Você está na página 1de 6
66 Carlos Solis Santos do repoblarse de nuevo la Tierra por obra del Creador. La quema cfelica del mundo esté atestiguada en la Biblia, «en 2 pedro 3* vers. 6, 7, 10, 11, 12. El pecador (probablemente) castigado de este modo, 2 pedr. cap. 3 vers. 7. La sucesin de los mundos probable por Pedr. 3°, 13%, ete.» (Cambridge University Library, Add MS. 3996, f. 101; véase 2 San E) anillo esté ahora completo. El programa general iniciado a mediados de los sesenta, cuando Newton conta- ba escasamente veinticinco afios, se cierra habiendo descu- bierto los patrones con que Dios mueve la materia, y, a través de los fendmenos de la luz y la quimica, los que rigen en el Ambito atémico. Asimismo, dio con la naturale za del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo, desvel6é los secretos de la revelacién pristina, descubrié el cardcter ciclico del cosmos y conjeturé la segunda venida de Cristo con una precisién que atin no podemos jurgar. Si hoy dia celebramos sélo una parte de sus contribuciones y olvida- ‘mos las otras més importantes y profundas, ello se debe sin duda a que atin estamos bajo el reinado de la Bestia y su whole fornication. Que nadie diga que no ha sido avisado. Ss. sant O8 ve 8H wy ° vy : i TON N a 7s & La mecdnica de Newton y su influencia sobre la fisica teorética* Albert Einstein Fin tes ias hace doscients aos que Newton car los ojos. Es necesario dedicar un recuerdo y meditacién a ese espiritu luminoso que, como ninguno antes y después, sefialé nuevas vias al pensamiento, a la investigacién, a la practica técnica de Occidente. No sélo fue descubridor genial de métodos especiales, sino que dominé como nadie el material empirico conocido en su tiempo y tuvo una maravillosa inventiva en lo que se refiere al detalle de las demostraciones mateméticas y fisicas. Por todos estos motivos merece nuestra més alta veneracién. Pero la figura de Newton tiene una significacién todavia superior a la importancia de su maestria personal. El destino le colocé en un recodo de la evolucién espiritual. Para tener de este hecho una viva intuicién, debemos recordar que, antes de Newton, no existia ningun sistema cerrado de causalidad fisica, capaz de reproducir los trazos profundos del mundo de la experiencia. Sin duda, los grandes materialistas de la antigiedad * Este articulo aparecié en el mimero 46 de Ia Revista de Occidente, correspondiente al segundo trimestre de 1977 (N. de la R). 68 Albert Einstein srriega habfan aspirado a que todo acontecer material fuese reducido a un curso rigurosamente regular de movimientos <6micos, sin intervencidn de voluntades procedentes de criaturas vivas. Sin duda, Descartes habfa reasumido a su modo este propésito. Pero seguia siendo un ensayo audaz, ideal problemitico de una escuela filoséfica. Apenas si cexistian, antes de Newton, resultados efectivos que pudie- abonar la confianza en la existencia de una causalidad ica, coherente, sin huecos. Propiisose Newton dar respuesta a la pregunta siguien- te: Hay una regla sencilla para calcular el movimiento de los cuerpos celestes en nuestro sistema planetario, cono- ciendo el estado del movimiento de todos esos cuerpos en un momento dado? Las leyes empiricas sobre el movimien- to de los planetas, extraidas por Keplero de las observacio- nes de Tycho de Brahé, exigian una interpretacién*. Estas eyes daban una respuesta satisfactoria a la pregunta: jcémo se mueven los planetas alrededor del Sol? (forma cliptica de la érbita, iguales superficies barridas por el radio en iguales tiempos, relacién entre los semi-ejes ‘mayores y los tiempos de revolucién). Pero estas reglas no satisfacen el affn de causalidad. Son tres reglas légicamen- te independientes, sin interior conexién, La tercera ley no puede, sin més ni més, aplicarse numéricamente a otro cuerpo central que no sea el Sol (no existe, por ejemplo, relacién alguna entre el tiempo de revolucién de un plane- ta alrededor del Sol y el tiempo de revolucién de una luna slrededor de su planeta). Lo m4s importante, empero, es que esas leyes se refieren a los movimientos considerados como un todo y que no responden a la pregunta: goémo del estado de movimiento de un sistema se deriva el inmediata- “rente siguiente en el tiempo? Dicho en nuestro lenguaje sctual: son leyes integrales, no leyes diferenciales, ‘Bien eabido es hoy el gigantesco trabajo