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V. Gordon Childe NACIMIENTO DE LAS CIVILIZACIONES ORIENTALES ediciones peninsula @ “cate Ls edickin original ingles ‘dicin ociginal inglesa ue pabiicada por Routledge and Kegan Paul Lid ‘de Longtes, coo el tulo New ge band settee Bo hms ance sa. @ Rowe al “Teaducida de E. A. Ltonaecat BIBLIOTECA CENTRAL We He te Be 2/ BOER CCubiert de Joni Formas. erect, ia Soa Sea en, aa bargin @ tated yeaa san, Jaume Piguet 7. arson Satan eee { | Prefacio a la cuarta edicién inglesa (248689) Z unque ia mayor parte de Ys quince fos transcursidos eter atin edetan fn sido ocupad por un desde Os Poe, ste parodo ha proporconad tes cule ayers, dent fons em eh Medio y Caveano Oven coma cee aa cantuos, descubrmentos que nal me para ena ouete gigue han ecto inserviles otros capi Fo i reneal nuevo. mas Incaperado provenge dl los. Quis ropettao ce Mens, en Sacra, de 1 Td ermentri ee non de Ie tuba comterparancns pasta SP eon piedea de Ta ails puesta dal Nl Far ore on el que eh Pv afin estlescr ere de el nesuonia de cxluras wpredindstcasy Que al Bale Eep\e ier Ao Egipto, conoid deste mis antiguo puede quiz4s aparecer con el numero 16! No obstante, los establecimientos y templos asi descubiertos $02 ya tan bien conocidos en Ia bibliogratia arqueslégica por es- las numeraciones invertidas que el volver a numerarlos de acuerdo con ef orden histérico de su ecupacién 0 de su cons truccitn podria dificultar la inteleccién de las publicaciones originales por parte del lector interesado en ellas. Por tanta mantengo la terminologia usual, si bien, como cancesi Jos legos en la materia, he introducido un signo menos de- ante de Jos niveles que van numerados desde el mas recient? hacia atris. En segundo lugar, he introducido el término Faraénieo Primitivo como denominacién general para el periodo #arca com y la cultura egipcia bajo las dinastias Ty II, 2 fin de qu? resulte paralelo con el término «Dinastico Primitivo» que hoy se aplica a Is cultura arcaica y al periodo presargénico de Mesopotamia. En fin, como quiera que ta secuencia cultural de Susa ha sido mostrada de modo muy imperfecta por Jas excavaciones francesas, y ya no permite enmarcar en ella todo el Cercano Oriente, tl como ocurria en 1928. la he re- sumido a modo de apéndice al capitulo VII en una forma especialmente téonica, de forma que el lector pueda saltarlo, ¥ no interrumpa Ja inteligibilidad de la narracién dal reste. He de dar las gracias al Profesor Mustafa Amer, actual mente rector de la Universidad Faruk de Alejandsfa, y al Dr. Rizkana, de In Universidad Fuad I de El Cairo, por haber. me cortésmente permitido tener acceso a sus descubrimien- tos de Maadi, todavia inéditos; a Y. Zaki Saad, director de las Excavaciones Reales de Ezbet elWalda, que tuvo la mis ma gentileza; a Mr. F. Debono por complementar las noticias publicadas de sus resultados en El Omari, y a Mr. W. B. Eme- ry por mostrarme los nuevos materiales de Saqgara. También he de mostra: mi reconovimiento pox noticias ¢ informacic- nes al Profesor Robert Braidwood, al Dr. C. S. Coon, al Pro- fesor S. Piggot, y a-unis colegas Ia Dra. K, Kenyon, el Profeso- Mallowan y el Profesor Wheeler. Sir Lindsay Scott y Miss Isabel Smith me han ayudado en la correccién de pruebas. I. De la Historia a la Prehistoria Hace apenas mil afios, Escoc'a y el resto del norte de Europa se hallabats sumidos en Ia noche del analfabetismo y Ja barbaric, Mil aos antes, la luz de Ia historia britlaba sobre nuestro ensombrecido continente tan s6lo'en unos pocos lie fares de las costas mediterréneas. El milenio inmediato mues- tra, cémo uno por uno, va vacilando la luz de estos puntos hasta quedar tan slo él brillo fantasmagérico del mito he- roico sobre Jos cantados muros de Troya y Tirinto. El prehis- toriador y el arquedlogo pueden vislumbrar sobre el salvaje pasado de nuestros prodecesores, desenterrando sus bastos instrumentos y sus desmanados adornos, organizindolos en ‘grupos locales, o en series cronoldgicas. Asi se consigue una imagen de la vida material de Jos diversos pueblos que habi- taron Inglaterra y sus territorios adyacentes en cada una de sus etapas, y n veces hasta se pueden seguir los movimientos de aquellos grupos humanos con la ayuda de sus utensilios. No obstante, las gentes que asi se nos muestran son, inevi- tablemente, innominadas; su vida espiritual es para nosotros un libro sellado y hasta su gran antigtiedad es motivo de du- das para més de uno. Tan sélo un hilo puede distinguirse claramente a 1o largo del obscure y enmarafiado ovillo de Ia vida de estos europeos prehistéricos: la expansién hacia occi- dente, la adopeida y la transformacién de las invenciones orientales. A través del estudio de Ios objetos de tipo orien tal hallados en las provincias culturales europeas, bien sean fruto de importacion, bien sean copiados, es, como podemos definir con cierta precisidn, la edad de los ‘diversos grupos numanos reconccibles en Ia Europa iletrada, anterior a la mitad del primer milenio antes de Jesucristo. Respecto al Nilo y Mesopotamia, la clara luz de la historia escrita ilumina nuestro camino a lo largo de cincuenta siglos. Introduciéndonos en esta imagen podemos describir su orde- nado sistema de gobierno, su vida urbana, su escritura, su arte. Alla en el antigua Oriente ccurrieron al menos algunos ‘de los episodios del gran drama de la conquista de la civili- 1 acta, Los més destacados fueron: Ia revalucién gue condo ee ee a‘ser maramente pardato a in adopeion de ie a dlultara 9 ab almacenaje de provisions, convetendole a serdar ciduncipado de his tas de su imedio ambiente, 7 GeMRY FPaesckbrimicnto del metal y el comoeimiento de Siitropledades: En efecto, todo esto paso antes de que el Sei eae genn cra 5¢ alse para nosotros, Y aun es wet disco mucho mis cores de los ongeaex en Ins be 2S HEL Mito y del bufrates, de tal modo que podemos com. prener mucho lo ep eaten io mh Gee eer eromentnoon al que hurgando en los restos de coc cae ere i coats ecssra 9 Seca een Ise deto oventales snven a modo de coment eer gata oct un isos des se te nln onl es pounce frets es Scant neelitcos de parte de Europa, o descendents de a fer te cmos pelos sue wi latte rare de aEancs cel parestooco oclental de nuestios antepast- mente A rane el Regenmoe leg a aprender ago sesrca see eee fatal de estos titimos? Loe isos orlentales oe sans por tenon Mtecrioy, no arrojrian iz 2007 Is Ecru “nisin ue Euan sen “Ota gael pte y porns del Aniue ents ch por santo un indispensable preladio ure auto. rn area de a preisiora europe, pues aes Pri Pehaiee ie iinovia ge lo hmitacion’ "en el mejor 8 Tos Eo Us In adaptacidn de Tos logros orentales. La docomen- aaa Geos afomos logros se nos conserva como ta rl quia en el Oriente. “ Fioy por Hoy, ca ning eampo de a investgacién argues ris caro tn el Agu Oven, Bese com wen ny ten geet un epi complete ae ee aele Gi tericie egipcio mds antiguo: Dadar, que Fevela Whe ocecedte eaftarnneoliten musho més vila ae cua olen ies conoca. Tambien sive de ejemplo, decane Sante