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La investigación

E. Sánchez Ruiz
Enrique E. Sánchez Ruíz latinoamericana
de la comunicación
y su entorno social:
notas para una
agenda

Profesor-investigador de la Universidad de
Guadalajara, México.
E-mail: rock@foreigner.class.udg.mx

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diálogosde la comunicación

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investigaciones «de la comunica- objetos de estudio de, por ejem-

Enrique E. Sánchez Ruíz


ción» en América Latina, mues- plo, los llamados estudios cultu-
tran que la inmensa mayoría de rales, son procesos sociales
La investigación y el entorno social los estudios han tenido como
objetos privilegiados a los me-
complejos, debemos llegar nue-
vamente a la conclusión de que
la llamada comunicación es un
dios de difusión masiva.2 Pero
investigar a los medios y/o las cruce de múltiples caminos: Po-
llamadas industrias culturales siblemente la formulación de
no es necesariamente «investigar Wilbur Schramm (1973) en los
la comunicación»: Las dimensio- sesenta, de que el campo de la
nes propiamente comunica- comunicación es más que nada
cionales, los procesos de pro- una encrucijada, a la que poten-
ducción y «puesta en común» de cialmente pueden concurrir y
sentido, han sido más que esca- contribuir todas las ciencias so-
sos en los inventarios sobre la ciales y humanas, siga teniendo
indagación (Sánchez Ruiz, 1999). vigencia.4
Los medios son la síntesis de
múltiples dimensiones: cuando Todo esto implica la necesidad
los medios de difusión son ana- de que los estudios sobre comu-
lizados en su operación como nicación social, o sobre medios
industrias culturales, producien- de difusión e industrias cultura-
do y haciendo circular mercan- les, así como los «estudios cul-
cías, se hace investigación eco- turales» que se convirtieron du-
nómica, o en su caso, de econo- rante la última década del siglo
mía política (Sánchez Ruiz 1992). pasado en el enfoque hegemóni-
Cuando se analiza el papel de los co sobre el campo académico,
medios como actores políticos y deben ser inter-, multi- y trans-
en los procesos electorales, el disciplinarios (Vassallo de Lopes
¿Desde dónde deben re-pensar- énfasis es en los medios como 2002; Mattelart y Neveu 1997;
se las posibles articulaciones actores políticos: es un objeto de Mato, 2001; Follari 2002). Hay
entre la investigación latinoame- ciencia política.3 O pueden ser propuestas interesantes de
ricana de la comunicación, y la examinados como organizacio- «postdisciplinarización» (Fuen-
realidad social en el Siglo XXI? nes complejas, para lo que ayu- tes Navarro 2002), pero en la
da la perspectiva de la sociolo- medida en que el prefijo «post»
La comunicación no es una cien- gía de las organizaciones, la so- connota muy fuertemente «supe-
cia. Es un «objeto de estudio». ciología de las profesiones, el ración», o «dejar atrás» (a lo que
Tampoco es una disciplina, por análisis institucional, etc. modifica el prefijo, en este caso
lo menos en el sentido fuerte que (Sánchez Ruiz 1992). El enfoque a la disciplina), no entendería-
denota sinonimia de «disciplina» que ha prevalecido en los análi- mos cómo dejar atrás algo que
con «ciencia», aunque incluye los sis latinoamericanos de medios nunca en realidad ha existido
dominios humanísticos. La co- ha sido el político (Marques de (una «ciencia de la comunica-
municación es (o debería ser) un Melo 2002). ción» o una disciplina «comuni-
objeto privilegiado de práctica- cológica», o algo así, que al
mente todas las ciencias y/o dis- Los medios son objetos comple- «postdisciplinarizarse» se disuel-
ciplinas sociales o humanas, jos, que operan socialmente des- ve en una ciencia social genéri-
puesto que no hay probablemen- de diversas dimensiones (econó- ca). 5 Pero si la comunicación
te nada humano ni social, que no mica, política, cultural, social, nunca ha sido una disciplina,
pueda entenderse mejor sin to- tecnológica, organizacional, pro- sino ese objeto-encrucijada
mar en cuenta la comunicación fesional, etc.), articuladas en un multidimensional que siempre
entre los humanos.1 Las investi- mismo entramado histórico so- ha necesitado de la inter- y
gaciones empíricas autorre- cial, que se desenvuelven en el transdisciplina, no se puede
flexivas, sistematizaciones docu- transcurrir del tiempo histórico «desdisciplinarizar». Otro proble-
mentales y recuentos bibliográ- (Sánchez Ruiz, 1992). Si a esto ma con las formulaciones «post»
ficos que conocemos sobre las sumamos que muchos de los es que con mucha frecuencia

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soslayan o confunden qué tanto subcampo académico- con el de necesariamente en comunicación-
lo son en términos descriptivos, la investigación. Con posteriori- que nos habilitaron más bien

