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COLECCION: APARICIONES DE LA VIRGEN EL CORAZON DE MARIA: FATIMA Y PONTEVEDRA JOSE LUIS DE URRUTIA, S.J. EL CORAZON DE MARIA: FATIMA Y PONTEVEDRA Esta vez fue alla por el afio 1916. Una nifia de nueve afios, Lucia, hija de Antonio Abébora (0 dos Santos) y Maria Rosa,’ que iba a pastorear las ovejas con dos primitos, los més adictos suyos, que la seguian a to- das partes, Jacinta y Francisco, de seis y ocho aiios.” Eran del pueblecito de Aljustrel, parro- quia de Fatima’ y a menos de un kiléme- tro al sur de ésta, Iban siempre descalzos. A elas, con sus faldas negras hasta los to- billos, les gustaba sobre todo bailar, mien- * Tenian otras cuatro hijas: Maria de los Angeles, Tere- sa, Gloria, Carolina, y un hijo: Manuel. Lucia, la menor, habia nacido el 22 de marzo de 1907 2 Nacidos el 11.1I1.1910 y el 11.VI.1908, tespectiva- mente (murieron el 20.11, 1920 y el 5.1V.1919); hijos més’ pequefios de Olimpia, hermana del padre de Lucia, que cuvo dos hijos de su primer marido y ocros nueve mas del segundo: Manuel Marto. > Fétima esté a unos 140 kms. al norte de Lisboa, casi en el centro geogréfico de Portugal. Entonces tenia 2.700 habitantes. Fétima es nombre arabe (de la raiz fatam); sig- nificé originalmente: fecunda, luego, por imicacién a Sta. Maria: la exenea del mal. La princesa Fatima fue la hija de ‘Mahoma, de la que proceden todos los califas, y la mujer mis perfecta, segiin los historiadores arabes. Fatima fue en Porcugal una princesa mora del s. XII, convertida y casada con un noble cristiano. Se dice que en 1158 una comitiva de motos notables fue apresada por una incursién de portu- ‘gueses, cuyo capitin Gonzalo Hermingues, «El Tragamo- ros», los condujo a Santarem y alli pidié aD. Alfonso Enri- ques, fundador de la monarquia poreuguesa, la mano de la més bella, Fétima, hija del vali o gobernador del castillo de ‘Alcacer. Le fue concedida con la condicién que ella aceptase y se convirtiese. Tomé el nombre de Oureana, de donde el ‘nombre de Ourem, pueblo que como regalo de boda les dio ¢l rey. Su marido se hizo cisterciense cuando ella murid, jo- ven, y luego fue trasladada a un convento (con iglesia dedi- cada a la Virgen, 2 6 kms. de Ourem), que por ella tomé el sombre de Fatima. En la misma meseta de Fitima, el 13 de agosto de 1385 cuvo lugar la batalla de Aljubarroca, donde los portugueses al mando de D. Nufo Alvares Perei- ta (beatificado en 1917), derrotaron a los castellanos inva- sores, y por ello fundaron, en honor de Nera. Sra. de las Victorias, el famoso monastério de Batalha, encomendado alos dominicos, quienes inculcaron en la regidn el rezo del rosario (desde que fueron expulsados los religiosos en 1828, €s s6lo monumento artistico). tras Francisco, pantalones largos y gorro acabado en borla, tocaba su pequefio pifa- no de madera, del que nunca se separaba. Les habian mandado que después de comet su frugal almuerzo rezasen el rosario. Ellos lo hacian de rodillas, pero solian abreviarlo repitiendo solamente: «Dios te salve, Ma- ria», «Santa Marian. Las apariciones del Angel Cierto dia de primavera, después de su original rezo, estaban tirando piedras des- de un cabezo hacia abajo. Un resplandor més blanco que la nieve se les acercé sobre los Arboles: era «un joven de gran belleza, como de quince afios, més brillante que un cristal atravesado por los rayos del sol», dice Lucia.‘ No os asustéis. Soy el Angel de la Paz. Re- zad conmigo. Se artodillé, con la frente en ierra, y repitié tres veces: Dios mio, creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdn por los que no creen, no adoran, no esperan ni te aman. Rezad asi, Los Corazones de Jess y Maria atienden vuestras stiplicas. «Fue una impresin tan fuerte —relaca Lucia—, que casi no nos dimos cuenta de nuestra propia existencia durante mucho rato. Sus palabras se grabaron de tal mane- ‘ No era la primera vez que se le aparecia un angel. A los siete afios, cuando comenz6 a ser pastora, estando con otras tres nifias guardando ovejas y rezando el rosario des- pués de comer, vieron en el aire sobre un érbol una figura, ‘més blanca que una estatua de nieve, trasparente a los rayos de sol; no se le distinguian las manos ni los pies. Las nifias lo dijeron, y se burlaron de ellas. Pasado cierto tiempo se les volvié a aparecer en el mismo lugar, y después de una temporada otra vez. En ambas ocasiones se repitieron las burlas, y aunque Lucia no dijo nada, al enterarse su madre se disgust6. Esta experiencia hizo que tanto ella como sus rimitos, no contasen las apariciones del Angel de la Paz 1 ra en nuestra mente que jamds las olvida- mos. Y desde entonces pasébamos largo tiempo asi postrados, repitiéndolas, a ve- ces hasta caer rendidos». En pleno verano se repitié la aparicién. Esta vez junto al pozo que tenia detris la casa de Lucia: Qué hactis? —pregunté—. ;Rezad mucho! Los Corazones de Jestis y Maria tienen designios misericordiasos para vosotros. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Alti- simo. — (Mc 9,43-48), At rico Epulén, que esta en el infierno entre tormentos, suftiendo terriblemente en las Mamas, dice Abraham: «Entre vosotros y nosotros se inter- Pone un gran abismo, y aunque se quiera, es imposible pa- sar de aqui a vasotros o de ahi a nosocros» (Luc 16,193). 5 —Habéis visto el infierno, donde v7 a pa~ rar las almas de los infelices pecadore:. Para salvarlos, Dios desea establecer en el mundo la devocién al Inmaculado Corazin. Si asi se hace se salvarén muchas almas y habré paz. La gue- rra va @ atabar. Pero si el mundo continita ofendiendo a Dios, otra guerra peor comenzard en el reinado de Pio XI. Cuando veais una noche iluminada por una‘luz desconocida, sabed que es la sehal que Dios da de que va a castigar al mundo por sus San Pablo recalca e! castigo de los pecados (= infierno) como exclusién del reino de Dios (1 Cor 6,9; Gal 5,21; BF 5,5). En 2 Tes 1,7 més detalladamente: «Cuando se mani- fieste el Sefior Jess desde el cielo con los angeles de su po- der, con llama de fuego para castigar a los que desconocen 2 Dios y a los que no hacen caso del Evangelio de nuestro Se- or Jesis, los cuales recibirén como castigo la perdicién eterna, lejos de le presencia del Sefior y de Ia gloria de su poder» «Llegari la hora en que todos los que estén en los sepul- tos oirda la vor del Hijo del Hombre, y saldrin..., los que vayan obrado el mal, con resurrecci6n de condenaciéns (Jn 1,28-29). S. Juan ‘también concreta en el Apocalipsis (14,9s.): Los que adoren la bestia y su imagen —los peca- dores que prefieren el mundo y su yo, el poder y el placer, a la obediencia de Dios—, beberin el vino de la cdlera de Dios y serin atormentados con fuego y azufre; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos, y no tienen re- poso ni de dia ni de noche. («Por los siglos de los siglos» es Ja expresion més clara para indicat la eternidad; por eso dice de Dios: «El que vive por los siglos de los siglos», 4,9; y de Cristo, que «reinaré por los siglos de los siglos», 11,14). ¥ en 20,10 repite que Satanas y los suyos serin echados al lago de fuego y azufte y se les atormentara dia y nace por los sglos de los sig. Bs In segunda muerre (20,14). Siguiendo la actual tentacién diabélica de «desmitifi el _Evangelio, han incentado, en oposicién al Magisterio eclesiéstico, desvirtuar los textos citados, negando la exis- tencia del infierno o al menos su eternidad, pero como son demasiado contundentes las pruebas, se ha lanzado la idea que nadie va al infierno, seria algo asi como un fancasma para asustarnos. A esto respondio el Vaticano If no acep- tando una enmienda ¢ LG 48, que rechazaba dicha hipoce- sis, porque, segtin él, ya esté afirmado en la cita de Jn 5,29 que habré quienes se condenarin. En Mt 7,13 y Le 13,24, dice también Jess que muchos van por el camino y entran, por la puerta de la perdicién; y muchos querrin entrar por Ja puerta de la vida y no lo conseguiran. Pero ya que es innegable la realidad del infierno y su ‘eternidad, —cuya meditacién ¢s eficaz vacuna contra el pe- cado—, se pretende, bajo la inspiracién del mal espiritu, silenciar este dogma, ocultindolo con la bondad de Dios. (Quien, desde luego, es infinitamente Bueno, pero tam- bin infinitamente Justiciero, aunque nosotros, creacuras finitas, no lo entendamos). Por eso lo repite y detalla la Virgen en Fatima para nues- tro bien, (Sobre la otra putificacién temporal, después de la muerte, el purgatorio, cfr. el folleto GRAN MENSAJE DE AMOR Y ESPERANZA). 