Você está na página 1de 24

Ciudad Ácida

Cidade Ácida
Marcelino Freire
Traducción/Tradução:
Stella Maris Baygorria
Edición/Edição:
Marcelo Barbão
Revisión/Revisão:
Miriam T. Osuna,
Proyecto Gráfico/Projeto Gráfico:
Vanderley Mendonça
Foto de la cubierta/Foto da capa:
Jobalo

Amauta Editorial
2005
AMAUTA EDITORIAL LTDA, 2005

Distribuição Gratuita
Distribución Gratuita

A Coleção Muro de Tordesilhas é distribuida


gratuitamente em Buenos Aires (Argentina),
Cidade do México (México) e São Paulo (Brasil).

La colección Muro de Tordesillas es distribuida


gratis en Buenos Aires (Argentina), México DF
(México) y São Paulo (Brasil).

Amauta Editorial
Rua Augusta, 1378 - Cj 72
01304-001 - São Paulo - SP - Brasil
www.amautaeditorial.com
contato@amautaeditorial.com
MARCELINO FREIRE nació el 20 de marzo
de 1967 en Sertânia, interior de
Pernambuco, Brasil. Vive y escribe en São
Paulo desde 1991. La editorial Ateliê publi-
có sus libros Angu de Sangue1 (2000),
EraOdito (2002) y Balé Ralé (2003).
Del primero seleccionamos el cuento que
viene a continuación, Ciudad Ácida. A pro-
pósito de esta obra y su autor, Nelson de
Oliveira, escritor y editor brasileño contem-
poráneo, escribió “Habitando el poeta y mís-
tico Marcelino Freire aun hay un músico y
un bailarín. El músico se agarra a las diso-
nancias del ritmo maxixe y del maracatu,
el bailarín distribuye sus pasos a tres por
cuatro. Guerreros, todos ellos, cada cual a
su manera. Cuando se desentienden no
sobra piedra sobre piedra. Cuando se jun-
tan: bang! bang! y angu de sangue.
3
El escritor Marcelo Mirisola dice sobre
Angu de Sangue y su autor “El ‘estar jodi-
do’ es el único destino honesto que un autor
puede desearle a sus personajes y lectores,
Marcelino Freire sabe lo que hace y, creo,
en este aspecto fue muy generoso”.
Marcelino Freire es vanguardia de la
vida literaria de Brasil. Idealizó y editó
colecciones como 5 Minutinhos, la revista
PS:SP y los 100 Menores Contos Brasileiros
do Século.
Por todo esto Marcelino Freire viene con
su masa a encabezar nuestra colección Muro
de Tordesillas.

1 - Angu es una especie de polenta que se prepara


con harina de trigo, agua y sal. La palabra de ori-
gen africana también se le atribuye el sentido de
confusión, pelea entre muchas personas.
Sangue: Sangre.

4
Ciudad Ácida

Toma. Do. Hasta caer. Des. Fallecer.


Se despertó en el burdel. Pocilga.
Mujer meneando la concha. La espu-
ma en la cara. El chop o me la chu-
pás. Miró mareado hacia los lados. Bar
de mierda. Manoteó las monedas del
piso. No estoy to. Mado. Intentó levan-
tarse con las monedas. Tintineó. No
5
estoy bien. Me tengo que ir. Pero no.
Me iba. Sin tener dónde poner las
piernas. No quiero cogerme a na. Die.
Aliento a bife. Vómito. Meo. No puedo
con mi cuerpo. Pero puedo. Se agarró
al respaldo de la silla. Corrió el ries-
go. No corría. No subía. Se deslizaba
como espu. Ma. El infierno aburrido.
Mundo de mierda. Este mundo se va
a derrum. Bar. Mucha, mucha, mucha
gente. De la manera que el mundo
gira, anda. No anda. Hasta el final de
la noche. La última. Sería el último
vaso. ¿Cómo seguir en aquella pocil-

6
ga? La puta mostró la calle. Calle,
calle. El hombre del mostrador ayuda.
¿Y ahora? ¿Entraría en la calle así?
Nunca. No me daba la cara. No cabía.
Se arregló la dosis de cabello. Se arre-
gló la camisa. El fuego del cigarrillo.
Enciendo. Suelto el humo. Caí en la
vida. Se. Sostiene en el humo. Suelto
el humo. Humo. Suelto el humo.
Humo. Allá afuera. Lejos, todo en la
boca del pensamiento. ¿Y el auto?
Carajo, carajo. Otro auto toca bocina.
Salió de adelante, puteó la velocidad
del chofer. Alguien que grita “Hijo de

7
puta”. La puta. Ni se cogió a la puta.
Le pasó la lengua a la punta del ciga-
rrillo. ¿Dónde? Apunta. ¿Dónde está la
mierda del auto? Mezcla de nafta y
alcohol. Se busca. La noche se llenó
de luces. Luces felices. Él se rió, reía.
Reía de su pobreza de equilibrio. Un
vacío en el espíritu. Tomado por los
demonios. El aguardiente. Hiriente.
¿Adónde se fue aquella esquina? ¡Dios
mío! Ni me acordaba. Vio el auto dan-
do vueltas. Aquel era el auto. Era su-
yo. Se agarró a la manija, buscó la
llave. La llave. Abrió el bolsillo, dis-