rovelacion de la altura cela cultera sumeria a fine del cuarto milenio precristiano, o in a {ada de Ia Tada elo escena de Te historia de Or i eteacones de facing shenjobar, Up arectn te se seolcoaye runic ata u tre og extistmente stance a ultra human, foe Bhan ol esnonio arqucoleco © somes pace 1 que estos fenémenos pertenesen no es fécilment accesible te chtorlador comin, no especialista en es08 campo SP al pre ara otreceren este volumen un panOrdimics Wa os mi excuse Pojeta 7 sin conclusiones, de los resultados, oct lateral [f expecialita Ae unas materias diferentes —aundie Wy emparentadas— con Jas que yo trabajo Server lugar es preciso recapitular algunas de ies cot eta ee He os nitoriadores figlogos qe nos permitan, Oe elusioes janes de la cronologia antigua que forma el 202 fir Tas Pracién, y tambien presentar los aetores que desem Geaarén los primeros papeles en nuestro Gram iar opie, los documentos escritos —principalmente 1s complacign en griego de Manetén, compuesta bajo Porn Seri y despues algunos fragmentos de anaes origina eae procho més aniguos, particolarments cl Yammer eeetfe Turin, egerito hacia 1500 aC. y Ja Piedra de Paseo pio de Taos 1400 afios antes— sirven para fechar Jos, Toot scr woes colagicos desde unos tres mil aos antes de Teste agen adelante, Este pexiode bistrico. que coment So ff dnicaion det Alto y Bajo Beipeo en uh sala. ‘echia Taal cmer avada,tradieionalmente Hamado Mens (Sr pot el estes un personaje compuesto), fue dividido por Ms. fn reali gnats, Los bistoriadores modernos registian es net o yoriodos de apogeo etpeio, Unmados Impero Ant, Brandi ferio Medio e Zmperio Nuovo, respectivamentss = uo, TeFentte st por unos intervalos de decadencia © chee parados Grjmaperio Antiguo comresponde a lee dinastias Th de cook. Monewon; el Medio a las dinasiias XE y OL. y €) ane NS VITE y XIX. Alo lange de toda esta histosis, wae fochar 1a edad de In mayoria de Yos monumentes Ce Poe fos solares, gracias a las Histas reales ¥ @ sue \érmino sg estan controlades por siertos datos astrongrs tos relnadtcionados por algunas peculiariudes del ealendarie egipeio. Peto. calendario egipcio es el primer logro documentsdo dey gplicacion de la numeracion a unas observaciones cule” de 1a apie Gnotadas, Era muy pacecido al nuestro, 40) qoe dosamenie colo por algunas pequefias correcciones atribuides ceemeaivuanente a Julio César ¥ ai Papa San Gregorio, PA sesperhqvencion fuc una respuesta directa. 2 las_, han dedi ‘Eiko que el elemento semitico fue introducido en Egipto por El norte por medio de tribus semiticas, 0 de conguistadores {Guo siguieron su camino rio arriba, puesto ave las palabras ee Guestidn.pertenecen al substrato semitico de Ja lengua eeipeia. Me cinografia comparada nos ofrece en este punto algunos indicios mas. Las institueiones religiosas y sociales que © nos presenian en un tan alto grado de madurez en los orfgenes Be is historia egipeia, no sdlo nos estimulan a investigar l proceso de su desarrollo, sino que al tiempo nos proporcio- een muevas pistas para faclitar esta tarea. Junto a Ja impre- Ronante figura del Faracn deificado y omnipotente, aparece ja sombra de un personaje mucho mas humilde, el «rey dive fron, como ha sido descrito por Frazer, que manticne su sobe- Jonia en virlud de su poder mégico a precio de entregar sti Wile antes de que su poder se debilite con su propia deci Yontia fisica, De hecho, el Faraén tenia a su cargo muchas dle fas funciones asignadas a tales reyes entre los barbaros coe WGneos, sélo que escapaba a su sino por medio de In realize" Gian de ua vito mégico, equivalente a una muerte ritual. Bl festival Sed) oslebrado periddicamentex (baal Se Sante conta em une 10 Rey. con Ositls,-el- dios muerto y- ‘Se huncién eran conferir al monarca vigor y vida. Sor medio de su sinibdliea muexte y resurrecclin? Esto pre- BGhone una epoca ch que a Jos predecesores de los Faraones Sones mataba eeremonialmente para dejar sitio 2 sucesores Jévenes y poderosos a fin de que su magica eficacia no se des- Vaneciera al debilitarse sus €uerpos. ‘De igual modo la contemplacion de las fantdsticas deida- des animales del pantedn egipcio ha sugerido que el baleén floras, Ia vaca Hathor, la serpiente Neith y el resto, habian Facide de antiguos totems, lo que implica que al lado det es- Taio egipelo unificado habia una multiplicided de clanes to- Teg ee Rtiyos animales y plantas patranos ancestrales s2 ha- Sinn convertido en divinidades locales quc, al fin, con la unk 1 to Evapire, 81 $6; Sexton, “SRAL*, foi eastellana, De tos Clanes juciou de Ia Huranidad), 7. Ask Jo presenta Moar, Tribe 1913, 6, (bela obra de Moret, hay traducel E tas tmperios, publicada en la colescion Evo B Mn daha a local ln ta. Fey centralizado, que tiene ascendencia animal (esto es, totem) rra unos con otros, cada uno de los cuales gobernado por de nuestras colecciones. ee facto con el mas remoto pasado de nuestra Europa, infundien- §. SOLIGMAN, "JRAT™, 1913, 597 55.2 Perare, “Ane, Bp. tend SEuEMAN, 1813, 587 ss.5 Perars, “Ane. Bp: gate ds eonectar el Shemsu‘ifor con el Pats de Punt ( ist. 92) drhe ser dejado de Iado a la vista de las Investigaciones de ss cilesniu” asoclados con dl, no son “fundidores" sino ms > onergs” que arpsneaben hipepétames en los pantanos del Del fa; of MOET, Nile, 108, y Hu. en "CAH", I, 26. Las tradiclones sobre el "as de Pant citadas por Hall no prueban de modo wuneluyente us aya un elemento aliado a Jas gentes de esta regién metidional de ADisi: Mie, Oe, Arabia no identificada en el Exipio dinistico. (De la obra de fore citada hay traduccién castellang, BI Nilo 9 la civilizacion egtpcla, publicada en la coleceién Evoluciin dé Ia Humanidad). : En forma ordenada trataremos en detalle las revelaciones arqueolégicas que muestran que no existié una evolucién abs- tracta, sino la interaccién de multiples grupos coneretos y Ta mixtura de contribuciones de regiones muy alejadas. Pero primero hay que explicar un detalle de la tela sobre la que va fa basarse nuestra pintura. Nuestro conocimiento del Egipto Predinéstico como se le liama, se deriva casi por entero de unas tumbas que no contienen documento escrito alguno por medio del cual pueda obtenerse una fecha que relacionar con ! calendario, No podemos hacer mis que conjeturar In dura- cién temporal que representa cada cementerio, pero gracias a sir Flinders Petrie podemos organizar las tumbas en su orden cronolégico relativo, Petrie comenzé analizando la for- ma en que las ondulaciones horizontales que habian servido como asas de unos ciertos tipos de vasos habian perdido con fl curso del tiempo su pristina funcién para pasar a conver- tirse en festones decoratives. Después, relacioné los diversos estadios de este proceso orcienado con las fases del desarrollo de otras piezas asociadas a aquéllos en los ajuares funera- rios. Finalmente compuso una escala numerada por medio de Ja cual Ja posicién en el tiempo de cualquier tumba relacio- nada con el resto puede ser definida grificamente,’ Esta esca- Jn consiste en las llamadas sequence