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gQUE ES LA CYENCIA? JOHN ZIMAN PUBLICADO POR THE PRESS SYNDICATE OF THE UNIVERSITY OF CAMBRIDGE The Pitt Building, Trumpington Street, Cambridge, United Kingdom CAMBRIDGE UNIVERSITY PRESS ‘The Edinburgh Building, Cambridge CB2 2RU, Ux 40 West 20th Street, New York, Ny 10011-4211, Usa 10 Stamford Road, Oakleigh, Melbourne 3166, Australia Ruiz de Alareén, 13, 28014 Madrid, Espaita Dock House, The Waterfront, Cape Town 8001, South Africa bhup:/www.cambridge.org Titulo original Real Science: What it i, and what it means ISBN 0521 471710 publicado por Cambridge University Press 1998, © John Ziman 1998 Edicién espafiola como {Qué es la ciencia? Primera edicién, 2003 © Traduccién espaiiola, Eulalia Pérez Sedeiio y Nuria Galicia Pérez, 2003 © Cambridge University Press, Madrid, 2003 Ryiz de Alareén, 13, 28014 Madrid ISBN 84 8323 298 7 nis a hutp:www.cup.es ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin Ia autorizacign escrita de los titulares del copyright, ‘bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia {el tratamiento informatico, y la distribucin de ejemplares de ella ‘mediante alquiler © préstamo pico. Produccién: Fotomecdnica y fotocomposicién ANORMI, S.L. ‘Compuesto en Times 10,5 pt, en QuarkXPress™ Impreso en Espatia por Lavel, S. A. Depdsito legal: M-51.360-2002 Indice Copyrighted material Qué es la ciencia? Copyrighted material Indice 7. _Desinterés y objetividad .. 159 3. {Qué hace que la ciencia sea fiable? 74, Intereses y valores. 154 Los intereses sociales en las ciencias naturales. 166 Pero jquign establece la agenda investigadora? 169 7.7. El desinterés en las ciencias humanas 169 7.8. Libre de intereses, o libre de estar interesado 173 7.9. La resolucién de problemas en el contexto de aplica- 8. Originalidad y novedad 8.8. Interdisciplinariedad .. 212 8.9. Descubrimiento 216 8.10. Hipétesis 220 8.11. Predicciér 227 8.12. Entidades hipotéticas 231 8.13. Constructivismo 234 8.14. {Qué piensan los cientificos’ 241 9. El escepticismo y el crecimiento del conocimiento........... 248 9.1, El elemento agonistico. 248 9.3. Conocimiento codificado . 261 9.4. Las cosas equivocadas .. 268 9.5. Misterios, maravillas y magi 2 9.6. El cambio epistémi 275 9.7. La analogia evolucionista 279 9.8. Complejidad y progreso. 285 10. {Entonces, qué podemos creer? 291 10.1. Comprensién y explicacisn .. 291 10.2. Conocimiento del mundo Vital i sesssesnnnnnnn — 293 Prefacio Las semillas de este libro se sembraron hace cuarenta afios. Siempre he estado chiflado por la ciencia y seducido por la filosofia, Ambas parecen hechas la una para la otra —y para mi. Pero, cuanto més Hlegaba a conocer la ciencia més me daba cuenta de que los fildsofos no hablaban de ella tal y como realmente es. Entonces, en torno a 1959, se me pidié que hicie~ ra una eritica de Conocimiento personal, de Michael Polanyi, y de la Légica del descubri- miento cientifico?, de Karl Popper. Cada una de estas dos grandes obras decfa muchas cosas importantes sobre la ciencia; pero en ambas encontré mucho ruido y pocas nueces, {Qué pasa con la telarafia de lecturas, andli seminarios, conferencias, articulos, menciones, cer- tificados, libros, referencias personales, entrevistas, citas, premios, etc., en los que mi vida cientifica estaba enmarafiada? Seguramente influfan de algtin modo en el trabajo que estaba realizando. Por eso, en algunos programas radiof6nicos y articulos comencé a hablar de cosas tan extrafias como que «la ciencia es social» y que «la investigacién es una profesién»’. Estas eran las provocativas palabras de un joven aspirante a fisico sin credenciales ofi- ciales ni en filosofia ni en sociologfa. A pesar de ello, se pas6 por alto la heterodoxia y mi carrera académica prosper6, Los libros en los que he desarrollado este tema —Conocimiento piiblico*, Conocimiento fiable’ y Una introduccién al estudio de las ciencias*— fueron incluso muy bien acogidos y atin se leen y citan, En realidad, muchas de las nociones que germinaron en estos libros han sido replanteadas con ms contundencia por otros especia- listas del tema y, tal como habfa previsto, la sociologia ha desbancado a la filosofia en el corazén teérico de los «estudios de las ciencias». Esta revolucién metacientifica ha abierto la ciencia a algo mds que a la mera investiga- cién, Pero el espiritu que ha guiado esta investigacién ha ampliado la distancia que habia entre quienes hacen ciencia y quienes observan lo que estas personas hacen. Mas atin, supo- he, como se expone con més detalle en Prometeo encadenado’ y Of One Mind’, que la pro- pia ciencia esté cambiando répidamente, como institucién y como profesin. {Qué esté pasando? ;Hacia dénde vamos? Ahora, mas que nunca, tanto los cientificos como los usua- * Polanyi, 1958. 2 Popper. 1935 (1959). > Ziman, 1960, 1981. + Ziman, 1968. 5 Ziman, 1978. © Ziman, 1984, 7 Ziman, 1994, * Ziman, 1995, 10 Qué es la ciencia? rios de la ciencia y los observadores de la misma, necesitan una visiGn clara de cémo traba- ja esta realmente, y qué puede de verdad hacer. Pero junto aqui, cuando el cientifico nece- sita de la comprensién y los consejos orientativos de sus colegas metacientificos, aparece la tentacién de la deconstruccién y la duda. Sin embargo, me parece que puede lograrse un modelo mas sustancial de ciencia den- tro de la estruendosa y zumbona confusién de los actuales estudios sobre ciencia. Asi que, {qué puedo hacer yo para sacar a la luz ese modelo que ayude a la ciencia a comprenderse as{misma? Al final, acabamos volviendo a la cuestién biisica de si se puede creer en la cien- cia y, sies asf, en qué sentido. Es una cuestién mucho mas delicada de lo que parece. En sus trabajos, a los fildsofos les falta dar con un principio simple, que pueda ser comiinmente aceptado y sobre el que puedan establecerse de manera segura las bases de la ciencia. Pero las criticas sociolégicas resultan vacfas si no hacen referencia al contexto especifico en el que se crean o mantienen las creencias. Cuando digo que la ciencia es social, quiero decir que este contexto incluye todo el conjunto de pricticas sociales y epistémicas en el que las creencias cientificas surgen y se mantienen realmente. El problema es que esta forma de trabajo no esté regulada por un tinico principio o regla. Para apreciar la importancia del conocimiento cientifico, debe entenderse la naturaleza de la ciencia como un todo complejo. Es por esto por lo que decids, hard unos cinco afios, empe- zar desde cero y trabajar sistematicamente en este argumento global. Como en mis demas escritos sobre ciencia, lo que pretendo es mostrar que este tipo de argumento no requirié mucho conocimiento cientifico para ser formulado como tal y que se puede presentar per- fectamente en el lenguaje cotidiano del lector comin. La linea de razonamiento de este libro es muy amplia y abarca diferentes aspectos académicos, pero no es en absoluto técnica e intelectualmente enrevesado. Pero también quiero mostrar que esta linea de razonamiento no responde a un capricho personal. La consideracién naturalista de la ciencia que yo presento en este libro esté acep- tada —aunque ticitamente— por un numeroso grupo de reputados especialistas. Esto es algo que se deduce claramente del tamaiio de la bibliograffa, con la que, sin embargo, no se pretende abarcar toda la bibliograffa metacientifica estandar. Efectivamente, este libro habria resultado interminable si hubiera tenido que exponer o refutar todo lo que se ha escri- to sobre la naturaleza de la ciencia, mucho de lo cual resulta irrelevante o tangencial a mi argumento. Pero eso me plante6 un problema prictico: yo queria exponer lo que pensaba con mis propias palabras, pero, ;c6mo podia relacionar estas con las palabras y pensamientos de otros muchos autores? De ello podfa resultar un pesado mosaico de citas textuales imposi- bles de leer. Incluso la erudita practica de citar a cada autor por su nombre en el texto —v. g. como mostraron Tadpole y Taper (1843), (ver también Disraeli, 1844...)— podia interferir Ja fluidez de las ideas y repeler a los lectores no académicos, a quienes, precisamente, va dirigida la obra. Por otro lado, la perezosa costumbre de mencionar los nombres de slo unos cuantos autores habituales —Karl Popper, Thomas Kuhn, Robert Merton, Donald Campbell, entre otros— resulta injusto para con aquellos eminentes especialistas cuyas ideas no fueron consideradas suficientemente perspicaces u originales en su momento. O dicho de otro modo, lo que realmente importa es la idea en si y no si se asocia convencio- nalmente a algin nombre famoso. Prefacio ul Asi que lo que he hecho es indicar todas esas vinculaciones en el texto principal con di cretas Hamadas supraescritas que remiten a notas a pie de pagina. Para evitar recargar esas notas con informacién bibliografica formal, que tiende a ser muy repetitiva y dificil de exa- minar, he compactado esta en una extensa lista de referencias ordenadas alfabéticamente y accesible de manera directa desde las notas sobre el nombre y la cronografia de cada autor. Es més, como cada entrada de esta lista indica una referencia codificada a las diferentes notas donde se encuentra citada, la bibliografia funciona también como un indice de los autores mencionados en el libro. Pero ademas de estas citas bibliogrificas, zqué otros datos deben contener estas notas? En principio soy permisivo en estas cuestiones y me complace leer (incluso escribir) la addenda, qualificanda, divertenda, detractanda, joculenda, etc., que permitan digerit mejor un texto tan sabroso, En la prictica, sin embargo, las citas tienden a escaparse de las manos. Como notas a pie de pagina, atestan las paginas impresas y, como notas finales, se presen- tan descontextualizadas, La tradici6n académica més austera limitarfa la ostensible funcién de las notas a la de citar los contenidos de los trabajos especfficamente sefialados en el lugar del texto donde han sido mencionados. De esta manera, para establecer mejor las priorida- des intelectuales, se le debe dar al lector una indicacién sobre la actitud del autor citado acerca del aspecto del que se esti tratando, ya sea para expresar una entusiasta conformidad, una aceptacién cualificada o una oposicién manifiesta. Pero, como he observado tristemen- te cuando otros han citado obras mfas, raras veces se puede hacer de manera precisa y justa, con pocas palabras. Supongamos, por ejemplo, que quiero citar lo que dice Kuhn (1962) sobre «paradigmas». Si, hay que darle mucho crédito y peso por haber formulado por pri- mera vez este valioso concepto, pero ;significaba para Kuhn exactamente lo mismo que yo propongo? ;No debo hacer alusién al menos a las diferencias mediante citas textuales? ;Y qué decir de las respuestas posteriores a las criticas que provoc6? {Cémo han interpretado otros especialistas ese concepto, etc.? Antes de que sepas dénde estds, tu nota se ha conver- tido en todo un problema. Si se es igualmente escrupuloso con otros cientos de notables autores, se obtendré, de nuevo, un libro ahogado por sus propias notas. Presentar las referencias de manera satisfactoria es un grave problema para un libro no académico. Asf que he cortado el nudo gordiano y no he incluido en las notas nada mds que las citas bibliogréficas formales. Puede que asf se haga referencia a cosas que quedan fuera del tema, pero, al menos, indica un vinculo, una cierta confluencia de intereses, una onda de reconocimiento entre compafieros peregrinos en el camino por el bosque, una invitacién a un nuevo discurso sobre un tema de interés intelectual mutuo. Por supuesto, los eriticos aca- démicos no perdonan nunca esta ruptura con la pesada prictica habitual; pero para aquellos para los que esta realmente escrito el libro, puede ser gratificante el ahorrarse pagar e inten- tar leer esas piginas que no he escrito. Por tiltimo, slo me queda por reconocer la ayuda de toda la gente que ha contribuido a la creacién de este libro. ;Pero son demasiados como para enumerarlos de uno en uno! Como he dicho, comencé a pensar y a hablar de estos temas hace afios y lo he discutido per- sonalmente, a favor y en contra, adelante y atrs, con muchos otros investigadores con inte- reses similares. De hecho, la lista podria incluir a la mitad de los autores que cito en la bibliografia —jaunque creo que algunos de ellos no desearfan ser considerados como «cola- boradores» del nacimiento de estas ideas! Déjenme decir sélo jgracias a todos!, por su cor- 12 Qué es la ciencia? tesfa, amabilidad, compafierismo y sincera amistad con que me han honrado en nuestras innumerables conversaciones y comunicaciones. Jon ZiMAN Oakley, agosto de 1998 Una instituci6n peculiar 1.1. Defendiendo una leyenda Se estd atacando a la ciencia, La gente esté perdiendo confianza en su poder. Crecen las creencias pseudocientificas. Los oradores que van en contra de la ciencia ganan los debates piblicos. La industria abusa de la tecnologia. Los legisladores frenan la experimentacién, Los gobiernos recortan los fondos de investigacién. Incluso colegas investigadores se esta volviendo escépticos en sus afirmaciones!. Y, sin embargo, los informes de opinién dan resultados mayoritariamente favorables para la ciencia. La educacién cientifica se expande a todos los niveles. Escritores y locuto- res de los medios de comunicacién enriquecen la comprensién piblica de la cienci Descubrimientos excitantes ¢ inventos ttiles fluyen més alli de los laboratorios de investi gacién, Se construyen enormes instrumentos de investigacién con financiacién piblica. La ciencia no habja sido nunca tan popular ¢ influyente. Esto no es una contradiccién: la ciencia siempre ha sido atacada. Es una recién Hegada cen muchas dreas de nuestra cultura. Segtin se extiende y se introduce cada vez mas profun- damente, toca cuestiones en las que su competencia es muy dudosa y ella misma genera una més que fundamentada corriente critica. Las afirmaciones de la ciencia son, en muchas oca- siones, altamente discutibles. El intenso debate sobre cuestiones concretas no es un mal sin- toma, al contrario, significa salud mental y vigor moral. La hostilidad general hacia Ia «ciencia» es otra cuestién. Toméndola literalmente, no hay més hostilidad hacia la que hacia la «ley», el «arte», o incluso la «vida» misma. Lo que esta actitud indica realmente es que se considera que algunos rasgos generales de la ciencia son objetables en principio o inaceptables en la prictica. Se considera que estos ras- g0s son tan esenciales en la ciencia que se rechazan como un todo —normalmente, en favor de otro sistema supuestamente holistico. Puede ser que los argumentos a favor de la «anti-ciencia» estén malinformados, sean descabellados y malintencionados. Sin embargo, tienen un peso sorprendentemente grande en la sociedad. Aquellos de nosotros que no compartimos estas posturas, tenemos el deber de combatirlas. Pero, gen qué debemos basarnos para defender la ciencia? Muchos defensores de la ciencia simplemente ponen en duda las diferentes objeciones especificas que exponen las distintas escuelas contrarias a la ciencia. Sin embargo, al hacer esto, normalmente asumen que las caracteristicas generales sobre las que se discute son, efectivamente, esenciales para la ciencia. Pueden coincidir, por ejemplo, en que el conoci- * Holton, 1993. 14 Qué es la ciencia? miento cientifico es arcaico y elitista y, entonces, tratar de mostrar que esto no supone una seria desventaja en la practica’. El peligro de este tipo de defensa es que acepta, sin cues- tionamiento, un andlisis que puede ser en sf mismo sumamente defectuoso. En muchos casos, la caracteristica reprochable se atribuye incorrectamente a la «ciencia», 0 esté lejos de ser lo esencial de esta. La obstinada defensa de toda caracterfstica de «la Leyenda»* —el estereotipo de la ciencia idealizada en todos sus aspectos— es, por lo menos, tan dafino como el ataque que se supone que hay que repeler. 1.2. La ciencia: lo que es y lo que hace En esta carrera de resistencia, la ciencia tiene que sobrevivir por sus propias fuerzas. Debe ser apreciada por lo que es y por lo que puede hacer. La base moral para la defensa de la ciencia debe ser el entendimiento claro de su naturaleza y poder. Aunque parezca que es algo ya aceptado de forma general, especialmente entre los cientificos en activo, desafortunada- ‘mente las cosas no son asf. Mucha gente ha reflexionado sobre el tema y ha concluido que Ja nocién de un método intelectual «todo-poderoso» es s6lo una leyenda que esté Ilena de agujeros, pero no saben cémo repararlos 0 solventarlos. Surgen dudas sobre lo que antes se consideraban certezas y aparecen incertidumbres acerca de lo que se debe creer ahora. ‘Ademés, hay muchas otras razones por las que se hace necesaria una «teorfa de la cien- cia»* més actual y convincente. El lugar que ocupa la ciencia en la sociedad no es una cues- tidn de referencias personales o de tradiciones culturales: es un asunto que conciemne inclu- so a los presupuestos nacionales. Ultimamente, estén aumentando las tensiones en las relaciones entre lo cientifico y otras formas de conocimiento y accién, como la tecnologia, la medicina, el derecho y la politica. Los estudiantes preguntan a sus profesores de ciencias si los estén preparando para desarrollar una vocaci6n 0 una profesiGn. Se espera que la gente tome decisiones racionales que surgen de, y producen cambios radicales en la forma de organizacién y actuacién de la ciencia. Los socidlogos que han desplazado a los fildsofos del puesto central de los «estudios sobre ciencia» no logran disipar las incertidumbres y la confusiGn. Por el contrario, las dife- rentes escuelas del «relativismo» y el «constructivismo sociolégico», surgidas en los tiltimos ‘afios®, suelen mostrarse hostiles a la ciencia y entusiastas a la hora de menospreciar sus capa- cidades. En su entusiasmo por desenmascarar sus pretensiones cientificas de objetividad y verdad, exageran las incertidumbres y las confusiones originales de la investigacién cienti- fica’, propagando un estereotipo igualmente falso y dafino caracterizado por el cinismo y la duda. A pesar de su repetida insistencia en afirmar que también aman la ciencia y que, en realidad, no discuten sus supuestos prdcticos, confirman de ese modo la desconfianza que 2 Wolpert, 1992. 