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La Gracia

Gracia es palabra que denota la belleza, la bondad, el encanto, el reconocimiento (la lengua
española tiene una palabra bellísima: ¡gracias!).
Para la fe cristina la gracia encierra todos estos significados y mucho más: designa el amor que el
Señor manifiesta por todos los hombres. Tal amor culmina en el don que Dios hace de su propio
Hijo Jesucristo, el cual se hace hombre para que los hombres lleguen a ser hijos de Dios y
herederos de sus bienes, llamados a habitar en su misma casa, el Paraíso.
La gracia, esto es, la vida divina en nosotros, es ofrecida por Dios generosamente, no se niega
nunca a nuestras oraciones, y en la justa medida nos socorre en nuestras necesidades.
Los hombres tienen un solo deber: el de acogerla. Aun cuando pueda parecer increíble, a menudo
el hombre no acepta este don maravilloso del amor de Dios. Pero Dios insiste y nos repite a cada
uno de nosotros como al Pueblo de Israel: "Abre la boca, que te la llene" (Sal 81, 11). Ábrela,
pues, de otro modo continuarás vagando por el desierto, en la estepa, y serás infeliz.
San Agustín, que había experimentado la soledad de quien está alejado de Dios, ha podido
pronunciar aquellas famosas palabras: "Mi corazón está inquietud, Señor, hasta que descanse en
ti".
63. ¿Qué es la gracia?
La gracia es un don sobrenatural mediante el cual Dios nos hace partícipes de su vida trinitaria.
64. ¿Cómo se divide la gracia?
La gracia se divide en santificante y actual.
65. ¿Qué es la gracia santificante?
La gracia santificante es un don permanente y sobrenatural, es decir, superior a las posibilidades
de la naturaleza, que eleva y perfecciona nuestra alma haciendo que seamos hijos de Dios y
herederos del cielo.
66. ¿Qué es la gracia actual?
La gracia actual es una intervención de Dios que mueve al alma hacia el bien sobrenatural?
67. ¿Por qué se llama actual?
Se llama actual porque no es una cualidad permanente, sino una ayuda transitoria.
68. ¿Hay alguna relación entra la gracia santificante y las tres virtudes teologales?
La gracia santificante está siempre acompañada de las tres virtudes teologales y de los dones del
Espíritu santo.
69. ¿Es verdad también lo contrario, esto es, que las tres virtudes teologales están
siempre unidas a la gracia?
No, lo contrario no es siempre cierto, porque también quien está privado de la gracia santificante
puede conservar la fe y la esperanza, mediante las cuales con la ayuda de la gracia actual puede
comprender el camino de retorno a Dios, es decir, de la plena conversión.
70. ¿La gracia santificante es compatible con el pecado mortal?
La gracia santificante no es compatible con el pecado mortal, que se llama precisamente "mortal"
porque, haciendo perder la gracia santificante, destruye la vida sobrenatural del alma.
71. ¿Qué es la justificación?
La justificación es el pase del estado de pecado al estado de gracia.
72. ¿Cómo viene la justificación?
En quien no está bautizado la justificación viene a través de la fe que conduce al sacramento del
bautismo. Por el contrario, en el caso de un pecador ya bautizado la justificación viene mediante el
sacramento de la Penitencia o Confesión.
73. ¿Qué significa la expresión: "estar en gracia de Dios"?
"Estar en gracia de Dios" significa poseer la gracia santificante, es decir, tener el alma libre del
pecado mortal.
74. ¿Es importante vivir la gracia de Dios?
Vivir en gracia de Dios, y en particular morir en gracia de Dios, es la única cosa verdaderamente
importante para el hombre.
75. ¿Cómo se llama el don por el cual el hombre obtiene morir en gracia de Dios?
El don por el cual el hombre obtiene el morir en gracia de Dios se llama "perseverancia final".
76. ¿Cómo se puede obtener la perseverancia final?
El gran don de la perseverancia final puede ser obtenido con la oración humilde y confiada, hecha
confiando sobre todo en la intercesión de la Bienaventurada Virgen maría, a la cual pedimos a
menudo que interceda por nosotros "en la ora de nuestra muerte".
77. ¿Qué es el mérito?
El mérito es un cierto derecho de recibir una recompensa por las propias acciones. Dios concede
gratuitamente este derecho a quien está en estado de gracia, por el cual las acciones buenas
realizadas por el hombre merecen un aumento de la gracia misma y, si el hombre persevera hasta
el final, la vida eterna.
78. ¿Qué es la santidad cristiana?
La santidad cristiana es aquel estado en el cual el hombre, habiendo así alcanzado la plena
conformación con Cristo, vive la caridad de manera perfecta bajo la guía del Espíritu Santo.
En la Creación, Dios creó todo en 7 días.

