Despertar. Abrir los ojos. El techo. Aun no amanece. Hace fro. Estiro la mano para buscar el reloj, son las 4:35 de la maana, he despertado antes de la alarma. Acabo de tener una pesadilla. Soaba que ella volva, que me acariciaba el cabello mientras fumaba un cigarrillo, siendo que ella no fuma tabaco. Me fijaba en sus manos con sus delgados dedos que apretaban singularmente la colilla en la punta del filtro. Me miraba con ternura e insistente rosaba mi nuca como si fuera mi brazo rascando exactamente donde yo deseaba. Me conoca con sus falanges, saba a dnde tena que llegar. El olor a cigarrillo se fusionaba con su aroma en una mezcla extravagante y exquisita, dulce y alcoholado, como si su piel exfoliara perfume cuidadosamente medido. Sus labios delgados no me besaban, solo jugaba con mi cabeza pero no exista contacto sensual. Pareca como si no fusemos novios. Pero de repente, en un abrir y cerrar de ojos su faz se converta en la de mam, elevando mis temores a terrenos oscuros y despiadados, puesto que su figura se convirti violentamente en un cuerpo grueso y veterano sin olor. De repente, me entr un deseo bquico de besarla, de saber su saliva, de beber su lengua y comer sus comisuras; pareca como si me hubiera dado un elixir, una magia negra que me converta en un demonio. La vi tan hermosa, como nunca, con el palio de sus pmulos brillando, envuelta en un nido de cabellos que embellecan su rostro, con unos ojos grandes y grises que reflejaban cierto tono de tristeza primitiva, escondiendo un llanto de nacer, un llanto de vida que yo quera palpar con mi lengua. Cuando decid besar a mam ella enfureci y quiso destruirme, cuando despert. Estaba sudando y cuando despert aun senta agona, aun cuando ya reconoca que estaba en estado de vigilia, tena un sentimiento de culpa que no se deshaca como con cualquier otra pesadilla.