : su carne, CULTO DEBIDO A JESUCRISTO 201 porque es carne de un Dios; su sangre, porque es sangre de un Dios; su corazén, porque es el cora- zon de un Dios. Asi el hijo honra 4 la persona de su padre, besdndole la mano, porque es la mano de su padre. 23. 2°. En razin de sus beneficios, el género humano debe a Jesucristo gratitud eterna. Damos testimonio de esta gratitud -1) honrando con culto especial, las sagradas Llagas del Salvador, asi como su divino Corazén; -2) celebrando sus titu- Jos gloriosos que resumen 4 la vez sus grandezas y sus beneficios. En el culto de las Llagas de Jesucristo, se ado- ran sus miembros divinos, heridos por nuestra salud ; en el culto del Sagrado Corazén, se adora su corazén divino herido por el hierro de una lanza, y mas todavia, por su amor hacia nosotros. — Este acto de adoracién contiene al mismo tiempo un acto de reconocimiento : por el culto especial prestado 4 las Llagas del Salvador y 4 su Corazén Sagrado, se entiende que le damos gracias por todos los beneficios que tan divinos objetos repre- sentan. 24. Como los nombres y los titulos del Salvador recuerdan, ya la grandeza y los misterios de su persona, ya las sblimes funciones que ha cum- plido, ya por ultimo sus obras y sus beneficios, encierran toda la gloria de Jesucristo; y recono- cer estos titulos y celebrarlos, es glorificar y dar gracias al mismo Jesucristo. He aqui los princi- pales : -1) Nombres que se refieren d su persona y & su naturaleza : Se le llama Dios, Hijo de Dios. Hijo del hombre, Hombre-Dios, Manuel 6 Dios con nosotros, Cuito de las sagradas Liagas ydel sagrado Corazén de Jesus, Nombres y titalos do Jesucriste. Tosucristo senor do Iss eriaturas, fotnencia de Jonncristo, 202 PARTE I. DOGMATICA -2) Nombres que se refieren & sus propiedades: El Salvador es llamado Cordero, por su dulzura ; Leén, por su fuerza; Estrella, por .su luz; Flor, por su belleza ; Tallo y Ratz, por su influencia vital ; Montafia, por su elevacién ; Piedra 6 Roca, por su firmeza ; Puerto, porque da entrada en el cielo; Camino, porque conduce al cielo ; Luz, por su doctrina ; Vita, por su extensién y su fecundi- dad ; Esposo, por su amor 4 la Iglesia. -8) Nombres que se refieren é su oficio, y & sus fuciones supremas : Desde este punto de vista, el Hombre-Dios es llamado : Mesias 6 Cristo, Jesis, Mediador, Sacerdote, Profeta, Rey,Salvador,Doctor y Maestro, Pontifice, Angel, Apéstol, Legislador, Pastor, Sefior Supremo y Soberano, Juez de vivos y muertos, Jefe de la Iglesia, de los Angeles y de los hombres. Este ultimo titulo indica que el Hombre-Dios es el jefe de la sociedad universal, formada por todas las criaturas racionales, angeles y hombres; sin otra excepcién que los réprobos. Estos ultimos se hallan enteramente separados de El, aunque sometidos a su justicia y 4 su poder. Jesucristo es sefior de las criaturas, como un rey es jefe de su pueblo, y un padre, jefe de su familia El las gobierna, influye en ellas, como cabeza suprema, gobernando el cuerpo y todos los miembros. Esta influencia intima y vivificadora dimana sobre todo de la gracia, de la cual es Jesu- cristo autor y origen : la gracia divina se reparte desde El 4 sus miembros misticos, como la savia en una vifla, y la vida en un cuerpo animado. — Esta influencia divina de la gracia sera el asunto del capitulo siguiente. INFLUENCIA DE JESUCRISTO EN LA HUMANIDAD 203 Articulo quinto EFECTOS PRODUCIDOS POR JESUCRISTO EN LA HUMANIDAD 25. El misterio de la Encarnacién ha producido sobre la humanidad dos grandes efectos; uno de gloria, y otro de felicidad. El Hijo de Dios al hacerse Hijo del hombre y miembro de la gran familia humana, levanté 4 los hombres sus hermanos al mas alto grado de gloria y de dicha : ala gloria y 4 la dicha de Hijos de Dios. El Hombre-Dios es la gloria y la dicha de la humanidad. I. Gloria de la humanidad. — Al aparecer enel mundo Jesucristo, como astro divino, ilu- miné 4 la humanidad entera, y Ie comunicé el brillo de su divinidad. El Hijo de Dios, dicen los Padres, se hizo hombre para que el hombre fuese Dios, es decir, participando de la santidad y de la gloria de Dios. Esta gloria pertenece al género humano en general, y 4 cada uno de nosotros en particular. 26. 1°. Es gloria del género humano haber producido 4 Crisio, y poseerle. — Cuando entre los hijos de una misma familia hay uno que se distingue, su gloria trasciende 4 sus hermanos y Ja casa 6 familia que lo ha producido, queda en- noblecida por tan noble vastago. Asi la gran familia humana ha producido un vastago divino : cuenta un Dios entre sus hijos, y nosotros con- tamos 4 Dios entre nuestros hermanos. Jesucristo, nacido como nosotros del linaje de Adan, es verdaderamente nuestro hermano, nuestra carne, y nuestra sangre : pero al mismo tiempo, el Hijo Gloria do la terra, Unién del Hijo de Dios con la hu- manidad yaa permanon- cia on la, tierra. 204. PARTE II, DOGMATICA unico de Dios. ; Qué parentesco! ; Qué frater- nidad! ; Qué gloria ! El brillo de esta gloria trasciende a toda la tierra, mansién del hombre aqui abajo. Siel naci- miento de un grande hombre basta para enno- blecer la oscura aldea donde ha visto. la luz, ; cual seri la nobleza de nuestra tierra donde Jesucristo ha querido nacer! No es un gran hombre, es un Hombre-Dios, el que la tierra ha producido, este fruto divino, constituye su mayor gloria: Terra dedit fructum suum, La. tierra ha sido santificada y glorificada, porque el Hombre- Dios ha morado en ella, y la ha hollado con sus divinas plantas. De este modo, a los ojos de Dios Padre, la tierra y la humanidad brillan con ioda la graciay el esplendor de su Hijo tnico.Este Hijo muy amado, objeto de todas sus complacencias, se halla unido ala familia humana, porla unidn mds intima: esta, segtin la expresién de la Escritura,desposado con la humanidad. Por esta razén, el padre celes- tial no considera nuestra tierra y nuestra raza mis que en la unidn con su Hijo. A sus ojos, la tierra es la morada querida de su Hijo; los hombres,una multitud de hermanos unidos al her- mano mayor, que es este Hijo muy amado, en quien el Padre tiene todas sus complacencias : Ut sit ipse primogenitus in multis fratribus. (Rom. vur, 29.) : 2°, Los hombres considerados en particular, son elevados 4 Ja mis alta dignidad, 4 la de hijos de Dios. El Verbo se hizo hombre, dice San Juan, y ha dado & los hombres,sus hermanos,la facultad de hacerse hijos de Dios. — Ved, dijo ademas, el amor inefable del Padre celestial para con INFLUENCIA DE JESUCRISTO EN LA HUMANIDAD 205 nosotros : El nos ha hecho la gracia de ser Uamados y sev en efecto, hijos de Dios. Este esel misterio de la adopcién divina. A causa de su Hijo unico, hecho Hijo del hombre y nuestro hermano, el Padre celestial los ha adop- tado por hijos suyos. Esta adopcién, merecida por el Salvador en la cruz, cimplese en el bautismo, llamado por este motivo, Sacramento de regeneracién. Alli rena- cemos espiritualmente, como hijos adoptivos de Dios. El cual nos engendra alli, segun el espiritu, como el antiguo Adan nos habia engendrado segin la carne. La regeneracién por el agua y el Espiritu Santo, produce en los recién nacidos ‘espirituales un doble efecto : les imprime la imagen de Dios, su Padre, asi como la semejanza con Jesucristo, su hermano; y al mismo tiempo, les da derecho a4 la herencia del cielo. La imagen de Dios y la semejanza con Jesu- cristo, consisten en la gracia bautismal y en el caracter santificante, participacién, como dice San Pedro, de la naturaleza divina. Esta gracia, luz, belleza, vida espiritual, con- tienen el germen de todas las virtudes, Hallase oculta en el alma, como una semilla en la tierra. Mis queridos hijos, escribia el discipulo muy amado, somos verdaderamente los hijos de Dios, y gozaremos un dia de su gloria y de su belleza; pero en este momento, no aparece nada todavia, todo esta oculto bajo el oscuro velo de nuestra mortalidad. Por lo demas, Jesucristo fué pobre y semejante alos demas hombres, aunque en lo exterior deja translucir la majestad de un Dios; siempre la divi- Adopeién, Imagen de Dios enel alma, Manifesta- cién de la divinidad. Derecho de herencia. 206 PARTE Il, DOGMATICA nidad se manifestaba en sus obras; en sus palabras y en sus virtudes. Habitd entre nosotros, dijo el Evangelista, y hemos visto su gloria ; gloria que revelaba al Hito unico del Padre. — Del mismo modo, el cristiano, hermano de Jesucristo é hijo adoptivo de Dios, debe manifestar, aun exterior- mente, su alto nacimiento : su conducta, sus obras, sus virtudes, deben ser las de un hijo de Dios y reproducir la imagen de Jesucristo, Hijo unico de Dios. Al caracter de Hijo de Dios, va unido el derecho de heredarle : Como hijos adoptivos de Dios, somos, hia dicho San Pablo, herederos de Dios, nuestro Padre, y coherederos de Jesucristo, nuestro hermano. — Cualquiera que se conduzca como hijo digno de Dios, entrard en posesién de su herencia : recibira una porcidn en esta vida, y rocogera la plenitud en la otra. Esta herencia constituye la dicha que Jesucristo ha comunicado 4 la humanidad. 27. I. Dicha de la humanidad. — Jesucristo Jabra nuestra dicha con su persona y con sus bienes, de que nos hace participantes. Somos dichosos, porque le poseemos 4 El, y porque par- ticipamos de sus bienes. 28. 1°. Posesidn de Jesucristo. — Jesucristo, divino Emmanuel, nos pertenece y le poseemos. -1) Nos pertenece, porque nos ha sido dado. Jesucristo es un don hecho a la humanidad, un don inefable del amor divino : Dios ha amado al mundo, hasta el eatremo de haberle dado & su Hijo unico. Nos pertenece 4 titulo de nacimiento, como un hijo nacido en una familia, pertenece a esta fami- lia, y se halla unido 4 sus hermanos, por vinculos INFLUENCIA DE JESUCRISTO EN LA HUMANIDAD 207 indisolubles. Es también para nosotros como un padre para sus hijos, como un rey para sus sabdi- tos, Como un amigo para sus amigos, como un guia y un protector para aquel 4 quien debe conducir y proteger. ~2) Poseemos 4 Cristo y le poseemos en todas maneras. En el cielo, donde es nuestro abogado cerca del Padre. — Le poseemos en la tierra, en la persona de su vicario, el Pontifice Romano, en la persona de los Obispos y de los sacerdotes, en los pobres y en cada uno de los miembros de la Iglesia, que constituye su cuerpo mistico. — Le poseemos en su naturaleza divina, por la cual se halla en todas partes presente como Dios; Je poseemos en su naturaleza humana, con la cual permanece en medio de nosotros como hombre, en la adorable Eucaristia. ; Qué presencia tan admirable! ; Sus delicias son estar con los hijos de los hombres, sus hermanos muy amados ! j Qué dicha la de poseer en este valle de ligrimas tal padre, tal amigo, tal protector, tal consolador ! Con El, nuestros corazones olvidan la tristeza y el temor, y podemos decir como el profeta rey : Senor, aun cuando marchase por medio de las sombras de la muerte, no temeria ningun mal, porque vos estdis conmigo (Sal. xxi). 29. 2°. Disfruto de los bienes de Jesucristo. — Jesucristo al reconocernos por hermanos y cohe- rederos suyos, nos comunica todos los bienes que constituyen su patrimonio, -1) durante la vida, -2) en el momento de la muerte,-3) y en el dia de Ja resurreccién futura. -1) Durante la vida nos da los bienes de la gracia ; su palabra santa, luz de nuestras almas; sus divinos sacramentos, alimento de nuestro esp{- 208 PARTE I. DOGMATICA ritu; su Iglesia jerarquica, direccién y salvacién de nuestras almas. — Estos bienes de la gracia ejercen poderoso influjo sobre la felicidad del hombre en el orden natural. El cristianismo cuando puede obrar libremente, labra la felicidad moral y material del individuo, de la familia y de la sociedad humana. — Cualquiera que sea sin embargo el efecto de la gracia, no cambia la condicidn de nuesira naturaleza caida, y nos deja por lo tanto sujetos 2 las miserias de nuestra vida moral. -2) Enel momento de la muerte comienza la gloria; el alma justa, rotas sus ligaduras, sale de las tinieblas de su prisién terrestre para entrar en la luz de la eterna bienaventuranza. Alli se transfigura en la gloria, y aparece como una esposa radiante de belleza 4 la vista de su eterno Esposo. Cuando se nos quite el velo, dice San Juany y veamos, el rostro del Senor, seremos , seme- Jantes & El porque le veremos tal como El es. De este modo el alma humana participara de los bienes del alma gloriosa de Jesucristo.— También el cuerpo humano participara de los bienes del cuerpo glorioso del Salvador. -3) En el gran dia de la resurreccién sera cuando nuestras almas bienaventuradas recibiran el complemento de la beatitud, reuniéndose 4 sus cuerpos glorificados. Entonces se cumplira la gran promesa de Jesucristo: Yo soy la resurreccion y ia vida. El que crea en mt, sera librado de toda muerte y vivird. Yo le resucitarlé en el ultimo dia... Entonces los justos brillurdn como soles en el reino de su Padre celestial. En este dia los hijos de Dios apareceran en toda !a belleza asi espiritual como corporal de su divino nacimiento. INFLUENCIA DE JESUCRISTO EN LA HUMANIDAD 209 ~— Entonces todo lo que reste todavia del antiguo Adan, sera borrado en ellos; lo corruptible sera reemplazado por lo incorruptible, Jo mortal por lo inmortal; la muerte sera totalmente absorbida por la vida : Ut absorbeatur quod ‘mortale est a vita (IL Cor. v, 4). Entonces el Hijo de Dios que se ha hecho pobre y nos hapredicado la pobreza para enriquecernos, nos colmard en efecto de verdaderas riquezas, y nos revestira de su propia gloria. A nuestro cuerpo ahora tan miserable, le dard una forma enteramente nueva, para hacernos semejantes 4 su cuerpo mismo glorioso: Qué reformabtt corpus humilitatis nostre configuratum corpori clari- tatis suc (Phil. m, 21). Entonces todos los elegidos como astros innume- rables brillardn cada uno con su propio esplendor y 4 su cabeza brillarda Jesucristo, Rey de gloria, que los introducird en el reino de su Padre, para ponerlos en posesidn de todos sus tesoros, de todas sus glorias y de sus delicias inmortales. — Tal serd la felicidad perfecta del género humano glo- vificado por Jesucristo. 14 Efecto general dole eracia. “Orden sobrona- tural, CAP{TULO SEXTO LA GRACIA Articulo primero NOCIONES GENERALES DE LA GRACIA 1. La gracia es el fruto de la Pasion de Jesu- cristo : es un mérito que debemos 4 su preciosa sangre, y se puede decir que brota de sus llagas divinas, como de otras tantas fuentes inagotables. 2. Es un don que nos viene de Dios unico autor de la gracia; pero que se atribuye especialmente al Espiritu Santo, llamado Repartidor de la gracia y de todos los dones divinos. 3. Por efecto de la gracia el hombre caido se levanta, recobra todo lo que habia perdido por el pecado, y es restablecido en el orden sobrena- tural. 4, El orden sobrenatural comprende dos cosas : un fin sobrenatural, y el medio propio para conseguirlo. 1, Ed fin sobrenatural del hombre es la bien- aventuranza 6 la gloria celestial, que consiste en Ja vision beatifica de Dios en el cielo. Este fin se lama sobrenatural, porque esta por cima de la naturaleza humatia y de toda naturaleza criada. — El hombre por su naturaleza no tiene mas derecho 4 aspirar 4 tan alto destino, que un LA GRACIA 2ll esclavo, nacido en una cabafia, para pretender los privilegios de los hijos del rey en su palacio. Poseyendo una naturaleza criada para la tierra, el hombre no deberia ocupar otra mansién que la terrestre para alabar y servir aqui 4 su Criador; pero Dios por misericordia inefable le sacé de su hajeza, Namdndole 4 morar con los espiritus puros en el cielo, donde debe gozar como hijo suyo adoptivo, de la plenitud de todos los bienes que encierra su casa. 2°. He aqui el fin sobrenatural; el medio para conseguirlo debe ser del mismo modo sobrena- tural : este medio es la gracia por la cual el hombre se hace digno de la gloria. * Compréndese que para ser admitido 4 unagloria sobrenatural, el hombre debe tomar una forma sobrenatural, es decir, una forma nueva y como una nueva naturaleza ; despojar al hombre viejo, como dice el Apéstol, y vestir al hombre nuevo. Ala manera que un pobre, si fuese Namado & vivir con el rey en su palacio, deberia cambiar sus trajes y sus maneras, asi la criatura humana, Uamada por la bondad divina 4 participar de la morada celestial, debe sufrir una transformacién que la cambie en criatura celestial digna de la santidad y de las miradas de Dios. Esta transformacién debe ser completa y reno- var 4 todo el hombre en su alma, en su cuerpo y en sus obras; su alma, su cuerpo y sus obras, deben ser ennoblecidas, pasar de las tinieblas 4 la luz 6 iluminadas de una belleza divina, irradiacién de la belleza de Dios. Todos estos efectos de renovacidn y de trans- formacién se operan en el hombre por medio de la gracia. La cual le eleva, purifica, perfecciona Definicién. Gracias exteriores. e interiores . Natoraleza dela gracia, 212 PARTE II. DOGMATICA hasta hacerlo celestial y digno de gozar la gloria de Dios. La gracia es el medio que conduce y pre- para la gloria; puede decirse que produce la gloria como la semilla preduce la flor : por esto se dice : la gracia es la semilia de la gloria. 4 En qué consiste este agente maravilloso, que Hamamos gracia? ; Qué idea debemos tener de ella, segtin Jas ensefianzas de la fe catdlica? 5. La gracia en general es un don sobrenatural y gratuito, que Dios concede 4 las criaturas racio- nales para su eterna salud en atencién 4 los méritos de Jesucristo. 6. Distinguense las gracias eateriores de las interiores : las primeras son los dones de Dios existentes fuera de nosotros, como la Encarna- cién, la doctrina de Jesucristo, las predicaciones, las lecturas piadosas, y los buenos ejemplos; — las segundas son los dones espirituales que Dios deposita interiormente en nuestras almas, como la fe, la esperanza, la caridad, etc.— De la gracia interior es de la que vamos 4 hablar akora. 7. En cuanto 4 la naturaleza de Ja gracia,puede decirse en general que es un principio espiritual, semejante en el mundo de las almas a lo que son Ja luz, el calor, la savia y la vida en el mundo de los cuerpos y de la naturaleza visible. Asi como la vida oculta en una semilla es el principio de todo su desarrollo y de los frutos que después produce ; y asi como la vida repartida en los miembros de un cuerpo animado, es el principio de su belleza y de su fecundidad; del mismo modo la gracia repartida en el cuerpo de la Iglesia, y en todos sus miembros, es decir, en nuestras almas, es el prin- cipio invisible de nuestra actividad y de nuestra belleza espiritual. LA GRACIA 213 8. Para comprender bien esta doctrina, es pre- ciso distinguir en la gracia tres grados : 1°. La gracia actual, 2°. la gracia habitual 6 santificante, 3°. el mérito. — La gracia actual prepara el camino «la gracia santificante 6 ayuda a su acre- centamiento; Ja gracia santificante es propia- mente la vida sobrenatural del alma; el mérito es el fruto de la gracia asi santificante como actual. Articulo segundo GRACIA ACTUAL 9. Pueden ofrecerse acerca de Ja gracia actual estas cinco cuestiones : 1°. 3 Qué debe entenderse por gracia actual? 2°. 3 Cual es su necesidad ? Be, 4 Cuales su eficacia? 4°. Cual es la medida de su distribucién? 5°. 3 Cudles son los medios de obtenerla ? 4°, Nocidn de la,gracia actual. — Entiéndese por gracia actual un aumilio sobrenatural 6 inte- rior que el Espiritu Santo nos proporciona para ejecutar obras de salud. — Diferentes de las gra- cias exteriores, dela predicacin y de otros medios de salud que perciben los sentidos, la gracia actual es puramente interior, espiritual é invisible : es como una emanacién 6 radiacién del Espiritu Santo que penetra en el alma y afecta todas sus facultades. Los principales efectos que produce en el alma son los cuatro siguientes : -1) Ilumina la inteli- gencia ; -2) mueve la inteligencia ; -3) fortifica el poder ; -4) y elevala accidn 4 dignidad sobre- natural. —- En virtud de estos efectos se la llama, Gracia actual, habitual, y mérito, Cinco cuestionoa, Cuatro efectos de la gracia actual Foersas propias dola nataraleza. 214 PARTE IL..DOGMATICA ora luz del Espiritu Santo, ora inspiracion 6 uncion, ora virtud de lo alto 6 asistencia divina que fortifica y eleva. : Como la luz, Ja gracia hace brillar en la inte- ligencia la verdad, el deber que debe cumplir y el bien que debe ejecutar;— como uncidn hace amar el bien ; — como asistencia y fuerza ayuda 4 prac- ticarle ;— como virtud eleva y ennoblece la accién de la criatura dandole el brillo de una accién divina, digna de las miradas de Dios.—Esie ultimo efecto puede esclarecerse por medio de una com- paracién. Un escribiente que no tenga mds que tinta comin, no puede trazar mds que carac- teres ordinarios ; pero si para escribir se le da oro liquido, los caracteres que trace, brillaran como el oro. Asi es como el hombre provisto de la gracia de el Espiritu Santo y cooperando con esta gracia, produce obras que 4 los ojos de Dios tienen un precio y un brillo celestiales. 2°. Necesidad de la gracia actual.— La gracia interior del Espiritu Santo es absolutamente necesaria al hombre para ejecutar obras saluda- bles, supuesto que sin el auxilio interior de la gracia, sera incapaz de ejecutar nada bueno para el cielo ni de dar un paso en el camino de la sal- vacién. Si el pajaro, sin el auxilio de las alas, no puede elevarse en los aires, menos todavia el hombre sin la gracia puede remontarse hacia la inefable altura de la salud, que esta en Dios, Aunque bastan las solas fuerzas de la natura- leza para que el hombre caido por el pecado ori- ginal pueda distinguir el bien del mal y observar vida honesta y conforme 4 la ley natural hasta cierto punto, necesita sin embargo del auxilio de Dios para‘conocer bien esta ley natural, observar LA GRACIA 215 todos los preceptos, y vencer todas las tenta~ ciones que le inducen 4 violarlos. Todos los hombres tienen necesidad de la gracia : los pecadores para salir del pecado y los justos para perseverar en la virtud, La perseverancia final es una gracia aparte, de precio y de necesidad gspeciales; pero que Dios no rehusa 4 los que humildemente se la piden. 3°. Eficacia de la gracia.— La gracia de Dios es omnipotente. Si, abandonados 4 nosotros mis- mos y sin ella, somos tan débiles, con su auxilio lo podemos todo. Yo lo puedo todo, dijo San Pablo, en aquel que me fortifica (Phil. tv, 18). —Sin la mano de Dios que Je sostiene por su gracia, el hombre seria como un nifio que no puede marchar ni tenerse derecho sin el auxilio de la mano maternal. Por el contrario, con el auxilid de esta gracia, si corresponde 4 ella el mayor pecador puede convertirse 4 Dios, romper Jas cadenas de sus malos habitos, apartarse de las ocasiones de pecar, y por una sincera conversion entrar en la gracia de Dios. — Del mismo modo, los justos fortificados por la gracia triunfan de todas las tentaciones, de todas las persecuciones, de todos los obstdculos y practican esas grandes virtudes que admiramos en los martires y en los Santos, A pesar de su poder, la gracia deja al hombre en plena libertad: puede aceptarla si quiere y hacerla fructuosa con su cooperacién ; pero puede también rehusarla y hacerla estéril. 4° Distribuciin de la gracia.— La gracia es .un don de Dios enteramente gratuito en si mismo, y tan excelente, que ninguna criatura la podria merecer por sus propias obras; pero el Gracia necesaria todos. Porseve- rancia, Libertad bajo la accion do ta gracia, Gracia primera y gracias aalteriores, 216 PARTE I. DOGMATICA Salvador la ha merecido por nosotros con su sangre ; y én virtud de sus méritos infinitos, la divina misericordia ha concedido 4 todos los hom- bres una medida de gracia, al menos suficiente para salvarse: Dios quiere, dice el Apéstol, que todos los hombres se salven, y vengan al cono- cimiento de la verdad (I. Tim. u, 4). — Los mas grandes pecadores por afeprados que estén en el mal, mientras se hallan sobre la tierra, reciben de vez en cuando gracias suficientes para conver- tirse 4 Dios. : Verdad es, sin embargo, que Dios distribuye este don de una manera desigual, concediendo mis a unos y menos 4 otvos, segun los designios impenetrables de su misericordia y de su sabi- duria. La bondad de Dios prepara las almas y dad todas gratuitamente una gracia primera, con la cual pueden producir obras saludables y obtener gracias ulteriores. — De ordinario, la primera gracia es la de-la oracidn para obtener por ella auxilios mas abundantes. Es como una limosna en dinero dada a un pobre hambriento: con este dinero debe el pobre comprar el pan que necesita para vivir. Esto prueba la necesidad de la oracién, aun independientemente del precepto establecido por Jesucristo. 5°. Medios para obtener la gracia. — Los medios para obtener las gracias ulterivres, son la oracidn, los Sacramentos, y toda clase de buenas obras. Empleando estos medios se reciben auxilios poderosos para observar los Mandamientos de Dios, y vencer todas las tentaciones y todos los obsticulos que se oponen 4 la virtud. — Nadie GRACIA SANTIFICANTE 217 sera, pues, reprobado por falta de gracia, sino por falta de cooperacién en la gracia, es decir, por su propia falta (1): todos pueden obtener las gracias de Dios y cooperando 4 ellas obtener la vida eterna. Articulo tercero GRACIA SANTIFICANTE 10. La doctrina concerniente 4 la gracia santi- ficante puede reducirse 4 estas cuatro cuestiones ; le. 4 En qué consiste la gracia santificante ? 2°, 3 Cuales gon sus efectos? 3°. 3 Cémo puede adquirirse 6 pePderse, conservarse 6 aumentarse ? 4° ;Por qué signos puede-reconocerse su pre- sencia en un alma? 1°, Definicion. — La gracia santificante es un don sobrenatural que infundido en nuestra alma nos hace justos, santos, agradables 4 Dios y capaces de merecer la vida eterna. — Este don divino es una cualidad, una influencia permanente divinamente infundida en el alma, inherente al alma, como la vida al cuerpo que anima; y que hace al hombre justo y santo 4 los ojos de Dios como su vida corporal lo muestra viviente 4 los ojos de los hombres. La gracia santificante designada comunmente en la Escritura con el nombre de vida, es en efecto la vida sobrenatural del alma: vida verda- dera como la del cuerpo, pero invisible, latente, como la que se oculta en una semilla.— Sela llama también luz, semilla, prenda, sello 6 marca del Espiritu Santo, uncion, fuente y caridad, (1) Véase mas arriba, pig. 156, n° 14. Vida det alma, La gracia santifi- ante y la earidad. Otras firtudes, 218 PARTE IH. DOGMATICA La gracia santificante se llama caridad porque es tan inseparable de esta virtud sobrenatural como el sol de sus rayos. Ademas deJa caridad acompafian 4 la gracia otras virtudes ; porque con ella se infunden en el alma las tres virtudes teologales, las cardinales y morales y los dones del Espiritu Santo. 2°. Efecto de la gracia santificante. -1) En su virtud los pecados se borran de nuestras almas y recobramos la inocencia: primitiva. La gracia ahuyentael pecado como la luz disipalas tinieblas, como la vida excluyelamuerteen una resurreccién. -2) Nos hace justos, santos y amigos de Dios. El alma adornada de la gracia es amada de Dios con amor intinito : la Santisima Trinidad fija en ella su morada. -3) Nos hace participantes de la natu- raleza y de la belleza divinas, y tan semejantes 4 Dios como puede serlo la criatura mientras per- manece sobre la tierra. -4) Nos capacita para producir obras celestiales, meritorias de la vida eterna. -5) Nos hace hijos de Dios por adopcién, herederos de Dios y coherederos de Jesucristo. 3°, La gracia santificante se adguiere -1) por el] bautismo y los demas sacramentos, recibidos con las disposiciones necesarias; -2) por actos de perfecta caridad. Se pierde por el pecado mortal. La transgre- sidn grave de la ley de Dios, que se llama pecado mortal, es como una herida profunda que quita al alma la vida dela gracia, y la hace 4 los ojos de Dios semejante 4 un cadaver horroroso,en que esté impresa la imagen del demonio.» Se conserva la gracia observando fielmente la Jey de Dios y huyendo de caer en el pecado mortal. LA GRACIA 219 Se aumenta y acrecienta con la oracidn, los sacramentos y todas las buenas obras. — Siempre puede acrecentarse en este vida : El camino del justo, como una luz pura se eleva y aumenta en claridad hasta llegar dla perfeccidn (Prov. Iv, 18). 