• Las creaturas más perfectas que creó Dios son los ángeles y los hombres.
• Los ángeles son seres espirituales, creados por Dios para adorarlo y servirle como
mensajeros.
• El hombre es un ser creado por Dios a su imagen y semejanza, compuesto de cuerpo y
alma.
• El primer hombre creado por Dios fue Adán. Adán tenía dones especiales, que perdió al
igual que Eva por desobedecer a Dios.

Adán y Eva perdieron la presencia de Dios en su alma, que es lo que llamamos Gracia.

Nosotros también perdemos la gracia si después del Bautismo pecamos; es decir, si


ofendemos gravemente a Dios, pero podemos recuperarla por una conversión sincera del
corazón y por el sacramento de la Reconciliación.

Hay diferentes clases de Gracia; por ejemplo:

• Gracia actual, auxilio que Dios da al alma para ayudarla a evitar el mal y hacer el bien
en orden a la salvación.
• Gracia santificante o habitual que nos es dada en el Bautismo y nos hace amigos de
Dios.
• Gracias de estado concedidas por Dios a cada uno en razón de su estado de vida, su
profesión, sus necesidades momentáneas.

Conservamos la Gracia si amamos a Dios, cumpliendo su palabra y aceptando lo que nos


manda.

Dios nos ama tanto que, después del pecado de Adán y Eva, no nos abandonó. Nos prometió
un Salvador, que es su Hijo Jesucristo, que murió por nosotros y al tercer día resucitó.

Para encarnarse, es decir, hacerse hombre, escogió a una creatura especial, María, concebida
sin pecado original, obediente a la voluntad de Dios y fiel hasta el último momento.
Las Gracias actuales
I. La naturaleza humana perdió, por el pecado original,
el estado de santidad al que había sido elevada por
Dios y, en consecuencia, también quedó privada de la
integridad y del orden interior que poseía. Desde
entonces el hombre carece de la suficiente fortaleza en
la voluntad para cumplir todos los preceptos morales
que conoce. Aún después del Bautismo
experimentamos una tendencia al
mal y una dificultad para hacer el bien: es el llamado
fomes peccati o concupiscencia, que –sin ser en sí
mismo pecado- procede del pecado y al pecado se
inclina (CONCILIO DE TRENTO, Sobre el pecado
original.) La ayuda de Dios nos es absolutamente
necesaria para realizar actos encaminados a la vida
sobrenatural. Nuestras buenas obras, los frutos de
santidad y apostolado, son en primer lugar de Dios; en
segundo término, resultado de haber correspondido
como instrumentos, siempre flojos y
desproporcionados, de la gracia.

II. Todos recibimos por la bondad de Dios, mociones y


ayudas para acercarnos a Él, para acabar con
perfección un trabajo, para hacer una mortificación o
un acto de fe, para vencernos por Su amor en algo que
nos cuesta: son las gracias actuales, dones gratuitos y
transitorios de Dios que en cada alma desarrollan sus
efectos de una manera particular. ¡Cuántas hemos
recibido hoy! ¡Cuántas más
recibiremos si no cerramos la puerta a esa acción
callada y eficaz del Espíritu Santo! Con la gracia, Dios
nos otorga la facilidad y la posibilidad de realizar el
bien: Sin Mí, nada podéis hacer (Juan 15, 5) dijo
terminantemente el Señor, y nosotros lo tenemos bien
experimentado. Nuestra jornada se resumirá
frecuentemente en: pedir ayuda, corresponder y
agradecer.

III. El Hombre puede resistirse a la gracia. De hecho a


lo largo del día, quizá en cosas pequeñas, decimos que
no a Dios. Y hemos de procurar decir muchas veces sí
a lo que el Señor nos pide, y no al egoísmo, a los
impulsos de la soberbia, a la pereza. La respuesta libre
a la gracia de Dios debe hacerse en el pensamiento,
con las palabras y los hechos (CONCILIO VATICANO II,
Const. Lumen gentium.) La mayor o menor abundancia
de las gracias depende de cómo correspondemos.
Cuando estamos dispuestos a decir sí al Señor en todo,
atraemos una verdadera lluvia de dones y Su amor nos
inunda cuando somos fieles a las pequeñas
insinuaciones de cada jornada. Acudamos a San José,
esposo fidelísimo de María, para que nos ayude a oír
con claridad la voz del Espíritu Santo, para que como él
, realicemos tan bien y con tanta prontitud, la voluntad
de Dios.

