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T. W. ADORNO ELSE FRENKEL-BRUNSWIK DANIEL J. LEVINSON R. NEVITT SANFORD LA PERSONALIDAD AUTORITARIA CON LA COLABORACION DE BETTY ARON MARIA HERTZ LEVINSON WILLIAM MORROW I mu UFsc-ay EDITORIAL PROYECCION BUENOS AIRES 1965 ‘Titulo de la obra, en el original inglés THE AUTHORITARIAN PERSONALITY Editada en 1950 por Harper & Brothers ‘Nueva York ‘Traduccién directa por Dora y Aida Cymbler Correccién técnica por el Dr. Eduardo Colombo piblicteea © yw. pete Lb! 2 Impreso en la Argentina Queda hecho el depésito que marea la ley 11.723 © Editorial Proyeccién "Avenida de Mayo 1370 Buenos Aires PROLOGO A LA EDICION EN CASTELLANO “La humanidad tiene sus mértires y sus apéstatas: 4a qué, Tepito, es preciso atribuir esta escision?” P. J. ProupHon 1. Los inquietantes conflictos sociales que vivimos rebasan los estre- chos esquemas de nuestros conocimientos, y parecen conmover todos los supuestos de un mundo que se nos presenta como en permanente situacién de crisis. Percibir una situacién como crisis significa que existe una ines- tructuracién del campo cognitivo, que se acentiian los sentimientos de pérdida y la ambigiiedad de los datos de que disponemos. Es por lo tanto tuna époea de cambio y liberacién, No esta el mundo cerrado por las res- puestas consagradas sino abierto a las preguntas y a la creacion, ‘Mas también podemos sefialar los factores que trabajan en contra, que se oponen al cambio y defienden las viejas estructuras. Generalmente son Jos elementos de primer plano porque los sentimos como resistencias que hay que vencer o enfermedades que debemos curar. Y estos procesos de defensa ante el cambio son el objeto de las siguientes consideraciones. En la corriente acelerada de la transformation social, vemos un mundo dividido por facciones encontradas, donde 1a busqueda de enemigos y la preocupacion por las fronteras, parece ser una necesidad de los hombres i y de los grupos pare afirmar la medrosa imagen que tienen de si mismos. Por lo tanto es de positivo valor en estos momentos indagar en los pro- cesos o tendeneias que llevan a discriminar, odiar y perseguir a las minorias, a los débiles 0 a Jos diferentes. ‘La orientacién actual de nuestra informacién permite formularnos muchas preguntas: ;Podemos encontrar, buceando en las pasiones de la 7 nifiez o en los deseos y frustraciones de los hombres, las claves que nos : expliquen las actitudes sociales de explotacién 0 sumisién? ;La idealizacién del propio grupo y la desconfianza y desvalor zacién de lo ajeno, tienen algo que ver con él totalitarismo, el genocidio, la caza de brujas? Las ideologias autoritarias solo pueden fructificar si un terreno fertilizado por el miedo y la inseguridad de los individuos las sustenta? ;En determinadas situaciones historicas existe en los pueblos una predisposicién latente a faceptar una rigida estructura de poder, como solucién a sus insatisfaccio- nes y angustias? ;Por qué persisten unos en la lucha por la libertad que es “monétona y terrible”, y otros apostasian de la humanided por un cerrado dogmatismo? Si bien es pi sible hacer una serie de disquisiciones sobre estas 0 parecidas cuestiones, lo cierto es que no disponemos del cuerpo de teorias y de los datos empiricos que las convaliden como para considerarnos cien- tificamente avalados en la btisqueda de las soluciones sociales que se hacen por momentos mas y ms perentorias 4 PROLOGO De cualquier manera, los intentos por conocer la realidad social del hombre son muchos y en formidable expansién. Pionera en este campo es Ja investigacién del fascismo potencial que se oculta bajo valores aparen- temente democraticos y que fue publicada en 1950 bajo el titulo de La personalidad autoritaria, haciendo referencia a una de las variables més jnclusivas que aparecia en el etnocentrismo, el antisemitismo y la discri- minacién politiea y religiosa. Es de sefialar que todo el trabajo eritico y la gran cantidad de investigaciones que continuaron por este sendero, dan testimonio de la importancia del enfoque central del libro, a pesar de todas las eriticas metodologicas y tedricas que pueden hacérsele y que se Je han hecho. Es que el tema nos adentra en un terreno del que implicita o expli- citamente todos tenemos alguna oscura conciencia, el terreno de las enfer- jmedades de la sociedad que por igual nos compromete y nos obliga a afrontar el problema o cerrar los ojos y buscar refugio en la huida, Bakunin decia que hay tres soluciones para el hombre: el libertinaje del cuerpo en el lupanar, el litertinaje del alma en la iglesia, o la revolucién social. De cualquier modo el cambio es un movimiento espiral indefinido —sin fin— que abarca la estructura de la sociedad y la personalidad de sus miembros. Una teoria de la aceién social debe dar respuestas a preguntas como Jas siguientes: ;Cuales son los elementos identificables de Ja estructura social que presionan hacia la aparicién de_conductas insatisfactorias para el sistema de la personalidad 0 del pequefio grupo? ,Cudles son las con- figuraciones de personalidad operativas para el cambio y funcionamiento de distintos sistemas sociales? ;Cudles son los factores que determinan que en la misma situacién social unos individuos estén motivados hacia las estructuras existentes y otros hacia una sociedad que no existe? En este libro los investigadores de Berkeley se orientaron hacia esta filtima pregunta al pensar-que las convicciones politicas, econémicas, so- ciales, es decir, las ideologias en distintas areas ‘de accién, conforman una pauta amplia y coherente que es expresién de profundas tendencias de a personalidad, y al indagar la génesis de estas tendencias. Tal vez parezca demasiado amplio o presuntuoso el panorama que planteamos frente a lo reducido de las respuestas concretas que las ciencias, sociales nos autorizan a dar. Pero es que se hace necesario, afirmaba Ba- chelard, “poner la cultura cientifica en estado de movilizacién permanente, reemplazar el saber cerrado y estatico por un conocimiento abierto y dinamico, dialectizar todas las variables experimentales”, ya que “frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse’. “La pregunta abstracta y franca se desgasta; la respuesta concreta queda.” Un factor de inereia se ha incrustado en el pensamiento. Estas consideraciones nos autorizan, creemos, a plantearnos el proble- ma del autoritarismo como una hipétesis general de la desorganizacién en la accién social, de manera tal, que mas que una respuesta a algunos de los problemas involucrados en las preguntas, es una pregunta mas, que busea el replanteo permanente de nuestra situacién social, a la que senti- mos‘como si nos emptjara a oficiar de martires o de apéstatas, si no queremos refugiarnos en la apatia del que achaca a los otros su propio destino. 2. Ex Avzonrranrsmo 2.1, El estudio de Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson y Sanford, tra- tando de hallar referencia empirica a la teoria sobre. el caracter autorita- rio, nacié de una preocupacién conereta por el antisemitismo, y reconoce PROLOGO. 5 importantes aportes tedricos previos. Otros autores —Maslow, Erikson, Fromm— habjan desarrollado ya la idea central de este problema. De ellos podemos perfilar una definicién general de autoritarismo que nos Neve al meollo del asunto; 1 autoritarismo, desde el punto de vista psico- Yégico, es una tendencia general a colocarse en situaciones de dominaciéxt © sumisin frente a los otros como consecuencia de una bésica inseguridad del yo. El sujeto autoritario “esta dominado por el miedo de ser débil” (Adorno), y por el sentimiento de culpa; “el sintoma mas importante de Ja derrota én la lucha por uno mismo es la conciencia culpable” (Fromm), y esto es el resultado de la presencia hegeménica de las tendencias sado- masoquistas, presentes, con diverso peso, en todas las personas cualquiera sea su grado de salud o neurotismo. Este aspecto se halla reforzado por los Tequerimientos culturales si, como algunos autores afirman —Erikson, Comfort— la sociedad urbana moderna es una sociedad centrada en la culpa. Diremos entonces que autoritarismo significa una predisposicién defen- siva a conformarse acriticamente a las normas y mandatos del poder inves- tido por el sujeto de autoridad. Desde el punto de vista individual, los putoritarios son personas que invariablemente se hallan dispuestas a coin- cidir con las autoridades porque necesitan la aprobacién o la supuesta aprobacién de éstas como un alivio de su ansiedad personal (Bay). En este esquema colocamos la ansiedad —que es la conceptualizacién ‘a nivel psicolégico del mismo aspecto que en un modelo mas abstracto llamariamos la tensién en el sistema—, como pivote fundamental para el anlisis. Es asi que a nivel del individuo, mas importante que los elementos autoritarios que encontramos en su ideologia, es la rigidez 0 estereotipia con que la usa para manejar un monto excesivo de ansiedad para su sistema de personalidad. Generalizando las conclusiones de Sarnoff y Katz sobre el prejuicio antinegro, podemos decir que ocurren tres clases de procesos motivacionales en la adopcién de determinadas ideologias politi- cas: 1° la necesidad de racionalidad o de dar un sentido al mundo que nos rodea; 2° la necesidad de aceptacién social, la de ser como los demés, y 3° la hecesidad de defender al yo de un monto excesivo de ansiedad. Es este Yiltimo punto el que caracteriza la predisposicién a adoptar ideologias autoritarias. 