5 Kitcher, 1993 + Bohme, 1992. > Slezak, 1989. © Collins & Pinch, 1993. Una institucién peculiar 15 los cientificos naturales tienen en las ciencias sociales y parece que se alian con el populis- mo anti-cientifico. Debe subrayarse que esta actitud escéptica no esté exenta de criticas dentro de los estu- dios sobre ciencia. Muchos metacientificos —esto es, filésofos, socidlogos, cientificos poli- ticos, economistas, antropélogos y otros profesionales que estudian a ciencia como una actividad humana— sefialan la debilidad de esta postura. Tratan de comprender qué piensan y qué hacen los cientificos cuando comienzan una investigacién y qué valor tienen los resul- tados que obtienen en ella. Se interesan por la forma de trabajar que tienen los cientificos, en tanto que individuos y en tanto que grupos, y cémo afecta a sus descubrimientos. No aceptan el conocimiento cientifico como el tinico verdadero y real, sino que lo entienden como un peculiar producto humano que requiere un estudio particular. Estas «expediciones» al desconocido coraz6n de la ciencia se ramifican en todas direc- ciones’, Los metacientificos hacen sus observaciones utilizando para ello instrumentos inte- lectuales de disciplinas muy diferentes y analizan lo que ven desde distintas perspectivas. El estudio de cada uno de estos aspectos se ha llegado a convertir en una especialidad investi- gadora por derecho propio, cuyos resultados apenas suelen ser inteligibles fuera de la espe- cialidad. Nosotros, actualmente, sabemos de la ciencia mucho més de lo que puede ence- rrarse en una tnica imagen coherente y comprensiva de la misma. El pluralismo metacientifico supone un sabio freno a las tentativas excesivamente ambi- ciosas de reducir una empresa humana compleja a una simple formula. No obstante, estas . distintas concepciones modernas de la ciencia no estén en absoluto desconectadas unas de otras. Todas comienzan por explorar los mismos tipos de ideas, actividades e instituciones y suelen obtener conclusiones muy similares. En cada caso —asf es como trabajan los estu- diosos—, tienden a dar una interpretacién personal a sus descubrimientos, pero a menudo se observa que son viajeros que relatan la misma historia aunque tienen diferentes objetivos intelectuales*. Los resultados son consistentes, con un cuadro relativamente sencillo aunque incomple- to de lo que es y lo que hace la ciencia. De esta manera, se introduce una dimensién socio- légica, no para reemplazar la dimensién filos6fica tradicional, sino para ampliarla. Se con- sidera que las ideas son elementos culturales asi como entidades cognitivas. Se considera que los actos individuales de observacién y explicacién obtienen significado cientifico de los procesos colectivos de comunicacién y critica piblica’. Se considera que la nocién de «méto- doy cientifico se extiende a toda una serie de pricticas sociales fuera del laboratorio. Esta nueva imagen de la ciencia es algo mds complicada que el estereotipo pasado de moda. No est definida de manera clara. Considera que el conocimiento humano es un pro- ducto del mundo natural. No pretende ser inmune al escepticismo y el cinismo. Exige una mayor modestia y tolerancia de la que acostumbran a cultivar los cientificos respecto a sf mismos y a lo que dicen. Pero proporciona una fuerte defensa intelectual y moral de la cien- cia en el nivel de los asuntos humanos cotidianos —el nivel en el que nada es absoluto ni 7 Callon, 1995. * Ziman, 1996a. % Oakeshott, 1933. 16. éQué es la ciencia? eterno y en el que solemos olvidar que la vida es corta y suspiramos por unos tiempos pasa- dos que no hemos experimentado personalmente 0 planeamos concienzudamente un futuro bienestar para gente que nunca conoceremos. 1.3. Una peculiar institucién social El aspecto més tangible de la ciencia es que es una institucién social. Esto supone que hay tun buen niimero de personas concretas que, normalmente, desempeitan labores especificas que se coordinan cuidadosamente en esquemas mas amplios. Aunque los cientificos inves- tigadores tienen bastante libertad en cuanto a lo que hacen y cémo lo hacen, sus pensa- mientos y acciones individuales s6lo tienen sentido en el seno de esos grandes esquemas Como muchos hechos de la vida, eso es algo tan evidente que se ha obviado durante mucho tiempo. La ciencia es una entre otras instituciones, como la religién organizada, el derecho, las humanidades y las bellas artes. Estas instituciones se diferencian entre sf de maneras muy interesantes. Pero todas coinciden, entre otras cosas, en que producen conocimiento. La peculiaridad de la ciencia consiste en que se considera que el propio conocimiento es el prin- cipal producto y propésito de las investigaciones. Este rasgo no slo determina la estructu- ra interna de la ciencia y su lugar en la sociedad, sino que determina fuertemente el tipo de conocimiento que realmente produce. La dimensién sociolégica es, por ello, fundamental para nuestra imagen. Pero el estilo propio de los «socidlogos del conocimiento cientifico»! esté asociado al principio de « Bodmer, 1985. © Ziman, 1994. ” Vincenti, 1990. * Salomon, 1973, Basicamente, es algo puramente académico 25 2.3. La investigacién como biisqueda La tecnologia es ciencia en aplicacién: la ciencia en accién es investigacién. Esto indica un marco en la dimensién de la prictica. Podemos enfocar nuestro modelo a través de la expo- sici6n de capas sucesivas de términos como «investigacién», «exploracién», «andlisis» y «explicaciGn». La historia de la ciencia se puede presentar como una busqueda progresiva- mente detallada y sistemtica, normalmente dirigida a conseguir unos medios cada vez mas sofisticados y poderosos para resolver problemas (4.4-4.11, 7.9, 8.1, 8.7, 10.3). Popularmente, se considera que se puede diferenciar la ciencia de otros modos de busque- da sistemaitica mediante un método distintivo. Pero esto no es lo que se observa. Las técnicas usadas en la investigacién cientifica son extraordinariamente diversas y van desde contar ovejas y observar pdjaros a detectar quasars o crear quarks. Las metodologias epistémicas de investigacién son igualmente variadas, desde la introspeccién mental a la computacién electrénica, de la medici6n cuantitativa a la inferencia especulativa. Estos métodos tan diversos no encajan en un modelo obvio. La importancia de tantos aspectos como tienen en cuenta s6lo puede determinarse por comparaciGn con un modelo més general. Fijar alguno de ellos como un ejemplo ideal puede, de nuevo, prejuzgar el tema, Por esta raz6n, el marco no debe excluir, en principio, ninguna de las muchas técnicas y metodo- logias que los cientificos utilizan realmente. En la prictica, esto significa que nuestro modelo debe ser capaz de exhibir todo el conjunto de lo que ahora se considera «buena ciencia». La buena ciencia produce conocimiento. Pero la investigacién no es slo descubrimiento [8.9]. Es una accién intencionada para adquirir un determinado tipo de conocimiento para lograr algin propésito concreto, Incluso en sus mods mas exploratorios, la investigaciGn cien- tifica se realiza siguiendo un plan predeterminado®. Este plan debe ser muy flexible. Puede abar- car s6lo una semana, un dia 0 media hora, O puede requerir un instrumento de mil millones de délares que Hevé aiios disefiar, construir y hacer funcionar. Los cientificos, que adoran la inves tigacién, ven esto de una manera romdntica, como un tipo de juego. En realidad, la ciencia hace pequefios progresos a través de improvisaciones inspiradas o garabatos artisticos. Entonces, cual es el propdsito de la investigacién? La idea de que puede definirse sim- plemente como «resolucién de problemas» se debe a la interpretacidn de base de la inves- tigacién en términos de proyectos [8.2]'', Se espera que los investigadores presenten pro- puestas detalladas para investigaciones particulares. Prometer un resultado especifico puede resultar auto-contradictorio. Pero la propuesta de un proyecto puede parecer sin sentido si no se indica la cuestién o cuestiones a las que se puede responder mediante lo que pueda ser descubierto. Por lo tanto, el presunto propésito de la investigacién es solucionar aquellos problemas que se puedan formular de antemano. Efectivamente, siempre se ha considerado la funcién social de la ciencia primariamen- te en funcién de las necesidades pricticas humanas a las que puede servir'?, Las contribu- ° Ziman, 1981", 1995. " Popper, 1963; Laudun, 1977 "Ziman, 1994, ® Bernal, 1939. %6 éQué es la ciencia? ciones de la ciencia a la salud, la riqueza y el bienestar de la humanidad —y a la capacidad de hacer la guerra— son legendarias. Actualmente, esta funcién esti operacionalizada. Los proyectos son instrumentos tipicos de la politica cientifica'’. Son los medios por los que los gobiernos, las firmas industriales, las sociedades médicas y otras instituciones intentan apro- piarse de la ciencia y dirigirla hacia sus fines particulares. 2.4. La ciencia en su modo instrumental La actitud instrumental de la ciencia {7.2] se resume en el acrénimo «1+D» —una mezcla de Investigacion cientifica y Desarrollo tecnolégico. Esto sittia la ciencia al final de la «corriente» de un proceso unidireccional por el que los descubrimientos y los inventos mas Stiles fluyen hacia el hogar, la tienda, el hospital y el centro de trabajo. El modelo lineal de innovacién tecnolégica esta obviamente hipersimplificado, y precisa una elaboracién y una revisi6n considerables', aunque subyace a lo que muchos politicos, hombres de negocios, cargos piiblicos y periodistas dicen sobre la ciencia, La teorfa socio-econémica santifica la ciencia como un componente valioso de la I+D 0 la demoniza como principio activo de! «complejo militar e industrial» de la tecnociencia's En cualquier caso, el supuesto papel de la investigacién es producir, por cualquier medio posible, el conocimiento requerido, o susceptible de ser requerido, para satisfacer unas nece- sidades materiales reales o imaginarias. Por eso, cada campo cientifico se presenta como una posibilidad opcional que aparece incrustada en toda la tecnologia prictica para aumentar su capacidad inventiva. La I4D industrial y otras formas de ciencia aplicada constituyen de hecho la mayor parte de la actividad cientifica moderna [4./0]. Algunas estimaciones establecen una pro- porcién superior al 90%'®, pero es una cifra indicativa. No hay una definicién generalmen- te aceptada para la investigacién cientifica como elemento significativo en los presupuestos de los departamentos gubernamentales y las firmas comerciales. En el laboratorio, la fébri- ca, el hospital 0 estaci6n de campo, la ciencia esté inseparablemente entreverada con el des: rrollo tecnol6gico, el disefio, la demostracién y la practica. EI modo instrumental domina las demds formas cientificas en el uso de los recursos humanos y materiales, y en su impacto directo en la sociedad. Esto rige la concepcién que muchas personas cultas e influyentes tienen de la ciencia. Seguramente, es el tipo ideal que debe representar nuestro modelo. El problema es que tal modelo puede resultar muy sistemitico y banal. En sus detalles, se apartaria de las cuestiones instrumentales que conciernen a los diversos intereses a los que debe servir (7.6]. Institucionalmente, por ejemplo, una organizacién de I+D debe mostrarse conforme con las précticas administrativas de sus «duefios», ya sean estas empresas 0 °S Spiegel, Rosing & Price, 1977; Cozzens, et al. 1990. ' Ziman, 1991 (1995), 18 Smit, 1995, "© Irvine, Martin & Isard, 1990. Basicamente, es algo puramente académico 27 gobiernos, civiles 0 militares, privadas o ptiblicas, contratistas independientes 0 corporacio- nes burocriticas. La sociologfa de la ciencia se limita, pues, a las particularidades admi trativas de la 1+D, con sus intereses sobre la planificacién de proyectos, la concesién y efi cacia de los presupuestos, las carreras profesionales, las responsabilidades administrativas, informaciones mercantiles, etc. Por supuesto, son asuntos importantes en los estudios admi nistrativos, pero no son peculiares de los trabajos cientificos. Otra vez, desde la perspectiva filoséfica, cuestiones como la valide7, la fiabilidad, la objetividad, etc., se reducen a una sola pregunta: «;Funciona?». Pero este pragmatismo [7.2] debe aplicarse bajo circunstancias muy distintas y no se funda en un conjunto coherente de principios generales, {Qué pueden tener en comin las respuestas a esta pregunta, que abar- ca desde un novedoso procedimiento quintirgico a un nuevo tipo de microchip, la posibi dad de la fusién experimental, un test genético para la esquizofrenia, un indicador econé- mico 0 un satélite dirigido por control remoto? En cada caso debe darse una buena respuesta, pero esta se basarfa en un cuerpo concreto de conocimiento cientifico, tecnolégico y social, gran parte del cual seria muy discutible, Ha habido muchas ideas sesudas sobre esos casos. Pero esta sabidurfa no es coherente ni independiente, ya que casi siempre introduce valores personales, politicos y culturales. Por esta raz6n, el foco metacientifico se ha trasladado a las cuestiones éticas'”. Se cuestio- nan los intereses y los motivos de los «patronos» y patrocinadores de 14D. Se escudrifia la formulacién de sus «necesidades». Se duda de la sensibilidad de los cientificos hacia los dilemas morales. Esas cuestiones son tan diversas y discutibles que la ciencia aparece como tuna auténtica «caja negra». Se la considera una maquina muy poderosa, pero misteriosa, que ha de usarse con mucho cuidado y bajo un estricto control social. Pero la forma en la que fun- ciona esta maquina importa poco con tal de que lo que produzca sea moralmente aceptable para la sociedad. Esta atencién a los asuntos éticos es, por supuesto, apropiada y deseable [7.3-7.10]. Normalmente, la antipatia social hacia la ciencia se presenta al percibirla como una amena- za. los mis preciosos valores y por ello puede ser aceptada o rechazada. Pero en estos deba- tes también entran cuestiones mas generales de validacién. ;Las teorias cientificas estable- cidas son totalmente fiables? ;Qué importancia debe darse a las opiniones cientificas menos ortodoxas? {Puede cuantificarse la incertidumbre de las predicciones cientificas? ,«Mas investigaciones» produce siempre mejor comprensién? ;Podemos deducir de un solo prin- cipio todo lo que necesitamos saber? Cuestiones de este tipo estén siempre en el centro de discusiones aparentemente practicas, y no pueden responderse sin recurrir a profundas creencias acerca de 1a naturaleza de la ciencia y del conocimiento cientifico. Desafortunadamente, lo que sucede es que, por una parte, se recurre a la Leyenda —la romantica concepcién filoséfica de la ciencia como «método» de competencia garantizada € inatacable'*, Pero, por otra, reclama el apoyo de los trabajos sociolégicos populistas que caricaturizan y desacreditan la actividad de la ciencia normal'®. El resultado es un punto Beck, 1986; Ezahi, 1990; Béme, 1992; Restivo, 1994, © Wolpert, 1992; Gross & Levitt, 1994, ' Latour, 1987; Collins & Pinch, 1993. 28 ¢Qué es la ciencia? muerto. Los mejores de cada bando ignoran a los de los otros, como si pertenecieran a mun- dos diferentes. En otras palabras, un modelo puramente instrumental de la ciencia es una cdscara vacia, Su fuerza intelectual, igual que su salud espiritual, no surge de él mismo y debe mantenerse por medios externos. 2.5. La investigacién basica como categoria politica De hecho, la investigacién cientifica no es totalmente instrumental, Lo que acostumbramos a llamar «ciencia pura» —o simplemente «ciencia»— para diferenciarlo de la ciencia apli- cada, del desarrollo tecnolégico y de otros trabajos de la alta tecnologia, supone aproxima- damente un 10% de la actividad cientifica. A primera vista, parece que asf se soluciona el problema. La ciencia «pura», seguramente, es el tipo ideal. Aqui, al menos por definicién, std el marco natural que hemos estado buscando. El andlisis de los ejemplos seleccionados en este mbito generaria un modelo naturalista de ciencia libre de elementos extrafios. Desafortunadamente, este es un argumento circular. Propone un criterio de pureza que no es independiente. Asi, cualquiera del que se proclame que es un «cientifico puro» esta ria aparentemente calificado para juzgar qué se entenderia por «ciencia pura». Para escapar de la tautologia, tenemos que ser capaces de definir nuestro marco por otros medios dife- rentes a los autorizados por aquellos que estén interesados en estar dentro o fuera de él. Es necesario un anélisis més profundo del concepto general. Se suelen utilizar otras expresiones, como «indefinido», «moverse por la curiosidad», «ideal», «biisico», «funcional» o «fundamental», para hacer esencialmente la misma distin- cidn, La retérica rimbombante se apoya en frases obsoletas como cuando habla de los «honestos buscadores de la verdad» que «atraviesan las fronteras del conocimiento», etc. Estos términos no son sinénimos y se utilizan en diferentes circunstancias para subrayar diferentes aspectos de la actividad cientifica no instrumental. Sin embargo, entre ellos se indican elementos en torno a los cuales debe constituirse esta estructura idénea del conoci- miento. Por ejemplo, los documentos oficiales suelen referirse a uno de los componentes de 1a 14D como investigacién bdsica, Este modo, junto a la nocién asociada de politica cientifi- ca, no se hizo comin hasta los afios setenta, Pero, ;qué es lo que quiere decir? La definicién «Frascati» estindar® es particularmente negativa: «La investigacién basica es un trabajo experimental o te6rico dirigido principalmente a ‘obtener nuevos conocimientos sobre el origen de los fendmenos y hechos observables, sin vistas a ninguna aplicacién particular.» Los diferentes intentos de reelaborar esta definicién conservan siempre una versién de Ja cliusula citada. En un lenguaje Hano, «la investigacién basica es lo que uno hace jcuan- do no sabe para qué lo hace!». 