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goog cg 0 0 C0 COCO 0 C000
)Prefacio
oogle parece omnisciente, omnipotente y omnipresente.
También dice ser permisivo. Asi, no es de sorprender
que le tengamos un temor y un respeto casi
sobrenaturales. Pero ;qué ganamos y qué perdemos invitando
a Google a ser el cristal a través del cual vernos el mundo?
Este libro describe la naturaleza de esa devocidn, tanto como
una herejia floreciente, y propone formas en las que
podriamos vivir mejor con Google, viéndola sélo como una
compania mas, no como una fuerza del bien y el progreso del
mundo.
Podemos ver a Google como salvador, aunque gobierna
como César. La mitologia en boga nos hace creer que el
ciberespacio es un terreno salvaje e ingabernable, y por tanta
ingobernado. Esto no podria estar mas lejos de la verdad. No
hace mucho hubo un vacio de poder en internet, pero
invitamos a Google a llenarlo. Ahora permitimos a esta
compajiia determinar qué es importante, relevante y cierto en
la web y el mundo. Confiamos en Google e, incluso, creemos
que acta en nuestro beneficio. Pero hemos renunciado a
controlar los valores, métodos y procesos que dan sentido a
nuestro ecosistema de informacion.
En este libro se afirma que deberiamos influir en —y
hasta regular— los sistemas de busqueda en la red de forma
intencional y resuelta, y asumir la responsabilidad sobre el
modo en que internet gestiona el conocimiento. Debemos
erigir en linea un ecosistema capaz de beneficiar, a largo
plazo, a todo el mundo, no que sirva a los intereses inmediatos
de una compaiiia poderosa, por brillante que sea.Aun asi, cuestionar el papel de Geogle en nuestra vida y
la fe que le tenemos no es facil. Google hace mucho bien y
poco dafio directo a la mayoria de la gente. Ademas, nunca
cre{ ser la persona indicada para llevar a cabo esa tarea.
Desde los primeros dias de las computadoras personales me
conté entre los defensores de todo lo digital e interconectado
y, mas tarde, percibi un inmenso potencial transformador y
democratizador en los cambios tecnolégicos que hemos visto
en las tres ultimas décadas. En el decenio de 1990 —época
de gloria de la prosperidad global, la libertad incipiente y una
paz relativa—, vi en las redes digitales el medio para resolver
algunos de los problemas que enfrentamos como especie.
Entonces tomé en serio la nocién de que el mundo habia
salido del punto muerto de la guerra fria y establecido un
consenso preliminar de mercados abiertos y competitivos,
derechos humanos basicos y democracia liberal, aun si el
camino a esas metas seguia siendo largo y accidentado en
gran parte del mundo.’ Supuse que la digitalizacién
emparejaria el campo de juego comercial en las economias
ricas, y que estimularia una competencia nueva en los
mercados que siempre habian tenido fuertes barreras de
entrada. Imaginé una rapida difusi6n de la educacién y el
pensamiento critico una vez que superaramos los milenarios
problemas de escasez y mala distribucién de la informacion.
Pero a principios de este sigla me desanimé, y mi
entusiasmo decayd. Vi mis esperanzas de una intemet gratuita
y abierta ser destruidas por las presiones simultaneas de una
seguridad insuficiente (en forma de fraude, correo basura,
virus ¥ malware) e intentos de reclusi6n corporativa de la
cultura y la tecnologia.2 Reparé en que la resistencia a la
apertura, la transparencia, la rendicion de cuentas y la
democracia era mas fuerte de lo que habia imaginado, y que
estaba presente en partes del mundo —la mia incluida—
donde crej que las fuerzas de la luz habian triunfado muchotiempo atras.. Me preocupé que el entorno generado por el
alcance global de internet tiara de nosotros en direcciones
opuestas —hacia la anarquia y la oligarquia— y acabara con
las instituciones y entornos capaces de fomentar virtudes mas
razonables, republicanas, como la ponderacién comedida, el
pensamiento critico y el respeto mutuo.4 Adverti las formas en
que quienes promovian la digitalizacion e interconexion de
todo volvian a visiones simplistas y desatinadas de cémo
funciona la tecnologia en la sociedad.° Me cansé de los
intentos de describir la tecnologia como una fuerza irresistible
que los jovenes dominan y a la que los adultos deben
ajustarse si no quieren languidecer por resistirse a ella.° Y
desarrollé una reaccién mental alérgica a la idea, cada vez
mas extendida, de que una empresa —Google— podia
resolver (0 lo haria sin duda) algunos de los mas grandes y
complejos problemas humanos aplicando simplemente los
principios de la ingenieria.’