dates (S.D.) numeradas de 30 a 80, que naturalmente no dan idea de la duracién, sino ‘que tan sélo marcan sucesivos puntos en el tiempo sin indi- car cual es el intervalo entre uno y otro. La subida al trono de «Menes» fue asignada a la SD 77, pero hoy parece que se atribuye mis bien hacia la SD 60. El Predinastico comienza con el Amratiense en la SD 30, y el Badariense fue emplazado entonces en épaca anterior a las SD. Se han realizado algunos intentos de dar un vaicr absolute aproximado a la SD 30, calculando la duracién del perindo predindstico. Sir Flinders Petrie, por comparacidn del nimero de tumbas prehistéricas y de tumbas dindsticas prerromanas cerca de Diospolis, leg a la conclusién de que el periodo predindstico y el faraénico habfan sido de una duracién apro- ximada. De aqui que la SD 30 caiga en el sexto milenio segin mnalogia enrta, o hacia el 9000 a.C. en la cronologia de Peake y Fleure, utilizando diferentes métodos de compute. asignan al perfodo predindstico aproximadamente 9. Expuesta por vez primera en Dicspolis Perva. Fl sistema se expli cca en su Prefistorie Egypt, y las notes “soquence dates" van como apendice 2 este ultimo, en el Corpus of Potters 18 Ja mitad de esta duracién. Maclver y Mace establecieron que el mimero total de tumbas en una necrépolis en uso durante todo el perfodo viene a ser de unas 500. Considerando que las comunidades cuyas tumbas conocemos eran semejantes a un pueblo de feliahin * actual, el perfodo representado por el ce menterio podria ser de unos dos mil atios, ya que el coeficiente medio actual de muerte de adultos viene a ser de une cada cuatro afios. No puedo dejar de sefialar hasta qué punto nuestro actual conocimiento del Egipto predindstico es novisimo. Todo lo que hoy Ilamamos prehistoria egipcia se conoce desde hace solo cincuenta sfios. Antes de 1895, la documentacién sobre Egipto comenzaba con la época de las pirdmides. Después ‘Amélinau y De Morgan dieron con las tumbas de la I dinastie mientras Petrie exponia las series de tumbas mas antiguas qu’ nos retrotraian a un momento en que las orillas del Nilo estaban habitadas s6lo por pobres campesinos desconiocedc- es de la eseritura, El capitulo destinado a Badari en este ve lumen s6lo comenzé a ser conocido en 1924. En cambio los descubrimientos hechos en este yacimiento hicieron algo mas que abrir un nuevo capitulo; confirmaron nuestros conoc': micntos de los més antiguos proporcionando la primera cor- firmacion estratigrifica del sistema de sequence dates de Pe trie, En el establecimiento cercano a Badari, los tipos ceré- micos que on teoria eran consideradas max recientes, freron hallados en cabafias arruinadas superpuestas a otras que cor tenian tlestos de las cerdmicas que se suponia mis antiguas, con lo que Ia proridad temporal de ‘éstas fue de este modo demostrada. Y wltimamente, antes de esta época badariense, Brunton ha descubierto una etapa anterior: el tasiense. Por otra parte esta secuencia es vilida s6lo para el Alto Egipte. Desde 1940, las excavaciones cerca de El Cairo han revelada _apasmeetiNOs cojuhtos que no tienen paralelo en el sur. =F "En Mesopotamia, los fragmentos supervivientes de una cré- nica escrita en griego por Beroso y las incompletas tabletas de arcilla que contienen parie de lus anales autéctonos, es critas en catacteres cuneiformes, permiten presentan 1a lista, completa de reyes y dinastias reinantes desde «La Inunds- ciéns ** asi como los nombres de algunos monareas «antedilt- > Relizhie es palabra drabe. que. significa campesinos. Se emplea normalmente para-desigaai-al-campesinadexineio-(N. del 7.) wTambigh ge (raduce comunmente por “El Diluvio", pero he prefe. rido este sinonima a fin de evitar fo: confusiones y tambign loz eccs Biblicos de aquel. (Nove del Treducior.) vianos». Sumando los aitos de los reinados —pero con lagunas en la documentacién— podemos obtener un marco cronolé- gico completo para todos los acontecimientos acaccidos desde ‘ue «la realeza bajé de los cielas». Sin embargo, entre 1930 y 1950 la entigiiedad de la cultura mesopotimica ha sido dras| camente rebajada. En el valle del Tigris y el Bufrates, la unt. ficacién ocurrid. mucho més,tarde. queen el.walledel-Nilo..Al, principio de la historia esexita, ia Baja Mesopotamia. estab, fodavia dividida entre un ciecto-miinero de.cludadesestados fuiénomas, que s6lo se wnleron-en-un-reino-conjunto. bajo, Hamiausabij und dé os reyes de la'T dinastia de Babilonia, Mas incluso esta unificacién no fue completa, y posteriormente su imperio fue temporalmente dividido entre dinastias dife rentes y contemporineas. Por tanto Is lista real babildnien da tuna exagerada antigiiedad a ta I dinastfa en tanto que su compilador, que ignoraba Jas superposiciones, organizs todos los gobernantes de cualquier parte de Babilonia en una serie continua. Por suerte, hacia Ja época de Hammurabi, también Asiria se convirtié en un reino unido y su unidad perduro sin setias interrupciones hasta Ia caida de Ninive en manos de Jos Medos. De aqui que hoy comparando las listas babilénicas con las asirias, con los documentos egipcios, y con los datos Puramente arqueol6gicos, haya sido posible fijar Ia subida al frono de Hammurabi hacia el 1790 a.C. o al menos en 1760:30.% ‘Sin embargo el imperio, de, Hamm primero, Anteriorsente, 10S reves Sumetins-de-ia THi-dimastial it, ¥todavia antes Sargon y. los restanies reyes. semiti- fe Agade (Aklad), hablan. establecido. imporios-que xo- unfan en conjisnls% (toda la Baja Mesopots dja) durante-un-sigio-cada-uno. En el imperio de Ur, un ‘scriba sumerio compilé una lista de las ciudades que durante tlgin tiempo habian detentado ta soberania, junto con los nombres ¥ afios de reinado de cada uno de los gobernadores de cada ciudad imperial. Tomando las cantidades absolutas de ia lista y sumando los sucesivos reinados tendriamos las fe- chas historicas para cualquier rey posterior a Ta «Tnundacién» ‘isi como para los reyes «antediluvianos». Pero no podemos tomar los Gatos absolutes de la lista; en primer lugar, los rei hados de los reyes «antediluvianos» y tambien de muchos de Jos gobernadores mas antiguos después ce Ia Inundactén 10, Sidney Saree, Afatokh an Chronofory, Londres, 190, Aran “BASOR", 88, 1912, 2835, coloca la sucesion de Hammurabi sesenta aos despues, da ol 1288.6. 