Você está na página 1de 8
Sian re rage neti yc Mate Aaron gy deen Ted Cla aso Bros is Fo ‘Gites Bete 20 SS pednttcn.-(pacrpu lec) 1. luca 2. Lien Ii Seton, apg ie de porta ra Moe [EiSivor as CHLSNQE Rac Aes Aro tonbotcamarweec (Cape en A210 Mes sansa. 78.407 Comstrony agenclacetratscomat copia io ea por ly iid sepa to pcp cag rede imetons igen a ing ra roe eninge ro a. Setemins depron ane de 203, ees Gon Nw Ot, Vl 48, ‘Gnd Aor Boos es rt. tatiana e300 Serr Tih dept gu mares 1.723 Escritura e invencién en la escuela Maite Alvarado Seleccién y prélogo de ‘Yaki Setton Fowno pe Cortona Econéaca XIV. “Prélogo” a Incluso los nifios: Enfos decretos dela sabiduria est escrito que todos pao alo, sedebeentoncesponer el ojo sobre tent ses perder devs: preparar con esmero lake del it por vent Los dstintosenfoqueshistrios sobre naan Peeiden en admit que, porto menoshasta fines ls 5 ‘an ino miniaturas de adulto, nanos nos inteligentes, materia prima maleable que debi0 ae nega riterios de utlidad y rendiiento, La pede” tf que consol su prestigio darante el siglo $5, ‘mantiene se ajuestros das el nonopolio de los discursos instnncions, dase rela nif y leptima con st aparenteneutralidad fa ica ‘fee productvidad y el miximo rendimient. Entre af yl excuca se cierra el crcuito posible del nino privatizado. uc pgs ate Aaya Gi eb ate OE ta en Apna ee dls ins bans sa ec Caner cde peer 287 Ki donde se lo va a buscar, donde las determinaciones del rcado o la escuela intentan fijarlo a través del estereotipo y repeticion, Fuera de la vigilancia todo nio habita, desde siempre, una zona propia. Zona bloqueada en la memoria del adult respes to de la propia infancia, dela que no quedan sino jirones con fusos, haces de percepciones vagamente familiares que revi tena ese lugar perdido al que no se puede acceder y que Prov recrea a partir de una taza de té y una magdalena. Nadie pve de dar cuenta de los primeros aftos de su infancia: los psic«t nalistasintentan explicarlo diciendo que la memoria del ll to borra todo lo que correspondis al periodo predipico; ai nit que imaginamos haber sido no es sino la proyeccién sll adulto que busca recuperar su pasado y que, al hacerlo lo venta de nuevo, una vez mis. La literatura intenta la reconstrucciéin de ese espacio inl canzable, alli donde viven los nifios y se desbarata el sist dela infancia, Se trata de un lugar contradictorio en el qu) pierde la razdn: un agujero negro en constante desplazami to, que no cesa de urdir triquinuelas que le permiten espa bien conocidias las virtudes magicas, hipnoticas, de la re- eticion. El rto y la propaganda saben algo al respecto. La li- tura popular también, De tradicién oral, recreé por aos, Ja rutina del trabajo artesanal, en torno al fogén de cada sada, al calor de las fraguas, de sobremesa o mateando jun- al asador, la misma historia, aquella que segiin Vladimir Popp no es mis que el recuerdo del rito, Que venerables abue- Viejas criadas y nodrizas reavivaron afo aio conjurando sopor de la vida domeéstica. Ritos de iniciacién y fin del via- ue los adultos —si son ancianos mejor, porque la proxi- de la muerte los vuelve mas sabios— transmiten a los ‘metamorfoseados en cuento que cubre su esqueleto Aistintos ropajes. alada en la estructura, larepeticién permite el recono- to por parte de nino: cirtafamiliaridad en la forma de {cuentos que compensa lo exético del paisaje y la audacia la peripecia La forma del cuento maravilloso, del cuento de las, como el hueco de sillin en el que se sienta a lee, con- ne y cobija al nto, dindole la seguridad que le permite dis- tar, Hacia esta literatura, que circulé duranteahos en ho- volantes o de buhoneros, se incliné desde siempre la dileccién infantil, reacia en cambio a las historias morali- es con que padres y maestros pretendian ineuleare los va~ -¥ mitos de su clase. J. fascinacién por los artistas ambulantes, por el circo, por i Vagabundos y gitanos es parte de la seduccién que ejerce que Schérer y Hocquenghem llaman el “rapto” sobre el ni- 289 ste, porla otra no exile cia no es un estadio fj, al que edad adal lemente vendiria a sustituir, sino que hy permanencia dela infancia, no solo con respecto al ek {a sino ala sociedad en general” (Schérer y Hoc 1979). Lugar contradictorio, a infancia, cuyo acces (il giado esta en el orden de la estética como idea inexpo i ( decir, indemostrable en