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sobre procesos que ya están dad se generaron más o menos como investigadores (de hecho,
ocurriendo, con respecto a lo explícita y articuladamente las algunos incluso sostenemos que
que tienen de proyecto, o pro- actividades de extensión univer- «estudiamos para investigado-
puesta de origen ético, utópico, sitaria relacionadas con la comu- res»), a fin de hacer buenos estu-
etc.6 Sin embargo, en la medida nicación y las de vinculación (ar- dios sobre la comunicación, los
en que este tema se desligue de ticulaciones explícitas ya no so- medios, las mediaciones, etcéte-
las modas «posmodernas» y se lamente a través de los merca- ra.9 Esto vino ya en un período
siga articulando una propuesta dos de trabajo, sino por ejemplo, más reciente, durante el cual nos
(que tendría que ser más que mediante la prestación de cier- hemos ido profesionalizando
nada epistemológica y metodo- tos servicios como la investiga- como investigadores o, quizás
lógica, pues ya nadie cree que ción aplicada hecha desde la más ampliamente, como acadé-
una sola teoría -por muy universidad, para el sector pri- micos. En los años sesenta se
«postdisciplinaria» que sea- pue- vado, o para otros sectores comenzó a abrir el espectro de
da dar cuenta de todo), podría como organismos no guberna- áreas de aplicación de «saberes
de ahí surgir un enfoque fructí- mentales, o para el gobierno mis- comunicacionales» a partir de
fero para guiar la investigación mo, etc.). De todas estas, las desarrollos en los campos de tra-
empírica.7 Ojo: Si bien no hay subáreas centrales del campo bajo y de la invención de las cien-
disciplina, sí hay campo,8 en un académico son la de la enseñan- cias de la comunicación.
sentido más sociológico que za y la de la investigación.
epistemológico: tenemos obje- El primer período al que nos re-
tos de estudio (todo el dominio El primero de los campos profe- ferimos fue netamente pragmáti-
de la comunicación social, los sionales de la comunicación que co. La educación universitaria se
medios, etc.,) y una comunidad surgió en todos nuestros países diseñaba estrictamente para
que se interesa de manera siste- fue el periodismo y necesaria- profesionalizar periodistas y
mática por los mismos. De he- mente la primer articulación fue otros comunicadores, usualmen-
cho, consideramos que este es de la docencia universitaria con te empleados de los medios de
un tema primordial para la agen- el mismo. Los recuentos sobre comunicación. Había un acopla-
da: la continuación de una dis- el desarrollo de nuestro campo miento más o menos simple y
cusión fundamentada sobre el académico muestran que, preci- directo entre esta oferta de edu-
estatuto epistemológico de las samente, las primeras escuelas cación superior y las demandas
llamadas «ciencias de la comuni- «de comunicación» lo fueron de del campo profesional. En los
cación», sobre su estatuto disci- periodismo (Fuentes Navarro sesenta surge un nuevo modelo,
plinar, su relación con otros do- 1992; Marques de Melo 1998; humanístico, con las «ciencias de
minios científicos, etc. (Vassallo Fuentes Navarro 1998). Después, la comunicación» (Fuentes Nava-
de Lopes, y Fuentes Navarro los medios crecieron y se rro, 1998). Durante esa década,
2002; Martín Barbero s/n). diversificaron (y algunos de ellos llegan también investigadores es-
incluso dejaron de ser «propia- tadounidenses a Latinoamérica
Lo que usualmente llamamos mente de comunicación»; a realizar indagaciones empíri-
«campo académico» de la comu- Sánchez Ruiz, 1999), y así lo hi- cas para «modernizar a los cam-
nicación está constituido por cieron los estudios profesiona- pesinos», como por ejemplo
varios «subcampos», que no ne- les en las escuelas que ya para Everett Rogers en Colombia, o
cesariamente se han desarrolla- los años sesenta se denomina- más en general, aparece la in-
do en forma articulada (Galindo ban con algún nombre relaciona- fluencia empirista como modelo
y Luna 1995). En primer lugar, do con las «ciencias de la comu- para la investigación científica,
preexisten al campo académico nicación». Algunos de los inves- durante la primer época de
los dominios profesionales de la tigadores actuales del campo, CIESPAL10 (Sánchez Ruiz, 1988;
comunicación. Estos fueron el posiblemente la mayoría, prime- Fuentes Navarro 1992). Paradó-
«referente empírico» y fuentes de ro estudiamos una licenciatura jicamente, casi al mismo tiempo
demanda social para la emergen- que básicamente nos habilitaba llega una suerte de reduc-
cia de la enseñanza universitaria profesionalmente como comuni- cionismo cientificista en el
del periodismo, que posterior- cadores y posteriormente hici- empirismo norteamericano en la 27
mente coexistiría -ya como mos estudios de posgrado -no investigación, y surge un univer-

