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Según los expertos, los factores ligados a este hecho, están relacionados
directamente con el proceso que debió preceder el inicio de la universidad, y que
por múltiples razones, no se llevó a cabo con la sistematicidad necesaria, ni la
experticia y el tiempo esperados para obtener éxito al reducir la deserción e
insatisfacción personal que redunda en la profesional: La Orientación Vocacional.
Sin embargo, debemos acercarnos más a nuestra realidad ¿en verdad a los
adolescentes les interesa verse inmersos en un programa vocacional?
Investigaciones recientes en el área concluyen que a pesar del proceso de
Orientación Vocacional, la elección vocacional definitiva depende, básicamente, de
los siguientes elementos:
El filósofo Pascal escribió en cierta ocasión, hace más de 300 años, que "nada
es más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado". Pues bien, la Inteligencia
Emocional es una idea cuyo tiempo ha llegado. La publicación del libro de Daniel
Goleman “Inteligencia Emocional”, se ha convertido en un gran éxito editorial, en
un fenómeno de masas. Y sin embargo, la obra de Goleman no dice nada nuevo:
básicamente, que la inteligencia medida tradicionalmente (a través del cociente
intelectual) no se correlaciona con el éxito profesional. Algo ya comentado por el
periodista Walter Lipman en los años 20 y por David McClelland en su famoso
artículo de 1973, “Testing for Competence Rather than Inteligence”.
El modelo que nos presenta Goleman fue propuesto por primera vez en 1990
por Peter Salovey, de la Universidad de Yale, y John Mayer, de la Universidad de
New Hamsphire, en un libro que no alcanzó tanto éxito como el de Goleman.
Salovey y Mayer consideran que hay cinco dominios de la inteligencia emocional:
autoconfianza, autocontrol, persistencia, empatía y dominio de las relaciones. En
“Competence at Work”, Lyle Spencer, siguiendo la línea de McClelland, formaba
cinco competencias muy similares en su diccionario: autocontrol, autoconfianza,
orientación al logro, comprensión interpersonal e impacto e influencia. Y, lo que es
más interesante todavía, las tres que suponen gestión de uno mismo (Gardner lo
llamaría inteligencia interpersonal), esto es, autoconfianza, autocontrol y
perseverancia, están ligadas a la motivación por el logro; las dos restantes,
empatía y capacidad de ilusionar a otros (inteligencia interpersonal, en la
terminología de Gardner), son competencias ligadas a los motivos de afiliación y
poder social, respectivamente. ¿Acaso no son estas competencias básicas para una
efectiva elección vocacional? ¿Qué hacemos los orientadores para promoverlas?
La Inteligencia Emocional es una forma de interactuar con un mundo que tiene muy
en cuenta los sentimientos y engloba habilidades como el control de los impulsos, la
autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la
agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la
compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una efectiva y creativa
adaptación social. Este concepto es cada vez más valorado en el mundo entero, con
una marcada influencia en el área laboral.
En este sentido, los cinco componentes del coeficiente emocional coinciden con
ello, tres son capacidades relativas a la persona (autoconocimiento, autocontrol y
automotivación) o lo que llamamos Inteligencia Intrapersonal; y los otros dos,
relativos a las otras personas (conocer las emociones de los demás y asertividad),
que denominamos Inteligencia Interpersonal.
De acuerdo con el planteamiento anterior, los dos primeros pasos dentro del
proceso de toma de decisiones, involucran necesariamente la primera instancia del
proceso de Orientación Vocacional, o como hemos convenido en llamarlo, la
identificación de mis potencialidades y debilidades usando la Inteligencia Emocional
como base esencial para el autoconocimiento. El estimular los cinco elementos del
cociente intelectual emocional, son la clave para trabajar y entrenar a los alumnos
en esta instancia. Recurrir a las pruebas psicológicas estandarizadas, puede ser un
recurso para ayudar al alumno a evaluar sus aptitudes y sopesar sus intereses;
todo ello será efectivo, si no olvidamos recurrir a la reflexión, a la transferencia de
esa información a la situación real del alumno, poniendo en perspectiva estos
resultados con la información que ya tiene sobre quién es como persona y qué
quiere, en relación con sí mismo y con quienes lo rodean. Las pruebas psicológicas
no son malas en sí mismas, son inadecuadas en la medida que no hacemos uso
apropiado de los resultados que arrojan.
