En trminos generales, pienso que, a menos que la mimesis se convierta en digesis o narracin, la capacidad de emocionar de una forma artstica

acaba por desaparecer. En el momento en que pudiera generarse tcnicamente un equivalente para cada modalidad perceptiva, el arte habra llegado a su fin, del mismo modo que la ciencia llegara a su fin si, como se crea posible en el siglo XIX, todo se conociera. Cuando decimos su carne suave y blanda, describimos una experiencia perceptiva para la que no existe un equivalente mimtico. La teora no es algo ajeno al mundo que pretende comprender, sino que para comprender su objeto tiene que comprenderse a s misma. Al final, virtualmente, lo nico que hay es teora: el arte se ha volatilizado en un resplandor de mera autoreflexin, convertido en el objeto de su propia consciencia terica. Los lmites de la esfera esttica no estn, pues, determinados nicamente por la realidad misma, y son muy variables. Las dos estn, en una relacin dinmica permanente que se puede caracterizar como una antinomia dialctica. Para los espiritus cultivados el arte se refleja en la naturaleza y le presta su esplendor. El predominio de la funcin esttica viene desde fuera. Igual que la poesa renueva sin cesar en el hombre la sensacin de que hablando se realiza su relacin creadora con la lengua.