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salismo humanista, a partir de yoría, la ciencia social crítica fue e, incluso, sin proponérselo
universidades católicas, princi- una característica importante de obscurecieron las miradas críti-
palmente jesuíticas (Sánchez Latinoamérica, de la que los es- cas tradicionales de las ciencias
La investigación y el entorno social Ruiz 1988). Coexisten entonces
estudios de comunicación basa-
dos en el primer modelo, prag-
tudios de comunicación y sobre
medios abrevaron (Sánchez Ruiz
1988). De hecho, algunos de
sociales latinoamericanas
(Sánchez Ruiz, 2000). Por otro
lado, los estudios de recepción,
mático (al que en lo investigativo nuestros pioneros eran -y algu- que también originalmente fue-
apuntalaba el empirismo), con el nos siguen siéndolo- parte de ese ron una veta importante de en-
nuevo modelo humanístico, de paradigma crítico y utópico, riquecimiento y sofisticación del
bases filosóficas y literarias. Este como es el caso por ejemplo de análisis, devinieron en una suer-
nuevo modelo propiciaba un ale- Antonio Pasquali, quien provi- te de «populismo» del receptor,
jamiento crítico de la operación niendo de la filosofía, fundó el tal que al cabo de tantas media-
cotidiana de los medios, desde análisis crítico de los medios ciones, apropiaciones, reseman-
un plano más bien filosófico (el desde Venezuela con la publica- tizaciones e, incluso subversio-
comunicólogo como «intelec- ción en 1963 de su libro Comuni- nes de los «mensajes hege-
tual»; Sánchez Ruiz 1988; Fuen- cación y Cultura de Masas y quien mónicos», terminaban mostran-
tes Navarro, 1998). sigue produciendo como «joven- do que los grandes consorcios y
cito» análisis críticos alimenta- oligopolios transnacionales de
Desde mediados de los sesenta, dos por la imaginación utópica las industrias culturales en rea-
pero definitivamente durante los (con una gran carga ética y un lidad eran «hermanitas de la ca-
setenta, surgió y se generalizó apoyo enorme de información ridad». Curiosamente, muchos
otro modelo que impactaba al factual).12 de estos estudios, autodeno-
quehacer académico de la comu- minándose críticos, minaban las
nicación en América Latina, Pero nosotros consideramos bases de un enfoque crítico al
como de hecho al resto de las que durante los años ochenta privilegiar la óptica de nivel
ciencias sociales y humanidades. fue tomando forma un nuevo microsocial y del corto plazo,
Era el paradigma del análisis so- modelo, quizás motivado por los machaconamente demostrando
cial crítico con raíces profundas cambios ideológicos mundiales que los medios no tienen «efec-
en el marxismo (ortodoxo y no hacia la derecha y la hegemonía tos» (y si los tienen, es con la
ortodoxo, el cual poseía una so- del pensamiento neoliberal. El complicidad de los receptores: al
fisticación intelectual y analítica nuevo modelo consistió en un fin y al cabo, las grandes trans-
importante), muy influido por retorno al pragmatismo y -con nacionales -y aquí incluyo a Te-
varias de las versiones del enfo- respecto a las escuelas de comu- levisa y Globo- solamente dan al
que de la «dependencia», y no nicación- en alguna medida a la público lo que éste demanda/
necesariamente divorciado del especialización (ya no en perio- merece). Finalmente el poder
modelo humanista, sino al con- dismo, sino en las nuevas ver- diferencial de emisores y recep-
trario, alimentado por él. Una tientes profesionales),13 muy en tores quedaba soslayado
fuente muy importante de in- línea con corrientes intelectua- (Vassallo de Lopes 1995).
fluencia fue por ejemplo la peda- les de moda como el posmo-
gogía del oprimido de Paulo dernismo, que preferían ver la En alguna forma, el espíritu del
Freire (1970), que ante la injusta realidad en fragmentos, por so- tiempo lo marcaba el «posmo-
realidad socioeconómica latinoa- bre la integración y la síntesis dernismo», que tendía a frag-
mericana, «denuncia y anuncia». (modos de pesquisa preferidos mentar y descontextuar las mi-
Es decir, tiene un componente en los dos modelos previos). La radas, y a aceptar acríticamente
utópico importante. De hecho, forma preferida de indagación y y con cierto encantamiento las
ya para los años ochenta los tres moda intelectual de los noventa irracionalidades del mundo ac-
modelos (el pragmático, el hu- fueron los estudios culturales, tual. Con respecto a este punto
manista y el cientificista críti- de los cuales hemos escrito en de vista, se pregunta Anthony
co)11 coexistían (a veces no tan otro lado que enriquecieron el Giddens (1996: 226-227):
pacíficamente) en las universida- entendimiento de los procesos
des latinoamericanas. En la me- de comunicación en las socieda- ¿Deberíamos entonces quizás
dida en que la realidad social en des contemporáneas, pero que aceptar, como algunos de los
nuestros países ha sido -y sigue al devenir moda, obstaculizaron posmodernistas dicen, que la
siendo- injusta para una gran ma- otras miradas complementarias Ilustración se ha agotado a sí mis-