22. La situacién y el punto de vista. Para Maslow el autoritario ve el mundo “como una jungla en la que la mano del hombre esté necese- riamente contra otro hombre... y en que los seres humanos son concebidos como fundamentalmente egoistas, malos o estapidos”; tiene tendencia a considerar a los dems como rivales que son superiores y, por consiguiente, deben ser temidos, adulados y admirados, o inferiores y, por consiguiente, han de ser despreciados, humillados y dominados. Por el contrario, los autores de este libro, al construir la escala F, —que supuestamente detecta al fascista en potencia— ponen el acento en Ja visién que tiene el sujeto autoritario de una rigida estructuracién je- rarquica del mundo. Es decir que en lugar de la lucha de todos contra todos se enfatiza aqui el sometimiento a un orden preestablecido. Para C. Bay ambos temas expresan la misma tendencia de Ia perso- nalidad aplicada a situaciones sociales percibidas de manera diferente. “En una sociedad o en un circulo social percibido como estatico y bien organi- zado la personalidad autoritaria se interesa por la estratificacién del poder. Cuando no ve ninguns estructura de poder estable percibird, para establecer una, una lucha de todos contra todos”. 6 PROLOGO 23, La estructura situacional de la accién. Como las acciones de los hombres se desarrollan siempre dentro de determinados contextos de ex- periencia que llamamos situaciones, debemos buscar aqui, en Ja estructura Piiuacional de 1 accidn, los elementos del comportamiento autoritario. Si, Somo dectamos antes, 1 que caracteriza al autoritarismo es Ja utilizecion Ge una relacion de dominio-sumision, sado-masoquista, para controler un monto excesivo de ansiedad, tendremos que ver cémo aparece este relacin y los mecanismos de defensa a ella ligados en los distintos sistemas de Jcoidn implicados en la situacién. Tanto en el sistema de la personalidad, como en los sistemas sociales 0 cultureles, podemos detectar los atributos el autoritarismo que serian expresion de una desorganizacién en la accién. Si, como la define Parsons, la accién es concebida como conductas orien tadas a la consecucién de fines en situaciones determincdas, mediante gastos de energia regulados normativamente, la estereotipia o rigidez en Ja personalidad o en la estructura social que desvirtia los fines inhibiendo la operatividad del sistema en el medio, obligando a un gasto excesivo de energia en el mantenimiento del control o equilibrio del sistema, es un sintoma de la desorganizacién de la accién. ‘Veremos mas adelante el problema del poder y el autoritarismo en relacién a la rigidez de la estructura social. Nos ocuparemos ahora de otro aspecto de la situacién. En todo comportamiento podemos sehalar tres términos: el primer término es el mundo sociocultural; el segundo, la fase subjetiva 0 motivacién; y el tereer término, la definicién de la: situacién, “4 24. La ideologia. “El significado de Ja situacién es siempre una fun- cién de los medios y de las normas. Es decir, la situacién esta siempre en relacién con el punto de vista” (Meadows). Por otro lado, como afirma el conocido teorema de Thomas, “si los hombres definen situaciones como Seales, entonces son reales en sus consecuencias”. “En el mismo momento que ellos (los hombres) han dado una significacién a la situacién, su con- ducta subsiguiente y algunas de las consecuencias de esta conducta son determinadas por este significado” (Merton). El aspecto cognitive rela~ Gional entre los medios (instrumentos) y normas de la situacién por un ado, y los fines por el otro, esté dado por esta atribucién de significado, que en tanto es una definicién colectiva de la situacion entra a formar parte de una ideologia. “Una ideologia cs un sistema de creencias compartido por los miem~ pros de una comunidad —también un movimiento divergente de la cultura principal de una sociedad—; sistema de ideas que esta orientado hecia la integracién valorativa de la colectividad, por medio... de Ja interpreta cién de la situacién en la cual ésta se halla ubicada” (Parsons). Una ideologia al definir la situacién —el marco cognitive de la accién— elimina drasticamente la aleatoriedad de la conducta (colectiva) y reduce fas posibilidades alternativas, lo que condiciona Ja orfentacién (direccién) de las situaciones consecutivas. E] auge de una ideologia, entonces, influye unidireccionalmente en el desarrollo historic cerrando las perspectivas de eleccién. Las ideologias autoritarias, y mas si disponen de una alta coherencia interna, limitan el gambio social y tienden a la rigidez de la estructura, reforzando otras tendencias estructurales de la misma situacion. Pero una ideologia no incluye solamente el significado de una situa cién, “Para constituir una ideologia debe existir como rasgo adicional (al Sistema de creencias) un cierto nivel de compromiso valoretivo con la Grecneia como aspecto de pertenencia a la colectividad; la adhesion al FROLOGO 7 sistema de creencias es institucionalizado como parte del rol de pertenencia a la colectividad” (Parsons) Como sabemos, el sistema de creencias, la ideologia, cumple una fun- cién adaptativa, estabilizadora, integradora, para el sistema de la per- sonalidadsAhora bien, el problema de “La Personalidad Autoritaria” es la aquiescencia de la personalidad a las definiciones socizlmente propuestas (ideologias), en la medida en que estas definiciones son una orientacién cognitiva hacia la situacién, funcional para la estructura motivacional del sistema de la personalidad. “...una ideologia racionaliza estas selec- ciones valorativas, da razones de por qué una direccién de eleccién debe ser preferida a su alternativa, y por qué es correcto y apropiado que esto sea ast” (Parsons). De ser cierto lo que proponiamos, a saber: que el autoritarismo es un tipo de desorganizacién de la accién (teoria del control de un monto excesivo de ansiedad para la capacidad del sistema) por un aumento de la tensién en los sistemas de accién, las ideologias autoritarias en les so- ciedades centralizadas con una rigida estructura de poder, cumplen fun- ciones directamente homélogas a la racionalizacién en el sistema de la personalidad que necesita de esta estrategia del conflicto. La articulacién entre la estructura social y la personalidad se da a través de la ejecucién de roles (conducta de rol); la ideologia y la per- tenencia al grupo estan integradas en el rol social del sujeto, pero el rol, en funcién de las expectativas de ajuste de los actores en una situacién social, incluye también las estructuras de conducta —configuraciones es- peeificas de los mecanismos de control de la ansiedad en la relacién sujeto- objeto—; en la medida en que el rol es una pauta institucionalizada de conducta podemos conceptualizar los mecanismos de control de la ansiedad en un nivel sociodinamico e institucional, y no solamente como componentes del aparato psiquico. Podriamos decir asi que el rol sociel, las ideologias, las normas, las instituciones expresan, congeladas, las téenicas de control de la ansiedad. En esta dialéctica situacional de la accién el autoritarismo aparece como una particular configuracién de técnicas para manejar un cuantum de ten- sion en el sistema, que no puede ser utilizado en la operacién. Desde este punto de vista tanto las ideologias conformistas como las revolucionarias pueden contener esta ordenacién autoritaria; lo mismo ceurre si las dividimos en ideologias de izquierda o de derecha. 