4°. ¢ Por qué signos puede reconocerse la pre- sencia enel alma de la gracia santificante ? — Como es un don espiritual invisible, un tesoro divino oculto en el hombre como enun vaso de tierra, no se manifiesta con la misma evidencia que la vida en un cuerpo vivo 6 la luz en un fanal. Sin embargo, hay signos que dan 4 conocer casi con seguridad moral Ja existencia en el alma de la gracia de Dios, 4 saber : . -1) Sise complace uno en pensar en Dios. Donde estd vuestro tesoro, allt estd vuestro corazon (S. Mateo, vi, 24). -2) Si uno se complace en hablar de Dios, de su culto y de las cosas divinas. El que es de Dios, escucha las palabras de Dios (8. Juan, vi, 47). -8) Si se observan con fidelidad los manda- mientos de Dios. El que me ama, guardard mis mandamientos (S. Juan, xiv, 21). -4) Si se ama sinceramente al prdjimo y se practican las obras de misericordia con los po- bres. Se conocerd que sois mis discipulos, st tenéis caridad los unos con los otros (S. Juan, xut, 35). -5) Si se interesa en el bien de las almas, si se estiman y aprecian las cosas espirituales é impere- cederas, si se ama todo lo que se refiere 4 Dios y 4 la vida eterna. Si habéis resucitado con Jesu- cristo, buscad las cosas de lo alto y no las dela tierra (Col. ut, 1). — Este amor a las cosas de Relaciéa del merito oon da gracia, Tres * enestiones, Definicién, 220 PARTE Uf, DOGMATICA Dios no es necesario que vaya acompafiado de un gusto sensible. -6) Si se venera en espiritu de fe y de amor 4 la Iglesia y 4 sus ministros. Yo soy el buen Pastor : yo conozco y amo & mts ovejas y ellas, d su vez, me conocen y me aman (San Juan, x, 14). -7) Por ultimo, si se tiene el testimonio de la buena conciencia, Si. nuestro corazdn no nos reprende en nada, podemos tener plena con- fianza en Dios ({ San Juan, m, 21). — EZ mismo Espiritu Santo da testimonio de nuestro espi- ritu, y nos infunde la dulce confianza de que somos hijos de Dios (Rom. vin, 16). Articulo cuarto EL MERITO 11. El mérito es el fruto de la gracia,en cuanto la gracia nos capacita para producir obras meri- torias 4 los ojos. de Dios. El hombre en estado de gracia, se parece, en expresidn del Salvador, 4 un sarmiento de vid unido a la cepa : este vastago se cubre de racimos, porque extrae de la cepa la savia vivificante, principio de su actividad. Luego esta savia espiritual es la gracia, principio del mérito. 12. 4°. ¢ Qué debe entenderse por mérito ? 2°. 2 Cual es el objeto del mérito ? 3°. 3 Cudles son Jas condiciones necesarias para imerecer ? 1s, El mérito que tomamos aqui por obra meri- toria, es una obra buena hecha con el auxilio de la gracia, en presencia de Dios y digna 4 sus ojos de recompensa eterna. Hay mérito de condigno y mérito de congruo. EL MERITO 221 El primero es un derecho riguroso 4 la recom- pensa ; el segundo, una cierta conveniencia digna de consideracién, pero no un titulo de estricta justicia. Se le podria también Hamar mérito de mésericordia, porque se funda principalmente en la misericordia de Dios. Distinguese tambien el mérito del justo, que se halla en estado de gracia y el del pecador que esta en pecado mortal. El primero puede merecer el de estricta justicia, como un criado traba- jando para su seiior ; el segundo no puede merecer mas que en atencidn 4 la divina misericordia, como un pobre que pidiendo humildementelimosna merece recibirla. 2°. El justo, por sus obras, merece un aumento de gracia santificante, y al mismo tiempo un au- mento de gloria para la vida futura. Estas dos recompensas estan ligadas 4 su vez : 4 cada grado de gracia en esta vida, corresponde un grado de gloria en la otra. El pecador con sus oraciones, sus buenas obras y su penitencia, puede merecer la gracia de apartarse del pecado y convertirse 4 Dios, por medio de una sincera conversién. Todos pueden merecer de la divina misericor- dia las gracias actuales y los auxilios necesarios para evitar el pecado, progresar en el bien, y perseverar hasta el término feliz de una santa muerte. . , Ademis del mérito propiamente dicho, de que acabamos de hablar, existe la satisfaccion y la impetracién, que muchas veces acompafia al mérito 6 al valor meritorio en la misma obra. — La satisfaccién es una obra penal, que Dios acepta en lugar de penas mds graves, merecidas Divisidn Objeto. del mérito, Mérito, sa- tisfaccién éimpotra- cién. Condicién del mnérito, ‘Valor del merito, 222 PARTE I. DOGMATICA por nuestros pecados. —La impetracion es la fuerza de la oracién cerca de Dios ; fuerza pode- rosisima, 4 causa de la promesa de Jesucristo que ha dicho 4 todos : Pedid y se os dard. 3°, Para merecer, es necesario'el auxilio de la gracia actual ; pero como esta condicién depende de Dios, nunca puede faltar. Por esta razon, no hablamos aqui mas que de las condiciones que dependen del hombre. Ahora bien -1) para el mérito de congruo, basta hacer una obra buena cualquiera, con una inten- cion de fe, es: decir, en atencién 4 Dios y 4 su gloria. -2) Para el mérito propiamente dicho 6 el mérito de justicia, esto es, para merecer un acrecentamiento de gracia y de gloria eterna, es preciso hallarse en estado de gracia, y ofrecer 4 Dios 1a obra buena, con santa intencién. — Una obra ofrecida de este modo, aunque no sea mas que un vaso de agua dado a un pobre, es aceptada por Dios como un beneficio concedido 4 El mismo, y en este concepto, estd divinamente recompensado. El valor del mérito depende, -1) de la persona, 6 de la dignidad 6 de la santidad del que obra. Asi el merecimiento de Jesucristo es infinito, por- que la dignidad de su persona es intinita. El mere- cimiento del justo es incomparablemente mds grande que el del pecador, porque esta adornado de la gracia santificante, que le da la dignidad de hijo y amigo de Dios. -2) Depende de la excelencia 6 de la dificultad de la obra. Asi una gran limosna es mas meritoria que una pequefia, cuando la da la misma persona; pero el dbolo de la viuda vale mas, 4 los ojos de Jesucristo, que el oro ofrecido por los ricos. — EL MERITO 223 Asi también un acto de caridad es mds meritorio que un acto de fe 6 de esperanza. -8) Depende de Ja perfeccién, de la pureza de intencidn, del fervor y sobre todo de la caridad con que se obra. El fervor y la caridad dan 4 las obras tal precio, que las cambian como en oro y piedras preciosas para el cielo. E} tiempo destinado 4 merecer, es el de la vida presente en la cual el pecador puede merecer (1) su salud, y el justo puede acrecentar sus méritos, elevando su santidad y su gloria, segin la palabra del Salvador : Formaos tesoros en el cielo. (1) Se entiende el mérito de congruo, como hemos dicho mas arriba, pag. 220, num. 12, Tiempo del mérito, Relaciéa ‘entro los sacra- mentos yla Bracia. Divisién del capitulo, Nombres. Definieién. CAPITULO SEPTIMO DE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL ° 1. La gracia que acabamos de considerar, es la vida de la Iglesia : vida divina, que circula en las venas, se reparte por todos los miembros del cuer- po mistico de Jesucristo, y tiene su origen en las Llagas y en el Corazon abierto del Redentor. Pero 4 fin de que este manantial tan elevado descienda hasta las almas, son necesarios canales, que la conduzcan hasta nosotros. Estos canales misteriosos son los sacramentos. 2. Veamos 1°. la verdadera nocién de los sacra~ mentos; 2°. sus efectos y su eficacia. Articulo primero VERDADERA NOCION DE LOS SACRAMENTOS 3. El nombre Sacramento significa cosa santa, porque Ja cosa que designa es santa en si misma y_en sus efectos : produce la santificacidn de las almas. 4. El sacramento se define: Un signo visible de la gracia invisible, instituido por Jesucristo, para la santificacion de las almas. Un signo visible, es decir, un rito simbdlico, tal como la ablucidén 6 la uncidn, que indica y representa a los ojos una gracia invisible, efecto SACRAMENTOS EN GENERAL 225 espiritual producido en el alma por este signo cor- poreo. . Un signo institutdo por Jesucristo : Sdlo' El ha podido unir 4 un rito cualquiera, el divino don de la gracia. El Hijo de Dios ha querido adoptar estos medios materiales, 1°. para ofrecer a la piedad de los fie- les un objeto sensible, y asi elevarlos de las cosas visibles 4 las invisibles ; 2°. para hacer publica y solemne la profesidn de la religién catélica. — No ha confiado 4 la Iglesia la institucién de sus sacra- mentos : los ha instituido El mismo y los ha legado 4 la Iglesia, como ritos estables, de los cuales seria ella la depositaria, la guardadora y la dis- pensadora, con facultad para rodearlos de cere- monias, pero de ningtin modo para modificarlos er’ su sustancia. Un signo instituido para santificar nuestras almas, 6 lo que es lo mismo, para conferirnos la gracia : este es el fin y efecto de los sacra- mentos : dan y confieren la gracia habitual y la actual necesarias tanto 4 los fieles, como al cuer- po entero de la Iglesia. Confieren la gracia, y la producen en el alma : en esto se distinguen los sacramentos de las sim- ples bendiciones, de las oraciones y demas cere- monias religiosas. Todas estas cosas pueden obte- ner la gracia por via de suplicacién, 6 merecerla por las buenas obras; pero no la confieren ni la producen por su fuerza propia é intrinseca. 5. Esta virtud productiva de la gracia distingue también nuestros sacramentos de los ritos reli- giosos de la antigua Ley, tales como la circunci- sién y las abluciones legales, que también se llaman sacramentos.— Estos sacramentos,impro- 16 Sucra- mentos dota ant gua Ley. Los siete sacra ‘mentos. Figuras. Razén, 226 PARTE Il. DO@MATICA piamente dichos, no daban la gracia, sino que la figuraban paralo porvenir : eran signos figura- tivos, pero no signos vivificantes. — Obtenian sin embargo la justificacién, como obras santas, en virtud de la fe y piedad de los que las practicaban. Eran sombra de los sacramentos de la nueva Ley. Jesucristo instituyé como sacramehtos : el Bau- tismo, la Confirmacidn, la Eucaristia, la Peniten- cia, la Extremauncién, el Orden y el Matrimonio, 6. Estos siete sacramentos parecen indicados en la antigua Ley, 1°. por el candelero de oro, mos- trado en una visién al profeta Zacarias, y que estaba coronado por siete lamparas, alimentadas con aceite por siete canales. En efecto, los siete sacramentos son como siete canales, que esparcen sin cesar el aceite de la gracia. — 2°. Por las siete columnas de que habla el Espiritu Santo, cuando dice que la Sabiduria edificéd una casa asentada sobre siete columnas. También los siete sacramentos son como las siete columnas de la Iglesia, sobre las cuales descansa todo el. edifi- cio de su culto publico. Por esto se dice con razén, que los sacramentos forman la base del culto cris- tiano. 7. Nos es dificil descubrir la profunda sabi- duria con que han sido instituidos los sacramentos. Los cinco primeros conciernen. al bien privado 6 individual, los dos ultimos, al bien publico de la Iglesia. —- Los siete reunidos son necesarios y suficientes 4 la vida, 4 la conservacién y 4 la prosperidad espiritual tanto del cuerpo de la Iglesia, como de cada uno de sus miembros en particular. Para comprender esto bien, observemos que el SACRAMENTOS EN GENERAL 227 orden espiritual es semejante al de la naturaleza, y sigue una marcha andloga. Asi en el orden natu- ral, el hombre debe nacer, crecer y nutrirse; si cae enfermo, necesita de medicamento saludable, que le libre de la muerte, y después, de remedios ténicos, para reparar los estragos de la enferme- dad. — En cuanto 4 la sociedad humana, necesita del gobierno, para conservarse en el orden y en Ja prosperidad, y necesita ademas del matrimonio para perpetuarse. Del mismo modo en el orden espiritual hay un nacimiento, que es el Bautismo ; una fuerza varo- nil, que es la Confirmacién ; un alimento que es la Eucaristia; un remedio medecinalcontra la muerte, que es la Penitencia; un balsamo parayquitar las cicatrices y los restos del pecado, que es la Extre- mauncién. Pero 4 mas de esto, hay un principio indefectible de orden y de gobierno, que es el sacramento del Orden, y una santa propagacién del pueblo cristiano, que es el sacramento del Ma- trimonio. 8. Los sacramentos difieren segin la relacién : 1s, de la dignidad: hay uno mas augusto que todos los demas, la santa Eucaristia; 2°. de la necesi- dad ; 2°. de las disposiciones necesarias en aquellos que los reciben. 9. Se dividen : 1°. en sacramentos de vivos y de muertos. Los primeros no pueden racibirlos, sino los que poseen la vida de la gracia; los segundos pueden ser recibidos por los que estén muertos 4 la gracia, es decir, por los que se hallan en pecado mortal. — 2°. En sacramentos que tmpri- men cardcter y no se pueden reiterar, y sacra- mentos que no tmprimen cardcter y se pueden’ renovar muchas veces. — 3°. En sacramentos Diferoncia de los Sa- cramentos. Divialén, * Tres elementos constitu- tivos. 228 PARTE If, DOGMATICA necesarios de necesidad de imedio, sacramentos necesarios de necesidad de precepto, y sacra- mentos de libre eleccidn. Articulo segundo ELEMENTOS CONSTITUTIVOS ¥ CONDICIONES, 6 MATERIA, FORMA, MINISTRO Y SUJETO DE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL 10. « Los sacramentos, dice el Papa Eugenio » IV, se perfeccionan por el concurso de tres ele- » mentos : las cosas, que son como la materia; las » palabras, que son como la forma, y la persona » del ministro, que confiere el sacramento con la » intencidn de hacer lo que quiera la Iglesia. » Puede decirse en otros términos que son tres los requisitos necesarios para la existencia 6 eje- cucién de un sacramento: la materia, la forma y el ministro que une Ja forma y la materia. 11. Para entender bien esto, se debe observar que en la distincién de los tres elementos constitu- tivos. se asimilan los sacramentos 4 los compues- tos de la naturaleza donde se distingue realmente materia, forma, y unidnde la una con la otra. Asi en el hombre hay materia que es el cuerpo; forma que es el alma; y ademas unidn del alma con el cuerpo, unién vital y esencial, que deter- mina la existencia del hombre. — Por analogia en el sacramento, que es un compuesto moral, distinguese de igual manera materia, forma y unién de las dos hecha por el legitimo ministro. 1°. Materia. — En el sacramento, Ja materia es Ja cosa 6 la parte que significa la gracia de una manera confusa : por ejemplo, el pan y el vino en SACKAMENTOS EN GENERAL 229 Ja Eucaristia, el agua en el Bautismo 6 su infusién sobre la frente del catecimeno, 2°. Forma. — La forma es la palabra sacra- mental, 6 la parte del rito que significa la gracia de una manera distinta : por ejemplo, en el Bau- tismo : Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Esptritu Santo. 3°, Union. — La union dela forma 4a mate- ria consiste en el acto del ministro, que pronuncia, Jas palabras sobre la materia debidamente prepa- rada, 12, La forma unida 4 Ja materia por un ministro legitimo, constituye propiamente el rito, el signo sacramental instituido por Jesucristo. Por ejem- plo, en el Bautismo, el agua vertida sobre Ja cabeza del cateciimeno por el ministro, que pro- nuncia al mismo tiempo la formula sacramental : en esto consiste el sacramento considerado en su mas simple estado y en su esencia rigurosa. Esta forma, esta materia, este ministro, son tres ele- mentos determinados por el Hijo de Dios, invaria- bles y esenciales para la validez del sacramento. Todo cambio 6 defecto sustancial en estos puntos anularian el sacramento, porque no seria ya el rito instituido por Jesucristo. Ademis de la sustancia y la esencia, hay en los sacramentos partes accesorias : nos referimos 4 las ceremonias de que se hablara mis abajo, 13. El ministro del sacramento es la persona autorizada por Jesucristo, para autorizarlo 6 con- ferirlo. Cada sacramento tiene su ministro propio : el Obispo, el presbitero, 6 un hombre cualquiera. El ministro debe tener la intencién de hacer lo que quiere la Iglesia, es decir, el rito usado en la Esoncia del sacra- mento, Ministro, Tntenciéa del ministro, Sujeto del sacra- mento Efectos, 230 PARTE Il. DOGMATICA Iglesia. Desde el punto de vista de la validez, esta intencién es la condicién tmica que se exige por parte del ministro ; la santidad, la probidad, aun Ja misma fe, no son necesarias para administrar validamente los sacramentos. Verdad es que los sacramentos, siendo una cosa santa, no pueden ser tratados sin sacrilegio con manos impuras; y el ministro en sus funciones esti obligado 4 ser puro y hallarse en estado de gracia, — Sin embargo, si sucede que estd en pecado mortal, el valor del sacramento nada pierde por esto. Asi como un sello real, sea de oro 6 de hierro, imprimird siempre en la cera la imagen del rey, y una llave abrira siempre, sean cuales- quiera las manos que la manejen, asi sucede en la aplicacién de los sacramentos. 14, A la manera que el sello necesita de la cera para estampar su imagen, los sacramentos, para producir su efecto, exigen un sujeto, una persona humana que los reciba. La Eucaristia constituye en este punto una excepcién: este sacramento existe por si mismo, independientemente de la comunidn en que es recibido por los fieles. Articulo tercero EFECTO Y EFICACIA DE LOS SACRAMENTOS, — CEREMONIAS 15. , Cudles son los efectos de los sacramentos, y cémo producen sus efectos en el alma? 1°, Los efectos de los sacramentos son tres : la gracia santificante, las gracias actuales y el earacter. 16. -1). Todos Jos sacramentos confieren la SACRAMENTOS EN GENERAL 231 gracia santificante, unos, la primera, otros, la segunda. — Llimase gracia santificante primera, Ja que es concedida a los hombres, manchados todavia con el pecado mortal : porque los hace santos de pecadores que eran. — Llimase gracia santificante segunda 6 aumento de gracia, la que santifica mas las almas ya santificadas, y se afiade ala gracia que ‘ya poseian, para acrecentar su tesoro espiritual.— Los sacramentos de /os muer- tos han sido instituido para producir la gracia santificante primera; lossacramentos de los vivos, para producir la segunda 6 el acrecentamiento de Ja gracia. -2). Todos los sacramentos confieren también las gracias actwales apropiadas al fin de cada uno de ellos ; 6 mas bien, confieren el derecho, fundado sobre la gracia santificante, de recibir, todas las veces que haya necesidad, las gracias actuales andlogas al fin del sacramento de que se ha parti- cipado. Asi las gracias actuales del Bautismo, son los auxilios de que necesita el bautizado para con- servar la inocencia bautismal, y observar vida cristiana, 17. -8). Tres sacramentos imprimen er el alma un cardcter, una marca espiritual, indeleble, que hace imposible su reiteracion. Este caracter, dice el catecismo del concilio de Trento, produce dos efectos: en primer lugar, nos hace capaces de recibir 6 de hacer ciertas cosas en el orden de la religién ; después sirve para distinguir 4 los que han recibido los sacramentos que imprimen este caracter. Los sacramentos son el Bautismo, la Confirmacin y el Orden. El Bautismo es un nacimiento espiritual, donde se recibe él caracter, la marca distintiva de hijo Rftcacia, 232 PARTE II, DOGMATICA adoptivo de Dios, de miembro de la gran familia cristiana, con derecho de participar de todos los bienes que la Iglesia comunica 4 sus hijos. La Confirmacién es un armamento espiritual, donde se recibe un cardcter militar, la marca distintiva de los soldados de Jesucristo. Este carac- ter da fuerza para combatir y sufrir por la fe; hace también al confirmado mis apto para recibir Jos otros sacramentos. El Orden esuna consagracién espiritual,donde el ordenado recibe la marca distintiva de los ministros de la Iglesia, el cardcter sacerdotal. El cual eleva 4 los que lo reciben por cima de los simples fieles, como los jefes estan por cima de sus soldados, y los pastores por cima de sus corderos ; y los hace también muy semejantes 4 Jesucristo, Gran Sacerdote 6 Pontifice por naturaleza, aso- cidndolos 4 su dignidad sacerdotal, y 4 todoel poder que le ha sido dado en el cielo y en la tierra. 18. 2°. Eficacia de los sacrvamentos, 6 manera como los sacramentos producen sus efectos. Los sacramentos producen sus efectos por su propia virtud, independientemente de las disposiciones del ministro, pero dependientemenie del sujeto que los recibe. 19. -1) Fuerza y virtud propia de los sacra- mentos. Obran por su propia fuerza, 6 como se acostumbra 4 decir, producen su efecto por virtud de la posesién, y no por virtud de aquel que lo posee. En otros términos, los sacramentos obran de una manera necesaria, como agentes naturales, tales como el fuego, el agua y otros semejantes. El sacramento no es una simple oracién, cuyo efecto depende de la devociin del que ora ; cons- tituye en el orden espiritual una causa andloga 4 SACRAMENTOS EN GENERAL 233 las causas del orden fisico. Por esta razén pro- ducen siempre su efecto, seacualquiera el ministro que lo confiera : como el fuego quema siempre la madera, sea cualquiera la mano que la aproxime ; como el sello se imprime siempre sobre la cera blanda, sea cualquiera la mano que lo oprima ; como la semilla brota siempre en el campo culti- vado, sea cualquiera la mano que la arroje. — Asi el ministro del sacramento, sea bueno 6 malo, sea un santo 6 un imitador del Apdstol pérfido que vendié 4 Jesucristo, siempre el bautismo que con- fiera, la absolucidn que dé, la misa que celebre, seran igualmente validos. — Si ejecuta sus fun- ciones de una manera indigna, el dafio sera para él,y solo para él; el sacramento no sufrird ningin quebranto, nisus efectos se disminuiran en lo mas minimo. La razon de todo esto es, que el ministro visible noes mis que un ministro secundario, instru- mento de Jesucristo, que es e] ministro invisible y principal. Jesucristo es quien bautiza por mano del hombre, quien confirma por mano del Obispo, quien consagra y quien absuelve por boca del sacerdote. E] es siempre santo, siempre leno de gracia y de verdad, quien da al sacramento su eficacia absoluta. 20. -2) Disposicidn del sujeto. Si por parte del sacramento el efecto es necesario, en cuanto al sujeto depende de su actitud y de su disposicién. ‘Como la cera para recibir el sello debe estar blanda, como la madera para arder debe estar seca, como la tierra debe estar preparada para recibir la semilla, asi para obtener los efectos del sacramento, el que lo recibe debe estar debida- mente preparado y dispuesto. Disposi- ciones para la vatide, y para el fruto. Cuatro clases de recopeién, 234 PARTE Il. DOGMATICA 21. Hay dos clases de disposiciones : unas nece- sarias para la validez del sacramento, otras para el fruto 6 la produccién de la gracia. — Las pri- meras soa cuando se trata de un adulto, -1) la intencidn, -2) el caracter bautismal para los sacra- mentos que siguen al bautismo. — Las segundas no son las mismas para todos los sacramentos; hablaremos de ellas, cuando tratemos de cada sacramento en particular. 22. Como las disposiciones del sujeto pueden variar y ser buenas 6 defectuosas, la naturaleza de la recepcién sacramental varia en consecuen- cia : puede ser valida, nula, fructuosa 6 informe. La recepcién es valida -1) cuando el sujeto es apto para recibir el sacramento, y -2) cuando tiene la intencidn 6 la voluntad. Asi, todo adulto no bautizado que guiera serlo, puede siempre recibir el bautismo validamente, La recepcidn es nuld, cuando el sujeto no es apto, 6 carece de intencién. Por ejemplo, si se bautiza 4 un adulto 4 pesar suyo, 6 3 un nifio ya validamente bautizado, el bautismo sera nulo. — El que recibe Ja absolucién sin arrepentirse 6 sin una confesién sincera, hace nulo el sacramento de la penitencia; y no porque le falte aptitud 6 intencién, sino porque sustrae 4 este sacra- mento su materia propia, el arrepentimiento y la acusacidn - sincera. La recepcidn es fructuosa, cuandd ademas de ser valida, es también eficaz, esto es, cuando pro- duce en el alma todos sus frutos. Esto sucede siempre, cuando el sujeto tiene, ~1) la aptitud y la intencién, -2) todas las disposiciones que requiere el sacramento que recibe. Asi el Bau- tismo es fructuoso en el adulte, cuando éste, ade- SACRAMENTOS EN GENERAL 235 mas de la voluntad de recibir el Bautismo, posee la fe, instruccién suficiente, y el arrepentimiento de sus pecados Llamase informe la recepcién valida, pero infructuosa. Asf el adulto que recibe el Bautismo sin fe ni dolor de sus pecados, sera bautizado vali- damente, pero no recibira la gracia santificante. En este caso, el cardcter bautismal se imprime en el alma, pero semejante 4 la semilla que cae en la arena infecunda, no podra producir su fruto de santificacién. Lo mismo puede decirse dela Con- firmacién y del Orden. Estos tres sacramentos pueden revivir, esto es, producir mas tarde sus efectos, cuando el obstdculo haya desaparecido, y el sujeto se haya puesto en las disposiciones conve- nientes. — Segiin el sentir comin de los Doctores, Ja Extremauncidn y el Matrimonio se asimilan, en este concepto, dlos tres sacramentos caracteris- ticos: el que tiene la desgracia de recibirlos en pe- cado mortal, puede gozar mds tarde de sus efectos saludables, mediante una sincera conversién, 23. La administracién solemne de cada sacra- mento va acompafiada de ceremonias religiosas, instituidas unas por Jesucristo, otras por los Apés- toles, y algunas por la Iglesia. Las ceremonias son 4 los sacramentos, lo que Ja montura de oro 6 de plata al diamante que en ella esti engarzado. Son ornamentos sagrados y simbdlicos de que se ha revestido 4 los sacra- mentos, -1) para administrarlos con més dignidad y respeto ; -2) para hacer comprender mejor 4 Jos fieles los efectos y los misterios. Todas las ceremonias prescritas son necesarias, con necesidad de precepio, pero no con necesidad esencial para su valor, porque sin ellas los sacra- mentos producirian todos sus efectos. Coremo- pias. Nombre. Tros clases de Bau- tismo, Dosiniciin. “CAPITULO OCTAVO EL BAUTISMO Articulo primero EL BAUTISMO CONSIDERADO EN Sf MISMO 1. La palabra Bautismo significa inmersion, 6 indica Ja manera de bautizar mis usada en la Iglesia primitiva ; 4 saber por inmersidn. Distinguense tres clases de Bautismo-:el de sangre 6 martirio ; el de deseo y el de agua: este ultimo es el sacramento de que vamos aqui a hablar. — Estos tres Bautismos bastan cada uno de por si para purificar el alma de sus pecados y abrirle la puerta del cielo ; pero sdlo el Bautismo de agua es sacramento y sdlo élimprime en el alma el cardcter bautismal. © 2. El Bautismo es el primero y el mas necesario de los sacramentos, e] cual por la ablucidn exte- rior y la invocacidn de la Santisinia Trinidad obra la regeneracién espiritual del hombre y le puri- fica de tedos sus pecados. Se le Bama el primero de los sacramentos, porque no se puede recibir ninguno si no esta uno previamente bautizado ; — es el mis necesario porque ningtin hombre puede entrar en el cielo si no ha recibido e! Bautismo, aun cuando la priva- cién de este sacramento no proceda de falta suya, BAUTISMO 237 Esto se lama necesidad de medio. — En los adultos el Bautismo de agua puede suplirse por el de sangre 6 de deseo. : 3. La materia del Bautismo es el agua verda- dera y natural con la que se hace la ablucién vertiéndola sobre la cabeza del bautizado. El Bautismo seria igualmente valido si se rociase al catectmeno 6 si se le sumergiese totalmente en las aguas bautismales, como se hacia en otro tiempo: de aqui proviene la diferencia del Bau- tismo por aspersion y por inmersion. La forma 6 la formula del Bautismo es la invo- cacién de las tres personas de la Santisima Trini- dad, concebida en estos términos : Yo te bautizo enel nombre del Padre, del Hi‘o y del Espiritu Santo.— Estas palabras sacramentales deben ser pronunciadas por el ministro al-tiempo de derra- mar el agua sobre la cabeza del bautizado. E] ministro del Bautismo es el sacerdote con- sagrado para este oficio, y en caso de necesidad, cualquier otra persona aunque fuese herética 6 infiel (1). 4. El efecto general del Bautismo es la regene- racién espiritual. El hombre pasa por un segundo nacimiento y recibe nueva vida, la vida de Jos hijos de Dios : por esto se llama al Bautismo sacramento de regeneracién. Considerados en particular, los efectos del Bau- tismo son tres : 1°. Ja remisién de todo pecado, (1) El Bautismo administrado por {os infieles 6 herejes es valido, como se ha dicho arriba, cuando éstos tienen intencién de hacer lo que quieré la Iglesia. Verdad es que muchas veces se rebautiza 4 los herejes que se convierten al catolicismo; pero no se hace sino bajo condicién : porque de ordinario es dudoso que el convertido haya sido hautizado en su secta con las condiciones de materia y forma necesarias para la validez. Materia del Bautismo Forma. Ministro. Peaalida- des. Signo sacrumen- tal del Bautismo. 