Asi que busqué la manera de explorar mi desencanto y
aprobacién de los cambios en nuestro ecosistema global de
informacion. Queria abrazar y defender valores y metas como
la libertad, la creatividad y la democracia, pero, al misma
tiempo, criticar tendencias y trayectorias que considera
peligrosas o nocivas, como la fe ciega en la tecnologia y la
creencia fundamentalista en el mercado. Y Google ejemplifica
todas esas tendencias.
Dado que los libros se mueven mas despacio que las
grandes y ricas compafiias de internet, no intenté catalogar ni
analizar las iniciativas recientes de Google. En cambio traté de
discernir temas y patrones amplios y significativos con
probabilidades de persistir durante anos. Si esa empresa
cambiara de curso drasticamente entre el momento en que
terminé este libro y la fecha en que comiences a leerlo, me
disculpo de antemano, No fue mi intencién seguirle la pista aGoogle, sino explicar por qué y como Google nos sigue la
pista a nosotros.
Libros previos sobre esta organizacién se han centrado,
comprensiblemente, en su ascenso triunfal. Han revelado la
singular historia, cultura y principios que hicieron de esa
compafiia una de las instituciones mas influyentes e
importantes del mundo, Han expuesto su funcionamiento
interno, vigorosas tecnologias y brillantes métodos de
generacion de ingresos, asi como la visién peculiar de sus
fundadores, el talento de su director de operaciones y la
naturaleza revolucionaria de su enfoque para dotar de sentido
a internet. Yo no podria escribir una biografia de esa empresa,
ni un analisis de la ciencia de la busqueda en la web; abundan
excelentes ejemplos de esos temas. Tampoco podria escribir
un manual sobre como reproducir o aprender del éxito de
Google; otro libro reciente cumple esta funcién. De igual
manera, este volumen no pretende “entrar” en la mente de los
visionarios al mando de esa compania, como ya la han hecha
autores que conocen mejor dicha mentalidad.®
Este libro no trata de Google, sino de como lo usamos.
Explica las formas en que lo hemos adoptado e invitado a una
extensa variedad de actividades humanas. Examina la
resistencia y preocupacién que causa, creciente a medida que
amplia su alcance. Explora los términos de la relacién entre
Google y sus miles de millones de usuarios, y considera las
consecuencias morales de los actos y disposiciones de esa
empresa.
Este libro trata de nosotros —cémo usamos Google, qué
esperamos de él y qué le damos— mucho mas que de
Google. Mi modesta esperanza es que, en el futuro, tu te
acerques a la pantalla del cuadro de busqueda simple y el
logotipo sugerente con una idea mas clara de lo que ocurre
cuando tecleas lo que buscas. Perseguir algo en internet a
través de Google no es muy distinto a confesar tus deseos aun poder misterioso. Espero contribuir, al menos, a moderar
las exageraciones sobre esa compafia, sus servicios e
internet en general, y a variar el tono del didloga publico
acerca de los cambios radicales que nosotros mismos hemos
inducido y desencadenado. Pero mi principal esperanza es
que todos podamos acercarnos al conocimiento humano con
interés y cordura, no con un miedo ingenuo y amedrentador.Introduccién
El evangelio de Google
nun principio, la World Wide Web era una intimidatoria
coleccian de documentos asociados entre si, pero no
indizados. Reinaban ahi el desorden y la confusién. En
ella era imposible separar lo valioso de lo insignificante, lo
confiable de lo sensacionalista y lo cierto de lo falso. La red
era emocionante y democratica, al punto mismo de la
anarquia. Cuando crecié y se hizo inconcebiblemente vasta,
sus oscuros rincones se volvieron mas distantes y misteriosos.