6 crimines, mediante la guerra, el hambre y la persecucin de la Iglesia y del Santo Padre. Para evitar esto, vengo a pedir la consa- gracién de Rusia a mi Inmaculado Corazin y 1a Comunién de reparacin en los primeros cinco sdbados. Si ellos escuchan mis ruegos, Rusia se convertira y habré paz. Si no, ella esparcird sus ervores a través del mundo, provocando guerras y persecuciones de la Iglesia. Los buenos serdn martirizados, el Santo Padre tendré mucho que sufrir, varias naciones resultarén aniquila- das... {aqui dijo lo que atin es secreto}. Por fin mi Corazén Inmaculado triunfard. El Santo Padre me consagraré Rusia, que se converting, y seré concedido al mundo un cierto pertodo de paz. En Portugal se conservard siem- bre la fe. No digdis esto a nadie. A Francisco si se lo podéis decir. Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: «Jesis mio, perdénanos, libranos del fuego del infierno; lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las que mds lo necesi- ten». —cQuiere usted algo mas de mi? —No, hoy no quiero nada mas de ti. Y desaparecié como solia. Segiin aclara- n posterior de Lucia, la Virgen nombr6 expresamente a Pio XI, aunque ellos no entendieron si seria un rey 0 un Papa; tam- bién nombré a Rusia, que ellos no cono- cian, Esto, junto con la visién del infierno y lo referente al Inmaculado Coraz6n, lo guardaron en secreto. (La objecién que la guerra se declaré en tiempo de Pio XII, la trataremos después). Nétese que el castigo anunciado se refie- rea dos épocas distintas, que en la perspec- tiva profética se juntan, como suele suce- der: una es la guerra mundial de 1939, otra es atin fucura; a ella se refiere el secre- to, naciones aniquiladas, persecucién al Santo Padre... (Ahora Rusia esta espar- ciendo por todo el mundo sus errores —co- munismo, terrorismo...—) El drama de agosto. Cuarta aparicién Todo Portugal hablaba de Fatima, la prensa, en su mayoria de izquierdas, acusa- ba violencamente al clero, especialmente a los jesuitas, de haber montado una farsa. Y lo de siempre: que si histeria, sugestién co- lectiva... (entonces se hablaba menos de pa- rasicologia). Numerosos forasteros curiosos acosaban a los nifios; muchos de ellos arro- jaban monedas en Cova de Iria, sobre una especie de altar. Alguna vez al preguntar- les: ¢dénde viven los videntes?, pudieron escabullirse sefialando sus propias casas y echando a correr. La muleicud habia destro- zado la huerta del padre de Lucia en Cova de Iria, y por ello eran continuos los repro- ches de su necesitada familia. En cambio, les visit6 y acompaiié al escenario de las apariciones el famoso jesuita P. Cruz (1859-1948; esta introducida su causa de beatificacién), el mismo que casualmente en Fatima habia dado la primera comunién a Lucia a los seis afios, convenciendo al pa- rroco renuente. El P. Cruz les animé, les enseié varias jaculatorias (Jesés mio, te amo. Dulce Coraz6n de Maria, sé mi salva- ci6n...), que les sirvieron mucho; y desde entonces fue su principal defensor. El alcalde de Ourem, al cual pertenecfa Fatima y Aljustrel, antiguo herrero y ma- son, decidié acabar con aquello. La maftana del 13 de agosto los llevé engafiados a su casa, Mientras, una muchedumbre de mas de 6.000 personas esperaron en vano la lle- gada de los nifios. Pero a las doce oyeron un trueno, una luz y como un nubecilla blanca que se posaba sobre la carrasca; ésta, los arboles, la tierra, resplandecia con los colores del arco itis. Al enterarse de la felonia del alcalde, con gritos de indignacién marcharon en busca de aquél, y del mismo pérroco, quie- nes lo hubiesen pasado mal si el tio Marto, el padre de Jacinta y Francisco, hombre ecudnime y de autoridad, no hubiese inter- venido: «Todo es por designio del de arri- ba. El castigaré a quien lo merezca». A la majfiana siguiente el alcalde Ilevé a los nifios al ayuntamiento. En un agotador interrogatorio intentaba -descubrir quién habia inventado aquella comedia, y cual era el secteto que ellos se obstinaban en guardar. Terminé encerrandolos en el cala- bozo con los delincuentes comunes. Los ni- fios Horaron; luego Jacinta rogé a un preso que colgase en la pared su cadena con la imagen de la Virgen, y puestos de rodillas, comenzaron a rezar. Aquello fue demasia- do para los pobres desgraciados, y empeza- ron a repetir las avemarias, olvidadas qui- z4s desde su infancia. Algunos se arrodilla- ron. A otro dijo Francisco: «Cuando se reza hay que quitarse el sombrero», y se descu- brié. Mas tarde, al ver otra vez llorar a la pequefia Jacinta, de siete afios, pusieron todo su empefio en alegrarlos. Uno comen- 26 a tocar la arménica. Les preguntaron: «¢Sabéis bailar?» «Si, el fandango; y tam- bién la vira». El que hacia pareja con la di- minuta Jacinta tuvo que terminar elevan- dola a la altura de su cuello. Un guardia interrumpié de pronto el baile, llevandose a los nifios. Por altima vez el alcalde se esforz6 en vano para sonsa- carles el secreto. . —Como no quertis obedecer a la autoridad, serlis achicharrades vivos en una caldera de aceite hirviendo. Aparecié un .guardia con una cara in- creiblemente fea. —zEstd el aceite birviendo? —Si, sefor. —Coge a ésta y arvéjala dentro. El guardia sacb a Jacinta fuera antes de que pudiese decir palabra alguna de despe- dida. Luego la puerta se abrié y volvié el terrorifico guardia. —Ella ya esta frita. ;Ahora le toca al si- guiente! y asrastr6 a Francisco fuera. —La prixima vez te corresponde a ti. Ha- rhas mejor en decirme el secreto, Lucta. —Antes moriré. —Muy bien, morirds. EI guardia la condujo por un corredor al interior de otra habitacién. Y alli vio a Jacinta y Francisco, los dos indemnes y sin poder hablar de alegria y sorpresa. EI 15 de agosto, Asuncién de la Virgen, no tuvo més remedio el alcalde, librepen- sador fracasado, que devolver a los nifios’. EI 19, domingo, estaban pastoreando el rebafio en Valifios Lucia, Francisco y Juan, su hermano, cuando vieron el caracteristi- co relampago. Hicieron que Juan fuera co- rriendo a buscar a Jacinta, quien llegé jus- to al segundo relémpago. —cQué quiere Vad. de mi? —Quiero que continutis yendo a Cova de Iria el dia 13 y que sigdis rezando el rosario todos los déas. Lucia pide a Nuestra Sefiora que haga un milagro para que todos crean. —Si, el ultimo mes haré un milagro para que todos crean. Si no os hubieran llevado a la aldea (Ourem) el milagro habria sido mds grandioso. — Qué quiere que hagan con el dinero que el pueblo deja en Cova de Iria? —Que hagan dos andas. Una la Hevas th con Jacinta y otras dos nittas de blanco; la otra que la lleve Francisco con otros tres niftos, tam- bién con vestidos blancos. Son para la fiesta de Nuestra Senora del Rosario. Lucia pide por diversos enfermos. —Si, algunos curaré durante el aito. Re- zad mucho y baced muchos sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas. Septiembre 13. Quinta aparicién Desde las apariciones del angel, no sola- mente se pasaban horas postrados como él y repitiendo las oraciones que les habia en- 7 Al cambiar el gobierno por un nuevo golpe revolucio- nario, en diciembre, fue destituido. Lo dltimo que se supo de €l'es que le exploté una bomba mientras la preparaba contra ef nuevo gobierno. 8 sefiado, ademas de rezar el rosario, sino que también oftecian no pequefios sacrifi- cios, dentro de su vida, ya bien austera. A veces pasaron dias sin beber, con gran sed y dolor de cabeza, dando su agua a las ove- jas. Ahora, respondiendo més a la peticién de la Virgen, aumentaron su mortificacién restregandose con las irritantes ortigas; in- cluso se ataron a la cintura, sobre la piel, una soga dspera, a modo de cilicio, que Ile- vaban dia y noche. La entereza de los nifios cuando fueron presos e interrogados en agosto, y los fend- menos que vieron las 6.000 personas en Cova de Iria el 13 de agosto, cuvieron el beneficioso efecto de convencer al pueblo que las apariciones eran verdaderas; y el 13 de septiembre se reunié una muchedumbre de 20.000 personas. Se acercaban con el mayor respeto, los hombres se descubrian, casi todos se arrodillaban y rezaban fervo- rosamente. Tras el relampago llegé la Vir- gen. —Continuad rezando el rosario para conse- guir el fin de la guerra. En octubre veréis tam- bién a nuestro Sehor y a nuestra Senora de los Dolores y del Carmen y a San José con el Nitto Jestis, para bendecir al mundo. Divs estd con- tento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmdis con la soga: levadla silo durante el dia. —Me han dicho que le pida muchas cosas: la curaciin de algunos enfermos... —Si, curaré a algunos; a otros no. En octu- bre realizaré el milagro para que todos crean. —E! pueblo queria tener aqui una capilla. —Con la mitad del dinero que han reunido hasta hoy, que hagan las andas y las leven a Ja Virgen del Rosario, la otra mitad que sea para ayudar a la capilla. Lucia le present6 dos cartas y un frasco de colonia. —Me han dado esto clas quiere usted? —Eso de nada sirve para el cielo. Entre tanto la muchedumbre, con excla- maciones de alegria, habia visto sobre un cielo limpido descender desde el