3. La Personaipap Avrorrrarra a 3.1, Vamos a volver ahora sobre la personalidad, uno de los sistemas indicados en la situacién. Tendremos que hacer algunas consideraciones sobre los aspectos mas generales de ia formacién de la personalidad, por el siguiente motivo: una de las ideas centrales de “La Personalidad Auto- ritaria” es que la ideologia y las necesidades fundamentales del individuo forman un todo organizado dentro de él. Esto supone, como explicitamente se afirma, la mutua interdependencia de personalidad y sociedad. Leemos en la presentacién del problema: “Puesto que admitimos que Jas opiniones, las actitudes y los valores dependen de las necesidades hu- manas, y que la personalidad es esencialmente una organizacion de nece- sidades, podemos considerar la personalidad como un factor determinante de las preferencias ideoldgicas.” Pero la personalidad “no puede. aislarse jamés de la totalidad del sistema social dentro de la que se desenvuelve”. “Las influencias mas importantes sobre el desarrollo de la personalidad se presentan en el curso de la educacién del nifio dentro del circulo familiar.” 8 PROLOGO “flo significa que los grandes cambios en las condiciones y las institucio- nes sociales tendran accién directa sobre los tipos de personalidad que se formen dentro de una sociedad.” Como ya dijimos, uno de los aspectos de la ideologia para el individuo, es @! papel que cumple en la adaptacién del sistema de la personalidad al medio; en este sentido es una racionalizacién de sus intimas tendencias ¥ conflictos, pero al mismo tiempo es un cuerpo de creencias socialmente Geterminado. Entiéndase bien que en este sentido “racionalizacién no es sinénimo de felsedad, La racionalizacién es un aspecto psicolégico del proceso pensante que no define de por si lo verdadero de lo falso. En lo que a mentira o verdad atafie, la decisién depende enteramente” de otros factores (Adorno). Indiscutiblemente en todo esto, y como se especifica al comienzo del libro, esta implicada una teoria de ia personalidad. En ella se hace hin- capié en las experiencias tempranas como fundamentales en la integracién de] yo, lo que nos permitira distinguir dos tipos de autoritarismo: el tradicional y el ideolgico. Distincién importante ya que en una determi- nada situacién podemos advertir fuertes tensiones, inseguridad y evidentes frustraciones sociales y si bien esto presiona hacia el comportamiento au- toritario, no todos los individuos estaran dispuestos a adoptarlo. Aqui la estructura de la personalidad es de capital importancia, y ia estructura depende de la génesis. Si, como proponiamos antes, el autoritarismo es una técnica individual y socialmente propuesta para manejaf un monto de ansiedad excesivo para Ja capacidad del sistema, los mecanismos psicolégicos instrumentales’ (di- sociacién, negacién y externalizacién del conflicto —proyeccién y despla- zamiento—) son utilizados por todos los sujetos en una situacién de tensién. Pero replanteemos el problema de la personalidad. “La interseccién de um sistema cultural con otro no cultural (el organismo) dentro de un en- cuadre individual genera inevitablemente un tercer sistema: el sistema de Ia personalidad del individuo. Este ultimo relaciona el sistema cultural con otros no culturales” (Wallace). Ademas el modelo dindmico utilizado su- pone un grado de fensién permanente en el sistema que posibilita el cambio, en el sentido de las modificaciones operantes sobre el ambiente y el mantenimiento del equilibrio 0 los limites del sistema. La integridad del sistema én su ambiente se mantiene (ya que es un sistema interaccional) por los procesos de “asignacién” mediante los cuales los esfuerzos del or- ganismo hacia la gratificacién —buisqueda y alcance de las metas externas ¥ consiguiente reduccién de tensién— son distribuidos entre los diferentes dbjetos y ocasiones disponibles; y las oportunidades de gratificacién que ofrece el medio social, entre los distintos requerimientos del organismo. Estos procesos mantienen el conflicto y la ansiedad dentro de los limites exigidos por el funcionamiento del sistema de la personalidad; si fracasan en esta funcién, actiian los mecanismos especiales de defensa y adaptacién (Parsons) Estos procesos a lo largo del desarrollo configuran una estructura particular y exclusiva de personalidad. Ademés, las “conductas idénticas desde el punto de vista deseriptivo pueden diferenciarse en cuanto a su importancia psicolégica, debido a distintas raices genéticas”. Toda condue- ta es un resultado epigenético. Lo que significa también que el que una conducta sea empiricamente pertinente a Ja situacién en que se produce, no explica por sf solo la aparicién de esa conducta, y que la explicacién debe ademés considerar las leyes epigenéticas que originaron la conducta (Rapaport) ; y las estructuras del sistema usadas en la conducta en cuestién. PROLOGO 9 Es decir, las estructuras de la personalidad formadas en relacién con Jos contextos experienciales posibilitan o dificultan las conductas autori- taries en un momento dado, por lo que podemos hablar de una personalidad autoritaria o predispuesta a utilizar las estructuras socioculturales auto- ritarias en la solucién de sus conflictos internos. En este sentido habria un indice de autoritarismo cuyo mayor peso relativo caeria en el sistema de la personalidad. Lo expuesto nos serviria para diferenciar dos formas de autoritarismo. Siguiendo a Germani en un estudio sobre antisemitismo podemos sefialar dos formas de expresién del prejuicio. “Le primera estaria constituida por Jo que Hamamos antisemitismo tradicional: se trata de la aceptacidn pasiva de ciertos estereotipos que son bastante comunes en el grupo en que uno vive. E] antisemitismo de la poblacién rural es de este tipo sobre todo. La segunda forma consistiria en una actitud ideolégica mucho més precisa y elaborada. Mientras la primera no corresponde necesariamente a un tipo especial de personalidad, en el segundo caso el antisemitismo seria la ex- resin de lo que se ha denominado el “‘sindrome autoritario”. De la misma manera podriamos sefialar una aceptacién pasiva de las normas autoritarias del grupo, que estarfs en relacién con la primera forma de antisemitismo, y también con Jas dos primeras motivaciones de las con- clusiones de Sarnoff y Katz antes citadas; y otra utilizacién de la estructura autoritaria en funcién de las necesidades de la personalidad. Ambas se conjugan en la situacién y se realimentan mutuamente. 3.2. La nifiez y la familia, El agente socializador inmediato para el nifio es su grupo-familiar. Se ha dicho que “la sociedad sufre todos los dias una terrible invasién: nace dentro de ella una multitud de pequefios barbaros”, Pero estos barbaros no sufrirén pasivamente el modelamiento cultural, ni impondran su pauta genética o equipo instintual a su época Ahist6rica. El hecho humano se da en otro nivel de significacién. La estruc- tura social determina la ubicacién del sujeto humano en determinada red de expectativas de rol. Aprende a manejar su relacién con los otros; se hace un estratego de las relaciones interpersonales. Pero de este modo crea sus propias estructuras internas de motivaciones, al mismo tiempo que se integra en las estructuras simbélicas de su tradicién cultural. Puede ser un consumidor o un creador de cultura, Puede ser un sujeto alienado, ‘manejado por los otros, dominado por los sistemas de influencia y poder de su sociedad, o asumir internamente el conflicto, motor del cambio, y ser un agente activo de la transformacién social. Como puede suponerse entonces, el tipo de relaciones que el nifio man- tiene con sus padres, las identificaciones parciales que realiza, la manera en que el yo del nifio integra los fragmentos de identificaciones dentro de su etapa de desarrollo y de las particulares expectativas de su cultura, orientaran si no determinaran las motivaciones, actitudes e ideologias de su personalidad adulta. Si, como afirma la teoria, el nifio pasa por etapas en donde predomina una u otra de las dos ansiedades basicas determinadas por el temor a la pérdida y el temor al ataque, junto con el sentimiento de culpa surgido de proyectar contra las figuras significativas los impulsos hostiles que sur- gen de las frustraciones que la sovializacién impone al nifio, podriamos suponer que las experiencias vividas en relacién con los modos de “educar” de los padres pueden determinar, en situaciones extremas, dos tipos polares de conciencia y superyo: “en un extremo estd el tipo basado casi exclusiva- mente en el temor al castigo (el tipo persecutorio) y en el otro el tipo basado predominantemente en el temor a herir o desilusionar