Este cuarto paso me lleva en forma gradual al quinto, seleccionar las mejores
alternativas, para luego, en consecuencia, poner manos a la obra: prepararme para
las pruebas de admisión, revisar y actualizar documentos, realizar las respectivas
pre-inscripciones, etc. Es decir, afrontar la realidad y ejecutar las acciones que me
permitan alcanzar el éxito en lo que me propuse. Éxito que sin duda será el
resultado efectivo del largo camino recorrido.
Entre los objetivos que como Orientador debo plantearme para desarrollar
destrezas emocionales que permitan optimizar la inteligencia emocional de los
alumnos (nótese que hablo de alumnos, para no circunscribir el proceso a la
adolescencia, pues es ideal iniciarlo mucho antes), encontramos:
• Trabaje la empatía, abrirse a los demás. Observe y escuche. Fíjese en sus gestos,
en su mirada, en su forma de hablar. Aprenda a sentir lo que ellos sienten.
• Cultive el autocontrol, sin suprimir las emociones. Estimule la observación y
análisis, hasta qué punto esos sentimientos son eficaces para algo. O si hacen
daño.
• Ofrezca oportunidades para que analicen sus tensiones e instintos. Sin reprimirse,
ponga orden y canalícelos.
• Rebobine. Después de una discusión o de un día triste, pregúnteles por qué. Si su
reacción fue proporcionada, si merecía la pena haberse comportado así, ...
• Busque oportunidades para reír. La risa y el buen humor nos hacen más felices.
Y, además, parece que alargan la vida.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Covey♣ S. R. (1995). Los siete hábitos de las personas altamente efectivas.
Mexico: Paidós.
Goleman, D. (1996). La Inteligencia Emocional. Buenos Aires: Javier♣ Vergara.
Lane, H. y Beauchamp, M. (1985). Comprensión del Desarrollo♣ Humano. México:
Pax.
Meier de Ramírez, A. (2004). Reflexiones para una♣ decisión vocacional. I
Encuentro de Orientadores “Papel del orientador en las políticas de admisión a las
instituciones de educación superior”, Universidad Central de Venezuela, Caracas
17-02-04.
Reig Pintado, D. (1994). Reto al♣ cambio. México: Mc Graw Hill.
Rodríguez E., M. y Márquez A., M. (1988).♣ Manejo de problemas y toma de
decisiones, México: Manual Moderno.
Shapiro,♣ L. E. (1997). La Inteligencia Emocional de los Niños. Buenos Aires:
Javier Vergara.
Steiner, C. (1997). La Educación Emocional. Buenos Aires: Javier♣ Vergara.
Tharter, J. C. (1998). Toward a contingency of decisión making, in♣ Journal of
Educational Administration, Vol. 36, Issue 3.
Uzcátegui, L. J.♣ (1998). Emociones Inteligentes: El Manual de la Inteligencia
Emocional. Caracas: LithoPolar.
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RESUMEN
En los últimos años ha surgido con fuerza la Inteligencia Emocional como un tema
transversal en la Psicología (Psicología de la Educación, Psicología de las
Organizaciones, Psicología de la Emoción), si bien las popularizaciones que se han
hecho del tema han impedido por el momento que el constructo surja de forma
clara.
1. INTELIGENCIA EMOCIONAL
1.1. Marco conceptual
La Inteligencia Emocional es un campo de estudio que surgió en la década de
los 90 como reacción al enfoque de inteligencias meramente cognitivas, sumando
críticas a los detractores de los tests de inteligencia tradicionales.
