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EL BARROCO EN LA CIUDAD DE MEXICO SIGLOS Desde tiempos prehispéinicos la ciu- dad de México ha padecido terribles inundaciones; es conocido que fa ciu- dad de Tenochtién sufrisus catastré- fioos efectos. En el siglo xvu uno de los aluviones que se inicié en 1629 y que mantuvo anegada la ciudad por casi cinco afios, se encargé de cerrar un capitulo de nuestra historia y, al bajar las aguas, otro mas dio comienzo. Viejas edificaciones del siglo ante- rior que atin se conservaban, en las que lomedieval, enacentistaeindige- na hicieran una singular amalgama, fueron demolidas. Surgié asi, poco a poco, una ciudad con el signo del barroco, En apariencia la estructura de la urbeno cambiéa consecuenciade las XVII inundaciones. Nuevos edificiosse fue- ron ataviando, a veces hasta la obst- nnacién o fa fantasfa, con las nuevas formasbarrocas; dandocomo resulta- do una ciudad inconfundiblemente ‘americana, con diferencias cruciales con las urbes de la Europa barroca, principalmente con las ciudades ita- lianas y las francesas de la época de los Luises. La ciudad de México, al igual que otras ciudadesdel continente, fue una importante receptora, no del urbanis. imo barroco, sino del espiritu de esta corriente que impregné toda la vida Colonial y que dio paso a la construc- ciéndeuna arquitecturapermeada por lossignos locales, ena que las dstin- tas construcciones dialogan entre y XVIII Enrique Ayala A ellas, dando como resultado un espa- cio profundamentebarroco, apesarde las trazas de damero, que en ocasio. nes pudieron crearse ajenas a él El urbanismo americano de los si- glos xvii y xvii constituye, por tanto, la resignificacién de la estructura ur bana bajada en la reticula ortogonal del siglo precedente, En janueva me- trépoli prevalece la esencia espacial de esta peria imperfecta, sélo que se trata de un tipo de ciudad donde las almas indigena, mestiza, y también criolla, lograron construirsu identidad yuna referencia que aiin en ta actua- lidad nos resulta necesaria, En la ciudad de México, como se- guramente sucedié con otras urbes y poblados mas pequefios, se experi- 27 La Cluded de Mexico on 1628, Vista realzada por.iuan Gémez de Trasmonte. Aspecto de la Ciudad de México antes dela inundacion de 1629 Fuerte: ODF. Atlas de /a Ciudad de México 1381 Cabeza de felino que sefala el nivel de las aguas en 1629, Esta escultura de Ldn, en potrada en Un edificio de las esquinas que forman las actuales calles de Madero y Metoinia en el cento de la Ciudad de México, recuerda, a decir de Salvador Novo, el mximo rivel que alcanzaron las aguas durante [a lamada Gran inundacién Foto E Ayala ment6 una hondareestiucturacién del espacio. Destacandoen eltejido urba- no ungrannumerode cupulasytorres, de templos regulares y seculares que contrastan con el orden de los enzos de fachadas, tornandose en elemen- tos estructurantes; en muchas oca- sionesen los frentes de altos edificios, se maniffestan los caprichos del est lo, llegando inclusive hasta la desmaterializacion de la forma y no pocas veces de los materiales, La ciudad, no obstante, ha sido conformada también por otros edifi- cios, viviendas que se construyeron 28 paratodoslossectoresdelasociedad y que realmente son ellas las que hacen el tejido urbano ¥ justiican la existencia de las joyas edilcias, La vivienda, que en su integracién va més alla de la simple suma de casas y resulta ser el entramado de la urbe, constituye el escenario de una vida cotidiana, que en esta época casi no reconoce diferencias entre los mbites publico y privado. Pero sin ‘embargo, se trata de una casa capaz de adaptarse a los multiples cambios vividos por la sociedad virreinal duran- te mas de siglo y medio Sus interiores estan organizados en tomo patios centrales, que son e! ambiente vital de a casa, lugar del ‘encuentro y la convivencia de los mo- radores, como también continente de multiples actividades. Ellos apenas si ponen una pausa entre la vida domes- fica y una vigorosa ciudad, donde pese ala organizacién estamental de la sociedad, los actores se mezclan y se confunden con un énimo que, bien podria decirse, esl almadel barroco, Los recintos de muchas de estas ‘casas también se engalanan con las nuevas formas, torndndose no pocas vecesenescaparates dondelaselites, de entonces muestran sus riquezas y sus triunfos mediante abigarradas decoraciones, donde lasrricas formas ‘Vista de a Ciudad de México en el siglo XVI. Fragmenta de una pintura en un biombo dela época. Pesoa que: praporcion de los espacis los ediicios no corresponde con la realidad, es posibie reconoceria Plaza Mayor dela ciudad y os edificios creundantes La torre ubicada en ellade riente de la catedral es invertada, pues aun no habia sido construda Fuente F Benitez, La Ctudad de México, 1984, Sagratio Metropolitano dela Ciudad de Mex co. Termnade hacia 1768 Arq Lorenzo Roctiguez Este edficic es una de las ob'as mayotes de inales det cmurrigueresco, uima etapa del perodo bartoce Folo E Ayala Retabio de la iglesia de la Ensefanza Silo Vl Elintenor de este tempo e3 une de ios poses ejemplos barccos que se conservan fen ol cent de la Ciudad de Mexico Foo E A Planta de a casa de los condes de Santiago de Calmaya, Siglo XVIl Esta casa fu ft siglo XVI. pera expermants importantes madifeaciones en el siglo plot que s© conservan en nuestra cused oe las casas de patio tuntana en Mexico. 