oriente un globo luminoso, que luego se desvanecié. Nadie dudé que era el resplandor de la Vir- gen. E igual que las otras veces, refrescé, palidecié el sol hasta poderse ver las estre- las y hubo una Hluvia como de copos o pé- talos de colores que desaparecian antes de posarse. Octubre 13. El milagro final A pesar que la Iglesia callaba, la autori- dad civil atea se oponia, y la gran prensa li- beral impugnaba las apariciones, sin em- bargo las aceptaba la inmensa mayoria del pueblo; en todo Portugal era enorme la ex- pectacién y desde los puntos més alejados se prepararon multicud de personas para ir el dia 13 a Fatima. En Aljustrel no habia sélo expectacién. Los vecinos amenazaban a los nifios: «jAy de vosotros si no hay milagro!». Unos aconsejaban a los padres que huyeran; otros, que no acompajiasen a sus hijos: como eran pequefios no les harfan nada, jpero a ellos. ..! Las familias estaban angus- tiadas en la duda si seria o no verdad, y acemorizadas con to que podria pasar. El padre de Lucia desde hacia unos aiios, por las malas compafifas, como relata su hija, se habia dado al vino y abandonado en par- te el trabajo, por lo que tuvieron que ven- der algunas tierras, el hijo encargarse de las que quedaban, y casadas las dos hermanas mayores, a las otras dos las mand6 su ma- dre a servir. No obstante, Antonio Abébo- ra fue el primero que defendié a su hija en contra de su mujer y las otras hijas. Aquel dia determiné ir con Lucia lo mismo que Maria Rosa. Esta no dejé de insistir con ella hasta el tiltimo momento, que si habia mentido se desdijera; aunque ya la marea popular era imparable. Desde la vispera de! dia 13 una ingente multitud avanzaba en la noche y bajo la Huvia por todos los caminos que iban hacia Fatima. La mayorfa, pobres campesinos y pescadores que andaban descalzos sobre el barro; también gentes acomodadas, ecle- sidsticos; todo un pueblo fiel a Sta. Maria desafié al agua y al viento helado del norte. Marchaban cantando: y rezando, riendo 0 silenciosos, empapados sus vestidos, pero sin detenerse; soldados con bayonetas cala- das intentaron rechazarlos, pero si lo con- seguian pot un lado, por otro continuaban avanzando; no hubiera habido poder hu- mano capaz de contener aquellas 70.000 personas® que se congregaron alrededor de una cartasca de un metro en Cova de Iria para acudir a la cita con su Sefiora. No faltaron tampoco testigos excepcio~ nales: periodistas y militantes de izquier- das que fueron a levantar acta de aquella «gigantesca impostura y supercheria reac- cionaria». Es mediodia, la una y media en el reloj por el adelanto de la hora. —jCerrar los paraguas! —grité Lucia movida por un impulso interior—, y sus pa- labras, repetidas de unos a otros, fueron obedecidas, sin tener en cuenta que seguia Hoviendo. Luego comenzé preguntando como siempre: —Qué quiere usted de mi? —Quiero decirte que construyan aqui una capilla en mi honor. Yo soy la Virgen del Rosa- rio. Que continuéis rezando el rosario todos las dias. La guerra va a terminar y los soldados re- Bresarén pronto a sus casas. —Tengo que hacerle muchas peticiones. ¢Va @ concederlas? —Unas si, otras, no. Es necesario que los hombres se enmienden y pidan perdén de sus pe- cados. Después con semblante triste afiade: Que no ofendan mds a Dios, que ya estd muy ofendido. All acabar, la Virgen separa las manos y seftala al sol, mientras desaparece entre las © @Por qué 70.000? Por dar una cifra corta. El profesor Almeida Garret, de la Facultad de Ciencias de Coimbra, dominando toda la Cova desde un alto con sus prisméticos potentes, cont6 las personas de una zona, y multiplicé cui- dadosamente por la superficie total, obteniendo la suma de 100,000 personas. También anot6 ta hota del milagro: 13,30 pasadas 9 nubes hacia oriente, por donde siempre ha Hlegado y se ha retirado, Al separar las ma- fos se rasgan las nubes y luce el sol. Lucia, no para llamar la atencién de la gente, a la que ni ve, sino por un impulso interior, grita: —Mirad el sol. El sol luce como un disco de plata y se le puede mirar fijamente. A su derecha ven los tres nifios a !a Virgen con el rosario en las manos juntas, va vestida de blanco con manto azul (Francisco la ve como siempre, con su manto blanco), Lucia detallard (5.11922): «La tanica tenia doce estrellas de la cintura para abajo, una seguida de otra. En el cuello un cordén con una bola Hegaba hasta la cintura. El manto le cubria la cabeza hasta el fin del vestido. Tenia un remate dorado». A la izquierda del sol se les aparece S. José con el Nifio Jestis como de dos afios, vestidos de rojo, Lucia ve a S. José de medio cuerpo, y tiene al Nifio en su brazo izquierdo; Francisco y Jacinta ven al Nifio de pie, junto al sol, a la derecha de S. José sin Hegarle a la cineura. S. José bendice tres 0 cuatro veces al mundo. In- mediatamente Lucia, ella sola, ve a !a iz- quierda del sol a la Virgen Dolorosa, y a la detecha al Sefior, de medio cuerpo, vestido de rojo (en otras ocasiones diré que todos iban vestidos de blanco), también bendi- ciendo; y a continuaci6n a la Virgen del Carmen; Ia cual con sus promesas de salva- cién recuerda los misterios gloriosos, como las otras dos visiones simbolizan los gozo- sos y dolorosos. Al desaparecer la visi6n, el sol por tres veces gira vertiginosamente, lanzando des- tellos de todos los colores, que se reflejan sucesivamente en los rostros, la plantas, el suelo... De repente un tremendo grito de espanto brota de todas las gargantas: el iri- menso globo de fuego solar esta precipitén- dose sobre la multitud en zigzag. Todos creen es el fin del mundo. Se arrodillan y claman misericordia hasta los mismos ateos, que no pueden por menos de dar fe al dia siguiente, en sus periédicos, del fan- tastico fenémeno, visto incluso a’ 20 y 40 10 kms. de distancia por pueblos enteros, que duré 10 minutos. Al acabar, las ropas, poco antes caladas, estaban secas. No hubo jamas milagro més espectacu- lar y més contemplado,en toda la historia del mundo. Naturaleza del prodigio. EI milagro desde luego que no fue un fe- némeno césmico, no se puede decir que consistiese en el movimiento real del sol: ademiés de haberse visto en toda Ja tierra y registrado en los observatorios astronémi- cos, hubiera sido un cataclismo planetario. Se traté de un fendmeno visual, probable- mente producido no en los ojos de los es- pectadores, sino en el aire, y por eso visto igualmente por todos, creyentes e incrédu- los. Acribuirlo a una sugestién colectiva es insostenible: ;Quién inducia la sugestién en una muchedumbre que no tenia ni idea de lo que podria suceder? ;Quién decia: «Mirad, ahora el so! gira, ahora esta verde, ahora viene hacia nosotros»? Ade- mas imposible sugestionar a un mar de 70.000 personas... y otras muchas en un radio de 40 kms. de distancia (a causa de las montafias, en Leiria por ejemplo a 26 kms. no se llegé a ver el fenémeno). En toda la historia es el primer milagro anun- ciado con dia y hora, —anuncio que apare- cié en toda la prensa— y precisamente para probar un hecho sobrenatural; las aparicio- nes que unos nifios decian tener. Se han publicado multitud de testimo- nios. Ahi estén los ejemplares, entre otros periédicos, de los dos principales de Portu- gal, los dos liberales y anticlericales: «Dia- rio de Noticias» y «O Século»; los que ha- bian ridiculizado las apariciones como ma- nejo de los jesuitas, y anunciaron el mila- gro regocijandose por anticipado con el es- trepitoso fracaso que esperaban, desborda- dos por los hechos se vieron obligados a publicar crénicas que relatan detallada- mente el pasmoso acontecimiento de Cova de Iria. El P. Ignacio Lourenco Pereira, misio- nero en la India, tenia en 1917 nueve afios y vivia en una-pequefia aldea, Alhuritiel, a 12 kms. de Cova de Iria. Testificaba 14 afios més tarde, en carta repetidamente pu- blicada, cémo todos vieron, desde su pue- blo, con profunda impresién, el prodigio solr, Horando y esperando el fin del mun- lo. El Rvdo. Joaquin Lourenco, hermano del anterior, licenciado en Derecho Cané- nico, testificé también cémo cuando era nifio presencié el milagro encontrandose con su hermano, y otfos nifios, y cémo todo el pueblo se eché a la calle gritando y Morando esperando el fin del mundo. Al fi- nal corrieron Henos de alegria a la iglesia. Albano Barros, que Ilegé a ser un pu- diente constructor en Somerville (USA), te- nia 12 afios y era pastor junto a Minde, a 18-kms.;; recuerda el fenémeno y que tam- bién pensé Megaba el fin del mundo. Guillermina Lépez de Silva, desde Lei- ria, calle Encarnacién 20, vio en el cielo solamente un gran foco de luz roja (los montes impedian ver més abajo), llamé a otras personas de su casa, que también lo vieron. En S. Pedro de Muel, a 40 kms. el poeta Alfonso Lépez Vieira de pronto se llené de espanto