Informe escrito para el periódico El Giro, en el cual a través de anécdotas y datos de algunos de los periodistas más "arrojados" de Colombia se evidencia el día a día de quienes cubren y viven el conflicto armado en Colombia.
Informe escrito para el periódico El Giro, en el cual a través de anécdotas y datos de algunos de los periodistas más "arrojados" de Colombia se evidencia el día a día de quienes cubren y viven el conflicto armado en Colombia.
Informe escrito para el periódico El Giro, en el cual a través de anécdotas y datos de algunos de los periodistas más "arrojados" de Colombia se evidencia el día a día de quienes cubren y viven el conflicto armado en Colombia.
FUEGO No es romanticismo: es el da a da de los periodistas que cubren el conflicto armado en Colombia. Dilemas y problemas de una labor peligrosa.
Por: Rodrigo Rodrguez
Con la cabeza gacha Laura Hincapi aguard a que acabasen los disparos, cruzando los dedos porqu ninguno pasase cerca al automvil en el que estaba. Esper durante tres horas a que finalizara la cruda confrontacin entre la guerrilla y las tropas del ejrcito a las afueras de Jambal, sabiendo todo el tiempo que el auto en el cual se encontraba no era blindado; no llevaba casco ni tena sobre su pecho un chaleco antibalas que al menos le diese algo de consuelo. Si un fusil apuntaba en su direccin, si una granada caa debajo del chasis, si un proyectil se desviaba hacia donde ella estaba no haba nada que hacer; era parte del trabajo. El chaleco que la reportera de El Pas hubiese deseado tener en aquel momento es la misma clase de armadura que Arturo Wallace llev a regaadientes la primera vez que fue a una zona de conflicto en Colombia, el problemtico municipio de Toribio. A diferencia de Laura, quien se lanz a Jambal en busca de la primicia ante la explosin de una bomba que quit la vida a cuatro soldados, Arturo tuvo que sentarse a llenar el formulario que la BBC le exige como corresponsal antes de adentrarse en una zona hostil. Para l y para la cadena britnica no hay valor de inmediatez alguno en Toribio, pero s un peligro constante. Por eso Arturo hubo de pasar por escrito una evaluacin de riesgo, listando sus contactos en la zona, los peligros potenciales y las formas de minimizarlos, su cronograma de sus actividades. Yo creo que de lo que se trata es que te obliga a pensar dice el corresponsal, pensando en el tedioso formulario, te obliga a ir bien consciente de a dnde vas, cules son los riesgos, te deja tomar una decisin ms informada pero sobre todo, uno llega ms atento. Otros medios no son tan cuidadosos y sus corresponsales no disponen de tanto tiempo para pensar o prepararse. Si tienen que ir, van. En pocos minutos el celular de Luis Robayo puede sonar y avisarle sobre confrontaciones en el Cauca o en el norte del Valle. Cogera su cmara, su casco y su chaleco provistos por la Agencia Francesa de Prensa si estn ah es para usarlos , y se lanzara a la accin. Desde el 2007 ha sido as: este fotgrafo cubri las protestas en el Catatumbo sin llenar formularios, sin tener su tiempo para sopesar peligros con un equipo de riesgo, sin siquiera alguna clase de entrenamiento previo. Siendo una rareza entre los periodistas, Arturo recibi entrenamiento en ambientes hostiles en Weybridge, Inglaterra, cortesa de la BBC. El curso involucra actores disfrazados de terroristas con armas y pasamontaas, explosiones e incluso heridos que emanan sangre falsa de su vientre. Es super chvere dice l, sonriendo, y en verdad suena as, pero la utilidad del curso an est por verse: Arturo nunca ha estado en medio de un combate aqu en Colombia. Por su parte, Hugo Mario Palomar, quien lleva ms de veinte aos sintiendo las balas pasar sobre su cabeza como corresponsal de Caracol y de CM&, no cree que por ms utilera que se use pueda ensearse cmo cubrir el conflicto. Una cosa es lo que le digan all en un saln de clases y otra es lo que se ve en la realidad. Al igual que muchos otros periodistas, la experiencia ha sido su escuela. Aunque ni Laura ni Luis ni Hugo Mario recuerdan exactamente la primera vez que fueron a estas zonas calientes, saben que no tenan idea de qu hacer o qu encontraran all. Los cursos que tomaron para prepararse vinieron despus, pero aparte del curso de primeros auxilios los dems no han sido muy tiles. Yo fui a un curso de corresponsal de guerra con los militares, cuenta Hugo Mario, y nos pusieron a hacer un polgono, a dispararle a un blanco. Y yo qu? Yo llevo un micrfono. No voy armado a dispararle a nadie. Si en alguna ocasin un reportero acompaa a los militares en sus operativos, estos no le brindan ms que las instrucciones necesarias. Se les dan indicaciones bsicas para su seguridad: no se despegue, agache la cabeza, cosas as seala Carlos Polanco, Jefe de Prensa de la Tercera Brigada. Tambin dice que, adems de las veces en las que el ejrcito convoca a los medios para que vean sus ltimos logros decomisos, desmantelamientos laboratorios, etc., pocos son los periodistas que han acompaado a las tropas