a algo que 10 PROLOGO se ama (el tipo depresivo). El primero tendera a responder a sentimientos de culpa por medio de propiciacién, el segundo por reparacién. La primera personalidad tendera a ser autoritaria; ]a segunda humanista” (Brown). Pero, ;cual es el tipo de constelacién familiar que determinara la pauta autoritaria? La investigacién empiriea es pobre en este sentido. Podriamos decir, con los datos de este libro, que los padres imponen una “disciplina severa y amenazante” que es vista por el nifio como arbitraria. Los roles familiares estén basados sobre todo en la relacién dominio-sumision; los objetivos en la educacién son muy convencionales, se hace hincapié en los valores rigidos y estereotipados; hay gran ansiedad por el status. Todo esto determina ‘en el nifio una franca hostilidad contra los padres que debe ser reprimida por las mismas caracteristicas del grupo familiar. Esto leva a la idealizacién de los padres; “y en la medida que la idealizacién deriva de la necesidad de proteccién contra los objetos perseguidores, es un medio de defensa contra la angustia” (Melanie Klein). Algunos datos mas encontramos en Iz investigacién de Ackerman y Jahoda sobre la psicologia del prejuicio antisemita, Estos autores sefialan que “no se encuentra ni un solo ejemplo de armonia permanente entre los padres” de los sujetos antisemitas, y si una “radical hostilided” habitual- mente racionalizada con una diferencia de clase social, de grupo religioso, etcétera, Pareceria también que ese conflicto estuviera reforzado por las diferencies entre los padres en cuanto a sus tendencias 2 la dominacién o al sometimiento, “siendo dominante y agresivo en extremo uno de los cén- yuges, sumiso, débil y masoquista el otro. Lo mas frecuente era que la madre representara la dominacién agresiva”. Otro de los elementos sefialados por estos autores es que en esta si- tuacién uno-o ambos progenitores rechacen él hijo. “El hecho de haberse sentido indeseado, rechazado, se relaciona intimamente con uno de los conflictos dominantes en e] antisemita adulto: el conflicto acerca de la propia personalidad y la consiguiente confusion de la imagen del yo.” Este hecho tantas veces sefialado de la debilidad del yo, la inseguridad bésica, © la confusién en la imagen del yo, es una de las fuentes de la necesidad de buscar enemigos, concretos exogrupos, razén de todos los peligros. La externalizacién del conflicto delimita las fronteras del propio yo, lo dife- rencia de los otros y posibilita la descarga de la hostilidad. De cualquier manera podriamos pensar que la estructura familiar 21 mismo tiempo que participa en la génesis del conflicio central del sujeto autoritario, también posibilita un tipo de solucién junto con la estructura social mas amplia en la que estA inserta; pero conociendo todos estos ele- mentos atin no podremos predecir si un individuo sera autoritario o no. Evidentemente intervienen muchos factores intercurrentes: multiperte- nenela a grupos, experiencias correctivas, etcétera. El problema esté en el manejo que hace el yo (ego-sintesis. Erikson), aunque haya una presin social hacia determinada solucién del conflicto, Un esquema muy simple podria ser el siguiente: (Ackerman y Jahoda: El complejo de Edipo en el antisemita.) “En primer lugar se produce la identificacién con el progenitor débil, demasiado riesgosa para que per- dure, y que habré de ser sustituida por la identificacién con el més fuerte” (identificacién con el perseguidor). “He ahi un factor que conduce al antisemitismo basado en la identificacién con los débiles judios, lo cual explica por qué se descubre muchas veces que el repudio conciente de los judios va acompafiado de una fuerte identificacién inconciente con los mismos”, PROLOGO ll La identificacién inconciente con lo rechazado, con lo que conciente- mente nos desagrada, estd en relacién con lo que podriamos Hamar la identidad negativa. La identidad negativa “consiste en les imagenes del cuerpo violado (castrado), del grupo étnico rechazado y de la minoria explotada®, (Erikson) 33. El adolescente y el adulto autoritario. “La sumisién a la auto- ridad, el deseo de un lider fuerte, la subordinacién del individuo al Esta- do”, lo mismo que el convencionalismo y el conformismo, es decir la supeditacién a los elementos externos de la realidad, se debe probablemente “ala incapacidad de dar forma a una autoridad interna, esto es, la con- ciencia”. “Segin otra hipétesis, la sumisin autoritaria seria, por lo comin, una manera de dar salida a los sentimientos ambivalentes hacia las figuras de autoridad: ocultos impulsos hostiles y rebeldes, reprimidos por el temor, evan al sujeto a exagerar el respeto, 12 obediencia, la gratitud, eteétera” (Adorno). Diriamos que el autoritario, inseguro y débil en su interior, necesita imperiosamente de la aprobacién de los padres para orientarse en un mundo que siente como amenazante, pero esta necesidad de depen- dencia genera en él la hostilidad reprimida, la rabia impotente ante quien debe someterse. Para aliviar en algo su yo amenazado, idealiza a las figuras investidas de autoridad, y arremete contra los otros, los extratios y ajenos, para descargar, desplazada, su agresividad contenida. Si bien ésta es la imagen clasica del autoritario adulto, que acentia los valores del endogrupo y la importancia de la organizacion jerérquica del poder, los jévenes autoritarios aparecen frecuentemente como no con- formistas y tienden a participar en grupos ideologicos divergentes de la cultura central de su sociedad. La adolescencia en nuestras sociedades es una etapa critica donde se siente con frecuencia como a punto de perderse el trabajosamente al- canzado sentido de identidad interno y fuerza a dramAticas recomposicio- nes de los fragmentos de identificacién utilizables de acuerdo con las exigencias de una cultura en rapido cambio, El joven autoritario mds inseguro y débil, se agarra a los simbolos externos de su identidad con mayor fuerza que el no autoritario, Por eso aumenta su preocupacién por el status y el prestigio social. “El medio de que se sirven los jovenes ‘varones para contrarrestar los efectos de la inseguridad de su status social, consiste en asociarse y formar grupos con otros jévenes de la misma edad” (Heintz), grupos que se encuentran en oposicién abierta con el mundo de los adultos. Otra vez el conflicto como biisqueda de limites y de afirmacién interior. ‘Al mismo tiempo, el cambio social rapido en el sentido de la secula- rizacién ha producido una modificacién importante en la familia como grupo primario. E. Shils sefiala tres clases de grupos con vinculos prima- rios: el grupo primario primordial, de afiliacién involuntaria, con sus as- pectos tradicionalistas, seria un tipo de grupo familiar que tiende a des- aparecer en las sociedades modernas; para dejar paso al grupo primario personal y al grupo primario ideolégico. En estos dos tiltimos la afiliacién es voluntaria, pero el grupo ideoldgico comparte con el primordial el sen- timiento de lo sagrado de su unién. Los grupos adolescentes en las sociedades urbanas centralizadas ad- quieren cada vez més la caracteristica de grupos ideolégicos, y son estos grupos los que dan la pauta de la sumisién autoritaria con la exigencia de participacién total, lo que permite expresar mejor la hostilidad encu- bierta hacia los padres (objetos reales de la hostilidad reprimida), ya que Ja familia funciona como exogrupo o grupo de referencia negativo. 12 PROLOGO E] joven autoritario es pues un ereyente de alguna fe secularizada de izquierda 0 de derecha, dogmatica, politicamente totalitaria y nacionalis- ta por lo general. 