viendo el fenémeno solar; !amé a su mujer y a su suegra, quienes también lo vieron. Hubiera sido inacabable interrogar a los: testigos; ademés ¢para qué?, siendo un he- cho tan piblico y notorio. Sin embargo, el Vicario del Patriarca de Lisboa (desterrado éste de Portugal) ordené al arcipreste de Ourem y al Vicario de Porto de Més, en 1917, que hiciesen una investigacion, in- terrogando a la gente, por si procedia con- denar los sucesos de Fatima. En el informe se describe el milagro, con la firma de una serie de testigos, y se afiade que otras mu- chas personas interrogadas coinciden en sus respuestas con lo expuesto. Otros muchos testigos preguntados, y todos los que qui- sieron, declararon lo mismo desde 1922 ° hasta 1930, durante el estudio de los he- chos que realiz6 la comisién diocesana nombrada para ello. Los efectos del milagro En el momento de producirse hubo la conmocién descrita por los presentes. Sin- tieron terror la mayoria que teme el morir, pero los cristianos buenos que no temen a Ja muerte, no tuvieron miedo. (Actitudes que se pueden reproducir en futuros fené- menos césmicos). Muchos se arrepintieron y mejoraron su vida desde entonces. Los més impfos, como suele suceder, ni ante la evidencia de lo sobrenatural quisie- ron admitirlo. Un grupo de masones, al dia siguiente intenté acabar con todo cor- tando por la noche de un hachazo la carras- ca..., pero se equivocaron y cortaron otra. Todavia en 1922 cuatro bombas destruye- ron la capilla primitiva. Otros se indigna- ban contra «el vergonzoso espectéculo re- presentado», Iegando en su ridiculo «a proponer que se castigasen los milagros por contravenir las leyes de la naturaleza». El 13 de mayo de 1920 el gobierno, antimis- tico, mand6 un par de regimientos para impedir con sus bayonetas que los peregri- nos se acercasen al lugar de las aparicio- nes..., y terminaron los soldados rezando el rosario mezclados con los fieles. La tremenda y violenta campagia de los partidos y sectas gobernantes sélo consi- guid una mayor reaccién popular en favor de Fétima, Las apariciones, como una in- yeccién de efecto retardado, iban reavivan- do la vida religiosa de la naci6n. Fatima también comenzé a ser una fuen- te de gracias. El mismo dia del milagro del sol ‘se comocié una curacién inexplicable: Maria do Carmo, de 47 afios, casada, natu- ral de Arnal (Maceira-Leiria, a 35 kms. de Fatima), tuberculosa a las puertas de la muerte, prometié ir cuatro veces descalza, para obtener la curacién. Fue el 13 de agosto, Ileg6 fatigadisima, pero se sintié mejor; volvié el 13 de septiembre y conti- u nué mejorando; el 13 de octubre, a pesar de la mojadura del camino, le desaparecie- ron los dolores, la tos, la hinchaz6n..., sin- tiéndose totalmente curada, recuperadas las fuerzas y el apetito. Un afio después se- guia mejor que nunca. E] Cardenal Cerejeira, elevado al episco- pado en 1928 como auxiliar del Patriarca de Lisboa, a quien luego sucedi6, escribia: «Yo fui de los que al principio no dieron crédito al milagro. Me parecia que esto era una desgraciada imicacién de Lourdes. No me interesaba lo més minimo... El entu- siasmo, que crecia de afio en afio a pesar del combate que el sectarismo religioso le- vantaba en contra, junto con el conoci. miento de hechos milagrosos y la abundan- cia de frutos espirituales, comenz6 a sacu- dir mi indiferencia. Me decian: “Vaya a Fatima, sientese en el confesonario, y vera”. Realmente el Pentecostés de conver- siones era evidente. También me impresio- 1né el caso de uno de los obispos que prohi- bié el nuevo culto, pero luego tuvo que permitirlo al comprender la transformacién espiritual que obraba la devocién a la Vir- gen de Fatima donde se establecia». El efecto de las apariciones no fue una Mamarada que se extingue como !os fuegos attificiales, sino que, como veiamos, fue creciendo. Portugal, objetivo prioritario de la revoluci6n («Comenzaremos simult4- neamente en la peninsula Ibérica y en Ru- sia», exponia en Paris Lenin a Trosky); Portugal, donde aquella triunfé en 1910, antes que en Rusia, y en 1915 se declaraba la capital mundial del ateismo, recibié una visita, su Hada madrina. (Por qué? Fue la inrercesién de tantos santos, misioneros y mértires portugueses? Benedicto XV es- ia el 29.1V.1918 que la tradicional piedad mariana del pueblo portugués bien merecia un singular auxilio de la Madre de Dios). 13 de mayo de 1917: En Mosca co- mienza descaradamente la persecucién reli- giosa: hombres a caballo penetran en un templo donde Maria Alexandrowa esta en- sefiando el catecismo a 200 nifios, derriban las imégenes e incluso matan algunos ni- fios. Lenin ante la protesta de la maestra 12 fesponde friamente: Les hemos: enviado nosotros para acabar con el fanatismo. — La Reina del Cielo decide bajar personal- mente a Fatima. 13 de septiembre: En Rusia se anuncia proximo el triunfo comunista con la rendicién incondicional del general Kornilov. —Ntra. Sra. de Fatima anuncia su triunfo sobre los incrédulos con un mi- lagro el proximo mes. 13 de octubre: Por es- tas fechas los bolcheviques se enfrentan de- finitivamente con el gobierno socialdemé- crata de Kerensky.? —El milagro solar de Fatima confirma que la salvacion del mun- do no esta en el comunisma, sino en el Co- raz6n Inmaculado de Maria. En, Portugal continué un perfodo de te- ror hasta que se fue restaurando la fe y practicas religiosas. En 1926 fueron ya 400.000 los peregrinos que acudieron a Fatima..., y el Coraz6n de nuestro Sefior se dejé conmover, y sucedié lo que el Carde- nal Cerejeira Ilamé el segundo milagro de Fatima: Agotados los revolucionarios en luchas intestinas, en 1927 el general Car- mona ocupé el poder (fue elegido presiden- te de la Republica en 1928; cargo que de- sempefié hasta su muerte en 1951), y los conservadores Ilamaton a un joven profesor de Economia de Coimbra, buen catélico, 38 afios, Oliveira Salazar, quien como mi- nistro de Hacienda primero, y como presi- dente del gobierno desde 1932 hasta 1968 (en que enfermé, muriendo en 1970), no s6lo instauré el orden y la prosperidad en ° La famosa «Revolucién de octubre»: el 7 de noviem- bre le derrotaron, acupando Petrogrado (Leningrado) e ins- taurando el gobierno comunista. En marzo habia sido de- puesto el zar, y en abril habia regresado Lenin a Rusia. Los comunistas tendrfan unos 10.000 afiliados, que subieron a 100.000 al apoderarse del poder, pero entre 1920 y 1921 bajo Lenin las checas se calcula que asesinaron a millén y medio de personas. Stalin en sus purgas mat6 miles de co- munistas, entre ellos a 14 de los 21 miembros del primer Comité central del partido, y a los dos de la terna, o troika, que con él sucedieron a Lenin, asi como a Trosky, el que fue mis probable sucesor de Lenin. . 28.11.1943: En carta al obispo de Gur- 23 za (a quien se la pidié el obispo de Leiria, y éste la envid a los obispos espafioles en fe- brero de 1944), Lucia escribe: «El buen Dios me ha mostrado ya su satisfaccién por el acto, aunque incompleto segiin sus de- seos, del Santo Padre y de varios obispos.”” A cambio promete acabar brevemente la guerra (Alemania se rindié el.7.V y Japén el 16. VIII de 1945). Pero la conversion de Rusia no sera por ahora.”! Si los obispos de Espaiia atienden a los deseos de nuestro Sefior y emprenden una verdadera reforma, en el pueblo y clero bien; pero si no, Rusia ser de nuevo el enemigo con que Dios los castigaré una vez més. El buen Dios se va dejando aplacar, pe- ro se queja amarga y dolorosamente del numero limitadisimo de almas en gracia dispuestas a renunciarse en lo que de elas, exige la observancia de su ley {sin lo cual .caeran en pecado}. Es la penitencia que el buen Dios aho- ra pide y exige: “El sacrificio que cada per- sona debe imponerse a si misma para el cumplimiento del propio deber y la obser- vancia de su ley”. Y desea se haga conocer con claridad este camino a las almas, pues muchas imaginando que el sentido de la palabra “penitencia” es de grandes austeri- dades, no sintiéndose con fuerzas ni-gene- rosidad para ellas, se desaniman y abando- nan en una vida de tibieza y pecado».” ® ‘Se refiere a la consagracién del mundo al Corazén de Maria, hecha por Pio XII el 31.X.1942 en mensaje a Por- cugal, y repetida el 8.XII en S. Pedro. De diciembre de 1942'a diciembre de 1943 se consagraron igualmente 45 digcesis espafolas. Pero aunque el Papa sin nombrarla, alu- dia a Rusia, la consageacién debia ser expresa y solemne de Rusia, y hecha al mismo tiempo por todos los obispos en. sus catedrales. —Le6n XIII, al consagrar el mundo al Cora- 26n de Jestis €1 11 de junio de 1899, mandé que al mismo ‘iempo'se hiciese en la iglesia principal de todas las ciuda- des y pueblos, precedida ademés de un criduo de prepara- cide. 2 Oera craduccién aftade: a no ser que los obispos de Es- pafia atiendan, a... etc. (Cf. Lucia de Fétima dice, Antonio Corredor, O.F.M. Madrid 1958, pg. 13). 