Fuente: Colección "Hablar con Dios" por Francisco Fernández Carvajal, Ediciones Palabra.
Resumido por Tere Correa de Valdés Chabre

LA GRACIA - TEXTOS

1. La gracia que nos transfigura

«Ser tocado por la gracia no significa... simplemente


hacer progresos de orden moral en nuestro combate
contra determinados defectos particulares o en nuestras
relaciones con los demás y con la sociedad. El progreso
moral puede ser un fruto de la gracia, pero no es la
gracia misma; puede incluso cerrarnos a la gracia... Y,
ciertamente, la gracia no viene cuando tratamos de
apropiárnosla, ni tampoco mientras, en nuestra
autosuficiencia, pensemos que no tenemos necesidad de
ella. La gracia nos toca cuando nos hallamos angustiados
y no tenemos reposo. Nos alcanza cuando caminamos
por el valle sombrío de una vida vacía y desprovista de
sentido. Nos invade cuando sentimos que nuestra
alienación es más profunda, porque hemos arruinado otra
vida... Nos toca cuando la insatisfacción con nosotros
mismos, nuestra indiferencia, nuestra debilidad, nuestra
hostilidad, nuestra falta de rectitud y nuestro
comportamiento, se nos han hecho insoportables. Nos
toca cuando, año tras año, nuestro deseo de una vida
perfecta no se ve satisfecho, cuando nuestras inveteradas
tensiones siguen esclavizándonos como han venido
haciéndolo durante decenios, cuando la desesperación
destruye toda alegría y todo animo. A veces, en uno de
esos momentos una ráfaga de luz atraviesa nuestras
tinieblas, y es como si una voz nos liberase: "Tú eres
aceptado. Tú eres aceptado por alguien más grande que
tú y cuyo nombre no conoces. No preguntes ahora cuál
es ese nombre; tal vez lo descubras más tarde. No trates
ahora de hacer nada; tal vez lo hagas mucho más
adelante. Acepta simplemente el hecho de que eres
aceptado". Cuando esto nos ocurre, experimentamos lo
que es la gracia. Después de semejante experiencia, tal
vez no seamos mejores que antes ni creamos más que
antes. Pero todo ha quedado transformado. En ese
momento, la gracia triunfa sobre el pecado, y la
reconciliación supera el abismo de la alienación. Y nada
se exige para esta experiencia: ningún presupuesto
religioso, moral o intelectual; no se pide más que la
aceptación».

P. Tillich

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2. SACRAMENTALISMO:GRACIA-BARATA

La gracia barata, la gracia cara

La gracia barata es el enemigo mortal de nuestra Iglesia.


Hoy combatimos en favor de la gracia cara.

La gracia barata es la gracia considerada como una


mercancía que hay que liquidar, es el perdón
malbaratado, el consuelo malbaratado, el sacramento
malbaratado; es la gracia como almacén inagotable de la
Iglesia, de donde la cogen unas manos inconsideradas
para distribuirla sin vacilación ni límites; es la gracia sin
precio, que no cuesta nada. Porque se dice que, según la
naturaleza misma de la gracia, la factura ha sido pagada
de antemano para todos los tiempos. Gracias a que esta
factura ya ha sido pagada, podemos tenerlo todo gratis.
Los gastos cubiertos son infinitamente grandes y, por
consiguiente, las posibilidades de utilización y de
dilapidación son también infinitamente grandes. Por otra
parte, ¿qué sería una gracia que no fuese gracia barata?
(...)

La gracia barata es la justificación del pecado y no del


pecador. Puesto que la gracia lo hace todo por sí sola, las
cosas deben quedar como antes. "Todas nuestras obras
son vanas". El mundo sigue siendo mundo y nosotros
seguimos siendo pecadores "incluso cuando llevamos la
vida mejor".

La gracia barata es la predicación del perdón sin


arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la
eucaristía sin confesión de los pecados, la absolución sin
confesión personal. La gracia barata es la gracia sin
seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin
Jesucristo vivo y encarnado. (...)

La gracia cara es el tesoro oculto en el campo por el que


el hombre vende todo lo que tiene; es la perla preciosa
por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el
reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que
le escandaliza; es la llamada de Jesucristo que hace que
el discípulo abandone sus redes y le siga. La gracia cara
es el evangelio que siempre hemos de buscar, son los
dones que hemos de pedir, es la puerta a la que se llama.