Hubo quienes intentaron trazar el mapa de sus rasgos mas
Utiles, para guiar a los exploradores por la voragine. Pero los
servicios que ofrecian eran complicados e incompletos, y
algunos de los primeros guias hasta aceptaban sobornos para
favorecer a una fuente sobre otra. Todo parecia incorregible y
desastroso, Muchas cosas preciosas, aunque suliles y
recientes, se perdian.
Entonces llega Google. Este motor de busqueda era
limpio, puro y simple. No aceptaba dinero para poner una
pagina antes que otra en una busqueda. Y ofrecia lo que
parecian ser clasificaciones neutrales y democraticas: un sitio
mas mencionado que otro se consideraba mas relevante para
los usuarios, y se enlistaba sabre el resto. Se cred asi el mas
grande, si no es que el mejor, de los buscadores.
Esa fue, en suma, la génesis de la empresa conocida
como Google Inc. Al igual que todos los textos teoldgicos, el
“Libro de Google" contiene contradicciones que nos dejan
pasmadas, ponderando, si acaso, los mortales seremos
capaces de comprender la naturaleza del sistema. Tal veznuestra funcidn no sea dudar, sino creer. Quiza deberiamos
limitarnos a viajar sobrecogidos a través de un sistema que
nos brinda tan bellos amaneceres, o que al menos encuentra
facilmente para nosotros imagenes digitales de amaneceres
con apenas unos cuantos teclazos. Como todos los demas
relatos de esta clase, éste suscribe una especie de fe: fe en la
buena voluntad de una empresa cuyo lema es “No seas malo",
cuya misién es “organizar la informacién del mundo y volverla
universalmente accesible y util” y cuya ambicién es crear el
buscador perfecto.
Con base en esa fe —nacida de las experiencias de los
usuarios con los servicios que Google presta—, y desde su
surgimiento y propagacién de boca en boca durante una
docena de afios, Google ha impregnado nuestra cultura. Esto
es lo que entiendo por googlizacién. La marca es ubicua:
Google se emplea como sustantivo y verbo en todas partes,
desde conversaciones entre adolescentes hasta los didlogos
de Sex and the City. Incluso pareceria que los gobiernos se
han googlizado, o vuelto parte de! grandioso alud de datos que
Google se ha puesto como reto organizar para ofrecer a
todos. |
Google pone a nuestro alcance recursos antes
inconcebibles: enormes bibliotecas, archivos, depdsitos de
documentos gubernamentales, tesoros de bienes, los ires y
venires de sectores enteros de la humanidad. Esto es lo que
entiendo por googlizacién de “todo”. La googlizacién afecta
tres grandes areas del interés y la conducta humanas:
“nosotros” (por los efectos de Google en nuestra informacion,
habitos, opiniones y juicios personales), “el mundo” (por la
globalizacion de un peculiar tipo de vigilancia, que yo llamo
imperialismo infraestructural) y “el conocimiento" (por los
efectos de esa compania en el uso del magno conjunto de
conocimientos acumulados en libros, bases de datos en linea
y la web).Asi, Google es mucho mas que la compafiia de internet
mas interesante y exitosa de todos los tiempos. Como
cataloga nuestros juicios, opiniones y (sobre todo) deseos
individuales y colectivos, se ha convertido también en una de
las instituciones globales mas importantes. Y puesto que no
hemos cesado de desplazar partes crecientes de nuestro uso
de la red a servicios de Google como Gmail y YouTube, esta
empresa esta a punto de volverse indistinguible de la internet
misma. Es muy probable que la googlizacidn de todo tenga
importantes efectos transformadores en los préximos afios,
tanto buenos como malos. Google afectara la manera de
actuar de organizaciones, empresas y gobiernos, lo mismo a
favor que, a veces, en contra de sus “usuarios”,
Para comprender este fendmeno, debemos moderar
nuestra fe acritica en Google y en su benevolencia corporativa
y adoptar una postura agnéstica. Es decir, debemos examinar
lo que Google nos ha dicho de si misma, sus medios y sus
motivos conforme rehace el mundo, y cuestionar y evaluar
tanto las consecuencias de la googlizacidn como Ia forma en
que respondemos a ella.