2 sta carta, que es mis larga, fue leida ademas en Fici- ma el 20.1V. 1943 a numerosos caballeros que hacian Ejer- cicios, y el 23 a los obispos que también hacfan alli Ejerci- cigs. Pero quien més la dio a conocer fue el cardenal Segura 24 La devocién 3 al Inmaculado Corazén de Maria La Virgen en Fatima y Pontevedra vino a impulsar este-devocién, ya muy antigua en la Iglesia, y cuyos fundamentos se en- cuentran en el Evangelio al decir S. Lucas por dos veces (2,19 y 51) que Maria con- servaba los hechos evangélicos en su Cora- z6n; el cual también aparece en el Magnifi- cat, en las bodas de Cand, en el Calvario... Pero es en el s. XIII cuando Ricardo de S. Lorenzo estudia detenidamente el Corazén de Maria: manantial y origen de nuestra salvacién; el més digno de recibir al Hijo de Dios; que tuvo en si las Hagas de Jestis en su cuerpo. .. En el mismo siglo Sta. Matilde cuenta (De la gra- Gia especial) que el mismo Jess le ensefié a hon- rar al Corazén de Maria, el mejor entre todos. Sta. Gercrudis (E/ Heraldo del divino amor) en- tendié en una revelacién que Maria era la per- sona mas poderosa después del Padre, la més sabia después del Hijo, y la mas benigna des- pués del Espiritu Santo. En el s. XIV Sta. Brigida de Suecia le atri- buye haber atraido con su amor al Hijo de Dios, a encarnarse. Oye a Jesiis: «El Coraz6n de mi Madre era como mi Coraz6n, por eso mi Madre y Yo hemos obrado la salvacin del mundo como un solo coraz6n. Yo en los sufri- mientos de mi cuerpo, Ella con su Coraz6n». Escucha también a la Stma. Virgen: «Mi Hijo y Yo nos hemos amado tanto que éramos un solo coraz6n: su dolor fue mi dolor». En el s. XV exaltan también ef Corazén de Maria entre otros S. Bernardino de Siena y S. Lorenzo Justiniano; en el s. XVI S. Pedro Ca- nisio, S.” Francisco de Sales... Su divulgacién y entrada en la liturgia tuvo lugar en el s. XVII con la figura gigante de S. Juan Eudes, «padre, doctor y apéstol» de esta devocién en frase de S. Pio X, sobre todo con su obra El Corazin ad- mirable de la sacrattsima Madre de Dios. Y en 1643 inicié su fiesta liturgica: aprobada por el obispo de Autun en 1648; que fue extendién- dose hasta que Pio IX en 1855 aprobé su Misa y oficio propios, que Pio XII extendis en 1944 a toda la Iglesia, para celebrarlo el 22 de agos- al leerla el dia de la Inmaculada de 1948 en la Catedral de Sevilla. (Cfe. La Inmaculada Madre de gracia y sus mensajes al mundo. Novena a la Inmacalada predicada por e! cardenal Segura del 28.XI_ al 8.XII.1948. Editorial Certo de los SS. Corazones. Sevilla 1949). to. S. Juan Eudes insiste que al honrar el Cora- z6n dé Maria horamos sobre todo la singular grandeza moral de su persona, sincetizada en su amor. Desde entonces muchos instieutos reli- giosos se han titulado del Corazén de Maria. La devocién al Corazén de Maria sigue tuna trayectoria andloga a la devocién al Co- raz6n de Jesiis, En el Coraz6n de Jestis ado- ramos la persona de Cristo-Dios (y de algu- na manera toda la Stma. Trinidad) fin dl- timo nuestro, y en el Corazon de Maria honramos la persona de Maria, intercesora y medianera ante Dios. Ambos Corazones sintetizan en el amor sus personalidades, como raiz de todos sus actos. Por eso Pio XII recomienda («Haurietis aquas»): «Para que obtengan frutos mas abundantes del culto al Corazén de Jestis, procuren los fie- les unirlo estrechamente con el culto al In- maculado Corazén de la Madre de Dios. Nuestra salvacién se realizé por el amor y los padecimientos de Jesucristo asociados intimamente al amor y a los dolores de su Madre; por ello es de todo punto conve- niente que el pueblo cristiano, al homenaje debido al Corazin de Jestis, afiada el de amor filial, gratitud y reparacion al Cora- z6n amantisimo de nuestra Madre del Cie- lo». El principio de la union de ambos cul- tos es fundamental y no debe olvidarse nunca, Por eso en mayo del 36 Lucia oye del Seftor: «Quiero poner al lado de la de- vocién a mi Coraz6n, la devocién al Cora- z6n de Maria». Es decir: ni aquél sin éste, ni menos éste sin aquél>. La Consagracién al Corazén de Maria El Coraz6n de Jesis pide a Sta. Margari- ta Maria Alacoque las consagraciones indi- viduales y colectivas; practica que llega con Le6n XIII a la consagracién del mundo al S. Corazon en 1899. (No es que anterior- mente, sin este nombre, no se diesen ya entregas personales a Cristo, como el famo- so «Tomad, Sefior, y recibid» de S. Igna- cio de Loyola). De manera andloga tiene lugar el riovi- miento de consagraciones al Coraz6n de Maria, Ya son precedentes de ellas las de- dicaciones a la Virgen: en el santuario de Guadalupe los «servidores perpetuos»; la esclavicud mariana, can vigorosamente ex- puesta por S, Luis Maria Grignén de Montfort; las ordenes religiosas dedicadas a la Virgen, como los carmelitas y merceda- rios; las proclamaciones del patrocinio de la Virgen: patrona de asociaciones, ciuda- des, reinos.” Parece que el movimiento mariano suscita- do por las apariciones a Sta. Catalina La- bouré (Paris 1830, Medalla Milagrosa, Reina del Universo, Hijas de Maria...) im- puls6 cambién la idea de consagrar el mun- do al Corazén de Maria. Desde 1864 lo to- maron con empefio muchos obispos france- ses, y en el Vaticano I se recogieron adhe- siones de obispos que Pio IX acogié muy favorablemente: En 1891 surgié en Italia una campafia, dirigida por los arzobispos de Milén y Turin, para la consagracion de las diécesis al Corazon de Marfa. Y en 1900 el P. Alfredo Dechamps, S.J. fund6 en Tolén (Francia) una Cruzada mariana encaminada a promover la consagracién de individuos, familias, parroquias, diécesis y de todo el género humano, Ilegandose a presentar millones de firmas al Papa. Pi- diendo igualmente dicha consagracién, en 1906 la archicofradia'de Nera. Sra. de las Victorias, de Paris, presents a S. Pio X més de 700.000 firmas; y el afio siguiente desde Canada le Wegaron otras 46.000. Una serie de Congresos marianos (Lyén 1900, hasta Zaragoza 1940) insistié sobre lo mismo. En 1914 se siguid rogando a S. Pio X: que un Cardenal legado suyo la hi- ciese en el Congreso Eucaristico de Lour- des, El episcopado portugués. el 13.V, 1938, al renovar la consagracién del 13.V.1931, suplicé también a Pio XI la consagracién del mundo, y de nuevo, en 1942 a Pio XII, quien creyé ya necesario ® Felipe IV en la festividad de Santiago de 1649, por consejo de la venerable madre Maria de Agreda, declaraba a la Virgen, ante el Pilar, patrona, amparadore, defensora y abogada de todos sus reinos, haciéndala duefa de ellos. Poco antes, en 1638, el dia de la Asuncién, patrona de Francia, Luis XIII, segan la moneda que hizo acufar, «se consagré —consecravit— a si y al reino a Dios, bajo la tu- tela de Sta, Maria 25 acceder, seguin lo manifesté al P. Roschi- ni; e hizo la consagracién en el mensaje del 31.X.1942 a Portugal, y la repiti6 en la Basilica de S. Pedro el 8.XII. Entre tanto habjan tenido lugar las apa~ riciones de Fatima y Pontevedra: por ello Lucia habia escrito a Pio XII en 1940 (2.XID) que segtin le insistia nuestro Se- ior, se dignase «consagrar el mundo al In- maculado Corazon de Maria con especial mencién de Rusia». (La Virgen no le habia pedido la consagracion del mundo sino la de Rusia, como lo dice antes en la misma carta). Mas importante fue el influjo de Alexandrina da Costa: El 1.VIII.1935 comunicé a su director espiritual, P. Ma- riano Pinho, S.J. que el Sefior pedia la consagracién del mundo al Corazén Inma- culado de Marfa, y mandaba que él escri- biese al Papa. El P. Pinho lo hizo final- mente el 11.IX. 1936 por medio del Carde- nal Pacelli, futuro Pio XI. La Santa Sede solicits informacién y en 1937 la examiné en su nombre el P. Antonio Durdo, S.J. En junio de 1938, ef P. Pinho dio los Ejer- cicios al episcopado porcugués en Fatima, y fae él quien consiguié que todos los obis- pos pidieran al Papa la consagracién. Al mismo tiempo se procuré que los obispos espafioles, colombianos, ingleses, también lo solicitaran. Por encargo de Pio XI, el canénigo Manuel Pereira Vilar, del Semi- nario Portugués de Roma, examiné de ** Cfr. La Madre de Dios, I. 748. La obra general quizas més completa y documentada sobre la Virgen, que en esta parte seguimos. ® Nacié el 30.111.1904 miércoles santo en Balazar (Oporto-Portugal) y fue bautizada el sébado siguiente. Hizo la Primera comunién en 1911. Ya.en 1913 empez6 a trabajar de sirvienta. En 1918, estando sola en su casa, sal- 16 desde una ventana para salvar su pureza; de resultas er- ‘mind paralitica, quedando en cama para siempre desde 1924 hasta 1955, en que murid el 13 de octubre. Tuvo ‘grandes suftimientos por su enfermedad y en 1931 Jesis le ide su inmolacién amando, sufriendo, reparando. Sufre la Pasién, la muerte mistica, tiene éxeasis. En 1940 se oftece ‘como victima por la paz de Portugal, y el Sefior le asegura que se salvari de la guerra. Desde 1942 se alimenté s6lo con la Bucaristia, Trasladados sus restos en 1978 2 la igle- sia parroquial, su sepulcro es visitado todos los afios por de- cenas de miles de peregrinos. Por haber sido cooperadora salesiana, su causa de beatificacién la Hlevan los salesianos (Casa Generalizia Salesiana, Via della Pisana 1111, Casella Postale 9092, 00100 Roma). 