238 PARTE I, DOGMATICA sea Original, sea actual, y de todas las penas debi- das al pecado ; 2°. la infusién de la gracia santi- ficante, acompafiada de las tres virtudes teolo- gales, fe, esperanza y caridad, as{ como de las otras virtudes y de los dones del Espiritu Santo ; 3e, la impresidn del cardcter por el cual el bau- tizado se convierte en hijo adoptivo de Dios y en heredero suyo como miembro de Jesucristo y de la Santa Iglesia. — El caracter de hijo de Dios consiste en la semejanza con el Hijo unico de Dios, nuestro Sefior Jesucristo. 5. En cuanto 4 la remisiin total de las penas, conviene observar que el Bautismo no quita las penas del pecado original en esta vida ; deja al bautizado sujeto 4 la muerte y 4 todas las miserias que provienen del pecado original ; miserias que después del Bautismo-son Hamadas penalidades. — Dios quiere que estas miserias sean como recuerdo de nuestra caida y que nos sirvan en esta vida de materia, de combate, de mérito y de triunfo. — Para gozar de todos los beneficios de nuestro Bautismo, debemos esperar el dia de la resurreccién gloriosa. 6. Todos estos efectos estan representados en los signos sacramentales. La ablucidn bautismal ya sea por infusién, aspersion 6 inmersién indica : — 1°. que el alma se limpia interiormente de todas sus manchas ; — 2°. que el bautizado renace y resucita 4 una vida nueva, semejante 4 Jesu- cristo después de la resurreccién. Las aguas del Bautismo, en las cuales el bautizado es sumergido y de donde sale luego 4 la luz representan un doble sepulcro y una doble resurreccidn : -1) el sepulcro de Jesucristo donde nuestro divino Redentor bajé cadaver y salid en estado glorivso BAUTISMO 230 renaciendo 4 nueva vida ; -2) el sepulcro mistico. del hombre viejo, del hombre pecador que alli ‘ desaparece para dar lugar al hombre nu_vo ; al hombre formado 4 imagen de Jesucristo salido del seno de las aguas sagradas, regenerado y ador- nado de gracias y virtudes. — 3°. La ablucién indica también que el Bautismo confiere la gracia de vivir cristianamenie y de dominar las pasiones: porque 4 la manera que el agua refresca el cuerpo, la gracia del Bautismo modera los ardores de la concupiscencia y ayuda al bautizado a someter la carne rebelde al espiritu. — 4°. Por ultimo, el rito sagrado indica que el bautizado entra a ser hijo de Dios y recibe el cardcter de la divina-adopcidn. Porque la regeneracién bautismal se hace en nom- bre de la Santisima Trinidad : lo que significa, que jas tres Divinas Personas, es decir, el inismo Dios por la accidn del ministro, confiere 4 su criatura una vida nueva y le imprime asi el cardcter augusto de su filiacién adoptiva. 7. Convenia que este gran sacramento de la Ley nueva estuviese figurado en la antigua Ley. Y en efecto, hallase retratado en muchas figuras de las cuales las principales son las que siguen : En Arca de Noé, las aguas del mar Rojo donde Israel encuentra su salud y los Egipcios su sepulcro ; las aguas del Jordin, donde se sumergié Naaman cubierto de lepra, y de donde sali con el cuerpo limpio y puro como el de un nifio; la cireuncisién que impriia en los Israelitas el cardcter sagrado de hijos de Abraham. Todos estos misterios repre~ sentan, como se ve, por diferentes maneras, la santa ablucién del Bautismo y sus efectos en las almas. Pero ninguna figura se acerca tanto 4 la reali- Figures, Institueiin del Rautismo, 249 PARTE II, DOGMATICA dad como el bautismo de San Juan Bautista. Este bautismo de penitencia no era el sacramento de la Ley nueva; pero fué su mas viva imagen, sobre todo cuando lo recibié Jesucristo. Entonces se abri¢ el cielo, el Espiritu Santo descendié en figura de paloma y la voz del Padre Celestial se dejo oir con estas palabras: He aqui mi Hi'o muy amado en quien he puesto todas mis conrplacencias. Estas circunstancias representan lo que pasa visi- ble é invisiblemente en el Bautismo instituido por Jesucristo. 8. Al recibir el bautismo de las manos de San Juan, Jesucristo preludiéd la institucién del Bau- tismo dela nueva Ley. Entonces, dicen los Padres, por el contacto de su carne divina comunicé Jests a las aguas la virtud de santificar nuestras almas. Poco tiempo después fué cuando instituyé su sa- cramento, segun el comun sentido de los Doctores, El cual se funda en el Evangelio, donde vemos 4 Jesucristo administrar el Bautismo por manos de sus discipulos aun en vida de San Juan Bautista. — Hasta después de su resurreccidn no promulgé solemnemente el Salvador la ley del Bautismo naciéndola extensiva 4 todo el universo : id, dijo 4 sus Apdstoles, instrudd d todas las gentes, bau- tizdndolas en el nombre del Padre, del Hivo y del Espiritu Santo. El que crea en mi, recitbira el Bautismo y se salvara : eb queno creaen mi sera condenado(S.Mateoy S.Marcos,cap. ultimo). Articulo segundo EL BAUTISMO CONSIDERADO EN SU ADMINISTRACIO? 9. Dos cosas hay que considerar en la admi- uistracién del Bautismo; el sujeto que se ha de BAUTISMO 241 bautizar y la manera do conferirle el Bautismo. 10. 1°. Sujeto, — El sujeto del Bautismo es el adulto y el niiio. — EZ adulto debe llevar ciertas disposiciones, 4 saber: voluntad de recibir el Bau- tismo, fe acompaiiada de instruccién suficiente, y arrepentimiento de sus pecados actuales y resolu- cidn de vivir cristianamente. El néio no tiene ningun obsticuio para el Bau- tismo, yla divina misericordia le dispensa, en razon a la necesidad del sacramento, de toda dispo- sicién positiva para la cual se encuentra incapaci- tado. La necesidad es de tal manera absoluta que Jos nifios que mueren sin bautizar, aunque inocen- tes de toda falta actual, son para siempre exclui- dos del cielo en razén a la mancha original que afea sus almas. — Por esto el Salvador ha permi- tido bautizarlos desde su nacimiento y ha facilitado cuanto ha sido posible la administracién de un sacramento tan indispensable. 11. 2°. Administracion. — La administracién del Bautismo puede ser s¢mple 6 solenmne. La pri- mera tiene lugar en caso de necesidad; la segunda, en tiempo ordinario. — En caso de necesidad, una persona cualquiera puede conferir el Bautismo, Basta que tenga la intencién de ajecutar el rito bautismal de la Iglesia, que tome agua natural y Ja vierta sobre la cabeza del nifio pronunciando las palabras: Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. En caso ordinario, la administracion del Bau- tismo debe ser solemne: es decir; debe hacerse por el sacerdote, en lugar santo, con el agua de Jas fuentes bautismales y observando todas las ceremonias prescritas por la Iglesia. 12. Las ceremonias son bellas y maravillosas. 16 Coremo: nias. Votos dol Bautismo. 242 PARTE I. DOGMATICA Unas preceden, otras acompaiian y algunas siguen 4 la ablucién bautismal. He aqui las mas notables : -1) Ceremonias prelininares.—-Comienza por detenerse el catecimeno 4 la puerta de la Ig'esia; porque es el Bautismo quien le abre la puerta. — Impénese‘e el nombre de un santo, porque va ser inscrito en el nimero de los Santos y de los hijos de Dios. — Se le sopla en el rostro para significar que sera purificado del espiritu inmundo por virtud del Espiritu Santo, que viene a ani- marte con el soplo de una nueva vida. — Se le hace el signo de ia cruz sobre la frente y sobre el pecho 4 fin de que hecho cristiano eve con amor y vatentia el signo de su Maestro crucificado. — Se le pone en la boca sal bendita, simbolo de inco- rruptibilidad y de sabiduria, para ensefiarle que debe preservarse de la corrupcién del pecado y vivirseginla sabiduria y la fede Jesucristo. — Se le pone saliva en los ofdos y en las narices, para indicar que debe en adelante escuchar la voz de Dios y amar el buen olor de la piedad cristiana. -2) Ceremonias concomitantes. — Introducido enla Iglesia y llevado 4 las fuentes bautismales, el cateciimeno renuncia 4 Satands, d sus obras y 4 sus vanidades y se dirige 4 Jesucristo pidiendo el Bautismo. Renuncia 4 Satands, es decir, al ser- vicio del principe de las tinieblas ; @ sus obras, es decir, al pecado ; d Codas sus pompas, es decir, & las vanidades del mundo y a las ocasiones de pecar, — Estas son las promesas d votos del Bau- fismo, La recepcidn del cual encierra una suerte de contrato entre Dios y el hombre : Dios concede alhombre todas las ventajas de sus hijos adopti- vos, y el hombre 4 su vez se obliga 4 vivir cristia- namente segin los vreceptos de la fe y los BAUTISMO 243 ejemplos de Jesucristo.— No pudiendo los nifios por si mismos adquirir estos compromisos, los adquie- ren por ellos sus padrinos y madrinas. Estos son como los fiadores de las promesas de sus ahijados y deben velarmis tarde por su educacidncristiana. Elcatectimeno hace en seguida la profesién de fe recitando el Credo. — Recibe una uncién santa, hecha con el cleo de los cateciinenos, sobre el pecho y sobre las espaldas, 4 fin de que sea digno atleta de Jesucristo, leno de valor y de fuerza para Nevar sin violencia el suave yugo de su Maestro. Viene después la ablucién sacramental, que se hace vertiendo agua bendita sobre la cabeza del nifio en forma de cruz y repitiendo esto por tres veces para significar la muerte del Salvador y la resurreccién al tercero dia. -3) Ceremonias sudsiguientes. — El bautizado recibe una nueva uncién hecha esta vez conel santo crisma sobre la parte superior de la cabeza, lo que quiere decir que es ya cristiano, es decir, ungido del Sefior y que ha recibido la uncién invi- sible del Espiritu Santo,quele hace participante del sacerdocio real de Jesucristo. — En seguida se le viste con una ttinica blanca,simbolo de la inocencia bautismal, que debe conservar intacta hasta la muerte, para presentarla al tribunal de Jesucristo tal como la recibié en el Bautismo. — Se le pone luego en la mano un cirio ardiendo para ensefiarle que no solamente debe conservar en su corazon la fe, la esperanza y la caridad, sino también pro- fesar abiertamente estas virtudes y practicarlas en sus obras. — Por ultimo, el sacerdote le despide con estas palabras: N... vete en paz y que el Senor sea contigo. Padrivos y madrinas, Nocidn general. Institue cin. Definicién. CAPITULO NOVENO LA CONFIRMACION Naturaleza, efectos, administracion 1. La Confirmacién ocupa el segundo lugar en el orden de los Sacramentos, porque antiguamente se conferia después del Bautismo, del cual es com- plemento. El Bautismo da la vida espiritual y Ja Confirmacién la fortifica; el Bautismo da naci- miento 4 los hijos de Dios, la Confirmacién los desarrolla haciéndolos hombres fuertes y soldados de Jesucristo. 2. No se sabe con certeza el tiempo preciso en que fué instituida la Confirmacién ; segtin muchos Doctores, lo fué en la ultima Cena ; pero otros, cuyo sentir es mas probable, opinan que lo fué después de la resurreccién : entonces fué cuando el Salvador hablo del reino de los cielos, anuncid Ja venida del Espiritu Santo, y como dice San Ledn, establecis los grandes sacramentos y reveld los grandes misterios. 3. Definese la Confirmacién : sacramento en el cual, por la imposicién de las manos, de Ja uncién . del santo crisma_ y- de las palabras sagradas, el bautizado recibe la fuerza del Espiritu Santo para confesar valerosamente la fe recibida en el Bautismo. CONFIRMACION 245 4. La materia de la Confirmacisn es el santo erisma, mezcla de aceite de oliva y de balsamo oriental bendecido por el Obispo. Hay tres clases de dleos santos, de que se hace uso en diferentes sacramentos y que bendice el Obispo el Jueves Santo : el 6leo de los catectimenos, el de los enfermos y el santo crisma del. sacramento de la Confirmacisn, Launcién del santo crisma debe hecerse por mano del Obispo, ministro ordinario de la Confir- macién. Por eso se lama muchas veces a este sacramento imposicidn de la mano episcopal y sacramento de Uncidn. La forma consiste en las palabras que el Obispo pronuncia, ya al extender las manos sobre los que ha de confirmar, ya al hacer la uncién sobre su frente. Las palabras que acompafian dla uncién sonestas : Yo te senalo con el signo de la crus, y te confirmo con el crisma de salud en el nom- bre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. —- O bien estas otras usadas en la Iglesia griega : (Yo te imprimo) fa marca del don del Espiritu Santo. 5. Los efectos de la Confirmacién son : 1°, El acrecentamiento de la.gracia santificante, de las virtudes cristianas, y de los siete dones del Espiritu Santo, los cuales, especialmente el don de fortaleza, se comunican al contirmado en grado superior al recihido en el Bautismo. — 2, La gracia actual, que consiste: en la fuerza que el Espiritu Santo dard al confirmado en tiempo oportuno, para confesar constantemente la fe de corazén, de palabra y de obras; para vencer el respeto humano y las tentaciones contrarias 4 la fe ; para triunfar de todos los enemigos de nuestra Matoria. Ministro. Forma. Efectos. Disposi- ciones necesarias. Signo sacramen- taly ceremo- nias. 246 PARTE II. DOGMATICA salud : mundo, demonio y carne; para soportar con paciencia todas las adversidades que tendra que arrostrar por la profesién de su fe. — 3° El cardcter indeleble impreso en el alma, mas glo rioso y mas noble 4 los ojos de Dios que todas las insignias de Jas dignidades humanas. 6. Para recoger estos frutos en toda su pleni- tud, el que aspira 4 la Confirmacién debe cono- cerlos y desearlos y purificar su corazén de todo pecado. 7. Los preciosos efectos de la Confirmacién estan figurados en el signo sacramental y en las ceremonias. — 1°. El leo y la uncién representan la gracia; porque del mismo modo que el aceite alimenta la luz y fortifica 4 los atletas, la gracia del Espiritu Santo aviva el fuego de la fe y forti- fica los soldados de Jesucristo. — 2°. El bilsamo, sustancia odorifera, empleada para preservar los cuerpos de la corrupcidn, ofrece el simbolo dela incorruptibilidad espiritual y del buen olor de Jesucristo. — 3°. La uncién se hace en forma de cruz y se aplica 4 la frente donde se revela el valor de los héroes,para mostrar que ella confiere la fuerza necesaria para no abandonar nunca la cruz de Jesucristo. — 4°. El Obispo impone las manos sobre el que confirma para demostrar que el Espiritu Santo desciende 4 él y toma posesién desu alma. — 5°. Le da un ligero golpe en la cara para hacerle entender que debe sufrir toda suerte de persecuciones y adversidades por Jesucristo. CAPITULO DECIMO LA SANTA EUCHARISTIA CONSIDERADA COMO SACRAMENTO 1. De todos los sacramentos instituidos por el Excelencia Salvador, el mas santo, el mas augusto yel mis = 2° admirable ese santo sacramento de la Eucaristia. , Santa ucarislia, Es lo que el sol en el mundo, lo que el corazén encl hombre con relacién 4 la Iglesia de Jesu- cristo. Constituye el centro del culto catélico : centro resplandeciente y divino al cual se refieren todos Jos demas sacramentos. Asi como en los templos materiales hay un punto principal, el altar, al cual se subordinan todas las partes del edificio y hacia elcual se dirigen todas las miradas, asitambién la Kucaristia apacece como el misterio central donde convergen todas Jas ceremonias religiosas de la santa Iglesia. La Eucaristia encierra en este principio el sistema vital del cristianismo. Ella es quien lo anima todo, quien alimenia en los corazones la vida de la fe y de la caridad ; es el alma de todas las fiestas, de todos los oficios y de todas las solemnidades religiosas. Llamase con razén el mas grande, el mas admi- rable y el mis divino de nuestros misterios, segin estas palabras : Hl Sefor ha establecido un mo- Doble caracter do la Eucaristia. Nombros. Definicidny 248 PARTE If, DOGMATICA numenta como resumen de sus maravillas : ha dada un alimento & sus servidores (Sal. 110). 2. El misterio eucaristico tiene un doble carac- ter : es dla vez sacramento y sacrificio. Sacra- mento cuando es recibido por los fieles en la santa Comunién 6 expuesto 4 su adoracidn; sacrificio cuando es ofrecido 4 Dios en la santa misa. — La Eucaristia, como sacrificio serd el asunto del capi- tulo siguiente, aqui la consideraremos como sacra- mento. Para exponer claramente toda la doctrina, yeamos : 1°. las nociones preliminares del Sacra- mento de la Eucaristia; — 2°.sus elementos cons- titutivos ; — 3°. su recepcidn y sus efectos. Articulo primero NOCIONES PRELIMINARES DEL SANTO SACRAMENTO DE LA EUGARISTIA 3. Elnombre de Eucaristia significa accién de gracias, — Llimase asi este sacramento porque al instituirlo el Salvador did gracias 4 su Eterno Padre, y porque nosotros mismos poseemos en él un medio digno de dar gracias 4 Dios por el bene- ficio inefable de nuestra redencién, — Se deno- mina también con otros muchos nombres, todos Jos cuales indican su naturaleza y sus diversas propiedades : Es la Hostéa 6 la victima santa ; Ja santa Comunidn, el santo Vidtico 6 pan del viaje ; la santa Mesa, el sagrado Banquete, el Pan de los Angeles, bajado del cielo, el Santi- simo Sacramento, el santo Sacramento del Altar, el Sacramento de amor y caridad. 4. La Eucaristia se define, el sucramento y EUCARISTIA 249 sungre de nuestro Senor Jesucristo ; en otros términos, es el sacramento que contiene real y sustancialmente, bajo las apariencias de pan y vino, el cuerpo y sangre de Jesucristo viviente : es decir, el mismo Jesucristo todo entero, en su humanidad y en su divinidad, tal como se halla sentado en el cielo 4 la derecha de Dios Padre. 5. Este sacramento difiere de los demas en diversos conceptos : 1°, Los otros sacramentos poseen la virtud de conferir la gracia ; en éste se contiene al autor y al origen mismo de la gracia : — 2°. Los otros consisten en una accidn transito- ria; éste en una cosa sustancial y permanente ; — 3°. Los otros no tienen mis que el solo caracter de sacramento; éste posee, como ya hemos dicho, el doble cariicter de sacramento y de sacrificio. Puede afiadirse que la Eucaristia se distingue de los demas sacramentos por la magnificencia de las figuras que lo han presagiado, y por la solem- nidad de su institucién, 6. Las principales figuras de la Eucaristia son las siguientes : 1°. HU dbol de la vida, plantado en el paraiso terrenal y cuyos frutos producen la inmortalidad. — 2°. Et pan y ed vino ofrecidos en el sacrificio por Melquisedech, sacerdote-rey. — 3°. El cordero pascual, cuya sangre libré de la muerte 4 los Israelitas en Egipto, y cuya carne debia ser comida con panes azimos 6 no fermen- tados. — 4°. El mand, pan que Dios hizo Hover del cielo para alimento de los Israelitas en el desierto. — 5°. Los panes de proposicion,que los sacerdotes colocaban en el Taberndculo delante del Sefior y que no podian ser comidos mas que por hombres purificados y santificados segin la ley. — 6°. Et pan cocido bajo la ceniza que Diferencia entre la Eucaris- tin y los demas sacra~ mentos.. Figaras. Institu- cién. Prueba dela prosencia real. 250 PARTE Il, DOGMATICA Elias recibié de la mano de un ange! y que le in- fundié tanta fuerza que pudo Iegar en cuarenta dias y cuarenta noches hasta la santa montafia de Horeb. — 7°. El agua convertida en vino en las bodasde Candy elpan multiplicado porel Salvador para alimentar al pucblo en el desierto. 7. El Hijo de Dios después de haber dado una viva imagen de Ja Eucaristia en la multiplicacién de los panes, esto es, en el pan milagroso distri- buido por dos veces al pueblo por mano de los Apdstoles, los cuales habian de ser los pastores de la Iglesia, anuncid alos que lo escuchaban que les daria un pan mis excelente que el que acababan de comer : pan viviente, ver- dadero pan bajado del cielo, figurado en el mand; que este pan maravilloso seria su propia carne y su propia sangre ; que comiendo su carne y bebiendo su sangre, alcanzarian lavida eterna. Esta promesa, que entonces no fué compren- dida, tuvo su cumplimiento en la tiltima Cena, — La vispera desu pasisn, el Salvador con sus discipulos sé trasladé 4 Jerusalén para comer con ellos en una gran sala, preparada al efecto, la Cena Pascual. Sobre la mesa estaba el cordero, inmolado segtin la ley, y el pan y el vino de la comida. Después de consumido el cordero miste- rioso, Jestis lavo los pies A sus discipulos, y en seguida sentado con ellos 4 la mesa, toms el pan en sussagradas manos y levantando los ojos al cielo dié gracias 4 su Padre, bendijo el pan y lo corté y distribuyé 4 sus discipulos diciendo - Tomad y comed, porque este es mi cuerpo, que sera entregado & la muerte por vosotros. Haced esto en memoria mia, — En seguida tomando el EUCARISTIA ¢ 251 cdliz, lo bendijo del mismo modo y lo did 4 sus discipulos diciendo : Yomad y bebed todos : porque esta es mi sangre, la sangre de la nueva aliansa que serdderramada por vosotros y por todos los hombres en remiston de todos los pecados. Haced esto en memoria mia, — Esta institucién encierra, como se ve, la prueba del dogma de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristia, dogma que se encuentra ademas claramente demostrado en la tradicién de todos Jos siglos (1). 8. Multiples son los fines que se propuso Nuestro Sefior Jesucristo al instituir este sacra- mento. Quiso dejarnos, 1°. un vivo monumento de su pasion para perpetuar tan saludable recuerdo ; 2°. un testimonio eterno de su amor inefable ; 8° un alimento para nuestras almas y un preservativo para los pecados; 4°. una prenda de la gloria futura ; 5°. una viva imagen de la Iglesia, su cuerpo mistico de quien cra cabeza ; Ge. un sacrificio puro y perfecto, infinitamente agradable 4 su Padre ; 7°. un gran consuelo en el destierro de esta vida permaneciendo siempre en realidad presente en medio de nosotros. Articulo segundo PARTES CONSTITUTIVAS DE LA SANTA EUCARISTIA Para demostrar con claridad las partes 6 elementos que constituyen la Kucaristia, debemos considerar este sacramento desde un doble punto de vista : 1°. en su estado de existencia ; 2°. en el acto de ser hecho 6 consumado. (1) Véase mas abajo, pag. 253, n° 12, Fin ti objeto de la Euca+ rintia. 252 PARTE I. DOGMATICA 9. 1°. En su estado de existencia, la Euca- ristia comprende dos partes : las especies sacra- mentales, y la presencia real de Jesucristo bajo las especies. 10. -1) Las especies 6 apariencias son la parte exterior -de la Eucaristia, lo que cae bajo la inspeccidn de los sentidos, como el color, la figura, el olor y el gusto del pan y del vino. Estos fend- menos se Ilaman apardencias 6 mas bien simples accidentes del pany del vino : porque no con- tienen su sustancia propia, que es la del pan y del vino; sino una sustancia extrafia, la del cuerpo y sangre de Jesucristo. En efecto, después de la consagracisn no queda ni un dtomo de pan 6 de vino : estas sustancias han dado lugar al cuerpo y sangre de Jesucristo ; pero se conservan milagrosamente los accidentes del pan y del vino para servir de velo al cuerpo y sangre de Jesucristo. El cambio de pan y de vino en cuerpo y sangre de Jesucristo se verifica en la Misa por las pala- eras de la consagracién : lldmase transustan- biacion, es decir, cambio de sustancia. 11. -2) El dogma de la presencia real puede enunciarse de este modo : bajo las especies del pan y del vino existe el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Jesucristo y no solamente una imagen 6 simbolo que los represente. Aunque en virtud de las palabras sacramen- tales no haya bajo las especies del pan mas que el cuerpo, y bajo las especies del vino mis que la sangre del Salvador, poseemos, sin embargo, 4 Jesucristo todo entero asi en la una como en la otra especie y del mismo modo en cada una de las partes en que las especies puedan dividirse. EUCARIST{A 253 — La razén de esto consiste en que Jesucristo hallandose actualmente vivo é inmortal,se encuen- tra todo entero donde esta su cuerpo y .todo entero donde esta su sangre, puesto que su cuerpo y su sangre son inseparables de su persona. Antes de que la Santa Hostia se fraccigne, per- maneciendo entera, Jesucristo la lena totalmente con su presencia 4 Ja manera como nuestra alma Nena todo nuestro cuerpo y todos nuestros miem- bros. — Después que se fracciona esta Hena igual- mente de la presencia divina en todas sus partes, del mismo modo que una luz se refleja en wn ,espejo, y cuando el espejo se rompe se repro- duce en cada fragmento. No es propiamenteel cuerpo de Jesucristo quien se multiplica, sino su presencia. No hay, pues, muchos Jesucristos sino uno solo y unico presente en muchas Hostias, en muchos lugares y sobre toda la tierra, de una manera mds verdadera atin que el sol, que aunque tnico, hace gozar de su presencia a todos los habitantes del globo. La pre- sencia del sol en diversos paises no es mis que una presencia virtual puesto que permanece en lo alto del firmamento; pero la presencia de Jesu- cristo es real porque desciende 4 los altares, para permanecer alli en el sacramento, tan verdadera- mente como esta a la derecha de Dios Padre en lo mas alto de los cielos. 12. La presencia real de Jesucristo es un efecto sobrenatural y un misterio de amor y de la omni- potencia de Dios : efecto admirable sin duda, pero que no debe sorprender teniendo su origen en Dios todopoderoso. El ha creado el cielo y la tierra, y tiene en sus manos la sustancia y los accidentes de todas las cosas 3 qué dificultad puede haher Mistorio, Culto. 254 PARTE If. DOGMATICA. para El en aniquilar Ja sustancia de un fragmento de pan y colocar un cuerpo humano bajo sus mis- mas apariencias ? : La palabra del Hijo de Dios debe aqui bastar- nos: Tomad, dijo, y comed : este es mi cuerpo. Los Apdstoles creyeron este misterio como lo demuestra el Evangelio y sus Epistolas y lo ense- fiaron por todas partes : después de su muerte, la Iglesia ha continuado ensenidndolo y creyéndolo hasta nuestros dias como los demis misterios de nuestra santa religién.— Yo creo, mi Senor Jesu- cristo, en vuestra presencia real, en vuestra santa Eucaristia; creo con reconocimiento y amor y enesta fe quiero vivir y morir. 13. La consecuencia que se desprende de esta verdad de fe es que nosotros debemos 4 la divina Eucaristia el mismo culto debido a Jesucristo. Por hallarse velado bajo las especies sacramentales, el Hijo de Dios no es menos acreedor 4 todos nuestros homenajes. Debemos, pues, 4 la Euca- ristia Ia adoracién, el respeto, la devocidn y el amor de nuestros corazones; sentimientos que deben manifestarse no solamente por la piedad en el lugar santo, sino también por el celo con que debemos cuidar de la decencia y esplendor de las iglesias, de los aliares, de los vasos sagrados, y en una palabra, de todo lo que se relacione con tan adorable misterio. 14. 2°. Confeccidn. — Enel acto de hacerse 6 consumarse sacramentalmente la Eucaristia, acto que se llama consagracion y que se verifica en la Santa Misa, hay que distinguir la materia, 1a for- ma y el ministro. 15. La materia necesaria es el pan de trigo y el vino de uvas. No importa para la validez de EUCARISTIA 255 este sacramento que el pan sea dzimo 6 sin leva- dura, 6 que esté hecho con ella; sin embargo, las prescripciones de la Iglesia en este punto deben observarse fielmente. La forma consiste en las palabras de la consa- gracién que son las mismas que Jesucristo pronun- cid al consagrar el pan y el vino, 4 saber: Este es mi cuerpo... esta es mi sangre. Tales palabras por su virtud divina obran el admirable prodigio de la transustanciacién, sl ministro (1) es el sacerdote que prcnuncia estas divinas palabras en el altar, en el santo sacrificio de la Misa. Las pronuncia en nombre de Jesucristo de quien es representante, 5 mas bien, es el mismo Jesucristo que las pronuncia por su boca : asi el sacerdote no dice : Este es ed cuerpo de Jesucristo, sino: Este es mi cuerpo. Apenas el sacerdote ha proferido estas palabras, cuando dobla la rodilla para adorar la Hostia que tiene en sus manos; después la eleva a la vista de los fieles para que éstos la adoren con los angeles; porque esta Hostia es Jesucristo en persona, bajado del cielo, y adorado por los angeles que le acompaiian. La corte celestial, como dicen los Padres, desciende a la tierra con su Rey. Articulo tercero LA EUCARIST{A CON RELACION A LOS FIELES 6 adoracion, administracién, efectos y signos sacramentales de Eucaristia’ 16. La santa Eucaristia se conserva en las igle- sias para ser adorada alli por los fieles y distri- (1) Distinguese el ministro de la consagracién y el ministro de la dispensacién de que se hablard en el articulo siguiente, Aqui no se trata mas que del primero, Adoractén Adminis- tracidn, Recepeién. 256 PARTE II, DOG@MATICA buida en la sagrada Mesa. La adoracién solemne tiene lugar sobre todo en las bendiciones del Santisimo Sacramento, durante la devocién de las Cuarenta Horas y en las procesiones. La administracién de la Eucaristia pertenece de oficio al sacerdote (1), cuyos dedds estan consa- grados por el dleo santo para tocar el cuerpo ado- rable y virginal de Jesucristo. — Administra este sacramento en la Iglesia cuando distribuye la Comunidn y lo administra también en las casas cuando leva el Santo Viatico 4 los enfermos. Antes de dar la Comunisn, con la Hostia levan- tada dice - He aqui el cordero de Dios que quita los pecados del mundo. — Al poner la Santa Hostia sobre la lengua de los comulgantes, dice : Que el cuerpo de Nuestro Senor Jesucristo guarde vuestra alma para la vida eterna. 