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PREÁMBULO

Te interesas por el Tarot.


No sabes muy bien por qué. Presientes que contiene elementos que podrían ayudarte a
conocer algunas verdades sobre ti mismo, sobre tus elecciones y tu porvenir, y sobre
todo aquello que se mantiene difícilmente accesible desde siempre en cuanto a la
naturaleza del mundo o al destino del ser humano, lo que se llama misteriosamente «El
Conocimiento».
Pero no sabes «por dónde coger» el Tarot. Te molestan algunas cartas, aunque también
reconoces formas, imaginas ideas que te parecen familiares o ejemplares, pero ¿qué se
puede hacer con el seis de copas, por ejemplo?
Si has leído libros sobre el Tarot te habrás dado cuenta que aparecen muchas palabras
mayores, mucha moral, y que los autores parecen muy seguros de que avanzan, aunque
se queden más bien en vaguedades. Te preguntas de dónde y de quién proviene esa
autoridad, cuando tú no llegas más que a tocar levemente el sentido del Tarot y si sus
afirmaciones son justas; sus pruebas para explicarlo consisten en apoyarse en otros
sistemas o en sus convicciones íntimas, que por otra parte, pueden no ser falsas; pero
sientes profundamente, sin poder expresarlo, que hay algo más; que el Tarot no es esa
amalgama confusa, confitada y polvorienta. Tienes razón: el Tarot es una vía pura e
integral, es tú, es el Universo.

Tan sólo necesitas un medio para verlo. He aquí un método. Sí, un método, aunque le
disguste la palabra por su consonancia escolar y racional. Para que lo sepas sin más
tardar, el Tarot es, en efecto, una escuela. Una escuela sencilla, para niños (y los que
saben volverse niños) y, efectivamente, el acceso a aquello que se llama irracional no es
posible más que a través de un método racional. Un método que la Ciencia podría
aceptar y que permitiría mantener una serie de pruebas objetivas, y no ya subjetivas
(basadas en escalas de valores personales) sobre la validez del Tarot.

Estando a un paso del año 2000, o lo que los astrólogos llaman «la Era del Acuario», el
estudio del Tarot forma parte de los sectores que se sitúan al límite de la Ciencia
Avanzada, en la frontera entre dos dominios determinados (pero que se cruzan a
menudo): por un lado el Inconsciente colectivo, en el sentido que C. G. Jung le ha dado,
y las leyes holonómicas del Universo, por otro.
Al constituir un conjunto de 78 cartas, y un conjunto de series y de ciclos infinitamente
más numerosos, cuyos elementos son inseparables entre sí por un estado de inter-
conexión (*) que no se puede deshacer, ¿será el Tarot un modelo, una “maqueta” del
Universo?
Tienes suerte de sostener entre tus manos el Trot de Marsella, el más cargado de
experiencia, y por tanto el más fiable que se haya utilizado jamás. Conforme con la
tradición, hasta en los detalles más ínfimos, incluso en el reverso de las cartas, tallado
en un brístol espeso que el uso no deformará, con unos colores que debemos al arte del
químico y del impresor en 1981, exactos y muy bellos. Veamos un poco cómo
acercarnos a él.
¡Con método!
Nuestro hilo de Ariadna será el siguiente: ¿por qué existe el Tarot?, ¿por qué se puede
decir que viene del futuro?, ¿cómo encontrar en el Tarot tus propios esquemas interiores
y los que son comunes en todo el Universo conocido, sin alejarte de la realidad
cotidiana? ¿hasta dónde puede llegar, renunciando a la adivinación aproximativa y
peligrosa, pero sustituyéndola por algo mucho más bello: volverse co-creador del
Porvenir, el tuyo y el del mundo…?

¿POR QUE?