2 OECD, 1980. Basicamente, es algo puramente académico 29 El deseo de distanciar la investigacién basica de todo propésito instrumental es algo comprensible. Pero, aunque esta categoria residual es I6gicamente aceptable, es muy difu- sa. Por ejemplo, {cudles son las aplicaciones précticas que «podria haber a la vista»? {Se limitan a los «objetivos» expuestos en la propuesta formal de un proyecto («El propésito de esta investigacién es descubrir el tipo de queso més atractivo como cebo para construir una trampa para ratones més grande y efectiva...», ete.)? O podria inferirse de la naturaleza del problema que debe ser solucionado por la investigacién disefiada («El problema de por qué el queso atrae a los ratones hacia las ratoneras ha intrigado siempre a los estudiosos de los ratones....» etc.)? ;Debe uno descartar completamente los objetivos irreales (como el uso de los quarks como fuente de energia eléctrica)?"? El problema de los objetivos de la investigaci6n formal [8.2] es que nadie puede seguir- los al pie de Ia letra. Estin dirigidos hacia intereses particulares. Si lo que usted quiere es incorporarse a la Amable Compaiifa de Asesinos (ACA) para conseguir un contrato, debe indicar que tiene una patente en perspectiva. Si el objetivo es la Sociedad Protectora de los Animales Pequefios (SPAP), les deberfa sugerir que puede desarrollar una vacuna olfativa anti-ratonera, Al Consejo de Investigacién Biol6gica Basica (CIBB) le puede indicar lo pro- fundamente que puede, ese mismo proyecto, ampliar nuestro conocimiento de los fenéme- nos z00-fisio-micro-moleculares y etiol6gicos, etc. EI sistema de mufiecas rusas en que se da e! mecenazgo de la ciencia moderna introdu- ce confusién. Bien, el doctor X, un entusiasta et6logo-z00-fisio-micro-molecular, concibe el excitante proyecto del CIBB como una contribucién personal al conocimiento basico pro- pio de su subdisciplina, Pero trabaja bajo las drdenes del profesor Y, que dirige un grupo interdisciplinar que se dedica especialmente a la investigacién de la orientacién bdsica del comportamiento de los ratones en ambientes construidos por humanos. Este grupo esta par- cialmente financiado por la SPAP, cuyo presidente, lord Z, piensa en esto en tanto que inves- tigacién aplicada, que Heve al desarrollo de una nueva tecnologia genérica. Ademds, parte de los fondos de la SPAP proceden de una derivacién de la CAC, que realiza una investiga- cién en busca de un mercado potencial para comercializar su disefio tomando como base una encantadora ratonera, Cus de estas cajas debe ser abierta o cerrada en nuestra biisqueda de una etiqueta? A la postre, la nocién de ciencia pura no puede ser definida en términos politicos. La politica [8.7] se refiere a las acciones futuras. El discurso politico esta saturado de la inten- cionalidad prictica que no afiade ningiin significado preciso a una actividad no-instrumen- tal. Los politicos tratan de definir la investigacién basica en términos de exclusién, por lo que han de inventar conceptos eldsticos como el de «aplicabilidad potencial» para salvar el vacfo que ellos mismos han generado”, Asi que, incluso la clasificacién de las actividades en la parte aplicada de este vacfo es realmente confuso®. El término «investigacién estratégica»™, por ejemplo, suele usarse NAS, 1972, Rosenberg & Nelson, ® Rothschild, 1972. % Ziman, 1995. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 2 {Qué es la ciencia? La idea de que algunas formas de investigacidn son puras porque son intrinsecamente mas fundamentales que otras, no es solamente una idea elitista. Simplemente, no define un marco fijo. La jerarquia tradicional de las ciencias coloca a las ciencias sociales y humanas en la cumbre, reduciéndolas a la psicologia y a la quimica, a fisica y matematica, Pero ahora sabemos que las mateméticas no pueden reducirse a légica sin hacer referencia a los len- guajes humanos y a otras intuiciones sociales. Los cimientos de este edificio no son sola- mente inseguros: estén construidos en el aire. 2.7, Mas alla de la mera curiosidad La ciencia pura normalmente aparece en las estadisticas gubernamentales de I+D como una categoria residual etiquetada vagamente como avance del conocimiento. Los directores de las investigaciones dan a veces un giro positivo a la falta de objetivos practicos refiriéndose a-ello como un final abierto. Los sociGlogos y los economistas resaltan —aunque rara vez se paran a calcular— el valor cultural del conocimiento «inttil» que se obtiene con la inves- tigacién pura®. Antes, los cientificos decfan que trabajaban por la gloria de Dios y el bene- ficio de la humanidad*", Es lo que en nuestros dias se define como investigacién celestial, que es una parte de la «btisqueda del conocimiento por sf misma, lleve a donde Hleve, quiza al mismo aire y sin contacto con el suelo sélido de las teorfas establecidas, ete.». La incon- sistencia de esta imagen con respecto a otras metéforas igualmente vilidas, como por ejem- plo, los «bases exploradoras» y las «fronteras de retroceso», muestra lo dificil que es defi- nir la ciencia pura en términos generales. La idea de que esta guiada por la curiosidad proporciona a la investigacién pura un pro- pésito inconexo con sus aplicaciones particulares. Esto también Ia enmarca en una nueva dimensién, Solemos hablar de una ciencia, promovida por la «curiosidad humana», como si fuera una fuerza social colectiva®, pero somos conscientes de que es fundamentalmente un rasgo psicoldgico variable de los individuos. Esta idea sugiere que la pureza de la investi- gaci6n cientifica no esti determinada ni por su propésito ni por su producto, sino por la per- sonalidad del investigador. Hay que dirigir la atencién hacia el investigador, en tanto que persona, més que como una pieza de la maquinaria social. Efectivamente, la curiosidad es una de las cualidades més notables de muchos de los cien- tificos mas destacados (pero no de todos). Tomemos de nuevo a Einstein, o a Darwin, o Pasteur, © Marie Curie 0 Dorothy Hodgkin, 0... De la mayorfa de los cientificos famosos puede decirse seriamente que él o ella tienen una mente inquisitiva y estén atentos y fascinados por las ideas y sucesos més llamativos. Decir esto es una perogrullada, Igual que la investigacién es un tipo de biisqueda, un investigador fuertemente motivado y efectivo es necesariamente « —habiendo determinado previamente que la investigacién que no es basica no puede ser hecha piblica (!). Aparte de este circularismo sin sentido, existe la convencién de que «los datos de investigacién que no se han publicado» y «las comunica- ciones privadas» hechas entre los cientificos no tienen ningtin peso y apenas si deben citar- se. Hay que exponer ante el lector rodos los datos que se consideren necesarios para mante- ner los resultados de la investigacién. Es mas, la norma requiere que tales resultados se hagan pablicos tan rpida y compre- hensivamente como sea humanamente posible. En circunstancias normales, no hace falta demasiado tiempo para ello. Pero Ia intimidacién que supone un descubrimiento sensacio- nal puede presionar todo el ethos. ;Deben los investigadores mantenerse prudentemente callados y sin publicar sus hallazgos hasta que estos estén plenamente confirmados? {Se puede confiar en que los editores y los criticos se aprovechen de lo que se les comunica de forma confidencial? ;Cudnto se puede decir en el intervalo de tiempo que va de la entrega de los documentos hasta su publicacién? La ciencia académica ha desarrollado un elabora- do cédigo de cortesfa, convenciones y reglas —muchas de ellas no escritas y a mayorfa inconsistentes— para actuar ante este tipo de eventualidades. De cualquier modo, lo que esti realmente en juego raramente es un secreto como tal [5.13]: esta es la diferencia entre una comunicacién cientifica formal y otra informal®. Un documento cientifico se publica como «contribucién» al conocimiento. Su aparicién even- tual en un periddico informativo (o en un libro editado por alguien importante en el mundo académico) refleja su «aceptacién» por parte de la comunidad cientifica. De esta manera, se transforma en un punto clave de conocimiento comunitario, tal y como exige la norma. Un archivo cientifico no es, entonces, un depésito de todo lo escrito sobre los diferen- tes asuntos cientificos. Aunque se discute mucho sobre cudles son sus margenes, s6lo inclu- ye aquel material que ha pasado el filtro del proceso de comunicacién formal. As{ es como Jos cientificos proclaman socialmente la diferencia de su particular tipo de conocimiento. La norma del comunitarismo es, asf, la clave para una instituciGn social que resulta cen- tral para las ciencias académicas*!, Esta institucién no s6lo se rige por algunas otras normas, sino que tiene una gran influencia en la forma en la que los cientificos se relacionan para ganarse la vida y planificar sus carreras. Por esta raz6n, la cultura cientifica es muy sensible a los intentos de salvar sus cadenas tradicionales de comunicacién®. Por eso, por ejemplo, se presentan grandes objeciones a la revelacién piblica de los descubrimientos importantes antes de que estos sean corroborados por alguna publicacién cientifica. La informacién cientifica se transmite también de muchas otras © Hagstrom, 1965, © Hagstrom, 1965, 5! Ziman, 1968, 1978, 52 Nowotny & Felt, 1997 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 8 Qué es la ciencia? por miedo a que utilicen ese ensalzamiento popular para conseguir una categoria dentro del Salén de la Fama de la tribu. El rasgo mds caracteristico de la norma del desinterés es que es una norma muy bien observada. De hecho, los cientificos escriben sus textos de una manera curiosamente imper- sonal y los salpican de innumerables notas de agradecimiento hacia las impagables aporta- ciones que les han reportado otros cientificos. Es cierto que los directores de tesis, los edi- tores, criticos, correctores de textos y otras autoridades politizan el mundo de la literatura cientifica y censuran los textos que contravienen sus convenciones [3.7, 9./, 9.5]. Hasta los investigadores principiantes se dan cuenta enseguida de este tipo de convenciones y las adoptan, La sociologia de la comunidad cientifica se combina con la psicologia del cientifi- co en tanto que individuo, No hace falta decir que este es otro ejemplo de representacién de un rol. La imagen total que se nos presenta no es demasiado halagiiefia. En privado, los cientificos no se reprimen su interés personal en que su trabajo sea aceptado. Asi lo manifiestan en sus opiniones y comportamientos —por ejemplo, en las rivalidades y controversias que suelen aparecer a la hora de realizar y adjudicarse algiin descubrimiento, La expresién publica de sus Senti- mientos contraviene manifiestamente las normas de la comunidad, pero tiende a ser inter- pretada més como simple descortesia que como una transgresién. La forma de egoismo més dafiina —la falta de honestidad— es tratada de manera mucho més severa. A largo plazo, se la revisa con las normas del comunitarismo y el escepticismo. Todo cientifico sabe que sus objetivos de investigacién serdn objeto de critica publica y deben estar basados en los descubrimientos que otros cientificos ya aceptan o replican. Tan estricta condicién de su comportamiento formal se extiende a sus relaciones informales como cientificos. Viven y trabajan en un ambiente social que acaba arrasando su confianza personal [5.7]. Aunque los documentos de la investigacién se escriben con un estilo total- mente impersonal [7./], no se pueden considerar anénimos. Toda publicacién de los resul- tados de una investigacién esté firmada por alguien que busca el aumento de su reputacién®”. La credibilidad [8.70] es un elemento de mercado en el que cada cientifico se juega tanto que 1a mas minima insinceridad en asuntos cientificos es socialmente inaceptable y supone una médcula entre los colegas®. En realidad, esta convencién esté tan profundamen- te asentada en la cultura cientéfica que no hay un mecanismo regular comin para hacer que se cumpla. Los cientificos académicos y sus instituciones se encuentran con serias dificul- tades a la hora de bregar con la decepcién general que se genera en lo que se refiere a la materia y autoria de los descubrimientos de Ia investigacién’. % Merton, 1973. © Harré, 1986; Markus, 1987, © Harré, 1986; Hull, 1988; Shapin, 1994. © Zisman, 1971 (1981). a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 52 éQué es la ciencia? En comparacién con la critica, las demas précticas escépticas de la comunidad cientifi- ca son muy poco sistematicas. No hay que minusvalorar su funcién critica en la produccién del conocimiento. Muchos cientificos se dedican intensamente al debate publico y privado de sus trabajos. Las nuevas ideas se presentan de manera informal y se cuestionan dura- mente en seminarios y conferencias, antes de ser publicadas. Las publicaciones especializa- das suelen fomentar el debate epistolar acerca de trabajos ya publicados. En las ciencias sociales y humanas, muchos de los libros académicos son criticados piblicamente por auto- ridades expertas. La literatura principal se elabora en un indice, se resume, se analiza, se reformula como «progreso», se buscan las anomalfas y se transforma en listas de «proble- mas actuales» [8./] y otras formas de critica reconocidas por las revistas especializadas, los simposiums, los coleccionistas de voltimenes y otras publicaciones secundarias, Hablando en términos generales, aunque a veces se muevan por fuertes impulsos, los comentarios criticos se expresan de manera cortés y desapasionada. Se usa un cédigo lin- glifstico para expresar cualquier oposicién fuerte; ya sea una manifestacidn de incredulidad © una sospecha de fraude. Se espera que los debates que se suscitan en las publicaciones especializadas se ajusten a las tradiciones de la comunicacién formal. Consideremos, por ejemplo, la controvertida opinién de Peter Duesberg de que el SIDA no esta causado por el VIH. Una aplastante mayoria de expertos en el tema sostienen que su opinién es equivoca- da y refutable dada la cantidad de evidencias que hay en contra. A pesar de ello, Duesberg y el pequefio grupo que le apoya han encontrado huecos en las publicaciones para exponer su «herejfa», presentdndola, eso si, de forma impersonal, de manera que los criticos y los editores puedan aceptar su teoria como una pequefia contribucién al conocimiento cientifico. El hecho es que no hay manera de purgar de errores los archivos formales. Aunque deci- sivamente se refute la esencia de un documento publicado, se mantiene en a memoria como una supuesta pieza del conocimiento. Los cientificos probadamente equivocados no suelen retractarse pablicamente; cuando cambian su mentalidad, normalmente lo hacen adoptando el punto de vista dominante y aparentando que lo vienen manteniendo desde hace tiempo. La ciencia no cuenta con mecanismos formales para cerrar oficialmente una controver- sia®®, Un debate académico puede durar tanto tiempo como quieran los que lo mantienen. Pero la comunidad cientifica suele zanjarlas mediante una sancién escéptica: la indiferencia, Despacha répidamente las observaciones y las teorfas consideradas poco sdlidas con articu- los eriticos, no se las cita en los libros de texto y se las relega al olvido. Los archivos cien- tificos estén Ienos de montones de desechos de nociones rechazadas, cuya exploracién arqueolégica® es responsabilidad de los historiadores y los fildsofos, no trabajo de los cien- tificos. Hagstrom, 1965. §S Hagstrom, 1965; Galison, 1987 % Foucault, 1969. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 56 Qué es la ciencia? que desarrolla su propia versin de lo que es la cultura cientifica general", Asi es como los cientificos académicos asumen los diferentes paradigmas tedricos, los c6digos y los méto- dos técnicos que son considerados «buena ciencia» por sus prestigiosos miembros!””. Una disciplina establecida proporciona a cada uno de sus miembros una base para desa- rrollar su carrera, una identidad social, un escenario piblico desde el que ejercer como investigadores 0 profesores. Ser uno de los miembros de estas disciplinas no es una cuestién de casualidad 0 de preferencia personal: es un privilegio que se gana tras un laborioso aprendizaje'®* y que supone un compromiso de por vida’. La organizacién y direccién de Jas universidades y de otras instituciones académicas formales esté considerablemente deter- minada por la forma en la que se subdividen las facultades y departamentos segtin los limi- tes de las disciplinas. Las disciplinas, facultades y departamentos, sin embargo, tienen mas importancia en la enseftanza que en la investigacién, La subdivision de las disciplinas en «éreas de problemas» més pequefias parece algo inevitable en la ciencia académica', El niimero de los distintos «campos» de las ciencias y las carreras se cuenta por miles, todos ellos cuidadosamente diferenciados en la mente de sus seguidores. En el nticleo de cada una de estas especialida- des hay un «colegio invisible», cuyos miembros comparten una particular tradicién inves- tigadora. Las dreas de problemas, por supuesto, no son eternas, pero tampoco son sitios de inves- tigacién temporales, que surgen por una exigencia ocasional. No son tampoco un refugio para almas timidas y sin imaginacién. Muchos ciei pasar sus carreras haciendo numerosas contribuciones a una disciplina particular. Los docu- mentos que citan en sus curriculum vitae son todos ejemplos de «buena ciencia», y podrfan ser encontrados en la misma estanterfa de una biblioteca, clasificados juntos bajo el mismo epfgrafe, formando parte del mismo porcentaje de la literatura de una disciplina mas amplia. La especializacién extrema es la reaccién tipica de los cientificos académicos para paliar la tensién que generan las normas de la originalidad y el escepticismo [3.6]. Es posi- ble seguir —incluso aspirar a dirigir— detalladamente los derroteros de las investigaciones de un «colegio invisible» mundial, formado por algunos cientos de individuos, leyendo sus textos antes o después de su publicacién y reuniéndose con ellos como colegas y amigos unos cuantos dias al afio'"?, Pero hay riesgos psicolégicos evidentes en «poner los propios huevos en un nido tan pequefio»'!3, especialmente cuando este nido puede ser destruido por el avance de otros campos. Pero para muchos investigadores altamente comprometidos depende de hasta dénde quieran llegar en su deseo por superar su aislamiento y por recono- "0% Whitley, 1984; Becher, 1989, "=" Chubin, 1976. 