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ANTOLOGÍA POÉTICA CHILENA

¿Qué se ama cuando se ama?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida


o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer


ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en particular fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra


de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.

De Contra la muerte, 1964. Gonzalo Rojas


Vergüenza
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje el río.

Tengo vergüenza de mi boca triste,


de mi voz rota y mis rodillas rudas.
Ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.

Ninguna piedra en el camino hallaste


más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.

Yo callaré para que no conozcan,


mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mí frente tosca
y en la tremolación que hay en mi mano.

Es noche y baja a la hierba el rocío;


mírame largo y habla con ternura,
¡que mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura!

Gabriela Mistral
EL AMOR QUE CALLA

Si yo te odiara, mi odio te daría


en las palabras, rotundo y seguro;
pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres, tan oscuro.

Tú lo quisieras vuelto en alarido,


y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado


y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que el entrar en la muerte

Gabriela Mistral!
A mi bella enemiga

No seas vanidosa amor mío


porque para serte franco
tu belleza no es del otro mundo
Pero tampoco es de éste.

Oscar Hahn

Duerme
No temas
Duerme
Todas las estaciones

Te amaré siempre

Aunque nunca mi cuerpo


Se tienda junto al tuyo.

JORGE TEILLIER
POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma


emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.


Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio


claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.


Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pablo Neruda
Con pasión sin compasión
La destrucción del ser amado por el ser amado
es una práctica común desde la antigüedad

Nos embestimos con pasión sin compasión


y dormimos aferrados a esos cuerpos exánimes

Al amanecer
nuestras cenizas aún lloraban abrazadas

Ahora busco tu amor


en todo resto que pasa por mi puerta

Oscar Hahn
Cartas a una desconocida

Cuando pasen los años, cuando pasen


Los años y el aire haya cavado un foso
Entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
Y yo sólo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo
Un instante frente a tus labios,
Un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿Dónde estarás tú? ¡Dónde
Estarás, oh hija de mis besos!

Nicanor Parra
A UNA MORENA
Tienes ojos de abismo, cabellera
Llena de luz y sombra, como el río
Que deslizando su caudal bravío,
Al beso de la luna reverbera.

Nada más cimbrador que tu cadera,


Rebelde a la presión del atavío...
Hay en tu sangre perdurable estío
Y en tus labios eterna primavera.

Bello fuera fundir en tu regazo


el beso de la muerte con tu abrazo...
Espirar como un dios, lánguidamente,

Teniendo tus cabellos por guirnalda,


Para que al roce de una carne ardiente
Se estremezca al cadáver en tu falda...

Carlos Pezoa Veliz


HORIZONTE

Pasar el horizonte envejecido


Y mirar en el fondo de los sueños
La estrella que palpita
Eras tan hermosa
Que no pudiste hablar

Yo me alejé
Pero llevo en la mano
Aquel cielo nativo
Con un sol gastado
Esta tarde
en un café
He bebido un licor tembloroso
Como un pescado rojo.

Y otra vez en el vaso escondido


Ese sueño filial
Eras tan hermosa
Que no pudiste hablar
En tu pecho algo agonizaba
Eran verdes tus ojos
Pero yo me alejaba
Eras tan hermosa
Que aprendí a cantar.

Vicente Huidobro
Aquí va un poema tuyo o
un poema de tu agrado

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