Empecemos por aclarar nuestro vocabulario. Sigamos para ello el de la Doctrina de


Albarracín, expuesta por Rodrigo de Azagra, porque es precisa y no está aún
contaminada por los comentarios.
Ya que ha sido mencionada la idea de Universo, examinémosla más de cerca, de una
forma racional y progresiva.

I PREÁMBULO

Cuando el hombre observa el cosmos —es decir todo lo que hay en él y alrededor de él
— se da cuenta de que el Cosmos se compone:
— de unas partes tangíbles: que se pueden tocar, medir, aunque son invisibles. La Física
contemporánea supone y, en parte, demuestra, que todas estas partes son solidarias entre
sí.
— de unas partes intangibles, que no son tangibles ni mensurables: no se conocen sus
límites ni su contenido exacto; están mezcladas con las partes tangibles como por
ejemplo, el océano con las piedras que sumerge, y esto a todos los niveles.
El Universo tangible y el Universo intangible están en constante interacción: asimismo
para el ser humano el SUEÑO es en parte tangible (se desvela con un encefalograma) y en
parte intangible (su origen y sus significados múltiples escapan a los instrumentos de
medida).Al Universo tangible le damos el nombre de Naturaleza, y el intangible muchos
nombres, desde “azar” hasta Dios.

UNA MIRADA SOBRE EL UNIVERSO TANGIBLE

La Naturaleza está completamente sujeta sus propias leyes. No encontramos en ella la


causa del hombre.
La Naturaleza, fuerza brutal, mecánica, parece perseguir una idea fija: acosar la
perfección. Destruye sin parar (p.e. los individuos más débiles, las especies más
inadaptables) para reconstruir cada vez mejor, es el progreso, la evolución. La naturale-
za no se detiene nunca.

Si buscamos la causa de la Naturaleza, nos encontramos con obstáculos, la causa de la


Naturaleza no está en la Naturaleza- ahí no hay más que una cadena de consecuencias y
efectos. La causa de la lluvia está en la nube, la de ésta en la evaporación del agua,
etc... Es necesaria, en general la combinación de varios efectos para producir un
acontecimiento dado.

La Naturaleza contiene, por definición, toda la materia existente. Esta materia está
regida absolutamente - podríamos afirmar que es esclava— por dos códigos muy
estrictos. Llamémosles “códigos”en el sentido en que la legislación, rige la sociedad con
códigos: lo que va contra ellos es eliminado, lo que trata de estar fuera de ellos, también
es eliminado.
Estos dos códigos son:
—el orden
—la duración.
— El ORDEN: cada cosa, sea cual sea su estado material, sólido, liquido, gaseoso u
otro, ocupa un lugar en el espacio aunque el ser humano no pueda verlo o controlarlo:
una galaxia, un electrón, el aire, ocupan un lugar en el espacio.
Este orden implica un ciclo cuando una cosa torna el lugar de otra: el buey, al comerse
la hierba toma su lugar; el hombre al comerse al buey, loma su lugar; los gusanos al
comerse al hombre, toman su lugar. Así aparece:
— La DURACIÓN: una cosa ocupa el lugar de otra en función de una duración que le
es asignada: lodo lo que nace, muere.
Para cosa hay un período de vida. La Naturaleza en sino es ni presente, ni pasado, ni
futuro; un solo es duración.