17. La Eucaristia ha sido instituida también para darse 4 los fieles en Ja sagrada Mesa, lo que constituye la Santa Comunidén. —- Se distingue la Comunién bajo las dos especies y la Comunidn bajo una especie solamente. Ambas producen el mismo efecto; pero la Iglesia, por justas razones, ha establecido que la Comunidn, excepto la del sacerdote en la Misa, se haga bajo una sola espe- cie que es la de pan. Cuando los fieles reciben la Santa Comunidn, Jesucristo permanece en ellos con su humanidad y su divinidad en tanto que la especie del pan con- serva su naturaleza. Cuando la especie se ha con- (1) El sacerdote es el ministro ordinario encargado de dis- ensar la santa Eucaristia, es decir, de dar la comunidn a los eles. En caso de necesidad un simple didcono puede desempe- iar esta funcidn porque él es el ministro extraordinario de la dispensacién eucaristica. EUCARISTIA 257 sumido, el cuerpo de Jesucristo desaparece con ella; pero el Huésped divino permanece en el alma con su divinidad porque esia escrito : E? que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mi, y yoen él. 18. La Comunisn es el acto mas sublime del cristiano, Todos deben saber cuando es necesario cumplirlo y de qué manera. 1°. Por lo que concierne al tiempo en que se debe comulgar, hay que distinguir la primera Comunidn, la Comunidn anual 6 pascual, la Co- munién de devocidn, la frecuente y por tltimo el Viatico (1). 2°. En cuanto 4 la manera 6 forma de comul- gar y d las disposiciones necesarias ‘tanto para el cuerpo como para el alma, |o esencial es el estado de gracia. Ademds debe observarse el ayuno sacramental, prepararse con fervor para recibir el Sacramento y dar gracias después de la Comu- nién, — Cuanto mas perfectas sean las disposicio- nes, mayores seran los frutos de la santa Comu- nidn. , 19. Los cuales son inapreciables. En general, la Eucaristia produce en el alma todos los efectos que el mejor alimenio produce en el cuerpo ; la preserva de la muerte, renueva sus fuerzas, cura sus ligeras llagas, la hace crecer en la virtud y saborear las dulzuras de la buena conciencia. En particular, los efectos de la Gomunién son los siguientes : 1°. El acrecentamiento de la gra- cia santificante y de las virtudes, sobre todo de la caridad que unen intimamente al alma con Jesu- (1) Véase mas abajo Parte moral, cap. Ul, Quinto Manda- miento de tw Iglesia, y cap. VIl, Los Sacramentos. vw Tiompoy forma de comul- gor Efectos 6 frutos de ta Comu nidn, Significa- ciones sacramen- tales de la Euca- ristia. 258 PARTE Il, DOGMATICA cristo y la transforman hasta cierto punto en El. — 2°. Las gracias actuales, propias para conser- var la vida del alma, moderar el fuego de las pasiones y facilitar el cumplimiento de todas las virtudes, en particular, la caridad y la castidad. — 3°. La paz y la alegria espiritual. — 4°. La remisién de los pecados veniales. — 5°. La pre- servacién de los pecados futuros. — 6°, La inmor- talidad y la resurreccién gloriosas cuyo germen deposita la Eucaristia en nuestros cuerpos. Muchos de estos efectos no se producen sino poco 4 poco y por grados, La Eucaristia obra 4 la manera del pan corporal, cuyo uso debe repetirse por intervalos mas 6 menos largos: de aqui la necesidad de frecuentar la sagrada Mesa. 20. Los efectos que acabamos de enumerar se significan en el sacramento, ya se considere en si mismo, ya en su recepcidn. El pan que se hace de muchos granos molidos por la piedra, ed vino que se forma por muchos racimos exprimidos en la prensa, para ser ali- mento y bebida del hombre, significan: 1°. la presencia real del cuerpo y sangre de Jesucristo que fué inmolado por nosotros en su Pasién; — 2°. el alimento espiritual que reciben nuestras almas en la Comunién; — 3°, la caridad que une a Ja vez a todos los fieles para formar un mismo cuerpo, que es el cuerpo mistico de Jesucristo. La Eucaristia es el foco de esta caridad y la base de esta unién. La transustanciacién, 6 el cambio que se opera del pan y del vino en cuerpo y sange de Jesucristo, indica el cambio espiritual del cris- tiano que por la virtud de la Eucaristia se trans- forma en otro Jesucristo. EUCARISTIA 259 El banquete sagrado de la Comunién, figura el festin de las bodas eternas en la gloria futura. La Hostia santa que bajo la apariencia de pan inanimado, contiene al Autor de la vida, muestra cémo se halla oculta en nuestras almas la vida de la gracia ; también es imagen de los hijos de Dios ocultos aqui bajo el exterior de un cuerpo mortal. 21. Tal es la Eucaristia considerada como sacramento é instituida para la santificacién de los hombres. — Réstanos considerarla como sacri- ficio y en relacién directa con el culto de Dios. Idea sacrificio en general. CAP{TULO UNDECIMO La SANTA EUCARISTIA COMO SACRIFICIO Articulo primero NaTURALEZA DEL SACRIFICIO EUCARISTICO 22. La palabra saecrificio significa accidn santa, y designa en general toda ofrenda hecha i Dios para honrarle. — Se distingue el sacrificio inte- rior del exterior. El primero consiste en un acto de religion cualquiera, por el cual se ofrece 4 Dios el corazén y las buenas obras. Este no es mas que un sacrificio impropiamente dicho. Del verdadero sacrificio vamos a hablar aqui, que es el sacrificio extertor. El cual se define : Oblacidn de una cosa sen- sible hecha & Dios en testimonio de su dominio sober'ano sobre todas tas criaturas. O de otro modo, explicindolo mis : oblacidn de una cosa exterior y sensible, hecha dé solo Dios por un ministro legitimo, con destruccidn 6 al menos con. cambio de las cosus ofrecidas, gblacidn acompanada de ritos particulares, dirigidos & reconocer el soberano dominio de Dios sobre todas las criaturas, y & vendir & su majestad todos los homena’es que le son debidos. Por esta definicién se ve que para todo sacrificio, es preciso: 1°. una oblacién u ofrenda; 2°. una EL SACRIFICIO DE LA MISA 261 cosa sensible ; 3°. un cambio, en el estado de estas cosas ; 4°, un ministro consagrado a este objeto ; 5°. un rito particular ; 6°. un fin religioso. — El ministro del sacrificio se llama sacerdote ; la cosa ofrecida, cuando es viviente, victima ; el cambio que sufre, inmolacidn ; el fin religioso, objeto del sacrificio. 23. El sacrificio es llamado gran acto, acto principal y solemne de la religidn, porque consti- tuye la esencia del culto, que el hombre debe prestar 4 Dios. Por esto, ha habido sacrificios desde que ha existido culto religioso entre los hombres, es decir, desde el principio del mundo. 24. Siguiendo la ensefianza comtn de los Docto- res, fundada en las Escrituras, nuestros primeros padres después de su caida, oyeron de la boca de Dios que por consideracién 4 su futuro Redentor, obtendrian misericordia ; y que con esta fe y esta esperanza, podian ofrecer a su Criador plegarias, dones y sacrificios, los cuales le serian agradables. — Quiso Dios que se le inmolase animales para que al sacrificarlos los hombres se acordasen de que ellos habian sido los que se habian hecho acreedores 4 la muerte y que estas victimas eran como sustuidas en su lugar ; de este modo, reco- nocian 4 Dios como sefior absoluto de la vida y de la muerte y confesaban que el pecado no podia ser borrado mis que con sangre; pero con una san- gre de la cual la‘de los animales no era mis que una imagen, — Estas ensefianzas se transmitie- ron por tradicién de unas generaciones 4 otras y en ellas se fundan los sacrificios que vemos ofre- cer a Cain, 4 Abel, 4 Noé y a sus descendientes. La primitiva revelacién tocante el sacrificio, conservada por los hombres hasta el diluvio, se Relacién dol sacrificio con. el culto religioso, Origen del sacrific 0 Figuros, Sacrificios mosaicos. Sacrificio de la nueva, Ley. 262 PARTE Il, DOGMATICA extendié después por toda la tierra por la dis- persién de los pueblos. Por eso encontramos altares y sacrificios aun entre naciones iddlatras. 25. Todos los sacrificios antiguos eran sombras 6 figuras del sacrificio de la nueva Ley. Los mas brillantes de estos sacrificios figurativos, son los de Abel, de Noé, Melquisedech, de Abraham, el Cordero pascual y las diversas oblaciones y sacrificios de la Ley Mosaica. 26. Moisés, por orden de Dios, prescribié 4 los Israelitas los sacrificios para cuatro objetos dife- rentes. Se designa, segiin estos objetos, con los nombres de sacrificio latréutico, eucaristico, propiciatorio & impetratorio. — Ofrecian el primero para reconocer el soberano dominio de Dios : este era el holocausto ; — el segundo para darle gracias por sus beneficios ; este era la hostia pacifica ; — el tercero para implorar misericordia y perdén : esta era la hostia para el pecado; — el cuarto para obtener nuevos beneficios : este era también la hostia pacifica. E] sacrificio de la nueva Ley reemplazé por si solo con incomparable ventaja 4 los sacrificios figurativos. 27. Decimgs sacrificio de 1a nueva Ley porque no hay mas que uno, a saber : el sacrificio de Jesucristo, en el cual nuestro divino Mediador fué 4 un tiempo sacerdote y victima. Este divino sacrificio, unico en la sustancia, es doble en el modo y se distingue en sacrificio cruento 6 incruento. — El primero es el que Jesucristro ofrecié sobre el altar de la Cruz; el segundo el que il ofrecié en la ultima Cena y es ofrecido todos los dias por manos de sus minis- tros, los sacerdotes de la Iglesia : este es el santo EL SACRIFICIO DE LA MISA * 263 sacrificio de la Misa, continuacién incruenta 4 través de los siglos y de las generaciones del sacrificio sangriento ofrecido en el Calvario. Se le puede definir: sacrificio del cuerpo y sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino, ofre- cido por ministerio del sacerdote para reconocer el soberano dominio de Dios. 28. Jesucristo instituyé la santa Misa en la iltima Cena al mismo tiempo que el Santo Sacra- mento de la Eucaristia. La mesa del cenaculo fué el primer altar donde el Salvador celebro la pri- mera Misa y distribuyé la primera Comunién ; y alli fueron elevados sus Apéstoles 4 la dignidad de sacerdotes de la nueva Ley, diciéndoles : Haced esto en memoria mia, es decir, celebrad como yo el santo sacrificio de la Misa en memoria de mi pasidn. 29. Siendo la Misa un verdadero sacrificio reune también todas sus condiciones : 1°. Es una oblacion visible, puesto que la victima ofrecida es la santa Hostia, 6 sea el cuerpo y sangre de Jesucristo bajo las especies visibles de pan y vino. 2°. Es ofrecido solo & Dios y nunca a los Santos : si se hace memoria de éstos, es sdlo para obtener su proteccién 'y dar gracias 4 Dios por lo que nos ha concedido. 3°. La misa es ofrecida por un ministro legitimo que es el sacerdote. El prin- cipal es Jesucristo invisible y oculto en el sacer- dote secundario y visible, que es su ministro en el altar. 4°. Hay destruccidn de la victima si no real por lo menos mistica, puesto que Jesu- cristo se encuentra en el altar como muerto y el cuerpo y la sangre se consagran separadamente ; de manera que, en virtud de las palabras de la consagracidn el cuerpo esti separado de la san- Institucién dela santa Misa, Naturaloza del sacrificio dela Misa. Diferencia, entre el sacrificio yol sacramento do la Eucaristia, Diferencia, entre la Misa ya Altima Cena Diferencia entre el sacrificio do da Misa 264 PARTE II. DOGMATICA gre. En realidad, sin embargo, Jesucristo como vivo y que nunca puede morir se encuentra todo entero donde esta su sangre y todo entero donde esta su cuerpo. La Misa comprende tres partes principales : el Ofertorio, la Consagracién y la Comunién, La esencia del sacrificio esta’ en la Consagracién, 6 segtin otra opinién, en la Consagracién y Comu- nidn del sacerdote. 30. La Misa 6 el sacrificto de la Eucaristia difiere del sacramento de la Eucaristia, en que éste es permanente y dura tanto tiempo como las especies mismas ; el sacrificio es transi- torio y pasa con el acto que lo constituye. Aunque la Misa celebrada por el sacerdote sea Ja misma de Jesucristo en la tltima Cena, difie- ren ambas sin embargo en algunas circunstancias accidentales. 1°, En el cendculo Jesucristo se ofrecié 4 si mismo por sus propias manos ; en el altar es ofrecido por las del sacerdote su ministro. 2° Alli El mismo pronuncié con sus divinos Jabios las palabras de la consagracién ; aqui las pronuncia por boca de el sacerdote. 3°. Alli ofrece su humanidad todavia mortal; ofrécela aqui inmortal y gloriosa. 4°, El sacrificio del cendculo representaba la muerte de Jesucristo como futura; el sacrificio del altar la representa como pasada. 5°, El Salvador en el cendculo usd pocas ceremonias ; en el aliar las ceremonias son mis numerosas. El sacrificio de la Misa es el mismo en sustancia que el del Calvario; pero difiere por el modo. — le. Es el mismo en sustancia, puesto que alli se encuentra la misma victima y el mismo sacerdote principal : Jesucristo, sacerdote visible sobre el EL SACRIFICIO DE LA MISA 265 Calvario, invisible y oculto en su ministro del altar; Jesucristo, victima visible en el Calvario, invisible y velado bajo el sacramento del altar. — 2°. Difieren por el modo de inmolacién porque -1) en el Calvario fué inmolado de un modo san- griento; en el altar es inmolado de una manera incruenta y mistica por la separacidén de las dos especies que separaiamente consagradas repre- sentan la sangre de Jesucristo difundida y sepa- rada de su cuerpo. En la santa Misa Jesucristo es a los ojos de su Padre lo que fué sobre la cruz; por esto su sangre y sus Ilagas piden misericordia. -2) Sobre la cruz Jesucristo se ofrecié 4 si mismo sin el ministerio de otro sacerdote; sobre el altar ofrécese si mismo como sacrificador principal ; pero mediante el ministerio de otro sacerdote secundario. -3) Sobre la cruz fud inmolado visi- blemente en su propia forma : sobre el altar ofré- cese visiblemente bajo las especies de pan y vino. -4) El sacrificio de la cruz fué ofrecido como precio de nuestra redencién ; el del altar se ofrece como medio de aplicarnos esta redencidn. -5) El sacrificio de la cruz no fué ofrecido mais que una vez; el de la Misa se ofrece todos los dias y sera ofrecido hasta la consumacién de los siglos. Articulo segundo CELEBRACION Y EFECTOS DE LA MISA 31. El santo sacrificio de la Misa es un acto publico, el mais solemne del culto cristiano, ejer- cido en nombre de todos los fieles, que deben concurrir y tomar parte en su celebracién. La sola vista de un templo catdlico muestra que la yal del Calvario, Celebrae cién, El sacer- dote, Ceremo- ning, 266 FARTE II, DOGMATICA celebracién de la Misa es el acto principal del culto : el altar, donde debe ofrecerse este divino sacrificio, aparece alli como el punto central y dominante. 32. El sacerdote es el delegado de la Iglesia para ofrecer 4 Ja Divina Majestad el gran home- naje de todos los fieles. El pueblo ofrece también el sacrificio, pero por mano del sacerdote, y par- ticipa de su accién santa uniéndose 4 él en espi- ritu y con el corazén, 33. Siendo la Misa el verdadero acto del culto publico, es natural que se celebre con todo el apa- rato de las ceremonias sagradas. El conjunto de las que constituyen la Misa se llama Jiturgia : drama sublime, que representa a los ojos los invi- sibles misterios del altar. Se pueden distinguir en él tres partes: la preparacién del sacrificio, el sacrificio y la accidén de gracias después de cele- brado. le, La preparacién 6 la parte preparatoria llega hasta el ofertorio y se compone de oraciones, de instrucciones y de lecturas, sacadas de los Evangelios, de las Epistolas y de otros libros sagrados. 2°. La accion del sacrificto comienza en el ofer- torio y termina en Ja comunién. Comprende otras oraciones, y ceremonias diversas que preceden, acompafian y siguen dla consagracion. 3°. La accidn de gracias comienza después de Ja comunién y se extiende hasta el ultimo Evange- lio. Gonsiste en las acciones dirigidas 4 Dios para darle gracias por el sacrificio que acaba de ofre- cérsele, y para suplicarle que derrame todos sus frutos sobre las almas : esta efusién de gracias se significa en la bendicién del sacerdote. Todo ter- EL SACRIFICIO DE LA MISA 267 mina con la Jectura del Evangelio de San Juan, tan propio para penetrarnos de la grandeza de la victima que acaba de ser inmolada. 34. En cuanto 41a significacién del aparato y las ceremonias de la Misa, sin entrar en detalles puede decirse en general que todas sirven para mostrarnos dos cosas: la pasién del Salvador, cuyo misterio se renueva y las disposiciones con que debemos asistir 4 él. El altar adonde se sube por gradas, representa el monte Calvario. El cru- cifijo colocado en Jo alto del altar figura 4 Jesu- cristo muriendo sobre la cruz. — Las velas encen- didas son simbolo de la fe y de la devocidén de que los fieles deben estar poseidos. — Los vestidos sacerdotales marcados con el signo de Ja cruz indican que el sacerdote es el ministro y la imagen visible de Jesucristo crucificado, sacrificador prin- cipal é invisible. — Las inclinaciones y genufle- xiones son actos de adoracién y testimonio de respeto. — Los signos de la cruz multiplicados y formados por el sacerdote sobre la hostia y el caliz nos dicen y repiten que, al ofrecer al Padre celes- tial la divina victima de la cruz, debemos unirnos a ella con la pacienca y penitencia cristianas. 35. El sacrificio de la Misa es de un precio infi- nito en cuanto 4 la victima ofrecida y en cuanto a su valor considerada en si misma; pero la aplica- cién de esie valor 4 los fielen que se Jama fruto de la Misa, no es infinito. La Misa produce cuatro efectos correspondien- tes 4 los cuatro fines del sacrificio : presta 4 Dios el supremo homenaje que le es debido,loque cons- tituye el efecto latréutico ; — le ofrece dignas acciones de gracias, que es el efecto eucaristico; — proporciona 4 los hombres la remisién de los Significa- cidén de la ceremo- pias. Efectos dela S. Misa. Propicin~ cida. Impetra- cién, Foerza propia y ofecto necesario del sacrificio, Fruto do la Misa. 268 PARTE I, DoGMATICA pecados y penas, este es el efecto propiciatorio ; —— por ultimo les alcanza nuevos beneficios, lo que constituye el efecto impetratorio, 36. Entre estos efectos los dos primeros se refieren a Dios; los dos ultimos, 4 .ber; la propi- ciacién y la impetracién, miran a los fieles y cons- tituyen el frutv del sacrificio. El de la Misa redime dos pecados obteniendo para los pecadores el espiritu de penitencia que borra sus culpas. — Para las penas temporales debidas al pecado Posee también gracias directas con los justos, segtin la medida de su disposicién. Esta remisién de penas se llama también efecto satisfactorio del sacrificio. La Santa Misa alcanza toda suerte de gracias no sélo espirituales sino también temporales. Sin embargo, los favores puramente temporales como la salud, el feliz éxito de las empresas y otros no son concedidos sino en cuanto pueden cooperar 4 la salud del alma. 37. El sacrificio de Ja Misa obra sus efectos por su propia fuerza é independientemente de la santi- dad del sacerdote. — Pero el fruto que cada fiel recoge para si mismo es proporcionado 4 sus dis- posiciones de fe, de confianza y de fervor, asi como ’su concurso mis 6 menos eficaz en la cele- bracién del sacrificio. 38. Respecto a este concurso, se distinguen tres grados en la participacién 6 fruto de la Misa. 1°. El fruto general de que participan todos los fieles, sobre todo los asistentes. 2°. El especial que proporciona al celebrante. 3°. El principal 6 de intencign que recae sobre el que hace cele- brar la Misa 6 sobre la persona por quien se ofrece. EL SACRIFICIO DE LA MISA 269 39. El sacrificio de la Misa puede ofrecerse por todos los fieles asi vivos como difuntos. — Cuando se ofrece por el alma de alguno de éstos, una parte de las satisfacciones de Jesucristo es depo- sitada 4 los pies de Dios para esta alma, y Dios se las aplica segtin la medida y justicia de su miseri- cordia, Personas por las cuales puede ofre corse la Misa. Virtud do penitencia, CAPITULO DUODECIMO EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Articulo primero EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA CONSIDERADO . EN SU NATURALEZA 1. El nombre de penitencia designa, ya una virtud, ya un sacramento. Considerada como virtud, la penitencia es una disposicién sobrenatural que induce al pecador 4 detestar sus pecados y 4 castigarse 4 si mismo para reparar la injuria que ha hecho 4 Dios. — Los actos de esta virtud son interiores 6 exterio- res. El acto interior se llama contricién y arre- pentimiento; los actos exteriores son las peniten- cias 6 penas corporales que se padecen en satisfaccién de los pecados cometidos. La virtud de la penitencia ha sido en todos tiempos necesaria de necesidad de medio para obtener el perdén de los pecados : Sin penitencia no hay perdon : y sila culpa es de pecado mor- tal : Sin penitencia no hay salvacion. La penitencia como virtud difiere esencialmente de la’penitencia como sacramento; pero aquélla forma parte de esta ultima en cuanto el acto inte- rior de la virtud de penitencia, es decir, la con- tricién, debe concurrir al sacramento, EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA = 271 Considerada como tal, la penitencia es sacra- mento de la Iglesia en e] cual se redimen los peca- dos cometidos después del Bautismo por la absolu- cién del sacerdote,a los fieles que se confiesan con arrepentimiento. 2.La materia de este sacramento es de una parte los pecados y de otra los tres actos de peni- tencia : Ja contricidén, la confesién y la satisfac- cién. — Los pecados son la materia pasiva, la materia que se debe destruir: los actos de peni- tencia son la materia activa que concurren con la absolucién 4 destruir los pecades: 4 la manera que el acto de echar madera al fuego, concurre con la llama 4 quemar este combustible. La forma de ta Penitencia es la absolucién dada por el sacerdote y concebida en estos términos : Por la autoridad de nuestro Sefior Jesucristo, yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre. del Hijo y del Esptritu Santo, Amén. El ministro de la Penitencia es el sacerdote investido del doble poder del orden y de Ja juris- diccién, 3. Jesucristo instituyé la Penitencia el dia de su resurreccién, porque este sacramento obra la resurreccién de las almas muertas por el pecado, — Hil lo habia prometido algunos meses antes cuando hablando 4 sus Apéstoles de la conversién de los pecadores, se expresé en estos términos : Jin verdad os digo, todo lo que vosotros ligareis sobre la tierra, seré ligado en el cielo, y todo lo que desligareis sobre la tierra serd desligado en el cielo.(S. Mateo, xvin, 13.)— La promesa quedé cumplida el dia de Pascua cuando se aparecié 4 los Apdstoles reunidos y soplando sobre ellos dij Recibid el Espiritu Santo; los pecados serin Sacra- mento dela Penitencia, Matoria. Forma. Ministro. Tnstita~ cién, _ Poder de tos sacordotes. Poder judicial. ‘Tribunal. 272 PARTE Il, DOGMATICA perdonados a los que vosotros se los perdonéis y serdn retenidos & los que vosotros se los reten- gais. . 4. Con estas palabras, el Salvador confirié 4 los sacerdotes de su Iglesia el poder de redimir en el sacramento de la Penitencia todos los pecados por grandes y numerosos que sean. Este poder es inherente al caracter sacerdotal : se le lama poder de Orden, porque se confiere 4 todos los sacerdotes ensu ordenacién, Sin embargo, para ejercerlo se necesita de un segundo poder que se llama poder dejurisdiccidn, y que se confiere por la aprobacién episcopal. Sin esta aprobacion, el poder de Orden es como una espada metida en ja vaina : el sacerdote no puede ejercerlo 4 no ser con los moribundos. — El sacerdote no puede vali- damente redimir los pecados sino sobre aquellos fieles que pertenecen & su jurisdiccién : del mismo modo que los jueces de los tribunales civiles no pueden juzgar mis que la parte del pais que les esti sefalada. El doble poder del Orden y de la jurisdiccién sacramental se llama poder de las lates. El poder de redimir los pecados es un poder judicial. Los sacerdotes son jueces asi de los peca- dos como de las disposiciones del pecador; si ellos los juzgan dignos de perdén los absuelven, y la absolucidn tiene el mismo valor que si la pronun- ciase Jesucristo de quien ellos son representantes. 5. Dediicese de todo esto que el sacramento de la Penitencia tiene forma enteramente judicial : es un trébunal, pero un tribunal de misericordia y de reconcilacién. El sacerdote es el juez: el peni- tente hace 4 un tiempo veces de acusador y de acusado ; la causa son los pecados ; la sentencia EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA 278 consiste en Ja absolucidn que el confesor pronun- cia y en la penitencia que impone. Este juicio constituye el ségno sacramental : designa la gracia conferida que es la remisién de los pecados. — Pero como los pecados son man- chas del alma, Ilagas y enfermedades espirituales, el Santo Tribunal se llama también fuente sagrada para purificar las almas y medicina espiritual para curar las llagas mis profundas. Desde: este punto de vista fué pintado el sacramento de la Penitencia por el Salvador en la parabola del buen Samaritano. Este hombre hondadoso y caritativo, que cura las Iagas del viajero moribundo, repre- senta 4 Jesucristo en la persona del confesor, cura las heridas de las almas y vierte el aceite y el vino de la gracia sacramental. Articulo segundo EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA CONSIDERADO EN SU RECEPCION 6. Para recibir bien el sacramento de la Peni- tencia se deben practicar los actos siguientes : 1°, Pedir 4 Dios la gracia de hacer una buena con- fesién, de conocer los pecados y de arrepentirse de ellos. 2°. Examinar la conciencia. 3°. Excitarse 4 una verdadera contricién. 4°. Confesar los peca- dos. 5°. Cumplir la penitencia impuesta por el confesor. Entre estos actos, los tres tltimos, a saber: la contricion, la confesién y la satisfaccion for- man parte del sacramento del que son materia: la contricién y la confesién son esenciales para la 18 Actos de penitencia, R74 PARTE Il, DOGMATICA validez ; la satisfaccién 6 cumplimiento de la Peni- tencia sacramental es parte integrante, pero no esencial : si se deja de cumplir, el sacramento no perderd por esto su validez; pero el penitente incurrird en pecado mas 6 menos grave. 7. 1°. Contricién. — La contricién es un dolor del alma y un aborrecimiento de los pecados come- tidos, acompafiados de firme propésito de no come- terlos jamas. — Encierra dos elementos: -1) dolor y aborrecimiento de lo pasado ; -2) propdsito para Jo porvenir : Ja contricién debe tener cuatro cua- lidades indispensables : debe ser ¢ntertor, sobre- natural, soberana y universal. 8. Distinguense dos clases de contricién : la imperfecta, que se llama también atricion y la perfecta propiamente dicha. — La contricién imperfecta, \lamada asi porque sus méviles no son perfectos, es la que se concibe por la considera- cién de la fealdad y del mimero de los pecados, por el temor del infierno que se ha merecido, y por el pensamiento del cielo que se pierde por el pecado. Esta contricién es buena en si misma y suficiente para la validez del sacramento. — La contricién perfecta, cuyo mévil es perfecto, pro- viene de Ja caridad, es decir, de esta sublime virtud por la cual amamos 4 Dios por Kl mismo y por su amabilidad soberana, Asi, cuando yo con- sidero con los ojos de la fe que mi Dios, mi Padre celestial, es el bien supremo, infinitamente amable 6 infinitamente digno de nuestro amor, y 4 causa de esto me arrepiento sinceramente de haberle ofendido y de haberle abandonado por mis peca- dos, ejecuto un acto de contricién perfecta. La cual afiadida 4 Ja resolucidn 6 al deseo de recibir el sacramento de la Penitencia, basta para recon- EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA 275 ciliar en el acto al pecador con Dios aun antes de haber recibido el sacramento. 9. 