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FEEEEePEeee eee eee Jost ss Conon | LA CIUDAD LATINOAMERICANA: CONTINUIDAD | EUROPEA Y DESARROLLO AUTONOMO! | E costs dt cesaroto ainono de iad Inna eco a foe lee ees ae Sonamporinas de expansion umn ha qui estas ey ee eyes yeaaas os fon pes le, Cones ene adn cans esl fact yr com> Fens ln curd plan ee yen eosin feelin coder anporcn can un sere menetd scat Crus San Pal, porejenpi.o seen hniacenl hee per ovo enn poli ‘Sian con Tos proQlems tociecnimicos > eae CS caielens es ceca Tapa aor docs unlintesendess campo. 58 de tnt en lui cn los proces az Ingo 30 ioe coniguanel ul are de lasntedad name wana Por essere cde an desea pe paldcivsenone dental orcacasaconitinen sno Metta door cieceren se ipraronfos proves 0 watson gue negra’ Al wou ore rio 1 ‘Texto publicado en Richard Konetzke und Heeman Kellenbens [Hes Jarbuch fir Geschichte, von Stast, Wisschat und Gesellschaft, Koln. ‘Bohlaw Vetag, 1969, p, 143-149, 2 Para Jose Luis Romero cl tema def ciudades definitive para exp procesoshstrien en la medida qué Ts ciudad tene una diam carlos ‘vele pode declrse qu a cud ese mejor indiendor de los endme- fos de mestizajey scltraciéa que se desarollan en Latino- teres recib con la reac de naevas formas de vide y de tmentalided En téminos generals, esta frmulaes valida par el examen de desorrollolanoamericano desde el siglo XV hasta hoy. Si esas el ani del desarrollo dela ciudad latinoamericana debe ajsarse a una conceptulizacion hiséiea precise. Como produeto dela vida socioeeondmica y cultural, la ciudad es una troaci sempre rnovada; ys admitendo que pueda corsde- farse como objeto de una teria —urbansia, socal, politica 0 tun filosfiea 0 teoligiea— su anlisis tiene que ser primaria mente histrio y pati desuscondicionamientos necesaros. En consecuencia el estudio dela ciudad ltinoamesicana debe partir Ge los supuests eon que fue creada,supuestos euya races se U nen en la experiencia de i eudad burguesa europe, ta como fonind ydesenvolviba prt del sigh iy tl como funcionaba—0 se suponia que funcionaba—a prncipis del siglo xt, luego de profundes y variadas transformaciones. Esa experiencia fue Sistematizada y resumida en férmilas para ser utiizada en el mundo que se europeiz6 —no silo Latinoamérica por ciesto—y irctamente a su entomo. De este todo hncusadsecoutuyeen a cspecie decuta qua refiaden ineuees insert Jos proceso generaes ede Renucura del mundo ius soclednesianaey ef dl undo rural que Te ae dretamente BeSstedinamcs ge naseodeesrcturaereiesodekogieas que se \Gccznwuehvenhstarment En est puntos origi a dnamica de os, procesocautonominsy heterénomos que enconté el Nstorador argentino Sheimundo latincmeriano y gue sinttizn etl de este apaado. es propia y que pa fo tanto ae cristalin6 en un nicleo de Fuerte poder insitucionaizador que se instauré en medio de una realidad natural, soeialy cultural desco nocida. El andlisis debe seguir, por eso, a tavés de los fendmenos de interzelacin entre las ciudades, como aieleos socioeconi- cosy culturales compass einsttuctonalizadoes,y dela ealidad | cireundante que offecia una naturaleza peculiar y.a veces formes Socioeconémieas y cultural desarolladss. Estos fendmenos de interzelacin sedan tantoen{asdreas rurakescomo en as wibenas: | pero estas dltimas adquierenfsonomia may previsay cieros e=- Teeteres de enfrentamiento radical: de aqui el valor como inci cador? Un ligero examen de las etapas de este ans revela que: fandamentalmente, estin difereniadas por los cambios de sv estructura orginaiay por los nivelessueesivos de aecuscion de In ciudad «su peculiar eontomo, He aqui cules pueden ser esas tapas. La ciudad latinoamericana es fandada y organizada solve € modelo dea ciudad Iso espafota,o mejor, sobre lsimagen gue Us tla tenin los grupos colonizadores en ls pstrimerias del sie XY y principios del XVI, Correspondia, en rigor, a la civdad feudoburguesa medieval, promovidey desarollada por lative dad mercantil que deseneadené tna burguesia local en eonianto con grupes musulmanes y judos. sta eircunstanci, entre otras 41. A pats de esta stuncidn Jos is Romero proponeekmentosnovedoso- ae comprension para affonarel fermen ltinoamerieano, De aga se ‘Eprom el pnrteaniena de fos rocesesutonomos que marr el de SExbotvimietto de tas estintanrgiones de America Latina Ademas, se ‘Seticcen tambien muchas de fae caaciristicas gue se dewarroiln fnicaimente en ots tabajos, 327 dio a la ciudad peninsular un aspecto especial. Problemas de estructura socioeconémica acentuaron alli la politica diseri- ‘minatoria que