Espacio, tiempo, son conceptualizaciones del hombre para expresar que percibe el orden
y la duración que la naturaleza le impone sin cesar y sin excepción.
Y hasta aquí solo hemos observado el Cosmos, y expresado, sin que interviniera
ninguna apreciación, simples constataciones sobre el universo tangible.
Tratemos, de la misma forma objetiva y sin apriorizar, de echar Una mirada sobre el
universo intangible.
Es mucho más difícil. ¿Cómo observar aquello que no se puede tocar ni medir? No hay
base; no se puede utilizar la escala de valores tangibles. Por eso, la búsqueda del
Universo Intangible ha provocado desde el principio de la historia del hombre la mayor
cantidad de fantasías; con esto no quiero decir que estas fantasías sean inútiles y
desprovistas de sentido. Se puede abrazar una religión o una filosofía que son hipótesis
edificadas a veces sobre hechos, pero también se puede tratar de observar este Universo
Intangible.
Tenemos un medio: observar la consecuencia permite acercarse a la causa. No podemos
ver la causa, pero podemos construir un modelo de esta causa.
¿Cómo llevarlo a cabo? Tomemos ejemplo en la manera en la que se elabora un modelo
científico: el observador graba cierta cantidad de observaciones. Paralelamente el
teórico (que puede ser la misma persona que el observador, pero en una fase distinta a la
de observación) va elaborando hipótesis o suposiciones. Por aplicación de las leyes
simples observadas en la Naturaleza, deduce consecuencias. Esta será también nuestra
acritud hacía el Tarot. Si más adelante el modelo se revela en contradicción con una
observación se le abandona. Si esté acorde en la observación más avanzada, se conserva
el modelo, aunque se le retoque.
Así abandonamos las ideas visiblemente inaplicables y modificamos los modelos,
aproximándolos y haciéndolos cada vez más exactos.
Recordemos que NO PODEMOS HACER MÁS QUE UN MODELO de la causa que
estudiamos. Esta causa no se ve limitada por los medios de que depende el modelo que
hagamos, y aunque estemos satisfechos, de él es importante tener presente en la
memoria que la causa sobrepasa al modelo...
En la Naturaleza nada es misterioso: todo lo que es tangible obedece al orden y a la
duración. Pero para entrar en el Universo Intangible, empezaremos muy despacio, para
no caer en la fantasía, y sólo acercándonos a la causa a través de la consecuencia, Por
ejemplo, el Tarot, el I-Ching, etc... muestran en la vibración de la molécula y la longitud
de onda del color (tangible) la consecuencia de un modelo de! Universo Intangible.
Veremos más adelante el por qué.
Para acercarnos al Universo Intangible utilicemos una técnica: miremos sus efectos en
la naturaleza y agrupémoslos para examinarlos. La observación de los grupos de
fenómenos tan sólo muestra lo siguiente: todo ocurre como si la Naturaleza (en sí
maestro feroz) no «quisiera» más que hacer progresos, como si algo más poderoso que
ella le ordenara permanentemente progresar. En la Naturaleza no hay castigos, sólo
consecuencias. De ahí lo siguiente:

-PRIMERA LEY DE LO INTANGIBLE: La única cosa que no cambia es el cambio.


Sigamos observando la Naturaleza: una segunda ley aparece cuando se tiene en cuenta
un ciclo de cuatro cosas o cuatro pasos: un movimiento entre cuatro períodos que se
repiten sin cesar ( p.e.: las cuatro estaciones).
Si este movimiento de cuatro está garantizado en el Universo Tangible, será
consecuencia de una causa situada en el Universo Intangible. Podemos entonces
adelantar una segunda ley, un segundo elemento de nuestro modelo de lo intangible:

— SEGUNDA LEY DE LO INTANGIBLE: Existe un cambio cíclico.


Las consecuencias de este cambio cíclico se ven sobre lodo en los seres animados (p.e.
infancia, adolescencia, madurez, vejez) pero se manifiestan también en lo demás,
incluidos los minerales.
No hay ni orden ni duración (códigos de lo Tangible) en lo intangible, pero podemos
proponer una tercera ley con que ampliar nuestro modelo. Hace referencia a los grupos,
es decir, a todos los conjuntos que se reúnen bajo ese vocablo:

— TERCERA LEY DE LO INTANGIBLE: existe un cambio secuencial.


Nos parece como si hubiese un maestro en lo intangible, pero no hemos observado las
suficientes consecuencias de esta proposición en el Universo Tangible, o sea, que no
haremos una cuarta ley de ese modelo, para no tomar partido a favor de una religión o
filosofía y para no ofender ninguna de ellas lo llamaremos de momento con un nombre
inédito que escribiremos AZAR. No se trata del azar tal como lo encontramos en el
tangible, sino del origen de aquello que llamamos azar.