términos de verdad y false!) maginacién. Ese que complace al adulto imitans estd, mientras tanto, en otra parte. Donde? No cies. 288 Jo constituye tuye posibilita el recitado quelo hace il decirisrinlatelq eae aaa feceleforacioncs soculcsy desreza spreciads (destecl gion siopieatalennc he TF Sta proximidad eon el juego fun pottica suelen ee ect Hes fonction sindnimos ‘ so encerrado, atrapado en una rata Taaventura, l deambulan le perme abs ra avfdianidad, fugarse en el Ratille 0 las Srarracién rapta al nif©> Ja forma fno burgués, el ni iar que lo agobia. traerse de la espe alforjas del héroe que parte-La propia 1 al se deja levar poraue raj del hogar pater, lal el hoe Ft umir sve mayor ECE de ichar aquella historia de a pobre nitit Encerrada en una pero al que los niftos son Ia poesia es un 3st a ir sin pra para a bee de madras Bee meade did tie a aeecad sbrade eae fp feria. quemieen aves partlirments de ature ‘ellenguaje, que no comunican s- quel injusto no pura intencién d le jugar. Las recurrens cias sonoras de la poe- ‘y vivir en carne propia & wn raton?) a liberarls? Ya mche ven ol prin 20 0 Polcerteza de una resolucion feliz perme al nino —o ala nt sia hacen cosquillas en las, Hae ptregarse al tormento de hilar mich fuera de lato donde reina el puro goce, 8 zonas més recénditas del cue + mnando y se ape precio del bun setts qusla chorea re een pe lucacin va inculcando. EL Juego del sige golpes ens rincn del up 9 ag at rte hacia un Loar donde todo ee oe ‘mazmorra, esol ¥ ices del final. sre, lobrega como ta la olla para las pet piesinent le ella son los productos seri rein i mera editorial ylos medion nar deabastarcoe ros sig nos que el monear prose pela eae poder gue aon ee bre ss ye Toca pars i cot en erin Can bien sapere porte enn imagen Ane dl lengua potion cs apre pradigmas que ante, se actualiza ‘en el Tenguaje poetic” Jética earacteriza al mensaje autorreflexiv aque que, como Narciso, mira Y am su propio cuerpo “| espejo. Dense ‘zon volumens el lenguaje POctico s° recorta cl eee enguape corset. Y pore CONE wi Hai yen la memoria yfecursir a1 we postlecons sebace rote lr como a os Disarsos del Tenguaje postco funcion como ti .lerosis, Pinocho domesticado, en rpcticin machacoos naitvestied i ie a ene ee mE cas de conservaci6n antes de que exist Ta eseritura, ) 1 Fhuellas de esa oralidad inicial subsisten mi rasgos distintivos del discurso poetics sas que viene a remplazar cada ver més las rimas y narra- 1 paso del tiem) jones de antafo. Dela cultura oral ala audiovisual me 1, La repeticion NE 290 291 largosaitos: sin embargo, hablando de literatura infantil las distancias se acortan, Taliteratura que Graciela Montes lama “de corral” tuvo que veren este remplazo:impregnada pot Ia melaza de los dimn- Intivos y dominada por elimperativo de “educar’ fa literatu ta mal Hamada “infantil” funcion6 como prolongacion de Ia fscuelao sucursal de Ia condescendencia adulta. La condena ‘os ctentos de hadas, nun afi sobreprotector, asi como lt jncapactdad para el nonsense’, para desafiar la premisa de lo tlitario, de To provechoso de literatura infantil entendida ‘Como mero valor de cambio, confluyen seguramente en la op Gin de los ninos por la televisién. Este desplazamiento conts ‘om tna parada intermedia en la historieta, privlegiada en las preferencas dela niezde los anos sesenta, pero dead de a- Uo por ls infantes de los aos ochenta y noventa por ls mis mas razones que llevaron al desplazamiento de la fotonovela pore teleteatro ‘Los nifos de ciudad pas tiempo en la escuela, n con los abuclos © nuicho ya que Walter indelanarra yporla presion de un presenteal que to {dos acceden a través de los medios. Los medios sustitayen la ‘yor del narrador, lar remplazalaconversacion cotidiana os jinles poblictaros lenan el lugar de rimas y nanas. La repe ticién, bajo la forma de la serializacién, supera los limites de Iaiteratura para apelar al niio desde la pantalla, desde la vi drietas de las jagueterias, desde los quioscos, los supermercs dos y las tiendas de articulos deportvos. aor Si decimos que la experiencia estética en general y la literatu +a en particular (en un sentido amplio que incluya en esta los distintos modos en que narracién y ficcién se ponen en juego: zo solo la palabra esria, sino también el relato ora, la histo rieta, la imagen en movimiento) es la via de acceso a esa