20. Confesion. — Se entiende aqui pow con- fesibn la declaracién de los pecados hecha 4 un sacerdote en el tribunal de la penitencia. Debe ser humilde, sincera y completa. La confesién sacramental, que tomamos aqui como parte del sacramento de la Penitencia, es de institucién divina. Jesucristo la prescribié impli- citamente, estableciendo los sacerdotes jueces para perdonar, y dandoles el poder de retener 6 de redimir los pecados segiin lo juzgasen conve- niente. En efecto, si el confesor debe juzgar, pre- ciso es que conozca la causa, y no podria conocerla si el penitente no le descubriese su conciencia como lo hace en la confesién. Luego la confesién es de precepto divino. Los monumenitos histéricos nos prueban que ha existido siempre en la Iglesia. Hallibase en pleno vigor en la época de Inocencio Il, quien para estimular la negligencia de ciertos cristianos 4 confesarse, promulgé el decreto de la confesién anual en el cuarto Concilio de Letran de 1215. An- tes de este tiempo, vemos la confesidn practicada por los fieles y mencionada por los Santos Padres, y remontando el curso de los siglos, hasta el tiempo de los Apéstoles. Asi, en el quinto, vemos a San Ledn y 4 San Crisdstomo, que entre otros sacramentos, nos hablande la confesién sacra- mental; en el cuarto siglo, San Ambrosio y San Basilio; en el tercero, Origenes y San Cipriano; en el segundo, Tertuliano y San Ireneo; y en el primero, San Clemente Papa, discipulo de San Pedro, que en su segunda Epistola 4 los Corintios, dice a los fieles que deben aprovecharse del Tastitu- cién, divina dole confesién sacra- mental. Sigilo sacramen- tal. 276 PARTE I, DOGMATICA tiempo presente, para hacer penitencia de sus pecados ;. porque, afiade : wna ves fuera de esta vida, no podemos en la otra, ni confesar, ni hacer penitencia (1). La confesidn es puesuna institucidn y una ley di- vina. Establecida por Jesucristo, al mismo tiempo que elsacramento de la Penitencia, fué promulgada por los Apéstoles, y fielmente conservada en la Iglesia. — Sdlo Dios podia en efecto imponer al género humano una ley de esta naturaleza: ningtin poder de la tierra hubiera podido introducirlo. 10. La confesién se hace bajo el secreto sagrado que se Hama sigilo sacramental. El derecho natural, el divino y el eclesidstico, imponen en este punto al confesor ley tan rigurosa, que nin- gtin poder humano puede dispensarle, ni hacerle violencia. Lo que oye de los labios del penitente no le pertenece ; es un secreto de Dios, 4 quien representa, en el tribunal de la penitencia. 11. 3°. Satésfaccién. — La satisfaccién en general es la reparacién de la injuria hecha a Dios por el pecado, y 4 su vez, de la causada al projimo. Esta reparacién, en materia de justicia, es indispensable para Ja remisién del pecado ; y sies imposible en el primer momento, se debe tener firme voluntad de practicarla cuando se pueda. En este sentido se dice : Sin reparacién, no hay perdén. — Como parte del sacramento de la Penitencia, la satisfaccién es la pena im- puesta por el confesor, y que se llama penitencia sacramental. Esta penitencia es obligatoria, y debe cumplirse fielmente. (1) Véase los Elementa Theologim dogmaticar, tomo 2, De sacramento Peenitentiae, y otras obras de teologia. — Idem, Gyr., Manel de la ciencia de la Religion, tomo 2. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA = 277 12. A los actos de penitencia debe afiadirse la absolucidn del sacerdote. La absolucidén es una sentencia juridica que constituye la forma.del sacramento y opera ja remisidn del pecado. — Et sacerdote no puede darla, sino 4 aquellos que juzga dignos de recibirla; esta obligado 4 rehu- sarla en el caso contrario : si la pronuncia sobre un sujeto indigno, no sera valida. Por lo demas, él es personalmente responsable ante Dios del uso que haga de su poder : si hace traicidn 4 su minis- terio pretendiendo perdonar pecados que deban retenerse, atrae sobre su cabeza terribles cas- tigos. 13. Es de precepto divino el recibir el sacra- mento que la Penitencia. Este precepto obliga a todos aquellos que de spués del Bautismo se han hecho culpables de pecadomortal; y de tal modo les obliga, que no hay para ellos otro medio de con- seguir el perdén. Asi la confesién se lama se- gunda tabla después det naufragio, es decir, medio de salud tan necesario después del segundo naufragio, con el Bautismo, después del primero. — El deseo 4 lo menos implicito de la confesién, anadido 4 la contricién perfecta, es de necesidad de medio, para cualquiera que se encuentre en la imposibilidad de confesarse. Ademas del precepto dzv/no, hay un manda- miento de la Iglesia dado segtin hemos dicho por el Papa Inocencio III, afio 1215, que obliga a todos los fieles 4 confesarse 410 menos una vez al aio. 14. Para entender los efectos del sacramento de Ja Penitencia, es necesario conocer los del pecado que el sacramento tiende 4 destruir, Ahora bien, los efectos del pecado son cuatro : 1°. La culpa, Absola- eién. Necesidad del sacrameato de ta Ponitencia Efectos. Absolucién de consuras. 278 PARTE Il. DOGMATICA 6 la mancha del alma : mancha que excluye la gracia santificante, cuando el pecado es mortal; 2°. La pena merecida ya por un espacio de tiempo, 6 por toda la eternidad ; 3°. La pérdida de los méritos ; 4°. Las huellas, 6 restos del pe- cado: es decir, la disipacién del alma, Jos malos habitos y otras impresiones perjudiciales, que el pecado deja en ella. El sacramento de la Penitencia que tiende d reparar completamente los pecados y sus estragos, produce los efectos siguientes : 1°. La remisién de los pecados, en cuanto 4 la cudpa, y en cuanto a Ja pena eterna : pues las penas temporales no son de ordinario redimidas por completo; 2°. La resti- tucién de los méritos; 3°. La gracia santificante, 49, Las gracias actuales, medicinales. 5°. La paz de la conciencia, la calma y la consolacidn inte- rior. 15. En cuanto 4 las reliquias del pecado, y 4 Jas huellas funestas que deja tras si, el sacra- menio no las hace ordinariamente desaparecer de un golpe; va disminuyendo poco 4 pocosus efectos, Ala manera que las medicinas curan poco a poco las Hagas y las enfermedades corporales. He aqui por qué se debe reiterar este remedio espiritual, y usarle con frecuencia : esto es lo que se Nama frecuentar el sacramento de la Penitencia. El penitente recoge todos estos frutos con mas 6 menos abundancia, segiin su disposicién sea mas 6 menos perfecia. 16. Las censuras, tales como la excomunién y el interdicto, son también levantadas por el poder de las Haves, en el sacramento y fuera de él. EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA = 279 Apéndice LAS INDULGENCIAS 17. Se llama Indulgencia la remisidn de las penas temporales dispensada por el poder de las llaves, fuera del sacramento. Hemos visto mas arriba, que después de la remision de la culpa del pecado, queda ordina~ riamente un resto de penas temporades que pagar ala divina justicia, ya en esta vida, ya en la otra, en el purgatorio. En esta vida, podemos satisfacer : lo. por nuestras propias obras, y por nuestras peniten- cias, ofrecidas 4 Dios, en unién con los méritos de Jesucristo ; 2°. por las obras satisfactorias de los demds, que se nos transfieren 4 nosotros. Esta transferencia tiene lugar sobre todo, por las indulgencias que aplican a los fieles, las satisfac- ciones excedentes de los Santos, de la Virgen y de Jesucristo. 18. Esta satisfaccién superabundaute de los Santos y las satisfacciones infinitas de Jesucristo, constituyen el tesoro de las indulgencias, cuya dispensacién estd confiada dla Iglesia, y forma parte del poder de las llaves: lldmase poder de conceder Indulgencias. Este poder pertenece, 1°. al Soberano Ponti- fice, 4 quien sdlo corresponde el derecho de con- ceder Indulgencias en toda la Iglesia ; 2°. 4d Los Obispos, que pueden conceder Indulgencias parti- culares en sus didcesis. 19. Hay varias clases de Indulgencias, tales como la plenaria, la parcial, la aplicable 4 las almas del purgatorio y la del Jubileo, Tnaulgen- cias. ‘Tosoro espiritual do ls Iglesia, 280 PARTE Il, DOGMATICA 1°. La Indulgencia plenaria es la remisién dis- pensada al que gane esta Indulgencia, de toda pena temporal merecida por sus pecados. 2°. La Indulgencia parcial consiste en la remi- sidn de cierto nimero de dias 6 de amios : lo que debe entenderse por dias 6 afios de penitencia publica 6 candnica, tal como en otro tiempo se imponia 4 los pecadores, segin la antigua disci- plina de la Iglesia. Asi una Indulgencia de cua- renta dias 6 de sicte aiios, es la remisidn merecida a los ojos de Dios, por cuarenta dias 6 siete afos de penitencia canénica, 8°, Se entiende por Indulgencia aplicable d las almas del purgatorio, la autorizada por la Iglesia, para que, depositada 4 los pies de Dios, se digne El atribuirla 4 las almas que padecen. Esto es lo que se llama aplicacién por manera de sufragio. Semejante satisfaccién, presentada & Dios en nombre de la Santa Iglesia, es siempre agradable, y Dios la aplica, ora 4 un alma en par- ticular 4 quien se tiene intencién de ayudar, ora 4 ciertas almas que E] quiere favorecer, ora a todas en general. 4°. Jubileo, — Entre las Indulgencias plena- rias, hay unas mas solemnes que otras ; perienece 4 las mis solemnes la Indulgencia del Jubileo. Concédese regularmente cada veinticinco afos, y ademas los Papas nuevamente elegidos suelen publicar un Jubileo, después de su elevacidn al trono pontificio. El nombre de Judzleo esta tomado de Ja antigua Ley, que establecia un aio de Jubileo 6 de remi- sidn de cincuenta en cincuenta afios. — Este aiio santo acarreaba tres privilegios : 1°, todas las deudas eran redimidas ; 2°. los esclavos eran EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA 284 emancipados, y recobraban su libertad; 3°. las herencias que habian sido vendidas 6 enajenadas, volvian gratuitamente 4 los antiguos herederos. — En atencidn 4 estos tres efectos, el afio del Jubileo era llamado aio de remision. — El Jubileo dela nueva Ley, 4 causa de las gracias abundantes que le acompanan, produce los mismos efectos en el orden espiritual, y de una manera aun mis excelente : por beneficio suyo, las deudas de nuestra alma sonredimidas, nuestra servidumbre desaparece, y nuestra herencia vuelve 4 nuestras manos. 20. Para ganar el Jubileo 6 cualquiera otra Indulgencia, se requieren dos cosas : 1°. cumplir exactamente todas las condiciones, 4 obras pres- critas; 2°. estar purificado de faltas graves, es decir, hallarse en estado de gracia, 4 lo menos cuando se cumpla la ultima condicién. El uso de las Indulgencias es muy saludable 4 los fieles; no solamente les ayuda 4 pagar sus deu- das 4 la justicia divina, sino que ademis contri- buy en poderosamente 4 alimentar en sus almas la fe, la caridad, la piedad y las demis virtudes. Condi- ciones para ganar Jas indul- geneias. ‘Frate delas In- dulgensias Naturalesa, Matoria y ministro, Forma, Sujeto. CAPITULO DECIMOTERGIO LA EXTREMAUNCION NATURALEZA, RECEPCION Y EFECTOS DE LA EXTREMAUNCION 1, La Extremauncin, Hamada asi porque es la ultima de las unciones que el cristiano recibe, for- ma el complemento de la Penitencia, 4 la manera que la Confirmacién lo es del Bautismo. Es un sacramento que se confiere por la uncidn santa, y las oraciones del sacerdote, para alivo espi- ritual y corporal de los enfermos. 2. La materia es el aceite de oliva consagrado por el Obispo, el dia de Jueves santo. El ministro es: el sacerdote, el cual hace con el aceite santo, unciones sobre los Grganos que son los principales instrumentos del pecado; a saber: sobre los ojos, las orejas, las narices, la boca, las manos y los pies. La forma consiste en las oraciones que el sacer- dote pronuncia, al hacer las uniones. Las oracio- nes dicen asi: Por esta santa uncion y por su dulce misericordia,gue el Senor te perdone todos los pecados que has cometido con ta vista, con el oido, con el olfato, conel gusto y las pala- bras, con el tacto y con tus pasos. La Extremauncién no se da sino 4 los adultos que se hallan gravemente enfermos. No es preciso EXTREMAUNCION 283 en manera ninguna, que la enfermedad sea deses- perada, basta con que sea verdaderamente grave. 3. La Extremauncidén produce dos clases de efectos : unos se refieren al alma, otros al cuerpo. 1°. Con relacién al alma, la Santa Uncién -1) redime los pecados veniales, y hasta los mortales, cuando el enfermo no ha tenido fuerza para con- fesarlos; pero que posee en su corazén la atricién 6 la contricién imperfecta. -2) Acaba de purificar el alma, borrando los restos del pecado. -3) Forti- fica al enfermo y le ayuda 4 soporiar sus males con paciencia, 4 triunfar de los ataques del de- morio en el momento supremo, y 4 ofrecer cris- tianamente 4 Dios el sacrificio de su vida. 2°. Con relacién al cuerpo, la Extremauncién alivia al enfermo, y suaviza 6 alivia sus dolores : muchas veces le devuelve la salud, si Dios lo juzga conveniente para su salvacién, Todos estos efectos estan indicados en el signo sacramental, y en particular en las propiedades del aceite, con que se hacen las santas unciones. El aceite natural cura, calma y fortifica los miem- bros de los combatientes, y ademas ilumina y disipa las tinieblas : es la imagen del dleo santo, que produce andlogos efectos en la persona del enfermo. El 6leo sacramental debe estar bendito y las unciones van acompaiiadas de plegarias, para indicar que no es por su virtud natural,sino por la del Espiritu Santo, por Io que cura el alma y el cuerpo del enfermo. 4. Para obtener los preciosos efectos de la Ex- tremauncidn, el enfermo debe hallarse santamente dispuesto, y sobre todo, no recibir demasiado tarde este sacramento. La prontitud en el empleo Efectos. Signo sacra- ‘mental. Disposi- ciones necesarias. 284 PARTE I. DOGMATICA de este divino remedio es cosa importantisima, en perticular, para obtener el alivio corporal y la curacién. El 6leo santo produce su efecto sobre el cuerpo, 4 la manera de los remedios naturales. Semejante i medicamento exquisito, este sacra- mento secunda 4 la naturaleza, en lacual se supone cierto vigor: de manera que permanece impotente cuando la naturaleza esta debilitada, y la vida casi extinguida. Por esto sucede que muchos enfer- mos sucumben por diferir hasta el ultimo instante este sacramento saludable, mientras que no es raro ver curarse 4 los que lo piden con antici- pacién, CAPITULO DECIMOCUARTO EL ORDEN NOCIONES, GRADOS, NATURALEZA, EFECTOS DEL SACRAMENTO DEL ORDEN 1. La palabra Orden, en cuanto se refiere 4 la jerarquia eclesidstica, tiene dos significados : 1°, designa ed estado permanente de los ministros de la Iglesia: esto es, la jerarquia y sus diversos grados, el clero 6 el orden clerical, divinamente establecido, y distinto del orden daical, que se compone de los simples fieles; 2°. el r?to 6 accién consagratoria, por la cual los simples fieles son elevados sucesivamente 4 los diversos grados del orden jerarquico y que se llama ordenacion; en este sentido, el Orden es el sacramento de que vamos aqui 4 hablar, y el medio escogido por Jesu- cristo, para perpetuar en su Iglesia el sacerdocio de que invistié sus Apéstoles en la ultima cena. 2. El Orden, llamado también imposicion de manos, es un sacramento instituido por Jesucristo, para conferir 4 los que lo reciben, los poderes eclesidsticos y la gracia de ejercerlos dignamente y con fruto. 3. El sacramento del Orden comprende siete grados 4 érdenes parciales, que se dividen en Grdenes miayores y menores. — Las érdenes mayores son: el Sacerdocio, el Diaconado y el Sentido de’ fa palabra Orden, Definicién del sacra- mento del Orden, Grados, 286 PARTE II. DOGMATICA Subdiaconado; las érdenes menores, Acélito, Exor- cista, Lector y Portero. 4. 1°. Sacerdocio. — El sacerdocio se subdivide en dos grados; el Episcopado y Presbiterado. El Episcopado, plenitud del sacerdocio, con- fiere 4 los que lo reciben,el poder de administrar todos los sacramentos y la gracia de gobernar bien d Ia Iglesia. — Los Obispos son por derecho Unidad del sacra- mento del Orden. divino superiores dlossimples presbiteros: ocupan la cumbre de la jerarquia sagrada, como principes de la Iglesia, jueces de la fe, y sucesores de los Apéstoles, en tanto que éstos eran Pastores de la Iglesia. El presbiterado confiere el poder de ejercer, bajo la autoridad y la direccién episcopal, las mismas funciones que los Obispos, 4 excepcidn de algunas, como la administracién del Orden y la Confirmacion (1). 2°. Diaconado y subdiaconado.— El diaconado confiere el poder de serviral sacerdote,en la cele- bracién solemne de los Santos Misterios 3 el sub- diaconado, la de servir al didcono en el altar. 5. Las cuatro drdenes menores se refieren paralelamente, aunque de una manera mas remota, al santo sacrificio de la Misa. 6. Por mas que haya siete érdenes diferentes, no hay mas que un solo sacramento del Orden, ael cual se participa mis 6 menos plenamente, segtin el grado 4 que cada cual es elevado : del mismo modo, poco mas 6 menos, que en un solo . Estado no hay mas que un solo poder, del cual participan poco mds 6 menos segun sus grados, (1) Sin embargo, en ciertos casos excepeionales, un simple presbitero puede administrar la Confirmacién con autori- zacion del Papa. EL ORDEN 287 los funcionarios publicos. — Puede tenerse tam- bién una idea del sacramento del Orden por el altar en que se ofrece el sacrificio eucaristico, y al cual se sube por muchas gradas : estas gradas forman la base del altar, representando las seis érdenes diferentes que conducen al orden supremo, que es el sacerdocio. 7. Los grados de Obispo, de presbitero, de did- cono, y de los otros ministros sagrados, consti- tuyen la jerarguia de Orden. — Ademas de ésta, hay otra subordinacién, que se Ilama jerarquia de jurisdiccion : esti formada por el Papa, los Cardenales, los Patriarcas, los Primados, los Arzobispos y los Obispos. — En cuanto al Carde- nalato, es una dignidad superior a la dignidad episcopal, por m‘s que los Cardenales no deban ser necesariamente Obispos. Constituyen una especie de senado venerable, cuya misién consiste en aconsejar al Papa en asuntos graves; y cuando el Papa muere, pertenece 4 los Gardenales el elegirle sucesor. 8. Llimase clero regular, los Obispos, los pres- biteros y los demds clérigos que pertenecen a las ordenes religiosas establecidas en la Iglesia ; los que no pertenecen a estas érdenes, constituyen el clero secular. 9. El ministro del sacramento del Orden, es el Obispo : el poder de conferir el sacerdocio de- pende esencialmente del cardcter episcopal. La materia del Orden en general, consiste en la entrega de insirumentos 6 de atributos de cada grado, tales como el libro de las Epistolas 6 de los Eyangelios. — El diaconado y sacerdocio requie- ren, ademas de la entrega de los instrumentos, la imposicién de las manos del Obispo. Doble jerarquie Clero regular x secular. Ministro, Matera, Forma, Efectos, Signo sacramou- tal. Condi- ciones ne- cosarias. Figures, 288 PARTE I, DOGMATICA Las palabras diferentes que el Obispo pronuncia al imponer las manos 6 al entregar los atributos, constituyen la forma. 10. Los efectos del Orden son tres : el caracter indeleble, al cual va unido el poder de ejercer el oficio que se le ha conferido ; — la gracia santifi- cante; — las gracias actuales para cumplir digna- mente las santas funciones. Los efectos estin indicados por el signo sacra- mental, es decir, por las palabras, por los instru- mentos 6 simbolos del poder, y por la imposicién de Jas manos. Por andloga manera antiguamente, en las asambleas populares, los jefes ponfan las manos sobre la cabeza de aquellos que querian elevar 4 la magistratura. Para ejercer la mayor parte de sus funciones, ademas del poder de Orden inherente Asu carac- ter sacerdotal, el presbitero necesita del poder de Jurisdiccion, que le es conferido por misidn legi- tima. 11. Aunque todo hombre bautizado sea capaz de recibir las Ordenes Sagradas, se raquieren sin embargo tres condiciones : la vocacidn divina, la ciencia y la virtud. . 12. Tonsura. — Antes de subir 4 las Ordenes superiores, se debe pasar por todos los grados inferiores, y comenzar por recibir la tonsura clerical. — No es esta una orden, sino una cere- monia preliminar, por la cual el candidato, del sacerdocio es separado de los laicos, consagrado 4 Dios, 6 incorporado al clero. 13. El clero de Ja nueva Ley fué figurado en la antigua por el sacerdocio de Aarén y de sus des- cendientes, y también por los levitas, 6 ministros inferiores del culto mosaico. Todos, sacerdotes y EL ORDEN 289 levitas, pertenecian 4 la tribu de Levi, que el Sefior habia escogido para el servicio del templo y de los altares. — El clero cristiano forma. del mismo modo una tribu santa, pero tanto mas ele- vada sobre la antigua, cuanto mds augustas son las funciones que ejerce. Matrimo- nio yesacra- ‘mento del Matri- monio, Tnstitucién, Blevacién. del contrato matrimo- nial. CAPITULO DECIMOQUINTO EL MATRIMONIO NATURALEZA, IMPEDIMENTOS, CELEBRACION Y EFECTOS DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO 1. El matrimonio, que ha existido en todos lo3 tiempos y en todos los pueblos, tiene en la Iglesia de Jesucristo el caracter de sacramento. El matrimonio fué instituido por el Creador en el origen del mundo, cuando 1 mismo unid en -ealidad de esposos 4 nuestros primeros padres. Desde esta época hasta Jesucristo, el matrimonio fué un contrato sagrado é indisoluble, pero no pasaba de contrato puramente natural; el Salva- dor lo ha sobrenaturalizadoelevandolo 4a digni- dad del sacramento de la nueva Ley. 2. Queriendo instituir un sacramento para san- tificar les esposos,eldivino Autor de nuestra santa religion tomé el contrato natural del matrimo- nio y sin afiadirle ningtin otro rito lo declaré sacra- mento : por consecuencia, lo ha entregado 4 las manos de la Iglesia, con poder y encargo de orde- nar lo que concierne 4 su administracién santa como el sacramento del Bautismo y todos los demas. 3. Envirtud de esta institucidn divina et Matri- monio de los esposos ecristianos es un sacra- mento, sin que pueda jamds perder este cardcter. EL MATRIMONIO 201 Todo contrato matrimonial entre cristianos, que no sea sacramento, no sera tampoco verdadero matrimonio, y por consecuencia contrato valido. — El contrato puramente natural no existe sino entre los infieles, es decir entre los no bautizados. ” 4. Para comprender bien esto, es preciso hacer dos observaciones importantes : 1°. El matrimo- nioconsiste esencialmente en un contrato ajustado entre dos esposos y llamado contrato de matri- monio ; 2°. lo que sellama comunmente matrimo- nio civil, difiere esencialmente del matrimonio eclesiastico ; sdlo este ultimo es verdadero matri- monio, el otro no tiene mds que el nombre. 5. En efecto, el matrimonio civil es una simple formalidad legal en cuya virtud los desposados son considerados como esposos ante la ley y gozan de los derechos que ésta concede 4 los esposos y 4 sus hijos legitimos. Este matrimonio puramente nominal no constituye en manera ninguna 4 los desposados en esposos ante Dios; sino contraen el matrimonio eclesidstico, su unién sera siempre vergonzoso concubinato. El matrimonio eclesidstico, verdadero y tnico matrimonio entre los bautizados, es uno de los siete sacramentos.— Se le puede definir: contrato legitimo de los esposos cristianos, adoptado por Jesucristo como rito sacramental, pararepresentar Ja union del divino Salvador con su Iglesia, y con- ‘ferir 4 los contrayentes la gracia de cumplir los deberes de esposos y de padres cristianos. 6. El sacramento consiste por completo en el contrato legitimo. El consentimiento expresado y la aceptacién mutua de las dos partes ante el cura 6 ante el sacerdote delegado por él, son la forma y la materia que constituyen el sacramento Esencia del ma- trimonio Matrimo- nio civil. Matrimo- nio eclo- sidstico 6 sacra- mento. Matoria y forma, Impedi- mentos. 292 PARTE Il. DOGMATICA del Matrimonio, como la ablucidn y las palabras que la acompafian constituyen el Bautismo. Se dice el contrato legitimo, para indicar que debe ajustarse entre personas capaces de contra- tar, sin que exista ninguna de las condiciones de incapacidad, que se llaman impedimentos. . 7. Hay dos clases de impedimentos ; los prohi- bitivos que hacen dicito el matrimonio, y los diri- mentes que le hacen nudo, constituyendo a las partes inhabiles para contraer. — 1°. Los impe- dimentos prohibitivos son, por ejemplo, la prohi- bicidn que hace la Iglesia de contraer matrimonio con ciertas personas, como los herejes, 6 en cier- tas épocas como en el Adviento 6 en la Cuaresma. —~ 2°. Entre los impedimentos dérimentes se cuen- ta sobre todo el parentesco natural 6 de consan- guinidad, ya en linea directa para todos grados, yaen la colateral hasta el cuarto inclusivamente; y el parentesco de afinidad que anula el matri- monio de un viudo con los parientes de su esposa difunta, 6de una viuda con los parientes de su esposo, también hasta el cuarto grado (1). 8. Las partes. que se encuentran ligadas por cualquier impedimento dirimente no pueden con- (1) Tratase aqui de los grados candnicos que no se cuentan del mismo modo que en el derecho civil. — Segin el derecho canénico : 19, En linea directa hay tantos grados euantas son las personas sin contar la que hace de tronco; 2°. En linea colateral dos personas estan separadas entre si por tantos gra- dos cuanto distan del tronco comin; y si estan distantes des- igualmente,no se reputan parientes sing en ol grado en que se encuentra el mas alejado de los dos. — Enel derecho civil no se sigue la mista computacion de grados en linea colateral : Jos jurisconsuitos cuentan los grados por el niimero de perso- nas que descienden de un tronco comin: de manera que el hermano y Ja hermana estan en segundo grado, los primos hermanos en cuarto, etc. EL MATRIMONIO 293 traer verdadero matrimonio sino después de haber obtenido dispensa de laautoridad eclesiastica. Sdlo Ja Iglesia puede conceder esta dispensa. Jesucristo, al confiarle el contrato matrimonial como sacra- mento, le did al mismo tiempo poder para esta- blecer impedimentos y dispensarlos, en interés del sacramento y de los fieles. 9. El matrimonio cristiano considerado como contrato posee dos grandes propiedades : la uni- dad y la indisolubilidad. Une a los dos esposos con el lazo de la fidelidad mas sagrada y los establece en un estado permanente que se Ilama estado de matrimonio. — La unidn matrimonial una vez establecida, es indisoluble y no cesa mis que por la muerte de uno de los contrayentes, Ningin poder humano puede romper los sagrados vincu- jos del matrimonio para dar lugar 4 una nueva unién. 10. Lo que se Hama dévorcio civil deja subsis- tente el vinculo matrimonial en toda su fuerza, y en tanto que vivan los dos esposos todo nuevo ma- trimonio es imposible; y si alguno de los cényuges los contrajese incurriria en detestable adulterio. 11. El matrimonioconsiderado como sacramento produce dos efectos : la gracia y los deberes. le, Produce un aumento de gracia santificante, al mismo tiempo que de gracias actuales y de auxilios poderosos para ayudar 4 los esposos 4 cumplir todos sus deberes, soportar todas sus penas y practicar constantemente todas las virtu- des de esposos y de padres cristianos (1). (1) Para obtener estas gracias, ya se entiende que es preciso recibir el sacramento con las disposiciones necesarias. Véase Parte moral, cap. VII, n°37 y siguientes. Propie- dades, Efectos del sacra~ mento del Matri- moni, 294 PARTE IH. DOGMATICA 2°. Los deberes que impone son : -1) La fideli- dad, el amor y el mutuo auxilio de los cényuges. -2) El cuidado de gobernar bien la familia. El marido es el jeje : 4 él corresponde la autoridad principal ; la mujer le debe sumisidn y obediencia; pero al mismo tiempo no debe ser su esclava sino su compafiera, compartiendo con él dignidad, derecho y honores. -3)'El gran deber de la edu- cacién de los hijos. Los cuales pertenecen a Dios que los ha criado, adoptindolos ademas en el santo Bautismo, y los ha confiado 4 los padres como precioso y sagrado depdsito que deberdn devolverle sin corrupcidén ni mancha. Ahora bien, la salvaguardia de este tesoro, el unico medio de asegurar la virtud y la felicidad de los hijos, es una educacién sdlidamente moral y cristiana. CAPITULO DECIMOSEXTO LAS VIRTUDES 1. Toda Ja doctrina que acabamos de exponer se refiere dla gracia y 4 los medios de salud concedidos al hombre por la misericordia de Dios. — El hombre por su parte debe emplear estos medios, corresponder 4 la gracia, y ejecu- tar obras santas que le hagan digno de salud. . Estas obras santas son las vzrtudes que debe- mos practicar segtin la ley de Dios y con su gracia. : Para la practica de las virtudes conviene cono- cerlas y estudiarlas segtin las ensefianzas de la fe unidas 4 las de la sana razén. Expondremos esia doctrina en dos articulos : Art. I. De las virtudes en general. Art. Il. De las virtudes teologales. ‘Articulo primero DE LAS VIRTUDES EN GENERAL 2. La palabra virtwd en su acepcién mis lata, significa fuerza; nosotros la tomamos aqui en su acepcion general por una fuerza del alma 6 una buena cualidad moral del hombre. En este sen- tido la virtud puede definirse : disposicién 6 inclinacién del alma que induce al hombre é Relacién de las virtudes con la gracia, Nociéa. do la virtod, Vicio. Elementos constituti- vos de Ja virtud. 