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ma y que tenemos más o menos podemos sacar sentido a su ginación utópica», o b) la «recu-
que tomar al mundo tal como es, interrelación. Y, sí, creo, a pesar peración del pragmatismo». No-

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con todas sus barbaridades y li- de una larga tradición de erro- sotros nos preguntamos si se tra-
mitaciones? Seguro que no. Casi res intelectuales a veces trági- taría de dos opciones necesaria-
lo último que necesitamos ahora cos, que observar, analizar y teo- mente opuestas e irreconcilia-
es una suerte de «nuevo medie- rizar es un modo de ayudar a bles. Y nos contestamos que no:
valismo», una confesión de impo- construir un mundo diferente y Finalmente, creemos que hay lu-
tencia frente a fuerzas más gran- mejor. gar en la historia y en el mundo
des que nosotros mismos. Vivi- para un «pragmatismo utópico»,
mos en un mundo radicalmente Esperamos que efectivamente que crea en la necesidad y en la
dañado, para el cual se necesitan nos encontremos en un tiempo posibilidad de la invención de ór-
remedios radicales. de regreso hacia una mayor fe en denes más justos, menos asimé-
la razón y la solidaridad huma- tricos socialmente de realidad,
Considero importante citar tam- nas -en las que parecen no creer producidos a partir de la eficien-
bién a este respecto, a Manuel algunos posmodernistas-, y una cia y en los resultados de la acti-
Castells (1999a: 30), con cuya retirada del individualismo vidad humana; con base en las
opinión también coincido total- egoísta y fragmentador, que está posibilidades presentes y futu-
mente: en el centro de la fe en el merca- ras de emancipación y sobrevi-
do, de la religión secular llama- vencia de nuestra especie (y, de
La cultura y la teoría posmo- da «neoliberalismo». pasada, de otras especies, y de
dernas se recrean en celebrar el la biodiversidad de nuestro pla-
fin de la historia y, en cierta me- En virtud del neoliberalismo do- neta). Lo que llaman «desarrollo
dida, el fin de la razón, rindien- minante a nivel mundial, aterri- sustentable» no puede dejarse
do nuestra capacidad de com- zado en el pragmatismo preva- solamente a merced de las fuer-
prender y hallar sentido incluso leciente en las escuelas de comu- zas del mercado. Pero, ya que
al disparate. La asunción implí- nicación, con el posmoder- reinan las economías de merca-
cita es la aceptación de la plena nismo, si no hegemónico, por lo do en el mundo, sería bueno
individualización de la conduc- menos «contaminante» -como maximizar sus aspectos-
ta y de la impotencia de la socie- una especie de trasfondo omni- factuales y doctrinarios- más
dad sobre su destino. presente- en el plano de la inves- positivos. Por ejemplo, la disci-
tigación, se dejaba relativamen- plina económica neoclásica va-
El proyecto que informa este li- te poco espacio para el análisis lora de manera positiva la com-
bro nada contra estas corrientes crítico y el ejercicio de la «imagi- petencia, de frente a estructuras
de destrucción y se opone a va- nación utópica». Nuevamente, de mercado oligopólicas y
rias formas de nihilismo intelec- recordamos que estos modelos monopólicas. Pues precisamen-
tual, de escepticismo social y de han ido coexistiendo con los pre- te en tono con esta exigencia,
cinismo político. Creo en la ra- vios. Pero ha sido notorio un hay que demandar competencia
cionalidad y en la posibilidad de vaivén pendular entre un relati- y diversidad en esos canales de
apelar a la razón, sin convertir- vo predominio del pragmatismo visibilidad que son las industrias
la en diosa. Creo en las posibili- acrítico y el de acercamientos culturales contemporáneas. De
dades de la acción social signifi- críticos y emancipatorios. En frente al fundamentalismo del
cativa y en la política transfor- cierto sentido, las tendencias mercado y sus perniciosas con-
madora, sin que nos veamos ne- han sido como un péndulo que secuencias sociales, es indispen-
cesariamente arrastrados hacia se mueve, si se me permite la sable recuperar el espíritu críti-
los rápidos mortales de las uto- caricatura, de los «apocalípticos» co, ético y moral, emancipatorio
pías absolutas. Creo en el poder a los «integrados» y viceversa y utópico que caracterizó a la
liberador de la identidad, sin (Eco 1975).14 Así, en el caso mexi- primera generación de investiga-
aceptar la necesidad de su indi- cano, por ejemplo Raúl Fuentes dores latinoamericanos de la co-
vidualización o su captura por el (1998) concluía en su tesis doc- municación. El reto para la agen-
fundamentalismo. Y propongo la toral que había dos principales da es entonces una investigación
hipótesis de que todas las ten- alternativas para la reestructu- autocrítica y reflexiva, que huya
dencias de cambio que constitu- ración del campo de la investi- de cualquier fundamentalismo o
yen nuestro nuevo y confuso gación académica de la comuni- maniqueísmo simplificador, y 29
mundo están emparentadas y que cación: a) la «extensión de la ima- que al mismo tiempo reconozca