Una manera de comenzar a hacerlo es darnos cuenta de
que no somos clientes de Google: somos su producto.
Nosotros —nuestras aficiones, manias, predilecciones y
Preferencias— somos lo que vende a sus anunciantes.
Cuando usamos Google para buscar cosas en la red, Google
usa nuestras consullas para buscar cosas sobre nosotros. Por
lo tanto, debemos conocerlo, asi como el modo en que influye
en lo que sabemos y opinamos
A causa de nuestra fe en Google y en su reclamo de
omnisciencia, omnipotencia y benevolencia, tendemos a
conceder a sus resultados de bUsqueda un extraordinario e
inmerecido poder.2 Estas resultados dan la ilusién de
precision, tino y relevancia. Psicdlogos de la University of
California, en Berkeley, han publicado un estudio segun el cualla técnica de busqueda de Google imita el modo en que el
cerebro humano recuerda informacién.’ Entonces es
comprensible que hayamos terminado por creer que la forma
en que Google clasifica los resultados de busqueda equivalen
a calidad de informacion, sencillamente una extensién de
nuestro juicio colectivo. Pero este parecer es erroneo. Las
reglas del juego se arreglaron de cierta manera, y necesitamos
una idea mucho mas clara sobre ello.
Si puedo convencerte de que la facilidad con que hemos
permitida que todo se googlice deberia preocuparnos, espera
poder hacerle pensar también en algunos remedios. Estoy
seguro que podemos hallar formas de convivir de manera mas
prudente con Google. Mi argumento procede de una
perspectiva que muy a menudo se pierde en explicaciones
sobre los detalles de innovaciones tecnaldgicas y sus efectos
en nuestra vida diaria: el afan de una responsabilidad civica
global y el bien publico. Las esperanzas de un futuro mas
civilizado descansan en nuestra capacidad tanto para
reconocer los supuestos inscritos en nuestra fe en Google
como para utilizar recursos pliblicos para corregirlos. Asi, este
libro es también abiertamente politico. Hace un llamado a
reimaginar lo que podemos hacer para preservar la
informaci6n de calidad y llevarla a todos. Examina las
perspectivas para la creacién de una esfera publica global,
espacio entre la esfera doméstica particular en la que
Pasamos la mayor parte de nuestra vida y las enormes
instituciones estatales que se alzan sobre nosotros; un
espacio én él que podamos reunirnos, deliberar y transformar
por igual lo doméstico y lo politico. No pademos confiar en que
una compafia, y ni siquiera una docena de ellas, haran esto
de manera equitativa y justa. Google parece ofrecernos todo
rapido, facil y a bajo costo. Pero nada realmente significative
es rapido, facil ni barato.
Tras afios de sumergirme en los detalles del crecimientode Google, llego a un solo juicio claro sobre esa compafia y
nuestra relacién con ella: Google no es una empresa mala,
pero tampoco moralmente buena, Ni sdlo neutral; lejos de ello.
No nos vuelve mas inteligentes, aunque tampoco mas tontos,
como ha afirmado al menos un autor.“ Es una empresa
lucrativa cotizada en la bolsa que nos ofrece un conjunto de
herramientas, las que podemos utilizar inteligente o
tontamente. Pero no es uniforme e inequivocamente buena
para nosotros, De hecho, es peligrosa, en muchas y muy
sutiles maneras. Lo es a causa de nuestra creciente fe acritica
y dependencia de ella, y en virtud del modo en que fractura y
perturba casi todo mercado o actividad en que interviene —
generalmente para bien, aunque a veces para mal. Es al
mismo tiempo nueva, rica y poderosa, Esta extraha
combinacidn significa que atin no hemos evaluado ni admitida
los cambios que provoca en nuestros habitos, perspectivas,
juicios, transacciones e imaginacién.®
La fe en Google es tan peligrosa como en su momenta
demostraron serlo el avidn y el automévil, en formas que sus
precursores no previeron en la década de 1920. Estas
tecnologias de la movilidad y el descubrimiento son peligrosas
no sdlo porque ponen fisicamente en peligro a sus usuarios,
sino también porque las empleamos con temeridad y en
exceso, y planeamos nuestra vida diaria alrededor de ellas.