296 PARTE Il. DO@MATICA ejecutar buenas acciwnes y que hace bueno al que la posee. La virtud és lo opuesto del vécio; que consiste en un habito malo, una inclinacién del alma que induce al hombre 4 ejecutar acciones malas y per- niciosas y que hace malo 4 aquel 4 quien domina, 3. Conviene distinguir en la virtud: 1°. la dis- posicion del alma, 6 la virtud misma, y el acto de la virtud; 2°. el sujeto de la virtud y su objeto. 4. le. La disposicidn del alma que es propia- mente la virtud misma, consiste en un cierto modo de ser (habitus), una cualidad, una tenden- cia, una facultad 6 un poder permanente ; el acto no es mas que el ejercicio transitorio. — La dis- posicién virtuosa, no solamente nos hace capaces de actos virtuosos, sino que nos inclina 4 produ- cirlos ; y siendo permanente dura segtin la pro- duccidén de sus actos. Es facil ver la analogia de la disposicidn que constituye la virtud con la que constituye una ciencia 6 un arte. Considerad, por ejemplo, el arte de Ja misica : es una dispo- sicién, una facultad, por la cual el musico ejecuta aires armoniosos, y que subsiste después de la ejecucién musical. Del mismo modo una virtud, por ejemplo la de la Fe, induce 4 ejecutar actos de fe, y subsiste en el alma después de la pro- duccién de estos actos para entrar de nuevo en ejercicio y repetir indefinidamente sus actos pro- pios. — Por esto la virtwd ha sido comparada con un arbol y los actos con los frutos que pro- duce. 5. No obstante, un acto de virtud no supone necesariamente la virtud correspondiente ; y la misma virtud puede existir sin producir actos en todas ocasiones. Asi, por ejemplo, mostrar pacien- LAS VIRTUDES EN GENERAL 297 cia en un caso particular no es prueba de poseer la virtud de la paciencia ; por el contrario, si sucede que alguna vez falte 4 alguno la pacien- cia, no es prucba tampoco de que carezca de esta virtud, sino de que le ha faltado en una circuns- tancia aislada, 6. 2°. Llimase sujeto de la virtud a Ja persona que la posee, 6 bien, en un sentido mas estricto, el alma y las potencias del alma que son su asiento. Asi, el sujeto de las virtudes teologales es el cristiano que las posee, y sobre todo, su alma, donde estan con la gracia santificante. Asi también, en particular, el sujeto de la Fe es la inteligencia, y el de la Caridad la voluntad. Llamase objeto de la virtud, la cosa sobre la cual se ejerce. En este concepto el objeto de la Fe son las verdades que se deben creer ; el objeto de la Esperanza el bien que se espera conseguir ; el objeto de la Caridad es Dios, soberano bien que debemos amar. Puede resumirse esta teoria en la regla comin que dice: El sujeto corresponde 4 la pregunta quién ? El objeto 4 la pregunta gué? — Al objeto se refiere también el motivo de la virtud que corresponde a la pregunta por qué ? 7. La virtud constituye la perfeccién propia del hombre y Jo hace bueno y perfecto 4 los ojos de su Criador. El hombre nace para practicar la virtud como el drbol para Ilevar frutos, como el sol para difundir sus rayos : la virtud es el fruto que debe producir la criatura racional y lo que constituye su gloria y su belleza: sin la virtud, el hombre es un arbol estéril, un astro sin luz. Siguese de aqui que la perfeccién de la cria- tura humana 4 los ojos de Dios y su verdadera Excolencia de Ja virtud, Distincién de las virtudes. Conexidn 298 PARTE 1. DOGMATICA grandeza, no consisten en la riqueza ni en nin- guna otra velitaja exterior, sino en la virtud, y que el hombre es mas 6 menos perfecto, segin que posee mas 6 menos virtudes. 8. Se dividen las virtudes, 1°. por rasén de su objeto, en virtudes teologales y morales ; — 2°, por razén de su origen, en infusas y adquiridas, sobrenaturales y naturales 6 humanas. 9. 1°. Las virtudes teologales tienen por objeto al mismo Dios ; 4 Kl se refieren inmediatamente y si influyen sobre nuestras costumbres, no es mds que mediatamente por la accidn que ejercen sobre nuestros pensamientos, nuestros senti- mientos, nuestras miradas y nuestras acciones, Hay tres virtudes teologales : la Fe, la Espe- ranza y la Caridad. Las virtudes morales tienen por objeto dirigir nuestras costumbres ; no se refieren 4 Dios mds que de una manera indirecta. — Son muchas, pero forman cuatro grupos alrededor de las cuatro virtudes cardinales : prudencia, justicia, fortaleza y templanza. 10. 2°. Se dice que una virtud es infusa cuando el Espiritu Santo la da al hombre y la infunde en el alma con la gracia santificante. Se llama adquirida la virtud, cuando el hom- bre la adquiere por sus fuerzas y por la frecuenta repeticién de los actos que prescribe. Se llama sobrenatural la que se practica con e] auxilio de la gracia por motivos fundados en Ja fe que se refieren 4 Dios y 4 la salud eterna. Una virtud es natural y humana cuando el hombre la practica segtin Jas luces de la razén y con un fin puramente natural y terrestre. 11. Todas las virtudes estan ligadas entre si LAS VIRTUDES EN GENERAL 299 como las ramas y la raiz de un Arbol, de modo que una conduce 4 Jas demas : si se cultiva una en particular, todas las demas crecen también ; cuando se posee una en su perfeccién, también se posee hasta cierto punto todas las demas. — Union y alianza semejantes existen entre los vicios : el vicio es una gangrena maligna; cuando un miem- bro es atacado no tardan los demds en participar del contagio. Las tres virtudes teologales tienen ademas entre s{ una unidn especial. La fe es la base de las otras dos virtudes teologales, porque no se.puede esperar en Dios,ni amarle,sin conocerle antes por Ja fe. La caridad y la esperanza no podrian, pues, existir aqui abajo sin la fe; al contrario, la fe y la esperanza pueden existir sin la caridad, aunque sdlo en el estado de virtudes imperfectas. 12. Todas las virtudes reunidas forman un con- junto que constituye la perfeccién del hombre, la santidad. Su brillante conjunto se asemeja al de las flores que forman un jardin, al de los astros que forman el firmamento, 4 los rasgos de la pin- tura que forman una imagen y también al conjunto de los miembros que forman un cuerpo vivo. — Consideradas en el cristiano, reproducen en su alma Ja imagen de Jesucristo, formando al hombre interior, al hombre espiritual y nuevo creado por Ja gracia del Salvador. 13. Se entiende con esto que las virtudes no carecen de algun orden entre si, ni estan reunidas confusamente como las piezas de oro y plata revueltas en un tesoro. Existe entre ellas cierta coordinacién, y deperiden Jas unas de las otras en diversos conceptos. Orden de la generacién. — La fe es como el de las virtudes entre sf. Conjunto do las virtudes. Ordon de las. virtudes. 300 PARTE’ Il. DOGMATICA principio generador de la esperanza y de la caridad. La caridad a su vez es madre de todas las demas virtudes, porque manda practicarlas. Orden de dignidad, — Las tres virtudes teo- logales, teniendo al mismo Dios directamente por objeto, ocupan el primer rango. La mds augusta de las tres y la reina de todas las demas es la caridad : después viene-la esperanza y en seguida la fe. — Entre las virtudes morales la prudencia ocupa el primer lugar, luego la justicia con la virtud de la religién que la acompafia, después la fortaleza y por ultimo la templanza. Orden de influencia. — Hay dos virtudes que influyen principalmente sobre las demis : se las puede considerar como los dos polos sobre los cuales se mueve toda la esfera de las virtudes, 4 saber : la humildad y la caridad. — La humildad reside abajo, la caridad arriba; la una es como Ja base que afirma todas las virtudes, la otra como la cabeza que ordena su ejercicio. Ademds de la humildad y de la caridad, otras muchas virtudes como la obediencia, la mortifica- cién, la conformidad con Ja voluntad de Dios, tienen una importancia preponderante. Por esto se Haman Virtudes fundamentales, virtudes sdli- das y virtudes capitales. . Orden, de adquisicioén prdctica,. — En la adquisicién practica de las virtudes cristianas puede decirse en general que la primera es la chumildad, 41a cual va unida la fe ; —1a segunda Ja confianza en Dios, 4 la cual se junta el espiritu de penitencia, de oracién, de mortificacion y las demas virtudes morales ; — la tercera la caridad el amor practico de Dios y del prdjimo con todas Jas virtudes que la acompafiap- LAS VIRTUDES EN GENERAL 301 Este orden fué indicado por Origenes y san Agustin cuando dicen que el templo espiritual de Dios en el alma esta fundado sobre la fe, scste- ‘nido por la esperanza y coronado por la caridad. 14. Resta indicar como las virtudes se adquie- ren, se aumentan, se debilitan 6 se pierden. — Se adquieren, ya por la infusién divina, ya por el ejercicio. Se reciben por infusidn tedas las virtudes sobrenaturales y dones del Espiritu Santo : Dios las infunde y las aumenta en el alma con la gracia santificante. — Conviene por lo tanto observar que las virtudes infusas no se dan de ordinario mais que como un germen, que para desarrollarse exigen la cooperacién del hombre, es decir, la practica y el ejercicio. — Se adquie- ren por el ejercicio las virtudes naturales ; y también es el ejercicio y la prictica quien las conserva y fortifica. Las virtudes infusas se debilitan en cuanto 4 su actividad y 4su energia por la negligencia en practicarlas. — Se pierden por los actos de vicios opuestos : la fe por el pecado de infidelidad, la esperanza por a desesperacidn, la caridad por un. pecado mortal cualquiera. Las virtudes adquiridas se debilitan y aun se pierden totalmente por larga negligencia en ejecutar sus actos. Después: de esta vida no quedardé ninguna virtud 4 los que tengan la desgracia de caer en el infierno. — Pero los elegidos conserverin en el cielo todas las virtudes que estén en armonia con su estado de beatitud, a saber : la caridad, los dones del Espiritu Santo y ciertas virtudes morales, tales, por ejemplo, como la gratitud. Pero la fe, la esperanza, la penitencia y otras Adquist- ciéa, acrecen- tamiento, onflique- cimiento, y pérdide de tag virtudes. Persis- tencia después d esta vida Fin y Yrmino de Jas virtu- des. Relaciones de las virtudes teologales contro sf, 302 PARTE Il. DOGMATICA se desvanecerin 4 la luz de la gloria. — En el purgatorio subsistiran las virtudes teologales y casi todas las morales. : . 15. El fin de las virtudes es la perfeccién del hombre considerado como criatura racional ele- vado 4 la dignidad de hijo de Dios. Le perfec- cionan todo entero y le santifican en su inteligen- cia, en su voluntad, en sus sentidos y en todas sus obras exteriores. Ellas le dan la grandeza y la riqueza, la belleza y la-hermosura de que es susceptible : le forman 4 imitacidn del tipo dela perfecciin humana, el Hombre-Dios, Nuestro Sefior Jesucristo : le hacen verdaderamente hijo de Dios, semejante al Hijo unico de Dios hecho hombre, y digno de habitar con El en la mansién de la gloria : el cielo es el término final y la re- compensa de la virtud. Articulo segundo VIRTUDES TEOLOGALES § I. De las virtudes teologales en general 16. Como se ha dicho mds arriba, hay tres vir- tudes teologales 6 divinas : la fe, la esperanza y la caridad. La fe es el principio generador de las otras dos; la esperanza nace de la fe ; la caridad, de la fey de la esperanza. — La caridad es la mds excelente de las tres, alma y vida de las otras dos ; sin ella, Ja fe y Ja esperanza son virtudes muertas, incapaces de merecer la vida eterna. 17. Caracteres esenciales y comunes. Las virtudes teologales tienen caracteres que les son esenciales, y que por consecuencia son comunes 4 las tres. VIRTUDES TEOLOGALES 303 1°, Son las mds nobles, las mas elevadas y las mds eficaces de todas las virtudes ; ninguna virtud moral se les puede comparar; ninguna tiene tanto imperio sobre el hombre ni eleva tanto su inteligencia, sus sentimientos. y sus acciones ; ninguna contribuye tanto 4 su felicidad presente y futura. . 2°, Las tres son necesarias para la saludeterna: sin ellas, todas las virtudes morales reunidas 4 la. vez, no servirian para nada. 3°. Las tres tienen el mismo principio, Dios nuestro Sefior, que las infunde en el alma. 4°, Las tres tienen el mismo objeto, que es el mismo Dios 4 quien se refieren directa 6 inmedia~ ‘tamente, bajo tres relaciones diferentes. oO Se, Las tres tienden al mismo fin, 4 la santifica- cidn del hombre, 4 su salud eterna y 4 la gloria de Dios. El hombre que posee estas tres virtudes, posee en este concepto todas las demis, por lo menos en cierto grado. § IL. La fe (1). 18. La virtud de la fe es un don de Dios y una luz por la cual creemos firmemente 4 causa de la suprema veracidad de Dios, todo lo que es divi- namente revelado, y propuesto como tal porla Iglesia. Esta definicién indica la naturaleza de la fe, su acto, su motivo y su objeto material. 19, La fe es por su naturaleza, 1°. wn don de Dios, es decir, un beneficio gratuito de la miseri- cordia de Dios; 2°. una wz, esto es, una gracia (1) Véase la Instruccién sinodal del Reverendo Obispo de Poitiers, sobre la constitucién Det Filius. Definicisn. Naturaleza de In fe, Lus ys oscuridad de la fe. Acto de fo. 304 PARTE I. DOGMATICA que constituye una luz interior y sobrenatural, andloga, pero superior 4 la dela rezén. Distin- guense tres clases de luces : la luz corporal, que nos deja ver los.cuerpos; la luz intelectual, 6 la razén, que nos permite conocer las verdades del. orden natural; la luz de la fe, que nos revela las' verdades sobrenaturales. — Por la fe, conoce el hombre su destino eterno, la salvacidn, y el camino 6 los medios para legar 4 ella. Sin la fe, “marcharia entre tinieblas, porque la razén por si sola no bastaria para guiarle. 20. Aunque la fe sea una luz, y una luz segura que excluye de nuestras inteligencias todo error, no excluye sin embargo, toda oscuridad ; porque si ella nos pone en la certidumbre dela verdad, no por eso nos muestra la verdad misma, supuesto que nos da solamente testimonio de ella. Por esto se compara la fe 4 un espejo que muestra el objeto de una manera cierta, pero indirectamente y por reflexidy. Se la representa también bajo la figura de un velo, que cubriendo 4 una persona, nos per- mite verla, pero de un modo imperfecto. 21. El acto de fe consiste en creer firmemente, es decir, en dar 4 las verdades reveladas el pleno asentimiento de la inteligencia, que excluye hasta la sombra de duda,como que es asentimiento pres- tado al testimonio y 4 la palabra de Dios. 22. El motivo, que se llama también objeto for- mal de la fe, ed por qué creemos firmemente, descansa en la suprema veracidad de Dios que habla y que excluye la posibilidad de todo error. Este objeto formal encierra dos elementos dis- tintos : 1°. que Dios ha dicho tal cosa; 2°. que su palabra es infalible. — Ambos nos son conocidos, LA FE 305 de un lado, por la luz de la razén, por Ja historia y por el testimonioevidente de la Iglesia; de otro, por la luz y los auxilios de la gracia. . 23. La fe no es por lo tanto, un acto ciego 6 im- prudente, sino un acto eminentemente racional. Yo creo en los misterios de la religién, dice Monsefior de Segur, como creo en los misterios de la natu- raleza, porque sé que existen. Sé que los misterios de la naturaleza existen, porque testigos irrecu- sables me lo aseguran : mis sentidos y el sentido comin ; sé que los misterios de la religién existen, porque testigos mds irrecusables todavia me lo afirman :*Jesucristo y su Iglesia. Mi razén me sirve para examinar, para pesar el valor de los testimonios; pero una vez que con Ja luz de Ja filo~ sofia,de la critica y del buen sentido he examinado Ios hechos queme prueban la verdad, la divinidad, Ja infalibilidad de estos testimonios, mi razén ha terminado su obra: debe sucederle la fe. La razén me conduce 4 la verdad; cuando ésta habla, yo no tengo que hacer sino escuchar, abrir mi alma, querer y adorar. — Mi fe es pues soberanamente razonable. 24, No es esto decir que para creer, los fieles deben comenzar por examinar los fundamentos de la fe. Los que han nacido en el seno de la Iglesia catélica y han sido educados cristianamente, ha- llanse en posesién de Ja fe con la misma certidum- bre con que gozamos de faluz cuando es de dia. No hay por lo tanto necesidad paracreer, de examinar los hechos y los actos que prueban la verdad del Prudencia do la fo. Examen de los motivos do eredibi- Tidad. testimonio de la Iglesia ; si los examinan, no es. - mas que para saber claramente lo que ya sabian, para luchar contra e! error y defender la verdad santa, 20 Objeto Ensonanza de la Tglosia, Simbolo de Ia fe. Distincio~ nes ao Ia fo, 306 ~ PARTE um. DoeMATICA En cuanto al adulto que no conozea la fe, 6 que haya tenido la desgracia de perderla,esta obligado 4 instruirse. Considerando los hechos, tales como la resurreccién de Jesucristo y otros, que se llaman motivos de credibilidad, reconocera sin trabajo que Dios ha hablado verdaderamente, y que la Iglesia es la depositaria de su palabra. En- tonces la misma razén le obligara 4 creer, y no le faltard la gracia necesaria, 4 lo menos si ruega & Dios para obtenerla. 25. El objeto material de la fe, Jo que nosotros creemos, comprende en general todo lo que Dios ha revelado, 6 ha hecho conocer 4 los hombres, al hablarles, ya por los angeles y por los profetas, ya por si mismo y por su unico Hijo, nuestro Sefior Jesucristo. E] conjunto de estas ensefianzas se encierra en el doble tesoro de Ja Escritura y de la Tradicidn. 26. Como no es posible que todos los hombres comprendan las Escrituras y las Tradiciones, Dios ha establecido su Iglesia, para que exponga de un modo infalible, sucinto y popular, las verdades reveladas. La Iglesia lo ha hecho por medio del Simbolo de la fe, por las definiciones de los concilios, por el catecismo, y por la predicacisén, en fin, en la cate- dra del Espiritu Santo. 27. Se distingue la fe en interior y exterior, implicita y explicita, viva y muerta. — 1°. La fe se llama interior, cuando existe en el corazén y en el espiritu; y exterior, cuando se la profesa con palabras y con obras; — 2%. es implicita, cuando se cree de una manera general las verda- des que no se conocen particularmente; explicita, cuando se conocen distintamente las verdades que LA FE 307 se creen; — 3°. la fe esta muerta, cuando no se halla vivificada por la gracia vivificante ; y viva, cuando la gracia y la caridad la animany ‘Ta hacen fecunda en buenas obras. — Llamase fe viva, la que ve las verdades de una manera distinta y luminosa, por oposicién ala fe débil y vaga que no las ve mds que en una confusa perspectiva. 28. La fe y laciencia son dos medios de cono- cer la verdad; las dos vienen de Dios, unico ori- gen de toda verdad; las dos concurren 4 dar al hombre los conocimientos utiles y necesarios para esta vida, y para, la otra. — No existe pues entre Ja fe y la ciencia ningin antagonismo (1); pero hay dos diferencias, la una que concierne al objeto, la otra, 4 la certidumbre. —1°. En cuanto al objeto, la ciencia no se ocupa mds que en ver- dades del ordon natural; la fe, ‘al contrario, abraza todas las verdades que Dios se ha dignado revelar, algunas de las cuales son inaccesibles a la raz6n del hombre. — 2°. Por lo que mira dla cer- tidumbre, la fe no esta sujeta 4 ningun error, 4 ninguna fluctuacién : es roca inconmovible; la ciencia, por el contrario, esta sujeta 4 las influen- cias del error y 4 los vaivenes de la razon humana. Muchas veces se equivoca en sus afirmaciones y lanza al viento sistemas é hipdtesis, que mutua- mente se contradicen, y se suceden los unos 4 los otros. Por esta razén, la ciencia debesiempre respetar las verdades inmutables de la fe. Encerrada en su objeto propio, evitard muchos errores y recorrerd con mas luz y mas éxito el vasto campo de Ja natu- (1) Véase mas arriba Acusaciones lansadas contra la Iglesia, § 4. Antagonismo entre la Iglesia y la ciencia. Diferencia centro 1a fe yl ciencia. Necesidad de In fe. Conori- miento de as verda- des de ta fe, Definicién. Objeto material. 308 PARTE II, DOGMATICA raleza, que Dios ha entregado 4 sus investiga- ciones. . 29. La fe es absolutamente necesaria para sal- yarse. El Concilio de Trento la llama principio de la salud del hombre, y fundamento y ratz de la Justificacion, — Sin la fe, dice San Pablo, es imposible agradar & Dios. — Y el Salvador ha declarado al género humano, que e? que no crea, serd condenado (San Marcos, xvi, 16). Los fieles no estan obligados 4 conocer todas las verdades de la fe; basta que las crean con un acto de fe implicita, admitiendo en general todo lo que Dios ha revelado 4 su Iglesia. Hay sin embargo ciertas verdades que deben creerse con fe expli- cita, y que por consecuencia, se han de conocer particularmente. Entre estos puntos, hay unos en que el conocimiento es necesario, con necesidad de precepto solamente, y otros que es necesario conocer con necesidad de medio, es decir, por necesidad absoluta para salvarse, Estos ultimos son los cuatro siguientes : la existencia de Dios, la justicia remunerativa y vindicativa de Dios, la Santisima Trinidad, y la Encarnacion del Hijo de Dios. —- Debemos afiadir que es opinién muy pro- bable, que no es absolutamente necesaria la fe explicita, en los dos ultimos puntos. § Ul, La Esperanza. 30. La esperanza es un don de Dios y una vir- tud infusa, que nos induce 4 esperar de Dios, en virtud de las promesas divinas y de los méritos del Salvador, la vida eterna y los medios de obtenerla. 31. El objeto material de la esperanza, lo que es necesario esperar, comprende: 1°. la vida LA ESPERANZA 309 eterna, 6 el mismo Dios, en tanto que es nuestro soberano bieh, y nos hara gozar de la vida eterna por la visién beatifica; 2°. los medios de salvacién, a saber : las gracias, los auxilios sobrenaturales, y aun los auxilios naturales de que tenemos nece- sidad para alcanzar la felicidad suprema. El motivo de esperanza, que se llama también fundamento de esta virtud, es cuddruple, a saber : 1c. los méritos de Jesucristo ; 2°. la infinita mise- ricordia de Dios ; 3°. su omnipotencia; 4°. y prin- cipal, la fidelidad 4 sus promesas. — Dios, en vista de los méritos infinitos de Jesucristo, ha pro- metido solemnemente la vida eterna 4 todos los hombres, siempre que observen la ley del Evange- lio, y sobre todo, el precepto de Ja oracién. Como se ve, la promesa divina es condicional. 32. La esperanza tiene una doble propiedad esencial: la firmeza y el temor, — 1°. Debe ser firme é inalterable, por consideracién 4 Dios, que no puede faltar 4 sus promesas. — 2°. Debe ser humilde y unida al temior por consideracién al hombre que puede faltar 4 Ia condicién que depende de El. — La esperanza ha sido compa- rada por el-Apdstol 4 un ancora firme y segura, que mantiene Ja navecilla de nuestra alma sobre la mar del mundo : el Ancora permanece fija, pero Ja navecilla fluctia sobre las olas. La firmeza esencial de la esperanza se Nama confiansa en Dios. Puede ser mas 6 menos per- fecta, y mas 6 menos tranquila é inalterable. Llamase también confianza, el reposo filial en elseno de la Providencia en medio de los aconte- cimientos de la vida. 33. La esperanza es tanto mas perfecta cuanto es mis segura y mas eficaz. — La eficacta con- Objeto formal 6 motivo. Propie- dades esonciales Perfeceiin de la esperanza, Esperanza _ muerta, y viva, Electos. Excelencia dela caridad. _ Definicién. Naturaleza de Ia » earidad, 310 PARTE Il. DOGMATICA siste en el esfuerzo de la cooperacidn del hombre, para conseguir el objeto de su esperanza. : 34. Se Mama esperanza muerta, la que no va acompaiiada de la caridad, y viva, la que la cari- dad anima y vivifica. 35. La esperanza eleva el alma con sus deseos, la infunde energia, la hace orar y cumplir todas las demas condiciones necesarias, para conseguir lo que se espera. § IV. La Caridad. 36, He aqui la mas augusta, la mas divina de. las virtudes, la que brilla entre las demas, como e} sol entre los astros del cielo, la caridad. Es la virtud por excelencia, la mds sublime participa- cién de la santidad de Dios, que es caridad por esencia : Dios, dice San Juan, es caridad, y el que permanece en la caridad, permanece en Dios y Dios-en él (1 San Juan, 1v, 16). 37. La caridad es una virtud infusa, un don de Dios, y un fuego espiritual que penetra en nuestros corazones, nos hace amar a Dios sobre todas las cosas por El mismo, y 4 nuestro prdjimo como 4 nosotros mismos, por amor de Dios. 38. Se llama la caridad,1°.un don de Dios, por razon de su precio inestimable, y de su origen esencialmente divino : solo Dios ha podido enri- quecer tanto dla criatura ; — 2°.un fuego espiri- tual, porque produce efectos andlogos al fuego material, que calienta el corazén y le inflama de amor, pero de amor espiritual puro y celestial muy superior al natural y terrestre. 39. Hay dos clases de amor ; el amor de concu- piscencia y et de benevolencia. LA CARIDAD 311 Je. El primero es un amor interesado porelcual se ama 4 una persona, no porque ella sea buena, sino por las ventajas que de ella nos prometemos. ‘Asi ama el mercenario 4 su sefior, por el salario que de él recibe. — Este. amor se lama también de esperanza, y aunque en el fondo se reduce al amor de si mismo, no obstante, cuando se refiere A Dios y 4 los bienes del cielo, es santo y agra- dable al Sefior, pero menos perfecto que el amor de caridad, que es un amor de benevolencia. 2°. El amor de benevolencia, desinteresado por su naturaleza, ama 4 una persona por si misma, y no por sus beneficios, Olvidase de si mismo y no -piensa mas que en la persona amada, para quererla y procurarle su bien. Tal es el amor de un hijo para su madre, y de una madre para su hijo. — Lldmase también amor de amistad, porque si es mutuo constituye la amistad. La caridad es un amor de benevolencia mutua, una verdadera amistad entre Dios y la criatura, 40. El objeto material de la caridad es Dios y el prdjimo : Dios amado por si mismo, y el prdjimo por Dios. De aqui la caridad con Dios y la caridad conel prdjimo. — No hay sin embargo dos virtu- des, sino una sola virtud de caridad que abraza un doble objeto : que ama por una parte 4 Dios en si mismo, y por otra 4 Dios también, pero en sus hijos que son'nuestros projimos. — La caridad es como un arbol de vida, con dos ramas, que viven ambas a dos, de la misma sayvia divina. El objeto formal 6 el motivo de la caridad es Dios, considerado en si mismo como infinitamente amable, e infinitamente digno de todo amor.Siendo Ja amabilidad por esencia, lasabiduria, 1a bondad, la perfeccidn misma, Dios es el verdadero objeto Dos clases do amoren, Onjero material, ‘Objeto + normal. Divisién. Soberania do proferen- cia. Grados. 312 PARTE I. DOGMATICA de amor para el cual ha sido criado nuestro cora- z6n, como nuestros ojos para la luz. 41. Se distingue Ja caridad perfecta que basta por su propia fuerza para justificar al pecador, de la caridad imperfecta que no basta para este efecto. — La ultima, llamada impropiamente caridad, consiste en un amor de benevolencia por el cual se ama 4 Dios por si mismo, pero no sabre todas las cosas ; — la caridad perfecta ama & Dios por El mismo, y sobre todo: es la cari- dad propiamente dicha, amor esencialmente soberano. 42. Esta soberania, esta superioridad del amor de Dios sobre todo otro amor, no debe entenderse de la intensidad de los actos; todavia menos, del ardor 6 de la emocidn sensible que le acompafia algunas veces ; pero si de la superioridad de pre- ferencia, Amar 4 Dios soberanamente y sobre todo, es amarle con preferencia é todo lo que le pueda desagradar. En otros términos, amamos 4 Dios soberanamente y sobre todo, cuando estamos dispuestos mediante su santa gracia, 4 perder y a sufrir todas las cosas, antes que ofenderle con el pecado- mortal. ‘Asi la verdadera caridad, la caridad soberana y perfecta, excluye esencialmente el pecado mortal. 43. Admite tres grados de pureza 6 de perfec- cién. El primero excluye simplemente el pecado mortal; — el segundo, los pecados veniales; — el tercero hace buscar todo lo que pueda agradar ” 4 Dios, en todas las cosas. Efectos. -44, La caridad produce efectos’ maravillosos, 1°. sobre las demas virtudes ; 2°. sobre el alma que la posee. LA CARIDAD . 