4, La Estructura Socrat 4.1. Retomemos un aspecto que habiamos sefialado antes: el autorita- rismo en los sistemas socioculturales. Nuevamente nos encontramos con og dos aspectos de le estructura situacional, que como en el sintorna neu- rotico, son la expresin de un desorden al mismo tiempo que su solucién o intento de solucién. ‘Al hablar de la personalidad entendimos el autoritarismo como una hostilidad irracional generalizada, expresada por canales institucionalizados sobre los exogrupos, como una necesidad interna del sistema; pero todos Jos autores quo se han ocupado del tema sefialan que “en dltima instencia ja causa de esa hostilidad irracional hay que buscarla en la frustracién social y en la injusticia social” (La Pers. Aut.). “Por ende, es obvio que Jos medios psicolégicos no bastan para modificar la estructura de la per- sonalidad del fascista en potencia, Es ésta una tarea comparable a la de éliminar la neurosis, la delincuencia o el nacionalismo del mundo, pues todos estos males son producto de la organizacién total de nuestra sociedad y, por consiguiente, sdlo pueden cambiar con la sociedad misma” (La Pers. Aut.). Entonces, si enfocamos nuestra atencién sobre Ja estructura y funcién de los sistemas sociales —sistemas de accién relativamente durables com- partidos por grupos grandes o pequefios de personas— podriamos sefialar la rigidez de la estructura como un intento de control social surgido de ja ansiedad ante el cambio. El cambio social rapido produce la ruptura de los marcos normativos y las estructuras sociales facilitando la anomia y la conducta divergente. “La anomia es concebida, entonces, como le quiebra de la estructura cultural, que tiene lugar en particular cuando flay una disyuncién aguda entre las normas y los objetivos culturales y Jas capacidades socialmente estructuradas de los individuos del grupo para actuar de acuerdo con aquéllos. En este concepto, los valores culturales pueden ayudar a producir una conducta que se contrapone 2 los mandatos Ge los valores mismos” (Merton). Las conductas divergentes son modos de adaptacién a la anomis. Mas la “conducta divergente misma tiene sus normas”, La conducta divergente socialmente pautada como modo de adap- tacién al anomia tiende, salvo la relacionada con subculturas minoritarias, al mantenimiento de la estructura del sistema. “Bn palabras de Parsons y Beles, se vio que Ja desviacién tomaba cuatro direeciones fundamentales, segiin la necesidad de expreser el extra- famiento —incluso el rechazo de la adhesién al cambio en cuanto objetivo— ode maniener una conformidad compillsiva con el tipo normativo y con fa adhesion al cambio, y segim que el modo de accién fuera activa 0 pa- sivamente orientado. Hsto daba cuatro direcciones: las de agresividad y retraimiento en el lado del extrafiamiento, y Jas de actuacién compulsiva y aceptacién compulsiva del lado de la conformidad compulsiva” (Merton). odriamos hacer notar’ ahora que todos estos comportamientos se vuelean del lado de Ja rigidez estructural y se incrustan como resistencias a la va- riacién estructural en un sistema de interaccién social. 42. El Poder, Ahora bien, en la medida en que la rigidez de la es- tructura social estA en relacién con el aumento de Ja tensin en el sistema, es expresion de desorgenizacién en la accién, como deciamos antes, y ade- PROLOGO 13 més, 0 desde otro punto de vista, un intento de mantener la estructura del sistema, inhibiendo el cambio estructural. Si el aistema ha de sufrir un cambio profundo para integrar las si- tuaciones nuevas y resolver las 4reas de conilicto, el autoritarismo no Iihera las tensiones sino que las controla, aumentando la reglamentacién formal y reforzando las estructuras de poder. El aumento de tensién tiende: a ser derivado hacia conflictos sustitutivos, pero su acumulacién interna lleva a procesos de cambio brusco que conocemos con el nombre de re- voluciones. ‘El control de la desviacién, como fuerza opuesta al cambio, requiere, cuando la profundidad de la variacién es tan amplia que ha minado el acuerdo basico informal, de un aumento de las normas impuestas, es decir Gel control formal y explicito. Se refuerza la importancia del ritual. Ast ha dicho G. C. Homans: “Buena parte de la conducta legal es ritual en el sentido de qué, aunque pueda no tener mucho efecto sobre quien ha violado fa ley, de continuo la reafirma.” Cuando prolifera la reglamentacién formal, cuando se enfatiza el castigo y la importancia del ritual, podemos decir que la estructura del sistema se ha endurecido. El autoritarismo aparece en la superficie. Se hace evidente ahora que el autoritarismo en la estructura social esté directamente ligado a la estratificacién del poder institucionalizado. Podemos considerar el poder como un aspecto parcial de la estructura del sistema de influencia. Toda la interaccion humana es un proceso constante Ge influencias reefprocas. Pero que la influencia sea reciproca no quiere decir que esté igualmente distribuida entre las partes. Existen numerosas tazones humanas para que la influencia de uno hacia otro sea mayor que Ja del otro hacia uno. Pero por lo menos una de las razones estd en funcion de la estructura de poder. Bl poder consiste (Max Weber) en la probabi Sidad de que una de las partes de una relacién social pueda realizar su voluntad @ pesar de la voluntad contraria de Ja otra parte de la relacién. Diremos entonees que la coercién se halla intimamente relacionada con el poder, “Vale la pena hacer notar que en situaciones no coereitivas —como PP voto de la mayoria, la propaganda, etcétera— las sanciones permanecen en el trasfondo y no se las hace actuar, a menos que se oponga resistencia al poder; en este caso es muy probable que las acciones no coercitivas se ‘onviertan en coercitivas. Por esta razén la fuerza ha sido denominada liltima ratio (Schermerhorn). Es asi como podemos afirmar que el auto~ Htarismo es funcional a la centralizacién del poder, Ja libertad a la dis- iribueién de la influencia entre las partes de la sociedad —individuos y grupos—. 43, El control de la tensién. Las profundas modificaciones sociales parten del conflicto y generan nuevas y milltiples situaciones de conflicto =*conflictos de intereses, conflictos ideolégicos, conflictos de poder— que aumentan la tensién en los sistemas sociales y requieren permanentes ajustes. “Pues el ser humano vive en el borde del futuro de la experiencia, Ge modo que su orientacién normativa, tal como se desarrolla en la expe Seneia de la sociedad, constantemente revela que sus medios son inade- cuados. De este desequilibrio de 1a situacién surgen nuevos objetivos. Estos nuevos fines requieren otro sistema de relaciones, es decir un nuevo sistema de medios y, si es posible, de condiciones; y asi surge una nueva situacion” (Meadows). Bl fluiz constante del cambio, cuando la accién se desorganizs, en- cuentra resistencia y esta resistencia se objetiviza en la centralizacién del poder, En las sociedades rigidas “el poder politico tiene a'su aleance. todos 14 PROLOGO Jos instrumentos de poder econémico: los medios de produccién, los bienes de consumo, salarios y precios” y maneja los medios psicol6gicos de in. fluenéia —la propaganda y la educacién— (Neumann). La estratificac del poder, tanto econémico como politico, confiere privilegios y prerro- gativas a quienes lo detentan, y en la sociedad aumenta la inseguridad y Ja frustracin, Al acumularse las tensiones no aliviadas o parcialmente aliviadas, se dificulta el ajuste a las situaciones cambiantes reforzandose Ja tendencia a la centralizacién y a la estereotipia. En estas cireunstancias, la sociedad provee de los canales instituciona- lizados para la derivacién de la tensién —“valvulas de seguridad’— sin modificar los términos del conflicto: el contenido de la comunicacién de masas proporciona la base de una participacién sustitutiva que logra e! consumidor en el conflicto al identificarse con su héroe; los prejuictos raciales y religiosos, al canalizar la hostilidad hacia los exogrupos, contri- buyen a Ja estabilidad de las estructuras sociales existentes, etcétera, “El hecho de disponer de instituciones de valvulas de’ seguridad pro- voca un desplazamiento de la meta por parte del actor; ya no necesita aspirar a resolver una situacién insatisfactoria, sino simplemente a liberar la tensién que de ella surge. De esta manera le situacién insatisfactoria permanecera inalterada o se intensificaré” (Coser). Al desplazar la expresién de la hostilidad no se modifican los términos de la interaccién conflictiva, pero al volearla sobre un objeto sustituto “aunque se protegen las relaciones tradicionales, desviando la agresion lejos de esas relaciones, se crea una nueva relacién de conflicto, esta vez con el objeto sustituto” (Coser) Volviendo a nuestro punto de partida, y si como proponiamos, la tensién en el sistema, fuera de sus limites operativos, es manejada a nivel psicoldgico con los mecanismos de disociacién, negacién y externalizacién del conflicto, y estos mecanismos impregnan el contenido simbélico de todos los sistemas de accién, las instituciones sefialadas como valvules de segu- ridad son paradigmas de estos mecanismos de control. 