0 son claramente fabulosos: Jos veintitrés reyes de la I dinastia de Kish, primera después de la Inundaciéa, reinaron en con- Junto 24.519 afios, tres meses y tres dias y medio, Después, entre el tiltima rey de la dinastia III de Kish y su hijo, que comenzé la TV dinastia, se intercala una dinastfa de Akshak que duré 117 afios. En fin, hasta 1924 no se conocia a través de monumentos contemporanens a ningtin rey mencionado en Ja lista y que fuese anterior a Sargén de Akkad: entonces apa- recis una inscripcién de Aanni-padda, primer rey de la I di- nastla de Ur, que en la lista real era sucedlido por una dinastis. de Uruk con fabulosos reinados. Por titimo, los documentos contempordneos posteriores a Sargén de Agsde muestran que Ios reyes que aparecen en la lista separados por varios siglos, estaban en realidad reinando al mismo tiempo en sus respecti- vas ciudades. Jacobsen" ha explicado satisfactoriamente Jo que suce- dia. El compilador recogis listas de ereyes» locales de Kish, Erech, Ur y otras cludades, pero, considerando que cada uno de ellos debia haber gobernado sobre todas las ciuds42s, como ocurris con los de la III dinastia de Ur, despiez6 Ia lista y reorganiz6 sus secciones en una serie ordenada, ¥ probable- mente suplementé estos datos ciertos de su documentacién, con fragmentos de epopeyas y de pocmas mitolégicos. El rea- juste de las listas a Ja luz de Tos documentos contemporaneos muestra que la subida al trono de Sargén de Agade debe co- Iocarse con ciertas garantias hacia el 232525 a.C,, y a Aanni- padda de Ia I dinastia de Ur quizés haya que remontarlo al 2580 a.C. Es bien posible que hubiese habido reyes mis anti guos en Ur y en otros lugares, pero aunque la escritura esta- ba ya muy bien establecida mucho antes de Aanni-padda, hasta hoy no se ha identificado ningin otro nombre de 1a lista real, més antiguo, en los dacumentos conterapordneos, La seccién eantedifuviana» de las listas reales esté sin duda basada en fuentes poéticas mis que histdricas. Pero los de- pésitos aluviales han sido observados en Ur, Erech, Shurup- pak y Kish, si bien en horizontes arqueolégicos completamen- fe distinios, de tal modo que no podemos identifcar cuil fue ‘da Tnundaciéa. de la lista zeal, ni sig lad. Con todo es significativo que cl ms antiguo templo reconocide en Mescrotamia, fuese hallado en 1948 en Eridu, ciudad que es nombrada en las listas reales, como la primera 1, ‘The Sumerians King List, OU 18 1H, Chicago, 1939. Jajo la T'dinastia de Babilonia por vn curioso pueblo al que cho tiempo despues, Ta lengua sumeria, como el latin en la 19 zonas de colinas al oriente de éste. Speiser " ha propuesto pata este vago grupo el nombre de Jafetitas. En efecto, un pueblo ni semita ni sumerio y que se distingue de este tiltimo por la belleza de su cutis habits en época antigua en las tiertas al- tas al occidente de los Zagros, Smith les denomina Subareos y su lengua pudo ser jafética en el sentido de Speiser. Sus pa- Tientes pudieron alguna vez haber ocupado Sumer. Por suerte la documentacién arqueolégica nos proporcio- na una secuencia cultural de una claridad poco frecuente, aunque sea aventurado relacionar ninguna de cllas con nom. bres proporcionados por la linglistica. Los pueblos del valle del Bufrates y del Tigris vivieron continuadamente en el mis. ‘mo sitio 8 lo largo de muchas gensraciones, en pueblos y final. mente en ciudades con easas de adobes. A lo largo del tiempo Jas casas se hundlab y-entonces'se alisaba el m barro ic adobe formado y-se-consicuia una miiova casa: svore 1a Plataforma asi consiliulda, Al-mismo tiempo probablemente, eInivel-de la.calle-se-habje elevado.a-causa:de 10s restos aro. Jages en ella, De este modo, al Gral, cada lugar de hastacion Se-convirti6.en un certo o tell; forniado por Ins riinias super: PUESIAS-de as sucesivas casas)” En la excavacin cientifica de tales tell, exda nivel de pavimentos superpuesto con los res tos que englobadios en él so hallan, muostra la cultura de aquel periodo, y esto en sucesién cronologica, pues es obvio que el nivel més bajo es més antiguo que los superiores. De este modo la diseccin de uit lf revela la secuehcia de las cultu- ras en un yacimiento, y muchos eit excavados han propor- cionado secuencias paralelas. Naturalmente, Jas gentes. no gustaban de construir sus casas en las Jaderas o en la cima de un alto cerro, asi que los lugares de habitacién tendian a ser trasladados al cabo de un cierto tiempo, No ocurtfa ast con Tas casas de los dioses. Las ciudades histéricas sumerias crecieron altededor de los temples, igual que en la Edad Me- dia los burgueses cristianos se dedicaron a ampliar y embe- liccer sus catedrales, los piadosos y présperos sumerios re- construyeron sus templos repetidas veces, cada vez a una es cala més ambiciosa todavia. Pero no acostumbreban a comen. zar cada vez nivelando el edificio 2 ras del suelo, sino que por el contrario dejeban sus muros en pie, a veces hasta una alk 12, Sretsmm, Mesopotamian Origins, Fitadelia, 130, La recensién de Meyer puede verse en hluisese, "AIO" V. 0 13. Para ona excelente descripcién ‘del proceso, wase Feanneoer, “Town Planning Review", XXT, Liverpool, 1950, 10 tura de metros, y rellenaban el interior con arcilla, mientras exteriormente los muros quedaban encajados en una plata- forma de adobes sobre 1a que se alzaba después el nuevo tem plo. Los tempos asi superpuestos han proporcionado un st- plemento adzcuado a la estratigrafia de los Iugares de habi- tacién Ta sélida imagen que resulta de fa excavacién de buen nti mero de yacimientos puede ser convenientemente resumnica aqui. Bajo los edificios de época de Sargén y de ia dinastia de Agade aparecen estructuras construidas con ladzillos plano: convexos (que tienen una cara plana, pero Ia atra almohadilla da}. El periodo que queda asi definido acostwmbra a denomi- narse simplemente «presargénicos. Christian sugitid el nom- bre de «periodo planoconvexo», pero finalmente ha sido acep- tado el término «Dindstico primitives. En 1936, Frankfort dividié el periodo en tres fases. Sus detalles atin no han sida tolalmente publicados, pero A-anni-padda ha sido asignado al Dindstico Primitivo TIT. Bajo los mas antiguos muros plano: convexos, hay vestigios de otros construidos con ladrillos pla nos en forma de teje, asociados con estilos diferentes en la ceriimics, In gliptica y la epigrafia, que definen la fase Yen det Nasr, llamada asi por un yacimiento de Akkad en el que esta cultura fue identificada en 1926 por ver primera. Mas tarde, en 1930, bajo los templos de la época de Yemdet Nasr, los excavadores alemanes de Warka, la antigua Uruk y la Erech de Ja Biblia, hallaron restos de una nueva cultura, que fue Hamada periodo Uruk. Estas dos dltimas culturas se en- cuentran por toda Babilonia y casi siempre estén asociadas con alguna especie de escritura, de tal modo que Delowge2 las agrupa bajo el término «Protoliterariass. Mas antiguos y puramente prehistoricos son los poblados de la cultura de Ubaid, llamada asi por un yacimiento cerca: no a Ur y explorado en 1922, que es facilmente reconocible por sus cerémicas pintadas. En Sumer, los restos de la cul- tura de Ubaid se encuentran sobre el suelo virgen en Eridu, Ur, Erech y otros yacimientos, pero, excepto en un solo yo. cimiento, parece gue no se han encontrado restos en Alckad. Las hucllas de esta culturs reaparesen en Mesopotamia sep tentrional donde se hallan en muchos yacimientos, desde el pie de las colinas kurrlas, en Asiria, al este del Ti Ja curva del Eufrates cerca de Carquemish y atin mas al aeste. En el norte, la cultura de Ubaid es precedida por otra Hamada Malafiense, identificada por vez primera por Oppenheimer ar- a tes de 1914, pero que no fue fijada en secuencia estratigrafica shasta 1933 en que lo hizo