08 Hill, 1995, "Ziman, 1987. " Ziman, 1987, 1995. " Price, 1961 2 Price, 1963 Bernal, 1939; Studer & Chubin, 1980; Ziman, 1987. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 60 Qué es la ciencia? trumentos de investigacién bautizados tras las fabulosas donaciones de algunos benefacto- res. En algunos casos, se han Ilegado a crear instituciones completamente nuevas para pro- fundizar en la investigaciGn de problemas particulares de un determinado campo, Es una caracteristica muy importante de la ciencia académica, aunque en realidad no constituye més que una parte del total de los recursos, incluidos los salarios académicos, con los que los institutos cuentan para investigar. Sin embargo, actualmente, muchos de estos fondos proceden en realidad del estado, El mecenazgo piiblico de la ciencia académica no es algo nuevo. En muchos paises, las uni- versidades han sido desde siempre instituciones estatales: dado que sus profesores estén al servicio de la sociedad, el tiempo que dedican a investigar y los medios necesarios para ello stn financiados con los presupuestos nacionales. Hay una antigua tradicién de academias nacionales oficiales y de organizaciones formadas por investigadores de dedicacién com- pleta financiados por el estado. Los cientificos siempre se han aprovechado de sus gobier- nos para conseguir dinero con el que realizar determinados proyectos de investigacién'™. Desde la Segunda Guerra Mundial, todos los gobiernos han aumentado la financiaci6n a tra- vés de distintos medios, de manera que esta ha llegado incluso a sobrepasar a otras fuentes. La ciencia académica es muy celosa de su autonomia y, sin embargo, se mantiene total- mente con dinero ptblico y privado. ;Cémo puede permanecer independiente? ;Cémo es posible que la comunidad cientifica utilice estos fondos sin transgredir las normas y saltar- se sus elaboradas convenciones? {Cudl es la condicién no escrita en el contrato técito que hay entre la ciencia y el Estado! por la cual mantienen entre sf las distancias!"2? Esa condicién no escrita es realmente una de las principales claves de la ciencia acadé- mica. Es lo que hace pasar el mecenazgo, privado 0 piiblico, a través de los filtros de lo comunitario. Las donaciones se ponen normalmente en manos de los comités académicos para que sean ellos los que decidan su distribucién més adecuada [4.9]. Las academias nacionales y las organizaciones dedicadas a la investigacién estan dirigidas por consejos for- mados por prestigiosos cientificos. Asi se garantiza la concesién de subvenciones, el desa~ rrollo de las investigaciones y se promueven los nombramientos sobre la base de la critica! Este principio sirve, por supuesto, para diferenciar la investigaciGn de los intereses par- ticulares del benefactor y estampa en la investigacién el sello comunitario de la objetividad. Ademis, resuelve el dilema que se le plantea a todo patrocinador: Una vez donado el dine- ro, {c6mo estar seguro de que el que lo recibe lo va a emplear en la manera en la que é! ha decidido que lo haga? Resulta particularmente dificil cuando las posibles aplicaciones son incomprensiblemente técnicas. Un patrocinador de la ciencia que actiie de forma prudente, inevitablemente se apoyard en aquellos representantes de la comunidad cientifica que le ins- piren més confianza'™. A pesar de su individualismo, la ciencia ha de presentarse ante sus patrocinadores como una empresa colectiva. © Morrell & Thackray, 1981 1 Byerly & Pielke, 1995. 2 Mukerji, 1989, 8 Rip, 1994, 4 Turner, 1990. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 4 Nuevos modos de produccién del conocimiento 4.1, El modo académico La ciencia es un modo de produccién de conocimiento. Sus normas sociales son insepara- bles de sus normas epistémicas —a las que los fildsofos llaman principios regulativos!. Las ideas que tienen los cientificos acerca de qué hay que entender por «la verdad» no pueden diferenciarse de los modos en que juntos la buscan. La filosoffa de la ciencia académica es una parte y una parcela de esta cultura. Los principios reguladores de la ciencia académica son importantes componentes de su ethos, Realmente, son muy conocidos por los cientificos y se presentan de muchas maneras, por lo que no es facil reproducir una lista esténdar, La forma més simple de describirlos es decir que involucran muchos conceptos, como el de teoria, conjetura, experimento, obser- vacién, descubrimiento, objetividad, inferencia, etc., que analizaremos en detalle en los siguientes capitulos. Lo mis significativo aqui es que aunque estas palabras normalmente se toman como conceptos filoséficos independientes, estan directamente relacionados con aspectos sociol6- gicos de la ética académica®, Por ejemplo, la norma del «comunitarismo» estd estrechamente conectada con el principio del empirismo —es decir, que depende de los resultados de la repeticiGn de observaciones y experimentos. Una vez mas, el «universalism» social se pre- senta en forma de unificacién explicativa; normalmente, el «desinterés» se asocia a la creencia en una realidad objetiva; la insistencia en la «originalidad» genera conjeturas y descubri- mientos, el «escepticismo organizado» requiere que el conocimiento sea completamente comprobado y justificado antes de que sea aceptado como conocimiento establecido, ete. Esta correlacién con las normas mertonianas est de acuerdo con nuestro enfoque natu- ralista. La observacién sugiere que la ciencia académica puede ser representada por un «modelo» en el que estos principios reguladores desempefian un papel mas importante. Como sus equivalentes en sociologia, constituyen ideales estindar generalmente aceptados, aunque rara vez se alcanzan, Como antes, los interpretaremos descriptivamente. Presentan una estructura conceptual, resumiendo en unos cuantos términos estndar una inmensa variedad de practicas epistémicas, procesos y tradiciones. Palabras como teorfa, experimen- 1o, observacién, descubrimiento, etc., son esenciales si queremos explicar qué hacen real- mente los cientificos académicos, cémo comunican a los demas estas acciones y qué signi- ficados concretos acompaiian a los resultados de las mismas. ' Popper, 1963; Naess, 1972; Hesse, 1980. 2 Ziman, 1996. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 68 éQué es la ciencia? respecto a cémo generamos y manejamos los resultados de la investigacién. Si, se puede creer en la ciencia, pero no con el antiguo fervor de antaiio ni con los mismos fines. Pero antes de sopesar las implicaciones epistémicas de los actuales cambios estructura- les que se estén dando en la empresa cientifica, necesitamos hacernos alguna idea de la natu- raleza general de esos cambios y de las fuerzas que los dirigen. Una consideracién muy esquemiitica de este importante asunto nos ocupari el resto de este capitulo. En los capitu- los siguientes veremos con més detalle varias de las caracterfsticas mds familiares del cono- cimiento cientifico, mostrando cémo estén conectadas con algunos rasgos tradicionales del proceso de la investigacién. En cada caso, hay que considerar atentamente varios cambios en las practicas sancionadas por el ethos académico y valorar sus efectos epistémicos. Estos cambios sociolégicos y sus correlatos filosGficos, por supuesto, no funcionan por partes. Cuando, eventualmente, los concebimos en conjunto, podemos ver que nuestro con- cepto general de «ciencia» esté sufriendo una transformacién radical. Nuestro ideal esté cambiando ante nuestros propios ojos y se esté convirtiendo en algo nuevo —en ciencia post- académica {4.4|— que desempefia un nuevo rol social y est regulado por un nuevo ethos y una nueva filosofia de 1a naturaleza, Dudo que el conflicto entre ciencia y anti-ciencia pueda solucionarse hasta que ambas partes estén de acuerdo en que puede ser que estemos yendo hacia esa situacién, si es que no estamos ya ahi. 4.3. {Qué est pasando en la ciencia? «— de centrarse en ellos. La facultad de hacer descubrimientos casuales” [8.9] es un fenémeno caracteristico de la vida cientifica® y desempefia un papel muy impor- tante para poder quitarle el moho al conocimiento heredado. Pero la definicién del diccionario significa «buscar una cosa y encontrar otra»!, lo que indica que no es un proceso totalmente aleatorio. Se da en el transcurso de la realizacién de una actividad dirigida” y sélo es fruc- tifera para una «mente preparada>*®. En realidad, una observacién casual es un contrapunto improvisado a la mas afinada sinfonia de la investigacién empirica. "Mayr, 1988. ' Fleck, 1935; Beveridge, 1950; Popper, 1972; De Mey, 1982: Secord, 1990. ” Churchland, 1990. * EL término inglés utilizado es ‘erendipit ccasualidad, (NV. de las T.] ® Fleck, 1935; Barber & Fox, 1958; Kantorovich, 1993, 2 Oxford English Dictionary. ® Nowotny & Felt, 1997, * Pateur, 1854, 8 deci facultad de hacer descubrimientos ‘por chiripa’, por a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 96 éQué es la ciencia? Las categorfas en las que se basan esas figuras son particularmente vagas, inciertas y estén fuertemente influidas por los procesos sociales en las que son «observadas»*, Para darles un estatus cientifico —es decir, establecerlas como propiedad comunitaria entre los cientifi- cos sociales— es necesario establecer un acuerdo general sobre cémo definirlas y contarlas. De hecho, incluso los datos demogrificos basicos, que se obtienen periddicamente con grandes dificultades y un elevado gasto mediante la elaboracién del censo nacional, no son tan fiables como parecen. Los dilemas que aparecen en un proceso tan aparentemente sim- ple como el de contar personas slo se pueden resolver mediante reglas arbitrarias y practi- cas estandarizadas que ignoran o se saltan muchas de las caracteristicas mas sutiles de la situacién®, En otras palabras, sean cuales sean las virtudes de la cuantificacién, ésta no puede eliminar los factores sociales y personales de las ciencias humanas. 5.5. Instrumentos La ciencia moderna, como la sociedad moderna, est altamente tecnologizada. El aparato es una dimensién esencial de la investigacién* y, sin embargo, los metacientificos sedenta- rios lo dan por sentado, en gran medida. Una nueva tecnologia de la investigacién, como el telescopio, el microscopio, el ciclotrén o el secuenciador de ADN. puede ampliar enor- memente muchos aspectos del campo cientifico’’, Algunos inventos son muy celebrados, pero rara vez son analizados por su significado epistémico mas profundo. En concreto, la mayoria de las observaciones cientificas serias se verifican con ayuda de instrumentos. Dado que un instrumento esti libre de idiosincrasias personales, sus produc- tos no pueden ser acusados de subjetividad y por eso obtienen més fiicilmente la aceptacién general [6.3]. Lo que es lo mismo, los cientificos favorecen la observacién instrumental en parte porque es una estrategia efectiva para producir «hechos» cientificos empfricos. Asf, las ciencias sociales y del comportamiento suelen describir sus cuestionarios y los protoco- los de sus entrevistas como «instrumentos de investigaci6n» para que sean aceptados. En la préctica, hay un amplio dominio de aparatos técnicos que se presentan como ins- trumentos de observacién. En un extremo del espectro estan los que, simplemente, mejoran Ja percepcién humana ordinaria. Esto no deberfa suponer ningtin problema*”. Seria tan sen- cillo como pedirle a un fildsofo sutil y sagaz que distinga entre un par de poderosos bino- culares y un par de lentes de contacto en los agudos ojos de un observador naturalista. En el otro extremo, sin embargo, encontramos instrumentos como los voltimetros o los contadores Geiger, que detectan y miden fenémenos que los humanos no podemos experi- mentar conscientemente. La interpretacién de sus «lecturas» obviamente involucran un buen © Ziman, 1978: Hareé, 1979. ® Porter, 1995. + Ziman, 1983 (1995); Traweek, 1988: Galison, 1997, Hooker, 1995. Shapin & Schaffer, 1985; Rouse, 1987 © Campbell, 1977. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 100 Qué es la ciencia? ciencia tiene sus estrategias para hacerlo —estudiando el comportamiento de una bacteria sobre una superficie limpia, mejor que sobre una superficie fangosa, aislando electrones de rayos de particulas homogéneos y no de un plasma caliente, contrastando una droga tera- péutica con un placebo en un proceso de doble ciego mejor que administrandosela sélo a pacientes que la necesiten, eteétera. Cuando alguien se queja de que la ciencia es «antinatural»®* presumiblemente se refie~ re a lo anterior. Muchas de las situaciones expuestas por los experimentadores son sin duda «antinaturales», en tanto que no estin insertadas en la corriente de eventos que se dan fuera de la ciencia y nunca han ocurrido antes en la historia del universo, La ciencia saca los obje- tos naturales fuera del curso normal de su vida. En la prictica, el comportamiento cientifi- co est en gran medida disefiado para dar cuenta de lo que sucede con artefactos construi- dos cuidadosamente® en circunstancias artificiales. Esta «alienacién de la naturaleza» no es s6lo una cuestién de interés moral. Atafie también a importantes cuestiones epistemolégicas a las que luego volveremos [8.2, 10.71. Como ya he sefialado, la experimentacién es una prictica cientifica multiforme, con una vida propia y muy compleja®, Los sistemas experimentales complejos parecen naves espa- ciales, autosuficientes, mundos construidos por el ser humano cuyos poliglotas habitantes estan entrenados para desempefiar al unisono sus cuidadosamente asignadas obligaciones y que se comunican con la Tierra ocasionalmente, a través de canales codificados. Aunque este tipo de sistemas estarian cuidadosamente disefiados para desempefiar misiones especificas, su enorme repercusién social y epistemoldgica les conducirfa de manera fortuita a regiones del conocimiento que superan a la teorfa actual. Por el momento, todo lo que digo es que la expe- rimentacién es algo més que un simple modo de solucionar problemas © de explorar las potencialidades ocultas de Ja naturaleza, Es una estrategia para generar «hechos» empiricos relevantes para la teorfa vigente en una comunidad de investigadores —o sea, «hechos» que son buenos candidatos para ser aceptados como conocimiento comunitario. Los fildsofos le han dado tanta importancia a la experimentacién activa que a veces se ha pensado que es un componente esencial de la ciencia. Pero para otras disciplinas, como Ja paleontologfa o la arqueologia, es un modo de investigacién légicamente imposible. Sin embargo, pueden obtenerse evidencias empfricas sobre sucesos pasados por las huellas que quedan de ellos en el presente —fésiles, formaciones geolégicas, segmentos de ADN, ins- trumentos de piedra, cimientos de edificios, etc. Suelen ser objetos materiales cuya existen- cia puede ser facilmente compartido por la comunidad investigadora, incluso aunque su importancia te6rica no esti suficientemente clara. Asi, algunas disciplinas resultan perfec- tamente cientificas, incluso aunque a veces sean muy controvertidas. En realidad, en todas las ciencias humanas ocurre algo parecido. La investigacién his- t6rica est fuertemente guiada por inferencias tedricas sobre lo que podria encontrarse, por ejemplo, en ciertos tipos de archivos, pero no puede ser activamente experimental. En otras ciencias sociales y del comportamiento resulta muy dificil intervenir en el flujo de sucesos S* Wolpert, 1992, ® Rouse, 1987; Mukerji, 1989. © Fleck, 1935; Cantore, 1977; Franklin, 1986; Traweek, 1988; Galison, 1997, a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 104 Qué es la ciencia? escribe desde el punto de vista de un observador anénimo que, supuestamente, cuenta al detalle ciertos sucesos que tienen lugar en el laboratorio del propio autor. Aunque es algo claramente ficticio”, el relato de un «testigo virtual» tiene la fuerza psicolégica de un testi- monio personal™. Hay que advertir también que no se da la informacién sobre su marco real. La localizacién del experimento se mueve hacia un espacio vagamente puiblico, como si esto indicara que es una experiencia de tipo social mas que de tipo privado*!. Pero, sobre todo, los sucesos recogidos deberfan ser reproducibles. Un informe sobre un experimento u observacién le daria al lector toda la informacién que necesitara para poder reproducir exactamente el mismo proceso y observar el mismo resultado™. Esto supone, cla- ramente, una gran limitaci6n acerca del tipo de conocimiento aceptable en la ciencia. Como sabe cualquier cientifico, este principio regulador limita y autoriza a la vez el concepto de «hecho» empirico cientific No debe quedar duda del poder de este principio al servicio del comunitarismo. Las publicaciones cientificas mas importantes, como Nature o Science, publican periédicamen- te informes sobre los fracasos de investigadores en sus intentos por reproducir los descubri- mientos que anuncian sus colegas. El ascenso y la caida de la investigacién de fenémenos como el del «agua pesada» y la «fusi6n frfa» es una crénica de experimentos y contra-expe- rimentos realizados por grupos de investigacién independientes, buscando resultados regu- larmente reproducibles. Una vez que queda claro que estos fenémenos no pueden ser repeti- dos en las mismas condiciones, hay que excluirlos del cuerpo de «conocimiento establecido». Ademis, este poder es eficaz aunque no se aplique frecuentemente. En la prictica, s6lo una pequefia proporcién de los experimentos y las observaciones recogidas por la literatura cientifica son realmente repetidas por otros investigadores. Después de todo, no cabe duda de que hay pocos CUDEOS que se puedan lograr por repetir un experimento sobre cuyo resultado apenas hay dudas —ja menos que ponga en peligro los intereses de su propia investigaci6n!