Mayer (2001) señala cinco fases hasta el momento en el desarrollo del campo
de estudio de la Inteligencia Emocional que pueden ayudarnos a entender de donde
surgen los conceptos y habilidades que actualmente se presentan juntos bajo el
epígrafe de IE:
1) Inteligencia y Emociones como campos de estudio separados (1900 – 1969): La
investigación sobre la inteligencia se desarrolla en este periodo y surge la
tecnología de los tests psicológicos. En el campo de la emoción se centran en el
debate entre la primacía de la respuesta fisiológica sobre la emoción o viceversa.
Aunque algunos autores hablan sobre la “inteligencia social” las concepciones sobre
Inteligencia siguen siendo meramente cognitivas.
2) Precursores de la inteligencia emocional (1970 – 1989): El campo de la cognición
y el afecto examina como las emociones interaccionan con el pensamiento. Una
teoría revolucionaria de este periodo es la Teoría de Inteligencias Múltiples de
Gardner, la cual incluye una inteligencia “intrapersonal”.
3) Emergencia de la Inteligencia Emocional (1990 – 1993): Mayer y Salovey
publican una serie de artículos sobre la inteligencia emocional, incluyendo el primer
intento de medir estas competencias.
4) Popularización y ensanchamiento del concepto (1994 – 1997): Goleman publica
su libro “Inteligencia Emocional” y el término IE salta a la prensa popular.
5) Institucionalización e investigación sobre la IE (1998 – actualidad): Se producen
refinamientos en el concepto de IE y se introducen nuevas medidas. Aparecen las
primeras revisiones de artículos de investigación.
“incluye las áreas de conocer las propias emociones, manejar emociones, motivarse
a uno mismo, reconocer emociones en otros y manejar relaciones” Goleman (1995)
1) C.F. Intrapersonales:
• Autoconcepto: Esta habilidad se refiere a respetarse y ser consciente de uno
mismo, tal y como unos es, percibiendo y aceptando lo bueno y malo.
• Autoconciencia Emocional: Conocer los propios sentimientos para conocerlos y
saber qué los causó.
• Asertividad: Es la habilidad de expresarse abiertamente y defender los derechos
personales sin mostrarse agresivo ni pasivo.
• Independencia: Es la habilidad de controlar las propias acciones y pensamiento
uno mismo, sin dejar de consultar a otros para obtener la información necesaria.
• Autoactualización: Habilidad para alcanzar nuestra potencialidad y llevar una vida
rica y plena, comprometiéndonos con objetivos y metas a lo largo de la vida.
2) C.F. Interpersonales:
• Empatía: Es la habilidad de reconocer las emociones de otros, comprenderlas y
mostrar interés por los demás.
• Responsabilidad social: Es la habilidad de mostrarse como un miembro
constructivo del grupo social, mantener las reglas sociales y ser confiable.
• Relaciones Interpersonales: Es la habilidad de establecer y mantener relaciones
emocionales caracterizadas por el dar y recibir afecto, establecer relaciones
amistosas y sentirse a gusto.
3) C.F. de Adaptabilidad
• Prueba de realidad: Esta habilidad se refiere a la correspondencia entre lo que
emocionalmente experimentamos y lo que ocurre objetivamente, es buscar una
evidencia objetiva para confirmar nuestros sentimientos sin fantasear ni dejarnos
llevar por ellos.
• Flexibilidad: Es la habilidad de ajustarse a las cambiantes condiciones del medio,
adaptando nuestros comportamientos y pensamientos.
• Solución de problemas: La habilidad de identificar y definir problemas así como
generar e implementar soluciones potencialmente efectivas. Esta habilidad esta
compuesta de 4 partes:
1) ser consciente del problema y sentirse seguro y motivado frente a él
2) definir y formular el problema claramente (recoger información relevante)
3) generar tanto soluciones como sea posible
4) tomar una solución sobre la solución a usar, sopesando pros y contras de cada
solución.