Mallowan. Después de 1945, en Asi- ria se han descubierto dos o tres nuevas fases, anteriores, a primera en Hassuna, excavada por Lloyd y Safar. Hassuna T Tepresenta la més antigua cultura de agricultores que cn 1950 se conocia en el valle de! Tigris y el Eufrates, aunque Yarmo, én el piedemonte oriental, parece revelarse como algo mas antiguo y mas sencillo. "Fras haber repasado el mundo que vendrit a ser histérico hacia el 3000 a.C., slo nos queda una region por mencionar Una regién que aungue no resulla historiea para nosotros, puede sin embargo alardear de una cultura de tanta categoria Eomo las de Egipto o Sumer. Es en ¢} valle det Indo, donde Jos descubrimientos realizados desde 1920 han revelado una auigntica eivilizacion urbana en Ja que la escritura y las de- mas artes de la cultura eran ya florecientes. La escrittra con- tinda sin ser descifrada, y no hay leyendas que pucdan ser plausiblemente aprovechadas para interpretar los nuevos da- fos arqueoldgicos. En wn capitulo posterior das’ algunas no- ticias de sus restos. Baste aqui scalar su existencia en el momento del alba de la historia de una tercera provincia que debe ser historiada, Il. La preparacién del escenaric Los tres centros de civilizacién més antiguos citados en nuestro anterior capitulo, se encuentran en una faja entre et fparalelo 25 y el paralelo 35, que constituye la zona climatica mds célida y seca del mundo actual. La extremada aridez y un ‘excesivo calor estival son caracteristicas comunes a estos tres, antiguos focos y a las regiones intermedias, aunque tas cat ‘sas no sean precisamente las mismas para cada caso. Geogré Ficamente también toda la regién se caracteriza por una cierta unidad. Egipto, Sumer y el Punjab se encuentran en valles Ge geandes fos de curso permanente que atraviesan unas mnesetas desérticas mas 0 menos continuas. Estas mesctas se fhallan, naturalmente, interrumpictas por caracterfsticas fisio grifieas marcadas. El Séhara, que forma la seccién occiden- fal, no es en absoluto Hlano, su superficie esta interrumpida por considerables cordilleras y depresiones que a menudo Quedan por debajo del nivel del mar. El desierto Aribigo for~ tha la continuacién natural del Sihara, pero esti separado de 2 par la grieta del valle del Nilo, y a su ver est cortado por ja gran hendidura del mar Rojo. A levante de este hiato, y de ia orla montafiosa que hay mnds alld de €l, el desierto va descondiendo hacia Ia depresién de Mesopotamia y del golfo Pérsico. La otra orilla de éste est orlada por los Zagros y las cordilleras paralelas de Persia occidental, que enmarcan un desierto ain mas alto que geogrificemente pertenece 3 la aitiplanicie Armeno-Anatolia, pero que climdticamente esté mis cerea de Arabia, Y on fin, al otro extremo, la meseta se yompe de nuevo ante Ja llanura baja y sofocante de la India dccidental. As{ pues, desde la cosia atléntica hasta Ia region mmonzénica de Ja India central, hay una zona continua de pat fea secs que, aungue ampliamente diferentes, se encuentran conectados sin que ninguna barrera fisiografica transversal Snsuperable impida la interrelacion. La unidad de esta franja entre el Atléntico y el Tigris por lo menos, es de tal categoria {que justia el empleo de un término comdn, Afrasia, pra denominar el conjunto de Ja regién. ‘AI sur, el Sahara esta orlada de sabanas, que yan pasando 23 Wo targo del mactan anatslicoel Chueaso 9 el Elbure, para SEutindotos, Las cllones auieeioes que proporcionan hue: pr ece ir er ati terererorte ton la luvia cielnca que le iene del oesesEn tales condi tural, y que de hecho ha quedado atrasada. i 1, Acerea de tos monzones en la Indl, “ sol MH, 8, Ja Tndla, véase Stsrsox, "O. J. Met. 24 seni Re pala del Harz, y Ios Alpes y los Pirineos envueltos por los glaciares, fa alta presion artica desviaba hacia el sur Jas tormentas de Hlavia cilanticas? Los ciclones que hoy atraviesan ta Europa tentral, pasaban entonces por encima de Ia cucnea medite franea y el norle del Sahara, y seguian, no drenados por él Libano, a tsavés de Mesopotamia y Arabia hasta Persia y la Tndia. Et abrasado Séhara goraba de unas precipitaciones re~ flares, y mis al este, las lluvias no slo eran mis generosas Bie hoy, sino que estaban distribuidas a lo largo del afio en Thar de rescvingirse g6l0 al invierno, En la meseta Irant, fas precipitaciones, aunque insuficientes para alirtentar grandes Hinciaves, lienaron las grandes hondonadas que hoy son de: vietos salinos con mares internos poco profundos por cuya presencia se templaba Ia severidad del clima. “Tales son las deducciones de Ia climatologia, y la geologia tas confirma, Los lechos de los secos uadis que surcan el Satha- ta. vertiondo a cada lado del Nilo y drenando la meseta Arabic Ea, atestiguan Ia potencia erosiva de las aguas de Muvia que fievaran otrora. En Persia y en el Beluchistiin? las altas lineas le viejas orillas que cerean los antiguos lagos, dan testimonio Ger nivel de las aguas de estos mares internos, tal como se habia previsto, hacia los que vertian muchas corrientes que hoy se pierden en el desierto. ‘podemos suponer en el norte de Africa, Arabia, Persia y em ‘el walle del Tndo, la presencia de prados y sabanas como las que florecen hoy al norte del Mediterraneo, en wn momento dh que la mayor parte de Europa era tundra o estepas barri- Gas por log vientos en que e} polvo se iba conglomerando en forma de loes, Mientras el mamot, el rinoceronte lanudo y el weho ramoneaban en Francia y en el sur de Inglaterra, ¢] norte Ge Africa rantenfa tuna fauna semejante a la que hoy se en- Coontra en) Rhodesia! Su antigua existencia en areas que hoy Son totalmente desérticas, se prueba de hecho por los dibu- Jos erabados, incisos o pintados en las rocas por hombres que Jizaban all elefantes, hipopétamos, gacelas, ganado mayor Sun salvaje, asnos salvajes y otros Tumiantes de prado, asf Como panteras, Ieones y osos que hacian presa en ellos. Tales 2. En ia “0,3. Met, Soe", 1921, Brooks presents unos mapas em. Que je las temnpestades de thin en varias fases eee RSe tambien su Bvolntion of Clinate, Londres, 192 25 Zan, Tripolitanias en el Oasis de Ouenat, en los desierwos & ambos lados del Nilo’ y hasta en Arabia® a 1. Grabado rupestre del Séhara. Ke Grado rupestre del Sahara. Ke Mesioncr, cevea de Guctna, cog PSt® 8 mayor de ests figuras hoy se ere qu pertene quete de hielo cn Europa se habian ya fundido! Su transito fo ae deb!o como se ereyera un dic a'una sibita y tales: trofiea vuelta als condiciones desérticas en el norte de Avice yen Ala Moos etn sm de abel sequela ex Gl resultado de un proceso gradual que el hombre yi ge ‘ado ban coniibuio, Despite ds tode no fe ningin cambio limaveo ol que ha cooverttda OMlahema on ute expa de pol en medio si. De hecho fe rprsensconsHuredas precisamente nos demucstran la supervivencia de una « Fhodesianney la vegctocln apropiaga en un momento en que ae Ts 1938; 11,297; "TAY, XXXVI, Patan VAUFREY, L'Art rupes ‘eain, “1 isa liom EAT miners rial” IL, Mem oP i; Ceaztt, op ts 2; eL'Anth, EV shag 26 tos ganaderos