Asi nos hemos hecho un gran dafio, y se lo hemos hecho al
mundo, Las tecnologias del transporte motorizado fueron
impresionantes y evidentemente revolucionarias desde 1910.
Entonces no era dificil advertir que, pronto, la vida humana
seria radicalmente transformada por la posibilidad de movilizar
personas y bienes a través de continentes y océanos en
cuestidn de horas. Apenas afios después, la vida en la Tierra
era inconcebible sin esos sistemas, y para fines del siglo xx el
mundo entero se habia reorganizaco en torno a ellos.
Los peligros aparecieron porque se permitid quecompanias automotrices y lineas aéreas dictaran tanto la
politica como el discurso publicos. Las reglas de transito se
elaboraron con prisa, y casi completamente a favor del auto; el
numero de automovilistas se multiplica, y el de peatones se
contrajo. Poco después de la segunda guerra mundial, volar y
manejar pasaron a ser elementos de la vida diaria en la mayor
parte del mundo desarrollado. Pero los efectos de ambos
sistemas de transporte —desde el cambio climatico global
hasta el terrorismo mundial y las pandemias globales— nos
han hecho preguntarnos cémo fue que se tomaron tan malas
decisiones sobre ambos. En la precipitacion por mover y unir
bienes y personas, no se percibieron todos los riesgos
implicados, y por tanto no se planed. No se pusieron limites.
No se deliberd. No se hizo gala de prudencia y cautela ante la
nuevo e imponente. No se admitid que aviones y autos eran
muy peligrosos. Y aun si se hubiese reconacido la gama de
amenazas que generan, no se habria deseado un mundo sin
ellos. Pero habrian podide demandarse mejores instrucciones,
Salvaguardas, reglas y sistemas desde el principio, y
refrenarse asi los resultados perniciosos, al mismo tiempo que
se aceplaban los efectos positivos y liberadores de esas
tecnologias en nuestra vida.
Nuestro entorno se disefid en beneficic de los autos y los
aviones, no de la gente. Los sistemas politicos se han utilizado
para favorecer y subsidiar esas industrias, puestas como
ejemplo de libre empresa. Asi, se acabé por depender
peligrosamente de ellas. Los problemas que representaban
empezaron a admitirse apenas en la década de 1960, y ahora
todos estamos conscientes de ellos. Pero ya es demasiado
tarde. Como advirtié Elvis: Fools rush in (‘los tontos se
alocan").6
Google e internet bajo su régimen no son, ni con mucho,
tan peligrosas como el sistema automotriz. La gente no es
inhabilitada ni atropellada por paginas web. Pero la fe ciega enGoogle es peligrosa, debido a que esta compafia es muy
buena en lo que hace y a que impone sus reglas. A diferencia
del automévil, que mata a personas con regularidad, Google
causa dafo principalmente por desplazar otras opciones.
Dada su facilidad y eficacia, asi como bajo costo y comodidad,
puede impedirnos hacer las cosas mejor. Su presencia en
ciertos mercados, como los de la publicidad y bisqueda en
libros, retarda la innovacion e inversi6n de posibles
competidores, ya que, en términos reales, nadie esta en
condiciones de arrancar atencién o inversién a Google. ¥
cuando ésta favarece a la gente en forma relativamente
barata, las instituciones pliblicas se ven libres de presiones
para cumplit sus tareas. Este es un fenémeno importante e
inquietante al que llamo fracaso publico.
El poder de esta joven compajia es tan impresionante, y
tan bajo (casi nulo) su costo aparente para los usuarios, que la
emocién negativa mas intensa que genera en Estados Unidos
es malestar; el enojo contra ella (asi como el uso de sus
servicios y la dependencia de ellos) es mucho mayor en
Europa. Resulta tan obvio que Google mejora nuestra vida,
facilita nuestros proyectos y reduce nuestro mundo que no
tomamos en cuenta los costos, riesgos, opciones y
consecuencias duraderas de la optimista aceptaci6n que le
otorgamos. Eso es justo lo que los capitulos siguientes se
proponen hacer.