UNA MIRADA SOBRE EL HOMBRE

Las antiguas tradiciones cuentan las batallas entre cielo y tierra «Yang» y «Yin», es
decir Intangible y Tangible, pero, ¿dónde tienen lugar?
Comparemos el hombre al Cosmos. Igual que él, está compuesto de un Universo
Tangible y de un Universo Intangible. Es un microcosmos. Su cuerpo tangible obedece
únicamente a las leyes —todas— de la Naturaleza. Su cuerpo intangible obedece úni-
camente a las leyes del Universo Intangible. Por tanto el Hombre tiene dos maestros: la
Naturaleza, maestro implacable y el AZAR, maestro sublime.
Las batallas o interacciones entre el lado material y el lado sublime del hombre han
producido su evolución. Esta es indispensable: toda persona que escoge muere; la
elección hace el movimiento. Evolucionar es vivir. Vivir sin evolucionar es morir.

EL CUERPO TANGIBLE DEL SER HUMANO


Recordemos lo que todo el mundo sabe. Constituido en su mayoría de vacío y de muy
poca materia: a un cuerpo de 80 kg le quitamos su vacío y podríamos meterlo en un
dedal. Además la química demuestra que el 80 % del cuerpo equivale a agua: ¡somos
líquidos! El átomo, cuyo cuerpo es un conglomerado, está siempre en movimiento. Este
sistema solar en miniatura en el que todo se mueve, todo vive, engendra una vibración.
El cuerpo posee una vibración que combina todas sus vibraciones.
Toda vibración puede ser «activa», «pasiva» o «normal». Esta es una sinusoide,
combinación entre la vibración activa, provocada por ejemplo por un estado de alerta, y
la vibración pasiva provocada por una relajación profunda. Una vibración extrema es
excelente si es momentánea, y es mala si es continua (como estado de vida): en ese
punto sucede la muerte del cuerpo tangible.
Este grupo de fenómenos medibles gracias al osciloscopio u otros instrumentos
similares pertenece a lo intangible. No existe una vibración buena o mala, sino
únicamente la interacción de dos conjuntos vibratorios. Estas vibraciones permanecen
invisibles porque el ojo no cubre toda la longitud del espectro.
Si aceptamos en nuestro modelo el hecho de que «el océano» intangible «baña» de
alguna manera todo objeto tangible, cada elemento de la Naturaleza, desde el más
pequeño (quanta) hasta el más grande (galaxia) estará atravesado por su propio océano
intangible. Se le puede llamar, por ejemplo, energía de la esencia, o Chi esencial —
como los chinos—, porque sin él no existe la vida.

EL CEREBRO

Volvamos a nuestra observación del cuerpo tangible del hombre partiendo de lo más o
menos bruto. La vibración exterior del cuerpo proviene de grupos de células.
Conectando con una gran parte de estos grupos nos encontramos con el cerebro —sis-
tema nervioso—- Es una máquina computadora atiborrada de memoria sin identificar.
Manda sobre el conjunto de las partes tangibles del hombre, visibles.
Se manifiesta como el Maestro de lo Tangible, pero obedece a algo muchísimo más
poderoso que él.
El cerebro es un mecanismo que opera combinaciones y permutaciones de estímulos: se
le programa para ello. Ejecuta, pero no hace nada por sí solo; no hay cerebro en el
espermatozoide o en óvulo, tan sólo un código que el cerebro prefabrica. (porque la
molécula de ADN, igual que el espermatozoide, tiene su propia envoltura de energía de
la esencia Chi esencial).
Sin el cerebro no funciona nada en el hombre, por eso se le puede comparar con una
máquina IBM: sin programador, sin electricidad no funciona Entre el mundo tangible y
el mundo intangible del hombre existe una conexión, llamémosla persona, o «yo» o
mejor aún, ego ya que este término se presta a menos confusión. Diremos abreviando
que es un mini-agujero negro. Para el astrónomo el agujero negro es un punto en el que
la materia tangible parece desaparecer, y. no se transforma, entonces escapa al orden y a
la duración, a los cuales la Naturaleza ata lodo lo que contiene, como ya hemos visto.
El cerebro no es más que tangible: podríamos comerlo. Pueden realizarse ejercicios para
desarrollar el funcionamiento del hemisferio derecho o del izquierdo. Es muy
interesante, pero no se trata más que de una gimnasia cerebral. Si veneras el cerebro,
estás venerando una máquina.
EL EGO

