Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
EL ABAD
Y EL ACOMPAAMIENTO
ESPIRITUAL2
los unos a los otros: si un ciego gua a otro ciego, los dos
caern en el hoyo (Mt 15, 14).
Para utilizar una imagen de la Biblia, podramos decir que
el acompaante ser el testigo, el asistente, el consejero de
ese parto de la vida divina en nosotros. El acompaante
toma en prstamo la funcin del partero. Su presencia debe
permitir al germen de vida divina existente en nosotros que
evolucione lo menos mal posible, que evite algunos
escollos, que haga un poco suyo a la vez el designio
misericordioso de Dios sobre nosotros. El acompaante
ausculta esa vida divina, mientras trata de desenmascarar
todos los obstculos que no cesan de acumularse ante ella,
todas las heridas que la vida divina viene primero a irritar y
a veces a exasperar, antes de curarlas. La presencia del
acompaante debera por lo tanto garantizar un buen
discernimiento, con la condicin, por supuesto, de que l
mismo est ya un tanto curado de su ceguera.
El torbellino de los deseos
Cmo? Y a partir de qu criterios?
En un primer momento tratar de ayudar al acompaado a
ver ms claro en la complejidad de deseos contradictorios
que tironean su corazn en todo sentido, lo cual
evidentemente no es posible sino en la medida en que ste
se abra. Y el acompaado se abre slo cuando se siente
verdaderamente en confianza, es decir, acogido con un
amor verdadero por su acompaante. Lo que teme ms que
nada es la reprobacin, el juicio, la puesta en ridculo, lo
13
14
19
encuentra
35
36