Vivir y pensar con Google
Como cualquier otro sistema de creencias, la ideologia
implicita en el ascenso de Google ha contribuido a determinar
la visi6n del mundo de quienes lo usamos y creemos en él
tanto como de quienes lo crearon. Para algunos de los que
buscan consejo y orientacién para sortear el mundo durante
los primeros anos del siglo xxi, Google es el modelo de tado yla solucién a todos los problemas.’ A la mayoria, Google le
parece util y benévolo, Para algunos presuntos reformadores,
practicas particulares de esa empresa exigen una inspeccion
minuciosa en el seno mismo de la secta. Para los apdstatas,
Google ha caido de sus alturas de autoridad moral.®
Las raices ideoclégicas de Google estan bien
documentadas." Sus fundadores y primeros empleados crefan
profundamente en el poder de la informatica para transformar
la conciencia humana, colectiva ¢ individual. Menos conocidas
son las teorias que inspiran la manera en que Google
interactua con nosotros y nosotros con él. Google es cada vez
mas el cristal a través del cual vemos al mundo. Pero mas que
reflejar, altera lo que creemos cierto e importante. Filtra y
refina nuestras preguntas y exploraciones en el ambito de la
informacién digitalizada. Clasifica y vincula tan rapida y
sucintamente, reduciendo la impetuosa tempestad de la
expresién humana a una lista clara y manejable, que genera
una grata y tal vez necesaria ilusi6n de precisién y
exhaustividad. Su proceso de recoleccidn, clasificacién, enlace
y presentaci6n de conocimientos determina lo que
consideramos bueno, cierto, valioso y relevante. No podria ser
mayor lo que esta en juego.
Para quienes tenemos que abrimos camino entre
torrentes de datos, palabras, sonidos e imagenes, Google ha
sido una bendicién.’° Mas que guiarnos a respuestas y
oportunidades, elimina el ruido: nos impide distraernos en
millones de documentos que podrian satisfacer nuestras
necesidades, adivinando con bastante tino lo que
efectivamente necesitamos, Asi, es casi imposible imaginar
una vida privilegiada, comunicada y relevante a principios del
siglo xxi sin Google. Este se ha vuelto parte necesaria —y al
parecer natural— de nuestra vida de todos los dias. ¢Camo y
por qué sucedié eso? zCudles son las ramificaciones de tanextrema dependencia?
Para responder estas preguntas tenemos que hacer otras,
algo mas dificiles, sobre la forma en que Google no sdlo
“destruye creativamente” en diversos mercados a actores
establecidos, sino que también altera nuestro modo de ver el
mundo y a nosotros mismos.'! Si Google es nuestra via
dominante para navegar en internet, y por tanto el cristal
primario por el que experimentamos lo local y lo global, posee
entonces notable poder para fijar agendas y modificar
percepciones. Sus sesgos (valorar la popularidad sobre la
exactitud, paginas establecidas sobre nuevas y clasificaciones
preliminares sobre modelos de presentacién mas fluidos o
multidimensionales) estan integrados a sus algoritmos.'° Y
esos sesgos afectan la manera en que valoramos cosas,
percibimos cosas y nos movemos por los mundos de la cultura
y las ideas. En otras palabras, incorporamos en nuestras
percepciones la interfaz y estructuras de Google. ,Algo (a
alguien) importa de veras si no aparece en la primera pagina
de una busqueda de Google?
He aqui algunas de las grandes preguntas que nos
aguardan en los préximos afios: ,quién —si no Google—
controlara, juzgara, clasificara, filtrara y nos entregara
informacion esencial? _Cual es la naturaleza de la transaccion
entre los algoritmos computacionales de Google y sus millones
de usuarios humanos? 4Cdmo ha usado la gente a Google
para beneficiar su vida? ;Este es el mejor punto de partida (o
llegada) para buscar informacion? ;Cual es el futuro de la
destreza en una época dominada por Google, blogueros y
Wikipedia? 4 Vamos en camino a una era mas civilizada y una
economia global enriquecedora, o tal vez nos aproximamos a
una distopia [antiutopia] de control social y vigilancia?