5. Partimos de una conceptuelizacién del autoritarismo, para luego sefialar su funcionemiento en la personalidad y en los sistemas sociales, y apuntamos también que los medios psicolégicos no bastan por si solos para solucionar el problema, como resultaba obvio del planteo general. Los autores de este libro, refiriéndose al sistema de la personalidad, dicen: “...ciertas reformas sociales, por deseables, generales y revolucionarias que sean, no bastarfan por si mismas para’cambiar la estructura de la personalidad prejuiciosa. Para que ello suceda 0, aunque mas no fuera, pare contener el potencial fascista, es menester que e] hombre acreciente su capacidad para ver en su interior a fin de ser él mismo. Esto no puede lograrse dirigiendo a la gente, por mas que los conceptos que se utilicen estén perfectamente fundados en la psicologia; ademés, nuestro estudio confirma la difundida idea de que quien primero se apodera del poder serd el siltimo en querer abandonarlo”, Digamos entonces que la comprensién psicosocial del problema es fundamental, y esta comprensién surgira de las ciencias sociales; pero no es bastante, y por lo tanto, necesitara integrarse fuera del ambiente aca- démico en sistemas ideoldgicos abiertos que orienten el cambio social hacia los nuevos fines de una mas amplia y mejor integracién comunitari Epvanpo R. Coromso Buenos Aires, agosto de 1965. PROLOGO A LOS ESTUDIOS SOBRE LOS PREJUICIOS Actualmente el antisemitismo no se manifiesta con la furia destructiva de que, como bien sabemos, es capaz, También las enfermedades de la socie- dad tienen sus periodcs de quietud que permiten que el socidlogo las estudie, tal como el bidlogo 0 el médico, buscando medios més eficaces de preve- nir o reducir la virulencia del préximo brote. El mundo de hoy parece haber olvidado ya que hace muy pocos aiios, yen lo que se consideraba un baluarte de le civilizacién occidental, fueron perseguidos y exterminados, en forma mecanizada, millones de seres huma- nos. Sin embargo, eso desperté la conciencia de los muchos que se pregun- taban: cémo es posible que en una cultura regida por la ley, el orden y la razén, hayan perdurado resabios irracionales de los viejos odios raciales y religiosos; cémo se explica que pueblos enteros hayan presenciado tranqui- Jamente la exterminacién en serie de connacionales suyos; cudles son, en la sociedad moderna, los tejidos que se conservan cancerosos y muestran, pese a nuestra pretendida civilizacién, el anacrénico atavismo de los pueblos primitivos; y qué es lo que dentro de los organismos individuales respon- Ge a ciertos estimulos del medio con actitudes y actos destructivamente agresivos. Pero no basta ese despertar de las conciencias mientras no incite a la ‘biisqueda sistematica de una solucién. Muy caro ha pagado la humanidad su ingenua confianza en el efecto automatico del simple pasaje del tiempo; asi como no se disipan por arte de magia las tempestades, las catastrofes ni Jas epidemias, tampoco quien se complace en atormentar a otra persona deja de hacerlo por repentino hastio. El prejuicio racial es uno de los problemas contemporéneos que todo ¢l mundo discute tedricamente y nadie resuelve; cada cual se cree, en cierto sentido, su propio sociélogo, por el hecho de que la sociologia hunde sus raices en la vida cotidiana. Ahora bien; los hombres de ciencia, al superar las nociones comunes sobre los fenémenos, pueden sefialar rumbos al avance de la ciencia. En mayo de 1944, el American Jewish Committee (Comité Judio Nor- teamericano), en un intento de superar las ideas vulgares sobre los con- flictos entre grupos, invité a un conjunto de estudiosos americanos, de diversas procedencias y disciplinas, a una conferencia en torno de los pre- juicios religiosos y raciales. ‘Trazése en dicha reunién un plan de investi- gaciones que consagraba el método cientifico a buscar soluciones a pro- blema de tan fundamental importancia. Se aconsejé distinguir dos niveles de investigaciones: un primer nivel que, dentro de una esfera de accion més limitada, se abocara a los problemas encarados reiteradamente por los organismos educativos (por ejemplo: el estudio de las reacciones del pi- blico ante determinados aconiecimientos de actualidad, y 1a valoracién de diversas técnicas y métodos, como los de los medios de informacién, en cuanto a su repercusién en las relaciones entre los distintos grupos). El 16 PROLOGO otro nivel, de estudios fundamentales, es decir, destinados a incrementar los conocimientos sistematizados, en ese campo de investigaciones. El pri- mer nivel comprendia, sobre todo, buen numero de estudios limitados, que enfocaban con precisién un tema determinado. En la practica hemos comprobado que estos estudios menores resultaban més valiosos cuanto mas nos esforzdbamos por contribuir, también con ellos, a incremsntar los conocimientos fundamentales, La principal diferencia entre ambos plancs de investigacién parece estribar, en gran parte, antes que en diferencias de metodologia, experimentacién y técnica, en la mayor o menor sujecin al plan trazado. Uno y otro grupo deben auxiliarse mutuamente en la resolu- cién de los problemas de investigacién, En vista de las investigaciones que se realizarian en uno y otro plano, el Comité Judio Norteamericano creé un Departamento de Investigaciones Cientifieas, en cuya direccién nos fuimos turnando sucesivamente. Este Departamento ha estimado que no sélo era deber suyo emprender por su cuenta estudios fundamentales sobre el problema de los prejuicios, sino también incitar e nuevas indagaciones al respecto. En una serie ofrecemos los primeros frutos de nuestra labor. Los cinco voliimenes iniciales constituyen, por asi decirlo, una unidad, un todo com- pleto, en que cada parte arroja luz sobre una faceta distinta de ese fend- meno que denominamos “prejuicios” (raciales, religiosos, sociales). Tres de estos libros tratan sobre aquellos elementos de la personalidad del hombre moderno que le predisponen a reaccionar en forma hostil ante ciertos grupos raciales o religiosos e intentan dilucidar: cudles son los factores psicolégicos que fomentan o impiden en el individuo la formacién de los prejuicios, y qué lo inclinan a responder més 0 menos favorablemente a jas incitaciones de un Goebbels 0 un Gerald K. Smith. Este libro, La Personalidad Autoritaria, de Adorno, Frenkel-Brunswick, Levinson y San- ford, elaborado sobre la base de una combinacién de distintas técnicas de investigacién, ofrece una respuesta: demuestra la estrecha correlacién que existe entre los prejuicios manifestados por un individuo, y una cantidad de rasgos psicolégicos profundamente arraigados. Ademés, en este libro se ha logrado presentar un método que permite calcular la proporeién en que aparecen esos rasgos en los distintos estratos de la poblacién, El mismo problema de la vinculacién de los prejuicios con los factores psicolégicos fue abordado, dentro de un campo de investigaciones mas res- tringido, teniendo en cuenta dos grupos determinados: el estudio de Bettelheim y Janowitz sobre Dynamics of Prejudice considera esa relacién en los veteranos de la guerra, Los autores de este estudio tuvieron oportu- nidad de examinar el influjo de las experiencias de la guerra, fuente de compleja angustia y tension psiquica, como un factor mas, importantisimo, que ha obrado sobre decenas de millones de individuos. El libro Psicoandlisis del Antisemitismo, por Ackerman y Jahoda, se basa en numerosas histo- rias clinieas de personas de las més diversas condiciones, sometidas a una psicoterapia intensiva. La especial importancia de este volumen radica pre- cisamente en el material de fuente psicoanalitica, en el valor de los datos que presenta, relativos 2 los fenémenos que se producen por debajo del reino de lo consciente y Jo racional; datos que esclarecen mejor la correla- cién_ya establecida en el estudio basico de la personalidad autoritaria, Hay otro factor que. influye considerablemente en la formacién de los prejuicios: nos referimos, por supuesto, a las circunstancias sociales, vale decir, los estimulos externos que han encontrado y siguen encontrando res- puesta en las predisposiciones psicolégices individuales. En la Alemania nazista tenemos un ejemplo grafico de los efectos de los factores sociales; | | PROLOGO i y Paul Massing, en su Rehearsal for Destruction, se propone mostrar las raices del antisemitismo nazi, y a partir de éste, la forma cémo debe ser orientada Alemanie hacia la democracia. El libro de Lowenthal y Guterman, Prophets of Deceit, estudia la ac~ tuacién de los agitadores de la opinién piiblica, analizando su técnica de persuasién y el mecanismo de mediacién por el cual se transforman en con- vieciones y en accidn ciertas vagas predisposiciones. Como mediador