® De cualquier modo, esta posibilidad es lo suficientemente real como para que pueda servir de freno a toda investigacién empirica. Los métodos de investigacién estén especialmente disefiados para estar en guardia contra esto, Se silencian algunas afirmacio- nes de la investigacién para evitar enfrentamientos sobre ciertos puntos. Asf, los investiga~ dores rechazan a veces resultados inesperados, por miedo a que luego parezca que son cons- tructos accidentales de su sistema experimental®* Pero, en realidad, reproducir una observacién empirica no es tan facil como parece. Realmente, hablando desde un punto de vista légico, es algo imposible. Los sucesos que ocurren bajo determinadas circunstancias en un determinado momento no pueden repetirse nunca de una manera totalmente exacta. El agua que lleva ahora el rio no es la misma de antes; la Tierra se ha movido millones de kilmetros alrededor del Sol; miles de nifios han ” Medawar, 1967; Ziman, 1968, © Shapin & Schaffer, 1985. "' Shapin & Schaffer, 1985, © Ziman, 1968, 1978; Ravetz, 1971; Porter, 1995. © Hull, 1988, * Franklin, 1986, a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 108 Qué es la ciencia? Los fildsofos de la ciencia mas tradicionales mantienen a distancia todas estas conside- raciones tan «irracionales». El «psicologicismo» se clasifica junto al «sociologismo» como si fuesen doctrinas subversivas, que socavan la regla de la raz6n soberana. Pero en una con- cepcién naturalista de la ciencia, habria que tener en cuenta ambas dimensiones!, Asf que, a pesar de que se podria pensar que compiten por constituir el fundamento epistemoldgi: co!, son claramente complementarias!™. El conocimiento piiblico'S es tanto el contenido como el contexto del conocimiento personal" —y viceversa'”. El problema real es que la psicologia afecta a la empresa ciemtifica en muchos aspectos. Por ejemplo, muchas caracteristicas sociolégicas de la ciencia académica [cap. 3] —la socializacién para investigar'®S, la progresién profesional", la conformidad con el ethos'"°, etc.— sélo pueden explicarse en términos psicolégicos. En este contexto, resulta conve- niente limitar 1a discusién al sujeto convencional de la ciencia cognitiva'"', aunque excluya muchas actividades mentales como la emocién y la motivacién que, indudablemente, tienen un papel importante en la ciencia!!2, La epistemologia es tan importante en la ciencia cognitiva como la cognicién en la epis- temologfa. Esto no significa que debamos aceptar de entrada la idea de que el cerebro opera ‘como una sofisticadisima computadora. Muchos cientificos cognitivos sostienen esta idea, pero es algo muy discutido!". Para aceptarla debemos comprometer toda la investigacién, plantear la cuestiOn de si el conocimiento cientifico, como tal, es realmente computable. En cualquier caso, estamos comprometidos con un modelo naturalista. Es decir, parti- ‘mos de la asuncién de que, en principio, la cognicién cientifica no puede diferenciarse de un proceso de pensamiento normal, como la percepcidn, la meditacién y la ereencia, en la que la gente implica su vida diaria [/0.2, 10.6]. Puede que sea algo complejo, confuso y miste- rioso, pero realmente, sabemos mas sobre este tema que sobre los mecanismos cerebrales que presumiblemente constituyen su base Sin embargo, sabemos que la cognicién humana es producto de una evolucién biolégica y cultural’. Nuestras complejas capacidades cognitivas, incluida la propia ciencia, parecen haber evolucionado por descendencia orgénica continua a partir de modos de «conocimien- to» mas primitivos. Esto, en resumen, es el punto central de la epistemologia evolutiva'', ‘2 Callebaut, 1993; Hooker, 1995. 3 Fuller, 1988, ‘04 Fuller, 1987; Slezak, 1989, " Ziman, 1968. 106 Polanyi, 1958. " De Mey, 1982. 108 Hill, 1995, 8 Weber, 1918 (1948); Ziman, 1987. © Campbell, 1979. " Giere, 1988. NS Cosmides & Tooby, 1992. "8 Boden, 1988. "6 Lorenz, 1941; Riedl, 1984; Donald, 1991; Plotkin, 1994, 'S Campbell, 1974; Munz, 1993; Edelman, 1992; Dennett, 1995. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 112 Qué es la ciencia? De nuevo, desde un punto de vista sociolégico no son la existencia ni la actividad de los individuos lo que constituyen la cultura, sino su co-existencia y su interaccién. Un andlisis, en términos de «instituciones» [10.2] debe incluir los vinculos que hay entre sus miembros. La «conexién de redes» es la expresin de moda en los estudios sobre ciencia. Pero los ele- mentos de la red se diferencian en dos clases. Muchas concepciones de la ciencia académi- ca se centran en los nodos —investigadores individuales. La intersubjetividad es la cualidad esencial de los vinculos —Ios diferentes modos de comunicacién que combinan las activi- dades de los individuos en la ciencia'™, En una postura naturalista, esas consideraciones aparecen casi autométicamente. La cuestin es si podriamos escarbar més profundamente en sus fundamentos filoséficos. En el caso de la cognicién individual, estaremos preparados para explorar sus caracteristicas cien- tificas, aunque s6lo deben ser consideradas filos6ficamente como una precondicién inescru- table de la existencia, De manera similar, aunque la intersubjetividad es un fenémeno natu- ral susceptible de ser estudiado cientificamente, es también existencialmente inescrutable del todo. Podemos entender cémo evoluciona biolégicamente y cémo emerge de modo eventual como una funcién principal de la conciencia humana, pero ;y qué? Dicho de otra manera, consideremos la cogniciGn personal y la comunicacién interper- sonal como componentes primarios de nuestro modelo de ciencia. Juntos, forman tanto una base para la epistemologia como lo que siempre hemos querido encontrar mediante el ané- lisis filos6fico tradicional. Esto no sirve para rechazar o desprestigiar el esfuerzo por darle un significado més profundo o enraizarlo en la neurofisiologia, la sociobiologia u otras dis- ciplinas cientificas. Es simplemente una declaracién de los Iimites que ponemos a nuestra propia investigacién en este libro. S.11, Empatia Para muchos cientificos naturalistas, la intersubjetividad es simplemente una forma curiosa de nombrar la consistencia observacional. Una caracteristica fundamental de la experiencia humana es que es posible esta consistencia. El conocimiento cientifico, entonces, es el ele- mento comiin en todas las observaciones. En consecuencia, la comunidad cientifica acepta los hallazgos de la investigacién y los transforma en «hechos» cientificos sobre la base del testimonio de distintos testigos independientes. La precaucién sugiere que la ciencia se limi- te a lo que pueda ser descubierto y compartido en este sentido. Estos testimonios miltiples [5.7] suelen ser algo puramente ideal. En principio, pueden ser re-presentados, inferidos tedricamente de otras observaciones 0 reconstruidos imagina- riamente mediante evidencias materiales como los restos fsiles. Sin embargo, en la pric ca, estas operaciones introducen factores subjetivos y/o sociales [5.3]. La consistencia observacional se obtiene slo oponiéndose a la influencia del conocimiento técito, las rare- zas instrumentales locales, las preconcepciones u otros intereses materiales!, El conoci- ' Ziman, 1968, 1978, 1984. "39 Rouse, 1987, a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 116 Qué es la ciencia? cidn y comunicacién de la informacién observacional que sélo puede ser representada de forma visual. Ademés, en los tiltimos afios han surgido nuevos medios de comunicacién al lado de la «tecnologia de Gutenberg» para imprimir, Algunos de estos medios, como los «periédicos electrénicos», tienen rasgos que desaffan la nocién de archivo cientifico formal [5./3, 9.3]. En general, el ambito de la ciencia se ha ampliado gracias a la fotografia, la cinematografia, los registros audiovisuales, la transferencia electronica de datos, etc. Por ejemplo, cuando los miembros de una comunidad de investigacién ven una pelicula sobre el comportamien- to humano o animal, se aproximan a los testigos independientes [5.7] cuyo testimonio es necesario —en principio— para establecer los «hechos» cientificos empiricos. «Cuando hice tal signo para decir “plitano” y “caja”, el chimpancé hizo tal cosa. ;Estin de acuerdo en que el animal entiende los signos?». Por supuesto que una grabacién puede sér un constructo [8.13], al igual que un texto impreso. Pero su inmediatez, facilita la comunicacién, la criti- ca y la posibilidad de compartir las interpretaciones intersubjetivas de «lo que hay». En efec- to, las publicaciones «multimedia» revelan elementos hermenéuticos [5.//] en todas las ciencias —especialmente en aquellas que tienen que ver con el comportamiento humano— y los somete a la contrastacién empirica de miiltiples testigos!””. Podemos asi afirmar que lo distintivo de la comunicacién cientifica formal no es ni el medio ni el mensaje: es lo que se publica. La norma del comunitarismo requiere que el cono- cimiento cientifico se haga «piiblico». A diferencia de la comunicacién «informal», como las conversaciones privadas o la propuesta de un proyecto [4.9, 8.2], una contribucién a la bibliografia cientifica no se transmite por un canal cerrado desde una fuente concreta a un receptor determinado, Por el contrario, es algo deliberadamente despersonalizado y, en cier- to modo, novelado'”® como para indicar que se ha liberado del control de sus creadores"”?, Ademés, como no esté dirigido a una persona 0 grupo concreto, se transmite como «infor- macién», susceptible de ser captada por una persona desconocida, pero que tenga el recep- tor adecuado'™, Idealmente, esté total y libremente abierta a la critica y al uso constructivo. La ciencia académica comparte y fomenta ese ideal. Desafortunadamente, es un ideal inalcanzable. No porque los cientificos cometan los fallos humanos mas normals, como la tendencia a ser posesivos y al secretismo sobre sus hallazgos, si no que se debe més a que la «comunicacién» completa y sin limites es algo vacio. No puede haber un «mensaje» sin que haya alguien que lo envie y alguien que lo reciba. Estos deben compartir la intencién de cooperar y un c6digo simbélico, un lenguaje natural" [8/4]. Implica que mantienen criterios comunes de racionalidad [6.8] y que concuerdan, al menos aparentemente, en muchas de las, formas de interpretar los hechos, como la existencia de entidades significadas mediante deter- minados simbolos'*?, Cuando los cientificos informan de sus investigaciones generan una " Geertz, 1973: Shapin & Schaffer, 1985. 1% Medawar, 1964; Ziman, 1968; Cole, 1992. Markus, 1987. © Porter, 1995 "8! Mead, 1938; Harré, 1979; Millikan, 1984; Bares, 1995. ¥© Toulmin, 1972; Campbell, 1983; Davidson, 1984; Harré, 1986; Schaus, Segerstrale & Jessuph, 1992; Daston, 1992. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 120 Qué es la ciencia? La ciencia académica tiene su propia nocién de «propiedad intelectual». Un nuevo des- cubrimiento «pertenece» al investigador que primero lo anuncia piblicamente —o, como sucede en algunos casos probleméticos, a aquel que puede demostrar que es su creador ori- ginal [3.6]. Pero este derecho es algo paraddjico: js6lo supone una ventaja cuando se trans- grede! El valor de cambio del mero conocimiento es efectivo cuando este se desvela a la comunidad cientifica. En la ciencia académica, los derechos de propiedad intelectual son estrictamente personales y limitan su valor a la estima que merecen en tanto que contribu- cién a la ciencia®, Actualmente, hay muchos cientificos que trabajan en el dmbito académico contratados con la clusula de que no pueden desvelar sus descubrimientos inmediatamente. De este modo, estén forzados a cambiar el beneficio intangible de realizar otra publicacién por-el beneficio (potencial) de una invencién patentable. El paso a la ciencia postacadémica, indu- dablemente, ha debilitado los mecanismos tradicionales que producfan el desvelamiento inmediato y completo de los hallazgos de la investigacién™', generando serios dilemas per- sonales ¢ institucionales en el mundo cientifico. Pero qué es lo importante, desde el punto de vista epistemoldgico, en esta desviacién de la norma del comunitarismo? Estrictamente hablando, nada en absoluto. La ciencia aca- démica nunca ha reivindicado todo el conocimiento que posiblemente podria contribuir a su avance, A menudo se puede hacer buena ciencia explorando simplemente la enorme canti- dad de observaciones e ideas que se acumulan en la prictica tecnolégica, médica y social y seleccionando algunas de ellas para transformarlas en hechos y teorias cientificas. Esto no significa que las observaciones ¢ ideas originales «deban» ser piiblicadas 0 que no constitu- yan hitos del conocimiento humano antes de que sean consideradas «cientificas» [10.6]. Lo mismo puede decirse de los resultados no revelados de la investigacién. No importa que hayan sido obtenidos por personas con una cierta cualificacién cientffica usando con- ceptos y técnicas bien establecidas en una disciplina ciemtifica reconocida. Hasta que sean «dados a conocer» formalmente en la ciencia, no forman parte del conocimiento cientifico. Nuestro objetivo en este libro es la epistemologfa de la ciencia, no cuestiones mucho més generales como cudnto sabemos o qué quiere decir que alguien «sabe» alguna cosa, cienti- fica 0 no [/.6] A pesar de todo, es muy dificil hacer una distincién entre «ciencia» y «no-ciencia». En tun contexto tecnolégico sofisticado, pueden usarse exactamente los mismos métodos para hacer exactamente los mismos descubrimientos, sin reparar en si se pretenden publicar 0 no. La situacién es confusa por el hecho de que los cientificos postacadémicos suelen desem- pefian un papel doble [4.0]. Los lunes, miércoles y viernes, por ejemplo, se pueden dedi car a producir un tipo de conocimiento piblico bajo normas tradicionales; los martes y jue- ves, a producir conocimiento privado bajo condiciones comerciales; los fines de semana, seguro, se los pasan pensando en cémo conectar ambos dmbitos. La mente de un investiga- dor no puede separar los aspectos formales ¢ informales del conocimiento [3.3] con una especie de Muralla China. 2” Merton, 1973. 1 Foray, 1997. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 124 {Qué es la cienci donde parece que hay una infinidad de hechos que pueden ser derivados de unas cuantas «leyes» simples'. No se ocupan del problema de la sistematizaci6n de observaciones espe- cificas y detalladas obtenidas por una ciencia descriptiva como, por ejemplo, la antropolo- gia'S, en las que si hay algunas «leyes» generales, deben ser vagas y complejas'®, Esta dico- tomfa tradicional entre «racionalismo» y es absurda cuando se aplica en la edad adulta. Y ;cudles pueden ser, para esta magnitud, las otras variables en una férmula tedrica? Podrfa haber una correlacién estadistica de, por ejemplo, el niimero de «genes de la inteligencia» con los ingresos familiares expresados en decenas de miles de délares. Pero es un constructo aritmético sin sentido, igual que calcular el ntimero total de manzanas y peras que caben en un recipiente. No se puede deducir mate- miticamente nada de la suma de las cantidades que simbolizan esas diferentes dimensiones de la realidad, cada una de las cuales tiene sus particulares convenciones de medida y sus propios célculos para representar las equivalencias y diferencias!’?. Ms tarde discutiremos [6.10] el bien conocido peligro que conlleva el hacer asuncio- nes poco realistas o hiper simplificadas acerca de las entidades del mundo real para tratar de crear un modelo matemético manejable del comportamiento!’*. La objecién a la idea de que las matemiticas sea el lenguaje universal de las ciencias es més profunda. Por un lado, los formalismos matemiticos tienen la ventaja de que estin semdnticamente abiertos —o sea, "59 Bloor, 1976; Restivo, 1983; Rescher, 1988; Diettrich, 1995; Eglash, 1997. "4 Jaki, 1966 5 Hamé, 1960. '86 Cohen & Stewart, 1994. 