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los obstáculos para el pleno de- nen menos peso en el reparto de Aunque hay cientistas sociales
sarrollo humano y para la repro- presupuestos y en términos de que tienen ya una buena opinión
ducción de la vida en el planeta poder y prestigio (ciencias «blan- del campo y de quienes lo pobla-
La investigación y el entorno social y plantee opciones emancipa- das» versus ciencias «duras»).16 mos, todavía hay percepciones
torias. De nuevo, ejercer un Marginalidad de «segundo or- estereotipadas y prejuiciosas
«pragmatismo utópico», que per- den». Finalmente, en virtud de la que nos hacen ver como poco
mita demostrar válido el aserto juventud del campo, por proble- rigurosos e, incluso como en el
que se atribuye a Kurt Lewin de mas de identidad disciplinaria y ejemplo anterior, banales. Quie-
que «no hay nada más práctico otros más, algunos de los cuales nes solemos participar en comi-
que una buena teoría». acabamos de revisar, el campo de siones de diverso tipo con inves-
investigaciones en comunicación tigadores de otros campos, lo
MÚLTIPLES estaría a la vez en una situación experimentamos más directa-
MARGINALIDADES Y de margi-nalidad entre las cien- mente.17
DESVINCULACIONES cias sociales (una especie de «her-
manita menor» a la que se trata Al cabo del tiempo fueron sur-
Entre muchos otros factores, con-descendientemente). Terce- giendo otros «niveles» de margi-
debido a la juventud de la profe- ra marginalidad. Como muestra nalidad, pero uno fundamental
sión de comunicador, al igual un botón: Nuestro admirado Car- se refiere a la poca articulación
que del campo de investigación los Monsiváis describe con su que ha existido entre la investi-
de la comunicación, éste se en- usual ironía un «congreso de la gación académica de la comuni-
cuentra en un cierto estado de comunicología aplicada», que cación y las profesiones de
desventaja e incomprensión, aún tuvo lugar (imaginariamente, des- comunicador, incluyendo los
dentro del ámbito de las ciencias de luego) en el Estadio Azteca (el medios. Este caso lo trataremos
sociales. En este sentido, hace ya más grande de México, con un un poco más adelante, junto con
más de diez años, al analizar Raúl cupo de alrededor de 100,000 per- otras «desvinculaciones». En el
Fuentes y quien esto escribe las sonas): caso de la original «triple mar-
condiciones dentro de las cua- ginalidad», desde luego que poco
les se hacía la investigación em- Los temas tratados son, y los podemos hacer directamente
pírica en nuestro país, caímos en cito en desorden: para superar las dos primeras,
la cuenta de que estábamos en porque son de un orden estruc-
una situación de «triple margina- - Las relaciones incestuosas en- tural cada vez mayor. Sin embar-
lidad» (Fuentes Navarro y tre emisor y receptor. go, no es imposible remontarlas
Sánchez Ruiz 1989). Es decir, que - Las concesiones para el funcio- si comenzamos por los retos que
los datos mostraban que la in- namiento de radioemisoras y su supone generar una identidad
vestigación científica en general vínculo con la filosofía posmar- científica que reciba respeto por
estaba marginada de las priori- xista. los pares de otros campos y dis-
dades del desarrollo nacional, - Semiótica de lo subliminal (y no ciplinas sociales y humanísticas.
además de que en el plano cul- es por intensificarles la carga de Esto comenzará mostrando en el
tural se le suele representar -aho- adrenalina. trabajo académico y científico,
ra, como antes- estereotipada- - Las utopías radicales. De la ciu- solidez académica y científica
mente (Rodríguez 1977; Gutiérrez dad del sol de Campanella y el (valga la redundancia). El uso del
1998). Aun hoy en día, mientras pensamiento de Tomás Moro a pragmatismo utópico al que invi-
que Estados Unidos dedica 2.66% la búsqueda de empleo para los tamos en páginas anteriores, por
de su producto interno bruto egresados de universidades pú- otro lado, haría más socialmente
(PIB) al gasto en ciencia y tecno- blicas. pertinente nuestro trabajo y sus
logía, en América Latina y el Cari- - Los clásicos de la comunicación productos, con lo que, además,
be le destinamos el año 2000 en y cómo hacer ver que uno los ha ayudaríamos a resolver una par-
promedio apenas un poco más de leído. te de los problemas que ensegui-
medio punto porcentual - Análisis del capítulo 343 de La da comentaré de «desvincula-
(0.54%).15 Este es un primer gra- suerte de la fea la horrenda la ción múltiple».
do de marginalidad. Entre las cien- desea, telenovela de moda.
cias, una queja constante y tradi- - Los signos de pesos y cómo Ya desde los años ochenta, cole-
cional es que las ciencias socia- decodificarlos (Monsiváis 2001, gas como Raúl Trejo (1988) co-
les y humanidades a su vez tie- Pág. 19). mentaban la poca articulación