se encuentran ya utilizando esta uiltima como pastos. ‘Sin embargo, las tierras buenas del norte de Africa y del sur de Asia debieron estar probablemente tan pobladas por El hombre de ia ditima Edad del Hiclo como las tundras y es: fepas de Europa, Debian proporcionar un medio ambiente nis favorable. Ast por todo el norte de Africa, en Siria, Pax Jestina, Surdistén y la meseta Iranf, encontramos restos de Ginos cazadores equipados con instrimentos de piedra —cu- Thullos de un sclo filo y cuchillos puntiagudos de dos Blos— Semejantes a Jos ulilizados por los cavadores de mamuts Inusterienses de Europa y de Asla propia, a principios de 1a {itima Edad del Hielo (Wiirm 1). La mayoria estén hechos fon téenica Levalloisiense que pide una inteligencin y un co focimiento mayores que los métodos empleados usualmente wei bien no exclusivamente— por lo3 musterienses europeos, Y mis atin, mientras Tos curopeos afrieanos de Marruccos/” Africa Oriental y Rhodesia,” pertenecian a ramas eberrantes Ge la familia humana (Ja Neandertal o las Neandertaloides) ‘Que dificilmente habrian podido evolucionar hacia el hombre fhoderno, algunos de los levalloiso-musterienses de Palestina El menos" representan un conjunto menos especializado, més én el eamino que conduce al tipo moderno, al Honto sapiens como orgullosamente hemos dado en lamamo ‘Los primeros representantes de este Ultimo tipo, conocidos en Europa deste 1947, aparecen ya equipados vou un com plejo mucho mas superior de instrumentos de piedra, forma- fo en su mayor parte por hojas, largas lascas estrechas pre~ Deradas segin un procedimiento diferente que el usado en la Inanufactura de las Tascas musterienses y levalloisienses, De hi que se creyera comiinmente que los iistrumentos en hoja eran siempre y exclusivamente producto del Homo sapiens, y Jas industrias basadas en Jas hojas fueron lemadas eneantré: pleas por contraposicién a los complejos musterienses y 1e- Yalloisienses, que se suponia producicos tan s6lo por especies rds primitivas, spaleoantrOpicass. Esta terminologia se mues- tra hoy desviada, En nuestra drea, los instrumentos en hoja 10._ Hows y Morus, A Stone Age Cave Site in Tangier, “Peabody Mx seum Papers") XXVIIE, Harvard, 187, Th "Nature*, CXXXVIL, 19%, 10824 “SRAL", LXXVIT, 28. soa REY MeCoU, The Stone Ae of Mein Carmel oxford, 21 no reemplazan en todas portes las antiguas Ja Geurro en el Palesiico Superior de Europa SO En Palestina y en Shi, presisamente donde el hombre 1 \alloisomustorinse presenta caracteres madres (acento, Picos), los conjuntos ms recientes de instruntentos Ievalliso Iusietienses comprenden una noteble proporcion de hofse Bras: De ah ai etn conjntn,lamatos Bese” san mejor para ilustrar la transicic le radicién palear- tréplea deTascs del Paleolica Inferior ln wadiege nese a =r SS = | 2 Hojas de stex capsenses, » cusnta a huevo de avestruz de Ain Mauhadd, 1/4. ele = trdpica de hujas del Puicalitice Superior, mejor que eualguiet otra cultura conocids en cualquier otto lugne del mundo. Des és, en los estratos inmediatamente superiors, esta ind ria Emiriense de transicin, se ve sucedita por complejos de verdaderos instrumentos en oj, estrechamente reacionados con el AuriRariense, que se encuentra en Crimea, en fos Bat, canes, Europa Centtal, Francia e Inglaterra" Al mismo cis Po, en el Kurdistin, os instramentos en hoja de ta cueva de 18, TunecusPemy Resorts bn re ine rohes in Prhistrt Galle, Lonas, ite Ginne'y Bie The Ste Ae of Hout Carga 0S rake fi Shred ia celmeate i Sa Fae ice we fens eer mean at alsa a aca 28 _—— Zarzi® estén muy emparentados con el complejo Gravetiense, familiar a nosotros por los campamentos del sur de Rusia, Moravia y sur de Austria. Incluso en el Africa Menor, los con cheros,—-grandes montones de conchas de caracoles en el esierto— y los abrigos rocosos han proporcionado industrias de hojas (lig. 2-3), el Capsiense y el Oraniense, comparables ‘al Chateloerroniense y el Gravetiense de Europa, ¢ instrumen- jos semejantes caracterizan los campamentos contemporineos de Africa Oriental." Pero on ambas sireas, los fabricantes de festos instruments mostraron una predileccién por les armas compiiesias, rematadas por diminutos silex geométricos —los mierolitos— tal como se hizo popular en Europa en épocas mas recientes con las culturas «mesoliticas». i = ae = SS ae — a 3. Hojas y mierolitos del Capsiense reciente o Getutenses, Mor: ‘sorte y Alf Bacha (Coustantina), 1/4. Por otra parte, en amplias zonas de Africa, el lugar de las industrias de hojas esta ocupado por industrias de lascas que contindan la tradicién levalloisiense en tiempos del Paleoliti- ‘co Superior, Mas Ia mayor parte de estas industrias de lascas se distinguen de,las més antiguas y de las industrias de hojas contemporiineas por el frecuente uso del retoque bifacial por medio del cual Ja lasca primitiva es adelgazada y configurada mediante el Tascado de diminutas esquirlus en amas caras 15, Gannon, American Sehiool of Prehistoric Research, "Bulletin’, val, sat 1s. ELS. B, Leases, The Stone Age Cultures of Kenya Colony, 1931; Sons Age Area, 1936. 20 0 a Io largo de ambos filos. Otras Jascas son convertidas en. Suriles, ingeniosos instrumentos que un dia fueron considera- dos como peculiares a las industrias neantrépicas de hojas. ‘De esias industrias de lascas del Paleolitico Superior, hay una Jlamada Ateriense, que representa a grupos de cazadores, Bien conotidos a Jo largo de todo el norte de Africa, desde Jas costas atlinticas hasta el oasis de Kharga en Egipto.” Es tos acostumbraban a convertir sus Jascas en puntas de lanza bbifaciales muy eficientes, y también en puntas de flecha con podiincula (fig. 4). Debian de tener, si es que no lo inventaron a, 6, d, 1/3; b, IH, ect ere ellos, un arco para propulsar estas dltimas. ¥ Jas puntas, como. Jas emirienses de Palestina, aparecen a veces en contextos ate- rienses. En el mismo valle del Nilo, el Sebiliense parece re- presentar un parelclo desarrollo de 1a tradicién levalloisiense Solo que aqui el retoque bifacial era escasamente practicado, mientras que la tendencia a las armas compuestas condujo a una multiplicacién de microlitos." Finalmente, en Somalia y Africa Oriental, la llamada industria de Still Bay muestra pun tas bifaciales come el ateriense, pero no puntas de fecha, BL. GuaeTnovnsoy, The Ateron Indesry, *TRATY: LAXVE, 186 ratinttssinee st bl: Sok He i ny He " of Exvnt in Prehistory, Institut ie, “Mem. i Caito, 141; Gare Hust, “PP ig, we AS ED 30 | A continuacién hallaremos Ja tradicién bifaciol wateriense» ‘que domina la talla del silex posterior en Egipto, mientras queen Asia se muestra 1a tradicién de hojas. En Europa se advirtié pronto que los pequefios sflex cui- dadosamente tallados en figura geométrica eran especialmente populares en el perfodo que se extiende desde fines del Pleis- toceno y del Paleolitico hasta el comienzo det Neolitico con Jn Hegada de los primeros agricultores. De ahi el término des- criptivo «microlftico» que a menudo se confundié con el tér- nino taxonémico «mesoliticor, Pero en realidad fos microlitos eran usados por algunos grupos de cazadores curopeos du- pante la tiltima Edad del Hiclo (Wiirm ILI) y en el norte de Africa y en Kenya, los microlitos pueden ser considerados como auténticamente palcoliticos. Por otra parte, los micro- Iitos geométricos siguieron usindose al tiempo en Europa y en Aftica después del advenimiento de los campesinos que habian ya colonizado el pais, o sca, cuando ya habia comen- 5. Microlitos de tas colinas de Vindhya, India, Tarsario naterat ‘Segiin fa Stone Age Guide (Guia de la Edad de Piedra) det Mu 300 Briténico. zado Ia etapa Neolitica. Por tanto las colecciones de esos silex pigmeos, aunque estén muy bien tallados, no dan por si mis- mas ninguna guia acerca de Ia antigitedad relativa de sus fa. bricantes. El Dr. Esakey ha mostrado por medio de experien- clas practicas que dardos armados con microlitos son armas especialmente mortiferas en la persecucién de algunos tipos 18, Peed, Pevnowy, Langerie Hout, “IPH, Mém.", 19, 1938; “L'Anthi.