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POEMAS
2000-2001
La acera de la sombra
Mi patria es la acera de la sombra.
Nadie puede obligarme a tener más.
No puedo cargar con demasiado peso
luego que las palabras me quebraron la espalda.
Suicidio
La verdá
Hago una reverencia de luz
y avanzo con una mano rota.
La verdá.
Vallejíada
En el umbral,
que padece una rara enfermedad,
hay un soplo hierático de luz.
Hoy
no he cenado
ni he abordado a ninguna muchacha.
Los héroes
Tam tam
Matemos de una vez los pavorreales,
eliminemos para siempre todo vestigio del azul.
El presente es un lujo parabólico,
el poema es un detalle en la ceniza
de los cisnes desplumados.
Los versos
Hay que abrir la esperanza,
dedicarle un detalle,
una mosca trascendental,
un ruido transparente,
una brutal ovación.
Nosotros
Epitafio
Quiero dejar aquí este epitafio
ahora que se van murmurando las cabezas tristes
y quedo solo entre arcángeles y flores de artificio:
Se acabó.
Tierno y abrupto suena el bronce.
El viento tiene algo concluyente y blando.
El último
Tus rodillas se abren para cobijar mi país
triste como un momento de silencio.
Por qué
La muerte
La muerte sale del closet,
cierra un libro,
se toma una pastilla.
Entra en mi cuarto y hace el amor a Patricia
quien apenas responde entre sueños y pregunta la hora.
Dios
Dios casi no deja huellas cuando pasa por mi cuarto.
Un estornudo del perro, mis papeles que se desparraman,
los zapatos fuera del lugar donde siempre los dejo.
Cuando más, un vaso de cereal derramado de pronto
o una lámpara que se viene al piso.
Nada más lo reconozco por esa manía
de anunciarse como desorden
como caída
como
ca-
os
Coleópteros
Además de tú y yo
en este cuarto hay otros insectos
dañinos o no, lo importante es que piensan
que somos las dos mitades de dios
que se acoplan y a veces
se repelen.
Como vosotros
Aquí estoy
estrechando la mano de este hombre vulgar,
de este hombre absolutamente limpio y vulgar,
que pregunta por mi mujer,
por mis hijos.
Como vosotros
me hundo hasta la cintura en la humildad.
Poética Samborn’s
Por culpa de esta mujer estoy comiéndome las uñas así,
como quien dice.
Estoy consumiendo litros de café, toneladas de pan con mantequilla.
Estoy llorando así, como quien mira.
Cursi como la palabra eternidad.
Ajusco 52
Ella solía orinar en el cuenco de mi mano.
Yo habitaba desnudo en la espera del acto.
Ella solía anticiparse con señales,
yo entreabría los labios.
Yo solía beber el oro pálido
de aquellos manantiales. Ella en tanto
se venía jadeando.
Decir manzana
Ella tenía una hora solamente,
así que puse el corazón en el perchero
y pálidamente corrí las cortinas.
Las muchachas
Las muchachas pasan y desaparecen
con sus párpados leves
con sus senos
de fijo temblor.
Queda la ventana
con su fatal ceguera
y una lenta muerte revertida.
Metro Etiopía
Recuerdo el temblor de la tarde en los ojos de mi amiga,
el silencio profundo que nos separaba
como una distancia frágil y absoluta.
Entrelazábamos siglos,
robábamos muerte a la muerte,
noche a la noche.
No recuerdo un silencio tan perfecto.
La tarde,
como un animal que sueña,
en los ojos cerrados de mi amiga.
Sin título
(Fragmento de un cuento de Hemingway)