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AL EMPEZAR

Parado, pies juntos, erguido sobre la cima de tu espacio vital

Cabeza y cuello halan la espina dorsal.

Inspira profundo…; pulmones y mente anima,

para trazar entre cielo y tierra

un haz de brillante vida.

Sigue tu mente la luminosa línea

que del cielo bajas por tu coronilla

y fundes con el profundo cristal

que en el centro del planeta brilla.

Relajas, al tiempo que espiras,

la luz que en tus pulmones todavía cobijas

y que con tu intención y cuerpo hacia el suelo guías:

Al tanto que doblas hacia adelante tus piernas juntas,

imaginas tus pies crecer cual raíces en la arcilla,

mientras tu espalda, riñones y caderas,

escapan como agua hacia las rodillas,

De nuevo inspiras el aire celestial,

Abriendo fluido el compás de tus piernas en portal,

Y bajas espirando el cuerpo, con la espalda erguida,

Sintiendo en la unidad con Gäia, al planeta de la vida.

Jorge Acosta, 10 de Diciembre de 2009

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