concluyécon la expulsion de moros y judios, en tan- to que favorecieron el predominio en las ciulades de las clases poseedoras de la tierra, tanto de las altas como de las que here- ddaban Ia condieién de los “eaballeros villanos”. Evidentemente, esa situacion no es exclusiva de la Peninsula ‘bérica, La cludad medieval suegié hacia el siglo xt dentro de un sistema socioecondmico y cultural que puede ser llamado “feu- doburgués", esto es, un sistema transaccional determinado por el hecho de que la clase promotora del eambio renuncié muy pronto a la disputa del poder politico y, 2 la sombra de los altos poderes seftoriales o reales de mentalidad renovadora, concentrd sus es- fuerzos en el desarrollo de nucvas actividades econémicas que le lepararon importantes cambios en la situacién social de susmiem- bros, Esa clase destaeS sueesivamente de su seno a algunos grupos que lograron capitalizar precozmente y que se Vineularon con las clases tradicionales, creindose asi un patriciado que earactetizé a Ja ciudad feudoburguesa. Empero, la alianza no tuvo en todas par- teslosmismos caracteres, Alli donde laselases seRoriales earecian de fuerza y tadicién, las ciudades adoptaron una fisonomia mis tipicamente burguesa, como en los Paises Bajos. En cambio, alli cionde las elases pose fuerza y wadicion se erigieron en inevita- ble modelo de los grupos patricios, pero ofteciendo dos posi ddades distintas. En algunos casos, como en eiertas ciudades italia- nas, las clases seforiales aceptaron, a su vez, el modelo de vida ur bana y permitieron una real alianza feudoburguesa; pero en otras casos mantuvieron rigidamente sus esquemas seftoriales y se resistieron a integratse con los grupos burgueses en ascenso, sin que por elto dejaran de ser para éstos un modelo imitable. Tal fue, en términos muy generales, el caso de la Penirsula ibérica, donde ese fendmeno, acentuado primero por la politica diseriminatoria contra motos y judios y luego por la legada de la plata y el oro amerieanos, desembocd en un modelo urbano extremado: la eit dad hidalga. “La ciudad hidalga, que contenia inequivecos elementos de ideologia social, fue precisamente el esquemaque se utili26 para erigir la ciudad latinoamericana, Sobre una plenta racfonal, inspi- radaen las formas de las bastides francesas,difundidas en Espati se constituy6 una sociedad en la que se prestmi6, en principio, de ‘una condicién de hidalgufa y a la que se aplicaron los prineipios diseriminatorios inspirados en el espiritu de la Reconquista y de la Contrarreforma, Fue una sociedad sin judios, ni moros, ni protes= tantes, pero, ademas, en términos juridicos, sin indios ni neeros. ‘Tras la empalizada o el foso, 0 tras Ja valla cu tural que los reem- plazaban, la ciudad debia ser una ciudadela, no sélo en sentido militar sino, sobre todo, en sentido social y culsural; una ciudadela europea y europelzadora en Ia que se conservaran intactas las formas de mentalidad y de vida, la raza y los sistemas de normas y valores europeos. Este designio se cumplié en parte, Desde cierto punto de vist tan profundas como pueden haber sido las altemativas ereadas por ‘el mestizaje y la aculturacién, la ciudad latinoamericana conservé —y sigue conservando en parte— las funciones de una ciudadela ‘europea y curopeizadora, de modo que una de sus lineas de cambio correspondle a las transformaciones socioeconiimicas europeas o. en rigor, mundiales, La ciudad hidalga del esquema originario guid siendo un modelo vilido que constituye, aun hoy.e] mareo de 329 referencia dels clases alas en muchas ciudades, Pero poeo @poco yen algunos casos ya en cl siglo XVII y Xvi Ie ciudad hidalga que pretend fare esquema feudoburgués, comenzd a deslzarse hacia vn esquema burgués tpico. De agi ds proble- mas que deben esudiase metédicamente, Uno ese de ln porpe- tuacién del esquema de la ciudad hidalga a pesar de todos fos eam- bios operados en ia realidadsocioeconémica y eutural. Otro ese de la peculordad del desarrollo dels burguesas urbanas, prime- ro en elacin congue esqucma y tego en elacin con los car bios socioecondmicos del dren europea con la que la ciudad estaba cn contacto, Estos problemas son los que cortesponcen a fe coti- nuidad del desarello europeo de las ciudades ltinoamerianas Junto a eso, etn los problemas que suscita el desaroloaut6- nomo de las cidade, que sn inseparabes de aquellos pero que ssumen la forma de procesos bien dierencindos Mieniras la ciuad funcioné como ciudadela europea y euro: peizadora—con los cambios que se operaron en alcondicién—se constiuy fuera de ella yen st