2. AUTORREGULACION EMOCIONAL
Como hemos visto, los principales modelos de Inteligencia Emocional dan
mucha importancia a la regulación de las propias emociones. De hecho, se trata de
la piedra angular del concepto, ya que de nada sirve reconocer nuestras propias
emociones si no podemos manejarlas de forma adaptativa.
La autorregulación emocional se englobaría dentro de lo que sería el proceso
general de autorregulación psicológica, el cual es un mecanismo del ser humano
que le permite mantener constante el balance psicológico. Para ello necesita de un
sistema de feedback de control que le permita mantener el estatus en relación a
una señal de control.
Sobre la representación de las emociones solo diremos aquí que existirían tres
procesos principales implicados en la generación de las emociones: la disponibilidad
del conocimiento sobre las emociones, la accesibilidad del conocimiento sobre
emociones y la motivación para construir experiencias emocionales discretas, y por
último, la localización de los recursos de funciones como la memoria de trabajo.
Estos procesos son de gran importancia para la Inteligencia Emocional, pero los
dejaremos a un lado para centrarnos en el otro tipo de procesos, lo relacionados
con la autorregulación emocional.
Por otra parte, existe abundante literatura que indicaría que la supresión podría
estar afectando a la salud física (depresión del sistema inmune, mayor riesgo
coronario, progresión del cáncer, etc.), y en definitiva que las consecuencias de las
estrategias centradas en los antecedentes (reappraisal) serían preferibles en este
sentido a las centradas en la respuesta (Barret y Gross, 2001).
4. CONCLUSIONES
En este trabajo hemos intentado ofrecer un panorama del estudio de la
Inteligencia Emocional centrándonos en uno de sus componentes principales: la
autorregulación emocional. Como hemos podido apreciar, existe aun multitud de
modelos que hacen que a nivel de constructo no exista claridad de qué elementos
conforman la Inteligencia Emocional.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Según los expertos, los factores ligados a este hecho, están relacionados
directamente con el proceso que debió preceder el inicio de la universidad, y que
por múltiples razones, no se llevó a cabo con la sistematicidad necesaria, ni la
experticia y el tiempo esperados para obtener éxito al reducir la deserción e
insatisfacción personal que redunda en la profesional: La Orientación Vocacional.
Sin embargo, debemos acercarnos más a nuestra realidad ¿en verdad a los
adolescentes les interesa verse inmersos en un programa vocacional?
Investigaciones recientes en el área concluyen que a pesar del proceso de
Orientación Vocacional, la elección vocacional definitiva depende, básicamente, de
los siguientes elementos:
El filósofo Pascal escribió en cierta ocasión, hace más de 300 años, que "nada
es más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado". Pues bien, la Inteligencia
Emocional es una idea cuyo tiempo ha llegado. La publicación del libro de Daniel
Goleman “Inteligencia Emocional”, se ha convertido en un gran éxito editorial, en
un fenómeno de masas. Y sin embargo, la obra de Goleman no dice nada nuevo:
básicamente, que la inteligencia medida tradicionalmente (a través del cociente
intelectual) no se correlaciona con el éxito profesional. Algo ya comentado por el
periodista Walter Lipman en los años 20 y por David McClelland en su famoso
artículo de 1973, “Testing for Competence Rather than Inteligence”.
El modelo que nos presenta Goleman fue propuesto por primera vez en 1990
por Peter Salovey, de la Universidad de Yale, y John Mayer, de la Universidad de
New Hamsphire, en un libro que no alcanzó tanto éxito como el de Goleman.