Es cara porque llama al seguimiento, es gracia porque


llama al seguimiento de Jesucristo; es cara porque le
cuesta al hombre la vida, es gracia porque le regala la
vida; es cara porque condena el pecado, es gracia porque
justifica al pecador. Sobre todo, la gracia es cara porque
ha costado cara a Dios, porque le ha costado la vida de
su Hijo -«habéis sido adquiridos a gran precio»- y porque
lo que ha costado caro a Dios no puede resultarnos
barato a nosotros. Es gracia, sobre todo, porque Dios no
ha considerado a su Hijo demasiado caro con tal de
devolvernos la vida, entregándolo por nosotros. La gracia
cara es la encarnación de Dios.

La gracia cara es la gracia como santuario de Dios que


hay que proteger del mundo, que no puede ser entregado
a los perros; por tanto, es la gracia como palabra viva,
palabra de Dios que él mismo pronuncia cuando le
agrada. Esta palabra llega a nosotros en la forma de una
llamada misericordiosa a seguir a Jesús, se presenta al
espíritu angustiado y al corazón abatido como una
palabra de perdón. La gracia es cara porque obliga al
hombre a someterse al yugo del seguimiento de
Jesucristo, pero es una gracia el que Jesús diga: "Mi yugo
es suave y mi carga ligera".

D. Bonhoeffer
El precio de la gracia

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4. "Este es el virus horrendo de vuestra herejía:


pretendéis hacer consistir la gracia de Cristo en su
ejemplo y no en su don".

S. Agustín contra
TITULO SEGUNDO
NACIMIENTO DEL ESTADO DE CRISTIANO EN VIRTUD DE LA GRACIA
ACTUAL
199 ESTADO DE LA CUESTIÓN

I ESENCIA E IMPORTANCIA DE LA GRACIA ACTUAL


200 CONCEPTO Y DIVISIÓN DE LA GRACIA ACTUAL
201 DEFINICIÓN DE LA GRACIA ACTUAL
202 NECESIDAD DE LA GRACIA
I Doctrina de la Iglesia
II Concepto de acto saludable
III Testimonio de la Escritura
IV Doctrina de los Padres
V Errores naturalistas y racionalistas
VI La gracia no anula la libertad
VII Necesidad de la gracia preparatoria

203 LÍMITES DE LA NECESIDAD DE LA GRACIA


204 LA GRACIA NO PUEDE MERECERSE

LA ACCIÓN HUMANA OBRADA POR LA GRACIA ACTUAL COMO


II
PREPARACIÓN PARA LA JUSTIFICACIÓN
205 CONVERSIÓN DESDE EL PECADO
I Dios y el hombre
II Doctrina de la Iglesia
III Testimonio de la Escritura
IV Doctrina de los Padres

206 LA FE COMO PREPARACIÓN PARA LA JUSTIFICACIÓN


I Doctrina de la Iglesia
II Testimonio de la Escritura
III Concepto de fe
IV Antagonismos de la fe
V La fe como fundamento permanente de la justificación
VI Testimonio de los Santos Padres
VII Fe y sacramento

207 LA FE MUERTA NO ES PREPARACIÓN SUFICIENTE PARA LA JUSTIFICACIÓN

III CAUSALIDAD DE LA GRACIA (GRACIA Y LIBERTAD)


208 DEFINICIONES
209 EXISTENCIA DE LAS GRACIAS ACTUALES EFICACES E INEFICACES
210 LA LIBERTAD DEL HOMBRE BAJO LOS EFECTOS DE LA GRACIA ACTUAL EFICAZ

211 COMPATIBILIDAD DE LA ACTIVIDAD DIVINA Y DE LA LIBERTAD HUMANA


I Sistema de explicación de la gracia
II Valoración crítica de los sistemas de la gracia

IV VOLUNTAD SALVÍFICA UNIVERSAL DE DIOS


212 UNIVERSALIDAD DE LA GRACIA
I Sentido del dogma
II Cumplimiento de la voluntad salvífica universal de Dios

213 DESIGUAL DISTRIBUCIÓN DE LA GRACIA: CONCEPTO DE PREDESTINACIÓN


214 REALIDAD Y PROPIEDADES DE LA PREDESTINACIÓN A LA BIENAVENTURANZA
I Realidad de la predestinación
II Propiedades de la predestinación
III Números de los predestinados
215 RAZÓN DE LA PREDESTINACIÓN

216 LA REPROBACIÓN (DECRETO CONDENATORIO DE DIOS)

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