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que había entre la enseñanza y la en argumentaciones explicativas ð El investigador académico es
investigación en las escuelas de o interpretativas más amplias. consultor del comunicador y/o

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comunicación. Este ha sido un del consultor y/o de quien esta-
tema al que por ejemplo Felafacs ð Los investigadores «aplicados» blece políticas públicas en el
le ha dedicado muchos recursos acuden a teoría y a hallazgos campo y/o de usuarios, recepto-
y esfuerzo. Pero resulta que el empíricos de la investigación res o público (por ejemplo, en
campo académico sostiene una «básica», para enriquecer y ONGs.). La investigación realiza-
serie de tensiones que se origi- contextuar las interpretaciones da contribuye a resolver proble-
nan en una múltiple desvincula- a sus propios descubrimiento mas inmediatos, pero también a
ción: (mejorando en extensión y/o generar bases de datos e infor-
profundidad las recomendacio- maciones puntuales que even-
ð Entre enseñanza e investiga- nes al cliente). tualmente también auxilian en la
ción; construcción de teoría o de co-
ð entre investigación y campos ð Los profesionales de la comu- nocimiento (comprensión, expli-
profesionales; nicación se informan y actuali- cación).
ð entre enseñanza y campos pro- zan, leyendo la producción aca-
fesionales; démica de los investigadores En el caso de las vinculaciones
ð entre investigación básica e in- «básicos». No todas las teorías y con las profesiones y los polos
vestigación aplicada. hallazgos de investigación son de decisión (tanto públicos
inmediatamente aplicables, pero como privados) en todo caso
Este es otro tema para la agenda en principio, la acción crítica- habría que hacer la precisión de
de nuestro campo académico: mente informada puede ser más que no es lo mismo el interés de
Generar las pertinencias mutuas efectiva («nada más práctico que una empresa que por ejemplo el
y correspondencias entre todos una buena teoría»). del desarrollo de todo un sector
estos subcampos. Solamente o una rama (una cosa es el inte-
voy a enumerar algunas inter- ð Los docentes de escuelas, fa- rés de Televisa, y otra el interés
acciones posibles que conside- cultades y departamentos de de que se desarrolle un sector
ro pertinentes: comunicación se informan y ac- audiovisual, pujante y competi-
tualizan, leyendo la producción tivo en México; de hecho, esto
ð Los investigadores académicos y los datos de la investigación último puede ser en contra de la
efectivamente hacen investiga- básica, tanto como la aplicada empresa, si detenta poder mono-
ción empírica, aunque no nece- (cuando ésta está disponible). La pólico u oligopólico, como es de
sariamente dejen de producir enseñanza de las profesiones hecho el caso). Entonces, deje-
teoría. La investigación empíri- entonces adquiere mayor perti- mos la investigación privada para
ca es la forma primordial de li- nencia con respecto a la realidad la empresa privada. Si acaso, po-
gar las pesquisas con la realidad. concreta que constituye el ám- dría haber una división del traba-
De esta manera, de hecho inter- bito de inter vención de los jo, aunque no absoluta, para que
actúan con los sujetos sociales comunicadores profesionales. la Institución pública de investi-
(comunicadores, decisores, pú- gación se encargue principalmen-
blicos usuarios y receptores), en ð Los comunicadores y decisores te de aspectos referidos a políti-
tanto informantes. Los investiga- en los medios efectivamente ha- cas públicas, por ejemplo, y no
dores, eventualmente, «regresan» cen uso de la investigación aplica- olvidar que favorecer el interés
a aquellos sus hallazgos de inves- da. En principio, más allá de los privado no implica, beneficiar el
tigación. simples índices de audiencia. En bien común. Por lo menos, que
virtud de su aprendizaje universi- las vinculaciones directas con los
ð Los investigadores «básicos» tario (donde llevaron por ejemplo otros sectores surjan a partir de
nos beneficiamos de los resul- clases de metodología de investi- la actividad fundamental de pro-
tados de indagaciones «aplica- gación), aquellos -se supone- tie- ducción de conocimiento, o inves-
das», que suelen ser muy pun- nen el conocimiento suficiente tigación básica.
tuales y realizadas con correc- para leer críti-camente la informa-
ción técnica (a veces, ya quisié- ción producida (por ejemplo, para Pero hay otro aspecto que no hay
ramos contar con los tan des- juzgar la idoneidad de los méto- que olvidar tampoco. Nuestras
preciados ratings). Tales resul- dos y técnicas utilizados, su rigor, sociedades siguen siendo profun- 31
tados puntuales se enmarcarían validez, confiabilidad, etc.). damente injustas y desiguales.