Es la inteligencia del cerebro: no se le puede comer...


Tiene la posibilidad de comunicarse con la maquina a través de tres Ienguajes
o comportamientos:
__un comportamiento «físico» o «motor»
— un comportamiento «sensible», y
— un comportamiento «mental»
en función de la escala de valores del individuo. Fabrica reflejos condicionados
acompañados de reacciones químicas a partir de esta escala de valores (p.e.
me enfado cada vez que alguien me llama pobre diablo, y sin embargo si me
ensalzan no me enfado. En mi escala de valores, la sublimación está alta y el
desprecio bajo).

LA ESCALA DE VALORES

El «Mental» determina lo que conviene y lo que no conviene. La escala de


valores se va fabricando desde el primer soplo de vida, y según lo que nos
rodea. (Cuanto mayor es el entorno, mayor es la escala de valores). Comienza
a formarse una respuesta condicionada.
Sin cesar, el hombre ofrece reacciones a los estímulos que recibe. Todo es
reacción a una reacción. La escala de valores engendra un comportamiento
que guía la vida: hacemos cosas agradables —según el comportamiento
sensible— para los demás y para nosotros mismos, porque son *las que
convienen». ¡No es nada sublime! Ahí todo se hace para satisfacer el interés y
la conveniencia. Pero a veces hacemos algo que calificamos de espontáneo
(«me llevaba una fuerza...». No es el ego lo que funciona (p.e. salvar a alguien
que está ahogándose, enamorarse...), porque con su lógica, su sentido de la
conveniencia y del interés, cohibiría la respuesta espontánea.

LA RESPUESTA ESPONTANEA

Esta es más fuerte que cualquier otra cosa: viene de lo Intangible. Es sublime, pero
engendra el sufrimiento porque no tiene en cuenta la escala de valores. Puede ser
peligroso hasta traer la propia destrucción, pero es llevada a cabo.
Por ejemplo, el amor, según el Ego, puede ser físico (atracción motriz, vibradora),
sensible (agrado), mental (conveniencia), o todo a la vez en el mejor de los casos. El
amor que viene de lo Intangible es diferente. Esta fuerza espontánea nos moverá a hacer
cosas que serán juzgadas como imposibles según el Ego. El Universo sublime, en ese
mismo momento, se está manifestando.
En su evolución, el ser humano busca lo sublime: el contacto con lo Intangible; trata de
escrutar el AZAR.
Esto no es posible si no se acepta primero que se encuentra sometido a las
constricciones de lo Tangible, mirando como se producen, sin anticipar lo Intangible
para empezar, sin contarse «cuentos».
Pero, ¿por qué este preámbulo tan largo?
Primero para que el vocabulario que vamos a utilizar en las próximas páginas quede
bien claro.
Luego para mostrar lo que es un esbozo objetivo y metódico del Universo en el que
vivimos. Tercero, para comprender cómo nos acercamos al Tarot. Este maravilloso
modelo de conexión tangible-intangible nos muestra los dos universos. Observamos lo
tangible para observar los modelos que nos propone, y tan sólo después empezaremos a
encontrar lo intangible sin caer en la fantasía. Esta forma se sitúa en lo opuesto de la
que se acostumbra a tomar cuando se trata de esoterismo.
¿Por qué hablar de esoterismo? ¿por qué existe el Tarot?
Avancemos con valor por el bosque de las ilusiones y los destellos (un mismo vocablo,
maya, los une en sánscrito).