Salovey y Mayer consideran que hay cinco dominios de la inteligencia emocional:
autoconfianza, autocontrol, persistencia, empatía y dominio de las relaciones. En
“Competence at Work”, Lyle Spencer, siguiendo la línea de McClelland, formaba
cinco competencias muy similares en su diccionario: autocontrol, autoconfianza,
orientación al logro, comprensión interpersonal e impacto e influencia. Y, lo que es
más interesante todavía, las tres que suponen gestión de uno mismo (Gardner lo
llamaría inteligencia interpersonal), esto es, autoconfianza, autocontrol y
perseverancia, están ligadas a la motivación por el logro; las dos restantes,
empatía y capacidad de ilusionar a otros (inteligencia interpersonal, en la
terminología de Gardner), son competencias ligadas a los motivos de afiliación y
poder social, respectivamente. ¿Acaso no son estas competencias básicas para una
efectiva elección vocacional? ¿Qué hacemos los orientadores para promoverlas?
La Inteligencia Emocional es una forma de interactuar con un mundo que tiene muy
en cuenta los sentimientos y engloba habilidades como el control de los impulsos, la
autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la
agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la
compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una efectiva y creativa
adaptación social. Este concepto es cada vez más valorado en el mundo entero, con
una marcada influencia en el área laboral.
Esta capacidad de vivir y manejar las emociones se aprende desde la infancia.
Por ello, la familia es la escuela en la que el niño aprende, para bien o para mal, a
desarrollar su Inteligencia Emocional. No obstante, los padres no siempre son
conscientes de la trascendencia que reviste atender, integrar y conducir las
emociones infantiles. Los hijos de familias en que se han cultivado bien las
emociones, son más sociables y mejores estudiantes, aunque su "otra" inteligencia,
la lógica, no sea brillante. Si bien es cierto que la familia y la escuela son
fundamentales en el desarrollo de la Inteligencia Emocional, nunca es tarde para
efectuar correcciones y adquirir nuevas habilidades en este terreno. Nos jugamos
mucho en ello y, por muy adolescentes, jóvenes o adultos que seamos, siempre
podemos desarrollar un dominio más eficaz de las emociones. El éxito en la toma
de decisiones depende mucho de la madurez y estabilidad emocional de quien
decide.
En este sentido, los cinco componentes del coeficiente emocional coinciden con
ello, tres son capacidades relativas a la persona (autoconocimiento, autocontrol y
automotivación) o lo que llamamos Inteligencia Intrapersonal; y los otros dos,
relativos a las otras personas (conocer las emociones de los demás y asertividad),
que denominamos Inteligencia Interpersonal.
De acuerdo con el planteamiento anterior, los dos primeros pasos dentro del
proceso de toma de decisiones, involucran necesariamente la primera instancia del
proceso de Orientación Vocacional, o como hemos convenido en llamarlo, la
identificación de mis potencialidades y debilidades usando la Inteligencia Emocional
como base esencial para el autoconocimiento. El estimular los cinco elementos del
cociente intelectual emocional, son la clave para trabajar y entrenar a los alumnos
en esta instancia. Recurrir a las pruebas psicológicas estandarizadas, puede ser un
recurso para ayudar al alumno a evaluar sus aptitudes y sopesar sus intereses;
todo ello será efectivo, si no olvidamos recurrir a la reflexión, a la transferencia de
esa información a la situación real del alumno, poniendo en perspectiva estos
resultados con la información que ya tiene sobre quién es como persona y qué
quiere, en relación con sí mismo y con quienes lo rodean. Las pruebas psicológicas
no son malas en sí mismas, son inadecuadas en la medida que no hacemos uso
apropiado de los resultados que arrojan.
Este cuarto paso me lleva en forma gradual al quinto, seleccionar las mejores
alternativas, para luego, en consecuencia, poner manos a la obra: prepararme para
las pruebas de admisión, revisar y actualizar documentos, realizar las respectivas
pre-inscripciones, etc. Es decir, afrontar la realidad y ejecutar las acciones que me
permitan alcanzar el éxito en lo que me propuse. Éxito que sin duda será el
resultado efectivo del largo camino recorrido.
