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Futuro

(La hija del desierto)


Este cuento está escrito en español. Usted puede consultar la versión en inglés, llamada
Future, la versión en latín falso, llamada Futurus, y la versión en griego falso, llamada Μέλλον
(Méllon)

por Alejandro Ochoa G., “farfetched”. Guadalajara, Jalisco, México. Enero de 2010.

En el desierto de Sonora, al norte de Altar, Mirna y su madre la maestra Atenea,


caminantes por una ruta de terracería en busca del agua mágica, rechazarán el
aventón del conductor solitario de un auto Tsuru gris modelo 2009, quien las habrá
confundido con emigrantes y seguirá solo su camino hacia Yuma, Arizona.

Andarán durante otros tres días y Atenea fallecerá deshidratada. Mirna


caminará un día más, encontrará una pequeña zona arbolada y un pozo de agua. Se
sentará sobre una roca, se cubrirá con su manta de lana color arena.

Pasarán viajeros a pie, a caballo, en moto y en coche; le preguntarán acerca de


algo, cualquier cosa, y todo, pero Mirna nada contestará. Seguirá allá, sin envejecer,
porque diariamente sacará agua mágica y mineral del pozo y la beberá.

Y allí seguirá estática la ojiverde Mirna, de 23 años, nacida en Guaymas como


su mamá, meditando sobre la infinitud del universo y la soledad de su vida.

Ella, hija única de Atenea y Ramón, un seudofilósofo provinciano de Álamos,


Sonora, divorciado de Atenea, y quien fallecerá en Cajeme.

Verá la Luna y las estrellas y recordará los cuentos árabes leídos por Atenea y
Ramón cuando niña.

Pero hete aquí que el viernes 30 de enero de 2015 alguien desvelará la manta y
descubrirá que habrán transcurrido varios años en los que Mirna habrá sido un
montón de piedras muy bien acomodadas sobre la roca y cubiertas con la frazada de
lana, y habrá acontecido que un viajero extraño habrá pasado y la habrá llevado a una
ciudad grande y lejana, donde se casará con ella y tendrán dos hijas y dos hijos,
quienes destacarán en las artes, la política, los negocios, y la educación.

Mirna será feliz, se acabará la soledad, habrá iniciado una existencia plena de
prisas, diálogos, razonamientos, estudios, intercambio comercial, viajes en barco,
ferrocarril, coche y avión, navegaciones por la internet, realización y consolidación,
plenitud de vida espiritual y religiosa.

Regresará a Guaymas, primeramente, por copias de su acta de nacimiento y de


su fe de Bautismo; luego, para saludar a los numerosos amigos que habrá dejado en
el puerto. Paseará en compañía de su esposo y sus cuatro hijos por las amplias
playas del mar de Cortés, nadará en el agua marina, abordará yates en el azul golfo de
California, pescará, y acompañará sus platillos marinos con cerveza, brindará por la
vida y el amor...

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