Francisco de La Torre (España, 1534). de su producción, los poemas:
Al silencio de la noche
Bella es mi ninfa, si los lazos de oro...
Cuántas veces te me has engalanado...
Estas es Tirsis, la fuente do solía...
Este real amor desbaratado...
La blanca nieve y la purpúrea rosa...
Noche, que en tu amoroso y dulce olvido...
Francisco de La Torre (España, 1534). de su producción, los poemas:
Al silencio de la noche
Bella es mi ninfa, si los lazos de oro...
Cuántas veces te me has engalanado...
Estas es Tirsis, la fuente do solía...
Este real amor desbaratado...
La blanca nieve y la purpúrea rosa...
Noche, que en tu amoroso y dulce olvido...
Francisco de La Torre (España, 1534). de su producción, los poemas:
Al silencio de la noche
Bella es mi ninfa, si los lazos de oro...
Cuántas veces te me has engalanado...
Estas es Tirsis, la fuente do solía...
Este real amor desbaratado...
La blanca nieve y la purpúrea rosa...
Noche, que en tu amoroso y dulce olvido...
Cuntas veces te me has engalanado... Estas es Tirsis, la fuente do sola... Este real amor desbaratado... La blanca nieve y la purprea rosa... Noche, que en tu amoroso y dulce olvido... Volver a: A media voz Volver a: Poesa de Oro
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AL SILENCIO DE LA NOCHE Sigo, silencio, tu estrellado manto de transparentes lumbres guarnecido,
enemiga del sol esclarecido,
ave nocturna de agorero canto. El falso mago amor con el encanto de palabras quebradas por olvido convirti mi razn y mi sentido; mi cuerpo no, por deshacelle en llanto. T, que sabes mi mal, y t, que fuiste la ocasin principal de mi tormento, por quien fui venturoso y desdichado, oye t solo mi dolor, que al triste a quien persigue cielo volento, no le est bien que sepa su cuidado.
BELLA ES MI NINFA, SI LOS LAZOS DE ORO...
Bella es mi ninfa, si los lazos de oro al apacible viento desordena; bella, si de sus ojos enajena el altivo desdn que siempre lloro. Bella, si con la luz que sola adoro la tempestad del viento y mar serena; bella, si la dureza de mi pena vuelve las gracias del celeste coro. Bella si mansa, bella si terrible; bella si cruda, bella esquiva, y bella si vuelve grave aquella luz del cielo, cuya beldad humana y apacible ni se puede saber lo que es sin vella ni vista entender lo que es el suelo.
CUNTAS VECES TE ME HAS ENGALANADO...
Cuntas veces te me has engalanado, clara y amiga noche! Cuntas, llena de oscuridad y espanto, la serena mansedumbre del cielo me has turbado!
Estrellas hay que saben mi cuidado
y que se han regalado con mi pena; que, entre tanta beldad, la ms ajena de amor tiene su pecho enamorado. Ellas saben amar, y saben ellas que he contado su mal llorando el mo, envuelto en los dobleces de tu manto. T, con mil ojos, noche, mis querellas oye y esconde, pues mi amargo llanto es fruto intil que al amor envo.
STA ES TIRSIS, LA FUENTE DO SOLA...
sta es, Tirsis, la fuente do sola contemplar tu beldad mi Filis bella; este el prado gentil, Tirsis, donde ella su hermosa frente de su flor cea. Aqu, Tirsis, la vi cuando sala dando la luz de una y otra estrella; all, Tirsis, me vido; y tras aquella haya se me escondi y ans la va. En esta cueva deste monte amado me dio la mano y me ci la frente de verde hiedra y de violetas tiernas. Al prado y haya y cueva y monte y fuente y al cielo desparciendo olor-sagrado, rindo de tanto bien gracias eternas.
ESTE REAL DE AMOR DESBARATADO...
Este Real de amor desbaratado, de rotas armas y despojos lleno, aguda roca y mal seguro seno de mi doliente espritu cansado, al enemigo vencedor amado rendido francamente como bueno, de m le siento eternamente ajeno, por verse de contrarios ocupado.
Y el tirano cruel de mi contento,
burladas mis antiguas confianzas, los vencedores escuadrones sigue. quin podr remediar mi perdimiento, si faltan del amor las esperanzas, y si quien am tanto me persigue?
LA BLANCA NIEVE Y LA PURPREA ROSA...
La blanca nieve y la purprea rosa, que no acaba su ser calor ni invierno, el sol de aquellos ojos, puro, eterno, donde el amor como en su ser reposa; la belleza y la gracia milagrosa que descubren del alma el bien interno, la hermosura donde yo discierno que est escondida ms divina cosa; los lazos de oro donde estoy atado, el cielo puro donde tengo el mo, la luz divina que me tiene ciego; el sosiego que loco me ha tornado, el fuego ardiente que me tiene fro, yesca me han hecho de invisible fuego.
NOCHE, QUE EN TU AMOROSO Y DULCE OLVIDO...
Noche, que en tu amoroso y dulce olvido escondes y entretienes los cuidados del enemigo da y los pasados trabajos recompensas al sentido! T, que de mi dolor me has conducido a contemplarte, y contemplar mis hados -enemigos ahora conjurados contra un hombre del cielo perseguidoas las claras lmparas del cielo siempre te alumbren, y tu amiga frente de beleo y ciprs tengas ceida,
que no vierta su luz en este suelo
el claro sol mientras me quejo ausente; De mi pasin bien sabes t y mi vida!