8
traído. Abrió el otro bolso. La llave
vuela. La llave creó alas. Esa mierda.
¿Dónde está la llave del auto? Se fijó
adentro, debajo, en la calzada. Nada
en el charco. Nada en el olvido. Nada.
¿Dónde? ¿Hacia dónde? Nada, nunca.
La llave huyó de mí. Con miedo. La
llave no tiene la culpa de los acciden-
tes de tránsito. In. Transitable. Giró,
giraba. Carajo. Se acordó de las mone-
das que se le cayeron al piso. Se acor-
dó de las monedas que se le cayeron
al piso del bar. Es eso, ¿por qué no?
La llave estaba en otro piso. El piso

9
del bar. En el burdel, hediondo, del
bar. El barsucho. Voy. Voy para allá.
Metió la cabeza en el primer camino.
Eterno. Para el camino, todo borracho
es eterno. Todo camino es. Borracho.
El primer camino que vio. Que apun-
tó, torcido, entró. El borracho vio gente
encendida, lejos. Se oyen llantos. Es
el bar. Todo borracho está seguro de
que todo lo que oye es llanto. Los
bares lloran, llenos. Aumento de movi-
miento. Estaba seguro de que aquella
mierda era. Aquella mierda era el bar.
Iba por el rastro de las escupidas.

10
Guiado por los restos de vómito.
Vómito, ¿qué vómito? No vomitó. Voy,
voy. Con permiso. Entró. Con permiso.
Entró al lugar. ¿Dónde está el bar? El
camino que se lo llevó. El burdel de
su lugar. Sacaron el burdel de su
lugar. Entró. Tando. Trotando. Tan-
teando. ¿Por qué tanta gente en este
bullicio? Todo borracho aumenta el
número del número. El bar parecía
haber crecido de tamaño. Veía salas
oscuras, veía humo. Veía barullo de
almas. Pensó en gritar por la llave.
Ave. ¿Quién vio la llave de mi auto.

11
Móvil? Automóvil es una palabra lejos.
Difí. Silencio. ¿Para quién la gente
reza? La gente rezaba. Bebía lágrimas.
Movía vasos. Dios mío. ¿Dónde estaba
él? La llave. Hallar la llave. Flotaba.
La llave. Se hallaba en un velorio. En
un velorio. Fue a parar, terminó con
los pies en un velorio. Los pies. Dos
pies. Piernas, pies, manos. Tenía ma-
nos serenas. Manos. Sus manos acos-
tadas dentro del cajón. ¿Quién robó la
luz de mi cigarrillo? Mierda. Era su
velorio. Fue a parar a su velorio. Veía
su cuerpo mojado. Su cuerpo bañado.

12
Su cuerpo entre flores. Yacía en paz.
Ya no. Iba. Tonto. Parado. Sin aliento.
Le dio pánico. Pánico. Pensó en correr.
No iba. En huir. No iba. El bar dis-
tante. Moría. El burdel, la pocilga.
Moría el pensamiento como el alcohol.
El auto borracho. Intransitable. Las
señales de tránsito. En nombre del
Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. El
auto sin saber adónde iba. El auto
como ceniza de cigarrillo. El borracho
había llegado a su destino. Velocidad.
Vela. Velo. Automóvil. La llave. Se
quedó quieto, esperando la. Llave.

13
Esperando, borracho. Su cuerpo levan-
tarse. Para intentar. Sub. Ir. A los cie-
los.

14
Cidade Ácida

Bêba. Do. Até cair. Des. Falecer.


Acordou no puteiro. Pocilga. Mulher
rebolando a buceta. A espuma na cara.
O chope ou chupa. Olhou tonto para
os lados. Bar de merda. Catou as
moedas no chão. Não tô bê. Bado.
Tentou se levantar com as moedas.
Tilintou. Não tô bem. Preciso ir. Mas

15
não. Ia. Sem ter para onde pôr as per-
nas. Não quero comer nin. Guém. Bafo
de bife. Vômito. Mijo. Não posso com
o meu corpo. Mas posso. Agarrou-se às
costas da cadeira. Correu o risco. Não
corria. Não subia do lugar. Deslizava
como espu. Ma. O inferno entediante.
Diabo de mundo. Esse mundo vai
derru. Bar. Muita, muita, muita gente.
Do jeito que o mundo roda, anda. Não
anda. Até o fim da noite. A saideira.
Seria o último copo. Como seguir
adiante naquela pocilga? A puta
mostrou a rua. Rua, rua. O homem do

