El amor es comparable con un frondoso rbol de grandes hojas verdes, lleno de jugosos y apetecibles frutos. Ese rbol se levanta majestuoso en medio del espeso bosque protegiendo con su sombra una gran parte de ste; pero hay un solo problema, es que a pesar de ser inmenso el espacio que ocupa el rbol, slo hay cabida para dos. El amor, al igual que el rbol, sufre cambios dependiendo la estacin del ao en que se encuentra. En primavera (comienzo de la relacin) se presenta verde y lleno de vida, la pasin inunda el espacio, luce imponente, invencible, las lluvias (planificar una vida juntos) hacen que los frutos (los hijos) crezcan llenos de salud y que nos alegremos porque hay retoos en nuestras vidas. El otoo (la rutina) hace que el rbol luzca feo y seco, que llegue incluso a parecer que caer, pero lo que ste hace nos es ms que un ritual de renovacin, preparndose para florecer con mucho ms fe en la prxima primavera. Al amor, igual que al rbol, no le faltarn las aves de paso que pretenden asentarse en sus ramas y roer sus frutos; incluso, una que otra de esas aves, lograr llegar hasta las ramas y picar las flores (la confianza, el respeto, la fidelidad). Pero no son ms que eso, aves de paso, gorriones que llegarn, intentarn daar el rbol (el amor), pero si las races son profundas esto no podr pasar. El amor, al igual que el rbol, envejece; pero los lazos que se van tejiendo con el tiempo son mucho ms fuertes que cualquier viento de tormenta. Cuando el rbol envejece, al igual que el amor, luce ms dbil, pero slo en apariencia; ya que con el paso del tiempo no slo cuenta el te quiero, tambin cuenta el te necesito, el me haces falta, el cmo sera mi vida sin ti, l te conozco como a m.