contomo una sociedad generis Fue la sociedad rude Ia reg circundante, alo en un mun- do natural poco conocido, sabre el que la ciudad —simbolo del or- den europe0— apinas podia sostener Ia vigencia desu propio sis tema de normas niejeree una influenca decisiva. A través de un largo proceso de instalacidn, de descubrimiento de las posbilida- des natures, deadseuacina ella y de aust de as eaeiones en- tre sus mieribros esta sociedad acu sus propios modelos de vi da, su propio sistema de normas ¥ valores, sus props formas de mentalida. A diferencia del mundo urban este mundo rural no noses siempre bienconocidoe ignoramos mo se constituy has- taelaborar su propo orden al margen del orden urbano, que repre 330 sentabael orden europeo. Sblo se nos haceevidente y manifiesta su ‘consistencia intema cuando entra en colisién con ef mundo ur- tbano; pero entonces Jo descubrimos sélo 2 través de la polémica ‘campo-ciudad, en Ia que e! mundo rural. presenta desventajo- ‘samente no s6lo a causa de sti més tenue cansistenecia sino, sobre todo, a causa de la superioridad comunicativa de} mundo urbano Sin embargo es evidente que la irrupcidr rural que se advierte desde las postrimerias del siglo XVIII y se hace patente en le primera mitad del siglo XIX deriva de wna oposicién anterior Puede decirse que es la respuesta necesaria al predominante siste- ‘ma de la colonizacién urbana, Pero era unaoposicidn bastante de- igual, puesto que uno de los términos poseia una forma muy les contenidos, en tanto que el otro era infor vigorosa aunque débi me pese a su vigor interior. Sélo poco a poco adquitiéel mundo rural conciencia de si mis ‘y'se enfrenté con el mundo urbano, pero entretanto, ¥ Por Un “efecto indireeto, robustecié la mental seforial, y con ella eh ‘esquema de la civdad hidalea, précisamente cuando la ciudad burgiééa comenzaba a afianzarse in la linea de los procesos correspondientes al desarrollo até- rnomo de las ciudades el primero a consicerar debe ser el ques jncia en las postrimerias del siglo Xvi y se aceleraa través de los rmovimientos revolucionarios y de las guetta eiviles que los si ‘guen en muchos casos. Independientemente de los juicios de valor {que contenga, y que pueden ser ono comoartides.e] esquema de Domingo F. Sarmiento en el Facundo (1845) es absolutamente valid en cuanto testimonio del enfrentam: eno de dos términos de Aina Fealidd social. Esos dos términos —y su antitesis— fueron iualmente por Ia eoncepeién eclonizadora basada en el creados vi 331 principio de lainstaurasién de la ciudad como ciudadela europea y ‘europeizante y'én la alineacisn del mundo rural indigena, que se perpelué en Ia alineacién del mundo rural formado luego libre= ‘mente al margen de! mundo urbano, Sin contar la carga vatorativa que pueden tener ambos (érminos, civilizacién y barbarie repre~ sentan en Sarmiento dos esferas hasta entonces incomunicadas y queen cierto momentoentran en relacién conflictiva. Es el triunfo del mercantilismo, de la concepeidn de la ciudad como sede de los sectores tercarios, como mecanismo administrador de la riqueza ue se produce fuera deella, lo que suseita el contacto primero y el conflicto después. El triunfo de la ciudad consagra la alineacién del mundo rural y su sometimiento a fos médulos del mundo ur- bano, pero la ciudad paga su triunfo en la moneda de los cambios soviales, de las guettas eiviles y de las primeras formas del éxodo rural Bl segundo proceso a considerar debe ser el que ocasionan los, cambios derivados de la nueva economia industrial, ascendente en wopa en la segunda mitad del siglo XIX. Las burguesias urbanas _mercamtlistas reciben y aceplan el desafio del mereado interna- cional que requiere materias primas alimenticias para las vastas concentraciones urbanas que se constituyen en Europa occidental, ‘on ciudades desde las que se prepara una invasion de productos rmxunufaetureros hacia las ciudades mereantiles de Latinoamérica, Con ello la funeién mereantil de éstas se acentvia. Las clases me- dias de las ciudades —ya constituidas o en proceso de forma- cién— no son los dnicos destinatarios; también lo son las poblaciones rurales que, inclusive, ven atacadas sus manufacturas, tradicionales. Laalienacién de! mundo rural, es, pues, doble, pues- toque también sealfenan las ciudades que las administran, o mejor 332 dicho, renuevan y perfeccionan su alienacién. Nuevos sectores criquecidos robustecen las clases medias tradicionales y ren} ‘van su riqueza las vias clases seitriales. Lasciudades fortfican su tendencia a la europeizacién segin los modelos de