26 nuevo a Alexandrina, a fines de 1938, quien hasta su temprana muerte, quedé muy unida a ella, El 20.1. 1939 le dice el Sefior que si el Santo Padre no consagraba el mundo al Corazén de Maria, vendria el castigo; y hasta que aquella se hiciese, ella seguiria suftiendo la Pasion. «Quiero, fe dice Jestis, que todo el mundo sepa la ra- z6n de la consagracién: quiero que se haga penitencia y oracion». Qué es la consagracién? Consagrar algo €s hacerlo sagrado, por dedicarlo a Dios y a su culto. Es libremente darlo en propiedad y para siempre. Obviamente sdlo puede consagrar uno lo que le pertenece, y @ otras personas en cuan- to tenga sobre ellas autoridad recibida de Dios: as{ el padre su familia, el Jefe de Estado 1a na- cién, el Papa la Iglesia, como Cabeza visible suya, y el mundo por ser Vicario de Cristo, rey universal a quien se le ha dado todo poder (Mt 28,18). La consagracién propia al Corazén de Jesis (el Verbo encarnado) es «la total entrega de si mismo» (Pio XII al AO; 19.1X. 1948) «al amor de Cristo» («Haur, aq.»), «ofreciéndole todo cuanto hemos recibido de Dios» («Miser. Redemp»). Su fundamento dogmético, como expone Le6n XIII («Annum Sacrum»), es el dominio o realeza universal de Cristo; basada en un derecho doble: derecho de herencia por su naturaleza divina, y derecho de conquista por su naturaleza humana con cuya pasién nos ha redimido: «rescatados con su sangre» (1 Ped 1,18), «comprados a buen precio» (1 Cor 6,20). Por eso afiade S. Pablo (2 Cor 5,15): «los que viven ya no vivan pot si mismos, sino para el que mutié y resucit6 por ellos». —¥ el primer mandamiento expresa ya el derecho de la Naturaleza divina, del Creador: «Amarés al Sefior tu Dios con todo tu corazén...» (Mt 22,3). Esté. mandado; peto aunque 10 lo estuviese, ante mi Padre que me ha sacado de la nada y alimenta cada instante de mi vida, ante Cristo Jestis que después de morit por mi quiere in- Corporarme a su obra colosal de Hevar todos los hombres a la felicidad sin limites de la visién beatifica, ante este Dios que me ha amado pri- mero, ¢cudl otra puede ser la tinica postura 16- gica y seria, sino el agradecimiento sin fin y la entrega total a su voluntad suprema, a sus grandiosos planes? Esa es nuestra consagracién a Dios, al Corazén de Jesiis, Persona divina. €¥ nuestra consagracién a una criatura, a Maria, no se opone o resta algo a nuestra consa- gracién a Dios? Luis XI] consagraba su persona y reino no a Sta. Marfa, sino a Dios, por medio de Ella. Ahora, en cambio, se trata de consa- grarnos directamente a nuestra Sefiora: ¢c6mo explicarlo?. (No se necesita justificarlo; que sea licito y conveniente es indudable, pues la Igle- sia, asistida por el Espiricu Santo lo recomien- da y practica). Ensayemos su explicaci6n para penetrar mds en el misterio de Maria. La razon de poder consagranos a la Stma. Virgen es doble: Primero la identificacién del Corazén de Matia con el de su Hijo a cuya vo- luntad esté totalmente rendida y cuya gloria busca sin cesar:. «He aqui la esclava del Sefior», entregéndole su persona y a todos sus hijos. Pues de la misma forma que por ser Mediadora todas las gracias nos vienen a través de Ella, aunque su manantial sea el Corazén de Cristo, también como Mediadora toda nuestra entrega a Ella acaba en Dios, a quien nos encamina, tanto mejor cuanto mas nos dejemos en sus ma- nos. Segunda raz6n que explica la consagracién a la Virgen es andloga al derecho de conquista de Cristo, ya que el Redentor al asociarla a sf, la constituyé Corredentora, y junto a El nos ha redimido y compro con su dolor. Tiene los ma- yores derechos de una Madre y de una Reina, por ser Madre del Rey, y por haber alcanzado la maternidad espititual de darnos la vida de la gracia con la pasién de su Coraz6n. Esta realidad dogmitica fundamenta igual- mente que pot los pecados le oftezcamos nuestra reparaci6n; pues si por ellos sufre (no en el lo, sino antes, aunque tampoco ahora esté in- sensible ni indiferente a nuestro comporta- miento), es justo que le ofrezcamos en compen- saci6n a su dolor nuestra conversin y penicen- cia. Precisamente esto es lo caracteristico de la devocién al Corazén de Maria; no sélo ver en él su amor, —el cual siempre ha resaltado al tea- tarla como Madre—, sino ver su dolor, atrave- sado por la espada de nuestros pecados, y en consecuencia esforzarnos en repararlos. Repara- cin simuleéneamente dirigida a Dios, para quien es camino y con quien esta tan compene- “trada, como dijimos, que el mismo Cristo-Dios quiere nuestra reparacin a Ella, y por Ella a Dios, al cual Ella misma se la presenta y ofrece, revalorizada en sus manos. Aunque muchos, como los paganos, no acepten consagrarse a Sta. Maria, y menos re- pararla, sin embargo, al consagrarle el Papa todo el mundo, este acto de culto por quien tiene autoridad sobre las personas consagradas, siempre y en todo caso obtendra para éstas ma- yores gracias divinas por intercesin de la Rei- na del mundo. (Lo mismo podra decirse de los miembros de una familia, una naci6n... consa- grada por quien tiene autoridad sobre ella). Los primeros sabados Son primordialmente un ejercicio de re- paracién, como también lo es el rezo del rosario y la consagracién aceptando y ofre- ciendo todo lo costoso de nuestra vida. E] sabado, junto con el viernes, fue ya para los primeros cristianos un dia de ayuno, como preparacién al domingo, dia del Sefior, que conmemora su resurreccién. Hacia el s. X co- menzé en los monasterios benedictinos a dedi- carse el sibado a la Virgen con Misa y oficio de Sta. Maria, quizés porque de las siete Misas vo- tivas divulgadas por Alcuino, la ultima estaba dedicada a Sta. Maria. Ademis el sabado santo, muetto Cristo, se recuerda més el dolor de su Ma- dre. Después se extendig tanto Ja dedicacién de los sdbados a la Virgen, que en el s. XII el rey Guiller- mo I de Escocia, por su devocién a Ella, esta~ blecié que el sébado a mediodia cesase el traba- jo, a fin que los fieles pudieran acudit a las fun- ciones religiosas. (Este fue el origen del «siba- do inglés»). Los servitas desde el s. XIV tenian sermén de la Virgen en sus iglesias todos los s4- bados por la tarde; costumbre que en 1642 em- pezaron a imitar los jesuitas en su iglesia del Gest en Roma: «los famosos sébados del Gesii». A sor Dolores Inglese (+ 1928) se debe la practica, en los primeros sébados de mes, de la comunién reparadora y la hora de reparacién a la Virgen, con el rezo del rosario; practica in- dulgenciada ya en 1904 por S. Pio X. La idea le vino después del prodigioso movimiento de los ojos que tuvo una imagen de la Dolorosa en febrero de 1889 en la iglesia de S. Miguel de Rovigo (Italia). Aconsejada por su obispo se puso en contacto con las siervas de Maria, re- cién fundadas en Adria por sor Elisa Andreoli (fF 1935), y comprobando que su habito era el que le habia mostrado la Virgen en una visi6n, se unié a ellas, quienes a su vez desde entonces son «Siervas de Maria Reparadora». En Fatima y Pontevedra la misma Reina del Cielo se digné de nuevo confirmar y 27 pedir los primeros sabados con las caracte- risticas que vimos, trasmitidas por Lucia. Esta ha subrayado (entrevistada por Mr. John Haffert, delegado del Ejército Azul, el 12, VIII. 1946): «Mas importante que el rosario es el sacrificio, y la Virgen entiende por sacrificio el fiel camplimiento del de- ber diario; el rosario es importante porque tenemos que rezar para ser capaces de cum- plir fielmente nuestros deberes. [Con la oracién obtenemos las gracias necesarias para cumplirlos, y cumplirlos facilmente}. Los primeros sdbados son importantes por- que al cumplirlos la gente se limpia de sus pecados una vez al mes, y renueva el pro- pésito de cumplir con sus deberes cotidia- nos». (Otro tanto suele decirse que inclu- yen también los primeros viernes). Fatima y Portugal, Rusia, Espana... Son las tres naciones més relacionadas nominalmente con el mensaje de Fétima, aparte de Alemania, cuya futura conver- sién ya vimos también anunciada. Respecto de Portugal, en la aparicién del 13 de julio prometié la Virgen que en él se conservard siempre la fe. (Si esto es una gracia especial sera porque en otros paises se perderd?), Escribe al P. Goncalves el 18. VIII. 1940 que por haberse consagra- do Portugal al