16
balcão ajuda. E agora? Entraria na rua
daquele jeito? Nunca. Não tinha cara.
Cabimento. Ajeitou a dose de cabelo.
Aprumou o ar da camisa. O fogo do
cigarro. Acendo. Baforo. Cai na vida.
Segura. -Se na fumaça. Baforo. Fu-
maça. Baforo. Fumaça. Lá fora. Longe,
tudo na boca do pensamento. Cadê
meu carro? Porra, porra. Outro carro
buzina. Saiu da frente, xingou a veloci-
dade do motorista. Alguém que grita:
“Fi-lho da puta”. A puta. Nem comeu
a buceta da puta. Passou a língua na
ponta do cigarro. Cadê? Aponta. Cadê

17
o caralho do carro? Mistura de gasoli-
na e álcool. Procura-se. A noite
encheu-se de luzes. Luzes felizes. Ele
riu, ria. Ria da sua pobreza de equi-
líbrio. Um vazio no espírito. Tomado
pelos demônios. A cachaça. Desgraça.
Para onde foi aquela esquina? Meu
Deus! Nem lembrava. Viu o carro
dando voltas na vista. Aquele era seu
carro. Era seu. Segurou-se na maçane-
ta, procurou a chave. A chave. Abriu
o bolso, desligado. Abriu o outro bolso.
A chave voa. A chave criou asas. Essa
porra. Onde está a chave do carro?

18
Viu dentro, debaixo, no calçamento.
Nada na poça. Nada no esquecimento.
Nada. Onde? Pra onde? Nada, nunca.
A chave fugiu de mim. Com medo. A
chave não é culpada pelos acidentes
de trânsito. In. Transitável. Girou, gira-
va. Caralho. Lembrou das moedas que
derramou no chão. Lembrou das
moedas que derramou no chão do bar.
É isso, por que não? A chave estava
no outro chão. O chão do bar. No
puteiro, fedido, do bar. O boteco. Vou.
Vou para lá. Meteu a cabeça no
primeiro caminho. Eterno. Para o ca-

19
minho, todo bêbado é eterno. Todo
caminho é. Bêbado. O primeiro cami-
nho que viu. Que mirou, torto, entrou.
O bêbado viu gente acesa, longe.
Barulho de choro. E o bar. Todo bêba-
do tem certeza que tudo é barulho de
choro. Os bares choram, cheios.
Aumento de movimento. Tinha certeza
que aquela porra era. Aquela porra era
o bar. Ia pelo rastro do cuspe. Guiado
pelos pedaços de vômito. Vômito, que
vômito? Não vomitou. Vou, vou. Com
licença. Entrou. Com licença. Entrou
no lugar. Cadê o bar? Foi o caminho

20
que levou. O puteiro do lugar. Tiraram
o puteiro do lugar. Entrou. Tando.
Trotando. Tateando. Por que tanta
gente nessa algazarra? Todo bêbado
aumenta o número do número. O bar
parecia ter crescido de tamanho. Via
salas escuras, via fumaças. Via baru-
lho de almas. Pensou em gritar pela
chave. Ave. Quem viu a chave do meu
auto. Móvel? Autómovel é uma palavra
longe. Difí. Silêncio. Para quem as
pessoas rezam? As pessoas rezavam.
Bebiam lágrimas. Mexiam copos. Meu
Deus. Onde ele estava? A chave.

21
Achar a chave. Flutuava. A chave.
Achava-se num velório. Num velório.
Foi parar, dar com os pés num velório.
Os pés. Dois pés. Pernas, pés, mãos.
Tinha mãos serenas. Mãos. As suas
mãos deitadas dentro do caixão. Quem
roubou a luz do meu cigarro? Porra.
Era seu velório. Foi parar no seu
velório. Via seu corpo molhado. Seu
corpo banhado. Seu corpo entre flores.
Jazia em paz. Já não. Ia. Tonto.
Parado. Sem fôlego. Deu pânico.
Pânico. Pensou em correr. Não ia. Em
fugir. Não ia. O bar distante. Morria.

22
O puteiro, a pocilga. Morria o pensa-
mento como álcool. O carro bêbado.
Intransitável. Os sinais de trânsito. Em
Nome do Pai, do Filho, do Espírito
Santo. O carro sem saber para onde ia.
O carro como cinza de cigarro. O
bêbado havia chegado ao seu destino.
Velocidade. Vela. Véu. Automóvel. A
chave. Ficou parado, esperando a.
Chave. Esperando, bêbado. Seu corpo
levantar. Para tentar. Sub. Ir. Aos céus.

23
Coleção/Colección

Os Imigrantes – Horacio Quiroga


Ciudad Ácida – Marcelino Freire
Uma Pena Extraordinária – Martín Kohan
Más allá de la calle – Rogério Augusto
O pássaro azul – Rubén Darío
Un acreedor del Ministerio de Economía –
Qorpo Santo

Próximos autores:
Claudinei Vieira - Brasil
Furio Lonza - Brasil
Glauco Mattoso - Brasil
Indigo - Brasil
Joca Reiners Terron - Brasil
Marcelo Barbão - Brasil
Marcos Cesana - Brasil
Osvaldo Lamborghini - Argentina
Ronaldo Bressane - Brasil
Salvador Elizondo - México

24

Você também pode gostar