313 1°, Con relacién 4 las virtudes, la caridad es la madre, la reina, la vida y el esplendor de todas las demas. . -1) Como madre, produce las demds, las con- serva y las alimenta. El que posee la caridad, posee las demas virtudes, 4 lo menos ‘en cierto grado. Es la plenitud de la ley divina. Entre todas las virtudes que rodean 4 la caridad como 4 su madre, hay algunas que se refieren i ella mds intimamente, tales son las ocho que se llaman bienaventuranzas - la pobreza de espiritu, la mansedumbre, Ia santa tristeza, el hambre y sed de justicia, la misericordia, la pureza de coraz6n, el amor de la paz, el amor de la cruz 6 la paciencia en las persecuciones. La caridad es también la madre de todas las buenas obras para con Dios y para con el projimo. — Las que se refieren al projimo se laman obras. de misericordia y se dividen en obras corporales y espirituales. Estas ultimas, que tienen por objeto el bien espirityal del préjimo, se llaman también obras de celo. — El celo, que con razén se le puede Hamar Ja mas pura Hama de Ja caridad, es un ardor activo por la gloria de Dios y por la salud de las almas. -2) Como reéna, la caridad manda 4 las demas virtudes, y las pone en ejercicio. -3) Como vida, anima 4 las demds virtudes 4 la manera que el alma vivifica el cuerpo, y todos Jos demas miembros; enlaza también entre si todas las virtudes morales y las perfecciona y hace mds meritorias. , -4) Como esplendor, ennoblece.todas las virtu- des, les comunica una belleza, un brillo y un precio nuevos : asi como el sol por su luz embe- Bienaven- turauzas y obras de misericor- dia, Precepto. ‘314 : PARTE I. DOGMATICA ece toda Ja naturaleza, y da 4 las flores sus mas bellos matices. 45. 2°. Con relacién al alma que. la posee, la caridad es un principio -1) de alegria, -2) de fuerza, -3) de fecundidad, -4) de riqueza y de mérito : porque ella cambia todas las obras en oro y en perlas para el cielo. Ademds la caridad hace al alma semejante 4 Dios, como el calor que penetra el hierro, lo hace poco 4 poco incandescente y semejante, al fuego. —La caridad es la disposiciénesencial del corazén de Dios, del corazén de nuestro Sefior Jesucristo : Deus charitasest, Dios es caridad (I. San Juan, rv, 16); de esta suerte, la caridad comunica al corazén del hombre la disposicién, todos los senti- mientos de Dios mismo, y de nuestro Sefior Jesu- cristo. — Es propio del amor, dice San Agustin, transformarnos en cierta manera, en el objeto de ,_ huestro amor; el que ama la tierra, se hace te- rrestre ; el que ama la carne, se hace carnal ; el que ama el cielo, celestial, y en este sentido el que ama 4 Dios se hace todo divino, y casi Dios mismo. Se puede Hamar la caridad, un principio de la vida del paraiso. Encendido en un alma, este fuego divino, si el pecado no le apaga, no se extinguira nunca, Al salir de la vida, cuando llegue 4 la pre- sencia de su amadg, el alma enamorada vera cara a cara deste Dios amable, su amor se inflamard con toda su energia, la transportard 4 los brazos de Dios y latransformara en KI, por una unién inefable : serd, como dice el Apéstol, un mismo esptritu con el Seror : Qui adheret Domino wnus spiritus est (I Cor. vi, 17). 46. El precepto de la caridad constituye el LA CARIDAD , , 81d primero y el principal de todos los preceptos. Amaréis, dice el Salvador, al Senor vuestro Dios, con todo vuestro corazén, con todo vuestro espiritu y con todas vuestras fuerzas : he aqui el primero, y el més grande de tos manda- mientos; pero el segundo es muy semejante : amaréis & wvuestra prdjimo, como 4d vosotros mismos. Enesto se encierra toda la Ley y los Profetas (1). 47. El modelo perfecto, y el origen de toda caridad, es el Corazén sagrado del Hijo unico de Dios,nuestro Sefior Jesucristo ; Corazén abrasado por la caridad mds pura, que comunica sus llamas 4 todos los que se le aproximan (2). 1) S, Lucas, x, 27; S. Mateo, xxu1, 40. (2) Las virtudes morales, que vienen 4 continuacién de las teologales, se explican mas abajo, Part. III, cap. 5, art. 2. Modelo y origen. Objoto del capitulo, Division, CAPITULO DECIMOSEPTIMO ULTIMOS FINES 6 POSTRIMERIAS 1. Hemos visto, segiin Ja doctrina catdlica, como Dios, después de haber creado y redimido 4 la humanidad, la conduce por medio de la gracia, hacia el término de la gloria. Réstanos considerar cémo la ‘introduce en su destino final fijado para siempre. Tal es el objeto del presente capitulo. 2. Se entiende por ddtimos fines los wltimos acontecimientos que deberdn suceder, ya 4 cada . hombre en particular, ya d todos los hombres en La muerte, Ensenanta general, y al mundo entero. La doctrina relativa a esta materia, puede dividirse en tres articulos . 1, transito de esta vida 4 la otra ; 2°. relaciones entre vivos y muertos ; 3°. consumacién de los siglos. Articulo primero TRANSITO DE ESTA ViDA A LA OTRA 3. El hombre llegado al término de existencia terrestre pasa de esta vida 4 la otra : este transito es lo que constituye la muerte. La cual consiste en la separacién del alma y del cuerpo, — Siendo el alma inmortal pasa 4 una nueva mansidn que el Criador le asigna segin su mérito, El cuerpo que se queda en la tierra, se descompone,se corrompe y se convierteen ceniza. La fe nos engeiia, 1°. que todos los hombres LA MUERTE 317 deben morir una sola vez ; 2°. que el dia y la hora de la muerte son inciertos ; 3°: que la muerte pone fin al plazo -concedido al hombre para merecer, y fija irrevocablemente la suerte de cada uno segtin el mérito de sus obras ; 4°. que la muerte es el castigo del pecado original ; 5°. que Jesucristo con su cruz vencié 4 la muerte y nos granjeé con su mérito el triunfo de la resu- rreccién. 4. Todos los hombres, hemos dicho, deben morir una vez ; de manera, que al llegar el juicio final, todos habran pasado por la muerte. Esta doctrina, conforme 4 las palabras de San Pablo : Es decreto irrevocable que los hombres mueran una ves, NO Se Opone, en manera ninguna, al sim- bolo de los Apéstoles donde decimosque Jesucristo vendra 4 juzgar 4 los vivos y 4 los muertos ; porque por Jos vivos debe entenderse 4 los elegidos, 6 bien 4los hombres que viviran en los ultimos tiempos y que morirdn para resucitar en seguida y asistir al juicio final, 5. La fe nos muestra 4 la muerte como castigo del pecado, y aunque el hombre fuese mortal por su naturaleza independientemente del pecado, Dios por singular gracia lo habia hecho inmortal en la persona de Addn, que debia transmitir la inmortalidad con la justicia 4 todos sus descen- dientes. Adan por su pecado pedié el privilegio de la inmortalidad y Dios le impuso pena de muerte para él y para toda su descendencia. Al morir por Jo tanto sufrimos el castigo del pecado. 6. Hay dos juicios, el particular y el universal. "ste ultimo se verificara después de la resurrec- cién general; y el particular después de la muerte de cada uno. Cuando el hombre acaba de dola fe tocante. ala muerte Jaicio particular. » Mansion de Jas almas. Limbos. 318 PARTE Il, DOGMATICA morir, el alma desprendida del cuerpo, subsis- tiendo en su naturaleza espiritual con todas sus facultades, comparece ante el tribunal de Jesu- cristo para ser juzgada, segun estas palabras del Apéstol : Después de la muerte el juicio. La sentencia pronunciada se ejecuta sin dila- ciones y el alma es colocada en la mansidn que ha merecido. 7. Hay cuatro moradas 6 mansiones para las al- mas después de este mundo: los limbos, el purga- torio,el infiernoy elcielo 6 paraiso. — Los limbos fueron desalojados cuando Jesucristo abrid las puertas del cielo ; el purgatorio durara hasta el fin del mundo, de suerte que después del juicio final no babra mds que inferno y gloria. Sin embargo, es opinién bastante admitida que el limbo serdla morada de las almas que hayan salido de este mundo con solo el pecado original. 8. Se Hama Jimbo la mansién donde se encon- traban, antes de la venida de Jesucristo,las almas enteramente purificadas. Era este un lugar de _ reposo, de paz y de consuelo, donde’las almas de Jos Patriarcas y de otros Santos esperaban la venida del Redentor. En la Escritura, los limbos son Mamados seno de Abraham, y muchas veces infiernos ;: 4 ellos descendié el ‘alma de Jesucristo después de su muerte, como lo afirmamos en el simbolo : y * descendié é los infiernos. — Bajé alli el Salvador para anunciar 4 todos estos santos cautivos la redencién que esperaban. Su presencia y la manifestacién de su, divinidad cambiaron este lugar en paraisocomo Fl mismolohabia anunciado, diciendo al buen ladrén : Hoy estards conmigo enel paraiso. \ LA MUERTE 319 La revelacién no nos ha dado 4 conocer la situacién de los limbos, ni tampoco la del purga- torio y del infierno : segiin la opinién comunmente recibida entre los Doctores, estas diferentes man- siones ocupaban las vastas regiones del interior de la tierra. 9. Respecto del infierno, la fe nos ensefia : 1». Que existe un infierno, es decir, un lugar de suplicio preparado para los pecadores ; 2°. que las almas de los pecadores impenitentes descienden alli después de la muerte ; 3°. que las penas del infierno son eternas. Estos, dice el Salvador, hablando de los réprobos, irdn ad un suplicio eterno y los justos é la vida eterna, — Los ricos también han de morir, dice en otra parte, y serdn tragados por el infierno. Ademas, llama al infierno fuego ineatinguible donde habra liantos y crujidos de dientes, donde el gusano roedor no morird. — Por ultimo, Jesucristo repite en el Evangelio hasta quince veces que hay un infierno, 10. Los réprobos padecen un doble género de suplicio que se llama pena de daio y pena de sentido. — La primera consiste’en la privacién de la vista de Dios, bien supremo del hombre y ultimo fin de su existencia: esta privacién va acompafiada de terribles angustias. — La segunda consiste en los dolores causados, tanto por él fuego vengador como por los demas tormentos reunidos en el infierno : sin excluir la horrible sociedad de los réprobos. Aunque la naturaleza del fuego no ha sido defi- nida por Ja fe, sin embargo el lenguaje de la Escritura y el de los Padres de la Iglesia, no dejan duda de que es un fuego material aunque dotado Inferno, Suplicios. ‘Naturaleza del fuogo, Diferencia enlas penas, Estado de. los réprobos. 320 PARTE I, DogMATICA por el poder de Dios de propiedades especiales para ser instrumento de su justicia. Obra directa- mente sobre las almas, y las hace experimentar, sin la mediacién del cuerpo, dolores sensibles que no podrian naturalmente sufrir con los érganos de los sentidos. Esto es lo que el Salvador nos deja entrever en la parabola del rico avariento,cuando nos muestra el alma de este desgraciado en el fiernino y pone en suslabios estas palabras : Abraham, tened piedad de mi y enviadme & Ldzaro : que moje en aguala yema de su dedo y venga d refrescar mi lengua, porque estoy atormeniado en esta llama. El horror del infierno supera 4 todo lo que puede imaginarse. Una hora en aquellos tormentos es mas rigurosa que cien afios pasados en la tierra entre rudas y austeras penitencias. 11. Las penas son las mismas para todos los réprobos en cuanto 4 su naturaleza, pero no en cuanto 4 su intensidad: Cada uno sufrira alli en proporcién de sus pecados : El género mismo del suplicio correspondera al género de los pecados que Ib han provocado. Son castigados, dice la Escritura, por @onde han pecado (1). — Tanto como se haya entregado al orgullo y & las deli- cias deberd padecer tormentos y amarguras (2). 12. En cuanto a los réprobos considerados en si mismos, conservaran sus facultades naturales : la memoria, el entendimiento y la voluntad, y después de la resurreccién tendran todos sus miembros y todos sus sentidos; pero nada mas que para expiar los abusos que. con ellos hayan cometido. . x1, 17, OSE EL INFIERNO 321 La memoria guardara el recuerdo de sus peca- dos y los tendra sin cesar delante de los ojos como la causa de su desgracia. De aqui nacerdn remor- dimientos espantosos de que se alimentard. el gusano roedor de la conciencia de que nos habla Jesucristo. Se acordaran también de los miserables placeres de la vida por, los cuales perdieron su alma. — Su inteligencia conocera los bienes del paraiso que hubieran podido lograr tan facilmente como los otros, si hubieran considerado. siempre los beneficios de Dios. — Su voluntad irrevoca- blemente entregada al mal no tendra mds que tendencias perversas y criminales. Sin embargo, su malicia no podrd agravar ‘sus castigos porque no tendra la libertad necesaria para desmerecer, formara sin embargo parte de su suplicio como la buena voluntad de los elegidos.formara parte de su dicha. 13. Lo que afiade 4 los tormentos del infierno todos los horrores de la desesperacién, es la interminable eternidad. — Ningtin dogma se halla mas terminantemente afirmadoen la Escritura y en’ la Tradicién que el de la eternidad de las penas. En el ultimo dia, Jesucristo pronunciara contra los réprobos esta sentencia : Id malditos lejos de mi al fuego eterno... E irdn éstos al suplicio eterno, y.los justos d la vida eterna (S. Mateo, xxv, 41, 46). — Mas valdria para vosotros, dijo en otra ocasién, gue hudbieseis nacido con una sola mano que tener dos, éir al infierno ; al fuego que quemard eternamente ;. & donde el gusano roedor no morirdé nunca ni el fuego que alli arde se extinguird jamas (S. Marcos x1, 42, 48), — Aguedlos, dice San Pablo, gue no obedeciesen el Evungelio de Jesu- aL Eternidad do las penas. 322 PARTE Il. DOGMATICA cristo, sufrirdn la pena de una eterna condena- cidn ; Poenas dabunt in interitu elernas (IL. Thes. 1, 9). : La eternidad de las penas no se opone 4 la justicia divina. Porque asi como una recompensa eterna no es contraria en manera ninguna 4 la justicia remunerativa de Dios, tampoco un castigo eterno lo es 4 su justicia vindicativa. En efecto, Dios no inflige este castigo sino 4 los que mueren en pecado mortal libremente come- tido. Al cometerle el pecador renuncia 4 Dios y pone su fin ultimo en la criatura por la cual ha consentido ser enemigo de Dios y separarse de 1 para siempre. Si muere en esta disposicién de voluntad y en esta enemistad de Dios, persevera en ella eternamente, porque el plazo de la conver- sidn y de la gracia ha transcurrido ya. Eterna- mente permanecera enemigo de Dios y eterna- mente serd tratado como tal: en otros términos, 61 sera por si mismo eternamente el principio de su castigo eterno. El desgraciado estado del réprobo no serd mas injusto que la suerte de un hombre que habiéndose voluntariamente privado de la vista, permaneciese eternamente ciego.si hubiese de vivir eternamente. Pargato- 14. La fe nos ensefia que existe un purgatorio y rio. que las almas que alli se encuentran detenidas pueden ser ayudadas por los sufragios de los fieles, sobre todo, por el santo sacrificio de la Misa : Es santo y saludable pensamiento, dice la Escritura, orar por los difuntos d fin de que sean librados de sus pecados. Se llama purgatorio un lugar de expiacién, donde’ las almas que salen de este mundo en estado de gracia pero deuderas todavia de la justicia EL PURGATORIO 323 divina, van 4 sufrir las penas merecidas por sus pecados. 15. En el purgatorio como en el infierno- hay dos clases de penas; la de daiio y la desentido. — La primera consiste en el destierro 6 privacién por algun tiempo de la visién beatifica. — En cuanto 4 las penas de sentido la fe no ha definido su natura- leza, pero el sentimiento comin de los Doctores las hace consistiren el fuego y en otros padecimientos. . Estas penas son muy rigurosas : exceden atodas Jas penas de Ja vida presente, sin que por esto participen del horror de los suplicios del infierno; estan duleificadas por los consuelos de la esperanza y difieren en cuanto 4 la intensidad segun los méritos de cada uno. El plazo de la expiacidn es incierto, mas pro- porcionado al mérito. La opinién que lo prolonga muchos afios se apoya en la practica de la Iglesia, que celebra aniversarios por los difunios durante tiempos indefinidos. 16. Las santas almas del purgatorio, 4 pesar de sus sufrimientos, poseen la dulce certidumbre de su salud : se hallan exentas del peligro de pecado y sufren con Ja mds inalterable paciencia y con la mds perfecta resignacién. Aunque incapaces de ayudarse 4 si mismas por sus pecados, pueden sin embargo pedir por los que las salvan. Los sufragios con loscuales podemos salvarlas, son la oracidn, el ayuno, la limosna y otras obras buenas, la aplicacién de las Indulgencias, y sobre todo la santa Misa. 17. El cielo se confunde muchas veces con la felicidad que en 61 se goza. Conviene distinguir estas dos cosas ; el cielo es propiamente un lugar; Ja felicidad del ‘ciclo un estado. Estado do las almas, Safragios, Cielo. Situacién, Naturaleze, Beleza 6 tnmensi- dad. 324 PARTE Il, DOGMATICA Se entiende aqui por el ce¢o una mansién donde el hombre estd destinado & gozar de la dicha suprema : se le llama con razdén casa de Dios, su morada gloriosa, donde los bienaventurados habi- tan como los hijos con su Padre celestial. Se le llama también el paraiso, la ciudad santa, los taberndculos eternos, la nueva Jerusalén, el trono de Dios y la patria en oposicién al destierro de este mundo. 18, En cuanto 4 la situacién del cielo, no la conocemos de un modo determinado; pero la Es- critura que tiene la costumbre de oponer el infierno al cielo, y de emplear las expresiones descender al infierno, subir al-cielo, nos presenta la morada de los bienaventurados como situada en Ja regién mis alta y suprema. De aqui pro- viene el sentimiento de los Doctores que le colocan por cima del espacio inmenso donde se mueven Jos astros y todos los glohos de la creacién. La naturaleza de la ciudad santa debe hallarse en armonia con la de sus habitantes, Dios, los an- geles y los hombres bienaventurados. El cielo sera pues de tal naturaleza que podra servir de morada no solamente 4 los espiritus puros sino también 4 las criaturas corporales, 4 los hombres revestidos de un cuerpo glorificado después de la resurreccidn. La belleza y la inmensidad del cielo no se pue- den expresar ni concebir. Todo lo que podemos decir, es que su magnificencia sera digna del Monarca que lo habite y del pueblo de-santos que reinara con El : A/Ji solamente, dice el Profeta, Dios es magnifico : Solummodo ibi magnificus est Dominus noster. : : 19. La feléciflad es el goce de todos los bienesy la EL CIELO 325 privacién de todos losmales. No existe en ninguna parte de Ja tierra y el hombre no puede esperarla en la vida presente. — La felicidad para la cual hemos sido criados, se Nama bienaventuranza. Santo Tomas define la bienaventuranza, el bien supremo destinado a satisfacer plenamente los deseos razonables del corazén humano, — Se encuentra en Dios y sdlo en El, porque sdlo Eles el bien supremo. Se distingue: 1°. La bienaventuranza natural, que podrian dar los bienes de la naturaleza si el hombre no bubiese sido elevado por la gracia 4 un orden sobrenatural ; y la bienaventuranza sobre- natural que no se puede obtener mds que con los auxilios sobrenaturales de la gracia. — 2°. La bienaventuranza sobrenatural imperfecta que el cristiano puede gozar enla vida presente; y la bienaventuranza sobrenatural perfecta que no pertenece mds que 4 la vida futura.~ 3°. La bienaventuranza de la vida futura, considerada en las almas justas antes de la resurreccidn se Mama incompleta, por relacién 4 la que poseere- mos después dela resurreccién gloriosa y que sera completa para el alma y para el cuerpo. 20, Estas distinciones bastan para hacer com- prender que la bienaventuranza del cielo es sobre- natural, perfecta, que eacluye todos los mates y retime todos los bienes asi del alma como del cuerpo. 21. La bienaventuranza del alma Hamada esen- cral sera principio de la del cuerpo : en el dia de la resurreccién se difundira por la sustancia cor- poral como el resplandor de una luz por el cristal que latubre. — Consiste en la posesién y en el goce de Dios por la visién beatifica, Bienaver- ‘taranza, Distin- ciones. Bienaven- taranze, celestial. Bienavon- ‘turanza del alma. Visién, deatifica, Las de ta gloria, Odjetos de la vision divina. Diversos 326 PARTE I. DOGMATICA Se Ilama, visién beatifica 6 intuitiva de Dios, la contemplacién amorosa de la divina esencia. Los elegidos son admitidos 4 la presencia de Dios, como los hijos muy amados 4 la presencia de un padre que les abre todos sus tesoros. Ellos veran 4 Dios cara 4 cara en toda su belleza y en toda la magnificencia de su amabilidad. Viéndole le ama- ran con todos sus afectos; amindole, le poseerin con todos sus bienes, y unidos a El se hardn seme- jantes 4 El cuanto una criatura puede ser seme- jante al Criador. Nosotros seremos semejantes é El, dice San Juan, porque le veremos tal como EL es. — Enel fuego de este inefable amor transfi- gurada la criatura en Dios se diviniza; porque Dios se comunica con ella cuanto es posible. La inteligencia humana, incapaz por su natura- leza de ‘ver el esplendor de la divina esencia, tiene necesidad de elevarse sobre su condicién natural, de recibir una fuerza y luz nuevas, que le permitan contemplar el mundo divino é increa- do, como antes contempld el mundo creado. Esta nueva luz comunicada 4 la inteligencia se Nama la lus de la gloria. 22. Iluminadas por ella, las almas bienaventu- radas ven al mismo Dios y 4 todas las cosas en Dios. Ven el misterio de la Santisima Trinidad y todos los demds misterios ; ven también el mundo y las criaturas en aquello que les concierne 6 interesa. Asi, los Santos glorificados en la Iglesia yen los honores que se les tributa sobre la tierra ; Jos Pastores de la Iglesia, ven sus ovejas ; los padres 4 sus hijos ; y los hijos 4 los padres ; por Ultimo todos ven y conocen le que les concierne y lo que les es agradable. 23. Aunque la felicidad del cielo en cuanto 4 EL CIELO 327 su naturaleza y 4 su objeto sea la misma para todos los santos, hay sin embargo diversos grados en la posesién de esta felicidad, porque cada uno participa de ella segtin la extensién de sus méri- tos personales. Todos los bienaventurados verdn a Dios y le poseerin, pero cada uno segin la medida de su capacidad; todas estas medidas aunque desiguales estaran@lenas y todos los cora- zones se sentiran plenamente satisfechos. — Los que se encuentren en un grado inferior de gloria, no serdn por esto menos felices : la vista de un grado superior al que ellos ocupen no les causara pena, porque cada uno gozara de la felicidad de ‘los otros y del amor infinito de Dios. Todos los elegidos forman un cuerpo y cada miembro esta contento con su funcidén, constituyendo una fami- lia donde no tiene cabida ni la envidia ni la arro- gancia y donde los hijos estan unidos entre si y con su padre por los lazos de la mds dulce caridad. *1 24. La bienaventuranza esencial que acabamcs de exponer, se llama también salud, gloria, co- rona de gloria, herencia eterna, bodas eternas, descanso eterno, recompensa eterna, y vida elerna. La eternidad, la dulce confianza de ser siempre y siempre felices forma el complemento de la bien- aventuranza celestial. 25, Ademas de la bienaventuranza 6 ‘gloria esencial, hay en el cielo glorias accidentales, que se llaman auréolas concedidas como recompensa 4 los Santos que han conseguido ciertas victorias especiales y sefialadas. Suelen distinguirse tres : la auréola de los Martires que han vencido al mundo ; la de los Doctores que haa vencido al grados de beatitud, Diferentes. nombres dela bienaven- “ turanza, Auréolas. Sociedad do los bienavon- turados. Comuniéa de los santos. 328 PARTE II, DOGMATICA demonio, espiritu de error y de mentira; y la de las Virgenes que han vencido 4 la carne y 4 sus concupiscencias. . Existe otra felicidad accidental y‘comtn a todos, que consiste en el gozo de la sociedad de los Angeles y de los demas habitantes de la Corte Celestial. Artieufo segundo RELACIONES ENTRE VIVOS Y MUBRTOS 26. Las relaciones entre vivos y muertos se fundan en el dogma de la Comunion de los San- tos. — Llamase Comunién de los santos la unidén que existe, para el tiempo y para la eternidad, entre todos los miembros de la Iglesia, reunidcs en un mismo cuerpo con Jesucristo que es la cabeza; de suerte que los unos participan en cierto grado de los bienes espirituales de los demas. Recordemos aqui lo que se ha dicho en otro lugar, que la Iglesia de Jesucristo considerada en toda su extensién comprende tres ramas 6 tres Iglesias parciales : la Iglesia militante, la purgante y la triunfante. La primera se compone de los fieles que estan en la tierra; la segunda de las almas del purgatorio ; la tercera de los bienaven- turados en el cielo. Estas tres partes no forman juntas mds que una sola Iglesia, completa, una sola sociedad, un solo cuerpo mistico, una sola familia espiritual que tiene 4 Jesucristo por su jefe y cuyos miembros estén animados de un mismo espiritu, ligados por una misma caridad, y unidos por un comercio mutuo, que se llama la Comunién de los Santos. COMUNION DE LOS SANTOS 329 Se dice la Comunidn de los Santos, y no la comunién de los eristiinos, 1°. porque el nombre de Santos se da en la Escritura 4 todos los fieles ; 2°. porque todos han sido santificados en el Bau- tismo ; 3°. porque todos son llamados 4 una per- fecta santidad y gran numero la gozan ya en el cielo. Se ha dicho en la definicién que la Comunién de los Santos existe para el tiempo y para la eter- nidad : porque la unién de los miembros de la Iglesia entre si, lo mismo que la unién con Jesu- cristo su cabeza, no se rompe con la muerte. 27, Los miembros de la Iglesia militante sobre la tierra se comunican entre st, con las almas del purgatorio y con los Santos del cielo. 1°. Se comunican entre si, -1) por la profesién de una misma fe, y de una misma esperanza ; -2) por la participacion de un mismo culto y de unos mismos sacramentos ; -3) por la dependencia de “un mismo jefe visible, que es el Papa ; -4) por la comunidad de bienes espirituales. Estos bienes de la Iglesia, tales como el santo Sacrificio, las oraciones y las buenas obras, son comunes entre los fieles,sin perjuicio no obstante, del mérito personal de los que ejecutan las obras. — Los fieles participan de los bienes de todo el cuerpo ; pero no todos participan de igual manera, porque cada uno recibe segin la medida de su fe y de su caridad. El cristiano en pecado mortal siendo un miembro paralitico, recibe la menor parte. Las comuniones notoriamente excomul- gadas, los herejes, los cismaticos, como miem- bros separados de la Iglesia, estan enteramente privados de la Comunién de los,Santos. 2°. Los fieles de la tierra comunican con las Comunica- cicnes que resul~ tan dela comunién de los santos Culio de los santos, Tdea del culto, Divisién de} culto. 330 PARTE II. DOGMATICA almas del purgatorio por el amor fraternal que les profesan, per los auxilios que les procuran, con los sufragios de la Iglesia, y reciprocamente por la gratitud de que son objeto de parte de estas almas, que ruegan 4 Dios por sus bienhe- chores. 3°. Comunican con los santos del cielo -1) por los honores que les tributan, y reciprocamente, por los beneficios que reciben de su parte ; -2) participando de sus satisfacciones superabun- dantes por medio de 1as Indulgencias. 28. La fe nos enseiia que los santos en el cielo, interceden por nosotros cerca de Dios ; y que es practica santa y laudable honrarlos é invocarlos y venerar sus reliquias y sus imagenes. — Esto es lo que se llama culto de los Santos. Por Santos entendemos 4 la santisima Virgen Maria, Madre de Dios, & los santos Angeles y 4 todos los bienaventurados que la Iglesia ha colo- cado en los altares. ~ 29. Ya en el capitulo de la Encarnacion, hablamos del culto de Jesucristo, 4.quien tributa- mos, por razén de su divinidad, el culto supremo, debido & Dios tnicamente.— El culto de los Santos es muy distinto : siendo los Santos criaturas, los honramos como 4 tales con un culto subordinado al de su Criador. — Para comprender bien lo relativo 4 esta materia, conviene dar una idea del culto y de sus diversas especies. Se entiende por cudto en general, el honor tri- butado 4 una persona 6 4 una cosa, 4 causa de su™ dignidad 6 de su mérito. — Se Mama objeto del culto, Jo gue se honra, y motivo del culto, el por qué 6 causa de este honor. Distinguese, 1% el culto natural 6 civil, del CULTO DE LOS SANTOS 331 culto religioso. El primero, fundado sobre una dignidad natural, es el debido, por ejemplo, 4 los padres, de parte de sus hijos y 4 los reyes, de parte de sus subditos. Llimase ordinariamente honor y respeto. — El culto religioso tiene por causa la dignidad 6 excelencia sobrenatural del objeto, y es el que se tributa 4 Dios y 4 los Santos, ala Iglesia, 4 los sacramentos y 4 sus ministros. 