Corazén de Maria, el Sefior le libr6 de la guerra; y eso es prueba de la realidad de la voluntad del Sefior (de la cual dice todavia dudaba Pio XII), En car- ta Pio XII del 2.XII. 1940, afiade que esa protecci6n es también prueba de las gracias que concederia a otras naciones si como ella se le hubieran consagrado. Sin embar- go, vimos que el 1.XII.1940 trasmitia la queja de los SS. Corazones porque Por- tugal no correspondia a la gracia: Ilevando la mayoria de la gente una vida pecamino- sa, «incluso los que se dicen catélicos prac- ticantes». ;Aviso estremecedor!. Como lo es que Portugal con su penitencia podia traer la paz a Europa, segtin la misma car- ta, Poco después, el 10.1.1941 escribia al Cardenal de Lisboa que cuando el Sefor prometié dicha proteccién especial a Por- 28 tugal, anuncié que por sus culpas tendria algo que sufrir, més o, menos segiin su co- rrespondencia a los deseos de! Sefior (supre- sion del Carnaval, preces publicas por las calles, oraciones y sacrificios). De lo suce- dido més tarde, y de las predicciones de Ja- cinta ya hablamos antes. Respecto de Rusia, ya en julio de 1917 avisaba la Virgen que iba a ser el azote del mundo. ;Quién lo creyera entonces!. Pero est4 confiada. al Corazén de Maria (18.V.1936). Repetidas veces, como he- mos visto, pide su consagtacién al Coraz6n de Maria (18. V. 1936). La consagracién de Rusia han de hacerla solemnemente el Papa y, al mismo tiempo, todos los obis- pos del mundo. Esta condicién todavia no se ha cumplido: ni cuando Pio XII consa- gr6 el mundo al Corazén de Maria en 1942, con su alusién a Rusia sin nombrar- la; ni cuando el 7 de julio de 1952 le con- sagt6 «los pueblos rusos todos» ;”° ni cuan- do Juan Pablo II el 13 de mayo de 1982 re- pite en Fatima la consagracién del mundo (alude especialmente a «los pueblos objeto de su amor y solicitud particular», «aque- las naciones que necesitan especialmente esta consagracién»); antes habia escrito a todos los obispos que se unieran a su consa- gracién; pero Lucia puntualizé mis tarde, desmintiendo algunas informaciones, que tampoco ahora habia cumplido el Papa las condiciones requeridas por el Seftor y la Virgen. Sin embargo nos queda la promesa de que algdn Papa hard dicha consagra- cién, y Rusia se convertira. (aparicion del 2 Para entonces Pfo XII estaba convencido de la auren- ticidad det mensaje de Fitima, e incluso habia visto en 1950 reproducirse para él el milagro del sol; por ello hace esta nueva consagracion. Con todo eso no se comprende cémo no mandé a codes tos obispos la hicieran al mismo tiempo en sus cacedrates: enia el precedente citado de Len XIII, y autoridad sobrante para ser obedecido sin dificul- tad. Pero por no cumplir lo requerido por el Sefor y la Vir- ‘gen, desde enconces Rusia ha sido el azote del mundo. (Y tal ver influya negativamente en el proceso de su beatifica- cién). De la consagracién al Corazin de Jestis por Leén XItt se siguid una época de paz en el mundo, rota con la guerra ‘europea debido a la poca colaboracién de las naciones en se uit dicha consagracién; Espaiia, en cambio, que en el XXII Congreso Eucacistico Internacional, cetebrado en Madtid, se consageé ante Alfonso XIII y el gobierno en leno yaen 1911 en el salon del crono, fue liberada la gue- tra, (Alfonso XIHI repicié solemnemente la consagracion en el Cerro de los Angeles en 1919). 13 de julio de 1927; y 13.VI.1929; 29.V.1930; V.1936). Respecto de Espafia, el «recado» de 1941, repetido en 1943, y la carta del obispo de Leiria (impulsado por el P. Mo- ran, S.J. que habia dado los Ejercicios al episcopado portugués) a los obispos espafio- les exponiéndoles lo mismo, fue recibido con respeto por todos y produjo importan- tes frutos, como la carta pastoral de Mons. Barbado obispo de Salamanca, sobre la consagracién de la didcesis al Coraz6n de Maria; sin embargo no se siguié la indica cién de reunirse para reformar las costum- bres.”” En la época siguiente, de mayor religio- sidad, el Sefior bendijo a Espaiia con la paz y Con espectacular crecimiento de su rique- za. Por la misma dialéctica de la Providen- cia divina, cuando el nivel religioso ha des- cendido tanto no estamos en la segunda fase del aviso, abocados a que Dios nos cas- tigue por medio de Rusia —como lo hace yacon la ETA—?. Tampoco es cuestién de ‘que gobierne uno u otro partido politico, aunque los gobernantes pueden influir mu- cho fomentando la religiosidad del pueblo, sino de ésta misma, dirigida por el clero. En todo caso también vendra para Espana la promesa: «Por fin mi Coraz6n Inmacula- do triunfaré»; pero después de una puri cacién mds o menos cruenta, segiin nuestra cortespondencia a las gracias. EI famoso «Secreto» Lo aun secreto de la apaticién del 13 de ju- lio, no lo es tanto leyendo el contexto, pues esté hablando de los castigos finales antes del triunfo del Corazén de Maria, y a ello ” De todas formas, la renovaciéa religiosa de Espafa fue creciente hasta el Vaticano Il. Al final del pontificado de Pio XII (+ 1958) comenz6 a extenderse en ciertos am- bientes eclesidsticos intelectuales, por influjo protestante alemén, via Francia, una falta de fe en las pricticas de la Iglesia y en Magisterio. Al imponerse estos desviacionistas ‘en el perfodo postvaticano por la tolerancia de las autorida- des eclesidsticas, rompieron con las tradiciones, dando luz verde al «libre examens, a la mundanizacién de la vida sa- cerdotal y religiosa, al laxismo moral... El mejor antidoto serd el ignaciano «sentir con la Iglesia». se referia la vision de Jacinta de un Papa HNorando. En 1943, como Lucia tiene una enfermedad grave, el obispo de Leiria le insta a que escriba el secreto; lo escribe en una hoja en portugués, lo mete en un sobre lacrado, y se lo Ievan al obispo el 17.VI.1944. Ella dice que no se haga pi- blico hasta 1960 «porque asi Io quiere la Virgen, y entonces se vera mas claro». En 1954 lo reclama el Santo Oficio ¢llegaria a leerlo Pio XII?. Seguin el cardenal Ottavia- ni el 11.11.1967 en una rueda de prensa en Roma sobre Fétima: lo abrié y leyé Juan XXIII, también lo dio a leer al cardenal. Este afirmé que esté destinado al Papa, y lo que se decia del secreto eran sdlo fantasias. También se corrié que Juan XXIII lo vol- vié a guardar diciendo: «No quiero ser profeta de calamidades». Parece que Lucia siente que no se haya publicado. Juan Pablo II en Fulda (XI.1980. Cfr. «Vertrauliche Mitteilungen aus Politik und Wirtschaf» 30.VI.1981, y «Chiesa Viva» n. 112, Brescia, Italia), contest6 ala pregunta de por qué no se habia publicado el Secreto: «Por su contenido impresionan- te y para no estimular la fuerza del comu- mismo a ciertas ingerencias, mis predece- sores prefirieron una comunicacién diplo- miatica.”* Cuando se lee que océanos inun- % El 5.VIII.1963 se firmaba en Mosci el pacto de prohibicin de pruebas aucleares, entre EE.UU., Rusia Inglaterra, y el 15.X el periédico «Neues Eutopa» de Stuttgart, informaba que les habia impresionado la comu- nnicacién de Pablo VI de parce del Secreto de Fétima. En re- sumen: «Lo que di a conocer en La Salecce por medio de ‘Melania y Maximino, hoy —dijo la Virgen a Lucia— lo re- pito a ci: Sobre coda la humanidad vendré un gran castigo en la segunda mitad del s. XX, porque ha pecado y piso- teado el don de Dios. No hay orden en ingtin lugar del mundo, y Satands gobierna hasta en los puestos mas altos, y decide la marcha de los acontecimientos. Lograra inteo dlucirse aun en la cumbre de la Iglesia (alusi6n al antipapa): lograri que los cientificos inventen armas capaces de des- «ruir gran parte de la humanidad en minutos. Tendréen su poder a los que gobiernan los pueblos e incitaré a que las fa- briquen en enormes cantidades. Si los que estén al frenee mundo y de la Iglesia no se oponen a ello, Dios castiga- réala humanidad mas duramente que con el diluvio: fuego y humo caeréa del cielo, el agua de los océanos se evaporari y la espuma hundird todo. Millones y millones de hombres erecera de hora en hor, y los que quéden con vida em liarn a los muertos. Donde quiera que se mire habra an- gustia, miseria, ruinas y muerte». Coincide con lo que la Virgen en 1952 reveld del Secreto de Fatima a Teresa Muco (mistica italiana de reconocida 29 dardn continentes enteros, que los hom- bres, por millares, seran privados de la vida en minutos, no es oportuno publicar- lo», «Tenemos que estar dispuestos a pré- ximas grandes pruebas que exijan el sacrifi- cio de nuestra vida, porque como tantas veces antes, una verdadera renovacién de la Iglesia s6lo podra realizarse con la sangre. Recemos mucho y con frecuencia el santo rosario». ' Epflogo: Difusién del Mensaje de Fatima Han sido los mismo Papas los que més lo han extendido, y dado ejemplo de ir alld en pe- regrinacién. Pfo XII, exponiendo la doctrina catélica, confirma