Imaginar la googlizacionEste libro se vale de lo que yo denomino “imaginacion
tecnocultural’.'" Una persona que recurre a la imaginacién
tecnocultural hace preguntas de este tipo: ~qué miembros de
una sociedad deciden cuales tecnologias desarrollar, comprar,
vender y usar? 4Qué clase de factores histéricos influyen en el
motivo de que una tecnologia “tenga éxito” y otra fracase?
zCudles son los supuestos culturales y econdémicos que
influyen en la forma en que una tecnologia opera en el mundo,
y qué consecuencias no buscadas pueden surgir de tales
supuestos? La generalidad de los estudios sobre tecnologia
tienden a ocuparse de varias preguntas basicas acerca de ella
y sus efectos en la sociedad (y viceversa): 4en qué medida las
tecnologias guian, determinan o influyen en la historia? gEn
qué grado las condiciones y fendmenos sociales moldean las
tecnologias? {Estas ultimas detonan revoluciones, o mas bien
conceptos como revolucion elevan las expectativas y niveles
de efectos de aquellas?
Los capitulos que siguen intentan dar respuesta a esas
preguntas. En los dos primeros se explora el universo moral
de Google y sus usuarios. Lo que me importa no es si Google
hace bien o mal. De hecho, como explicaré mas adelante, el
eslagan “No seas malo” distrae nuestra atencidn de un
cuidadoso examen sobre los efectos de la presencia y
actividad de Google en nuestra vida. En el primer capitulo se
asegura que debemos considerar el grado en el que Google
regula internet, y por tanto en el que hemos cedido ese deber
a una empresa. Esta adopta un enfoque tecnocratico ante
todas las cuestiones éticas y sociales que le salen al paso.
Después de todo, es dirigida por y para ingenieros. Cada
problema posible es un error por corregir en el sistema o un
aspecto de los esfuerzos de la organizacién por prestar un
mejor servicio, Esta actitud oculta el hecho de que Google no
es una herramienta neutral ni una lente no deformante; en si,
es actor y parte interesada. Mas atin, en su caracter desociedad cotizada en la bolsa, tiene que actuar en beneficio de
los intereses a corto plazo de sus accionistas, pese a sus
proclamas altruistas. Y por si fuera poco, también esta
cambiando, Cada semana lanza para si una nueva iniciativa,
un nuevo foco (o distraccién) y un nuevo enemigo o reto.
Estos rapidos cambios y los imperativos de la existencia
corporativa son los temas de! capitulo 2.
Uno de los mayores atractivos de Google es que parece
ofrecer gratis muchos servicios eficaces.'4 Pero entre ella y
sus usuarios existe una implicita transaccién no monetaria.
Google nos proporciona las plataformas de busqueda en la
web, correo electrénico y Blogger, y videos en YouTube. A
cambio, obtiene informacién sobre nuestros habitos y
predilecciones, para poder dirigirnos anuncios con mayor
eficacia. Su actividad principal es hacer perfiles de
consumidores. Genera expedientes de muchos de nosotros.
Mete cookies en nuestro explorador de internet para rastrear
nuestros clics y curiosidad. Pero nosotros no tenemos la
menor idea de si esos retratos digitales son sustanciales o
certeros. Este libro genera un panorama mas amplio de lo que
esta en juego en esa transaccidn aparentemente gratuita, y
una nueva interpretacién de la vigilancia que rebasa el ya
trillado modelo pandptico. Google es una caja negra. Sabe
mucho de nosotros, y nosotros muy poco de ella. En el
capitulo 3 se explica como es que no controlamos el flujo de
nuestra informacion personal y como es que Google no vuelve
explicita y clara la naturaleza de la transaccién.
Google es, al mismo tiempo, muy estadunidense en su
ideologia y explicitamente global en su visién y orientacian.
Esto no es raro en las corporaciones multinacionales de éxito.
Microsoft es una fuerza cultural y econémica tan importante en
la India como en Estados Unidos. Pero Google estructura y
clasifica expresamente el conocimiento con una visién
universal de si misma y sus actividades. Esta exhaustividad