*, Li, $20, 02, Bouemnes, abu, L, 198, figs. 61, 65; Liconne y Bae rit, “Riv. di Studi Ligurl", XIV, Bozdichera, 199, 14 31 ipso nee de caza y que los mismos microlitos pueden ser obtenidos fgualmente de hojas que de lascas con mucha menos dificultad gue Jo que habian supuesto Tos earquedlogos de sillén». No es or tanto sorprendente que hayan sido tan ampliamente usa- Gos en el Viejo Mundo y que hayan gozado de una ton larga popularidad. Aunque encontremos conjuntos de microlitos Tuy semejantes repartidas desde Jhon O'Groats hasta el cabo Ge Buena Esperanza, y desde las costas atlanticas hasta Jas co- linas de Vindhya en fa India ‘fig. 5) y el desierto de Mongo- lia, por sf solos no se les puede usar ni para probar estableci- mientos mesoliticos ni migraciones de pueblos, y su atribucién 2 una «raza pigmea® es una suposicidn gratuita, expresamente contiadicha por los restos esqueléticos de quienes los fab caron. Los estilos artisticos se han demostrado igua les para diagnosticar époce y raza, Se han encontrado coin dencias muy Ilamativas entie las pinturas de Jos abrigas ro- cose del suideste de Espaiia (lig. 6) ¥ las de In-Ezzan, en el Sdhava central, ¢ incluso en Sudifriea. Pero aunque los pri meros citados estin siendo rebajados de fecha hasta el final del Pleistoceno (Wiirm I/D) y muy probablemente a prineipios Gal Holoceno, algunas de Iss pinturas de los Bushmen daten ce época histories: En general, las pinturas naturalistas 0 se- minaturalisias, fueron pintadas, grabadas o talladas en Ins rrocas con fines miigicos por cazadores. Pero cazadores que no necesariamente hubieron de abandonar sus practicas cuando comenzaron a usar como suplemento los productos de sut caza con la ganaderia 0 el cullivo de cereales, Los petroglifos al igual que los microlitos, atestiguan a existencia de caza en muches zonas hoy inhabitables, pero no demuestran ninguna especial antigtiedad de los artistas, De nuevo en cl Africa Menor y en el Sudiin egipcio y nige- iano, enormes moatones de conchas y cle huesos de animales cazados, que a veces incluso cubren enterramientos bumanos, s-lepSsitos semejantes en cuevas del Asin Menor, nos ilustran in prescucia de comunidades que o bien residian permanente- mente en el lugar, o acempaban alli regularmente cada aio. Por el momento es raramente posible determinar la fecha de tales campamentos © establecimientos. Todo lo que puede decirse con seguridad es que sus habitantes no abandonaron a caza aunque quizas alguna vez hubiesen comenzado a culti- var. Pero si vivieron como estrictos recolectores de alimentos © ny, las condiciones de vida en Afrasia les debieron imponer 32 6. Escenas pintadas en las paredes de um abrigo de Alpera, Sudes- te de Espatia, 1/8, segtin Breuil. normalmente frecuentes y extensos desplazamientos. Los caza- dores, sobre todo en las regiones esteparias como las que iba convirligndos™ la tierra en época postmusteriense, tenian que exrar largas distancias persiguiendo los rebaios de caza. De- jeron de cambiar por entero sus residencias cuando sequias otras cat -2ducian la reserva de caza. A lo largo de estos Hes 31.3 3B | movimientos normales 0 anormales, los diversos grupos en- travian en contacto mutuo —amistoso u hostil— y tendcian oportunidad de intercambiar objetos o ideas, o de hurtar ob- jelos ajenos e imitar las castumbres de sus enemigos. De ‘aqui que un medio ambiente, entonces poblado, proporcionase cexcepcionales facilidades para la difusién de invencioncs y descubrimientos. Estas facilidades se aumentaban st la invencién constituia una revolucién econémica. La produccién de alimentos, el cultivo delikerado de plantas comestibles, especialmente ce reales, y la domesticacién, cria y seleccién de animales, todo clio era una revolucién econémica, 1a mayor en Ja historia humana después del dominio del fuego. Con ella se obtenia un suministro més rico y mas seguro de alimentos, que por fin dependia del control del hombre, y que le capacitaba para una expansién casi ilimitada aun sin ayuda en sus esfuerzos. [A juzaar por los efectos de la Revolucion Industrial en Ingla- terra, un rapido aumento de la poblacién debié de ser el co- rolario de un cama semejante, Los nifios, que puede creerse que serfan una carge para los cazadores, por Jo menos mien- tras eran pequelios, podian ser empleados fructuosamente por el productor de alimentos escardando los campos o cui dando el ganado, El mero crecimiento numérico se convi pronto en una expansion sobre Areas mis amplias. Los pasto- Fea on notoriamente proclives al nomadisma, pern también hhay ciertos tipos de agricultores que no pueden ser estricta- mente sedentarios. ‘Une forma sencilla de cultivo que atin es practicada en amplias areas de Africa es la que generalmente se denomina ecultive de azadae o ecultive de jardiny, Pequetias pareelas son labradas con azada —comiinments par mujeres— y luego se siembra el grano hasta que las casechas comienzan a flo- jear. No se conoce el abono, ni el barbecho regular, y cuando una parcela queda agotada, se limpia una nueva franja de tierra virgen y se vuelve a labrar alli, En fin, cuando toda una firea ha sido usada, todo el yrupo humano se traslada a un nuevo hogar, Los cultives 4° azada todavia hoy comportan ‘el nomadismo. ‘Ahora bien, si ocurze que el rea cultivada es un oasis, 0 el lecho de un tadi sujeto a inundaciones perisdices, Ia mi- gracion dria de ser indispensable. Las inundaciones propor cionan nueva tierra que se deposita como cieno sobre los |, Fenovando su fertilidad Incluso si Ja inundacién es suficientemente regular y Nea en Ja estacién adecuada, puede hacer el papel de Ja Iuvia en Jo que se refiexe al riego de Ios campos. En tal caso el estable- ‘cimiento permanente, posible cuando se cultivan las tierras de inundacién, es algo casi inevitable. Para obtener los maxt- ‘mos beneficios de la irrigacién es preciso excavar canales que drenen el exceso de agua o que suplan Ia falta de ésta, El agricultor no abandonard voluntariamente un campo qué ha fructificado