exitre el mundo y la psiquis individual, el agitador transforma los prejuicios y tendencias preexistentes en doctrinas y, a la postre, en abierta accién. Acaso Iamaré la atencién a los lectores que hayamos dado mayor im- portancia al aspecto personal y psicolagico, que al aspecto social de los pre- juicios. Pero no lo hacemos por una preferencia personal por el anélisis psicolégico, ni tampoco se nos oculta que en tiltima instancia la causa de esa hostilidad irracional hay que buscarla en la frustracién social y en la in- justicia social. Ocurre que no es nuestro propésito dar una simple descrip- cién de los prejuicios, sino explicarlos con mires a contribuir a su extirpa- cién, Esas son nuestras intenciones. Ahora bien: para desarraigar los pre- juicios habra que reeducar a la gente, y se requiere una reeducacién pla- neada cientificamente, con conocimiento de causa. Y toda educacién, en un sentido estricto, es, por naturaleza, personal y psicolégica. Asf, por ejemplo, del conocimiento de la forma en que las experiencias de la guerra han reforzado en ciertos casos la predisposicién a la hostilidad de grupo, se podrén inferir légicamente las medidas educativas necesarias. Del mismo modo, dando a conocer las artimafas psicolégicas de que se valen los agi tadores, se conseguiré inmunizar a sus posibles victimes. Tras este periodo de estudios iniciales, el Departamento de Investiga- ciones Cientificas del Comité Judio Norteamericano ha avanzado hacia nuevas reas de investigacion, en que ya no se toma como unidad de estudio al individuo, sino el grupo, a la institucién, a la comunidad. Apoyados en el conocimiento profundizado de la psicodinémica del individuo, nos propone- mos ahora perseguir una mejor comprensién de la psicodinamica del grupo. En efecto, reconocemos que el individuo, aislado, no es mas que una abs- traceién; ¢ incluso en la primera serie, que abarca estudios de caracter esencialmente psicolégicos, ha sido forzoso explicar la conducta individual en funcién de los antecedentes y concomitantes sociales. Nuestras investi- gaciones enfoean, pues, en esa segunda etapa, los problemas de los factores sociales y de los determinantes sceioldgicos de la actuacién en determinadas circunstancias sociales: tratamos de dilucidar por qué un individuo se muestra tolerante en ciertas circunstancias e intolerante en otras; en qué medida ciertos conflictos de grupo, que superficialment2 parecen deberse a diferencias sociales, derivan en realidad de otros factores, aunque las di- ferencias raciales les sirvan de contenido La gran diversidad de intereses profesionales que alientan los autores de estos voliimenes (asi como los colegas a cuya experiencia y ayuda han recurrido), se refleja en la diversidad de las técnicas empleadas y hasta en su manera de escribir. Algunos de estos libros son més técnicos; otros, més accesibles al gran ptiblico. No hemos perseguido la uniformidad en nuestros estudios, sino tan sélo la indagacién de la verdad, guiada por las téenicas més adelantadas de las ciencias sociales contemporaneas. No obs- tante, se ha conseguido armonizar considerablemente todos esos métodos tan diversos, El problema de los prejuicios demanda una accién mucho mas amplia ¥_sostenida que la que le es dable ejercer a una institucién aislada o a ninguna agrupacién poco numerosa como 1a nuestra. Confiabamos, sin em- 18, PROLOGO. bargo, en que cualesquiera fueran las conclusiones a que arribdramos, no tendrjan simplemente un valor en si mismas, sino que servirian para inte- tosar a otros cientificos en la prosecucién de estos estudios. En efecto, en Jos dltimos afios hemos observado con profunda satisfaccién el constante gumento en el mimero de publicaciones cientificas sobre este tema. En Suestro sentir, cada estudio relacionado con este tema central, y realizado ton verdadero espiritu cientifico, nos aproxima més a la soluci6n teérica, J en tiltimo término, préctica, del problema de la lucha contra los prejuicios ¥ hostilidades de grupo. Quedaria incompleto este prélogo a los Estudios sobre los prejuicios si dejéramos de expresar nuestro reconocimiento a la accién orientadora del Goctor John Slawson, vicepresidente ejecutivo del Comité Judio Norte- gmericano, a quien se debe la convocacién de los hombres de ciencia y Ja ereacion del Departamento de Investigaciones Cientificas. Los editores tienen con el doctor Slawson una deuda de gratitud, por la inspiracién, consejos y estimulo que de él han recibido Max HorkHermer Samus. H, FLowERMAN PREFACIO Este libro trata sobre la discriminacién social. Su propésito, empero, no es el de afiadir simplemente nuevos descubrimientos empiricos a cono- cimientos asaz amplios. El tema central de la obra es un concepto relati. vamente nuevo: la aparicién de una especie “antropolégica” que denomi- namos e! tipo humano autoritario. A diferencia del fanatico de otrora, parece combinar las ideas y la experiencia tipicas de una sociedad sobremanera industrializada con ciertas creencias irracionales 0 antirracio- nales. Es, a un mismo tiempo, un ser ilustrado y supersticioso, orgulloso de su individualismo y constantemente temeroso de ser diferente a los demas, celoso de su independencia y proclive a someterse ciegamente al poder y a la autoridad. La estructura de caracter que comprende estas tendencias opuestas ha atraido la atencién de filésofos y pensadores poli- ticos modernos. Este libro encara el problema con los medios que nos brinda la investigacién sociopsicoldgica Las implicaciones y los valores del estudio son tanto précticos como tedricos. Los autores no creen que el camino de la educacién haga inne- cesario seguir el largo y a menudo sinuoso sendero de la penosa investiga- cién y el andlisis tedrico. Tampoco consideran que un problema tal como la posicién de las minorias dentro de la sociedad moderna, y mas espect- ficamente la cuestién de los odios raciales y religiosos, pueda atacarse satisfactoriamente mediante una propaganda en pro de la tolerancia o refutando errores y mentiras en actitud de disculpa. Por otra parte, la actividad teérica y la aplicacién practica no estan separaclas. por un abis- mo insalvable. Muy por el contrario, los autores estan plenamente con- vencidos de que la elucidacién cientifica, sistematica y sincera de un fend- meno de tal trascendencia histérica puede contribuir directamente al me- joramiento de la atmésfera cultural en la que se engendran los odios. No debe juzgarse que esta conviccién es una ilusién optimista y desecharla como tal. En la historia de la civilizacién se ha visto muchas veces destruir ideas colectivas engafiosas no ya por medio de una propa- ganda concentrada sino, en tiltimo analisis, gracias a la labor de sabios que, con sti modesto aunque constante trabajo, descubrieron las raices de dichas ideas. Su contribucién intelectual dentro del marco del desarrollo total de la sociedad fue decisivamente efectiva. Desearia citar dos ejemplos. La creencia supersticiosa en las brujerias quedé superada en los siglos diecisiete y dieciocho como consecuencia de la creciente influencia de la ciencia moderna. El impacto de racionalis- mo cartesiano fue decisivo, Esta escuela filosdfica demostré que la creencia antes aceptada de que los factores espirituales tienen una accién inme- diata sobre el reino de lo corporal es una ilusién. Los naturalistas que siguieron dicha escuela emplearon en la practica las ideas postuladas por la profunda visién del cartesianismo. Una vez eliminado cientificamente aquel degma insostenible, quedaron destruidos los fundamentos de la creencia en la magia 20 PREFACIO Como ejemplo més reciente, recordemos el gran cambio introducido en la cultura moderna por la obra de Sigmund Freud. Su importancia no se debe a que la investigacién y el conocimiento psicolégicos se han en- riquecido con nuevos descubrimientos, sino a que en estos tiltimos cin- cuenta afios el mundo intelectual, especialmente el de la educacién, ha ido tomando cada vez més conciencia de la relacién existente entre la re- presién de los nifios (dentro y fuera del hogar) y la generalmente inge- nua ignorancia que muestra la sociedad en lo referente a la dindmica psicologica de la vida del nifio y del adulto, Al penetrar en la conciencia social general una experiencia cient{ficamente adquirida cual es 1a con- viecién de que los sucesos de Ja primera infancia son de primordial im- portancia para la felicidad y la capacidad de trabajo del adulto, se ha producido una revolucién en las relaciones entre padres e hijos que, un siglo