que supone descubrir esas zyes, conociendo las trayectorias empiricas. Pero pocos se dan cuenta del ‘Setodo general que Keplero empleé para extraer las verdaderas trayecto as de las trayectorias aparentes, es decir, de las direcciones obeervadas cede a Tierra. La mecénica de Newton 69 La ley diferencial es la tinica forma que satisface plenamente la necesidad de causalidad del fisico moderno. La concepcién clara de la ley diferencial es una de las mayores hazafias espirituales de Newton. Pero no sélo era necesaria la idea, sino que también hacia falta un formalis- ‘mo matematico que, aunque ya existfa en sus rudimentos, no tenia atin una forma sistemética. Newton lo encontré en el célculo diferencial e integral. No hemos de insistir sobre si Leibniz descubrié estos mismos métodos matemé- ticos con independencia de Newton o no. Sea lo que fuere, este desarrollo matemético era para Newton una necesi- dad, ya que le proporcionaba los medios de dar expresién a sus pensamientos. Ya Galileo habia dado un importante paso inicial en el conocimiento de las leyes del movimiento, descubriendo la ley de la inercia y la ley de la libre caida en el campo gravitatorio de la Tierra: una masa (mds exactamente, un punto material) no influida por otras masas, se mueve uniformemente y en linea recta; la velocidad vertical de un cuerpo libre aumenta, en el campo gravitatorio, en raz6n del tiempo. Puede hoy parecernos que de los conocimientos, de Galileo a la ley newtoniana del movimiento no hay mas, que un paso. Pero debemos observar que las dos leyes de Galileo, por su forma, se refieren al movimiento considera- do como un todo, mientras que la ley newtoniana del movimiento responde a la pregunta: como cambia el estado de movimiento de un punto-masa, en un tiempo infinitamente pequefo, bajo el influjo de una fuerza exte- rior? Pasando a considerar el proceso durante un tiempo infinitamente pequefio (ley diferencial), es como consigue Newton una forma valida para cualesquiera movimientos. El concepto de fuerza témalo de la estatica, que ya habia Hegado a un alto desarrollo. La relacién de la fuerza con la aceleracién es para él posible tan s6lo mediante la intro- duccién del nuevo concepto de Ia masa; el cual, desde luego, se sustenta, de extrafio modo, en una definicion aparente. Estamos hoy tan acostumbrados a la formacion de conceptos que corresponden a cocientes diferenciales, 0 Albert Einstein sue casi no podemos ya apreciar la facultad de abstraccién ne reorosaria ‘para llegar ala ley diferencial del «10 miento por un doble paso al limite, y, ademés, tenien- Nr que descubrir el concepto de masa. «to a sveon esto no se habia legado atin, ni mucho menos, a una coneepeién causal de los procesos de movimiento. chase la ecuacién de movimiento sélo determinaba el movi tonto siendo dada la fuerza, Influido por las regularidades ‘igs movimientos planetarios, tuvo Newton la idea de wwe la fuerza que acta sobre una masa esta determinada AN a posicion de todas Ins masas que se encuentran a Wot ancia suficientemente pequedia de la masa considerada. {ina vez conocido este nexo, ya si quedaba establecida una IM jleta concepein eausal de los procesos de movimiento, Te abide es como Newton —partiendo de las leyes de Kepleto sobre el movimiento planetario— resolvié el pro- Nice para la gravitaci6n, y descubrié la unidad de esencia wie existia entre Ia gravedad y las fuerzas motrices que Stevan sobre los astros, La comunidad: (ley del movimiento) + (ley de atraccién) ; la que constituye el maravilloso edificio intelectual que permite calcular —conociendo el estado dominante en un SJatema en un momento— los estados precedentes y subsi- Suientes, siempre que los procesos tengan lugar bajo el efecto de las solas fuerzas de gravitacion. La cerrazon oeica del sistema de conceptos ideados por Newton estriba ‘en que. como causas de la aceleracién de las masas de un Gistema. aparecen s6lo estas masas mismas. ‘Sobre los fundamentos que hemos bosquejado, consi- uid Newton explicar los movimientos de los planetas, Nulites, cometas, hasta en sus menores detalles; pudo explicar la marea y el movimiento de precesién de la Tierra. Esta labor deductiva es verdaderamente de una srandiosidad incomparable. Sobre todo, hubo de producir ‘na impresién maravillosa el conocimiento de que la causa Jos movimientos de los astros es idéntica a la de la