0 EL TAROT CONOCIMIENTO CODIFICADO

El académico Jean Fourastié declaraba en febrero de 1979- «Siempre he pensado que el


hombre tiene dos fuentes de información: La Revelación, sin la cual nuestros
antepasados no habrían podido hacer nada, y también la ciencia. Desde el mismísimo
momento en el que existió la Ciencia, nos ha dado informaciones sobre el Universo que
son, a mi parecer, de la misma naturaleza de lo que se llama Revelación en la fe
cristiana. En ambos casos son informaciones sobre el Universo.»

CIENCIA Y REVELACIÓN

Este atajo notable dibuja la situación que el hombre contempla como suya hoy en día.
Desde hace cincuenta o incluso treinta años, para definir la intuición o la «revelación»
ya no se intenta unirla a la telepatía, a la magia, a un fluido conductor o algo similar,
que se conoce aún peor que la intuición. Se actúa a lo «científico», es decir, sin que
intervenga una hipótesis antes de una observación. Se analiza el contenido de la
intuición antes de proponer una teoría sobre la naturaleza de la intuición.
Uno se da cuenta que reduciendo la intuición a lo esencial dejando a un lado
provisionalmente los medios o las circunstancias aparentes que la escoltan o la
manifiestan, se trata de información v luego, nada se opone a la construcción de un
modelo sobre el origen de la información, científicamente.
Pero antes de haberse convertido, desde hace tan sólo algunos años (y,
desgraciadamente no lo ha sido para todos los científicos), en un instrumento muy fino,
con un campo ilimitado y que respeta la materia sobre la cual se inclina, sin reducirla, la
ciencia ha evocado una materialidad embrutecedora y bestializante y una estrechez de
visión que han marcado una larga etapa y herido las conciencias.
La reacción ha sido el desarrollo de una desconfianza en el poderío absoluto de una
ciencia aún poco digna de este nombre.
Se creía que la ciencia condenaba el espíritu, o con un tonillo menos cargante, que lo
tangible buscaba negar lo intangible. Así se guardaba en secreto aquello que procedía de
informaciones poco probables y sin demostrar, aunque fuese una revelación, por
definición personal, o una enseñanza transmitida por una larga cadena, de maestro a
discípulo, o de hermano a hermano, a través de los siglos y cuyas bases —de las
revelaciones— habrían sido cuidadosamente disimuladas. Y. después de todo, no parece
que ninguna sociedad iniciática haya puesto conscientemente «su» mensaje en el Tarot.
Si deseabas escrutar lo intangible, y si, es el caso más frecuente, no tenías revelaciones ,
o eran demasiado vagas y poco fiables tan sólo podías intentar entrar en una sociedad
iniciática en la que no se trata de discutir aquello que se te enseña con cuentagotas o
aquello que se te propone hacer. No trato con esto de volver a plantear la dignidad o la
validez de las sociedades iniciáticas y sus procesos, al contrario: su papel, en esencia,
consiste en hacer madurar el ser humano por el contacto apropiado con todos aquellos
que están más maduros que él, y por supuesto, transmitir ciertas verdades que escapan a
los criterios científicos. Varias corrientes basadas en las revelaciones, en apariencia
diferentes, constituyen el esoterismo, transmisor de lo que se esconde para la gran
mayoría.
Cuanto más nos remontamos en el tiempo, más se acentúa la dicotomía entre revelación
y ciencia (oficial); ésta no existía aún. No se podían transmitir entonces las
«revelaciones» más que bajo una forma muy disimulada, muy autoritaria, y tan sólo a
los hombres que no la deformasen, es decir, los que habían decidido seguir una
formación particular. Las «revelaciones», tan diferentes del contexto banal de la vida
cotidiana, podían herir mortalmente a seres que no estaban preparados, de ahí el refrán
que San Mateo volvió a tomar: «Non Margaritas ante porcos» (VII;6); no ofrezcas
perlas a los cerdos. Poner al alcance de alguien una verdad que no está a la altura de
comprender y/o vivir, engendra una verdad que puede ser muy grave (suicidio). Por eso,
el acercarse al Tarot provoca irritaciones o desórdenes cuando se carece del medio para
progresar. El interés de estas irritaciones es el de mantener la curiosidad lo
suficientemente alerta para que sigas adelante: es decir, al desarrollarse en tu interior la
batalla de lo Tangible y lo Intangible, y así, a través de tu persona, evoluciona toda la
raza humana.