que van muchas almas al in- fierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas (aparicién de agosto): «Hay un miste- tio terrible que nunca meditaremos bastante: la salvacién de muchos depende de las oraciones y penitencias voluntarias de los miembros del - Cuerpo Mistico de Cristo» («Mystici Corporis» 1943. Es claro que nadie se condena si no es por sus propios pecados, pero —segiin el dog- ma de la comunién de los santos— podemos obtener mis gracias sobre os pecadores. para que se conviertan). En 1946 John Haffer, editor en EE.UU. de una revista con 250.000 lectores, pregunté a Lucia: «¢Qué quiere Nera. Sefiora de noso- autenticidad, 1943-1976, eft. Teresa Musco Gabriele Ros- chini, OSM pg. 69): «Fuego y humo sacudirén al mundo: Jas aguas de los océanos se convertirin en fuego y vapor; se levantard una espuma que desquiciaré a Europa, y sumergi- ra todo en una lava de fuego; los pocos elegidos que sobrevivan envidiarén a los muertos, porque a donde ‘quiera que se mire no se veri mis que sangre, muertos y ruina de todo el mundo». «El mundo corre a su perdicién. ‘Tendré lugar una gran guerra». Le predijo que el Papa no se atreverfa a hablar del secreto por ser tan espantoso, pero ‘que més tarde lo har‘a pablico (otro Papa). También le pre~ dijo en 1951: «Vers muchos cambios en la Iglesia. Que- ddan pocos cristianos que recen. Muchas almas van al infier- no, Las mujeres no tendrén ya pudor ni vergiienza. Satands se viste de ellas (las viste o se vale de ellas) para hacer caer a ‘muchos sacerdotes. Habré una gran guerra. Cuando Sata- nds cante victoria todos verdn a mi Hijo aparecer sobre las ‘nubes y entonces juzgars a cuantos pisotearon su sangre di- vvina; y enconces mi Coraz6n triunfarés. «El Padre mandard ‘un gran castigo sobre toda la humanidad en la segunda mi- tad del siglo. Cuando Satands legue a la cumbre de la Igle- sia seri el momento en que los cientificos intervendran con armas potentisimas» (Teresa Musco, Antonio Gallo OFC pg. 43 y 45; ambas biografias publicadas por «Comitato ro Teresa Musco» 81030 CASTEL VOLTURNO. lealia). tros?». Se formula el resumen-compromiso: En reparacién al Corazén de Maria por los pecados: 1) Ofrecer los sactificios exigidos por los debe- res diarios. 2) Rezar el rosario todos los dias meditando los misterios. 3) Llevar el escapula- rio del Carmen como sefial de esta consagra- cién-compromiso, y repetirla frecuentemente. 4) Dedicar’a la Virgen especialmente los pri- meros sabados (esto afiadié después). Por en- tonces el Rev. Harold V. Colgan (t+ 1972), pa- rroco de Plainfield (New Jersey - EE.UU.) tuvo un infarto, y desahuciado por cinco médi- cos prometié a la Virgen, el dia de la Inmacu- lada, consagrarse a propagar su devocién si le curaba, lo que sucedié al dia siguiente. En la primavera del 47, con motivo del viaje por Ca- nada y EE.UU. de la Virgen peregrina de Fati- ma, predicé en su parroquia de Ella, propuso comprometerse a lo que deseaba la Virgen, y como sefial que Ievasen un distintivo azul. «Seremos el Ejército Azul contra el ejército rojo de comunistas y ateos». A él se unié John Haffer. Hoy el Ejército Azul cuenta con veinte millones de miembros; publica revistas (en Es- pafia, fundada en 1969: «Sol de Fatima». Casa Juan’ XXIII. Orcasitas. Madrid 26). En 1950 Pio XII recibe al fundador: «Como Jefe mun- dial de la lucha contra el comunismo le doy a Vd. y a todos los miembros del Ejército Azul, mi bendicién». En 1954 envia la bendicin apostélica a su primer Congreso Internacional. El Cardenal Tisserant, legado de! Papa, bendice el 13.X del mismo afio la primera piedra de la sede internacional en Fatima. Tal vez el mayor milagro de Fatima y regue- ro de gracias son los viajes de sus imégenes re- pitiendo el quinto misterio gozoso de la bus- queda afanosa de los hijos perdidos. La primera peregrinacién fue de! 22.XI.1946 al 4. V.1947 a Lisboa, para la clausura del tercer centenario de la proclamacién de la Inmaculada como pa- trona de Portugal. En aquella ocasién comenz6 el prodigio de las palomas en la villa de Bom- barral: soltaron seis en sefial de alegria, como era costumbre, y tres siguieron a la Virgen has- ta Lisboa, donde otras Jas reemplazaron hasta la vuelta a Fatima. El 13 de mayo de 1947 es co- ronada en Fatima una Virgen peregrina, y aquel dia sale para Espafa, Francia, Bélgica, Holanda, y Luxemburgo, volviendo el 28,11,1948. Recortié Valencia de Alcantara, Caceres, Plasencia, Salamanca, Medina del Campo, Valladolid, Palencia, Burgos, Miran- da, Logrofio, Pamplona, Vitoria, Bilbao, San Sebastian e Iran, total 28 dias de entusiasmo mariano, y cortejo de palomas; fue su primer viaje por el mundo. El obispo de Bayona, al recibirla, en el puente incer- nacional de Iran, de manos del obispo de Vitoria, comentaba: «Hacia 11 afos que 90 atravesaba esta frontera ni un viajero ni una carta hasta el 18 de junio de 1947, en que pasa la Madre, no pasarin en adelante sus hijos?» Semanas ‘mas tarde se abria definitivamente toda la frontera franco-espanola. El 16.V.47 otra Virgen peregrina salia para Canada, donde fue coronada el dia 19, y después continuaria por EE.UU. En octubre del mismo afio co- menz6 otra peregrinaci6n de la misma Virgen de Fatima, hasta el 12.1.1948; recorrié el sur de Portugal y entré dos veces en Espafa: el 25.X1.47 a Badajoz y el 9.1.48 a Ayamonte, levantando un fervor indescriptible Por ello en mayo del 48 consiguié el obispo de Madrid que con motivo del Congreso Maria- no, también la misma Virgen de Fatima vinie- se a Madrid. Salié el 22 y volvid el 31. La no- che del 22 la pasé en Navalcarnero, reunido todo el arciprestazgo en vigilia, y el obispo ce- lebré la Misa en la plaza abarrotada, Por la aglomeracién tardé 8 horas en el viaje a Ma- drid, donde Hlegé a las 8 de la tarde, y se la es- perd con colgaduras en la mayoria de los balco- nes, y un gentio desde horas antes en el puente de Segovia. Se dirigié a la plaza Mayor. Duran- te el dia estaba en la plaza de la Armeria, don- de se sucedian las Misas y los cientos de miles de personas; al caer la tarde iba en procesién a diversas parroquias alejadas, con vigilias fervo- rosas y multitudinarias. El dia 27 fue venerada en el palacio del Pardo. El 29 dijo la Misa el Cardenal de Lisboa ante 8.000 enfermos. El 3 de junio escribia ya el obispo de Madrid al de Leiria que tenia noticia de 15 curaciones mila- grosas. El dia 30, domingo, Misa de pontifi- cal con asistencia de todas las autoridades y abarrotada la plaza de ficles. A las 10 de la no- che sale de la capital; se detiene en Getafe, reci- bida por rodo el pueblo, y sube al Cerro de los Angeles. E131 fue triunfal su estancia en Tole- do, donde la recibieron el Cardenal primado y 30.000 personas a las dos de la madrugada Alli cur6 a Natalia Pozuelo de 26 anos, parali- tica agarrotada. Y las palomas, palomas desco- nocidas, que escribia «Ecclesia» «han tenido loco a Madrid entero». El obispo de Madrid declaraba: «Daria mis 25 afios de episcopado por estos nueve dias con la Virgen». El Carde- nal de Lisboa, que conocia las grandes manifes- taciones portuguesas, confesaba: «Jamés he vis- to, ni creo veré en mi vida, una manifestaci6n de fe y de piedad como ésta» La imagen peregrina siguié haciendo viajes por el mundo: 2.°: Guinea e islas porcugue- sas.—3.": Azores.—4,°: Marruecos, Jerez de la Frontera, Puerto de Santa Maria y Malaga. — 5.°: Desde Angola a Argel.—6.": A la India Pio XII la venera a su paso por Roma en XI.1949.—7.°: Roma 28.X.50, donde Pio XII ve el prodigio solar, y luego India, etc. hasta Australia.—8.° y 9.°: A Brasil.—10.°: A Sudamérica—11.°: a Italia, del 25.1V.59 al 29.1X; el 13.IX, en el Congreso Eucaristico Nacional de Catania (Sicilia) se consageé la na- cién al Coraz6n de Maria. En Espafia imagenes de la Virgen de Fatima peregrinan por otras muchas didcesis, precedidas de misiones popu- lares entusiastas: Jaén, Malaga, Vic, Solsona, Barcelona, Tarragona, Gerona, Létida, Sigiien- za, Oviedo, Badajoz, Orense, Segovia, Pam- plona, Leén, Granada, etc., hasta la consagra- cién solemnisima de toda Espafia al Coraz6n Inmaculado de Maria en el Pilar el 12.X.1954. En 1973,-una comisién propuso al arzobispo de Madrid que a los 25 afos volviera la Virgen de Fatima: acogié con calor la idea, pero no se realiz6 pues sus consejeros temian que otra vez Franco y su gobierno fuesen a veneratla, Vino privadamente, y sigue recorriendo las parro- quias de Espasa que lo desean, una de las doce Virgenes peregrinas, bendecidas para todo el mundo por Pablo Vi en Fatima en 1967; aun- que ahora hay didécesis que no creen oportuno recibirla, Sin embargo, como Madre, la Virgen no olvidara la deuda de gratitud con Espatia por aquellas manifestaciones apoteésicas en su honor.

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