atras, se habria considerado imposible. Esperamos que el presente trabajo encuentre un lugar en la historia de la interdependencia entre ciencia y clima cultural. Nuestro propésito fundamental es el de abrir nuevos caminos en un campo de investigacién que puede tomar importancia préctica inmediata, Buscamos desarrollar y premover el conocimiento de los factores sociopsicolégicos que han hecho posible que el tipo de hombre autoritario amenace reemplazar al tipo individualista y democratico predominante en la pasada centuria y media de nuestra civilizacién, asi como de los medios que podrian conte- ner esta amenaza. El analisis progresivo de este nuevo tipo “antropolé- gico” y de las condiciones que favorecen su desarrollo, junto con la de- terminacién cientifica de diferencias cada vez mejor definidas, acrecen- taran las posibilidades de combatir el problema con métodos genuina- mente educativos. Nuestro convencimiento de que se puede realizar un, estudio més sis- tematico de los mecanismos de la discriminacién y especialmente de un tipo caracterolégico discriminatorio no se basa tinicamente en la expe- riencia histérica de los Wltimos quince afios sino también en la evolu- cidn seguida por las ciencias sociales en décadas recientes. Tanto en nues- tro pais como en Europa, se han realizado considerables y fructiferos esfuerzos para elevar las diversas disciplinas que estudian al hombre como fenémeno social a un nivel de organizacién y cooperacién como el que es ya tradicional en las ciencias naturales. Esto no significa simplemente la reunién mecénica de los trabajos efectuados en diversos campos de esti- dio, como en los simposios 0 los libros de texto, sino una movilizacién de diferentes métodos y técnicas, creados en distintos terrenos de estudio teérico y empirico, para Ja realizacién de un programa de investigacién mancomunado. . El presente volumen es precisamente el producto de la unién fructi- fera de las diferentes ramas de las ciencias sociales y la psicologia, Espe- cialistas en el campo de la teoria social y la psicologia profunda, del and- lisis de contenido, de la psicologia clinica, de la sociologia politica y de las pruebas proyectivas conjugaron aqui sus experiencias y conocimientos. ‘Tras una labor conjunta en estrecha colaboracion, estos especialistas pre- sentan aqui, como resultado de sus esfuerzos en comtin, los elementos de una teoria acerca del tipo “humano autoritario de la sociedad moderna. No olvidan que ya otros han estudiado este fendmeno. Reconocen que mucho deben al magnifico perfil psicolégico del individuo prejuicioso delineado por Sigmund Freud, Maurice Samuel, Otto Fenichel y otros. Estos brillantes esbozos iniciales fueron, en cierto sentido, un prerrequisito indispensable para llegar a la integracién metodolégica y la investiga- PREFACIO 1 cién ordenada que este estudio se propuso realizar en una escala hasta ahora nunca encarada, propésito que, creemos, se logré en cierta medida. En cuanto a las instituciones que patrocinaron este libro, diremos que para su realizacién aunaron esfuerzos el Estudio de la Opinion Publica de Berkeley y el Instituto de Investigaciones Sociales. Ambas organizacio- nes se han distinguido por su labor para unificar varias ciencias y dife- rentes métodos de investigacién. El Estudio de Berkeley se habia dedicado al examen del prejuicio en relacién a la psicologia social y habia legado a establecer la estrecha correlacién existente entre el prejuicio franco y ciertos rasgos de la personalidad de naturaleza nihilista, destructora, sobre ja base de la observacién de que los individuos intolerantes son dados a una ideologia irracionalmente pesimista. El Instituto de Investigaciones So- ciales se concentré, desde su formacién en la Universidad de Frankfurt, en el principio de la unificacién de teorias y métodos, y ha publicado va- rios trabajos fruto de esta preocupacién. En un volumen acerca de la auto- ridad y la familia, se presenté el concepto de que la “personalidad auto- ritaria” constituye un vinculo entre las disposiciones psicolégicas y las in- clinaciones politicas. Siempre dentro de esta linea de pensamiento, este Instituto preparé y publicé en 1939 un amplio plan de investigacién sobre el antisemitismo. Cinco afios después, luego de una serie de conversaciones con el desaparecido Dr. Ernst Simmey el Profesor R. Nevitt Sanford, de Ja Universidad de California, puso las bases para la presente obra. Constituido el cuerpo de investigadores, éste fue presidido por cuatro de los miembros principales del mismo: el Dr. R. N. Sanford, del Estudio de la Opinién Pitblica de Berkeley y el Dr. T. W. Adorno, del Instituto de Investigaciones Sociales, como directores, y la Dra. Else Frenkel Brunswik y el Dr. Daniel Levinson, Trabajaron en colaboracién tan es- trecha, democratica dirfamos, y dividieron Ia labor tan parejamente que desde un principio resulté evidente que a todos corresponden por igual la responsabilidad y el mérito de la presente publicacién. Los principales con- ceptos que sirvicron de guia al estudio fueron obra del equipo en conjunto. ‘Tal puede decirse especialmente de la creacién de la escala F, destinada a medir indirectamente las tendencias antidemocraticas. No pudo evitarse cierta divisién del trabajo, y se encontré conveniente que los diversos ca~ pitulos Hevaran la firma de los distintos miembros del grupo. El proceso de redaccién propiamente dicho entrafia necesariamente un contacto més intimo con el material en estudio y, consecuentemente, mayor grado de responsabilidad. No obstante, dejamos constancia de que los cuatro miembros principales del equipo participaron en la preparacién de todos Jos capitulos, por lo cual la obra en su totalidad es basicamente colectiva. Es interesante consignar cual fue la tarea principal cumplida por cada uno de los encargados de dirigir la investigacién. El Dr. Sanford ided la combinacion de las diversas téenicas que se aplicarian y planeé los pro- cedimientos de investigacién. Dedicd gran parte de su tiempo a detalla- dos estudios de casos, especialmente en Jo atinente a la etiologia dindmica de la personalidad prejuiciosa. E] Dr. Adorno introdujo dimensiones socio- légicas relacionadas con factores de la personalidad y conceptos caracte- roldgicos concpminantes con el autoritarismo. También se ocupé de ana- lizar la parte ideolégica de las entrevistas por medio de categorias de 1a teoria social. La Dra. Brunswik formulé algunas de las primeras variables de personalidad empleadas en nuestra investigacién. En base a sus tra- bajos anteriores, clasificd en categorias y cuantificé de modo sistematico y con criterio dindmico el material de las entrevistas. Tocé al Dr. Levinson ocuparse de las escalas AS, E y CPE, del anilisis de las ideologias en rela- 22, PREFACIO cidn a la psicologia, del anélisis de las Preguntas Proyectivas y de los pro- cedimientos y calculos estadisticos. Betty Aron, Maria Levinson y Willian Morrow tuvieron a su cargo la redacciéa de tres capitulos monograficos: uno con la presentacién gene- ral de la metodologia y los resultados de una de las principales técnicas utilizadas, el Test de Apercepcién Temitica, y los otros dos acerca de cier- tos grupos “criticos”. Los nombrados integraron permanentemente el equipo de estudio, de manera que estaban familiarizados con la investigacién. Nuestro proyecto no habria podido realizarse sin la generosa e inte- ligente ayuda del American Jewish Committee (Comité Judio Norteame- ricano). En 1944, ante la necesidad de planear debidamente la financia- cién y organizacién de trabajos colectivos, ejemplo de los cuales es esta obra, dicho comité decidié crear un Departamento de Investigaciones Cien- tificas, Este organismo estaba destinado a cumplir una doble misién: ser un centro cient{fico encargado de estimular y coordinar la labor de dis- tinguidos estudiosos del prejuicio como fendmeno sociolégico y psicolégico, a la par que un laboratorio donde se sopesarian los programas de accion. Si bien los miembros del cuerpo de investigaciones del departamento estén constantemente ocupados en resolver los’ urgentes problemas que se presentan en el trabajo diario de una vasta,organizacién que lucha por los derechos democraticos en varios amplios frentes, nunca han abando- nado la tarea de promover estudios fundamentales. Este volumen sim- boliza dicho vineulo entre educacién democrdtica e investigacién esencial Max Horkwemser, Director del Instituto de Investigaciones Soviales

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