2°. El culto religioso se subdivide en supremo y subordinado. — El primero se presta a Dios, 4 causa de su exceléncia divina é¢ increada ; — el segundo, 4 ciertas criaturas, 4 causa de una exce- lencia 6 dignidad sobrenatural que han recibido de Dios. El primero se Llama Jaérta (adoracién), es gundo dulia homenaje). Entre las criaturas enriquecidas por las bendi- ciones de Dios, brilla por cima de todas las demds, la Virgen santisima,Madre de Dios. Por razén de su dignidad completamente excepcional se le tri- buta un culto particular Mamado culto de hiper- dulia, es decir homenaje superior. El culto subordinado prestado 4 los Santos, nace de Dios como principio y autor de la santi- dad que veneramos en ellos. 3°, Se distingue el culto adsoluto del relativo, enque el primero se prestadirectamente duna per- sona, 4 causa de su excelencia propia é intrinseca, como el tributado a Dios, 4 Jesucristo, dla santa Eucaristia y 4 lps Santos del cielo ; mientras que el segundo se presta 4 un objeto, no por su exce- lencia 6 virtud propia, sino por su relacién con la persona venerada, como sucede en el cuito que tributamos 4 las santas Reliquias y 4 las santas Inrigenes. Este culto, como se ve, guarda parecido con el que se presta dla imagen de un rey, al Logitim- dad del oultode los Santos. Culto de las santas * Relige 332 PARTE II. DOGMATICA retrato de un padre 6 de una madre, que no se detiene en el objeto inmediato, sino que se remonta hasta la persona representada por-el objeto, y propiamente hablando, se presta 4 esta persona aunque de un modo indirecto. Establecidas estas nociones, serd facil compren- der la naturaleza del culio que la Iglesia rinde 4 los Santos, 4 las Reliquias y 4 las Imagenes. . 30. Honramos 4 los Angeles, 4 los Santos, y especialmente 4 la santisima Virgen Marfa, Madre de Dios, como 4 servidores y amigos de Dios, col- mados con los dones de su misericordia, y al mismo tiempo imploramos su intercesidén cerca de la divina majestad : este es un culto absoluto pero subordinado. — El sacrificio de la Misa que se celebra el dia de su fiesta, no se ofrece 4 los San- tos, sino 4 Dios, para darle gracias por lo que ha hecho en su favor, para glorificar 4 los que El ha glorificado, y para implorar su intercesién. Este culto se dirige virtualmente al mismo Dios, 4 quien glorificamos en los Santos. 31. Se Haman Reléquiéas, los cuerpos de los Santos,sus huesoséen particular cualquiera de sus " miembros, asi como también todos los objetos que les han pertenecido, 6 que ellos han tocado. — La . Iglesia venera estas reliquias sagradas, no porque reconozca en ellas ninguna virtud secreta 6 inhe- rente; sino porque los cuerpos de los Santos fue- ron los instrumentos de sus virtudes, los templos del Espiritu Santo, que serdn un dfa glorificados en el cielo. Lo mismo puede decirse de los objetos que ellos tocaron, 6 que sirvieron de instrument para su martirio, los cuales fueron en cierto modo santificados por este contacto, 6 por este uso, CULTO DE Los SANTOS 333, El culto prestado 4 las Reliquias se remonta y termina en la persona cuyas son las Reliquias que se veneran; y en este concepto es un culto rela- tivo, del mismo grado que el absoluto debido a esta persona. Asi, las Reliquias de la verdadera cruz y de los demas instrumentos de la Pasién y vestidos de Jesucristo, son honrados con un culto de latria relativa ; las Reliquias de los Santos, con un culto de dulia relativa. El culto prestado alas Santas Imdgenes, y las oraciones hechas en su presencia, se dirigen, no ala imagen, sino 4 la persona que ella representa, constituyendo del mismo modo un culto relativo en el grado supremo de latria si se -venera la Ima- gen de Jesucristo 6 de la santa Cruz; de hiperdu- lia si se venera la Imagen de la Santisima Virgen; y de simple dulfa, sise honran las Imigenes de los _demis Santos. 32. Los Angeles y los Santos oyen nuestras ora- ciones, y ven el culto que les tributamos como si estuvieran presentes. Y no porque se hallen real- mente presentes, sino porque gozando de la vista de Dios, ven y oyen las cosas de un modo perfecto en Ja esencia divina, como lo muestran las pala- bras del Savador, diciendo en el Evangelio: que es motivo de grande alegria entre los angeles del Culto de Jas santas Imagenes, Conoci- miento de Jos Santos. cielo, ver que un pecador hace penitencia sobre la tierra. Articulo tercero CONSUMACION DE LOS SIGLOs 33. Se entiende por consumacidn de los siglos, el fin del mundo, esdecir,los tltimos acontecimien- tos que pondran fin al estado actual del mundo,- Idea y division, 334 PARTE I. DOGMATICA y,fijarin para siempre la suerte feliz 6 desgra- * ciada de las criaturas racionales. Segunda venida de IoC. Signos precur- La consumacién de los siglos coincidira con la segunda venida de Jesucristo, que vendra en glo- ria y majestad 4 juzgar 4 los vivos y 4 los muertos. — Toda la doctrina relativa 4 esta materia puede reducirse 4 tres puntos principales: 1°. la segunda venida de Jesucristo, y las sefiales que le prece- deran ; 2°. la resurreccién de los muertos; 3°. el juicio final. 34. 1°. Segunda venida de Jesucristo. — El Hijo de Dios vino al mundo para salvarle, con su nacimiento en Belén : esta es su primera venida; y vendra para juzgarle en el ultimo dia, y esta serd la segunda. — La primera no fué sefialada, sino por la humildad y la misericordia; la segunda sera sefialada por todo el brillo de Ja gloria y dela justicia, que acompafiardn al rey del universo, en el juicio supremo de vivos y de muertos. Jesucristo nos ha anunciado claramente su venida, pero no la época precisa en que vendra : este es un segreto que ha querido reservarse. Poseemos, sin embargo, los signos precursores que daran 4 conocer la proximidad de este dia. -1) El Evangelio'serd, en primer lugar, predi- cado en todo el universo. -2)La caridad se enfriard entre los cristianos, y la fe parecerd perderse en el mundo. -3) Los Judios se convertiran en Jesucristo. -4) Habrd grandes guerras, pestes, hambres, temblores de tierra, tempestades en el mar; el sol, Ja luna y las estrellas se oscureceran, y se desvia- rén de su curso ordinario. Todo el orden de la naturaleza se turbard anunciando su préxima des- truccién. CONSUMACION DE LOS SIGLOS 335 -5) Vendra un hombre de extrema perversidad *que sellamara Antecristo, es decir,opuesto a Jesu- cristo. Seducira 4 los pueblos, ejercera terribles persecuciones y producira una apostasia casi gene- ral. Su reinado, segin las palabras de la Escri- tura, durara préximamente tres aiios y medio. ~6) El profeta Elias y el patriarea Enoch vol- veran 4 la tierra, para oponerse al Antecristo,ins- truir 4 los Judios, y sostener la constancia de los cristianos. Estos dos poderosos defensores de la fe morirdn 4 manos del Antecristo, que 4 su vex sera confundido y derribado por el poder de Jesu- cristo. " -7) Vendra un fuego que. destruira todas las cosas de la tierra, lo que se llama la conflagracion inal. a 35. 2°. Resurreccion de los muertos.— El dog- ma de la resurreccién nos ensefia, -1) que en el Ultimo dia todos los hombres, asi justos como pecadores, resucitardn con sus propios cuerpos ; -2) que cada cual se vestird de su ‘propio cuerpo y con la misma carne que tuvo en otro tiempo; 3) que la condicién y las cualidades de los cuerpos resucitados serdn diferentes, segtin los estados de las almas : los buenos resucitaran para la vida eter- na,los malos para la muerte eterna; y esta diferen- cia de destinosse significard en los cuerpos de unos y otros. Los réprobos seran horribles, como los demonios y como el infierno que deben habitar; los elegidos saldran radiantes de sus sepulcros, pare- cidos alos angeles, sus hermanos, y al mismo Dios, de quien son verdaderos hijos. 36. La resurreccidén de los muertos esta termi+ nantemente expresada en la Escritura. Comprén- dese ademas la conveniencia, porque habiendo sido Resorrece cién de los muertos, Circuns- tancias dels resurrec- cién, Tuicio universal, 336 PARTE I. DOGMATICA el cuerpo del hombre instrumento de los vicios y de las virtudes del alma, debe ser también com-‘ participe de su suerte; y si todo el hombre ha sido pecador 6 virtuoso, preciso es que todo el hombre sea también castigado 6 recompensado. : En cuanto da posibilidad de la resurreccién, no es menos evidente que la omnipotencia de Dios es quien debe obrarla. El que ha hecho el cuerpo cuando no existia, y ha sacado el mundo de la nada, gno podra rehacer nuestro cuerpo repro- duciéndolo de sus cenizas? Adetmas, 5 no podra hacer Dios en la resurreccién general lo que ha hecho ya en la resurreccién de Jesucristo, yen una multitud de resurrecciones particulares men- cionadas en la historia? . 37. Cuando todos los hombres hayan muerto, y la superficie de la tierra esté purificada por el fuego, Jesucristo, dice el Evangelio, enviard a sus dngeles con la trompeta y una gran vos : lo que quiere decir, que los angeles seran enviados para levantar la voz y hacer oir las érdenes de Jesucristo. Esta gran voz de los angeles resonara como trompeta poderosa, de un extremo 4 otro del universo, y hard oir estas palabras u otras semejantes : Muertos, levantaos yvenidd juicio. A esta orden divina, todas las almas, dejando Jas unas el cielo, las otras el purgatorio y las demas el infierno, vendran 4 unirse a sus cuerpos. Los muertos se levantarin en los diversos puntos de la tierra, y se hallarin 4 la vez con- fundidos justos y pecadores ; pero bien pronto los angeles, ministros del juicio supremo, separaran los unos de los otros y los conduciran al lugar des- tinado al juicio. 38. 3°. Juicio, lugar del juicio. — El lugar ' RESURRECCION DE LOS MUERTOS, JUICIO 337 en que se verificara la ultima escena del mundo, no esta definido por la fe. No puede decirse pues, con certeza, que sera el valle de Josaphat, situado cerca de Jerusalén; como si este lugar, que fué testigo del misterio de la redencién, debiese serlo también un dia, del misterio de la justicia. Empero el lugar escogido por Dios paracelebrarse el juicio, sea el que quiera, sera verdaderamente Uamado Josaphat, es decir, el Senor Juez. 39. Cuando la gran asamblea, que comprendera la universalidad de la raza humana, se encuentre reunida en expectacién solemne, se vera aparecer en los aires el signo de la cruz, estandarte glorioso que precederd al rey del universo. Entonces el Hijo de Dios, 4 la vista de la humanidad entera, descendera del cielo sobre una nube luminosa, con gran poder y majestad . Le acompafiaran innumerables legiones de inge- les, bajo forma visible, y todos los justos, reves- tidos de sus cuerpos gloriosos, se adelantaran 4 recibirle en los aires, para formar parte de su cortejo. : Tribunal. — Jesucristo se sentara sobre su trono, para juzgar 4 los vivos y 4 los muertos, 4 Jos justos y 4 los pecadores. A sus lados, los Apés- toles se sentaran también en tronos, para juzgar con E] 4 los angeles rebeldes. El Juez colocara 4 los elegidos 4 su derecha, y alos réprobos 4 su izquierda. Entonces, dice la Escritura, se abrirdn los libros : lo que indica la manifestacidn de las conciencias. La conciencia de cada uno, los pliegues de su corazdn, sus acciones, su vida entera, todo serd expuesto como un cuadro vivo, no solamente 4 sus propios ojos, sino también 4 los de todo el universo: Nadu hay 22 Venida de ‘Josucriato. ‘Tribunal. Manifesta- cidn de las concien- cias. Sentencia. La Iglesia gloriosa, Cualidades corporales, do los elegidos. 338 PARTE II. DOGMATICA oculto, dice el Salvador, gue no deba descu~ brirse en el ultimo dia. Jesucristo pronunciara en seguida la sentencia supcema. Dira 4 los elegidos : Venid benditos de mt Padre d& poseer el retno que os ha sido prepa- rado desde el principio del mundo. Depués se volverd hacia los réprobos, y les dirigira estas palabras terribles : Id lejos de mi, malditos, al Juego eterno, que ha sido preparado para Sata~ nds y para sus dngeles. Después de esta doble sentencia, abriéndose los abismos del infierno, se tragard en cuerpo y alma ala multitud de los réprobos, y se cerraran sobre ellos para siempre. 40. Quedaran Jos elegidos formando la Iglesia gloriosa de Jesucristo, y dispuestos 4 subir con su Rey y con su Padre, al reino de los cielos. En adelante seran dignos de habitar en cuerpo y alma con Jesucristo y con los angeles, porque en virtud de la resurreccién gloriosa, se han hecho hombres enteramente celestiales, semejantes 4 los espiritus bienaventurados. 41. Los cuerpos de los bienaventurados estardn dotados de cuatro cualidades gloriosas : la impasi- pilidad, la sutileza, la agilidad y la claridad. La impasibi/idad los hard invulnerables, 6 inaccesibles 4 los sufrimientos y a la muerte. Lasutileza los pondra en estado de obedecer per- fectamente al alma, en toda clase de acciones y de movimiento,sin ser detenidos por ningtin obstaculo: penetrardn como Jesucristo resucitado, los cuerpos mas duros, y seran en cierto modo espirituales. La agilidad les permitira transportarse 4 una distancia cualquiera, en un momento casi imper- ceptible. . LOS CUERPOS GLORIFICADOS 339 La claridad les dara belleza incomparable, haciéndolos brillantes como el sol : Entonces, dice el Sefior, los justos brillardn como el sol,en el reino de su Padre. Esta gloria, sin embargo, sera proporcionada al:mérito de cada uno. Como una estrella difiere de otra estrella en el brillo, dice San Pablo, asé sucederd con los cuerpos resucitados en la gloria. 42. Los cuerpos de los bienaventurados, siendo inmortales é incorruptibles, no tendran necesidad de alimento ; pero- gustaran los placeres de los sentidos, en los que éstos tienen de mas puro y de mas santo. Porque si es justo que los réprobos sean castigados en sus sentidos por haber abusado de ellos; también es justo que los santos sean recompensados en sus sentidos, por haberlos sometido 4 la mortificacién de Jesucristo. Por esto, su oido sera encantado por conciertos armoniosos; su vista enajenada por bellezas inefables, como la de Jesucristo, la de su santa Madre y la de los bienaventurados; y como las maravillas también de la naturaleza, que podran contemplar en todo el dmbito de la creacién. 43. Revestidos de sus cuerpos gloriosos, los bienaventurados se mezelaran con los angeles, formaran un pueblo innumerable, que siguiendo a Jesucristo 4 los cielos, entrard con I en la Jerusalén celestial, Esta sera la santa Iglesia de Dios, Nevada por la divina misericordia 4 su suprema perfeccidn, 4 su estado final, y 4 su eterno triunfo. . 44. En cuanto 4 Ja tierra y 4 toda la creacién corporal, segin el sentimiento de los Doctores, no sera liquidada después de la consumacidn de Beatitua corporal de los Santos. Ascensin do los elegidos. Renova- cién del mundo corporal. 340 PARTE If. DOGMATICA los siglos ; sino que, purificada y renovada, parti- cipara en cierto modo de la resurreccién de los justos. Tal es la interpretacién que, se ha dado 4 las siguientes palabras de San Pedro: Esperamos, segun sus promesas,cielos nuevos y tierranuevd, en los que mora la ajusticia (II, San Pedro, m, 18). CAPITULO DECIMOCTAVO RESUMEN DE TODA LA DOCTRINA REVELADA 1. Echando una ojeada retrospectiva 4 toda la doctrina dela fe, observamos que abraza la verdad entera en su vasto y sublime conjunto: que toca el principio y el fin de todas las cosas.—La revela- cién es verdaderamente el velo. levantado que nos descubre el gran todo, el universo visible 6 invi- sible; 6 mas bien, nos deja ver de un modo dis- tinto, los dos objetos inmensos que constituyen la universalidad de los seres: Dios y su obra, el Criador y las criaturas. _2. 1°, Dios.— Dios, uno en su naturaleza y tres en persona, es la majestad inefable que encierra en si todos los tesoros de la vida, de la sabiduria, del poder, de la belleza, de la bondad y de la caridad. Océano de todos los bienes, abismo de todas las perfecciones, infinitamente admirable é infinitamente amable, Dios es el verdadero ydigno objeto de todas las inteligencias, y de todos los corazones. . 2°. Obru de Dios. — Este gran Dios ha hecho una obra digna de su bondad y de su grandeza; el universo, que comprende el conjunto de las cria- turas, cuya existencia se desarrolla con la suce- sidn de los siglos. . 3.-El principio y el fin de esta obra ha sido la sabiduria de Dios y la bondad difusiva de si misma; es decir, cuya tendencia es derramarse en Principio y fin de Ia ereacién, Angeles y hombres. Naturaleza, angélica, 342 PARTE Il, DOGMATICA beneficios, como Dios se derrama en su luz. El ser infinitamente bueno ha querido comunicar sus per- fecciones 4 los demas seres : ha querido producir criaturas 4 las cuales revelaria toda su magnifi- cencia y sus tesoros, 4 fin de hacerlas partici- pantes. — Esta participacién en los tesoros de Dios, es lo que llamamos la gloria, la glorificacién de la criatura, su beatitud. 4, Convenfan para esto criaturas capaces de conocer y de amar : de conocer las maravillas de Dios, y de amar sus bondades. Convenian cria- turas inteligentes, hechas 4 imagen de Dios. El Criador ha hecho en efecto los angeles y los hombres; los primeros para glorificarle en el mundo espiritual ; los hombres, para glorificarle en el mundo corporal. 5. Los angeles debian ocupar el primer rango en la gloria y formar como el trono y la corona de la divina Majestad. Dios les- concedid con la vida natural la sobrenatural de la gracia, por medio de la cual debian después de corta prueba arribar 4 la gloria. Pero en esta prueba, muchos de estos espiritus sublimes, en vez de conformarse con las miras de Dios, abusaron de su bondad y cayeron en el pecado, por cuya razén fueron separados de Dios, y por consiguiente, privados de la gracia. La iniquidad de la criatura provocd la justicia del Criador. Le hizo justicia, y los culpables fueron relegados al infierno, mansién espantosa, cual convenia al monsiruoso estado en que ellos se habian puesto por su propio pecado. — Los demas angeles que permanecieron fieles en la prueba, fueron admitidos por el contrario 4 la mansion de la gloria, que les estaba destinada. RESUMEN DE TODA LA REVELACION 343 6. Del mismo modo la humanidad estaba Ha- mada 4 participar de la gloria de Dios en el cielo; pero como los Angeles, debia también probar antes su fidelidad en la tierra. El Criador habiendo hecho al primer hombre asu imagen y semejanza, le did una doble vida: la natu- ral, apropiadad unacriatura terrestre; y la sobre- natural dela gracia, apropiada 4 un habitante del cielo. — Viviendo en esia vida de la gracia, el -hombre debia crecer sobre la tierra en virtud y en santidad, hasta el momento en que, sin padecer la muerte corporal, fuese transportado al cielo pasando del paraiso terrestre al paraiso celestial. Adan estaba destinado 4 ser el padre de una numerosa posteridad, heredera de todos sus pri- vilegios. Con la vida corporal, debia transmitir 4 sus hijos la vida espiritual de la gracia, y llegar 4 ser de este modo jefe de un pueblo innumerable de justos y de santos. 7. Desgraciadamente el jefe del género humano cayé en el pecado y por el pecado se extinguid en su alma Ja vida de la gracia. Privado de esta vida no pudo comunicarla 4 sus descendientes, y éstos hubieran sido desheredados para siempre si Dios no hubiese intervenido con su omnipotencia y misericordia. — Adan cometié un suicidio espiri- tual: al cometer el pecado, se quité la vida 4 si mismo y con el mismo golpe di muerte 4 toda su descendencia. : Qué hubiera sucedido si antes de tener hijos, Adan se hubiese dado muerte corporal? ;No hubiese matado en su persona 4 todo el género humano? No siendo mas que un cadaver, no hubiera podido dar vida corporal a los que debian nacer de él, no hubiera podido reparar un mal Naturaleza, humana, El primer” hombre, ‘Caida de Ja humani- dad. 344 PARTE Il. DOGMATICA tan grande : porque si habia podido quitarse la vida, no podia devolvérsela. El género humano permaneceria pues sumergido en. una muerte eterna, 4 menos que Dios autor de la vida no interviniese para resucitar 4 Adan. Del mismo modo al cometer el suicidio espiri- tual del pecado, el jefe de la raza humana con el mismo golpe hirié de muerte espiritual 4 la huma- nidad entera. Sus hijos podian nacer todavia segun la carne y recibir de 61 la vida corporal, pero no la vida espiritual de la gracia que estaba extinguida en su origen. Remedio 8, El plan de Dios estaba destruido por la malicia al desasire de Ja criatura,la obra de Dios en el mundo visible sriginal. “habia caido por su base. El mal: era irreparable : ni Adan ni ninguna otra criatura podia aplicarle el remedi ios, autor de la vida, que la habia dado en un principio, podia unicamente devolverla. Misri- 3 La devolveri? El hombre al perder la vida cordia de de la gracia cayendo en la muerte por el pecado, Dios. hizo una gran injuria al Criador ; 4 le abandonara éste 4 su suerte desgraciada? No, Dios, que es todo amor y misericordia, no abandoné 4 nuestra raza culpable y se propuso salvarla. Pero como El es infinitamente justo, exigié una reparacién, — No es esto decir que Dios hubiese podido per- donar gratuitamente al hombre; pero le plugo mas afiadir la justicia 4 la clemencia y exigir de Ja humanidad una reparacién para el pecado cometido por la humanidad misma. La Encar- 9. g Quién hard esta reparacidn ? 3 Qué hombre nacién, sera capaz de ejecutarla? 3 Qué hombre podria prestar 4 Dios un homenaje que compensase la injuria hecha 4 una majestad infinita ? Seria nece- sario que este hombre estuviese dotado de una RESUMEN DE TODA LA REVELACION 345 divinidad infinita: en otros términos, era nece- sario un Hombre-Dios, 6 lo que es igual, que Dios se hiciese hombre obrdndose el inefable misterio de la Encarnacion. Ahora bien, el amor de Dios hacia los hombres no retrocedié ante una condicién semejante : Tal ha sido, dice San Juan, el amor de Dios para el mundo, que le ha dado d su Hijo tinico. Dios Hijo se hizo hombre para salvarnos; y asi fué como para satisfacer 4 su justicia, Dios agoté los tesoros de su amor y misericordia. Dios Hijo se hizo Hombre : 1a segunda persona de la Santisima Trinidad tomé la naturaleza humana y quedando Dios como su Padre, se hizo hombre como nosotros, hijo de la gran familia de Addn, incorporado 4 nuestra raza. Entonces habia un Dios entre los hombres, un hombre que podria responder por sus herma- nos, un Hombre-Dios que podia tratar con Dios, reparar el pecado de su raza de adopcion, y reco- brar la vida perdida por el pecado. Con esto lavida espiritual de la gracia es infun- dida de nuevo en el género humano. El Hombre- Dios, Cristo, nuevo Adan, es ya padre y jefe de la humanidad segun el espiritu, es decir, en cuanto 4 la vida espiritual de la gracia, y lo mismo en cuanto al de la gloria. 10. El nuevo Adan es muy superior al antiguo. Si éste era jefe fisico de su raza, Cristo debia ser el jefe espiritual y moral ; en otros términos, el Padre, segtin el espiritu, y el Rey de la gran familia humana. : -1) Jesucristo es Padre de-la humanidad segin el espiritu. El antiguo Adan dié 4 todos la vida del cuerpo, pero una vida mezclada de muerte y de Nuevo Adan. Paterni- dad de Cristo, Iglesia y Sacra- mentos. Reinado de Jesuoristo. Division de los hombres en dos cam- pos, 346 PARTE 1, DOGMATICA miseria ; Jesucristo did 4 todos, no solamente la vida espiritual de la gracia, sino también la vida corporal en toda su perfeccidn : él es la resurrec- ction y la vida. Sobre la cruz nos engendré, en el Bautismo nos ha hecho renacer 4 la vida de la gracia, y en la resurreccién del tiltimo dia nos hara nacer, segan el cuerpo, dla vida gloriosa. — He aqui por qué es llamado Padre del siglo futuro, Padre de una numerosa posteridad : Si posuerit pro peccato animam suam, videbit semen longeevum (Isaias, um, 10). —~ Elha merecido para nosotros esta vida por su muerte expiatoria y la ha conferido 4 ‘todas las generaciones por los siete sacramentos, que son Jos canales divinos, y por su Iglesia que es su dispensadora de esta gracia, hasta la consu- macién de los siglos. -2) El es Jefe moral 6 Rey para gobernar y juz- gar ala humanidad, y para distribuirle los dones de la vida segtin la regla divina de la misericordia y de la justicia. Asi la obra de Dios en el mundo visible, quebran- tada por el primer Addn, es restaurada por el segundo de un modo admirable : como un templo que se levanta de sus ruinas mas espléndido y grandioso que antes de su caida. 11. Jesucristo expid nuestro pecado, y redimid al género humano con su sangre. Hl tiene en su mano la salud de los hombres ; pero respetando su libertad, quiere que ellos la acepten libremente y cumplan ciertas condiciones tan suaves como equitativas. Al presentarse 4 los hombres, hermanos suyos, les ofrece la vida y la abundancia de la vida, dan~ doles facultad para legar a ser hijos de Dios, siem- RESUMEN DE TODA LA REVELACION 347 pre que crean en su nombre : Yo soy, ha dicho, da resurreccion y la vida : El que en esta vida crea enmt, no morird nunca... El que crea s reciba el Bautismo, se salvara.' Ante este ofrecimiento los hombres se han divi- dido: unos lo han aceptado y se han unido 4 Jesucristo como 4su cabeza; otros lo han recha- zado y se oponen 4 El como enemigos y rebeldes. Deaquiha resultado la humanidad dividida en dos campos: de una parte, los que se unen dJesucristo: sus discipulos y su Iglesia; de otra, losque rechazan a Jesucristo, dsaber: elinfiernoy sus secuaces. — Jesucristo y su Iglesia permanecen invencibles en medio de los ataques, ofreciendo Ia vida 4 todas las generaciones que pasan, hasta que llegue la ultima y se complete el ntimero de los elegidos. 12, Entonces serd el dia de la justicia, porque debe hacerse justicia, y los que no han querido la misericordia pagaran su deuda entera a lajusticia. En este gran dia e] Hombre-Dios, 6 como El mismo se ha llamado, el Hijo del Hombre, descen- derd del cielo en gloria y majestad como Jefe y Rey del género humano, para juzgar 4 los yivos y 4 los muertos, 4 los buenos y a los malos. Estos serdn castigados y arrojados 4 las prisiones de la muerte eterna, que ellos habran escogido y mere- cido ; pero los justos recibiran la plenitudde lavida y entrardn con su rey en el reino de la gloria que les esta destinado desde la creacidén del mundo. Los elegidos, con Jesucristo 4 la cabeza, consti- tuirdn la humanidad glorificada, y seran partici- pantes para siempre de la vida, de los tesoros y, como dice San Pedro, de Ja naturaleza misma de Dios: Divina: consortes nature. Esta es en cierto modo la apoteosis del género humano. Juiclo final y reinado glorioso de Ssueristo, © Nocién general. PARTE TERCERA MORAL 1. Después de haber, en la primera parte de esta obra, demostrado la verdad de nuestra santa religién, y expuesto en la segunda su doctrina dogmatica, nos resia consignar su doctrina moral objeto de la tercera parte. Dividiremos la materia en nueve capitulos : 4°. las leyes; — 2°. los mandamientos de Dios; — 3°. los mandamientos de la Iglesia; — 4°. los pecados y los vicios,; — 5°. las virtudes y las buenas obras; — 6°. la perfeccién y los consejos evangélicos ; — 7°. los sacramentos; — 8°. la oracién; — 9°, las fiestas, las ceremonias y las practicas piadosas de la Iglesia. CAPITULO PRIMERO LAS LEYES Articulo primero NATURALEZA DE LAS LEYES 2. La ley en su acepcién mis general, es una vegla impuesta 4 las criaturas para dirigirlas .4 LAS LEYES "349 su fin con el ejercicio conveniente de sus facul- tades. — Segin esto, la ley no es mds que la expresién de la voluntad del Criador, 6 lo que es lo mismo, la expresién del orden que El ha esta- blecido enel universo. En este concepto general se distingue por de pronto la ley fistca y la ley moral. La primera es la que dirige la formacién de los seres, su desarrollo y sus operaciones necesarias ; — la segunda, la que dirige las acciones propias de los hombres. 3. La ley moral puede definirse: wna regla obligatoria, general, justa y permanente, pro- mulgada en beneficio de una sociedad por el que tiene el derecho de gobernarla. — Esta defini- cidn expresa distintamente las propiedades esen- ciales de la ley, 6 las condiciones necesarias para toda ley verdadera : debe ser obligatoria, justa, general, estable, util, legitimamente dada y debi- damente promulgada. — Veamos cémo es preciso entender cada una de estas condiciones. 1°, La obligacion, — La ley propiamente dicha no es una regla puramente directiva y facultativa; sino una prescripcidn, obligatoria, cuya violacién constituye la falta. 2°. La justicia. — La ley debiendo ser expre- sién de la voluntad de Dios, no puede ser injusta. Una ordenacién injusta no es ley, sino un abuso del poder, una tirania. 3°. La generalidad. — Una ley debe obligar igualmente 4 todos los miembros del cuerpo social para el cual se ha dado; de otro modo cesaria de ser justa por no conformarse con la justicia distributiva. 4°. La estabilidad. — La ley no es una medida Ley moral.

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