Nellie Campobello
Cartucho
Relatos de la lucha en el Norte de Me
Prélogo y cronologia de
Jonge Aguilar Mora
Oo
Ediciones BraGes Tat at ese DF
“itn ene in ipa
‘Nay ih pnt pe
indice
El silencio de Nellie Campobello, por Jorge Aguilar Mora, 9
1. Hons DEL NORTE, 45,
fi
EL Kei, 50
Et coronel Bustillos, 51
Bartolo de:
Agustin Ga
as cintareadas de Antonio Silva, 56
1. FUSILADOS, 59
Cuato soldados sin 3030, 61
EL fusilado sin bala, 62
Epifanio, 63
Zalito y Zequiel, 64
José Antonio tenia trece aos, 65
NNacha Ceniceros, 66
Las cinco de la tarde, 68
Los 30-80, 69
Por un beso, 71
Et corazén del corone! Bufanda, 73
La sentencia de Babis, 74
El muerto, 76
Mugre, 78
El centinela del mes6n del Aguila, 81
El general Rueda, 83
Las wipas del general Sobarzo, 85
Elahoreado, 86Desde una ventana, 88
Los hombres de Urbina, 89
Las wistezas de BI Pat, 93
La mnerte de Felipe Angeles, 95,
Lamuleta de Pablo Lépez, 98
‘La camisa gris, 100
La sontisn de José, 101
“Tomés Urbina, 108,
El Jofe de las Armas los mands fusilar, 107
Las iguilas verdes, 108
Tas tarjetas de Martin Lépez,
10
u
EVEL FUEGO, 113
El suefio de El Si, 115,
Los heridas ce Pancho Villa, 117
Los tres meses de Gloriecita, 120
Mi hermano y su baraja, 122
Sus cartucheras, 125
I cigarro de Samuel, 127
Las halas de José, 128
El milagro de Julio, 129
Tas sandias, 131
[as rayadas, 132
1a vor del general, 134
[Las lagrimas del general Villa, 136
Elsombrero, 137
Los vgias, 140
{Las dos Pablos, 141
as oficiales de la Segunda del Rayo, 143.
Abelardo Prieto, M8
Las hojas verdes de Martin Léper, 152
Tragedtia de Martin,
Las mujeres del Norte, 156
Ismael Maynez y Martin Lopez, 159
Gronologia de Nellie Campobello, 168
El silencio de Nellie Campobello
“Jorge Aguilar Bora
“E1 padre Renterfa se acordaria muchos atioe después de la
noche en que la dureza de su cama lo tuve despierto y des
ppués lo oblig6 a salir, Fue la noche en que muri Miguel Ps
Al Inicio de Cien avos de soledad (1967), Garcia Marques re-
cre6 asf aquella cliusula de Pedro Péramo (1055): "Muchos
aos después, frente al pelotén de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendia habia de recordar aquella tarde remota en
{que su padre lo Mevé a conocer el hilo”
De,esta hermosa manera, Cen alas de sledad le reconoci a
Ja novela del mexicano que le hubiera servido de guia en Ia
entrada al laberinto de su estilo. Como todos sus lectores re-
cuerdan, Garcia Marquez incorpora en su narracién a perso-
najes de otras novelas latinoamericanas: Victor Hughes de El
siglo de las tues, un personae relacionad con el protagonista,
de La muertede Artemio Gra, el bebé Rocamadousr de Rayuela..
Sin embargo, en Ia novela del colombiano, que es la narra
cidn vorazy total de la historia de wna familia y de wna nacion
¥y que es también el simbolo lingistico de un continente (y
‘muchas cosas mas, afortunadamente), Potro Piramo no esti
presente en la mencién de uno de sus personajes; est tjido
con su propia carne textual, ofreciéndole asa imagen inaiig
el riumo, el tono lexical, la mesura de ls frases: a frase ini-
cial de Cienavias de soldad seré un tema fundamental alo largo
de la novela con variaciones en momentos decisivos de ka his
toria, siempre ante la cercania de la muerte, como en el me:
morable pase de la masacre de obretos de la hananera, Ms
ain, al final mismo de su novela, Garcia Marquez volié a recoger tuna imagen procedente justo de la ikima linea de Privo
Péramo, cuando Aurcliano, al despertarse de la borrachera
porla muerte de Amaranta Ursula yal recordara si hijo, cree
{que ésta ha resucitado para ocuparse del nifo: “Pero el cad
ver era un promontorio de piedras bajo la manta
Al mismo tiempo, el sentido propio de fa frase y de la ima
igen que unen a estas obras define la intransferibleoriginal-
dad de ambas. Bse momento, aos después, en que el padre
Renteria recordaria la noche en que murié Miguel Péramo no
aparece en la narracién de Pato Parana, en carnbio, el mo-
‘mento en que el coronel Aureliano Buendia, ante el peloton
de fusilamiento, recordaria cuando su padce lo lev 3 como
cer el hielo reaparece en. Cien aios de slalad unos capitalos
despues y ve convierte en uno de los momentos erticos de la
rnarracin y de la novela,
El montdn de piedrasen que se convierte Pedro Piraino ¢s
Ja imagen mas ironica posible ante el Crisianismo como ins
tituci6n; y el monticulo de piedras en que se ha transformado
Amaranta Ursula es la metifora mis cesoladara ante el opti
‘mismo historicista de la perfectibilidad humana.
La novela de Rulfo ese ejemplo magistrat de la novela mis
abiertay mis libre de la literatura latinoamericans del siglo
XX; Ia del colombiano, igualmente magistral, es la estructura
autosuficiente mas perfecta en ese mismo siglo.
ign aos de sled no hubiera sido posible sin Pedro Paramo
y Pedro Piramo no hubiera sido posible sin Cartucho de Nellie
Campobello. Esta anticipa Kicidamente muchos rasgos que
dfinirian el estilo de Rulfo: ese trato constante de las pale
‘bras con el silencio; se parentesco en accién del silencio con
la sobriedad indnie, tierna, de frases elipticas, breves, brevis
‘mas, a veces casi impasiblemente breves; es velocidad de Ia
nnarracion que, sn trinsicién,recorre instantineamente todos
los registros del lenguaje y todas las intensidades de la reali-
dad; esas metiforas sibitas y reveladoras de una acendrada
Unidad y fragiidad det mundo en donde lo human y la nat
raleza dejan de oponerse; esa conviccién profunda, terrenal,
‘de que el lenguaje, su lenguaje, correspond a una experien-
‘ian vr or oon, un jo tenia in se quedsb todo el mand cn ee
tor de lavas ene etmagon“Agutesty Sad, me sague el Hest
Stroy s x el pie con mano faguierda no me aeerdo cl de
‘Sampo eso no puedo ali a allo”
ato
‘Ag dijo mam. Algo e conte ego edo un pg evra en mi
pina ile ard mucho, macho rat. Tea nor iow uy tone
‘dala abe evant tos jo hasta mand todo era ds jos amare
‘exmedio canal exblaban de olor en tod ba hoa del da"
{eneal Munguia me cpers cma Est, Mey cone Cast at
Soren dos seman, hay deapo de sora. Hora me wy a ety algo co-
‘ero para stain" General jo un hore dig. omando
lncabers ahi ex la muchacha del cho”
"Que se aya, no ero sar pdr mice Hoy ny epee.