zona vvedada y voltil de la nifie, no estamos hablando por cierto de esa literatura armada por lo general en las editoriales de acuerdo con criterios sanamente educativos y convalidados ‘por las mesas de las librerias especializadas. Ha existido des- de siempre, aun antes de la aparicin de esta literatura “para” nifos, otra literatura que, por oposicién, podriamos lamar "de" los ninos; relatos que los nifios se apropian al margen de Jo que los mayores consideran conveniente. Es inevitable, se dird, que los nifios sean siempre eseritos por los adultos: in- liso en los casos de relatos escritos por nifios desde una pers- pectivaesttica, la voz de los adultos no deja de aparecer, con ‘mayor 0 menor fuerza, bajo la forma de moralejas, modulada ‘por imperativos didécticos. Sin embargo, aqui y alld, existen textos que marcan de manera aleatoria los hitos de un recorri- “do por el que ha citculado la imaginacién infantil alo largo de Ja historia, Textos que, como Los viajes de Gulliver, Robinson Crusoe 0 Las mil y una noches, han sido victimas de un doble escamoteo: adoptados y leidos con fervor por los nifios, fue- ron cortados, moditficados, “adaptados” de acuerdo con los dictados de la moral media y las supuestas conveniencias de Jos nuevos lectores, todo lo cual lev6, al menos parcialmente, asustraerlos del horizonte de lectura de los adultos, para quie- res las nuevas versiones no estaban destinadas, Mientras tan- to, lo que se pierde en el camino es la letra original que, qui- tada de en medio para el nuevo piblico infantil, desaparece también para el lector adult. 293 La niftezes el lugar de la movilidad permanente, Su cuerpo ‘mutante juega a descolocarse, ser el otto en si mismo: ser ni fio es tener todavia posibilidad de elegit Libertad virtual que ppone en el imite y arriesga la nocién misma de identidad: el nifto puede devenir otra cosa de lo que se pretende que sea. ‘La constitucidn de la pareja nifio-animal es uno de los topi- «cos mis difundidos y explotados tanto en literatura como en ‘elcing, la historita y todo el vasto mercado de consumo diri- {gido alos infantes, Existe alli una vasta zona de indefinicién, nla que se borran a menudo las fronteras entre lo animal ylo hhumano: nose trata tan solo de un electo de verosimilitud del sgénero (animales que bablan y cumplen funciones humanas, pilose dominan el lenguaje animal y eventvalmente reinan sobre aquellos) sino de un problema més complejo referido a la localizacién, en el cuerpo mismo del nifto, de zonas de in determinacién y de incertidumbre que el juego pone en esce ra (lenguas como el inglés ye francés sintetizan en un mismo vverbo —‘play’ “jouer” es emetracién de juego y re sno solo se atera la per- ropa se vuelve tinaja yyelconjun: ea una superficie, e enrosca alre ontrae hasta confundirse con un mueble De [que los nifios celebran en el especticulo cir ‘cense, en el que acrobatas y contorsionistas la exhiben en st ‘mis alto grado. Y que disfrutan en los dibujos animados, que ‘multiplican, en un derroche de hipérboles, coyotes en fuelle como acordeones y gatos en fetas como fiambres. La fantasia de mutar como la oruga en mariposa es mis intensa en la fancia, cuando el cuerpo es transitorio y dia a dia descubr: nuevas regiones y corrige sus dimensiones. Como sujeto «i 294 estas mutaciones, os nifios desbordan su propia identidad y juegan a escapar asi del control adulto que ejercen familia y pedagogia, abren la brecha hacia ese espacio propio e inal: ‘anzable donde ellos habitan, BrouiogRaria Sass, WE araorConraines sobre obra de N- ol Lik’ en Sle prog dea la ara Ba celona, Planeta-Agostini, 1986. = —,tapeinc y pben icsos erapides Madi ‘Taurus, 1998. id . Jncxonion Ry Lint y ot, Madrid Cer, 198 Movs srt dela iin Baens Ae ibe el Qi “pinch, 190 PrownV Novolodelcun, Madi andes 198 Senbne, Ry. Haq, Abu stead a fon, celta, Anus 173 25 XV. jLean che!” ‘Capa vxz que me encuentro con mi sobrina de casi 2 afos, ella se pone a hurgar entre sus cosas, sacael ibro de Kaspara. vicius, me lo entrega y se sienta a mi ado esperando que em- Piece lalectura. Abro el libro de tapa dura y colorido. Los pro- {agonistas son huevos con caras un poco siniestras, de ojos fijos ydientes afilados, con brazos y piernas, que pueblan dis tintos escenarios haciendo travesuras y a veces desastres que secuerdan alos gremlins; lo ms extrafio del caso