30 31
Solamente una postura más plu- Merino, 1974). Otros de los diag- únicamente a la investigación so-
ral y tolerante, más autocrítica y nósticos pioneros fueron fruto del bre medios de difusión.
reflexiva, utópica pero también trabajo de Luis Ramiro Beltrán y
La investigación y el entorno social realista, nos puede conducir a
que el conocimiento que genere-
mos sea útil socialmente, produc-
se encuentran reunidas en Beltrán
(2000). Una muestra de trabajos de
esta naturaleza es, para México,
5. Aunque entendemos que la pro-
puesta de Fuentes va más allá, en el
sentido de substituir todas las dis-
tivo en lo científico y generador a Fuentes (1988; 1996); para el caso ciplinas por una sola, «ciencia so-
la vez de alternativas viables a ese Argentino, Rivera (1987: 1997); en cial», que nos recuerda las preten-
principio de realidad que hace Brasil, la Intercom (Sociedade siones «imperialistas» en su momen-
que nuestros países sigan sien- Brasileira de Estudos Interdisci- to, del materialismo histórico. Por
do tan asimétricos, tan inexcusa- plinares da Comunicação) publica otra parte, dice un crítico del cam-
ble e inmoralmente injustos. con regularidad este tipo de revi- po: «El caso de la comunicología es
siones. Ver también Orozco Gómez una muestra de las confusiones a
(1997) y Torrico (1999). que puede llevar la desformalización
cuando previamente no se ha pasa-
3. La cual, a su vez, se puede consi- do por períodos e instancias de
derar una «interdisciplina», entre formalización... Esto es lo que su-
economía y (ciencia) política. Den- cede con aquellos que practican el
tro de esta interdisciplina se pueden posestructuralismo (caso decons-
NOTAS

1. De ahí que algunas de las ubicar también todos los estudios trucción) sin haber pasado previa-
propuestas de grandes sín- que tratan con cuestiones de políti- mente por la constitución sistemáti-
tesis de, por ejemplo la so- cas públicas (de políticas de comu- ca de aquel logos al cual esos dis-
ciología, acudan a la comu- nicación, de cultura, audiovisual, ci- cursos se oponen. Sólo cabe
nicación como una categoría nematográfica, etc.). deconstruir lo previamente cons-
privilegiada en sus modelos (por truido (Follari 2000, Pág. 1).
ejemplo: Luhmann, 1991; Habermas, 4. «La comunicación, naturalmente,
1989). Pero, finalmente, ninguno de no se ha convertido en una discipli- 6. Por ejemplo, Jurgen Habermas
ellos reduce lo histórico-social o lo na académica, como la física o la propone en términos éticos la cons-
humano a la comunicación, propo- economía; pero sí ha alcanzado a ser titución de identidades postna-
niendo una teoría (social) «de la co- un campo animado de investigación cionales «universalistas» que supe-
municación»; ni siquiera Jurgen y teoría. Es una de las más activas ren los particularismos que han pro-
Habermas, que tanto énfasis hace en encrucijadas en el estudio del com- vocado xenofobias, guerras, genoci-
la misma. De cualquier forma, no portamiento humano, lo cual es dio, etc. (Alemania nazi). De ahí, hay
hay que olvidar el intento «globa- comprensible, ya que la comunica- quienes toman el planteamiento éti-
lizante» de la cibernética, que tenía ción es un proceso -quizá el proce- co y lo convierten en descriptivo.
grandes pretensiones epistemológi- so- social fundamental. (...) Ha sido Pero las encuestas de Eurobaró-
cas (Wiener, 1960), de donde se de- una encrucijada académica por la metro demuestran que la mayoría
rivó (reduciendo pretensiones), por cual han pasado muchos, pero po- de los europeos no han leído a
ejemplo toda una propuesta de una cos se han detenido» (Schramm, Habermas. Una cosa es declarar
teoría psicológica basada en la co- 1973: 12). En todo caso, hoy podría- muertas las identidades nacionales
municación (Ruesch y Bateson, mos corregir la última parte de la y darlas por «substituidas» por
1965; Watzlawick et al, 1971; Bateson cita, en la medida en que, especial- «identidades postnacionales», y otra
et al, 1982). En este caso, la comuni- mente en Estados Unidos -lugar de muy diferente es demostrar que este
cación sería el fundamento de una referencia del aserto de Schramm-, es ya el caso (Ver Sánchez Ruiz
disciplina, cuyo estatuto epistemo- los congresos de las diversas aso- 2002).
lógico ya está bastante acreditado, ciaciones académicas de comunica-
como es la propia psicología. ción suelen reunir cada vez a varios 7. Ver, por ejemplo, Sayer (1999).
cientos, si no miles, de estudiosos, Una crítica interesante, desde un
2. Al parecer las primeras revisiones que difícilmente están de paso por punto de vista «conservador», en
que se hicieron, a principios de los el área. Un aspecto que creo impor- Menand (2001). La dificultad del
años setenta, se originaron en tante resaltar es que, al hacer el tema se demuestra por el hecho
CIESPAL, en preparación para un recuento de la «investigación de la de que, por ejemplo, Raúl Fuentes
célebre seminario que tuvo lugar en comunicación» en Estados Unidos, (op. cit.) propone una funda-
Costa Rica en 1973 (CIESPAL, 1973; Schramm de hecho se refería casi mentación de la posdiscipli-

diálogos de la comunicación
nariedad en parte basada en la años. Una defensa de la profesión cos sociales desde criterios pro-
teoría de la estructuración de de investigador científico, en Verón pios, y no los emanados de usos y