Entre los objetivos que como Orientador debo plantearme para desarrollar
destrezas emocionales que permitan optimizar la inteligencia emocional de los
alumnos (nótese que hablo de alumnos, para no circunscribir el proceso a la
adolescencia, pues es ideal iniciarlo mucho antes), encontramos:
Incrementar la Confianza en sí mismo. La sensación de4 controlar y dominar el
propio cuerpo, la propia conducta y el propio mundo. La sensación de que tiene
muchas posibilidades de éxito en lo que emprenda y que los adultos pueden
ayudarle en esa tarea.
Incentivar la Curiosidad.4 Instigar a seguir en la búsqueda aunque se tenga mucha
información (personal o profesional). La sensación de que el hecho de descubrir
algo es positivo y placentero.
Promover la Intencionalidad. Las cosas no ocurren porque lo4 deseamos, ocurren
porque hacemos algo para alcanzarlas. El deseo y la capacidad de lograr algo y de
actuar en consecuencia. Esta habilidad está ligada a la sensación y a la capacidad
de sentirse competente, de ser eficaz, eficiente y efectivo.
Mejorar el Autocontrol. La capacidad de modular y controlar las4 propias acciones
en una forma apropiada a la edad; la sensación de control interno. Soy dueño de mi
vida.
Estimular la reflexión a través de la4 Relación. La capacidad de relacionarse con los
demás, una capacidad que se basa en el hecho de comprender y de ser
comprendido, será un elemento útil para confrontar aprendizajes personales.
Desarrollar la capacidad de comunicar.4 El deseo y la capacidad de intercambiar
verbalmente ideas, sentimientos y conceptos con los demás. Esta capacidad exige
la confianza en los demás y el placer de relacionarse con ellos. Ser empático y
preciso son sus ejes centrales.
Promover la Cooperación. La capacidad de armonizar las propias4 necesidades con
las de los demás en las actividades grupales. Hacer del hecho vocacional un
problema común, que depende del trabajo en equipo aunque la decisión final sea
individual. Compartir información, ideas, ofrecer feedback al comportamiento de
otro, puede colocarnos en una situación de comprensión de la realidad más
favorables, pues incluye más puntos de vista.
• Trabaje la empatía, abrirse a los demás. Observe y escuche. Fíjese en sus gestos,
en su mirada, en su forma de hablar. Aprenda a sentir lo que ellos sienten.
• Cultive el autocontrol, sin suprimir las emociones. Estimule la observación y
análisis, hasta qué punto esos sentimientos son eficaces para algo. O si hacen
daño.
• Ofrezca oportunidades para que analicen sus tensiones e instintos. Sin reprimirse,
ponga orden y canalícelos.
• Rebobine. Después de una discusión o de un día triste, pregúnteles por qué. Si su
reacción fue proporcionada, si merecía la pena haberse comportado así, ...
• Busque oportunidades para reír. La risa y el buen humor nos hacen más felices.
Y, además, parece que alargan la vida.
.................
Resumen:
2. Importancia
4. Medidas
5. Recomendaciones
6. El Futuro
¿Cómo tener éxito con Inteligencia Emocional?, por Ben Dattner Ph. D. (Pulsa para
ver)
http://www.dattnerconsulting.com/spanish/presentations/eispan.pdf
.....................
Sobre el autor
http://www.dattnerconsulting.com/spanish/index.html
Por otro lado, también van a influir en el mayor número de experiencias del
niño, repercutiendo éstas en el desarrollo de su personalidad. De esta forma, al
controlar la mayor parte de las experiencias de los niños, los padres contribuyen al
desarrollo de la cognición social.
Partiendo del hecho de que vosotros, los padres, sois el principal modelo de
imitación de vuestros hijos, lo ideal sería que vosotros, como padres, empecéis a
entrenar y ejercitar vuestra Inteligencia Emocional para que vuestros hijos puedan
adquirir esos hábitos.
Observando estos principios, nos damos cuenta que nos encontramos delante
de lo que son los cinco componentes básicos de la Inteligencia Emocional.