gracias a su trabajo: ha invertido capital en su tierra, ¥ las obras de drenaje y de irrigacién requieren comtin- mente Ia participacién de toda In comunidad, Constituyen un Jazo econémico que promueve la soliclaridad social, y ia posi- bilidad de restringir el acceso a Jas reservas de agua pone en manos de la comunidad un medio de sanciones. Esto debié al fin conducir 3 la unificacién politica de toda el area que ependia de un solo sistema fluvial. Hoy podemos ver que Jas grandes culturas se quedaron primordialmente en el cu tivo de regadio, Io que no implica que éste sca necesariamente posterior al cultivo de jardin. Procisamente Perry y Cherry han mantenido lo contrario. No se ha Ilegado a ningiin acuerdo en lo que se refiere a los papeles relatives de Ja agricultura y el pastozeo en la creacién de uma economia productora de alimentos. El pro- fesor Menghin® representa una escuela que mantiene que 1a domesticacién de animales y el cultivo de Jas plantas fueron comenzados por grupos distintos. La domesticacién debié na- cer entre los pueblos cazadores, la agricultura entre os de cados a Ia recoleccién de raices, granos y bayas. Un estadio mixto de granjeros seria el resultado de fa fusién de pastores y agricultores. Otros asignan la primacta a la agricultura: el cultivador podria llegar 2 someter animales salvajes a la do- mesticacién gracias al alirmento garantizado por sus trabajos. La naluraleza de la documentacién arqueoldgica favorece con mis seguridad esia segunda hipdtesis. Los pastores que viven fen tiendas y utilizan instrumentos de hucso y vasos de cuero dejan necesariamente menos hucllas reconocibles que los agri- cultores que dejan molinos, dientes de hoz de sex y tiestos ceriimicos. En cualquier caso las condiciones de Ja incipiente deseca- cién a que nos hemos referido, proporcionarian un estimulo hhacia la adopcién de una economia productora de alimentos. 20, Weltgeschichte der Staincot, Vina, 1981 35 4 ee emerecd La concentracién forzada en las riberas de las corrientes fue viales y en las fuentes que iban agotindose debié traer con- sigo una busqueda mas intensa de medios de alimentacién, Hombres y animales debieron ir quedando eestabulados» jun- tos en oasis que cada ver iban quedandose més aislados entre zonas desérticas. Esta yuxtaposicién forzada debié promover esa simbiosis de hombre y animal que implica el término do- mesticacion. En Afrasia los ricos prados y los animales susceptibles de domesticacién crecian salvajes a mano del hombre. Ademds, s6lo en esta zona, pero probablemente mas en su parte asi ca que no en la africana, hay especies aptas de pluntas y ani males simultdneamente a mano. A través de la distribucién actual de cereales silvestres# se ha argiifdo que el cultivo de cereales comenzé probable. mene en Asia. La cebada silvestre se encuentra en Asia Me nor, Transcaucasia, Turquestin, Afganistin, Persia, Palestina, ¥ guizds hasta en Arabia Pétrea. Pero también se Ia ha encon- trado en Marmaérica, lo que implica una extensién del habitat natural de esta planta desde Palestina, a través del istmo de Suez y del Delta, durante el periodo pluvial. Ademas, Vavilov, partiendo no del descubrimiento de espigas perdidas de ceba da silvestre, sino del mimero de especies eultivads, sitiia otro centro de domesticacién en Abisinia, donde, sin embargo, na se ha encontrado hasta ahora ccbada silvestre. E] antepasada silvestre del trigo escanda (Triticum: dicoccum de veintiocho cromosomas) crece en estado nativo en Persia occidental, Me- sopotamia, Siria y Palestina. En cambio, segin Vavilov, el cultivo del mismo debio comenzar en ol nordeste de Africa, pero esta zona fue mas probablemente tan sélo un centro se- cundario de dispersién, siendo Siri el centro primario, La for- ma silvestre de otro grupo de trigos, el Triticum monococcum, rece naturalmente en los Baleanes, Asia Menor, norte de Siria y Kurdistin en Ia frontera con Persia. Algunos botdnicos sostienen que el irigo comiin, Triticum: vulgare, y las especies relacionadas, con cuarenta y dos cromosomas (por ejemplo, el Triticum compactum), son el resultado de un cruzamiento entre los grupos antes mencionadus. No se Ie cunoce ningun 2, cers de ns cues, fae “Aggy, VI, WE 3s Seg itehuing der Kulturpencen (Exgsbniste der Biologie; 19) Bet 1in 15; Hans, Uniersity Condon, Insitute of Arohseoi nual Report", IX, 1952. il 36 antepasado silvestre. Segiin los principios de Vavilov, el cen- tro original de su cultivo debe localizarse en el Afganistin o en su cercan{a. Allf habrian estado por tanto algunos focos primarios de la agricultura. Si el trigo candeal (asi como el lino de grano corto) nos viene de Asia Occidental, Ia escanda, la cebada y el lino de grano grande, debieron ser cultivados primariamente en el norte o en el esie de Africa, Una argumentaciéa mejor es la basada en los animales, es- pecialmente la oveja* En Africa no existen ovejas salvajes, por lo que Ia llamada oveja de Berberia no debe pertenccer realmente al género. Por otra parte, on Asia hay tres especies de ovejas salvajes, y las tres han dado origen a castas de ove- jas domésticas. El muflén, Ovis musimon, vive en el Medi- ferrdneo norte, en Cércega y Cerdefia, y otrora tuvo una mas amplia distribucién por la Europa continental; una variedad levemente diferente habita las tierras altas de Asia Menor, desde Anatolia al Elburz y los Zagros, El muflén asistico apa rece ya domesticado en un vaso sumerio del cuarto milenio antes de Jesuctisto, pero sit congénere europeo no fue domes ticado hasta una fecha relativamente tardia de la prehistoria curopea. La oveja doméstica més antigua encontrada en los, establecimientos lacustres suizos y en otros depésitas antiguos de Jn Europa central y occidental, el Ovis palustris, es In des- cendiente doméstica del urial (Ovis vignei} astitico de larga cola. La patria de esta variedad es In Indera septentrional del Elburz, el Turquestén, el Afeanistin, el Beluchisian y el Pun- Jab. Se dive que la mas antigua oveja egipcia,* el Ovis longipes, pertenecfa al mismo grupo. La tercera variedad del Viejo ‘Mundo, el argali, vive al este del urial, Si se pade argumentar a través de Ta actual distribucién de los animales, queda bien claro que al menos Ia oveja fue iniroduci¢: en Africa y Euro- pa desde Asia. Hasta es posible que en cl perioda pluvial, al- guna especie de muflén o hasta de urial viviese en el norte de Africa. Y aunque las especies europeas 0 asiditicas son espe- cialmente raras entre la fauna pleistocena del norte de Africa, podriamos dirigirnos a los grahados rupestres de camellos como prueba de que algunos de esos tipos se hallaban repro- sentader oti, En realidad los huesos que han sido vagamente 22, J. Cossan Ewart, *Proc. Highland and Agri, Soc.", XXV, 1913, 1@ ss: ANroxtus, Grndzlige einer Stammnesgeselichte der Haustiere, Viena, 12; Hutz ieien, Zeeshrife fie Sugtierkurde, THT, Berlin, 1828, 2. Huzseenucr, "antiquity, X, 1936, 195 ss Kener, “Annales du SXXVITT, 29 37

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