1988 cuactass Fuente Infonaut wend y colores de tapicerias y mobiliario, mas que servir a lo hogarefo,sirven para el lucimiento de los logros obte nidos. El ambiente de estas casas se vio igualmente enriquecido por miitiples objetosde gran fuerzaoramentalque Negabandel Oriente. Losmotivos asi ticos, que resultaron de gran atractivo al espiritu barroco, pronto se incorpo- raronalepertorioformaldelosartesa nos coloniales y algunos objetos trat- dosdelaChinay Filipinasno tardaron en adquirir carta de naturaleza en la casa mexicana. Entre ellos la loza y losbiombos; pantalias plegadizasque nosélofueron telonesde fondo parael lucimiento de fa casa, sino que juga- ron—hacia elsegundo terciodelsiglo xvi un papel fundamental en la reelaboracién del ambito doméstico, {que poco a poco fue ganando lugar. Tambien se incorporarona su mo. biliario piezas procedentes de Fran- cia, Holanda e Inglaterra, que aporta- ira ae planta ron su cuota a la recteacién del am- biente de la casa. Pese a que ya tenian una historia vieja en la capital del virreinato, no fue sino hasta ya avanzado el ultimo siglo colonial, que estos enseres importados sirvieron a una casa menos publica, donde la intimidad y la privacia habian ganado lugar. La sociedad, que durante casi dos siglos se mezclé sin distingos en la calle, tendiaya afinalesde esta época a su disgregacién. Las élites busca- bandiferenciarse dela plebe ylacasa vino constituir el refugio que comen- 26 a tornarse en el hogar. Ladistribucién arquitecténica de la casa, que de hecho no habia cambia- do en dos siglos de historia colonial, continud siendo el receptaculo obliga- do parala nueva vida que comenzaba adefinirse. Correspondia entonces al mobiliario resolver la carencia de un espacio conveniente, Los biombos y rodastrados sirvieron para la separa- 29 Casas de taza y palo en el colegio de San Ignacio ode las Vizcainas. Siglo XVI Arq. Lorenzo Rodriguez. Este tipo de casas tuvieron su auge en el siglo XVIll Aunque sus antecedentes se femontan al XVI. En 1988, afio en que se toma esta flo, ain enstian algunas casas en uso. Foto: E, Ayala Fuente de la srena en la casa de los condes de Santiago de Cakmaya. Silo XVII Esta figura de tuna sirena de dos colas que tae una guitarra es una magnifica muestra del spirits barroca en Gl arte de la Cludad de Méxoco Foto E, Ayala 30 cién de los ambientes y los muebles, principalmente los que provenian de Inglaterra, proporcionaron una como- didad que hasta entonces no habia sido necesaria, Sin embargo, estos cambios se acusaban en el mundo de las élites, haciendo de estas mansiones pala- ciegas algo muydistante dela morada de otfos grupos. Los artesanos y ‘empleados, por ejemplo, se apifiaban enlas llamadas casas de tazay plato, eniresuelos 0 modestas vecindades, enlas que nada resultaba mas lejano que el lujo y el confort de aquellas otras casas. En algunas de esas viviendas Populosas se constituyé esa singular Unidad, tan caracteristica de la urbe colonial, que fue la casa-comercio- taller, conun espacio bastante reduci- do ycon un mobiliario que a pesarde sumodestiay escasez no fue ajeno al espiritu barroco. En ella se aglomera- ba para vivir y trabajar una familia Casa de entresuelos en la mansién de la marquesa de Uluapa, Siglo XVII, Sobre las ‘accesoriasy bajo el piso principal de fa man- sion se aprecian dos ventanas con un baleen cortido al frente que cortesponden al entre- suelo. El acceso se lograba desde el palo interior. La diferencia ante estas casas y las de taza y plato estiba en que estas iitmas tenlan e! acceso desde la accesoria Plano de ia Ciudad de Mexico en 1753. Reaizado por Josepho Antonio de Vi barroca a la manera europea, su morfolagia, estructura Fuente: DOF. Alas de a Ciudad de México. 1981 formada porel artesano, su parentela ylos aprendices del oficio, Estas casas, no obstante sus re- ducidas dimensiones y exiguo nume- ro de locales, no eran las mas humil- des de la urbe, pues mucho més modestas resultaban las de los indI- genas que vivian en los barrios periféricos. Sin embargo, estas vivien- dasde uncaradcter netamente urbano —en cuyos espacios se efectuabauna grandiversidaddelabores—notenian Sus limites en sus muros 0 umbrales. Siacasosus confinesse encontraban en el barrio, donde las actividades se desbordan ala calle, dando ala ciudad una imagen bulliciosa y peculiar, ha- ciendo de ella un espacio profunda- mente vital Lacalle no era tnicamente una via para la circulacién —esto vino des- pués— sino que en ella se permane- fa, se trabajaba y se mercaba. Era asimismo, el espacio de las fiestas y del duelo, de lo religioso y lo pagano. Y también lo fue de la justicia Fueron estas casas, principalmen- te en las nombradas de taza y plato donde vivianlos artesanos, lasimiente de los barrios gremiales, componen- tes capitales de la estructura de la turbe barroca. Misma que hoy en dia, No obstante el tiempo y los numero- sos cambios, seguimos encontrando en el viejo Centro, el corazén indiscu- tible de la metrépoli, sustancial parte de nuestra herencia social y cultural. lasefory Sanchez. A pesar de contar la Ciudad de México con una taza Y la forma de ser vivda dan cuenta de Un prafundo espirtu barroco. “Profesor investigador del Departamento de Métodos y Sistemas 31

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