E. Sánchez Ruiz
Anthony Giddens, el cual ha escri- (s/f). costumbres de las ciencias exac-
to más o menos recientemente «en tas y naturales (Béjar Navarro y
defensa de la sociología» (Giddens 10. Centro Internacional de Estudios Hernández Bringas 1996).
1996), su propia disciplina. Apro- de Periodismo para América Latina,
vecho aquí para dejar constancia organismo de la ONU. 17. Ver un diagnóstico no tan
de que tengo más coincidencias prejuicioso de un sociólogo, que
con Fuentes que divergencias. Si 11. Fuentes (1998) los llama «mode- propone retos impor tantes en
difiero con él -que es mi amigo per- los fundacionales». Follari (2000).
sonal- en este tópico, eso no me
hace ningún «traidor» o «enemigo» 12. Ver, por ejemplo, Pasquali
de él. (1998).

8. De una manera bastante poco es- 13. Una descripción muy interesan-
tricta, usamos «campo» en el senti- te de éstas bajo el nombre de «co-
do de Pierre Bourdieu (2000), como municación productiva» (aunque
«espacios estructurados de posicio- personalmente no entiendo si el tra- BATESON, Gregor y et al

BIBLIOGRAFÍA
nes» (p.112). El campo académico bajo en los medios y otros ámbitos (1982) La nueva comunica-
del que hablamos nosotros equival- es «improductivo»), está en Islas, ción. Barcelona: Editorial
dría en líneas generales al «campo Gutiérrez y CamposGarrido (2002). Kairós.
científico» de Bourdieu (ibid.).
14. Digo caricatura en el sentido de BATESON, Gregory (1972)
9. Yo respeto pero no comparto la que hay una enorme simplificación. Steps to an ecology of mind.
opinión de quienes piensan que es Considero que los «apocalípticos» y New York: Ballantine Books.
banal la diferenciación entre el los «integrados» de Eco son una
comunicador y el comunicólogo (o, suerte de «tipos ideales», construi- BEJAR NAVARRO Raúl y
más claramente, el investigador de dos un tanto exageradamente para Héctor H. Hernández Bringas
la comunicación): en tanto seres facilitar el análisis, no es que piense (1996) La investigación en ciencias
humanos, todos somos comunica- que el análisis de Umberto Eco sea sociales y humanidades en México.
dores; sin embargo, pocos tienen las simple. También cabe aclarar que lo México: Miguel Angel Porrúa/UNAM-
habilidades y competencias adqui- del «movimiento pendular» también CRIM.
ridas y desarrolladas para ser es una sobresimplificación, pues en
comunicadores profesionales. Mu- todo caso, por ejemplo el modelo BELTRAN SALMON, Luis Ramiro
cho menos son comunicólogos, en humanista era intermedio y comen- (2000) Investigación sobre comunica-
el sentido de analistas (académicos tamos antes que propiciaba la críti- ción en Latinoamérica. Inicio, tras-
o no académicos) especializados en ca y la ideación utópica. cendencia y proyección. La Paz: Plu-
comunicación (los medios, las tec- ral Editores/Universidad Católica
nologías, las redes, los contenidos, 15. Lo cual va desde una inversión Boliviana.
etc.); bastantes menos son investi- de 0.87% del PIB por parte de Brasil
gadores científicos (en el sentido en 1999, o un 82% por Cuba en 2000, BOURDIEU, Pierre (1990) Sociología
más o menos «duro», por ejemplo, hasta 0.08% en Ecuador y El Salva- y cultura. México: Grijalbo/Consejo
de ciencias sociales, aunque tam- dor también en años recientes Nacional para la Cultura y las Artes.
bién aquí se incluirían los investiga- (RICYT 2002). Ver Saldaña (1987);
dores desde las humanidades). Muy Schoijet (1991); Cereijido (1997); De BOURDIEU, Pierre (2000) Cuestiones
pocos de todos aquellos son buenos la Peña (2002). de Sociología. Madrid: Istmo.
comunicadores y buenos comuni-
cólogos (rigurosos, con fundamen- 16. Por ejemplo, en el caso mexica- BRAUDEL, Fernand (1980) On
tos empíricos y teóricos, etc.). La no, solamente después de una lucha History. Chicago: The University of
carrera de un investigador, que tie- de muchos años en el Sistema Na- Chicago Press.
ne ya como requisito haber cursa- cional de Investigadores (sistema de
do un posgrado (y de preferencia, estímulos a los investigadores por CEREIJIDO, Marcelino (1997) Por qué
un doctorado) se suele comenzar parte del gobierno federal) se ha no tenemos ciencia. México: Siglo 33
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