- Autoconocimiento emocional.
- Reconocimiento de emociones ajenas
- Autocontrol emocional.
- Automotivación
- Relaciones interpersonales.
Por otra parte, un estudió demostró los tres estilos de comportamiento más
inadecuados por parte de sus padres son:
- Ignorar completamente los sentimientos de su hijo, pensando que los problemas
de sus hijos son triviales y absurdos
- El estilo laissez-faire. En este caso, los padres sí se dan cuenta de los
sentimientos de sus hijos, pero no le dan soluciones emocionales alternativas, y
piensan que cualquier forma de manejar esas emociones “inadecuadas”, es correcta
(por ejemplo, pegándoles)
- Menospreciar o no respetar los sentimientos del niño (por ejemplo, prohibiéndole
al niño que se enoje, ser severos si se irritan...)
Pero hemos evolucionado, y para seguir haciéndolo tendremos que asumir que
la escuela es uno de los medios más importantes a través del cual el niño
“aprenderá” y se verá influenciado (influenciando en todos los factores que
conforman su personalidad).
Para conseguir esto se hace necesaria la figura de un nuevo tutor (con un perfil
distinto al que estamos acostumbrados a ver normalmente) que aborde el proceso
de manera eficaz para sí y para sus alumnos. Para ello es necesario que él mismo
se convierta en modelo de equilibrio de afrontamiento emocional, de habilidades
empáticas y de resolución serena, reflexiva y justa de los conflictos interpersonales,
como fuente de aprendizaje vicario para sus alumnos.
BIBLIOGRAFÍA
- Elias, M.J., Tobias, S.E., y Friedlander, B.S. (2000). Educar con Inteligencia
Emocional. Barcelona: Plaza & Janes.
- Goleman, D. (1996). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
- Hoffman, L., Paris, S. Y Hall, E. (1995). Psicología del desarrollo hoy. Madrid: Mac
Graw-Hill
- Vallés, A. y Vallés, C. (2003). Psicopedagogía de la Inteligencia Emocional.
Valencia: Promolibro.
Todos hacemos cosas mal alguna vez: no existen las personas perfectas.
Pero las hay que intentan mejorar. Estas son los que en vez de evadirse, enfadarse
o angustiarse, piensan racionalmente para solucionar los conflictos en sus
relaciones.
Sobre el autora
http://inicia.es/de/torrabadella/
Desde siempre hemos oido que el C.I. era determinante para saber si una
persona tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su éxito
académico y profesional. Sin embargo, hace ya varios años que desde el ámbito
empresarial se dieron cuenta de que son otras capacidades las necesarias para el
éxito en la vida. Y esas no las medía ningún test de inteligencia.
Ante esto hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional
mucho mayor que otra. Y es curioso ver que poca correlación hay entre la
Inteligencia clásica y la Inteligencia Emocional. Un caso extremo sería el típico
"empollón" , que llevado al límite es una máquina intelectual pero con una vida
emocional desastrosa. Por otro lado podemos encontrarnos con gente que no paso
de la escuela primaria pero que llevan una vida exitosa y poseen una vida ordenada
y envidiable. Estos casos extremos no son lo común, pero es necesario darse
cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de habilidades que
pueden marcar nuestra vida tanto o más que el C.I.
Actualmente son muchas las empresas que están invirtiendo mucho dinero en
formar a sus trabajadores en Inteligencia Emocional. Y esto es así porque se han
dado cuenta de que la clave del éxito, la clave de las ventas, está en el grado en el
que los trabajadores de una empresa conozcan y controlen sus emociones y sepán
reconocer los sentimientos de los clientes.
Tengan en cuenta que en las selecciones de personal se tiende cada vez más a
poner al candidato en situaciones incomodas o estresantes para ver su reacción.
Los tiempos del simple test y curriculum pasaron a la historia, puesto que es
necesario ver cómo reacciona el individuo ante las situaciones clave que se
encontrará en su trabajo.