La mecénica de Newton 7 gravedad, que conocemos todos a partir de la experiencia diaria. La importancia de Ia labor realizada por Newton no se limita a haber creado una base utilizable y légicamente satisfactoria para la mecénica propiamente dicha, sino ‘que, hasta fines del siglo XIX, ha constituido el programa de toda indagacién en la fisica teorética. Todo suceso fisico huubo de reducirse a masas sometidas a la ley newtoniana del movimiento. Sélo la ley de la fuerza tuvo que ser amplificada, acomodéndola al tipo del suceso en cuestién. El mismo Newton intenté aplicar este programa a la 6ptica, suponiendo la luz compuesta de corpiisculos iner- tes. La Optica de la teoria ondulatoria hizo también uso de la ley newtoniana del movimiento, después que ésta fue aplicada a masas de extensidn continua. Sobre las ecuacio- nes newtonianas del movimiento se establecié la teoria cinética del calor, la cual no solamente preparé los espfri- tus para el conocimiento de la ley de la conservacién de la energia, sino que dio lugar a_una teorfa de los gases, confirmada hasta en sus més finos pormenores, y a una concepcién més profunda de la esencia del segundo princ pio de la termodin4mica. También la doctrina de la electri- cidad y del magnetismo se desenvolvié, hasta los tiempos modernos, bajo la direccién de ideas fundamentales newto- nianas (substancia eléctrica y magnética, fuerzas a distan- cia). Incluso la revolucién que Faraday y Maxwell llevaron a cabo en la electrodindmica y en la éptica, y que fue el primer gran progreso realizado en los principios y funda- mentos de la fisica teorética, desde Newton, se verificé todavia bajo la direccién de las ideas de Newton. Maxwell, Boltzmann, Lord Kelvin, no se cansaron de intentar, una y otra vez, reducir los campos magnéticos y sus acciones dinémicas recfprocas a procesos mecdnicos de masas hiper- téticas continuamente repartidas. Pero a consecuencia del fracaso o, al menos, de la infecundidad de dichos esfuerzos, fue verificandose desde fines del siglo XIX, poco a poco, un cambio en las concepciones fundamentales; la fisica teoré- tica rebasé el marco que Newton le diera hace dos siglos y 2 Allert Einstein ‘que desde entonces venia sirviendo de base y orientacién para la ciencia. Los principios de Newton eran tan satisfactorios desde el punto de vista l6gico, que el impulso para las innovacio- nes hubo de venir de la experiencia, de los hechos. Antes de seguir, he de hacer notar que Newton mismo conocia los puntos flacos de su sistema, mejor que las generaciones cientificas posteriores. Esto ha provocado siempre en mi ‘una admiracién respetuosa. Por eso quiero detenerme un tanto sobre este punto. 1. Por doquiera se advierte, sin duda, que el afan de Newton consiste en establecer un sistema de pensamientos, determinadé necesariamente por la experiencia; quiere reducir al menor mimero posible los conceptos que no tienen relacién inmediata con objetos de experiencia. A pesar de lo cual establece el concepto del espacio absoluto y el del tiempo absoluto. Muchas veces se le ha censurado Por esto, en nuestro tiempo. Mas justamente en este punto es donde Newton se revela particularmente consecuente. Habia conocido que las magnitudes geométricas observa- bles (distancias entre puntos materiales) y su curso tempo- ral no caracterizan por completo los movimientos en sentido fisico. Demuéstralo en el famoso experimento del cubo de agua. Hay, pues, ademas de las masas y sus distancias variables en el tiempo, algo més que determina ‘el acontecer, este «algo» conefbelo como la referencia al «espacio absoluto». Admite, pues, que el espacio debe de poser una especie de realidad fisica, si las leyes del movimiento han de tener sentido; el espacio ha de tener, ‘pues, una realidad de la misma especie que la de los puntos materiales y sus distancias. Este conocimiento claro revela tanto la sabiduria de Newton como una parte flaca de su teorfa, Pues la estructu- ra l6gica de ésta seria, sin duda, mas satisfactoria sin ese concepto fantasmal; en efecto, sélo entrarian en las leyes, objetos (puntos-masas y distancias) cuya relacién con las percepciones es perfectamente clara. 