en sus operaciones de campo, y ninguna solicitud para hacerlo ha llegado a la Tercera Brigada desde el incidente de Romeo Langlois. No es lo mismo que le pase algo a un periodista colombiano a que le pase algo a un periodista francs expresa Laura. Las docenas de periodistas vulnerados en Colombia, reportados por la Fundacin para la Libertad de Prensa, parecen confirmarlo. Casos dados por sentado o poco discutidos. En comparacin, con el secuestro de Langlois se cre por un breve periodo de tiempo consciencia sobre los riesgos de la profesin, sobre los casi 900 periodistas que han muerto alrededor del mundo cubriendo regiones en guerra desde 1992 acorde al Comit de Proteccin a Periodistas, sobre la posicin precaria de los periodistas que no disponen de equipo, entrenamiento o garantas al momento de adentrarse en la guerra colombiana. Sin embargo, una vez liberado Langlois, no qued ms que un protocolo para formalizar las solicitudes de acompaamiento que nadie usa en esta regin. Nadie lo usa porque los periodistas se cuidan de no tomar bandos. No transportan combatientes en sus vehculos, procuran no pasar mucho tiempo junto a un actor de la guerra. La Cruz Roja y las ONGs son sus nicos aliados en la neutralidad. A veces su historia les exigir seguir a este grupo o a este otro, mas su eleccin por defecto son los civiles, las vctimas. No estoy aqu para cubrir los muertos y las batallas, sino para ayudar a entender las razones y consecuencias del conflicto comenta Arturo, quien como los dems prefiere el contacto con las comunidades, acercarse con tacto a quienes acaban de perder a un familiar, amigo o vecino en una guerra que ha visto generaciones ir y venir. Reportar estos hechos con objetividad es la esencia del trabajo. Para los medios, la esencia es la competencia por la noticia. Si tienen que ir, van. Qu tan lejos se puede llegar por conseguir la primicia es una pregunta que todos han tenido que responder. Laura ha ido tan lejos como lo es dormir en el corregimiento de El Palo para hacer un artculo, sin poder cerrar los ojos temiendo los ataques de la guerrilla y escuchando las motos cargadas de coca pasando en la madrugada, y Luis ignora con frecuencia las advertencias del ejrcito para que no entre a las zonas en las cuales hay combates. Hay que ir para saber lo que en verdad est pasando dice l, como si recitase un mantra. Es tambin una cuestin a la que se enfrentaron la reportera Luz Estela Arroyabe y su equipo. En busca de la primicia siguieron la ruta que haba tomado la guerrilla momentos antes, durante el secuestro de los 12 diputados de la asamblea de Cali. Un helicptero del ejrcito que vigilaba la zona no reconoce el vehculo de RCN y suelta una rfaga sobre el carro, matando al conductor, Walter Lpez. La reportera y el camargrafo saltan del auto, pero este ltimo vuelve al darse cuenta que ha olvidado la cmara. Otra rfaga destruye sus piernas y el camargrafo Hctor Sandoval muere desangrado. No hay informacin sobre si el equipo de RCN llevaba armadura de algn tipo, pero qu chaleco podra salvar a alguien de las 500 balas por minuto que escupe la ametralladora M60 montada en el helicptero? Hugo Mario tambin tiene su propio chaleco. Lo recibi del Ministerio del Interior debido a amenazas de muerte hechas en su contra. El chaleco que podra salvar su vida, que los medios necesitan proveer a reporteros como Laura Hincapie, que da seguridad a fotgrafos como Luis Robayo, est colgado y olvidado en su armario. Supongo que soy un irresponsable, reconoce el corresponsal. Pero lo mismo opina l de quienes cubren el conflicto en Colombia.
NO ES SOLO SOBREVIVIR, TAMBIN ES SABER INFORMAR Jorge Caicedo, director del programa de Comunicacin Social de la Universidad del Valle, est seguro de que han de existir formas de ensear las tcnicas y habilidades necesarias para la reportera de guerra. Pero ms que la experticia y ms que la tcnica, creera que es importante que el periodista conozca el conflicto, la historia del pas y la esencia de este conflicto que se va renovando, con distintos actores y distintas facetas. Para Caicedo, la primera herramienta que ha de tener un periodista para cubrir el conflicto es entender el conflicto en s, sin dejarse llevar por la espectacularidad del hecho. SEGURIDAD PRIMERO Ante situaciones hostiles, Jonathan Bock, de la Fundacin para la Libertad de Prensa, recomienda a los periodistas: Estar bien identificados como miembros de la prensa. Mantenerse a cierta distancia de los actores del conflicto. Tener siempre rutas de evacuacin presente. Llevar vestimentas de colores que no puedan ser confundidos por camuflajes ni de material inflamable. Cargar con un equipo de proteccin especial. Sin embargo, no todos los periodistas siguen estas indicaciones. Bock tambin reconoce que, lastimosamente, en la actualidad no hay entrenamiento formal para la reportera de guerra en el pas.
3 de los 44 periodistas asesinados en Colombia desde 1992 han muerto en situaciones de combate (Comit de Proteccin a Periodistas).