Paris 0 Lon- ddres. ¥ el precio de su desarrollo es, eada vez-més, convertirse en centros de atraceién de las poblaciones rurales y de la inmigra- ‘cidn europea, cuya estructura social étniea empieza a modifi- I tercer proceso a considerar debe ser el que se desencadena a raizde las guerras mundiales. Los ajustes y desajustes provocados: cen las economia locales por las necesidades dc los mercados euro pos 6 por las alteraciones en las lineas de exportacién e importa- cid, acentian los fenndmenos socioecondmices, producidos desde ‘mediados del siglo XIX, pero los complican y enriquecen al ori- ginar los primeros ensayos de industrializacién, La ciudad burg sa, mercantil y manufacturera, empieza a transformarse en ciudad industrial. Es enfonces cuando se extreman los fendmenos de éxo- do rural masivoy laaparicién de los anillosdebarrios populares en tus ciudades atrayentes, Las ciudades adquieven cada vez mis la fisonomia y la peculiaridad socioeeonémica de las ciudades ‘europeas —o norteamericanas, cuyo modelo empieza a imponer- ‘se pero aleanzan, por otfa parte, una fisonomia peculiar que jn mas activa de la ciudad la region. Adem nte, dada ki revela unainter cl mercado interno adquiere una importaneia ereci mecdnica de la economia intemacional, y a ciudad empieza a insinuar una variante con respecto a su mero papel de centro de ‘concentracién y exportacién de bienes de consumo, orientindose hacia una produccién limitada por la capacidad del mercado interno, Nuevos grupos industriales se constituyen, integracos a 33 veces por sectores mercantiles o agropecuarios que busean nuevas formas de actividad econémica; y paralelamente se constituye 0 vigoriza un proletariado urbano de variada fisonomia local pero ‘cuyo comportamiento social adquiere cada vez mas las formas adecuadas de una sociedad industrial En la etapa actual del desenvolvimiento de esos procesos, la relacién entre la linea de desarrollo de tipo europeo —y ahora de tipo norteamericano— y la linea de desarrollo auténomo de las ciudades latinoamericanas se ha hecho cada vez més difusa y parece buscar una formula transactional. El viejo esquema de la ciudad hidalga subsiste en la mentalidad conservadora y aun ‘cuando se adivina que asume ya los caracteres de la mentalidad nostélgica, opera, sin embargo, estableciendo ciertos limites y fx Jando ciertas formas cuyo vigor acrecienta el consentimiento pres tado por las clases medias en ascenso. Sin embargo, es la ciudad burguesa la que se robustece, mientras busea su forma en los modelos tradicionales, defiende los esquemas europeos 0 norte- amerieanos y procura forzar el ingreso aeltos de los nuevos grupos {que se incorporan a la vida urbana. E juego interna de las socic- dades urbanas parece revelar que las burguesias nacionales se ‘comportan de manera distintaa las burguesias internacionales y las masas populares oscilan entre aceptar las reglas de comporta- :miento del proletariado industrial o persistir en las formas de com- portamiento social y politico tradicionales. 334 CAMPO Y CIUDAD: LAS TENSIONES ENTRE DOS, | IDEOLOGIAS' S vo sat cut en eapo des eisatmancsans| sos dun sigan de conspzcin po a 5 que carec er sometidos | plantear rigurosamente los problemas qu: deben st aanilisis histrieo. Enfrentados con una vasta realidad, complejay dif sa, nos hayamos desprovistos de claves para introducimnos es cella y comenzara desbrozarla hasta logrer una claridad sufciente ‘como para estar seguros ce que Io que sometemos a examen son ‘campos homogéneos, fendmenos comparables, situaciones verde deramente significativas. La historia latinoame: riguroso planteamiento de su problemética general, por encima de Ja problemitica nacional regional pero sin desprenderse de éstos yy escapando de las gencralizaciones imprecisas: son niveles de abstraccidn las que estamos necesitando, Porque es bis ‘sabido que nadie podria acogerse a una tradiciOn intelectual valida para explicar sucintamente la historia de Latinoamérica como puede explicarse, por ejemplo, la historia de Europa; prucba evi ente de que fatan [os euadros en que puedan organizarse los rmu- ‘chos conocimientos acumulados, y en cue queden a la vista los vastos y numerosos vacios que estos conocimientos manifiestan ‘Y, sin embargo, es seguro que, més allé de sus diversidades. Lati- nnoamériea es una tnidad social y cultural que puede y debe enten ricana espera un los primero: “Texiopubliado en Varios ators, Culturay sociedacten América Latin 1 Jal Cribs Pars, UNESCO, L981, p. 2585,

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