5 Ziman, 1978. '%* Wigner, 1969; Mayr, 1982, a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 148 éQué es la ciencia? S6lo nos recuerda que estamos en un mundo en el que la traduccién entre los lenguajes natu- rales siempre es posible, aunque no sea perfecta!”” De hecho, la norma del universalismo limita la racionalidad cientifica a modos rrans- culturales de razonamiento prictico'®. Es algo que esti claramente definido en la fisica y la biologfa. Ni siquiera las mas oscuras tribus de fildsofos escépticos y de sociélogos auto- reflexivos practican lo que dicen acerca de que no estin tan seguros de que vivamos en el mismo mundo material. Pero en las ciencias humanas, el alcance del consensus gentium'” —si es que existe— es algo muy discutible [/0.6]. Considérese, por ejemplo, en a historia. Se basa en que los historiadores sean capaces de convencerse mutuamente de sus empiticas interpretaciones de las acciones humanas [5.11]. Pero el consenso respecto a esas interpretaciones depende, al fin y al cabo, de que se comparta la comprensién de las motivaciones de los actores— o sea, de sus valores perso- nales y sociales. Estos valores suelen estar muy escondidos y cambian con el tiempo. Son parte del acervo cultural de los actores —y también de los historiadores— y varfan mucho de una cultura a otra [7.4, 7.7]. Por otra parte, si el sistema de valores de diferentes socie- dades fuera totalmente inconmensurable, la historia no tendria base cientifica™®, El relativismo cultural (10.4, 10.7| es algo muy serio que, en prin € aplica a todas las ciencias y en todos sus niveles. El conocimiento cientifico no s6lo es sensible a las dife- rencias importantes que se den en su medio ambiente social general: es también sensible a las diferencias que aparecen entre las subculturas cientificas, incluso si estas pertenecen a la misma disciplina académica [7.5]. S6lo una actitud naturalista puede desarmar esta critica relativista y limitar el prejuicio epistemol6gico que se da en la ciencia académica. Por el momento, sin embargo, nos sirve de oportuno recordatorio de que hay grandes depésitos de conocimiento humano fiable, que no es «cientifico» segtin los criterios de este libro [/0.6]. La invencién de los procedimientos intelectuales y sociales que discutimos aqui fue un episodio revolucionario en la historia de la evolucién de la mente humana, Sin embar- g0, esto no le quita valor al uso de la narrativa y el mito para atribuir significado y sentido a la vida y la naturaleza"!, La sistemiitica, supuestamente objetiva, la observacién univer- salmente inteligible y el andlisis no pueden expresar todo lo que constituye una comunica- cién valiosa con nuestros semejantes al margen de nuestra experiencia personal y cultural!®, En realidad [/0.5], aprendemos muchas de las cosas que sabemos acerca de c6mo mejo- rar nuestra forma de vida y cémo vivir esta mejor por medios no cientificos —biografias, narrativa histérica, el periodismo serio y los textos religiosos, sin mencionar las novelas, 1a poesfa, el drama y las artes visuales", Por lo menos para los europeos, se encuentran muchas mis cosas en el interior de un solo volumen de Jean Austen o de Gustave Flaubert que en toda una estanteria de tratados de psicologia social sobre el amor y el matrimonio burgueses. 17 Aitchison, 1996. "% Ziman, 1978. Geertz, 1973. © Jarvie, 1970. 81 Donald, 1991 1 Geertz, 1973. "8 Ziman, 1978; Bernstein, 1991 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 152 ¢Qué es la ciencia? siado complicadas como para resolverlas analiticamente. Pero el comportamiento del mode- lo bajo unas determinadas circunstancias puede ser computado y expuesto visualmente™*, En todas las disciplinas, desde la astrofisica hasta la zoologia, la simulacién informatica es un signo habitual de «buena ciencia»®*, Puede que en la filosofia tradicional no haya lugar para argumentos basados en la produccién de computaciones incomprensibles™, Pero desde una perspectiva naturalista todavia queda mucho por hacer en los estudios detallados sobre el comportamiento de sistemas no-lineales, irreversibles y funcionalmente irreduct bles [/0.8] que encontramos en el mundo real”, Asi, las simulaciones informdticas de los sistemas «duros» tienen un espectro mas amplio que los modelos matematicos analiticos. Por ejemplo, hacen posible explorar las pro- piedades de un amplio conjunto de sistemas hipotéticos (8.10, 8.12], como el de los cuerpos no cristalinos con componentes nuevos, bajo condiciones extremas que no pueden conseguirse fécilmente en un laboratorio y a fin de determinar, por ejemplo, las causas cuan- titativas de los importantes efectos cualitativos®, A pesar de muchas advertencias™, el poder de la informatica es un Tertium Quid?! que salva el abismo que hay entre la «teoria» y el «experimento» —un abismo que siempre parece un rasgo fijo de la practica cientifica. Con todo, si vamos de las ciencias fisicas a las ciencias humanas, en seguida nos dare- ‘mos cuenta de que la creacién informatica de modelos tiene limitaciones irreductibles. Esto no se debe a que los sistemas biolégicos, psicolégicos y sociales sean particularmente com- plejos, no-lineales, irreversibles, etc. Se debe mas bien a que son irredimiblemente blan- dos*"', No hay un modo preciso para clasificar sus componentes y formular las interaccio- res que se dan entre ellos [5.4, 6.7]. Sus «ecuaciones del movimiento» —si se puede dec con propiedad que existen— son demasiado vagas como para constituir las bases de un modelo realista. Es cierto que el comportamiento de un modelo matematico simplificado —como el de la «teorfa de las catdstrofes»"!? o la «vida artificial»?!”— se considera como una metifora instructiva para la comprensin de los fendmenos biolégicos y sociales*", Las complejas actividades humanas, como las guerras o los negocios, pueden simularse en forma de «jue- g08»?!5, en los que cada uno desempefia un rol —«soldado», «magnate», «jugador» o «ladrén», La empatia intersubjetiva [5.11] es, probablemente, mas realista que una «decisién algorit- mica» formal a la hora de modelar esas circunstancias cargadas de emociones ™ Bailey, 1992; Hall, 1995. * Burian (Callebaut, 1993) ™* Weizenbaum, 1976. 2 Hooker, 1995. 2 Yonezawa, 1993. 2 Oreskes f a, 1994, 29 Galison, 1997. 21 Ziman, 1978 & Stevens, 1988. Zabler & Sussmann, 1977; Marmo & Vitae, 1980, 20 Cohen & Stewart, 1994. iman, 1965 (1981); Colby, 1981; Slezak, 1989, 2 Handy, 1964; Inbar & Stoll, 1972; Binmore, 1977: Ziman, 1978, a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 156 Qué es la cienci que son «reales»? Estas preguntas no tienen una solucién defin cuestiones epistemoldgicas que han de ser exploradas. En este capitulo hemos visto, no obstante, que la norma del universalismo orienta la empresa cientifica hacia la elaboracién de teorias generales, tipicamente compuestas por modelos conceptuales acerca de cuestiones cientificas abstractas. El «mapa» de cada cues- ti6n, como un lenguaje natural, es tanto colectivo como personal, No s6lo es una realiza- j6n colectiva, generada y sustentada gracias a la combinacién de los esfuerzos de muchos individuos [8.3]: es también un recurso colectivo, en tanto que esti disefiado y configura- do para que pueda ser compartido por una comunidad de investigadores®”. No es sélo un logro personal porque el cientifico, como individuo, contribuye personalmente a su cons- truccién: es, ademas, un recurso personal, porque todos lo llevan «en su cabeza» como una guia de investigacién y de uso didédctico y prictico™™. Lo que Hama la atencién en el tema de las cuestiones del conocimiento cientifico es que son extraordinariamente diferentes de las cuestiones correspondientes al mundo de la vida?” —el mundo del conocimiento ordinario™® [10.2]. Por ejemplo, el aceptado mapa cientifico de la quimica inorginica no s6lo clasifica todos los componentes quimicos en determinados tipos generales y representa las reacciones que tienen lugar entre ellos; es un amplio com- plejo de diagramas [5.12] que los quimicos descifran como si fueran palabras de un libro. Pero no siempre se hace referencia a las probetas, balanzas, réplicas, centrifugadoras y toda Ja demas parafernalia y operaciones fisicas propias de la vida del laboratorio. Esto no quiere decir que la imagen cientifica en término de estructuras abstractas no tenga sentido. Simplemente nos indica que los mapas y los modelos de esta cuestiGn cienti- fica son mucho ms sofisticados y requieren un esfuerzo interpretative mucho mayor que los mapas y los modelos que se utilizan en la vida cotidiana, Y ademas son auténticos mapas, con todo el poder cognitive de auténticés modelos mentales *! [8,/4]. Una investigadora quimica se centra en dos diagramas estructurales, los manipula mentalmente y concluye que la suma de algunos componentes —representados por otro diagrama— pueden transformar el primero en el segundo. Su tarea como profeso- ra es hacer que sus alunos consideren esta interpretacién como un modo natural de pen- samiento. Las cadenas de significados que se establecen entre la representacién ideal y la representacién empirica del mundo no son deductivas™?, sino que suelen ser muy exten- sas y han de darse por sentado en toda comunicacién cientifica formal’, Sin embargo, gran parte de la ciencia formal que se ensefia trata de explicar y moverse entre las dos cues- a, pero indican algunas 2% Harré, 1979; Jagtenberg, 1983; Arbib & Hesse, 1986, 27 Mukerji, 1989. 2 Giere, 1988, 2 Pivcevic, 1970: Schutz & Luckman, 1974; Kantorovich, 1993, 2 Bohme, 1992; Wolpert. 1992, 341 Cohen & Stewart, 1994. 2 Koimer, 1966: Toulmin, 1980. * Vollmer, 1984, 2% Millikan, 1984 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 160 Qué es la ciencia independiente, en tiltimo término de todas sus raices humanas, incluyendo incluso el «colec- tivo de pensamiento»* donde nacié y fue conformado. La norma del desinterés, junto con el resto del ethos académico, opera de modo que asegura que se puede hacer el corte de mane- ra limpia, sin dejar cabos sueltos de prejuicios personales, injusticia 0 mendacidad por los que se podria deshacer el consenso comunitario. 7.2. {Qué hace que la ciencia sea «interesante»? El ethos académico anima intensamente a que se produzca conocimiento. Pero no parece que le importe para qué es ese conocimiento’ —excepto quiz, para producir mas conoci- miento. La investigacién académica se orienta a, y celebra, la resoluci6n de problemas®, pero fundamentalmente problemas surgidos de investigaciones previas [8. /]. Esta idea de produ- cir conocimiento «por su propio interés» desafia el andlisis l6gico. No obstante, motiva de manera muy poderosa. Los cientificos académicos trepan a inmensas cumbres de conoci- miento, tanto porque, como el monte Everest, estin «ahi», como porque los grandes CUDEOS Hevan con facilidad a aleanzar la cima [3.8]. Por supuesto, lo que todo el mundo sabe es que el conocimiento cientifico tiene a menu- do gran aplicacién prictica. La sociedad en general apoya la ciencia principalmente por esa raz6n [2.4, 4.8]. Por hacer un juego de palabras, la ciencia es «interesante» no slo porque despierta intereses intelectuales, sino también porque puede servir a intereses materiales. En realidad, se puede cuantificar el factor de utilidad. Por encima de todo, la investigacién es una inversi6n inmensamente provechosa. Los economistas inflexibles calculan que cada 100 libras de dinero publico que se invierte en la ciencia académica proporciona, como media, tuna ganancia perpetua de aproximadamente 30 libras al afto en beneficios industriales, comerciales, médicos y también sociales’. El poder instrumental de la ciencia debe figurar, seguramente, en su filosofia’, pero, {dénde? Desde un punto de vista epistemolégico, la utilidad del conocimiento cientifico no es mas cuestionable que la utilidad de un mapa. La ciencia nos proporciona representacio- nes puiblicas, comunitariamente compartidas, de ciertos aspectos del mundo. Gracias a ellas podemos extraer directamente informacién, o inferirla racionalmente, sobre dénde estamos y a donde podriamos ir. Es cierto que el valor de esta informacién depende de que sea fia- ble y relevante. Es cierto que es necesario un experto especializado para utilizarla bien. Es cierto que, en las ciencias humanas —incluso en una ciencia tan formalizada como la eco- nomfa—, el mapa mismo forma parte de la accién?. Pero s6lo un metafisico muy sutil dis cutiria la existencia de circunstancias précticas en que el conocimiento cientifico sélida- mente fundamentado es potencialmente aplicable y materialmente beneficioso. 4 Fleck, 193 5 Segerstrale, 1991 ® Laudan, 1977. > OTA, 1986. * Rouse, 1987. ° Ezrahi, 1990. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 164 Qué es la ciencia? otra cosa se podria esperar? Se supone que un hecho cultural significativo, como el recono- cimiento pablico de un descubrimiento cientifico [8.9], conlleva suponer una cierta cantidad de negociacién social, si es que no una angustia extrema. En contra de lo que dice la Leyenda, nunca se pueden arreglar esas cuestiones apelando a la autoridad trascendental no humana, De hecho, la intensidad de estas negociaciones constituye tanta evidencia del sig- nificado intrinseco del hecho** como de las fuerzas que lo alistan en sus propios conflictos misteriosos. Lo que no prueban estas revelaciones es que la ciencia académica sea completamente corrupta. Al contrario, muestran que su sistema de comunicacién formal [3.3, 5.13, 9.3] esta lejos de ser un ritual vacio. Aqui, més que en cualquier otra parte, funcionan la norma de la originalidad y la regia de la critica, Opiniones inalterables tienen que ser defendidas en Piiblico frente a lineas nuevas de ataque [9.1]. Cuando dos cientificos acuerdan en privado respaldarse mutuamente en una controversia cientifica, deben, no obstante, idear argumen- tos plausibles que apoyen su posicién. Son plenamente conscientes de que los que contes- tan al pacto intelectual en sus negociaciones deben ser suficientemente s6lidos para sobrevi- vir en pleno tribunal de la opinién cientifica. Nadie escucharé su causa a menos que respete aparentemente las normas epistémicas, los valores ret6ricos, los compromisos metafisicos y demis intereses cognitivos de la cultura cientifica®. Y atin mas, la mayoria de los argumentos cientificos nuevos salen de los resultados publicados de investigaciones previas realizadas por otros cientificos. De hecho, los propios cientificos son los «usuarios» mas activos del conocimiento cientifico, y por eso tienen la mayor necesidad de que sea fiable. Estén profundamente incrustados en telarafias de con- fianza [5.7], tanto por lo que se refiere a que dependen de otros como a la aceptabilidad de sus propias contribuciones””. Estas telarafias son mas fuertes de lo que le puede parecer a alguien de fuera, Raras veces se contrasta por separado la fiabilidad de cada hilo, No obs- tante, las telarafias mismas se asocian a redes te6ricas [6.4] en las que los elementos defec- tuosos se manifiestan finalmente. Los cientificos en activo entienden perfectamente esta posibilidad que garantiza de una manera mas fuerte la fiabilidad que la amenaza de sancio- nes formales. En efecto, la ciencia académica es una cultura en la que la reputacién de fiabilidad —esto es, la credibilidad (8.10, 9.2|— es el primer activo personal’, Este activo es tan valioso como fuente a largo plazo de apoyo material y estima social” que no hay que arries- garlo por una ganancia a corto plazo. Eso se subraya enormemente en la educacién de los Cientificos y en su aprendizaje como investigadores, y esti reforzado por diversas pricticas sociales tales como la revisiGn por pares [3.7]. Para la ciencia madura, la fiabilidad de las cuestiones cientificas relevantes deja de ser un comportamiento aprendido o una estrategia calculada: se convierte, segiin el dicho, en una «segunda naturaleza». ° Merton, 1973. % Jagtenberg, 198: » Sismondo, 199: © Isambert, 1985. » Bondieu, 1975; Restivo, 1994: Rip, 1994. ichmauss, Segestrale y Jessuph, 1992. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 168 Qué es la ciencia? cognitivos humanos ampliamente compartidos, tales como el reconocimiento de las incon sistencias légicas [6.8] y la percepcién de patrones significativos [6.2]. No hay evidencia convincente de que hombres y mujeres difieran de modo significativo en este sentido. En estas ciencias, se hacen todos los esfuerzos para que la aceptabilidad comunitaria de las afir- maciones de investigacién recaiga en el ejercicio de estas capacidades universales. Hasta hace muy poco, una aplastante mayoria de los cientificos naturales han sido varones. No obstante, no hay nada que muestre que las comunidades investigadoras predominantemente femeninas aplicarian criterios cognitivos significativamente diferentes y llegar, de este modo, a juicios significativamente diferentes en su evaluacién de los descubrimientos de la inves- tigacién. Se puede argumentar, sin embargo, que nunca se pueden hacer esos juicios completa- mente de acuerdo con los criterios cognitivos pablicamente reconocidos, y que deben entrar en ellos otras consideraciones, incluyendo sesgos sociales generales. Por ejemplo, como a menudo seftalan las feministas, el propio lenguaje en el que se presentan los descubrimien- tos de la ciencia esté lleno de metéforas predominantemente masculinas (6.10, 9.7, 10.4). Eso puede ser cierto, De hecho, el compromiso personal con el ethos cientifico requiere al menos un minimo compromiso con los intereses sociales ¢ institucionales especificos en los que se inserta el trabajo cientifico™. Los valores que sirven estos dos en las presuposiciones y pricticas de la investigacién normal’. El sesgo que favorece estos valores es tan dificil de percibir por el cientifico como la viscosidad del agua para un pez que nada en ella. La dificultad reside en que la direccién de semejante sesgo esté, por lo general, infra- determinada por las circunstancias®. A veces no resulta del todo evidente cusil de dos teo- rfas en competencia —por ejemplo, la hereditaria versus la medioambiental para explicar un caso concreto de conducta animal— favorece los intereses particulares étnicos, de género 0 clase’, En realidad, el hecho de que uno u otro lado se valga de un descubrimiento cientifi- co en un conflicto social no prueba que sirva a sus intereses a largo plazo. Va mis alli del tema de este libro discutir cmo un elemento inofensivo de conoci- miento cientifico se puede convertir en un arma ideolégica en una contienda politica o rel giosa, Pero el hecho de que haya sucedido no prueba que esta pieza de conocimiento —por ejemplo, el «mito» del canibalismo ritual*— se «construyera» originalmente s6lo con ese propdsito [8.13]. No hay duda de que, a su debido tiempo, nuestros sucesores pueden ser capaces de detectar e interpretar esas tendencias como expresiones de nuestro peculiar zeit- geist —pero, incluso entonces, s6lo débilmente, a la tenue luz de la comprensiGn a pos- teriori®. En la mayoria de los objetivos practicos, hay que asumir que los efectos de los inte- reses sociales generales sobre la produccién de conocimiento en las ciencias naturales son Longino, en Callebault, 1993, + Gibbons et al,, 1994; Restivo, 1994. ® Longino, 1990. S Laudan, 1990, Segerstrae, 1992. ® Kolata, 1986b, ® Rorty, 1996. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 172 Qué es la ciencia? Esta falta de capacidad predictiva no es fatal para las ciencias humanas. Aunque hacer predicciones que tengan éxito constituye a menudo evidencia suficiente de la validez de una teorfa cientifica, no es una condicién necesaria para que sea aceptada por la comunidad [8.1]. Si ese fuera un criterio esencial de «cientificidad», incluso la més orgullosa facultad de ciencias naturales quedarfa diezmada. Eso tampoco significa que las ciencias humanas sean puramente contemplativas”® y no tengan nada que ofrecer en el mundo de la précica (2.7, 7.2]. Su papel instrumental directo es claramente limitado”*. La idea de que se usen para «hacer ingenierfa» con las personas y sus sociedades es totalmente errénea, quiz4 malévola’’. No obstante, en el mundo moder- no la acci6n exige continuamente conocimiento de la ciencia social”®. De hecho, incluso los problemas supuestamente solucionables por la aplicacién directa de conocimiento derivado de las ciencias fisicas siempre conlleva experiencia social, valores, intereses y fines”. Quizés la forma més simple de expresarlo es usando la metafora del «mapa». Las ciencias humanas no producen mediciones trianguladas ni cartas navales en las que podamos localizar una edificacién o trazar una ruta segura. Pero, en gran medida, iluminan y dan sentido a la vida social presenténdola intersubjetivamente mediante mapas esbozados, bocetos, diagramas explicativos, pinturas impresionistas y otras representaciones compartidas (6.4, 6.11]. Estas representaciones compartidas sirven a propdsitos pricticos vitales [/0.5, 10.6]. Revelan peligros ocultos y los caminos que hay a su alrededor”®, Nos dicen dénde estamos en el mundo de la vida social”, como personas. Al presentar la escena humana desde muchos puntos de vista diferentes, nos recuerdan la diversidad de nuestros valores y fines, y la plu- ralidad de caminos que llevan a ellos. Proporcionan esquemas coherentes de argumenta- cin —y también, para quienes las necesitan, ideologias*'— legitimando la accién colecti- va e individual en la esfera civil®?, John Maynard Keynes decia en broma que lo que los hombres précticos Hamaban sentido comin econémico era, por lo general, las ideas «de algiin economista, muerto hacfa tiempo»*?, Las personas de las sociedades avanzadas ahora forman en gran medida sus mapas culturales a partir de los descubrimientos de la investiga- cién académica en las ciencias humanas [/0.6]. Ya que esas sociedades son tipicamente plu- rales, las ciencias correspondientes deben ser igualmente plurales. De ese modo, la acepta- cién de una afirmacién de investigacién depende mucho menos que en las ciencias naturales de que se haga una contribucién convincente a un cuerpo supuestamente coherente de cono- cimiento «establecido». 7 Popper, 1945: Dews, 1986. ® Holzer et al., 1983; Ezrahi, 1990, 7 Orlans, 1976; Rosenmayer, 193; Midgley, 1992a % Capaldi, 1975; Smith, 1997, ® Dews, 1986. © Hesse, 1980. ™ Klausner, 1983. © Ezrahi, 1990. © Keynes, 1936. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 176 Qué es la ciencia? dentemente itil, como si se quisiera invertir la tradicién de pureza académica. De hecho, la ciencia postacadémica logra coherencia completa y adecuacién para la aplicaci6n®® extra- yendo y generando problemas, técnicas y resultados de investigaciGn de todas las partes del ‘«espectro de 1+D» convencional [8.7]. Pero, entonces, la utilidad manifiesta deja de ser un criterio de demarcacidn. La investigacién basica y el desarrollo tecnolégico ya se interpe- netran mutuamente: a la larga no se pueden distinguir. «El contexto de aplicacién» es un territorio brumoso, desconocido, incluso hostil”, para la ciencia académica [4.10], pero, ciertamente, no es un territorio vacfo, que espera ser colo- nizado por emprendedores investigadores postacadémicos. Al contrario, ya esté densamente poblado por comunidades profesionales y técnicas. Quienes emigran desde la ciencia acadé- mica pronto descubren que est muy subdividida en regiones gobernadas por otras institucio- nes sociales importantes: empresas industriales, firmas comerciales, departamentos gubernati- vos, organizaciones sanitarias, asociaciones de profesionales, etc. Dicho de otro modo, es un lugar en el que las comunidades cientificas interactéian con diversas organizaciones estrecha- mente vinculadas con los principales grupos de interés de la sociedad en general. En el «Modo 2», por tanto, equipos de investigadores en red [5./3], a través de un amplio abanico de organizaciones, producen conocimiento. Los miembros de estos equipos a veces tienen responsabilidades epistémicas muy diferentes, segin sus términos de empleo. Quienes trabajan para organizaciones gubernativas o firmas industriales no pueden descar- tar las potencialidades politicas o comerciales de su investigacidn. Quienes estén empleados por la universidad, comisionados con contratos a corto plazo para investigar, no estén en posicién de tomar un camino independiente. Las barreras contra los influjos externos son, por tanto, mas débiles que en la investigacién académica tradicional. Estos influjos no son hipotéticos. La ciencia postacadémica se organiza sobre la base de los principios de mercado”. Entidades investigadoras semiauténomas que se ganan la vida Hevando a cabo proyectos especificos apoyados por diversos cuerpos financieros, que inclu- yen firmas del sector privado y departamentos gubernativos, efectian la investigacién [2.8, 3.10}. Algunos de estos cuerpos hacen esfuerzos elaborados para fomentar la originalidad y Ja integridad cientificas. Pero incluso a las agencias piblicas casi académicas, como por ejemplo los consejos investigadores, se les instruye para que sean favorables a proyectos que tengan probabilidades manifiestas de «crear riqueza», 0 con aplicaciones priicticas sociales, medioambientales 0 médicas De hecho, un proyecto de investigacién postacadémica [8.2], por muy lejos que esté de que sea aplicado realmente, se clasifica segtin su uso potencial. Esta potencialidad puede ser muy primitiva u oportunistamente especulativa’®. No obstante, asigna el proyecto a la esfe- ra del influjo de cuerpos que tienen intereses materiales semejantes. Asi, por ejemplo, los descubrimientos de investigacién basica que se hacen en genética molecular tienen aplica- ciones potenciales en la produccién de plantas. Se cree, por consiguiente, que las compafifas * Midgley, 1989 % Ravetz. 1971 7 Ziman, 1991 (1995). ® Brooks, 1979. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 180, lé es la ciencia? preciso en casos concretos es, a menudo, cuestién de seria negociacién en la conexién entre la academia y la industria, Todo lo que digo es que los intereses materiales de cuerpos ajenos a la ciencia definen en gran medida el «contexto de aplicacién». Los cientificos postacadémicos se basan ple- namente en esos cuerpos para ser financiados [3./0, 4.9]. Pero no pueden pretender crédito profesional por el conocimiento que producen sin tomar cierta responsabilidad por su dest no, Evidentemente, si se representa mal o se oculta inadecuadamente, la pérdida de credibi- lidad se refleja en toda la empresa cientifica'®. En una época en que la mayoria de los ciu- dadanos desconfian de los dictimenes gubernativos y de la industria, eso significa que la ciencia es un lobo de la misma camada. 7.10. {Objetividad o emancipacién? La transicién al «Modo 2» ha dafiado claramente la credibilidad callejera de las ciencias humanas de un modo mucho mas serio que el de las ciencias naturales. Como hemos visto, los descubrimientos de investigacién de las ciencias humanas son inherentemente inciertos y no se pueden disociar de los valores humanos ni de los intereses sociales. Ofrecen poco alcance para la reproduccién experimental, la confirmacién predictiva o utilizacién muy fructifera (que son los indicadores tradicionales de «fiabilidad»). Hay mucho menos con- senso comunitario, menos trasfondo definido del Lemaine, 1980; Jagtenberg, 1983. % Star, 1983. ® Boden, 1990 ® Latour, 1987. ™ Galison, 1997. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 192 Qué es la ciencia? rales son realizadas siempre por grupos de estudiantes de doctorado, ayudantes postdoctora- les 0 colegas jévenes que trabajan en conjuntos de problemas interrelacionados o sugeridos por un cientifico mayor, A la vista de eso, esta disposicién jerarquica favorece enor- ‘memente al «investigador principal», que explota el trabajo cientifico de aquellos mediante el control de los fondos para la investigacién y la proteccién laboral’'. Pero también benefi- cia a los investigadores inexpertos proporcionandoles un entorno social e intelectual amable y protegiéndoles del riesgo de embarcarse en proyectos que estén mas alli de sus capacida- des®. En las ciencias humanas, en las que los proyectos de investigaci6n son, tépicamente, menos arriesgados y estén menos estrechamente ligados, se supone que los estudiantes licenciados son més auténomos a la hora de elegir los temas de investigacién y, a menudo, se equivocan por falta de guia’ Por el momento posponemos la discusiGn de los efectos epistémicos de la «colectiviza- cién del problema de la eleccidn». Por lo general, reduce las desigualdades en la calidad téc- nica de la investigacién incipiente. Los proyectos tienen que ser formulados de una manera mas sistematica, con respecto a normas consistentes con el concepto comunitario del «esta- do de la cuestién». Incluso los investigadores muy experimentados tienen que mostrar que todavia hacen «ciencia buena»™. La ciencia elimina un mont6n de basura inttil eliminando facen los criterios ortodoxos de racionalidad o factibilidad. Pero tam- bign elimina beneficios ocasionales [9.8] de resultados inesperados [8.9] de proyectos idiosincrasicos que fueron abortados antes de que pudieran nacer. 8.3. Las especialidades Para la mayorfa de las personas que no son cientificos, una de las principales caracterfsticas de la ciencia es que es sumamente especializada, Esa es una consecuencia inevitable de la exigencia de originalidad [3.6, 3.9]. En principio no puede haber dos cientificos académicos que realicen exactamente la misma investigacién. La competencia por los CUDEOS y los recursos (3.8, 4.9, 9./) les lleva a diferenciar su trabajo en diferentes campos 0 dreas de pro- blemas. Especializan sus capacidades ¢ intereses investigadores de modo que exploten «nichos» distintos en la ecologia del mundo cientifico® (9.7). Ya hemos observado algunos aspectos sociol6gicos y psicolégicos de la especializacién. Pero no olvidemos que las especialidades de investigacin se definen como dreas de pro- blemas. Son las arenas intelectuales locales en las que se disputan las afirmaciones de cono- cimiento™. Una de las principales responsabilidades de un investigador reconocido es estar © Btrkowitz, 1972 8 Tuner, 1990. © Bemal, 1939: Hagstrom, 1965, % Kate y Hartnett, 1976. % Mukeri, 1989, S Lemaine, 1980, % Chubin, 1976. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 200 “Qué es la ciencia? Por ejemplo, no se puede negar que el conformismo ciego no sea comtin en la ciencia —y se resume en la historia de los astrénomos que no querian mirar a través del telescopio de Galileo. De igual modo, a toda una generacién de gedlogos se les impidi6 (o fueron pre- venidos por sus pares) estudiar la idea de la deriva continental porque era completamente contraria a la creencia universal de que la corteza terrestre era rigida'®, De manera similar, muchos economistas se quejan ahora'®® de que es imposible investigar fuera de la economia del equilibrio general, a pesar de sus fallos manifiestos. Una vez més, como he insinuado antes, el hecho evidente de que la investigacién es una actividad social fue durante mucho tiempo «invisible» para los metacientificos porque parecfa estar en completo desacuerdo con la idea establecida de que la ciencia era esencialmente un proceso cognitivo [7.5]. Resulta evidente que los paradigmas tienen un gran poder sobre la investigacién, hasta en la menor escala, Ese no es s6lo un descubrimiento efectuado por la investigaciGn histéri- a y sociol6gica y que antes se ignoraba, Forma parte de la experiencia personal de cualquier cientifico académico que haya tratado de ir en contra de la tendencia de su especialidad. Ademis, se plantean las mismas cuestiones en el contexto més amplio posible —esto es, cuando toda la cultura humana es el paradigma en el que la ciencia ha de evolucionar y bus- car credibilidad [10.4]. La cuestién expuesta antes tan crudamente se plantea de nuevo a la hora de analizar el cambio conceptual [9.6]. A veces se argumenta que un nuevo paradigma revolucionario es necesariamente «inconmensurable» con el que ha suplantado'*, Pero si los paradigmas gobiernan tan firmemente nuestras ideas cientificas, ;c6mo pueden cambiar de manera tan radical? ;Es, en realidad, un proceso por etapas'* o hay, de hecho, procesos «sociales» no cognitivos que interrumpen la aparente continuidad de la base del conocimiento en el domi- nio cientifico™”? Como es de sobra conocido, el determinismo social hecho y derecho en la produccién del conocimiento conduce de manera casi inevitable al relativismo metacientifico [8.13, 10.7]. Por el momento, sin embargo, reservemos nuestra postura sobre la validez de esta doctrina epistemoldgica, contra la que existen argumentos muy sélidos. Por ejemplo, hablando desde un punto de vista légico, se desafia a sf misma por ser autorreferente!”, ;Por qué deberfa cualquiera estar convencido de semejante proposicién antiintuitiva, a no ser que ya perte- nezca al grupo social quien no puede hacer otra cosa sino creerla de cualquier modo (y entonces, qué)? ‘Ademés, al examinar los paradigmas cientificos desde una perspectiva naturalista, muchas veces vemos que influyen enormemente, pero raras veces de forma dominante [9.5]. Existe una enorme evidencia empirica de que los cientificos sf que honran, en ocasiones, la norma de Ia originalidad, pensando lo impensable, viendo lo invisible y observando en serio ‘2 Hallam, 1973, "© Loasby, 1989; Hodgson, 1993; Saviotti, 1996. Jun, 1962. 8 Laudan, 1990. 6 Pickering, 1984 %7 Comer, 1970; Shils, 1982; Bernstein, 1991. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 204 Qué es la ciencia? «buena ciencia»'”” tratan de reducir estos problemas a rompecabezas que no exigen més que las capacidades técnicas usuales en las que se les ha entrenado profesionalmente!., Convierten su campo de investigaci6n en un campo de ejercicio de una practica cultural especializada'™. En efecto, la ciencia normal limita las exigencias de la investigaci6n sobre la psique y el intelecto individuales. Es un medio por el que resulta bastante facil mostrar originalidad!™® sin perder la aprobacién social de la propia comunidad'*". Es el contexto cognitivo en el que se adquiere el conocimiento tacito de una especialidad de investigacién'®? y se aprende y practica el arte general de Ia investigacién cientifica"®, Bs la razén fundamental de la vida en el laboratorio™, que asegura que surge el orden de zonas de desorden' y que se pueden combinar coherentemente las comunicaciones de los laboratorios con diferentes «firmas»!", La nocién de ciencia normal tiende a presentarse como una actividad rutinaria que podria ser llevada a cabo perfectamente por técnicos bien entrenados [8.2]. Después de todo, incluso puede que la investigacién més «excitante» suponga un montén de atencién mecé- nica a los detalles. Se descubren nuevos planetas sélo tras interminables observaciones de los cielos, el nuevo entendimiento del comportamiento animal requiere afios de penosa observacién, los nuevos teoremas surgen s6lo después de largos periodos de fiitil manipula- cién algebraica, etc. Pero esto no contempla lo esencial. Recuérdese que también se da lo inverso, que un fenémeno natural en apariencia gris y comin, como por ejemplo la luz que procede de un objeto «al rojo vivo», la fragilidad de un cristal, 6 el crecimiento de moho en una placa de agar, pueden constituir el punto de partida de un brillante descubrimiento [8.9]. La «nor- matidad» de una parte de la investigacién no se mide en términos del caracter tedioso de sus métodos o de la familiaridad de su objeto de estudio, Se mide por la cantidad de investiga- ci6n que «yo también hago» en una especialidad, o por la proporcién de articulos cuyas citas se extraen de la misma lista cerrada. Es una actitud que se puede apoderar de los investiga~ dores casi en cualquier campo de la ciencia académica. Esto plantea una cuestidn evidente: existe progresién natural en la historia del cambio cientifico [9.6]? {En todo campo cientifico se pasa de forma tipica de la anarquia prepara- digmitica a 1a normalidad ortodoxa, con una fase intermedia limitada de descubrimientos excitantes y formacién de paradigmas'’? ; Toman el relevo, luego, cantidades crecientes de investigaci6n rutinaria cuyos resultados tienen cada vez menor interés 0 importancia!*? © Kitcher, 1993. "© Kuhn, 1962, "© Barnes & Edge, 1982; Markus, 1987. "© Bernal, 1939, ™" Lemaine, 1980; de Mey, 1982. "2 Lemaine, 1980; Hill, 1995. "85 Beveridge, 1950; Ravetz, 1971; Campbell, 1977; Zi ™ Tilley, 1980, 8S Latour y Woolgar, 1979. 86 Mukerji, 1989. "57 Topitsch, 1980; Hudson y Jacot, 1986. 18 Rescher, 1978. an, 1987. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 208 Qué es la ciencia? Pero atin tenemos que buscar cémo se formulan realmente los problemas y se transfor- man en proyectos'*, En concreto, tenemos que pensar acerca del efecto epistémico de inten- tar manejar con éxito la posibilidad de finalizar la investigacién para dirigit cientificos!, Qué hay en realidad de novedoso en este tipo de conocimiento producido de esta nueva forma? Resulta evidente, por ejemplo, que la ciencia académica s6lo tiene un respeto limitado por la autonoméa estratégica en la investigacién'* —es decir, la libertad que tienen los cien- tificos en cuanto individuos © pequefios grupos de definir sus propios programas de investi- gaci6n a largo plazo. De hecho, a menudo requiere investigadores sumamente cualificados que trabajen juntos en problemas que ellos no han planteado de forma personal, y que puede que ni siquiera hayan elegido colectivamente, como si fueran un equipo. En general, la cien- cia que se hace de ese modo es técnicamente «mejor» y es més «relevante» que si se dejara por completo a los juicios idiosincrasicos de los cientificos individuales. Pero la eliminacién del esfuerzo imitil en los proyectos aparentemente mal concebidos se ve compensado, en cierta medida, por un coste epistémico oculto. Eso significa que unas pocas conjeturas extravagantes nunca tendrdn la oportunidad de mostrar sus capacidades ocultas, que a veces son incluso revolucionarias. Asi, el efecto de la «colectivizacin» de la eleccién de problemas tiene que ser limitar el rango de variacién de los proyectos de inves- tigacién. Esto es significativo, porque se puede considerar que la ciencia académica es un proce- so «evolutivor'®, cuya eficacia a largo plazo depende de tener existencias de variantes sumamente diversificadas, asf como de un entorno altamente selectivo [9.7]. En la ciencia postacadémica, los problemas se preseleccionan socialmente, basdndose en hipétesis, antes incluso de que se aborden o puedan ser contrastados mediante sus resultados. {Cul serd el resultado, a largo plazo, de introducir este factor «lamarckiano» en el avance del conoci- miento!’”? No obstante, hay que subrayar que la finalizacién no equivale a predictibilidad [8.17]. Por ejemplo, en una disciplina finalizada como la fisica, se pueden emprender proyectos muy elaborados y caros teniendo la expectativa razonable de que se desarrollarén como se habfa planeado'*, No se sigue, sin embargo, que esos proyectos produzcan siempre los resultados previstos. A veces, como en el famoso caso de la «guerra contra el cancer»! rebasan con mucho el entendimiento basico necesario para resolver en realidad los proble- mas a los que se dirigian. En otros casos, como en la interminable saga de intentar aprove- char la fusiGn nuclear, el fin retrocede a medida que avanza la investigaci6n hacia él, Contables y directivos consideran que la «investigacién que fracasa> es completamente antieconémica. Pero los resultados «negativos» constituyen una parte esencial de cualquier "9 Restivo, 1994. + Restivo, 1994, "55 Jagtenberg, 1983; Varma y Worthington, 1995, ' Campbell, 1974. "7 Ziman, 1996" "6 Rescher, 1978; Restivo, 1994, "Studer y Chubin, 1980; Schafer, etal, 1983. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 212 Qué es la ciencia? En otras palabras, se favorece la finalizacién pragmdtica [8.6] sobre la unificac explicativa [10.1|. Por supuesto que puede que esta distincién no sea genuinamente cienti- fica. Puede describir, simplemente, el papel social cambiante de las disciplinas cientificas segtin maduran tedricamente y se hacen tecnolégicamente més efectivas'”*, De hecho, desde el punto de vista ético, hay mucho que decir con respecto a explicar detalladamente los fines practicos de la investigacién [7.9] en lugar de referirse vagamente a los beneficios materia- les del conocimiento que se produce «por su propio interés». El problema es que resulta bastante dificil que un cientifico académico decida, basindose en aspectos puramente cognitivos, qué investigacién efectuar en un determinado momento [8./] sin incluir la variedad de intereses y fines sociales que se verian finalmente afectados por sus resultados. También resulta dudoso que se puedan catalogar o prever las miltiples consecuen- cias culturales del conocimiento cientifico. Puede que la urgencia por hacer que los cientificos sean mas «responsables socialmente» en la eleccién de los problemas no tenga el efecto desea- do de producir conocimiento que es mas probable que se utilice de una manera beneficiosa!””. 8.8. Interdisciplinariedad se formulan y manejan los problemas de investigacién den- iplina establecida. Pero los «contextos de aplicacién», en donde encuentra sus problemas la ciencia postacadémica [7.9] no estan tan delimitados. Casi siem- pre son transdisciplinares. La ciencia postacadémica repudia la metifora de Ia universidad como cerebro conceptual, cuyos médulos permanentes son facultades y departamentos acadé- micos, cada uno de los cuales se ocupa nitidamente de la especialidad asignada. No se inhibe de tomar para sf cualquier problema bien planteado, ya sea basico o aplicado, que surge de forma natural en las zonas donde interactiian 0 se solapan las disciplinas tradicionales. En los momentos ret6ricos, la academia acoge bien una visidn amplia. Los académicos se extienden a menudo en alabar las virtudes que tiene la interdisciplinariedad, que hace pensar en una comunidad de santos eruditos, que marchan juntos bajo el estandarte de la teo- ria final, La tendencia real es la opuesta. Incluso los campos mas fundamentales de la inves- tigaci6n académica se han ido especializando, diversificando y fragmentando cada vez més [3.9, 8.3]. Asf pues, en principio hay muchas diferentes maneras en las que se podria des- baratar esta tendencia'”. Y, no obstante, el rétulo «interdisciplinar» puesto en un centro de investigaci6n ha pasado a significar poco mas que su opuesto «basico» por lo que respecta a sus intereses de investigacién'”, La ciencia postacadémica no es meramente transdisciplinar. Es desafiamtemente pos- moderna en su pluralismo'™®, Aprueba las definiciones amplias de conocimiento y diversi- 6 Topitseh, 1980. 7 Schafer. etal, 1983. Blume, 1988. 1 Weingart, 1995, 19 Gibbons, etal, 1994 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 240 Qué es la ciencia? siempre estd con nosotros: vivimos juntos, sobre todo por las percepciones compartidas que tenemos de él y no s6lo por fantasfas egofstas™. No obstante, la critica constructivista golpea el corazén de las ideas tradicionales de la originalidad cientifica”. Incluso las hip6tesis mas novedosas surgen de, y se apoyan en, las fuertes redes del «conocimiento establecido» [8./, 8./0]. La nueva ciencia casi nunca surge en un «cuarto vacfo» epistémico, Por lo general, surge en un territorio intelectual ya coloni- zado —a veces de manera miiltiple— por disciplinas académicas, especialidades de investi- gacién, paradigmas tedricos y otras estructuras sociales [8.4]. También debe justificar sus pretensiones de ocupar un lugar socialmente aceptable en estas estructuras, lo cual puede ser imposible, si supone desplazar un paradigma que est profundamente enraizado*”'. Dicho de otro modo, aunque un elemento de una teorfa abstracta esté 0 se haya convertido en «social- mente estructurado», tiene que encajar en el corpus global de «conocimiento piiblico»>”, Incluso las historias mds convencionales de descubrimientos cientificos se pueden leer de forma instructiva en este sentido. . Algunos constructivistas —en especial quienes subrayan el influjo de los intereses socia- les establecidos tales como la dominacién masculina [7.5]— interpretan eso como confor- mismo. La ciencia, dirfan, es un sistema dogmético que s6lo acepta nuevos descubrimientos que concuerdan con sus doctrinas ya recibidas. Pero recordemos que ningtin poder supremo establece estas doctrinas. Son aceptadas por la comunidad y constituyen los resultados ordenados de la investigaciGn previa. Su autoridad social deriva de la universalidad con que los cientificos en activo las respetan en la préctica. Una vez que se acepta, un nuevo descubrimiento de la investigacién se convierte en parte de la misma estructura que le da significado en primer lugar’”®, Al hacerlo, cambia, positiva o negativamente, la credibilidad de los elementos que se pretendfa que contrastara [8.10]. De hecho, incluso al formular un «problema», un cientifico social puede generar efec- tivamente «intereses» tales como valores y preferencias comunitarios [7./0] que quienes result6 que los tenfan no los reconoefan con anterioridad’"*, Sin embargo, al mismo tiempo, un nuevo descubrimiento refuerza las estructuras de conocimiento que se «dan por sentadas» [10.3] a la hora de disefiar e interpretar esta con- trastacién’”>, Por ejemplo, la interpretaciGn de la imagen de un satélite puede ser objeto de fuerte discusiGn por las diferentes partes, en una disputa geografica 0 ecoldgica, en la que cada una trata de elaborar en su propia construccién te6rica lo que sucedié en realidad en determinada regidn. Sin embargo, cuando acuerdan que esas imagenes si que constituyen evidencia vélida para esa disputa, afiaden autoridad social adicional a la tecnologia de la investigacin que fue en sf misma «construida» en el curso de disputas similares unos afios antes. % Suatic, 1935, °° Sismondo, 1993. 1 Pickering, 1984, Myers, 1990. © Jagtenberg, 1983. 4 Lindblom, 1990. 5 Varela etal, 1991: Sismondo, 1993. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 250 Mé es la ciencia? comunidad cientifica es un campo agonistico, en el que los investigadores cruzan espadas verbales sobre el significado de las afirmaciones de los otros, Esta argumentacién se da en foros muy distintos que van de los clubs en que los grupos de investigacién se retinen a tomar café, a los congresos internacionales. Puede suponer con- Versaciones en persona, correspondencia personal'’, redes electrénicas'® [5.13], debates ptiblicos o intercambios de opiniGn impresos en una publicacién especializada!®. Aunque muchas veces la publicacién de un determinado libro articulo desencadena notoriamente esos intercambios, puede que no sea mas que un episodio distintivo en una larga saga de dis- putas formales e informales”. En las Megaciencias, como la fisica de particulas de alta ener- ‘gfa, pueden darse principalmente estas interacciones dentro de los equipos de investigacién, antes de que se revelen sus descubrimientos”', En las ciencias humanas, en las que los inves- tigadores trabajan mas por su cuenta y el consenso no ¢s el tinico especticulo de la ciudad”, por lo general se dan en forma impresa, por lo general como reseiias eruditas de libros 0 ar- ticulos recientes. El conocimiento cientifico, asi pues, es tanto producto de la argumentacién, como de la ‘observacién 0 la actividad mental. Pero, qué significa eso epistémicamente? Es cierto que no se puede aceptar que las conclusiones de las investigaciones son propiedad de la comu- nidad sin que haya una serie de negociaciones criticas. Seguramente, las revisiones que esas negociaciones producen hacen que los resultados de las investigaciones sean mas «vailidos». Pero, dado que la norma tiltima de «validez» es la aceptabilidad por parte de la comunidad, eso es un t6pico. La norma del escepticismo no impone una exigencia epistémica independiente. Sim- plemente subraya y explicita més los criterios por los que se evalian las conclusiones de las investigaciones en una determinada comunidad investigadora® (6.8, 8.1]. De hecho, cuan- do los cientificos argumentan, muchas veces hacen referencia directa a principios metacien- tifcos generales —objetividad, empirismo, consistencia l6gica, «falsabilidad», etc.— que, por otra parte, se darfan por sentado*, ‘Sin embargo, amargas experiencias nos recuerdan que el valor de la critica depende enor- memente del espiritu con que se hace y se toma. Una argumentacién constructiva exige com- promisos compartidos con principios y fines bisicos, respeto por el punto de vista del otro, ‘capacidad para repetir opiniones opuestas y, sobre todo, deseo de entenderse mutuamente en vez. de ganar®s. En principio, las diversas précticas sociales asociadas a las normas del comu- nitarismo, el universalismo y el desinterés alientan estas virtudes. Desde sus orfgenes en el % Campbell, 1984; Rudwick, 1985: Isambert, 1985; Mukerji, 1989. " Mulkay, 1985. ™ David, 1995 Hagstrom, 1965, % Mulkay, 1969; Gilbert y Mutkay, 1984; Schaffner, 1994. 2 Tilley, 1980; Galison, 1987: Knorr-Cetina, 1995, 2 Markus, 1987. 2 Longino en Callebauit 1993. 2% Gilbert y Mulkay, 1984; Mutkay, 1985; Hull, 1988; Mulkay, 1991, 2% Collingwood, 1946; Bemstein, 1991; Longino en Callebaukt, 1993 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. El escepticismo y el crecimiento del conocimiento 275 El hecho es que la ciencia académica no se adapta bien al estudio de los «misterios». Lo cual no significa que esas cuestiones no se deban estudiar en absoluto. En una sociedad plu- ralista, ese es el papel que desempefia la ciencia «alternativa», de diversas maneras, la cual no se diferencia facilmente de la ciencia «ortodoxa»? excepto en que la producen institu- ciones «alternativas»?, Dicho de otro modo, los rasgos distintivos de la paraciencia son sociales y psicol6gicos, no epistémicos. Asf pues, mas que esforzarse por adquirir los CUDEOS comunitarios [3.8], a los inves- tigadores paracientificos les motiva, por lo general, el deseo de justificar un sistema de creen- cias preconcebidas. A veces estas creencias son, manifiestamente, religiosas™ [10.5], pero muy a menudo son sumamente personales e idiosincrdsicas. Este entusiasmo se muestra de diferentes modos, como informes sobre efectos apenas detectables, respuestas ad hoc a las criticas y reiteraciGn constante de teorias extravagantes*!, Lo que se afirma es, por lo gene- ral, tan incierto, fragmentario y heterogéneo que poco se puede progresar remitiéndolo para que lo evaliien los expertos iguales 0 mediante otro modo de evaluacién colectiva”?. Dicho de otro modo, no se puede rechazar un elemento concreto de conocimiento diciendo que es «pseudocientifico» debido, simplemente, a su objeto o baséndose en crite- rios internos de coherencia, plausibilidad, etc. Incluso lo que parece que es un completo sin- sentido puede contener un germen de verdad. Somos nosotros, ciudadanos y ciudadanas libres, quienes tenemos que decidir si merece la pena una mayor atencién, a través de la «ciencia» o por otros medios. Pero su credibilidad inicial debe depender de lo que sabemos sobre los procesos socia- les por los que se produjo, el grado en que lo atestigua una comunidad digna de confianza, etc. El «programa fuerte en sociologia del conocimiento cientifico (SSK)» requiere que se consideren todas las afirmaciones «de modo simétrico», sin sesgos metacientificos*®, Iré- nicamente, la asimetria entre ciencia académica y sus primos paracientificos es, precisa- mente, més pronunciada y significativa en sus dimensiones sociales*. 9.6. El cambio epistémico Otra cosa més que se puede decir del conocimiento cientifico es que cambia™S. Ademis, tiende a crecer. Eso no s6lo se aplica a la comunidad cientifica, que siempre ha sido una industria creciente [4.7] y a la bibliograffa del archivo [9.3], que se acumula automitica- mente. Se aplica también a la sustancia conceptual de lo que se considera bien establecido. 8 Nowotny y Rose, 1979; Regis, 1991; Midgley, 1992a. Restivo, 1994, © Randall, 1975; Kitcher, 1993. 21 Langmuir, 1953, 2 Merton, 1973; Klemke, Hollinger y Kline, 1980. 2 Bloor, 1976; Knorr-Cetina y Mulkay, 1983; Pinch, 1993. ™# Shils, 198: 2S Kitcher, 1993, a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ¢Entonces, qué podemos creer? 321 aunque no sin calificarlos o criticar el modo en que son construidos. De este modo, el rea- lismo naturalista'™ de las creencias que tenemos sobre muchas entidades del mundo de la vida podria ser descrito variadamente como «tealismo trascendental»'®5, «realismo politico»'™, «realismo cualificado»!®”, «realismo convergente»'™, «realismo critico»™, 0 «realismo cons- tructivo»2, en vez de «realismo ingenuo» metafisico, inventado y elaborado con esfuerzo por los fildsofos. Desde este punto de vista, la realidad de la entidades cientificas apenas parecen proble- maticas. Es sumamente claro que la orientacién generalmente realista es basica en todos los paradigmas de racionalidad encarnados en la cultura cientifica™. En efecto, las normas de la ciencia académica exigen que los cientificos se comporten como si creyeran en un mundo externo compartido que es suficientemente uniforme como para que puedan intercambiar informacién sobre 61°, Se podria decir que lo hacen por una cuestiGn politica, pero esté tan arraigado gracias a la enseianza y la préctica, que se «da completamente por sentado»™, Eso se aplica incluso a los estudiosos de las ciencias humanas je incluso cuando efectéan observaciones sobre el influjo de las construcciones ideol6gicas, ideales reificados y otras entidades irreales de la vida social! Esa creencia se ve apoyada por el conocimiento de que incluso a investigacién cienti- fica mAs intensa s6lo puede producir representaciones imperfectas de la «realidad>™., De hecho, la representacién que hace la mecénica cuantica del mundo de la microfisica es tan « Bohme, 1992. 2” Polanyi, 1958; Hill, 1995; Gaison, 1997. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 362 {Qué es la ciencia? Tremn, T. J. 1974. Review of Holton on Themata. Philosophy of Science 41: 415-18 [6 222). Tricker, R. A. R. 1965. The Assessment of Sciemtific Speculation (Londres: Mills y Boon) [5 127; 8 268, 270, 272]. Trouvé, J. M. 1992. «The evolution of science and the ‘tree ofknowledge’», en New Horizons in the Philosophy of Science, ed. por D. 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