2. La admision de fuerzas a distancia, fuerzas interme- La mecénica de Newton 73 diarias que actéan instant4neamente, para describir las acciones de la gravitaciOn, no corresponde al cardcter de la mayoria de los procesos que conocemos por la experiencia diaria, sta dificultad la remedia Newton sefialando que su ley de la accién reciproca de la gravedad no debe ser considerada como explicacién tiltima, sino como una regla inducida de la experiencia 3. La teoria de Newton no explica el hecho notabilisimo de que el peso y la inercia de un cuerpo estén definidos por la misma magnitud (a masa). Pero vio bien lo notable de este hecho. Ninguno de estos tres puntos tiene el rango de una objecién légica contra la teorfa. Constituyen, por decirlo asi, deseos insaciados del espiritu cientifico, que se afana por abrazar el acontecer natural con el pensamiento sin dejar residuos y de un modo unfvoco. La teoria newtoniana del movimiento, considerada co- ‘mo programa para el conjunto de la fisica teorética, sufrié su primera conmocién con la teorfa de Maxwell sobre la electricidad. Se vio que las acciones reciprocas entre ‘cuerpos a través de cuerpos eléctricos y magnéticos no son consecuencia de fuerzas a distancia actuando momenténea- mente, sino de procesos que se propagan por el espacio con velocidad finita. Junto al punto-masa y su movimiento surgi, segxin la concepcién de Faraday, una nueva especie de cosa fisica real, a saber: el «campo. Primero se intent6 concebir este campo, por referencia a la ideologia mecéni- a, como el estado mecAnico (de movimiento o de coaccién) de un medio (el éter) hipotético que ocupa el espacio. Pero, a pesar de los més tenaces esfuerzos, esta interpretacion mecénica no pudo abrirse paso, y los fisicos fueron acos- ‘tumbrdndose poco a poco a considerar el «campo electro- ‘magnético» como tiltimo elemento irreductible de la reali- dad fisica. Debemos a H. Hertz el haber desprendido conscientemente el concepto del campo de todo aditamento procedente de los conceptos mecénicos. H. A. Lorentz desligé més tarde el concepto de campo de todo sustenté- culo material, Segiin este tiltimo fisico, el sustentéculo del 4 Albert Einstein campo ya no es otra cosa que el espacio fisico vacio (0 éter), el cual, en la mecénica de Newton, no dejaba de poseer algunas funciones fisicas. Cuando esta evolucién se ‘hubo cumplido, ya nadie creyé en acciones instanténeas a distancia, sin intermediario, ni siquiera en el terreno de la gravitacién, aunque por falta de hechos conocidos no existia atin una teorfa univoca de la gravitacién que se fundase en la idea del campo. El desarrollo de la teoria del ‘campo electromagnético condujo también —una vez aban- donada la hipétesis newtoniana de la fuerza a distancia— al ensayo de explicar, en sentido electromagnético, la ley newtoniana del movimiento, o, en caso necesario, sustituir- la por otra ley mas exacta que se fundara en la teoria del campo. Y aunque estos esfuerzos no consiguieron un éxito decisivo, sin embargo puede decirse que los conceptos fundamentales mecénicos habjan cesado de ser considera- dos como los cimientos de la imagen fisica del universo. La teoria de Maxwell-Lorentz condujo necesariamente la teoria especial de la relatividad, la cual, eliminando el eoncepto de absoluta simultaneidad, hizo imposible la existencia de fuerzas a distancia. Esta teoria hizo ver que la masa no es una magnitud invariable, sino que depende del contenido de energia y hasta es equivalente a este ‘iltimo. También demostré que la ley newtoniana del movimiento debe ser considerada tan s6lo como una ley Iimite, valida para pequeias velocidades, y puso en su lugar una nueva ley del movimiento, en la cual la veloci- dad de la luz en el vacfo entra como velocidad limite. EI iiltimo paso dado en el desarrollo del programa propuesto por la teoria de los campos fue la teorfa general de la relatividad. Esta teorfa modifica poco, en cantidad, la teoria de Newton. En cambio, introduce en ella profundas modificaciones cualitativas. La inercia, la gravitacién y la conducta métrica de cuerpos y relojes, fueron reducidas a una \inica cualidad del campo, y el campo mismo, a su vez, quedé establecido como dependiente de los cuerpos (gene- ralizacién de la ley newtoniana de la gravitacién y, en su caso, de la ley del campo que le corresponde, segin la La mecénica de Newton 5 formula de Poisson). Con esto, el espacio y el tiempo fueron privados, no ciertamente de su realidad, pero si de la causalidad absoluta (por absoluta entiendo una causalidad que influye pero que no es influida) que