es que tam- >ién hay huevos no antropomérlicos, que conforman los ci- ‘mientos de una casa destartalada, se Ilenan de tierra para de- ‘recer una planta en su interior, se amontonan como piftas pie de los drboles. No hay mucho que agregar a esas imagenes, as que mi so- ‘rina y yo nos limitamos a nombrar lo que se ve ya expresar elasombro compartido. A veces ella sola hace acotaciones, de {Ho ms de dos silabas, sefalando algin punto dela imagens también suele intertumpir el relato y volver atrs ls paginas o [poner el libro patas para arriba, Huevos de Pascua es uno de los libros que abraza, besa y huele cada vez que saca del estante o elcajén donde estin guardados y de los que ha escuchado tan. tasversiones como adultos pasaron porlacasaeneliltimo ao. Ena infancia,e libro es como un juguete; entra por los ojos, porel tact, pore oid, pore olfato (incluso por el gusto: hay Beau de Mate Arad ue puis en Pig lees “Raar Lib mo, 3725, jd 98 297 libros para chupar!). Me acuerdo del placer que sentia, de chi- ca, cuando, al abrir un ibro nuevo, hacia crujir las paginas y del olor a cola de pegar que algunos libros, como Marcelino ‘pan y vino, conservaron con los afios. Las ilustraciones que ‘mas me impresionaban eran las de la Fabulandia de Codex, sobre todo por las guardas que enmarcaban las paginas; me gustaban tanto que se las regalé a mi madre, en su di, recor- tadas y pegadas en un collage abigarrado, Recortar ls libros, colorearlos, acariciarlos, chupar los vertices de las hojas hasta ablandarlos. El libro, en la infancia, es un objeto con el que se interactia, con el que se hacen cosas, pero que a su ver tiene algo que lo diferencia de otros objetos: dice cosas. Las cosas, que dice a veces son disparatadas, como aquellaslecciones del libro de lectura de primer grado, verdaderos trabalenguas de dos tres letras (“Olaso sala la sal”) que algunos pedagogos, insensibles a las virtudes lipogramticas, condenaron por su ‘monotonia, Para los mas chicos, todavia apegados ala oral dad, el libro es un lugar de encuentro con los adultos, ue pres ‘A medida que los chicos van creciendo, las iustraciones espa ciandose y las letras disminuyendo de tamafio, el libro sel za silencio y la letura transmuta en prictca privad, sol taria. Lavoa se interioriza, para asumir distintas modulacione segin el repertorio del lector; las ilustraciones retroceden y ‘yuelven menos realistas o figurativas, dejando més lugar I 298 Jmaginaciin, Se trata de un trinsito dificil, que no todos lo- san superar con éxito, y que encuentra un apoyo importante ens géneros, cuyos estereotipos emplazan al habia una vez” del cuento de hadas. Por eso, los lisicos juveniles se reparten entre la aventura, el polical, la ciencia ieciin el terror yl fan- tistico. Sie certo que hay lectores de confirmacién, apegados «lo conocido, y letores de informacién, vidos de novedad, los chicos estan entre los primero. Y sil literatura es res tura, si se construye en base al plagio, gqué mejor placer que econocer, preverrecondar otros textos en cada letra? “Los libros de a nine marcan nesta relacién con la itera __n: hasta tal punto que lo que leemos de adultos son reformula- cones o varaciones de aguellas primers lecturas, textos que construimos con la materia tenue de la memoria. Val elegi i bros para los nifios, preferimos desempolvar la vieja coleecién Robin Hood, con sus hojas amarillentasy sus ihstraciones en ‘eecidas, en las que siempre espera agin recuerdo agazapado, 4Guintos padres que en su infancia dsfrutaron con las aventu, ‘tas de Emilia, Navcita, Prucho el Vizconde de la Mazorca, los _entraables personajes de Monteiro Lobato,no han cometido el ‘error de pretender, treintaafos después, que sus hijosrediten la _ experiencia? Pero los géneros han cambiado, como el gusto y el Jmaginario. Hoy hay nuevos cléscos y ediciones nuevas de los Yiejosclisicos. La oferta visual seha entiquecido y muliplicado, como las opcionesinteractivas,ylasfronterasentrelitratura in fantly literatura adultasehan vuelto més permeables.Propues. {as grificas como Zoom fascinan por igual a chicos grandes, y ada ver son més las colecciones que se animan a separarse de ta oferta estraificada por edades hacia una iteratura para eal «quer edad, para decirlo con palabras de Michel Tournien una Iiteratara que “incluso los nites” puedan disfrutar. 299

Você também pode gostar