CODIFICACIÓN Y DECODIFICACION

¿Cómo amparar estas «revelaciones»?


Era necesario expresarlas en un lenguaje que no fuese accesible a cualquiera: un
lenguaje codificado. La codificación consiste en una condición esencial para la
transmisión. Recordemos: estas «revelaciones» eran informaciones sobre el cosmos, su
naturaleza o la del hombre, o más bien, sobre lo Tangible y lo Intangible, y su
encuentro, ¡algo explosivo! ¡aterrador!, sobre todo para los regímenes políticos y
religiosos vigentes.
La codificación es el arte de esconder el contenido de un mensaje sin alterarlo. Se
recurre entonces a un sistema de representaciones y de símbolos, como son el I-Ching,
la Astrología, la Alquimia, la Cabala, etc..., o el Tarot.
Por eso el Tarot tiene que ver ante todo con la criptografía, es decir el arte de encontrar
el sentido de un mensaje sin conocer el código o la llave, o más exactamente, la
criptografía se ha transformado recientemente en una ciencia exacta (en parte gracias a
la utilización de la computadora, extensión del cerebro humano fuera del cuerpo), del
arte de decodificar. Jacques Bergier anotaba que la criptografía se fue desarrollando
paralelamente a la Alquimia y el esoterismo.
El código utilizado para codificar el conocimiento del Tarot es de una gran simplicidad,
su evidencia sirve incluso para protegerle. (Por ejemplo, parece más complicado el
recurso del conocimiento del trayecto que siguen los planetas, en Astrología; o de la
espagiria, en Alquimia, aunque la Astrología y la Alquimia vayan mucho más lejos que
el código que utilizan.)
Basta con mirar el Tarot para descubrir el código; observarlo sin hipótesis y sin a priori.
El único a priori será que, de momento, no vas a rectificar el Tarot, y que de momento,
lo vas a tomar tal como es.
TAROT Y SISTEMA NERVIOSO

Pero el arte de la decodificación no se ha de separar jamás del instrumento de la misma.


Este instrumento no puede ser más que el cerebro (recurra siempre a la primera parte del
libro) ¡Sin programador o sin electricidad, no funciona!
Este instrumento es también el material-depositario privilegiado de la Revelación; pero
no sabemos aún utilizarlo como instrumento y a la vez como material. Así pues, con una
cuchara podemos remover crema de chocolate y también coger crema en su interior,
pero no podemos hacer las dos cosas a la vez. Encuentro esa cuchara en el Tarot: el Mat
la lleva sobre su hombro. (Te das cuenta como ya...)
Tenemos que utilizar un sistema de espejos: el Tarot nos muestra una imagen que el
sistema nervioso nos permite reconocer en la parte intangible del ser humano. El
sistema nervioso —ver más arriba— está programado para establecer permutaciones y
combinaciones de estímulo. El Universo, en su feroz caminar hacia adelante, permuta y
combina SIN parar. No habrá que olvidar entonces que el Tarot también se basa en las
permutaciones y combinaciones.

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