Newton hubo de concederles para poder dar expresién a las leyes entonces conocidas. La ley de la inercia generalizada asume el papel de la ley newtoniana del movimiento. Esta breve caracteri- zacién explica claramente cémo los elementos de la teoria de Newton pasaron a la teorfa general de la relatividad, con Io cual fueron vencidos los tres defectos antes enume- rados. Parece que, sobre la base de la teoria general de la relatividad, la ley del movimiento puede ser derivada de la ley del campo, correspondiente a la ley newtoniana de la fuerza. Sélo cuando este fin esté alcanzado plenamente, podré hablarse de una teoria pura del campo. ‘La mecénica de Newton ha orientado también la teoria del campo en un sentido més formal. La aplicacién de la mecénica de Newton a las masas repartidas continuamente condujo con necesidad al descubrimiento y aplicacién de las ecuaciones diferenciales parciales que, a su vez, propor- cionaron el modo de expresar las leyes de la teoria del campo. También, pues, en este aspecto formal constituye la concepcién de Newton, sobre la ley diferencial, el primer paso decisivo para el desarrollo subsiguiente. ‘Toda la evolucién de nuestras ideas sobre el acontecer natural —de que venimos hablando— puede considerarse como un desarrollo orgénico de las ideas de Newton. pero cuando la elaboracién de la teorfa de los campos se hallaba atin en gestacién, vinieron los hechos de la radiacién calérica, de los espectros, de la radioactividad, etc., a revelar un limite en la posibilidad de aplicacién del sistema ‘ideolégico que hoy atin, a pesar de éxitos gigantescos, nos aparece, en el pormenor, insuperable, No sin graves argu- mentos, afirman muchos fisicos que, frente a dichos he- chos, falla no s6lo la ley diferencial, sino hasta la ley de causalidad, que hasta ahora constituye el postulado funda- mental de toda ciencia natural. Se niega, incluso, la posibilidad de una construccién espacial-temporal que 6 Albert Einstein pueda coordinarse unfvocamente al acontecer fisico. El hecho de que un sistema mecénico sea capaz de tener permanentemente valores discretos de energia 0, en su caso, estados discretos de energia, como, por decirlo asi, lo demuestra directamente la experiencia, parece imposible que pueda derivarse de una teoria de los campos que trabaja con ecuaciones diferenciales. El método de De Broglie Schréding, que en cierto sentido tiene el cardcter de una teoria de los campos, deduce, sin duda, sobre la base de ecuaciones diferenciales y por una especie de considera- cién de resonancia, la existencia de estados puramente diseretos y sus trénsitos, en desconcertante coincidencia con hechos de experiencias; pero no tiene més remedio que renunciar a una localizacién de las particulas de masa y a eyes estrictamente causales. {Quién se atreveré a resolver hoy la cuestién de si la ley causal y la ley diferencial, premisas de la concepcién newtoniana de la naturaleza, habrén de quedar definitivamente abandonadas? AE. Newton y Einstein José Manuel Sanchez Ron ‘Poev9s dudazn on calificar 9 Isaac Newton (16421727) a Albert Einstein (1879-1955) como los dos fisicos més geniales que han existido. Pero no es s6lo la genialidad lo que les une, sino todo un conjunto de intereses comunes, asi como las repercusiones que su obra y sus métodos tuvieron en diferentes campos del saber (filosofia, teologia, conjunto de las ciencias naturales, percepcién publica del Universo y de la ciencia como fuente de conocimiento). Newton elaboré la primera gran sistematizacién del movimiento de los cuerpos ponderables experimentalmente satisfactoria. Es la denominada «mecénica newtoniana», desarrollada en su libro Philosophiae naturalis principia matematica (Principios matematicos de la filosofia natu- ral), de cuya publicacién se cumplen ahora trescientos alos y que es parte importante de la historia de la civiliza- cién. Fue en el Libro II de esta obra («Del sistema del mundon) donde Newton expuso su célebre teoria de la gravitacién universal, en la que el movimiento de los cuerpos celestes encontraba acomodo y explicacién. A partir de entonces la caida de una manzana y el movimien- to de un planeta se contemplaron y entendieron como manifestaciones de un mismo fendmeno natural. E] sistema newtoniano reiné hegeménico —no sin algunos problemas— durante més de doscientos afios;

Você também pode gostar